Viralidad policial

Seguimos viviendo en  tiempos convulsos de pandemia, confinamiento y otros males. Hoy me apetece hablar sobre  algunas actuaciones policiales que se han dado, se están dando durante esta situación.

Tengo una cantidad significativa de mensajes y menciones de personas que me envían vídeos con agresiones policiales a personas negras estos días. En muchos casos me piden que comparta esos contenidos. No suelo compartir vídeos de agresiones racistas. Para empezar, me genera mucha angustia. Soy incapaz de compartir ese contenido, pero soy consciente de que es una realidad de la que hay que hablar. Por eso estoy escribiendo este artículo.

Viralidad policial

Me da la sensación de que en estos tiempos de coronavirus, la brutalidad estructural se viraliza. Se extiende como un virus de forma violenta. En algunos momentos tengo la sensación de que los cuerpos de seguridad empiezan a actuar como la policía norteamericana: primero agreden; luego preguntan.

Que se vea el racismo

Barrio de San Francisco, Bilbao. La Ertzainzta agredía a un chico racializado y a su madre cuando salió a pedir que le dejaran. Propinaron golpes con la porra a madre e hijo. La madre quedó tendida en el suelo, parece que inconsciente, tras haber pedido a los agentes que dejasen a su hijo, que además tenía algún diagnóstico relacionado con la salud mental. Siete agentes de la policía armados. Dos personas indefensas. A mí me parece desproporcional.

#QueSeVeaElRacismo es la campanya que entonces puso en marcha SOS Racismo. El objetivo, poner el foco en el abuso policial racista que se está dando durante este estado de alarma y confinamiento.

En Barakaldo la policía local entraba en el domicilio de una familia gitana, sin orden judicial. Entran y agreden e insultan a varias de las personas que encuentran en la casa. Este abuso sucedió poco después del que he mencionado anteriormente.

En el barrio de Lavapiés, en Madrid, también ha habido agresiones policiales que han sido grabadas desde casas particulares. En los vídeos se muestra a la policía agrediendo, de entrada verbalmente, a varias personas racializadas. Acto seguido, llegan los golpes.

Otro caso más: una pareja de agentes de la policía local de La Bisbal de l'Empordà agredía a dos menores afrodescendientes. Ante el hecho, una mujer adulta familiar de los menores, salía en su defensa. Uno de los agentes la apuntaba con la pistola. El otro agente propinaba una patada en el estómago al otro de los jóvenes. El ayuntamiento decidió suspender a los dos agentes.

Multas y detenciones policiales

Las detenciones policiales por perfil étnico también se han incrementado durante el estado de alarma. Eso significa que se está aprovechando esta situación para pedir la documentación a las personas racializadas. Se han hecho redadas y se ha identificado a personas migrantes y racializadas sin más. Esto ya pasaba antes del confinamiento; la diferencia es la violencia y la todavía mayor impunidad con la que actúan los cuerpos de seguridad. Y eso es preocupante.

Otro ejemplo de las detenciones policiales a personas racializadas es lo que sucedió en Barcelona hace un par de semanas. Una colectiva de personas migrantes y racializadas se ha organizado en una red de cuidados antirracistas. Uno de los objetivos de estar red es cubrir necesidades de emergencia alimentaria y económica para personas migrantes y racializadas que, a causa del estado de alarma, se han quedado sin recursos.

En Catalunya, desde que entró en vigor el estado de alarma, las personas que se desplazan tienen que rellenar un certificado autorresponsable para justificar los desplazamientos. Una de las actividades que, según el certificado, justifica los desplazamientos es la adquisición de alimentos, productos farmacéuticos y de primera necesidad. A pesar de esto, la Guàrdia Urbana ha multado ya en dos ocasiones a esta red, aunque cuando les han detenido las personas de la red llevaban el maletero lleno de bolsas de compra del supermercad,o y además llevaban el certificado correspondiente. La red se enfrenta a sanciones económicas de hasta sesenta mil euros.

No te calles

Esto demuestra cómo funciona el sistema. Las personas migrantes y racializadas quedan en situaciones de máxima precariedad y desprotección. Y si se organizan para cubrirse de forma autónoma a través del apoyo comunitario, son sancionadas.

El estado de alarma está dejando a la vista cómo el racismo institucionalizado muestra su cara más violenta, abusando de las personas que ya de por sí se encuentran en situaciones de vulnerabilidad. Violencia policial a los cuerpos racializados en las calles, y castigo para eliminar las iniciativas de autogestión.

Hay que seguir denunciando públicamente el exceso de violencia institucional contra las personas migrantes y racializadas. Si no lo hacemos y miramos hacia otro lado, nos convertimos en cómplices.