Dominio público

De Rajoy, Cospedal y sus pucherazos

Cayo Lara

Coordinador federal de Izquierda Unida

Cayo Lara
Coordinador federal de Izquierda Unida

Pues sí, finalmente el Partido Popular que preside en Castilla-La Mancha María Dolores de Cospedal ha perpetrado el mayor pucherazo electoral de la democracia con la drástica reducción de escaños en el Parlamento regional. Es esta una reforma —a la que me atrevo a calificar de inconstitucional—, que ha llegado a unas Cortes que ya eran las menos democráticas de España a efectos de representatividad; unas Cortes que ya eran las que tenían menos escaños por provincia, menos escaños por población y menos escaños por territorio, y a la que ahora se ha situado en el ridículo, en el esperpento antidemocrático.

Porque a la Comunidad Autónoma de Castilla-La Mancha, que es la tercera en territorio de España, la tercera en número de provincias y la novena en población, la han dejado como la Comunidad Autónoma con el menor número de escaños. La comunidad que gobierna la secretaria general del PP pasa de 49 a 33 diputados, los mismos que tiene una comunidad uniprovincial como La Rioja, con la diferencia de que Castilla-La Mancha tiene 5 provincias y 2,2 millones de habitantes. Digámoslo sin ambages: éste es el mayor ataque —muy probablemente solo sea el primero de los que habrán de venir— que se le ha hecho nunca a la democracia representativa, a la voluntad democrática de los ciudadanos.

Las chapuzas electorales en Castilla-La Mancha no son nuevas, vienen de lejos. En honor a la verdad hay que decir que ya se hizo un pacto en 1998 entre el Partido Popular, Bono y un diputado tránsfuga, el único de Izquierda Unida, para consolidar el bipartidismo en Castilla-La Mancha. Por eso se suprimió el procedimiento de asignación de escaños, único caso en toda España, lo que llevó a la chapuza de elegir en 2007 un diputado más por Cuenca que por Guadalajara, a pesar de tener menos número de habitantes.

Se lo dije a los diputados populares en el Pleno del Congreso cuando ejercí la portavocía de mi grupo en el rechazo a la reforma del Estatuto de Castilla-La Mancha. Con esta reforma —en realidad un traje a medida del PP— se viola el espíritu y la letra de la Constitución y del propio Estatuto de Autonomía, y se quiebran los principios de igualdad, pluralismo político, proporcionalidad y representatividad. No figuraba en el programa electoral del Partido Popular, se ha impuesto sin consenso político ni social, incumple las recomendaciones del Consejo de Estado sobre la proporcionalidad de las leyes electorales, y encierra un peligroso discurso populista y autoritario que al final no sabemos nunca dónde terminará.

Introducida por María Dolores de Cospedal, la reina madre de esta medida miserable, la reforma se urdió al calor de un clima de antipolítica que se ha creado en este país precisamente por todos los políticos y políticas, corruptos y corruptas, vendidos a corruptores y oportunistas sin escrúpulos. De la patada inicial se nos devolvió al sistema censitario, en el que solo gobernaban los que tenían recursos, los poderosos y sus satélites, para someter a las instituciones a sus intereses. Además, el argumento del ahorro no tiene ningún valor, ¿de qué ahorro se habla si le quitaron el salario a los diputados y a continuación aumentaron un 60% la partida de altos cargos y elegidos a dedo?

Castilla-La Mancha se ha convertido en el laboratorio de ensayos involucionistas del PP, y este apaño antidemocrático nos avisa también de los planes del PP para trocear la Comunidad de Madrid en múltiples circunscripciones, en lo que puede suponer otro pucherazo. El partido de Cospedal y Rajoy no va a parar a la hora de imponer estas acciones para intentar perpetuarse en todas las instituciones. En este contexto hay que enmarcar la propuesta de los populares para que el alcalde de un municipio salga de la lista más votada, aunque no cuente con la mayoría de los apoyos de los ciudadanos.

Retuercen la democracia y quieren mantenerse en el poder ante la imparable pérdida de votos. Por ello, no debería extrañarnos que emerja una propuesta del PP para cambiar a su gusto también una Ley Electoral General, siendo ya la existente muy injusta y desproporcionada en la asignación de escaños para formaciones como IU. Quieren la mayoría a costa de lo que sea y mantener el bipartidismo porque así lo exigen los poderes económicos y financieros. El PP se ha convertido en un problema para la democracia. Conciben el país como si fuera su cortijo electoral. Tal vez pensaba Tácito en una situación similar cuando vino a decir que el "poder conseguido por medios culpables nunca se ejercitó en buenos propósitos". Pues eso...

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