Dominio público

La prensa de papel sigue en caída libre

Juan Fermín Vílchez

Periodista y autor de la obra ‘Historia gráfica de la prensa diaria española (1758-1976)’

Juan Fermín Vílchez
Periodista y autor de la obra 'Historia gráfica de la prensa diaria española (1758-1976)'

La prensa diaria de papel continúa en caída libre pese a las subvenciones oficiales, las suscripciones institucionales, las ventas en bloque a precios reducidos y las promociones de artículos varios. Durante el primer semestre de 2015, los cotidianos de pago controlados por la Oficina de Justificación de la Difusión (OJD) cayeron un 8,6 % en sus cifras de circulación, con relación a los seis primeros meses del pasado año, según publica la prestigiosa revista mensual Noticias de la Comunicación en su último número. El País lidera la pérdida de lectores con 42.432 ejemplares menos, seguida de la cabecera deportiva Marca con 24.343; Abc, 22.954; El Mundo, 19.850; As, 17.863; La Vanguardia, 8.704; El Periódico, 4.695; El Correo, 4.016 y La Razón, prácticamente con una difusión estable, cede 369 ejemplares.

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De los 86 títulos controlados por la OJD, bajan 81 y solo suben cinco: dos, alrededor de una treintena y tres lo hacen entre 200 y 335 ejemplares, después de aumentar sus suscripciones colectivas, práctica habitual para disimular descensos en las tiradas. Sin embargo, si observamos el gráfico adjunto referido a los últimos 12 años, la caída de la difusión de los periódicos de pago más importantes es espectacular. En este panorama, son los rotativos editados en Madrid los más perjudicados y están dejando de ser referentes fuera de la capital, además de perder buena parte de su credibilidad.

La difusión de los diarios regionales y locales desciende en proporción más acorde a lo que ocurre en el mundo occidental desde la irrupción del periodismo digital y las redes sociales, por lo que se puede pronosticar una supervivencia más larga que en el caso de los nacionales. Los expertos en comunicación auguran para los próximos años la desaparición casi total de los medios de papel que se distribuyen por todo el país y sobrevivirían exclusivamente en Internet. En cualquiera de los casos, está claro que la ciudadanía prefiere informarse cada vez más por medios distintos a los tradicionales.

Aparte de la crisis mundial del periodismo impreso clásico, motivada por la aparición al final del pasado siglo de las nuevas tecnologías de la información, es cierto el alejamiento creciente del público lector de los medios de papel, en mayor medida en España que en los países de nuestro entorno.  Esta realidad está provocada, probablemente, por el desencanto de una gran parte de los lectores con las líneas editoriales de los periódicos nacionales, cada día más conservadoras. Si a ello añadimos el deterioro que se observa en la forma actual de gestionar la información, con una creciente falta de rigor en su tratamiento, es lógico ese distanciamiento. Además, los problemas económicos, sociales y políticos asociados a la crisis actual, así como la fuerte recesión de la inversión publicitaria,  ensombrecen aún más el horizonte.

Con relación a la pérdida de interés o distanciamiento de los lectores, según Luis Muñiz, director de Noticias de la Comunicación, "la miope política economicista de recortes de las empresas editoras ha vaciado las redacciones de gente valiosa y veterana, con perspectiva histórica para analizar los hechos, dejándolas muchas veces en manos de becarios sin experiencia, posiblemente con menor bagaje cultural, y seguramente más manipulables. Además, la dependencia de las entidades bancarias, que siempre existió, se refuerza por la elevada deuda en la que han incurrido los grandes grupos periodísticos, fuertemente descapitalizados, cuya continuidad depende de la renegociación periódica de esa deuda".

"Respecto a la notoria caída de ejemplares –sigue afirmando Muñiz–, antes la circulación estaba inflada con difusión especial semigratuita, o apuntalada por promociones comerciales, para ofrecer mejores cifras a los anunciantes, pero al caer la publicidad ya no hace falta hacer eso. Ahora lo que se necesita es reducir costes y optimizar ingresos. De ahí que la distribución de ejemplares se concentra más en las ventas ordinarias y las suscripciones, que a la larga son las que pueden producir mejores beneficios".

En mis anteriores artículos divulgados por Público.es (Aniversario desolador para la prensa diaria y Prensa  diaria impresa: S.O.S. describía la situación agónica de la prensa de papel española, controlada hoy de forma directa o indirecta por la Banca, y al servicio de las grandes empresas o partidos políticos, no de la sociedad como debería ser. La respuesta de ésta se ve reflejada en los datos aportados en este artículo: estamos dando la espalda a los periódicos tradicionales porque éstos ya no son lo que fueron, no solo como consecuencia de las nuevas tecnologías que nos invaden.

Menos mal que nos quedan los digitales, cada día con mayor audiencia aunque todavía no son rentables para sus promotores. El modelo de negocio se inspira en la radio y la televisión, que se financian exclusivamente por la publicidad, pero ésta todavía tiene escaso protagonismo en las pantallas de los ordenadores, tabletas y teléfonos móviles. Por otro lado, nos hemos acostumbrado a leer gratis las noticias pese a que la información cuesta bastante dinero. Está claro, pues, que la supervivencia de los medios electrónicos depende de nosotros mismos: o los pagamos a través de las suscripciones, o tenemos que admitir las ventanas emergentes de reclamos publicitarios en nuestros diferentes dispositivos.

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