Dominio público

Catalunya: vencer o convencer

Josep Pinyol

Historiador

Josep Pinyol
Historiador

Un hecho y su circunstancia

El hecho: el dia 15 de Octubre el Presidente de la Generalitat fue a declarar como imputado por organizar el proceso participativo del 9-N sobre la independencia de Catalunya en el que participaron 2.300.000 ciudadanos. Está acusado de los delitos de desobediencia al Tribunal Constitucional, malversación de fondos públicos y prevaricación. La circunstancia: Acompañan Artur Mas hasta el Palacio de Justicia miembros de su gobierno, diputados, más de 400 alcaldes y mucho público, sobretodo jubilados a causa del horario laboral.

Zapping

Los televidentes catalanes tienen dos versiones. Pulsan el botón de los canales catalanes y ven la versión de se ha imputado un Presidente de la Generalitat por cumplir el mandato con el que había ganado las elecciones de 2012: la celebración de una consulta sobre la independencia como la que se había llevado a cabo en Escocia. Se resalta que todas las instituciones españolas han prohibido lo que en el Reino Unido es democrático. Acompañan la noticia con los actos de conmemoración del fusilamiento, hace 75 años, del President Lluís Companys después de un Consejo de Guerra sumarísimo.

Los telespectadores de Catalunya pulsan el botón de los canales españoles que ofrecen en portada las declaraciones de Mariano Rajoy y del ministro de Justicia denunciando las concentraciones ante la sede del Tribunal como amenazas antidemocráticas al poder judicial. Esta aproximación se repite en todos los telediarios y tertulias. La imputación del President de la Generalitat por cumplir con un mandato electoral no se menciona.

Los telespectadores españoles tienen menos libertad para elegir porqué su mando a distancia no puede sintonizar televisiones catalanas y, si pudieran, no entenderían su idioma. No pueden conocer la versión catalana porqué las televisiones españolas no contrastan sus informaciones y opiniones sobre los sucesos de Catalunya con la de los independentistas catalanes, sistemáticamente excluidos.

La deshumanización de dos millones de catalanes

La opinión pública española no puede comprender lo que pasa en Catalunya en los últimos años a causa de la ausencia habitual del punto de vista independentista en las televisiones españolas. Este hecho deshumaniza un mínimo de dos millones de votantes de formaciones que defienden la República Catalana. Como se presenta una actuación como un desvarío, la demencia es la única explicación posible. Ante ella solo es posible enviar trenes de psiquiatras a Barcelona, en primer lugar, y loqueros con camisas de fuerza a continuación. Es imposible debatir con enajenados mentales que no aceptan una evidencia como su pertenencia a España.

Vencer o convencer

Esta deshumanización por desconocimiento forzoso de las razones de los separatistas evoca las palabras de Unamuno, el 12 de octubre de 1936, Día de la Raza, ante el General Millán Astray: "Venceréis, porque tenéis sobrada fuerza bruta. Pero no convenceréis, porque para convencer hay que persuadir". Antes el profesor Maldonado denunció el País Vasco y Catalunya como cánceres de España que un cirujano de hierro había de extirpar sin falsos sentimentalismos.

Hemos pasado de cirujanos de hierro a psiquiatras, un progreso, pero permanece una actitud de fondo: quienes cuestionan la unidad de España son, o un cáncer a extirpar, o unos enfermos mentales a tratar con los más fuertes psicofármacos o con camisas de fuerza. En definitiva hay que vencerlos.

En su "Ensayo sobre el Gobierno Civil" (1689) John Locke estableció el consentimiento de los gobernados como la diferencia entre un gobierno despótico y uno civil. Este respeto a la voluntad del otro arraigó profundamente en la democracias anglosajonas y ha inducido una cultura del debate para convencer a los contrarios. La controversia obliga a fundamentar los argumentos de todas las causas como requisito imprescindible para su triunfo.

En contraste con el mundo anglosajón la idea del consentimiento del contrario y de la persuasión no forma parte de la cultura política española, de tradición autoritaria. Por esta razón el Reino Unido reconoció la victoria electoral del Scottish National Party con poco más del 40% de los votos y pactó la celebración de un referéndum sobre la independencia de Escocia, que finalmente ganó porqué los convenció.

El Reino de España ha renunciado a convencer a los catalanes y por esa razón los excluye de sus televisiones. Está convencido, con razón, de  tener fuerza sobrada para vencer a los catalanes. Otra cosa es que esta actitud sea propia de los demócratas.

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