Dominio público

El trasfondo económico de la crisis

Justo Zambrana

JUSTO ZAMBRANA

02-21.jpgFue la foto de las Azores una foto exclusivamente político-militar o algo más? La crisis económica que nos asuela está poniendo de manifiesto que pretendía ser algo más. Que no se trataba sólo de las relaciones de poder entre países haciendo prevalecer el poder sobre la debilidad, tal como Robert Kagan nos aclararía en su celebre opúsculo cargando contra la debilidad de la vieja y "kantiana" Europa. Con los matices de cada cual, se trataba de escenificar una cosmovisión en la que ahora afloran no pocas similitudes económicas.
En efecto, Estados Unidos, Reino Unido y España son los tres países, entre las grandes economías, en los que la burbuja inmobiliaria ha alcanzado su máximo nivel. Los tres han financiado esa burbuja especulativa con fuertes déficits en su balanza por cuenta corriente; o sea, con ahorro exterior. En la crisis, también los tres han destruido bastante más empleo que sus socios del mundo desarrollado (Reino Unido en menor medida). Los tres se caracterizan, además, por una distribución de la renta más
desigual, y en todos ellos la presión fiscal es inferior a la existente en la Europa continental. De entre las diez primeras economías del mundo, las tres de las Azores son las que más similitudes guardan entre sí.
Obviamente las diferencias entre las tres son sustantivas desde otros muchos puntos de vista, comenzando por la moneda propia que dos tienen y uno no, y sin duda que en la foto predominan los componentes políticos. El laborista Blair seguramente acudió por un principio rudimentario de tradición identitaria, según el cual Gran Bretaña y Estados Unidos tienen que ir de la mano en política internacional. Aznar asistió deseando romper con la política europeísta que había sido una constante española desde la Transición y para recuperar el acercamiento a los sectores más conservadores del partido republicano americano, que tanto hicieron por mantener a Franco en el poder. En el mundo neocon, Aznar se encontraba y se encuentra como pez en el agua. Bush, por su parte, centraliza la foto en un momento, 2003, en que los neocon creían haber alcanzado ya el fin de la historia. En adelante, los mercados autorregulados de un capitalismo cada vez más financiero se encargarían de hacer avanzar al mundo, mientras los valores más reaccionarios de un fundamentalismo pretendidamente cristiano debían regir la vida colectiva e inspirar las decisiones políticas de los estados.

La existencia simultánea en los tres países, Estados Unidos, Reino Unido y España, de fuertes déficits en la balanza comercial –equilibrados con la entrada masiva de capitales extranjeros a bajos tipos de interés– y la existencia en los tres de una gran burbuja inmobiliaria apoyada en ese capital foráneo son muestras de la apuesta del pensamiento neocon por una de las características del capitalismo post-keynesiano: la sociedad a crédito.
En la crisis de 2008, como ya ocurriera en 1929, una de las causas ha sido un exceso de liquidez disponible en la economía internacional que desbordaba claramente las posibilidades de inversión real. En 2008 la economía mundial está más globalizada, y por ello el fenómeno es más complejo. Las ingentes cantidades de ahorro del sudeste asiático, en especial chino, los petrodólares de los países exportadores de petróleo, más los fondos de pensiones capitalizados de muchos países vienen a sumarse a una creciente desigualdad en la distribución de la renta en todo el Primer Mundo. Las políticas de la Reserva Federal americana de incrementar la liquidez y bajar los tipos de interés como respuesta a las anteriores crisis, y la desregulación de los mercados financieros, permitiendo todo tipo de apalancamientos y productos derivados, cierran el puzzle. A diferencia, sin embargo, de las crisis pre-keynesianas, esta vez se venía evitando la situación de subconsumo; y ello se hacía prestando dinero abundante y barato a quien quisiera o necesitara gastarlo en unos mercados a veces tan alocados como el inmobiliario. Desde el año 1987, en que Reagan instaló a Greenspan en la Reserva Federal, todas las crisis se han resuelto del mismo modo: inundando de liquidez los mercados. Detrás de la "exuberancia irracional" de toda burbuja hay siempre un exceso de liquidez.
Es así cómo España ha llegado a la crisis de 2008 con un endeudamiento exterior de 900.000 millones de euros, casi en su totalidad de familias y empresas, es decir, sector privado, que no público; aunque ahora los problemas sean, aquí y fuera, para los estados que han acudido a resolver la situación incrementando exponencialmente la deuda pública. El problema generado en la economía privada ha pasado a ser de las finanzas públicas, al tiempo que los enormes déficits de la balanza por cuenta corriente se han transformado en déficits públicos. Los mismos dirigentes del Partido Popular que incubaron tan nefasto modelo hoy dan lecciones como salvadores de la patria a quienes tratan de afrontar las consecuencias sobrevenidas tras el pinchazo del mismo. Obviamente, en toda burbuja hay beneficiarios y en toda crisis hay perjudicados. Estos son muchos más y, además, pocas veces son los mismos. De esto se habla poco y, sin embargo, este es el meollo político de la crisis.
Con lo aprendido en los años treinta, y Keynes en la mesa de los despachos, la crisis reciente parece estar conjurándose sin repetir la del 29. Ello está, sin embargo, contribuyendo a que se olvide la adopción de medidas de fondo que permitan situar a los mercados capitalistas en marcos de viabilidad. A la postre, la teoría y la práctica de los mercados autorregulados es algo con dos siglos de historia que ha dado sus mejores frutos sólo cuando se le ha sobrepuesto una racionalidad superior. De eso también habló Keynes, y no sólo de política fiscal. De no hacer correcciones de fondo, lo normal será que pronto venga otro tortazo mayor.

Justo Zambrana es economista

Ilustración de Jordi Duró

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