Dominio público

Madrid, ciudad comprometida con los derechos humanos

Mauricio Valiente

OtsTercer Teniente de Alcalde del Ayuntamiento de Madrid

Mauricio Valiente Ots
Tercer Teniente de Alcalde del Ayuntamiento de Madrid

El 10 de diciembre, día de los derechos humanos, conmemoramos los 68 años transcurridos desde la aprobación de la Declaración Universal de los Derechos Humanos en la Asamblea General de las Naciones Unidas. El lema elegido este año por la ONU "Defiende hoy los derechos de los demás" interpela a toda la sociedad y es una llamada a la defensa de "los derechos del otro", poniendo el acento en la responsabilidad de toda la ciudadanía y en las obligaciones de los poderes públicos. En el actual contexto internacional, con el auge de posiciones xenófobas y excluyentes, la oportunidad del lema es más que evidente.

En este compromiso, diario y continuo, deben jugar un papel importante los Ayuntamientos. La concepción de las ciudades como espacios colectivos que garantizan los derechos humanos se concretó en los años 90 en la reivindicación del derecho a la ciudad. La proximidad a la ciudadanía confiere a los gobiernos locales una doble responsabilidad: hacer visibles las vulneraciones de los derechos humanos y, sobretodo, tomar medidas para paliarlas. Para cumplir esta responsabilidad el Ayuntamiento de Madrid ultima la aprobación de un Plan de Derechos Humanos.

Un plan de gobierno de este tipo es el vehículo necesario para afrontar tanto los compromisos políticos europeos e internacionales que Madrid asumió en el pasado, entre ellos, la Carta Europea de Salvaguarda de los Derechos Humanos de la Ciudad, como las obligaciones jurídicas derivadas de los tratados ratificados por España, que vinculan a la administración local; en definitiva, para pasar de la retórica a la práctica efectiva.

Los Ayuntamientos llevan mucho tiempo contribuyendo de forma cotidiana a esa labor de defensa y promoción de los derechos humanos a través de sus programas y actuaciones. Sin embargo, la voluntad de nuestro gobierno es convertir esa labor en uno de los ejes transversales de toda su acción. Un enfoque basado en derechos humanos, género e interseccionalidad (que permitirá atender las discriminaciones múltiples) en todas las políticas municipales. Se trata de colocar los derechos humanos y la equidad de género como fundamento, objetivo  e instrumento de las políticas públicas.

El Plan se articula sobre principios básicos como la participación, la rendición de cuentas o la prohibición de discriminación, y en su contenido se proponen acciones para dar respuesta a las obligaciones establecidas en los principales tratados internacionales de derechos humanos ratificados por España.

La elaboración del Plan, a lo largo de 2016, ha sido fruto de un amplio proceso de aportaciones colectivas, de quienes trabajan en el Ayuntamiento de Madrid, de la sociedad civil madrileña y su tejido asociativo. A principios del próximo año el Plan se pondrá en marcha y se crearán los instrumentos necesarios para su seguimiento, coordinación y evaluación, incluyendo mecanismos de colaboración con las organizaciones sociales. Es un Plan innovador, tanto en su proceso de elaboración como en sus contenidos, que situará a Madrid en la vanguardia de las ciudades por los derechos humanos, a nivel europeo y mundial.

Con motivo de la celebración de este Día de los Derechos Humanos,  Ban Ki-moon, Secretario General de las Naciones Unidas, ha hecho un llamamiento para que "volvamos a comprometernos a garantizar las libertades fundamentales y a proteger los derechos humanos de todos". Pues bien, vaya por delante el compromiso de nuestro Gobierno para avanzar en la construcción de un Madrid de los derechos humanos, lo que implicará un enorme desafío que requiere voluntad política y participación de sectores de la población hasta ahora excluidos; no es un mero ejercicio propagandístico y nos expone a un alto nivel de exigencia, pero cumplir las obligaciones de derechos humanos asumidas hace varias décadas y que afectan a la ciudadanía madrileña en todas las esferas de la vida no es una cuestión de retórica, sino de práctica política coherente de la que queremos hacer nuestra seña de identidad.

 

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