Dominio público

Por los derechos de los palestinos: un amuleto para la esperanza

Omar Barghouti

Omar Barghouti*

En una conferencia importante organizada este año en el mes de marzo en Jerusalén, algunos ministros del gobierno israelí me amenazaron, junto a otros defensores de derechos humanos palestinos, israelíes e internacionales activos en el movimiento de Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS) a favor de los derechos de los palestinos, con una represión sin precedentes y posibles daños físicos. Nada me va a impedir luchar por la libertad, la justicia y la igualdad de mi pueblo.

Últimamente, Israel está empeñado en no solo colonizar nuestra tierra sino también nuestras mentes, sembrando en nuestra conciencia la inutilidad de toda esperanza y la imposibilidad de resistir a su orden hegemónico e injusto. Después de todo, la esperanza puede ser contagiosa.

Después de décadas de desahucios, ocupación, asedio y limpieza étnica, los palestinos no se han rendido; seguimos resistiendo a la opresión y afirmando la búsqueda por nuestros derechos conforme al derecho internacional.

Creado en 2005 por la más amplia coalición de la sociedad civil palestino, el movimiento BDS exige el fin de la ocupación desde 1967 por Israel, acabando con su discriminación racial institucionalizada, que cumple la definición de apartheid de la ONU, y defendiendo el derecho de los refugiados palestinos a volver a los  hogares y a las tierras de los cuales fueron desalojados y despojados a partir de 1948.

La esperanza palestina de libertad y justicia se nutre con la solidaridad inspiradora de personas de conciencia por todo el mundo, en particular en la forma de tácticas BDS no violentas y muy efectivas.

Cuando  hace algunos meses más de 50 ayuntamientos de toda España se declararon Espacios Libres de Apartheid israelí, los palestinos se sintieron muy inspirados. Sentimos que no estamos solos y que nuestro momento sudafricano está cada vez más cerca.

Habiendo perdido muchos combates similares para conquistar mentes y corazones al nivel de la calle, desde 2014 Israel ha adoptado una nueva estrategia vertical para sustituir a su fracasada estrategia anterior de luchar contra el movimiento mediante el branding y una extensa propaganda. Evocando recuerdos de los años del macartismo, la nueva estrategia utiliza la lucha jurídica, el espionaje y la intensificación de la propaganda para socavar, e incluso ilegalizar, la defensa del BDS.

Como parte de esta guerra anti-democrática contra el BDS, Israel ha estado presionando a gobiernos, asambleas legislativas y autoridades en Europa, los Estados Unidos y en otras regiones para aprobar leyes anti-BDS. En consecuencia, los gobiernos de Francia y del Reino Unido, junto con varios estados de los Estados Unidos, han adoptado medidas anti-BDS. El lobby de Israel en España está trabajando a destajo en su intento desesperado de suprimir legalmente los derechos democráticos de los ciudadanos con el fin de proteger a Israel de las medidas del BDS.

El premio Pullitzer Glenn Greenwald ha descrito estas medidas draconianas en los Estados Unidos y en Europa como "la mayor amenaza contra la libertad de expresión en Occidente."

No obstante, en lo que representa un gran revés para la guerra jurídica de Israel contra el BDS, la Unión Europea, los gobiernos de Suecia, Irlanda y Holanda, junto con las principales organizaciones internacionales de derechos humanos, como Amnistía Internacional y la Federación Internacional de Derechos Humanos (FIDH), junto con la Unión Americana por las Libertades Civiles, han defendido el derecho de boicotear a Israel como un asunto de libertad de expresión.

Cuando se le preguntó acerca de los intentos de Israel de negar la entrada a activistas internacionales del BDS, el portavoz del Departamento de Estado de los Estados Unidos reiteró la oposición de su gobierno al movimiento  BDS, pero añadió "Valoramos nuestra libertad de expresión, incluso en los casos en los que discrepamos con las opiniones políticas que se apoyan."

Debido a que el apoyo a medidas relacionadas con el BDS ha empezado a afectar a su economía y a extenderse entre iglesias tradicionales, organizaciones estudiantiles, asociaciones académicas, sindicatos, grupos de defensa de justicia racial y redes LGBTQA, Israel ha empezado a reconocer el impacto "estratégico" del movimiento.

En el último año se ha desencadenado un efecto dominó, con grandes multinacionales, como Veolia y Orange, retirándose de proyectos israelíes que vulneran los derechos humanos de los palestinos, después de ser objeto de campañas BDS en su contra.

Incluso en los Estados Unidos, principal proveedor de fondos, protector y posibilitador del régimen israelí de ocupación, colonialismo y apartheid, Israel está perdiendo paulatinamente la batalla por las mentes y los corazones de los ciudadanos americanos. Según una encuesta publicada en Diciembre del año pasado por el  Brookings Institution, el 49% de los miembros del Partido Demócrata estarían a favor de sanciones económicas o de acciones más severas contra Israel, debido a la construcción de asentamientos. El porcentaje de los millennials que simpatizan más con los palestinos se  ha triplicado en los últimos 10 años.

El apoyo judío al movimiento BDS entre profesores universitarios, artistas y estudiantes también ha aumentado de manera significativa, en particular en los Estados Unidos. Una encuesta realizada en 2014 por un lobby Israelí muestra, por ejemplo, que el 46% de los hombres judíos ortodoxos estadounidenses apoyan un boicot total a Israel para poner fin a sus violaciones de los derechos humanos.

Pero el BDS no puede por sí solo explicar el creciente aislamiento de Israel,  que se debe también a su comportamiento.

La elección en 2015 del gobierno más racista de Israel ha contribuido, sin querer, a extender el apoyo a favor de los derechos de los palestinos y a las tácticas BDS para lograr dichos derechos.  Hace pocas semanas, el Gran Rabino sefardí de Israel hizo un llamamiento para la limpieza étnica de los "no-judíos" en "la tierra de  Israel."

Políticos y militares israelíes de alto nivel están muy preocupados con el descenso de Israel hacia ese abismo. Ehud Barak, ex-primer ministro, ha dicho que Israel ha sido "infectado por la semilla del fascismo," mientras que el Jefe Adjunto del Estado Mayor, teniente general Yair Golan, ha comparado las "tendencias repugnantes" en la sociedad israelí a la Alemania nazi pre-Holocausto.

Sin embargo, Israel sigue disfrutando de la impunidad, y los Estados Unidos, Europa y Canadá siguen protegiéndola de la rendición de cuentas, apoyando sus esfuerzos escalofriantes de acosar e intimidar a los que hacen campaña a favor de los derechos de los palestinos con las tácticas no-violentas del BDS.

A pesar de su enorme poder militar, incluido armas nucleares, su maquinaria propagandística y su evidente intimidación de todos los que critican su régimen de opresión, Israel no ha conseguido vencer ni ralentizar el crecimiento sorprendente del movimiento BDS. Después de todo, no hay ningún poder capaz de aplastar a un movimiento abierto y no violento por la justicia, que florece en las mentes y los corazones de personas por todo el mundo.

Como en las luchas por los derechos civiles en los Estados Unidos y en contra del apartheid en Sudáfrica, no hay represión que pueda apagar el encanto de una esperanza bien fundada.

* Omar Barghouti es un defensor palestino de los derechos humanos y co-fundador del movimiento no violento de Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS) por los derechos de los palestinos.

** Traducción realizada por Catherine German

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