Dominio público

Lecciones aprendidas

Ander Gil

Margarita Robles y Portavoces del PSOE, respectivamente, en el Congreso de los Diputados y en el Senado

Margarita Robles y Ander Gil
Portavoces del PSOE, respectivamente, en el Congreso de los Diputados y en el Senado

Hoy, 26 de junio, se cumple 1 año de las últimas elecciones generales en España. Esta efeméride que nos retrotrae a un momento de frustración para la mayoría de los ciudadanos que votaron cambio en España, es un buen momento para hacer balance de lo ocurrido en nuestro país y de las lecciones que podemos aprender para que no vuelva a ocurrir.

España cada vez es más dual. Una minoría recoge los frutos de la recuperación de una crisis que nunca sufrieron, a costa de una inmensa mayoría de ciudadanos que ven sus condiciones laborales precarizadas y la red de soporte del estado de bienestar cada vez anémica. Hoy 3 de cada 4 jóvenes menores de 35 años sufre desempleo o la precariedad o la emigración como consecuencia de la falta de oportunidades en España. Muchos de estos jóvenes son ayudados por sus abuelos que ven como cada día se siembran dudas sobre el futuro de las pensiones. Hoy el 60% de los hogares viven al día, sin tener unos ahorros mínimos que le permitan hacer frente a algún imprevisto. El 40% de los niños y niñas de nuestro país no se pueden ir de vacaciones una semana al año con sus familias. Y la semana pasada supimos, que en la España de la recuperación, el tiempo de espera para ser operado en el Sistema Nacional de Salud (SNS) se ha disparado hasta los 115 días.

Un año después del 26-J tenemos al primer presidente de Gobierno en activo que declarará en la Audiencia Nacional, Ministros y altos cargos reprobados por el Parlamento. Un año después tenemos a todos los máximos dirigentes del PP con ataques de amnesia cuando tienen que testificar ante el juez por la financiación de su Partido y al Tribunal Constitucional que, por unanimidad, sentencia que el Gobierno ha abdicado de los deberes del Estado en un tema tan importante como el deber de pagar impuestos, y que está legitimando a los defraudadores fiscales.

La realidad es, en definitiva, que un año después estamos ante un Gobierno dirigido por un Partido que obtuvo el 33% de los votos y que gobierna con la misma impunidad y la misma falta de sensibilidad social que cuando lo hacía con mayoría absoluta.

Ante este aluvión de escándalos un Gobierno de cualquier otro país de la Unión Europea no duraría ni medio minuto. En cambio, en España, el Gobierno no solo se mantiene, sino que además utiliza las instituciones del Estado para atrincherarse y proteger impunemente a los suyos.

Este cóctel de corrupción y desigualdad, que lógicamente revierte muy negativamente en la confianza de los ciudadanos hacia las instituciones, nos tiene que llevar a realizar una profunda reflexión sobre lo hecho hasta ahora por todas las fuerzas políticas que se presentaron a las elecciones de hace un año con una propuesta de cambio y regeneración democrática.

Una reflexión que el PSOE ya ha realizado y resuelto internamente a través de un ejemplar proceso de primarias  y que nos lleva, en estos momentos, a plantear nuestra estrategia de oposición bajo dos principios.

El primero es el enfoque de nuestra oposición, que definimos como oposición de Estado. Es decir defenderemos la Constitución y las estructuras de Estado destinadas a servir a los ciudadanos, frente a este Gobierno que las ataca continuamente con sus políticas. Hacer oposición al Partido Popular desde el rigor, la seriedad y la fortaleza en los principios, es defender al Estado.

El segundo principio tiene que ver en cómo nos vamos a relacionar con el resto de Partidos para realizar la tarea de oposición. Esto nos ha llevado a construir un espacio de diálogo, la mesa del cambio, en el que participaremos las tres fuerzas políticas con capacidad para articular alternativas con la actual aritmética parlamentaria. El objetivo de esta mesa es recuperar las complicidades con un diálogo sincero para plantear iniciativas en tres ámbitos prioritarios: la regeneración democrática y lucha contra la corrupción, la crisis territorial y el rescate de colectivos abandonados por la crisis y este gobierno, como son los jóvenes.

La mesa del cambio no parte de cero. Ya se han conseguido acuerdos que muestran el camino; la Comisión de Investigación de la financiación del PP o el acuerdo para recuperar la independencia y pluralidad de Radio Televisión Española son ejemplos de que hay un espacio de consenso para articular iniciativas políticas que lleguen a buen puerto.

La lección aprendida es que tenemos que dejar atrás los vetos, que las dinámicas que se criticaban del escenario bipartidista no se puede reproducir en este nuevo ciclo político, que el símbolo de esta legislatura no puede ser la foto que ha recibido el premio Imagen del Parlamento de 2017, en la que se retrata un bronca monumental entre diputados de Podemos y Ciudadanos.

El PSOE lo tiene claro, no hay más adversario que el Partido que está degradando las instituciones democráticas para utilizarlas en beneficio propio. No puede ser que mientras esto ocurra, el resto de grupos se enzarcen unos con otros. La Mesa del Cambio no es repetir el intento de un gobierno alternativo, es el resultado de una lección aprendida, es un instrumento para aprender a caminar juntos partiendo de diagnósticos compartidos. Lo lejos que lleguemos dependerá de todos. Desde el PSOE pondremos todo el compromiso, la voluntad y la ambición para allanar ese camino.

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