Dominio público

Resucitan el ducado de Franco frente a la regeneración democrática

Odón Elorza

Diputado Socialista por Gipuzkoa

Hay días en los que el BOE te obliga a sentirte un poco más Republicano. Lo digo tras conocer que ha aparecido publicada, con la firma del Rey, la continuidad del título de Ducado de Franco con la consideración de Grande de España. Asistiríamos a una bofetada a la democracia. Y esto, por ser grave, no debería resultar gratuito para quienes lo han hecho posible desde la opacidad de sus responsabilidades.

Es difícil de creer que suceda en momentos en los que, por fin, el nuevo Gobierno Socialdemócrata de Pedro Sanchez, surgido con el apoyo de la mayoría absoluta del Congreso, expresa su voluntad de afrontar la regeneración democrática que necesita el país; esto es, la regeneración de las instituciones y los órganos que conforman el Estado.

¿Qué sentido tiene que el anterior Ministro de Justicia, Sr. Catalá, autorizara in extremis, en víspera de su cese, el expediente para dar continuidad al citado Ducado de Franco mediante la sucesión del mismo en la persona de su nieta? ¿Qué razones, qué méritos de los beneficiarios explicarían hoy semejante proceder?

Sinceramente, este comportamiento sólo es explicable desde el reconocimiento del ADN franquista que pervive en una parte de la dirección del PP. Eso explicaría también su negativa a cumplir, con total desprecio y durante siete años, la Ley de Memoria y su rechazo a exhumar los restos del dictador enterrados en el altar del delirante mausoleo del Valle de los Caídos. ¡Ya está bien!

El título fue concedido por el anterior Rey de España el 27 de noviembre de 1975 a los pocos días de la muerte de Franco. El régimen franquista, al calor de la situación de aquellos días y en momentos de exaltación de los supuestos logros de Franco tras 40 años de una dictadura represiva, quiso compensar así, todavía un poco más, a la familia Franco.

Pero transcurridos más de 40 años no se entiende que el hijo del anterior Rey acepte hoy dar continuidad a semejante decisión que ataca la dignidad de la democracia y provocará el enfado de un sector importante de la ciudadanía. Esa ha sido una decisión que no favorece la imagen de la monarquía, que no corresponde al papel de un Rey joven en pleno siglo XXI. De ahí la decepción de muchos y el cabreo de unos cuantos.

¿Por cierto, quién rendirá cuentas de esta decisión? ¿O acaso alguien piensa que no hay derecho a pedirla? ¿Dónde queda la función del Parlamento si esta orden escapa de su control? Como cualquier decisión ha de cumplir con el principio de la transparencia y no puede diluirse la responsabilidad de quienes han hecho posible semejante indignidad.

Hay vías precisas -como diputado socialista me sentí en la obligación de plantear propuestas concretas- para hacer posible la revocación de la concesión de aquellos títulos concedidos que avergüenzan a la democracia española. Bastaría con una reforma legislativa del Real Decretó de 29 de mayo de 1912. En cualquier caso, nadie debería escudarse en la falta de un artículo sobre revocación en ese viejo Real Decreto para justificar la continuidad del Ducado en favor del general dictador y su familia.

Lo dicho al inicio: hoy me han obligado desde el BOE a sentirme Republicano. Y ese tipo de sentimientos no solo permanecen sino que se acrecientan.

Odón Elorza es diputado socialista por Gipuzkoa

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