Dominio público

Todo estaba «bajo control»

Guideon Levy

 

GUIDEON LEVYTodo estaba «bajo control»

Hace algunos días, Egipto estaba en nuestras manos. El ejército de expertos, incluido nuestro mayor especialista en Egipto, Benyamín Ben Eliezer, dijo que todo estaba "bajo control", que El Cairo no es Túnez y que Mubarak es fuerte. Ben Eliezar dijo que había hablado por teléfono con un funcionario egipcio de alto rango y este le había asegurado que no había nada de qué preocuparse. Puedes contar con Fuad y Hosni, ambos están a punto de convertirse en pasado.
El pasado viernes todo había cambiado. Resultó que las estimaciones de la inteligencia israelí, lo que era recitado hasta la saciedad por los analistas de la corte, no era, de nuevo, el epítome de la exactitud. La población egipcia mantuvo su propia voz y tuvo el valor de no alinearse con los deseos de Israel. Antes de que el destino de Mubarak esté sellado, ha llegado el momento de explicar algunas de las conclusiones de Israel.
No era una plaga de oscuridad en Egipto sino la luz del Nilo: el final de un régimen sostenido por bayonetas está pronosticado. Este podrá durar años y la caída, a menudo, tiene lugar en el momento menos esperado, pero finalmente ocurre. No sólo Damasco y Amán, Trípoli y Rabat, Teherán y Pyongyang: Ramala y Gaza están también destinadas a que haya
agitaciones.

La hipócrita y moralista división de países llevada a cabo por Estados Unidos y Occidente entre el llamado "Eje del mal", por un lado, y los "moderados", por otro, se ha colapsado. Si hay algún "Eje del mal", este incluye a los regímenes no democráticos, incluyendo a los "moderados", "estables" y "prooccidentales". Hoy Egipto, mañana Palestina. Ayer Túnez, mañana Gaza.
No sólo los gobiernos de Fatah en Ramala y de Hamás en Gaza están predestinados a caer, sino también quizá, algún día, la ocupación israelí, que cumple todos los requisitos de una tiranía criminal y un régimen perverso. Este se sostiene también exclusivamente con las armas y es odiado a todos los niveles por los gobernados, incluso enfrentados, indefensos, no organizados e inequipados, a un gran ejército. La primera conclusión: mejor terminar esto bien, con acuerdos basados en la justicia y no en el poder, antes de que las masas se tomen la justicia por su mano y tengan éxito en desterrar la oscuridad.

Una segunda conclusión, pero no menos importante: las alianzas con regímenes impopulares pueden romperse repentinamente en pedazos. Siempre que las masas en Egipto y en todo el mundo árabe continúen viendo las imágenes de la tiranía y la violencia en los territorios ocupados, Israel no podrá ser aceptado, incluso si es aceptable para unos cuantos regímenes.
El régimen de Egipto se convirtió en un aliado de la ocupación israelí. El asedio conjunto a Gaza es una prueba irrefutable de ello. A la población egipcia no le gustó, al igual que nunca les gustó el acuerdo de paz con Israel , en el cual este país se comprometió a "respetar los legítimos derechos del pueblo palestino" pero nunca cumplió su palabra. Al contrario, el pueblo egipcio contempló las escenas de la operación Plomo Fundido.
No es suficiente con tener un puñado de embajadas para ser aceptado en la región. Ha de haber también embajadas de buena voluntad, una imagen de justicia y un Estado que no sea ocupante. Israel tiene que buscar la forma de llegar a los corazones de los pueblos árabes, que nunca aceptarán la continua represión de sus hermanos, incluso si sus responsables de inteligencia siguen cooperando con Israel.

Si hay algo que comparten todas las facciones de la oposición egipcia es su hirviente odio a Israel. Ahora sus representantes alcanzarán el poder e Israel se encontrará en una situación difícil. Tampoco quedará nada del virtual logro del que Netanyahu se vanagloria: la alianza con los regímenes árabes "moderados" contra Irán. Una alianza real con Egipto y sus estados asociados sólo puede estar basada en el fin de la ocupación, como desea el pueblo egipcio, y no en un enemigo común, como le interesa al régimen.
El pueblo egipcio –a todos los niveles– tiene su destino en sus manos. Hay algo impresionante y esperanzador es esto. Ningún poder, incluido el de Mubarak, que le gustaba tanto a Ben Eliezer, puede vencerlo. En Washington se ha entendido la gravedad del momento y se han desligado rápidamente de Mubarak e intentado llegar a la población. Esto debería ocurrir en algún momento en Jerusalén.

Guideon Levy es periodista y escritor israelí

Ilustración de Patrick Thomas

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