Dominio público

La hora del órdago a la grande

Hugo Martínez Abarca

Responsable de Comunicación Interna en Izquierda Unida (IU)

Hugo Martínez Abarca
Responsable de Comunicación Interna en Izquierda Unida (IU)

Hace cuatro años Cayo Lara era elegido coordinador federal de Izquierda Unida tras una convulsa asamblea a la que IU llegaba con el reto dificilísimo de no desaparecer. En su primer discurso como coordinador Cayo Lara nos sorprendió con una apuesta de máxima audacia (algunos, en aquel momento, pensábamos que era incluso temeraria): el gobierno de Zapatero merecía una Huelga General. Entonces, diciembre de 2008, parecía que estábamos ante una crisis cíclica: muy poca gente (aunque sí alguna) anunciaban la radicalidad de la crisis y aún así IU apostó por hacer "mil actos contra la crisis". Aquella temeraria apuesta resultó ser absolutamente lúcida: la quietud de Zapatero anunciaba su inminente rendición y quizás de haber plantado cara antes la correlación de fuerzas sociales habría podido ser más favorable. Seguro que hubo quien anunciara que pedir una huelga general era marginal, que no estaba en la agenda o incluso que nos distanciaba de los sindicatos de clase. No fue así: IU supo situar la conflictividad social como un eje del discurso y la ciudadanía nos lo recompensó. Y finalmente los sindicatos mayoritarios hicieron suya la apuesta y convocaron la huelga general.

También se adelantó a lo que parecía no importar a nadie fuera de Izquierda Unida al exigirse a sí misma y al conjunto de la izquierda una revisión completa en lo que llamamos proceso de refundación. En estos años hemos dado los primeros pasos elaborando discurso político junto con otros colectivos, con nuestra militancia participando en todo movimiento emancipatorio que ha habido en este país y finalmente acercándonos a cuantas otras formas de organización política han querido llegando a presentarnos a las elecciones de 2011 de la mano de otras doce organizaciones y después uniendo valentía y generosidad (bien recompensada por el pueblo) en las elecciones gallegas conformando la Alternativa Galega de Esquerdas que tanto debe servir de ejemplo para toda la izquierda federal. Pero quedan muchos pasos que dar especialmente ahora que el pueblo está en la calle de mil formas.

En esta Asamblea IU tiene que decidir entre acomodarse y contentarse con el 12% que nos dan algunas encuestas o agudizar la senda de la audacia política. Entre lanzar un envite a la chica como si quedara mucho tiempo de partida u otro gran órdago a la grande tomando conciencia de que la partida se agota.

A diferencia de hace cuatro años hoy no hay que ser un visionario para entender la radicalidad de la crisis. El pasado 6 de diciembre sólo Mariano Rajoy defendía, con la credibilidad que se ha ganado a pulso, la vigencia de la Constitución de 1978 (es una lástima que no sostuviera tal vigencia en agosto de 2011, cuando pactó la reforma del artículo 135 con el PSOE en lo que fue el tiro de gracia al régimen del 78). La crisis no es una crisis cíclica más, sino que se ha convertido en lo que podríamos caracterizar como "crisis de régimen". Vivimos una crisis económica cuya víctima son los trabajadores a manos del poder financiero y económico; una crisis política cuya víctima es la ciudadanía a manos de unas élites políticas que entregan el país y se han cargado todas las instituciones; una crisis territorial instrumentalizada por derechas abanderadas que entregan entusiastas las soberanías (presuntamente reivindicadas) de sus pueblos a Bruselas; una crisis en los medios de comunicación que dejan a miles de trabajadores del periodismo en la calle y a millones de ciudadanos sin información por la mala gestión de magnates de los medios; una crisis social con decenas de mareas respondiendo al saqueo de lo público; una crisis cultural cuya puntilla se ha dado con la sustitución de la escasa política cultural que teníamos por el castigo fiscal a los bienes culturales y, finalmente; una crisis ecológica que dinamita el planeta en el que vivimos para que esa élite económica pueda mantener una forma de vida que beneficia a muy pocos y suicida a todos; una crisis internacional que ha puesto fin a la ilusión de que esta Unión Europea iba a traernos más democracia y más derechos cuando estaba diseñada para ponernos al servicio de la industria alemana primero y a su banca ahora. Esa radicalidad de la crisis es la que hace que hablemos de un 99% machacado por un 1%. Y que podamos apostar por que una amplia mayoría social se una para defenderse del saqueo y tomar las riendas de su país. Decía un viejo revolucionario que la gran misión histórica del proletariado era emanciparse a sí misma y emancipar a todo su pueblo de su esclavitud política y económica. Más de un siglo después esa sigue siendo la tarea, pero en este es, además una tarea urgente.

Hoy no hace falta ser tan osado como hace cuatro años para plantear una respuesta a la altura del momento histórico. Ante la demolición del régimen del 78 toca hacer una propuesta a la altura conscientes de que quien no lo esté será arrastrado como lo va siendo el bipartidismo.

No sabemos cómo será nuestro país cuando pase esta crisis. Lo único que sabemos es que no tendrá nada que ver con cómo era antes. Por eso es tan importante la X Asamblea de IU no sólo para IU sino para todo el país. Hace cuatro años IU cogió la crisis económica por los cuernos y planteó una Huelga General. Hoy, ante la crisis radical la apuesta central para la acumulación de fuerzas populares tiene que ser la construcción de un nuevo modelo de país, dar la voz y la palabra al pueblo para que sea sujeto constituyente: un poder constituyente que constituya, que salga de la crisis adueñándose de su destino: construyendo una democracia que abarque lo político pero también lo económico, lo cultural, lo mediático, lo territorial, lo ecológico, lo internacional... Julio Anguita decía en una reciente entrevista: "Para mí, el proceso constituyente es la autoformación de la conciencia de poder, el proceso por el que el poder que está disperso toma conciencia de sí y se constituye para ejercerlo. La idea, con diferentes matices según los colectivos que la defienden, está en la calle. Y en el fondo eso es el cuestionamiento de la Transición."

Si Izquierda Unida es útil, que tiene que serlo, lo es como instrumento de su pueblo para responder a la demolición del país: no sujetando el edificio que se derrumba ni negociando que el golpe antisocial sea menor, sino construyendo colectivamente un nuevo edificio que permita que la izquierda que se dice transformadora, transforme. Esos son los debates que tendremos que tener durante este fin de semana y que deben concluir el domingo con la elección de una dirección que se crea y defienda la política decidida por el máximo órgano de IU que es su Asamblea Federal al que llegamos tras meses de debates en la asambleas de base. Es el momento de un órdago a la grande que sólo podemos ganar porque tenemos muy buenas cartas: un a militancia entregada lealmente a nuestro pueblo y un pueblo por fin movilizado.

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