Dominio público

La uni en la calle

Rafael Escudero Alday

Rafael Escudero Alday

Profesor titular de Filosofía del Derecho de la Universidad Carlos III de Madrid

Hoy sábado 9 de marzo más de 575 profesoras, profesores, investigadoras e investigadores de las seis universidades públicas madrileñas, la UNED y el CSIC salimos a la calle a impartir docencia. Son más de quinientas las clases que -con el apoyo de estudiantes y personal de administración y servicios- se darán en diferentes espacios de Madrid, Alcalá de Henares, Leganés y Getafe, entre otras localidades. Queremos denunciar el estrangulamiento que sufren nuestras universidades por parte del gobierno del Estado y de la comunidad autónoma madrileña haciendo lo que mejor sabemos hacer: transmitiendo conocimiento, cultura y ciencia.

Salimos a la calle para reivindicar nuestra vocación de servicio público y nuestra concepción de la universidad pública como un lugar desde el construir una ciudadanía democrática, libre, avanzada y con espíritu crítico. Entendemos la universidad pública como un espacio desde el que formar personas a través de la transmisión de conocimientos; y no como una institución al servicio de los intereses de un modelo productivo que nos ha llevado a la profunda crisis institucional e económica que sufrimos.

Salimos a la calle para denunciar las políticas del ministro José Ignacio Wert y de la consejera madrileña de Educación Lucía Figar, porque suponen la asfixia de las universidades; su intento de control político; la expulsión de un número elevado de docentes, investigadores y trabajadores de sus puestos; así como el riesgo para numerosos proyectos de I+D+i a los que se ha retirado buena parte de sus recursos económicos. Frente a los recortes, exigimos una financiación adecuada y suficiente que garantice la calidad de la docencia y la investigación para los próximos años.

Salimos a la calle porque rechazamos la brutal subida de tasas universitarias que dificultan los estudios de un importante número de estudiantes de grado y postgrado -que ya se están viendo obligados a dejarlos- y que afectará, de no remediarse, al acceso a la educación de las futuras generaciones; sobre todo, de las menos favorecidas, quienes pagarán la ilegítima deuda de la crisis. La subida de tasas es un ajuste de clase del gobierno del PP inaceptable en términos sociales y democráticos.

Salimos a la calle para reivindicar nuestra labor docente e investigadora frente a las continuas campañas de ataque y desprestigio que se dirigen, a menudo, desde las citadas instancias políticas. Campañas que buscan engañar a la opinión pública para generar un caldo de cultivo favorable a las políticas de privatización del diseño y la gestión de la universidad pública. Con sus luces y sombras, aciertos y errores, reivindicamos nuestra labor realizada en los últimos tiempos para modernizar una universidad que provenía de cuarenta años de dictadura franquista. Queda mucho por hacer, corregir y mejorar. Somos conscientes de ello. Pero rechazamos que las propuestas de reforma de la universidad -como las contenidas en el reciente informe de los "sabios de Wert"- se hagan de espaldas a la realidad de nuestras aulas y sin contar con la participación de quienes ahí trabajamos. En este sentido, demandamos la apertura de un proceso de diálogo con la comunidad universitaria.

Salimos a la calle para demandar más y mejor democracia en la universidad,  frente a quienes pregonan que la participación democrática obstaculiza la carta blanca y libertad de gestión que la universidad requeriría. Rechazamos las propuestas que buscan la entrada del empresariado y del gobierno autonómico de turno no sólo en el diseño de los estudios universitarios (los más convenientes para el mercado y la "empleabilidad"), sino también en el sistema de elección de rectores y responsables universitarios. Al contrario, creemos firmamente que sólo profundizando en la democracia podremos alcanzar una mayor calidad y excelencia en nuestros campus.

Salimos a la calle para rechazar la privatización de las universidades públicas y la precarización de las condiciones laborales de quienes allí trabajamos. Procesos de "desfuncionarización" y, por tanto, de control ideológico de las personas afectadas; sueldos cada vez más bajos, llegando hasta lo indigno en algunas categorías profesionales; contratos temporales cada vez más precarios y reducidos; o desmantelamiento de estudios, centros y grupos de investigación que no resultan atractivos para el mercado y sus intereses.

Salimos a la calle para manifestar nuestro rechazo y nuestra solidaridad con las personas que trabajan en la universidad y que ven amenazado su puesto de trabajo a consecuencia de una mala gestión (como los despidos de la Universidad Politécnica); que ven cómo se esfuma la renovación de sus contratos (como ayudantes y asociados en la Universidad Carlos III o en la Rey Juan Carlos); o que ven imposible su promoción profesional (como sucede hoy en la totalidad de las universidades). No estamos dispuestos a aceptar que se trunque la carrera académica de la generación de docentes universitarios mejor formada de la historia del Estado. Al drama personal que ello supone se le suma un drama colectivo: una sociedad como la nuestra no puede permitirse el lujo de expulsar a todas estas personas del sistema de enseñanza.

Por todo lo anterior, y porque no queremos ni podemos permanecer impasibles ante el proceso de desposesión colectiva que afecta a servicios públicos y derechos básicos como la educación o la salud y que pone seriamente en jaque el carácter democrático de nuestro sistema político, salimos a la calle hoy sábado 9 de marzo. Allí nos vemos.

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