Dominio público

Por qué la izquierda portuguesa lo consiguió y la nuestra no

Enrique del Olmo

Sociólogo y militante socialista

Enrique del Olmo
Sociólogo y militante socialista

El pasado día 19 de noviembre, en el círculo de Bellas Artes de Madrid, y organizado por Marga Ferré, la directora de la Fundación Europa de los Ciudadanos, se celebró un magnífico debate sobre el Gobierno de Portugal con participación de la Diputada de En Marea Yolanda Díaz, y José Gusmão del Bloco de Esquerdas que ha participado en las negociaciones para la configuración del acuerdo parlamentario entre el PS de Antonio Costa, el PCP y el Bloco.

Fue como si nos colocasen un espejo delante de la cara y nos dijese el espejo: ¿Por qué nosotros no? Hay varios elementos que nos permiten acercarnos a una reflexión positiva.

En Portugal lograron un acuerdo para un Gobierno y un programa de medidas de urgencia social, con menor fuerza parlamentaria y electoral que en España a la altura del 20-D. ¿Qué hicieron allí y no aquí? ¿Y qué errores u opciones políticas se tomaron en España que impidieron una salida a la portuguesa, que no dudo que nos tendrían a todos más felices?

La primera cuestión es que en Portugal, en palabras de Gusmão: "El PS tuvo una voluntad de buscar un acuerdo a su izquierda fue capaz de romper el llamado arco de la gobernabilidad (PSD, CDS y PSP)". Es decir, Antonio Costa y el PS hicieron un giro estratégico que el PSOE no hizo ni quiso hacer, metiéndose en el callejón sin salida del acuerdo con Ciudadanos. En Portugal el PS avanzó hacia un acuerdo que fue una sorpresa para mucha gente. En España había muchas más condiciones para haberlo hecho, pero el acuerdo del Comité Federal de diciembre y la tibieza de Pedro Sánchez lo impidieron. Durante 72 horas a la vuelta de su encuentro con Antonio Costa, el ex secretario del PSOE habló de un pacto a la portuguesa, pero llamado a capítulo por los poderes "facticos" retrocedió y se metió en el canal de su propio suicidio. Tampoco Podemos y las confluencias trabajaron claramente en este sentido, desde el principio se situaron en la discusión sobre el Gobierno conjunto (recordemos los ministros de Iglesias) y arrinconaron el pacto de investidura con programa de emergencia social, que era una salida posible pero sobre la que nunca se trabajó mínimamente en serio.

El segundo tema fundamental. ¿Cuál fue la base del acuerdo?, también nos lo contesta Gusmão: "Otra de las claves del acuerdo fue que todos los partidos de izquierdas fueron muy solidarios y además fijamos unos objetivos muy concretos de mejora de la calidad de vida de gente y pusimos el foco en la devolución de renta a la población y en la devolución de derechos". ¿Era tan difícil hacerlo aquí? Era evidente que aquí existía una base de acuerdo en la misma línea muy clara, aún más pocos días antes de que las nuevas elecciones fuesen inevitables, un grupo de militantes socialistas y de Podemos señalaron 17 puntos de acuerdo después de cruzar los programas de ambas formaciones que hacían posible un pacto. Sin embargo, lo que no apareció fue la voluntad política de hacerlo que en Portugal se manifestó claramente. Continúa Gusmão sobre la forma de negociar: "Podíamos haber situados otros objetivos, también importantes para nosotros, como el rechazo del acuerdo presupuestario con la UE o la restructuración de la deuda pública, pero eso hubiese hecho imposible el acuerdo y tanto el Bloco como el PCP aceptamos negociar a partir de las propuestas del programa del PS". El eje de la negociación y tenía un claro objetivo político: impedir un nuevo gobierno austeritario de la derecha portuguesa y un claro objetivo social: restaurar derechos y rentas a la mayoría de la población. Nunca vimos aquí tal claridad de ambos objetivos y además aquí ha sido más grave porque se tenían más fuerza frente a la derecha y también la relación de fuerzas dentro de la izquierda era más favorable a los sectores que querían profundizar el cambio.

Tercera cuestión, a pesar de las enormes dificultades, a pesar de ser un país pequeño en la Unión Europea, a pesar de estar aislado por la derrota griega y el fiasco español. El gobierno portugués ha demostrado con hechos que otro camino era posible. Frente a las maniobras y presiones de la derecha, desde el presidente de la República, a los partidos, los empresarios y los funcionarios de la UE, se ha mostrado de forma concreta que no ha habido desastre y se han logrado mejoras: incremento del salario mínimo, actualización automática de las pensiones, recuperación de la jornada de 35 horas para los funcionarios, reversión de la privatización de TAP y de las concesiones de transporte colectivo en las ciudades, el fin de los acuerdos con los colegios privados donde haya una escuela pública, un nuevo impuesto para las fortunas inmobiliarias, la ampliación de derecho al aborto, la posibilidad de que las parejas gais puedan realizar adopciones... Todo ello en menos de un año de gobierno, medidas que el acuerdo a tres ha permitido ir más allá del programa del PS.

La cuarta cuestión que situó Jose Gusmão fue la necesidad de que la movilización social vuelva al primera plano. La acción de gobierno en frío llega hasta donde llega, sólo si de nuevo la ciudadanía toma protagonismo, este gobierno podrá ir más allá. No es un tema simplemente de habilidad política o capacidad de negociación parlamentaria, es necesario la presión social. Y hoy hay una cierta desmovilización, solo en el tema de los colegios privados el gobierno fue acompañado de la movilización de estudiantes, profesores y familias. Como señaló el dirigente del Bloco: "Tenemos una mayoría de izquierdas, pero no tenemos el pueblo unido detrás de esa mayoría, sosteniéndola y potenciándola. Ese es el reto que tenemos por delante. Debe haber un movimiento en la calle para que los cambios continúen".

Desde el amargor de haber fallado a nuestros compatriotas ibéricos, extraigamos las conclusiones positivas apoyándolos y buscando un camino para revertir este gris panorama del Gobierno de Rajoy.

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