Dominio público

Triple fracaso del Partido Popular en Cataluña, triste consuelo para las izquierdas

Tomás Alberich

Sociólogo http://tomasalberich.blogspot.com.es/

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El Partido Popular ha fracasado en Cataluña triplemente: primero con la gestión del referéndum, que dijo repetidamente que no se produciría, asegurando a su electorado y a toda España que el referéndum en Cataluña no se celebraría: fracasó, el referéndum se celebró y participaron en torno a dos millones de catalanes, no sabemos exactamente cuántos. Fueron a votar desafiando al Gobierno del PP, a las amenazas de sanciones y multas si se iba a votar y más si se formaba parte de las mesas electorales o parte de la organización, con urnas y papeletas guardadas en las casas, claustros de los colegios haciendo actividades "extraescolares" durante todo el fin de semana para que los colegios no se cerraran ni precintaran..., y desafiando también a los que llamaban a no ir a votar, es decir PSOE y Ciudadanos.

La continuación de ese fracaso fue la gestión del día del referéndum. El PP no esperaba esa amplísima organización, ni esperaba esa participación masiva y pacífica, frente a la cual desplegó una violencia gratuita. Violencia muy gratuita: porque no sirvió ni siquiera para el fin por el cual la ejercía, que era evitar la celebración del referéndum. Ya es delito ordenar que la policía antidisturbios cargue contra ciudadanos pacíficos, esto está especificado en la ley de seguridad ciudadana de cualquier país democrático del mundo, España incluida. La violencia que puede ejercer la policía siempre será en la medida que sea estrictamente necesaria y frente a la existencia de un peligro mayor para la seguridad ciudadana si esta violencia no es ejercida. Caso que no se daba el uno octubre, cuando las fuerzas del orden intervinieron creando desorden y cientos de heridos. El PP no consiguió dar la imagen de autoridad que buscaba para su electorado español, no reconoció ni un solo error, con un Ministro del Interior asegurando lo acertado de la intervención y felicitando a sus policías. Además deterioró la imagen de España como país con un Gobierno autoritario.

El tercer fracaso del PP en Cataluña ha sido el resultado de las elecciones. Por primera vez en tres décadas de democracia, el PP se queda como séptima fuerza política en el parlamento catalán y sin grupo parlamentario. Algunas conclusiones generales que podemos sacar:

  1. Va a ser difícil que el PP pueda seguir gobernando en España como si no hubiera pasado nada, siendo una fuerza con presencia marginal en Cataluña, la Comunidad Autónoma que aporta más del 19% del producto interior bruto (PIB) a la economía española. La previsión cierta y próxima es que habrá un adelanto electoral. Desde diferentes ámbitos se forzará a que Rajoy convoque elecciones generales en los próximos meses. Antes de que el declive del PP y sus peleas internas se hagan más públicas, con una FAES-Aznar amagando en su apoyo a Ciudadanos, y pendientes de decenas de juicios por corrupción con posibles sentencias desfavorables, a pesar de sus maniobras en la manipulación de tribunales.
  2. En Cataluña las derechas han conseguido lo principal de sus objetivos: que no se hable del eje izquierda-derecha, ni de los de arriba y los de abajo, en definitiva que no se hable de clases sociales, ni de privilegios, ni de pobreza o corrupción, y ya de la lucha de clases para qué. Que quede todo difuminado por el eje de pensamiento único del debate independencia anti-independencia (como ya habíamos comentado (http://blogs.publico.es/dominiopublico/24592/quince-tesis-sobre-catalunya-el-proces-y-espana/). En este escenario las derechas siempre ganan: el voto a las opciones de izquierdas ha bajado en los diferentes ámbitos y bloques.
  3. Esto no es óbice para que señalemos, esquemáticamente, algunos errores de la política de los Comunes-Podem. La marginación de Errejón y de Alberto Garzón en la campaña catalana ha sido sangrante (como lo es en general en UP). Los errores de Ada Colau: rompiendo el gobierno municipal con el PSC en Barcelona, en base a una desavenencia política general es difícil que pueda ser valorada positivamente por la mayoría del vecindario barcelonés. No se entiende que si el pacto de gobierno era positivo para la ciudad se rompa. Su equilibrismo y ambigüedad sostenida en el tiempo ha sorprendido, incluso saliendo a los medios de comunicación al día siguiente de la aprobación de la DUI con la proclamación unilateral de la República/aplicación del 155, para decir que, como Alcaldesa, no sabía si Cataluña era o no una República independiente. Esto a pesar de que la aprobación parlamentaria de la DUI era no solo ilegal si no también ilegítima, al declarar independiente una Comunidad Autónoma con partidos que representaban apenas el 48% del voto. Si Colau y los Comunes habían declarado repetidamente que la convocatoria del 1 de Octubre era solo un día de movilización y que carecía de eficacia ¿a que venían las dudas sobre en qué situación se estaba con la DUI? Ni siquiera Puigdemont ha declarado, en ningún momento de toda esta historia "yo soy el Presidente de la nueva República de Catalunya". Más bien sus declaraciones desde el 1 de octubre parecen dictadas por sus abogados.
  1. Podem se presentaba con una escisión independentista reciente y la coalición de izquierdas ha quedado atrapada entre dos bloques enfrentados, no dejando suficientemente claro a lo largo de todo el proces un argumentario simple, que pudiera ser entendible como lo han hecho el resto de fuerzas, defendiendo el "SI al referéndum pactado para poder votar NO a la independencia". Sí se entendió el No al 155 y sí a la reforma de la Constitución. El remate final ha venido de Carmena creando una crisis en el gobierno de izquierdas de la capital tres días antes de la votación, dando imagen de imposibles gobiernos unitarios del cambio y asumiendo el deber de arrodillarse ante Montoro...
  1. Finalmente el tema de fondo. España no vive en una dictadura, no seguimos en el franquismo, a pesar de lo que dicen algunos, incluidos destacados independentistas e izquierdistas, pero si podemos decir que en España padecemos un Estado Autoritario. Aunque todo depende de las definiciones de cada cual, los síntomas de la deriva autoritaria son múltiples.

La separación de poderes es mínima. Cientos de corruptos de las derechas (oligárquica, mediática o borbónica) campan a sus aires pendientes de juicio o, aunque hayan sido condenados, pendientes de recursos. Mientras, tuiteros, artistas o jóvenes de Alsasua están en prisión o multados. Y dirigentes independentistas permanecen en prisión, sin posibilidad de salir bajo fianza y llevan así varios meses, aplicación cautelar que habitualmente solo se aplica a delincuentes acusados de asesinatos o a criminales peligrosos. En España se está aplicando a dirigentes políticos acusados de delitos que, en su mayor parte, ni siquiera existen como tales delitos en otros países europeos. Desobedecer una ley no puede ser motivo para una prisión incondicional sin fianza.

Y podemos seguir con múltiples ejemplos de una democracia en retroceso: reducción en las protecciones del Estado social, desahucios de familias con menores, gente pagando alquileres por dormir en un balcón, casi un 30% de la población española por debajo del umbral de la pobreza... en definitiva, aumento de las desigualdades en todos los ámbitos. Practicando todos estos delitos económicos un Estado solo se puede mantener si es Autoritario.

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