Dominio público

Buenos tiempos para emprender una agenda social

Jaime Cedrún

Secretario general de CCOO de Madrid

Este año hemos vivido un Primero de Mayo emparedado por citas electorales en las que desde los sindicatos de clase tenemos tremendamente claro que hay que insistir en la unidad de las fuerzas de izquierdas para acometer una agenda social. Esa unidad de la izquierda, que no es llamada al bipartidismo, nos hace alentar el voto de candidaturas con posibilidades reales de influir en legislaciones que defiendan a las personas menos favorecidas.

Lo que España necesita reconquistar, en vez de mitos y leyendas propagandísticas, son derechos arrebatados y libertades cercenadas por los gobiernos de las derechas. Lo que este país pide a gritos es reducir radicalmente las desigualdades sociales y los desequilibrios territoriales. Lo que nuestro país requiere de una vez por todas es una estabilidad macroeconómica de la que disfrute toda la ciudadanía con unos servicios públicos universales y de calidad. Y la madre de todas las batallas para acabar con la desigualdad se encuentra en una fiscalidad justa.

Una fiscalidad que cree nuevos impuestos ante nuevas realidades tecnológicas qua andan a sus anchas por el mundo; una fiscalidad que no aliente el desastre ecológico global al que nos están abocando; una fiscalidad que haga pagar lo que en justicia deben pagar las grandes corporaciones y los multimillonarios en una sociedad basada en la solidaridad.

España ha sorprendido a Europa por la responsabilidad de una ciudadanía que ha parado en las urnas a esas tres derechas que competían por un populismo ultra en el que se rasca y no se encuentra más que inestabilidad, desigualdad e injusticia. La Europa progresista está mirando a España y la Europa económica también, después de que nuestra economía se acelere a pesar de la incertidumbre internacional. En el primer trimestre de 2019 el crecimiento de nuestro país ha sido del 0,7 por ciento, una décima más que en el anterior.

El resultado de las elecciones generales refuerza y alienta la necesidad de acuerdos entre la izquierda para generar estabilidad política con buenos datos económicos. Por ello, desde los sindicatos de clase y en este Primero de Mayo insistimos y recordamos al nuevo Gobierno, aún por decidir, que es el momento de acometer una agenda de cambio social y laboral.

Cabecera de la manifestación del Primero de Mayo en Madrid. Foto: CCOO
Cabecera de la manifestación del Primero de Mayo en Madrid. Foto: CCOO

Frente a las crispaciones simbólicas, viscerales e irracionales, España no puede perder la oportunidad histórica de acometer cambios estructurales en pro del interés general. Y esos cambios deben comenzar por la derogación de esa reforma laboral que nos ha hecho retroceder en el tiempo y que da alas a situaciones de pseudoesclavitud, cuando no, de una clase trabajadora empobrecida, que flirtea con la exclusión social.

Es la oportunidad histórica también de cohesionar España por encima de banderas e himnos. Y la cohesión viene de la mano de la igualdad, de los pactos intergeneracionales que permitan revivir ese Estado de bienestar basado en la protección social, las pensiones, la sanidad, la educación..., y en algo tan básico y fundamental, que nos está haciendo pelear con uñas y dientes, como es la negociación colectiva.

El futuro Gobierno y el recién elegido Parlamento deben hacer renacer el Pacto de Toledo para que se deje de jugar con el futuro de España, con el futuro de las pensiones. Los políticos deben entender el mensaje de la ciudadanía: hay que hablar, dialogar y ejecutar políticas que garanticen la supervivencia de una jubilación digna con ingresos públicos.

España ha empujado un cambio de progreso en las elecciones generales. El 26 de mayo, las elecciones municipales, autonómicas y europeas son otra oportunidad para evidenciar ese cambio.

Nuestros ayuntamientos son las administraciones más cercanas, las que trabajan día a día resolviendo problemas; los gobiernos autonómicos tienen suficiente poder como para enfrentar la desigualdad y el equilibrio territorial en regiones ricas. Y también poder para lo contrario, como es el caso paradigmático de Madrid, región de corrupciones y corruptelas abanderadas, en mayor o menor grado, por todas las presidencias del Partido Popular.

Es difícilmente calificable el caso de la comunidad de Madrid, donde se bonifica al 100 por cien el impuesto de patrimonio y el de sucesiones, se dilapida ser la primera región con mayor nivel de renta para ser una de las tres comunidades donde mayor es la desigualdad. Son senderos que hay que enderezar.

"Si no hubiera esclavos no habría tiranos", es el título de un libro del historiador Juan Francisco Fuentes. La máxima la podemos aplicar también a las próximas elecciones. Quitemos el poder a las tres derechas y empujemos una agenda social que nos aleje de la explotación. La clase trabajadora debe seguir movilizando el voto. Votemos con cerebro.

Más Noticias