Dominio público

La estrategia de gestión de los residuos en Madrid no puede pasar por meterlos debajo de la alfombra de Valdemingómez

Inés Sabanés

Diputada de Más País-EQUO en el Congreso de los Diputados

Alodia Pérez

Diputada de Más Madrid en la Asamblea de Madrid

Participante levanta un cartel de "macrovertedero del Henares no" durante una manifestación frente al Ayuntamiento de Madrid de las Asociaciones vecinales que se concentran en Cibeles para protestar contra la basura de la Mancomunidad del Este. E.P./Jesús Hellín
Participante levanta un cartel de "macrovertedero del Henares no" durante una manifestación frente al Ayuntamiento de Madrid de las Asociaciones vecinales que se concentran en Cibeles para protestar contra la basura de la Mancomunidad del Este. E.P./Jesús Hellín

La Comunidad de Madrid presumía hace unas semanas de ser la primera economía regional de España en términos de Producto Interior Bruto. Sin embargo, si en los índices de calidad de vida se incluyeran otros factores como la calidad ambiental y las políticas de protección de la misma, Madrid retrocedería muchos puestos.

Un caso concreto es la gestión de los residuos. A pesar de contar con presupuestos superiores al de la mayoría de las regiones, Madrid se sitúa en la cola de las 17 comunidades autónomas, reciclando un vergonzante 17% de los residuos generados, muy lejos del objetivo de 50% que nos marca Europa para este 2020. ¿Habrá presupuestado el Gobierno de la Comunidad la multa que deberá pagar por dicho incumplimiento?

En las últimas semanas, los residuos han sido protagonistas de muchas noticias y motivo de movilizaciones ciudadanas. El colapso del vertedero de Alcalá de Henares, la decisión municipal y autonómica de trasladar los residuos de los municipios del Este de la región a Valdemingómez, la ampliación de los vertederos de Pinto y de Colmenar.... En definitiva, la realidad de todo esto es que la única alternativa a las basuras que pone sobre la mesa la Comunidad de Madrid es el vertido. Irónicamente hablando, parece "un plan sin fisuras", ¿verdad?

La Ley de residuos y suelos contaminados indica que la responsabilidad de su recogida es municipal, pero la competencia de legislar, planificar y coordinar corresponde a la Comunidad de Madrid. Sin embargo, la Consejería de Medio Ambiente no ha hecho otra cosa en las últimas décadas que inhibirse de dicha responsabilidad. La estrategia de residuos 2006-2016 estableció la creación de mancomunidades de municipios que se encargarán y financiarán la gestión de los residuos. Más de una década después, y con una nueva estrategia sobre la mesa (2017-2024), es más que evidente que el modelo planteado -únicamente organizativo- ha sido un fracaso. Ni siquiera ha logrado que Madrid se sitúe en la mitad del ranking de comunidades autónomas o que supere el 20% de residuos reciclados.

Las ciudades y regiones más avanzadas en gestión de residuos han puesto en marcha diferentes iniciativas, pero con una serie de elementos comunes. La fracción orgánica de los residuos supone casi el 40% de la bolsa de basura, por lo que su separación y tratamiento adecuado es un elemento diferenciador en el modelo y en los resultados numéricos.

La ciudad de Madrid podría ser "Residuo Cero"...

El Ayuntamiento de Madrid puso en marcha en el mandato anterior la separación de la fracción orgánica de los residuos mediante quinto contenedor, que ya es una realidad para todos los distritos de la ciudad, además de contenedores de textil y un proyecto de reutilización en un punto limpio de la ciudad. Y también planteó una estrategia para la ciudad, con objetivos ambiciosos de reducción en la generación de residuos, incremento en los porcentajes de reciclaje y reducción hasta la eliminación definitiva de la incineradora de Valdemingómez. Todas estas acciones sitúan a la ciudad de Madrid a la altura de municipios y ciudades "Residuo Cero". Es muy preocupante, que el afán desmantelador de la nueva Corporación no tenga en cuenta la necesidad de estas medidas ni desde el punto de vista ambiental ni para avanzar en el cumplimiento de la legislación europea.

Desgobierno e ineficacia del actual Gobierno municipal y de la Comunidad

Uno de los principales problemas que genera el traslado de las más de 200.000 toneladas de residuos de los 31 municipios del Este al complejo de Valdemingómez es que los planes de reducción de olores y de toneladas incineradas se vengan abajo. Pero, además, es un claro reflejo del desgobierno de la Comunidad de Madrid, la ineficacia de las mancomunidades y también de la irresponsabilidad del actual Gobierno del Ayuntamiento de Madrid: era conocido desde hace al menos una década que el vertedero de Alcalá estaba llegando al fin de su vida útil, y aún así no se legisló, ni planificó ni se hizo nada para incrementar la recogida selectiva (no solo de envases, papel y vidrio, se debería haber incluido la fracción orgánica, el textil o el aceite usado), por lo que ahora la solicitud de solidaridad como respuesta a su inacción es, cuando menos, irrisoria.

Hay muchas cosas por hacer y poco tiempo. La Comunidad de Madrid tiene que demostrar que está a la altura. No nos conformamos con que active elementos que vienen reflejadas en su estrategia autonómica, como el Órgano de Gestión, el Fondo de Financiación (no solo de infraestructuras finalistas) y la actualización de la legislación. Las leyes de 2003 ya no son efectivas en 2020.

Valdemingómez y sus zonas aledañas (Vallecas, Rivas, Perales del Río) no pueden seguir siendo la alfombra bajo la que barrer todos los residuos de la región, es una cuestión de justicia social, ambiental y territorial. Es fundamental invertir ahora y bien los recursos económicos, de lo contrario habrá que gastarlo en pagar las sanciones europeas.

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