Dominio público

Público y privado en la política: el caso de Benjamin Griveaux

Antonio Gómez Movellán

Presidente de Europa Laica

Benjamin Griveaux, al anunciar su retirada como candidato a la Alcaldía de París por En Marcha, la formación de Emmanuel Macron. AFP/Bonaventure
Benjamin Griveaux, al anunciar su retirada como candidato a la Alcaldía de París por En Marcha, la formación de Emmanuel Macron. AFP/Bonaventure

Esta semana Benjamín Griveaux, el que era el candidato de Macron  para la alcaldía de Paris, se ha  retirado de la carrera electoral porque se han difundido unas fotos de contenido sexual que el mismo había enviado a la joven  parisina Alexandra de Taddeo, quien  habría dado éstas al  extravagante artista de performance y refugiado ruso Piotr Pavlenski  quien a su vez estaba en contacto con el joven abogado y escritor  Juan Branco, hijo del famoso productor cinematográfico , y  quien después de una serie de devaneos con la política del establishment, ha devenido  abogado de los chalecos amarillos publicando un libro crítico de la nueva oligarquía política francesa, Crepúsculo, convertido en best seller en Francia.

Todo este asunto ha convulsionado coyunturalmente la vida política francesa y en cierto modo ha sorprendido ya que Macron quería haber seguido apoyando a su "benjamín" Griveaux en su carrera hacia la alcaldía, pero éste ha desistido porque, al parecer, el artista ruso conserva más material comprometedor.

El artista ruso ha declarado que su difusión obedece a una crítica a la hipocresía de los nuevos políticos franceses que, proyectando hacia la sociedad una moral privada de ejemplar vida familiar y de puritanismo neo protestante, viven, en la práctica, una moral privada diferente y en cierta forma es una metáfora, según el artista ruso, de su servidumbre política que, defendiendo, en público, un interés común superior, obedecen, en verdad, a los interese de las oligarquías.  La realidad es que Griveaux, que se había destacado en el combate contra los chalecos amarillos, había utilizado a su mujer e hijos como ganchos electorales, intentado proyectar una imagen de familia convencional muy unida.

La clase política francesa, desde Le Pen hasta la Francia insumisa de Mélenchon, han salido en defensa de la vida privada y han alertado del peligro de utilizar la intimidad privada para las disputas electorales. Pero, ¿existe privacidad en la era digital? . Snowden ha declarado que los EEUU son capaces de escuchar, hacer geolocalización y espiar a cualquier persona en el mundo que esté enganchada a cualquier red, como bien se demostró tras el pinchazo, durante diez años, del teléfono móvil de Angela Merkel por parte de los EEUU. Pero más allá del asunto de la privacidad en la era digital, todo este vodevil a la parisina manifiesta algunos fenómenos de la vida política moderna. En primer lugar, que se ha producido una americanización de la vida política en Europa, donde la moral privada cuenta mucho a la hora de salir elegido o no en una elección y, en segundo lugar, porque la política se ha convertido en un Mercado en sí y para sí y cada día es menos representación de los diversos intereses sociales que existen en la sociedad. Además, muchos de los lideres políticos se forman, de la noche a la mañana, por una conjunción de intereses entre medios de comunicación, cada año menos plurales y más monopolizados, y entre empresarios y oligarquías financieras.  Esta conjunción hace que se hable de una oligarquización de la vida política en Europa que está trasformado los sistemas políticos y los partidos políticos conocidos hasta ahora.

La vida íntima y personal, independientemente de la eficacia de las leyes para su protección, se expone libremente por parte de muchos políticos como un elemento más del mercado electoral y se utiliza, simbólicamente, como una forma de identificación de su propio electorado.

En nuestro país lo hemos visto muy recientemente en partidos como PODEMOS que de ser un partido de vocación social popular ha devenido en un mero partido político electoral y donde lo privado y los juegos de tronos son tan importante como el programa que defienden y voluntariamente se expone al público la vida privada de sus líderes como elemento más del márquetin electoral, lo cual utilizan, también, sus rivales electorales.

La política en la actualidad se hace con una encuesta electoral en la mano. ¿Cómo es posible que el jefe de gabinete de un gobierno que se dice progresista sea una persona que tiene en su haber el haber dirigido en España la primera campaña xenófoba y de incitación al odio a los inmigrantes, en el año 2007 ,en la  localidad de  Badalona?, campaña que fue denunciada por SOS racismo y otras organizaciones sociales.¿ Cómo es posible que el jefe de gabinete del Presidente del primer gobierno de coalición de izquierdas, en nuestro país, sea un personaje que ha enarbolado , en varias ocasiones y con fines de populismo electoral, , la bandera de la xenofobia y contra la igualdad?  Esto es algo sorprendente que no ha levantado siquiera la más la mínima protesta por parte, no ya de dirigentes socialistas, que tampoco, ni siquiera de afiliados de base del partido ni tampoco de sus socios de gobierno, a no ser que se considere que la política es esencialmente un mercado electoral donde se requieren técnicos aprendices de Goebbels en la manipulación de masas.

El problema no es esta tanto en proteger lo privado, algo casi imposible, sino cambiar la política misma convirtiendo los partidos políticos en representantes auténticos de intereses sociales y erosionado una clase política cada año más parecida a un nuevo mandarinato. No hay atajos para regenerar la política que no sea cambiar la política.

No sabemos lo que ha habido detrás del complot parisino contra Griveaux y nos entra la duda de que sea un acto de venganza de algunos seguidores de los chalecos amarillos o por el contrario un operación al servicio de sus rivales electorales; si nos preguntamos a quién beneficia este complot parece ser que será a la candidata de la derecha republicana Rachida Dati quien pretende recoger todo una gran parte de este voto macroniano de centro y unirlo a su voto de centro derecha para competir con la socialista Anne Hidalgo. Paradójicamente Rachida Dati , fue la que tuvo que hacer frente, en el pasado, a la utilización de su vida privada en su vida política sobre un supuesto romance con Jose María Aznar.

Para finalizar una nota de optimismo en la política francesa: son dos inmigrantes de primera generación (una española y otra argelina marroquí) y de origen social muy humilde quienes se enfrentarán por la alcaldía de París, algo inaudito, no solo en España, sino en la mayoría de los países de Europa, por más que desde diversos países y lugares se ladre en contra del laicismo francés.

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