Dominio público

¿Cómo son las mujeres en la Economía Social y Solidaria? Estableciendo el perfil femenino de competencias

Daria Maria Wencel

Investigadora de REAS (Red de Economía Alternativa y Solidaria)

El 8 de marzo es el día en el que volver a reivindicar la igualdad de género en el ámbito laboral gana una importancia mayúscula. Sin embargo, esta cuestión preocupa también durante los restantes trescientos sesenta y cuatro días del año. Los datos que proporciona el Instituto de las Mujeres[1] con respecto a su situación en el mercado laboral desvelan una realidad todavía adversa para ellas. En la actualidad en España, la población activa femenina accede al empleo en menor medida que la masculina (43% frente a los 54%) y sufre mayor riesgo de desempleo (17% frente los 14%). Con respecto a la brecha salarial, las mujeres ganan cerca de 16% menos si tenemos en cuenta la ganancia por hora normal de trabajo.

II feria de Economía Feminista de Madrid. REAS Madrid
II feria de Economía Feminista de Madrid. REAS Madrid

Siendo los principios de equidad y de trabajo los principales pilares del sistema de valores de la economía social y  solidaria, trabajar para minimizar las desigualdades de género en aspectos laborales es un asunto trascendental y suficientemente relevante para dedicarle el tiempo y el esfuerzo que se merece. Por ello, REAS Red de Economía Alternativa y Solidaria lanzó recientemente un estudio con el objetivo de determinar el perfil de competencias de las mujeres vinculadas con la Red, poniendo el foco sobre todas aquellas emprendedoras, colaboradoras, trabajadoras y líderes femeninas que forman parte de ella. El objetivo ha sido descubrir en términos competenciales sus puntos fuertes, para darles visibilidad y promocionarlos, y las áreas de mejora, para reforzarlas mediante una formación diseñada a la medida de las necesidades. Según el supuesto inicial, estos dos tipos de acciones permiten consolidar el estilo de liderazgo de las mujeres para, finalmente, apoyar el logro de una mayor igualdad de condiciones laborales entre las mujeres y otras identidades de género.

Una pregunta, muchas respuestas

¿Es factible establecer un único perfil de competencias de un grupo objetivo repartido por todo el territorio nacional y diversos ámbitos, compuesto por decenas de sectores y cientos de entidades? Lo es, pero con cierto esmero. Para poder completarlo, el trabajo de investigación fue diseñado de tal manera que implicaba en las entrevistas y el grupo focal a un colectivo de interlocutoras los más diverso posible, y llegaba al resto de las personas de la Red mediante un cuestionario. La triangulación de los resultados de las tres herramientas de la investigación ha permitido no sólo acceder a una representación del grupo objetivo más amplia, sino que también sumar las fortalezas y aminorar las debilidades de cada una de estas técnicas. No obstante, hay que tener en cuenta que formular este tipo de conclusiones universales, como establecer el perfil de rasgos de un grupo, conlleva dar relevancia a las características más comunes y a la vez, descartar las menos genéricas.

El rostro femenino de la ESS

Dada la envergadura habitual de los proyectos, el perfil de las mujeres vinculadas con la ESS se asemeja al de las empresarias PYME de la economía convencional. Son muy polifacéticas; gestionan muchos frentes simultáneamente, saben cómo funcionan todas o casi todas las áreas técnicas de gestión de sus proyectos, trabajan mucho y casi al borde de la sobrecarga. La principal diferencia con respecto a sus homólogas de fuera del ámbito está en el nunca cesante empeño en desarrollar su actividad económica de acuerdo con los valores de la ESS. Ha sido curioso advertir que las mujeres consideran más prioritario encontrar este punto de equilibrio que sus compañeros masculinos. Los temas de los cuidados y la conciliación de sus vidas profesionales y personales son asuntos que les preocupan y tienen impacto sobre las decisiones que toman en el trabajo.

Encuentro de emprendimiento C2C de 2018. REAS Madrid
Encuentro de emprendimiento C2C de 2018. REAS Madrid

En términos de competencias, las mujeres de la ESS se autoevalúan más alto en las competencias que tienen que ver con las relaciones entre las personas. Trabajo en equipo e intercooperación son competencias que las mujeres consideran muy relevantes y en las que además se sienten fuertes. Tampoco tienen complejos si se trata de la toma de decisiones, la que consideran una de sus mayores fortalezas. Consideran ser buenas comunicadoras y saber gestionar los conflictos, aunque lo último implique efectos secundarios como la carga emocional con la que lidiar. Destacablemente, a pesar de ser sus puntos fuertes, tienen interés en seguir refinando estas competencias para saber gestionar todavía mejor la complejidad de las relaciones interpersonales en sus entornos laborales. Por otro lado, entre las competencias evaluadas como prioritarias pero poco dominadas se han encontrado sobre todo las que tienen que ver con los temas de gestión empresarial, y más si implican las actividades de exposición y visibilidad. Consideran que tienen margen de mejora en cuanto a la identificación de las oportunidades para sus proyectos, sean de negocio, de mejora, de innovación o de otra índole. Consideran primordial que sus proyectos se gestionen de manera feminista, implementando medidas de transformación hacía modelos corresponsables e igualitarios, y en consonancia con los principios de la ESS, pero todavía no son expertas en estos aspectos. Admiten que sería prioritario perfeccionar sus competencias técnicas en áreas de estrategia y finanzas, sin embargo a menudo muestran cierta reticencia si se trata de temas más alejados de sus preferencias vocacionales.

Las mujeres tienen un estilo de liderazgo propio y este estilo se diferencia significativamente del de los hombres. En la actualidad, las figuras de las líderes femeninas en la ESS están cada vez más presentes y visibles. Su manera de liderar demuestra que pueden coexistir diversas maneras de gobernar y que la priorización de los aspectos humanos, uno de sus principales atributos, puede traducirse en múltiples beneficios para las organizaciones, incluyendo los económicos. La intercooperación, el trabajo en equipo, los valores y la corresponsabilidad son sustanciales para las líderes femeninas, las que a la vez, no menosprecian las áreas técnicas de la gestión empresarial. De hecho, cinco de las diez competencias más prioritarias para las líderes femeninas tienen que ver con los asuntos estratégicos y económicos. Por comparar, los líderes masculinos han incluido en sus top 10 solamente dos de ellas y estas se han encontrado en las últimas posiciones. En ocasiones el liderazgo de las mujeres, que no persigue el reconocimiento ajeno, acaba efectuándose desde la invisibilidad.

Las mujeres vinculadas con la ESS tienen ganas de aprender. Quieren crecer ellas mismas y hacer crecer sus proyectos, pero luchan contra una crónica falta de tiempo. Por ello, consideran que la formación tiene que encontrar fórmulas de acompañamiento compatibles con el desempeño de sus tareas, incrustándose en su día a día de acuerdo con las necesidades reales de las actividades que llevan a cabo. Ven necesario que las formaciones no sólo se centren en la transmisión de los conocimientos, sino que también encuentren maneras de tener un tangible impacto sobre las actitudes de las personas. Asimismo, hacen un fuerte hincapié en que las formadoras tienen que tener el conocimiento real de los valores de la ESS, para que los aprendizajes sean replicables dentro de sus entidades.

Hacía un perfil 2.0

Los resultados de la última edición de la campaña de Balance Social demuestran que el entorno laboral de la ESS facilita a las mujeres, su principal fuerza laboral, un entorno mucho más igualitario y considerado de lo que lo hace el ámbito de la economía convencional. Es un importante logro para el sector, que reconoce los márgenes de mejora e identifica otros retos que afrontar. Justamente uno de ellos es la inclusión de la diversidad socioeconómica y cultural al perfil de sus trabajadoras, un perfil que hoy en día todavía no se presenta suficientemente plural. Suelen ser sobre todo mujeres españolas, de entre 30 y 50 años y con un nivel de estudios alto. Este conjunto de características tiene impacto sobre la naturaleza de las actividades económicas que acaban desarrollándose bajo el paraguas de la ESS. Una mayor inclusión en términos de perfiles competenciales sería una posible solución para cubrir los huecos de producción existentes en el sector y, en efecto, la consolidación de una oferta más variada y completa de la ESS.

NOTAS
[1] https://www.inmujer.gob.es/MujerCifras/Home.htm

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