Dominio público

Gobierno de izquierdas, políticas ídem

Ana Pardo de Vera

La vicepresidenta tercera y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz (3d), posa para los medios con el presidente del Partido Popular, Pablo Casado (2i), el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi (3i), la alcaldesa de Barcelona Ada Colau (2d), el secretario general de la UGT Jose María Álvarez (d) en presencia del presidente del Círculo de Economía, Javier Faus (i), antes de intervenir en la segunda jornada de la Reunión del Cercle de Economía. EFE/Quique García
La vicepresidenta tercera y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz (3d), posa para los medios con el presidente del Partido Popular, Pablo Casado (2i), el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi (3i), la alcaldesa de Barcelona Ada Colau (2d), el secretario general de la UGT Jose María Álvarez (d) en presencia del presidente del Círculo de Economía, Javier Faus (i), antes de intervenir en la segunda jornada de la Reunión del Cercle d'Economia. EFE/Quique García

Si en algo nos distinguimos (o debemos) los del oficio de la prensa es en ir un poco más allá de los acontecimientos de inminente actualidad. Esto es, en lenguaje coloquial, en ser las moscas cojoneras que traten de evitar que se acomoden en la poltrona quienes ocupan puestos de poder (e incluimos a todo tipo de cargos remunerados por los impuestos de usted y por los míos) y recordarles sus compromisos adquiridos, incluso, al más alto nivel con la firma de acuerdos de Gobierno de coalición progresista. Por ejemplo.

Aparte de los indultos a los presos independentistas, que ya cuentan con el apoyo (¡Madre del amor hermoso!) del alto empresariado patrio, y de la aprobación y traspaso por parte de la Comisión Europea de los fondos Next Generation a España, la vida diaria sigue siendo muy jodida, con perdón, para buena parte de este país, donde los niveles de desigualdad superan a los de la media europea con creces y con vergüenza: en los últimos cinco años, la desigualdad en España es más elevada que en los últimos 50 años y la tendencia no ha cambiado, nos advertía el pasado 15 de junio en el Senado el presidente de la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social en el Estado Español (EAPN-ES), Carlos Susías. España está en el top five de las economías más desiguales de Europa.

Empecemos por que la subida de la factura de la luz es insoportable, incomprensible con cualquier Gobierno, pero más si se dice progresista. No hay justificación posible a semejante disparate. ¿Es que nos van a decir también PSOE y Unidas Podemos que "Es el mercado, amigo"? Porque sí, porque para Unidas Podemos entrar en el Ejecutivo conlleva estas complicidades inherentes a cualquier decisión, y los de Ione Belarra lo saben, independientemente de que sus planes sean más ambiciosos que los del PSOE, incluyendo la creación de una eléctrica pública. Más competencia, más impuestos a las eléctricas, menos IVA... En pleno verano, con temperaturas generalizadas por encima de los 30 grados, en el mejor de los casos, o 40 grados en los más dolorosos, ¿qué pretenden? ¿Sustituir los casos menguantes de coronavirus en las urgencias por golpes de calor o síntomas de hipotermia, alternativamente según las estaciones? Si hay un bien de consumo básico es la electricidad, y no puede permitirse ni este negocio con ella ni este IVA con el negocio de unos pocos.

También pudiera parecer, y parece, que el Gobierno ha llegado al éxtasis, al culmen de su gestión, con la aprobación y llegada de los fondos de Bruselas y con la aceptación de los indultos por parte del Ibex 35 (ojo y vigilancia: el top de empresas está entrenado extraordinariamente para captar esos fondos, mucho mejor que las mayoritarias pymes, por razones obvias y de recursos; conviene estar atento para evitar los abusos de quienes están acostumbrados a llevarse la parte gruesa y jugosa del pastel) El éxito para el Gobierno en las jornadas del Cercle d’Economia ha sido redondo, porque con su asistencia, también, el líder de la oposición y presidente del PP, Pablo Casado, se tragó el sapo de su rechazo a la medida de gracia a los presos independentistas frente al muy exquisito Cercle -a favor de tal decreto- y lo hizo para culminar una semana nefasta: el fracaso de la foto de Colón II, la rebelión de Isabel Díaz Ayuso contra la disciplina de partido sobre el papel de Felipe VI rey y los incontables casos de corrupción del PP judicializados y dando día tras día disgustos y escándalos incompatibles con cualquier democracia.


La concesión de los indultos y su apoyo que se extiende por momentos y la aprobación del plan del Gobierno por la CE para los fondos europeos son una gran noticia, qué duda cabe y aunque el PP los considere un grano en el culo, con perdón; en su culo de oposición que se veía en La Moncloa en 2023. Pero son asuntos grandilocuentes que no llegan al día a día de la gente; sí, esa gente del lado más oscuro de la desigualdad, cada vez más profundo.

Un Gobierno progresista se debe al derecho a la vivienda digna (¿qué pasa ahí?), a los servicios públicos, al trabajo... A todo aquello que le impone la Constitución, además de los derechos (muchos) y los deberes (pocos) del rey Felipe VI, que está a punto de hacerse republicano gracias a Isabel Díaz Ayuso y a Vox. El texto constitucional sobre la Corona nos lo sabemos todos/as muy bien; el resto, ya tal. Los/as ciudadanos lo queremos todo y por eso estamos los periodistas aquí, para recordarlo a los poderes. No olvide el Gobierno, me da igual la parte, que mientras el Cercle d'Economia se regodea en su poder y sus corbatas (la mayoría), hay personas que se suicidan durante sus desahucios con el único abrazo de su perro hoy abandonado y hay mujeres asesinadas o muertas en vida por esa violencia machista ninguneada por crueles representantes institucionales.

Ya basta.


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