Dominio público

El (medio) ambiente es el mensaje

Juan López de Uralde

JUAN LÓPEZ DE URALDE

medioambientesolbesblog.jpgEn la presentación del nuevo Gobierno, el presidente José Luis Rodríguez Zapatero proclamó que la lucha contra el cambio climático sería una de las tres prioridades de su Gobierno. Ciertamente se trata de un objetivo adecuado, pero va a tener que hacer ímprobos esfuerzos para convencernos de la sinceridad de su declaración, visto lo ocurrido con el Ministerio de Medio Ambiente. Si McLuhan estaba en lo cierto y el medio es el mensaje, no cabe duda de que con la composición del nuevo gabinete hemos entendido que el medio ambiente no es una prioridad para la legislatura que entra. Ese ha sido el mensaje que se envía a la opinión pública con la absorción por parte de Agricultura del Ministerio de Medio Ambiente.

La opción elegida de unir Medio Ambiente al antiguo Ministerio de Agricultura es inadecuada e incoherente con los mensajes políticos enviados a lo largo de la campaña electoral. Se trata de un grave retroceso tras los avances conseguidos en la última legislatura de la mano de Cristina Narbona. En primer lugar porque reduce el peso específico de esta cuestión en el Consejo de Ministros, y elimina la voz de la ecología en sus reuniones; en segundo lugar el medio ambiente es mucho más amplio que las cuestiones relativas al sector agrícola y pesquero; en tercer lugar, con la opción elegida hay un riesgo cierto de que quede, en los aspectos relacionados, relegado bajo los intereses de las industrias agrícolas y pesqueras.

Veáse, por ejemplo, el caso del agua. Un asunto que parece tener mucho que ver con la caída de Narbona, a pesar de que ella ha cumplido estrictamente con el programa de Gobierno de su partido. El consumo de agua en España por habitante es excesivo y se debe en un 80% al consumo de agua en el sector agrario. En los últimos años ha quedado en evidencia la necesidad de una política de aguas distinta, que priorice la eficiencia y reduzca el consumo. Para ello será imprescindible reducir regadíos. Una acción de este calibre nunca vendrá de un Ministerio de Agricultura.

No cabe duda de que las políticas aplicadas por diversos ministerios –Fomento, Energía, Economía o Agricultura– afectan al medio ambiente. Agricultura es uno de ellos, pero no el único. La aplicación de una política que realmente buscara una buena coordinación para alcanzar objetivos ambientales ambiciosos requería de una estructura ministerial diferente. Precisamente por ello los ecologistas habíamos propuesto la creación de una vicepresidencia de sostenibilidad. Ese nuevo ministerio es solamente una versión reducida y equivocada de nuestra propuesta.

Volvemos con esta estructura ministerial a los tiempos de la UCD, en los cuales el organismo gestor del medio ambiente se llamaba ICONA y formaba parte del Ministerio de Agricultura. La entrada en la Unión Europea, sin embargo, obligó a que el medio ambiente fuera ocupando un espacio creciente en la administración española, y estuvo vinculado al Ministerio de Obras Públicas hasta que Aznar creó el Ministerio de Medio Ambiente en 1996.

Cuesta mucho encontrar las razones que puedan justificar el despropósito de su actual desaparición, especialmente considerando el discurso del presidente Zapatero, hasta ahora comprometido con el entorno. Entre las posibles causas detrás de esta decisión, una vez más el medio ambiente parece haberse convertido para el Gobierno en un pesado obstáculo para la aplicación de una política de hormigón que sustituya al ladrillo en crisis. En ese contexto, la aplicación rigurosa de los mecanismos de impacto ambiental pueden ser vistos como obstáculos contra esa opción. Puede suponerse también que esté relacionada con la política de aguas, y que se quiera volver a la época dura de las grandes infraestructuras –pantanos y trasvases–. Tampoco es descartable que el sector pronuclear del PSOE haya ejercido un papel en la salida de Narbona, y en la reducción del medio ambiente a las cosas del campo.

Me da la sensación de que en las pocas horas que van desde el anuncio del nuevo Gobierno, ya les ha llegado el mensaje del error que han cometido. Prueba de ello es la declaración de Fernández de la Vega en el sentido de que "este es el ministerio que más le gusta". Viene a cuento aquello de "excusatio non petita....", porque parece que la vicepresidenta tiene algo que ver con este engendro de ministerio que nos han colado.

En todo caso la tarea para el Gobierno en esta legislatura en materia de medio ambiente es muy intensa. He aquí algunos de los deberes que deben cumplirse en los próximos cuatro años: cumplimiento del Protocolo de Kioto; compromiso para la reducción de las emisiones de CO2 en un 30% para el año 2020; establecimiento de un programa de cierre progresivo de las centrales nucleares, empezando por la de Garoña en este año de 2008; aplicación de la Estrategia de Sostenibilidad de las Costas aprobada en la anterior legislatura, dotándola de presupuestos concretos y un Plan de Acción. Debería comenzar con la demolición del Algarrobico (Almería); cambio en la política sobre transgénicos: moratoria de los cultivos transgénicos en España, siguiendo el ejemplo de Francia y Rumania; no a la realización de trasvases, ni grandes infraestructuras.

Aplicación de una política de ahorro y eficiencia en el uso del agua; priorizar los criterios ambientales en la gestión de la actividad pesquera... Tarea amplia, como se ve. Y que justifica más que un Ministerio, la creación de esa vicepresidencia
de sostenibilidad.

Desconozco, en fin, quién está detrás de esta maniobra política tan poco inteligente. Hacer desaparecer el Ministerio de Medio Ambiente es un enorme error. De lo que estoy seguro es de que si no hay una rectificación en algún sentido, este error puede convertirse en una molesta piedra en el zapato de Zapatero a lo largo de toda esta legislatura.

Juan López de Uralde Director ejecutivo de Greenpeace España

Ilustración de Iván Solbes

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