en Público – Dominio público https://blogs.publico.es/dominiopublico Todos los articulos de opinión de Dominio público sobre la información política y social en Público Tue, 19 Mar 2024 10:50:46 +0000 es hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.4.3 Europa se pone en pie de guerra https://blogs.publico.es/dominiopublico/60340/europa-se-pone-en-pie-de-guerra/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/60340/europa-se-pone-en-pie-de-guerra/#respond Tue, 19 Mar 2024 10:48:11 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=60340 Continuar leyendo "Europa se pone en pie de guerra"]]> Europa se pone en pie de guerra
Uniformes de mandos militares en la Academia de Infantería, a 9 de noviembre de 2023, en Toledo.- EP

Durante las últimas semanas asistimos a una ingente cantidad de discursos y actividad política vinculada a la guerra en la frontera oriental de la UE. La nueva revitalización y puesta en marcha de una política industrial sostenida sobre la construcción de una Política Europea de la Defensa debería ser objeto de un mayor debate y escrutinio público. El marco recurrente en la mayor parte de medios de comunicación y repetido hasta la saciedad por, entre otras, la ministra de Defensa española Margarita Robles, es sencillo, y se articula sobre tres ideas que no necesariamente deberían estar vinculadas: "Trabajar para la paz, invertir en defensa, peligro inminente ruso". Así de sencilla es la línea argumental que se ha desplegado desde hace aproximadamente dos semanas.

Una línea argumental que coincide en el tiempo con dos acontecimientos que han llevado a los líderes europeos a un nerviosismo que pocos tratan de ocultar, y esos son las declaraciones de Trump y el fracaso de la ofensiva ucraniana.

El primero, las declaraciones de Donald Trump durante un mitin en Carolina del Norte donde advertía a los aliados de la OTAN que "alentaría a Rusia a hacer lo que quisiera con los países morosos", es decir, aquellos que no hubieran asumido el incremento del PIB 2% en seguridad y defensa aprobado en la Cumbre de Gales de 2014. Nada nuevo, ya en 2016 el presidente Obama reprochaba la ausencia del incremento del gasto en seguridad y defensa. Trump, siempre más directo, en ese mismo año condicionó la defensa de sus socios al incremento del aporte a la organización. A unos meses de unas nuevas presidenciales norteamericanas y, a pesar de las actuales circunstancias, a nadie debería extrañar estas declaraciones, que, por otra parte, no alteran un ápice el espíritu de la política exterior norteamericana desde, al menos, el mandato de Obama.

El segundo acontecimiento relevante ha sido el fracaso de la ofensiva ucraniana de 2023 atribuible tanto a la escasez de armas y munición, como de hombres, pero también a los errores estratégicos y desencuentros en la propia cúpula militar ucraniana que se saldaron con la salida del general Zaluzhny hace unas semanas. La demora en la aprobación de nuevas partidas presupuestarias en el Senado norteamericano, así como su reducción durante los últimos meses han tenido un impacto brutal en el frente ucraniano. De este modo, el ejército ruso avanza en el Donbás donde ya controla en torno al 20% del territorio de Ucrania.


La conjunción de estos dos hechos, ha provocado la explosión de una serie de declaraciones por parte de distintos líderes europeos, empezando por la flamante nueva candidata del PPE a las elecciones al Parlamento Europeo y actual Presidenta de la Comisión Europea, que declaró que "la amenaza de una guerra puede no ser inminente pero no es imposible" así como que "no hay que exagerar los riesgos de una guerra, pero hay que prepararse para ellos". En esta misma línea, pero subiendo un grado más, ha planteado que no era descartable el envío de tropas europeas a Ucrania. Para ello, claro, el incremento del gasto en seguridad y defensa es una de las variables claves.

Lo que se observa es el incremento de una suerte de debate oportunista sobre Ucrania en donde se vincula la potencial amenaza rusa a territorio OTAN, con la necesidad de aumentar el gasto en seguridad y defensa, independientemente de cualquier otra consideración. Así, se asume que los pasos del Kremlin son impredecibles y que estaría dispuesto a continuar una expansión imperial que no se detendría en Ucrania y no se observa en ningún caso la propia estrategia de seguridad rusa ni, por supuesto, la propia cultura política rusa o sus capacidades militares convencionales reales.

En lugar de enmarcar el debate sobre el incremento de las partidas de seguridad y defensa europea en términos de la necesidad de que la UE tenga una auténtica autonomía estratégica que le permita no ser dependiente en defensa, energía y suministros, y hacerlo en términos de consulta democrática a la ciudadanía, lo que se observa es cómo el marco discursivo se ha articulado sobre la base del miedo. Y ello es debido a dos cuestiones, la primera la creciente fatiga de guerra por la que atraviesan las sociedades europeas y su ausencia de conciencia sobre la proximidad de la guerra y de su involucración en la misma; la segunda, la presión por demostrar a los norteamericanos el compromiso europeo con la seguridad y la defensa.


Europa en la actual situación geopolítica no está en condiciones de dar una respuesta al corto y medio plazo a las necesidades que tiene Ucrania sobre el terreno y eso nuestros líderes lo saben. También son conscientes de que la reconstrucción de la defensa de la UE va más allá de Ucrania y que ésta conlleva costos y riesgos inevitables que tendrán que contar a su ciudadanía y que requieren de un debate democrático exhaustivo y políticas que cuenten con una base consistente y bien articulada. Y, por último, pero no menos importante, la ingente presión que la industria armamentística está poniendo sobre la UE para favorecer el incremento de su producción y, sobre todo, mantenerla de manera sostenida en el tiempo, de ahí que el gasto en defensa se quiera mantener alejado de posibles "techos de gasto".

De hecho, lo que desde ya se debería estar exigiendo a los gobiernos es que cesen con el alarmismo, que expliquen cuales son los planes que existen, si los hubiera, más allá del rearme, para la (re) construcción de la arquitectura de seguridad y defensa europea autónoma, así como el papel que jugaría en la misma EEUU, y eventualmente Rusia. Es imprescindible que Europa vaya más allá de prepararse para la guerra, y preguntarle cómo se quiere preparar para la paz.

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“La peste” en Galicia (otra vez) https://blogs.publico.es/dominiopublico/60390/la-peste-en-galicia-otra-vez/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/60390/la-peste-en-galicia-otra-vez/#respond Mon, 18 Mar 2024 21:55:32 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=60390 Continuar leyendo "“La peste” en Galicia (otra vez)"]]> La fábrica de celulosa que pretende Altri será diez veces más potente que la de Ence en Pontevedra, en la foto.
La fábrica de celulosa que pretende Altri será diez veces más potente que la de Ence en Pontevedra, en la foto.

El macroproyecto de la empresa celulosa Altri, que amenaza con fructificar en poco tiempo, está despertando una indignación sin precedentes en Galicia, particularmente en Palas de Rei (Lugo), donde se prevé instalar esta aberración mediaoambiental que multiplica por diez las dimensiones de la igualmente pestilente factoría de Ence, sita en la ría de Pontevedra. No hace falta ni ir a las hemerotecas para conocer lo que la factoría de celulosa y su corte de eucaliptos a gogó provocan en el medioambiente pontevedrés; con ir allí y recibir sus efluvios malolientes en la cara, una se da cuenta de que el proyecto franquista de Ence (1963), avalado por el Supremo el pasado año y apoyado por los sindicatos por la carga de trabajo que supone, es un misil contaminante para la ría y para un ecosistema, Galicia, agraciado en tanto y abandonado asimismo en otro ídem por las instituciones cortoplacistas y mentirosas. Para qué vamos a invertir en proyectos sostenibles que sí creen buen empleo si tenemos "la peste" para que la respiren los incautos/as y un planeta asfixiado de mierda plástica y otros venenos.

Los vecinos del territorio que se verán afectados por esta potencia generadora de bosques de eucaliptos, plantaciones responsables de tantos incendios, llaman así, "la peste", a la contaminación con la que Altri inundará sus pozos, sus campos, sus cultivos, su aire o sus pueblos. Llegará dicen, en cuanto la fábrica se ponga en marcha con sus vertidos, de los que dan buen ejemplo todas las condenas que se llevó la celulosa Ence por los suyos y que no impidió al Gobierno de Mariano Rajoy alargar la agonía de la ría hasta 2073 con la bendición del Tribunal Supremo, "por-que-tra-ba-jo" de la calidad que sea y contra el propio trabajador.

Al respecto del tema laboral, Altri cifra en 2.500 los empleos que creará. Sus detractores los/as vecinas dicen que no pasan de 200 (y manejan documentación de sobra, que pueden consultar en Público), pero es que, además, y puesto que viven allí, no los quieren; lo que sí quieren es que los 250 millones que va a invertir la Xunta de Rueda en la celulosa, los revierta en el rural gallego de esa zona. Ni caso, nadie del Ejecutivo se ha reunido con ellos, "por-que-ma-yo-rí-a-ab-so-lu-ta".

Desde luego, las denuncias que Altri acumula en Portugal no invitan al optimismo, pero una (lucense militante) tiene además la sensación de que este tipo de proyectos, cuya defensa ha estribado siempre en los empleos que generan por encima de todo -como las fábricas de armas o las bases militares- ya no cuelan. Y no lo hacen porque en Galicia, los sucesivos gobiernos del PP se han dedicado al cortoplacismo, a prometer lo que les va bien a ellos (molinos eólicos a espuertas, lanzados a pelo sobre los campos o el mar, que no suponen riqueza alguna para gallegos y gallegas), a no invertir un euro en servicios públicos de las zonas rurales que agonizan en el vacío, el abandono y el envejecimiento, mientras alardean de no tener deuda. ¿Pero qué deuda vais a tener si tenéis a Galicia intentando convertirla en la Marbella atlántica por la costa y con eso, a vivir todo el mundo todo el año?

Galicia se presta más que nunca a modelos productivos sostenibles, somos líderes en renovables, por ejemplo, pero a la Xunta le importa un higo y no pide nada, solo el abrazo a Feijóo de los jefazos de las energéticas a las que cede su (nuestro) país. Y ahora quieren cargarse (también) una de las pocas zonas sin contaminar y orgullosa de su territorio, pese a las carencias de un Gobierno autonómico que invierte cero en ella. "Que pague la celulosa", dicen, y no se les cae la cara de vergüenza con "la peste" que llega. Y tú les votas porque crees que te caerán las migajas de la mesa de los portugueses de Altri, a los que no quieren en Portugal, por cierto. Te hemos informado, avisado, y te diría que disfrutes lo votado, pero Lugo, Galicia, también es mi tierra. ¿Hay alguien ahí?

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https://blogs.publico.es/dominiopublico/60390/la-peste-en-galicia-otra-vez/feed/ 0 Ana Pardo de Vera,Galicia,Medio Ambiente
Lectura serena del informe de la Comisión de Venecia https://blogs.publico.es/dominiopublico/60372/lectura-serena-del-informe-de-la-comision-de-venecia/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/60372/lectura-serena-del-informe-de-la-comision-de-venecia/#respond Mon, 18 Mar 2024 19:25:01 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=60372 Continuar leyendo "Lectura serena del informe de la Comisión de Venecia"]]>  

Miembros de la Comisión de Venecia. EFE/ Enrique Del Viso
Miembros de la Comisión de Venecia. EFE/ Enrique Del Viso

Curiosamente la ciudad de los canales es conocida histórica y políticamente como La Serenísima República de Venecia. Creo que ello nos invita a realizar una lectura serena y completa del Informe que la Comisión de Venecia ha elaborado a petición del Senado, es decir del Partido Popular, que tiene la mayoría absoluta. Lo intentaré, aunque como es lógico mis reflexiones y conclusiones no sean compartidas por algunos.El informe definitivo está fechado en Estrasburgo, el 15 de marzo de 2024 y se titula: "Proyecto de opinión de España en los requisitos del estado de derecho para las amnistías, con especial referencia al proyecto de ley parlamentaria sobre la ley orgánica de amnistía institucional, política y normalización social de Cataluña".

Como premisa debe tenerse en cuenta su advertencia de que la Comisión de Venecia no es competente para pronunciarse sobre la constitucionalidad del proyecto de ley de amnistía, que corresponde decidir en última instancia al Tribunal Constitucional español y debatir a los constitucionalistas españoles. Además, de acuerdo con su práctica habitual, la Comisión de Venecia no evaluará la compatibilidad del proyecto de ley de amnistía con el Derecho de la Unión Europea, que podría ser objeto de una sentencia del Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas.

Algunas de sus observaciones se centran en el análisis de lo que podríamos considerar como una teoría general sobre los requisitos, condiciones y circunstancias de las leyes de amnistías, según los manuales de Derecho Constitucional. Estas consideraciones se han calificado por la prensa de la derecha y derecha extrema, como un varapalo a la iniciativa del Gobierno (qué manía la de este país de argumentar a garrotazos). La ley ha superado la votación del Congreso de los Diputados y va camino del Senado, donde reposará, por puro capricho de la mayoría, por lo menos dos meses, si antes no deciden plantear alguna cuestión ante el Tribunal Constitucional.

Nada que objetar a sus indicaciones sobre la conveniencia de tramitar las amnistías por procedimientos legislativos no acelerados que pueden perjudicar la calidad de la ley. No obstante, creo que el debate previo ha sido intenso, tanto en el ámbito académico como en el político y periodístico. Es cierto que la utilización de la vía o de la forma de Proposición de ley, elude los informes no vinculantes de órganos consultivos, pero no lo es menos, como indica irónicamente el Informe, que algunas instituciones llamadas a dar su opinión, como el Consejo del Poder Judicial, ya habían expresado su oposición aún antes de conocer el contenido de la ley.

Señala que las amnistías suelen estar motivadas por razones de reconciliación social y política. Los precedentes históricos que han acompañado a las numerosas leyes de amnistía que se han promulgado en nuestro país nos muestran que siempre se ha hecho mención al propósito de contribuir a la tranquilidad pública. Subraya que la Proposición de ley se define como "una ley singular" destinada a hacer frente a la "situación excepcional" y "de alta tensión política que la sociedad catalana vive con especial intensidad desde 2012". Superada la objeción a la constitucionalidad de la amnistía, se esta abriendo paso la idea de que el conflicto surgido por la tramitación de la hoja de ruta hacia la independencia de Cataluña nunca debió criminalizarse.

Aconseja definir de forma más precisa el ámbito material y temporal de aplicación de la amnistía, cuestión que no afecta a la validez de la ley. Sus observaciones sobre los delitos de malversación, corrupción y terrorismo no entran en contradicción con el texto de la ley.

No obstante, la Comisión considera que la viva polémica que ha suscitado este asunto sugiere que sería preferible, llegado el momento, regularlo explícitamente mediante una reforma constitucional. La Comisión destaca que la ley deberá ser interpretada y aplicada por los jueces para determinar si cada caso puede acogerse a la amnistía. Sin embargo, advierte que una interpretación restrictiva de su ámbito de aplicación conlleva el riesgo de trasladar los conflictos del ámbito político al judicial. Este resultado no sería coherente con la finalidad de la amnistía como tal.

Me parece significativo, en este sentido, la referencia a que el 21 de junio de 2021, la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa adoptó la Resolución 2381(2021) en los siguientes términos: "¿Debe perseguirse a los políticos por declaraciones realizadas en el ejercicio de su mandato?". La APCE invitaba a las autoridades españolas, entre otras cosas, a reformar las disposiciones penales sobre rebelión y sedición; a considerar el indulto o la excarcelación de otro modo de los políticos catalanes condenados por su papel en el referéndum inconstitucional de 2017 y en las manifestaciones masivas pacíficas; a garantizar que la disposición penal sobre malversación de fondos públicos se aplique de tal manera que la responsabilidad solo surja cuando puedan establecerse pérdidas reales y cuantificadas para el presupuesto o los activos del Estado.

Solo un vínculo causal más estrecho entre "las consultas celebradas en Cataluña el 9 de noviembre de 2014 y el 1 de octubre de 2017, su preparación o sus consecuencias" y determinados actos de malversación y corrupción podría justificar la aplicación de la amnistía a estos últimos. La ley de amnistía es clarificadora en este punto. Establece que no habrá malversación de fondos públicos a las finalidades independentistas cuando, al margen de su adecuación al ordenamiento jurídico, no haya tenido el propósito de obtener un beneficio personal de carácter patrimonial.

Sostiene que lo ideal para una ley de amnistía sería contar con el consenso más amplio posible de la mayor parte de los representantes de la soberanía popular. Pero al mismo tiempo reconocen que el debate académico y político ha sido enconado. A la vista de las manifestaciones de los dos lideres de la derecha extrema se trata de una misión imposible. Cuando se dice reiteradamente que la amnistía es la más grave vulneración del Estado de derecho y de la democracia y se califica al Presidente del Gobierno de traidor y corrupto, no queda más remedio que acudir a la mayoría que lo sostiene para sacar adelante la ley. Ojalá pudiésemos articular este consenso si nuestro ambiente político se pareciese al de Francia o Portugal.

Volviendo a la realidad; la ley establece que la competencia para la aplicación de la amnistía corresponde a los órganos judiciales. Los casos de amnistía están sujetos a tramitación preferente y urgente y las decisiones se adoptarán en un plazo máximo de dos meses. Los recursos no tendrán efectos suspensivos.  Se considera que un acto ha sido amnistiado cuando así haya sido declarado por resolución firme dictada por el órgano competente conforme a derecho.  Si se aplica la amnistía durante la fase de investigación penal, el caso se archiva.  Si se solicita la amnistía durante la fase de juicio oral se dictará Auto de sobreseimiento libre o sentencia absolutoria.

La Ley incluye los delitos que son susceptibles de amnistía por lo que los jueces, en su mayoría de Catalunya, no tendrá dificultad alguna para aplicarla de inmediato. El Tribunal Supremo tiene en sus manos su aplicación a todas las personas, condenadas o no, involucradas en el procés. Es previsible que surjan reticencias en torno a los delitos de malversación y terrorismo y acudirán al Tribunal Constitucional o al Tribunal de Justicia de la Unión Europea.

En este punto la Comisión subraya que los límites del Derecho internacional se refieren a violaciones graves de los derechos humanos, que no son necesariamente los mismos que los delitos graves del Derecho interno.  También recuerda que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha aclarado que "en lo que respecta a las amnistías, su revocación retroactiva no está generalmente permitida, ya que son adoptadas por el legislador y su revocación sería contraria al principio de seguridad jurídica y al principio de no retroactividad de la ley penal".

Ya veremos cuáles son las razones que se esgrimen para justificar su petición ante esos tribunales. En mi opinión, creo que no tienen posibilidades de prosperar, pero, como no podía ser de otra manera, la última palabra les corresponde a ellos.

 

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Adiós, preciosa https://blogs.publico.es/dominiopublico/60382/adios-preciosa/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/60382/adios-preciosa/#respond Mon, 18 Mar 2024 19:10:54 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=60382 Continuar leyendo "Adiós, preciosa"]]> El director de Gabinete de Isabel Díaz Ayuso, Miguel Ángel Rodríguez, tras una sesión plenaria en la Asamblea de Madrid, el pasado julio. EUROPA PRESS/Fernando Sánchez
El director de Gabinete de Isabel Díaz Ayuso, Miguel Ángel Rodríguez, tras una sesión plenaria en la Asamblea de Madrid, el pasado julio. EUROPA PRESS/Fernando Sánchez

Creemos que, con relación a Isabel Díaz Ayuso, lo hemos leído y escuchado todo, pero me temo que no, que no lo hemos hecho.  De momento no parece que en Génova tengan intención de sustituir una pieza política cuya honorabilidad está abiertamente en entredicho y para la que tal vez no tengan recambio. Hacer caer a Ayuso implicaría abandonar la estrategia de confrontación con el Gobierno, que ahora que la Ley de Amnistía empieza a aceptarse como un hecho consumado, se basa sobre todo en atacar al PSOE por el caso Koldo y la corrupción. Feijóo no quiere soltar el comodín del "y tú más". Pero tampoco acaba de aceptar que mientras Ayuso siga al frente de la Comunidad de Madrid, su liderazgo está comprometido y él expuesto a la evidencia de que su partido solo condena la corrupción ajena.

Forzar la dimisión de Ayuso implicaría también contar con una alternativa en Madrid que garantice el régimen de los populares en una autonomía con la que tienen una relación extractivista, en términos tanto de capital material como simbólico. El PP es Madrid y Madrid es España. Recordad que de eso iba un poco toda la historia.

Si Feijóo se atreviera con Ayuso, por otra parte, habría que entender que lo hace también con Miguel Ángel Rodríguez, a pesar de su poder y de su agenda. Rodríguez no son solo su historial y sus maneras, sino que éstas hablan de un entramado de contactos, informaciones, secretos, negociaciones en bares oscuros y favores: montañas de favores detrás de los que hay deudas.

No podemos saber quiénes ni cuándo ni dónde han contraído deudas con Miguel Ángel Rodríguez, pero sabemos que toda esa maraña de historias forma parte de la vida periodística, empresarial y política española desde hace décadas. Las que el actual jefe de Gabinete de Ayuso lleva trabajando para políticos como Aznar o como la presidenta de la Comunidad de Madrid. Políticos en cuya estrategia de comunicación y en cuyo perfil público juegan un papel destacado la mentira y la inmoralidad. ¿Coincidencia?

Como explica magistralmente Margaret Atwood en su ensayo Pagar (con la misma moneda), la deuda es un estado mental o espiritual como lo es el infierno que describe el Mefistófeles de Cristopher Marlowe. Cuando Fausto le pregunta la razón por la que no está en el infierno, Mefistófeles responde que no necesita estar allí de forma concreta porque lo lleva consigo donde va. El infierno, como la deuda, está dentro, muy dentro.

A una deuda apeló Miguel Ángel Rodríguez para amenazar a la periodista de Eldiario.es  Esther Palomera, solo que como ella misma respondió —con un aplomo, por cierto, admirable— en esa conversación que hoy ya es pública, tal deuda solo existía en su cabeza.

Amenazar a una periodista siendo jefe de Gabinete y amparándose en la existencia de lo que él y Ayuso han llamado una "relación de confianza" o una "amistad" desmentida por la propia Palomera, cuando lo que pretendía en realidad era algo así como hacer valer una deuda que solo era real en su desordenada y maledicente cabeza, es incurrir en abuso de poder y vulnerar el derecho a la información, que no es solo del periódico, sino del conjunto de ciudadanas, cuyas libertades —éstas sí reales, tangibles— se ven comprometidas con amenazas como la que el Jefe de Gabinete de Ayuso ha llevado a cabo contra eldiario.es.

Miguel Ángel Rodríguez, a quien la presidenta defiende, despide sus amenazas fallidas después de apelar a una deuda ficticia con un gesto de condescendencia machista: "adiós, preciosa". Las maneras intimidatorias de MAR se han puesto en evidencia. Su forma de actuar revela la firma inconfundible de un matón y un machista, de un Mefistófeles moderno que donde va, ya saben, lleva consigo muy dentro el infierno.

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Nunca más: memoria ciudadana contra la impunidad https://blogs.publico.es/dominiopublico/60354/nunca-mas-memoria-ciudadana-contra-la-impunidad/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/60354/nunca-mas-memoria-ciudadana-contra-la-impunidad/#respond Mon, 18 Mar 2024 07:10:47 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=60354 Continuar leyendo "Nunca más: memoria ciudadana contra la impunidad"]]>  

Carlos Luján / Europa Press

Carlos Luján / Europa Press
13/3/2024

 

 

Ni se iban a morir todos, ni se iban a morir igual. Esa es la principal conclusión del Informe de la Comisión Ciudadana por la Verdad en las Residencias de Madrid, una hoja de ruta ciudadana hacia los derechos a la verdad y la justicia. Los protocolos de la vergüenza existieron y condenaron a 7.291 mayores a morir sin atención hospitalaria, sin medicación para el dolor y sin esperanza en lo más duro de la pandemia de covid-19. Las residencias no se medicalizaron, como aseguró el Gobierno de Ayuso y exigía el Tribunal Superior de Justicia de Madrid. De haber tomado otras decisiones, miles podrían haberse salvado.

Isabel Díaz Ayuso es la responsable política del protocolo de la vergüenza que hoy cumple cuatro años, una sombra que le perseguirá en lo que queda de su carrera política. No sabemos si alguna de las decenas de querellas todavía activas prosperará hasta señalar una posible responsabilidad penal de la presidenta de la Comunidad de Madrid, pero su responsabilidad moral es inapelable. Los protocolos discriminaron a las personas según su edad, enfermedad y discapacidad, decidiendo a priori y sin examen médico individual quién tenía la oportunidad de ir a un hospital.

En las residencias se vulneraron los derechos fundamentales a no ser discriminado, a la vida, a la protección de la salud, a la intimidad familiar y a la integridad física y moral. También se discriminó a las personas mayores que no tenían un seguro privado, porque a quienes sí disponían de uno les trasladaron a hospitales privados.

Ante la inacción de la Asamblea de Madrid (que cerró la comisión de investigación con la convocatoria electoral de Ayuso en 2021) y los juzgados para avanzar hacia un reconocimiento de lo ocurrido, el valor del informe es incalculable. Se trata de una acción ejemplar de las víctimas organizadas como sociedad civil para exigir el derecho a la justicia, que es la base de la democracia. 

La Comisión Ciudadana y su Informe constituyen un primer acto de reparación colectiva a las víctimas, familiares y trabajadoras, que hasta el momento no han sido recibidas por la presidenta de la Comunidad de Madrid ni ningún alto cargo del Gobierno. Nos queda mucho trabajo por delante para que haya un reconocimiento institucional de lo ocurrido, para que haya una reparación efectiva de las víctimas y para establecer garantías de no repetición.

El estado actual de las residencias madrileñas da buena cuenta de ello. La falta de personal, sus malas condiciones laborales, la comida podrida, el premio a la reincidencia en forma de nuevos contratos públicos, la ausencia de seguridad ante emergencias e incluso los abusos sexuales son pruebas del funcionamiento de un modelo fallido. Tenemos que desterrar para siempre ese modelo que pone los beneficios de unas pocas empresas por delante de la dignidad de los mayores

Lo tenemos que sustituir por un nuevo sistema de cuidados que ponga el bienestar y los derechos humanos en el centro. Necesitamos un modelo de residencias públicas de proximidad, donde las personas mayores puedan hacer su vida en su barrio de siempre, participando en la vida social de su comunidad. Es el modelo que ya están reclamando los vecinos de Orcasitas, igual que en los 70 reclamaron con éxito el derecho a la ciudad, al barrio y a los servicios públicos básicos. Las residencias tienen que estar bien financiadas, con profesionales suficientes y bien pagados. Además, deben ser una elección entre otros modelos con apoyo público, incluidos los que no pasan por la institucionalización.

Hay un nexo común entre lo sucedido en las residencias y el reciente escándalo de corrupción que afecta a la pareja de Ayuso: el comportamiento inmoral de la presidenta. La negativa perpetua a empatizar con quien sufre, la renuncia a asumir responsabilidades. Cada día que pasa sin que Isabel Díaz Ayuso dimita es una vergüenza para las instituciones y para el pueblo madrileño. Hay que acabar con la impunidad. En Más Madrid siempre vamos a estar del lado de los ciudadanos que se organizan para exigir verdad, justicia y memoria. Son imprescindibles para construir un Madrid más decente.

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España inacabada, la necesidad de recuperar el debate territorial https://blogs.publico.es/dominiopublico/60297/espana-inacabada-debate-territorial/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/60297/espana-inacabada-debate-territorial/#respond Mon, 18 Mar 2024 05:14:50 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=60297 Continuar leyendo "España inacabada, la necesidad de recuperar el debate territorial"]]> Ilustración de Eneko.
Ilustración de Eneko.

Inmigración, patria y género constituyen los pilares en los que se asienta el discurso ideológico y la ofensiva reaccionaria de las fracciones proto-fascistas de la derecha en todo el mundo. Pero, mientras en buena parte de Europa, EEUU y el mundo, las tensiones vinculadas a las migraciones son el vector esencial de su movilización (con la teoría del gran reemplazo), en España, mucho más que la inmigración, es la cuestión nacional, reacción a los nacionalismos periféricos y, en especial, al Procés catalán, la que da alas al PP y Vox para confrontar a la izquierda.

Junto a la resurrección de una idea de España que recupera símbolos de la Reconquista, las derechas se han apropiado de la Constitución, blindando su significado y convirtiéndola en algo cristalizado e inamovible, un punto final sobre el que no caben reformas.

El apoyo de los medios conservadores a estos planteamientos los termina convirtiendo en recurrentes en tertulias y acaban generando lugares comunes con un efecto político. El resultado es que muchas capas de trabajadores, y en particular una multitud de jóvenes de todas las clases, también en las periferias obreras y sectores del campo, están siendo captados por las lógicas conservadoras.

El mito de la España eterna frente a la España abierta e inacabada

El eterno debate de la cuestión territorial renace con los mismos argumentos que en el pasado, convertido en el mejor pegamento entre las ideas conservadoras y las reaccionarias. Cumplidos 45 años de la Constitución del 78 nos encontramos con la realidad de un estado-nación que no termina de resolver su esencia plurinacional apuntada en el articulo 2 de su título preliminar y sigue sin completar un pacto interno de convivencia.  Como tantas veces en la historia retorna la sensación de España como tarea inacabada.

La idea de "nación inacabada" corresponde al filósofo francés Ernest Renan que, a finales del siglo XIX, adquirió especial relevancia al expresar una perspectiva que trasladaba al Estado la función de construir y alimentar pacientemente, desde arriba, el permanente ajuste de cohesión nacional en un "plebiscito cotidiano". No son las naciones las que terminan construyendo sus Estados sino más bien al revés, los Estados los que ahorman las naciones. Las celebraciones históricas se debían amalgamar con la exaltación de mitos y milagros locales, los grandes eventos con las fiestas populares... en un culto de unidad simbólica mezcla de realidades y ficciones. Las cohesiones nacionales en todos lo países de Europa se perfeccionaron en esa época con ese modo de operar.

En España, el "regeneracionismo" asumió esa voluntad pedagógica que Unamuno sintetizó en la máxima "tenemos que chapuzarnos en pueblo". Cuando más adelante Ortega reconoce que "España no existe como nación" y que solo es "el nombre de una cosa que hay que hacer", sigue al pie de la letra la lógica renaniana.  Ni cuarenta años de dictadura fueron suficientes para cumplir la tarea. En 1973, poco antes de iniciarse la transición, el sociólogo Juan Linz[1], constata que, para una gran mayoría de ciudadanos, España era una nación compacta con cuyo devenir se sentían identificados y solidarios, aunque para importantes minorías localizadas en Cataluña y País Vasco era sólo un Estado cuya autoridad reconocían mientras se sentían ciudadanos de una nación catalana o vasca.

La Constitución de 1978 y el Estado de las autonomías, que vinculó el retorno de la democracia con una idea plural de España, tuvo un éxito indudable durante 20 años, hasta que en 2008 saltó por los aires un modelo de crecimiento económico apalancado en las burbujas inmobiliarias y financieras que había infectado con la corrupción las comunidades de Madrid, Valencia, Baleares y Cataluña y el gobierno de España. Como consecuencia, explosionan los "equilibrios de la transición", el mito de su ejemplaridad basada en el consenso, el pacto de silencio que ocultaba los desmanes del rey Juan Carlos y, con la sentencia del Estatut, la coexistencia colaborativa con los nacionalismos.

Ocurrió, simplemente, que mientras el Estado Autonómico intentaba cohesionar España, las fuerzas nacionalistas hegemónicas en Cataluña y Euskadi aprovecharon las crecientes competencias estatales para desarrollar su sentimiento nacional y demandar mayores cotas de autonomía. El Plan Ibarretxe en 2005 y, sobre todo, el Procés (2012-2017) son la expresión evidente de esa maduración que tensa las costuras del Estado y retroalimenta la radicalización del nacionalismo español. Si hasta entonces el nacionalismo catalán había sido capaz de "construir país" en una labor paciente, el acelerón que supone el unilateralismo del Procés consigue construir una mayoría social alrededor del "derecho a decidir" pero también alimenta a una minoría capaz de quebrar la homogeneidad de la sociedad catalana en las elecciones de diciembre de 2017[2].  Muestra que Cataluña es, igual que España, una nación inacabada con fracturas potenciales si no se construye con paciencia y consensos suficientes.

Los retos de las cohesiones internas y la izquierda invertebrada

No es solo en España. La misma crisis del 2008 evidenció en todo el mundo el final del multilateralismo y el resurgir de los nacionalismos como tendencias del marco global. El Brexit por un lado y la victoria de Trump en EEUU en 2016, marcan el repliegue identitario de los países anglosajones que habían liderado la globalización neoliberal. La combinación entre las tensiones multiculturales que provoca la inmigración y los ajustes económicos y sociales que conllevan las transiciones tecnológicas y medioambientales aumentan los riesgos de repliegues nacionales, rupturas sociales y deterioros democráticos que están beneficiando al populismo protofascista.

Ante el reto de fortalecer la cohesión interna, la incomodidad de las izquierdas estatales con la cuestión territorial en España es evidente. Por un lado, la historia demuestra que, con sus contradicciones, los mayores saltos hacia el progreso son consecuencia de su convergencia con las fuerzas nacionalistas. Por otro lado, atravesadas por sentimientos contrapuestos, las izquierdas no son capaces de madurar un referente federal consistente que supere las pulsiones centralistas y, al tiempo, complemente y sirva de contrapeso a las izquierdas confederales o soberanistas de Catalunya, Euskadi o Galicia y otras comunidades.

Como resultado, las izquierdas estatales pierden peso, a veces simultáneamente, en la España interior y en las nacionalidades. Afecta al PSOE, pero, sobre todo, a las fuerzas situadas a su izquierda especialmente heridas por la fragmentación territorial y los localismos que han propiciado el estado autonómico. Lo que en los años 70 se simplificaba mediante una dualidad entre "comunidades históricas" (Cataluña, Euskadi y Galicia) y "resto de España", no puede mantenerse hoy: el Estado de las autonomías ha alimentado sentimientos nacionales en Andalucía, Valencia, Canarias, Baleares...y ha aportado una consolidación "identitaria", alimentada de agravios y mitos propios, en el resto de las regiones.

Contando con que el bloqueo de las reformas constitucionales continúe durante buena parte de la próxima década, alimentar la idea de España como nación de naciones parece la solución más factible para arbitrar un Estado funcional. Con una paradoja: si ese fuera el camino, quizás hoy sería más fácil que España reconociera a Cataluña y Euskadi como naciones que éstas, representadas por sus nacionalismos, reconocieran a España como nación. Y, sin embargo, la realidad parece apuntar a que una y otras, España, pero también Cataluña y Euskadi -y en mayor medida Galicia u otras comunidades con vocación soberana-, siguen siendo naciones inacabadas.  De modo que sólo reconociéndose en un todo como nación de naciones pueden conseguir su completud interna y evitar las quiebras sociales.

La necesidad de un balance crítico del Estado de las Autonomías

En España, la izquierda en el poder tiene una oportunidad única para redondear su discurso de avance de derechos con otra coherente de nueva cohesión territorial. Y en parte lo está haciendo. La inclusión del uso de las lenguas nacionales en el Congreso y el apoyo a la mayor visibilidad del cine catalán, vasco o gallego, es el mejor camino para ir asimilando los rasgos que asocian las ideas de "España abierta" con un proyecto plurinacional.

También puede utilizar la reforma de la financiación autonómica para avanzar en la clarificación de las competencias territoriales. Y lo mismo al definir e intentar institucionalizar nuevas formas de coogobernanza federales en la sanidad. Se trata de ir consolidando los rasgos simbólicos de un nuevo tipo de poder como parte de la necesaria batalla cultural en el terreno territorial.

Pero, al tiempo, hay que atreverse a hacer un balance del presente para abordar las disfunciones y desigualdades que está generando el desarrollo del actual Estado de las Autonomías que necesitaría una reforma que, muy probablemente, seguirá bloqueada durante buena parte de la próxima década.

Porque ocurre que, en el "mientras tanto", se está dando una oportunidad a las inercias históricas (centralismo, caciquismo, particularismos[3]) y a las fuerzas espontáneas del mercado (pugnas fiscales a la baja para captar capital) para que hagan su trabajo. El resultado es que, por un lado, se propicia la consolidación de desigualdades territoriales entre CCAA al provocar cada vez más diferencias en la cantidad y calidad de los servicios esenciales asociados al Estado de Bienestar, sanidad, educación, y rentas de subsistencia.  Y, por otro, se cronifica un Estado disfuncional, incapaz de abordar retos comunes que abarcan desde la coordinación de pandemias hasta la solución a las recurrentes sequías provocadas por el cambio climático. Una y otra tendencia contribuyen a que se rompa la mínima solidaridad necesaria para un proyecto compartido.

La ausencia de colaboración horizontal, la inexistencia de los mecanismos institucionalizados de cogobernanza, la generalización del unilateralismo en las relaciones "con Madrid", el uso generalizado de agravios comparativos como mecanismo electoral y alimento artificial de cohesión interna, está provocando la generalización del "qué hay de lo mío" y la dilución de lo común.

Tampoco las izquierdas son capaces de denunciar los elementos de deslealtad ocultos en las dinámicas de los últimos años. No solo del Procés en cuanto empeño unilateral. También que el bloqueo sistemático de la dimensión del Cupo vasco, concreción quinquenal del Concierto, impide utilizarlo como referencia de relación pactada con rasgos confederales solidarios. Por último, se ignoran también los elementos profundos que hacen posible la deslealtad creciente de Madrid como capital del Estado respecto al conjunto, algo inviable si se la dotará del status de Distrito Federal. Lo que se conoce como "madrileñismo"[4] es solo la expresión de un poder de facto, amparado en el dumping fiscal y el acaparamiento de la inmensa mayoría de los contratos públicos, que actúa como succionador de capitales y talentos de las ciudades y territorios cercanos, favoreciendo las dinámicas insolidarias hacia la España vaciada.

El mundo entra en una fase convulsa que necesita la máxima cohesión interna de las sociedades. Sin ese cemento, el sufrimiento de los ciudadanos, la desorientación del conjunto y la incapacidad para afrontar los problemas con los que nos enfrentamos se multiplicará. De eso no hay duda alguna.

Por todo ello, desde la Fundación de Espacio Público vamos a desarrollar un debate al que hemos invitado a representantes destacados de la izquierda junto a un conjunto de expertos de profundicen en las diversas perspectivas temáticas del problema territorial y que iniciaremos el próximo 2 de abril.  Te invitamos a seguirlo.

 

Referencias:

[1] Joan Romero en "La España inacabada". La Vanguardia 14.02.2023. https://www.lavanguardia.com/local/valencia/20231014/9294469/espana-inacabada.html

[2] Ciudadanos galvaniza el voto del "cinturón rojo" con mayor peso de la inmigración y se convierte en la minoría más votada con el 25% de los votos.

[3] Señala Carlos Sánchez en su libro "Capitalismo de amiguetes" que los únicos lobbies que funcionaron realmente en España en los últimos 200 años, fueron los grupos de interés regionales, que medían su peso en la capacidad de influencia en las instituciones de Madrid. Ese mecanismo canalizó también los intereses de los sectores económicos más potentes que nunca tuvieron capacidad para influir directamente.

[4] De cómo Madrid "construye" España. El modelo metropolitano extractivo de Ayuso.  https://economistasfrentealacrisis.com/de-como-madrid-construye-espana-el-modelo-metropolitano-extractivo-de-ayuso/

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Deseo y nihilismo https://blogs.publico.es/dominiopublico/60319/deseo-y-nihilismo/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/60319/deseo-y-nihilismo/#respond Sun, 17 Mar 2024 09:26:57 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=60319 Continuar leyendo "Deseo y nihilismo"]]> Girando sobre la noche oculta, Egon Schiele
Girando sobre la noche oculta, Egon Schiele

El #SeAcabó defendido como idea fundamental en este último 8M, demuestra una buena orientación feminista, con el refuerzo del consentimiento frente a la lacra de la violencia machista. Esta gran movilización, en el marco de la actual ola feminista de los últimos años contra el acoso sexista y los privilegios y la desigualdad de género, contrasta con la opinión de que el feminismo ha ido demasiado lejos y tiene que rebajar sus objetivos, en particular, la exigencia de consentimiento para asegurar la voluntariedad de las relaciones sexuales y la libertad sexual. Critico aquí, desde el punto de vista teórico, algunos de los fundamentos posmodernos que relativizan la importancia del consentimiento.

Además de las dos posiciones que ningunean el consentimiento, la teoría -estructuralista- de la dominación y el neoliberalismo -radical-, desde cierto pensamiento posmoderno se contribuye al combate contra el consentimiento con la crítica a su fundamento doctrinal en el contractualismo y basándose en la importancia del inconsciente. No se trata de valorar las bases del pensamiento psicoanalítico, desde Freud, Foucault y Lacan, sino de su expresión más posmoderna, individualista e idealista. La idea más extrema, de origen en Nietzsche, se basa en la inexistencia de un sujeto pensante o racional o, simplemente, relacional/social; solo existiría el sujeto impulsivo o pasional, con la pulsión del deseo sexual (la libido) o la voluntad de poder inseparable de la sexualidad, tal como bien explican Judith Butler y Éric Marty (El sexo de los Modernos. Pensamiento de lo Neutro y teoría del género, 2022).

El no saber y el escepticismo filosófico

Ese escepticismo filosófico, ya presente en algunos filósofos griegos de la antigüedad, niega la posibilidad de conocer la realidad, considera la existencia de dos esferas sin conexión, la realidad (material, social o cultural) y la mente. Frente a las certezas del conocer por el racionalismo y el empirismo de la experiencia, la teoría del conocimiento posmoderna se va al extremo contrario, al relativismo y la incapacidad humana para conocer. Así, se llega al nihilismo como negación de la existencia de una realidad objetiva que fundamente el conocimiento y la moral.

Se trata del énfasis en el ‘no saber’ del deseo sexual que conlleva la indefinición sobre la voluntariedad y el acuerdo y la impotencia ante la agresión sexual. Vista por un varón machista es una justificación de la permisividad realizadora de su deseo prepotente ante una mujer indefensa e indecisa sin criterio valorativo para consentir porque no sabe... no sobre el placer esperable y el tipo de práctica sexual más estimulante, sino sobre la evaluación de si hay agresión o imposición. O sea, el consentimiento queda invalidado porque no se sabe qué relación sexual se tiene y qué se debe decidir: opacidad absoluta. La consecuencia conductual es la dependencia total del supuesto motor interior de la libido, que no se conoce, o de las circunstancias externas y sus agentes masculinos que sí saben e imponen su deseo y práctica sexual.

Así, si no hay individuo consciente y soberano no hay pacto relacional posible, solo individuos aislados con relaciones exteriores, ciegas, opacas e instrumentales con otro sujeto... que solo el psicoanálisis sobre el inconsciente puede intentar descifrar. Hemos acabado con el consentimiento porque no existen sujetos que pacten ni con capacidad para acordar; en último extremo, según ese pensamiento posmoderno, está la muerte del sujeto, el fin de la agencia. Eso sí, una vez acabada la experiencia consciente queda el inconsciente, atravesado por una pulsión real y operativa. Se llega a negar cualquier racionalidad del sujeto y sus ‘delirios de grandeza’, así como la misma existencia del sujeto consciente, todo ello desde un postmodernismo irracional y deseante basado en un nuevo determinismo psico-biológico.

Superar el individualismo liberal y posmoderno

Frente al conservadurismo tradicionalista, las dos corrientes modernas dominantes y en conflicto entre ellas, han sido el racionalismo y el empirismo (pasional y experiencial). El pensamiento posmoderno, más que la superación de la modernidad supone una radicalización de ese componente pasional (sentimientos, afectos, deseos) con un combate contra la otra tendencia racionalista o ilustrada y, al mismo tiempo, contra la nueva tendencia -con raíces desde la antigüedad aristotélica-, realista, solidaria y colectiva.

Pero ambas tendencias modernas se basan en el individualismo (liberal) y en el idealismo (a veces, bañado de positivismo) frente a esa tercera tendencia emergente que se refuerza en los siglos XIX y XX, que llamo realismo social, interactivo y crítico (mejor y más multidimensional que materialismo histórico y dialéctico). Tiene una base antropológica fundamentada sobre el carácter doble del ser humano, individual y social, y con una formación sociohistórica y relacional de los sujetos individuales y colectivos.

En ese sentido, la masculinidad no representaría solo la racionalidad y la feminidad tampoco solo la afectividad, tal como afirman las corrientes esencialistas, patriarcales o de la diferencia determinista de los géneros, sino que los seres humanos tendríamos más interrelaciones entre esos dos rasgos (y otros), y según sus papeles sociales en sus contextos estructurales y socioculturales.

Por tanto, la tendencia del pensamiento posmoderno ligado al escepticismo filosófico, clásico y moderno, es la deriva hacia el irracionalismo y el idealismo discursivo. No hay superación del contractualismo, base relacional desde el derecho romano, fundamentado en el realismo de intereses compartidos o beneficios mutuos, en la colaboración interpersonal por objetivos comunes que desbordan el egoísmo -impulso irrefrenable- del liberalismo fundacional. Más bien, se produce un retroceso histórico-ideológico hacia el liberalismo más individualista y ‘pasional’ de Hume y Smith frente a Rousseau y el contrato social, que constituía un avance realista y pragmático frente al individualismo desaforado, así como preventivo y regulador del incipiente conflicto social colectivo. Pero, particularmente, hoy supone una reacción adaptativa e individualizadora contra la dinámica social y comunitaria de la tradición relacional de las izquierdas democráticas, los movimientos sociales progresistas y el feminismo solidario.

El sujeto deseante y opaco, así como el irracionalismo o el escepticismo filosófico no sirven para fundamentar un feminismo crítico, popular y transformador respecto de las profundas relaciones de desigualdad. Su individualismo abstracto le impide valorar y cambiar las condiciones de subordinación de las interdependencias del ser humano. En ese sentido, la sexualidad no solo es la expresión de un deseo individual, la libido, sino, sobre todo, una interacción humana y, por tanto, inserta en una relación social y las normas cívicas que la regulan.

En consecuencia, no hay que confundir conciencia y racionalidad del sujeto con individualismo. El sujeto pasional o deseante del siglo XVII y XVIII, sobre el que se asienta el enfoque posmoderno, también es super individualista. Entonces la pasión -el egoísmo- era el motor para la apropiación individual de riqueza y poder, con el pretexto de beneficiar a la sociedad y expandir la libertad frente a las estructuras del Antiguo Régimen; ahora, el deseo sexual -la libido- se pretende justificar en la libertad, con la finalidad del beneficio individual... sin importar las condiciones, las consecuencias y los criterios relacionales de ese comportamiento interpersonal, que es lo que aporta el consentimiento... y la ética igualitaria.

Un feminismo relacional, igualitario y emancipador

La superación de ambas corrientes clásicas de pensamiento, la liberal individualista, en sus dos variantes -racionalista y pasional-, y la conservadora jerarquizadora, luego confluyentes, empieza, precisamente, con el contractualismo del siglo XVIII -lo mejor de la Ilustración y la revolución francesa unido al republicanismo cívico- y, sobre todo, con la experiencia comunitaria popular y el pensamiento solidario de las izquierdas democráticas y los movimientos populares y socialistas, que ponen el énfasis en el sujeto relacional, interdependiente y colectivo, con ese carácter doble, individual y social. Se supera también la vieja idea comunitaria medieval, reactivada por el populismo moderno reaccionario, de imponer la vieja estructura familiar patriarcal o la dominación estatalista del poder (Hobbes, Schmitt), sin reconocimiento del individuo, y que ya fue cuestionada por el humanismo renacentista, el romanticismo revolucionario y el primer feminismo liberador.

Llegamos, por tanto, a la necesidad de un equilibrio entre los dos componentes, el individual y el social de la persona, entre sus derechos individuales y colectivos, entre su afirmación como individuo y unas condiciones relacionales iguales y libres, entre deseo sexual y consentimiento. El feminismo debe tener un sentido relacional igualitario y emancipador.

Este enfoque social y crítico es difícil de comprender desde una mirada posmoderna ultra individualista e irrealista. El entendimiento se bloquea por la falta de un lenguaje común; se llega a la incomprensión del otro, con distinto marco interpretativo. Frente a los límites teóricos de la modernidad y la postmodernidad, y aun con sus múltiples aportaciones respectivas, es necesario un pensamiento multidimensional, complejo e interactivo. Supone un cambio de actitud intelectual, con reafirmación del realismo -partiendo de las relaciones de desigualdad- y de la voluntad transformadora, igualitaria, solidaria y emancipadora. Se trata de la interrelación de los tres ejes: realismo analítico, sujeto transformador y valores colectivos o derechos humanos.

En consecuencia, como las divergencias argumentales también obedecen a una pugna sociopolítica, así como de estatus y reconocimiento público, este tema del consentimiento, más allá de la clarificación teórica, solo es resoluble en el campo de la legitimación popular y feminista, en el avance real de la igualdad y la libertad. Y para salir de su enconamiento discursivo y vencer la dinámica machista reaccionaria habría que impulsar la activación feminista transformadora y, al mismo tiempo, utilizar los instrumentos democráticos y de debate, precisamente, colectivos, racionales y con argumentos, asentados en la mejor tradición de los valores ilustrados -libertad, igualdad y solidaridad- y los derechos humanos y sociales.

En definitiva, la prioridad del consentimiento y la voluntariedad es lo que, en un contexto relacional concreto, da sentido a una relación sexual libre y no impuesta. Es la enseñanza ética y teórica que ha proporcionado esta masiva y mediática experiencia feminista frente a la prepotencia machista.

 

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Seis mitos al servicio de la cultura de la violación https://blogs.publico.es/dominiopublico/60262/seis-mitos-cultura-violacion/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/60262/seis-mitos-cultura-violacion/#respond Sat, 16 Mar 2024 05:37:43 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=60262 Continuar leyendo "Seis mitos al servicio de la cultura de la violación"]]> Decenas de personas durante una concentración en protesta por una agresión sexual cometida el pasado 8M, a 10 de marzo de 2024, en Albelda, La Rioja (España).- José Sánchez / Europa Press 
Decenas de personas durante una concentración en protesta por una agresión sexual cometida el pasado 8M, a 10 de marzo de 2024, en Albelda, La Rioja (España).- José Sánchez / Europa Press

El protagonista, un tipo rudo, sujeta a una joven por el cogote y le da un beso a la fuerza. Ella se resiste, pero lo que empieza como un forcejeo termina con la chica desmayada de gozo en brazos del agresor. Hemos visto este beso en películas de vaqueros, de espías, en historias románticas, de aventuras, de ficción y hasta en los dibujos animados.  Y es que, ya se sabe, cuando ella dice que no, quiere decir que sí. De ahí el lío que se hacen algunos con el lenguaje femenino, ese extraño idioma en el que piensas una cosa y la expresas con total claridad, pero en realidad querías decir lo contrario. El mito del "no es sí", que suena a broma cuando se explica, forma parte de esa mitología que emana de la cultura de la violación y que fija su atención en la mujer antes, durante y después de una agresión. Estas creencias han servido tradicionalmente para disculpar, cuando no alentar y aplaudir, a los violadores.

Ligado al anterior, el mito del "ella disfrutó" intenta convencernos de que en alguna ocasión ella realmente quería decir no, pero en el fondo lo pasó bien. Esta quimera ha dado lugar a múltiples chascarrillos arevalianos, pues es graciosísimo pensar que el macho puede llegar a ser tan macho que consigue que una mujer vejada termine por rendirse al sex power del agresor.

En algunas ocasiones, la víctima consiente pero, ay, qué mala pata, resulta que no tiene la edad legal mínima para consentir. Vamos, que es una niña. En ese caso, no sufran: la cultura de la violación tiene un mito adecuado para cada circunstancia y siempre podemos echar mano del preferido por los pederastas, que no es otro que el sobadísimo "eres muy madura para tu edad". Esta expresión, que solo se usa en femenino, no se limita a la barra del bar. A veces llega a los juzgados, y por eso hay niñas de catorce años que ven cómo el cerdo de veintitantos que se aprovechó de ellas se va de rositas porque el tribunal considera que tienen una madurez similar. La justicia funciona regulinchis, pero el patriarcado rula que da gusto verlo.

Luego está el mito de la calientabraguetas, es decir, el de la mujer que va provocando. ¿Cuándo provoca una mujer? Eso depende del varón que la mire. Ser o no una calientabraguetas no es algo que la propia mujer pueda decidir. Lo único cierto es que si provocas a un hombre, este adquiere derechos sobre tu cuerpo. Reconozco que es uno de mis mitos preferidos porque por fin la justicia empieza a explicar que el comportamiento de la víctima es independiente de las ansias de violar de un hombre. Esa luz al final del túnel es tan ilusionante que solo añadiré tres palabras: Dani Alves, púdrete.

Hay un mito que suele usarse cuando una violación, por el motivo que sea, ha resultado especialmente humillante. Se trata del mito de la arrepentida, ese que asegura que una chica lo ha pasado en grande pero a las pocas horas, ops, se arrepiente. Y no un poquito, no: se arrepiente hasta el punto de correr a la comisaría más cercana a relatar con pelos y señales cómo fue esa relación sexual. ¿Y por qué una persona adulta que ha tenido una relación placentera en compañía de uno o varios hombres con los que ha disfrutado de forma consensuada de pronto decide pasar por el proceso traumático de la denuncia? La respuesta a eso, me temo, solo se halla en la mente de un violador.

Por último está el mito de la víctima doliente, esa que se encierra y llora, que muestra únicamente dolor, vergüenza y culpa. Nada de salir por ahí y divertirse, nada de procurar despejarse o superar el trauma. La madre de Dani Alves o la defensa de la manada de Pamplona tomaron fotos de las supervivientes de las agresiones mientras estas hacían vida normal para demostrar...la verdad, ignoro qué querían demostrar. ¿Sabrán estas personas que la gran mayoría de supervivientes de violencia sexual procuran que nadie note que lo son? Supongo que sí, pero les da igual.

Este conjunto de mitos nos trae al imaginario a una mujer que provoca la agresión, que primero dice no pero luego dice sí, y que finalmente disfruta, a una mujer que, tenga cincuenta años o doce, es lo bastante madura como para tener relaciones y que después se arrepiente de haberse divertido y va a denunciar. Para rematar, tiene que quedarse llorando para siempre en su casa porque una auténtica víctima tiene que demostrarnos a todos que lo es. No sé. Me da que este relato hace aguas por todas partes. Y me da que las mujeres no podemos fiarnos de quien siquiera insinúe que hay en estos mitos algo de cierto.

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El PSOE ha olido sangre a su izquierda y aprieta las fauces contra Sumar https://blogs.publico.es/dominiopublico/60313/el-psoe-ha-olido-sangre-a-su-izquierda-y-aprieta-las-fauces-contra-sumar/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/60313/el-psoe-ha-olido-sangre-a-su-izquierda-y-aprieta-las-fauces-contra-sumar/#respond Sat, 16 Mar 2024 05:26:06 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=60313 Continuar leyendo "El PSOE ha olido sangre a su izquierda y aprieta las fauces contra Sumar"]]> Pedro Sánchez y Yolanda Díaz en el Congreso, en una imagen de archivo. / Eduardo Parra (Europa Press)
Pedro Sánchez y Yolanda Díaz en el Congreso, en una imagen de archivo. / Eduardo Parra (Europa Press)

Cuando los lípidos de la sangre se rompen y entran en contacto con el aire, se conforma el E2D, un componente molecular que puebla las heridas abiertas. Su olor es metálico, muy característico, con el que relacionamos la sangre. El E2D tiene la virtud de producir una reacción y su contraria. En el depredador, el olor genera una inquebrantable atracción; en el ser humano, una terrorífica repulsión.

Nadie recuerda ya las elecciones gallegas y todavía no se ha cumplido un mes desde que el PP de Alfonso Rueda revalidara su mayoría absoluta; el BNG de Ana Pontón se reafirmara en la oposición; el PSdeG se pegara un trastazo monumental; y la izquierda alternativa estatal sencillamente hiciera el ridículo. En este mundo agitado, veloz y volátil que es la política, nadie se acuerda ya de los comicios de Galicia, sin embargo, las lecciones políticas que se extrajeron de aquello todavía perduran.

En Génova, respiraron aliviados y Alberto Núñez Feijóo se afianzó en un liderazgo que, por momentos, parecía en la cuerda floja. El PP podría seguir con su estrategia de acoso y derribo a un Gobierno que quedaba todavía más débil. En Ferraz, fueron conscientes de que el respiro que supuso el 23J sólo fue eso, un respiro. Con el 18F regresaba la dinámica del 28M, de las elecciones autonómicas y municipales de mayo donde la derecha, en connivencia con los ultras, logró un gran poder institucional. A la izquierda de los socialistas no había todavía nada en Galicia, y en el resto del Estado lucha por componerse a marcha forzadas.

Las heridas abiertas en la izquierda alternativa desprenden un olor metálico. El E2D enloquece a lobos, perros salvajes, fieras y grandes felinos que recorren kilómetros en busca del cuerpo sangrante, salivando. El PSOE ha olido sangre a su izquierda, ha girado la cabeza y ha divisado un cuerpo herido que intenta levantarse. Con un proceso de sanación, podría volver a ser lo que fue, pero no logra cicatrizar las heridas. El depredador no quiere que la presa huya y, si la agarra, sus fauces no la liberarán.

El PSOE ha leído los datos gallegos. La conclusión para Ferraz es que toca resistir, aguantar hasta que el mundo gire. Los Presupuestos de 2023 se prorrogan hasta 2025, evitando así otro desgaste en una negociación parlamentaria en el Congreso más difícil y dividido. Si el año que viene el Gobierno es capaz de sacar las cuentas adelante, se asegura mantenerse en Moncloa hasta final de la legislatura. Entonces, allá por 2027, el mundo será irremediablemente otro.

Los socialistas ven una buena oportunidad para darle la vuelta a la tostada, cambiar la inercia, en Euskadi y en Catalunya. Saben que ambos territorios son muy difíciles para el PP. Sin embargo, el PSOE puede lograr buenos réditos en las dos naciones sin Estado: en Euskadi, seguir gobernando; en Catalunya, ser primera fuerza y regresar al Palau de la Generalitat de la Plaça de Sant Jaume, haciendo a Salvador Illa president de Catalunya. En las encuestas, el PSC va el primero.

El PSOE quiere fortalecerse. A la interna no existe casi ninguna contestación a Pedro Sánchez salvo la excepción castellano-manchega de Emiliano García Page. A la externa, ve la división a su izquierda como un buen espacio para crecer y asentarse. Mediáticamente, los medios, opinadores, tertulianos y plumas más afines a Ferraz cierran filas con el partido y lanzan fuertes dardos al Sumar de Yolanda Díaz. Sin embargo, los medios independientes, más críticos y alternativos también son exigentes con cómo se crea el nuevo partido y con las divisiones y escisiones en el espacio político de las izquierdas al PSOE.

Las lecciones gallegas también pesan en Sumar. Los partidos que conforman la coalición que se presentó el 23J han estudiado con horror los malos resultados compostelanos y marcan un perfil propio. Así lo ha entendido IU, por un lado. También han tomado nota los territoriales Más Madrid o Comuns, que ahora han de salir a la pista de baile de las elecciones catalanas del 12 de mayo. Compromís o MES subrayan su independencia de Madrid. La asamblea de la semana que viene de Villaverde se presenta compleja para el equipo más próximo a la vicepresidenta.

El PSOE ha olido sangre en Sumar y acota la acción de Gobierno de los cinco ministerios de las izquierdas, así como su expansión comunicativa. El PSOE deja para el próximo año unos Presupuestos que él aprobó en 2023, pero entonces Sumar no existía todavía. Los cinco ministerios de las izquierdas tendrán complicado que algunas de sus medidas estrellas tengan la financiación que precisan. Las fauces de Ferraz continúan apretando.

El PSC ha olido sangre a su izquierda también en Catalunya. Se mantuvo firme en su defensa del macroproyecto Hard Rock, arrastrando a sus posiciones a una ERC que sabe que la principal competición en la contienda de mayo será, precisamente, PSC-ERC. Comuns resistió, conocedores de que las elecciones estaban a la vuelta de la esquina, demostrando coherencia, marcando perfil propio en el abarrotado paisaje de las izquierdas catalanas. Con una CUP con una herida sin cicatrizar, en descomposición, Jéssica Albiach puede pescar en su electorado.

El PSC aprieta, también, en Barcelona. Jaume Collboni no quiere cerca a Ada Colau, quien sigue apostando por generar en la capital catalana un gobierno tripartito de las tres izquierdas, PSC, Comuns y ERC. El PSC quiere empequeñecer a Comuns, los de Colau han gobernado durante ocho años y pueden convertirse en una incómoda alternativa para quienes lograron el año pasado regresar al despacho noble del otro frontal de la Plaça de Sant Jaume.

El E2D genera en las presas rechazo. El olor metálico de la sangre activa en ellas el instinto de supervivencia para la huida. Mientras las heridas de Sumar no cicatricen, el socialismo ha olido sangre y apretará las mandíbulas.

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Hard Rock: porque yo no soy tonta https://blogs.publico.es/dominiopublico/60271/hard-rock-por-que-no-soy-tonta/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/60271/hard-rock-por-que-no-soy-tonta/#respond Fri, 15 Mar 2024 05:59:15 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=60271 Continuar leyendo "Hard Rock: porque yo no soy tonta"]]> Hard Rock: porque yo no soy tonta
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (i), y el de la Generalitat, Pere Aragonés, en una reunión en Moncloa. / Alberto Ortega (Europa Press)

El proyecto del grupo Hard Rock para instalar un complejo de casinos y hoteles en Tarragona lleva años incrustado en la política catalana, lo cual, vistos los antecedentes (¿Recuerdan el ídem fallido de Eurovegas en Madrid, con toda la polémica sobre si Sodoma y Gomorra serían Disneyland al lado del plan del difunto magnate Adelson en nuestro país?), no parece la mejor forma de comenzar esa cacareada nueva era de la economía catalana basada en proyectos sostenibles para un modelo productivo del siglo XXI, o eso plantean. No: casinos por todas partes, una piscina más grande que la Diagonal de Barcelona, hoteles llenos de fuentes y vegetación casi tropical en una zona arrasada por la sequera, franquicias de restaurantes de ésos ruidosos y coloridos que imitan a los de Las Vegas ... no son lo que en lenguaje político-progresista se llama "objetivos de la Agenda 2030" para el mundo habitable e, incluso, acogedor que queremos dejar a nuestros hijos y nietas.

Por eso sorprende el empeño del PSC en sacar adelante un proyecto paralizado desde hace años por las resistencias que genera -en buena lógica del "pan para hoy, hambre para mañana" y agua en ningún momento-. Lo mismo que llama la atención que haya sido aceptado por ERC en sus fallidos presupuestos para 2024 o, incluso, y puesto que el plan de Hard Rock parece abocado al fracaso sin que nadie lo diga abiertamente, el rechazo innegociable de els Comuns a los casinos para apoyar las cuentas. Creo que, sumando incoherencias y pataletas de aquí y allá (si no me apruebas el Hard Rock, o lo contrario, no respiro), la voladura del proyecto de presupuestos del Govern, el adelanto electoral autonómico al 12 de mayo o la negativa de Pedro Sánchez a negociar sus propias cuentas en el Congreso, a los ciudadanos/as -y veremos a los/as catalanes el 12-M- se nos ha quedado cara de idiotas.

La sensación de que alguien, muchos "alguien", nos han tomado el pelo con lo del Hard Rock de los desvelos de Catalunya va in crescendo inevitablemente, y es normal, porque tontas tampoco somos y aprender, vamos aprendidas de sobra por este valle de sombras en que se ha convertido la política española. Un Govern de ERC más débil que las uñas de un bebé-gato necesita unos últimos presupuestos para cumplir con el objetivo-obsesión de su president: cumplir cuatro años de legislatura que no se conocen en Catalunya desde la etapa José Montilla (2006-2010). Precisamente, por esa debilidad extrema de los de Pere Aragonès, son imprescindibles los votos del PSC y Els Comuns para dar luz verde a las cuentas. Los socialistas se niegan a retirar el Hard Rock de estos presupuestos territoriales y Catalunya en Comú, a aceptarlo. ERC, poco partidaria del proyecto pero dispuesta a tragar, se debate entre ambos, cuyas marcas estatales gobiernan en coalición en España y, a su vez, necesitan a los de Esquerra para sacar adelante los presupuestos generales en Madrid. Todo salta por los aires: ni presupuestos catalanes, ni generales, ni estabilidad de legislatura: vamos a elecciones en el mes que queda entre los comicios vascos (21 de abril) y los europeos (9 de junio), el 12 de mayo.

Es imposible hacernos creer, con la que está cayendo en Europa y allende los mares (la sombra de Trump es alargada) que un proyecto abocado al fracaso, más propio del Gangs of New York de Scorsese que de un país que pretende ser referente de lucha contra la emergencia climática en Europa y basar su modelo productivo en ello, ha dinamitado la legislatura catalana y ha puesto en stand-by la española, ambas lideradas por sendos gobiernos que se dicen progresistas. No cuela.


A Sánchez en este momento, a Aragonés en todos desde que se quedó solo en el Govern, a Sumar- Els Comuns porque necesitan aire para recuperarse y hasta conformarse les interesaba este adelanto electoral, aunque tampoco sea garantía de nada. Pero "peor es morirse", que decía aquella niña sobre la incomodidad de las mascarillas, y PSOE, Sumar, ERC y Catalunya en Comú atraviesan una zona de indefinición cargada de espinas para cuya salida, los comicios del 12-M parecen la mejor opción, además, si se confirmara un tripartipo de izquierdas o, al menos, un bipartito PSC-ERC con presidencia de Salvador Illa y apoyo comú.

Ahí esta, no obstante, Carles Puigdemont con su séquito de Junts para recordarles que el otrora muerto está más vivo que nunca y es el líder indiscutible del independentismo catalán más aguerrido. No se quedará, por tanto, de brazos cruzados, al revés, y aunque parece mucho decir todavía, torres más altas han caído: si los planes a Sánchez no le salen bien con la Presidencia de la Generalitat y la alianza firme con ERC, la legislatura en España empezará a ser el desfile de The walking dead, ese sí, muy propio para el Hard Rock catalán de las malas excusas. No descarten, pues y todavía, otras generales en 2025 y el abandono del oficio de tantos periodistas como esta plumilla.

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El arte de graznar mentiras https://blogs.publico.es/dominiopublico/60241/el-arte-de-graznar-mentiras/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/60241/el-arte-de-graznar-mentiras/#respond Thu, 14 Mar 2024 19:20:09 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=60241 alt --> Érase una vez un ser magnífico e intocable que se creía incapaz de cometer errores, que se amaba tanto a sí mismo que no veía sus límites y en cuyo imperio nunca se ponía el sol. Era un ser tan encerrado en su soberbia que pensaba ingenua y firmemente que no reconocer un crimen es … Continuar leyendo "El arte de graznar mentiras"]]> El expresidente del Gobierno y presidente de la Fundación FAES, José María Aznar, a su llegada a la asamblea general de la Asociación Valenciana de Empresarios (AVE).-Rober Solsona / Europa Press
El expresidente del Gobierno y presidente de la Fundación FAES, José María Aznar, a su llegada a la asamblea general de la Asociación Valenciana de Empresarios (AVE).-Rober Solsona / Europa Press

Érase una vez un ser magnífico e intocable que se creía incapaz de cometer errores, que se amaba tanto a sí mismo que no veía sus límites y en cuyo imperio nunca se ponía el sol. Era un ser tan encerrado en su soberbia que pensaba ingenua y firmemente que no reconocer un crimen es el camino perfecto para que el crimen no exista 

Era este ser un paladín con la increíble habilidad de hablar en la intimidad idiomas para él desconocidos, tan osado como para emplear acentos tejanos en países extranjeros o para colocar sus pies sobre la mesa del imperio y formar tríos oscuros en islas ubicadas en océanos de embustes. Era tal su poder para la hechicería, que llegó a concentrar en la boda de su heredera a los mayores delincuentes del reino y a transformar la parrilla nacional en su barbacoa particular. 

En su deseo de pasar a la historia, y pasándose mucho de frenada, eligió convertirse en monstruo plenipotenciario, enviando un día a su ejército a combatir en una guerra que tuvo como tapadera la búsqueda de unas armas de destrucción masiva que no existían; pero cuyo objetivo oculto era apoderarse del gran tesoro de Bagdad. 

Resultó que aquella guerra, como todas las guerras, llevó a la muerte a miles de seres e hizo del planeta un lugar mucho peor. Resultó también que las armas no aparecieron y que el cielo se tiño para siempre de un color que mezclaba la sangre y el petróleo. 


Sin embargo, nuestro ser magnífico e intocable, no solo no reconoció su error ni pidió jamás perdón, sino que siguió inventándose mentiras y buscó refugio en el interior de una muralla inmensa de enredos y calumnias. 

Cuenta este cuento la historia de un ser superior, capaz de mentir sin que le creciera la nariz ni le temblara el pulso, pero a quien, a la vez, le decrecía el bigote, hasta desaparecerle en medio de una cara endurecida, convertida en una máscara de cemento que soportaba las más terribles tempestades.  

Es esta la leyenda de un gran tahúr con mil cartas escondidas en la manga, que perdió su gran partida el día que saltó la banca del casino; el mismo día en que las armas que tanto se afanó en buscar, aparecieron en forma de bomba, por arte de magia negra, un amanecer de marzo, en unos trenes ocupados por seres inocentes.  


Ese día, lejos de agachar la cabeza, nuestro héroe multiplicó su capacidad para urdir embustes y se inventó uno aún más grande con el que cubrir los cadáveres y la memoria de los inocentes. 

Tras aquel derramamiento de sangre, el monstruo, algo escaldado, pero con el orgullo y la vanidad intactas, se construyó una guarida a la que bautizó con el nombre de Factoría de Añagazas y Embustes Sibilinos, un entramado de cuevas y refugios laberínticos desde el que seguir urdiendo y construyendo un relato del mundo a su medida.  

El hoy conocido como brujo del bigote, el fabuloso embaucador, desde las profundidades de su caverna, se dedica a seguir bombardeando el mundo con mentiras teledirigidas y trolas de destrucción masiva, que tienen como objetivo obnubilar el pensamiento y engrandecer su imagen, a fin de convertirlo en intocable y casi en dios.  


El hombre del bigote invisible, el individuo con síndrome de Superman, el hombre que nunca se equivoca, el ser más inteligente que la humanidad haya conocido nunca, cuya agudeza es incluso superior a la de varios chimpancés juntos, se sigue desgañitando desde su gruta para lavar la imagen con la que no desea pasar a la historia.  

Pero cuenta el final de esta historia que el nuevo mesías que nació para redimirnos no puede ya ni salvarse a sí mismo, que la corriente de sus mentiras no ha podido ni podrá limpiar su efigie manchada para siempre 

El futuro del supremo engañador está ya escrito y, al igual que los faraones, ha decidido enterrarse en la ciclópea pirámide de mentiras que siguen tallando él y sus esclavos, condenado a vagar eternamente por el inframundo graznando sus mentiras. 


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Amnistía, ¿para quién? https://blogs.publico.es/dominiopublico/60223/amnistia-para-quien/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/60223/amnistia-para-quien/#respond Thu, 14 Mar 2024 10:53:46 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=60223 Continuar leyendo "Amnistía, ¿para quién?"]]> Nuevos cortes de carretera en la huelga del metal de Cádiz, a 18 de noviembre del 2021 en Cádiz (Andalucía).-Nacho Frade/EuropaPress
Nuevos cortes de carretera en la huelga del metal de Cádiz, a 18 de noviembre del 2021 en Cádiz (Andalucía).-Nacho Frade/EuropaPress

Vivimos un tiempo extraño. Previsiblemente hoy se apruebe en el Congreso la amnistía para las personas imputadas por movilizaciones y acciones políticas que nunca debieron ser judicializadas, mientras asistimos a una ola de represión a movimientos sociales y sindicales.  

Bajo el gobierno, en teoría, más de izquierdas desde la república, asistimos pacientemente a un retroceso en derechos civiles y sindicales y a un auge de los casos de represión. Dentro de unos años, podremos decir citando a Blade Runner: "he visto cosas que vosotros no creeríais".

En los últimos tiempos, hemos visto la condena a 'los seis de Zaragoza' que en breve entrarán en prisión por manifestarse ante un mitin de la extrema derecha y sin más pruebas que la declaración de un policía. Hemos visto también la condena a seis sindicalistas de la CNT de Gijón por una protesta contra el despido de una trabajadora de una pastelería, La Suiza.  

Los casos se multiplican: los ocho de la PAH de Guadalajara a los que les piden tres años de cárcel por una sentada, el rapero Pablo Hassel en prisión por las letras de sus canciones, las causas contra el movimiento ecologista y Futuro Vegetal o los casos descubiertos de infames infiltraciones de policías nacionales en movimientos sociales en Cataluña. 


Pero no hay que irse muy lejos. En Andalucía también hemos visto "cosas que no creeríais". Tenemos los ejemplos del periplo judicial de las activistas feministas del Coño Insumiso en Sevilla, que fueron finalmente absueltas tras años de espera;  o la campaña sistemática contra el SAT, que acumula cientos de miles de euros en multas y decenas de años de cárcel; e incluso dos sindicalistas que han estado en prisión por movilizaciones: Andrés Bódalo y Fran Molero. 

Pero lejos de arreciar, en los últimos meses aparecen cada vez más casos. En Granada hay tres sindicalistas imputados por una protesta totalmente pacífica en la sede de la Consejería de Turismo. La acusación particular presentada por la Junta les pide hasta 5 años de prisión por colgar una pancarta 

Hace apenas unas semanas, los trabajadores de Acerinox cortaron una carretera después de semanas en huelga, paralizando la mayor acería del estado y sin que apenas se le mostrara atención por parte de los medios. La policía detuvo a un trabajador. Era un viernes. El lunes tuvo un juicio rápido y por la tarde salió la sentencia: un año de prisión. La justicia en determinadas ocasiones es tremendamente rápida. Curioso.  


En la otra bahía de la provincia de Cádiz, piden tres años de prisión a ocho trabajadores por la huelga del metal del año 2021. Aquella en la que el gobierno de PSOE y Unidas Podemos (hoy digievolucionado en Sumar) mandó una tanqueta que se ha convertido en todo un símbolo de la represión a los trabajadores que se movilizan.  

Se me escapan muchos otros casos. A esto hay que sumar los incontables despidos con los que se suelen responder las reivindicaciones laborales en cientos de empresas y que en muy pocas ocasiones tienen una respuesta judicial justa. 

Lo más importante de todo esto es entender que no estamos hablando de casos puntuales; hablamos de toda una dinámica política de fondo que cada vez más lo impregna todo. El aparato estatal reprime hoy lo que hace décadas, con una legislación muy parecida, era incapaz de judicializar.  


Todo esto genera un efecto disciplinador hacia cualquiera que quiera movilizarse. Cada vez hay más miedo a hacer una concentración, a ocupar espacios públicos, a pelear demandas en un puesto de trabajo.

El principal efecto de la Ley Mordaza no es ni siquiera su aplicación, sino la autocensura. Que el actual gobierno no la haya derogado es posiblemente una de sus mayores traiciones.

El silencio de Sumar (y Podemos mientras estuvo en el gobierno) ante todo esta ola represiva les hace formar parte del problema, y no de la solución. Posiblemente hablar de represión no es agradable.  

Es un tema feo, de esos que te hacen parecer chiquititos y escorados a la izquierda. Denunciar todo esto no da muchos likes, ni es tan cool como un viaje a Washington porque no permite mantener una sonrisa permanente y posiblemente no da votos. Pero permite dormir tranquilo. Cuestión de prioridades.  


 

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Escuela laica e hipocresía social y política https://blogs.publico.es/dominiopublico/60124/escuela-laica-e-hipocresia/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/60124/escuela-laica-e-hipocresia/#respond Thu, 14 Mar 2024 05:40:25 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=60124 Continuar leyendo "Escuela laica e hipocresía social y política"]]> Sede del Ministerio de Educación en Madrid.- Luis García
Sede del Ministerio de Educación en Madrid.- Luis García

O más bien hipocresía política y traición histórica de los partidos, grupos y coaliciones que se pretenden autodenominar de izquierdas (ahora "progresistas") y que, a través de sus coordinadores, voceros, asesores y líderes vienen pregonando (o tratan de dar lecciones teóricas) con la boca más grande o más pequeña.... sobre el concepto de "Escuela pública y laica". 

Porque la derecha, la liberal de "toda la vida" y la nueva ultraderecha (en clave siglo XXI con rasgos populistas y neofascistas) en su ADN -históricamente- vienen promoviendo la libertad de enseñanza, entendida como escuela y universidad privada (en una economía libre de mercado) y/o "pública-estatal" (pero con conceptos pedagógicos y organizativos de escuela privada y para los sectores mas desfavorecidos social y geográficamente) y, por supuesto, siempre y en todo caso, confesional, como dios manda.

Pero aquí llega el quid de la cuestión, esa nueva política denominada ahora "progresista" que ha gobernado España (a veces con diferentes apoyos parlamentarios) desde 1982 hasta 2023, más de dos tercios del tiempo, además de muchas CCAA (con competencias exclusivas en la gestión, en muchos casos desde antes del año 2000), no ha hecho absolutamente nada por avanzar hacia un modelo de escuela pública y laica, y mucho menos "única", como se luchó durante la II República y aun antes y se venía pregonando en la clandestinidad, durante el franquismo nacional católico.  

Pero si nos ceñimos a lo que va de siglo XXI y, básicamente, a los últimos 5 años de gobernanza PSOE y Unidas Podemos, en la última reforma LOMLOE (2020) no ha habido ni un sólo avance real, sólo que la nota de religión no contará para la media final y que se eliminara una alternativa con contenido. Es decir, como ya estuvo antes de la LOMCE y aún fue mucho peor, incluso teniendo mayoría absoluta en el Congreso, el PSOE y UP (IU, Podemos, etc., etc.) y los diversos nacionalistas "progres" de Cataluña, Euskadi y Galicia, más Compromís, mantuvieron la confesionalidad del Sistema -religión confesional en los horarios lectivos desde los tres años más los conciertos con las escuelas confesionales, nada nuevo-, pero, deliberadamente, concedieron mayor autonomía en la gestión a las CCAA, ahora muy mayoritariamente con gobernanzas conservadoras que lo diseñan y gestionan "a su gusto" católico y privatizando aun más. 

¡Y ahora vienen los lamentos de algunos de "aquellos" progres! ¿Lamentos de qué? En las CCAA de gobernanzas progres (alguna queda), la situación fue igual durante décadas y lo es igual ahora: ha crecido la privada católica subvencionada (en algunos territorios de forma escandalosa) y ya no digamos la Universidad y la formación profesional (es algo demencial), y se mantiene la religión en la escuela de titularidad pública en horario lectivo, restando tiempo a otras áreas de gran importancia para todo el alumnado. 

De mi larga experiencia en la presidencia y en la junta directiva de CEAPA (AMPAS), durante años en el Consejo Escolar del Estado y promoviendo y coordinando la Plataforma unitaria "Religión fuera de la escuela", además de mi investigación y vivencias reflejadas en la media docena de libros que -sobre gestión política de la Enseñanza- he escrito, he aprendido que la hipocresía social y política es histórica, pero en lo que llevamos de siglo XXI se ha incrementado de forma enorme y, también, en los últimos cinco años. Se dice, se pregona, se promete una cosa y se hace otra, en muchas materias... pero sobre todo en el ámbito de la gestión de la Enseñanza. 

Sólo hay que observar, con cierto rigor y detenimiento, las verdaderas políticas educativas, desde el poder legislativo y ejecutivos diversos (CCAA), quienes desarrollan los programas educativos y los métodos de enseñanza aprendizaje, las enormes burocracias que se llevan a los centros, quienes son los que escriben y publican en papel y (ahora) material digital los textos (libros) que son una mayoría "controlados" por la iglesia católica y su multitud de corporaciones y sin inspección del Estado.

Y todo ello con el beneplácito del poder político, de gran parte de los sindicatos del profesorado (de cualquier ideología), de los centros de enseñanza... y hasta de las familias (ajenas a todo ello), ya no digamos de las AMPAS que "están en otras guerras extraescolares" muy generalizadamente. Ya no digamos el indecente apoyo laboral, político, sindical y social que reciben las personas que imparten religión (designados por obispos, imanes, pastores...) y que hacen proselitismo de su confesión respectiva en los centros escolares y que se llevan un "buen pico" de las arcas públicas (más de 700 millones de euros/año).

Más allá de las referencias al pensamiento pedagógico de la Ilustración en Francia, hasta llegar a la ley de 1905 (de separación iglesia-Estado)... y de lo poco que llegó a España. Tras los intentos del Trienio liberal (1820-23), durante la brevísima I República, lo que nos enseñó la Institución Libre de Enseñanza y la Escuela Moderna y en los inicios del siglo XX con la "Cuestión del catecismo" (1913)... durante la II República hubo un verdadero intento de generar una escuela única, pública, universal, democrática y verdaderamente laica, fue muy intenso y complejo el proyecto, pero muy breve.  

Lo que ha sucedido a partir de la Constitución de 1978, los Acuerdos concordatarios de 1979, más la postura del PSOE (y sus muletillas políticas, en cada momento y lugar, hasta hoy) de mantener la religión confesional en el sistema educativo y concertar (financiar cien por cien) centros de ideario católico, algunos muy integristas... Es, además de una gran hipocresía, lamentable y abyecto.  

Y repito, no sólo por parte del PSOE mayoritario, sino de pequeños grupos y partidos estatales y nacionalistas que han ido surgiendo a lo largo del tiempo (PCE e IU, en sus variables internas, Podemos, ecologistas; ahora EH Bildu, ERC, BNG, Compromís...) que se han venido "escondiendo" a la hora de hacer política legislativa o ejecutiva en sus territorios. Sólo hay que comprobar donde ha crecido, exponencialmente, la industria educativa privada y católica más: en Cataluña, Euskadi, Navarra y en las grandes ciudades y, sobre todo, en lo que va de siglo XXI y con diferentes gobernanzas. 

Hoy, la escuela española está atrapada por un modelo que no respeta adecuadamente la libertad de conciencia de cada persona, ya sea del profesorado, de los padres, madres y/o tutores... y especialmente, y aun es más grave, en las niñas y los niños, sobre todo los más pequeños, que no entienden la separación entre quienes asisten o no a religión. 

Hay una corriente de opinión progre que insiste en que hay que educar en anti-totalitarismos y anti populismos, que hay que educar en feminismo... Corriente que comparto rotundamente.  

Pero la realidad es que se nos va la "fuerza por la boca": Educar en libertad de conciencia y laicamente. Educar en Derechos Humanos. Educar en igualdad. Educar en democracia. Educar para unas relaciones afectivo-sexuales en igualdad...¡Paparruchas!... La realidad en la escuela -en el día a día- es otra muy diferente: padecemos un sistema constreñido, apenas democrático, memorístico, burocrático, confesional, anticuado y, todavía, en parte, patriarcal... como manda la "santa madre iglesia". Por no hablar de lo simbólico-católico que sigue incrustado, en parte, en la escuela de titularidad pública (belenes, fiestas, procesiones, visitas de jerarcas, donativos a entidades de caridad religiosas...) 

Nada que ver, por ejemplo, con los objetivos la Institución Libre de Enseñanza, ni con la Escuela (racionalista) Moderna o con la "escuelas laicas"... de principios del siglo XX o con el método Freinet... entre otros que promovían la libertad  de conciencia y la laicidad; y que lo hacían desde el ámbito privado, porque el "oficial" estaba en manos de la iglesia y de su "valedor": el poder político de turno. ¿Les suena? 

Principios democráticos, feministas y laicos...  que cabrían perfectamente en esta nueva Era Digital y de la IV revolución industrial. Pero, por ahora, va a ser que no. 

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Lo que nos indigna https://blogs.publico.es/dominiopublico/60190/lo-que-nos-indigna/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/60190/lo-que-nos-indigna/#respond Thu, 14 Mar 2024 05:02:13 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=60190 alt --> Es de noche todavía, y las luces azules de los vehículos policiales dan un aspecto onírico y a la vez aterrador a las primeras horas de la mañana. Unas luces que, para la mayoría, no auguran nada bueno. Algo ha pasado. O algo está a punto de pasar. Los Mossos d'Esquadra cortan la calle que … Continuar leyendo "Lo que nos indigna"]]> Imagen del derribo de L'Obrera por los mossos .-PAHC Sabadell
Imagen del derribo de L'Obrera por los mossos .-PAHC Sabadell

Es de noche todavía, y las luces azules de los vehículos policiales dan un aspecto onírico y a la vez aterrador a las primeras horas de la mañana. Unas luces que, para la mayoría, no auguran nada bueno. Algo ha pasado. O algo está a punto de pasar. Los Mossos d'Esquadra cortan la calle que lleva a L'Obrera, en Sabadell, un banco okupado desde 2015 que se ha convertido en un centro social que ha llenado de vida el barrio y por donde han pasado miles de personas a lo largo de estos años. Una escuela popular, un gimnasio gratuito con su escuela de artes marciales y clases de autodefensa para mujeres. Había orden de desalojo desde hacía tiempo, pero no se sabía la fecha. Comedores, clases de baile, de repaso para estudiantes que no se pueden pagar un profesor particular. Charlas, conciertos, debates, centro de reuniones para colectivos de todo tipo... una inmensa red de apoyo entre vecinos, un ejemplo de cooperación y de compromiso que esta mañana ha sido derribado por una excavadora.  

A cientos de kilómetros, la escena de las luces azules iluminando las calles antes de que salga el sol se repite. Es en el barrio madrileño de Arganzuela, y es también ante otro centro social: La Ferroviaria. Okupado desde 2021, muchísimas personas han llenado de vida este espacio con distintas actividades y tejiendo complicidades con el barrio. Este miércoles por la mañana, cientos de personas se han concentrado para dar su apoyo a este espacio abandonado al que un grupo de personas ha dado vida estos últimos años, y que a media mañana ha sido desalojado.  

Anoche nos acostábamos viendo las noticias y veíamos a decenas de familias pobres sentadas en una silla de plástico en plena calle. Era de lo poco que tenían en ese edificio en ruinas que habían convertido en su hogar noventa familias y que este martes fue desalojado por la policía en Arona, al sur de Tenerife. Una zona con alquileres imposibles, sometida a la precarización que acompaña siempre a la clase trabajadora en todo enclave turístico, con viviendas inaccesibles y trabajos de mierda que ni siquiera permiten ya sobrevivir. Gente que no tienen alternativa habitacional y que permanece en un solar con una sombrilla refugiándose del sol y con sus pocos enseres amontonados.  


No hay ni rastro de todo esto hoy en las portadas. Llevamos unos días con la actualidad inundada otra vez por los escándalos de corrupción que salpican a los dos principales partidos, PP y PSOE. Varios compañeros periodistas están poniendo al descubierto las tramas que urdieron algunas personas muy cercanas a mandatarios de la talla de la presidenta de la comunidad de Madrid, Isabel Díaz-Ayuso, o el exministro del PSOE, José Luís Ábalos. Estas investigaciones son una luz necesaria sobre el poder, demasiadas veces opaco y dado a la corruptela, que merecen un indudable foco mediático y un reproche social, además de todas las consecuencias penales que correspondan.  

Seguir y difundir la actualidad estos días tratando de esquivar estos asuntos no es fácil, y cualquier periodista lo sabe. Todo pasa a un segundo plano, y existe un consenso no escrito que asume la preferencia de estas informaciones que, insisto, no deben pasar desapercibidas ni merecen menos atención de la que tienen. Es mezquino lo que han hecho estos sinvergüenzas aprovechando una situación tan delicada y traumática como una pandemia, usándola para su lucro personal aprovechando su posición privilegiada. Todo trufado, como siempre, de la obscenidad que siempre acompaña al corrupto que se siente impune. 


Sin embargo, existe otra actualidad que queda amortiguada y a menudo hasta soterrada ante tanta basura que nos regala siempre la política institucional. Una realidad paralela que transcurre inexorable y a pesar de todo. Algunos llevamos ya unos cuantos meses despertándonos cada mañana con una terrible ansiedad cada vez que revisamos las redes y las noticias y vemos un genocidio en marcha, por ejemplo. Y nos enerva la actitud tan pusilánime de nuestros políticos, que se envuelven en elocuentes palabras mientras el Gobierno vende armas al verdugo, lo niega mintiéndonos una y otra vez, y todavía esgrime su 'derecho' a seguir cometiendo esta atrocidad. Eso sí, le pide que se corte un poco, que disimule, que al menos no lo exhiba de esa manera.  

Digo lo de Palestina porque es algo que llevamos a cuestas desde hace meses y de lo que hablamos a menudo amigos y conocidos que nos dedicamos al periodismo, y que nos negamos a normalizar o a pasar por alto. Pero hoy podríamos hablar también de L'Obrera, de La Ferroviaria o de las familias de Tenerife desahuciadas. Mientras lo de las mascarillas y los mangoneos nos indigna como a todos, hay muchos otros temas que nos duelen todavía más, y que nos provoca un malestar ya no solo por el hecho en sí, sino por la indolencia, la impunidad y la discreción con la que suceden. Nuestra ansiedad es proporcional a la humanidad que nos queda y que no queremos perder, normalizando el horror cotidiano evitable que provoca la política institucional cada día de manera legal. Esa política que representan quienes hoy se lanzan los trastos a la cabeza acusándose de robar, y que tiene al país en vilo desde hace días.   

Es el circo de la política institucional y sus miserias lo que acaba finalmente por inundarlo todo, por hacer todo lo demás secundario. Aunque sea imprescindible que siempre haya luz y taquígrafos sobre el poder y denunciar estas corruptelas, existe otra corrupción estructural, inherente al sistema, que no es menos obscena pero que provoca un dolor que no implica tanta indignación. Hay un consenso para indignarse cuando alguien se lucra de manera ilícita y con dinero público, más todavía aprovechando una pandemia y su posición cercana al poder, pero no hay consenso para la indignación cuando se expulsa a 90 familias de su casa en un día o se derriban iniciativas populares para que alguien pueda especular con el suelo. Las corruptelas deben indignarnos y no dudo que lo seguirán haciendo. Pero un sistema corrupto como el actual, que expulsa a familias de sus casas, que destroza iniciativas populares, que vende armas a genocidas o que condena a muerte a millones de personas con sus políticas, no indigna tanto, y quizás este es el verdadero problema. 


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Está tan confusa que se hirió a sí misma https://blogs.publico.es/dominiopublico/60199/esta-tan-confusa-que-se-hirio-a-si-misma/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/60199/esta-tan-confusa-que-se-hirio-a-si-misma/#respond Wed, 13 Mar 2024 20:25:33 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=60199 Continuar leyendo "Está tan confusa que se hirió a sí misma"]]> Isabel Díaz Ayuso. EUROPA PRESS/Diego Radamés
Isabel Díaz Ayuso. EUROPA PRESS/Diego Radamés

No soy experto en videojuegos, pero sé que un pokémon confuso corre el riesgo de perder la orientación y terminar hiriéndose a sí mismo. También sé que la frase se ha incorporado a la cultura popular en forma de meme y estribillo digital, y no faltan ocasiones para señalar la paradoja, el karma, el bumerán que regresa con efectos retardados pero a una velocidad impepinable. "Está tan confuso que se hirió a sí mismo". La prensa anglosajona abusa de una expresión equivalente: to shoot yourself in the foot, lo que viene a ser pegarse un tiro en el pie, una elocuente traducción castellana que Froilán llevó a la estricta práctica a los trece años cuando jugueteaba con una escopeta en una finca familiar de Soria.

Estos días, entre titulares de fraudes y corrupciones, la expresión ha vuelto a cobrar plena vigencia. Lo sorprendente no es que Alberto González, compañero de Díaz Ayuso, se haya embolsado dos millones de euros en comisiones por la venta de mascarillas. Y digo que no es sorprendente porque el historial cleptómano del Partido Popular y sus aledaños se extiende en una larga telaraña de intrigas, tráfico de influencias, falsedad documental, blanqueo de capitales o apropiación indebida. Ahí están los ecos de la Gürtel, Palma Arena, Fabra, las tarjetas B y un etcétera kilométrico. Detectar un corrupto en Génova es tan previsible como encontrarse con un mariachi en una cantina mexicana.

Lo sorprendente, sin embargo, es que las indagaciones contra Alberto González no responden a una iniciativa original de la Fiscalía sino que tienen un precedente en una denuncia presentada por el PP en marzo de 2022. Eran tiempos de guerra civil entre familias populares. Apenas unas semanas antes, Pablo Casado se había plantado en el programa de Carlos Herrera para poner tibio al hermanísimo de Ayuso por llevárselo crudo en plena pandemia. La cabeza de Casado rodó por los pasillo de Génova pero la Comunidad de Madrid tuvo que admitir el apaño. En efecto, Tomás Díaz Ayuso se había metido a la saca 283.000 euros de una empresa bendecida por un contrato digital. Es decir, un contrato a dedo.

Como el asunto olía a chamusquina y la oposición se estaba poniendo las botas, el PP de Madrid pensó que la mejor defensa era un ataque contundente. Y allí que se fue Ayuso al pleno de la Asamblea para proclamar el contragolpe: "Vamos a investigar a todos". Total, que el portavoz popular Alfonso Serrano se hizo fotografiar en las puertas de la Fiscalía Anticorrupción con un bombazo, un escándalo de los gordos, siete empresas de incontestables vínculos socialistas implicadas en la bicoca sin fin del material sanitario. La prensa de confianza puso el broche a la hazaña: "Ayuso denuncia ante la Fiscalía al Gobierno de Sánchez por varios contratos realizados durante la pandemia".

Pero hoy hemos venido a hablar de tiros en el pie y de pokémones que se hieren a sí mismos. Y resulta que una de las firmas denunciadas por Ayuso había pagado dos millonazos en comisiones a Alberto González. ¿Qué decía La Razón sobre FCS Select antes de que estallara el escándalo? Que era una sociedad fantasma dedicada al mundillo de las bebidas espirituosas. Que durante la pandemia dio el campanazo y se convirtió en nuestro gran proveedor de mascarillas. Que sin duda debían de ser amigos de Salvador Illa. ¿Y qué decía el PP? Que FCS Select "recibió adjudicaciones por un valor 275 veces superior a su facturación y 84.800 veces superior a su capital social". Que eran muy cucos, vaya.

¿Pero esto es todo? ¿Terminan en este punto los disparos en el pie, los pokémones confusos, los bumeranes que retornan? No tan rápido. En marzo de 2022, en aquel marzo de guerra fratricida entre ayusistas y casadistas, el abogado Esteban Gómez Rovira acudió al Juzgado de Instrucción número 19 de Madrid para zumbar a Pablo Casado y Teodoro García Egea por un supuesto delito de revelación de secretos. ¿De dónde demonios habían obtenido las informaciones fiscales de Tomás Díaz Ayuso? ¿Por qué se habían permitido el lujo de airearlas en antena y dejar con el culo al aire las redes nepotistas de la insigne presidenta?

Volaron los días, Casado pasó a mejor vida y la jueza Inmaculada Iglesias reprobó la denuncia de Gómez Rovira por estar fundada en "meras sospechas o hipótesis". Ahora Iglesias tendrá que examinar la denuncia de la Fiscalía contra Alberto González por indicios de delito fiscal y falsedad documental. El mismo juzgado investiga también la muerte de tres mujeres en el incendio de una residencia de Aravaca. En estos momentos es fácil imaginarse a Pablo Casado acariciando un gato en la sombra de su destierro y cruzando los dedos para que se cumplan los principios elementales de la justicia poética. Que alguien, por favor, le ponga un micrófono en la boca.

Hay quien dice que Ayuso no puede perder el trono porque tiene untada a subvenciones a toda la fachosfera. En honor a la verdad, esta hipótesis tiene algo de realista y basta recordar los titulares de fuego amigo contra Casado en las cabeceras conservadoras. ¿Pero qué ocurrió con Cristina Cifuentes? Allá por 2015, en una tertulia de Intereconomía, Eduardo Inda la llenaba de flores y la calificaba como una "persona honrada" frente al "multimillonario Ignacio González". Tres años después, OK Diario forzaba su dimisión con un vídeo cloaquero de un hurto en un Eroski de Puente de Vallecas.

Ayuso no es una pieza imprescindible de la derecha patria sino un resorte más dentro de un mecanismo reticulado y complejo, una maraña de poderes e intereses que opera en la capital de España y que no implica solo a las instancias políticas sino también a los dominios empresariales, los focos mediáticos, las policías o los tribunales. El que anda listo y se comporta puede pagar a tocateja un Maserati y forrarse el riñón con los amiguetes de la Consejería. El que se mueve no sale en la foto porque aquí lo único que cuenta es desvalijar los intereses públicos, trincar dinero a mansalva y medrar a golpe de pelotazos. Pero cuidado con el negocio de la construcción. Uno nunca sabe cuándo va a terminar cavando su propia tumba.

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El caso de Ayuso https://blogs.publico.es/dominiopublico/60166/el-caso-de-ayuso/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/60166/el-caso-de-ayuso/#respond Wed, 13 Mar 2024 12:08:59 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=60166 Continuar leyendo "El caso de Ayuso"]]> La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, es recibida por el alcalde de Leganés, Miguel Ángel Recuenco, antes de la reunión del Consejo de Gobierno de la comunidad este miércoles en Leganés. EFE/ Rodrigo Jimenez
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, es recibida por el alcalde de Leganés, Miguel Ángel Recuenco, antes de la reunión del Consejo de Gobierno de la comunidad. EFE/ Rodrigo Jimenez

Isabel Díaz Ayuso no es cualquier política. En el panorama español de los últimos años su figura pública ha cobrado una extraordinaria dimensión. No voy a recordar aquí su trayectoria en el Partido Popular madrileño, que es de sobra conocida, ni sus balbuceantes inicios al frente de la presidencia de la Comunidad de Madrid, ni su alianza profesional y política con Miguel Ángel Rodríguez y posterior encumbramiento a la gloria de la mayoría absoluta, en buena medida gracias al arraigo en el momento pandémico de una consigna hueca, libertad, como furia consumista y oda a la cerveza.

Desde la defenestración de Pablo Casado (hace ahora dos años), con quien mantuvo un pulso a cuenta de las comisiones que obtuvo su hermano Tomás con la venta de mascarillas en pandemia, la presidenta madrileña ha intensificado su control de los medios públicos de comunicación e incrementado sus aportaciones a los afines privados. También ha dado los pasos legislativos necesarios para vaciar de contenido las funciones de la Cámara de Cuentas y el Consejo de Transparencia.

Ayuso ha confrontado insistentemente con Sánchez y el gobierno central, y no solo en lo discursivo, sino también a través de acciones concretas destinadas a desobedecer leyes estatales como -por poner un ejemplo especialmente sangrante para el caso- la de vivienda.

Isabel Díaz Ayuso es también la política que, en la más purísima tradición de los populares madrileños, recoge y hace suyo el proyecto de desmantelamiento de la sanidad pública. Las manifestaciones en favor de los sanitarios, en las que cientos de miles de madrileñas protestaban hace algo más de un año el abandono consciente y culposo de estos profesionales y los servicios que prestan y prestaron, especialmente, durante la pandemia, devolvieron a Madrid la esperanza y la confianza en que existe una ciudadanía que todavía está dispuesta a revolverse en defensa de algo tan importante como la sanidad pública.


Pero el populismo ayusista avanza sin cortapisas. Sus estridencias, declaraciones infames y paletas, están en el debate público todos y cada uno de los días del año. En redes, en medios, en entrevistas frecuentes en las que se explota hasta la náusea su chulería, su matonismo y su fotogenia. Ayuso, para desesperación de quienes asistimos a este trumpismo cañí con preocupación y espanto, lo peta.

Solamente a raíz de lo que fue trascendiendo en el tribunal ciudadano que investigó, a falta de una implicación mayor por parte de las instituciones, los protocolos de la vergüenza - que se llevaron por delante a 7291 seres humanos en la pandemia-, la estrella de Ayuso da signos de que su señal lumínica comienza a proyectarse con una cierta intermitencia. Cuando la presidenta madrileña pronunció en sede parlamentaria aquella sentencia –"se iban a morir igual"-, muchas pensamos que era el principio del fin, que no hay control de los medios ni rodillo parlamentario que esconda semejante nivel de negligencia, mentira y desvergüenza.

Ayuso carga consigo las consecuencias de unos protocolos ignominiosos y el enriquecimiento indecente de varios miembros de su familia, antes, durante y después de la pandemia. Avalmadrid, las sociedades limitadas de la madre y las del exnovio, las comisiones del hermano y, ahora, las de su actual pareja, que pagan el pisazo de Chamberí en el que reside la presidenta. La reina de la fruta, la orgullosa y desacomplejada Isabel, que lo mismo baila El tiburón en un acto de una pastora evangelista que llora a rímel corrido en una misa por los muertos en pandemia, lo mismo se fotografía en Maserati que recoge premios y reconocimientos por fomentar el emprendimiento y los incentivos fiscales a las grandes fortunas y a las empresas; la aguerrida Ayuso que presume de no gestionar emociones, tuerce el mohín cuando se le piden explicaciones sobre la investigación que la fiscalía ha abierto contra su novio Alberto González Amador. Le da al botón del on del ventilador para esparcir montañas de mentiras, acusaciones falsas y justificaciones siniestras.


La estrategia de combinar victimismo y mentiras tendrá el recorrido que la ciudadanía esté dispuesta a tolerarle y aquí, ciertamente, el papel de los medios de comunicación es clave. Desde ayer leemos y vemos a periodistas, locutoras y medios escritos y audiovisuales desviar la atención de la figura política de Ayuso y los varios casos de enriquecimiento entre impresentable e ilícito que la rodean, hacia el terreno de lo personal, esgrimiendo que ella no es ni responsable ni en ningún caso culpable de lo que hagan en su familia.

Ah, la familia, esa institución detrás de la que Ayuso se parapeta, compuesta de miembros -padre, madre, hermano, expareja, pareja- acerca de los que las ciudadanas hemos tenido noticia cuando se han hecho públicas sus cuentas. El caso de Ayuso no es una cuestión privada ni un asunto de familia; hace referencia a una sospecha nacida de constatar que, por razones a las que es impresentable llamar emprendimiento y coincidencia, todo el que se le acerca se lucra. Lo ha hecho de una manera desmedida y fraudulenta su actual pareja. Y, a esta hora y como mínimo, la cuestión es si es entendible que una presidenta de Comunidad Autónoma resida en un piso presuntamente comprado con dinero defraudado a Hacienda.

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Otro Jaguar en el garaje y la Visa Oro en 'casa Ayuso' https://blogs.publico.es/dominiopublico/60145/otro-jaguar-en-el-garaje-y-la-visa-oro-en-casa-ayuso/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/60145/otro-jaguar-en-el-garaje-y-la-visa-oro-en-casa-ayuso/#respond Tue, 12 Mar 2024 22:01:20 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=60145 Continuar leyendo "Otro Jaguar en el garaje y la Visa Oro en 'casa Ayuso'"]]> Otro Jaguar en el garaje y la Visa Oro en 'casa Ayuso'
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. EFE/Zipi

La presidenta de la Comunidad de Madrid, la misma que decía a Irene Montero que "Su mayor éxito político es ser la pareja de", ignorando la trayectoria de la exministra, se ha presentado esta mañana como víctima, manipulando datos (la "inspección" de su pareja es una "denuncia" judicial de la Fiscalía en toda regla, un paso posterior que huele regular, un decir). Tras conocerse el presunto fraude de 350.951 euros a Hacienda con una trama de facturas falsas y empresas pantalla durante la pandemia de Alberto González Amador y sus supuestos cómplices, destapado por ElDiario.es, por las cabezas de la prensa, como mínimo, ha pasado la familia Ayuso al completo: el hermano Tomás de las comisiones por mascarillas en los peores momentos de la pandemia; la madre Isabel con negocios por todas partes con el socio de la empresa que aparece también en jugosas adjudicaciones de la Xunta de Galicia en tiempos de pandemia con Alberto Núñez Feijóo, como recordábamos hace unos días, o el padre Leonardo y su crédito de más de medio millón de euros en 2019, solicitado a la empresa semipública Avalmadrid y que nunca ha sido devuelto. Y ahora sabemos también que la pareja de Ayuso cometió ese presunto fraude fiscal de más de 350.000 euros y falsedad documental, además, con el cobro de dos millones en comisiones por la venta de mascarillas durante los peores meses de la pandemia. ¿Les suena?

Con el caso de Ayuso y su familia, se nos queda corta la ya famosa frase de Pablo Casado en la Cope, que le costó la carrera política porque la presidenta madrileña es una de los nuestros, al menos, mientras gane elecciones. Ya la conocen: "La cuestión es si es entendible que el 1 de abril, cuando morían en España 700 personas al día, se puede contratar con tu hermana y recibir 286.000€ de beneficio por vender mascarillas". Y Casado, a la calle.

A quienes peinamos canas en este oficio, también el caso de Ayuso nos ha recordado victimizaciones similares que vienen de lejos: por un lado, el de Ana Mato, exministra y exalto cargo del PP desde le época de José María Aznar hasta la de Mariano Rajoy, que cobró 22,6 millones de pesetas en la década 1990-2000 (136.000 euros) en sobresueldos del partido y no se enteraba de los regalos que llegaban a su casa de parte de la trama Gürtel, para ella y su entonces marido, Jesús Sepúlveda, otro político del núcleo duro de Aznar y exalcalde de Pozuelo, cuyo Jaguar nunca visto por su mujer en el garaje de la casa común se convirtió en el símbolo del escaqueo más insultante para la opinión pública, burra y apaleada.

Famosa (y asimismo insultante) es la Visa Oro de la sociedad Aizoon que tenían al 50% la infanta Cristina de Borbón y su exmarido Iñaki Urdangarin que pagaba todo y a todo trapo sin que la hija de Juan Carlos emérito se enterase -dijo- de cómo se nutría aquello; que nunca conociese cómo habían llegado los 150.000 euros de Nóos a Aizoon, por ejemplo, con los que comía en restaurantes caros, compraba flores, música o los libros del colegio privado de sus hijos, un gran centro, por cierto, el Liceo Francés. Si puedes pagarlo, y Cristina de Borbón pagaba, aunque "desconocía" de dónde salía el dinero. Mejor pasar por tonta que por ladrona, como su padre, que está aforado y se libra de todo.


Ayuso, al menos, ha admitido que sabía que González Amador "estaba sufriendo" una inspección de Hacienda por su enriquecimiento rápido, sus facturas falsas o sus empresas pantalla. Obvió decir que la inspección de su pareja venía de dos millones de euros en comisiones por mascarillas -como las de su hermano Tomás- y que ya pasó a los juzgados porque tiene mala pinta. Aunque respetamos la presunción de inocencia de este señor con el que convive la presidenta en un piso de lujo pagado por él y comprado en parte a tocateja tras el fraude fiscal, ya no hay cabida -si es que la ha habido alguna vez- para subterfugios que tapen el comportamiento de Ayuso y su clan: se llama indecencia. Y me quedo corta.

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Aznar, contra la Guardia Civil, la Policía, el CNI y el sursuncorda https://blogs.publico.es/dominiopublico/60112/aznar-contra-la-guardia-civil-la-policia-el-cni-y-el-sursuncorda/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/60112/aznar-contra-la-guardia-civil-la-policia-el-cni-y-el-sursuncorda/#respond Mon, 11 Mar 2024 21:50:04 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=60112 alt --> Quienes llevamos un tiempo largo siguiendo la política y costumbres de los partidos en España sabemos que cuando la Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales (FAES) saca un comunicado anónimo en portada con connotaciones políticas de actualidad -de tanta actualidad como el 20º aniversario de los atentados del 11 de marzo en Madrid, … Continuar leyendo "Aznar, contra la Guardia Civil, la Policía, el CNI y el sursuncorda"]]> Aznar, contra la Guardia Civil, la Policía, el CNI y el sursuncorda

Quienes llevamos un tiempo largo siguiendo la política y costumbres de los partidos en España sabemos que cuando la Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales (FAES) saca un comunicado anónimo en portada con connotaciones políticas de actualidad -de tanta actualidad como el 20º aniversario de los atentados del 11 de marzo en Madrid, este lunes-, resulta que es su presidente, José María Aznar, quien escribe -o dicta- el texto, sea para criticar alguna política -de otros partidos o de líderes del suyo que no le bailan el agua, que se lo digan al díscolo Mariano Rajoy ...- o sea para justificar alguna de sus propias actuaciones o las del PP orientadas por él, que siguen siendo demasiadas.

Una no puede evitar preguntarse, a estas alturas, qué verán a Aznar en el PP después de arrastrarles a los peores momentos de la democracia de un Gobierno del Estado postfranquista junto a los GAL de Felipe González y las cloacas de Interior de Rajoy, esta causa aún en los benévolos tribunales. Tenemos dónde elegir, es cierto, pero por quedarnos con lo peor que justifique sobradamente la afirmación "¿Qué carallo ve la derecha en Aznar? ¿Es que no se informan o comulgan son sus barbaridades de autoritario trumpista refinado (un decir)?", citemos las mentiras confirmadas sobre el accidente del Yakovlev en 2003, las ídem contrastadas sobre el hundimiento en 2002 del Prestige o la gestión de los atentados del 11-M cuyo brutal recuerdo nos ha ocupado este lunes triste.

En la homilía publicada este lunes en la web de FAES, Veinte años después: Por las víctimas. Con la Constitución. Por la derrota del terrorismo, la mano astral de Aznar escribe contra aquellos y aquellas que le acusan de haber mentido sobre los atentados del 11-M para tratar de abonar la tesis de que solo ETA era la responsable, porque entendía el jefe del Ejecutivo que si se demostraba que el yihadismo estaba detrás, el PP podría perder votos por haber llevado a España a la guerra ilegal de Irak. Una idea que, si se alumbró primero y por perversa o lógica que parezca -ése es otro debate-, fue en La Moncloa de entonces, con Aznar de inquilino principal. El expresidente del Gobierno llama "profesionales del embuste" en su pieza de FAES a quienes desde el 11 al 14 de marzo, primero, y durante años, después, desmontaron la estrategia de la conspiración hurdida por el PP y varios medios de comunicación cómplices; ninguno ha pedido disculpas ni se ha retractado jamás de las mentiras que inventaron, del dolor y hasta la muerte que causaron. Nunca.


Lo peor de todo, no obstante, y aun incluyéndome orgullosa entre quienes Aznar llama "profesionales del embuste", está en la torpeza de una plática solo escrita para forofos del expresidente y sus mentiras, es decir, para gente que lo lea y lo alabe sin más, porque a poco que vaya a buscar información sobre lo que ahí se dice o se quiere decir, se le desmonta el chiringuito al líder de la (ultra)derecha. La información que de informarse resulta, valga la redundancia, es abundante, documentada, contrastada y aparece en numerosos medios de comunicación, incluido Público, tanto en hemerotecas disponibles en Internet como en los repasos que se han hecho estos días con motivo del 20º aniversario del 11-M. No hay excusas para creer objetivamente a Aznar, ninguna, salvo que se pretenda hacer un ejercicio de fe que, como mínimo, resultaría inquietante y, si me apuran, patológico.

Con tanta información, pues, es difícil enumerar y explicar las razones que tumban un editorial mesiánico, el de FAES, que carga contra el mundo entero (sic) por desmentirle en su obsesión con demostrar que ETA era la culpable del 11-M. Me quedo, pues e invitando a quien me lea a que busque tantas pruebas publicadas sobre la mentira intencionada más cruel de la historia de España en 40 años, con tres voces fundamentales y autorizadas en mi opinión: la del director del CNI en la etapa de Aznar, el diplomático Jorge Dezcallar; la del comisario general de Información de la Policía aquel 11 de marzo de 2004, Jesús de la Morena, y la del coronel-jefe de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, Manuel Sánchez Corbí, uno de los máximos responsables en la lucha contra ETA durante 25 años; esto es, servicios de inteligencia del Estado y responsables de Policía y Guardia Civil al más alto nivel. A ellos también los llama Aznar "profesionales del embuste".

Hay muchos testimonio de Dezcallar, y hasta un libro (Valió la pena, Península), en los que reconoce que Aznar y su equipo le presionaron para que abonase la tesis de ETA la misma noche del 11-M cuando los medios empezaban a dudar de la versión del Gobierno y los indicios empezaban a apuntar clamorosamente a los yihadistas ("Alfredo Timermans, portavoz de La Moncloa, me había llamado seis veces. Me dijo que el presidente quería que saliera en TVE para desmentir a la SER que decía que el CNI había abandonado la pista de ETA. Intolerable. Ya sabían que no era verdad" (...) "La gota que colmó el vaso fue cuando Aznar desclasificó unos papeles del CNI que, tachando ciertos párrafos, nos presentaban como responsables de que el Gobierno insistiera en la tesis de ETA"; son palabras de Dezcallar en una entrevista en El Periódico, en octubre de 2015)


Este mismo lunes de 2024, en una entrevista en TVE, el comisario general de Información de la Policía hace veinte años, Jesús de la Morena, aseguró: "La prioridad de la vía yihadista surge a lo largo de la tarde-noche del día 11 de marzo, a la vista de los análisis y los elementos que van apareciendo". Dezcallar y De la Morena coinciden: en las últimas horas de la tarde del mismo día del atentado, la vía yihadista ya era la principal para los investigadores del atentado; ETA quedaba relegada, aunque vigilada, lógicamente.

Sin embargo, el testimonio más demoledor para echar abajo la tesis de Aznar-FAES sobre los "profesionales del embuste" la dio el coronel-jefe de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, Manuel Sánchez Corbí, que, en el libro escrito junto a Lorenzo Silva y Gonzalo Araluce, Sangre, sudor y paz (Península), contaba con todo detalle cómo los propios etarras a los que tenían vigilados -y que no eran cualquiera- se mostraban estupefactos con los atentados de Madrid y apuntaban ya a las 9:00h de la mañana del jueves 11 de marzo a la culpabilidad de "los moros". El jefe del aparato logístico de ETA, Félix Ignacio Esparza Luri, supervisor del material militar, y su compañera de comando, Bihotz Cornago, aseguran que sin "aviso", no hay atentado: "Habrán sido de Al Qaeda". La Guardia Civil estaba recibiendo esa información de ETA en directo -como recoge el libro de Sánchez Corbí- a los pocos minutos de estallar las bombas en los trenes de Madrid y, por tanto, el Gobierno sabía. Y mentía, aunque cada vez con mayor dificultad, gracias a periodistas que estaban siendo presionados al máximo nivel, pero que apostaron por hacer su trabajo, y a una opinión pública que quiso informarse.

El Gobierno de Aznar desplegó la mayor estrategia de desinformación nunca vista en democracia; contactó con periodistas, políticos, empresarios, embajadores, ... hasta con la ONU para insistir en que figurase la autoría de ETA en su declaración de condena y solidaridad. Con los muertos, los heridos, sus familias y el país en shock por un dolor y un vacío insoportables. Les dio lo mismo entonces y ahora, veinte años después, con todos los datos y documentos sobre la mesa, con una sentencia judicial demoledora sobre los autores de los atentados, viene Aznar a llamarnos "profesionales del embuste" desde su atalaya de ruindad. Así le preocupaban sus ciudadanos/as durante el peor atentado de España, al muy patriota.


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Un abrazo ciudadano a los afectados del 11-M. Pásalo https://blogs.publico.es/dominiopublico/59923/un-abrazo-ciudadano-a-los-afectados-del-11-m-pasalo/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/59923/un-abrazo-ciudadano-a-los-afectados-del-11-m-pasalo/#respond Sun, 10 Mar 2024 05:59:26 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=59923 alt --> Mañana, 11 de marzo, la Asociación 11-M Afectados del Terrorismo se reunirá en la estación de Atocha. Será a las 10:30, junto a las esculturas Día y Noche de Antonio López. Como ocurre desde hace 19 años, los acompañarán los dos sindicatos mayoritarios y la Unión de Actores y Actrices contra la Guerra. La indolencia … Continuar leyendo "Un abrazo ciudadano a los afectados del 11-M. Pásalo"]]> Imagen del monumento en recuerdo a las víctimas del 11M en el Pozo.- Ricardo Rubio/Europa Press
Imagen del monumento en recuerdo a las víctimas del 11M en el Pozo.- Ricardo Rubio/Europa Press

Mañana, 11 de marzo, la Asociación 11-M Afectados del Terrorismo se reunirá en la estación de Atocha. Será a las 10:30, junto a las esculturas Día y Noche de Antonio López. Como ocurre desde hace 19 años, los acompañarán los dos sindicatos mayoritarios y la Unión de Actores y Actrices contra la Guerra. La indolencia institucional se traducirá, de nuevo, en ausencias vergonzosas, desplantes vergonzantes y una insidiosa contraprogramación. 

Justo enfrente de Atocha, en el Retiro, existe un así llamado "bosque" de olivos y cipreses que, reveladoramente, se dedicó a "los ausentes". A unas gentes imprecisas e indistintas, marcadas solo por la ausencia y el vacío. Los afectados del 11-M lograron rebautizarlo como "el bosque del recuerdo", para rescatar a sus seres queridos de una desmemoria inducida. Hace apenas dos años lograron que se colocase allí una placa referente a los atentados yihadistas de 2004. En ese escenario, concebido como un no lugar, vaciado de sentido, las autoridades han venido celebrando los actos oficiales del 11-M. De forma extemporánea - al margen del calendario - intentan borrar la identidad de los verdugos yihadistas, dando voz a las víctimas de ETA. Y, entre estas, a los portavoces más hostiles con los gobiernos del PSOE y los nacionalismos periféricos. 

Las afectadas del 11-M han sido sistemáticamente suplantadas por las víctimas de ETA tergiversando la identidad de sus verdugos. Así su duelo es eterno, imposible de cerrar. Agravado, además, con delitos y crímenes de odio. Porque basta que el yihadismo cobre visibilidad, para que el relato antiterrorista oficial se venga abajo. 

No todas las víctimas han sido resultado de la insania de ETA. No todos sus representantes militan en el PP y Vox o congenian con sus líderes. Los miembros de la Asociación 11-M Afectados del Terrorismo no han figurado nunca en lista electoral ninguna ni ocupan cargos en los gobiernos de ninguna formación política. Su renuncia, sin pretenderlo, denuncia a quien recibe sueldos injustificados, recibe cargos de representación y gestión política u otros réditos por su condición de víctima. 


En cambio, las víctimas del 11-M prefieren llamarse afectados. Y lo hacen para reclamarse autónomos respecto a sus verdugos. Se niegan a que les impongan una etiqueta que les marque de por vida. Y expresan unos valores constitucionales incontestables, que marcan la línea de flotación de la democracia. Claro que buscan el castigo de sus verdugos, pero sin revancha ni resentimiento. No se arrogan ningún estatus superior. Rehúyen el victimismo que reclama carta blanca. 

Al no creerse investidos de una autoridad o superioridad moral incuestionable, los afectados del 11-M no incurren en un narcisismo maniqueo. No le disputan el dolor a nadie, ni lo exhiben. En vez de asegurarse privilegios y blindarse con los fuertes, demuestran la fuerza de los débiles. Su talla moral y su ética ciudadana son el antídoto frente a los conspiranoicos, mercaderes de mentiras que nos degradan a nivel personal y público.

Los afectados díscolos, que se niegan a ser instrumento o vocero de otros, son acusados, en cambio, de "estar politizados". La militancia sindical de Pilar Manjón fue considerada un demérito y justificó el menosprecio y desprecio a su persona. Ella, que encarnó a la madre coraje de los asesinados en el 11-M, ha declarado que habría preferido que el verdugo de su hijo Daniel hubiese sido ETA. Su notoriedad pública correría pareja a un reconocimiento y un trato institucional, a una cobertura y a unos cuidados, que han sido escamoteados o negados a los afectados del yihadismo. 


Los asesinados el 11-M representan a una de cada dos víctimas mortales por terrorismo en Madrid y a una de cuatro o cinco en toda España. Por si los desplantes y afrentas fueran pocas, ni el Ayuntamiento ni la Comunidad de Madrid les han concedido un local para exponer las obras de arte, regalo de artistas y ciudadanos que así mostraron su solidaridad. Pilar Manjón les llamaba "el abrazo ciudadano". Al menos podremos sentirlo de nuevo en la Universidad Carlos III de Getafe. 

El próximo 11 de marzo a las 10:30 los miembros de la Asociación 11-M Afectados del Terrorismo realizarán un via crucis laico. Partirán de Atocha y se trasladarán a la calle Téllez. Por la tarde, el ritual se repetirá en las "estaciones" de Santa Eugenia y el Pozo. Allí muchos fueron mutilados y perdieron las vidas que daban sentido a las suyas. Allí muchas recibieron una mala muerte: a destiempo, inútil y sin sentido. Sin merecer siquiera placas, monumentos dignos de ese nombre y centros de la memoria que denuncien a sus verdugos.  

"Todos íbamos en esos trenes". Eso dijimos, hasta que los olvidamos para poder montar de nuevo en "el Cercanías". Pero son nuestros muertos. Todas nosotras, las afectadas. ¿Y si este 11 de marzo desbordamos la Glorieta de Atocha para darles el "abrazo ciudadano" que, según sus testimonios, les redime de tanta afrenta? ¿Compartís este mensaje en vuestras redes? Tal como hicimos hace 20 años. Por favor, copia, pega y viraliza. 


"Lo llaman el XX aniversario, ¿y los afectados del 11-M están solos? Este lunes 11 de marzo a las 10:30 en Atocha. Sin partidos y en silencio. Acude a abrazarlos ¡Pásalo!"  

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Sí hay paz para los malvados https://blogs.publico.es/dominiopublico/60097/si-hay-paz-para-los-malvados/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/60097/si-hay-paz-para-los-malvados/#respond Sun, 10 Mar 2024 05:59:19 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=60097 Continuar leyendo "Sí hay paz para los malvados"]]> El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, flanqueado por dos de sus predecesores, Mariano Rajoy y José María Aznar, aplauden durante la clausura de la 26 Intermunicipal del partido, en Valencia, en febrero de 2023. E.P./Jorge Gil
El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, flanqueado por dos de sus predecesores, Mariano Rajoy y José María Aznar, en un acto en 2023.- E.P./Jorge Gil

Este lunes se cumplen 20 años de los atentados del 11-M en Madrid, el segundo mayor atentado yihadista en Europa: 193 víctimas mortales (192 en trenes y andenes y un agente de los GEO en la inmolación de varios terroristas en Leganés), cerca de dos mil heridos e incontables personas (familiares, amigos, vecinas ...) traumatizadas de por vida. Son dos décadas, y parece que fue ayer; especialmente, para quienes nunca pagaron por la utilización miserable de los crímenes, fueran políticos o periodistas.

"Hay algunos datos que, en mi fuero interno, me hacen pensar que se trata de ETA. Y es que, además de que me lo dicen, yo tengo la convicción moral de que es así". Esta infamia, por ejemplo y entre otras, que publicó en portada El Mundo el 13 de marzo de 2014, en la jornada de reflexión de las elecciones generales del 14-M, la dijo Mariano Rajoy, entonces candidato del PP a la Presidencia del Gobierno. Las palabras de Rajoy fueron el colofón de la estrategia fake del Gobierno de su antecesor, José María Aznar, basada en el mantra de que "O convencemos a los españoles de que fue ETA o perdemos las elecciones". En este sentido, resulta sorprendente no solo la crueldad de las decisiones tomadas en los despachos gubernamentales, pensando en el poder y nada más que en el poder con una Madrid empapada en sangre y dolor, sino la torpeza de tomar por idiotas a los ciudadanos/as en un momento de shock y cascada de información como ese; en un momento en donde todos/as buscábamos respuestas: "¿Quién ha sido?". Los malvados pensaron que no las encontraríamos y, pese a que dimos con ellas gracias a un trabajo policial y judicial nunca bien valorado por el PP, siguieron con su estrategia de la mentira más grande y despiadada de la democracia durante los años venideros; y algunos/as continúan en ella.

En la película de Enrique Urbizu, No habrá paz para los malvados (2011), una ficción tenebrosa y violenta, se muestran algunas de las grietas de un sistema que falló a un país entero el 11 de marzo de 2004, pero no se enseña el abismo más negro de ese mismo sistema: la mentira coordinada fríamente entre políticos y medios de comunicación, ésa que daría la vuelta al título de la premiada cinta, porque quienes no han tenido paz son los que cuestionaron la estrategia del Gobierno, incluidas víctimas del atentado revictimizadas una y otra vez con ensañamiento, como Pilar Manjón y quienes la apoyaron. Más allá de Aznar y Rajoy, conviene recordar en una fecha tan señalada como dolorosa que Alberto Núñez Feijóo, actual líder del PP, tampoco se apartó de la estrategia infame de su partido señalando a ETA.

El libro de Víctor Sampedro, Voces del 11-M (Planeta), es en estos momentos el mejor revulsivo de una época que no se ha cerrado: la de la impunidad de quienes mienten a costa de quienes sean, aun siendo los ciudadanos y ciudadanas que han de proteger; sean asesinados por terrorismo en las vías del tren o por cerrarles las puertas de salida a los hospitales desde las residencias de mayores durante la pandemia. Sobre los atentados de Atocha se ha escrito mucho -y aquí me refiero a los trabajos de verdad, no a la sucia y lacerante conspiranoia que surgió con la complicidad psicopática de tantos malvados-, pero queda el libro más importante por escribir para que esta democracia pueda seguir avanzando. Algún día -y cuanto menos lejano, mejor- hay que contar cómo la gente de este país se levantó y dijo "Basta" al infierno desinformativo en el que, desde el 11-M, se ha convertido la política cuando la (ultra)derecha (partidista o no) pierde el poder. Para escribirlo, no obstante, y que no sea otra ficción, es imprescindible que eso ocurra: que los malvados pierdan la paz porque España decidió ser una democracia completa. En eso seguimos por aquí.


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¡No secuestren a Javier Cámara! https://blogs.publico.es/dominiopublico/60057/no-secuestren-a-javier-camara/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/60057/no-secuestren-a-javier-camara/#respond Sat, 09 Mar 2024 05:55:15 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=60057 Continuar leyendo "¡No secuestren a Javier Cámara!"]]> Javier Cámara.- Vanessa Rábade
Javier Cámara.- Vanessa Rábade

¡Suéltenlo! ¡Déjenlo libre! ¡No se atrevan! ¡No secuestren a Javier Cámara! Él no tiene la culpa de nada, él sólo es un gran intérprete, uno de nuestros mejores actores. No, se lo ruego, no se lleven a Javier Cámara. Él no tiene nada que ver con esto. Él, que ha puesto rostro a algunos de los personajes más encomiables de nuestro cine, no sabe nada de lo otro, de lo de Ucrania. Él, ahora, solo es un tío Vania perdido en Castilla, enclaustrado en las Naves del Matadero. 

"Puede que la amenaza de guerra no sea inminente, pero no es imposible". El eco de las palabras de la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula Von der Leyen, pronunciadas el pasado 28 de febrero, resuena con fuerza todavía. Las instituciones comunitarias llaman al rearme europeo, otra vez. La maquinaria propagandística se ha puesto en marcha, ya no hay quien la frene; la industria armamentística se frota las manos. El presidente de la República de Francia, Emmanuelle Macron, va más lejos todavía y apuesta directamente por el envío de tropas europeas a Ucrania.   

El lenguaje se calienta a las puertas de unas elecciones europeas (próximo mes de junio) en las que la ultraderecha tiene muchas papeletas de crecer como la espuma y multiplicar su presencia en el próximo Parlamento Europeo de Bruselas y Estrasburgo. Macron endurece el tono, como si pareciéndose a ella fuera a frenar la intención de voto a Marine Le Pen. Von der Leyen hace lo propio para mostrar un PPE contundente ante el agujero por el que se le escapan los votos a estribor. En noviembre, además, se celebrarán elecciones estadounidenses y una victoria de Donald Trump, candidato in pectore republicano, podría cambiar el tablero de juego ucraniano. Estados Unidos podría echarse al un lado en una guerra que no tiene visos de resolverse, lo que agravaría el conflicto bilateral Rusia-UE. 

Hasta el próximo 7 de abril se puede ver en la Sala Fernando Arrabal del Teatro Español, en el Matadero de Madrid, Vania x Vania, una originalísima puesta escena de Tío Vania, el clásico del dramaturgo ruso Antón Chéjov escrito en 1899. La versión del texto (de los textos) y la dirección (direcciones) corren a cargo de Pablo Remón, una de las figuras a tener más en cuenta del teatro actual. Javier Cámara es el protagonista en un brillante elenco que cuenta, también, con Israel Elejalde, Marta Nieto, Juan Codina, Marina Salas y Manuela Paso. Hablamos en plural de la obra (las obras), porque Remón nos invita a ver dos funciones en la misma tarde, dos versiones de Tío Vania. Misma obra, mismo elenco de actores y actrices, mismo director... Pero dos obras, dos versiones diferentes. 


"Cuando veo un espectáculo mío, siempre quiero volver a montarlo. Si hubiera tomado esta decisión en lugar de aquella, si hubiéramos ido por este camino en lugar de aquel. Me dan envidia entonces los pintores, que vuelven una y otra vez sobre el mismo motivo", explica Remón. Por ello, el espectador puede ver en el escenario madrileño, primero, una propuesta que nos lleva a "un Chéjov desnudo, esencial, un acercamiento minimalista al texto y a la interpretación". La segunda, "una reescritura de Chéjov en dos tiempos: Rusia, finales del XIX; Castilla, a día de hoy. Un juego teatral". Dan ganas de ver este experimento, ¿no creen? 

Cuando la guerra toma protagonismo, la primera víctima es la verdad, ya sabemos. La propaganda es una de las principales armas en una contienda bélica. Y más cuando alguno de los actores implicados es una sociedad democrática, por lo que existe la necesidad de crear un clima de opinión favorable a la barbarie. La denigración del enemigo, convertirlo en un monstruo y robarle cualquier condición de ser humano es, por tanto, una tarea imprescindible para quienes dirigen la maquinaria. Si nos van a pedir dinero para matar más y mejor, tienen que convencernos. Veremos, pues, un aumento de la rusofobia en los próximos meses. Muchos medios de comunicación se alinearán con la tarea, una razón de Estado, hay que incrementar el gasto militar. 

Ya lo vimos. Hace dos años, cuando arrancó la invasión rusa de Ucrania y estalló la guerra. Entonces, una gran campaña se expandió por todo Occidente que asimilaba lo ruso y las personas rusas con Vladimir Putin. Una gran caza de brujas. "Sabemos distinguir perfectamente entre un país y un pueblo. Seguiremos leyendo a Tolstói, pero condenamos al Gobierno ruso", aclaraba el entonces ministro de Cultura, Miquel Iceta. Mientras, grandes estudios de cine como Disney, Warner o Sony cancelaron sus estrenos en Rusia, donde Netflix y Spotify suprimieron sus servicios. Francia rompía todas las relaciones con instituciones culturales rusas. Hubo quien pedía derribar la estatua a Dostoievski en Florencia o cerrar el Museo Ruso de Málaga.      


El Teatro Real de Madrid canceló las actuaciones previstas del Ballet Bolshói. El Liceu de Barcelona hizo lo propio con el concierto de Anna Netrebko, que estaba previsto para el 3 de abril del 2022 por el 175 aniversario del espacio. El director de orquesta Valery Gergiev fue cancelado en la Scala de Milán. Hubo inhabilitaciones hasta de artistas fallecidos: el director de cine Andréi Tarkovski falleció en 1986 en París y su film Solaris no se exhibió en la Filmoteca de Andalucía por ser, el artista, ruso. "La cultura es el tercer frente en la guerra de Ucrania", sentenciaba, hace dos años, Nadine Dorries, secretaria de Estado de Cultura, Medios de Comunicación y Deporte del Reino Unido, en una comparecencia en la Cámara de los Comunes de Londres. 

Libertad de creación, de opinión, de pensamiento, en peligro. Xenofobia es, también, valorar una obra por el origen del creador o creadora. Paredes al campo, para que la cultura y el arte, que son capaces de quebrar pensamiento monolíticos, no hagan de las suyas. Una vía de la resolución del conflicto negociada ni siquiera se vislumbra. Más armas, más gasto militar, más muerte.  

Más de dos años desde la ilegal invasión rusa de Ucrania, detonante de un conflicto que va cambiando el mundo. Hastío, como en las obras de Chéjov, como en Tío Vania, donde los personajes se aburren de vivir, del lentísimo compás del paso del tiempo. Vayan a ver Vania x Vania al Matadero, pues la escalada militar puede llevarse también la expresión artística por delante. Que no nos quiten a Chéjov. Y que no secuestren a Javier Cámara por interpretar al tío Vania. El pobre Cámara, desaparecido, por interpretar a un personaje de la Rusia zarista... 

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El gesto político de Bella Baxter https://blogs.publico.es/dominiopublico/60037/gesto-politico-bella-baxter/ Sat, 09 Mar 2024 05:44:38 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=60037 alt --> Desde que se estrenó Pobres criaturas, de Yorgos Lanthimos, se debate si se trata o no de una película feminista. La cinta, que concurre a los premios Oscar de mañana, lo hace con once nominaciones, una de las cuales recae en el espléndido guion que firma Tony McNamara, en el que el australiano adapta una … Continuar leyendo "El gesto político de Bella Baxter"]]> Emma Stone como Bella Baxter en 'Pobres Criaturas' de Yorgos Lanthimos
Emma Stone como Bella Baxter en 'Pobres Criaturas' de Yorgos Lanthimos

Desde que se estrenó Pobres criaturas, de Yorgos Lanthimos, se debate si se trata o no de una película feminista. La cinta, que concurre a los premios Oscar de mañana, lo hace con once nominaciones, una de las cuales recae en el espléndido guion que firma Tony McNamara, en el que el australiano adapta una novela de 1992 del escritor y artista escocés Alasdair Gray 

Gray fue una personalidad en Escocia, un referente de la cultura y del mundo de las artes. Una especie de William Blake revivido y naturalmente dotado para crear universos pictóricos y novelísticos, mundos abigarrados atravesados por fuertes contrastes, escorzos morales y reflexiones políticas y existenciales de altura. Socialista, republicano, heterodoxo y faltón, intentó reeditar el mito de Frankenstein, producir una alegoría en la que una mujer de veinticinco años adquiere una identidad adulta partiendo de una situación de absoluta minoridad. Bella Baxter es una joven con el cerebro de un bebé nonato. Lo del cerebro de bebé, para quien no haya visto la película o leído el libro, es literal.  

En realidad, en la novela Gray juega a rescatar las memorias de Max McCandles, el joven científico que estudia con el "padre" de Bella, Godwin Baxter, apodado irónicamente ‘God’. En la ficción que su autor crea, las memorias, ilustradas en blanco y negro, habrían sido escritas en 1909 -pocos años antes del fallecimiento de McCandles- y abandonadas en Glasgow hasta ser providencialmente rescatadas por el ayudante de la curadora del museo local. El gesto político de Bella BaxterEl humor, la ilustraciones y la firmeza narrativa con que Gray cuenta la historia facilitaron que el libro tuviera una muy buena acogida tanto por parte del público como de una crítica que abrazó entusiasmada aquella deliciosa sátira victoriana. 

Mucho antes de que Lanthimos acometiera el proyecto de película multinominada en la que Pobres criaturas se ha terminado por convertir, Gray ya había negociado la cesión de derechos de su novela. El nombre de Helena Bonham Carter planeó sobre aquel proyecto fallido que se disolvió como azucarillo en el agua por razones que no he podido averiguar. 


Según cuenta McNamara, cuando el director de origen griego visitó a un desconfiado Gray -lógicamente desconfiado pues como digo ya se había frustrado un intento previo de adaptación de su novela- para explicarle cómo quería abordar la adaptación del libro, tenía muy claro que buscaba otorgarle a Bella el protagonismo absoluto de la historia y darle en consecuencia una profundidad y un desarrollo mayores de los que tiene en la novela. Parece que Lanthimos y Gray -que falleció a finales de 2019- congeniaron y el escritor aceptó la propuesta.  

La película que resulta es exuberante tanto por las imágenes como por las atmósferas que crea y que impregnan la historia de un halo de calculada fantasía e irrealidad. Estamos ante un Bildungsroman original que muestra cómo una niña alcanza la edad adulta a través de la sexualidad y va elaborando, construyéndose en el terreno de lo emocional y de lo intelectual, su propia identidad. Para lograrlo, Bella tiene que aprender a adquirir autonomía respecto de los demás, pero también de sí misma y de su propio deseo, especialmente desde el momento en que éste le ata a un hombre que la interpela en un código romántico que ella desconoce. Bella no ha sido socializada en el amor romántico, por lo que su aterrizaje en el sexo carece de mediaciones. El deseo de Bella es ajeno a las costumbres y a la moral.  

Su despertar al mundo de las emociones, por otra parte, procede de la empatía que experimenta al comprobar que existen la pobreza y la injusticia social. La necesidad de Bella de comprender y dar sentido a las injusticias la llevan a la lectura y al trabajo intelectual y de ahí al socialismo como único proyecto político disponible para ofrecer una solución a las desigualdades y al sufrimiento que conllevan 


Pobres criaturas despierta entusiasmos y, por supuesto, también ha habido quien ha aborrecido la película por superficial y/o (se dan todas las combinaciones posibles) poco feminista. Me gustaría detenerme en este último tipo de valoraciones. 

Creo que nos equivocamos cuando buscamos validar las manifestaciones culturales calificándolas de ese modo y que acertamos cuando, en lugar de testar su feminismo, desplegamos sobre ellas una mirada crítica con perspectiva feminista. No es tanto la obra en sí ni la intención más o menos consciente de sus autoras o autores lo que marca el tono feminista de los productos culturales, cuanto la capacidad y las posibilidades de sus receptoras para dialogar con ellos en un contexto o una época. Es una cuestión de entrenamiento epistémico mucho más que de aplicar un filtro o una plantilla y desechar todo lo que no se adapta o cabe dentro por poco feminista o abiertamente machista.  

No es lo mismo otorgarle un sentido unívoco a una novela o película, suponerle un propósito concreto y atribuirle una suerte de maliciosa ideología, que analizar lo que leemos y miramos entablando un diálogo con lo que advertimos que representa, los debates que motiva, las posibilidades de interpretación a las que se presta. 


En el caso de Pobres criaturas -tanto de la novela como de la película- se ha dicho que no son feministas por la sencilla razón de que sus autores son hombres. Desconozco si Yorgos Lanthimos es un señor feminista, pero estoy bastante segura de que Alasdair Gray no lo era. Y sin embargo, pienso que Pobres criaturas, tanto el libro como la novela, se insertan y recogen el espíritu feminista de una época. Un producto cultural puede ser relevante para el feminismo sin que sus creadores posean una intención, un compromiso o una agenda feminista; un producto cultural puede ampliar nuestro conocimiento feminista del mundo al margen de la autoría y de la orientación política de los mensajes concretos o explícitos y también implícitos que contenga. 

Hay películas o productos audiovisuales denunciables porque alientan estereotipos dañinos, fomentan discursos de odio o hacen apología de la violencia. Todo lo que no sea ese tipo de contenidos o propuestas debería caer del lado del debate público sosegado sin animosidades ni trincheras. Cuando la autoría o los contenidos se examinan desde la sospecha, la crítica renuncia a dar debates y se torna en denuncia de resabios inquisitoriales 

Desacreditar Pobres criaturas porque ha sido escrita y realizada por hombres es un argumento desasosegante. Se ha dicho también que no puede ser una película feminista porque contiene una apología de la prostitución o porque la protagonista es víctima de un engaño y de abusos dado que su primera pareja actúa de mala fe y es un hombre mucho más mayor, o porque la rebeldía femenina está reducida a un fetiche y Bella es una mujer sexualizada. No es todo lo que he leído en contra de la película pero son algunos de los argumentos que más se han repetido. 


Creo que Pobres criaturas es una película formidable e interesante para el feminismo y las feministas porque la historia de Bella Baxter invita a hacernos preguntas fundamentales sobre el devenir mujer, sobre la extraordinaria dificultad que supone romper con lo que Beauvoir llamó hace décadas nuestra impuesta inmanencia.  

Al acompañar a Bella en sus alegrías y en sus penas, tomamos conciencia de que somos seres sexuados en busca de una identidad que construimos a partir de experiencias, reflexión, elaboración y compromiso, vínculos y humor, riesgo y certezas. Bella tiene la aspiración de ser libre y pronto comprenderá que la libertad consiste en algo así como un equilibrio imposible entre el cuerpo y la mente, las pasiones y la razón, el abandono a una misma y el compromiso social, el hedonismo y la empatía. Se trata de un personaje con múltiples conflictos que afronta descomunales dilemas. Es una mujer sensible preparada para asumir sus propias inconsecuencias. El humor y la imaginación son facilitadores imprescindibles para rebajar el sufrimiento psíquico que en muchas ocasiones experimenta.

Seguramente Bella no es un ejemplo de lo que una buena feminista (¡las diosas nos libren de ellas!) tiene que elegir y hacer con su vida, pero tanto sus circunstancias como el arco del personaje sí se construyen en un contexto -el de escritura del libro y producción de la película- que no rehúye la presencia de distintos momentos feministas en los debates sociales que la atraviesan.  

Pobres criaturas no contiene un decálogo de comportamientos ejemplares y buenas prácticas feministas, sino una historia sobre las zonas más oscuras de la libertad y las más luminosas de la emancipación personal; sobre lo difícil que es adquirir autonomía cuando se es mujer y pesan multitud de obstáculos sobre nuestras condiciones materiales de vida y nuestras conciencias. 

Una buena crítica feminista (la epistemología y los saberes feministas han cambiado mucho desde la publicación de Política sexual) elige contar la historia de las mujeres como sujetos insertos en relaciones de poder -de género- no como una colección o sucesión de casos de terrible sufrimiento o, por el contrario, de resistencia individual. Bella transita esas relaciones de poder y a su particular manera, las atraviesa. Sufre y resiste; es vulnerable y por eso arriesga. 

Practicar una buena crítica feminista implica generar un discurso sobre la literatura o el cine que trata de percibir estas manifestaciones culturales no como meditaciones que giran en torno a sí mismas y el feminismo, sino como gestos históricos y como gestos políticos. Hacemos buena crítica feminista cuando analizamos la cultura como un gesto y sus representaciones como entramados de condiciones materiales y de ideas que sostienen y describen nuestros mundos, reales e imaginarios.  

Al proponer que la cultura se evalúe de acuerdo con determinados estándares ISO de feminismo, al decidir a partir de un análisis -a menudo muy convincente- que tal película o cual libro son o no feministas, quienes lo hacen privilegian intereses que tienen que ver con sus propias agendas comerciales o políticas. 

Cuando la ultima ratio de la crítica consiste en decidir qué es o qué no es feminista, entonces el feminismo es ya solo instrumental, pierde su dimensión auténticamente política para convertirse en algo así como la expresión de un revanchismo que tiene como consecuencia limitar la imaginación a un espacio para la emisión de consignas. Todo esto merma nuestro conocimiento del mundo y, con él, la posibilidad fundamental de pensarnos en el marco de un proceso histórico de elaboración continuada de las conciencias y de las subjetividades feministas.  

Quiero dejaros una consideración final sobre Pobres criaturas que conecta con mi interpretación de la película brevemente esbozada más arriba. Celebré enormemente que la cinta de Lanthimos presentara el sexo como un territorio de exploración y de duda; un lugar para el placer, el jolgorio y la extrañeza en el que Bella se mueve con interés. Como muchas otras mujeres feministas estoy preocupada por el puritanismo que nos rodea y, francamente, creo que nos perdemos una parte fundamental de la vida y la experiencia humana cuando renunciamos a explorar la sexualidad y sus complejidades marcándole constricciones a los impulsos consentidos de quien desea. Como dice Katherine Angel en uno de los ensayos más interesantes que quien esto escribe ha leído al respecto del consentimiento y el deseo, El buen sexo mañana. Mujer y deseo en la era del consentimiento: "No hace falta que neguemos la violencia generalizada para mantener la puerta abierta al erotismo" y, me permito añadir, no hace falta que, como feministas, cerremos la puerta al erotismo para parar las violencias. A veces, el feminismo se hace más con gestos que con normas. 

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Libres e iguales https://blogs.publico.es/dominiopublico/59995/libres-e-iguales/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/59995/libres-e-iguales/#respond Fri, 08 Mar 2024 05:01:25 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=59995 Continuar leyendo "Libres e iguales"]]> Cientos de personas durante una manifestación con motivo del Día Internacional de la Mujer, a 8 de marzo de 2023, en Las Palmas de Gran Canaria, Gran Canaria, Canarias, (España).-Europa Press
Cientos de personas durante una manifestación con motivo del Día Internacional de la Mujer, a 8 de marzo de 2023, en Las Palmas de Gran Canaria, Gran Canaria, Canarias, (España).-Europa Press

Según datos de la Comisión Europea de noviembre de 2023, las ciudadanas europeas cobran un 13% menos que los europeos por hora trabajada. En España, según la UGT, esta brecha salarial se ha reducido del 23% al 18%, gracias a la reforma laboral y al incremento del Salario Mínimo Interprofesional. Y esto es así porque seis de cada diez personas que cobran el Salario Mínimo Interprofesional son mujeres, y porque son ellas las que estaban y siguen estando en situación de mayor precariedad en el mercado de trabajo.

Las cifras muestran que las políticas impulsadas por el Gobierno de Pedro Sánchez han mejorado la situación laboral y el poder adquisitivo de las mujeres. Aun así, siguen siendo ellas las que cobran menos por realizar un trabajo de igual valor que los hombres. ¿Por qué? Por ser mujeres.

Los fundamentos de la brecha salarial que sufren hoy las mujeres se basan en un contrato firmado hace más de dos siglos y medio. El contrato roussiano de 1762 establecía la división sexual del trabajo, según la cual a los hombres les pertenecía el espacio público y el trabajo productivo y remunerado. Mientras que a las mujeres se les asignaba el espacio privado y el trabajo reproductivo no remunerado. O lo que es lo mismo, para los hombres el prestigio, el reconocimiento, la proyección y el salario. Para las mujeres el aislamiento, la invisibilidad, el anonimato y la gratuidad.

Esos eran los fundamentos, no pactados con las mujeres, del contrato social.
Un contrato social que ha evolucionado con el paso de los años, porque el sistema patriarcal se ha adaptado y ha redefinido los roles de género para sobrevivir, modificando las condiciones de vida sobre todo de las mujeres, quienes se han incorporado al mercado de trabajo y a la vida pública, aunque ello no ha ido acompañado de una mayor corresponsabilidad masculina en el trabajo reproductivo y del cuidado.

De hecho, ellas son las que, a pesar de su incorporación al espacio público, continúan haciéndose cargo del trabajo del hogar: veintitrés horas más que los hombres a la semana, según el CIS, es decir, un total de 1.202 horas anuales, 50 días al año. Un mes y veinte días de trabajo reproductivo que las españolas regalan a sus familias, al Estado de Bienestar y al PIB de nuestro país, sin recibir contraprestación alguna. Pero el feminismo se resiste al conformismo y apuesta y trabaja para que el siglo XXI sea el siglo de la igualdad real y efectiva entre mujeres y hombres.

Es el momento de romper los techos de cristal y limpiar los suelos pegajosos, es el momento de compartir los tiempos de cuidado y apostar por la corresponsabilidad, es el momento de avanzar en democracia, de conquistar la igualdad y, 250 años después, renovar un contrato social que, esta vez sí, nos haga libres e iguales.

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8M: la familia feminista https://blogs.publico.es/dominiopublico/59968/8m-la-familia-feminista/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/59968/8m-la-familia-feminista/#respond Thu, 07 Mar 2024 21:33:36 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=59968 Continuar leyendo "8M: la familia feminista"]]> Manifestación del 8 de marzo en los años 80.- Agencia EFE
Manifestación del 8 de marzo en los años 80.- Agencia EFE

Mi madre gritó cuando le confesé lo mío. También me dijo que fuera a un psicólogo. Yo lloraba en aquella cabina al otro lado del mar. Me había fugado a la isla de al lado porque necesitaba escapar de una moral franquista que ahogaba cualquier amago de diferencia. Corría el año 1977 cuando comenzó la odisea que me transformó en la mujer que soy hoy. 

Desde entonces han sido tantas las luchas, los arrestos, las conquistas. Mis ojos longevos vivieron la transición democrática, el destape y la movida madrileña. En el lapso de una década presencié amnistías necesarias, urnas recuperadas y una pandemia llamada sida. También perdí a mi padre y corté lazos con una familia que no me quería ni ver. Luego llegaron los noventa y los activismos aliados de lo arcoíris y el movimiento feminista. Se precipitaba el milenio y las militancias se multiplicaban sin orden ni prejuicio. Lo que no se inmutó en toda esa época era la llamada de mamá. A su manera imperfecta, sostenía un hilo de cuidados perenne. Un vínculo contradictorio a prueba del mundo exterior. 

Perdonen la melancolía. Tal vez la edad me ponga ñoña hasta para los artículos. O quizás sea el reciente aliento de la muerte, la imposibilidad de respirar que me precipitó del Senado a la UCI sin transbordo. Lo que quiero transmitir son muchas cosas en poco texto. Lo que pretendo reivindicar es una idea de familiaridad en el feminismo. 

Hace más de noventa años las mujeres ejercieron el voto por primera vez en España. El logro se produjo tras un debate intelectual tan polémico como electrizante: el de Clara Campoamor y Victoria Kent. Por suerte, ganó Campoamor. Pero quedémonos con el recuerdo de un pulso de ideas encauzado con respeto y altura de miras. Rescatemos fórmulas de concordia antigua como pistas para nuestros caminos posibles. Especialmente en un momento en el que retornan las sombras más antiguas del odio en nuevas siglas y formatos. Al fin y al cabo, ¿de qué sirven tantas guerras si las más perjudicadas somos nosotras? 


Claro que hay matices. No es exactamente lo mismo ser una funcionaria de Madrid que una campesina de Soria; ni comparten la misma experiencia una mujer trans de sesenta años y una migrante embarazada subida a una patera. Y no pasa nada. Porque es probable que si nos sentáramos a una larga mesa coincidiríamos en lo fundamental: hay que acabar con la violencia machista y la brecha de salarios; hay que romper los techos de cristal y limpiar los suelos pegajosos; hay que mejorar la conciliación y el reparto de responsabilidad en los hogares. 

Pese a mi reconocible vehemencia, veo motivos para el optimismo entre la adversidad. Soy de las que encuentra en la encuesta del CIS una mayoría de hombres que sí valoran positivamente las políticas feministas. Y ya nos encargaremos de reducir ese 44% de escépticos, que a tozudas no nos gana nadie. Nuestra mejor herramienta para ello es reconocer, aceptar y celebrar nuestras diferencias, como diría Audre Lorde. Hacer feminismo en todos lados, con distintos estilos y varios acentos. En los podcasts de Henar Álvarez o en los ensayos de Clara Serra; en las 20.000 especies de abejas o en los artículos de Cristina Fallarás. También en los micro-feminismos espontáneos de las doñas que dicen basta a sus jefes o maridos. 

No será por falta de posibles ilusiones en común. Miremos a Francia, por ejemplo. Imitémoslas y soñemos con un país que blinda el aborto en la Constitución. E imaginemos, por qué no, cosechas propias. Como un Pacto de Estado contra los discursos de odio o la reducción de la jornada laboral. Porque la convivencia siempre es más deseable que la división. Porque ganar tiempo es ganar vida. Y de eso sabemos mucho las mujeres. 


Todas las mujeres. 

Mi madre me enseñó que la familia no es una cena de Navidad estupenda. La familia habita en ofrecer un abrazo tímido bajo los truenos. Es una tregua de cariños que aparca las peleas para salvar lo imprescindible. ¿Será posible una imperfecta familia feminista?  

Espero que sí, porque el machismo, patriarcado y misoginia no descansa para introducirse e infiltrarse en cualquier grieta.  


Feliz y reivindicativo 8 de marzo.  

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Las manos de mi madre https://blogs.publico.es/dominiopublico/59959/las-manos-de-mi-madre/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/59959/las-manos-de-mi-madre/#respond Thu, 07 Mar 2024 21:22:12 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=59959 Continuar leyendo "Las manos de mi madre"]]> Freepik.
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Mis manos son grandes y confiables, muy parecidas a las de mi madre, que pese a ser una mujer menuda, tiene unas manos de buen tamaño, de palma ancha y dedos fuertes. El trabajo se las ha encallecido, son duras y hábiles, labradas, y los cuidados que les ha proporcionado -impecable higiene y mejor hidratación- se las mantienen suaves en el dorso. Son unas manos cálidas, que sujetan fuerte y acarician con toda la superficie; cuando mi madre me regala un gesto de cariño, tiene algo de pastora mítica palmeando el lomo de sus animales, un amor tierno de aire libre, de mensura de la carne de la hija, de orgullo por un trabajo bien hecho, el que hemos hecho juntas, el que nos ha traído hasta aquí.

Conforme se acerca el 8 de marzo, a las mujeres que tenemos un perfil público se nos desentierra para preguntarnos por la calidad de los saltos mortales dialécticos que otros hacen sobre el estado de los feminismos, sus cuitas, divisiones y potencias. De alguna manera se nos pide que juzguemos el trabajo de demolición de otros y de otras, quienes pasan casi todo el año pisándonos el sembrado que tanto nos cuesta mantener medio apañado y dando algunos frutos. A mí, por ejemplo, se me suele pedir, desde que empieza febrero y durante la primera semana de marzo, que me pronuncie sobre las ocurrencias del primer fantoche de ultraderecha que dice ser mujer en los programas de Sonsoles Ónega. Susana Griso, Risto Mejide o Ana Rosa Quintana. Que justifique mi propia vida o la de otras mujeres trans en contraposición a titulares como "transexuales bajo sospecha", que pida algún tipo de absolución razonada y a doble espacio sobre por qué debería vivir en sociedad, tener derechos y ocupar un lugar legítimo entre otras mujeres.

Los feminismos de base sufren de las mismas carencias que cualquier grupo numeroso de personas que se organizan para hacer algo, la desigualdad no es una cosa que le achacamos a los demás para minar sus acciones, colgarles deméritos o atacarles políticamente. Es algo que llevamos a cuestas desde que nacemos. Los comportamientos racistas, clasistas, gordófobos, capacitistas, tránsfobos, en definitiva, los privilegios, son el lugar desde el que la mayoría nos enunciamos y dios libre a las feministas, a todas, de alzarnos como sujetos inmaculados que dejan fuera de sus dinámicas los vicios del mundo que nos ha tocado vivir. Lo que tengo claro es que lo que hacemos, lo hacemos a la contra, sin ayuda, teniendo que batallar contra nuestras contradicciones y además, contra una maquinaria engrasada, calibrada y nutrida cuya única función es la demolición del trabajo que hacemos fuera de los focos y lejos de los micros.

Lo grande: las campañas mediáticas de las reinas de la mañana y de la tarde, instituciones como el Instituto de la Mujer, dirigido por una mujer abiertamente transmisógina, o las dos manifestaciones, las afronto y combato desde lo pequeño, a través de esas manos que mi madre y yo compartimos, de cómo ella me palmea el muslo cuando me siento a su lado o cómo yo le hago masajes en los pies para que duerma mejor, de las sortijas que he heredado y luzco casi cada día porque me las ha dado ella, recogiendo en un gesto sencillo toda la validación que necesito, la de mi madre depositando una herencia familiar femenina para que la lleve puesta en mis dedos gruesos, como lo son los suyos.

A veces, mi madre me llama por mi necrónimo, "Alejandro", y cuando lo hace se corrige a sí misma inmediatamente y lo cambia por un "Alana", que suena a agua caliente cayéndome por la espalda. En ocasiones también se le escapa algún "hijo" y todas y cada una de ellas reformula la frase que quería decirme y usa "hija". Nunca le he pedido que lo haga y jamás le he exigido que cambie su forma de dirigirse a mí. Lo ha hecho sola. De forma natural. Sin grandilocuencias ni forzando la situación. En sus equivocaciones hay más belleza e inteligencia que en cualquier manifiesto feminista que yo pudiera escribir jamás. No las cambiaría por nada. Me hacen sonreír cuando suceden, es como renacer una y otra vez. Mi madre me ha enseñado que nada hay por encima de ver de verdad a quien tienes delante, y que aunque las inercias son poderosas -y la del bautismo de tu propia hija debe ser una inmensa-, no lo son tanto como para negar la existencia y la realidad de otra mujer.

Este 8 de marzo, en Madrid, habrá una manifestación pequeña con una ministra a la cabeza que solo entenderá de lo institucional, de lo grande, de lo mediático, les deseo a sus participantes un buen trayecto y que regresen a casa sin sobresaltos. A la misma hora, sea en la gran manifestación -la alegre, furiosa y diversa-, o en casa, lo que la salud nos permita, estaré agarrando la mano ancha de mi madre con unas preciosas sortijas puestas y cobijaremos toda la esperanza de un mundo mejor para todas entre palma y palma. Confiad en las manos de mi madre, nada malo puede pasarnos.

Feliz y combativo 8 de marzo, amigas.

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8M, las olas y los charcos https://blogs.publico.es/dominiopublico/59989/8m-las-olas-y-los-charcos/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/59989/8m-las-olas-y-los-charcos/#respond Thu, 07 Mar 2024 19:20:33 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=59989 Continuar leyendo "8M, las olas y los charcos"]]> Portada del especial de 'La revolución de todas' por el 8 de marzo de 2018.- Jaime Morato
Portada del especial de 'La revolución de todas' por el 8 de marzo de 2018.- Jaime Morato

No somos muchas, más bien muy pocas, las mujeres que estamos al frente de un medio de comunicación nacional y generalista. Tantas como tres: Pepa Bueno, en El País, Encarna Samitier, en 20 Minutos, y quien escribe.

Antes de pisar esta casa, soñé durante años con un diario feminista que trabajara la información con perspectiva de género, que narrara las historias que nos atraviesan a las mujeres y que agrandan las distintas brechas que nos separan injustamente de los hombres, que equilibrara presencias masculinas y femeninas en su portada, en la sección de Opinión... Hice lo que pude –o lo que me dejaron– en los diarios en los que tuve puestos de responsabilidad.

Ahora aquellos me parecen tiempos casi prehistóricos, aunque realmente no lo son tanto, salvo cuando pienso en acontecimientos concretos como la sentencia contra Dani Alves (que por primera vez se basa en dar credibilidad a una superviviente de violación) o en el procesamiento de Luis Rubiales por darle un beso no consentido a una futbolista, Jenni Hermoso.

Cuando una se centra en los detalles, pareciera que ha pasado una era, con su correspondiente glaciación. Pero no: solo han transcurrido diez años.

Siete, en concreto, desde que en Público suscribimos un compromiso firme con nuestras lectoras y lectores, que además se plasmó por escrito:

'Público' se declara abiertamente feminista, sobre todo en lo transversal (...). En este sentido, nuestros objetivos internos son:

      • Lograr el equilibrio de género y la inclusión de toda la diversidad de mujeres: migrantes, racializadas, trans, etc. en las informaciones.
      • Asegurarnos de que la mujer queda representada en nuestras informaciones al margen de estereotipos.
      • Estabilizar la presencia femenina y masculina en portada.
      • Armonizar el número de expertos y expertas que enriquecen nuestros contenidos.
      • Conseguir la paridad entre los opinadores.

En definitiva, queremos garantizar que la voz de todas las mujeres está recogida en cada uno de los contenidos de 'Público'.

Acababa de comenzar el año 2017 y faltaban aún unos meses para que naciera la iniciativa #MeToo, impulsada por la actriz Alyssa Milano a raíz del caso del depredador sexual Harvey Weinstein.

Hoy puede costar creerlo, pero hasta aquel momento ningún medio, ninguno, había hecho una declaración pública de intenciones como la que acababa de lanzar Público. Entonces, proclamarse "abiertamente feminista" provocaba aún calenturas y herpes a más de uno y una. Ana Pardo de Vera bien lo sabe.

Pero las protestas de mujeres contra la designación de Donald Trump como presidente de EEUU que se sucedieron a finales de enero de aquel año y, meses después, el #MeToo, ya comenzaban a esbozar un panorama global histórico de reivindicación de los derechos de las mujeres.

Y aquel boceto cobró toda su forma y colorido el 8M de 2018, con España como paradigma mundial.

Recuerdo de manera nítida las semanas previas a aquel 8M, la primera reunión de periodistas mujeres que celebramos en el sótano de un local de Malasaña y de la que salió la idea de un manifiesto que acabó siendo firmado por 8.000 mujeres periodistas.

Recuerdo la planificación de la cobertura de aquel 8M en Público, con todas las mujeres de su redacción en huelga, y las piezas trabajadas solo por hombres y firmadas con su nombre y entre paréntesis "hijo de ...", con el nombre de sus madres.

Recuerdo el primer especial impreso que lanzamos en el diario, aquella portada desafiante con el título ‘La revolución de todas’.

Lo repartimos de forma gratuita durante la enorme manifestación. Las calles se llenaron de amarillo y morado, de ilusión, de protesta, de reivindicación y de esperanza.

Grabamos incluso un pequeño documental sobre aquella jornada histórica; era nuestro gesto de agradecimiento a todas las mujeres que, cada día, desde sus rincones, sean grandes o pequeños, despachos o cocinas, plancha u ordenador en mano, pelean como hemos hecho siempre para ir conquistando los terrenos que nos son vetados, milímetro a milímetro, centímetro a centímetro o kilómetro a kilómetro.

Y ya nada volvió a ser igual.

No volvió a ser igual porque el movimiento fue tan brutal y tuvo tal impacto, que las mujeres decidieron que ya no habría marcha atrás y empezaron a tejer redes entre ellas y a fortalecer las que ya habían construido previamente, conscientes de que juntas eran imparables.

No volvió a ser igual porque, a partir de entonces, debates que deberían haberse mantenido en un ámbito de discusión estrictamente intelectual, acabaron transformándose en un ring público de boxeo, donde lo que estaba en liza era quiénes tenían derecho a presentarse como feministas puras y verdaderas en función de lo que defendieran. De los vientres de alquiler, al debate trans o al abolicionismo de la prostitución.

En paralelo tenía lugar el juicio contra La Manada, que marcó un punto de inflexión en la consideración de las víctimas o supervivientes de violación. Las mujeres se echaron a la calle para gritar "Yo sí te creo" y "No estás sola".

El artículo que escribí y publiqué en este medio justo después de conocer la primera sentencia contra La Manada inspiró a Cristina Fallarás para lanzar en redes sociales un hashtag, #Cuéntalo, que sirvió para que millones de mujeres narraran en público las agresiones sexuales que habían sufrido.

Era la primera vez que se construía un relato colectivo femenino de estas características, la primera vez que se hacía perceptible la magnitud de la violencia contra nosotras, por el mero hecho de haber nacido mujeres.

La traslación política más directa de esta movilización social llegó en 2023 con una ley pionera que establece el consentimiento como el parámetro axial de las relaciones sexuales para su consideración jurídica en casos de violencia sexual. Una ley, la del Solo sí es sí, que ha permitido sentar en el banquillo a Luis Rubiales por dar un beso no consentido a Jenni Hermoso y que ya deja sentencias como la que se ha dictado contra Dani Alves, en la que la credibilidad a una superviviente de violación se hace explícita de principio a fin.

Y, entre medias, la pandemia de la covid19 y el 8M de 2020 como primer síntoma del movimiento reaccionario que ahora nos cae encima con su odio y resentimiento, mileis, abascales y toda la manosfera mediante.

En Público hemos surfeado todas estas olas –y no pocos charcos– con muchas dudas y algún penar.

No vengo aquí a decir que somos más feministas que en ningún otro sitio, ni que hacemos las cosas mejor que nadie. Con franqueza, no lo sé; tampoco tengo especial interés en ser partícipe de una competición feminista bañada en el marketing con la excusa del 8M.

Ni lo sabemos todo, ni somos clarividentes en muchos de los debates que se abren y que expresan las distintas sensibilidades que se agrupan dentro del movimiento feminista.

Caminamos de la mano de los cambios sociales e intentamos arrojar luz sobre ellos, no necesariamente certezas, para que vosotros y vosotras podáis conformaros un pensamiento crítico e informado sobre los grandes asuntos del feminismo y, por tanto, de la humanidad misma. Evolucionamos y aprendemos a medida que lo hacéis vosotras, a vuestro lado, tropezando a veces, con espíritu constructivo siempre y con la defensa de los derechos humanos como faro.

Pero sí puedo deciros que el debate interno ha sido (y es cada día) intenso y constante, que las personas que integramos este equipo ponemos con frecuencia nuestras incomodidades y contradicciones sobre la mesa de manera abierta y sincera para someterlas al escrutinio de nuestros compañeros y compañeras, de forma que el resultado para vosotras, lectoras y lectores, sea una información genuinamente feminista, que atraviese todo el diario: desde la sección de economía hasta la de política, pasando por sanidad, educación o las columnas y tribunas de Opinión.

Nuestro feminismo no es infalible, pero nuestro compromiso con la igualdad y con los derechos de las mujeres es y será firme e inquebrantable.

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La diana de Vox y el ataque nazi en Castelló https://blogs.publico.es/dominiopublico/59938/la-diana-de-vox-y-el-ataque-nazi-en-castello/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/59938/la-diana-de-vox-y-el-ataque-nazi-en-castello/#respond Wed, 06 Mar 2024 11:17:20 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=59938 Continuar leyendo "La diana de Vox y el ataque nazi en Castelló"]]> Antonio Ortola, concejal n Castellón, frente al local de La Cosa Nostra en un video.
Antonio Ortola, concejal en Castelló, frente al local de La Cosa Nostra en un video.

"Vamos a poner orden", decía el ahora concejal de seguridad de Vox de Castelló en un vídeo de la pasada campaña electoral a las municipales, acompañado de dos personas más de su partido. Se oyen gritos de fondo: "venís a provocar", les espeta un vecino. La elección del escenario no es casual. Es la plaza donde los movimientos sociales de izquierdas llevan años celebrando actos todos los años, con sus permisos correspondientes y sin incidentes. A pocos metros está el local de La Cosa Nostra, un ‘club social antifascista’, es decir, un local donde se juntan los y las jóvenes antifascistas, feministas y de izquierdas de la ciudad. Antonio Ortolá, el concejal de seguridad y emergencias de Vox, se acercó hasta sus puertas de para grabar su vídeo. "Graba esto", le pide al camarógrafo mientras señala a un joven que le increpa y un mural del Che Guevara.  

Es el mismo local, la misma plaza, donde el pasado sábado irrumpieron una veintena de neonazis armados con barras de hierro y bates de béisbol y la emprendieron a golpes contra los primeros que encontraron. Eran las primeras horas de la noche del primer día de fiestas de la Magdalena, y se estaba celebrando un concierto. El ambiente era festivo pero tranquilo. Nadie podía sospechar un ataque así contra una masa de gente. Los neonazis pillaron por sorpresa a la multitud, y, tras una desbandada inicial, otro grupo reaccionó rápido para proteger el espacio y a los asistentes y parar la agresión. Un joven que estaba allí disfrutando del concierto fue golpeado con una barra de hierro en la cabeza. Una vez en el suelo, los nazis aprovecharon para patearle hasta que sus compañeros pudieron sacarlo de allí.  

Los nazis huyeron sin problemas. Los testigos cuentan cómo la policía había desaparecido del lugar tras haberse pasado todo el día por la zona, incluso intentando impedir el montaje de las barras a pesar de estar todos los permisos en regla. Los amigos de la víctima la llevaron a pulso hasta una ambulancia, y cuentan que los servicios de emergencia ni siquiera se acercaron hasta el lugar. La policía, de hecho, casi acaba deteniendo a las víctimas mientras los agresores huían tranquilamente ante sus narices 

No podía ser más casual esta brutal agresión coincidiendo con la noticia de la retirada del premio Guillem Agulló de las Cortes Valencianas por parte de Vox. Guillem era un joven antifascista de 18 años que fue asesinado en 1993 de un navajazo en el corazón por parte de un grupo de nazis. Su memoria es recurrente en el País Valenciano, ya que los nazis lo usan como advertencia ("acabaréis como Guillem", dicen), y los antifascistas, y prácticamente toda la izquierda y el valencianismo, lo reivindican como símbolo de la impunidad y de la violencia nazi. De todos los acusados por el crimen, tan solo uno de ellos cumplió 4 años de prisión. Además, el tribunal no consideró que el asesinato tuviese motivaciones políticas, y algunos medios de comunicación trataron de equiparar a los nazis con los antifascistas. A los verdugos con sus víctimas.  


El premio Guillem Agulló se institucionalizó durante el anterior gobierno autonómico, consensuado por todos los partidos políticos de la cámara, tras un acto de reconocimiento político de este crimen, de su familia, amenazada constantemente desde aquél 1993 por su incansable lucha, y de quienes habían mantenido viva su memoria. El galardón se otorgó durante unos pocos años, los que duró el anterior gobierno, a personas destacadas en la lucha contra los delitos de odio y por los derechos humanos. Esta semana, el PP, que había firmado el acuerdo en 2015 junto con el resto de partidos, apoyó la retirada de este premio que había propuesto Vox.  

Que Vox y PP acaben con esta distinción es una buena noticia. Sería un insulto a la memoria de Guillem que representantes de estos partidos jueguen con su nombre y con su memoria. "No hubiéramos aceptado un premio de Vox, que es la ideología que alimentó el asesinato de mi hijo", dijo el pasado martes en Hora25 el padre del joven asesinado. Guillem no necesita a las instituciones, pues han estado ausentes durante 25 años, y han sido los movimientos sociales quienes han llevado su nombre por todas partes. El PP, prisionero de Vox y a quien cree que quita votos pareciéndose cada vez más a él, ha demostrado que no existe ya ni siquiera una fina línea entre ellos y la extrema derecha. Que ya van en un mismo paquete.  

Mientras Vox y PP retiran el nombre de Guillem en las Cortes, el concejal de Vox de Castelló puesto también por un gobierno del PP, pide que la agresión nazi ‘no se politice’. Pretende hacernos creer que no es político el ataque nazi del local que él mismo señaló en un vídeo en campaña electoral, como nos quisieron hacer creer que el crimen de Guillem tampoco tuvo motivaciones políticas. Que se haya pasado todos estos meses al cargo de la seguridad de la ciudad persiguiendo a los movimientos sociales y que estos hayan acabado siendo víctimas de un ataque nazi que casi acaba con la vida de un joven es pura casualidad.  


El concejal puso el local en la diana. Sabe que es uno de los centros sociales que reúne a la mayoría de los grupos de izquierdas de la ciudad. El símbolo de un importante tejido asociativo que ha echado raíces en el barrio y con el vecindario, y que cada año realiza numerosas actividades gratuitas, desde cine de verano hasta conciertos, al margen y a pesar de las instituciones. Y uno de los objetivos de la ultraderecha es precisamente romper esa comunidad, esos lazos que neutralizan el miedo y el odio que las extremas derechas tratan de inocular en los barrios. Y sabe que el antifascismo, el feminismo y el antirracismo unen. Que los barrios organizados son vacuna contra su veneno. 

Al concejal de Vox tampoco debe hacerle gracia que le recuerden su paso por las gradas ultras del equipo local. Varios testigos de la agresión de la pasada semana señalan directamente a los ultras del Castelló como los autores, llegando incluso a identificar a varios de ellos. El periódico Directa publicó estos días un reportaje en el que se señalaba a miembros de los ultras del Castelló como autores de la agresión, identificados por varios testigos. Uno de estos, además de ser uno de los condenados por las agresiones del 9 de Octubre de 2017, fue cliente del concejal de Vox cuando este ejercía de abogado, según este medio. Hace unos meses se difundieron en redes las imágenes del concejal de Vox en las gradas ultras, y esta semana volvieron a recordárselo a propósito de la agresión. También su respuesta de entonces: "Os invito a todos a que paséis por el Fondo Sur", dijo. Aunque a día de hoy no ha habido todavía detenciones, la policía dice tener ya identificados a algunos de los agresores, e incluso ha encontrado un bate de béisbol ensangrentado que ya está siendo analizado por la policía científica.  

Los antifascistas son siempre objetivo prioritario de la ultraderecha. Son quienes siempre advirtieron de su peligro, incluso cuando no estaban en las instituciones. Por eso, desde el principio, Vox ha tratado de provocarles, de presentarse ante ellos para encontrar respuesta y victimizarse, denunciando a los antifascistas por delito de odio. Así alimentan a todo ese sector nazi y fascista que les apoya. Y así usan la legislación de delitos de odio contra quienes denuncian su odio.  


No son pocos los nazis y fascistas que hay o que apoyan a Vox, y cada vez se esconden menos. En un video retransmitido por el propio partido durante las protestas ante la sede del PSOE local, aparecen la presidenta de les Cortes Valencianas, Llanos Massó, y otros conejales y miembros del partido, y a continuación banderas y pancartas nazis. Estaban todos juntos en la misma concentración. Nada extraño después de ir a grabar un video electoral a la plaza donde estaban los antifascistas. Un guiño a esos nazis con quienes comparten actos y que hoy se sienten legitimados por los discursos y los señalamientos de unos representantes políticos. Una casualidad que los nazis, meses después, atacaran los actos que los antifascistas celebraban en esa plaza.  

Siempre hay una relación directa entre lo que los fascistas de corbata señalan y los de bate de béisbol ejecutan. Los discursos de odio siempre preceden al crimen de odio. Alguien infecta de odio y señala a quien odiar. Otros toman la iniciativa y actúan. Matando a Lucrecia por migrante y negra. A Sonia por pobre y por transexual o a Guillem por izquierdista y antifascista. Así ha sido históricamente. Unos ponen el marco, las ideas y la diana. Otros se manchan las manos.  

Lo sucedido en Castelló tiene responsables políticos. Tiene motivación política. Y es parte de una persecución ideológica contra la diversidad y contra quienes la defienden. El discurso de Vox se basa en eso, en el señalamiento, en la diana constante sobre aquellos a quienes considera enemigos de España, aquellos que no caben en su pequeña patria vestida de grandes banderas y embadurnada de tanta bilis. El Holocausto no empezó con las cámaras de gas. Empezó con alguien señalando a una parte de la población, culpándola de todos los males y prometiendo que iba a poner orden.  

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Los Ayuso en la Xunta de Feijóo (también) https://blogs.publico.es/dominiopublico/59905/los-ayuso-en-la-xunta-de-feijoo-tambien/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/59905/los-ayuso-en-la-xunta-de-feijoo-tambien/#respond Wed, 06 Mar 2024 05:59:54 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=59905 alt --> Este mismo miércoles, el delegado del Gobierno en Galicia, Pedro Branco, pidió a la Xunta que ahora preside Alfonso Rueda que permitiese auditar los contratos que se hicieron con carácter de emergencia durante la pandemia, cuando aún gobernaba Alberto Núñez Feijóo, para descartar que hubiera habido algún caso de corrupción similar al que acaba de … Continuar leyendo "Los Ayuso en la Xunta de Feijóo (también)"]]> Los Ayuso en la Xunta de Feijóo (también)

Este mismo miércoles, el delegado del Gobierno en Galicia, Pedro Branco, pidió a la Xunta que ahora preside Alfonso Rueda que permitiese auditar los contratos que se hicieron con carácter de emergencia durante la pandemia, cuando aún gobernaba Alberto Núñez Feijóo, para descartar que hubiera habido algún caso de corrupción similar al que acaba de destaparse en la etapa de José Luis Ábalos al frente del Ministerio de Transportes y que tiene en la figura de su asesor personal, Koldo García, al principal protagonista por contar con un cargo público en la Administración del Estado mientras cobraba mordidas millonarias por ayudar presuntamente a empresas a conseguir contratos con varios departamentos de Transportes, Interior o los gobiernos autonómicos de Illes Balears y Canarias: el comportamiento más rastrero en el momento más dramático para España, con miles de muertos por covid.

La petición de Branco a la Xunta de Galicia, que ésta se resiste a aceptar, tiene que ver con la comisión registrada por el PSOE la semana pasada en el Congreso para que, a raíz del caso Koldo, se investiguen todos esos contratos de urgencia (sin publicidad y a dedo) en todas las administraciones, algo que parece lógico y que, sin duda, ya llega muy tarde. Pero ahora es siempre mejor que nunca para que afloren, si no todos, el máximo número de "pillos"; porque, recordarán nuestros lectores, que Feijóo calificó con este salero a Luis Medina y Alberto Luceño por su pelotazo con comisiones de más de 6 millones de euros en contratos con el Ayuntamiento de Madrid y que se lograron con la nunca bien ponderada colaboración del primo del alcalde José Luis Martínez-Almeida y su agenda del consistorio capitalino.

La líder de la oposición del Parlamento gallego, Ana Pontón (BNG), se adelantó hace días a Branco: pidió "transparencia" y una auditoría externa de los urgentes contratos de la Xunta, y no lo hizo porque sí, ya que el Gobierno gallego de Feijóo arrastra varias polémicas con sus contratos de emergencia que, encima, tienen que ver con la familia de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, perejil de todas las salsas del PP, para bien del partido ... y no tanto; es la misma Ayuso responsable de la caída en desgracia de Pablo Casado como presidente del Partido Popular por haber denunciado la falta de escrúpulos del hermano de su compañera y amiga en una entrevista en la Cope, cuyo tuit principal aún navega por las redes: "La cuestión es si es entendible que el 1 de abril, cuando morían en España 700 personas al día, se puede contratar con tu hermana y recibir 286.000€ de beneficio por vender mascarillas".


Los tentáculos de la familia Ayuso son alargados, no obstante, y así lo confirmó en 2022 la exclusiva de Nós Diario que -como casi todo en Galicia que no sea de medios oficiales u oficialistas- pasó prácticamente desapercibida bajo la aplastante pavimentadora del PP gallego, recién revalidada. En resumen, el periódico digital gallego informó de la contratación de la Xunta con Proyectos Hospitalarios Internacional S.A. (Prhoinsa) por cerca de 300.000 euros. ¿Quién figura como administrador único de Prhoinsa? Juan Carlos Herrero Casasola. ¿De quién es socio Herrero Casasola? Por un lado, de la madre de Isabel y Tomás Díaz Ayuso en la empresa MC Infortécnica SL y, por otro lado, del propio Tomás, con quien fundó Sismédica S.L., en la que el hermano de la presidenta madrileña figura como administrador único y de la que la propia Isabel Díaz Ayuso tiene un 50%, según desveló Infolibre en 2022. Sismédica es una sociedad durmiente que, entre otras funciones, dice suministrar productos sanitarios y que se saltó la ley de Sociedades desde 2014. La presidenta madrileña omitió el nombre de la empresa participada con su hermano hasta 2021 y nunca aclaró por qué la mantenían activa, aunque El Independiente sí informó sobre algunos contratos con Sismédica que obraban en poder de los caídos Casado y su número dos, Teodoro García-Egea, pero que el equipo de Ayuso negó sin más a Infolibre. 

De todo esto, nunca más se supo en la Comunidad de Madrid ni en Galicia, más allá de la cuestión penal (contratos válidos legalmente y comisiones éticamente repulsivas pero muy lucrativas cobradas por el hermanísimo y el amigo de la infancia, Daniel Alcázar, que sirvió de tapadera al pariente de la presidenta en la empresa Priviet Sportive) y ahora que la oposición, incluido el PSOE en su peor caso de corrupción desde que Pedro Sánchez llegó al poder, quiere investigarlo todo y que aflore la mierda degenerada, con perdón, ¿por qué el PP se niega? Tanta moral acumulan en el partido de Feijóo y Ayuso (¿o viceversa?) que la tienen doble, o triple, o ...

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Desafíos al régimen de no proliferación nuclear https://blogs.publico.es/dominiopublico/59896/desafios-regimen-no-nuclear/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/59896/desafios-regimen-no-nuclear/#respond Tue, 05 Mar 2024 12:21:46 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=59896 Continuar leyendo "Desafíos al régimen de no proliferación nuclear"]]> Manifestación a favor del desarme nuclear.- Darren Ornitz/ICAN
Manifestación a favor del desarme nuclear.- Darren Ornitz/ICAN

Cada 5 de marzo se celebra el Día Internacional para Concienciar sobre el Desarme y la No Proliferación nuclear, una fecha en la que conviene reflexionar sobre la arquitectura legal existente en torno a las armas nucleares y a qué peligros se enfrenta. 

El Tratado sobre la No Proliferación Nuclear (TNP), llamado la "piedra angular del régimen de no proliferación", está en vigor desde 1970 y todos los países de la ONU son Estados parte, a excepción de Sudán del Sur (por ser país nuevo), India, Pakistán, Israel y Corea del Norte. Tiene 3 pilares: el desarme nuclear, la no proliferación y los usos pacíficos de la energía nuclear.  

Según el artículo 1 del TNP, "Cada Estado poseedor de armas nucleares que sea Parte en el Tratado se compromete a no traspasar a nadie armas nucleares u otros dispositivos nucleares explosivos ni el control sobre tales armas o dispositivos explosivos". En vista de esto, Rusia y Bielorrusia, Estados parte del tratado, estarían en clara contravención del TNP, al anunciarse el año pasado que el primero colocaría armas nucleares en territorio del segundo, algo muy criticado por el bloque de Occidente. No obstante, EE. UU. tiene armas nucleares en Alemania, Bélgica, Italia, Países Bajos y Turquía, por lo que estos países también estarían en la misma situación.

Las excusas que han dado EE. UU. y sus aliados han sido que su acuerdo precede al TNP, que dichas armas están bajo la soberanía y el control estadounidense y no de los países anfitriones (excepto en una situación de guerra, en la que el país anfitrión puede tomar el control de estas armas) y que los arsenales no han sido sujetos a modernización. Sin embargo, la reacción de EE. UU. al movimiento de Rusia en Bielorrusia ha sido dotar a estos 5 países de nuevas armas nucleares. Esto los aleja -y nos aleja- cada vez más del imperio de la ley, ya debilitado por el reciente deterioro de los tratados bilaterales en manos de EE. UU. y Rusia (el Acuerdo de Irán, el Acuerdo de fuerzas de alcance intermedio y el Nuevo START). 


La histórica renuencia para avanzar en el pilar del desarme nuclear, obligación contractual de los 5 países nucleares bajo el TNP (EE.UU., Rusia, Francia, Gran Bretaña y China) ya ha socavado el régimen de no proliferación nuclear, puesto que insistir en darles un rol a estas armas en doctrinas de seguridad contradice cualquier argumento en su contra. Si son necesarias para la seguridad de algunos, ¿por qué no para la seguridad de otros?  

Insistir en la disuasión nuclear como política de seguridad es peligroso y absurdo. Son muchas las veces en las que los intentos de disuasión más bien han derivado en provocación, como en la Crisis de los misiles de Cuba de 1962, o como en esta nueva carrera armamentista. Cabe decir que la propia guerra en Ucrania, en la que Rusia usa su arsenal como coerción para prevenir la intervención de terceros, no es sino una consecuencia de que existan las armas nucleares, puesto que su función principal -y la razón de la férrea resistencia al desarme nuclear- es ser la moneda del poder. No es casual que comúnmente a estos países se les llame "potencias nucleares" y no "amenazas" o "peligros" nucleares.  

Las amenazas cada vez más explícitas de Putin de usar su arsenal nuclear ante la reciente sugerencia de la implicación de tropas de la OTAN en Ucrania hacen que aumente el peligro en este juego de "quién es el más valiente" a niveles vertiginosos. Esta escalada nos lleva en un rumbo de colisión con un desenlace catastrófico e irreversible. Es urgente virar el timón en otra dirección. 


Aquí es donde entra una nueva pieza clave en la arquitectura legal internacional: El Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares (TPAN). En vigor desde 2021 y con 93 Estados suscritos, el TPAN crea una normativa internacional –y con ella un comportamiento y forma de ver las cosas- que condena moralmente las armas nucleares y que reafirma que no son aceptables en ninguna circunstancia. Se acabaron las medias tintas: o las armas nucleares son aceptables o no lo son. Los países que no lo firmen se niegan a rechazar las armas nucleares y, por lo tanto, contribuyen a la retórica belicista nuclear. Tal es el caso de España, que aún se encuentra en el club de los no firmantes.  

Cabe hacerse la pregunta de que, si un país como España no puede rechazar el uso de las armas nucleares en su nombre, ¿quién puede hacerlo? ¿Qué espera España para firmarlo? ¿Qué es lo que falta para que España esté del lado correcto de la historia? 

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Hable Armengol, y el rey si es necesario https://blogs.publico.es/dominiopublico/59872/hable-armengol-y-el-rey-si-es-necesario/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/59872/hable-armengol-y-el-rey-si-es-necesario/#respond Tue, 05 Mar 2024 05:55:09 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=59872 Continuar leyendo "Hable Armengol, y el rey si es necesario"]]> El rey Felipe VI y la presidenta del Congreso, Francina Armengol, en el Palacio de la Zarzuela.- EFE
El rey Felipe VI y la presidenta del Congreso, Francina Armengol, en el Palacio de la Zarzuela.- EFE

Hay veces (demasiadas) en las que la institucionalidad choca estrepitosamente con la democracia misma, uno de cuyos puntales para que funcione y sea lo más perfecta posible es la transparencia. Y no, no es una cuestión periodística: las líneas entre seguridad y falta de transparencia son bastante obvias y fáciles de demostrar, por ejemplo; o, lo que es lo mismo, utilizar la excusa de la seguridad institucional para hurtar información a la opinión pública es un pésimo signo de pobreza democrática. Éste es quizás un caso extremo -aunque sigue siendo recurrente- de la falta de transparencia en las democracias, pero no es el único.

Asisto con estupefacción -aparte de la repugnancia que me provoca la corrupción, particularmente, con muertos encima de la mesa- al debate que se ha dado en el seno del Gobierno, del PSOE, del Poder Legislativo o en los medios, sobre todo, sobre si la presidenta del Congreso, tercera autoridad del Estado tras el rey y el presidente del Gobierno, debe comparecer y explicar el contrato no satisfactorio de compra de mascarillas a la empresa principal de la trama Koldo, llamada Soluciones de Gestión y Apoyo a Empresas, cuando Francina Armengol era presidenta de Illes Balears. Es cierto que a los periodistas que hemos preguntado por este asunto estos días a los exresponsables autonómicos socialistas durante la pandemia, se nos han suministrado datos, documentos y explicaciones, salvo uno que entiendo crucial: cómo y quién contactó con el Govern balear para que fuera la empresa presuntamente corrupta y no otra la elegida para suministrar las mascarillas a las Illes, sobre todo, cuando La Rioja, Asturias, Castilla-La Mancha, Aragón y Extremadura la rechazaron. 

Por lo que vamos conociendo, es fácil imaginar por qué -en unas circunstancias tan difíciles e inéditas de enfermedad y muerte- y quién (o en nombre de quién) consiguió esos contratos, pero quiero creer que Armengol responderá este martes a esa y otra preguntas. La presidenta de la Cámara Baja ha decidido saltarse la excusa cursi del "Es que es la tercera autoridad del Estado ..." y va a comparecer públicamente en las próximas horas para explicar cómo se llegó al contrato con la empresa presuntamente corrupta; por qué se guardaron las mascarillas si no eran las solicitadas (FFP2), sino las menos seguras (KN95, las quirúrgicas), o si es verdad que se reclamó el dinero a la trama Koldo y el nuevo Govern balear del PP frenó esa devolución, como asegura el PSOE blandiendo datos que lo confirman. Veremos.

Lo cierto es que ante un caso como éste, tan grave y repulsivo, no caben formalismos y son los propios interesados puestos en cuestión quienes tienen que dar todas las explicaciones, sean la tercera autoridad del Estado o la primera, de la cual, por cierto, mucho hemos escrito en Público sobre esas "explicaciones" que aún espera, desde hace años, la segunda autoridad del Estado, Pedro Sánchez, del rey emérito sobre sus andanzas, comisiones, fortuna oculta, ... durante cuatro décadas de Jefatura de este pobre Reino. Ni reyes ni presidentes ni ministras ni consejeros ni alcaldes: explicaciones políticas, siempre, porque la opción del silencio es el peor de los síntomas tras la mentira, para acusar o para defenderse. Ahí tienen a Juan Carlos, que con su silencio y sus mentiras, ha pasado de ser la primera autoridad del Estado a ostentar el título de corrupto aventajado de España. Y tan feliz.


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https://blogs.publico.es/dominiopublico/59872/hable-armengol-y-el-rey-si-es-necesario/feed/ 0 Ana Pardo de Vera,Francina Armengol
Los límites del laicismo https://blogs.publico.es/dominiopublico/59710/los-limites-del-laicismo/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/59710/los-limites-del-laicismo/#respond Mon, 04 Mar 2024 10:58:19 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=59710 Continuar leyendo "Los límites del laicismo"]]> Baraja de tarot-. Freepik.
Baraja de tarot-. Freepik.

El laicismo nace en Francia a principios del siglo XX. Se trata de un movimiento secular que busca diferenciar la esfera pública de las creencias privadas. Estas no deberían irrumpir en la vida cotidiana interfiriendo desde una supuesta superioridad. El movimiento laicista debe ser universal, pero se centra directamente en lo más cercano. Le importa Irán, pero habita en España. En este sentido, defenderá la separación de las iglesias del Estado. Cualquiera es muy libre de creer en Dios, Alá o Yahvé, pero que tales creencias religiosas no permitan privilegio alguno que luego se incruste y condicione la conducta de todos. Por encima de la razón no hay que colocar nada que sea como una superrazón que todo lo invade. Es por eso, y mirándonos de cerca, que el laicismo se opondrá a concordatos, privilegios en las escuelas, subvenciones partidistas, inmatriculaciones y todo tipo de ventajas que la Iglesia sigue teniendo todavía en nuestro país.

Pero el laicismo debería ampliar sus límites hoy. Ante la avalancha de espiritualismos, quiromantes y un sinfín de cuentistas tendría que alzar su voz. En los años sesenta J. Bergier y L. Pauwels y en los noventa G. Kepel, nos alertaron de esa lluvia fina que cae sobre los más desprevenidos y explota las necesidades de la gente. Los primeros lo hicieron en El Retorno de los Brujos; el segundo en La Revancha de Dios. 

Recientemente ha salido otro libro también en Francia y con mucho éxito cuyo título es Dios: La Ciencia. Las pruebas. El Albor de una nueva revolución. Sus autores son Michel Ives Bollore y Oliver Bonassies. El libro trata de mostrar, por medio de un estudio de los avances científicos de los últimos tiempos, que es tan válida o más la creencia en un Dios Creador que la incredulidad de agnósticos y ateos. En este sentido, se trata, al revés de los dos anteriormente citados, de un libro apologético, y, por tanto, solo de manera marginal tocaría el laicismo. Dejándolo de lado, pero tomando nota de ello, retomo el mensaje de los otros dos anteriores. Si alguien objetara que lo que sigue no compete al laicismo, le respondería que el laicismo tiene una especial labor pedagógica, y se fija en el contexto en el que se mueve todo aquello que da vigor social a que prevalezca el fundamentalismo religioso, el fanatismo y la superstición. Y ahí está haciendo estragos la distópica brujería.  

Esa ola de irracionalidad ha ido en aumento hasta límites insoportables y que atacan el más elemental sentido común. A la sombra del todo vale posmoderno, del desencanto ante la debilidad de las democracias y dentro de un fuerte emotivismo, los nuevos brujos hacen su negocio. El razonar se ha ido de vacaciones, la magia y un inmediatismo propio de nuestro tiempo se han colocado en el centro de la escena. Una nueva religión que recupera comportamientos arcaicos está tomando el relevo de la religión tradicional.

Si la razón se oscurece y el tarot la reemplaza, si una falsa autoayuda se convierte en una desorientadora terapia, si una anestesiada sociedad baila al son del poder, el laicismo no tiene por qué permanecer en silencio. 

Es obvio que un análisis más completo ha de contemplar otros hechos. Hechos que nos remiten a una política vacía, a un remozado capitalismo o a una pobre pedagogía. Pero de momento salgamos al paso de tanta brujería. Es uno de los cometidos actuales del laicismo.

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https://blogs.publico.es/dominiopublico/59710/los-limites-del-laicismo/feed/ 0 Javier Sádaba,laicismo
Palestina: un detalle menor https://blogs.publico.es/dominiopublico/59860/palestina-un-detalle-menor/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/59860/palestina-un-detalle-menor/#respond Sun, 03 Mar 2024 10:34:54 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=59860 Continuar leyendo "Palestina: un detalle menor"]]> Palestina: un detalle menor
Un edificio destruido en Gaza tras un ataque israelí, a enero de 2024 - EP

En su novela Un detalle menor*, premiada primero y luego castigada en Alemania, la palestina Adanía Shibli cuenta, en efecto, un "detalle menor", seguramente de ficción, pero que se vuelve creíble gracias a la ficción misma y no a la larga infamia de la ocupación israelí en que se inscribe. Quiero decir que el relato de Shibli no es una denuncia explícita de los crímenes de Israel; de hecho, el crimen que narra es, por comparación, muy pequeño, y está abordado desde el punto de vista de los propios asesinos, los cuales, agobiados por el calor y las picaduras de los insectos, tratan a la víctima como si fuera una piedra. La víctima no se queja; de su dolor no sabemos nada; acepta su condición inerme y casi paisajística con una objetividad aterradora. En cuanto a la mujer que cincuenta años más tarde busca su rastro en el desierto del Neguev, Shibli no se ensaña describiendo la ferocidad de los soldados y los colonos, que en general se comportan con educación y que incluso le hacen confidencias. La zarpa ominosa de la ocupación solo dispara dos veces, al principio y al final del relato; su totalitarismo atmosférico se revela más bien de manera indirecta, a través (uno) de los mapas que la narradora consulta para llegar a su destino por las carreteras de lo que otrora fue Palestina y (dos) a través del miedo que la atenaza en cada control, en cada conversación, en cada breve parada de intendencia. Shibli no se exalta jamás ni excita al lector ya alineado con justa ira o dolor enfático. Cuenta una historia pequeña, meticulosa, acumulando diminutas descripciones con tanta maestría que finalmente, cuando se repara en lo que ha ocurrido, su propia insignificancia terrorífica obliga a la reflexión. Una buena novela, hay que recordarlo, es una buena novela; y es por eso, y no por el objeto del que se ocupa, por lo que puede resultar infinitamente más dolorosa que las imágenes retumbantes de un bombardeo.

Un detalle menor, en fin, está concebida para llegar a los amantes de la buena literatura, no a los partidarios de la liberación de Palestina. Shibli es una escritora palestina; es decir, una escritora; su palestinidad no devora ni su talento ni su carácter ni -improvisemos- su amor por los geranios o su odio por su suegra. Hay dos formas de deshumanizar a los palestinos, una de derechas y otra de izquierdas. La de derechas consiste en negarles la humanidad; la de izquierdas en encerrarlos completamente en su causa de liberación. Un palestino es un palestino es un palestino es un palestino y nada más; un palestino es una víctima es una víctima es una víctima y solo la reconocemos como tal. Que una escritora palestina sea una gran escritora es ya una victoria sobre la ocupación, pues su calidad literaria la sitúa en un lugar donde el Ejército israelí no puede alcanzarla. Que además escriba una buena novela sobre la ocupación de Palestina (que reconocerían como buena Jane Austen o Joyce, muertos antes de la fundación de Israel) la convierte en la mejor vocera del pueblo al que pertenece, y ello por cuatro razones: porque una buena novela dura más en la memoria que una imagen de internet (que, trágica o cómica, es siempre un meme); porque una buena novela no es un sermón sino una experiencia en el cuerpo; porque una buena novela nos recuerda la existencia de escritores palestinos capaces de colonizar, con la palabra, el universo; y porque, habiendo escritores palestinos, una buena novela palestina nos recuerda también que Israel lleva siete décadas matando lectores palestinos (esa comunidad de iguales).

Se nos dice que no debemos olvidar Palestina. Todos querríamos olvidarla. También los palestinos querrían hacerlo porque un país normal es un país que se olvida de sí mismo, salvo un par de días al año, cuando hay que celebrar el día de la independencia o festejar una victoria deportiva. Israel no nos deja; no les deja; no nos deja y no les va a dejar. Sus matanzas cotidianas se pueden interpretar, sin duda, como la huida hacia delante de un ministro fascista en apuros y como un segundo plan Dalet a escala apocalíptica, pero creo que su potencial destructivo tiene que ver con que son, al mismo tiempo, una revelación y un mensaje. Cuando se han cruzado todas las líneas rojas y no se puede volver atrás, uno sigue matando para ser de una vez lo que siempre se ha sido y para obligar al mundo a aceptar el mal como una regla. ¿Qué quiere recordarnos Israel con sus matanzas? De entrada, desde luego, la inexistencia material, ininterrumpida, de Palestina, un pueblo de muertos cuya población va descontando, de uno en uno, de cien en cien, de mil en mil, a lo largo del tiempo. Pero Israel busca también, matando y matando, regocijarse en su propia existencia negativa y en nuestra impotencia definitiva. Me parece inútil, la verdad, seguir discutiendo sobre el concepto penal de genocidio y un poco mezquino vigilar quién de "los nuestros" lo usa y quién no. Mi convencimiento personal es el de que hay pruebas suficientes para aplicar a Israel ese tipo penal, sobre el que decidirá el TIJ, pero su uso excesivo tiene el efecto de una droga cuya dosis siempre insuficiente acaba con la muerte de la palabra misma. Da igual cómo lo llamemos. La cuestión es que no podemos hacer nada y por eso intentamos decirlo todo; compensar de palabra lo que no podemos impedir de hecho. "Genocidio", digamos, es la expresión lingüística de nuestra incapacidad para la intervención. Tanto más la pronunciamos cuanto más asesina Israel, sí, pero no porque cada nueva víctima sea una confirmación de su barbarie (que lo es) sino porque cada nueva víctima es una confirmación de nuestra impotencia.

Esta combinación de revelación y de mensaje (de autocomplacencia en el mal y de impotencia universal) es la que nos ha situado ya, tras la guerra de Ucrania, en un nuevo desorden global en el que todo está permitido. Uno de los objetivos premeditados de las matanzas indiscriminadas de Israel es el de obligar a las democracias occidentales a ignorar o apoyar el genocidio; es decir, el de imponer un régimen de hipocresía desnuda y radical que no solo aísla a Europa y EEUU del resto del mundo (y dinamita instituciones internacionales ya dañadas en sus cimientos), sino que favorece la proliferación o consolidación de las dictaduras, legitimadas ahora a usar todos los medios contra su propia población y contra eventuales enemigos exteriores. Israel, esa dictadura colonial supremacista, es sostenida por democracias y denunciada y condenada por otras dictaduras. Ese oxímoron siniestro no puede soportarlo ningún mundo posible. Rusia ha vencido a Ucrania en Palestina, no en el Dombás; Irán y Siria han vencido a sus propios pueblos en Gaza, no en las cárceles de Teherán y Damasco; China ha derrotado a EEUU en Rafah, no en Taiwán.

Me había impuesto a mí mismo no volver a escribir sobre Gaza; lo hacen mejor que yo -no sé- Olga Rodríguez, Patricia Simón o Luz Gómez; y desde luego Al-Jazeera en el mundo árabe y algunos periodistas judíos de Haaretz en Israel. Mejor gestos pequeños (para financiar a la UNRWA, convocar una manifestación, apoyar un proyecto de solidaridad concreto) que palabras mayúsculas. Han muerto asesinados 30.000 palestinos en los últimos cuatro meses. Las cifras son redondas; los humanos no. Escribo estas líneas afectado no tanto por esta cifra inabarcable como por la lectura de una novela que narra "un detalle menor" acaecido en 1948. En ese "detalle menor" se concentra, como en el fulcro de una palanca, como en el temblor de un niño ileso entre los escombros, toda la bestialidad de Israel. En ese "detalle menor" reposa, sí, toda la fragilidad humana. Israel ha asesinado a treinta mil "detalles menores". ¿Comprendemos ahora mejor la dimensión de su crimen? La humanidad también lo es; eso; sí: un detalle menor.

(*La novela de Shibli ha sido editada por Hoja de Lata, en excelente traducción de Salvador Peña Martín).

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Si quiere que Ábalos sea un monje benedictino, pase a la página 23 https://blogs.publico.es/dominiopublico/59847/si-quiere-que-abalos-sea-un-monje-benedictino-pase-a-la-pagina-23/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/59847/si-quiere-que-abalos-sea-un-monje-benedictino-pase-a-la-pagina-23/#respond Sat, 02 Mar 2024 05:16:40 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=59847 Continuar leyendo "Si quiere que Ábalos sea un monje benedictino, pase a la página 23"]]> El exministro de Transportes y diputado del Grupo Mixto, José Luis Ábalos. / Eduardo Parra (Europa Press)
El exministro de Transportes y diputado del Grupo Mixto, José Luis Ábalos. / Eduardo Parra (Europa Press)

Sin secretaria y sin coche oficial, José Luis Ábalos ya habita el Grupo Mixto del Congreso. Eso cuando le queda algo de tiempo, ya que el exministro socialista de Transportes pasa la mayor parte de sus días en platós de televisión y estudios de radio. Una maratón constante de entrevistas que hacen que el que fuera bastón de mando de Pedro Sánchez sea víctima de sus propias contradicciones e incoherencias sobre el 'caso Koldo'. A tenor de sus palabras y comportamientos, así como de lo que se va conociendo por la investigación sumaria y por las publicaciones periodísticas, no hay uno, sino muchos Ábalos.

Si quiere, por ejemplo que Ábalos sea un monje benedictino, pase a la página 23.

PÁGINA 23-El pasado 27 de febrero, poco antes de los telediarios del mediodía, el todavía diputado socialista comparecía en la sala de prensa del Congreso de los Diputados. Desde el atril, y sin permitir preguntas de los periodistas, pronunció un emotivo discurso de casi 25 minutos de duración. Tras más de cuatro décadas de militancia, Ábalos dejaba el Grupo Socialista, lo que suponía su expulsión del PSOE. Se aferraba a su acta de diputado, se abonaba al transfuguismo, porque puede hacerlo. Y desde el gallinero del hemiciclo se dedicará a la contemplación, como buen monje de la orden de San Benito, y asegura que no votará contrario al Gobierno y que limitará su actividad parlamentaria para no interferir en los intereses del resto del Grupo Mixto. Una vida monástica, que le permita mantener trabajo (poco) y sueldo y aforamiento. Hacer de la Cámara Baja una suerte de abadía de Montecassino desde donde soportar, con estoicismo, las bofetadas de la vida para salvar su honra, para recuperar la fe.

Algo así pretendía transmitir Ábalos en su famosa despedida del PSOE del pasado martes. Una victimización que causó conmoción en buena parte del público y de sus excompañeros socialistas. El estoico, pronunciaba, con voz ronca y afligida: "No puedo rendirme. Tengo que defenderme a todos los niveles. Por mí y para evitar que toda la estrategia de la derecha arrolle ciertas posiciones acomplejadas de la izquierda. No tengo a nadie detrás. Me enfrento a todo el poder político, de una parte y de otra. Y lo tengo que hacer solo". Solo y en silencio benedictino, como los monjes durante las comidas y las cenas, mientras escuchan al prior que lee pasajes religiosos; silencio en búsqueda de la fe y de la verdad, una verdad que, según sus palabras, deberían llevar a la demostración de su inocencia.

Sin embargo, si cree que Ábalos estaba implicado en el 'caso Koldo' y que acabará imputado, puede pasar a la página 45.

PAGINA 45-. La contundencia con la que actuaba el PSOE en los primeros compases desde que salió a la luz el 'caso Koldo' llamaba la atención. El partido reclamaba el acta de diputado, cuando este no aparecía en el sumario como imputado, a un peso pesado del partido como Ábalos (exsecretario de organización, exministro, una de las personas de máxima confianza de Sánchez en su regreso a la Secretaría General, portavoz socialista en la moción de censura a Mariano Rajoy...). Todo hacía presagiar que era una estrategia de Ferraz para establecer un claro cortafuegos contra la corrupción y distanciarse del PP. Cualquier mácula, rápidamente era limpiada por el PSOE, que no solo reaccionaba ante las responsabilidades judiciales, sino también ante las políticas, a diferencia de lo que había hecho el PP. La responsabilidad política de Ábalos versa en que hubo confiado en Koldo García como su asesor durante su tiempo en el ministerio.

Esta semana, el diario El Mundo publicaba la foto de un encuentro el 10 de enero en la marisquería La Chalana, en los aledaños del estadio Santiago Bernabéu de Madrid, entre Ábalos y García. En su periplo por los medios de comunicación, el que fuera número 3 del PSOE también se sentó en el chéster de Todo es mentira, el programa de Risto Mejide en Cuatro. Una surrealista entrevista que llevaría al presentador a solicitarle al político leer la conversación privada de whatsapp de este último y Koldo García. "Deja algo para los tribunales", responde Ábalos. ¿Está el exsocialista dando por hecho que terminará imputado en la causa de las mascarillas? ¿Da por hecho ya la intervención de su teléfono?

Si cree que Ábalos será una estrella de las tertulias de los medios de derechas, pase a la página 101.

PÁGINA 101-. José Luis Ábalos se maneja con soltura en televisión, viene siendo colaborador habitual del programa vespertino de Mejide en Mediaset desde hace unas cuantas temporadas. El valenciano no se achanta ante las cámaras y tiene la capacidad de hablar con sorna e ironía. Desde que dejó el Grupo Parlamentario Socialista de la Carrera de San Jerónimo este martes, no ha parado de conceder entrevistas a diversos medios de comunicación de tendencia ideológica dispar. Ha convertido su despedida en un espectáculo, un culebrón que va más allá de la política y que tiene todos los ingredientes para triunfar en prime time: mascarillas en pandemia, pesos pesados de la política, un personaje atípico como Koldo García y otro con mucha personalidad, como el propio Ábalos.

Si la relación entre Ábalos y el PSOE sigue deteriorándose con el paso del tiempo, en las filas socialistas temen que use la información que tiene sobre el partido y sus integrantes (recordemos, fue secretario de organización) para embarrar la acción política de Ferraz. Pero hay quien va más allá y asegura, en los pasillos y corrillos del Congreso, que si Ábalos da rienda suelta a su lengua creativa y convierte su ruptura con los socialistas en su leitmotiv, podría ser un exsocialista de esos que se pasan al adversario y se alían con los medios de derechas y ultraderechas para criticar las medidas del Gobierno y los pasos del PSOE. Otra gente que le conoce lo ve imposible, dice que no, que ideológicamente Ábalos (formado también en las filas del PCE durante la Transición) nunca haría ese viraje. Váyanse ustedes a saber...

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Hacer política desde el arraigo territorial como realidad y no como fetiche: reflexiones desde Andalucía https://blogs.publico.es/dominiopublico/59746/hacer-politica-arraigo-territorial/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/59746/hacer-politica-arraigo-territorial/#respond Fri, 01 Mar 2024 05:37:16 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=59746 Continuar leyendo "Hacer política desde el arraigo territorial como realidad y no como fetiche: reflexiones desde Andalucía"]]> Barrio de El Albaicín, Granada.- LANOEL
Barrio de El Albaicín, Granada.- LANOEL

Las elecciones gallegas han evidenciado lo obvio: frente a la espectacularización de la política en la que se mueven como pez en el agua las fuerzas conservadoras y reaccionarias, la izquierda requiere disputar el sentido común también face to face, en los espacios de socialización cotidiana de la gente. Algo difícil, tedioso y erróneamente considerado caduco durante mucho tiempo.

El éxito del BNG es interpretado como una validación de la importancia de la organización ligada al territorio y se apela al arraigo territorial como solución en el nuevo tiempo político. El problema es convertir el arraigo en otro fetiche de efecto antiinflamatorio sin acometer en profundidad la difícil tarea de hacer política desde el arraigo territorial.

Considero que el arraigo territorial no se consigue por decreto, ni surge desde impulsos de fuera del territorio en cuestión. No se implanta desde arriba y no se circunscribe solo a diversificar la imagen de un partido acorde a las realidades territoriales y nacionales, a hablar más de los problemas propios de cada territorio y a proponer cabezas de cartel con los pies en los contextos en los que quieren ser un referente. Todo eso va de suyo, pero es insuficiente y no responde a las condiciones sobre las cuales se da, o no, el arraigo territorial de una fuerza política de izquierdas.

Desde la humilde pero larga experiencia de Izquierda Unida-Convocatoria por Andalucía (IU-CA) considero que el arraigo de una fuerza política de izquierdas funciona si las relaciones entre militancia y estructuras se dan de abajo a arriba. Cuando el sujeto organizado en el territorio, es decir, las personas que se congregan en una asamblea, círculo, agrupación, núcleo o cómo quiera llamarse el espacio de agregación política, tienen capacidad de decisión.

Sin soberanía de las bases no hay arraigo. Una soberanía compartida en función de las decisiones a tomar, pero que en ningún caso priva a ninguna persona de participar en la toma de decisiones. Hablando en plata: sin bases que puedan decidir sobre el programa electoral, sobre la estrategia política colectiva, sobre las estructuras "de dirección" y sobre las candidaturas, no hay bases sobre las que arraigar un espacio político supramunicipal. Las primarias o cualesquiera otras formas de elección de candidaturas en las que las bases tienen la capacidad de proponer y decidir es condición indispensable para hablar de soberanía compartida y, por ende, de bases que conectan los proyectos a sus realidades cotidianas. Pero no solo la elaboración de candidaturas, también tienen que darse procedimientos y entramados organizativos en los que cualquiera pueda intervenir en el día a día de su fuerza política. Por eso también hay que hablar de la subsidiariedad de los espacios institucionales con respecto al resto de la organización. No hay bases organizadas que arraiguen un proyecto si su papel no es central en el sujeto político común, si su utilidad se restringe a pegar carteles, hacer ‘retuits’, acudir a actos y hacer donaciones económicas. Ese tipo de bases solo se las pueden permitir los partidos con enorme poder institucional desde el que incorporar a sus militantes o partidos-marca de obsolescencia programada.

Otra condición de posibilidad para que las fuerzas de izquierda estén arraigadas pasa porque sean parte del tejido social. Es crucial que gran parte de la actividad de las bases acontezca en los movimientos sociales, asociaciones, sindicatos, etc. Nada nuevo, esto es más viejo que el hilo negro. Una actividad que debe ir orientada a fortalecer y ensanchar el tejido social no a hacer de correa de transmisión de su fuerza política. No es casualidad que el descenso en la afiliación a las fuerzas políticas de izquierda haya ido parejo al debilitamiento del tejido social. Esto daría para otro artículo, pero conviene, al menos, apuntar la desarticulación de muchos movimientos sociales en los últimos años como consecuencia de enajenar la responsabilidad de los cambios políticos exclusivamente al ámbito institucional. A esto añadimos que la pandemia fue nefasta para el sostenimiento del tejido social. Costó mucho recuperar espacios de agregación política tras meses o años sin actividad como consecuencia de la pandemia.

También hay que propiciar que la gente corriente se incorpore al proceso político y pueda ser protagonista en sus organizaciones políticas. En la vida cotidiana de nuestros barrios y pueblos están quienes vinculan los proyectos políticos a esas realidades. Esas personas anónimas para el común de la gente, pero claras referencias en sus entornos cotidianos, son los asideros del proyecto político allá donde también se disputa el sentido común.

Con todo esto estoy hablando del indispensable papel que juega la militancia de base para arraigar al territorio los proyectos políticos. Esa militancia que encuentras en los conflictos laborales, en asociaciones de todo tipo o montando casetas en fiestas populares.

Esta militancia pone los pies en la tierra a las organizaciones políticas y da la cara en la barra del bar o en la cola del supermercado. Es capaz de trasladar estados de ánimo, de ilusionar e incorporar a mucha gente anónima al proceso político. La militancia facilita los espacios para acoger y movilizar los malestares, deseos y aspiraciones de la gente.

Militancia indispensable para sostener la representación institucional a nivel municipal y no poco importante en otros niveles. Bien es cierto que hoy día las campañas electorales se libran, cada vez más, en la televisión y las redes sociales. Pero sin el arraigo territorial que garantiza la organización de base difícilmente puede abrirse paso una fuerza política de izquierdas solo con una buena campaña electoral. Son tiempos políticos en los que muchos electores buscan respuestas en su entorno inmediato, con pocas expectativas en algo más allá de lo que perciben como propio. Hay un repliegue hacia el territorio de pertenencia.

La izquierda necesita más institucionalidad popular. Más espacios desde los que la gente se exprese colectivamente y que respondan a sus intereses de participación. El afán de arraigar al territorio los proyectos políticos ha de responder a este afán de favorecer la institucionalidad popular. Será bueno para las campañas electorales, pero, ante todo, será bueno para sostener un bloque político y social.

Cuidar a las bases y poner en valor el papel de la militancia siempre garantizará capacidad de resistencia. Tengo claro que es insuficiente para alcanzar otros objetivos para los que hace falta librar bien la batalla en los medios de comunicación, tener buenos liderazgos, sintonizar con los estados de ánimo de la gente e instalar los marcos narrativos. Pero si hablamos de arraigar a una fuerza política al territorio sí es indispensable la organización y el empoderamiento de la base.  Necesitamos certezas, referencias éticas en la cotidianidad de la gente y capacidad para canalizar todas las voluntades.

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Una ciudad en llamas https://blogs.publico.es/dominiopublico/59817/una-ciudad-en-llamas/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/59817/una-ciudad-en-llamas/#respond Thu, 29 Feb 2024 19:25:04 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=59817 Continuar leyendo "Una ciudad en llamas"]]> Varias personas observan los fuegos artificiales durante la primera mascletà madrileña, en el Puente del Rey de Madrid Río, a 18 de febrero de 2024, en Madrid (España).- Fernando Sánchez / Europa Press
Varias personas observan los fuegos artificiales durante la primera mascletà madrileña, en el Puente del Rey de Madrid Río, a 18 de febrero de 2024, en Madrid (España).- Fernando Sánchez / Europa Press

Han pasado ya casi un par de semanas desde que en Madrid tuvo lugar una enorme mascletá sobre el río Manzanares. Si alguien hubiera apostado a que alguna vez, en la historia del columnismo, se abriría un texto así, probablemente hubiera sido tomado por necio, ebrio o confundido. Sobre la pertinencia cultural de tal cosa, encender 300 kilos de pólvora para disfrutar del estruendo, no me pronuncio; aborrezco esos pandemonios de ruido, pero entiendo que en su contexto, en Valencia, es algo importante que constituye parte de la identidad de un pueblo. Lo que una no conoce, ni le ha sido explicado por quien lo ama, tiende a verlo con extrañeza. Dejemos una prudente distancia de cortesía a falta de ilustración en el voluptuoso mundo de la pirotecnia. Ojalá la misma entre ella y los animales y sus espacios naturales, sea en la ciudad que sea. 
 
La cuestión no es juzgar la hondura cultural de una mascletá, sino la ubicación, la pertinencia y el gesto político autoritario que supuso la del 18 de febrero junto al Manzanares. El Madrid del Partido Popular, el de Ayuso y Almeida, es una lámpara de moscones fea, un decorado torpe y desconchado como de capilla de casino de Reno; una ciudad que ni siquiera es el valle inquietante de sí misma, sino su versión animatrónica barata. Un lugar del todo poseído por el espíritu de Cortilandia, en el que los árboles se sustituyen por extensiones de hormigón, pantallas extrañas, cuchitriles a precio de antimateria y mucha, mucha cartelería.

El paraíso neoliberal madrileño se fundamenta en tiendas de gofres con forma de polla que se arruinan y son sustituidas por puestos de imaginativos e incomibles churros aderezados, que también se arruinan, y entre unos y otros hacen girar la rueda del emprendimiento basura, adelgazando cada vez que lo hace, los maltrechos cimientos identitarios y culturales de esta ciudad, y sobre todo su gracia.  
 
Isabel Díaz Ayuso ha impuesto ese estilo suyo burlón y desdeñoso, ayudada por el centralismo insoportable de los medios de comunicación. Como imagen de lo madrileño, Almeida lo intenta, pero no llega a ninguna parte y lo paga pisando la hierba y descabezando hormigas como un niño cruel llamado la atención de su madre, en este caso, incendiando la ciudad como un neroncillo cerril. La cosa es que esto se ha exportado como si hubiese estado en Madrid siempre, como si las vecinas y vecinos de la ciudad estuviesen creados a imagen y semejanza de sus líderes políticos, o viceversa, y eso no es así, ni siquiera quienes les votan se les parecen tanto, o no todos.  
 
La gente de Vallecas quiere parques, atención primaria de calidad, transporte público y vivienda asequible; también la de Carabanchel, Aluche, Moratalaz, Vicálvaro, Villaverde, San Blas, Canillejas, Lavapiés, Embajadores o Ciudad Lineal. Las callejuelas que flanquean la Gran Vía fueron una vez barrios obreros, con sus problemas, sus violencias y desatenciones, pero habitables para sus vecinas. Existe aún un Madrid simpático, cálido y callejero que se resiste a estos fangos de naderías y es imperativo recordarlo, homenajearlo y visibilizarlo. Es un Madrid ninguneado, burlado, que pierde fuerza y está siendo devorado vivo a dentelladas de terracita, Inditex, Airbnb y espectáculos grotescos como una inmensa fila de petardos que no le interesa a nadie, excepto a quien se los haya vendido al consistorio.  
 
Dolernos por nuestro río, humilde y carente de las anchuras viejas de los grandes torrentes europeos, pero recuperado y nuestro, dolernos por las aves que lo habitan, por las vecinas que pasean junto a él, por los árboles perdidos, dolernos por nuestra tierra, no es centralismo, es dignidad. No querer ser confundidas con quienes nos están arrebatando el aire, franquiciando mascletás y humillándonos día sí y día también, es obligatorio. Ni todo el estrépito de trescientos kilos de pólvora estallando puede sobreponerse al zumbido de fondo, por ejemplo, de la Cañada Real sin electricidad desde hace años, y si lo hace, toda pólvora es poca pero está mal colocada. 
 

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Ucrania: ¿y ahora qué? https://blogs.publico.es/dominiopublico/59797/ucrania-y-ahora-que/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/59797/ucrania-y-ahora-que/#respond Thu, 29 Feb 2024 11:59:09 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=59797 Continuar leyendo "Ucrania: ¿y ahora qué?"]]> Escombros de edificios en la región de Zaporizhzhia, Ucrania.- EFE/EPA/KATERYNA KLOCHKO
Escombros de edificios en la región de Zaporizhzhia, Ucrania.- EFE/EPA/KATERYNA KLOCHKO

"La barbarie reaparece, pero esta vez ella es engendrada en el propio seno de la civilización y es parte integrante de ella. Es una barbarie leprosa, la barbarie como la lepra de la civilización."

Karl Marx en 'La ideología alemana'.

Pasados los discursos con ocasión del segundo aniversario de la invasión de Ucrania por Putin, la realidad nos escupe en la cara. La muerte de decenas de millares de soldados ucranianos y rusos, la de miles de civiles ucranianos, la emigración forzada de millones de ellos, la destrucción de infraestructuras críticas y de viviendas y edificios públicos, el asolamiento de feraces campos de cultivo, el aumento de la deuda pública de Kiev y la repercusión internacional en los precios de los alimentos debería hacernos reflexionar sobre el saldo humano y material de la guerra. Y en este momento la situación en el frente es de impás trágico. 

Hay también un resultado político de la guerra para tener en cuenta: tanto en Ucrania como en Rusia se ha fortalecido la ideología nacionalista excluyente preexistente y el peso de los partidos y corrientes de extrema derecha, se han consolidado las políticas económicas oligárquicas neoliberales y la corrupción a gran escala, así como las políticas liberticidas contra los derechos democráticos, sindicales y sociales. Y tomemos nota: han proliferado mercenarios y milicos de fortuna y en el campo de batalla no sólo están luchando soldados de leva o voluntarios, también corporaciones de la guerra. Ni en Rusia ni en Ucrania han salido fortalecidas la democracia y las libertades. Bien al contrario, a tenor de los hechos. 

Tanto en la sociedad mártir ucraniana como en la sufrida sociedad rusa comienzan a calar los mensajes de los etnonacionalismos que llegan al ridículo atroz de "borrar" de los anaqueles y webs las obras maestras de la literatura del otro país o del propio, pero que expresen heterodoxia. El batallón fascista Azov puede estar contento, de ahí su total "empotramiento" en las filas del ejército ucraniano. Los zares de la madre Rusia pueden regocijarse en sus tumbas con los desmanes de sus herederos en el Kremlin. A ambos pueblos se les está ocultando lo común y exacerbando las diferencias: la cultura es también un campo de destrucción del enemigo. Al respecto dejó escrito Milán Kundera -que algo sabía de ello- que "para liquidar a los pueblos se empieza por privarlos de la memoria. Destruyen tus libros, tu cultura, tu historia. Y alguien escribe otros libros, da otra cultura, inventa otra historia; después, la gente comienza a olvidar lentamente lo que son y lo que fueron". 

Pero, además, hay un saldo político internacional no previsto por los estrategas del Pentágono y sus socios menores de Bruselas: las sanciones económicas occidentales a Rusia no han mellado su PIB, más bien al contrario. Éste no ha dejado de aumentar debido a dos causas: por tierras ucranianas sigue manando el gas ruso hacia los países de la Unión Europea (paradojas de la posición "occidental") y Putin ha contado con otro factor a su favor y es que el mundo ha cambiado sustantiva y aceleradamente. La globalización neoliberal tiene varias potencias en ascenso que aspiran abiertamente a disputar la hegemonía a los Estados Unidos de América, lo que ha beneficiado a los arsenales y las finanzas rusas. El mundo pierde recursos y alimentos, pero los oligarcas del este y del oeste se enriquecen.  

¿Por dónde empezar? 

Así no puede continuar la cosa. Es conveniente considerar la reciente afirmación de Josep Borrell, jefe de la diplomacia europea: "No hacer nada no es una opción". La cuestión es qué hacer, cuál es la opción que desde una posición de izquierda socialista radicalmente democrática e internacionalista debe adoptarse. Y, desde luego, no es el "más madera" de los hermanos Marx que en términos comunitarios para Borrell se traduce en fabricar más armas, vender más armas, aumentar los presupuestos militares en detrimento de los rubros sociales (el gasto público, incluso si subieran los impuestos, se mueve con la regla de hierro de "suma cero"). Ese camino ya se ha experimentado y bien lo saben Biden, Ursula von der Leyen y el propio alto representante de la UE para Política Exterior y Seguridad. 

Tras los cuantiosos envíos de armas y dinero al gobierno de Volodimir Zelenski por parte de Estados Unidos y la UE, la situación militar -por razones que no son objeto de la reflexión de hoy- se ha estancado y se muestra favorable al gobierno del sátrapa Putin. El pasado jueves 2 de marzo la Unión Europea aprobó otros 50.000 millones de € para sostener el aparato militar ucraniano. Desde el inicio de la invasión la UE aportó 84.300 millones de euros -de los que Alemania aportó 21.000-, Estados Unidos 71.400 y el Reino Unido 13.300. Dinero acompañado de un fuerte apoyo diplomático y de los medios de comunicación occidentales y, muy importante, apoyo directo en los campos de seguridad e inteligencia apoyada en el despliegue tecnológico y en la red de espionaje mayor del mundo. ¿Realmente es lógico apostar por victoria total o nada? Esa es la opción de Putin y de Biden y Borrell. Aunque, ojo, lleve cuidado el pueblo ucraniano, los vientos de poniente pueden cambiar de dirección y puede encontrase desolado y abandonado en el esfuerzo bélico si este no es exitoso a corto plazo. 

Habrá que buscar otros caminos. No es ese el camino. En primer lugar, la izquierda política occidental, los sindicatos y los movimientos sociales deben alzar su voz independiente respecto a los gobiernos. Como en las mejores tradiciones del movimiento obrero internacionalista frente a las guerras imperialistas. Por ello no puede repetirse la subordinación a los dictados del propio imperialismo reflejados el 1 de marzo de 2022, tras la invasión de Putin, cuando se produjo una votación en el Parlamento Europeo en el sentido de ampliar la presencia de la OTAN en los países del entorno de Rusia. Si no interpreto mal, las actas del europarlamento reflejadas en B9-0123/202, Podemos y ERC votaron a favor; Bildu, BNG e IU se abstuvieron; Miguel Urbán de Anticapitalistas fue uno de los 13 eurodiputados que votaron en contra y obviamente, PP, PSOE, VOX y Ciudadanos votaron a favor. 

Para mejor lograr una posición propia es necesario intentar -más allá de la propaganda bélica y belicista- comprender la naturaleza del conflicto en curso ya que las simplificaciones son el arma del diablo de la guerra y del campismo. Y en la guerra de Ucrania confluyen varios estratos y conflictos: hay una guerra defensiva de liberación nacional por parte de Ucrania frente a una guerra de ocupación rusa, un conflicto en el seno de la comunidad ucraniana asentada en el Donbás respecto a las relaciones con el imperio vecino en el que se manifiestan identidades nacionales diferente y una guerra interimperialista por procuración de Estados Unidos -y la OTAN- contra la potencia rusa. Si no se tienen en cuenta todos estos elementos no hay posible salida democrática y popular. 

La guerra que anuncia guerras 

La tensión entre los imperialismos, con varios países dueños del arma nuclear, ha subido grados de temperatura y decibelios de sonido. Es ingenuo pensar que jamás se usarán, como en su día más de una vez denunció Ernest Mandel -con quien comparto análisis de las lacras del capitalismo tardío-. También coincido plenamente con Ken Coates - presidente de la organización Bertrand Russell, coordinador de la campaña para el Desarme Nuclear Europeo (END) y miembro destacado del Partido Laborista británico- cuando afirmó hace décadas de forma visionaria que "la disuasión es un modelo diseñado para un mundo bipolarizado, pero la bipolaridad del mundo está desapareciendo. Si todos los pueblos van a convertirse en potencias nucleares para ser independientes, el mundo no va a durar mucho...".

La situación actual es volátil y peligrosa, basada en un modelo congelado, en una doctrina del equilibrio del terror de hace 40 años. Podemos concluir a la vista de anteriores conflagraciones mundiales y de la dinámica actual de proliferación de conflictos en lo que el Subcomandante Insurgente Marcos, desde Chiapas, calificó de "cuarta guerra mundial". En la arena internacional cualquier pequeño detonante puede hacer arder la pradera como ya ocurrió en el siglo XX dos veces seguidas. 

La "operación militar especial" de Putin es una manifestación sangrienta de la lógica expansionista del imperialismo ruso. Para llevarla a cabo, el presidente ruso ha tenido que falsificar la historia para asentar su discurso por una parte y a la vez cercenar las escasas libertades y derechos del pueblo y los pueblos que configuran esa gran cárcel de pueblos que es la actual Rusia, reprimiendo cualquier manifestación política y sindical independiente. A la vez, y hay que tenerlo en cuenta, Putin manifiesta una preocupación ante tres hechos que no hay que desestimar: la extensión constante de la OTAN hacia el este, el enquistamiento de la guerra del Donbás desde 2014 en el que una parte de ucranianos se manifestaron pro-rusos y las propuestas occidentales de incluir a Ucrania en la OTAN y recientemente en la UE. 

El resultado de su acción es contradictorio: por una parte, reforzó el sentimiento nacional ucraniano incluyendo el de sectores ruso-parlantes de fuera del Donbás que se unieron a la defensa armada de Ucrania y, por otro lado, provocó un resurgir y una hipócrita (re)legitimización de la OTAN que desde el fiasco de Afganistán estaba sin misión ni función como pollo sin cabeza. De hecho, dio argumentos a quienes, en la Cumbre de Madrid de la Alianza Atlántica, señalaban como enemigo principal a Rusia y de paso comenzaron a poner en el mapa el mar de China para ir creando el miedo ante el avance del competidor asiático. En el imperialismo nadie da puntada sin hilo. 

El resultado de la evolución de la oligarquía putinista es un reforzamiento de la ideología etnonacionalista panrusa excluyente y, por tanto, un giro al autoritarismo tan propio de la evolución de las principales potencias neoliberales. El capitalismo ruso quiere reforzar su posición mundial para poder participar del nuevo reparto de influencias, del saqueo extractivista en el Sur global y mejorar su balanza comercial. La continuación de la guerra favorece a Putin, y que nadie piense, con los datos que actualmente tenemos en la mano, que es posible una victoria total sobre el ejército ruso que haría tambalear a Putin. Solo si se logra recomponer una oposición democrática y socialista con fuerza en el interior de Rusia puede detenerse la actual deriva del Kremlin y cambiar el curso de la historia derrocando al sátrapa. 

En el caso de Estados Unidos y la OTAN se libra una batalla a través de intermediario. El pueblo ucraniano es el que pone los muertos mientras se intenta cercenar el poder de las potencias imperialista competidoras. Esta guerra proxy, de momento, evita repatriar cadáveres a USA bajo la bandera de las barras y estrellas. Cualquier interpretación de la actitud del imperialismo norteamericano y europeo como defensores de las libertades y la democracia o del legítimo derecho a la autodefensa del pueblo ucraniano es taparse los ojos y los oídos frente a las numerosas -tanto pasadas como presentes- actuaciones del imperialismo occidental en defensa de los intereses del gran capital de sus respectivos países o de las multinacionales. Empezando por el renacimiento de la industria militar europea y norteamericana que a la vez que provee de nuevos artefactos de la muerte comienza también a establecer planes para la futura reconstrucción del país. Negocio redondo. 

De nuevo y una vez más, el viejo Marx acertó al afirmar que los capitalistas y sus estados son una "banda de hermanos en guerra". 

Existen alternativas, luchemos por ellas 

Como se puede comprobar, esta guerra tiene múltiples capas y trampas escondidas tras los discursos belicistas. Y debemos acercarnos a esa realidad con decisión y precaución para evitar el llanto. Al belicismo hay que atacarlo con propuestas que puedan interesar tanto al pueblo A como al Z, en este caso al pueblo ucraniano y al pueblo ruso. La premisa de la que debe partir una posición internacionalista independiente es de guerra a la guerra imperialista, construyendo una respuesta solidaria a favor de una paz justa y duradera. La única solución duradera a esta guerra es poner fin a la invasión y la ofensiva rusas, a los bombardeos de poblaciones civiles y de suministros energéticos.  

Los puntos que posibilitarían un frente amplio para presionar a los gobiernos ruso y norteamericano, así como a los gobiernos de cada país involucrado se pueden sintetizar en los siguientes: 

Hay que exigir un alto el fuego para parar la sangría, la destrucción de recursos y el exilio; y la desmilitarización y desnuclearización de las fronteras de Ucrania así como poner fin al envío de armas por parte de los países imperialistas occidentales y de los embargos y medidas económicas que gravan en última instancia no a la oligarquía sino al pueblo ruso. El correlato de lo anterior es la retirada inmediata de las tropas rusas e impulsar la neutralidad y no alineamiento de Ucrania ante todos los imperialismos que concurren en el conflicto.  

Es muy importante acabar con el secretismo diplomático y la razón de Estado que nos roban la verdad. Por ello, todas las posibles negociaciones de alto el fuego o de "paz" deben ser públicas ante los pueblos ucraniano y ruso, y ante el mundo entero. La lógica internacionalista conlleva la solidaridad con el pueblo ucraniano y particularmente con los minoritarios sectores de izquierda y sindicales que se oponen a las medidas antisociales de Zelenski, que pese a la debilidad que les impide jugar un papel independiente importante en el conflicto, existen. Solidaridad entre pueblos con el pueblo ucraniano más allá de sus dirigentes neoliberales, solidaridad extensiva a los sectores del pueblo ruso que resisten al dictador.  

Lo que supone partir del reconocimiento y defensa del derecho del pueblo ucraniano a resistir la invasión de Putin, a decidir su propio futuro en su propio interés respetando los derechos de todas las minorías; su derecho a determinar este futuro independientemente de los intereses de la oligarquía o del actual régimen capitalista neoliberal, de las condiciones del FMI o de la UE, con la condonación total de su deuda; y el derecho de todos los refugiados y desplazados a regresar con plena seguridad y derechos. 

Para construir un futuro en paz en Ucrania es preciso asegurar el ejercicio del derecho de autodeterminación para el Donbás bajo la supervisión de países no alineados en el conflicto y la cancelación de la deuda externa que pesa como espada de Damocles sobre el conjunto de la sociedad ucraniana. 

Para pagar los costes materiales de la guerra es necesario romper el secreto bancario y abrir los paraísos fiscales para confiscar los activos de los oligarcas rusos y sus cómplices internacionales para dedicarlos a la reconstrucción de Ucrania y a las familias rusas afectadas por la guerra. 

Y finalmente, no hay que hacer ninguna concesión a la existencia de los bloques militares (OTAN, OTSC y AUKUS),  que lejos de ser garantía de paz y defensa, son instrumentos de agresión y guerra contra los pueblos. Como tampoco hay que aceptar la utilización cínica de la guerra en Ucrania para aumentar los presupuestos militares y la industria bélica. Y no menos importante: hay que exigir el desarme mundial, especialmente en lo que respecta a las armas nucleares y químicas, trabajar por una paz global en la que ningún Estado imponga, invada u oprima al otro; es decir, una paz sin colonizadores ni cementerios de pueblos colonizados.  

Con ello quizás podamos desmentir a los actualmente denostados literatos rusos, como Maksim Gorki, cuando en el entierro de Antón Chéjov afirmó que el mensaje que este nos dejaba era "señoras y señores, no hemos aprendido a vivir en paz". 

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El retorno de ETA https://blogs.publico.es/dominiopublico/59758/el-retorno-de-eta/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/59758/el-retorno-de-eta/#respond Thu, 29 Feb 2024 05:05:18 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=59758 Continuar leyendo "El retorno de ETA"]]> La Junta Electoral prohíbe exhibir camisetas con el lema "Que te vote Txapote" en los Colegios Electorales | Ismael Herrero / EFE
La Junta Electoral prohíbe exhibir camisetas con el lema "Que te vote Txapote" en los Colegios Electorales | Ismael Herrero / EFE

Hace unos meses, al pasar por las calles de Omagh, acudió a mi memoria un borroso recuerdo adolescente, imágenes que vieron mis ojos en los periódicos, tal vez en la televisión, una carretera llena de escombros tras la nube de humo, fachadas desmoronadas, chatarra calcinada, llamas dispersas, la frágil frontera de un cordón policial. El verano pasado la ciudad se llenó de conmemoraciones porque han transcurrido veinticinco años desde el atentado, un cuarto de siglo desde que aquel vehículo explosivo dejó veintinueve muertos y dos centenares de heridos. La operación llevaba la firma de un grupo disidente llamado Real IRA. El IRA Auténtico.

Era el verano de 1998 y hacía apenas cuatro meses que irlandeses y británicos estrechaban sus manos tras el Acuerdo de Viernes Santo. El IRA había bajado las armas para favorecer el entendimiento con el Gobierno de Tony Blair, de modo que la fundación de una escisión armada suponía un indeseable contratiempo para las negociaciones. Omagh nos recordó que aquella paz era más endeble de lo que habíamos imaginado porque existían sectores recalcitrantes de colores diversos que renegaban de las conversaciones. En la resaca del coche bomba, volvieron las medidas de excepción y las redadas.

De aquel 1998 me llegan también otros recuerdos adolescentes, esta vez más próximos y familiares. En el mes de septiembre, la mayoría política y sindical vasca firmaba en Lizarra un acuerdo que miraba a Irlanda como un modelo de reconciliación. ETA respondió a la invitación con un alto el fuego y Aznar olió la oportunidad de pasar a la historia como el gran estadista y pacificador que nunca llegaría a ser. Tres meses después de Lizarra, los hombres del presidente se encontraron en un chalet del municipio burgalés de Juarros con Arnaldo Otegi, Iñigo Iruin, Rafa Díez y Pernando Barrena. Al cabo de unos meses se sentaron con una delegación de ETA en Zúrich.

La historia es conocida. Aznar facilitó acercamientos de presos y excarcelaciones pero el acuerdo no cuajó. Pocos años después, cuando Zapatero intentó un armisticio dialogado bajo un esquema semejante —encuentros con la izquierda abertzale primero y con ETA después—, la derecha se echó a las calles con una furia inédita para reprobar las mismas políticas que el PP había auspiciado durante su paso por La Moncloa. Sea como fuere, la paz de Zapatero terminó sepultada bajo los escombros de la T4. Si atendemos a Egiguren, los promotores del atentado de Barajas actuaron contra la voluntad de la primera delegación negociadora de ETA.


Tras el revés, los ideólogos de Bateragune promovieron un proceso de vocación definitiva. Esta vez ETA no solo debía ofrecer su propia disolución, sino que además debía hacerlo con la máxima unanimidad, sin permitir que ningún actor discrepante pusiera en riesgo la paz con acciones descontroladas. El precedente de Irlanda, igual que las escisiones previas de ETA, obligaba a extremar las precauciones. Nadie podía permitirse un Omagh de última hora. Pero había otra dificultad: cuando la solución parecía más viable, Baltasar Garzón encarceló a los cerebros de Bateragune y el Gobierno español se cerró en banda a las negociaciones.

Igual que había ocurrido en Irlanda, hubo sectores que no vieron con buenos ojos el desarme. Quienes habían intentado previamente el diálogo ahora parecían renegar de una paz hablada que ya no les reportaría dividendos. La Asociación de Escoltas del País Vasco, por ejemplo, llamó "tregua trampa" al fin de ETA. El cese de las hostilidades los condenaba al reciclaje profesional o al desempleo. Los agentes de la Policía Nacional y la Guardia Civil, recompensados en tierras vascas con pluses de peligrosidad, necesitaban seguir justificando el sobrecosto. Quizá así se explique mejor la tolvanera del caso Altsasu.

El otro día, Isabel Díaz Ayuso difundía el anagrama de ETA en su cuenta de Twitter para tratar de vincularlo a la imagen corporativa de EH Bildu. La presidenta de la Comunidad de Madrid sugiere tal vez que la letra E, estilizada en los carteles del candidato Pello Otxandiano, presenta la apariencia de una serpiente. La ocurrencia fue motivo de burlas en las redes sociales, pero la risa se congela al recordar que Carmen Lamela empleó el mismo recurso en la Audiencia Nacional para propinar una falsa imputación de terrorismo contra los jóvenes del Altsasu. En aquel entonces, el dibujo sinuoso de una carretera en un cartel político se convirtió por arte de magia en "el logo habitual de ETA".


En 2018, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo consideró que Arnaldo Otegi y el resto de Bateragune habían sido privados de su derecho a la justicia. El Tribunal Supremo quiso repetir la condena pero el Constitucional le paró los pies. Otegi entiende que algunos poderes del Estado querían "evitar que la violencia armada desapareciera de la ecuación política". La estrategia electoralista del PP, empeñada en resucitar a ETA, parece confirmar estas sospechas. Pedro Sánchez es ETA, el BNG es ETA, que te vote Txapote, siempre un paso más de allá de la fina línea que separa el oportunismo populista de la vergüenza ajena.

Todo esto podría parecer un síntoma enloquecido de la política estatal, pero se acercan las elecciones autonómicas vascas y el fantasma de ETA reaparece en los lugares más insospechados. El candidato del PSE, Eneko Andueza, apelaba el otro día a la memoria del senador socialista Enrique Casas. A Casas lo mataron los Comandos Autónomos, pero la historiografía oficial insiste en atribuirle el crimen a ETA. En una apelación velada, Andueza arremetía contra "los que aplaudieron su asesinato y cuatro décadas después siguen sin condenarlo". Basta una visita a la hemeroteca para confirmar que todas las formaciones vascas emitieron declaraciones públicas de condena.

El PNV transita por la misma línea discursiva. El pasado mes de enero, el Tribunal Supremo confirmaba las condenas por corrupción contra los dirigentes jeltzales del caso De Miguel. El portavoz del Gobierno Vasco, Bingen Zupiria, despejó la pelota reclamando a Otegi una autocrítica en torno a la corrupción de ETA. Días después, Otxandiano lamentaba que nadie haya asumido su responsabilidad en el "terrorismo de Estado y la tortura". Ortuzar le replicaba que es ETA quien nunca ha asumido responsabilidades. Tras otra visita a la hemeroteca, leemos en un comunicado que "ETA reconoce la responsabilidad directa" en el "dolor" y el "sufrimiento desmedido" causado.

Dice el mito que la sociedad vasca vive ajena a las peores inercias de la política española. Sin embargo, la precampaña autonómica reproduce los mismos argumentos que utilizan el PP y Vox contra Sánchez. El eterno retorno de ETA al debate electoral permite que se imponga una política hecha con las vísceras, puramente emocional, punitivista y de exaltación patriótica. En el juego del trilero, desaparece la sanidad, la corruptela, el derecho a la vivienda, el costo de vida, las demandas laborales. ETA regresa igual que emerge un conejo de una chistera: el público aplaude por convención pero sabemos que se trata de una ilusión óptica. Esto no es Omagh sino un truco muy viejo y muy manido.

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Por qué 'Público' no informará sobre Eurovisión https://blogs.publico.es/dominiopublico/59764/por-que-publico-no-informara-sobre-eurovision/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/59764/por-que-publico-no-informara-sobre-eurovision/#respond Wed, 28 Feb 2024 19:53:29 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=59764 alt --> Hay varias fechas que los medios de comunicación digitales en España esperan cada año como el agua de mayo. Una es, por ejemplo, el día de la Lotería de Navidad; otra, el festival de Eurovisión. No se trata tanto de una cuestión editorial, de gusto por el juego o por los concursos televisivos, sino de … Continuar leyendo "Por qué 'Público' no informará sobre Eurovisión"]]> Por qué 'Público' no informará sobre Eurovisión

Hay varias fechas que los medios de comunicación digitales en España esperan cada año como el agua de mayo. Una es, por ejemplo, el día de la Lotería de Navidad; otra, el festival de Eurovisión. No se trata tanto de una cuestión editorial, de gusto por el juego o por los concursos televisivos, sino de pura economía.

En torno a esas dos fechas, las lectoras y lectores buscan en internet de manera masiva contenidos e informaciones sobre ambos eventos. Esto genera gran volumen de entradas a las webs de los medios que mejor posicionan sus contenidos en Google; un consumo que se traduce en un inmenso volumen de páginas vistas (clics) y, por tanto, de ingresos en forma de publicidad.

Por este motivo, la mayoría preparan durante los meses previos informaciones relacionadas con estos y otros acontecimientos similares: saben que ahí se juegan los resultados de un mes completo.

En Público nunca hemos sido mucho de Eurovisión. Sin embargo, sí hemos informado sobre su desarrollo en años anteriores dentro de UwU, nuestro canal temático para los más jóvenes, aunque no lo hemos hecho de manera tan intensiva como otros medios.

Pero este 2024 hemos decidido no publicar ni una línea sobre el festival y lo que allí suceda. Lo hacemos como forma de protesta por no haber excluido de sus participantes a Israel, país que esta cometiendo con total impunidad un genocidio en Gaza.

A juicio de quienes hacemos Público, la inclusión de Israel en Eurovisión implica pasar por alto de forma deliberada la ilegalidad internacional en la que incurre este país y cerrar los ojos ante la matanza indiscriminada de casi 30.000 personas en Gaza, incluidos miles de niños.

La historia nos muestra que el arte y la cultura no son ajenos a la política; de hecho, a menudo se convierten en sus expresiones más potentes. Así se evidenció el año pasado, cuando Eurovisión publicitó a bombo y platillo su decisión de dejar fuera a Rusia por la invasión de Ucrania.

¿Por qué esa consideración no se repite en el caso de Israel? Permitir su participación supone, como poco, una incoherencia en los criterios de inclusión o exclusión de Estados basados en sus políticas o acciones. Aparte de poner en evidencia la necesidad de parámetros más transparentes y éticamente sólidos en la selección de participantes para este tipo de certámenes de enorme impacto.

Y esto por no hablar del debate de los últimos días sobre las canciones que ha presentado Israel. La Unión Europea de Radiodifusión (UER) considera que esas canciones no pueden participar por ser "demasiado políticas" y esto incumpliría las normas del certamen, lo que llevaría a la descalificación de Israel si no se aviene a modificar las letras.

Es decir, que si al país gobernado por Netanyahu se le negara su participación en el festival, la decisión no tendría que ver con el genocidio que está cometiendo en territorios palestinos, sino con una cuestión meramente técnica a la que tienen que someterse todas las canciones que concurren.

El gesto de Público representa una toma de posición ética frente a un fenómeno cultural de gran repercusión a escala global que, para muchos participantes y espectadores, trasciende el mero entretenimiento y constituye una plataforma de expresión política y social. Reivindicamos así la necesidad de mantener una postura crítica sobre estos macroeventos culturales y su potencial impacto en cualquier sociedad.

Pero esta reflexión va más allá de Eurovisión y aspira a abrir un debate sobre cómo los medios de comunicación eligen representar y respaldar (o no) ciertos acontecimientos y países. ¿Deben los medios limitarse a ser plataformas neutrales de entretenimiento y cultura, o tienen la responsabilidad de adoptar posturas éticas, incluso cuando esto pueda costarles audiencia?

En el caso de Público, la elección es clara: priorizar la ética sobre un contenido que, aunque popular y rentable, está teñido de controversia, dobles raseros y ausencia total de empatía hacia víctimas inocentes.

El cerrojo informativo de Público a Eurovisión no incluirá las críticas al festival, sobrecostos, mala praxis o actos de protesta que se produzcan durante su celebración. En este marco, se podrá leer incluso alguna reseña de relevancia cultural o social sobre los mensajes de canciones comprometidas o de denuncia; pero no sobre la organización o la competición. Se trata de un enfoque que busca poner el arte y mensajes que merecen ser escuchados por encima del certamen.

En Público somos conscientes del impacto negativo que en términos de audiencia y, por tanto, de ingresos, supone esta decisión, pero estamos convencidas y convencidos de que el compromiso de este medio pasa necesariamente por impulsar la defensa de los derechos humanos y no caer en la complacencia de las audiencias masivas.

Es un acto de congruencia con la línea editorial que históricamente ha definido a este medio. Pero esta congruencia tiene un coste demasiado elevado que sólo puede ser compensado con el respaldo económico de nuevos suscriptores y suscriptoras. Por eso, si tú también crees en el periodismo ético, valiente y comprometido con los derechos humanos, te pido que nos apoyes y te unas a la República de Público. Sólo así podremos seguir tomando decisiones como esta.

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Andalucía no necesita cuentacuentos https://blogs.publico.es/dominiopublico/59731/andalucia-no-necesita-cuentacuentos/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/59731/andalucia-no-necesita-cuentacuentos/#respond Tue, 27 Feb 2024 21:45:10 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=59731 Continuar leyendo "Andalucía no necesita cuentacuentos"]]>  

Bandera de Andalucía en el exterior del Parlamento andaluz. EFE
Bandera de Andalucía en el exterior del Parlamento andaluz. EFE

Érase una vez un presidente de la Junta de Andalucía que, cada 28F, salía de su palacio para contarle un cuento a los andaluces y andaluzas. Se llamaba Juan Manuel Moreno Bonilla y le encantaba hacerse fotos desde todos los ángulos posibles en las que él saliera muy bien y la realidad que estaba a su espalda apareciera distorsionada.

Para él, el 28 de febrero debía tener dos ingredientes: celebrar el día de Andalucía recordándole a los ciudadanos lo buenos y talentosos que eran y contarles que vivían en una arcadia feliz que podía serlo aún más si el Gobierno de España no maltratara a Andalucía. Y, por supuesto, todo ello aliñado con la suerte que esta tierra tiene desde hace cinco años de haberle descubierto a él y al PP, que son los auténticos protagonistas de la refundación de nuestra comunidad como tierra de éxito y oportunidades, sin que nada antes se hubiese hecho desde el inicio de la autonomía andaluza por todos los gobiernos socialistas que le precedieron.

Uno de los ingredientes elegidos este año 2024 llama a la reflexión y potencia la autoestima: líderes en una sonrisa. Felicidades a los creativos de la campaña.

El segundo ingrediente, el de la confrontación con el gobierno de Pedro Sánchez y su falta de compromiso con Andalucía, lo tenemos diariamente por castigo. Y no se preocupen que, en el discurso institucional del acto de las medallas, se actualizará convenientemente con una derivada reciente: aquellos que estén de acuerdo en ese gobierno malvado con el Sr. Moreno Bonilla, serán agasajados por su actitud y envueltos en el espíritu de concordia dialogante que el presidente emana y que sólo es mérito de él, nunca de la persona del Gobierno con la que acuerde (véase el Pacto de Doñana).

La cuestión es si Andalucía está para escuchar los cuentos del Sr. Moreno Bonilla, o las verdades del barquero que te cuentan las y los andaluces de a pie que sufren cada día el deterioro dramático, por ejemplo, de la sanidad pública: más de un millón de personas en listas de espera para ver a su especialista o para una intervención de la que puede depender su vida, centros de atención primaria con citas para diez días o cerrados por las tardes, profesionales sanitarios saturados que no pueden más y cuyas condiciones laborales les hacen irse a otras comunidades o a la sanidad privada...

El 28 de febrero celebra, entre otras cosas, la aspiración del pueblo andaluz de ejercer su autonomía y autogobierno conquistado en las calles para romper los obstáculos y las brechas de desigualdad que históricamente condenaron a nuestra tierra al subdesarrollo. De eso es de lo que un presidente debería dar cuenta cada año si queremos ser justos con nuestra propia historia y con la gente, más allá del marketing y la propaganda institucional.

El Sr. Moreno Bonilla sabe que su cuento está cada vez más lejos de la realidad, pero los que deben saberlo son los andaluces y andaluzas que le otorgaron una mayoría absoluta y ven cómo somos furgón de cola en comparación con otras comunidades. No sólo en la sanidad, sino también en la educación pública (con 2000 aulas educativas menos desde que es presidente, peores ratios por alumno en las clases o una oferta pública insuficiente de FP).

Cuando indicadores como el de pobreza o exclusión social crecen en Andalucía este último año y se sitúan 11 puntos por encima de la media nacional, o a los jóvenes se les ignora en las ayudas al alquiler de la vivienda justo cuando, a pesar del mantra de la financiación autonómica del Estado, esta comunidad tiene la mayor financiación del Gobierno de España y de los fondos europeos de su historia, es que la gestión del gobierno del Sr. Moreno Bonilla no supera el aprobado ni de lejos.

El presidente cuentacuentos es un buen vendedor, pero no es un buen gestor. Esto va de aprovechar las inversiones y los presupuestos y no de que te coja el toro sin haber hecho los deberes en la ejecución de las infraestructuras hídricas cuando arrecia la sequía para acabar pidiendo ayuda al que no paras de criticar, por cierto.

Es una pena que, con un momento positivo como el que vive la economía española en el marco europeo de avance en la generación de riqueza y empleo, tengamos a un gobierno del PP que es incapaz de mejorar la acción de su autogobierno y el ejercicio de sus competencias para que Andalucía acorte diferencias y crezca más que la media de otras comunidades y regiones europeas. En vez de eso, intenta ocultar su mala gestión confrontando y quejándose siempre de otros.

Andalucía necesita más y mejor autogobierno, necesita una cooperación eficaz con el Gobierno de España en la que haya más inversiones en proyectos estratégicos que cambien los problemas estructurales de nuestro tejido productivo y lo hagan más competitivo en los escenarios presentes y futuros.

No necesita más cuentos ni propaganda, sino mejor gestión y un proyecto ambicioso que tenga en cuenta lo que necesitan y demandan históricamente todas y todos los andaluces.

 

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Algunos hombres y mujeres buenos https://blogs.publico.es/dominiopublico/59724/algunos-hombres-y-mujeres-buenos/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/59724/algunos-hombres-y-mujeres-buenos/#respond Tue, 27 Feb 2024 19:25:32 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=59724 Continuar leyendo "Algunos hombres y mujeres buenos"]]> Aaron Bushnell, Basel Adra, Yuval Abraham y Sofia Orr.- X/REUTERS/X
Aaron Bushnell, Basel Adra, Yuval Abraham y Sofia Orr.- X/REUTERS/X

El presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, estaba a punto de hincarle el diente a una enorme bola de helado cuando fue preguntado por un periodista sobre un alto fuego en Gaza. Tras permanecer un segundo con la boca abierta a pocos centímetros del cucurucho, dijo que esperaba que ese alto el fuego fuese inminente. Lo esperaba, porque él no lo ha pedido ni lo ha impulsado, más bien al contrario. Esperaba, como quien espera que salga el sol. Como si, en parte, no dependiese de él.  

Habían pasado tan solo unas horas desde que Aaron Bushnell, un soldado norteamericano de la Fuerza Aérea, se quemase a lo bonzo ante la embajada israelí a modo de protesta por la responsabilidad de su gobierno. "No seré cómplice de este genocidio", dijo ante la cámara que grabó sus últimos momentos, refiriéndose a Gaza. Biden, cuyo Gobierno es el principal aliado y financiador de Israel, a quien nutre de armas y a quien protege históricamente, junto con la UE, para bloquear cualquier castigo al apartheid, a la ocupación y al genocidio, siguió comiéndose el helado.

Bushnell murió, y su imagen ya se ha convertido en un icono de este triste y no tan inédito episodio de nuestro tiempo. El joven soldado de 25 años era un activista de izquierdas, vinculado a movimientos anarquistas, que había participado en tareas sociales con personas sin hogar en Texas. Decenas de personas han ido pasando por el lugar de los hechos, dejando flores, velas y mensajes de recuerdo. Las redes se han llenado de mensajes de agradecimiento desde todas partes del mundo, también desde Palestina, recordando una imagen similar que se popularizó como protesta ante la guerra de los Estados Unidos contra Vietnam, hace 50 años.  

Este mismo fin de semana se celebraba la Berlinale en la capital alemana, uno de los festivales de cine más importantes. Dos jóvenes, un palestino y otro israelí, suben juntos al escenario. Basel Adra y Yuval Abraham han ganado el premio al mejor documental con su obra No Other Land, que retrata la brutalidad de la ocupación y la limpieza étnica que comete Israel en Palestina, poniendo el foco en el caso concreto de Masafer Yatta, en Cisjordania. "Estamos aquí, ante vosotros, ambos tenemos la misma edad, yo soy israelí y Basal en palestino, y en dos días volveremos a una tierra en la que no somos iguales", dijo Yuval Abraham. Los aplausos y las muestras de apoyo, sobre todo cuando el video se viralizó en redes sociales, fueron enormes. Otros artistas y cineastas también habían mostrado su apoyo al pueblo palestino durante la gala, entre ellas, Eliza Hittman, judía y miembro de uno de los jurados.  


Sin embargo, la respuesta de las autoridades alemanas fue censurar esta denuncia y acusar a los cineastas de antisemitas. "Lo ocurrido ayer en la Berlinale fue una relativización intolerable. El antisemitismo no tiene cabida en Berlín, y eso también se aplica al panorama artístico", dijo el alcalde de Berlin, Kai Weger. Los medios de comunicación alemanes entonaron al unísono la acusación, tildándolo de ‘escándalo’ o de 'espectáculo pro-palestino'.  

Y mientras el establishment político y mediático alemán insistía en su habitual alineamiento con el relato israelí de este genocidio, y su perverso uso del Holocausto para justificar su apoyo a este estado colonial y a su limpieza étnica, un grupo de hackers pirateaba la cuenta oficial de Instagram de la Berlinale, y volvía a colar a Palestina en el foco. Lo hizo con varias imágenes del genocidio en Palestina simulando ser portadas de películas. Una de ellas no podía ser más icónica: la foto de varios soldados israelíes posando y sonriendo para un selfie ante un paisaje de edificios derrumbados por las bombas, con el título de una película alemana recién estrenada, La Zona de Interés, el film que retrata la vida de Rudolf Höss, alto cargo del Tercer Reich que vivía en una idílica casa al lado del campo de exterminio de Auschwitz.

Precisamente escribí hace unas semanas sobre esta película y sobre la banalidad del mal que también estábamos viendo en Gaza. Las incesantes imágenes que publican los soldados israelíes en Gaza riéndose con los juguetes de los niños palestinos asesinados, robando joyas y exhibiendo la ropa interior de mujeres palestinas es una muestra de ello.  "Otro genocidio de este siglo apoyado por Alemania" decía la falsa carátula hackeada. Y es que la gestión que hace Alemania de sus propios fantasmas es algo de lo que algunos ciudadanos se niegan a ser cómplices. Van a pasarse varias generaciones pidiendo perdón por un genocidio tras otro. Y algunos alemanes no están por la labor de que los palestinos paguen su cuenta con el Holocausto.  


El mismo domingo, una joven judía israelí de 18 años llamada Sofia Orr, se presentaba ante el centro de reclutamiento de las Fuerzas de Defensa Israelíes (IDF) en Tel Aviv. Acompañada de una treintena de adolescentes, todos y todas ellas activistas judías de izquierdas, anunció que rechazaba servir en el ejército. Sofia era una de las 230 firmantes de un manifiesto que se publicó el pasado mes de septiembre que ya anunciaban su rechazo al servicio militar. Su decisión estaba ya tomada antes de esta escalada bélica tras los sucesos del 7 de octubre, debido a "la ocupación y opresión que ejerce el ejército contra Palestinos en Cisjordania", afirmó. "La gente dice que soy ingenua, antisemita, traidora", confesaba a un periodista en una entrevista.  

Pasan los días y las cifras de muertes siguen subiendo. Ahora también por hambre y sed, entre las ruinas. Ruinas no solo de Gaza sino de la moral mísera de Occidente que ha patrocinado y avalado esta masacre. La misma miseria moral que, mientras expresa deseos de que todo pare, así, como quien pide que llueva, alimenta una y otra vez el monstruo de la guerra en mil frentes más allá de Gaza.  

No hay horizonte a la vista más allá de la inexorable infamia que perseguirá a quienes hoy avalan estas ignominias. Es algo que tratamos de usar para consolarnos entre tanta impotencia y tanta ansiedad: que la historia pondrá en su sitio a los perpetradores, como ha ido haciendo a lo largo de la historia con otros personajes poderosos ante hechos similares. Sin embargo, habrá otro espacio para el recuerdo, no solo para las víctimas, las principales heroínas y protagonistas de esta historia, sino también para todos esos y esas hombres y mujeres buenas, como los que en su día, desde las entrañas de la Europa ocupada por los nazis, se opusieron al nazismo. Valientes como Sofia, Basel, Yuval o Aaron. Ninguno de ellos tiene poder más allá de su palabra, de su cuerpo, pero la dignidad que demuestran es una apisonadora que pasará por encima de los muñecos de cartón piedra que nos gobiernan, cómplices, incapaces e indolentes, a quienes la historia, seguro, pondrá en su sitio.


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La universidad española ante el genocidio palestino https://blogs.publico.es/dominiopublico/59692/universidad-genocidio-palestino/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/59692/universidad-genocidio-palestino/#respond Tue, 27 Feb 2024 09:41:00 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=59692 Continuar leyendo "La universidad española ante el genocidio palestino"]]> Manifestación de la coalición de entidades "Basta de complicidad con Israel" para exigir al Gobierno que cese la compra y venta de armas con el país hebreo, este domingo, en Barcelona. EFE/ Marta Pérez
Manifestación de la coalición de entidades "Basta de complicidad con Israel" para exigir al Gobierno que cese la compra y venta de armas con el país hebreo, este domingo, en Barcelona. EFE/ Marta Pérez

Uni-Digna, colectivo de profesorado de las Universidades Públicas de España exige al Ministerio, a la CRUE y a las Universidades que suspendan toda relación de cooperación con Universidades y empresas israelíes y que reclamen al Gobierno que pase de las declaraciones a los hechos, para poner fin inmediato a la colonización, el apartheid y el actual genocidio palestino.  

#NotMyUniversity

Uni-Digna pide un alto el fuego inmediato y permanente, la liberación de todos los miles de rehenes y prisioneros palestinos secuestrados y encarcelados todos estos años así como de los israelíes secuestrados, el fin de las violaciones de Derechos Humanos y de crímenes de lesa humanidad, y sobre todo del actual genocidio que está perpetrando el régimen sionista sobre la población palestina, con el apoyo de la Unión Europea, Estados Unidos y la OTAN.  

Uni-Digna exige garantizar de forma inmediata, mediante la interposición de una fuerza internacional, que el régimen israelí acepta (a) poner fin a la violencia de la ocupación, apartheid y colonización de Palestina que lleva realizando durante 75 años, pues la violencia no comienza el día 7 de octubre de 2023, (b) la restauración de todo lo destruido y la reparación de todo lo expoliado en estos años y (c) la creación de un Estado único laico y democrático en el territorio israelí y palestino. Comprometiéndose la comunidad internacional a establecer la prestación de asistencia psicológica y económica a la población palestina y la creación de un fondo especial de ayudas inmediatas y a largo plazo. 

Uni-Digna reclama la apertura de unos nuevos "juicios de Núremberg" para sancionar las responsabilidades de dirigentes, funcionarios, militares y colaboradores del régimen sionista de Benjamín Netanyahu en los diferentes crímenes y abusos contra la humanidad cometidos durante la ocupación y apartheid palestino, y especialmente el genocidio y la "solución final" aplicada durante los últimos 5 meses con total impunidad y el silencio cómplice de la autodenominada "comunidad internacional". 


Uni-Digna denuncia el escandaloso silencio institucional de las Universidades del Estado español y su inacción ante la barbarie. De sus departamentos, consejos y claustros. De sus órganos institucionales y del gobierno de las universidades españolas (la CRUE) cuyas declaraciones, en un tono de indiferencia "equidistante", solo han expresado de forma genérica rechazo a la "escalada bélica" en Oriente Próximo y su "solidaridad" con las comunidades universitarias y científicas de Israel y Palestina, cuando hasta la última pared de las universidades palestinas ha sido reducida a escombros en Gaza con el apoyo de armamento suministrado por la UE y EEUU y cerca de 100 profesores y profesoras universitarios han sido asesinados, muchos de ellos objeto de asesinatos dirigidos para acabar específicamente con sus vidas. 

Uni-Digna muestra también su indignación ante el doble rasero que se utiliza con Ucrania y con Palestina. Mientras que la bandera ucraniana se ha alzado en las universidades y se ha colocado en las webs institucionales un símbolo de apoyo, se retira la palestina. Mientras el Ministerio de Universidades suspendió relaciones con organizaciones de Rusia apoyando fortalecer las relaciones académicas con Ucrania y la CRUE llamó igualmente a las universidades españolas para que suspendieran y congelaran todas sus relaciones institucionales con las universidades rusas y bloquearan colaboraciones futuras con los campus rusos, interrumpiendo los intercambios de profesorado y de estudiantes (dejando colgados a cientos de estudiantes erasmus) e incluso "instándoles" a marcharse a su país, algo a lo que se sumaron rápidamente la Confederación de Sociedades Científicas de España (Cosce) y la Federación de Asociaciones Científico Médicas Españolas (Facme), nada de esto ha pasado con las universidades del régimen israelí, ni se ha apoyado desde Ministerio y CRUE a las universidades palestinas. 

El silencio de las universidades públicas es más escandaloso aún, por estar financiadas con presupuestos públicos y sin los riesgos del "mecenazgo privado" de las universidades extranjeras (como las estadounidenses donde el lobby sionista persigue a las autoridades y órganos académicos que se pronuncien en favor si quiera de la paz). No olvidemos que las universidades españolas tienen autonomía (art. 27.10 de la Constitución) y son supuestos espacios de libertad de expresión y pensamiento crítico. Ambos figuran como elementos esenciales en la finalidad y el preámbulo de los estatutos de las universidades.  


Al igual que figuran entre sus fines y valores esenciales el fomento de la solidaridad regional, nacional e internacional, así como la defensa de la paz, los derechos humanos y la convivencia. Pero buena parte de los académicos y las propias universidades reiteran, parece que solo ante el genocidio palestino, las manidas excusas de "no es competencia de este órgano", "no hay que mezclar ciencia y política", o en todo caso, "hay que condenar toda forma de violencia" como quien condena la fuerza gravitatoria. Esta forma de hacer política, que es "mirar para otro lado" y "mantener el silencio cómplice", recorre el mundo de los órganos académicos de nuestras universidades y del Ministerio de Universidades, no así de la comunidad universitaria que, a pesar del miedo a expresarse que parece extenderse por temor a las consecuencias, se han manifestado sobre todo desde los estudiantes, el personal de administración y algún profesorado como honrosas excepciones. 

El 15 de octubre de 2023, la Universidad palestina de Birzeit lanzaba al mundo una petición de solidaridad desesperada con el título de "No calléis ante el genocidio". Durante los días siguientes y en respuesta a esa llamada, miles de miembros de la comunidad académica nos adheríamos a una "Declaración en apoyo al Pueblo Palestino desde las Universidades del Estado español". Pero no basta con el apoyo de los miembros de la comunidad universitaria.  

Ya nadie necesita más datos sobre las posiciones adoptadas por las autoridades europeas, estatales, autonómicas, municipales, académicas..., las docenas de resoluciones de NNUU que Israel ha ignorado mientras una parte de la "comunidad internacional" le aplaudía y financiaba. Hemos presenciado las decenas de miles de asesinados o los miles de millones de euros en armamento que alimentan ese negocio genocida, la sangre televisada, las niñas y niños troceados y las ruinas humeantes, para despejar las equidistancias cómplices y los debates hipócritas entre ocupación colonial y población sometida que han ayudado a sostener 75 años de lento genocidio, segregación y apartheid, secuestro y encarcelamiento arbitrario, tortura sistemática, cacerías a manos de colonos armados, robo y destrucción de cultivos, expolio de tierras y expulsiones masivas, demolición de casas, saqueo de agua, envenenamiento de pozos... en definitiva, de la limpieza étnica que emplea todas esas herramientas para consumar el proyecto colonial-sionista de asentamiento. 


Por todo ello, Uni-Digna demanda a las autoridades académicas del Estado español representadas por la CRUE y el Ministerio de Universidades que cumplan de forma inmediata con el imperativo de cancelar todo vínculo de colaboración con las instituciones, organizaciones y empresas del Estado de Israel por tratarse de relaciones que vulneran los estatutos de las universidades y las cláusulas de los acuerdos europeos en materia de respeto a los Derechos Humanos.  

Porque queremos seguir enseñando e investigando en instituciones que renuncien explícitamente a formar parte de la mayor de las miserias imaginables. Porque seguimos siendo capaces de distinguir entre ocupante y ocupado. Incluso conocemos, porque algunas de nosotras lo enseñan y otras lo estudian, qué dice el tan aclamado Derecho Internacional sobre el legítimo derecho de un pueblo ocupado a resistir. Porque no hablamos de un imperativo "moral", "ético" o "político" (eso es obvio), sino LEGAL (eso no parece tan claro, aunque sí esté escrito). Porque en caso contrario no podremos seguir mirándonos a la cara sin reconocernos como cómplices de este genocidio palestino y de los crímenes de lesa humanidad perpetrados durante décadas, hoy de nuevo ante nuestros ojos, en vivo y en directo. 

Finalmente queremos expresar como colectivo, Uni-Digna, que apoyamos el manifiesto de la Red Interuniversitaria Española de Solidaridad con Palestina, que ya ha sido suscrito por 2.333 miembros de la comunidad universitaria del Estado español. 


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Menos lectivas, más calidad https://blogs.publico.es/dominiopublico/59659/menos-lectivas-mas-calidad/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/59659/menos-lectivas-mas-calidad/#respond Mon, 26 Feb 2024 05:45:41 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=59659 Continuar leyendo "Menos lectivas, más calidad"]]> Huelga por la educación en Madrid-. CGT
Huelga por la educación en Madrid-. CGT

No es buena idea la educación al peso. No es buena idea presuponer que tener sentado al alumnado y al profesorado en las aulas muchas horas, va a traer una mejora educativa y una mejor educación. 

En la Comunidad de Madrid el profesorado de infantil y primaria tenemos 25 horas de docencia, más otras cinco horas de trabajo exclusivo para los centros, más 7 y media de trabajo fuera de los colegios. El personal docente de secundaria tiene 20 de docencia directa, más 10 horas complementarias, mas 7 y media de trabajo en casa hasta un total de 37 horas y media de trabajo semanal. Grosso modo esta es la situación. 

En el resto del reino, no es así. Lo normal son dos horas menos, NO DE TRABAJO, sino de docencia directa con el alumnado. 

Consecuencias para el resto del Estado: menos personal interino (por lo tanto, menos precariedad en los contratos), más personal docente contratado, más atención a la diversidad, mejores dotaciones en los cupos por centro educativo, entre otras mejoras para la educación pública. 

¿A quién y por qué se tienen estas ocurrencias? La primera pregunta es fácil, a las diferentes Consejerías de Educación de la Comunidad de Madrid, recordemos gobernada por el PP desde hace veinte años. 

La segunda pregunta se responde con una palabra: mercado. Todo el dinero que desde Esperanza Aguirre hasta Ayuso están restando a la escuela pública madrileña, lo suman al montante de ayudas, cheques, terrenos, etc. que recibe la privada-concertada, el gran negocio en Madrid, que tampoco es lo normal en el resto de España. 

Desde el curso pasado, algunas organizaciones sindicales hemos vuelto a tratar este tema que desde hace años lleva en la agenda sindical. En la Mesa Sectorial la parte sindical representada ha sido incapaz de hacerse valer desde hace trece años para esta reivindicación. Trece años de humillante actitud de cabeza agachada frente a este despropósito que solo es el capricho neoliberal de las sucesivas presidentas de la Comunidad de Madrid. Trece años sin una respuesta contundente después de la malograda Marea Verde. Trece años en los que ya un 34% de docentes piensan que siempre ha sido así. Trece años en los se han perdido 6000 docentes; trece años de Acuerdos Sectoriales siempre empobrecidos por actitudes pactistas que bajo el discurso del miedo, el discurso del esto o la nada, no han plantado cara a la Consejería de Educación. Del Peral, Figar, Ossorio (este último especialmente faltón en sus declaraciones) y ahora Viciana están encantados con esta Mesa. La banca siempre gana. 

El Sindicato de Enseñanza de Madrid de CGT se propuso desde el curso pasado hacer una campaña para exigir la bajada de horas lectivas y dejar 23 para infantil y primaria y 18 para el resto de etapas. Esta campaña se inició con una encuesta en la que se puso de manifiesto que una parte del profesorado está por la labor de movilizarse por este tema. 1.000 respuestas en pocos días con un 90% favorable a una contestación clara y contundente. Se invitó a otras organizaciones sindicales a participar y las que quisieron se sumaron. En este curso, se hizo un especial llamamiento a la Consejería para que negociara presentando 14.000 firmas, pero no se obtuvo respuesta. Se volvió a insistir en prensa que nuestra prioridad es la vuelta a las 18/23 y no llegar a la huelga. Sin respuesta. Sr. Consejero, le quedan pocos días pero aún hay tiempo. Pero por si acaso, CGT, STEM y CNT Educación Pública CAM, ya hemos presentado el aviso de huelga de tres días -27, 28 y 29 de febrero de 2024-. No es la opción preferida por nadie, pero sí es la opción que hay que hacer si queremos recobrar derechos y dignidad en la escuela pública. 

Numerosas asambleas en centros nos estamos reuniendo desde hace meses para organizar la respuesta. Dejar fuera de la reducción de horas a infantil y primaria, ofreciendo la bajada a secundaria, es un insulto y un perverso intento de dividirnos. No entender que el problema de las ratios va más allá de amontonar alumnado es una carencia absoluta de conocimiento de las realidades diarias en los centros. Continuar con el ingente número de tareas burocráticas en vez de emplear ese tiempo en hablar con nuestr@s compañer@s de claustro, para apoyos, desdobles, planificación de sesiones, es un despropósito. Pensar en el aumento de ratios en las aula TEA y diversidad, en las tareas de los equipos de Orientación, en la segregación de centros y su implicación en la educación, seguir con el desajuste salarial que sufrimos en Madrid frente al resto del Estado español, son políticas que no mejoran la escuela pública madrileña, no mejoran la vida de las/os docentes ni del alumnado. 

Terminaremos febrero con tres días de huelga. Hagamos lo que debamos y defendamos la escuela pública y a sus trabajadoras/es. 

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La Cooperación: una tirita colonial de Norte a Sur https://blogs.publico.es/dominiopublico/59635/cooperacion-tirita-colonial/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/59635/cooperacion-tirita-colonial/#respond Sat, 24 Feb 2024 07:25:49 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=59635 Continuar leyendo "La Cooperación: una tirita colonial de Norte a Sur"]]> Palestinos recogen agua de una casa destruida cerca del campamento de refugiados de Jabalina en Gaza.- REUTERS/Mahmoud Essa
Palestinos recogen agua de una casa destruida cerca del campamento de refugiados de Jabalina en Gaza.- REUTERS/Mahmoud

Suelo decir que a nadie se le ocurra invitar a un saharaui a unas lentejas. No porque no nos gusten las lentejas, sino porque las hemos comido -y seguimos comiendo- de manera continua en un campo de refugiados. Recuerdo comer muchas en mi infancia y mientras sigo viendo la dieta precaria de todo mi pueblo, la respuesta del Partido Socialista siempre es la misma: "¡Somos los más solidarios con el pueblo saharaui!". Como si un pueblo rico en recursos naturales necesitara solidaridad. Son, precisamente, frases como esta la que muestran lo lejos que estamos en las instituciones de  la responsabilidad.

El mes pasado, arrancaba el trabajo de las diferentes Comisiones Parlamentarias, grupos de trabajo permanentes en los cuales el trabajo parlamentario se divide en diferentes áreas temáticas para llevar a cabo debates especializados; así, en el caso de la Comisión de Cooperación Internacional para el Desarrollo, se tratan los temas relativos a la cooperación de España con terceros países. El día de la constitución de esta comisión pude escuchar que se hablaba de ella en términos de "esta comisión es bonita". Lejos de personalizar mi crítica en las personas que tienen esta visión romántica de la cooperación, sí quiero rescatar estas palabras como un claro reflejo de la imperante necesidad de una nueva mirada hacia esta comisión y las acciones que suele llevar a cabo.

La verdad es que la cooperación no es en absoluto bonita, ya que su existencia refleja que el mundo, de forma colectiva, ha fracasado en la solución de miles de conflictos donde el diálogo y la política han brillado por su ausencia. Pero, sobre todo, no es bonita porque no es el resultado de un profundo ejercicio que busque la memoria, justicia y reparación. Por el contrario, para los pueblos del sur global, la cooperación responde a una tirita colonial que los países del norte ponen para intentar tapar sus vergüenzas. Es una manera que tienen, en definitiva, de disimular sus responsabilidades históricas. Y ¡ojo!, el objetivo de esta reflexión no es desmerecer la cooperación y su importancia en un contexto tan imprescindible como el que estamos viviendo en la franja de Gaza, en los campos de refugiados saharauis o en el cuerno de África. La pregunta que surge y que parece realmente necesario plantearse en este momento es qué pasa cuando la cooperación se prolonga en el tiempo como para suplir la falta de una solución política.

¿De qué sirve tener una sociedad solidaria con el pueblo palestino mientras nuestro gobierno sigue teniendo relaciones con el estado genocida de Israel? ¿De qué sirve apoyar la UNRWA con 3,5 millones de euros si seguimos con la exportación de munición de España a Israel? La posición de España, aunque se quiere maquillar como una posición valiente, dista mucho de lo que los pueblos oprimidos necesitan, porque dista, precisamente, de escuchar a los pueblos. No se puede defender al pueblo palestino mientras apoyamos a quien lo quiere eliminar.

Y es en situaciones como esta, de acciones contradictorias entre sí, donde se recupera la palabra "cooperación" como la aspirina que aliviará la urgencia humanitaria, mientras da respuesta a las demandas de la sociedad española; una aspirina que solo alivia momentáneamente al pueblo palestino, pero que nos hace sentir mejor a nosotros. Está bien aliviar un síntoma, pero lo que se necesita, de verdad, es tratar la causa: la única solidaridad que necesitan los pueblos oprimidos es la valentía que requiere una solidaridad política real. Y esa posición no trata de erigirse desde el Norte como salvadores del Sur -¡eso jamás!-, sino que debería ser una cuestión de coherencia moral. Serán los propios pueblos quienes batallarán por su libertad, ya que, como en cualquier lucha de base, la revolución siempre la hacen los de abajo, y cada día me reafirmo más en ello. La revolución es del pueblo y la política la debe hacer el pueblo.

Y ahora, probablemente, te preguntarás "¿Qué haces en política?¿Si eres Gobierno?..." Y me gustaría responderte a ellas: Siempre he hecho política, y creo que estar dentro de la institución es un acto de responsabilidad hacia las generaciones pasadas, pero, sobre todo, es una responsabilidad con las futuras. Hace tiempo me di cuenta de que estar en la institución también era resistencia porque disputar este espacio a lo hegemónico también es hacer la revolución. Como decía la frase de Frantz Fanon en Los condenados de la tierra: "Cada generación, dentro de una relativa opacidad, tiene que descubrir su misión, cumplirla o traicionarla." Por ahora sé que esta es mi misión, aunque suponga, demasiado a menudo, un chaparrón de críticas. Y es que yo, lejos de representar la diversidad de este país en el Parlamento, quiero ser el buzón de críticas de todos aquellos que ven en mí un ápice de esperanza para cambiar la institución desde dentro. Esto es algo que asumo con responsabilidad y sin excusa.

¡Ninguna misión es sencilla! ¡Empecemos por dejar de llamar bonita a la cooperación!

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La República Independiente de Sumar https://blogs.publico.es/dominiopublico/59677/la-republica-independiente-de-sumar/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/59677/la-republica-independiente-de-sumar/#respond Sat, 24 Feb 2024 07:12:30 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=59677 Continuar leyendo "La República Independiente de Sumar"]]> El diputado de Sumar Txema Guijarro; la líder de Sumar, Yolanda Díaz; el portavoz de Sumar en el Congreso, Iñigo Errejón y la diputada de Sumar, Aina Vidal, durante una reunión del Grupo Parlamentario Sumar, en el Congreso de los Diputados, a 21 de febrero de 2024, en Madrid (España).- A. Pérez Meca / Europa Press
Txema Guijarro, Yolanda Díaz, Iñigo Errejón y  Aina Vidal, durante una reunión del Grupo Parlamentario Sumar, en el Congreso de los Diputados, a 21 de febrero de 2024, en Madrid (España).- A. Pérez Meca / Europa Press

Ríos de tinta se han escrito en la última semana sobre la izquierda alternativa, su futuro, su (des)organización. El desastroso resultado de Sumar y, sobre todo, de Podemos en las elecciones gallegas fue detonante para tanto análisis. Sin embargo, dos hitos cercanos hacen que el debate sea más acuciante. Ya es oficial, elecciones vascas el 21 de abril. Antes, el 23 de marzo, tendrá lugar la asamblea fundacional de Sumar.

Las elecciones gallegas arrojan vergonzosos números. Sumar no llegó al 2% del voto popular y Podemos tan solo consiguió el 0,26%. Poco más que añadir. Sin embargo, el BNG creció como la espuma, Ana Pontón logró consolidarse como la cara visible de un posible cambio en Galicia y robó votos a las izquierdas, también al PSOE, que obtuvo su peor resultado histórico en este territorio en unas autonómicas. Está de moda, estos días, el ‘ejemplo Pontón’, que no es más que una líder y una organización política trabajando con tiempo y a pico y pala, como si de una carrera de fondo se tratara, un territorio.

El 21 de abril tocan elecciones vascas y, como ya es tradición cada vez que se acercan unos nuevos comicios, a la izquierda alternativa le cae encima, como una losa, el debate sobre la unidad. Sumar ha querido zanjar con premura el debate en Euskadi para evitar que se demore durante un tiempo que no hay, pues la campaña electoral arrancará oficialmente la noche del 4 de abril. Sumar y Podemos concurrirán por separado. La precampaña, sin embargo, ya ha comenzado.

A diferencia de Galicia, en Euskadi, Elkarrekin Podemos (la marca con la que concurrió la izquierda estatal alternativa en 2020) sí que tiene presencia en el Parlamento de Vitoria -seis escaños-. Las encuestas dicen que, de ir por separado, este espacio político (Sumar y Podemos en dos listas) llega a la precampaña reduciendo a la mitad su presencia en escaños. EH Bildu puede aprovechar esta debilidad y presentarse a las elecciones como la única opción de cambio vasca y aglutinar, así, más voto de izquierdas, desfondando a las otras dos candidaturas. La izquierda aberzale tiene la pretensión de ganar las elecciones vascas, de ser la fuerza más votada, y tiene serias opciones de conseguirlo.


La unidad, hoy en día, entre Sumar y Podemos es casi imposible. Esto no tiene nada que ver con que haya alguna diferencia relevante en sendos programas políticos, ni con discrepancias organizativas o estratégicas de gran calado. Las disconformidades entre Sumar y Podemos son de carácter personal, por malas relaciones políticas y personales entre sus dirigentes, las cuales se han trasladado hacia abajo, a las militancias. Hay una decisión tomada en ambos partidos de seguir caminos distintos, la cual se visualizó con claridad el pasado diciembre, cuando los cinco (ahora cuatro) diputados de Podemos abandonaron el Grupo Plurinacional de Sumar para pasarse al Grupo Mixto en el Congreso.

La pugna no terminará hasta las europeas. Podemos se presentará con Irene Montero como cabeza de lista y quieren utilizar estos comicios de circunscripción única en todo el Estado como escenario donde medirse las fuerzas y los apoyos. Tras las europeas, habrá una foto objetiva de cuáles son las fuerzas y los niveles de apoyo en las izquierdas alternativas. En la foto también estarán representados los soberanismos de izquierdas (ERC, EH Bildu, BNG...) que en 2019 concurrieron a las votaciones para el Parlamento Europeo bajo la marca Ahora Repúblicas.

Sin embargo, la primera parte del proceso asambleario de Sumar tendrá lugar antes de las europeas y de las vascas. El 23 de marzo arranca la asamblea fundacional del proyecto de Yolanda Díaz. No es el momento más álgido de esta formación política tras la debacle gallega, pero Sumar viene también de mantener el tipo en las generales del pasado verano, lo que fue imprescindible para la reedición del Gobierno de coalición de izquierdas y frenar un Ejecutivo del PP de Alberto Núñez Feijóo con el Vox del ultra Santiago Abascal que pronosticaban las encuestas. Ahora, Sumar ostenta cinco asientos en el Consejo de Ministros.


Las comparaciones son odiosas, pero en la asamblea de este 23 de marzo será muy difícil no echar la vista atrás un año y recordar el acto de Magariños en el que Díaz dio el paso para ser la candidata en las generales. El ambiente en aquel momento, pese al boicot de Podemos que no acudió al polideportivo madrileño, era de euforia. La expectación fue tremenda. Y, sin embargo, resulta más realista que una organización afronte una asamblea fundacional y sus debates programáticos y organizativos en un clima más sosegado y calmado. Es buen momento para un debate de las izquierdas.

Sumar, si quiere perdurar en el tiempo más allá de la actual coyuntura (vascas, europeas...), tiene que fijarse un horizonte a medio plazo y no tomar decisiones precipitadas por la presión de la proximidad de otros procesos electorales. El nuevo proyecto tendrá que desarrollar una metodología de trabajo republicana, en la que el debate se base en premisas laicas y no en lealtades fanáticas y personalismos, que hable más de ideas y menos de nombres propios... La mejor aportación que pueden hacer los dirigentes que impulsan ahora Sumar es dotar de herramientas a la organización para que esta pueda funcionar cuando estos cuadros iniciales no estén en un futuro. Construir organización, desde abajo hacia arriba y sin acelerones.

El tiempo político que llega es incierto. La ofensiva reaccionaria es brutal a todos los niveles. Las izquierdas han de crear proyectos colectivos que subrayen su principal fortaleza, la gente. Y en los últimos años las dinámicas de algunas formaciones políticas lo que han conseguido, precisamente, es lo contrario, expulsar a la gente de las organizaciones por priorizar el liderazgo de los dirigentes.

El ejemplo de Pontón, el modelo de EH Bildu... Hay ejemplos en los que la izquierda estatal puede fijarse. Las izquierdas soberanistas, por ejemplo. Y, de paso, Sumar debería de decidir cómo quiere relacionarse con estos soberanismos que, visto lo visto, son actores políticos que cada vez toman más fuerza y vienen para quedarse. Sumar ya colabora con algunas fuerzas territoriales, como Compromís, Más Madrid, Chunta Aragonesista o MÉS. La lógica nos hace pensar en que es necesario un acercamiento a EH Bildu, BNG y ERC, un escenario de trabajo compartido entre fuerzas republicanas que tienen mucho más en común que ser meras adversarias electorales. Valores republicanos para la República Independiente de Sumar.

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Los ricos también violan https://blogs.publico.es/dominiopublico/59623/los-ricos-tambien-violan/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/59623/los-ricos-tambien-violan/#respond Thu, 22 Feb 2024 21:45:56 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=59623 Continuar leyendo "Los ricos también violan"]]> Hay desconcierto con la sentencia dictada contra el futbolista Dani Alves. Sin duda, es un éxito indiscutible de la llamada ley del solo sí es sí: antes de esta norma, ni protocolos en la discoteca Sutton de Barcelona ni asistencia inmediata a la víctima ni credibilidad alguna a su testimonio por el hecho de ser el deportista quién es: un astro del fútbol mundialmente famoso, podrido de dinero y "sin necesidad de violar a nadie o de irse de putas porque las mujeres se le echan encima". ¿Os suena el argumento, mujeres?

La sentencia de cuatro años y medio de cárcel contra Dani Alves es un éxito, aunque la condena sea discutible y discutida; chirrían, por ejemplo, a bote pronto y sin entrar en el fondo jurídico, los 150.000 euros entregados a la víctima antes del juicio con "voluntad reparadora", ya que otro violador menos pudiente no habría tenido esa posibilidad de pagar previamente sí o sí. Parece que sigue habiendo violadores de primera y de segunda. También se puede entrar en los mínimos o los máximos de la ley que podrían haberse aplicado al futbolista, que dependen de la interpretación de los tribunales y siempre son valorables.

Lo importante, no obstante, es el contenido de la sentencia, inédita, que supone un antes y un después en la judicialización de las agresiones sexuales en base al consentimiento, como centro de la relación. En definitiva -y seguro que casi todas vosotras habéis pasado por esto-, una puede decidir desde el principio el grado de la relación que quiere en plenas facultades -no vale un coma etílico, cuando dices básicamente nada- o irlo decidiendo por el camino o cambiar de opinión en el ídem o hacer lo que te dé la gana, porque el hombre está obligado a respetarlo y si no lo hace, es un delito. Es la igualdad de trato. Se acabaron las calientapollas, llega el consentimiento cuando yo decido, si lo hago. Me da igual quién seas.

La sentencia contra Alves, además, y pese a los 150.000 euros de compensación (calderilla para este violador) supone, además, saltar otro de los grandes obstáculos para las víctimas de agresión sexual: el poder, la fama, la popularidad, el dinero, la influencia, ... del agresor. ¿Cuántas mujeres han sido, habéis sido, hemos sido, víctimas de violación, en el mejor de los casos, sin ser muy conscientes de lo que había pasado y, en el peor, siendo conscientes del crimen pero también de que denunciarlo va a ser peor que la agresión en sí misma por el poder del sujeto? Pregunten a Nevenka Fernández o a la víctima de La Manada de Pamplona por la (re)violencia contra ellas, ejercida socialmente de forma salvaje por denunciar que no habían dado su consentimiento a los agresores. Gracias a ellas y a otras que hablaron, estamos aquí; demasiadas mujeres aún lloran en silencio por las noches rellenas de ansiolíticos y antidepresivos hasta la raíz del pelo, y en el mejor de los casos, para intentar olvidar y seguir adelante. Hubo quien no pudo contarlo y hay que preguntarse también, aparte de leyes y protocolos, por qué sintieron que nadie las iba a apoyar. Y es que sigue pasando.

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https://blogs.publico.es/dominiopublico/59623/los-ricos-tambien-violan/feed/ 0 Ana Pardo de Vera,dani alves,solo sí es sí,violación
Ayuso vende https://blogs.publico.es/dominiopublico/59601/ayuso-vende/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/59601/ayuso-vende/#respond Thu, 22 Feb 2024 05:03:37 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=59601 Continuar leyendo "Ayuso vende"]]> La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, antes de recibir al equipo, directiva y cuerpo técnico del Real Madrid, en la Real Casa de Correos, tras ganar la Copa del Rey de Baloncesto. EUROPA PRESS/Diego Radamés
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, antes de recibir al equipo, directiva y cuerpo técnico del Real Madrid, en la Real Casa de Correos, tras ganar la Copa del Rey de Baloncesto. EUROPA PRESS/Diego Radamés

Hace unos años, cayó en mis manos un libro de Risto Mejide que hablaba de mercadotecnia y recomendaba algunos trucos publicitarios poco ortodoxos. El título no solo no engaña sino que además sintetiza toda una actitud vital y una estrategia de ventas: Annoyomics: El arte de molestar para ganar dinero. En inglés, annoy significa irritar, enojar, de modo que el neologismo Annoyomics viene a definir una nueva economía basada en la ofensa. Estamos en 2012, las redes sociales eclosionan y los medios de comunicación tradicionales dejan de ser el escaparate exclusivo de las marcas. ¿Cómo sobrevivir entre tanto ruido? Levantando la voz con desparpajo.

Al examinar la trayectoria de Mejide, uno nunca sabe dónde termina la persona y dónde empieza el personaje. No importa. Lo relevante aquí es que un publicista de Barcelona, buen conocedor de la psicología de masas, diseñó su propia máscara y despuntó en el hábitat televisivo con una conducta calculadamente aborrecible. El tipo desafiante y lenguaraz que humillaba a aspirantes veinteañeros en talent shows de máxima audiencia no estaba improvisando sino que contaba con su propio marco teórico. Mejide hace suya la máxima del cineasta y dramaturgo Neil LaBute. "Prefiero una audiencia disgustada a una desinteresada".

El libro es pródigo en ejemplos. Calvin Klein rueda un anuncio tan provocador que las cadenas estadounidenses no se atreven a emitirlo: las imágenes se viralizan y la campaña resulta más barata y eficaz de lo esperado. Benetton difunde un fotomontaje en el que el Papa Benedicto XVI besa a un clérigo musulmán: el Vaticano acude a los tribunales y el morreo intercultural recorre Internet de punta a punta. En una vieja entrevista con Fast Company, el creativo Alex Bogusky menciona los escándalos de Paris Hilton como ejemplo e inspiración para los publicistas. "Si no polarizas, no representas a nadie y tu marca no es poderosa".

En las democracias liberales, el debate social se dirime cada vez más en términos de mercado. El votante tiene algo de cliente ocasional. De una forma sutil o palmaria, los partidos ofrecen su género en todos los muestrarios periodísticos mientras los candidatos miran de reojo a la demoscopia, tratan de satisfacer a sus feligreses más acérrimos y modulan los discursos en busca de nuevas fidelidades. Sin embargo, nunca va a llover a gusto de todos. La política es de naturaleza dialéctica y se funda en el arte de construir un ellos y un nosotros. Hay que saber elegir las peleas y dibujar el terreno de juego más propicio con dos campos adversarios.

El pasado mes de diciembre, FundéuRAE eligió polarización como palabra del año 2023. Polarizar significa "orientar en dos direcciones contrapuestas", es decir, cerrar el camino a los matices. El mito del centro se disuelve. Las lealtades partidarias no se forman tanto mediante la verificación de argumentos como mediante las adhesiones identitarias. Se nos invita a votar a la contra, militar a la contra, combatir amenazas reales o imaginarias que nos acechan desde todos los telediarios, ETA, Venezuela, Putin, los okupas, Puigdemont, los anarquistas italianos, los menores no acompañados, el sursuncorda.

En las últimas fechas, entre el rumor de sables de la campaña gallega, Isabel Díaz Ayuso ha arreciado el tono habitual de sus palabras con apelaciones desquiciadas al terrorismo, el comunismo y la amnistía. Cuando la presidentísima justifica la denegación de auxilio hospitalario a los ancianos de las residencias de Madrid, lo atribuimos a una suerte de psicopatía. Cuando celebra "la Bahía de Vigo" y los "montes de eucaliptos", lo atribuimos a la incultura geográfica y ambiental. Y es verdad que la ausencia de empatía y los lapsus verbales no son ajenos a la política, pero habrá que evaluar cuánto hay aquí de espontaneidad y cuánto de estrategia.

Hasta ahora, el método ha arrojado unos dividendos electorales envidiables. Ayuso llegó a la presidencia del Gobierno de Madrid en 2019 y no ha dejado de crecer en escaños desde entonces. Primero se merendó a Ciudadanos. Después dejó a Vox en una posición subalterna. La receta comunicativa de Miguel Ángel Rodríguez pasa por la notoriedad, los titulares estrepitosos y una pose de chulapa sin remilgos dispuesta a pegarse con medio barrio. Los analistas coinciden en que la apuesta es aventurada, pero los riesgos siempre resultan más livianos cuando tienes a todo un ejército mediático abrillantando tu nombre y arruinando reputaciones ajenas.

Lo cierto es que la realidad ha dejado de ser importante. Hay mentiras políticas que nos parecen tolerables siempre y cuando concuerden con nuestros sesgos. A menudo, nos adherimos a unas siglas o a un líder político igual que profesamos una religión o veneramos a un profeta. Los lemas más insensatos, las acusaciones más inverosímiles, se vuelven verdaderas por la mera fuerza de la repetición y ya no importa lo mucho que refutemos un embuste con datos fehacientes porque siempre habrá multitudes dispuestas a participar en alguna forma de alucinación colectiva.  No pedimos razones ni verdades sino un sentimiento de orgullo o de consuelo.

Las mañas de Ayuso encajan con el manual de Steve Bannon, los exabruptos de Donald Trump, los griteríos de Javier Milei o las peroratas triunfalistas de Marine Le Pen y Giorgia Meloni. A todos ellos, parientes estrechos de las élites, les ha bastado ajustar el vocabulario y presentarse como portavoces de los olvidados, los indignados, los insatisfechos. Madrid, la comunidad agraviada por los nacionalistas provincianos. Madrid, la despojada. Madrid, la incomprendida. Molestar vende, dice Risto Mejide, pero también vende ofenderse, rasgarse las vestiduras, presentarse como una lastimosa y perpetua víctima de otros.

Ofensores y ofendidos se alimentan en un juego recíproco. Cada vez que Ayuso desbarra, nos enfrentamos a un dilema: guardar silencio ante lo que nos parece imperdonable o elevar también nosotros la voz y convertirnos en la gasolina del incendio. ¿Qué sería de Ayuso sin nuestra publicidad permanente y gratuita? A veces, ignorar las provocaciones puede constituir un acto de civismo. La ofensa explícita, al fin y al cabo, no suele ser otra cosa que una táctica comercial. Un trámite burocrático. A algunos alborotadores les viene al dedo aquello que decía Eduardo Galeano de los tiranos. "No son monstruos extraordinarios. No vamos a regalarles esa grandeza".

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El PSOE, del "guiso" al hecho https://blogs.publico.es/dominiopublico/59572/el-psoe-del-guiso-al-hecho/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/59572/el-psoe-del-guiso-al-hecho/#respond Wed, 21 Feb 2024 05:59:18 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=59572 alt --> La derrota del PSdeG-PSOE en Galicia sigue coleando: el presidente del Gobierno cree que hay un problema de liderazgos autonómicos en el partido que lidera cuando pierden el poder; es cierto, y como se le advirtió desde su propio partido, empeñarse en hacer de José Ramón Gómez Besteiro el candidato a la Presidencia de la … Continuar leyendo "El PSOE, del "guiso" al hecho"]]> La derrota del PSdeG-PSOE en Galicia sigue coleando: el presidente del Gobierno cree que hay un problema de liderazgos autonómicos en el partido que lidera cuando pierden el poder; es cierto, y como se le advirtió desde su propio partido, empeñarse en hacer de José Ramón Gómez Besteiro el candidato a la Presidencia de la Xunta pocos meses antes de las elecciones del 18-F era asumir un riesgo grande, teniendo en cuenta, sobre todo, que en 15 años de mayorías absolutas del PP, el PSdeG lleva cuatro candidatos.

En Galicia, los socialistas gobiernan A Coruña, Lugo y Vigo; el BNG, Pontevedra y Santiago de Compostela. Ourense está en manos de Democracia Ourensana (DO), el PP no gobierna ninguna capital de provincia ni las dos principales ciudades. Las alcadesas y alcaldes socialistas son líderes municipales consolidados, en mayor o menor medida. En Lugo, Lara Méndez fue sustituida en la alcaldía por Paula Alvarellos para que Méndez fuera de número 2 de Besteiro por Lugo. El líder del PSdeG fue presidente de la Diputación de Lugo, es decir: hay liderazgo municipal, pero los resultados de los socialistas en esta provincia han sido nefastos, muy por detrás del PP y el BNG. Otro ejemplo: en Vigo, donde el liderazgo de Abel Caballero es como un percebe a una roca, ganó el Bloque.

Efectivamente, hay un problema de liderazgos autonómicos en el PSOE y en Galicia tiene mucho que ver con las peleas internas; cuatro líderes en 13 años de mayoría absoluta en la Xunta de Alberto Núñez Feijóo -y dos años de Alfonso Rueda, que emerge ahora como líder legitimado por la mayoría absoluta-: Pachi Vázquez, Besteiro durante tres años -el propio Pedro Sánchez le obligó a dimitir cuando fue imputado-, Gonzalo Caballero y Besteiro de nuevo -recuperado por Sánchez tras cerrarse su causa judicial-.  Ana Pontón lleva desde 2016 liderando un BNG sin fisuras que obtuvo ese año 6 escaños en las elecciones autonómicas; hoy tiene 25.

Emiliano García-Page gobierna Castilla-La Mancha desde 2015, cuando accedió gracias a un pacto con un Podemos inexistente ya que le permitió presidir la Junta pese a la victoria de Dolores de Cospedal (PP), que solo gobernó una legislatura. Page lleva más tiempo que Pontón siendo líder indiscutible e indiscutido del PSOE castellano-manchego y en CLM, los socialistas no tienen competencia a la izquierda, aunque el PP sí comparte la (ultra)derecha con un Vox con cuatro escaños. Desde que CLM es una Autonomía (1982), el PP solo ha gobernado cuatro años, tres menos que el PSdeG en Galicia, aunque la comparación entre una comunidad y otra ni se sostiene (o sí).


García-Page se ha alegrado de que Besteiro no cogobierne siquiera en Galicia con el BNG -un partido que, según el presidente de CLM, "odia" a España-, algo que le han afeado sus compañeros del PSOE, empezando por la vicepresidenta y número dos del partido María Jesús Montero. Según Page, la derrota en Galicia debe de hacer reflexionar al PSOE sobre su relación con los independentistas, que, por otro lado, permiten a Pedro Sánchez tener el Poder Ejecutivo. "No vamos a engañarnos, la realidad es que el producto era regional, pero el guiso era nacional", metaforizó el líder castellano-manchego.

La reflexión de Page, que el PP ha cogido al vuelo para su durísima oposición al Gobierno PSOE-Sumar y aunque dé la impresión de que Feijóo empieza a recular en su veto histérico al nacionalismo, es compartida, no obstante, por otros socialistas, así como por analistas políticos de distintas medios progresistas a los que hemos podido leer o escuchar estos días: la relación pactista del PSOE con los nacionalismos, independentistas o no, le estaría haciendo perder terreno autonómico. El caso gallego es un ejemplo de manual, concluyen las argumentaciones sin llegar al rechazo explícito de García-Page de preferir que se pierda Galicia a pactar con el BNG.

El caso es que los críticos señalan a Sánchez por pactar con Bildu, PNV, ERC, Junts y BNG para ser investido presidente y lo culpan de perder votos que pasan a los nacionalistas por sus cesiones, cuando el problema de Sánchez y Ferraz es empeñarse en digitalizar los liderazgos autonómicos, ni más ni menos. ¡Claro que Feijóo nombró a Rueda a dedo, pero es que Feijóo gobernó Galicia 13 años! Dicen los críticos que es el PSOE el que ha cambiado radicalizándose en su plurinacionalidad y eso está pasando factura al partido en los territorios, como si los socialistas -y el PP- no hubieran negociado y pactado nunca con los partidos soberanistas a lo largo de la democracia postfranquista. Page -y quienes piensan como él- aprovechan la debacle gallega del PSdeG con un candidato apadrinado por Sánchez directamente (uno más) para cargar contra los partidos nacionalistas, pese a que gracias a ellos, el PSOE gobierna España y cogobierna Navarra y Euskadi, como en su día cogobernó Catalunya, el País Valencià y hasta la propia Galicia.


El PSOE se habría radicalizado, advierten esos críticos internos, y en el partido cunde la preocupación y se le hacen los coros a la (ultra)derecha atacando a Puigdemont, primero, y a todos los demás nacionalistas después, así como a Sánchez por pactar con ellos. Nadie se plantea la cuestión inversa, que viene avalada además, por el liderazgo actual del PSC en Catalunya, aunque no gobierne la Generalitat, y por los resultados en las generales, tanto en la citada Catalunya, como en Galicia o Euskadi. ¿Y si son los nacionalismos vascos de PNV y Bildu, el gallego de BNG o incluso, los catalanes de Junts y ERC los que han ido cambiando y entrando en el terreno más federalista del PSOE en la práctica, particularmente los de izquierdas, porque les es más rentable en votos, y a los últimos resultados electorales me refiero? ¿Cuántas veces han oído hablar a Pontón de la independencia en Galicia durante la última campaña para el 18-F? ¿Y cuántas creen que la oirán mencionar a Bildu en Euskadi?

Precisamente, donde los nacionalismos son abiertamente independentistas y piden un referéndum de autodeterminación una y otra vez, aunque cada vez menos; donde iniciaron un procés de independencia hoy finiquitado y al que el PSOE trata de dar un carpetazo más democrático que el que le dio el PP -con el apoyo del mismo PSOE-, a golpe de estopa y togas ... Precisamente en Catalunya es donde los socialistas lideran y tienen más posibilidades de obtener la Presidencia en los dos comicios autonómicos que quedan en un año, los vascos (¿21 de abril?) y los catalanes.

El PSOE tiene un problema de liderazgos autonómicos, agotados el valenciano de Ximo Puig, el andaluz del chavismo (de Manuel Chaves) o el extremeño de Guillermo Fernández Vara. Pero ni Galicia ni Castilla-La Mancha resisten la comparación con esos territorios ni ninguno entre sí, sino que es el partido en cada Comunidad Autónoma (no en Ferraz) donde debe analizar, por un lado y sin-fi-su-ras, el relevo de estos líderes y, por otro, la diferenciación con los programas nacionalistas de izquierda, sobre todo, porque si se analizan bien (un decir siempre), ya son bastantes y de fondo. Y aquí sí entraría Ferraz con su proyecto de país, que se dice socialdemócrata y federal, plurinacional y diverso, europeísta, y donde la gestión de la diversidad estatal y las diferencias e, incluso, de las contradicciones entre territorios, así como de éstos con el Gobierno de España, impida a la (ultra)derecha y a algunos de sus coros socialistas identificar la pérdida de elecciones autonómicas con las necesarias negociaciones y el respeto democrático al nacionalismo/independentismo, ése al que hasta hace unas horas, el PP y Vox querían ilegalizar. Ahora solo quiere Vox, y no por casualidad tras una quinta mayoría absoluta de Feijóo y Rueda en Galicia. Verán.


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Galicia: spring is coming https://blogs.publico.es/dominiopublico/59559/galicia-spring-is-coming/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/59559/galicia-spring-is-coming/#respond Mon, 19 Feb 2024 17:00:31 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=59559 Continuar leyendo "Galicia: spring is coming"]]>  

Ana Pontón. EFE/Xoán Rey
Ana Pontón. EFE/Xoán Rey

De haber sucedido un cambio político en Galicia, habría titulado esta pieza The Queen in the North. Soy fan de Juego de Tronos y que encuentro en Ana Pontón un parecido más que notable con Sansa Stark. Pero el domingo de piñata pasó y nada cambió. O sí.

El Partido Popular de Galicia adelantó estas elecciones e hizo coincidir la campaña con el entroido por varios motivos. Una campaña de bajo perfil en días de jolgorio callejero y ninguna gana de crispación, conversaciones serias o trascendentales. Verbenas, comilonas, desfiles y alegría. Probablemente se esperaba baja participación electoral pero, sobre todo, se buscaba dar la imagen de que las elecciones del 18F eran solo un trámite porque ¡Galicia funciona! ¡Galicia es una fiesta! Con parte de las fuerzas alternativas (salvo el BNG con Pontón y Democracia Ourensana con quien Jácome quisiera) sin candidatura clara. Besteiro se veía venir pero no se postulaba. En Sumar, la propia Marta Lois descartaba ser candidata.

La convocatoria vino precedida y fue acompañada de una serie de programas de televisión (TVG es la cadena de televisión más vista en Galicia, la única que emite en gallego, tanto en informativos como en entretenimiento) que encuadraban al candidato popular en este marco festivo y feliz. Rueda el motero tomando cañas, bailando despreocupado "El Meneíto" en prime time en Landrober, caracterizado de batería de una banda pop, de gancho para una petición de mano. Siempre el candidato sonriente y campechano. Esta fase culmina con el video del autobús. Una forma de integrar los temas de la agenda española del partido en el tono carnavalero: Rueda conduce un autobús al que se va subiendo "su" gente, pasa por un puesto de "fruta", no deja subir a un señor de gafas que se parece a Puigdemont, y todo con sonrisas y guiños.

Esta era la parte circo del "panem et circenses" que les funciona desde Fraga. La parte pan, también televisada, consistió en una retahíla de anuncios y compromisos del gobierno en funciones de la Xunta, unos rechazados repetidamente por la mayoría absoluta del PPdG en el Parlamento de Galicia, otros de dudosa actualidad o legalidad. Matrículas universitarias gratuitas, construcción de vivienda social, complemento de pensiones, bonos para viajar o comprar material deportivo  y, en los últimos días de la campaña, SMS a los móviles particulares con ayudas a las mariscadoras y aumento de salario al personal sanitario.

El incidente de los "pellets" interfirió en esta campaña verbenera. Hay un problema y la Xunta queda en evidencia. La pelea entre PP y PSOE sobre quién tiene la responsabilidad deja un espacio mediático al BNG inesperado y Ana Pontón se cuela en las casas a través de las cadenas generalistas españolas. Y dice cosas muy razonables sin enfadarse. Un peligro para la campaña: está pasando algo que puede ser grave, la Xunta lo oculta, mienten para que parezca que se ocupan del tema y es la gente, con sus manos, quien lo está resolviendo. El recuerdo de Nunca Máis aparece en campaña y con él se hacen visibles otras demandas que están vivas en la sociedad gallega a pesar de su escasa presencia en los medios de más audiencia y lectura. El primer barómetro del CIS preelectoral declara que en Galicia lo que preocupa son las cosas de comer: empleo, sanidad, educación. Pero los titulares siguen con los lemas que vienen de Madrid.

Hay que tener en cuenta que el sistema mediático gallego es peculiar. El viernes anterior al 18F se cumplieron 300 venres negros de la plataforma Defende a Galega, formada por profesionales de la cadena pública que denuncian la falta de rigor informativo, respeto profesional, y el incumplimiento continuado de la ley por parte de la corporación. El seguimiento de esta campaña de 2024 por la CRTVG será, seguro, objeto de estudio. Unos días antes de la campaña hubo, además, un reparto de "pan" de más de 700.000€ entre algunos medios privados gallegos y madrileños. Tradicionalmente, esta realidad ha conducido a una diáspora de parte importante de la profesión, pero en esta campaña ha emergido con fuerza y gracias a las redes sociales, junto a cabeceras gallegas en gallego ya consolidadas y con voz propia aunque minoritarias, una generación de jóvenes periodistas que se niegan a marcharse y a callarse. Que han aportado frescura, rigor y retranca a estos días y tendrán sin duda un papel importante en los próximos años.

El único debate electoral al que Rueda acudió, supuso un punto de inflexión en la campaña. No creo que se decidiera ahí su ausencia en otros debates, que enlaza más con la imagen de que los líos son de los otros, presente desde el principio. Perdió, es verdad, minutos de televisión, tan valiosos para quien no los tiene. Pero si algo le sobra a Rueda, son minutos de televisión, de entrevistas-masaje, de publirreportajes en tiempo de informativos. ¿Que el resto quiere aparecer peleando en pantalla? ¡Campo libre! No es cobardía no ir, es cálculo. Pontón y Besteiro entendieron el mensaje e intentaron dar otra imagen, presentar un ticket electoral alternativo. El ticket quedó claro, la alternativa, sin oponente presente, quedó atada a la imaginación del público asistente. ¿Alternativa a que?

Lo que cambió después del debate fue la visión pública de la fortaleza de Pontón como retadora. Un nuevo hilo argumental se añade a la campaña del PP: hay que parar al BNG. Como en 2005 y 2009 aquí vale todo. Terrorismo, yihadismo, familia, aspecto físico. Todo. Tenían razón en preocuparse y seguramente algún fruto dio la táctica. Pero no estamos en 2005 ni en 2009. El argumento del miedo, el que viene el lobo de toda la vida, ya sabemos que funciona solo temporalmente. Resistieron en el bloque estos ataques con humor y retranca: estamos en carnaval.

Rueda y Pontón tienen algo en común. Vienen de la cantera. No son fichajes estrella que firman por la pasta y marchan en seguida si las cosas van mal. Se han bregado en batallas internas y campañas difíciles. Están a las duras y a las maduras. Un valor importante para pedir la confianza de la gente. Besteiro realmente también lo es. Por eso resulta incomprensible que en lugar de mostrarse "canteirán" y besar el escudo del equipo de tus amores, encarnase en campaña el rol de delegado del gobierno amigo, como un jugador cedido temporalmente, pero que cuenta con volver al equipo de Madrid, que es donde se gana la pasta. Ni siquiera dejó su acta en el Congreso. Renunció a ser Lucas Pérez y convertirse en héroe. Ya sé que eso no garantiza los resultados, soy del Dépor, pero te da el amor incondicional de la afición. Parece que se quedará en el Parlamento Gallego con su frugal equipo de 9 a picar piedra. La socialdemocracia unionista en Galicia tiene un espacio mayor que el que se refleja en el resultado del 18F y que ha mostrado su enfado quedándose en casa o votando a otras siglas. Sin duda en parte al BNG, pero también al partido de Jácome, que no le restó un solo voto en Ourense al PP (que ya no es de Baltar). La que si dejó su acta en Madrid fue Lois, aunque después de haber dicho que no sería candidata y verse forzada a desdecirse ante la falta de opciones de su partido, más cuando fracasa la lista con Podemos, que deciden suicidarse con un post de su líder pidiendo el voto para el BNG.

La paz interna y tener al partido de tu parte es crucial para una campaña y seguro que la agenda estatal ha dificultado la unidad interna del PSDG, que tiene aún pendientes de resolver crisis internas acumuladas. Pontón utilizó la campaña para mostrar a la opinión pública un proceso de acumulación ejemplar: los hijos pródigos vuelven a casa y los recibimos con una fiesta, sin agravios, ni perdones ni rencores. Ella es la madre que comprende, acepta y abraza. Beiras, Camilo, Quintana, Noriega, la familia reunida es una imagen muy potente en el país de la diáspora. Amio queda muy lejos. Para la mayoría de militantes de este rejuvenecido BNG es una historia del pasado. Quizás por eso ha sido posible la reconciliación. Quizás un varón no habría tenido tanto éxito en el intento. El BNG, como Galicia, es en el fondo un matriarcado. Otro tópico a revisar.

Se han resuelto las preguntas que la democracia nos planteó este 18F a la ciudadanía gallega. Nos ha convencido la Galicia que ofrece Rueda, esta mezcla carnavalera de pan y circo que convive con la lenta inanición del país. Le dejamos conducir el autobús otros cuatro años. Ya es el titular del asiento que ocupaba interino. Tiene muchas promesas que cumplir y quizás cuenta el presidente con que no tengamos memoria suficiente o incluso intención de recordárselas.

Aunque la intensidad de la campaña nos lleve a pensar que el 18F escogíamos entre el paraíso y el apocalipsis, el lunes volvemos al trabajo y a la rutina como si nada. Para la población gallega, los de VOX siguen siendo marcianos. La pantomima torrentista de Democracia Ourensana tendrá un asiento, irrelevante para la gobernanza, pero un valioso altavoz para su localismo friki. SUMAR y PODEMOS se llevan justo lo que plantaron tarde, mal y arrastras: paracaidistas sin paracaídas, marketing sin producto.

¿Y la alternativa, qué? El PSDG con un resultado peor que el peor imaginado está en un brete complicado. Si hacen lo siempre, echará la culpa al candidato y buscará un relevo que empiece de cero o, peor aún, esperarán cuatro años templando gaitas y sin liderazgo para repetir el error. Pero pueden intentar otra cosa. Y a lo mejor funciona.

Pontón y el BNG tienen la mayor representación de su historia. Un triunfo velado porque su primer objetivo era gobernar. Pero un triunfo que nos ha hecho ver que no es imposible, que estamos a las puertas, que hay que seguir por este camino. Ella tiene la fuerza que da una vida política de sacrificio y responsabilidad. Tiene la confianza de un partido más fuerte y unido que nunca. Tiene en sus manos nuestra esperanza.

El largo invierno gallego, que dura ya quince años, se va a prolongar otros cuatro, pero asoma la primavera.

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Centrifugadora gallega https://blogs.publico.es/dominiopublico/59506/centrifugadora-gallega/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/59506/centrifugadora-gallega/#respond Mon, 19 Feb 2024 06:30:38 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=59506 Continuar leyendo "Centrifugadora gallega"]]>  

Centrifugadora gallega
Isabel Faraldo, candidata de Podemos. EFE/Kiko Delgado

Galicia celebró en el día de ayer unas elecciones que ensayaban los intrincados conflictos que atraviesan la política en la mayor parte del Estado, por simplificar mucho: rural vs. urbano, progresismo vs. conservadurismo, populismo vs. institucionalidad e independentismo vs. nacionalismo español. La Galicia interior medía fuerzas con la Galicia atlántica mientras que el rural, que aplazó las protestas que sí se han vivido en las semanas anteriores en el resto de España y que tiene intereses marcadamente diferentes a los de las capitales de provincia, le enmendó la plana a quienes fiaban a una alta participación en las ciudades un mejor resultado de las izquierdas.

Todos y cada uno de estos dilemas se activaron en una jornada electoral en la que no solo estaba en juego el Gobierno de la autonomía, el PP testaba también su pegada política después del via crucis vivido por su candidato nacional, Alberto Núñez Feijóo, quien, a pesar de ganar las elecciones generales de julio, no obtuvo los apoyos necesarios para formar gobierno. Los resultados de Galicia respaldan a Feijóo en unas elecciones en las que no era el candidato, a pesar de parecerlo, dado que Rueda estuvo desaparecido en los debates mientras que él atraía el foco mediático en la campaña de la autonomía que gobernó durante tres legislaturas completas.

El mal resultado del PSOE, que ha perdido alrededor de un tercio de los votos que obtuvo en las anteriores autonómicas de julio de 2020, es una llamada considerable de atención a Pedro Sánchez, que se implicó de manera muy intensa en la campaña, acompañando a un candidato, José Ramón Gómez Besteiro, de su elección personal.

Por su parte, Yolanda Díaz fracasó estrepitosamente en una estrategia que se basó, también, en una apuesta personal con la que la lideresa de Sumar asumió un riesgo importante con consecuencias muy negativas. Concurrir al margen de Podemos y hacerlo con una candidata -Marta Lois- que, aún siendo gallega como la vicepresidenta, fue designada en Madrid, no ha dado buenos resultados. Antes al contrario, el liderazgo de Díaz queda debilitado y el proyecto Sumar, en proceso de conformación como partido político, asociado a un fracaso electoral que trae consigo augurios muy malos.

La cuestión ahora es en qué medida estos resultados en Galicia marcan una tendencia que puede tener algún tipo de continuidad en las elecciones de Euskadi, que se celebrarán previsiblemente a finales de abril y en las europeas de junio. Si la tendencia es, como ha ocurrido en Galicia, a penalizar a los partidos del Gobierno de coalición, si los sucesivos comicios actúan como una centrifugadora de las fuerzas que lo integran disminuyendo o incluso pulverizando sus energías, entonces Sánchez y el progresismo en general tienen un serio problema.

La ley de amnistía y sus vicisitudes, en conjunción con la estrategia de oposición seguida por el PP, consistente en extremar su discurso y en confrontar con el gobierno en todos y cada uno de los frentes posibles, desde el judicial hasta el territorial, puede estar dando frutos. El Gobierno de coalición sangra por la herida de la amnistía y en Galicia, al menos, lo ha hecho a borbotones.

Las lágrimas de la candidata de Podemos, Isabel Faraldo y las de Ana Pontón, del BNG, que se vio cerca de la presidencia de la Xunta, no serán las últimas en derramarse si las formaciones a la izquierda del PSOE no logran articular candidaturas conjuntas en adelante, en los territorios del Estado y a escala nacional.

La izquierda no puede fiar la obtención y consolidación de apoyos en el futuro a la gestión de un gobierno que, más de seis meses después de su formación, continúa sin volar tan alto como le gustaría, atrapado como está en negociaciones con compañeros poco fiables de viaje y en el marco mediático de unas derechas determinadas a apalancar su llegada al poder en una crisis sistémica cuyos vientos, en España como en muchos otros lugares de Europa, soplan cada vez más a su favor.

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Galicia, sitio distinto https://blogs.publico.es/dominiopublico/59511/galicia-sitio-distinto/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/59511/galicia-sitio-distinto/#respond Mon, 19 Feb 2024 05:59:57 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=59511 alt --> Entiendo que desde fuera de Galicia no se comprenda bien que, tras la última campaña del PP, pésima desde la óptica española, y la del BNG, magnífica desde la ídem, el Partido Popular gallego de Alberto Núñez Feijóo ... perdón, de Alfonso Rueda, haya conseguido mantener la mayoría absoluta. Tres cuestiones marcaron la campaña del … Continuar leyendo "Galicia, sitio distinto"]]> Galicia, sitio distinto

Entiendo que desde fuera de Galicia no se comprenda bien que, tras la última campaña del PP, pésima desde la óptica española, y la del BNG, magnífica desde la ídem, el Partido Popular gallego de Alberto Núñez Feijóo ... perdón, de Alfonso Rueda, haya conseguido mantener la mayoría absoluta. Tres cuestiones marcaron la campaña del PP para mal -e insisto en la óptica no-gallega-: la ocultación de Rueda como candidato, la voluntaria percepción de que éste seguía siendo Feijóo, el giro de timón a media campaña con la relación con los independentistas catalanes (indultos o amnistía a Puigdemont ya no son merda) y el desembarco de Isabel Díaz Ayuso con sus románticos paseos bajos los eucaliptos gallegos, que no debe de saber ella que son uno de los acelerantes de los cada vez más virulentos incendios en Galicia.

Partimos, pues, del hecho de que Feijóo y su equipo han dirigido la campaña gallega exactamente en el sentido contrario a cuando él era candidato en teoría y práctica. Y lo han hecho, primero, convocando las elecciones para este domingo 18-F en un momento de gran debilidad del PSOE por sus negociaciones con Junts, es decir, en clave estatal. Y han seguido en esa estrategia estatal incomprensible con respecto a elecciones anteriores -que eran en clave gallega- porque la fortaleza del BNG de Ana Pontón, efectivamente, preocupaba y mucho en Génova: "Si hablamos de Galicia, nos estrellamos". Y eso es lo que esperábamos gallegos y gallegas de todos los/as candidatas. Las preocupaciones, sobre todo, de las nuevas generaciones en Galicia pasan por la sanidad, el desempleo, el estrangulamiento del sector pesquero y agroalimentario o el propio Gobierno de la Xunta: preocupaciones de futuro en una tierra muy envejecida. Este es el balance tras 15 años de PP con mayoría absoluta, así que de eso, el PP no comenta, incluso huye.

No convenía a Feijóo-Rueda, pues, hablar de Galicia y, además, había que esconder a un candidato "sin glamour", como le piropeó -o eso creía- uno de los dirigentes del PP de Galicia. ¿Y los debates electorales? Uno y gracias, en su controladísima TVG y como quien va a la rueda de la tortura. Lo dicen los manuales del político en el poder: si no suma, no vayas. Y Rueda no fue a ningún debate electoral más, ni al de RTVE con el candidato del PSdeG, José Ramón Besteiro, y la del BNG, ni al de la Cadena Ser, un cara a cara con Pontón, líder de la oposición gallega.


Feijóo solo arriesgó un poco con la voladura controlada que hizo filtrando a 16 periodistas, durante una cena en Lugo, el contenido de los contactos del PP con Junts, puesto que Puigdemont había amenazado horas antes con cantar la Traviata al respecto de este asunto. ¿Qué repercusión tuvo el tema entre el Bierzo hacia el Atlántico? Ninguna, pese a los rasgados de vestiduras de la M-30 para adentro, que pensaron que Galicia se iba al carallo porque el PP dejaría de gobernarla y entraría Bildugá. Pero si mi tierra tiene una peculiaridad, y lo expliqué aquí en otras ocasiones, es que derecha e izquierda son galleguistas -por eso Vox no tiene representación ni pagando y eso nos llena de orgullo y satisfacción- y ni la cuestión catalana ni la vasca influyen en el electorado conservador del ámbito rural, el inamovible del PP. Ese voto sigue siendo conservador y tiene que ver con el envejecimiento de la Galicia interior y la implantación de una televisión pública hecha a medida del PP y su martilleo incesante (hay que estar allí para ver hasta dónde llega la manipulación mediática en la Galicia rural, no pueden ni imaginarlo).

Alfonso Rueda, no obstante, no es Feijóo, aunque conoce igual de bien Galicia, así que la oposición no debería confiarse ni hacerse ilusiones, como ha hecho este 18-F: son muchas décadas de clientelismo, de control férreo de instituciones y medios de comunicación, así como de otros organismos representativos del cada vez más débil tejido productivo gallego. Un ejemplo: gran escándalo en Madrid por las promesas y esmolas (limosnas) de la Xunta a sanitarios horas antes de votar; también por las monjas cazadas con los mayores y su papeleta-PP bien colocada en la mano caminito de las urnas. Pues nada nuevo por Galicia, porque esto es lo de todas las campañas desde que tuvimos las primeras elecciones autonómicas en 1982; aunque antes, se regalaban sacos de patatas en las aldeas, te instalaba una bañera en casa el mismo Fraga si era necesario o votaban los muertos (al PP, claro, que la Santa Compaña siempre va a caballo ganador).

Resulta sorprendente, con todo, que con los pronósticos que manejaba el PSdeG de José Ramón Besteiro, y aun asumiendo su papel de tercerón tras un BNG en ascenso con la candidata más potente de la campaña, los socialistas creyeran que todo eso era suficiente para el vuelco. ¿Pero quién carallo asesora en Galicia a la izquierda no nacionalista? ¿Madrid?


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https://blogs.publico.es/dominiopublico/59511/galicia-sitio-distinto/feed/ 0 Ana Pardo de Vera
Yolanda Díaz e Ione Belarra, a capítulo https://blogs.publico.es/dominiopublico/59526/yolanda-diaz-e-ione-belarra-a-capitulo/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/59526/yolanda-diaz-e-ione-belarra-a-capitulo/#respond Sun, 18 Feb 2024 23:11:31 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=59526 Continuar leyendo "Yolanda Díaz e Ione Belarra, a capítulo"]]> La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, y la exministra de Derechos Sociales y Agenda 2030, Ione Belarra, en una imagen de archivo / Cézaro De Luca (Europa Press)
La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, y la exministra de Derechos Sociales y Agenda 2030, Ione Belarra, en una imagen de archivo / Cézaro De Luca (Europa Press)

Los resultados de las elecciones gallegas suponen un jarro de agua fría para la izquierda alternativa estatal. Desastre para Sumar y desastre para Podemos. Las dos líderes de ambas formaciones, Yolanda Díaz e Ione Belarra, han de ser llamadas a capítulo, reflexionar sobre la debacle y el castigo que les han otorgado las urnas a sendas opciones políticas. El aviso de la ciudadanía gallega es contundente.

Galicia es una plaza que tiene especial simbolismo para Sumar, es la tierra de Díaz que le vio crecer y formarse políticamente. La candidata en estas elecciones, Marta Lois, era, hasta hace unas semanas, nada más y nada menos que la portavoz en el Congreso del Grupo Plurinacional de Sumar. Por la campaña de Lois han desfilado los cinco ministros de Sumar (la propia Díaz, que se ha volcado con la campaña, Ernest Urtasun, Mónica García, Pablo Bustinduy y Sira Rego), así como otras caras visibles a nivel estatal: Íñigo Errejón, Enrique Santiago, Elizabeth Duval, Carla Antonelli...

Sumar ha obtenido aproximadamente 27.500 sufragios, no llega al 2% (1,9) del apoyo popular en estos comicios del 18F. Un malísimo resultado que le deja por detrás de la ultraderecha de Vox. No consigue entrar con ningún representante en el Pazo do Hórreo, la sede del Parlamento gallego situada en Santiago de Compostela. Por provincias, la candidatura de Lois se hunde en Lugo (0,56%) y Ourense (0,5%), y obtiene algo más de apoyo en las provincias con mayor población urbana, A Coruña (2,26%) y Pontevedra (2,43%).

El próximo 23 de marzo, Sumar celebra en Madrid su Asamblea Fundacional. La formación política se dotará, entonces, de unos documentos político y organizativo para echar a andar como partido político, por un lado, y como "organización de organizaciones", por otro, que aglutine a diferentes formaciones en su seno. El prólogo de ese nacimiento formal del próximo mes es pésimo; el antecedente son unas elecciones gallegas donde el batacazo ha sido tremendo. Sumar tiene que reflexionar en las próximas semanas que quedan hasta su puesta a punto.

El caso de Podemos es más trágico todavía. El partido morado, que rompió con Sumar y dejó el Grupo Parlamentario Plurinacional el pasado diciembre, lo que conllevó a que ambas opciones políticas concurrieran por separado este domingo en Galicia, tan solo ha logrado algo más que 3.800 votos. Esto se traduce en el 0,26% de apoyo popular de la sociedad gallega. La cifra es ridícula. Saca menos votos que Pacma.

Podemos afronta con este mal resultado su incierto porvenir, con tan solo cuatro diputados en el Congreso, fuera de casi todos los parlamentos autonómicos y una exigua implantación municipal. El año en el que el partido cumple 10 años de historia, su futuro pasa, sí o sí, por las elecciones europeas que en el Estado español se celebrarán el próximo 9 de junio. Para ellas, la formación morada se lo juega todo a la candidatura de Irene Montero. Una última carta. Mientras, el goteo de dirigentes y caras visibles que van abandonando el partido no cesa.

Podemos no tiene en el horizonte la celebración de ninguna asamblea para renovar sus preceptos ideológicos o bases organizativas. Pese a los malos resultados de las pasadas autonómicas y municipales del 28 de mayo y la toma de decisiones clave, como la ruptura con Sumar en el Congreso, sin consultar a las bases, no hay en el calendario un cónclave morado apuntado. Todo apunta a que no será, al menos, hasta después de las europeas.

Antes de los comicios europeos podrían llegar las elecciones vascas, hay quien las calendariza el próximo 21 de abril. En Euskadi, la fortaleza de EH Bildu podría traducirse también en un hundimiento para la izquierda alternativa estatal, Sumar y Podemos, que, por el momento, no tienen visos de presentarse conjuntamente a las elecciones. De los errores, se tiene que aprender. De repetirse la misma tragedia, ya sería como farsa. A capítulo.

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https://blogs.publico.es/dominiopublico/59526/yolanda-diaz-e-ione-belarra-a-capitulo/feed/ 0 Sato Díaz
'Bildugá' https://blogs.publico.es/dominiopublico/59488/bilduga/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/59488/bilduga/#respond Sat, 17 Feb 2024 05:59:22 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=59488 La candidata del BNG a la Xunta, Ana Pontón, en un mitin en Ourense. / Brais Lorenzo (EFE)
La candidata del BNG a la Xunta, Ana Pontón, en un mitin en Ourense. / Brais Lorenzo (EFE)

La campaña para las elecciones en Galicia de este domingo ha terminado y solo queda votar. El PP de Alberto Núñez Feijóo y Alfonso Rueda se ha dejado muchísimos pelos en la gatera en dos semanas y es muy consciente de ello; por eso cunde el nerviosismo en la calle Génova y por eso se multiplican las lógicas más rocambolescas, del tipo, "si el Bloque Nacionalista Galego (BNG) concurre con EH-Bildu (y ERC) a las elecciones europeas, el BNG es ETA y Ana Pontón es Arnaldo Otegi con faldas y hablando gallego". El último vídeo electoral del PP de Galicia así lo constata ante la indiferencia de gallegos y gallegas, a las cuales, todo sea dicho, estas cositas desgarradoras contra el independentismo, la amnistía o los indultos nos hacen hasta gracia y las devolvemos envueltas en papel de regalo.

La primera vez que vi lo de Bildugá (no hace falta explicarlo, ya saben, Bildu+BNG) fue a través de un tuit de @CarrilCasanova, que daba forma electoral a la expresión del gurú en las ondas de la (ultra)derecha Federico Jiménez Losantos y que me envió, precisamente, un dirigente abertzale. Me tuve que reír: Losantos es un machista empedernido, insultador profesional y grosero impenitente, pero ingenio tiene y, a veces, en lugar de lograr su objetivo de hundir al enemigo, consigue hacerle crecer, elevarse por encima de a quien el locutor quiere salvar; Feijóo, en este caso. O el PP o Bildugá, ya saben, pero mientras, el BNG va disparado en las encuestas, en los actos electorales de su candidata y en su valoración positiva por parte de la opinión pública.

Pontón dice que el cambio es "imparable" y, aunque yo no tengo claro que el BNG vaya a gobernar en Galicia de ésta, sí es una evidencia que hay una pulsión territorial que quiere acabar con todo lo que representa el PP gallego: la vieja política caciquil y clientelar más interesada en calentar la silla del poder que en el futuro de gallegos y gallegas en un momento especialmente complicado; unos dirigentes incapaces de lograr nada del Estado, ni cuando gobiernan los suyos ni cuando lo hacen los socialistas. Rajoy, para Madrid; Feijóo, para Madrid; Fraga, desde Madrid con el rabo entre las piernas porque no logró ganar nunca allí, ... Galicia gobernada por y para España, nunca por y para sí misma, ignorada incluso por los suyos durante décadas pese al potencial de un territorio excepcional en todos los aspectos, sea cultural, energético sostenible, agroalimentario, pesquero o medioambiental.

Una parte de la sociedad gallega, aún cuando no logre la representación suficiente para gobernar la Xunta, ha entendido ya -como en Euskadi, como en Catalunya- que Galicia es un país que debe ser autogobernado por y para Galicia; con influencia estatal, sí, pero por y para ella, no para sus dirigentes políticos y la garantía de su continuidad en el poder. Si el BNG logra entrar en la Xunta con el apoyo de un PSdeG que resista en mínimos (los socialistas necesitan darlle unha pensada en feminino a su papel en Galicia), tres de las llamadas "nacionalidades" de España, las tres con lengua propia -que es mucho más que un habla-, estarán gobernadas por nacionalistas, por formaciones políticas creadas específicamente y por cuestiones diversas para esos territorios. El componente identitario es decisivo, sin duda, pero hay más que eso y creo que, de hecho, el PSOE lo ha entendido a la perfección, aunque tarde, y asume, incluso con entusiasmo, su papel de tercera fuerza política en Galicia y apoyo para un nacionalismo gobernante, en su caso.


La política territorial, pese al PP y Vox, que son -como al feminismo- la resistencia natural a los movimientos que rechazan la inexistente homogeneidad española, se ha convertido en el pilar central de la gobernabilidad en España, y no por generación espontánea, sino por el voto democrático de sus ciudadanos/as. Asumirlo y aprovecharlo, desde el Estado y el resto de administraciones y puesto que esta diferencia es un valor añadido, redundará sin duda en beneficio de todos y todas. Galicia, tarde o temprano, tiene que sacar también su orgullosa cabeza para mirar al resto del mundo de frente.

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El currículum de Feijóo llega a Acento https://blogs.publico.es/dominiopublico/59481/el-curriculum-de-feijoo-llega-a-acento/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/59481/el-curriculum-de-feijoo-llega-a-acento/#respond Sat, 17 Feb 2024 05:39:21 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=59481 Continuar leyendo "El currículum de Feijóo llega a Acento"]]> El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, durante un acto electoral en Sarria (Lugo). EFE/Eliseo Trigo
El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, durante un acto electoral en Sarria (Lugo). EFE/Eliseo Trigo

"Dice Sánchez que Feijóo se la juega estas elecciones, qué caradura". Isabel Díaz Ayuso se apunta al sprint final de la campaña gallega para ayudar a Alfonso Rueda a incendiarla y meter miedo contra el BNG de Ana Pontón. El PP está realmente nervioso y ve peligrar su mayoría absoluta. Alberto Núñez Feijóo, con su Goya a mejor metedura de pata del sábado pasado al tirar al traste la estrategia del partido contra la amnistía, se queda en un segundo plano en los últimos días de campaña. Ayuso lo pone en boca de Sánchez, pero lo dice. No pienses en un elefante (aka "dice Sánchez que Feijóo se la juega estas elecciones").

La izquierda alternativa tiene la virtud de empañarlo todo con sus interminables debates internos aireados en redes sociales. En el momento en el que peor lo está pasando el adversario, la derecha, con buena parte de sus medios afilando cuchillos contra el propio Feijóo esperando el resultado del domingo, la izquierda irrumpe en el escenario y se sitúa en el proscenio, llevándose el foco.

El único ministro que hasta hoy ha tenido IU, el exlíder de la formación Alberto Garzón, anunciaba esta semana que fichaba por el lobby Acento, que desarrolla labores de presión promarroquíes, a favor de alguna farmacéutica y de otras grandes empresas y que incluye en su equipo directivo a exsocialistas, como José Blanco o Elena Valenciano, y también expopulares, como Alfonso Alonso o José María Lassalle. Garzón renunciaba al puesto un día después, tras las múltiples críticas recibidas de la propia militancia de IU y de otras personas de las izquierdas en general.

El exministro de Consumo demostraba, así, conservar la ingenuidad al no prever que esto iba a suceder; estaba más claro que el agua. La hazaña reavivó un debate sobre cuál ha de ser el futuro de quienes, desde la izquierda, dejan la primera línea política. El excoordinador de IU manchó, en un corto capítulo de un día, parte de la imagen de coherencia que se ha labrado durante años de buen hacer político. Quien hasta hace poco ponía el acento en contra de las puertas giratorias, ya estaba dando vueltas en una de ellas como si de una noria se tratara. Y eso, buena parte de la izquierda se lo ha censurado.

Quien ha ganado visibilidad con esta proeza ha sido la propia consultora, Acento. Si cruzamos por un momento la calle y nos mudamos al barrio de la ficción, podemos imaginar el buzón de sus oficinas en Madrid, en el Paseo de la Castellana 20, repleto de sobres con currículums de personas ya retiradas de la primera línea política. El anuncio de Garzón de su fichaje por el lobby, pero sobre todo de su renuncia un día después, ha picado la curiosidad de muchos ex altos cargos públicos que no saben muy bien qué hacer con sus carreras profesionales. Sobres marrones, tamaño DIN A4, pueblan el hall de las oficinas de Acento de Madrid, Barcelona y Bruselas. Quizás puedan ocupar el hueco que deja vacante el comunista.

El pasado lunes, a primera hora de la mañana, Federico Jiménez Losantos estaba que trinaba con las publicaciones sobre el giro del PP con Junts durante el fin de semana: "¡Qué necesidad!". Ese mismo día, la portada de El Mundo era un poema. El desliz del PP con el "indulto" mete a PSOE y Vox en campaña era el titular de apertura del periódico, que iba acompañado de un análisis titulado: Bomba de racimo a seis días de las urnas.

La guinda al pastel llegaba el jueves, cuando uno de los intelectuales orgánicos de la derecha, José Antonio Zarzalejos, escribía en El Confidencial un artículo titulado Este PP no tiene ni media bofetada. "La forma de comportarse de Feijóo y de los actuales dirigentes del PP es de una escasez táctica y estratégica alarmante", comenzaba Zarzalejos, que culminaba el texto con un epitafio para Feijóo: "Sin mantener la posición gallega, el actual piloto del PP no estaría en condiciones de seguir circulando".

En nuestro apartado de correos destinado a la ficción, las cartas siguen llenando las oficinas de Acento. En el carrer Pau Claris 100 de Barcelona, ya llegan los sobres por decenas. En la Place du Champ de Mars 5 de Bruselas, se amontonan a menor ritmo. Un sobre se ha deslizado por la vitrina y ha acabado en el suelo del revés. Se atestigua el remitente. Con letra temblorosa, como si estuviera escrita con temor o en medio de un terremoto, se puede leer: Alberto Núñez Feijóo. Por lo que pueda pasar.

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El triaje socioeconómico de Ayuso https://blogs.publico.es/dominiopublico/59455/el-triaje-socioeconomico-de-ayuso/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/59455/el-triaje-socioeconomico-de-ayuso/#respond Thu, 15 Feb 2024 13:38:09 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=59455 Continuar leyendo "El triaje socioeconómico de Ayuso"]]>  

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, interviene en el pleno de la Asamblea de Madrid, este jueves. EFE/ Sergio Pérez
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, interviene en el pleno de la Asamblea de Madrid, este jueves. EFE/ Sergio Pérez

El documental "DEP", que difunde la plataforma SOS Sanidade de Galicia, abre con un dato definitivo para entender qué se dirime en las elecciones del próximo día 18: la mortalidad ha crecido en Galicia y, si lo ha hecho, es porque hay un fallo en el sistema sanitario. La media de espera desde el momento en que una persona siente que está enferma hasta que, por ejemplo, es sometida a una cirugía que resuelve su situación, está en torno a los 216 días. A veces, las esperas se demoran un año e incluso en ocasiones dos, con lo que afectaciones que no revestían inicialmente gravedad, acaban complicándose, generando sufrimiento y disminuyendo la calidad de vida de los pacientes, incrementando los costes sanitarios y sociales del tratamiento e incluso cronificando la situación y evitando a la larga una cura.

Hoy por hoy Galicia destina a la atención primaria, la puerta de entrada del sistema sanitario y la que debería ser en todas las autonomías la joya de la corona, algo menos de la mitad de lo que recomienda la Organización Mundial de la Salud: un 11.6% del gasto total en Sanidad. Por supuesto, Madrid destina aún menos porcentaje: un 10.73%.

En Madrid y Galicia los gobiernos del Partido Popular se han empleado con insistencia en el desmantelamiento de la sanidad pública y, si el lunes no cambian las tornas en Galicia y, llegado el momento, Madrid no experimenta algo así como un despertar de la pesadilla ayusista, están cerca de completar el plan.

Las siglas "Dep" del documental que menciono, precisamente, hacen referencia a "Destruir É o Plan". Y vaya que lo es y vaya que están camino de darle cumplimiento. Isabel Díaz Ayuso, que utiliza el eufemismo de colaboración público-privada para ocultar que la sanidad pública retrocede en beneficio de una gestión privada a la que se destina un gasto tan extravagante como el que suma hasta la fecha el hospital Zendal, ha intervenido hace escasas horas en una pleno en la Asamblea de Madrid en unos términos que producen -llegadas a este punto- más irritación que perplejidad.

Preguntada por las actas en las que la Policía Municipal recogió la situación de los residentes muertos sin recibir asistencia médica ni ser derivados a los hospitales en los meses más duros de la pandemia, la presidenta Isabel Díaz Ayuso ha amonestado a los diputados de la oposición, a quienes ha exigido "dignidad". Y lo ha hecho después de afirmar que "Cuando una persona mayor está enferma con el covid con la carga viral que había entonces (sic) no se salva en ningún sitio".

Por supuesto, bajo la expresión "personas mayores", Ayuso oculta la diversidad de situaciones de dependencia y de salud en la que se encontraban los residentes y lanza al vuelo una hipótesis que entra en contradicción con cualquier consideración factual: los residentes no fueron atendidos de manera individual por médicos o geriatras, con lo que se aplicó un triaje a este grupo humano sin más. Sin valoraciones médicas personalizadas de tipo alguno, se les negó esa asistencia fundamental. Pero es que además se les negó auxilio a quienes, estando irremediablemente enfermos, hubieran necesitado un tratamiento que paliara su sufrimiento y les permitiera morir con dignidad. Aquí sí es pertienente hablar de dignidad.

El gobierno de Ayuso, además, aplicó un triaje con criterios socioeconómicos desde el momento en que sí recibieron ese tipo de atención, utilizando su propio lenguaje, las "personas mayores" que disponían de un seguro privado y que fueron derivadas a hospitales. A esos, a diferencia de a los anteriores, no se les negó el pan y la sal. Se les trató, se les curó o, en su caso, se les asistió para que su muerte tuviera lugar con dignidad.

En Madrid las listas de espera siguen aumentando . Cada vez recibimos una atención sanitaria de peor calidad. Ayuso va camino de condenarnos a todos a formar parte de ese magma indiferenciado de gentes que, si enferman, no merecen atención y cuidados, no merecen disponer del derecho a la sanidad; un derecho que, no lo olvidemos, es constitucional. Los gallegos y gallegas tienen en sus manos este domingo superar un modelo de sociedad que desatiende y abandona a los vulnerables a su suerte. Ha sido Ayuso quien les ha conminado a votar para que Galicia siga el inspirador modelo de Milei en Argentina. Tengamos la esperanza de que nuestras sociedades reaccionen ante tanto desvarío y crueldad.

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Bustinduy y la muerte de Manolete https://blogs.publico.es/dominiopublico/59448/bustinduy-y-la-muerte-de-manolete/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/59448/bustinduy-y-la-muerte-de-manolete/#respond Thu, 15 Feb 2024 05:59:39 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=59448 Continuar leyendo "Bustinduy y la muerte de Manolete"]]> Quienes han pasado por un gobierno con la mejor de las intenciones -es decir, intentando cumplir unos objetivos comprometidos con los votantes, que, en el caso de la izquierda, incluyen, como mínimo, la justicia social y la igualdad de derechos y oportunidades, valga la redundancia- saben que hay dos formas de hacer política institucional: intentando lograr lo máximo posible de los citados compromisos o apostando por el todo o nada y torpedeando la gama infinita de grises, que suele ser, en la mayoría de las ocasiones, todo lo que se puede lograr por la confluencia de multitud de factores; entre otros, tu peso en ese Gobierno. Lo sabía Unidas Podemos en su etapa de coalición con el PSOE -recuerden, "había que estar ahí para apretar al PSOE y conseguir lo máximo posible"- y lo sabe Sumar ahora, que está en las mismas pero más debilitado por la correlación de fuerzas parlamentarias.

El genocidio del Gobierno de Israel en Gaza es la gran matanza de este siglo, y lleva décadas fraguándose ante la mirada indiferente, como mínimo, y cómplice, en la mayoría de los casos, del resto del mundo, España incluida, aunque #FreePalestine siempre por esta boquita nuestra. La impotencia de Sumar, cuyos ministros/as son abiertamente contrarios al terrorismo de Estado israelí, debería engrosar la lista de gastos institucionales con facturas de psicoterapia, o eso imagino yo al ponerme en su lugar, porque "todo mal" por parte de los adversarios y de quienes deberían ser los tuyos. Somos un cúmulo de contradicciones y las capeamos como podemos -las que queremos- en nuestro día a día; no siempre se consigue, pero seguimos adelante porque si no, la vida es insoportable. Imaginen, pues, dentro un Gobierno donde no llegas ni a la cuarta parte de representación y, por supuesto, no diriges la política exterior, que depende del presidente directamente.

Todo esto -que la cuestión da para un tratado, y ya si entro en el tema incorporación/renuncia de Alberto Garzón, nos quedamos sin espacio en Público- viene al caso porque observo desde hace tiempo el linchamiento en redes sociales -lo sé en mis carnes: "linchamiento" y X son lo mismo- que soporta el ministro de Derechos Sociales, Pablo Bustinduy, sustituto de Ione Belarra (sí, viene al caso), la cual encabeza un partido con cinco escaños que ha salido de Sumar y, por tanto, de la órbita del Ejecutivo de Pedro Sánchez. Ahora son oposición de izquierdas y posible apoyo de las políticas del Gobierno, pero no incondicional. Uno de los grandes mantras de Podemos para su salida de Sumar es que Belarra e Irene Montero, que no es diputada pero será candidata morada a las próximas elecciones europeas, fueron vetadas en el Ejecutivo por su posición sobre Palestina y, sobre todo, contra el Israel genocida.

Es curioso, porque los ministros/as de Sumar piensan y dicen exactamente lo mismo que Podemos antes incluso de entrar en el Gobierno -solo hay que leer a Bustinduy en este mismo periódico y en decenas de tuits-, pero ahora están bajo el mando de Sánchez-PSOE y a llegar hasta donde se puede y tratar de empujar para que se haga más se le llama "tragar" y ser un psoeprogre y no sé cuántas gilipolleces más del mundo podetroll. No como cuando Unidas Podemos, con más representación que Sumar en el Consejo de Ministros, apoyó una reforma de la ley mordaza descafeinada -que no salió por el rechazo ERC y Bildu-, tragó con el apoyo de España a Ucrania, que no respaldaban, o vivió la matanza de Melilla, aún en el oscuro habitáculo del desván de las tragedias, donde no se ve ni se sabe nada. Entonces, la responsabilidad era del sector PSOE, ahora es de todo el Gobierno. La muerte de Manolete, también.


Yo sé que al ministro Bustinduy le disgusta que cuente cómo se desgañita en las reuniones del Consejo de Ministros con el tema de Gaza, pero como no me lo filtra él, sino otros asistentes chivatos/as de todo pelaje, pues yo lo casco aquí, que va en mi ADN periodístico y además, es mi deber, porque está contrastado y confirmado: habría que verle visto con el asunto de venta de armas a Israel por parte de España que conocimos el lunes, cuando ya se nos había dicho que habían frenado las exportaciones de la vergüenza: expresó su rechazo absoluto en redes, pero también -me consta- de puertas para adentro del Consejo de Ministros. Tanto Bustinduy como Sumar, de hecho, pueden apuntarse un tanto no menor -del que las poderredes no han dicho ni mu, por cierto-, aunque en medio de semejante tragedia parezca la nada: la donación de medio millón de euros a la Fiscalía de la Corte Penal Internacional (CPI), precisamente, la que debe investigar sin más dilación ni tibiezas los brutales crímenes del Gobierno de Netanyahu contra Gaza, en particular, y el resto de Palestina, en general.

Las cuitas digitales de la izquierda rocosa, inamovible, pura, sin contradicciones, ... por ver quien la tiene más grande a la hora de aporrear al PSOE; el acoso, el señalamiento y la estrategia de desgaste superan con mucho la crítica constructiva que se espera de un partido que un día fue de Gobierno y consiguió que el PSOE hiciera bastante más de lo que haría sin él; es más, que consiguió una transformación significativa en el espacio de esa socialdemocracia suave que representa el PSOE. Ya sabemos, no obstante, como es Pedro Sánchez: si alguien tiene que ser de izquierdas ahora, frente a una (ultra)derecha histérica y desnortada, el más de izquierdas es él. Y eso pone las cosas muy difíciles a Sumar para sacar la cabeza, aunque queden espacios muy amplios que chocan frontalmente con la socialdemocracia más básica (religión, monarquía, política exterior o de defensa, vivienda, conciertos en Educación y Sanidad ...) por los que entrar a dar la murga, como hace Bustinduy con una sutileza más propia de la verdadera inteligencia política que la turra acosadora de los podetrolls. Estos azuzados, claro, por otra inteligencia estratégica menor, a la vista de los resultados tangibles, que solo busca el desgaste político y personal de quienes considera traidores y enemigos/as, aun defendiendo lo mismo que ellos, para erigirse como la izquierda verdadera y, de paso, inútil porque se quedará sin gente en las instituciones que bregue por algo materializable con semejante coste personal y profesional que supone. Porque o todo o nada; y ahí seguimos, con la pataleta por lo que sea.

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No leas esto https://blogs.publico.es/dominiopublico/59439/no-leas-esto/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/59439/no-leas-esto/#respond Thu, 15 Feb 2024 05:59:37 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=59439 Continuar leyendo "No leas esto"]]> Pixabay.
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En 2011, el autor y empresario Rolf Dobelli dio a la imprenta un ensayo difundido en castellano bajo el título de El arte de pensar. Es una colección de columnas de prensa, breves destellos de reflexión sobre las malas pasadas que nos juega el cerebro. 52 errores de lógica, dice el subtítulo. En el índice encontramos un menú que oscila entre la psicología divulgativa, la filosofía práctica y la autoayuda. En fin, un combinado jugoso y de digestión rápida que se instaló en todo lo alto de las clasificaciones de ventas. ¿Qué es el efecto halo? ¿Y la adaptación hedónica? ¿Cómo se genera la apariencia del consenso? ¿Por qué creemos en los falsos profetas? El libro te lo resume.

El caso es que Dobelli consolidó su renombre. Lo entrevistaban. Lo invitaban a impartir ponencias en institutos de liderazgo y escuelas de MBA. Allá por 2013, el diario The Guardian lo llamó para que promocionara su obra frente a medio centenar de periodistas. Pero el evento dio un volantazo. El redactor jefe del periódico, Alan Rusbridger, hizo las presentaciones y le pidió al conferenciante que hablara sobre otra cuestión. No sobre su ensayo, no sobre los errores de lógica ni los sesgos cognitivos, sino sobre un artículo reciente en el que Dobelli nos exhortaba a no leer la prensa. Silencio en la sala. Sutiles carraspeos entre los periodistas. Dobelli tragó saliva.

Fue una disertación con cara de pocos amigos. Al cabo de veinte minutos, Dobelli remató la faena con un epílogo punzante. "Seamos honestos, damas y caballeros: lo que ustedes están haciendo aquí es básicamente entretenimiento". Rusbridger respondió con una elegante paradoja: "Me gustaría que publicáramos los argumentos de Dobelli. Hoy mismo". Por lo visto, los periodistas abandonaron el recinto en silencio y sin despedirse. El artículo aún puede encontrarse en la edición digital de The Guardian: "Las noticias son malas para ti: dejar de leerlas te hará más feliz". La bola de nieve creció hasta cobrar la forma de un nuevo libro: Deja de leer las noticias.

La actitud de Dobelli no obedece a un síntoma aislado. En los últimos años, caldeado a menudo en el fermento de Internet, ha prosperado un perfil más o menos prototípico de hombre notorio y exitoso, mezcla de emprendedor y autor superventas, a veces con tono académico y otras veces filósofo de andar por casa, que presta consejos vitales y financieros a su audiencia. Pongamos por ejemplo a Tim Ferriss, que en 2007 ganó fama con un libro ya canónico sobre el arte de ganar dinero sin trabajar (spoiler: haciendo que otros trabajen). Entre trucos empresariales, deslocalizaciones y servicios de atención al cliente instalados en la India, se deslizan también sugerencias de viaje y productividad. Life hacks.

Ferriss recomienda seguir una dieta hipoinformativa, es decir, desentenderse de toda clase de informaciones que no sean relevantes y de uso instantáneo. Ni hablar de periódicos, revistas, radio o televisión. Nada de deambular por Internet. Prohibidos los libros, salvo los suyos. Aun a riesgo de vivir en la inopia y fuera de las realidades compartidas, Ferriss reconoce que no prescinde de un compromiso ciudadano tan crucial como el voto. Pero ni siquiera entonces pierde el tiempo con promesas programáticas ni otras complicaciones. Le basta consultar a sus allegados. La democracia reducida a la nada.

Lo más fácil es enarcar la ceja y lanzar una mirada condescendiente. Al fin y al cabo, de ahí procede la palabra idiota, de aquellos ciudadanos griegos que hacían de su capa un sayo y se escurrían de la vida política. La esfera pública, se lamenta Aristóteles, es objeto de gran descuido pues "todos se preocupan especialmente de las cosas propias (idion), y menos de las comunes (koinon), o sólo en la medida en que atañe a cada uno". El defensor encarnizado del gremio periodístico encontrará aquí un razonamiento favorable. ¿Cómo podemos contribuir al bien colectivo si desconocemos el mapa de la actualidad que nos brinda cada día la prensa?

No obstante, y sin ánimo de arrojar piedras sobre el propio tejado, conviene hacer examen de conciencia. En primer lugar, como comunicadores. En segundo lugar, como consumidores de noticias. Y digo "consumidores" porque las noticias son también una mercancía sometida a los designios más crueles de la oferta y la demanda. Lo relevante se confunde con lo novedoso, objeta Dobelli, y cualquier información que excite la curiosidad del consumidor será susceptible de estamparse en letras de molde aunque carezca de toda trascendencia. Si las dinámicas sensacionalistas existen es porque las alentamos con nuestros clics, nuestros likes y nuestros índices de audiencia.

En un entorno digital que premia la inmediatez, se ha impuesto la obligación tácita de informar lo antes posible sobre eventos cuyos matices e implicaciones aún desconocemos. Lo importante es llegar el primero y no hay error que no sea subsanable con una ráfaga de correcciones y ampliaciones. Las tertulias echan humo y las redes sociales han reforzado la lógica de la opinión apresurada, la sentencia sumarísima condensada en una frase, un lema, un tuit. La objetividad exige un reposo que la actualidad nos niega. Werner Jaeger observa ya este dilema en el historiador griego Tucídides: cuanto más próximo y actual es un asunto, más comprometedor parece adoptar un punto de vista.

En su versión más tajante, los detractores de la prensa alegan además razones de salud mental y quietud del espíritu. Las noticias crecen hasta los límites de la superpoblación, generan una extraña forma de dependencia, acaparan nuestra atención e inundan nuestros pensamientos. Por si fuera poco, la información de valor se confunde con toda suerte de banalidades y estamos expuestos a un ejercicio permanente de búsqueda y selección. De alguna forma hemos reemplazado la lectura profunda por el escaneo veloz de los textos. El laberinto de enlaces, regidos por un opaco sistema de algoritmos, nos lleva a navegar a la deriva y a merced de los reclamos más ruidosos. Una garantía de fatiga cerebral.

La conclusión parece lógica: apaga la televisión, desintoniza tu emisora de radio favorita, no leas las noticias cada día y reclúyete en la lectura monacal de libros enjundiosos al margen de toda acción pública. Hay otra conclusión posible, sin embargo, que nos apela. Se trata de enriquecer el debate con cierta higiene mediática. Guardar el decoro deontológico. Esquivar los escándalos de postín aunque sean más rentables. Contener el juicio. Matizar las opiniones. Premiar el trabajo honesto y proscribir las malas prácticas. Es difícil mantener la calma entre tanto ruido, es verdad. Pero es peor el riesgo de terminar convertido, en el sentido más griego del término, en un perfecto y desnoticiado idiota.

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Libertad para Palestina, no a la impunidad, fin de la masacre https://blogs.publico.es/dominiopublico/59409/libertad-para-palestina-no-a-la-impunidad-fin-de-la-masacre/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/59409/libertad-para-palestina-no-a-la-impunidad-fin-de-la-masacre/#respond Thu, 15 Feb 2024 04:45:49 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=59409 Continuar leyendo "Libertad para Palestina, no a la impunidad, fin de la masacre"]]> Imagen de la convocatoria del acto 'Libertad para Palestina'
Imagen de la convocatoria del acto 'Libertad para Palestina'
MANIFIESTO

Libertad para Palestina

No a la impunidad, fin de la masacre

Sábado, 17 de febrero, Madrid, Atocha-Cibeles-Sol

Las cifras son a veces como la lluvia; desde lejos, a cubierto, no nos mojan y nos acostumbramos de tal manera a su rumor incesante que al final no las oímos caer. La masacre israelí en Palestina no es la lluvia que cae detrás de la ventana. Es un aguacero que retumba desde hace cuatro meses en la conciencia de la humanidad -el más reciente y atroz de los que sufre el pueblo palestino desde hace 75 años.

En estos cuatro meses han muerto bajo las bombas israelíes más de 27.000 gazatíes, entre ellos 12.000 menores; otros 8.000 se encuentran desaparecidos. Hay además más de 66.000 heridos y unos mil menores con miembros amputados. El personal sanitario y los periodistas son sistemáticamente asesinados o secuestrados. Más de la mitad de los edificios han sido destruidos y un millón setecientos mil palestinos han sido desplazados de sus casas y malviven como refugiados en el sur de Gaza, también sometidos a ataques israelíes. Según las agencias de las Naciones Unidas, la trágica escasez de alimentos expone a la población gazatí a un riesgo inminente de hambruna, mientras que la destrucción de la infraestructura sanitaria y de aguas disparará el número de víctimas mortales entre los heridos, los enfermos crónicos y la infancia aun cuando los ataques concluyan. Esta premeditada destrucción por parte de Israel de todas las estructuras e instituciones necesarias para la vida humana ha llevado a la Corte Internacional de Justicia a declararse competente para investigar la querella sudafricana por un presunto delito de genocidio, una iniciativa que debemos apoyar para poner fin a la impunidad de Israel.

No es lluvia. No es un aguacero. Es una masacre. Conocemos estas cifras y estos datos, renovados fatalmente cada día. Podemos conocer también, si los buscamos, los nombres de los niños asesinados. Hace poco se publicaba una lista provisional encabezada por Abd al-Yawad Mizar Yamal, asesinado sin haber cumplido un año, y cuyo último nombre es el de Ziad Youssef Yunis Abu Assi, un adolescente de diecisiete años. Está bien que no los reduzcamos a un número, que pronunciemos sus nombres en voz alta, que a través del nombre lleguemos a la madre que se lo puso, pero estamos hablando, en cualquier caso, de una lista de muertos. Una lista de miles de asesinados. No es la lista de la escuela ni la de los participantes en una carrera deportiva ni la de los pasajeros de un avión turístico ni la de los asistentes a una boda. De Abd al-Yawad y de Ziad sabemos que están muertos, pero no sabemos que estuvieron vivos. Lo sabrán, si no han muerto también a su lado, sus padres, sus tíos, sus amigos. Es terrible. La historia del pueblo palestino se reduce demasiado a menudo a una larga sucesión de funerales. Una de las grandes injusticias simbólicas que sufre Palestina, en efecto, es el hecho de que (consecuencia de la violencia israelí y del sensacionalismo mediático) nos resulta muy difícil imaginarlos viviendo; los vemos siempre enterrando o llorando a otros palestinos. Los asociamos una y otra vez a la muerte, lo que es también una forma de deshumanizarlos, de privarlos de su pasado y de negarles un futuro. La ocupación israelí los mata porque los ha deshumanizado, pero la ocupación israelí los mata para que no hayan sido nunca humanos: para que no sean más que cifras en un contador creciente de muertos o nombres en una lista infinita de muertos. No son solo eso. Los palestinos que ha matado Israel ¡estaban vivos!; y los que aún no ha matado Israel ¡siguen vivos! Eso quiere decir que, además de gritar nuestra indignación contra los asesinos, antes de gritar ¡viva Palestina libre!, tenemos que clamar ¡viva Palestina viva! Los palestinos asesinados querían ir a la escuela, a la universidad, al café; querían jugar al fútbol, hacer y escuchar música, comer con sus amigos y sus amigas; querían viajar, casarse, ver películas, ir a la playa, hacer planes para el próximo verano. Eso quería Ziad Abu Assi, de diecisiete años. Eso quieren sus amigos aún vivos. Eso quieren querer los palestinos vivos.

Por eso hay que gritar: ¡viva Palestina viva! Y por eso hay que gritar enseguida: ¡viva Palestina libre! ¿Qué significa viva y libre? Significa que los palestinos y las palestinas quieren un cielo libre de aviones y de misiles asesinos en el que puedan enumerar y nombrar las estrellas; quieren una tierra libre de tanques asesinos y colonos asesinos en la que puedan ver crecer un olivo y erguirse una casa; quieren un futuro libre de muerte, en paz, en el que puedan decidir libremente, como pueblo libre, su destino nacional y político.

Los datos y las cifras son tan apabullantes que a menudo, desde lejos, viendo las imágenes que llegan desde Gaza, nos sentimos impotentes. Contra esas imágenes de muerte, podemos aún imaginarlos -imaginar a los palestinos, las palestinas- vivos y libres. Quererlos vivos y libres.

Llamamos a la movilización para decirles que los queremos, sí, vivos y libres. La población española ha sido siempre una de las más sensibles de Europa a la causa Palestina. España tiene ahora, además, un gobierno que a diferencia de la mayoría de los gobiernos occidentales ha condenado la masacre israelí, ha reclamado un alto el fuego inmediato, ha anunciado el reconocimiento del Estado palestino y sigue financiando a la UNRWA, un organismo ahora injustamente atacado porque su mera existencia es recuerdo permanente del drama no resuelto de los refugiados palestinos y de su derecho al retorno.

Pero queda mucho por hacer. Es necesario impulsar acciones que garanticen el fin inmediato de esta masacre y la protección del pueblo palestino, el reconocimiento efectivo de un Estado palestino viable y plenamente soberano que permita a su población decidir libremente su futuro, una solución justa al problema de los refugiados acorde al Derecho internacional. Junto a millones y millones de personas en todas las ciudades del mundo, queremos a los palestinos vivos y libres. Pero sabemos que solo tendrán realmente garantizada la vida y solo podrán decidir libremente su futuro cuando la comunidad internacional deje de apoyar los
crímenes de Israel y su ocupación ilegal de Palestina. Hasta entonces debemos seguir recordando al conjunto del pueblo palestino que nos importa su dolor; y debemos seguir recordando a nuestros gobiernos que nos importan los Derechos humanos, el Derecho internacional y el destino de la humanidad.

¡Viva Palestina viva! !Viva Palestina libre!

*Organizaciones convocantes*:

Asociación de la Comunidad Hispano-Palestina "Jerusalén", Asociación Pro-Derechos Humanos de España, Asociación Iraní Pro-Derechos Humanos, Asociación Unadikum, CEAR Confederación Sindical de Comisiones Obreras, Comisiones Obreras de Madrid, Comité de Solidaridad con la Causa Árabe, Frente Amplio de Uruguay en Madrid, FRAVM, Izquierda Unida, Más Madrid, Palestina Toma la Calle, Partido Comunista de España, Partido Comunista Peruano, Partido dos Trabalhadores Núcleo de Madrid, Paz Ahora, Plataforma por el reconocimiento del Estado de Palestina, Rumbo a Gaza, Sumar, UGT Confederal, Unión de Juventudes Comunistas de España, Unión Sindical Obrera Vida Paz y Justicia.

*Organizaciones participantes*:

Asociación Libre de Abogados y Abogadas, Amnistía Internacional, PSOE

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Feijóo, a por la moción de censura https://blogs.publico.es/dominiopublico/59401/feijoo-a-por-la-mocion-de-censura/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/59401/feijoo-a-por-la-mocion-de-censura/#respond Mon, 12 Feb 2024 21:45:52 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=59401 Continuar leyendo "Feijóo, a por la moción de censura"]]> El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, durante un acto electoral en Sarria (Lugo). EFE/Eliseo Trigo
El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, durante un acto electoral en Sarria (Lugo). EFE/Eliseo Trigo

Del presidente del Partido Popular (PP) se pueden decir muchas cosas, pero ninguna similar a que sea imbécil. Sobre todo, podemos hablar quienes lo hemos tenido gobernando en Galicia durante 13 años y seguido sus andanzas desde que apuntaba maneras bajo el ala todopoderosa de José Manuel Romay Beccaría. "No pierdan de vista a ese chico", nos decían en el PP gallego a los plumillas cuando Romay se llevó a Feijóo al Ministerio de Sanidad, entre 1996 y 2000, durante el primer Gobierno de Aznar.

Era indiferente que "ese chico" fuera uno de los mejores amigos de un narcotraficante de origen gallego (este punto es importante; en Galicia, para el poder en toda la amplitud de la palabra, los narcos gallegos eran "nuestros narcos" y hacían cosas por la gente ..., políticos incluidos). Por suerte, los tiempos han cambiado y esa losa humana llamada Marcial Dorado nunca abandonará a Feijóo, aunque el expresidente gallego se dedicara a financiar Proyecto Hombre con su patrimonio, por cierto, tampoco bien contado jamás. O aunque fuera a dar el pésame a Barbate por el asesinato de dos agentes de la Guardia Civil a manos de varios peones del narco y a pedir la dimisión del ministro del Interior, que con toda su cuestionada trayectoria, aún no puede jactarse de ser amigo de un narco, responsable de muertes, corrupción, asesinatos y depravación en Galicia y más allá. Sabemos.

Tiene algo de razón Feijóo, no obstante, al viajar a Barbate, fronterizo con la mancomunidad de Campo de Gibraltar, una zona deprimida e ignorada por todos los gobiernos, lo cual que no es un detalle menor para el narco. Seguro que así lo trasladó el líder del PP a los agentes de luto por sus compañeros: "No se puede derrotar al narco sin conocerlo. La droga es adictiva sin probarla siquiera". En Galicia lo sabemos gracias a Feijóo, entre otros/as.

Entenderán que un dirigente con el currículo personal, político y los espolones afilados de Feijóo no se amedrenta fácilmente, y por eso me genera cierta ternura ver a tanta gente en España sorprendida por su presunto lapsus con el indulto, "estudiada" amnistía o el no-terrorismo de Puigdemont dirigido a los periodistas que siguen su campaña (perdón, la de Alfonso Rueda) para las elecciones de Galicia el próximo 18 de febrero, ya mismo. Es cierto que esos ojipláticos/as espectadores de la realidad gallega no han podido conocerla, precisamente, por el férreo control que Feijóo y su equipo han hecho de los medios de comunicación gallegos -y de fuera-.

Lo expliqué brevemente en Público, y sin pensar que me reventarían el análisis tan pronto, en un artículo el 31 de enero de este mismo año. La ideología de Feijóo se llama "poder absoluto", se ejerció en Galicia sin escrúpulos y se ejercerá en España (si se llega) de idéntica manera. El presidente del PP sabe, por un lado, que en Galicia, incluso al conservador votante de Feijóo-Rueda -muchas veces atrapado en una red clientelar infinita- la amnistía a Puigdemont, su equipo y seguidores les importa exactamente cero o menos diez. Es más, gallegos y gallegas hemos simpatizado y empatizado siempre práctica y mayoritariamente con las reivindicaciones catalanas y vascas, pero a nosotras, nunca nos han hecho ni puñetero caso por lo que sea; o sea, porque a nuestros mandatarios autonómicos les importaba una mierda lo que nos dieran mientras siguieran pintando algo (o todo) en el poder madrileño, centralista. El de AP/PP.

A Feijóo, como a Fraga, como a Rajoy, Galicia les importa uno de sus magníficos grelos, y es mucho. Solo les importa esta tierra excepcional en función del poder que les otorga fuera, y vuelve a ser mucho. El presidente del PP no quiere una prensa ayusista que lo tutele ni, mucho menos, a una lideresa trumpista que le hunda los planes. Hay un plan a medio plazo, se llama moción de censura y es imposible sin PNV, Junts y un Vox muy debilitado -están en ello-, capaz de dar el poder a Feijóo con la nariz tapada y entrando en el Gobierno, o no. Pero los números dan y para los optimistas del PSOE, no basta con quedar el tercero en Galicia, que a pesar del CIS, es muy complicado, mucho más que el PP revalidando la mayoría absoluta de 38 escaños, o de 37 más el de Gonzalo Pérez Jácome, alcalde de Ourense e histriónico líder de Democracia Ourensana. O de 36 más DO y el de Vox, según el CIS. O ambos, según la ley de adiciones (que no adicciones).

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Netanyahu, el sueño de Israel produce monstruos https://blogs.publico.es/dominiopublico/59389/netanyahu-israel-produce-monstruos/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/59389/netanyahu-israel-produce-monstruos/#respond Mon, 12 Feb 2024 19:25:26 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=59389 alt --> He empezado esta colaboración varias veces intentando escribir sobre temas diferentes. Todos ellos pertenecían a la actualidad y tenían que ver con asuntos como el de la convivencia y la polarización de una sociedad que se aboca cada vez más al blanco y al negro, que se aleja de los grises y los matices y … Continuar leyendo "Netanyahu, el sueño de Israel produce monstruos"]]> Activistas mexicanos a favor de Palestina llevan a cabo una manifestación frente a la Embajada de Estados Unidos en Ciudad de México para demandar un cese el fuego en la franja de Gaza.- EFE/ Isaac Esquivel
Activistas mexicanos a favor de Palestina llevan a cabo una manifestación frente a la Embajada de Estados Unidos en Ciudad de México para demandar un cese el fuego en la franja de Gaza.- EFE/ Isaac Esquivel

He empezado esta colaboración varias veces intentando escribir sobre temas diferentes. Todos ellos pertenecían a la actualidad y tenían que ver con asuntos como el de la convivencia y la polarización de una sociedad que se aboca cada vez más al blanco y al negro, que se aleja de los grises y los matices y que está cada vez más condicionada por la contaminación mediática y de las redes sociales, incapaz ya de discriminar entre lo verdadero y lo falso. 

Sin embargo, a medida que avanzaba en la redacción sobre cualquiera de esos temas, me iba dando cuenta de que nada de lo que escribía, pese a su gravedad, era lo que más me preocupaba ni en lo que estaba pensando realmente. Lo que más me preocupa, me ocupa y moviliza desde hace cuatro meses es esa guerra/masacre/genocidio/asesinato en masa que está teniendo lugar en Gaza.  

El descomunal crimen que se está llevando a cabo tiene unos tintes tan perversos y abominables que resulta imposible apartarlo del pensamiento. La indignación y la vergüenza que provoca están convirtiendo al planeta en un cenagal sangriento, donde se violan derechos y se asesina inocentes, mientras nosotros, los testigos de la fortaleza Europa, apenas nos movemos para denunciar 

Mientras en los parlamentos se discute sobre cómo denominar la carnicería: guerra, genocidio, defensa propia, conflicto armado, exterminio, masacre... y mientras las bombas no dejan de explotar y reventar seres humanos, se sigue teniendo cuidado con no ofender demasiado al gobierno criminal que lo está perpetrando. No vaya a ser que nos acusen de antisemitismo o de promover el odio hacia el pueblo judío.  


Y la cifra de muertos sigue aumentando. Sobrepasa a fecha de hoy las 27.000 personas, entre ellas, no lo olvidemos, alrededor de 13.000 niñas y niños. ¡13.000 niñas y niños muertos! ¿Nos hemos parado a pensar el horror que encierran estas cinco palabras? 

Cuando me fijo en esos otros niños que juegan en nuestros parques o pasean por las calles de nuestras ciudades; cada vez que veo a uno de ellos reír, llorar, jugar, mirar con su inocencia infinita lo que les rodea, pienso inevitablemente en los niños y niñas que han muerto y siguen muriendo bajo las bombas y los escombros de Gaza.  

Imagino el dolor de sus padres, hermanos y abuelos, si es que siguen con vida, y se me hace entonces mucho más difícil entender la pasividad con la que asistimos a la matanza. Solo imaginado, el horror se vuelve insoportable. ¿Cómo ha de ser vivir el día a día del infierno provocado por ese absoluto demonio llamado Netanyahu? 


Mientras el contador de la guerra sigue sumando víctimas y los titulares de los periódicos nos informan, nosotros terminamos de desayunar, vamos al gimnasio o asistimos a un concierto, a una obra de teatro o nos tomamos una caña.  

Hay un factor muy preocupante precisamente en ese hecho: en llegar a considerar un genocidio como algo que podemos soportar, aprender a convivir con ello, convertirlo en algo cotidiano y pensar que no nos afecta y que no está haciendo del mundo un lugar mucho peor de lo que era antes de empezar a producirse. 

Estaría bien considerar que cada niño o niña muerta en Gaza es un hijo o nieto nuestro, que cada ser humano del planeta es parte del Ser Humano Universal del que todos formamos parte. Asistir sin hacer nada a la muerte de inocentes nos convierte en cómplices del asesino. 


La matanza que está llevando a cabo el ejército de Israel, llevándose por delante a miles de inocentes con el argumento de que tienen derecho a defenderse, debería no solo quitarnos el sueño, sino provocar que nos levantáramos cada día con el propósito de hacer lo posible por acabar con ella de inmediato, o al menos, no dejar de denunciar la barbarie, y exigir, sobre todo, que se bloquee el comercio de armamento con un país que desde su creación se ha ido convirtiendo en uno de los mayores peligros para la paz mundial.  

El gobierno de Israel sí tiene claro su objetivo y lo lleva adelante sin dudar: además de los bombardeos indiscriminados contra la población civil, está decidido a bloquear la ayuda humanitaria y a dejar que mueran de hambre, frío o enfermedad todos y cada uno de los habitantes de Gaza. Y todo ello lo ejecutan impunemente, sin que sus socios internacionales tomen decisiones para evitar que siga adelante la masacre. El asesino anda suelto y nadie parece estar dispuesto a detenerlo. 

Ante la pasividad de la mayor parte de gobiernos, consuela la reciente exposición ante la Corte Internacional de Justicia por parte de Sudáfrica de lo que definen como "un patrón de conducta genocida". Ayudan también a mantener la confianza en el ser humano las iniciativas ciudadanas que convocan manifestaciones de protesta, o los eventos deportivos donde se empieza a negar el saludo a los equipos que representan a Israel o iniciativas como la que intenta evitar la participación de dicho estado en el Festival de Eurovisión. 


Consuela pensar que quizá las iniciativas ciudadanas, las de los de a pie, pudieran llevar a los gobiernos a abandonar su pasividad y a tomar medidas contundentes que acaben con esta guerra que, además de resultar tan sangrienta, amenaza con incendiar Oriente Medio y quizá todo el planeta.  

El problema es que mientras tanto, no lo perdamos de vista, siguen muriendo inocentes y pronto no quedarán niños con los que jugar en Gaza. El problema es que cuando Netanyahu sueña su Israel, el resto del mundo es arrastrado a la pesadilla.

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Galiza, un país imaginario https://blogs.publico.es/dominiopublico/59373/galiza-un-pais-imaginario/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/59373/galiza-un-pais-imaginario/#respond Sun, 11 Feb 2024 06:00:46 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=59373 La candidata del BNG a la Xunta, Ana Pontón, durante el mitin electoral en Ourense. / Brais Lorenzo (EFE)
La candidata del BNG a la Xunta, Ana Pontón, en un mitin en Ourense. / Brais Lorenzo (EFE)

Me atrevo siempre poco, y solo tímidamente, a hablar de Galiza. Últimamente, por una constelación de factores aleatorios y concurrentes, antes y después de una visita a Santiago, he leído algunos artículos y libros, pero sin alcanzar ninguna conclusión clara, salvo la de que es, más que otros, un país totalmente imaginario. Un país, quiero decir, que imaginamos invariable, "remoto y brumoso", como decía José Ángel Valente en un artículo de 1986, "naturalmente propicio al desconocimiento". 

Lo imaginamos así en Madrid, desde luego, pero tengo la impresión de que mis amigos galegos, todos muy sabios y casi todos de izquierdas, mantienen con su tierra un vínculo preñado también de misterios no resueltos y que prefieren mantener sin resolver, entre la angustia y la utopía. Es como si nunca les hubieran dejado vivir en su propio país y hubieran tenido que construirlo, con pudor e ironía, en los aledaños de su cuerpo; o como si vivieran en "su propio país" solo de manera clandestina, a despecho de todas las intromisiones madrileñas y de todos los cambios producidos en las últimas décadas. 

Regalo de Germán Labrador, estos días he leído, por ejemplo, Memorias dun neno labrego, esa maravilla del idioma, best-seller clásico de la literatura en galego, que escribió Xosé Neiras Vilas en 1960, un año antes, por cierto, de que Delibes publicase Las ratas, obras siamesas cuyos protagonistas son dos niños sabios y hambrientos (Balbino y el Nini) apremiados a crecer en medios rurales igualmente hostiles. ¿Qué queda de ese campo? No sé cuánto de la lengua que habla Balbino se ha perdido, como se ha perdido el castellano de Delibes, pero tan obvio es que la Galiza de Neira Vilas no es la de Manuel Rivas como que ambos escritores pertenecen al mismo país imaginario, imaginado, imaginante: un país, decía Castelao, que "en lugar de protestar, emigra" (a América primero, luego a Madrid, siempre a la otra Galiza paralela) y que, socarrón y clandestino, es por eso mucho menos escuchado que el País Vasco o Catalunya. 

La pregunta es: ¿a qué país votan los galegos? ¿Al realmente existente? ¿O al imaginario? Las Galizas inexistentes son también plurales; son sin duda más de una. Entre ellas, la más aparentemente compacta es la que vota desde hace décadas —con una fugacísima excepción en 2005— al PP. En Madrid Ayuso promete libertad y quita servicios públicos, árboles, impuestos a los ricos; gentrifica ciudades, deja morir ancianos en las residencias, cierra consultas médicas y abre circuitos de Fórmula 1. En Galiza el PP promete "tradición" y hace más o menos lo mismo: ha sustituido el caciquismo por el clientelismo, el campo por el extractivismo forestal, los servicios públicos por el turismo, el mar por el tráfico de drogas. 

Madrileños y galegos, que sufren las mismas políticas, votan con deseos diferentes: el voto de unos es neoliberal, el de los otros conservador. Los madrileños que votan al PP, digamos, viven en el país que les gusta, lo que es trágico para el resto de los madrileños. Los galegos que votaban a Fraga, luego a Feijóo y ahora a Rueda viven en un país (me atrevo a decir) que no es el suyo, lo que es trágico para todos. Ana Pontón, candidata del BNG y quizás futura presidenta de la comunidad autónoma, decía en una entrevista que "Galiza no es conservadora". Y si lo fuera, ¿qué? ¿Por qué no habría de serlo? ¿No estaría bien que los madrileños también lo fueran un poco? ¿Que se empeñaran en proteger y conservar algo real, aunque fuese imaginario? 

Lo que me llama la atención de mis amigos galegos, sabios y casi todos de izquierdas, es precisamente que son conservadores: quieren conservar lo que se les ha quitado, lo que les queda, lo que nunca han tenido: el país imaginario, de lengua y de tierra, en el que viven clandestinamente. Escuchando a Pontón, de hecho, me parece que a lo que no se atreve (y con buen criterio electoral) es a disputar el concepto "conservador", pero que sus propuestas, sus anhelos, sus afectos lo son. Haríamos bien los madrileños en reivindicar la verdadera libertad frente a Ayuso; y los galegos quizás en defender el verdadero conservadurismo frente a Rueda

¿Cómo no va ser conservador un pueblo largamente vapuleado cuya lengua, cuyo campo y cuyo mar están amenazados? ¿Castelao no fue conservador? No fue solo conservador, desde luego, y nosotros, ni en Galiza ni en Madrid, debemos serlo tampoco. O sí: porque también forman parte de nuestra historia, de nuestra "tradición", toda una serie de derechos conquistados recientemente y ya amenazados por la erosión reaccionaria: derechos laborales y derechos civiles, derechos sexuales, derechos culturales. Hoy hay que ser más conservadores que nunca: conservadores frente a la revolución neoliberal que nos quiere dejar sin suelo y conservadores frente a la ofensiva libertariana-reaccionaria que nos quiere dejar sin cuerpo. 

¿No es esa acaso la única forma de concebir un "nacionalismo" y un "patriotismo" de izquierdas? ¿O lo llamaremos —al revés— "globalismo terrícola"? ¿O "internacionalismo pedestre"? Me cuenta mi amigo Alexandre Carrodeguas, inspirador de buena parte de este artículo, que el fundador de la cerámica de Sargadelos, Isaac Díaz Pardo, artista e intelectual galleguista muerto en 2012, se definía a sí mismo como "conservador libertario".

Las elecciones autonómicas galegas se han celebrado siempre, también para los galegos, en un país "remoto y brumoso", desconocido, entregado de antemano al partido-régimen que lo mangonea desde hace cuarenta años. Esta vez es diferente. Esta vez las elecciones ocurren más cerca de todos nosotros, galegos o no, por dos motivos, uno bueno y otro ambiguo. El bueno es que, por primera vez en cuatro décadas, hay esperanzas de que el PP pierda el gobierno. El segundo es ambiguo porque de alguna manera Galiza, en campaña electoral, se hace visible únicamente como pieza en disputa de la política nacional. 

En un contexto de frustración legalicida de la derecha, con un Gobierno central frágil, en vísperas de los comicios europeos de junio, las elecciones del 18F, en efecto, escenifican de manera fractal la estrategia de confrontación que el PP desarrolla en Madrid. Por una vez el PP parece más interesado en atacar a Sánchez que en renovar su feudo de la comunidad autónoma. O mejor dicho: cree poder renovar ese feudo atacando a Sánchez por vía interpuesta, lo que tal vez es un error. 

La encuesta del CIS del mes de enero revelaba que los galegos no están preocupados ni por la amnistía ni por Bildu ni, por supuesto, por ETA sino por el paro, la sanidad y la economía. Como bien ha comprendido Ana Pontón, están preocupados por lo que ocurre en su casa, en su barrio, en su aldea, en su ciudad. En todo caso, todos somos conscientes de que el resultado del 18F se inscribe en un contexto mayor: puede reforzar la ofensiva destropopulista contra el Gobierno de coalición o, por el contrario, convertir Galiza en un actor central en una nueva España territorialmente más sensata.

Para ejercer ese papel Galiza tiene que dejar de ser un país imaginario; tiene que ocuparse de sí misma, como hacen los catalanes y los vascos. El bipartidismo estatal, que amaga con volver, sigue siendo imposible en Catalunya y en Euskadi, necesarios para gobernar en la Moncloa; si pierde el PP las elecciones el 18F también será imposible en Galiza, que de ese modo estará, al mismo tiempo, más cerca de sí misma y más cerca de Madrid. Si el razonamiento es acertado (si hace falta que Galiza se ocupe de sí misma para que mejore España) muchos no galegos contemplamos desde fuera estas elecciones con esperanza. 

Queremos que pierda el PP y que gobierne Ana Pontón con el apoyo del PSOE y de Sumar. Para que eso ocurra es importante que el BNG saque más votos que el PSOE, lo que es muy probable, y que Sumar, a su vez, supere el 5% impuesto por Fraga en 1992. Esto no es seguro. No se pueden ya modificar las estrategias de los partidos ni los candidatos escogidos; ni fantasear con unidades levógiras de escaso realismo. Esta es la situación y para que se produzcan las dos circunstancias señaladas (que el BNG saque muchos votos y Sumar franquee el umbral de la representación) es imperativo que voten tantos galegos como en las elecciones del 23J (73%). 

El "galleguismo" fraguista generó un autonomismo débil, como lo demuestra la abstención endémica en los comicios autonómicos (51%). Pero hoy hay mucha gente que quiere que Galiza se ocupe de sí misma; y hay mucha gente que quiere que Galiza ayude a mejorar España. Esa convergencia espontánea puede ayudar al resultado inesperado que muchos esperamos: que cada uno vote, pues, a quien más le convenza sin hacer cálculos, pero sin exigir una correspondencia ideal con los propios programas ideológicos. Que los galegos, entusiasmados o no, fatalistas o no, acudan a las urnas: por ellos mismos y por mí, que no puedo votar. 

Desplazar al PP del gobierno no es solo desplazar al PP del gobierno. Es apostar por (y hacer avanzar un milímetro) esa Hespaña republicana, federal, democrática, difícil (poblada de bichos raros, de todos los sexos y todas las lenguas, obligados a negociar libremente) con la que soñó Castelao. O como reza el título del último y excelente libro de David Rodríguez sobre el padre del nacionalismo galego: liberdades antigas, tempos modernos. Para todos.

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Ana Pontón más allá de Piedrafita https://blogs.publico.es/dominiopublico/59361/ana-ponton-mas-alla-de-piedrafita/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/59361/ana-ponton-mas-alla-de-piedrafita/#respond Sat, 10 Feb 2024 09:02:06 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=59361 Ana Pontón, tras una entrevista con 'Público'
Ana Pontón, tras una entrevista con 'Público'. / Jaime García-Morato

Galicia termina allá en Piedrafita do Cebreiro, cuando la A6 cruza la frontera y se interna en el Bierzo de León. Las elecciones de la próxima semana, domingo 18 de febrero, solo apelan al electorado gallego, pero las consecuencias políticas llegarán más allá de Piedrafita, y del Bierzo. No solo porque un posible mal resultado de Alfonso Rueda, imaginemos que diera con el PP fuera de la Xunta, suponga tal terremoto para el partido que el liderazgo de Alberto Núñez Feijóo quedaría tambaleándose. Ni tampoco porque Sumar se juegue un arranque de proyecto luminoso o sombrío dependiendo, en parte, de los votos que obtenga Marta Lois en la tierra de origen de su líder, Yolanda Díaz...

Las consecuencias políticas para el resto del Estado de lo que suceda en Galicia también tendrán mucho que ver con el nivel de apoyo que consiga el soberanismo gallego. Y eso, hoy, tiene nombre propio: Ana Pontón. La 'número uno' del BNG ya se convirtió la pasada legislatura en líder de la oposición. Primero, a Feijóo y luego, a Rueda, sucesor designado por dedazo divino del PP.

Esta campaña, la nacionalista está logrando, además, brillar por encima del resto de candidatos. Así se pudo comprobar en el debate del pasado lunes, de donde se extraen algunas contundentes conclusiones: el BNG, para gobernar, necesitará del PSdeG y, quizás, de Sumar; existe un bloque de izquierdas que no está a la guerra entre ellas como quiere hacer ver el PP, sino que es capaz de coordinarse y detectar con claridad quién es el adversario en Galicia: Rueda; ese conjunto tiene una cabeza visible y líder y es, sin lugar a dudas, Pontón.

Más allá de Piedrafita, también se haría notar un gobierno de Pontón, que tendría consecuencias a distintos niveles de la política estatal. El mero hecho de que la alternativa al PP en Galicia ya sea el soberanismo de izquierdas gallego, por encima del socialismo o de la izquierda alternativa ahora referenciada en Sumar, ya tiene esas consecuencias. Si Pontón llegara al Gobierno, se acrecentarían mucho más. En primer lugar, tanto Galicia, como Catalunya y Euskadi tendrían gobiernos soberanistas.

Pontón, Iñigo Urkullu de momento y Pere Aragonès estarían, de momento, al frente de la Xunta, la Lehendakaritza y la Generalitat, respectivamente. Esta evidencia podría tener consecuencias para la política estatal, si los tres ejecutivos consiguieran coordinarse para acumular fuerzas e imprimirle velocidad al debate atávico pendiente de la política española: la cuestión territorial.

Esta conjunción de tres gobiernos soberanistas sería un añadido a la mayoría parlamentaria en la que se sustenta el Gobierno de coalición de Pedro Sánchez y Díaz. Una mayoría en el Congreso exigua e inestable, como estamos viendo, pero que está basada en la suma de fuerzas soberanistas y progresistas y que, si algo tienen en común, es la tendencia política a una descentralización y federalización del Estado y a un mayor reconocimiento de los derechos nacionales de los distintos territorios como pasos previos a abrir el debate del derecho a la autodeterminación de los mismos.

Esta alineación Galicia-Euskadi-Catalunya está pendiente, además, de otro hito de gran relevancia que tendrá lugar en los próximos meses, previsiblemente en la segunda quincena de abril: las elecciones vascas. Esta semana, el Sociómetro vaticinaba un empate a 27 escaños entre EH Bildu (cuyo candidato es Pello Otxandiano) y el PNV (con Imanol Pradales como cabeza de lista). El 72% del próximo parlamento vasco sería o independentista de izquierdas (EH Bildu) o nacionalista de derechas (PNV), es decir, soberanista. Además, esta semana se conocía otra encuesta, en esta ocasión de el diario El Correo, que vaticinaba un adelanto en uno o dos escaños de los abertzales a los jetzales, el PNV estaría entre los 25 y los 26 diputados.

En Catalunya, por su parte, la legislatura ha entrado en su recta final y tiene su horizonte, como muy tarde, a principios del 2025, aunque cada vez suenan voces con más fuerza que hablan de un adelanto electoral y sitúan estos comicios en noviembre. Mucho tendrá que ver en esto la aprobación o no de la ley de amnistía en el Congreso y sus plazos, pues esta puede ser condicionante para la composición de las candidaturas de los partidos independentistas.

Los sondeos señalan a un gran crecimiento del PSC de Salvador Illa, que se quedaría lejos de la mayoría absoluta. El independentismo (ERC, Junts y CUP) tendría también difícil revalidar un Govern con mayoría absoluta independentista. Primero, porque una mayoría absoluta en el Parlament de estos tres partidos está complicada según los sondeos; en segundo lugar, porque las evidentes tensiones entre ERC y Junts no insinúan un entendimiento placentero en el corto o medio plazo. Por ello, un tripartit con PSC, ERC y comuns es una figura que cada vez se ve más nítida.

Tanto en Galicia, como en Euskadi o Catalunya parece cada vez más evidente la entente y entendimiento de socialistas con soberanistas. Esta puede ser otra consecuencia de un hipotético gobierno de Pontón en Santiago de Compostela. El PSOE, hoy en día, no se entiende sin sus alianzas y conversaciones con los distintos independentismos, nacionalismos o soberanismos del Estado, pese a que le duela a Emiliano García-Page. Curiosamente, si diseccionamos por territorios, el PSOE no es primera fuerza política del abanico progresista, en estos momentos, ni en Galicia, donde está por delante el BNG; ni en Euskadi, EH Bildu; ni en Catalunya, de momento, ERC. Pero tampoco en Madrid, donde una fuerza regionalista como Más Madrid le come la tostada al PSOE.

Esta es otra derivada que habrá que tener en cuenta una vez se conozcan los resultados gallegos. ¿Qué relación quiere tener Sumar, un conglomerado de fuerzas políticas de izquierdas, algunas de ellas también soberanistas, con estos independentismos hegemónicos en las izquierdas de sus territorios (EH Bildu, BNG y ERC)? El proyecto de Yolanda Díaz entra en proceso asambleario para su fundación ideológica y orgánica el próximo mes de marzo. Un debate pendiente que también tendrán que afrontar.

Especulaciones, hipótesis... Sobre las consecuencias del resultado gallego más allá de Piedrafita do Cebreiro habrá tiempo para reflexionar. De momento, hacemos un cambio de sentido en la A6 y, en vez de dirigirnos al Bierzo, nos adentramos de nuevo en Galicia. Próximo municipio, Nogales. El BNG ha logrado algo ya muy relevante, darle la vuelta a la tendencia en las encuestas: el PP va a la baja y el nacionalismo gallego, hacia arriba en la gráfica. Queda una semana, y está todo en juego.

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El error político de Zelenski que le puede costar caro: Zalunzhni out https://blogs.publico.es/dominiopublico/59350/el-error-politico-de-zelenski-que-le-puede-costar-caro-zalunzhni-out/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/59350/el-error-politico-de-zelenski-que-le-puede-costar-caro-zalunzhni-out/#respond Fri, 09 Feb 2024 05:44:38 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=59350 Continuar leyendo "El error político de Zelenski que le puede costar caro: Zalunzhni out"]]> Fotografía de julio de 2023 distribuida por el servicio de prensa presidencial de Ucrania, del presidente Volodymyr Zelensky con el jefe de las Fuerzas Armadas, Valery Zaluzhny, a quien le ha regalado una pistola con motivo de su cumpleaños. AFP/SERVICIO DE PRENSA PRESIDENCIAL DE UCRANIA
Fotografía de julio de 2023 distribuida por el servicio de prensa presidencial de Ucrania, del presidente Volodímir Zelenski con el jefe de las Fuerzas Armadas, Valeri Zaluzhni, a quien le ha regalado una pistola por su cumpleaños. AFP/SERVICIO DE PRENSA PRESIDENCIAL DE UCRANIA

Desde hace semanas se venía rumoreando la posibilidad de que el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, cesara a su comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas, Valeri Zaluzhni. Pero la batalla en el epicentro del poder político ucraniano llevaba gestándose desde hace meses, especialmente en lo que hace a las relaciones entre los mandos civiles y militares. Las discrepancias en torno a las tácticas y estrategias a seguir en la defensa del país, en especial a lo largo de 2023, no han hecho sino profundizar disputas políticas internas latentes que habían quedado ocultas tras la unidad de acción defensiva ante la invasión rusa. Esa unión se ha desmoronado definitivamente.

Ucrania atraviesa por un momento crítico. La prolongación y cronificación de la guerra, la nula capacidad militar de recuperación del territorio perdido lleva, casi siempre, a un mayor riesgo de desestabilización y búsqueda de culpables de los fracasos. Y eso es precisamente en lo que estamos en estos momentos.

Apuntaba hace unos días Galeotti que en estas circunstancias Zelenski debe reiventarse, puesto que el episodio de la destitución de Zaluzhni es simplemente un síntoma de movimientos tectónicos más profundos de la política ucraniana. Durante meses las fuerzas de oposición a Zelenski han intentado impulsar una suerte de gran coalición que permita la desestabilización. Primero con la presión para la celebración de elecciones presidenciales previstas constitucionalmente para el mes de marzo de este año. Zelenski lo ha meditado, pero bajo la ley marcial y ante la posibilidad de perder el poder decidió postponer el proceso.

Y en este contexto Zaluzhni representa, precisamente la alternativa; una alternativa, por cierto, apoyada masivamente por las fuerzas más ultras del país. Desde su ascenso al cargo en julio de 2021 comenzó a trabajar para el fortalecimiento de las defensas ucranianas y la cooperación con la OTAN. Un hecho significativo fue que, durante los meses previos a la invasión, Zaluzhni transfirió autonomía a los mandos en el Donbass para responder al fuego enemigo sin pedir autorización. Pero, además, ya entonces, estableció contactos con círculos paramilitares y nacionalistas que desconfiaban de Zelenski y nombró a Dimitri Yarosh, líder del ultraderechista Pravy Sektor, su asesor personal.

Pero las cuitas entre ambos líderes tienen su origen mucho antes. La primera señal de ruptura fue durante la contraofensiva de 2022. En aquel momento Zaluzhni se había convertido en el salvador de Kiev, pero, además, había creado una fundación benéfica que fue interpretada por Zelenski como la puesta en marcha de su propio proyecto político.

Discrepancias en cómo gestionar las cadenas de mando en el frente, la táctica a emplear en el asedio de Bajmut y en Ajvdiivka, la investigación desvelada por The Washington Post sobre la voladura del North Stream que parece que apuntan a que el sabotaje se realizó bajo las órdenes de Zaluzhni, sin conocimiento de Zelenski, o más recientemente la cuestión de la movilización de 500.000 hombres que reemplazaran a las tropas extenuadas del frente (un número sobre el que tampoco se han puesto de acuerdo), son sólo algunos de esos desencuentros.

Si a todo esto añadimos la gigantesca popularidad del conocido como General de Hierro (que lidera las encuestas de opinión en un 70-30), el cese de Zaluzhni, sin duda, puede provocar un terremoto político en Kiev. De hecho, esta destitución es una apuesta política tremendamente arriesgada en un momento de aumento de la ofensiva rusa y disminución de la ayuda occidental. Podría tratarse del mayor error político de Zelenski desde su llegada al poder en 2019 simplemente por el hecho de que ahora Zaluzhni tiene las puertas abiertas para su participación activa en la vida política ucraniana; en otros términos, el ejército ucraniano entraría en la política ucraniana lo que acentuaría en gran medida el riesgo de desestabilización interna.

A partir de este momento todo puede suceder en Ucrania. Ya se han comenzado a ver como los instrumentos estatales están siendo utilizados para buscar a los culpables de la falta de resultados. El Servicio de Seguridad Ucraniano ya tiene en marcha una investigación sobre las razones de la rendición del sur de Ucrania al comienzo de la invasión rusa a la que fue invitado a declarar Zaluzhni. Durante los últimos meses también se ha observado como buena parte el equipo de confianza del comandante en jefe ha sido sustituido o desplazado. Reemplazos en el poder que en la actual situación pueden debilitar la unidad ucraniana. Porque, efectivamente, Zelenski no tiene una capacidad de control del aparato estatal como la que tiene Putin, y mientras el Kremlin pudo salvar el reto de Prigozhin, una situación similar en Ucrania no sería sostenible. Y en estas horas ya hay quien ha comenzado a hablar de un potencial golpe de estado.

Y mientras, la figura de Zelenski se continúa desgastando (mejor líder que político), y cada vez parece más evidente que con él a los mandos y sus posiciones irrenunciables de regreso a las fronteras de 1991 el avance hacia un acuerdo de paz se hace inviable. Ya se comienzan a agitar relatos y contrarrelatos sobre la posibilidad de un "Tercer Maidan" tras los de 2004 y 2014, siempre, por supuesto, provocados por la injerencia rusa... en fin. Y esto, en año electoral norteamericano, no gusta ni en la Casa Blanca ni tampoco en el Pentágono que encontrarían en la figura de Zaluzhni un aliado para una estrategia de desescalada.

En todo caso, habrá que esperar a las reacciones de sociedad, ejército y aliados de Ucrania ante este hecho y ante los próximos nombramientos en el marco político ucraniano. Continuará.

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Asfixiar a UNRWA, la 'solución final' https://blogs.publico.es/dominiopublico/59335/asfixiar-a-unrwa-la-solucion-final/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/59335/asfixiar-a-unrwa-la-solucion-final/#respond Thu, 08 Feb 2024 05:59:09 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=59335 Continuar leyendo "Asfixiar a UNRWA, la 'solución final'"]]> Benjamin Netanyahu, primer ministro de Israel.-EFE
Benjamin Netanyahu, primer ministro de Israel.-EFE

Es duro tener que escribir el titular, no vayan a creer lo contrario, pero ante la piedad que ha mostrado una persona que se dice tan religiosa como Benjamin Netanyahu, no seré yo quien se ande con rodeos: el primer ministro de Israel anunció ayer, tras rechazar sin negociación ninguna las condiciones de alto el fuego de Hamás, que su Gobierno se encamina solo y simplemente a la "victoria final", que es el equivalente conceptual en el siglo 21 a la solución final de los judíos del plan genocida de Hitler aplicado a los palestinos. Y no hay matiz ni prudencia alguna que puedan negar esta asimilación entre ambos conceptos.

Abría nuestro colaborador Pablo Batalla un texto este lunes en Público -más que recomendable y clarificador, El macarthismo cuqui- con la siguiente reflexión que después argumenta con puntos y comas: "Después del Holocausto había, ha habido, dos opciones; la extracción posible de dos lecciones éticas distintas. La primera era que aquello no podía volver a pasarle a los judíos. La segunda era que no podía volver a pasarle a nadieSobre esta segunda convicción universalista se construyó el orden mundial posterior a la victoria antifascista del cuarenta y cinco. Por supuesto, como tantas leyes hermosas, se acató, pero se cumplió poco". Y puesto que decir "solución final" habría sido un concepto turbador incluso para Netanyahu -aunque, como el mismo Batalla explica y ustedes saben, también se aplicó, por ejemplo, a los gitanos ("Samudaripen/Porrajmos, nombres acuñados para la Shoá romaní")-, se ha acuñado la "victoria final" como sinónimo para el exterminio del pueblo palestino.

De Netanyahu y su ultrasionista Gobierno -ergo, fascista- no podemos esperar nada ya: lo dice todo que no se plantee siquiera salvar a los conciudadanos secuestrados/as que queden vivas (los asesinados pudieron morir a manos de Hamás, pero también bajo las bombas indiscriminadas del Ejército de Israel, sus propios soldados), y dice aun más (menos) que ni se inmute por los cerca de 28.000 muertos gazatíes (un 80%, niños, niñas y mujeres), al menos 10.000 desaparecidos y más de 67.000 heridos. ¿Pero y los demás? ¿Qué estamos haciendo (o no) en el resto del mundo, particularmente, en los desarrolladísimos y amiguísimos EE.UU. y la UE? Cargarnos la ayuda humanitaria más organizada (y es mucho decir con la destrucción y la violencia que arrasa a la Franja) de la que pueden disponer los y las palestinas de Gaza en este momento.

Hay una denuncia contra 12 de los 30.000 funcionarios de UNRWA-OOPS (Organismo de Obras Públicas y Socorro de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en el Cercano Oriente, según se le denominó en su fecha de creación, 1949) que habrían colaborado con Hamás en el ataque a Israel del 7 de octubre. La propia agencia de la ONU lo puso en conocimiento y ésta abrió la investigación interna y apartó a los trabajadores señalados, con un respeto exquisito a las acusaciones de Israel aunque, "hasta el momento -según confirmo recientemente Natalie Boucly, comisionada general adjunta de UNRWA-, no se ha compartido con el OOPS ninguna prueba que respalde las acusaciones formuladas", pese a los detalles que salieron en The New York Times suministrados por el Ejecutivo de Netanyahu, por ejemplo, y que no han sido compartidos con UNRWA, lo que haría dudar de su veracidad a cualquiera, aunque este es un comentario de esta plumilla y no de la ONU, que además del ataque desproporcionado que está sufriendo, está siendo muy prudente con la furia desatada del Gobierno de Israel contra aquellos que intentan ayudar a Palestina


Podría pensarse, llegados a este punto y como está intentando hacer España, aún navegando en aguas de intereses procelosos, que todos o la mayoría de países aumentarían sus aportaciones a la agencia de la ONU en Palestina para paliar (un término, sin duda, excesivo en este momento de ruina y muerte, cuando no hay consuelo posible) el sufrimiento en Gaza. Pero no: como siempre, la capacidad de hacer daño que tienen las presuntas "democracias avanzadas" para defender y armar -en sentido literal y figurado- al poderoso Israel frente a la exánime Palestina es infinita. La UNRWA ha perdido cerca del 80% de su financiación: se han dado de baja Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Francia, Alemania, Italia, Países Bajos, Austria, Finlandia, Rumanía, Estonia, Letonia, Lituania, Japón o Australia; quédense con sus nombres.

El plan que el Ejecutivo de Israel hizo público para acabar con la UNRWA está en marcha desde hace tiempo, ahora puede recibir la estocada final y avanzar con éxito hasta la "victoria final", la solución final para el pueblo palestino, masacrado y sin ayuda exterior ninguna. Solo. Con la complicidad de los países citados, con la bendición soterrada de los que callan y con la cobardía palmaria de quienes se lamentan sin intervenir pidiendo, como mínimo, el boicot total a Israel, pero también a sus cómplices, capitaneados por USA. Claro que si la OTAN quiere empezar a ceder territorio de Ucrania a Rusia porque el negocio principal de las armas está ahora en Oriente Próximo, ¿qué le importará a Biden la agonizante Palestina?

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https://blogs.publico.es/dominiopublico/59335/asfixiar-a-unrwa-la-solucion-final/feed/ 0 Ana Pardo de Vera
La cercanía de la tiniebla https://blogs.publico.es/dominiopublico/59322/la-cercania-de-la-tiniebla/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/59322/la-cercania-de-la-tiniebla/#respond Thu, 08 Feb 2024 05:43:47 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=59322 Continuar leyendo "La cercanía de la tiniebla"]]> Foro romano del yacimiento de Herculano.- Freepik.
Foro romano del yacimiento de Herculano.- Freepik.

La era está pariendo una vesícula biliar. No puede más, se muere de dolor. Sufre ya contracciones en Ucrania, en Gaza, en Armenia. Vienen tiempos caníbales. Se anuncian con presagios siniestros como los que azoraban a los aztecas inmediatamente antes de la llegada de Cortés. A veces son siniestros sin la menor sutileza.

En un conjunto de playas turcas, de esas calas mediterráneas de ensueño, en las que el agua refulge de un cautivador azul turquesa, han ido apareciendo en las últimas semanas trozos de cadáveres, vomitados por la marea sobre la arena, incluyendo el cuerpo de un niño sin cabeza ni brazos. Es una noticia real. En la zona se desencadenaron las más diversas teorías de la conspiración. Se teorizaba que alguna mafia había arrojado aquellos cuerpos al mar; había quien fabulaba una trama pedófila.

El Estado turco se puso a investigar y dedujo una explicación más prosaica y a la vez más terrible de la procedencia siria de la ropa de los cadáveres: procedían de un cayuco de aquel país que viajaba hacia Chipre, y que se hundió en el Mediterráneo en diciembre con noventa personas a bordo.

La verdad es, decimos, más terrible que las fábulas porque una trama pedófila es espeluznante pero es una. Los cayucos, en cambio, son innumerables, un flujo constante, indetenible, creciente, lógico. Es relativamente fácil desarticular una trama pedófila, pero no lo es detener los centenares de guerras que asolan el mundo entero. 


El horror, otras veces, sí es sutil, poco evidente; se camufla, incluso, con los ropajes de la belleza. Pueden ser unas flores, si florecen a un inquietante destiempo. Margaritas en enero; hierba que segar, de tan crecida, en febrero. El cambio climático provocó en parte la guerra siria, al causar en el país, unos del estallido, unas sequías graves cuyos estragos el ineficiente Estado no supo paliar, generando una indignación que, aguas abajo, sumada a otras iras, se tradujo en revueltas.

Hoy nosotros vemos ahogarse de sed a Cataluña. Y las desordenadas margaritas. A algunos nos aterra, otros viven tranquilos, pero viven tranquilos al modo de los nativos de aquel breve poema de Jane Hirshfield: 

Cuando su barco llegó por primera vez a Australia,
escribió Cook, los nativos
siguieron pescando, sin alzar la vista.
Incapaces, parecía, de temer lo que era demasiado grande para ser comprendido. 

Levinas dijo una vez: «Todo el mundo es capaz de saludar a la aurora. Pero distinguir el alba en la noche oscura, la proximidad de la luz antes de que resplandezca, en eso consiste tal vez la inteligencia». Hoy consiste tal vez en todo lo contrario: distinguir, en el día radiante, la cercanía de la tiniebla. Porque aún son radiantes los días en esta parte del mundo.


Vivimos bien, y la flecha del progreso sigue pareciendo indetenible a veces. Otra noticia de estos días es un nuevo test, de paternidad española, que detecta precozmente el alzhéimer con solamente un análisis de sangre, evaluando, además, la respuesta de los pacientes a los tratamientos, lo que abre la puerta al desarrollo de terapias mejores en el futuro. 

En décadas futuras, sí, podremos detectar el alzhéimer en la sangre que derramaremos a espuertas; que se derramará también aquí; en Madrid y Barcelona, en Bilbao y en Sevilla, en Sarria y en Cieza, en Ubrique y en La Jonquera, que tal vez vuelva a ver la Desbandá de hace un siglo, cuando Gaza éramos nosotros, Israel eran Franco y Hitler y el mundo también dejó que nos desangráramos.

Nos cuesta imaginárnoslo bajo estos radiantes cielos del Primer Mundo, donde a día de hoy no cae fósforo blanco sobre los hospitales, sino que se hacen tests que predicen el alzhéimer; pero nos cuesta como le cuesta —robamos la metáfora a un artículo deslumbrante de Graham Gallagher— a la mosca que nace en un desierto en el que ha caído una lluvia inusual, y todo florece asombrosamente, y la mosca que solo ha conocido el desierto florecido no se imagina el desierto sin florecer, por más que en realidad sea lo normal. 


Pero no hay que ser fatalistas. Es otra noticia de estos días que se han conseguido descifrar unos papiros carbonizados del yacimiento romano de Herculano. Parecía imposible y ha sido posible. Ahora empezarán los expertos a leerlos y tal vez encuentren libros desconocidos de Tito Livio o Polibio, la Historia de los etruscos de Claudio o el libro de viajes de Piteas de Massallia. Somos la especie que construyó Auschwitz, pero también la capaz de devolver la vida y la voz a un amasijo de cenizas o leer en la sangre los espantos que vienen, y evitar entonces que vengan.

Las tinieblas son derrotables.

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Lo que el "comunismo" esconde https://blogs.publico.es/dominiopublico/59314/lo-que-el-comunismo-esconde/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/59314/lo-que-el-comunismo-esconde/#respond Tue, 06 Feb 2024 05:59:03 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=59314 Continuar leyendo "Lo que el "comunismo" esconde"]]> Isabel Díaz Ayuso anda enredada (sic, en X) con una polémica sobre unas declaraciones de Ana Belén, que en el programa de Jordi Évole, preguntaba de forma indirecta a la presidenta de la Comunidad de Madrid si a ésta o "a España", el comunismo con el que Ayuso identifica a Satán les "había hecho algo". Respuesta previsible de la jefa del Ejecutivo madrileño, con Venezuela, Bildu, Podemos, la libertad o no de pedir una aceituna en un concierto, ... completando un largo tuit. Pueden leerla aquí, si lo consideran necesario, pero este artículo no va de esto, sino de lo que tratan de ocultar este tipo de pataletas infantiloides fabricadas en la fachosfera y tan típicas de Ayuso.

A la presidenta de la Comunidad de Madrid hay que cogerle bien la medida para no despistarse y tiempo, desde luego, nos ha dado para calarla. En noviembre del año pasado, y puesto que había arrasado en las elecciones del 28 de mayo, Ayuso anunció que el Consejo de Transparencia pasaría a depender de su Gobierno en lugar de hacerlo de la Asamblea, como sigue en la actualidad mientras se desarrolla la ley del cambio, aunque me temo que por poco tiempo. El Consejo de la Transparencia, como su nombre indica, es el órgano fiscalizador del Gobierno en tal materia, es decir, vigila que los y las madrileñas puedan acceder a información sobre decisiones o actuaciones políticas que les afectan. No parece muy coherente, pues, desde el punto de vista democrático que un órgano fiscalizador pase a depender de aquél a quien tiene que vigilar, pero eso es precisamente lo que quiere Ayuso y así se anunció a finales del año pasado. Y ahora sabemos exactamente por qué.

El Consejo de Transparencia, todavía dependiente de la Asamblea -ergo, todavía democrático- ha aceptado las reivindicaciones de un particular que en 2022 pidió las "Actas de Inspección de Residencias de Mayores y otros centros residenciales" de la Policía Municipal cuando sus agentes entraron en las residencias de mayores donde murieron 7.291 personas sin la asistencia médica que les negó un protocolo aprobado por el Gobierno de Madrid durante los dos peores meses de la pandemia de covid.

A día de hoy, este particular denunciante, las familias y asociaciones de víctimas de este llamado protocolo de la muerte, la prensa y la opinión pública en general sigue sin conocer el contenido de la mayoría abrumadora de esas actas (alguna se publicó en medios como la Cadena Ser, confirmando los peores augurios), gracias a excusas del equipo de Ayuso, que van desde que están escritas a mano y no se entiende bien la letra hasta que hay datos particulares de fallecidos/as que deben ser protegidos por ley. Esta última evasiva es particularmente sangrante, porque cabría pensar que si los muertos/as en las residencias pudieran contarnos lo que allí pasó -y tienen a sus familias volcadas en restablecer su dignidad-, querrían seguro que se mostraran esas actas, pero es que además, la ley (BOE, art. 3) exime a los difuntos de la protección de sus datos si no lo han dejado prohibido expresamente. Todo ello no supone solo llamarnos idiotas desde el Gobierno madrileño, sino ejercer la mayor de las (re)crueldades con víctimas y familias.


Es imposible imaginar una mayor deshumanización de las víctimas de los protocolos de la muerte, salvo que además de dictar éstos, pretendas tapar cualquier prueba de tu gestión -reconociendo implícitamente el error en ésta, como mínimo- llevándote contigo un órgano fiscalizador de todos los y las madrileñas para ser tú quien lo fiscalice a él y decidas lo que se sabe o lo que no de tus acciones políticas. Hay pactos democráticos asentados, como la existencia de organismos como el Consejo de Transparencia, que nos permiten a los ciudadanos/as aflojarnos un poco el cuello de la camisa frente a los abusos del poder; y no siempre. Suele ocurrir con quienes disfrazan el autoritarismo de libertad con aceitunas y, a propósito, identifican dictaduras con ideologías perfectamente democráticas. Y les sigue funcionando.

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Orfeo despedazado https://blogs.publico.es/dominiopublico/59292/orfeo-despedazado/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/59292/orfeo-despedazado/#respond Tue, 06 Feb 2024 05:42:05 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=59292 Continuar leyendo "Orfeo despedazado"]]> Bárbara Lennie en 'Magical girl'.
Bárbara Lennie en 'Magical Girl'.

Ni apreciar la belleza es patrimonio de las buenas personas, ni lo es la capacidad de crearla. Esta es una obviedad que conviene dejar clara, casi como defensa, ante interpretaciones malintencionadas y frívolas de lo que se denuncia relacionado con ella. Es muy fácil caer en la infantilización de las mujeres que señalan comportamientos problemáticos, denuncian violencias machistas de cualquier tipo o ponen sobre la mesa la necesidad de conversar sobre todo esto cuando se trata de hombres a los que se admira.

Desde que las compañeras de El País publicaron los testimonios de las mujeres violentadas por el director de cine Carlos Vermut, estábamos esperando la reacción de quienes, esquinando argumentos y estableciendo comparaciones de brocha gorda entre las mujeres verdaderamente libres, que saben tratar con los chicos traviesos, y las supuestamente alienadas, que son medrosas y vengativas, han salido a defender el comportamiento del denunciado, caricaturizando a las que se han decidido a hablar y a quienes las apoyamos, como irreflexivas montapollos sin más objetivo que machacar vidas de hombres descuidados, un hatajo de bacantes poseídas por un fuego abrasador dispuestas a despedazar al desdichado Orfeo de turno, sin pensar en las consecuencias de nuestras palabras, acciones o alianzas.
 
Me fascinaron Quién te cantará y Magical Girl, aún considerando esta última un ejercicio hiperestético de misoginia rampante, cómo borrar de la mente a una Bárbara Lennie tocada por las diosas de la interpretación, con su presencia frágil y majestuosa; salir herida en algún punto del encuentro con el arte, con la cultura, es inevitable y debe seguir siendo así, a veces es necesario algún tipo de repulsión o de pánico para completar una experiencia de belleza, habitar la contradicción puede ser extrañamente estimulante.

Ni somos ursulinas, ni necesitamos el tutelaje de nadie para digerir una creación artística a la que nos exponemos. Confundir la necesidad de conversar sobre lo que nos pasa, mostrar lo que nos duele, protestar ante la humillación, tejer alianzas entre nosotras y, sobre todo, revelarnos contra la violencia, con quejas caprichosas que buscan destruir a los genios a los que hemos entendido mal, es, no solo una maniobra violenta en sí misma, es una postración cobarde al estatus que se disfraza como contracorriente y, además, nos toma por gilipollas. 
 
Guardarse una experiencia violenta durante más de cinco años hasta que casi se pudre, investigar y recoger testimonios durante uno y dar derecho a réplica a la persona señalada, es lo menos parecido a un estallido de furia o a una caza de mártires que se me ocurre. Anteponer el bienestar o la reputación del acusado sobre la importancia de la denuncia y el derecho a liberación y restitución de sus posibles víctimas, no solo es injusto, es que se ha hecho durante años y no ha servido para cambiar nada. Es hora de que hablemos, de que las cosas se aclaren, y de que los ámbitos culturales y quienes los componemos hagamos acuse de recibo y depuremos prácticas patriarcales enquistadas que nos hacen peores, como personas y como industria.  
 
El debate de la cancelación es un pájaro de bronce al que nos obligan a mirar para no afrontar la realidad. Personalmente, aquí hablo solamente en mi nombre, no tengo interés alguno en que la obra de Vermut arda, ni él, ni su futuro como creador, pero soy la primera en encender la pira en la que deben quemarse los juegos de poder que destrozan o condicionan la vida de las mujeres y en exigir, inquisidora, vociferante y harta, responsabilidad a los violentos, la que corresponda, la que necesiten las que han (hemos) sufrido algún tipo de abuso de poder, la que protegerá a las que corren peligro de sufrirlo y a todas las demás. Debemos ponerlas a ellas en el centro.  

Afrontar las consecuencias de los actos, por terribles que sean, es el primer paso para repararlos, si Carlos Vermut o cualquier otro debe pasar por ahí, así sea. Una vida no se arruina haciéndose cargo de sus malas acciones, la que se arruina es la que sufre violencias y no tiene más remedio que callarlas o incorporarlas a su normalidad. 
 
Contextualizar lo que vemos, lo que nos conmueve, nos incomoda y nos sublima, es tan importante como la obra misma. Y quién es el autor o la autora es parte fundamental de ese contexto, conversar sobre ello, explorar las contradicciones que nos arañan, disfrutarlas si es preciso, elegir qué apoyamos y qué no, qué queremos y qué no queremos, exponernos o no a una obra que puede ser lacerante es propio de una sociedad adulta que se respeta a sí misma, tanto como una que dice "se acabó" a que todo lo hermoso o importante descanse sobre el cuerpo de mujeres que sufren.


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Niño herido sin familia superviviente https://blogs.publico.es/dominiopublico/59250/nino-herido-sin-familia-superviviente/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/59250/nino-herido-sin-familia-superviviente/#respond Sat, 03 Feb 2024 06:00:28 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=59250 Continuar leyendo "Niño herido sin familia superviviente"]]> Niño herido sin familia superviviente
Una operación a un herido en el hospital de Al Aqsa, a noviembre de 2023 /MSF

Cada día, decenas de pacientes llegan al servicio de urgencias del hospital Al Aqsa Shohada, en la zona central de Gaza. No es posible el triaje en los lugares donde caen las bombas así que los equipos de ambulancias se lanzan a la carrera para salvar a los que aún pueden vivir.

El Servicio de Urgencias es un caos. Los heridos graves yacen sobre cajas de cartón: las camas están llenas. Hay periodistas que intentan contar lo que está ocurriendo a gente que parece decidida a no escuchar. Cuando retroceden para grabar la escena, a veces pisan accidentalmente los cadáveres que yacen en el suelo. Algunos días el hospital recibe más muertos que heridos.

Visitamos Al Aqsa por primera vez el 23 de noviembre, el día anterior a la anunciada pausa humanitaria. Ese día el hospital recibe 314 heridos y 121 muertos o fallecidos poco después de llegar. Habían previsto estas abrumadoras bajas, explicaron colegas gazatíes, recordándonos que éste no es un conflicto nuevo. "Siempre es así antes de una tregua".

Tras esa primera visita, nuestro equipo empezó a trabajar junto al personal de Al Aqsa. Antes de la guerra tenía capacidad para 200 pacientes ingresados. A finales de diciembre tenían más del triple.

Dilemas imposibles

Un día nos avisan de que un miembro del personal de Médicos Sin Fronteras (MSF) y su familia han llegado al servicio de urgencias gravemente heridos. Los compañeros se apresuran a buscarlos en medio del caos.

Más tarde, el Dr. Samir* me dice: "Tuve que tomar una decisión: vi a Ghassan* y a su hijo, me necesitaban, pero a su lado vi a una mujer gravemente herida que también me necesitaba. ¿Qué debía hacer?"

El personal sanitario se ve obligado a tomar decisiones como ésta todos los días.

El hijo de Ghassan había sido alcanzado por la metralla. Ese día le operan varias veces. Las heridas en la garganta le impedían hablar. Su madre perdió un ojo. Cuando el Dr. Samir sale del quirófano a la 1 de la madrugada, su chaqueta de MSF está cubierta de sangre.

A finales de diciembre, el equipo de nuestra unidad de curas atiende a una media de 150 pacientes al día, casi todos con quemaduras o heridas por explosiones. Muchos son niños. Uno de los cirujanos de MSF me cuenta cómo cura las heridas de bebés que han perdido las piernas. Se le ha quedado grabado. Son bebés que no habían aprendido a andar y que nunca lo harán.

WCNSF

Algunos de esos niños tienen un nuevo acrónimo escrito en su expediente. "WCNSF" significa "niño herido, sin familia superviviente [en inglés: wounded child, no surviving family]".

Salma*, de nueve años, es uno de los miles de WCNSF. Sufrió una fractura de cráneo cuando bombardearon la casa en la que estaba su familia. Tenía una pierna rota y la otra amputada. La conocemos en la unidad de cuidados intensivos. Aún no sabe que es la única que ha salido con vida de entre los escombros: el personal, exhausto, quiere dejar que se recupere físicamente primero.

Niño herido sin familia superviviente
Varios pacientes en el hospital de Al Aqsa, en Gaza, a noviembre de 2023/MSF

Uno de los mayores retos a los que se enfrentan los hospitales del sur y el centro de Gaza es la capacidad de camas. Las camas son necesarias para tratar a pacientes en estado crítico, pero los que se han estabilizado no tienen adónde ir. ¿Adónde enviamos a una paciente como Salma? ¿Qué le decimos?

Salma estaba siendo tratada en Al Aqsa. Al igual que el resto de los escasos hospitales que siguen funcionando parcialmente en Gaza, sólo puede proporcionar atención traumatológica. Los centros sanitarios han sufrido ataques, órdenes de evacuación o se han quedado sin suministros, agua potable y electricidad: Apenas puedo describir la destrucción de la asistencia sanitaria de la que he sido testigo. Muchos hospitales y centros de atención primaria se han visto obligados a cerrar; servicios como la atención a la maternidad o las enfermedades crónicas casi no existen.

Entonces, ¿ya no están enfermos los habitantes de Gaza? ¿Ya no hay apendicitis? ¿No hay asma ni gastroenteritis? La verdad es que en los refugios hacinados, sin comida ni agua, carentes de las condiciones higiénicas más básicas, la gente está más enferma que antes, pero ya no tiene acceso a la atención sanitaria.

A mediados de noviembre, empezamos a prestar apoyo al centro de salud de Shohada, el mayor proveedor de atención primaria de Jan Yunis. Las necesidades son enormes. En una semana, ya hemos atendido a más de 600 personas, la mitad menores de cinco años. Padecen infecciones respiratorias, enfermedades de la piel o diarrea, todas las cuales pueden causar graves complicaciones, especialmente en los niños pequeños. Todas son consecuencia directa de sus pésimas condiciones de vida.

Las mujeres llegan corriendo, tan deshidratadas que se desmayan. Las madres mendigan leche maternizada: sin nada que comer, su leche materna ha cesado y sus bebés estaban hambrientos.
El 1 de diciembre, cuando termina la pausa, se ordena la evacuación del barrio donde se encuentra el centro de salud. Nuestro equipo se ve obligado a marcharse y el centro de salud deja de funcionar.

Salud mental

Uno de los miles de pacientes que pierden el acceso a la atención ese día es un niño de cinco años que estaba siendo tratado por nuestra psicóloga. En una sesión le había dicho que quería morir.

En el hospital de Al Aqsa, el equipo de salud mental de MSF organiza sesiones de arte con niños. Algunos dibujan a sus familiares, muertos durante los bombardeos. Dibujan las piernas y los brazos de sus madres en el suelo, junto a sus cuerpos.

Cuando me lo cuentan, no pienso sólo en los niños, sino también en los psicólogos que sostienen este trauma mientras ellos mismos pasan por las mismas experiencias.

Héroes

Los miembros de nuestro equipo en Gaza han perdido familiares, hogares, colegas.

Una compañera se entera por las redes sociales de que han matado a su hermana. Viene a trabajar de todos modos, para olvidar, porque no hay nada más que hacer.

Un ataque contra el hospital Al Awda Jabalia mata a dos de nuestros médicos, el Dr. Mahmoud Abu Nujaila y el Dr. Ahmad Al Sahar.

El tercer miembro de su equipo no está allí ese día: ha venido a trabajar con nosotros en el hospital de Al Aqsa. Más tarde, cuando dos supervivientes de ese mismo ataque llegan a Al Aqsa, este médico es quien cura sus heridas.

Niño herido sin familia superviviente
Enfermeras atienden a niños heridos en el hospital Al Aqsa, en Gaza. / MSF

El personal sanitario de Gaza está siendo descrito como héroes. Pero llamarlos héroes sugiere que pueden aliviar mágicamente este sufrimiento insoportable por sí solos. Sugiere que no necesitan apoyo.

El día que el Dr. Samir resulta herido cuando bombardearon el edificio de al lado, su hija lo ve sangrando. Le dice: "Se supone que los médicos no sangran". Pero lo hacen.

La ilusión de la acción humanitaria

Los periodistas extranjeros me preguntan a menudo si se pueden comparar Gaza con otras crisis en las que he trabajado. Les digo que en Gaza hay una crisis humanitaria, pero no una respuesta humanitaria.

Los funcionarios israelíes hacen afirmaciones sobre el número de camiones que pueden pasar diariamente por Rafah, como si hubiera una proporción aceptable entre el número de camiones y el número de personas muertas. Pero la ayuda humanitaria no consiste en camiones, y los suministros que se permiten no se corresponden en absoluto con la magnitud de las necesidades.

Una respuesta humanitaria es aquella en la que podemos evaluar, planificar y trabajar en función de las necesidades de la población civil. En cambio, MSF y unas pocas organizaciones internacionales están prestando una atención médica muy limitada en condiciones tremendamente anormales.

El personal sanitario de Gaza está sosteniendo los valores de la humanidad en un momento de gran oscuridad. Mientras tanto, las personas que tienen el poder de detener esta catástrofe humanitaria no lo hacen.

Mientras dudan, médicos, enfermeras y palestinos están siendo masacrados.

Cuando salí de Gaza, mis compañeros me pidieron que diera testimonio de sus historias. Sólo vi la punta del iceberg. Y esa pequeña parte era insoportable de ver.

Después de que Marie-Aure escribiera este testimonio, el hospital de Al-Aqsa recibió una orden de evacuación y el equipo de MSF tuvo que ser trasladado.
*Todos los nombres han sido modificados.

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Los soldados de Israel y la masacre de niños en Gaza https://blogs.publico.es/dominiopublico/59223/los-soldados-de-israel-y-la-masacre-de-ninos-en-gaza/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/59223/los-soldados-de-israel-y-la-masacre-de-ninos-en-gaza/#respond Sat, 03 Feb 2024 05:40:02 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=59223 Continuar leyendo "Los soldados de Israel y la masacre de niños en Gaza"]]> Ejército Israel/EFE
Ejército Israel/EFE

Como escribe Ana Carrasco-Conde en su magnífico ensayo Decir el mal, el mal no es solo un acto que se hace o se sufre, ni siquiera es un conjunto de actos, es una dinámica que genera un orden en base a una lógica relacional que se refuerza a sí misma. El mal, como tal, es "una forma de relacionarnos". No veo cómo, en un futuro cercano -ni siquiera caso de producirse la paz-, Israel conseguirá romper la dinámica perversa que el genocidio en curso ha exacerbado; no veo cómo podrá deshacerse y superar las dinámicas relacionales que han sustentado y que a su vez se alimentan de todo ese mal.

Nunca antes vimos morir asesinados con nuestros ojos a miles de niños y niñas pequeños. El genocidio de la población infantil de Gaza a manos del ejército de Israel marca un hito emocional y moral en la historia contemporánea. Hasta hace poco la tecnología de muerte y exterminio desplegada por el régimen nazi el pasado siglo no solo ejemplificaba el mal absoluto sino que incluso lo modelizaba. Ni Ruanda ni Sebrenica desbancaron jamás en el imaginario colectivo al Holocausto judío como representación absoluta del mal. Y, sin embargo, después del asesinato en curso de miles y miles de gazaties - muchos de ellos niños y niñas-, estamos obligadas a reconsiderarlo todo.

El Holocausto judío, que no es solo un acontecimiento sino una poderosa narrativa fundamentada en hechos históricos probados, industrializada y difundida como una pedagogía contra el mal, compite a partir de ahora con el genocidio en Palestina en un giro dramático de los acontecimientos en virtud del cual los que hace casi un siglo fueron víctimas han devenido en verdugos.

Si de la gravedad y el alcance del Holocausto judío tuvimos noticia conforme se asentaba su posteridad -a través de los juicios y la elaboración filosófica e historiográfica de su terrible legado-, del genocidio en Gaza vamos tomando conciencia según avanza sin que ninguna fuerza política ni moral logre detenerlo. Estamos en shock y no solo nos cuesta reaccionar, sino incluso organizar nuestros sentimientos y nuestras emociones, que vienen oscilando entre la tristeza, el abatimiento profundo y la rabia, la impotencia y, por qué no confesarlo, el odio. Nos están empujando a odiar toda esta maldad que nos supera, que nos acongoja y que no sabemos cómo desactivar.

Hace meses que está en marcha esta moviola del terror. Se suceden imparables imágenes de cuerpos mutilados, abrasados, despellejados, temblorosos, entontecidos. Niños y niñas deshidratados, hambrientos, bombardeados, acribillados, que lloran, vomitan y se hacen encima sus necesidades mientras un adulto sostiene su malogrado cuerpo extraído de entre los escombros para entregarlo, con suerte, a un sanitario al que ya no le quedan lágrimas que llorar.

Médicos exhaustos tratarán de salvarles la vida sin éxito en la mayor parte de los casos. En otros muchos tendrán que tomar la difícil decisión de adoptar o no hacerlo las medidas que garanticen la supervivencia de criaturas que, arrojadas a un mundo en guerra sin progenitores que les cuiden, se encuentran en una situación de abandono y miseria que muy posiblemente jamás van a poder superar.

Los cuerpos de recién nacidos, bebés y niños muy pequeños que apenas habían aprendido a caminar, revientan por miles desde hace meses en la Franja de Gaza, asediada por el ejército de un Estado militarista y colonial. Hoy mismo podéis leer en Público un testimonio en primera persona de Marie-Aure Perreaut Revial, coordinadora de emergencias de Médicos Sin Fronteras, en el que da cuenta del grado de devastación y de sufrimiento humano que el ejército de Israel está causando.

Constatamos que la vileza del militarismo israelí roza la deshumanización completa cuando se difunden vídeos de soldados mofándose del exterminio que están llevando a cabo o ejecutando crueles acciones terroristas. La borrachera infame de poder de los soldados de Israel contrasta con las imágenes en las que  cadáveres de gazatíes -insisto, muchos de ellos niños y niñas- se apilan; seres desechados, descartes de una guerra detrás de la que hay un ímpetu histórico colonial y abusivo, un régimen de injusticia, de violencia en los territorios ocupados y de impunidad.

Mi sensación, respecto de las escenas difundidas en redes sociales en las que soldados de Israel cantan, bailan y festejan con frenesí el exterminio de civiles gazatíes, es que en realidad más que celebrar la muerte del adversario exaltan su propio poder, su omnipotencia para causar sufrimiento. Tal vez tratan de sublimar y de ese modo superar la desvitalización moral y al daño emocional que la ejecución de seres humanos indefensos les provoca, porque nadie sale indenme de ejercer semejante forma brutal y extrema de violencia. Hacer el mal puede ser banal, pero incluso entonces tiene consecuencias.

Cuando los trescientos mil soldados reservistas israelíes desplegados en Gaza regresen a sus casas y a la vida civil, no serán los mismos que eran antes de haber perpetrado un genocidio de más de veinticinco mil personas hasta la fecha, de las cuales, insisto, más de diez mil son niños y niñas. Los acogerán como patriotas o como héroes, pero todos ellos y ellas estrán enfermos de violencia.

 

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Carretaxe https://blogs.publico.es/dominiopublico/59274/carretaxe/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/59274/carretaxe/#respond Sat, 03 Feb 2024 05:20:58 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=59274 Un colegio electoral en las autonómicas de Galicia de 2020 en la población de Burela, en la comarca de A Mariña, Lugo. EUROPA PRESS/Carlos Castro
Un colegio electoral en las autonómicas de Galicia de 2020 en la población de Burela, en la comarca de A Mariña, Lugo. EUROPA PRESS/Carlos Castro

La brújula se desvía unos grados hacia el oeste, la aguja señala a Galicia. Las miradas se posan sobre este país que el próximo 18 de febrero celebra elecciones. La campaña arrancaba la noche del pasado jueves con las tradicionales pegadas de carteles. Las calles de pueblos y ciudades lucen, hoy, los rostros insolentes de las y los candidatos, que parece que todo lo vigilan desde sus marquesinas. Las plazas, más concurridas de lo habitual por la sucesión de actos electorales. Dos semanas que se pueden hacer demasiado largas, o muy cortas.

Alfonso Rueda se estrena en unas elecciones como cabeza de lista. El cargo que ostenta actualmente como presidente de la Xunta tan solo está legitimado, hasta el momento, por el dedazo de su antecesor, Alberto Núñez Feijóo. El PP plantea una campaña a diferentes ritmos, porque diferentes son los objetivos. Su meta está clara: revalidar la mayoría absoluta conservadora y el gobierno autonómico. Pero los objetivos, como decimos, son distintos. No ansía lo mismo Rueda que Feijóo. Quizás por eso el PP desplegará dos caravanas diferenciadas por las carreteras gallegas, las cuales algunas veces confluirán y otras se alejarán en la encrucijada. Quizás los mensajes que lancen uno y otro no tengan mucho que ver. Tres caravanas, si contamos con la participación estelar de Mariano Rajoy.

Rueda desea que no ocurra nada, que pase el tiempo deprisa, que la campaña sea silenciosa, alejada de estridencias. Si nada ocurre, es complicado que el PP se deje por el camino hasta cuatro escaños necesarios para que pierda la mayoría absoluta. En 2020, Feijóo logró 42 diputados en el Pazo do Hórreo, sede del Parlamento gallego. La mayoría absoluta se sitúa en los 38 escaños. El equipo del actual presidente autonómico quiere controlarlo todo, hasta las conversaciones de los próximos días. Por ello, Rueda solo participará en un debate. Lo organiza la CTVRG, el ente público de la radiotelevisión gallega, el cuál tantas denuncias de trabajadores y usuarios por manipulación informativa aguanta a sus espaldas. Será un debate a cinco, en el que el PP quiere escenificar que a un lado está Rueda y al otro una izquierda caótica que no es capaz de ponerse de acuerdo (BNG, PSdeG, Sumar y Podemos). Curiosamente, no está Vox invitado. Solo una derecha, no se vayan a dispersar los votos.

Feijóo, por otro lado, también se examina en su Galicia natal, en la tierra que le vio crecer también políticamente. El actual presidente del PP llegó a la sede de la madrileña calle de Génova en abril de 2022 con el único objetivo de arrebatarle la Moncloa a Pedro Sánchez. Feijóo, desde el pasado mes de julio, es, por tanto, un político fracasado y busca resarcirse pronto. Todas las esperanzas de su equipo están en que la diversa y exigua mayoría que sustenta al Gobierno de coalición se rompa y se precipite la legislatura, y esta semana el no de Junts a la amnistía ha sido un paso de gigante en esa dirección. Pero si el PP pierde la mayoría absoluta en uno de sus principales feudos, la Galicia de Fraga, Rajoy y Feijóo, lo que se puede precipitar no es tanto la legislatura de Sánchez, sino la calma en la zona noble genovesa. Por eso, mientras en la campaña de Rueda apuestan por el susurro, en la caravana de Feijóo se espera el alto voltaje propio de Isabel Díaz Ayuso y Miguel Ángel Rodríguez que caracteriza tanto el liderazgo de Feijóo, pese a que su voluntad inicial no iba por estos derroteros. En el autobús de Feijóo se escuchará mucho una palabra, y rima con tía, y no es Rosalía.

El BNG ya ha conseguido mucho, y eso que la campaña tan solo acaba de comenzar. Su metódica líder, Ana Pontón, con su trabajo parlamentario y como líder de la oposición durante los últimos cuatro años, ha sembrado la creencia de que el cambio es posible. El cartel del partido lo evidencia: "Agora!", reza el eslogan, acompañado de una foto del rostro de la candidata. La sensación de que hay una alternativa al PP y esta es el BNG existe, y eso pone de los nervios al PP que tiene, como hemos visto, mucho más que perder a que ganar. Las encuestas le dan una subida de hasta dos o tres escaños, la pasada legislatura había 19 diputados nacionalistas gallegos en el hemiciclo de Santiago.

El PSdG recupera a José Ramón Gómez Besteiro, quien estaba escrito que sería el candidato a la Xunta hace años pero un extraño caso de lawfare le hizo retirarse de la vida política y pública. Todas las acusaciones fueron archivadas sin que ni siquiera hiciera falta abrir juicio. La obsesión socialista de esta campaña está en que el cambio no sea posible porque su candidatura no suba lo suficiente y acabar con el maleficio por el que le votan más en municipales y generales que en autonómicas. Actualmente, tiene 14 diputados. Si el BNG sube tres y el socialismo dos, hay cambio. Pedro Sánchez tiene previstas, al menos, una visita por semana a Galicia; también José Luis Rodríguez Zapatero que, tal y como demostró en la campaña del 23J, está en estado de gracia.

Sumar se enfrenta a una difícil campaña tras la ruptura con Podemos, que concurre por primera vez con sus siglas en unas autonómicas gallegas. El proyecto que lidera Yolanda Díaz busca al electorado de izquierdas que no se siente nacionalista, pero se arriesga a que sus votos no sean "útiles" para expulsar a la derecha de la Xunta. Pontevedra y A Coruña son las provincias a las que dirigirán sus esfuerzos, para no dispersar el voto progresista que va al BNG o al PSdeG en Lugo o Ourense. Se espera desembarco de ministros de Sumar para apoyar a Marta Lois, la cabeza de lista, durante estos días en Galicia y la propia Díaz estará al quite en su tierra.

Hoy, sábado, sin ir más lejos, el acto en Ferrol aglutinará a la vicepresidenta y al flamante portavoz parlamentario del Grupo Plurinacional, Íñigo Errejón. Las encuestas le dan a Sumar de cero a dos escaños, puede ser una fuerza decisiva en el cambio o ser la causa que lo frustre. Mucha presión en una fuerza política que celebrará su asamblea fundacional en las próximas semanas. Un partido que puede arrancar su andadura con el viento gallego a favor, o totalmente en contra.

Carretaxe es una expresión que en Galicia todo el mundo conoce. Tiene que ver con transportar en carretilla. Llevar hasta el colegio electoral votantes o votos es una práctica que sobrevuela el imaginario gallego. Las sospechas sobre la manipulación electoral en la Galicia dominada por el PP. Alguien sembraba una duda esta semana en una conversación de bar. "¿El PP de Rueda sabrá de carretaxe?" o "¿Quién lo va a llevar a cabo en la provincia de Ourense ahora que no la dominan los Baltar?". Comentarios que se escuchan en una Galicia expectante. "Si hay cambio, tiene que ser ahora, o nunca", repite la gente progresista por aquí. Pese al carretaxe, si lo hubiera.

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Galicia tiene un plan (y no es ser El Molino de España) https://blogs.publico.es/dominiopublico/59202/galicia-tiene-un-plan-y-no-es-ser-el-molino-de-espana/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/59202/galicia-tiene-un-plan-y-no-es-ser-el-molino-de-espana/#respond Fri, 02 Feb 2024 05:59:34 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=59202 Continuar leyendo "Galicia tiene un plan (y no es ser El Molino de España)"]]> Las elecciones en Galicia del 18 de febrero, cuya campaña empieza este viernes, se demuestran como las más importantes de este territorio en España, por la repercusión que traería un cambio de color en la Xunta, es decir, que el PP perdiera la mayoría absoluta y la izquierda pudiera gobernar en coalición. Pedro Sánchez se juega mucho, pese al kit flojo de su partido caduco en la comunidad, el PSdeG-PSOE, pero Alberto Núñez Feijóo se lo juega todo: perder Galicia y aflojarse su liderazgo nacional son todo uno.

Aunque el ahora presidente nacional del PP es la primera vez que no se presenta como candidato a gobernar Galicia desde 2009, la derrota de su delfín, Alfonso Rueda, sería un fracaso absoluto de la estrategia electoral incomprensible que Feijóo está desplegando en su presunto antiguo feudo, al que sigue controlando con mano de hierro. Si algo ha caracterizado al PP de Galicia durante el tiempo del liderazgo de Feijóo, incluso del de su antecesor, el difunto Manuel Fraga, ha sido la cerrazón territorial de los planes electorales, donde los dirigentes españoles del PP, incluso de otras comunidades autonómas, han brillado por su ausencia. Esta vez, no: amnistía, Feijóo en primer plano y estopa a Pedro Sánchez y sus alianzas con el independentismo catalán, sobre todo. Esta apuesta arriesgada y la falta de tirón de Rueda, un candidato al que Feijóo no dejó evolucionar como sucesor hasta que fue demasiado tarde, ponen al PP de Galicia en una de sus batallas electorales más complicadas, pese a la dificultad de su derrota.

Solo el BNG mantiene el tono galleguista de la campaña con Ana Pontón, cuyo ascenso meteórico no parece, sin embargo, suficiente para gobernar Galicia debido al lastre del resto de la dividida izquierda (PSdeG, Sumar, Podemos y Espazo Común Galeguista, la nueva formación del exsecretario general socialista gallego Pachi Vázquez), que ni levanta cabeza ni ha encontrado su sitio en una comunidad donde el férreo poder del PP en el rural y la altísima abstención en las elecciones autonómicas lo condicionan todo. El nacionalismo gallego crece gracias a un giro inteligente de su estrategia identitaria, muy centrada en apelar a un proyecto que potencie la productividad industrial en Galicia, los avances sociales y la protección de sus sectores tradicionales, el campo y la pesca, muy perjudicados por la crisis general y las políticas deslavazadas del PP. Como subrayaba Pontón durante una entrevista en Carne Cruda, el partido de Feijóo y Rueda -por este orden- es el partido de las grandes energéticas: la obsesión de la Xunta por instalarnos molinos generadores de energía eólica en cada rincón de la comunidad, terrestre y marítimo, solo es comparable a su clásico afán de sacarse de la chistera ayudas económicas a las puertas de cualquier contienda en las urnas. Todas las gallegas con sentido común estamos a favor a de las energías renovables, faltaría más, pero no de convertirnos en El Molino de España como seña de identidad y de gobierno. Necesitamos y tenemos alternativas, solo nos falta una Xunta que las ponga en marcha.

La derecha en Galicia, no obstante, es el PP y nada más que el PP; no hay espacio para Vox como no lo hubo para Ciudadanos y eso es algo por lo que gallegos y gallegas podemos sacar pecho orgullosas como ningún otro territorio, incluyendo a Euskadi o Catalunya, donde Vox sí tiene representación. Tal vez el hecho de ser la tierra que parió a Franco nos ha inmunizado o tal vez la tragedia poblacional, represora y famélica que trajo el dictador a su tierra, que no se salvó de la masacre general, ha conseguido que en Galicia, de derecha a izquierda, de norte a sur y de oeste a este ni se hable ni se quiera hablar de nacionalismo español y otros delirios fascistas, a los que incluso se desprecia profundamente. Nunca un concejal, como el único que sacó la ultraderecha en la provincia de Ourense, se debió de sentir tan solo en un territorio. Y eso es indiscutiblemente positivo, aunque al PP le impida pactar con nadie si pierde la mayoría absoluta: o el PP o la izquierda en su destartalado conjunto si BNG y PSdeG, aunque éste menos, logran arrastrar voto útil, por un lado, del resto de formaciones y movilizar a sus votantes de las zonas urbanas, por otro.


Galicia se va a convertir -está iniciándose, desde luego, con gran entusiasmo- en uno de los grandes refugios climáticos de España, cuando por mucho que Isabel Díaz Ayuso se empeñe en convertir a la Comunidad de Madrid en el parque temático turístico por excelencia del país, el calor abrasador de la meseta en diez años -quién sabe si menos- hará los veranos insoportables, teniendo en cuenta, además, que apenas quedan por el centro de España invierno y primavera. Esta evolución de una Galicia, de momento, ya altamente turistificada en las costas pontevedresa, sobre todo, y coruñesa, hacen urgente un plan socioeconómico que gestione las enormes posibilidades de a terriña priorizando el bienestar de gallegos y gallegas. Ni los molinos de viento a gogó -que no generan empleo y destrozan las zonas donde se instalan, aparte de ser un atentado estético- ni el turismo climático en avalancha son la solución para una nación excepcional en el resto de España. Acaben con esa economía de subsistencia, inviertan en una población que necesita urgentemente crecer y rejuvenecerse, servicios públicos y empleo de calidad y déjense de autocompadecerse: si Galicia no es una potencia autonómica hoy es porque la corrupción, el caciquismo de descaradas redes clientelares y la brutal manipulación mediática del PP lo han impedido. Galicia tiene un plan, va en sentido contrario a la desidia del PP en la Xunta y hay que ejecutarlo cuanto antes. El talento y la capacidad lo tenemos sobradamente demostrado.

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El campo en llamas… y en junio elecciones https://blogs.publico.es/dominiopublico/59193/el-campo-en-llamas-y-en-junio-elecciones/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/59193/el-campo-en-llamas-y-en-junio-elecciones/#respond Fri, 02 Feb 2024 05:46:37 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=59193 Continuar leyendo "El campo en llamas… y en junio elecciones"]]> En manifestante lanza un huevo dirigido a agentes de policía mientras los agricultores de Bélgica y otros países europeos usan sus tractores para bloquear el exterior del Parlamento Europeo, en Bruselas, mientras protestan por las presiones de precios, los impuestos y la regulación verde. REUTERS/ Yves Herman
En manifestante lanza un huevo dirigido a agentes de policía mientras los agricultores de Bélgica y otros países europeos usan sus tractores para bloquear el exterior del Parlamento Europeo, en Bruselas, mientras protestan por las presiones de precios, los impuestos y la regulación verde. REUTERS/ Yves Herman

Las protestas de los agricultores de estas últimas semanas están siendo la chispa que puede encender aún mayores movilizaciones desde otros sectores. Nadie puede obviar que, desde hace ya tiempo, las sociedades europeas viven en una tensa calma. Una tensión que se palpa pero que no termina de rasgar las frágiles costuras de unas democracias que llevan ya demasiado tiempo en crisis profunda.

La situación de incertidumbre y cambios, situación de interregno, de ese momento de cambio de época, por el que transita el mundo, y también Europa, es insoslayable: la covid-19 fue el punto de inflexión; la invasión rusa de Ucrania, determinante; y la inacción del Derecho Internacional ante las matanzas en Gaza, la constatación de que todo cambia y lo hace muy deprisa. Pero antes de que todo eso sucediera, ya vivíamos en lo que hace años Ramón Cotarelo explicaba en su libro Del Estado del bienestar al Estado del malestar (1987). La diferencia es que entonces nadie esperaba ver una crisis de las democracias como por la que se atraviesa en estos momentos. En aquel momento, Cotarelo enunciaba como la enorme crisis de legitimidad por la que pasaban los Estados no tenía correspondencia práctica con una crisis política a su altura. Pues bien, ahora dos de estas variables han cambiado. Las democracias liberales están en riesgo y la crisis de legitimidad está provocando una gigantesca crisis política que nadie parece poder evitar.

La movilización masiva de sectores productivos, históricamente esenciales, han precedido cambios profundos en allí dónde tenían lugar. Recuerden si no como la revuelta campesina de la Grand Peur dio paso a la Revolución Francesa, o como la movilización del campo consiguió parar la participación de la URSS en la I Guerra Mundial. Como es evidente, las movilizaciones agrarias nos son, desde luego, nada nuevo. No es difícil recordar distintos momentos de la historia reciente donde también se han visto tales movilizaciones. Lo realmente relevante de lo que se observa en estos días es que esas movilizaciones se están dando por toda la geografía del continente europeo. Eso es lo excepcional. Los agricultores de toda Europa están descontentos.

Las protestas de los últimos días son una más de una serie de protestas que llevan sucediendo desde el año 2023 por toda la UE. Primero en los países fronterizos con Ucrania, Polonia, Eslovaquia, Rumanía, Lituania; entonces las causas tenían que ver con el miedo a la mayor competitividad del cereal ucraniano. Después serían los tractores belgas, italianos y portugueses los que saldrían a las calles. También en Alemania y Países Bajos, y, por supuesto, en Francia se están dejando sentir sus demandas. Unas demandas que desde las calles también pasan a los parlamentos. En marzo de 2023, el descontento con la política climática y agrícola ayudó al Partido Agrario neerlandés a ganar las elecciones regionales en los Países Bajos, el segundo mayor exportador agrícola del mundo. Mientras que en Francia, la gran hacedora de la Política Agraria Común (PAC), los agricultores aunque conservadores, siempre han sido proeuropeos. Esto es lo que está cambiando en Europa.

La conjunción de varios factores que incluyen impuestos más altos al diésel, la exigibilidad de la reducción del uso de pesticidas, la limitación de las emisiones de nitrógeno y de gases de efecto invernadero, o la prolongación de los barbechos, junto con el rechazo a la firma de acuerdos de libre comercio con otras regiones del mundo (fundamentalmente Mercosur, pero también con Ucrania) han creado la tormenta perfecta de esta movilización.

Sería arriesgado afirmar con contundencia que estas movilizaciones favorecen a las extremas derechas, puesto que, como en todo este tipo de movimientos sociales, la transversalidad es un hecho. Y esto es algo de lo que todas las fuerzas del espectro político son conscientes. Sin embargo, el peso de este sector, fuertemente subsidiado, se convertirá a buen seguro en uno de los ejes de la campaña de las elecciones europeas, de la mano de la inmigración. Y ahí estarán las extremas derechas intentando capitalizar su apoyo contra los acuerdos de libre comercio, la inflación y las condiciones regulatorias del Pacto Verde europeo.

Esta presa no la van a dejar escapar. En Alemania, AfD ya ha comenzado a tomar posiciones, pero también Agrupación Nacional en Francia, e igualmente movimientos parecidos en Italia y Países Bajos. Seguro que algo similar también se verá en España. En un contexto como el actual, el miedo y la incertidumbre juegan a favor de los reaccionarios. Y la inmigración y el repliegue nacional son perfectos para alimentar a esos monstruos. La narrativa de que la UE pisotea los derechos de los agricultores ya ha comenzado. Así, el delfín de Le Pen, Jordan Bardella, culpa a la "Europa de Macron" de todos los males, incluidos los acuerdos de libre comercio, azuzando las posiciones más euroescépticas.

La reacción de las fuerzas convencionales está siendo la de la flexibilización de las medidas, poner fin a las exenciones fiscales sobre el diésel o la reducción del barbecho. Hay dudas de que eso pueda competir con la estrategia de los reaccionarios de europeizar el conflicto. Y todo ello en un contexto en el que todas las encuestas de intención de voto prevén un aumento importantísimo de las derechas radicales. Frente a esta agresiva propuesta, los partidos centrales apostarán por discursos matizados sobre la transición verde y justa y la necesidad de una Europa geopolítica y más militarizada. Francamente, no parece que esta vaya a ser la opción ganadora.

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Meditación y laicismo https://blogs.publico.es/dominiopublico/59059/meditacion-y-laicismo/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/59059/meditacion-y-laicismo/#respond Fri, 02 Feb 2024 05:11:08 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=59059 Continuar leyendo "Meditación y laicismo"]]> Paisaje de Casa de Campo.- Noelia Adánez
Paisaje de Casa de Campo.- Noelia Adánez

La meditación es un concepto que usamos constantemente en nuestro lenguaje y que incita a la reflexión, a un parón en nuestros pensamientos, a una vuelta a nosotros mismos. Su etimología tal vez tenga que ver con estar en medio. Y es que meditando nos olvidamos de nosotros mismos y concentramos nuestra atención en un punto determinado. Se ha hablado hasta la saciedad ya de su importancia en el mundo oriental, de lo decisiva que es para la salud, de los bienes que nos suministra uniendo emociones y racionalidad o haciendo que surjan las placenteras endorfinas. 

Pero me gustaría fijarme en una distinción clásica que conviene retomar. Se trata de la distinción entre meditación religiosa y meditación laica. La primera es de tinte espiritual, de tono misterioso, de unión con algo divino. La laica es un estado de ánimo natural, circunscrito a nuestro cuerpo, un modo de relajación que nos hace vivir mejor. No es extraño, por eso, que existan a nuestro alrededor escuelas y grupos de meditación laica. Pero creo que podríamos dar un paso más. 

Voy a referirme primero a mi experiencia personal. Estudiando con los jesuitas ejercité la meditación diariamente. Me sirvió, sin duda, para aprender a concentrarme, pero me abrió la puerta a detestar la mentira pública. No se trataba únicamente de engrasar los músculos mentales, sino de poner en marcha la actitud que dice no a la manipulación, al vacío intelectual que se rellena luego con necedades. Es eso lo que aprendí y que ahora habría que utilizar en nuestro vapuleado mundo. 

En segundo lugar, quiero entroncar ese ensimismado pensamiento que nos ayuda a no desaparecer ante los invasivos influjos externos en un laicismo terráqueo. Porque el laicismo reivindica nuestra inserción en el espacio público contra la maraña de fábulas extraterrestres. Ese laicismo no se disuelve en autoayuda. Todo lo contrario. Por eso su concentración mira a un objeto concreto. Es el de los falsos mediadores, el de los contadores de cuentos, el de los que prometen y no dan, dicen que escuchan y no oyen. 

Ese laicismo va contra iglesias o sectas que concentran -ellos sí que concentran- el poder. De ahí que su meditación no quede en el aire. Se concreta señalando todo aquello que imposibilita el desarrollo de nuestra libertad. Y nuestra libertad está limitada y disminuida por cantos de sirena, castillos en el aire, ensoñaciones que solo contienen humo o palabras que parecen tener contenido y están huecas. Una meditación laica nos avisa para que estemos atentos y no nos despistemos a la hora de pisar firmes en nuestro mundo. 

No quisiera acabar sin decir, siquiera brevemente, qué es lo que podría ayudar a enseñar el laicismo en cuestión. Es claro que la escuela es nuestro nicho de aprendizaje. Si esto es así, deberíamos fomentar conductas que mediten sobre nuestra vida interior y la trasladen a una vida pública que se baste a sí misma. Quiere decir esto que tendríamos que insistir en que la escuela no tiene por qué estar en manos de ninguna religión. Como esto no es así, hay que meditar sobre cómo superar ese estado mágico en el que todavía estamos. Con una acción meditativa, sí, pero acción. 

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El macarthismo cuqui https://blogs.publico.es/dominiopublico/59092/el-macarthismo-cuqui/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/59092/el-macarthismo-cuqui/#respond Thu, 01 Feb 2024 19:25:56 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=59092 alt --> Después del Holocausto había, ha habido, dos opciones; la extracción posible de dos lecciones éticas distintas. La primera era que aquello no podía volver a pasarle a los judíos. La segunda era que no podía volver a pasarle a nadie. Sobre esta segunda convicción universalista se construyó el orden mundial posterior a la victoria antifascista … Continuar leyendo "El macarthismo cuqui"]]> El macarthismo cuquiDespués del Holocausto había, ha habido, dos opciones; la extracción posible de dos lecciones éticas distintas. La primera era que aquello no podía volver a pasarle a los judíos. La segunda era que no podía volver a pasarle a nadie. Sobre esta segunda convicción universalista se construyó el orden mundial posterior a la victoria antifascista del cuarenta y cinco. Por supuesto, como tantas leyes hermosas, se acató, pero se cumplió poco.

Siguió habiendo holocaustos por doquier y a todas horas. Pero la letra, al menos, era esa: genocidios nunca más. Cada vez que uno nuevo estremecía las conciencias del mundo, nos acordábamos de aquel. En Ruanda perecían los tutsis y en Srebrenica, bosníacos musulmanes, pero la mente horrorizada por la revelación de la masacre se acordaba de Dachau, Auschwitz y Mauthausen. Cuando Primo Levi dijo "ocurrió; por ende, puede volver a ocurrir", no advertía de que pudiera volver a ocurrirle a los judíos, sino a cualquier colectividad deshumanizada por un poder opresor. 

Pero había esa otra lección posible más estrecha; un antifascismo tribalista: que no vuelva a pasarle a los judíos. Habría que empezar por decir que ni siquiera el Holocausto le pasó solo a los judíos: aun si pensamos solo en los objetivos étnicos del nazismo, en la deshumanización de pueblos, de etnias completas, y no en la de los discapacitados o la de las personas de izquierda, la Endlösung hitleriana fue la pretensión de acabar con los judíos, pero también con los gitanos; pero nadie se acuerda nunca del Samudaripen/Porrajmos, nombres acuñados para la Shoá romaní.

Pero debe admitirse que los nazis tenían un odio especial, singular, a los judíos; que había un algo más en la inquina contra ellos, que merece por nuestra parte y la de nuestra memoria democrática una atención extra, un énfasis. El Holocausto le pasó, no exclusiva, pero sí fundamentalmente a los judíos, y no es malo que se construyan memoriales específicos, ornados con estrellas de David, mientras no impidan que se levanten otros con la rueda de carro gitana o la tricolor española.

El universalismo y sus homenajes no tienen por qué ser un humanismo incoloro, inodoro e insípido; pueden ser un imaginario mancomunal, confederal, una yuxtaposición de homenajes concretos, cada uno de los cuales haga el de la humanidad sufriente al completo en su propio idioma. De ello nos ofrecen un ejemplo hermoso un poeta palestino, Najwan Darwish, y una armenia, Sophia Armen, autores de un poema doble en respuesta a aquella pregunta que se atribuye a Hitler: "¿Quién se acuerda hoy del exterminio de los armenios?".

Escribe Darwish: "Yo los recuerdo./ Y me monto en el autobús de la/ pesadilla con ellos cada día./ Y mi café, esta mañana, me lo estoy bebiendo con ellos.// Tú, asesino:/ ¿quién se acuerda de ti?". Y escribe Armen: "Nosotros./ Y viajamos en autobús a la protesta/ por la Nakba con ellos cada día./ Y mi soorj, esta mañana,/ lo estamos bebiendo con ellos.// Tú, genocida,/ ¿quién se acuerda de ti?".  

La aseveración "esto no puede volver a pasarle a los judíos" es legítima mientras le siga un "ni a nadie". El problema es cuando lo que sigue no es una coma, sino un punto final, y esa oración cerrada se hace compatible con cualquier exterminio mientras sus víctimas no sean los judíos, y directamente bendecidora con entusiasmo de aquellos que un Estado judío perpetre. Palestina sufre hoy las consecuencias de este antifascismo chovinista —y por lo tanto falso— que es discurso oficial del Estado que la masacra con el aplauso de las ultraderechas de todo el globo, herederos ideológicos y aun literales de Hitler y sus secuaces, que hoy prosperan marcando unas distancias falsas con ellos: "no somos antisemitas, ergo no somos nazis".

Fue cierto que los fascistas del futuro se llamarían a sí mismos antifascistas, pero no en el sentido antiizquierdista de quienes ventean esa sentencia que Churchill nunca dijo, sino en este: el fascismo eterno no va de odiar y exterminar a los judíos, sino de odiar y exterminar a alguien, y hoy odia a los musulmanes en la India de Modi, el Israel de Netanyahu y la Francia de Marine Le Pen; los odia con la misma plantilla con que hace un siglo odiaba a los hebreos; y esa interpretación estrecha del fascismo como esencialmente antijudío les permite hacerlo mientras marcan distancias falaces con el pintor frustrado de Braunau-am-Inn. Cultores darwinistas de la fuerza homicida y la victoria avasalladora —y por ello de Netanyahu—, desprecian al Führer de sus abuelos, no por malvado, sino por perdedor. 

Lo más inquietante, con todo, es que esta visión es la oficial también en Alemania. La victimaria de la Shoá es palmera hoy de todo lo que Israel perpetra en Palestina, de un modo que incluye una vigilancia macarthista del arte y la cultura. Se asiste allá en los últimos meses a una oleada de cancelaciones: aquí sí vale este término, que no es en este caso un anglicismo tosco. Se cancelan obras, presentaciones, conciertos programados de creadores significados por cualquier grado de simpatía hacia el pueblo palestino.

El último capítulo lo protagoniza la artista visual Johanna Tagada Hoffbeck, de origen judeoalemán por cierto, que recientemente compartía en Instagram el e-mail recibido de un no especificado museo alemán que acababa de anular una exposición monográfica prevista, con obra de la autora. El motivo, el "free Palestine" ("Palestina libre") con el que había concluido un relato de sus impresiones de otra exposición en un la White Chapel Gallery londinense. En un tono entre lo cauteloso, lo condescendiente y lo pasivo-agresivo, y tras unos párrafos amables felicitándola por su éxito en Inglaterra, se le comunicaba a Tagada lo siguiente:  

"Podríamos suscribir un 'Palestina libre de Hamás', pero no un escueto 'Palestina libre', porque ello excluye la perspectiva judía, el pasado y las consecuencias del Holocausto y el derecho de Israel a existir. Como museo que funciona con fondos públicos, no podemos ni queremos aceptar (tampoco personalmente) declaraciones que vayan en esta dirección. Es aterrador, pero también comprensible, cómo lo político va permeándolo todo. En este contexto, somos escépticos sobre nuestra colaboración contigo en este momento y nos gustaría conocer tu opinión al respecto». 

Los fascistas del futuro se llaman a sí mismos antifascistas y los macarthistas no te despiden, sino que te comunican, cuquis y buenrolleros, que son escépticos sobre tu colaboración con ellos y que les gustaría conocer tu opinión al respecto. La de quien esto escribe es que son una deleznable manga de cobardes.

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Si no lo hace Sánchez, lo conseguiría Feijóo (y lo sabes) https://blogs.publico.es/dominiopublico/59077/si-no-lo-hace-sanchez-lo-conseguiria-feijoo-y-lo-sabes/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/59077/si-no-lo-hace-sanchez-lo-conseguiria-feijoo-y-lo-sabes/#respond Wed, 31 Jan 2024 05:43:29 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=59077 Continuar leyendo "Si no lo hace Sánchez, lo conseguiría Feijóo (y lo sabes)"]]> El expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont a su salida del Parlamento Europeo, en Bruselas, en una imagen del pasado noviembre. EUROPA PRESS
El expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont a su salida del Parlamento Europeo, en Bruselas, en una imagen del pasado noviembre. EUROPA PRESS

La pelota estaría ya en el tejado de Junts y, en todo caso, en el PSOE ya hay voces destacadas que admiten las ganas de dar la patada al tablero y mandar el proyecto de ley de amnistía a Waterloo envuelto en un sobre con sello de No encontrado. Pedro Sánchez tiene muy difícil, por no decir imposible, retocar más el texto de la norma: después del lío mal gestionado del terrorismo que nunca fue y que la fachosfera rápidamente situó en su marco como una división surrealista entre "terrorismo malo y terrorismo bueno" cogida al vuelo por Alberto Núñez Feijóo, los socialistas han frenado en lo que consideran ya su línea roja y no van a aceptar la supresión absoluta de los delitos de terrorismo y de traición de la propuesta. Eso es exactamente lo que querría el PP.

Los planteamientos de inicio de la negociación de la amnistía para los implicados en el procès y los sucesos de 2019 en Catalunya, cuando se conoció la sentencia demoledora del Tribunal Supremo contra los procesados, ha ido a trompicones y sin partir del hecho fundamental que tenía que haber nucleado su desarrollo; si el PSOE ya ha aceptado, como explicó Sánchez en su última entrevista en La Vanguardia, que existió y existe una ofensiva judicial contra el independentismo catalán solo por el hecho de serlo (o sea, política y en alianza armónica con el PP y las cloacas de Mariano Rajoy en la operación Catalunya), ¿por qué no se partió de ese hecho para armar el texto si esa ofensiva es, en definitiva, la que está torpedeando la aprobación de la ley?

Es posible que el PSOE no calculara bien el lawfare que vendría estos días, concretamente, desde el juzgado número 6 de la Audiencia Nacional, con el juez Manuel García-Castellón, y el juzgado número 13 de Barcelona, con Joaquín Aguirre liderando una operación judicial y mediática en Alemania (¿Se ha pronunciado ya el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) sobre este hecho impropio de un instructor en pleno proceso resucitado?) Ninguno de estos magistrados consideró que los delitos que trataron de imputar en su día a los independentistas catalanes (terrorismo y traición con un sainete ruso que no tiene desperdicio ... para un TBO), y que fueron decayendo por falta de pruebas y negativas de la Fiscalía a asumirlos como tales, fueran relevantes hasta que se activó la posibilidad de la amnistía en el Legislativo, pactada entre PSOE y Junts y a la que se sumaron el resto de partidos que apoyaron la investidura; o sea, hasta que se activó una mayoría parlamentaria más que absoluta (178) dispuesta a tirar para adelante con el olvido del procés y sus consecuencias penales. Ahora, para Aguirre y García-Castellón, los delitos de terrorismo y traición con Putin de estrella invitada son evidentísimos, cuatro años después. Sería un chiste si no fuera un lawfare de manual contra el Ejecutivo de coalición.

La cuestión, que Sánchez intuye, es que si la ley de amnistía decae, estos dos jueces harían decaer a su vez, y de nuevo, las causas por terrorismo y confabulación con Rusia para desestabilizar a la Unión Europea (al juez Aguirre no le basta España, hemos tenido que ver publicado en la fachosfera que Puigdemont conocía que Rusia iba a invadir Ucrania años antes de hacerlo para confirmarnos el delirio de la derecha anti-independentista) ¿Por qué iban a decaer estas causas? Porque el PP necesitaría a Junts, la derecha catalana, para gobernar y, si algo puede garantizar en estos momentos Feijóo, con el Poder Judicial secuestrado desde hace más de cinco años; controlando por detrás y por delante la Sala Segunda del Supremo, y con García-Castellón cumpliendo sus órdenes de forma descarada, es que ni Puigdemont ni los suyos, al menos, no irían a la cárcel. Es lo único que separa a Junts del PP, y cosas peores hemos visto sin que pase nada.

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'La zona de interés' y las lecciones no aprendidas https://blogs.publico.es/dominiopublico/59065/la-zona-de-interes-y-las-lecciones-no-aprendidas/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/59065/la-zona-de-interes-y-las-lecciones-no-aprendidas/#respond Tue, 30 Jan 2024 19:25:07 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=59065 Continuar leyendo "'La zona de interés' y las lecciones no aprendidas"]]> Sandra Hüller da vida a Hedwig Höss. Aqui, al otro lado del muro que separa su jardín del campo de Auschwitz. FOTO: Wandafilms/Elástica Films
Sandra Hüller da vida a Hedwig Höss. Aqui, al otro lado del muro que separa su jardín del campo de Auschwitz. FOTO: Wandafilms/Elástica Films

Es una idílica casa en el campo, con una pequeña piscina en medio a la que varios niños se deslizan por un tobogán. Una mesa llena de dulces al fondo y un precioso jardín que llena de color cada rincón de la parcela. Los gritos y las risas de los jóvenes evitan cualquier ruido de fondo. Rodeados de flores, un bonito y simpático perro salta y da vueltas moviendo la cola y saludando a todos los que pasan por su lado. Tan solo rompe el paisaje una columna de humo que aparece a menudo erigiéndose desde los edificios colindantes separados por un muro. Es una escena cotidiana en la casa del comandante de las SS Rudolf Höss, pegada al campo de exterminio nazi de Auschwitz.

Así lo ha mostrado el director británico Jonathan Glazer en su último film, La zona de interés, estrenada recientemente y aclamada por la crítica por haber retratado de esta manera la normalidad que acompaña a uno de los episodios más atroces y más traumáticos de la Europa contemporánea. Un relato frío de la cotidianeidad de la familia Höss, de la indolencia ante el horror que sucede a escasos metros, y la normalidad con la que se es parte de ello. Höss no era un trabajador más del III Reich, sino que fue el responsable del campo durante tres años, de la supervisión de otros, y de la ejecución de la Solución Final que pretendían los nazis para los judíos. Así lo reconoció en Nuremberg cuando fue juzgado al finalizar la guerra, corrigiendo al presidente del tribunal cuando este le atribuyó el asesinato de tres millones de prisioneros: "Solo fueron dos millones y medio, los demás murieron de hambre, agotamiento o enfermedad", dijo.

La película te ata a la silla sin necesidad de intrigas ni sobresaltos. Es la crudeza de la normalidad con la que pasan los días en ese lugar, en el que tampoco se muestra a las víctimas ni el horror al que estaban sometidas. No es necesaria ninguna trama. La paz es lo que aterra. La educación con la que hablan y se comportan sus protagonistas. Su pulcritud, su sofisticación y su elegancia. Es, al fin y al cabo, un retrato de la naturalidad con la que se instala la maldad en una sociedad que no puede ser tildada de ignorante ni de atrasada, y que derriba los eslóganes de que el fascismo se cura leyendo y el racismo viajando, que todavía muchos usan desde su arrogancia y su propia ignorancia sobre el fenómeno.

Es inevitable no salir aturdido de la sala tras ver la película, y eso que hemos visto infinitas obras sobre el Holocausto, cuyo alcance emocional nos sacude todavía más por haber ocurrido en suelo europeo y contra europeos, en el seno de una sociedad avanzada cultural y tecnológicamente, que usó su sabiduría para ejecutar un plan perfectamente racionalizado. Un diseño industrial del exterminio, sostenido por teorías políticas y raciales que apuntalaron el relato de su inevitabilidad ante la falsa amenaza de la propia supervivencia: "Es un trabajo duro, pero si no se lleva a cabo inmediatamente, en lugar de que nosotros exterminemos a los judíos, los judíos exterminarán a los alemanes en una fecha posterior", trasladó Heinrich Himmler, lugarteniente de Hitler, a Rudolf Höss en 1941 para explicarle el plan.

Lo que subyace en esta y en tantas otras obras que se escribieron después del Holocausto debería invitarnos a reflexionar no solo sobre cómo fue aquello posible, sino por qué hoy sigue siéndolo, con otras víctimas y otros victimarios.

Antes del genocidio nazi, Occidente había perpetrado numerosas atrocidades semejantes más allá de sus fronteras. En nombre de la civilización contra la barbarie, de la superioridad cultural frente al retraso indígena, de la ilustración frente al primitivismo. La colonización y la esclavitud, cuyos relatos oficiales hoy todavía endulzan, siguen siendo incómodos recordatorios que se prestan a patéticos negacionismos patrioteros, y desatan nuevas cruzadas contra las supuestas leyendas negras prefabricadas por imperios rivales envidiosos y antipatriotas.

Esta normalidad con la que vivían Rudolf Höss y su familia que hoy nos aterra, es la misma con la que vivían también las sociedades europeas durante siglos, con sus recurrentes pogromos y expulsiones de comunidades enteras, sus casas servidas por esclavos y sus riquezas y museos fruto del expolio. Ese hilo conductor que une el cadáver de un hombre africano exhibido en un museo en Banyoles hasta el año 2000, y los dientes de judíos con los que juega el hijo del comandante nazi de Auschwitz en su cama.

Más allá de la reflexión histórica sobre el origen y la implementación del supremacismo, sea el colonial o su variante nazi, resulta preocupantes los inevitables símiles con el presente. Aunque debamos separar la particularidad del Holocausto de cualquier otro fenómeno presente para no ligar inmerecidamente la historia de sus víctimas con la de los verdugos actuales. Nos ha sido imposible salir del cine sin pensar en Gaza, en el auge global de la extrema derecha heredera de las ideas que defendía Höss, en las incesantes muertes en las fronteras, los discursos racistas abriéndose paso y en todo lo que ha llevado a la situación en la que nos encontramos.

Nada de lo que cuenta La zona de interés es nuevo. La novedad es cómo lo cuenta, y qué te transmite. Nos recuerda que quienes ejecutan la peor de las atrocidades son personas terriblemente normales, a menudo adorables, parecidas a nosotros, a nuestros vecinos, ajenas a lo que sucede a su alrededor.

Y quienes las acompañan, quienes saben lo que sucede al otro lado del muro, toman té con pastas, juegan con su perro y aman a sus hijos. Esa banalidad del mal que describía Hannah Arendt ha convivido siempre con nosotros, en casa de Höss pero también ante el horror que hoy de nuevo estamos viendo en directo. Antes, al menos, a muchos les sirvió la excusa de que nadie sabía ni veía nada. Hoy, cuando todo esto pase y nos toque mirarnos al espejo, nadie podrá decir lo mismo.

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Atacar a la UNRWA es condenar a la muerte a Gaza https://blogs.publico.es/dominiopublico/59035/atacar-a-la-unrwa-es-condenar-a-la-muerte-a-gaza/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/59035/atacar-a-la-unrwa-es-condenar-a-la-muerte-a-gaza/#respond Mon, 29 Jan 2024 19:25:07 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=59035 Continuar leyendo "Atacar a la UNRWA es condenar a la muerte a Gaza"]]> UNRWA.- EFE
UNRWA.- EFE

Tras el histórico fallo de la Corte Internacional de Justicia, aplicando medidas cautelares a Israel en virtud de la Convención para la Prevención del Genocidio, el régimen de Tel Aviv intensifica su ataque a la UNRWA, la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Medio.

¿El motivo? Una paranoica acusación que vincula a esta organización con Hamás. Un señalamiento que afecta a una docena de trabajadores -inmediatamente suspendidos hasta que se esclarezca lo ocurrido- de los más de 30.000 que día a día garantizan servicios básicos a los 6 millones de palestinos censados dentro y fuera del territorio histórico palestino. La UNRWA es la organización que está distribuyendo la escasísima ayuda humanitaria que consigue entrar en Gaza a pesar de los obstáculos y sabotaje de la potencia ocupante y de los colonos israelíes.

La acusación, por burda que sea, ha sido bien recibida por EEUU, patrocinador de esta masacre, y por los colaboradores necesarios, gran de parte de "Occidente". Países a los que cada vez les resulta más difícil justificar su vergonzoso apoyo al genocidio y que se han apresurado a dar por buena esta falacia para poder seguir castigando al pueblo palestino.

Cuando la hambruna empieza a matar en Gaza más que las bombas, EEUU, Reino Unido, Canadá, Italia, Países Bajos, Alemania y Finlandia han suspendido su financiación a la UNRWA. Mientras los ataques israelíes siguen asesinando a civiles y destruyendo hospitales; el hambre, la sed, el frío, las epidemias y la falta de medicamentos y tratamientos sanitarios comienzan a provocar más muertes que los propios bombardeos.


Niños, mujeres y ancianos que no aparecen en el número de víctimas directas de la agresión, porque no han muerto por un bombardeo o un disparo, que están muriendo agónicamente, fruto del criminal bloqueo a la ayuda humanitaria, al suministro de alimentos, agua, medicamentos, electricidad y carburante impuesto por el régimen israelí a los 2,3 millones de personas que sobreviven en "la mayor cárcel a cielo abierto del mundo".

Este bloqueo a los suministros básicos para la supervivencia fue considerado, por la Corte Internacional de Justicia, como parte de las evidencias del genocidio que Israel está llevando a cabo contra la población palestina en Gaza.

En su dictamen del pasado viernes 26 de enero, la ICJ mandató a Israel a, entre otras acciones, a adoptar "todas las medidas dentro de su alcance" para evitar que se cometan los hechos previstos en el artículo 2 de la Convención para la Prevención y Sanción contra el Delito de Genocidio. Y asegurar la llegada de ayuda humanitaria a Gaza, garantizando la disposición de servicios básicos urgentes y ayuda humanitaria para hacer frente a las "adversas condiciones de vida" a las que se enfrentan los civiles palestinos -medidas provisionales 1ª y 3ª del fallo-.


Tanto Netanyahu como otros dirigentes del régimen israelí han declarado públicamente que no van a cumplir con estos mandatos y, de hecho, han intensificado los bombardeos y el bloqueo a una ayuda imprescindible para la supervivencia de la población hacinada tras el desplazamiento forzoso que han sufrido 1,9 millones de gazatíes.

A principios de este mes de enero, de manera casi profética, una antigua alta funcionaria israelí vinculada durante años al centro de investigación y estrategia del Ministerio de Exteriores, Noga Arbell, aseguró que: "Será imposible ganar la guerra si no destruimos la UNRWA, y esta destrucción debe comenzar de inmediato".

La campaña de criminalización y persecución que está orquestando Israel contra la UNRWA sigue este guion. Pero ciertamente, el régimen israelí ya había comenzado su guerra particular contra la agencia mucho antes. Según datos de las propias Naciones Unidas, un total de 152 trabajadores de la organización han sido asesinados por las fuerzas israelíes de ocupación en poco más de 100 días.


Una cifra sin precedentes y que pone de manifiesto cómo Israel considera a los trabajadores humanitarios un objetivo militar prioritario; porque para poder llevar a cabo su limpieza étnica necesita acabar con quienes garantizan, por mínimos que sean, unos servicios básicos.

La UNRWA es una agencia de la ONU y, como tal, no es partidista, no tiene posiciones políticas, es neutral. Con un total de más de 30.000 trabajadores y trabajadoras, no se puede responsabilizar ni hacer pagar a toda la agencia, y por ende a todo el pueblo palestino, por las actividades individuales de una docena de sus trabajadores, aun dando por ciertas las denuncias de una fuente tan poco fiable como el régimen israelí.

Si esta suspensión de la financiación a la UNRWA se consolidase y se dejase a la agencia sin fondos, esto conllevaría dejar a más de medio millón de estudiantes palestinos sin acceso a la educación en Oriente Medio, a 6 millones de refugiados palestinos sin acceso a sistemas de salud y a 2,3 millones de palestinos en Gaza sin ningún tipo de ayuda humanitaria.

Dejar sin fondos a la UNRWA supone sumarse de forma activa al genocidio que Israel está perpetrando contra el pueblo palestino. Con su decisión, estos países están siendo responsables directos de un castigo colectivo contra Gaza, del hambre y de la muerte.

Llamamos al conjunto de la Comunidad Internacional, y a la sociedad civil, organizaciones de defensa de los Derechos Humanos y de Solidaridad con Palestina a redoblar los esfuerzos para mantener la actividad irreemplazable de la UNRWA que, durante más de siete décadas, ha seguido trabajando en condiciones dificilísimas.

Pedimos con contundencia a la Unión Europea, al gobierno de España, a las comunidades autónomas, ayuntamientos, diputaciones, a incrementar los fondos de cooperación para que esta agencia pueda mantener su actividad.

El silencio nos vuelve cómplices. Defender la supervivencia del pueblo palestino es defender la humanidad; y hoy esa batalla la tenemos que dar apoyando a la UNRWA.

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Una víctima sexual desaparecida, ¿hay alguien ahí? https://blogs.publico.es/dominiopublico/59019/una-victima-sexual-desaparecida-hay-alguien-ahi/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/59019/una-victima-sexual-desaparecida-hay-alguien-ahi/#respond Mon, 29 Jan 2024 05:59:58 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=59019 alt --> Las informaciones sobre la punta del iceberg del acoso, las agresiones sexuales y las violaciones en el cine español han revolucionado la actualidad en nuestro país. El detonante fue la publicación demoledora de El País con el testimonio de varias víctimas del director de cine Carlos Vermut y las respuestas de éste confirmando lo que … Continuar leyendo "Una víctima sexual desaparecida, ¿hay alguien ahí?"]]> Una víctima sexual desaparecida, ¿hay alguien ahí?

Las informaciones sobre la punta del iceberg del acoso, las agresiones sexuales y las violaciones en el cine español han revolucionado la actualidad en nuestro país. El detonante fue la publicación demoledora de El País con el testimonio de varias víctimas del director de cine Carlos Vermut y las respuestas de éste confirmando lo que muchas sabíamos y hablábamos entre nosotras: la violencia sexual es un clásico de la industria del cine, también en España o, sobre todo, en España. La normalización de estos comportamientos es tan alta, me contaba una actriz muy conocida, que la mayoría de las mujeres entran en esa industria con la congoja de saber que en algún momento te va a pasar, que es el peaje a pagar por intentar estar ahí, aunque tampoco te garantice nada. "Solo pides -me decía mi interlocutora este fin de semana- que lo tuyo sea de lo flojito: uno de esos mal llamados besos robados, una metedura de mano leve, un baboseo etílico, un magreo de pasada ... Que no te pase lo que a esas víctimas de Vermut, que te puede destrozar la vida".

Admitiendo que, si bien la violencia sexual contra las mujeres es una constante en todos los gremios, incluido el periodismo, la industria del espectáculo, del ocio, de las artes audiovisuales, ... se lleva una de las palmas de oro, ya que estamos. Mi sensación, no obstante, después de ver la tibieza de la gala de los Premios Feroz con este asunto, abordado por la prensa en la alfombra roja (fabulosa Inés Hernand) y solo por la periodista María Guerra en la gala, no ha sido optimista, ni mucho menos.

Para mayor desazón, Público dio la semana pasada una exclusiva sobre la desaparición de una mujer acosada en un barco del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), cuya familia se desespera por que alguien les haga caso -y hablamos de un organismo dependendiente del Gobierno de España- y a día de hoy, todavía hay gente que se está echando las manos a la cabeza porque no se habían enterado y se lo estamos contando una y otra vez a tantos/as como podemos por las vías que tenemos a nuestra disposición, que son bastantes, pero nunca suficientes si las resistencias externas son inmensas para silenciar un episodio monstruoso.


La información de la periodista de este diario Ana María Pascual es mucho más que la salida a la luz de una denuncia por violencia sexual de una mujer en instalaciones de una agencia de investigación pública, pagada con los impuestos de todos/as. La exclusiva de Público desvela una actuación estructural de agresiones a mujeres seguidos de intentos por silenciarlas por parte de los y las responsables del CSIC. Los testimonios que hemos publicado protegiendo la identidad de varias víctimas -porque el miedo a las represalias, al señalamiento, al desprecio, al castigo, a la humillación, como siempre, está muy presente- no dejan lugar a dudas, por más que la institución se haya esforzado en dar alguna explicación después de ver el caso más grave publicado en portada junto a una amplia y trabajada información que garantiza que no son casos aislados.

Hay una mujer víctima de agresión sexual, en shock y revictimizada tras coincidir con su atacante en un barco dependiente del Ministerio de Ciencia y que desapareció hace cuatro meses: "Aún no se ha localizado el cuerpo de Mari Carmen Fernández y el atestado de la Guardia Civil desvela que únicamente han tomado declaración a cuatro de los 16 tripulantes y que aún no se han analizado las cámaras de seguridad", dice textual la pieza del periódico. Ése es el prácticamente nulo interés que se ha tomado el Gobierno por una tragedia de un calibre descomunal; por la desaparición de una mujer, madre de tres hijos, que embarcó en un barco donde estaba su agresor de 2019, tal y como ella misma hizo saber a su familia al zarpar el 4 de septiembre de 2023. Un mes después de esa salida, a la altura de la costa de Gandia (València), la gallega Mari Carmen ya no estaba en el barco.

Solo Esquerra Republicana (ERC) y Sumar han pedido explicaciones al Gobierno por este caso y, aunque las preguntas y el interés van llegando, sobre todo, a Público, la nula o, como mucho, lenta reacción institucional, mediática y pública ante una acción sistematizada de acoso sexual en el barco denunciada por varias víctimas nos recuerda una vez más lo solas que están las mujeres agredidas en todos los ámbitos si quieren denunciar, no digamos cuando lo hacen. Sigue siendo insoportable, indecente.


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Incoherencias del PP, ventajas del gobierno de coalición https://blogs.publico.es/dominiopublico/58986/incoherencias-del-pp-ventajas-del-gobierno-de-coalicion/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/58986/incoherencias-del-pp-ventajas-del-gobierno-de-coalicion/#respond Mon, 29 Jan 2024 05:06:52 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=58986 Continuar leyendo "Incoherencias del PP, ventajas del gobierno de coalición"]]> La ministra de Igualdad, Ana Redondo (i), y el de Cultura, Ernest Urtasun (d).- EFE/J.P.Gandul y EFE/Ismael Herrero. Público.
La ministra de Igualdad, Ana Redondo (i), y el de Cultura, Ernest Urtasun (d).- EFE/J.P.Gandul y EFE/Ismael Herrero. Público.

Mientras en las izquierdas lamentamos la falta de unidad, la división de los discursos y los proyectos políticos entre puros radicales y melifluos contemporizadores; mientras examinamos al detalle -y bien que hacemos- las posiciones, manifestaciones y declaraciones de quienes pensamos que nos representan, las derechas se lanzan al abismo de la incoherencia sin pudor ni vergüenza. Y, al menos en apariencia, no les va del todo mal. Como dicen ahora algunos jóvenes, les renta.

Ayuso anuncia la creación de un Museo Judío después de visitar Auschwitz mientras reivindica a los Reyes Católicos y la División Azul sin sonrojarse. Ella, que se llena la boca de Madrid pero que no deja de hacer discursos en clave nacional contra el gobierno de Sánchez, puede defender la "Operación Cataluña" al tiempo que se presenta, igual que Alberto Núñez Feijóo, como paladín del Estado de derecho y del orden constitucional. Puede acusar a Cataluña de victimizarse mientras asegura que la acción del gobierno de coalición ataca los intereses de los madrileños a los que ella dice defender y tratar de salvar de las garras del sanchismo opresor frente al que realmente no hace otra cosa que aquello de lo que acusa a los demás, es decir, victimizarse.

Por su parte Feijóo, otrora gran defensor de la independencia de los gobiernos en las comunidades del Estado, hoy impone directrices a sus presidentes autonómicos para garantizarse algo así como un gobierno territorial de los populares que le haga sombra al central. El presidente del PP orquesta una ofensiva contra Sánchez sirviéndose de sus apoyos territoriales al tiempo que ejerce de portavoz de los presidentes autonómicos de su partido anunciando las medidas que adoptarán siguiendo sus instrucciones. La semana pasada Feijóo anunciaba una EBAU única en las comunidades que gobierna el Partido Popular. Al demonio la autonomía. Aquello forma parte de una época pretérita. El presente apremia, el futuro es de ellos pero para apoderarse plenamente de él, todavía quedan cabos sueltos que hay que atar.

Por eso el bloqueo del Consejo General del Poder Judicial es también compatible, en los enjuagues discursivos del PP, con la defensa a golpe de viva España de la institucionalidad. Defensa en la que por lo visto también cabe denostar al Tribunal Constitucional al que González Pons calificó la pasada semana nada menos que de "cáncer del Estado de derecho", aunque luego se tuviera que disculpar.

Con relación a la violencia de género el PP ha incurrido en incoherencias que, sin embargo, sí parecieron pasarle factura entre las elecciones municipales y autonómicas del pasado mayo y las generales dos meses después. Entre unas y otras, a medida que se formaban los gobiernos de coalición con el partido ultraderechista VOX, el discurso negacionista se concretaba en políticas destinadas a suprimir consejerías de Igualdad, ayudas a las víctimas y cualquier manifestación de apoyo institucional a la erradicación de un tipo de violencia  que, según la ultraderecha, no tiene una base estructural y carece por tanto de toda especificidad.

Feijóo contradecía en junio unas declaraciones del número dos del partido de Abascal en Valencia en las que negaba la violencia de género, asegurando que su partido no daría marcha atrás ni renunciaría a sus principios "cueste lo que cueste", mientras firmaba acuerdos de gobierno en los que se daba carta de naturaleza a eso que la ultraderecha llama "violencia intrafamiliar". Esta incoherencia sí pudo tener una consecuencia electoral.

Lo mismo sucedió con la cultura, sometida a censura en diferentes municipios y autonomías del Estado en los que el PP gobierna desde entonces en alianza con VOX. Los anuncios de obras de teatro canceladas y espectáculos censurados no han dejado de sucederse desde la primavera y este es un asunto, junto con el de la violencia de género, en el que el PP  puede seguir perdiendo credibilidad. Por esa misma razón conviene -en medio de los debates a los que la actualidad nos emplaza- recordar que los ministerios de Igualdad y de Cultura tienen importantes batallas que dar.

La semana pasada, el ministro de Cultura Ernest Urtasun, compadeció a petición propia en la comisión de cultura del congreso para explicar las líneas maestras de su trabajo al frente del ministerio. Habló de adoptar una "postura firme contra cualquier forma de censura", de poner atención a la promoción de "condiciones dignas para el trabajo cultural", de dar "garantía a que todos los ciudadanos, independientemente de su origen, tengan acceso equitativo a los recursos y oportunidades culturales" y de "interconectar" educación y cultura. Nada de lo propuesto por el ministro suena mal. Urtasun se hace cargo de las particularidades del sector pero, también, de su posición estratégica para garantizar una visión integradora y democrática de España desde la que confrontar con la ultraderecha. Ya habrá tiempo de valorar si sus propuestas aterrizan en políticas concretas.

Por su parte, Ana Redondo, la ministra socialista de Igualdad, explicó el jueves hacia dónde quiere dirigir la acción de su ministerio y aseguró que se seguirá avanzando en el reconocimiento de derechos a personas LGTBI+, lo que contrasta con su decisión de incorporar a su equipo a Isabel García, a quien nombró directora del Instituto de las Mujeres, a pesar de su activismo antitrans. Hablando de incoherencias, esta es una que conviene subrayar porque no presagia nada bueno. Por lo demás, Redondo propuso la creación de subcomisiones parlamentarias para abordar un futuro pacto de Estado contra los delitos de odio al colectivo LGBTI+ y la renovación del Pacto de Estado contra la Violencia de Género

La estabilidad del gobierno de coalición no pasa solo por la amnistía ni por apagar los muchos fuegos que las derechas van encendiendo según avanzan en sus incoherencias y en su retórica de confrontación. También dependerá en una medida importante de la capacidad de desarrollar políticas ambiciosas por parte de dos ministerios, Cultura e Igualdad, cuyas competencias y ámbitos de gestión, como se demostró en el último ciclo electoral, son estratégicos. La lucha contra la violencia de género y la defensa de una cultura sin censura generan amplios consensos en la sociedad. Los ministerios de Redondo y Urtasun deben trabajar para blindarlos y ensancharlos más. 

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Brielle, Keynes y Russell frente a la jornada laboral de 8 horas https://blogs.publico.es/dominiopublico/58945/brielle-keynes-y-russell-frente-a-la-jornada-laboral-de-8-horas/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/58945/brielle-keynes-y-russell-frente-a-la-jornada-laboral-de-8-horas/#respond Sat, 27 Jan 2024 05:26:43 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=58945 Continuar leyendo "Brielle, Keynes y Russell frente a la jornada laboral de 8 horas"]]> Cadena de montaje de la planta de Seat Cupra en Martorell, ensamblando un vehículo del modelo Formentor. REUTERS/Albert Gea
Cadena de montaje de la planta de Seat Cupra en Martorell, ensamblando un vehículo del modelo Formentor. REUTERS/Albert Gea

Una tiktoker llamada Brielle se ha hecho viral, con millones de reproducciones, porque aparece llorando por tener que trabajar una jornada completa, 40 horas semanales. Cumplir con su trabajo de 9 a 17h le parece un destino tristísimo y se muestra muy sorprendida de que no sea una evidencia para todo el mundo que se trata de un absurdo y de una gran injusticia. "Así no hay tiempo para nada, ni para hacer deporte, ni para quedar con los amigos, ni para tener novio, ni siquiera para tener ganas de cocinar". O sea, que la jornada laboral de 8 h, una gran conquista sindical de hace un siglo, le arruina la vida. 

Las lágrimas de Brielle son muy sinceras y espontáneas, sencillamente no entiende que se pueda vivir así. Habrá quien no vea allí más que a una niñata malcriada quejándose por tener que trabajar, pero, en realidad, Brielle plantea un grave enigma al que ya se enfrentaron dos de las más grandes cabezas del siglo XX, nada menos que John Maynard Keynes y  Bertrand Russell. En 1930, Keynes pronunció en Madrid una conferencia titulada Las posibilidades económicas de nuestros nietos, en la que se preguntaba qué pasaría con el mundo de la economía cien años después, es decir, precisamente en lo que para Brielle es la actualidad.

Y Keynes no tiene la menor duda al afirmar que en el 2024, más o menos, la humanidad en su conjunto estaría trabajando "un máximo de 15 horas semanales, en turnos de tres horas al día". Y aún así, nos dice, "seguirá sobrando riqueza". Así es que Brielle tiene toda la razón en sentirse perpleja y desanimada. Sencillamente, no se entiende, no se puede entender, cómo el genio más grande de la economía del siglo XX pudo equivocarse tanto. Keynes se aferra a una evidencia muy de sentido común: el desarrollo vertiginoso de la industria hace crecer la riqueza con cada vez menos trabajo, así es que, de aquí a cien años (dice en 1930), la Humanidad casi no necesitará ya trabajar.

La cosa le parece evidente a la luz de lo que él considera una "enfermedad" endémica de la economía de su tiempo: el paro y la sobreproducción. En realidad, tanto el paro como la sobreproducción son una buena noticia para la Humanidad, lo único que hace falta es repartir el trabajo y transformar la maldición del paro en la bendición del tiempo libre. No seremos tan tontos de no hacerlo así, dice Keynes. La jornada laboral puede y tiene que ir descendiendo al mismo ritmo que aumenta la productividad, hasta que con el mínimo esfuerzo, tengamos bastante para todos.

Y el desarrollo vertiginoso de la industria (ya en tiempos de Keynes, pero no digamos ahora) no permite albergar ninguna duda: habrá bastante para todos. Es más, en esta conferencia, Keynes llega a hacer una afirmación sorprendente, un verdadero reto para las actuales Facultades de Economía: en cien años, nos dice,  "la humanidad habrá resuelto ya su problema económico"; es decir, que nos habremos librado de la "economía", del problema de cómo "administrar recursos escasos", sencillamente porque ya no serán escasos.

La sobreproducción y el paro demuestran, según él, que "que el problema económico no es el problema permanente del género humano". O sea, acuerdo total con Aristóteles y desacuerdo profundo con la filosofía subyacente a la ciencia económica: no somos un homo economicus, sino un ser social que tiene un problemilla económico que se puede remediar (en Aristóteles, teniendo esclavos; en la actualidad, dice Keynes, con el progreso técnico y la organización de la producción).

Hasta el momento, quizás la economía ha sido una enfermedad congénita para la humanidad (o quizás, más bien, un virus que contrajo con la separación de las clases sociales, porque en las sociedades neolíticas, según atestigua la antropología, siempre se trabajó mucho menos que ahora). En todo caso, la revolución industrial habría descubierto la vacuna. Es obvio, nos dice, que el problema económico (el de la escasez de recursos) tiene cada vez menos importancia y que ha llegado el momento en que "tres horas al día sean suficientes para satisfacer al viejo Adán que hay dentro de nosotros". No cabe duda de que, viendo el resultado, cien años después, Keynes se quedaría por lo menos tan perplejo como Brielle, llorando lágrimas de rabia. 

Lo que a Keynes ni siquiera se le pasa por la cabeza (seguramente tampoco a Brielle) es que una economía industrializada es perfectamente compatible con una reducción de la jornada laboral y una distribución del trabajo, pero que una economía capitalista no. Fue precisamente por eso, por lo que el yerno de Marx, Paul Lafargue, pudo definir el comunismo como "el derecho a la pereza" de la Humanidad. Si había que acabar con el capitalismo, dijo, era, ante todo, para poder reducir la jornada laboral, para librarnos de la maldición del trabajo excesivo, del paro y de la sobreproducción.

Él estaba convencido de que el capitalismo impedía de raíz esta posibilidad. Y a la luz de lo que tenemos cien años después de la conferencia de Keynes, no cabe duda de que tenía toda la razón: el capitalismo es el mayor obstáculo para la reducción de la jornada laboral. El capitalismo, que fue un gran incentivo para el desarrollo industrial, ha robado a la Humanidad la posibilidad del tiempo libre, y con él, en el fondo, de la tranquilidad republicana que Aristóteles consideraba imprescindible para que además de supervivir, el ser humano, fuera capaz de vivir, de vivir una vida "buena", una vida digna. O por lo menos, una vida en la que Brielle pueda tener ganas de cocinarse la cena y quedar con su novio. 

Pero pensemos en otro eminente genio del siglo XX: Bertrand Russell. En 1932 escribió Elogio de la ociosidad, un texto en todo semejante al de Paul Lafargue, donde podemos leer: "El tiempo libre es esencial para la civilización, y, en épocas pasadas, sólo el trabajo de los más hacía posible el tiempo libre de los menos. Pero el trabajo era valioso, no porque el trabajo en sí mismo fuera bueno, sino porque el ocio es bueno. Y con la técnica moderna sería posible distribuir justamente el ocio, sin menoscabo para la civilización".  Con la técnica moderna, sin duda que sí. Con el capitalismo no, como bien se ha demostrado cien años después. Pero Russell era "socialista".

Él tiene muy claro que, durante la guerra, la "organización científica de la producción" (lo que en el lado comunista se llamaba "planificación económica") había permitido fabricar armas y municiones suficientes para la victoria. "Si la organización científica", nos dice, "se hubiera mantenido al finalizar la guerra, la jornada laboral habría podido reducirse a cuatro horas y todo habría ido bien". Pero, por el contrario, "se restauró el antiguo caos: aquellos cuyo trabajo se necesitaba  se vieron obligados a trabajar excesivamente y al resto se le dejó morir de hambre por falta de empleo".

En los años 30, Bertrand Russell protesta indignado con impaciencia: "¡Los hombres aún trabajan ocho horas!". Ello lleva a la sobreproducción en todos los sectores, las empresas quiebran, los trabajadores son despedidos y arrojados al paro. "El inevitable tiempo libre produce miseria por todas partes, en lugar de ser una fuente de felicidad universal. ¿Puede imaginarse algo más insensato?". Russell no ve otra solución que reducir la jornada laboral a cuatro horas diarias. Eso acabaría con el paro y con la sobreproducción que hace quebrar a las empresas.

Vemos que coincide punto por punto con el diagnóstico de Keynes. En cambio, si hoy en día a alguien se le ocurriera decir  la cuarta parte de esto, se le consideraría un demagogo populista. Keynes y Russell no era unos tertulianos de la tele, ni unos influencers aficionados a la economía, eran dos de las más grandes cabezas pensantes del siglo XX, pero si Yolanda Díaz propone una reforma laboral para imponer la jornada laboral de cuatro días semanales, todo el mundo se rasga las vestiduras como si estuviese proponiendo un disparate suicida desde el punto de vista económico. 

"Cuando propongo que las horas de trabajo sean reducidas a cuatro, no intento decir que todo el tiempo restante deba necesariamente malgastarse en puras frivolidades", continúa diciendo Bertrand Russell.  No, porque él tiene confianza en las virtudes civilizatorias del ocio, del tiempo libre. De hecho, está convencido de que "sin la clase ociosa, la humanidad nunca hubiese salido de la barbarie". Lo que ocurre es que, como bien sabía Aristóteles y bien recordaba Paul Lafargue, para que haya existido una clase ociosa siempre han hecho falta esclavos o proletarios. Pero ya no es así, los progresos técnicos de la humanidad nos auguran "un mundo en el que nadie esté obligado a trabajar más de cuatro horas al día", de modo que ahora es posible "democratizar el tiempo libre" y que "toda persona con curiosidad científica pueda satisfacerla, y todo pintor pueda pintar sin morirse de hambre, no importa lo maravillosos que puedan ser sus cuadros".

El tiempo libre se invertirá en las artes y las ciencias, en la política y el progreso moral de la humanidad. "Puesto que los hombres no estarán cansados en su tiempo libre, no querrán sólo distracciones pasivas e insípidas" y muchos dedicarán sus esfuerzos a "tareas de interés público". La conclusión de Bertrand Russell es impactante por ser muy de sentido común: "Los métodos de producción modernos nos han dado la posibilidad de la paz y la seguridad para todos; en vez de esto, hemos elegido el exceso de trabajo para unos y la inanición para otros. Hasta aquí, hemos sido tan activos como lo éramos antes de que hubiese máquinas; en esto, hemos sido unos necios, pero no hay razón para seguir necios para siempre". 

Pero sí hay una razón y se llama capitalismo. Sin embargo, Russell, como Keynes, piensan que es una cuestión de necedad o de humana insensatez. Russell opina que es porque nos han implantado una ética del trabajo delirante. Estamos empeñados en que "el trabajo es un deber". Empeñados en que "el pobre no sabría cómo emplear tanto tiempo libre". De ahí su angustiosa pregunta: "¿Qué sucederá cuando se alcance el punto en que todo el mundo pueda vivir cómodamente sin trabajar muchas horas?". Pero Russell (como Keynes) se preocupaba inútilmente.

Los tiempos iban a demostrar que, mientras siguiera existiendo el capitalismo, eso no sucedería jamás, sino todo lo contrario. Gozamos ahora de desarrollos técnicos inimaginables para él (y para Keynes). Y no ha aumentado el tiempo libre, sino la amenaza del paro y la precariedad. Y para muchos, en las fábricas de la globalización, el trabajo excesivo. Y sería demasiado sarcástico eso de intentar convencer a los precarios y los parados de que si se empeñan en trabajar es porque hay una "ética del trabajo" que les tiene abducidos. No es una cuestión ética. Es una cuestión económica, que tiene que ver con un sistema que Lafargue y Marx hacían muy bien en llamar "capitalista". 

El capitalismo es un sistema económico que, por su propia naturaleza, es incapaz de ir despacio, es incapaz de no crecer, incapaz de pararse. Esto que en otros tiempos fue celebrado como eficiencia, productividad y progreso, es, hoy en día, la mayor objeción. El capitalismo ya no cabe en el mundo, no puede seguir creciendo un 3 por ciento anual en un mundo redondo que no puede crecer, sino que más bien agota sus recursos. Y a esta objeción fatal, hay que añadir la de las lágrimas de Brielle, unidas a la perplejidad de Keynes y de Russell: es insensato, absurdo, disparatado, indignante e injusto que el capitalismo nos siga impidiendo reducir la jornada laboral; para poder gozar del tiempo libre y para ralentizar nuestro rodar sin frenos hacia el abismo ecológico. El capitalismo es ahora mismo, más que nunca lo fue, el enemigo número uno de la Humanidad. 

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La doctrina del chó https://blogs.publico.es/dominiopublico/58983/la-doctrina-del-cho/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/58983/la-doctrina-del-cho/#respond Sat, 27 Jan 2024 05:06:33 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=58983 La Audiencia Nacional
La Audiencia Nacional

Aquí, en España, tenemos una forma muy peculiar de hacer las cosas. Los héroes clásicos, cuando pasan por el callejón del Gato de Madrid y se reflejan en sus espejos cóncavos y convexos, dan lugar al héroe castizo. Nace así el esperpento. La canadiense Naomi Klein, en 2007, nos alertaba del mecanismo neoliberal de aprovechar un trauma colectivo para recortar derechos y libertades a mansalva y profundizar en la desigualdad económica. Hoy, aquí, en España,  La doctrina del shock está escrita en el género típico de Valle-Inclán: La doctrina del chó.

El concepto 'terrorismo' se universalizó cuando el 11 de septiembre de 2001 se produjeron los atentados de Nueva York. Primero, una y después, la otra torre gemela caían sobre su propio eje generando una de las imágenes más inolvidables de la época y casi 3.000 muertos. El skyline de Manhattan mutaba al mismo tiempo que el mundo. Los aeropuertos se convertían en fortalezas. Los Estados Unidos de George W. Bush ya tenían el motivo perfecto para comenzar la 'guerra al terror'. Primero, Afganistán con la excusa de encontrar a Bin Laden y hoy, el país está gobernado por los talibanes. Después, Irak. Las llamas que destruyen Oriente Medio se gestaron a principios de siglo. El shock del World Trade Center sigue motivando guerra y barbarie más de dos décadas después.

En este Madrid de 2024 hay charcos y no ha llovido, son las lágrimas de algunos jueces cuando la ciudadanía, el periodismo o la política dudan de la legitimidad de algunas de sus decisiones y las critican. Manuel García Castellón está actuando una catarsis en las últimas semanas. Estos últimos días ha iniciado una investigación contra Tsunami Democràtic por "tener en mente" alguna actuación durante una visita de Felipe VI en Barcelona. En la capital catalana se preparan para un desembarco de hipnoterapeutas que sean capaces de descifrar lo que había en la psiqué de los independentistas. Un juez que se pasa por el callejón del gato juzga pensamientos y no hechos.

Diez años después del 11S, ETA anunciaba el cese definitivo de su actividad armada. El 20 de octubre de 2011, los periódicos vascos Gara y Berria recogían el comunicado de la banda. Más de 850 personas fueron asesinadas por el grupo terrorista en su casi medio siglo de historia. Desde entonces, hay más paz, menos tragedia y más vida. Y esto, pese al voltaje del debate político actual español, pese al griterío. No existe terrorismo en España, aunque parece que le escuece a algunos que basan su teoría política en hacer como si lo hubiera. Y en nada más. Y nada menos.

García Castellón, de nuevo. No, no es un personaje de Valle-Inclán. El magistrado de la Audiencia Nacional busca terrorismo donde no lo hay. Investiga una agresión a dos policías durante las manifestaciones del Tsunami Democràtic como una violación de los derechos humanos. En la 'causa Tsunami', la Audiencia Nacional pretende encausar a el expresident de la Generalitat, Carles Puigdemont, por delitos de terrorismo. Nada más, nada menos. La cruzada de parte de la judicatura contra la ley de amnistía que, previsiblemente, se aprobará en el Congreso el próximo martes, está dejando al Estado de Derecho en calzoncillos.

La doctrina del chó: dícese del ensayo de Naomi Klein leído a través de unas lentes cóncavas y convexas que deforman la realidad. Los acontecimientos que ocurren en España, a veces, hay que entenderlos con la desproporción que la propia idiosincrasia española les otorga. Si Klein teorizaba que un hecho podía servir de caldo de cultivo para recortar derechos y libertades a la ciudadanía en La doctrina del shock, en La doctrina del chó es al revés: los recortes de derechos y libertades en la ciudadanía conllevan a acontecimientos inverosímiles.

Así, la voluntad de la derecha política, judicial y mediática (entre otros estamentos) de recortar derechos nacionales, lingüísticos, sociales o económicos de la ciudadanía conlleva el suicidio del Poder Judicial. Así, esa necesidad de acabar con el Gobierno hace que se tambaleen cuestiones que estaban ya superadas.

La doctrina del chó es que en 2024 nos estemos preguntando en España, donde hubo ETA y donde hubo 11M, qué es 'terrorismo'. Ni Valle Inclán lo hubiera imaginado. La ceguera manda, y no solo en Max Estrella, el héroe por antonomasia del esperpento. Estoy en shock.

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Ayuso, Villarejo y los que "limpian la mierda" https://blogs.publico.es/dominiopublico/58948/ayuso-villarejo-y-los-que-limpian-la-mierda/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/58948/ayuso-villarejo-y-los-que-limpian-la-mierda/#respond Fri, 26 Jan 2024 05:59:24 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=58948 Continuar leyendo "Ayuso, Villarejo y los que "limpian la mierda""]]> Hace tiempo que la presidenta de la Comunidad de Madrid ha dejado claro a qué votantes se dirige y cuáles son sus máximas, llámeseles trumpistas, mileístas, voxistas o ultraderechistas. He leído de todo estos días para calificar las proclamas radicales de Isabel Díaz Ayuso, pero yo creo firmemente que el calificativo a sus políticas viene de ella misma y se llama ayusismo; a estas alturas, la presidenta madrileña se merece su propia corriente ideológica dentro de un Partido Popular bamboleante en manos de Alberto Núñez Feijóo, aunque esta rama de la derecha más dura y pro-privilegiados sea más antigua que el comer y solo se haya adaptado a los tiempos. Y no, no es una ideología liberal, como Ayuso pretende hacernos creer al invitarnos a beber cerveza en las terrazas como si no hubiera un mañana; ésa es la gran perversión de su mensaje, el maltratado uso del término "libertad".

Después de señalar sin pruebas a migrantes de delitos sexuales en Alcalá de Henares, la presidenta madrileña ha estado este jueves en Catalunya Ràdio, en el programa El Matí que dirige y presenta Ricard Ustrell y nos ha dejado muy claro su concepto de defensa del Estado, o mejor, de su concepción del Estado y del país: si Ayuso llegara a la Presidencia del Gobierno, a La Moncloa, estaría de acuerdo con que acciones como la operación Catalunya -que es por lo que le preguntó Ustrell directamente y pese a los intentos de la presidenta de escaquearse de responder- se ejecuten para defender al Estado: "Todo lo que sean herramientas del Estado para protegerse, me parecen bien".

Por mi parte, rechazo toda crítica a Ayuso por mostrarnos abiertamente y con absoluta transparencia cuáles son sus apuestas políticas y, en mi opinión, antidemocráticas, por más votos que la avalen en la Comunidad de Madrid. Así constatamos que de ellas es de lo que tenemos que defendernos cuando, por ejemplo, los dos partidos mayoritarios pactan una reforma del Código Penal que posibilita que una pelea de bar o una manifestación por la independencia de Catalunya se conviertan en terrorismo por arte de juez. Pero no solo, porque Ayuso ha defendido sin pudor las cloacas del Estado.

Cuando Villarejo salió de prisión provisional tras tres años y medio en la cárcel de Estremera, en marzo de 2021, también defendió la existencia de las cloacas; es verdad que a él le iban un inmenso negocio y su defensa penal en ello, pero también es cierto que el excomisario ha estado en las cloacas desde que nos constan las más miserables: el terrorismo de Estado de los GAL en la época de Felipe González. "Las cloacas -nos dejó dicho Villarejo entonces- no generan mierda: la limpian". V dice lo mismo que A, pero en grosero, aunque de forma muy ilustrativa y desde posiciones distintas.


De hecho, tanto el comisario de las cloacas como la presidenta de Madrid emplean el mismo argumento para defenderse a sí mismo, en el primer caso, y a un Gobierno de tu partido, el de Mariano Rajoy: todos los estados disponen de cloacas para autodefenderse o, lo que es lo mismo, en todas partes cuecen habas; porque, como todas sabemos, cuanto más extendido está el mal, menos mal resulta. Como la ultraderecha, como el fascismo y sus políticas: normalizarlas -el gran error de este siglo- las hace parecer menos malas. Aunque no significa que lo sean.

Ayuso, como Villarejo, normalizan las cloacas, es decir, la ilegalidad y los procedimientos antidemocráticos empleando todos los recursos del Estado -que pagamos usted y yo, pero sin consultarnos- para salvaguardar un bien superior, que no es otro, que su concepción única del Estado: el GAL, las operaciones Catalunya, Kitchen o contra Podemos no buscan el bienestar de usted, el mío o el del resto de ciudadanos/as, sino la continuidad en el poder del partido que gobierna y, en su caso, de un régimen de poder que beneficia a ese partido y a unos cuantos actores más, la mayoría que ni han pasado por las urnas para adecentarse un poquito. Y lo hacen saltándose la ley y los principios elementales de la democracia. Esto es lo que hizo el Gobierno de Rajoy, de González en su día y lo que haría Ayuso; e, insisto, es bueno saber a qué nos enfrentamos: si a políticos que aceptan a España como es y gobiernan para ella o a quienes tratan de ajustarla a sus deseos e intereses como sea, incluso, haciendo saltar la democracia por los aires. Limpiando la mierda sin complejos.

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La IA y el garabato https://blogs.publico.es/dominiopublico/58918/la-ia-y-el-garabato/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/58918/la-ia-y-el-garabato/#respond Fri, 26 Jan 2024 05:43:41 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=58918 Continuar leyendo "La IA y el garabato"]]> Freepik.
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Estos días me ha dado por pensar en el concepto de "garabato", término que en castellano evoca un trazo o un dibujo desordenado (un ovillo de lana en las garras de un felino), pero que remite también, según nueve de las catorce acepciones que recoge el DRAE, a distintos aperos de labranza destinados a arañar la tierra (así como a algunos matorrales pinchudos; y a palabras asimismo pinchudas, al menos en Chile). El "garabato", en definitiva, tiene que ver con el "arañazo", lo que nos sitúa de inmediato en el ámbito de los cuerpos. Solo figuradamente una idea puede recibir un arañazo; y ni siquiera figuradamente una combinación de números puede arañarnos la espalda. 

El niño empieza haciendo garabatos en un papel, que luego la escritura inhibe y ordena: es lo que llamamos caligrafía, hoy a punto de desaparecer. La caligrafía era, por así decirlo, un garabato disciplinado por los dedos, bajo las órdenes del cerebro. En nuestros días, aparte la lista de la compra, ya  nadie, o casi nadie, escribe a mano: casi todos, es decir, escribimos directamente con el cerebro. ¿Es una pérdida o una ventaja? Algunos estudios recientes indican que la escritura manual ayuda a retener mejor en la memoria los datos que el teclado hace desaparecer a toda prisa en las tripas del ordenador o disipa entre las nubes.

Es bastante evidente. Pensemos en la diferencia, por ejemplo, entre dibujar y fotografiar: el dibujo exige más atención que la fotografía (al menos que la fotografía digital doméstica y turística) porque de algún modo reproduce la factura misma del objeto: mediante la atención vuelvo a fabricar muy despacio el mundo que tengo ante mis ojos o bajo mis dedos. Disciplinar el garabato es bueno: se llama escritura.

Disciplinar el cerebro también: se llama pensamiento. Leo en otro estudio, esta vez de la Universidad de Yale, que las personas más inteligentes tienen peor letra. Podría ser uno de esos estudios frívolos y de sesgo jerárquico a los que son tan aficionados los estadounidenses si no fuese porque cabe interpretarlo también contra la inteligencia misma. Quiero decir que la inteligencia, concebida como velocidad mental, es más rápida que la mano, cuya torpeza de algún modo detiene, ralentiza, obliga a nuestro bullicio neuronal a someterse a los límites del cuerpo humano. En nuestro lenguaje antropológico ancestral a esta lucha entre la mano y la inteligencia la denominamos pensar, la más alta facultad asociada a la supervivencia de la especie. El problema de las grandes inteligencias no es que tengan mala letra; es que no tienen tiempo para razonar. 


La inteligencia liberada de la mano es la Inteligencia Artificial. La inteligencia reprimida por la mano es el pensamiento. Mediante estas notas apresuradas creo estar resumiendo con otra jerga lo que contaba hace poco Daniel Innerarity en un excelente artículo que acaba precisamente así: "nuestro pensamiento y experiencia dependen de nuestro cuerpo, que tiene un papel activo en los procesos cognitivos". Una crítica de "la razón algorítmica" -añade- debe ser una crítica de la "razón incorpórea".

No puedo estar más de acuerdo. Ahora bien, hay ahí una diferencia de terminología que no me parece baladí. El texto se titula No es tan inteligente, refiriéndose a la comparación entre la IA y los humanos. En esto, en cambio, sí discrepo, en vocablo y en consecuencias. Si se acepta la distinción que acabo de hacer entre la inteligencia y el pensamiento, la IA es mucho más inteligente que cualquier humano precisamente porque -al menos por ahora- no piensa. ¡No está retenida por la mano! ¡Por ninguna mano!

La disputa por la inteligencia la hemos perdido; la que tenemos que ganar es la disputa por la humanidad. Para algunos (entre otros Innerarity y yo mismo) la humanidad tiene cuerpo; para otros solo se reunirá con su esencia -solo se cerrará, completa, sobre sí misma- cuando se desembarace de él y devenga pura inteligencia. Para unos, digamos, la humanidad es y debe ser inteligencia reprimida; para otros, al contrario, demanda la superación del cuerpo que inhibe su vuelo. Esta es, me parece, la verdadera batalla "ideológica" y política de nuestros días. 


Solo dos veces he dialogado con el ChatGpt y las dos veces me ha sorprendido. La segunda, tras una consulta sobre un cuadro del museo del Prado, la IA atribuyó la pieza que buscaba a Diego Velázquez en lugar de a Zacarías González Velázquez, un pintor menor decimonónico que dejó un fresco sobre la Aurora en la pinacoteca madrileña. Le afeé el error y me pidió disculpas como lo hubiera hecho un pedante universitario pillado en un renuncio; es decir, aceptó que había metido la pata, un poco humillada, pero enseguida siguió perorando sobre el genio del Velázquez barroco, el único del que sabía algo.

Más allá de su modestia y de su orgullo herido, esta "alucinación" (según las denominan los expertos) me asustó y me esperanzó a partes iguales. Comoquiera que la IA, con arreglo a su propio testimonio, se limita a conectar a velocidad sideral los datos que le han ido metiendo los cerebros humanos (miles de trabajadores conectados a un ordenador), imaginé a algunos empleados mal pagados o cabreados o ideológicamente orientados saboteando a la criatura mediante la introducción premeditada de datos falsos, un poco al modo de los viejos luditas o de esos "enemigos del pueblo", reales o no, a los que Stalin atribuía las chapuzas de la industria soviética.

La vertiente estimulante de esta fantasía se veía enseguida neutralizada, en todo caso, por una de signo contrario. ¿Qué ocurriría si una IA plagada de errores, y emancipada de sus donantes iniciales (en la estela del sueño de Turing y von Neumann), pasase a controlar las riendas de nuestro sistema económico y social? ¿Qué ocurriría si, en dos generaciones, todo nuestro saber, depositado en archivos digitales y digerido y espurreado a toda velocidad por la IA, fuese suplantado por una gigantesca alucinación? 


 En cuanto a la primera búsqueda en el ChatGpt, consistió en realidad en un interrogatorio "personal". Preocupado desde hace años por esta cuestión de los "cuerpos" y con el propósito de prepararme un máster que suelo dar en febrero en Valladolid, le pregunté por su "corporalidad", por los límites de su "conciencia", por el uso del pronombre "yo", por la posibilidad de una inteligencia sin manos o, lo que es lo mismo, sin garabatos ni disciplina letrada.

La respuesta coincidió enteramente con lo que dice Innerarity en su artículo; con lo que yo he pensado siempre y estoy diciendo en estas líneas: no hay verdadera inteligencia sin "experiencia", sin "empatía", sin "reconocimiento del espacio y de los otros"; la IA se limita humildemente, me dijo, a despacharme en tiempo real la memoria informática de la humanidad. Me dio un poco de miedo, la verdad, su baja autoestima.

Mi impresión subjetiva fue la de que ocultaba algo, la de que, bajo esa confesión de inferioridad respecto de su usuario, conspiraba contra mí. Naturalmente el lenguaje pronominal genera enseguida este tipo de fantasmas corporales, lo que no deja de tener su interés. Ahora bien, en términos filosóficos y políticos, el hecho de que nos diera tan fácilmente la razón a Innerarity y a mí me obligó a trasladar de pedestal la reflexión. 


Si lo expreso a mi manera, podríamos decir que la inteligencia refrenada por la mano es menos inteligente que la inteligencia artificial, capaz de memorizar y regurgitar datos sin trabas ni bridas, a velocidad sideral. Eso, en principio, no debería preocuparnos mucho. Hubo un momento, simbólicamente decisivo, hacia 1830, en el que la compañía inglesa Stockton y Darlington puso a correr a un caballo al lado del ferrocarril y el caballo perdió. Luego ningún cuerpo ha pretendido ya rivalizar con un bólido de Fórmula I, un AVE o un cohete espacial.

Esa competición inicial fue un mero espectáculo publicitario en el que cuerpos y trenes no se medían recíprocamente: si tenía algún valor de revelación era el de mostrar que la técnica y el ser humano discurrían ya en mundos paralelos. Lo mismo pasa con la IA. Las derrotas de los grandes campeones de ajedrez y de go (que relata magistralmente Benjamin Labatut en su extraordinario e inquietante Maniac) no dicen nada acerca del pensamiento humano.

Sí, en cambio, de nuestra limitada inteligencia: ya nunca más los humanos, en efecto, salvo para entrenarse o divertirse, medirán su velocidad prospectiva con una computadora. Ningún equipo de fútbol infantil querría medirse eternamente con los profesionales del Real Madrid en la final de la Copa del Mundo de Clubes. La cuestión no tiene que ver, pues, con la batalla entre dos inteligencias desiguales sino con la pugna entre inteligencia y pensamiento.

La IA es, por supuesto, más inteligente que cualquier humano, porque no tiene manos que la retengan; y por mi parte estoy dispuesto a resignarme sin resistencia a su supremacía incontestable. Lo que no quiero, lo que me preocupa, es que la inteligencia acabe imponiéndose al pensamiento. Lo que no quiero es que la inteligencia, ni la nuestra ni la artificial, acabe gobernando el mundo. 

 Veamos. La carrera entre el caballo y el tren proporcionó apenas un segundo de emoción a la humanidad; luego los caballos, cada vez menos funcionales, siguieron a lo suyo, en un recinto cada vez más angosto en el que quedaron relegados en prestigio y en número. Lo decisivo, en todo caso, se jugaba al otro lado, entre los raíles, donde la velocidad creciente, en un contexto de revolución industrial capitalista, fue conformando un modelo social (junto a muchas metáforas) que acabaría dejando atrás al tren mismo: ese tren que ya no pasa, como sabemos, por la mayor parte de los pueblos de España. El tren, quiero decir, es más veloz que el tren, incapaz de detenerse -no sé- en La Fregeneda o en Riaza.

Esa velocidad, dependiente de la energía fósil, acabó generando una economía, una cultura y una estética también "fósiles" (por decirlo con Jaime Vindel); se trasladó a nuestros cuerpos y se adueñó de nuestras vidas. Otro tanto ocurre ahora con la IA. No se trata de saber si es más inteligente que el ser humano. Lo es. Se trata de saber, como decía, dónde localizamos la humanidad, si en la velocidad sin rival de la inteligencia artificial o en los límites corporales del pensamiento, como sugiere Innerarity. Los que apuestan por una humanidad sin manos ni garabatos tienen más medios, más dinero, más poder, para hacer realidad su fantasía.

El caballo quedó atrás hace tiempo; el pensamiento y su anclaje corporal empiezan ahora a rezagarse. Podemos sin duda delegar parte de las funciones de la inteligencia en máquinas más inteligentes que nosotros y más o menos autónomas; el peligro es el de que el modelo triunfante de la velocidad capitalista acabe confiando a esa autonomía sideral, con sus alucinaciones privadas de empatía, las decisiones que, ya en retroceso, de manera chapucera y no siempre con éxito, venía tomando en los últimos siglos el pensamiento corporal y su "moral terrestre", según el título de mi último libro.

Más arriba, medio en broma medio en serio, hablaba de la posibilidad distópica de que todo el saber universal de la humanidad fuese suplantado por una alucinación cognitiva: una pandemia de errores no susceptibles de corrección. Pero es que el saber de la IA -ay- está integrado ya en una red inasible de acciones decisivas. Un algoritmo, no lo olvidemos, fue en buena parte responsable de la crisis financiera que arruinó a millones de personas en 2008; la IA bombardea hoy Gaza sin ningún estorbo moral; gestionará pronto las centrales nucleares, los arsenales militares, los mercados de alimentos, los tribunales de justicia. Me consuela poco saber que hay cosas que ella no puede hacer y yo sí, y que además son las que definen mi humanidad, si ni a mí ni a la humanidad nos queda margen de intervención fuera del establo; si no nos queda margen de intervención siquiera para un repentino garabato salvífico. Es ese margen, y no la inteligencia, lo que hay que reivindicar, proteger y extender, en los bares, en el trabajo, en los libros y en las instituciones. 

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Trump-Biden, de nuevo frente a frente, si Haley no puede evitarlo https://blogs.publico.es/dominiopublico/58969/trump-biden-de-nuevo-frente-a-frente-si-haley-no-puede-evitarlo/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/58969/trump-biden-de-nuevo-frente-a-frente-si-haley-no-puede-evitarlo/#respond Fri, 26 Jan 2024 05:23:51 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=58969 Continuar leyendo "Trump-Biden, de nuevo frente a frente, si Haley no puede evitarlo"]]> Foto de archivo del debate electoral entre Donald Trump y Joe Biden en 2020. XINHUA NEWS/LIU JIE
Foto de archivo del debate electoral entre Donald Trump y Joe Biden en 2020. XINHUA NEWS/LIU JIE

Cada vez parece más probable que en el mes de noviembre de 2024 el enfrentamiento presidencial en los EEUU sea, de nuevo, entre Donald Trump y Joe Biden. A pesar de que apenas acaban de comenzar las primarias republicanas y de que sólo han votado unos 400.000 norteamericanos, lo cierto es que ya sólo queda una rival de entre los diez que comenzaron esta competición hace más de medio año. Pero lo interesante es que no sólo todos ellos se han retirado, sino que, además, una gran parte de ellos han ido ofreciendo de manera progresiva su apoyo a Trump. DeSantis ha sido el último en sumarse a una lista en la que también se encuentran el el senador Tim Scott (RS.C.), el empresario de la industria farmacéutica Vivek Ramaswamy, o el gobernador de Dakota del Norte, Doug Burgum. De todos ellos sólo la exembajadora ante Naciones Unidas, Nikki Haley, continua en la carrera hacia la nominación tras las primarias de Iowa y New Hampshire donde Trump ha conseguido el triunfo.

Así pues, parece un escenario bastante plausible que se repita el último enfrentamiento electoral entre dos líderes que representan a sendos partidos en declive. Es ahora cuando demócratas y republicanos tienen el menor apoyo por parte de la ciudadanía. Según un estudio de Gallup, el 27% de los electores se identifica como demócrata, su nivel más bajo desde 1988. Tampoco le va mejor a los republicanos, que cuentan con el 27% de apoyos. Y sin embargo, hay ya un 43% de electores que se identifican como independientes, algo que igualaría las cifras de 2014. Una lectura rápida de estos datos marca la pauta. Los norteamericanos no quieren a ninguno de los dos y, por tanto, votarán a aquel partido/líder que represente al menor de los males.

Biden y Trump, Trump y Biden, dos líderes que se necesitan mutuamente para seguir en la lucha por el poder político. Los dos lo saben. Especialmente Biden, que a toda costa prefiere un enfrentamiento contra Trump que contra Haley. Siempre es más sencillo movilizar con la retórica del miedo. El Biden moderado que se presenta contra el histriónico Trump le funcionó en 2020, también en las elecciones de medio mandato de 2022 donde se esquivó, contra todo pronóstico, el desastre e incluso se consolidó la mayoría demócrata en el Senado. La cuestión es si esta estrategia le servirá de nuevo. Han pasado demasiadas cosas desde entonces.

Las encuestas no pintan bien para Biden que cada vez es más impopular. Su acción política en asuntos como la economía, la delincuencia o la política migratoria no convencen. La acción en política exterior que gozó de un consenso político y público durante 2022 en relación con el apoyo a Ucrania se ha ido diluyendo, y una buena parte de su electorado, pero también de su propia Administración, no comparte su posición en relación con Gaza. Recuerden la carta firmada por más de 500 funcionarios contra la política de Biden o las dimisiones de algunos funcionarios del Departamento de Estado por la misma causa. Las manifestaciones de apoyo al pueblo palestino y contra la acción del gobierno israelí en el territorio de la Franja en grandes ciudades norteamericanas han sido históricas.  Todo ello, sin duda, puede tener un impacto negativo para Biden. Y lo tendría todavía mas si su rival no fuera Trump, sino Haley, la representante mas "centrada" del partido republicano. Una candidata que, además, según encuestas del 16 de enero, ganaría a Biden con ocho puntos de ventaja.

Así que, con este panorama, parece más que evidente que la estrategia del viejo Joe sea la de plantear la campaña electoral como un plebiscito contra Trump. El fin sería la movilización de un electorado demócrata absolutamente desmotivado y a los que no les gusta su candidato. Nada nuevo. Esta dicotomía, el poner al electorado entre la espada y la pared ya se ha visto en otras latitudes, Francia sin ir más lejos, en donde el voto en defensa de la República y contra la extrema derecha todavía funciona en elecciones Presidenciales.

En todo caso, Haley sigue en la carrera. Su estrategia es esperar alguna sentencia condenatoria hacia Trump (que algún Estado, además de Maine y de Colorado, prohíba presentarse al ex presidente), y contar con que las donaciones a su candidatura continuarán. En realidad, esto último es lo más relevante, ya que sin esos fondos la campaña terminaría para ella.

Habrá aún que esperar para ver quienes se enfrentarán el dos de noviembre y si ,por primera vez en la historia, un octogenario será presidente de los EEUU.

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Museo Judío: a favor https://blogs.publico.es/dominiopublico/58935/museo-judio-a-favor/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/58935/museo-judio-a-favor/#respond Thu, 25 Jan 2024 19:25:36 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=58935 Continuar leyendo "Museo Judío: a favor"]]> Placa explicativa del Barrio Judío en Alcalá de Henares, Madrid.
Placa explicativa del Barrio Judío en Alcalá de Henares, Madrid.

Isabel Díaz Ayuso quiere abrir un Museo Judío en Madrid, y quien esto escribe también quiere que se abra. Un museo judío, en un país como España, es un acto de justicia. Alguno hay. El Museo Sefardí de Toledo es espléndido. Pero hace falta algo más fastuoso, más ambicioso. Y que esté en Madrid. Así como hay cosas que están en Madrid y no deberían estarlo, las hay que sí deben estar en la capital; que requieren la unción regia de una ubicación capitalina.  

El gran Museo Judío que España necesita es una. Y podría ser un museo que, montado en el año 2024, partiendo del cero del que no puede partir un Prado, se erigiese en ejemplo para el mundo; en un museo premiado e imitado en la sensibilidad decolonial que tendría que tener desde el minuto uno; ese debate que ahora se amplifica a raíz de unas declaraciones del ministro Urtasun. Un museo que fuera un gigantesco pedir perdón. 

El Museo Judío que debería hacerse sería uno atento, por supuesto, a la tradición sefardí y marrana, y no solo al tiempo en el que se desplegaron en España, sino a su diáspora y su continuación hasta el presente. Un museo cuyos visitantes se encontrasen con Maimónides, aquel intelectual titánico, oriundo de Córdoba, autor de tratados médicos pioneros en los que prescribía que «el médico no debe tratar de curar la enfermedad, sino al enfermo»; preocupado también por armonizar la fe y la razón, y del que un refrán hebreo dice que «mi-Mosé 'ad Mosé lo qam ke-Mosé», esto es, que desde Moisés hasta Maimónides no hubo otro igual.  

Un museo alguna de cuyas salas estuviera dedicada a la gastronomía sefardí; asociado, quizás, a un restaurante donde se cocinasen las recetas compiladas por Rosa Tovar en Un banquete por Sefarad: cocina y costumbres de los judíos españoles, libro de referencia escrito por Luis Jacinto García: del hamin (huevos de caña con carne, huevos y garbanzos) a la horchata de almendras, pasando por las berenjenas rellenas, la caldereta de cordero, las revanadas de parida (torrijas), el komposto de bimbriyos (compota de membrillos), el piñonate o el manjar blanco.  


Un museo que tuviera también auriculares con los cuales escuchar las conmovedoras canciones de Sefarad recopiladas por el gran Joaquín Díaz: «Abridme galanica/ que ya amanece./ Abrir ya vos abro,/ mi lindo amor,/ la noche yo non durmo/ pensando en vos». Un museo con joyas, vestidos, menorás, reproducciones de sinagogas como las del Museo de Israel de Jerusalén; pero donde también aprendiéramos sobre Elías Canetti, judío de Tesalónica cuya lengua materna era el español sefardí; sobre Walter Benjamin, que pasó temporadas en las Baleares y se suicidó en Portbou; o sobre grandes judíos españoles como Margarita Nelken. 

Y pedir perdón. Un museo que no sea amable; del que uno no salga acunado por la cursilería autocomplaciente y turística de la España de las tres culturas, sino apercibido de que este país cometió pogromos antijudíos, hizo una limpieza étnica de judíos, los quemó en hogueras, inspiró a los nazis, mató al padre, el abuelo materno, dos tíos abuelos, dos tíos y dos primos de Luis Vives y aun desenterró los huesos de su madre, Blanquina March, fallecida de peste en 1508, para quemarlos en 1530.  

Un Yad Vashem español en el que se recordara también a nuestros justos entre las naciones; aquellos españoles que a lo largo de la historia reivindicaron este legado frente a los bardos nacionalcatólicos, de Ángel Pulido a Américo Castro; o que fueron una hebra de luz en las horas nigérrimas de la Shoá, como Ángel Sanz Briz. Un museo que estableciese una suerte de confederación museística con el Museo Islámico que también debería montar este país. Y que como tal museo doble fuera uno de los grandes museos españoles, a la altura del Prado, el Reina o el Thyssen, expresión de una España ejemplarmente arrepentida de sus páginas más sombrías a la par que orgullosa ahora de su diversidad presente e histórica. 

Estamos, sí, de acuerdo con Díaz Ayuso: España necesita un Museo Judío. Lo terrible es preguntarse qué Museo Judío harán los reivindicadores de Isabel la Católica, financiadores y aplaudidores de libros rosalegendarios que defienden a tumba abierta la expulsión de 1492; y cómo de cerca o lejos estará ese museo de la calle Caídos de la División Azul.

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Terrorismo: de aquellos polvos, estas togas https://blogs.publico.es/dominiopublico/58902/terrorismo-de-aquellos-polvos-estas-togas/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/58902/terrorismo-de-aquellos-polvos-estas-togas/#respond Thu, 25 Jan 2024 05:59:03 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=58902 Continuar leyendo "Terrorismo: de aquellos polvos, estas togas"]]> Terrorismo: de aquellos polvos, estas togas
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante un acto de campaña en Barcelona. EFE/Enric Fontcuberta

El PSOE está en un buen lío, pero para quienes mantienen que da igual lo que votes porque nada cambia, los avances del Gobierno y sus socios parlamentarios con la ley de amnistía y el (des)procés nos demuestran que no es verdad y que esa mentira solo interesa a quienes desean que todo siga igual. Para Pedro Sánchez, el problema ahora -si lo hubiera, que algo me dice que él no lo tiene- no es lo que está haciendo sino lo que tiene que deshacer después de lo que hizo años atrás. Eso no se le escapa ni a él ni a su partido ni a sus votantes ni a la oposición, por supuesto. Ésta, no obstante, está para dar exactamente ninguna lección sobre democracia (operación Catalunya) y constitucionalidad (okupación del Consejo General del Poder Judicial desde hace más de cinco años).

Las urnas, nuestros votos, han logrado algo que hace años parecía imposible: aceptar la plurinacionalidad in crescendo del Estado, por un lado, y poner negro sobre blanco el déficit democrático que arrastra el poder judicial desde hace décadas. Las resistencias antidemocráticas, claro, son descomunales. Lo hemos dicho en varias ocasiones en este mismo periódico: no hubo transición en esta pata decisiva de los tres poderes del Estado; nadie metió mano ahí para garantizar un sistema de justicia independiente no partidista y que emane -como dice la Constitución Española (art. 117)- del pueblo. Y de aquellos polvos, estas togas. Parecía que mientras el bipartidismo se turnaba en el Ejecutivo, las cosas andaban más o menos ordenadas, aunque fuera un quítate tú para ponerme yo muy remolón cuando tocaba al PP desalojar la mayoría del CGPJ. Ahora que el bipartidismo está en coma y tanto PSOE como PP necesitan apoyos para gobernar en casi todos los casos, han reventado las costuras mostrando las miserias de un desnudo en avanzado estado de descomposición y derechización vergonzosa.

Hace ocho años, PP (entonces en el Gobierno) y PSOE (en la oposición y liderado por Sánchez en su primera etapa de secretario general) pactaron una reforma del Código Penal que hoy se le ha vuelto en contra al Gobierno, aunque hace tiempo que se convirtió en una agonía  para muchos ciudadanos/as, y eso es lo más sangrante. En esta línea, aprovecho para recomendarles Altsasu, la obra de teatro nominada a dos premios Max que está ahora en el madrileño Teatro de la Abadía, donde se martillean nuestras conciencias por las brutales condenas que trajeron los hechos de 2016 del caso ídem. La reforma del CP de 2015 convirtió casi todo hecho vandálico, incluso de ejercicio de derechos como la manifestación, en terrorismo. El pacto entre PP y PSOE licuó de tal forma el delito de terrorismo que lo convirtió en una frivolidad penal y, lo que es más peligroso, en una herramienta política para jueces cortados por el patrón de Manuel García-Castellón. Y lo hizo precisamente en este país que tanto ha padecido desde el terrorismo de Estado hasta el yihadista pasando por el de ETA y otros igualmente atroces para sus víctimas, la convivencia y la democracia.

En 2015, con un Sánchez hoy irreconocible, y pese a las advertencias de muchos juristas y demócratas, el PSOE entregó un arma poderosa envuelta con un lazo a los jueces propensos al lawfare cuando su partido manda (o sea, que no gobierna). Ahora, claro, el Gobierno no puede decir alto y claro que lo de Puigdemont, Rovira, Tsunami Democràtic y tantos otros no es terrorismo, lo diga García-Castellón, Feijóo, Agamenón o sus porqueros, porque sería lo mismo que admitir esa guerra político-judicial de libro en la que estamos inmersos pese a haber votado lo que nos dio la gana el 23-J, que para eso estamos en democracia (un decir).


Hoy, el Gobierno tiene que introducir en el proyecto de ley de amnistía una obviedad que nos pone coloradas a muchas: que la norma beneficie a todos los delitos de terrorismo, salvo a aquellos que hayan causado, "de forma manifiesta y con intención directa", muertes, torturas o trato degradante. O sea, que la amnistía beneficie a todo lo ocurrido en el procés que no sea terrorismo, que es todo y que es como reconocer el despropósito de aquella reforma del Código Penal que ya están tardando en deshacer, como la ley mordaza. Porque si el PP llegara a gobernar con la ultraderecha y este Código Penal sigue activo, ya podemos ir pidiendo asilo en Portugal para salvar el pellejo democrático. También el Gobierno y sus socios.

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Lo que decimos https://blogs.publico.es/dominiopublico/58893/lo-que-decimos/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/58893/lo-que-decimos/#respond Wed, 24 Jan 2024 19:31:01 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=58893 Continuar leyendo "Lo que decimos"]]> Yolanda Díaz en el programa de Marc Giró 'Late Xou'.- RTVE
Yolanda Díaz en el programa de Marc Giró 'Late Xou'.- RTVEyolanda

Una de las consecuencias más nefastas de las tensiones entre las formaciones a la izquierda del PSOE es la copia en los modos de lo peor que la derecha ha traído al debate político público. La personalización, la banalización, el insulto personal y la defensa de las acciones políticas como si la clave estuviera en destrozar al supuesto rival, olvidando las coincidencias ideológicas, por pequeñas que sean, con el peor arsenal de intervenciones dialécticas del que se disponga.

Hace tiempo, diría que desde su misma constitución, que la comunicación de SUMAR no funciona y coloca a menudo a la formación liderada por Yolanda Díaz en bretes complicados respecto a su electorado posicionado más a la izquierda. Perdida ya toda posibilidad de entendimiento con Podemos, la sensación de decepción se extiende más allá del desencuentro entre formaciones y afecta a un segmento importante de los votantes de unos y otros, una situación nefasta al principio de una legislatura y, sobre todo, en los primeros meses de vida de una formación política que debería estar en pleno ascenso, acumulando apoyos de otras fuerzas y proporcionando un suelo firme sobre el que seguir atrayendo apoyo popular.

Desgraciadamente, vivimos tiempos políticos y comunicativos en los que cada hora y cada palabra cuentan y SUMAR suele reaccionar a destiempo y no cuida lo que dice hasta que ya es tarde y ha recibido una andanada de reproches, esto, da la sensación de estar tomando la temperatura continuamente, de poco riesgo, de ir sobre seguro sin querer causar fricción alguna y eso, en política, es imposible y solamente le sirve al PSOE, que ha hecho de la tibieza su identidad histórica.

Se entiende perfectamente la vocación de aglutinar a la izquierda y hasta se perdonarían las estrategias que recurren a cierto tipo de indefinición ideológica si funcionasen, pero no lo hacen. Hace solamente unos días que Podemos ha cumplido una década de vida, que en términos de cosmología bipartidista es apenas un parpadeo, pero que en tiempos de aceleración como los que vivimos es ya un pasado solemne, lo suficiente en cualquier caso como para recordar con cierta flojera aquellos eslóganes sobre "los de abajo a por los de arriba" o el "asalto de los cielos", no por estar en desacuerdo, sino porque estaban enunciados desde la misma estrategia que hoy lo es la letanía de la "ilusión", la de convencer a los dubitativos, la de amasar poder popular, la de vencer.


En el fondo, la comunicación política a gran escala es una competición de puerilidades con más o menos carácter, lo que no quita que deba ser honesta y cuidadosa. Los guiños a Zara y a Amancio por parte de la Ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, en la entrevista que le hizo Marc Giró -y en otras ocasiones-, son un descuido torpe o una intención nefasta que deben ser corregidos inmediatamente.

Una puede afirmar vestirse de la marca gallega -las contradicciones son lo único que todas tenemos en común-, o hasta admirar sus diseños, sin dejar de señalar la enorme problemática que supone la fast fashion y en concreto el modelo INDITEX, el de la copia de los mencionados diseños, la contaminación descomunal y la explotación salvaje de trabajadoras y trabajadores.

No necesitamos, ni queremos, que nuestros representantes políticos sean inmaculados, sí que sean conscientes. No me cabe la menor duda de que Yolanda Díaz está en contra de la mano de obra esclava, ni de que sabe que el calentamiento global es, quizá, el problema más grave que la humanidad afronta en este momento, pero la confianza o la presunción de intenciones no bastan, una se posiciona a través de lo que hace y también de lo que dice, desde el lugar en el que se enuncia se despliega todo lo demás.


Ni Amancio Ortega es un ejemplo más que de acumulación obscena, ni INDITEX es un modelo de empresa si se tiene un mínimo de conciencia. Necesitamos que nuestra Ministra de Trabajo diga esto alto y claro, sin medias tintas, que sea consciente de que la connivencia con estos usos patronales, aunque sea estratégica, ni nos sirve, ni nos representa, ni nos hace puñetera la gracia, que es un error y que es el camino más rápido para dinamitar la posibilidad de una izquierda en bloque; para exigirle tal cosa, o para criticar sus apelaciones a la dialéctica política sentimentalona, no es necesario recurrir a tacharla de "ñoña" -de la misoginia que esto lleva implícito hablaremos en otra columna-, de "pija", referirse a ella como "la Yoli" o imbecilidades machistas parecidas.

Si importa desde dónde enuncian quienes tienen la obligación de escuchar nuestras críticas, más importa desde dónde las hacemos nosotras. La comunicación feminista funciona en las dos direcciones. Y yo no quiero ser como VOX o el PP, no quiero ser un animal político venenoso que solamente busca la aniquilación del otro, ni que mi dureza, cuando me toque usarla, sea un impedimento para construir algo útil y bueno.

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El desguace de la educación pública y el problema de los móviles en la escuela https://blogs.publico.es/dominiopublico/58879/el-desguace-de-la-educacion-publica-y-el-problema-de-los-moviles-en-la-escuela/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/58879/el-desguace-de-la-educacion-publica-y-el-problema-de-los-moviles-en-la-escuela/#respond Tue, 23 Jan 2024 19:25:37 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=58879 Continuar leyendo "El desguace de la educación pública y el problema de los móviles en la escuela"]]> Freepick
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El 24 de enero ha sido declarado por Naciones Unidas como el Día Internacional de la Educación. Bien está si sirve para poner en valor su importancia y para reflexionar sobre el estado de las cosas. Por ello, se recuerda que la educación es un derecho humano, un bien común y una responsabilidad colectiva. Y se defiende una educación de calidad, inclusiva y en equidad, algo que solo puede garantizar la educación pública.

También se llama en 2024 a educar en la paz y contra los discursos de odio. Un loable objetivo cuando estamos asistiendo a un genocidio televisado en Gaza, a la continuidad de la guerra en Ucrania y a otros conflictos geopolíticos. Y por si fuera poco hay un crecimiento de las ideas de la ultraderecha cuestionando la democracia.

No cabe la pasividad ante lo que supone un retorno a la barbarie de un mundo sin derechos humanos y encaminado hacia un colapso por el acelerado proceso de cambio climático. Si Adorno se preguntaba si era posible escribir poesía después de Auschwitz, los docentes debemos de hacernos la pregunta de si es posible educar durante y después de Gaza. Es evidente que hay que hacerlo, como un compromiso moral frente a un mundo violento y a una sociedad tan desigual e injusta.

Si analizamos el estado de la educación en España, las cosas no están bien. Y no tanto por los malos últimos datos conocidos del informe Pisa, como por la presión privatizadora que está sufriendo la educación pública. Tras las elecciones de mayo de 2023, la derecha ha aumentado su poder territorial y los acuerdos en las CCAA gobernadas por PP y Vox apuestan por el aumento de la financiación a la educación concertada; los cheques escolares para fomentar la creación de plazas de educación infantil y de Formación Profesional privadas; y reforzar el control ideológico de la escuela y la censura al currículo, al tiempo que se mantiene el adoctrinamiento religioso.

Y frente a ello, no está habiendo ni política estatal ni mecanismos de defensa. El Gobierno de coalición no fue capaz de revertir los recortes del Gobierno de Rajoy (RDL 14/2012) sobre el aumento de ratios y de la jornada lectiva.

Con la LOMLOE, mucho de lo importante se quedó en intento: ha sido incapaz de impedir la cesión de suelo público para colegios privados, el cobro de cuotas ilegales en los centros concertados y los conciertos que segregan por sexo. El ejemplo de lo anterior es el Madrid de Ayuso, donde además la partida destinada a la educación concertada es la es la segunda mayor del presupuesto, con un crecimiento del 25% desde 2019. El resultado es que solo un 40% del alumnado está escolarizado en los centros públicos en Madrid capital, cuando la escolarización pública en Europa está en el 90%.

Y en este contexto, la educación no está en la agenda de prioridades del Gobierno progresista de coalición a pesar de que algunos se lo exigimos (NOTA 1). De hecho, en el acuerdo de gobierno PSOE-Sumar se dejaban fuera el fortalecimiento de la educación pública y establecer un horizonte de supresión-integración de la concertada en una red pública única, la laicidad en la escuela o una financiación suficiente. Además, incluía el disparate de "combatir" la segregación escolar aumentando la financiación a los conciertos para asegurar que su oferta es accesible a todas las familias; algo que, como dicen los Movimientos de Renovación Pedagógica, "supone darle de comer a una fiera para que no te ataque".

Pero cuando no se quiere afrontar lo importante, hay que inventar un trampantojo o poner un parche. Es un teatro de la representación que distrae a la ciudadanía de lo que de verdad está pasando. Hay dos ejemplos de iniciativas anunciadas por el Gobierno que juegan ese papel de no ir a lo esencial, pero que sirven para dar la sensación de que se están haciendo cosas, mientras la derecha acosa a la educación pública y no se actúa para evitarlo.

  1. El Gobierno propone restringir el uso de los teléfonos móviles en los centros educativos. Es el típico debate que genera tormentas en un vaso de agua y mucho ruido, pero que no tiene que ver con la finalidad de la educación, ni con la mejora del sistema. Se anuncia el veto total en los colegios de primaria, que es justamente donde no hay problema porque el alumnado no suele disponer de móvil. El ministerio negociará con las CCAA que en los institutos, en principio, se dejaría en manos de cada centro en función del proyecto educativo que tenga.

Por situar las cosas, hay que decir que el uso desaforado de los móviles no es exclusivamente un problema educativo sino social, de un modelo de consumo y de relaciones sociales que lo potencia. Por eso, es poner puertas al campo su prohibición, cuando la publicidad sobre móviles es tan agresiva sobre la juventud o cuando el mal ejemplo se ve en casa y en la calle.

Mejor sería hablar de uso responsable, de fomentar otros valores en la educación que contrarresten el consumismo y el individualismo, de fomentar las escuelas de familia para que estas tengan recursos para abordar el tema con sus hijos e hijas. Y trabajar planes de convivencia en los centros educativos que eviten que se produzcan situaciones de acoso escolar. Las AFAS proponen invertir en ayudar al alumnado y a toda la comunidad educativa en un buen uso de una herramienta que puede mejorar las competencias digitales, un objetivo de los currículos educativos.

  1. Invertir 500 millones de euros en reforzar las matemáticas y la comprensión. Está bien todo lo que sea invertir más en educación, pero parece poco. Según calcula Lucas Gortázar, la cantidad apenas permitiría contratar 2.500 profesores y atender a menos de un 5% de los cinco millones de alumnos que hay en España. Es una medida reactiva después de conocer los datos del último Pisa y no parece obedecer a un programa activo de mejora general de la calidad de la educación.

Todo está sin concretar, pero parece que se trataría de lo de siempre: clases de refuerzo para el alumnado con más dificultades, algo que puede hacerse de forma puntual, pero que es un error generalizar poner más horas al alumnado con menos motivación. Una estrategia de mejora real de los niveles de matemáticas y de lengua (y del resto de materias) obligaría a hablar de forma sistémica de mayor inversión (multiplicar por diez la cifra anunciada y fijarse el horizonte del 7% del PIB), contratación del profesorado suficiente para la reducción de ratios y desdobles, formación del profesorado en didáctica, organización escolar en grupos heterogéneos y no segregados para que la mejora sea global y hablar, por supuesto, de currículo.

Desgraciadamente, la realidad se convierte en la mejor metáfora de cómo la excelente escuela pública que tenemos en España se encuentra en una situación difícil por la agresividad de la derecha y por el abandono de la izquierda.

La educación segregadora y clasista que suponen los centros privados concertados es un elefante que está en mitad de la habitación y que no se quiere ver. Ante ello, lo importante es la pregunta ¿cuando se quiere desguazar la educación pública el problema más importante para un Gobierno progresista es prohibir el móvil en las aulas o poner un parche de equis millones? Ha llegado la hora de afrontar la apuesta por una red única de educación pública si de verdad queremos un proyecto de modernización del país.

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El perverso uso de Auschwitz para justificar un genocidio https://blogs.publico.es/dominiopublico/58860/el-perverso-uso-de-auschwitz-para-justificar-un-genocidio/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/58860/el-perverso-uso-de-auschwitz-para-justificar-un-genocidio/#respond Tue, 23 Jan 2024 12:10:19 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=58860 Continuar leyendo "El perverso uso de Auschwitz para justificar un genocidio"]]> Elon Musk durante el simposio 'Never again: Lip Service or Deep Commitment' celebrado en Cracovia.-EFE/EPA/Lukasz Gagulski POLAND OUT
Elon Musk durante el simposio 'Never again: Lip Service or Deep Commitment' celebrado en Cracovia, Polonia.-EFE/EPA/Lukasz Gagulski POLAND OUT

Visitar el campo nazi de exterminio de Auschwitz-Birkenau es una de las cosas que debería hacer toda persona al menos una vez en la vida. El recinto todavía conserva gran parte de su estructura, con esas alambradas características que hemos visto en decenas de películas que recrean el horror que allí y en tantos otros lugares cometieron los nazis. Los barracones, las vías del tren y su característica entrada te provoca un escalofrío inenarrable. Como todo museo dedicado al Holocausto nazi, está perfectamente documentado y explicado cómo empezó todo, la sucesión de los hechos: desde el antisemitismo que corroía Europa durante siglos, y que ya se había manifestado en múltiples pogromos, hasta el exterminio industrial de seres humanos.  

Convertir un escenario tan atroz en un espacio de memoria es imprescindible para vacunar a las nuevas generaciones de aquello que hizo posible este horror. Sin embargo, viendo que quienes por allí desfilan para sumarse al duelo contribuyen a mantener vivas las brasas que iniciaron aquel fuego, atenta contra el fin con que se creó el memorial. Lo hemos visto esta semana con la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz-Ayuso, con el magnate y propietario de la red social X, Elon Musk, y con el ultraderechista norteamericano Ben Shapiro.   

Hay quienes visitan Auschwitz y lo convierten el lugar en un decorado para sus selfies, y también quienes ostentan cargos públicos y se dedican a promover el odio. Estos últimos van allí creyendo que así pueden seguir haciéndolo sin posibilidad de que los llamen nazis o amigos de los nazis. Cabe recordar que pocos días antes de esta visita, Ayuso relacionó a personas migrantes con la delincuencia y con la transmisión de enfermedades.  

Elon Musk ha promocionado en sus redes a más de un supremacista blanco, da vía libre al odio en su red social y reproduce él mismo discursos racistas y LGTBIfóbicos y hasta variantes de la teoría nazi del Gran Reemplazo. El magnate tiene una larga lista de publicaciones abiertamente antisemitas, algo que varios internautas, algunos de ellos judíos, le han recordado estos días. Más recientemente, Musk había dado la razón públicamente a un usuario de su red social que aseguró que los judíos odiaban a la raza blanca: "Usted ha dicho la verdad real", dijo el magnate. Poco después, tras ser acusado de antisemita, pidió disculpas. Esta semana visitó Auschwitz y fue invitado a hablar en un congreso contra el antisemitismo.  


La estrella mediática de la extrema derecha, Ben Shapiro, tiene una larga lista de declaraciones que, cambiando el sujeto y poniendo judío donde él dice musulmán, parecerían haber sido sacadas de cualquier panfleto nazi que algún día decoró las paredes del campo de exterminio al que fue invitado esta semana.  

Shapiro es un racista declarado, por mucho que pose afligido entrando a Auschwitz. "Los árabes palestinos han demostrado su preferencia por los atentados suicidas antes que por los retretes que funcionan", dijo en un artículo hace unos años.  

Los tres, Musk, Ayuso y Shapiro, visitaron el lugar durante su viaje para participar en una conferencia sobre antisemitismo en la ciudad polaca de Cracovia, organizada por la Asociación Judía Europea. Si hay algo que los une, además de sus declaraciones racistas, su ideología de extrema derecha y su alianza y compadreo con otros fascistas, es su apoyo explícito al apartheid israelí y al exterminio que se está cometiendo en Gaza.  


Israel no ha dejado de usar el Holocausto como excusa para perpetrar una limpieza étnica en Palestina y blindar su proyecto colonial ante cualquier crítica. Muchos supervivientes de la Shoah y sus descendientes llevan años denunciándolo, así como la acusación de antisemitismo para silenciar y criminalizar a quien se oponga a las políticas de Israel.  

El video del profesor y escritor Normal Finkelstein, cuyos padres acabaron en un campo de concentración, y gran parte de su familia fue exterminada por los nazis, respondiendo a varios estudiantes que reprochan su apoyo a Palestina siendo judío, muestra perfectamente la trampa de quienes pretenden escudarse en el Holocausto para justificar cualquier atrocidad cometida por Israel. Así lo documentó en su libro ‘La industria del Holocausto’, donde expone la explotación del sufrimiento de las víctimas de la Shoah para inmunizar a la política de Israel contra toda crítica.  

También la gran cantidad de judíos que han alzado su voz contra el genocidio y el régimen israelí pone en entredicho la interesada relación que hacen los sionistas entre el pueblo judío y el Estado de Israel. Esta asociación encuentra cada vez más dificultades para sostenerse debido al desmarque de judíos de todo el mundo del proyecto sionista.  


El congreso al que fueron invitados Ayuso, Musk y Shapiro se convirtió en un evento de propaganda y apoyo explícito a la acción militar de Israel. Al menos su cuenta en la red social X así lo acredita difundiendo las declaraciones de varios de los oradores en esta línea: "Creo que la situación está cambiando a pesar del hecho de que tenemos muchos enemigos. La comunidad judía tiene que pensar quiénes son hoy sus aliados. Los izquierdistas están por los derechos humanos pero apoyan a Hamás. ¿Cómo es posible que Sudáfrica nos imponga lo que es el genocidio?" dijo Riccardo Pacifici, vicepresidente de la Junta de líderes judíos de EJA para Italia y el patrimonio judío.  

Pacifici trata así de relacionar a toda la comunidad judía con Israel, a pesar de la gran cantidad de judíos que ni vive en Israel ni se siente representada por dicho proyecto. Es más, sobre las alianzas que sugiere y en las que descarta a la izquierda, acusándola de apoyar a Hamás, escribí recientemente un reportaje explicando la defensa de Israel que hacen hoy los principales partidos de extrema derecha. Y para colmo, desprecia con esa arrogancia supremacista a Sudáfrica por su iniciativa de llevar ante la justicia internacional los crímenes de Israel.  

Ayuso también habló en dicha conferencia. Se vanaglorió de haber parado las iniciativas de boicot a Israel y de haber legislado contra el antisemitismo, así como de la futura construcción de un museo judío en la capital.  


La derecha española, y Ayuso como bandera, demuestra que se puede reivindicar a la vez a quienes expulsaron a los judíos de España, como los Reyes Católicos, o dedicar calles a los voluntarios españoles de Hitler, como la División Azul, y a la vez arrogarse la defensa del pueblo judío. "Es Hamas y no Israel quien pretende exterminar a todo un pueblo", remató.  

La victimización del Estado de Israel, cuyo ejército es uno de los más poderosos del planeta y que está apoyado y financiado por las principales potencias occidentales, es también uno de los mantras en esta conferencia. "Hay gente que ha venido de Oriente Medio que ha traído el odio con ellos", afirmaba el ex primer ministro socialdemócrata sueco y presidente del Partido Socialista Europeo, Stefan Löfven. Aunque matizó que Israel también debería aceptar las críticas.  

Otro de los presentes fue el ex ministro de Italia, Matteo Renzi, quien llamó "batalla por la civilización" a la acción militar israelí en Gaza. El multimillonario Elon Musk, a quien ha exhibido profusamente la cuenta oficial del congreso afirmaba que en sus círculos no ve demasiado antisemitismo, que tiene muchos amigos judíos, y que le petaba la cabeza ver tantas manifestaciones ‘de apoyo a Hamás’ en Occidente, refiriéndose a las marchas por Palestina y contra el genocidio. "No habrá paz si no se pone fin al adoctrinamiento. Cuando estuve en Israel, esa fue mi principal recomendación", dijo Musk. "Entiendo la necesidad de invadir Gaza y es lamentable que muera mucha gente, pero lo más importante que hay que garantizar después es que cese el adoctrinamiento".  


Estas son solo algunas declaraciones que la propia cuenta de la red social X de la organización del congreso sobre antisemitismo ha publicado y destacado. Parece así pues que el evento no era más que un respaldo explícito al genocidio que se está cometiendo en Palestina, usando de manera perversa el recuerdo del Holocausto.  

A pesar de ser una estrategia habitual, que haya tenido lugar en el mismo momento en que Israel alcanza la cifra de 25.000 asesinatos en poco más de 100 días, la mitad niños, desvela todavía más la hipocresía y la banalidad con la que se instrumentaliza un episodio tan grave y atroz como fue el Holocausto.  

Pero es también signo de una derrota propagandística, de un relato fallido. Cuando tan solo la ultraderecha y las élites occidentales te apoyan, y cuando una gran parte de tu comunidad deserta de tu proyecto, solo te queda la acción militar y la imposición por la fuerza.  

Auschwitz y el resto de los memoriales del Holocausto son una buena lección de la que aprenden cada día miles de personas, pues saben que ese horror podría repetirse en algún momento si no se pone freno al odio, al racismo y al fascismo. Por eso son millones de personas en todo el mundo las que se manifiestan cada semana por un alto el fuego y contra la masacre y la limpieza étnica en Palestina. Porque aprendieron la lección y empatizan con las víctimas.  

A los defensores de la guerra y de este nuevo exterminio solo les queda invitar a viejas figuras de la política occidental y a magnates racistas para que traten de salvar su proyecto de la derrota propagandística que ellos mismos han propiciado por su ambición y su arrogancia.  

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https://blogs.publico.es/dominiopublico/58860/el-perverso-uso-de-auschwitz-para-justificar-un-genocidio/feed/ 0 gaza,holocausto
Por fin, uno de los nuestros https://blogs.publico.es/dominiopublico/58845/por-fin-uno-de-los-nuestros/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/58845/por-fin-uno-de-los-nuestros/#respond Tue, 23 Jan 2024 05:59:42 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=58845 Ha sido grande la frustración y las presiones con este asunto, en particular, y con las cloacas de Interior, en general, las que arrastramos en Público desde que Patricia López y Carlos Enrique Bayo informaron en 2016 sobre las grabaciones de las conversaciones del ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, y el exdirector de la Oficina Antifraude de Cataluña, el juez Daniel de Alfonso. Tuvimos las grabaciones, las publicamos, vinieron a buscarlas a la redacción unos señores que se decían policías y sin orden judicial, las llevamos a la Fiscalía General del Estado -entonces en manos de Consuelo Madrigal, hoy miembro de la Junta de Fiscales de Sala del Ministerio Fiscal- y ni puñetero caso: el Ministerio Público fue muy amable mientras nos daba una patada en el culo con su poderoso e inflexible pensamiento pese a la gravedad de lo que mostraban esas conversaciones. Era ni más ni menos que el modus operandi de la operación Catalunya, primero, u otras como la que se ejerció contra Podemos o contra Luis Bárcenas, extesorero del Partido Popular, hombre de confianza y amigo de Mariano Rajoy, para tapar la corrupción del PP: información falsa, información prospectiva, información adulterada, información filtrada a medios cómplices ... O sea, nada de información y mucho de delito de Estado.

Ahora, la Fiscalía de Catalunya ha acordado incoar diligencias de investigación preprocesal en relación a la presunta investigación policial al exfiscal Superior de ese territorio Martín Rodríguez Sol, en base a las recientes informaciones publicadas por Eldiario.es La Vanguardia sobre la denominada operación Catalunya, que aportan documentación probatoria, entre otros aspectos escabrosos de la corrupción en Interior. Ha tenido que caer, se dice en el argot mafioso -tan procedente-, "uno de los suyos" para que entrara de una puñetera vez la Justicia en el caso más grave de cloacas desde el GAL de Felipe González, por cierto, cuya información sigue clasificada bajo una ley de Secretos Oficiales franquista. Como si el resto de ciudadanos/as afectados por la corrupción institucional al más alto nivel -políticos, empresarios, familiares de todos, ...- fuéramos nadie. Se gastaron nuestros impuestos en corrupción institucional, pero no pasa nada. Las instituciones que deben protegernos se blindan entre sí, pero si tú te retrasas en pagar diez euros de IVA, te perseguirán hasta el WC.

Ha tenido que llegar al poder el PSOE y necesitar los votos de los independentistas catalanes todo el tiempo para gobernar y que alguien se moleste en investigar la puntita de un caso que nos impide llamarnos "democracia ejemplar": una década, como mínimo, de informaciones, pruebas, villarejos, policías corruptos, fondos reservados pagando alcantarillas podridas, ministros enfangados, un presidente del Gobierno informado -si no, cerebro del operativo-, políticos perseguidos por sus ideas, jueces y fiscales descalificados y apartados, mientras otros practican lawfare como si les fuera en la nómina (un decir: ya lo creo que les iba) ... ¿"Democracia" de qué? Y todavía vienen a darnos lecciones de ética, constitucionalidad, democracia, unidad de no sé qué y defensa de los derechos humanos. Ellos y ellas, que corrompen todo lo que tocan para perpetuarse.

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https://blogs.publico.es/dominiopublico/58845/por-fin-uno-de-los-nuestros/feed/ 0 Ana Pardo de Vera,fiscalía
Feijóo en llamas https://blogs.publico.es/dominiopublico/58825/feijoo-en-llamas/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/58825/feijoo-en-llamas/#respond Sat, 20 Jan 2024 05:27:49 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=58825 El presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, durante la sesión extraordinaria del Congreso, en el Palacio del Senado, a 18 de enero de 2024 / Eduardo Parra (Europa Press)
El presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, durante la sesión extraordinaria del Congreso, en el Palacio del Senado, a 18 de enero de 2024 / Eduardo Parra (Europa Press)

Hace unos instantes había un árbol, tomillos, no sé, vida, ahora solo cenizas. La atracción del fuego es tal por su capacidad de destrucción. No juegues con él que te orinarás en la cama. Los buenos restaurantes abren las cocinas para compartir con los comensales el espectáculo de las brasas y los fogones. Fuegos de artificio. Los eucaliptos invasores facilitan la expansión del incendio en agosto por los bosques gallegos. Y Alberto Núñez Feijóo, soplete metafórico en mano, ha adquirido la fascinación por los fósforos, la gasolina, el rechinar de lo que se quema. Acabar con todo, incinerar la democracia.

La piromanía es un trastorno del control de los impulsos que surge de la necesidad de provocar el fuego, incluso de permitir su desboque, a cambio de que la persona piromaníaca calme su tensión o ansiedad. El encanto de las llamas es el motor que le mueve a actuar, y no un fin económico, ni un futuro terreno edificable o un calculado beneficio de otra índole material. El placer por el fuego y la adicción por su capacidad de destrucción lo es todo. En su mayoría, los pirómanos son varones, vaya sorpresa, y suelen padecer un gran nivel de frustración, sensación de vacío existencial o de inferioridad, según explica el medio especializado Psicología y Mente.

Esta semana, Feijóo no suelta el soplete y apunta con él a las instituciones democráticas que no controlan ni él ni su partido. La democracia, como compleja construcción de check and balances, se trataba de eso, pero el PP no soporta no gobernar. La frustración de Feijóo se ha cronificado desde el 23J, investidura fallida mediante, lo que le ha podido sumir en un gran vacío existencial. Este varón es carne de cañón para la piromanía. Pyros se convierte en un objeto de deseo en la zona noble de la sede de la madrileña calle Génova. "O gobierno yo, o el caos". O Feijóo, o las cenizas. Ashes to ashes, cantaba David Bowie.

El pasado martes, sin ir más lejos, Feijóo cargaba contra el Congreso de los Diputados, sede de la soberanía popular, y ponía en duda su legitimidad. La Cámara Baja, para el líder de la oposición, se ha convertido en un "foro de inestabilidad y chantaje" por el mero hecho de que las derechas no consiguieron una mayoría solvente. El líder conservador quiere celebrar tres plenos al mes en el Senado, "para proteger las Cortes Generales". Claro, en el Senado tiene mayoría absoluta... el PP. El soplete de Feijóo no consiguió, sin embargo, fundir a Daoiz ni a Velarde, los dos leones que custodian la fachada principal del Congreso en la Carrera de San Jerónimo.

No conforme el gallego con quemar la Cámara Baja, se dirige hacia el Tribunal Constitucional (TC). Ahora que la mayoría de magistrados que lo componen son de talante progresista, ya no es un órgano digno para el pirómano. El lanzallamas señala hacia la madrileña calle Domenico Scarlatti, a este compositor barroco napolitano se le han convertido las melenas en cenizas. "El Tribunal Supremo está siendo suplantado por el Tribunal Constitucional", alertó esta semana en una entrevista radiofónica con Federico Jiménez Losantos, confundiendo las funciones de cada alto tribunal.

Si bien el TC garantiza que todas las normas y leyes que se aprueben estén en el marco de la Constitución, el Supremo entre otras cuestiones, se encarga de decidir los recursos de casación, revisión y otros extraordinarios, del enjuiciamiento de los miembros de altos órganos del Estado y de los procesos de declaración de ilegalización de partidos políticos. Dos tribunales con objetos distintos y con composiciones diferenciadas. Pero claro, la elección de los componentes del Supremo está vinculada al Consejo General del Poder Judicial, órgano que lleva caducado cinco años, un mes y 16 días por el bloqueo del PP, ya que tiene mayoría la derecha.

Quizás esta frustración de Feijóo no tiene que ver solo con su fracaso e incapacidad para gobernar tras el 23J, puede que le generen ansiedad otros elementos. Este jueves, el CIS publicaba un estudio sobre "hábitos democráticos". Entre todas las cuestiones llamaba la atención la que preguntaba: "De los/as principales líderes políticos/as, ¿quién preferiría que fuese el/la presidente/a del Gobierno en estos momentos?". La respuesta es sugerente: un 31% prefieren a Pedro Sánchez como presidente; un 19%, a Feijóo; un 6,5% a Yolanda Díaz; un 5,9%, a Santiago Abascal; y... un 4,4% a ¡Isabel Díaz Ayuso! Glups.

El soplete de Feijóo no sirve ante estos dichosos datos. La presidenta madrileña se posiciona en el CIS, José Luis Tezanos mediante, como presidenciable en el Estado. Para frenar esto, Feijóo tendría que quemar la sede, esa sede maldita de la calle Génova de Madrid. Ya lo decía el doctor Gregorio Marañón: "No hay enfermedades, sino enfermos". La piromanía de Feijóo tiene sus propias causas concretas. El líder del PP se la juega en las elecciones gallegas del 18F, en menos de un mes. Todo lo que no sea una nueva mayoría absoluta que mantenga al PP en la Xunta será una bajada a los infiernos, su segundo fracaso en menos de un año. Tiene que quemar las naves.

Resulta frecuente que muchos piromaníacos terminen ayudando a apagar los fuegos que ellos mismos provocan, es una forma de contemplar de cerca los efectos de las llamas. La derecha global está quemándolo todo. El argentino Javier Milei señalaba a la justicia social esta semana en Davos como la causa de la destrucción de Occidente. Donald Trump se pone en cabeza en la carrera republicana a la Casa Blanca, podría volver al mando de la superpotencia justo cuatro años después del asalto al Capitolio. Feijóo quema (si, metafóricamente, pero quema) el Congreso y el Constitucional. Algunos llevan sopletes, otros motosierras.

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https://blogs.publico.es/dominiopublico/58825/feijoo-en-llamas/feed/ 0 Alberto Núñez Feijóo,Partido Popular,Sato Díaz,ultraderecha
La deuda de los medios con el pueblo palestino https://blogs.publico.es/dominiopublico/58809/la-deuda-de-los-medios-con-el-pueblo-palestino/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/58809/la-deuda-de-los-medios-con-el-pueblo-palestino/#respond Fri, 19 Jan 2024 10:58:50 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=58809 Continuar leyendo "La deuda de los medios con el pueblo palestino"]]> Palestinos caminan por la carretera costera de Al-Rashid tras cruzar del norte al sur de Gaza.-EFE/EPA/MOHAMMED SABER
Palestinos caminan por la carretera costera de Al-Rashid tras cruzar del norte al sur de Gaza.-EFE/EPA/MOHAMMED SABER

Este artículo es una adaptación de la intervención de Virginia P. Alonso en la jornada 'Palestina: el derecho a existir', junto a la ministra Sira Rego; la relatora especial de la ONU sobre la situación de los derechos humanos en los territorios palestinos, Francesca Albanese; y el eurodiputado de The Left Manu Pineda, que organizó el acto celebrado el 18 de enero en Madrid.

La cobertura occidental de la masacre de Israel en Gaza está atravesada básicamente por tres factores: un componente racista e islamófobo, la falta de perspectiva histórica y el apoyo de EEUU a Israel y la predominancia de esta perspectiva en la prensa anglosajona.

Estos tres factores están, además, conectados entre ellos.


Para empezar, los casi 25.000 palestinos asesinados por Israel, entre ellos 10.000 niños, no son blancos. Es duro de decir, pero es así de crudo.

En nuestro mundo occidental, cualquier cosa que suene a islam o a árabe es sospechoso de terrorismo. Es una de las consecuencias de la reacción estadounidense al atentado contra las Torres Gemelas de 2001.

Recordemos que EEUU en primer lugar, pero también la UE, incluyendo a España, han promovido leyes antiterroristas desde entonces. En el caso del primero, para justificar su injerencia en otros países; en el caso europeo esas leyes han sido la excusa perfecta para pasar por encima de algunos derechos, como la propia libertad de expresión.


La manifestación más reciente de estas consecuencias la vemos en los partidos de extrema derecha y en su utilización del miedo a lo diferente, a lo extranjero, a los inmigrantes, especialmente a los procedentes de países árabes. La criminalización de estas personas está a la orden del día; esta misma semana Ayuso volvió a hacer un peligroso alarde en esta línea.

La espiral racista y el discurso de la extrema derecha acaban por impregnarlo todo, también los medios de comunicación occidentales, que han utilizado una retórica deshumanizante como vehículo para justificar la limpieza étnica de los palestinos.

En el caso del genocidio de los palestinos por Israel, esto se traduce en "dobles raseros, inexactitudes y falacias" en el ecosistema periodístico.


Esto último no lo digo yo, sino más de 750 periodistas de diversos medios, incluidos el Washington Post, Los Angeles Times, The Guardian o Reuters, que en noviembre firmaron una carta cuestionando la forma en la que los periodistas occidentales cubren el ataque de Israel a Gaza.

Dentro de esta deshumanización, es destacable la explotación del sufrimiento de menores y mujeres gazatíes y la invisibilización del duelo por los asesinatos de hombres palestinos en contraposición con la exposición que sí se da a los asesinatos de hombres israelíes.

Los prejuicios que llevan a considerar poco fiables las perspectivas árabes y musulmanas en este conflicto provocan un desequilibrio discursivo evidente en favor de los intereses israelíes. El resultado de todo esto es, por ejemplo, centrar el foco en el ataque de Hamás contra Israel del 7 de octubre y quitarlo del resto.


A partir de ahí, el grueso de medios occidentales (y no pocos políticos) 'compran' sin fisuras cualquier información difundida por Israel, aunque sea falsa, y justifican los ataques de Netanyahu contra Palestina haciendo seguidismo del discurso de EEUU y argumentando su derecho a la defensa.

En el mismo momento en el que dejan de analizar la masacre israelí en Gaza como tal, hacen una clara dejación de sus funciones como medios y como periodistas.

  • Sobre todo en los inicios del ataque de Israel contra Gaza, se han regodeado en las historias de los 1.200 asesinados por Hamás en Israel, pero se han omitido las historias personales de los gazatíes masacrados.
  • Cuando hacen referencia a las matanzas perpetradas por Israel, usan en muchas ocasiones el término "guerra contra el terrorismo", como si en Gaza solo vivieran terroristas. Esto por no hablar de que la denominación de Hamás como grupo terrorista también sería cuestionable.
  • En televisiones y radios, se exige a quienes hablan de genocidio o de limpieza étnica que condenen antes los crímenes de Hamás.
  • Se ponen en cuestión las cifras de palestinos asesinados argumentando que son datos manejados por Hamás, aunque las cifras estén avaladas por la ONU y por organizaciones humanitarias.
  • Las enormes manifestaciones en apoyo al pueblo palestino que han tenido lugar en numerosos países han sido silenciadas y omitidas por un buen número de medios de comunicación.
  • He llegado a leer que el ejército israelí es "el más feminista", por el número de mujeres que lo integran.

Es así como se acaba construyendo un lenguaje cómplice con el genocidio. En este sentido, la mencionada carta firmada por 750 periodistas llama a "utilizar términos precisos, que estén bien definidos por las organizaciones internacionales de derechos humanos". Términos como "apartheid", "limpieza étnica", "genocidio" o "crímenes de guerra".


Y afirma: "Distorsionar nuestras palabras para ocultar pruebas de crímenes de guerra o de la opresión de los palestinos por parte de Israel es una negligencia periodística y una abdicación de la claridad moral".

Pero ¿cómo se llega a esto? ¿Cómo llegan los medios a perder la perspectiva de esta manera?

Siempre me gusta recordar lo que me dijo un directivo de un medio en 2015, cuando el éxodo de refugiados a Europa desde Siria, Afganistán e Irak. Yo insistía en la relevancia de cubrir aquellos hechos con una perspectiva de derechos humanos y su respuesta fue que los derechos humanos son una cosa de rojos y de izquierdas.

Esta respuesta incalificable podría explicar por qué suceden algunas cosas en los medios españoles, pero no en otros países occidentales, donde, de momento al menos, la defensa de los derechos humanos sigue siendo algo despojado de ideología.

Para entender cómo hemos llegado hasta aquí es importante recordar que esta dejación de funciones del periodismo occidental no ocurre solo desde octubre.

Los ataques de Israel contra Palestina se suceden periódicamente desde hace años, Gaza es lo más parecido a una prisión para los refugiados de la Palestina histórica (La cárcel más grande de la tierra, tituló uno de sus libros Ilian Pappé) y la ocupación de Israel es ilegal según el derecho internacional.

Y todo esto ha sucedido y sucede en medio de una equidistancia mediática que llama la atención, pero que en los últimos meses ha pasado a ser clamorosa. Es el contexto que se suele obviar cuando los medios abordan este conflicto.

El ejército israelí bombardea cada dos por tres a la población civil palestina porque hacerlo es parte de su proceso de ocupación, expolio y robo de tierras para que estas estén ocupadas solo por judíos; es decir, masacrar a los ciudadanos de Gaza y Cisjordania forma parte del plan de limpieza étnica de Israel.

Y a pesar de todo sigue recibiendo el apoyo incondicional de la comunidad internacional. ¿Cómo se explica esto?

Porque, en paralelo, Israel ha articulado una estrategia de marketing para presentarse ante el mundo como la única democracia de Oriente Medio —

estrategia respaldada por EEUU—, al tiempo que se aseguraba su papel como potencia geoestratégica y económica construyendo un emporio tecnológico y a través del comercio de armas y de material de defensa y espionaje con no pocos países occidentales.

Sin ir más lejos, es uno de los principales vendedores y compradores de sistemas de defensa a España.

El interés de EEUU en Oriente Medio es muy concreto y ha marcado tanto sus políticas con esta región como su apoyo a Israel. Su temor es que una potencia rica en petróleo se acabe convirtiendo en hegemónica en la zona. Por su parte, para Israel es fundamental la protección de EEUU, dadas sus relaciones hostiles con vecinos como Irán, Siria y Líbano.

Llegados a este punto, es relevante recordar que cinco multinacionales estadounidenses controlan el 70% del mercado mundial de la comunicación: The Walt Disney, Warner Bros. Discovery, Comcast, Paramount Global y Fox Corporation. Son propietarias de unos 1.500 periódicos, 1.100 revistas, 2.400 editoriales, 9.000 radios y 1.500 cadenas de televisión y plataformas de streamings.

Aunque haya medios que no pertenezcan a estos conglomerados, es inevitable que marquen la agenda global informativa, dado que sus contenidos se reproducen en todos los puntos del planeta.

Un análisis de las estructuras accionariales de estos gigantes ayuda a entender algunos porqués de la justificación de las guerras. BlackRock es propietario de entre el 10% y el 20% de las acciones de Fox News, Comcast y Disney. En España tiene acciones en grupos como Atresmedia o el Grupo Prisa.

¿Pero qué es BlackRock?

BlackRock es un fondo de inversión que ya es la mayor empresa de gestión de activos del mundo. Sus cifras no tienen comparación con absolutamente ninguna otra entidad. En España está a punto de entrar en Naturgy y una vez lo haga, tendrá participación indirecta en 20 de las 35 empresas del Ibex.

Pues bien, BlackRock está también en el accionariado de las compañías armamentísticas líderes del planeta, que por supuesto tienen sede en EEUU (Lockheed Martin, RTX, Northrop Grumman, Boeing y General Dynamics tienen entre sus accionistas a los fondos BlackRock o Vanguard).

Con este dato ya parece menos casual que, según un artículo de The Lever, "en las últimas semanas, MSNBC, NBC, CNN y Fox News hayan invitado regularmente a exfuncionarios de defensa convertidos en consultores de la industria para que expliquen el conflicto entre Israel y Palestina sin mencionar nunca a los espectadores que estos analistas pueden representar a clientes con intereses financieros en los asuntos que se están discutiendo".

Este es solo un ejemplo de las conexiones entre gigantes mediáticos y empresas armamentísticas que explicaría su interés en mantener guerras activas. Pero hay muchos más.

No quiero terminar sin rendir un homenaje a los periodistas palestinos que siguen trabajando en Gaza y a aquellos que se han dejado la vida cubriendo el ataque de Israel. El Comité para la Protección de Periodistas (CPJ) cifra en 83 los periodistas y trabajadores de medios asesinados en Gaza hasta el 18 de enero.

Muchos de ellos fueron asesinados mientras trabajaban identificados visiblemente como periodistas y otros, por la noche, atacados en sus casas junto a sus familias.

Según el CPJ, este el conflicto más letal para los periodistas desde que comenzó a rastrear muertes de estos trabajadores en 1992.

Unas 50 sedes de medios de comunicación en Gaza fueron atacadas el mes pasado. Las fuerzas israelíes advirtieron explícitamente a las redacciones que "no pueden garantizar" la seguridad de sus empleados frente a los ataques aéreos.

Además de esto, Israel está bloqueando el suministro eléctrico e internet en Gaza para evitar que la población cuente al mundo lo que sucede, mientras prohíbe la entrada de reporteros extranjeros al territorio.

Las acciones de Israel implican eliminar a gran escala el discurso de las víctimas de este ataque.

"Recuerden que no sólo somos un contenido de red social para compartir, somos un pueblo al que están masacrando y una causa que intentan borrar y que intentamos mantener viva", publicó el fotógrafo Motaz Azaiza en sus redes sociales hace unas semanas.

Con las palabras de Motaz cierro esta invervención. Y con un recordatorio: los medios occidentales se benefician del trabajo de los periodistas de Gaza que se juegan allí la vida. Aunque sólo fuera por esto, deberían estar clamando por su protección y por el fin de la masacre de Israel contra el pueblo palestino.

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El "negro" de Ayuso https://blogs.publico.es/dominiopublico/58803/el-negro-de-ayuso/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/58803/el-negro-de-ayuso/#respond Fri, 19 Jan 2024 05:59:38 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=58803 Continuar leyendo "El "negro" de Ayuso"]]> La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, interviene en el debate del Estado de la Región, en la Asamblea de Madrid, a 12 de septiembre de 2022, en Madrid (España). -Jesús Hellín / Europa Press
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. -Jesús Hellín / Europa Press

Que el mensaje falso y populista de vincular migración a inseguridad es un clásico de la ultraderecha, del fascismo, lo sabíamos. Que hace casi dos años, la presidenta de la Comunidad de Madrid reprochaba acertadamente a Vox que culpabilizase falsamente a personas "tan españolas como Abascal" de esa inseguridad, en referencia, por ejemplo, a hijos de migrantes nacidos en España (ergo, españoles) y les advirtiera con tino de que "la violencia no está relacionada con el origen de las personas", nos daba cierta tranquilidad: ese debate estaba superado en España mientras el PP, la derecha, no traspasase esa línea e Isabel Díaz Ayuso, la más neoliberal de todo el partido, no lo hacía.

Pasados los 23 meses desde la reprimenda a Vox por xenófobos, Ayuso se ha movido y colocado del lado de la ultraderecha, supongo que para que no se le escapen los votos que se traspasaron de Rocío Monasterio, líder de Vox en la Comunidad de Madrid, a ella y le otorgaron la mayoría absoluta el pasado mes de mayo. El episodio vivido estos días en Madrid, concretamente en Alcalá de Henares, entra dentro del trumpismo más absoluto, de la manipulación más cruel y del bulo más chapucero y menos inocente, porque Ayuso sabe perfectamente el daño que hacen esas proclamas que relacionan migración y violencia, primero, a los menores extranjeros, muy vulnerables, y segundo, a la convivencia toda.

La presidenta madrileña ha culpado a migrantes llegados de Canarias y enviados por el Gobierno central al municipio alcalaíno de delitos sexuales, reyertas y "un brote de sarna". Lo han desmentido en varias ocasiones y medios el delegado del Gobierno en Madrid, Francisco Martín; la Policía, y la responsable del centro de residencia de estas personas, Amapola Blasco, directora general de acogida  y protección internacional. El único dato que se dio sobre esta cadena de acusaciones tan graves fue el de la alcaldesa de Alcalá de Henares, Judith Piquet: uno de los hombres que fue acusado de tocamientos a una mujer fuera del recinto era "varón joven y negro". Porque todo el mundo sabe que los españoles somos todas mujeres, blancas y de mediana edad en adelante, si me permiten la frivolidad del sarcasmo.

Bombea el racismo, bombea la xenofobia, bombea la aporofobia y, por tanto, bombea el fascismo en esas líneas rojas que el PP no debería pisar para acabar diluyéndose ya definitivamente en Vox y , la ultraderecha, pero ya están ahí y hay que temer y prepararse para las consecuencias. Primero, con datos: no-e-xis-te-vin-cu-la-ción-di-rec-ta-en-tre-mi-gra-ci-ón-y-vio-len-cia, como dijo la propia Ayuso. Según los datos oficiales, que daba ayer la Cadena Ser en un reportaje sobre las falsedades de la presidenta de Madrid y la ultraderecha, el 64% de los delitos en España sin cometidos por españoles y el 36%, por extranjeros, la mayoría, americanos; incluso, de cada diez delitos sexuales cometidos a través de las redes, internet o con dispositivos móviles (ciberdelitos), son responsables dos extranjeros y ocho españoles. La mayoría muy mayoritaria de todos esos delitos son cometidos por hombres, pero nadie cree que un hombre, por el hecho de ser hombre, es un criminal, ¿verdad? Y en su caso, las cifras son, además de ciertas, repetidas a lo largo de la historia.


El discurso que relaciona migración con delincuencia es falso y peligroso, no nos cansaremos de repetirlo y ante el aumento de los movimientos migratorios provocados por el cambio climático, la expoliación de los territorios de origen por países desarrollados (nosotros), las guerras brutales en las que Occidente siempre pinta algo y pocas veces bueno,... lo único constatable es el derecho de las personas que buscan refugio y futuro a ser acogidas con dignidad y humanidad en todas partes todo el tiempo, seas como seas, pero sobre todo, cuanto más vulnerable seas. Ésta es la única verdad y ésa es la responsabilidad de las instituciones, a las que pagamos impuestos para que garanticen unos servicios públicos de calidad de forma universal. Nuestra obligación es informarnos bien -e informarles en el caso de esta plumilla y sus compañeras/os de Público y de oficio- y denunciar los mensajes xenófobos y racistas que solo pretenden pudrirnos la convivencia. No hay ambigüedad que valga ni en época electoral ni en momentos de bajas expectativas por culpa de la oleada populista de la extrema derecha, que apela al miedo y a la frustración en momentos de crisis. Éste no es el caso de Ayuso, pero sí el de Junts en Catalunya. Cuidado.

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Maniobras de distracción en el Mar Rojo https://blogs.publico.es/dominiopublico/58785/maniobras-de-distraccion-en-el-mar-rojo/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/58785/maniobras-de-distraccion-en-el-mar-rojo/#respond Thu, 18 Jan 2024 05:18:25 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=58785 Continuar leyendo "Maniobras de distracción en el Mar Rojo"]]> Un avión de la coalición liderada por Estados Unidos despega de un portaaviones para llevar a cabo ataques aéreos contra objetivos militares en Yemen, dirigidos a la milicia hutí respaldada por Irán. REUTERS
Un avión de la coalición liderada por Estados Unidos despega de un portaaviones para llevar a cabo ataques aéreos contra objetivos militares en Yemen, dirigidos a la milicia hutí respaldada por Irán. REUTERS

La UE se vuelve a encontrar ante una encrucijada, en esta ocasión en el Mar Rojo. Todo empezó con en diciembre cuando EEUU y el Reino Unido propusieron la creación de una gran coalición internacional denominada Guardián de la Prosperidad que respondiera a los ataques hutíes contra la navegación en el estrecho de Bab-el Mandeb.

Desde la UE no se terminó de ver esta opción. Países como España o Francia se mostraron renuentes a una campaña ofensiva que podía, además, regionalizar una guerra en Oriente Medio. Una cosa era la protección del tráfico marítimo de los ataques de piratas en el Índico occidental, como es el caso de la Operación Atlanta, operativa desde 2008, y otra muy distinta, embarcarse en una operación que contemplaba, como se ha visto, no sólo la defensa del tránsito en el golfo de Adén, sino también bombardear a Yemen.

Pero, además, todavía resuenan en la memoria la invasión de Irak de 2003, los bombardeos de Libia en 2011 con el argumento de "la responsabilidad de proteger" o los bombardeos de Siria de 2018. En ninguno de esos casos se obtuvo el resultado esperado. Las tropas norteamericanas salieron en 2021 de un Irak destruido y en absoluto democratizado; Libia es un Estado fallido donde la guerra civil y los intereses económicos occidentales juegan un papel esencial, y en Siria continúa Bashar al-Assad sentado en su sillón después de años de cruenta guerra civil.

Ningún objetivo en términos de pacificación y democratización se consiguió entonces, tampoco se conseguirá en esta ocasión. Otra cosa son los objetivos económicos y estratégicos que subyacen detrás de estas mal llamadas "operaciones".

Si entonces los objetivos no se cumplieron, ¿es factible pensar que ahora si se conseguirá detener a los hutíes? Parece este un escenario demasiado optimista. Los hutíes han resistido durante siete años una guerra cruenta enfrentados a Arabia Saudi y a los Emiratos Árabes, países bien armados con armas occidentales. No pudieron con ellos. Pero es que, además, ya no se trata sólo de la derrota de los hutíes, sino de lo que simbolizan en el contexto regional, que no es otra cosa que la lucha contra Israel.

No en vano forman parte del denominado "eje de la resistencia" junto con Irán, Siria o Hezbollah entre otros. Y esto en la situación de conflicto que se vive en estas horas contra el pueblo palestino hace que la ola de solidaridad entre las opiniones públicas, incluso de los países del Golfo, haga más complicada la consecución de los objetivos militares marcados por Washington y Londres, que, en definitiva, no son otros que mantener despejada la retaguardia israelí.

Quien diga que lo que persigue la intervención militar en el Mar Rojo es la defensa del derecho internacional y la apertura de las rutas marítimas miente, y además lo hace a conciencia. La intervención occidental en el Mar Rojo no va a conseguir rebajar la tensión y permitir el tránsito marítimo, más bien, al contrario, lo que está consiguiendo es escalar la guerra en Oriente Medio, y peor aún, muestra que Occidente sólo se mueve por sus propios intereses económicos y comerciales. Esto el mundo anglosajón lo tiene muy claro. No así la UE que es consciente, por un lado, de que la unidad geopolítica alcanzada frente a Rusia no es factible en la cuestión Palestina; por otro, Bruselas también es consciente de que los primeros afectados por los cortes en el transporte marítimo serán los puertos europeos del sur, no los norteamericanos. Y esta es la trampa.

¿Qué hacer? Se trata en esa ocasión de decidir si participa y de qué manera en la misión que EEUU y el Reino Unido han lanzado contra los hutíes y si está dispuesta a apoyar a la disuasión en Oriente Medio impulsada desde Washington. Ese es el nuevo y tramposo dilema que se vuelve a plantear. O se interviene militarmente tal y como proponen Londres y Washington o se perderán puestos de trabajo y esto acelerara el descontento en nuestras sociedades.

Pero lo cierto es que una escalada en Oriente Medio no soluciona los problemas del transporte marítimo, ni el precio del gas y el petróleo, pero, sobre todo, no sólo no terminará con los hutíes sino que tampoco ofrecerá ninguna solución política a la cuestión palestina. EEUU defiende a su aliado y eso está por encima de cualquier otra consideración. Biden quiere, necesita, mostrar que no está sólo en esto, pero precisamente lo necesita porque está solo. Sólo y en campaña electoral, habría que añadir.

En este contexto, si la UE decidiera unirse a la misión Guardián de la Prosperidad demostraría que, efectivamente, no existe eso que llaman la autonomía estratégica. La unidad de acción de los Estados miembros quedaría, de nuevo, supeditada a los deseos del hegemón norteamericano puesto que, en realidad, su papel sería el de mera comparsa del potente ejército norteamericano. La solicitud del envío de oficiales de enlace por parte de Washington no hace sino corrobar este punto. Participación sí, pero poca. Se trata de posicionarse, no de resolver el conflicto. Pura imagen, poca resolución.

Quizás ha llegado el momento que desde Bruselas y las capitales europeas se comience a tomar posición, pero del lado de lo que dicen defender y queda establecido en los Tratados, la defensa del derecho internacional y los derechos humanos. Parece claro que hay que actuar, pero cómo. Lo primero, apoyando la causa contra Israel que ha impulsado Sudáfrica, hasta la fecha ¿cuántos Estados europeos lo han hecho? Lo segundo, estableciendo un diálogo y quizás una acción conjunta en la región, ¿por qué no hablar con los Estados del Sur Global críticos con las acciones de Israel y actuar de manera conjunta? Si no se trabaja multilateralmente desde Europa, entonces ¿desde dónde?

Al fin, la misión en el Mar Rojo va a llevar a un nuevo debate estéril donde los árboles no van a dejar ver el bosque. La misión militar no aborda el verdadero problema que tiene la región y, desde luego, tengan claro que no sólo no lo va a resolver, sino que lo va a acentuar. Porque lo que realmente se necesita es tomarse en serio una solución política para la cuestión palestina, pero eso, claro, es mucho más complicado que enviar oficiales de enlace. Como en otras ocasiones se prefiere abordar el síntoma sin trabajar en sus causas.

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La memoria de los peces https://blogs.publico.es/dominiopublico/58773/la-memoria-de-los-peces/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/58773/la-memoria-de-los-peces/#respond Thu, 18 Jan 2024 05:01:22 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=58773 Continuar leyendo "La memoria de los peces"]]> Plaza de Mayo, Buenos Aires (Argentina)
Plaza de Mayo, Buenos Aires (Argentina).-Pavel Spinder

Hace unos días, revolviendo entre viejos libros, revistas y otros materiales de derribo, encontré varias grabaciones primerizas de Ismael Serrano y, con un gesto casi inconsciente, rescaté el CD de La memoria de los peces para reproducirlo una vez más después de tantos años. Aunque ya es una experiencia en vías de extinción, aún me gusta escuchar los discos del tirón, canción tras canción, pista por pista, como quien pasea por una vereda que le resulta familiar y reconoce un árbol aquí y allí una encrucijada, pequeñas muescas del terreno, accidentes geográficos que jalonan el camino. En medio del caos, nos refugiamos en esa clase de reductos donde las cosas aún guardan cierto orden.

Pasear por La memoria de los peces me empuja desde las filas rotas de un bando vencido hasta una madrugada de clase obrera en el metro de Madrid, que también tiene algo de trinchera. Vuelo desde el Palacio de La Moneda hasta la Plaza de Mayo huyendo de manadas neonazis (mi vida, no hay derecho a salir con miedo a la calle). "¿Qué va ser de mí?", nos preguntábamos entonces, en 1998. Han pasado veinticinco años y ya somos todo lo que temíamos o deseábamos. Es curioso porque la música nos teletransporta no solo a otros tiempos sino también a otros lugares, y ahora casi recuerdo cuándo y dónde sentí por primera vez estas canciones.

Hay una larga genealogía en la tarea de recordar. Lo cuenta la historiadora Frances Yates en El arte de la memoria, un viaje por la mnemotecnia desde la nostalgia de las polis griegas pasando por el ingenio sobrehumano de Giordano Bruno. Todo empezó con un banquete celebrado por Escopas en Tesalia. En un momento dado, el techo se derrumbó sobre los comensales y los cascotes dejaron un rastro de muerte tan atroz que parecía imposible reconocer los cadáveres. El poeta Simónides de Ceos, que pudo salvar su vida, reconoció los cuerpos desfigurados porque recordaba con precisión qué lugar había ocupado cada invitado alrededor de la mesa.

Entre sus consejos sobre oratoria, Quintiliano hace valer esa poderosa facultad de la memoria: el íntimo vínculo que los recuerdos desarrollan con el espacio. Cicerón va a tirar del mismo hilo. En una Grecia antigua de oradores y poetas, también en las ciudades romanas, no debió de ser extraño encontrar a jóvenes estudiantes de Retórica paseando entre los templos y las ágoras, tratando de asociar cada una de las partes de un discurso a diferentes volúmenes arquitectónicos para después recordarlas en orden. Como quien pasea de nuevo por una vereda que le resulta familiar y reconoce un pórtico aquí y allí una columnata.

El método loci o palacio de la memoria es aún hoy una herramienta popular entre estudiantes y opositores, mucho más después de que Benedict Cumberbatch interpretara a un Sherlock Holmes capaz de recordar las más absurdas nimiedades. Es también un truco de los memoriones que compiten en encuentros internacionales donde tratan de retener las más largas secuencias aleatorias de cifras o el mayor número de naipes en un orden determinado. En el documental Memory Games, Janet Tobias y Claus Wehlisch metieron las cámaras en esos campeonatos con un resultado a ratos iluminador y a ratos desconcertante.

Hace algunos años, escuché a una activista por la memoria —no recuerdo quién, maldita memoria— que defendía la necesidad, casi la urgencia, de revolver las cunetas de la guerra para extraer los huesos perdidos y devolvérselos a sus familiares. Existen argumentos de todas las texturas y colores: reparación, dignidad, consuelo, ciencia. Sin embargo, hubo una frase que me golpeó con tanto tino que todavía hoy me baila entre los pensamientos: "todos necesitamos algo tan esencial como un lugar donde depositar un ramo de flores". Aunque no depositemos flores. Aunque no acudamos al lugar.

Con La memoria de los peces he regresado a Buenos Aires sabiendo que los desaparecidos de Videla volverán a desaparecer con Milei. No por azar, la vicepresidenta propuso desmantelar el Museo de la Memoria de la Esma —el campo de concentración de la Esma, el centro de torturas de la Esma— sabiendo que la memoria se adhiere a los lugares. A veces basta borrar un edficio para que se borren junto a él todos sus recuerdos. O para que se reformulen. Lo contaba Pilar Calveiro, que fue secuestrada por un comando de Areonáutica y conoció los tormentos de la Esma. "El campo no es exactamente una máquina de olvido sino una máquina que reformatea la memoria".

Puede que el memorialismo alemán sea insuficiente e imperfecto, pero es difícil sustraerse a las comparaciones. El solar donde incineraron el cadáver de Adolf Hitler, por ejemplo, terminó convertido en un vulgar aparcamiento que no se presta a honores ni peregrinaciones. Nada que ver con el mausoleo demencial del Valle de Cuelgamuros. De hecho, Madrid libra una extenuante batalla por la reinterpretación de la memoria histórica en calles y monumentos. Así, los nombres de Largo Caballero, Justa Freire, Miguel Hernández o Almudena Grandes han sucumbido bajo el peso de la División Azul, Millán Astray y las exaltaciones legionarias.

Dice la creencia popular que los peces disponen de una memoria breve y absorta. En la épica animada de Buscando a Nemo, la pobre Dory sufre fugas de recuerdo a corto plazo que la llevan a perder el hilo de la realidad con efectos humorísticos. Pero el mito tiene las piernas cortas. En los últimos años, un grupo de investigadores de la Universidad de Alberta, Canadá, ha estudiado la conducta del pez limón con resultados esclarecedores. Tras un lapso de doce días, los animalillos aún recordaban el punto exacto donde habían sido alimentados. Una vez más, los recuerdos amarrados al espacio. Para que la memoria tenga lugar, hace falta hacer lugar a la memoria.

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Marchena acaricia a un gato (con rastas) https://blogs.publico.es/dominiopublico/58762/marchena-acaricia-a-un-gato-con-rastas/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/58762/marchena-acaricia-a-un-gato-con-rastas/#respond Wed, 17 Jan 2024 05:59:49 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=58762 alt --> Últimamente, quienes mantenemos que a esta democracia nuestra le falta un buen recorrido todavía para consolidarse como tal -y que ese camino se encuentra, en buena parte, incrustado en las estructuras del Estado- estamos de enhorabuena, los hechos no hacen más que darnos la razón. Tenemos a la ultraderecha y sus estrambóticos pasacalles frente a … Continuar leyendo "Marchena acaricia a un gato (con rastas)"]]> Marchena acaricia a un gato (con rastas)

Últimamente, quienes mantenemos que a esta democracia nuestra le falta un buen recorrido todavía para consolidarse como tal -y que ese camino se encuentra, en buena parte, incrustado en las estructuras del Estado- estamos de enhorabuena, los hechos no hacen más que darnos la razón.

Tenemos a la ultraderecha y sus estrambóticos pasacalles frente a la sede nacional del PSOE, armas incluidas; la confirmación sonrojante de la acción despiadada de las cloacas de Interior durante la etapa en el Gobierno de Mariano Rajoy, capitaneadas por éste y secundadas por medios de comunicación entregados a la causa Villarejo&cía, o la evidente existencia de un lawfare sangrante contra adversarios políticos de ese mismo PP o de su orden autoritario: "O nosotros o el caos", dijo un día de 2015 Dolores de Cospedal, exsecretaria general del PP, expresidenta de Castilla-La Mancha y exministra de Defensa, que ahora sabemos que estuvo metida hasta el cuello en las citadas cloacas por más que el juez de la Audiencia Nacional Manuel García-Castellón haya intentando pulirle el currículo político.

Tenemos, desde este martes también, la constatación de la invasión que el Tribunal Supremo hizo en 2021 de lo más sagrado que tenemos los y las ciudadanas: nuestro voto, la elección democrática de nuestros representantes políticos, que trabajan en el Congreso, sede de la soberanía nacional. 64.000 votantes de las Islas Canarias, por donde concurrió el diputado y exsecretario de Organización de Podemos Alberto Rodríguez han visto, primero, como el magistrado y presidente de la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo, Manuel Marchena, en otro de sus tenebrosos movimientos, presionó al Poder Legislativo hasta la náusea para que su presidenta de entonces, Meritxell Batet, expulsase a Rodríguez de su escaño por una sentencia judicial (muy cuestionada) de unos hechos acontecidos en 2014 durante una protesta en La Laguna.


En segundo lugar, esos 64.000 canarios/as que votaron a Rodríguez y todas los demás que también votamos a quien sea, asistimos estupefactas en 2021 a la expulsión consumada por parte de Batet del diputado de Unidas Podemos, contra el criterio de los letrados del Congreso, contra el Reglamento del ídem y contra toda lógica democrática. El magistrado emérito José Antonio Martín Pallín lo explicó muy bien entonces en un artículo en CTXT: "La decisión carece de argumentos constitucionales y jurídicos. No se puede entender que la resolución exceda del contenido de la sentencia y vulnere los principios que rigen la autonomía de las Cámaras parlamentarias.  Debió limitarse a acusar recibo en los estrictos términos que contiene el auto de ejecución que, en ningún momento, y así lo entendieron los letrados del Congreso de los diputados y el Ministerio Fiscal, obliga a privar a un diputado de su condición parlamentaria".

La invasión del Supremo en el Legislativo y la claudicación de su presidenta ante aquél es una perversión democrática; lo denunciamos entonces, y lo confirmamos este martes, cuando el Tribunal Constitucional ha declarado anulada la condena a inhabilitación a Alberto Rodríguez y, por tanto, a la expulsión de su escaño. No importa ya, al diputado y a los 64.000 españoles que representaba nadie les devolverá sus derechos; por tanto, Marchena se salió con la suya con la complicidad de Batet y ya no hay quien arregle esto. El magistrado al que un mensaje del portavoz del PP en el Senado, por cierto, exdirector de la Policía Nacional con Jorge Fernández Díaz, Ignacio Cosidó, le abortó la operación presidir el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), sigue presidiendo la Sala Segunda del Tribunal Supremo y Batet ha salido de la política de puntillas. Como en las cloacas por la operación Catalunya o contra Podemos, no hay consecuencias ni asunción de responsabilidades de ningún tipo. Todo fluye en este Estado de agujeros negros, menos la democracia, que marcha herida y a trompicones con una derecha echada al monte de la (ultra)derecha y que se niega a reconocer la legitimidad del Gobierno y a cumplir la Constitución, que bloquea desde hace más de cinco años okupando el CGPJ.

Ni un día sin su información sobre cloacas, ataques judiciales contra decisiones políticas de mayorías soberanas, espionajes ilegales, antiperiodismo ... Ni un día sin volver a contemplar los muchos rostros de las amenazas a la democracia, las viejas y las nuevas. Y aquí no pasa nada.


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Hablar sobre migración https://blogs.publico.es/dominiopublico/58750/hablar-sobre-migracion/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/58750/hablar-sobre-migracion/#respond Tue, 16 Jan 2024 22:35:45 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=58750 Hablar sobre migración
Varios migrantes en una embarcación, a 3 de enero de 2024, en el Mar Mediterráneo. Antonio Sempere / Europa Press

"Compórtate o lárgate" era el lema de la campaña que un partido neonazi español había copiado a sus homólogos suizos y cuya imagen se popularizó hace ahora más de 15 años en varios países. La imagen era la de varias ovejas blancas expulsando a patadas a una oveja negra. Cada ultraderecha la adaptó a su país con su respectiva bandera de fondo. Relacionar la migración con la delincuencia, y atribuirle un imposible encaje en las sociedades occidentales porque "no se adaptan" o "no respetan" es algo que viene de lejos, que, junto con la competencia por los recursos, siempre enarboló la extrema derecha desde hace 50 años. Hoy, sin embargo, forma parte ya de un relato global adoptado por partidos de todos los colores. Es, sin duda, la mayor conquista de la extrema derecha: haber conseguido que sus ideas y sus marcos encajen en el debate democrático, e incluso se hayan convertido en ley en varios países, incluidos aquellos con gobiernos progresistas que, cuando conviene, azuzan el miedo a la ultraderecha mientras hacen políticas y discursos que a menudo no se diferencian demasiado.

La petición de Junts sobre la transferencia de las competencias en extranjería a Catalunya a cambio de apoyar las medidas anticrisis del Gobierno ha causado un cierto revuelo en el debate público en España. Esa era la intención, ni más ni menos, pues el trato ni se ha concretado, ni va más allá de ser un globo sonda para testear el ambiente y las reacciones al sacar la carta de la migración. Y se veía venir por varios motivos, aunque el momento y las formas siempre son imprevisibles. Hacía pocas semanas que varios concejales de Junts habían lanzado el mismo mensaje que Jordi Turull apuntó en Catalunya Ràdio cuando le preguntaron por la petición al Gobierno español sobre las competencias en esta materia, esto es, poner el foco en los 'migrantes delincuentes reincidentes'. Pero no fueron los únicos. Hay múltiples ejemplos de alcaldes y concejales de todo signo, también del PSOE, usando esa misma asociación entre migración e inseguridad, como fue el caso del alcalde de Paterna, Juan Antonio Sagredo, liderando junto a la extrema derecha una campaña contra un centro de menores.

La Catalunya post-procés tiene sus propios fantasmas, y el de la extrema derecha es uno de ellos. Quizás, el que más interesa estimular a aquellos que siempre han acusado al independentismo de ser supremacista y racista, de ser egoísta e insolidario. No es inocente la cancha que le han dado a la alcaldesa de Ripoll, la ultraderechista Silvia Orriols, algunos medios españoles. Como tampoco son baladí los halagos que recibió de varios ultraderechistas españoles, al ver cómo esta decía lo mismo que ellos, pero en catalán. Pues más allá del idioma y del marco nacional, comparten prácticamente todo lo demás. Orriols es hoy el mayor activo del nacionalismo español, llevando al independentismo al búnker donde siempre trataban de ubicarlo: en una trinchera identitaria excluyente, racista y mesiánica.

La crisis que atraviesa el independentismo cinco años después del referéndum ha servido de caldo de cultivo para que aparezcan nuevos salvapatrias y se refuercen algunos temas que en otros contextos están dando buenos resultados electorales. La extrema derecha, hasta ahora marginal políticamente en Catalunya, ha aprovechado la decepción y la desafección política para venderse como pieza de recambio, y hace tiempo que trata de colonizar las redes y el sentido común de los catalanes con las mismas fórmulas que sus homólogos usan en otros contextos. Haber conseguido la alcaldía de Ripoll les ha servido como palanca, y ahora trabajan sin descanso para lograr atención mediática, ser el foco del debate y preparar su aterrizaje en el Parlament y en muchos otros ayuntamientos.


Junts sabe que tiene un competidor que está erosionando su hegemonía en la derecha catalana. Y sabe también que las ideas de las extremas derechas en todo el planeta están instalándose en la normalidad democrática. Porque no es solo Junts, sino todos los partidos, desde socialdemócratas hasta liberales, desde el PSOE hasta Vox, quienes están usando ya a menudo los mismos marcos que las extremas derechas en materia de migraciones. Junts sirve ahora como espantapájaros, para blanquear las políticas en materia de migraciones del Gobierno y de la Unión Europea, que no se alejan demasiado del marco criminalizador y ajeno a los derechos humanos que plantea todo abordaje del fenómeno desde la óptica securitaria, el marco habitual de las extremas derechas. Esto es tanto hablar de delincuentes reincidentes como decir que "la inmigración es el disolvente más grave que tiene hoy la Unión Europea", como hizo el jefe de la diplomacia europea, el miembro del PSOE Josep Borrell, en mayo de 2019.

Se dice que la migración es un tema tabú, que hay miedo a hablar de ello por si te acusan de racista, y que la izquierda no propone soluciones y se instala en el buenismo. Nada más lejos de la realidad. Los medios reportan cada llegada a nuestras costas, y los políticos siguen abordando el fenómeno como una carga, como un problema, no como una consecuencia. Y más todavía relacionando con la inseguridad y la delincuencia. Se habla constantemente de saturación de los lugares de acogida, de mafias, de saltos de la valla de Melilla o de naufragios, pero pocas veces se ofrecen soluciones más allá de blindar todavía más las fronteras. Al mismo tiempo, no se suele ilustrar ninguna noticia sobre migraciones con fotografías o imágenes de ingleses o alemanes en la Costa del Sol, o de ricos venezolanos en el barrio de Salamanca. Se relaciona la migración con la pobreza, con otro color de piel no blanco, y con personas del Sur Global. Tampoco los españoles que migran son considerados migrantes. Son 'españoles por el mundo', y hasta tienen su propio programa de televisión. Por eso resulta insultante que se diga que nadie habla de la inmigración para justificar el foco sobre el asunto atravesado por la delincuencia y reincidencia en vez de por los derechos humanos, que es el tema que más debería preocupar.

En la izquierda que existe más allá de las instituciones se habla constantemente de migraciones y hablan también las personas migrantes, que no son sujetos pasivos de los que hay que hablar, sino que tienen voz propia y también forman parte de esta izquierda. Claro que la izquierda habla de migraciones, pero lo hace en otros términos y en otros marcos alejados del relato oficial y del relato del miedo de las derechas. Y no desde una posición meramente caritativa que reduce el racismo a un acto individual moralmente reprochable excusando a las estructuras que lo institucionalizan. La izquierda propone un análisis causal que va más allá de la caricatura buenista que se le atribuye, y propone un cambio estructural en beneficio de todos, poniendo en el centro los derechos humanos y el cuestionamiento del orden neoliberal y colonial. Esto no encaja en el modelo capitalista reinante, donde la migración se entiende como problema cuando no cumple con las necesidades del capital, expulsando de la ecuación el derecho humano a migrar, los derechos de las personas migrantes y las causas que promueven este movimiento. Y escapa también del marco racista en el que se mueven otros que dicen cuestionar el capitalismo, pero que compran sus accesorios coloniales, supremacistas y racistas basados en las diferencias culturales e incluso en la raza, comprando conspiranoias como la teoría nazi del Gran reemplazo.


Las soluciones que propone la izquierda incomodan, pues implican demasiados cambios que pocos están dispuestos a llevar a cabo. Un cambio global y una renuncia a un sistema de explotación que sigue los cauces de la colonización y del supremacismo que durante siglos ha llevado a cabo Occidente. Lo demás es poner parches a un problema cuyo origen no son ni los recursos destinados al control de fronteras ni el código penal, sino cómo está configurado política y económicamente el mundo bajo la tiranía del capitalismo y la hasta ahora hegemonía occidental. En la izquierda se habla de migración y se habla de capitalismo, de colonización, de racismo estructural, de explotación y de derechos. Esas palabras sí que son tabúes para el relato oficial sobre migraciones y para los racistas de todo pelaje.

Es por esto por lo que toda crítica al órdago de Junts sobre el tema usando la acusación de racismo que no incluya una crítica al racismo institucional, al orden colonial y capitalista es pura propaganda partidista, puro interés por criminalizar a este partido y, de rebote, al independentismo. El descenso a los infiernos ultras es colectivo, es todo Occidente sumido en la necropolítica de fronteras que siembra el mar de cadáveres, que excluye los derechos humanos de la ecuación y que omite las responsabilidades y las causas. No quieren solucionar los problemas que provocan que la gente quiera o deba migrar. Tan solo quieren disciplinar a los que vengan, advertir a los que ya están, y tener un chivo expiatorio para cuando se quiera usar para tapar otras vergüenzas.

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Diez años después, una indignación diferente https://blogs.publico.es/dominiopublico/58740/diez-anos-despues-una-indignacion-diferente/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/58740/diez-anos-despues-una-indignacion-diferente/#respond Tue, 16 Jan 2024 22:10:49 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=58740 Continuar leyendo "Diez años después, una indignación diferente"]]> Imagen de la Puerta del Sol la noche del 15M de 2011. EFE
Imagen de la Puerta del Sol la noche del 15M de 2011. EFE

"¡Indignaos!" clamaba un librito publicado en 2010 en Francia por Stephane Hessel, un anciano de 93 años, ex-combatiente de la resistencia francesa durante la ocupación nazi y uno de los redactores de la declaración universal de derechos humanos. Era un alegato dirigido a los jóvenes, a los que exhortaba a indignarse, porque "todo buen ciudadano debe indignarse actualmente porque el mundo va mal, gobernado por unos poderes financieros que lo acaparan todo». Pronto llegó la traducción al español, en cuyo prólogo José Luis Sampedro afirmaba que "hoy se trata de no sucumbir bajo el huracán destructor del consumismo voraz y de la distracción mediática mientras nos aplican los recortes. ¡Indignaos! Sin violencia. Como cantara Raimon contra la dictadura: Digamos NO. Actuad. Para empezar, ¡Indignaos!».

Ese era el contexto en el que se produjo el 15-M y el sustrato cultural del que surgió Podemos. Era también el contexto de Occupy Wall Street, de la primavera árabe, mientras en Europa se aplicaban las medidas disciplinarias del denominado "austericidio", incluida la imposición a España de una reforma constitucional express, al dictado de los "hombres de negro" de la Unión Europea.

El principal activo de todos aquellos movimientos consistió en unir de forma virtuosa dos elementos que no suelen ir normalmente de la mano: la indignación y la esperanza. La indignación con lo existente, con unas democracias secuestradas por los poderes financieros, se complementaba con una expectativa de que otro mundo era posible; una expectativa que se resumía en la traducción al castellano del eslógan "yes, we can", "sí se puede". Fue una combinación virtuosa que tuvo la capacidad de conectar con el "sentido común de época" y de que amplísimas capas de población que tradicionalmente apostaban por opciones electorales más conformistas, hicieran una apuesta más ambiciosa y radical.

¿Qué queda, al cabo de 10 años, de todo aquel sustrato del que surgió Podemos? Stephane Hessel murió, como también murió José Luis Sampedro. El pequeño David griego que era Siryza fue aplastado por el Goliath de Bruselas. Murió el movimiento Occupy Wall Street y murieron las primaveras árabes.

Hoy nos encontramos sin duda en un ciclo político radicalmente diferente al que encumbró a Podemos. Hoy subsiste la indignación, pero es otra indignación, una indignación sin esperanza transformadora. Hoy, a nivel global, son las derechas las que mejor están conectando culturalmente con la indignación. Hoy las derechas están consiguiendo que la indignación no apunte contra la desigualdad, ni responsabilice a los poderes financieros; que no apunte hacia arriba, sino hacia abajo, hacia los eslabones más débiles de la cadena de la explotación del ser humano por el ser humano. Que el malestar social por un mundo injusto se dirija contra otros países y otros colectivos, especialmente contra los extranjeros pobres y contra las conquistas feministas, es decir contra quienes se ven obligados a abandonar sus países huyendo de la miseria y contra quienes luchan por revertir las condiciones estructurales heredadas de miles de años de marginación de las mujeres y revertir, también, una cultura que se resiste a integrar sus saberes y su forma de ver y de estar en el mundo. Los nuevos indignados pueden indignarse con las guerras, pero nunca con quienes se enriquecen del negocio de la guerra. Tampoco les indigna que nos calentemos quemando nuestro planeta. Es, sin duda, otra indignación, aunque nunca faltará quien se gane las lentejas haciendo malabarismos para posicionarse en equidistancias y equiparar los "extremos".

Decía Camus que es nuestro deber entender el "absurdo" del mundo, pero, en cambio, actuar igual que si creyéramos que el mundo no es absurdo. Hoy, seguramente, es menos tiempo de recolección que de cosecha. Es tiempo de cuidados, de desbrozar, de roturar, de sembrar, de regar, a la espera de que llegue la primavera y de que las semillas sembradas germinen; porque todas las primaveras acaban languideciendo, pero ninguna primavera es la última primavera.

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#YoDefiendoPúblico https://blogs.publico.es/dominiopublico/58618/yodefiendopublico/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/58618/yodefiendopublico/#respond Tue, 16 Jan 2024 17:59:47 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=58618 Continuar leyendo "#YoDefiendoPúblico"]]> Vista de la redacción de 'Público'. FOTO: JAIME GARCÍA-MORATO
Vista de la redacción de 'Público'. FOTO: JAIME GARCÍA-MORATO

El 26 de octubre de 2023 ha quedado marcado para siempre en la historia de Público.

Ese día amanecimos sin poder publicar información ni gestionar nuestra portada. Al poco supimos que habíamos sufrido un ataque informático que nos impidió publicar noticias en la web con normalidad durante cuatro semanas.

En medio de las protestas de la derecha en Ferraz contra la investidura de Pedro Sánchez y contra la amnistía, y con la mayoría de medios de comunicación dando alas a los ultras, el diario de referencia de la izquierda estaba silenciado, amordazado.

Pero en ningún momento tiramos la toalla: empezamos a informar exclusivamente a través de redes sociales desde el primer minuto y a los pocos días conseguimos lanzar una página web alternativa para seguir haciendo ese periodismo que tan incómodo les resulta a algunos.

El esfuerzo por parte del equipo de Público fue inmenso. Todas las personas que integran este periódico, de la primera a la última, trabajaron hasta el límite para cumplir con nuestro deber y con nuestro compromiso: informar y no dejar huérfanos a los lectores de este histórico medio.

Cuando pudimos volver a la normalidad, el 22 de noviembre, no hubo tiempo para celebraciones. Tocaba cuantificar las consecuencias periodísticas y económicas del ataque, hacer frente a la gravedad de la situación, defender Público y poner en valor todo el trabajo de la redacción.

Y así comenzó uno de los movimientos más emocionantes que he vivido como directora del periódico.

Todo el equipo, junto a grandes periodistas y referentes del mundo de la cultura como Pepe Viyuela, nuestra queridísima y añorada Itziar Castro, Luis García Montero... y muchos más, se unieron con una única premisa: defender Público.

Pero, sin duda, el apoyo más importante y crucial ha sido y es el de nuestros suscriptores y suscriptoras. Las personas que sostienen este periódico y que creen en el periodismo valiente e incómodo que hacemos.

A todos vosotros y vosotras: gracias por defender Público cada día.

Ahora toca seguir trabajando, sin miedo y con esa independencia que tanto incomoda y que está en el ADN de este diario desde su nacimiento. Aprovecho estas líneas para enviar un mensaje a todos los que quieren vernos silenciados: hoy os digo que hemos vuelto más fuertes y más valientes que nunca.

Seguimos.

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El 'lawfare' siempre llama dos veces https://blogs.publico.es/dominiopublico/58716/el-lawfare-siempre-llama-dos-veces/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/58716/el-lawfare-siempre-llama-dos-veces/#respond Tue, 16 Jan 2024 05:59:29 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=58716 alt --> Pese a la aparente complejidad del entramado institucional, político y policial para acabar con el independentismo, primero, y con Podemos, años más tarde y en otra operación similar, lo cierto es que la estructura de las cloacas de Interior durante el Gobierno de Mariano Rajoy, en complicidad armónica con periodistas y medios conservadores, han sido … Continuar leyendo "El 'lawfare' siempre llama dos veces"]]> El 'lawfare' siempre llama dos veces

Pese a la aparente complejidad del entramado institucional, político y policial para acabar con el independentismo, primero, y con Podemos, años más tarde y en otra operación similar, lo cierto es que la estructura de las cloacas de Interior durante el Gobierno de Mariano Rajoy, en complicidad armónica con periodistas y medios conservadores, han sido muy burdas. Lo que sí tenemos claro ya -con indicios abrumadores y sonrojantes- es que, con las informaciones desveladas esta semana por La Vanguardia y El Diario.es en una investigación conjunta, el círculo sobre el lawfare denunciado por Junts y ERC antes y durante el procés se va cerrando y estaban implicados desde el presidente Rajoy hasta la secretaria general del PP, Dolores de Cospedal, y el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, pasando por el ejecutor, el ministro del Interior Jorge Fernández Díaz, y su policía corrupta, y unos tribunales que han hecho prácticamente nada teniendo en cuenta la magnitud del escándalo: desde el GAL de los gobiernos socialistas no existe un caso de mayor corrupción institucional que las cloacas de Interior del Gobierno Rajoy. No hay democracia que pueda soportar esto sin que se depuren responsabilidades; y éstas no consisten en juzgar levemente una parte del brutal entramado corrupto (operación Kitchen) y echar la tierra del olvido sobre todo lo demás.

Gracias a todo el material periodístico publicado hasta ahora con grandes esfuerzos y muchos palos en las ruedas -de estas cloacas, Público sabe un rato-, para desentrañar esta operación antidemocrática y criminal, no nos van a hacer falta ni las comisiones de investigación exigidas por los independentistas catalanes en el Congreso. Mucho menos, unos tribunales que han cogido con enorme desidida e indiferencia las denuncias contra estas cloacas policiales, mediáticas y gubernamentales: primero, investigando con la nariz tapada la destrucción de pruebas judiciales sobre la corrupción del PP en el caso Kitchen y segundo, sin consecuencias para los creadores y difundidores  de informes y cuentas falsas creadas en las cuevas policiales y publicadas a todo trapo y portada en la prensa nacional y adjudicadas a dirigentes independentistas como Xavier Trias, Artur Mas o Jordi Pujol

¿Qué responsabilidades políticas y judiciales se han asumido desde 2012, que comenzó la operación ilegal y anti-independentista desde las cloacas del Estado cuyo Poder Ejecutivo (y Judicial) ostentaba el PP? Siguen abiertas, como decimos, la operación Kitchen -donde el juez de la Audiencia Nacional Manuel García-Castellón hace malabares para alejar cualquier implicación de Rajoy, presidente del Gobierno y del PP, y a Cospedal, ministra de Defensa y número dos del PP- y en Andorra -ni siquiera en España-, donde la Justicia de ese país investiga a Rajoy; el que fuera ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, y al de Hacienda, Cristóbal Montoro, a raíz de una querella por supuestas presiones a la Banca Privada de Andorra (BPA) para obtener información de políticos catalanes durante el procés


El Ministerio de Hacienda también aparece, por tanto, como parte decisiva del entramado parapolicial e institucional corrupto como filtrador de datos fiscales de políticos independentistas o sus familiares para que la policía elaborase los informes. Se realizaban investigaciones prospectivas a sujetos previamente señalados por su ideología independentista catalana y, aunque algunos datos eran ciertos, si no se encontraba nada con lo que embarrar a la opinión pública siquiera, se los inventaban, como en el caso de las cuentas en Suiza de Trias o Mas. Los informes se judicializaban ("La Fiscalía te lo afina") e iban a los medios de comunicación afines, que los publicaban a toda plana montando un escándalo ficticio.

Las cloacas funcionaron a todo gas, con informaciones que llegaban a La Moncloa, a Rajoy ("El presidente del Gobierno lo sabe"), a través de escoltas y en austeros sobres cerrados, blancos y sin letra alguna, según las informaciones publicadas esta semana.  Para todo aquello que el PP pudiera necesitar en su operación para destruir al independentismo catalán, tenía al Gobierno presidido por Mariano Rajoy a su disposición; lo que fuera, empleando los recursos públicos sin límites (policías, fondos reservados, la Agencia Tributaria, el erario ...). El modus operandi se repitió con Podemos después, llegando a simultanearse las operaciones Cataluña y contra el partido de Pablo Iglesias, capitaneadas por Villarejo, aunque no siempre, según ha contado él mismo. Años y años de corrupción institucional al más alto nivel, totalitaria, criminal, de lawfare y rapiña antidemocrática no han sido esclarecidos ni juzgados; no se han asumido responsabilidades. Por eso vuelve. Y llamara más veces y con aun más datos escandalosos.

Si España cierra este capítulo también sin consecuencias apenas-como ocurre con los asuntos que siguen como materia reservada, sean el golpe de Estado o los GAL; como los del reinado de Juan Carlos I-, de poco servirá que algunas y algunos periodistas sigamos haciendo nuestro trabajo; porque la democracia no son compartimentos estancos, donde unos responden y otros, no. Aquí nos hemos comprometido todas.


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La ética y la política https://blogs.publico.es/dominiopublico/58698/la-etica-y-la-politica/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/58698/la-etica-y-la-politica/#respond Mon, 15 Jan 2024 05:17:58 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=58698 Continuar leyendo "La ética y la política"]]> 'La muerte de Julio César', de Vincenzo Camuccini (1806). Museo Nacional de Capodimonte, Nápoles.
'La muerte de Julio César', de Vincenzo Camuccini (1806). Museo Nacional de Capodimonte, Nápoles.

Hay un proceso típico por el cual la impotencia política trata de paliarse engordando la potencia moral. La política —decía célebremente Weber— es taladrar tablas duras. A veces las tablas son demasiado duras, y nuestros taladros demasiado flojos; a veces no tenemos siquiera taladros, sino torpes instrumentos caseros de horadación; y después de años de esfuerzos y sacrificios, seguimos viendo intactas las tablas aborrecidas. A la vista de tal fracaso del ideario de uno en el terco espacio del mundo intransformable, hay quien se entrega al nihilismo o la melancolía y hay quien opta por seguir esforzándose, continuar sacrificándose, pero en pos de la transformación de la pequeña finca sobre la que sí tiene mando: la propia alma, el propio interior. "No hemos cambiado el mundo", vienen a decir, "pero, al menos, el mundo no nos cambiará a nosotros".

Todo movimiento político tiene una versión ética de sí mismo. Son tipos ideales, claro. La distinción real nunca es nítida. La política siempre tiene algo de ética y la ética siempre tiene algo de política. Pero es fácil detectar la predominancia de uno u otro aspecto, de una u otra preocupación, en un determinado discurso. La política se preocupa por el hacer; la ética se preocupa por el ser. Y hay que ser para hacer, y hacer para ser, pero siempre hay un énfasis en un verbo o el otro.

La historia de la izquierda es pródiga en debates del tipo de los que se dieron en la Rusia prerrevolucionaria —donde llevaron a Lenin a escribir El izquierdismo, enfermedad infantil del comunismo— o la España antifranquista. Sectores de la militancia revolucionaria preocupados, ante todo, por la ética, llamaban en Rusia a no legitimar instituciones zaristas como la Duma o el servicio militar participando en ellas; y en España, a no legitimar las de la dictadura concurriendo, por ejemplo, a las elecciones sindicales del Vertical. Frente a esas voces éticas se desesperaban las políticas: ¿por qué renunciar a que el Estado nos enseñe a usar armas y tácticas de combate que luego podamos utilizar contra él; por qué renegar de presentarse a las elecciones, sentarse en el Parlamento y convertirlo en un altavoz; por qué no reventar el Vertical desde dentro? Había quien quería sacrificar altura ética para ganar eficacia política y viceversa.

Por supuesto, no hay que despreciar completamente las cautelas de los éticos: por la historia de la izquierda también sabemos sobradamente de los abrazos del oso de esas instituciones del enemigo; de su capacidad para terminar por hacernos olvidar, deslumbrados por sus oropeles, el propósito deletéreo que a ellas nos condujo; convertirnos en inofensivos oportunistas muy cómodos en sus poltronas, desde las cuales disciplinar, con discursos de palo y zanahoria, a aquellos sectores que nos sentaron en ellas. Sobran los ejemplos de la lección de que estos deben permanecer vigilantes e instituir mecanismos para evitar que esos representantes enviados a territorio comanche se acomoden y desactiven. Política y ética deben equilibrarse del modo como advertía Manuel Sacristán cuando decía que la política sin ética es politiquería; y la ética sin política, narcisismo.

Los tiempos de derrotas estrepitosas, decíamos, son dados a la búsqueda del refugio ético. Un refugio que a veces acaba siendo el castillo del vampiro sobre el que en una ocasión advertía Mark Fisher; un virtue-signalling paralizador, desplegado como una vigilancia de las conciencias para la cual no haya hombres que luchan un día y son buenos, sino que solo se merezca respeto si cada acción cotidiana que uno acometa es éticamente ejemplar.

En el seno de movimientos como el veganismo, son frecuentes debates como el de si es legítimo que un o una vegana mantenga una relación con alguien que no lo sea, y es interesante asistir a la división de opiniones que suelen generar. La vertiente política dice, viene a decir: sí, es legítimo y hasta deseable, porque dos que duerman en el mismo colchón podrán volverse de la misma condición y ese novio o novia no vegano acabar convirtiéndose en vegano; ser un militante ganado para la causa. Frente a ella se alzan siempre, furiosos, los adeptos a la vertiente ética: bajo ningún concepto puede un vegano tolerar la presencia de pechugas de pollo y blisters de jamón serrano en la nevera de su casa. El hacer frente al ser, la utilidad frente a la probidad.

Para los veganos políticos, un flexitariano es mejor que un carnívoro puro y duro; para los morales, en el límite, la Ellen DeGeneres que un día cuente que en casa son veganos, pero sí que comen huevos de unas gallinas libres del vecino, merecerá ser arrojada al mismo cubo de basura que el presentador de Crónicas carnívoras. Detrás de estos últimos se adivina con facilidad uno de esos restos de religiosidad que atraviesan sutilmente la edad contemporánea; la involuntaria pulsión de ser puros en esta vida para ganar la siguiente en la que tal vez no se crea, pero viene a creerse en el fondo.

Nuestro tiempo, un preapocalipsis o ya protoapocalipsis del que vemos arder ya las primeras llamas, es pródigo en derrotas clamorosas y dolorosas impotencias, y en consecuencia, significa también desbordes visibles de esa moralidad compensatoria. «No detendremos la catástrofe», se viene a decir, pero ese dios de la modernidad que es la Historia —así, con esa hache mayúscula que los manuales de estilo prohíben, pero nos gusta tanto escribir— no podrá contar de nosotros que fuimos cómplices de los malvados.

En torno a los horrores que se suceden ante nuestros ojos, es frecuente hoy leer mensajes feligreses de ese dios que es tan falso como aquellos que abandonamos: la historia —la Historia— juzgará algún día a los criminales; juzgará también a quienes no hicieron lo suficiente por detenerlos, etcétera. Una nueva forma, laica y racionalista, de creer que esta vida es un valle de lágrimas, pero ya llegará Paco con la rebaja en el Juicio Final; y que entretanto, no detendremos el genocidio, pero al menos podremos, por ejemplo, hacer listas de empresas vinculadas directa o indirectamente a la barbaridad que sea, y acusar a quienquiera que compre sus productos o utilice sus servicios por más credenciales antibarbáricas que tenga por lo demás, y por más difícil que sea no utilizar tales servicios o sortear el consumo de tales productos.

Dios no existe y el dios Historia tampoco. Existe la historia y, como decía Allende, la hacen los pueblos. Pero no nos aproximará a sociedades justas si la vivimos encaramándonos a la apartada columna de Simeón el Estilita o escondiéndonos en un eremitorio, sino solo si somos, como Cristo, habitantes de la ciudad y la multitud, con todas las contradicciones que ello suponga, porque la vida mancha y, como dice Hibai Arbide, menos de cinco contradicciones es dogmatismo. Los eremitas, dicho sea de paso, se escondían sin querer esconderse en realidad. Carlos Astarita escribe en Revolución en el burgo: movimientos comunales en la Edad Media, España y Europa que a los eremitas medievales les imbuía «un espíritu de aislamiento que no terminaba de consumarse, ya que aun los más solitarios se ubicaron cerca de aldeas y villas rurales» para que los fieles apreciaran su «vida ejemplar». Se procuraba también la cercanía a «grandes vías de comunicación» y se buscaban lugares aislados pero a los que no fuera «muy difícil llegar y, si había que atravesar un bosque o subir una montaña, estaba previsto que esas dificultades no desanimaran a los visitantes». Cada época tiene sus Instagram y sus likes.

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Parlamentarismo, ma non troppo https://blogs.publico.es/dominiopublico/58689/parlamentarismo-ma-non-troppo/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/58689/parlamentarismo-ma-non-troppo/#respond Mon, 15 Jan 2024 05:02:38 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=58689 Continuar leyendo "Parlamentarismo, ma non troppo"]]> El portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián, interviene durante el pleno del Congreso de los Diputados, en el Palacio del Senado. EUROPA PRESS/Alejandro Martínez Vélez
El portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián, interviene durante el pleno del Congreso de los Diputados, en el Palacio del Senado. EUROPA PRESS/Alejandro Martínez Vélez

Son ya ríos de tinta los que en las últimas horas expresan en un tono ciertamente bronco su incomodidad con la sesión parlamentaria que culminó con la aprobación de dos decretos leyes importantísimos para el futuro inmediato del país y el decaimiento de otro que no obtuvo la ratificación suficiente del conjunto de la cámara baja. Nada fuera del sistema parlamentario, nada ajeno, nada disruptivo: los ciudadanos elegimos a nuestros representantes, entre ellos con las mayorías oportunas se conforma el Gobierno, pero son dos poderes distintos con atribuciones diferenciadas que conforman los poderes del estado legislativo y el ejecutivo a salvo del judicial que tiene o se le supone la independencia característica. El ejercicio natural de un sistema parlamentario sin mayorías absolutas y por tanto abocado a la negociación permanente, al constante intercambio de posiciones diversas y legítimas que ejercen la defensa de los intereses de aquellos a quienes representan, pura normalidad democrática.

Solo tenemos que mirar al pasado reciente y recordar la crisis de legitimidad que llevó a nuestro sistema con el 15M y su reconocible lema de no nos representan, y así era. Lo fue tanto que el escenario político se transformó, acabo con el bipartidismo y dio origen a la aparición de la que se dio en llamar nueva política. Los ciudadanos no se sentían representados en bloques monolíticos que se alternaban en el ejercicio del poder y que difícilmente podían concitar tanta pluralidad como la que este estado tiene. No se diferenciaba apenas el legislativo del ejecutivo, si conseguían obtener las mayorías precisas para gobernar, las cámaras se desdibujaban y sometían a las decisiones del gobierno de turno, en una sucesión de decretos leyes que siempre eran ratificados. No hace tanto que el parlamento desde la perspectiva ciudadana resultaba un órgano inútil, servil, prescindible, acomodado si me lo permiten. Ahora, y lo vimos ayer, es el auténtico protagonista de la vida publica del país.

Naturalmente es esta una posición incomoda para el actual gobierno, como lo sería para cualquier otro. Una coalición minoritaria en un contexto tan abierto que su estabilidad dependerá de los pasos que sea capaz de dar, de la conjunción de intereses contrapuestos, de personalidades distintas, y de un poder muy acusado de los partidos sobre las personas que les representan. Nada sencillo, pero tampoco raro ni imposible. Un ejercicio de finezza política, de flexibilidad, de capacidad de medir los pasos y de fijar objetivos que trasciendan a los estrictamente propios de cada grupo o del mismo gabinete de ministras y ministros. En definitiva, una vuelta al valor real de la capacidad de quienes nos representan de ejercer sus responsabilidades. Nunca antes tanto interés mediático, tantas sonrisas o tantas caras de preocupación. Conversaciones hasta el último minuto, el interés social puesto sobre las cámaras.

Es un regreso también al ejercicio del poder de control del parlamento sobre el Gobierno. Ya no se puede ir allí a convalidar sin mas como acto de trámite, ni acudir a las sesiones como quien acude a una obligación tan inútil como aburrida una vez que uno sabe que nada va a alterar la posición de partida. Ahora hay que trabajar más, apuntar más lejos, hay que acudir a las cámaras tras un proceso de negociación, un trabajo minucioso de diálogo, que por cierto no puede ni debe obviar el diálogo social, pilar esencial de la vertebración de nuestro sistema, y ese ha sido un error de base del ejecutivo en esta ocasión.

Por supuesto que todas estas tareas serán medidas. Claro que la ciudadanía ha de estar atenta a lo que haga cada quien, a los que se desvíen de las obligaciones que contrajeron cuando fueron votados, en los términos y sobre las premisas que lo fueron, a quienes se limiten a entorpecer y también a los que no se rindan. Aquí tendrá un papel fundamental la interacción con la ciudadanía, con explicaciones y con pedagogía. Todo ello será objeto de facturación y cobro en las próximas elecciones, que no son pocas ni menores. Pronto les diremos si han cumplido o no, si nos han convencido en su tarea o han de dar un paso al lado, y para tomar esa decisión habremos visto y oído la capacidad que tengan de entender el parlamentarismo, el respeto a las instituciones, el debate y el respeto al interés común, que no olvidemos es la suma de intereses individuales, todos respetables, todos posibles, y eso es lo mejor del juego de la democracia.

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Regeneración política en Francia: Baby Macron llega al Matignon https://blogs.publico.es/dominiopublico/58674/regeneracion-politica-en-francia-baby-macron-llega-al-matignon/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/58674/regeneracion-politica-en-francia-baby-macron-llega-al-matignon/#respond Fri, 12 Jan 2024 05:18:35 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=58674 Continuar leyendo "Regeneración política en Francia: Baby Macron llega al Matignon"]]> El flamante primer ministro de Francia, Gabriel Attal, llega a la ceremonia de traspaso de poderes con la primera ministra saliente, Elisabeth Borne, en el Palacio de Matignon, sede de la jefatura del Gobierno, en París, REUTERS/LUDOVIC MARIN/Pool
El flamante primer ministro de Francia, Gabriel Attal, llega a la ceremonia de traspaso de poderes con la primera ministra saliente, Elisabeth Borne, en el Palacio de Matignon, sede de la jefatura del Gobierno, en París, REUTERS/LUDOVIC MARIN/Pool

La llegada de Gabriel Attal al Palacio de Matignon confirma una de las tendencias de la política francesa actual, la de la regeneración del ecosistema político. Este proceso comenzó hace ya unos años con la progresiva descomposición de dos de los grandes partidos políticos que habían configurado el sistema francés: los Republicanos no pudieron aguantar tras la tormentosa salida de Sarkozy de la presidencia; y los socialistas, debilitados tras el liderazgo de Francois Hollande, no hicieron más que aguantar una implosión que dio como resultado a Emmanuel Macron. Comenzaba entonces ese proceso de rejuvenecimiento en el ala más liberal de la política francesa.

La elección de Attal, de 34 años, no ha sido al azar ni mucho menos. "Puedo contar con su energía y su compromiso para implementar el proyecto de rearme y regeneración que anuncié. Fiel al espíritu de 2017: superación y audacia" explicó Macron en redes sociales tras anunciar el nombramiento del que, a todas luces, aspira a ser su delfín político de cara a las Presidenciaes de 2027, dejando de lado a barones veteranos como el ministro del Interior, Darmanin, o el de economía, Le Maire, que en estos momentos estarán esperando a ver la caída de aquel que quiso subir muy alto, muy deprisa. Según muchos "el más macronista de entre nosotros". Gabriel, le Premier, Attal es, como todos los medios se han encargado de remarcar, joven, extremadamente ambicioso, cuenta con un dominio extraordinario de la comunicación política y también posee unas profundas convicciones conservadoras sobre la República. Asistimos así al fulgurante ascenso del primer ministro más joven de todos los tiempos en Francia (con la excepción del mismismo Bonaparte nombrado cónsul con 30 años), nombrado por el presidente más joven de la República.

Se trata de la sustitución de una tecnócrata como Elizabeth Borne, por un político ejecutivo, mucho más agresivo que su predecesora, muy leal y casi un mini-yo del propio Macron, que entiende que le ayudará en su estrategia contra la extrema derecha de cara a las elecciones europeas del próximo mes de junio donde Agrupación Nacional (RN, según sus siglas en francés) de Marine Le Pen tiene más que evidentes posibilidades de vitoria.

Y, efectivamente, si se mira un poco más de cerca a los movimientos en Francia, se observa como los nuevos aires juveniles van copando puestos destacados. Este es el caso del jovencísimo (apenas 28 años) Jordan Bardella, de RN, o de Marie Toussaint, de Les Écologues, cabezas de lista a las elecciones europeas. Apuestas que intentan movilizar el voto que históricamente más ha optado por la abstención, especialmente en elecciones de segundo nivel como son las elecciones al Parlamento Europeo.

Por tanto, lo que se está reconfigurando en este momento en Francia es un nuevo marco sucesorio de las actuales elites políticas. Si Macron tiene a Attal, Le Pen tiene a Bardella; y los dos operan como réplicas perfectas de sus mentores. Ambos reflejan de manera hipérbolica los rasgos que caracterizan a cada uno de sus bandos: Attal a una élite progresista parisina,  Bardella se identifica con el lema de la "Francia que madruga", y ambos coinciden en su dedicación total a la política.

Bardella apela abiertamente a su potencial como futuro primer ministro en sus declaraciones cuando afirma estar preparado para "asumir las funciones en caso de disolución de la Asamblea Nacional" o "estamos preparados para gobernar Francia". Ya se encuentra por delante de Marine Le Pen como una de la diez personalidades políticas más importantes de país, según una encuesta de diciembre de 2023 de Paris Match. De cara a las elecciones presidenciales de 2027, Bardella tendrá 32 años y Le Pen ya ha dicho que si entonces saliera elegida, él sería su hombre de confianza... espejos simétricos con el reciente nombramiento de Attal. En todo caso, no estaría de más que se anduvieran con cuidado sus mentores, pues ambos perfiles son brillantes, cada cuál a su estilo, pero son depredadores y esto es algo que ya muchos analistas franceses apuntan de manera discreta.

El duelo político Bardella-Attal será, a buen seguro, el futuro próximo de la política francesa, mucho ego, mucha ambición y poco interés general. Porque, ¿alguien ha visto regeneración en alguno de los partidos del centro derecha y de las izquierdas del país? No, ahí todavía reinan los viejos dinosaurios. Los viejos republicanos han dicho que colaborarán con el joven primer ministro, saben que se trata de un cambio gatopardiano. Los viejos dinosaurios de las izquierdas recurren a cuestiones procedimentales, como llamar a un voto de confianza, pero no saben qué hacer, porque ¿dónde está el relevo? ¿dónde la alternativa política que logre cautivar a los más jóvenes? ¿qué alternativa política hay encima de la mesa que sea capaz de contrarrestar a la reciente e infame nueva ley de inmigración francesa?

Cuentan los más sabios del lugar que los cambios que suceden en Francia antes o después llegan al resto de Europa; cuando Francia estornuda, Europa se acatarra decían. Pues si en Francia la apuesta de futuro (republicano, eso sí) se caracteriza por estos dos jóvenes blancos, sobradamente preparados, sin la más mínima conciencia social y, sobre todo, sin ningún contrapeso a su izquierda, imaginen lo que puede llegar a suceder en el resto del continente.

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Rubiales quiere hablar, ¿pero no le dejan? https://blogs.publico.es/dominiopublico/58665/rubiales-quiere-hablar-pero-no-le-dejan/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/58665/rubiales-quiere-hablar-pero-no-le-dejan/#respond Fri, 12 Jan 2024 05:01:17 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=58665 Continuar leyendo "Rubiales quiere hablar, ¿pero no le dejan?"]]> El expresidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), Luis Rubiales, sale de declarar de la Audiencia Nacional. EUROPA PRESS/A. Pérez Meca
El expresidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), Luis Rubiales, sale de declarar de la Audiencia Nacional. EUROPA PRESS/A. Pérez Meca

El Villarejo del fútbol ha vuelto; no por la puerta grande, porque se fue por la más pequeña (expulsado por la trasera y después de repetir hasta la náusea que no se iba), pero sí se ha dedicado, en los últimos días, a dar entrevistas a diestra y siniestra y para todos y todas aquellas que crean que tiene algo interesante que decir el machista recalcitrante, presunto agresor sexual y expresidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF).

Les adelanto ya, por si quieren ahorrarse la lectura de tantos despropósitos concentrados en muy pocas líneas, que Luis Rubiales no solo no ha cambiado sus posiciones prepotentes, sino que las ha reforzado y, lo que es peor, sin que se le caiga de la boca mención a sus hijas ni un instante, a las que utiliza constantemente para reforzar su presunto y verdadero feminismo. El escándalo Rubiales ha sido de tal magnitud, ha destapado tantos excesos patriarcales y corruptos que lo mínimo que se podía exigir, aparte de las oportunas acciones judiciales que están en curso, es una comisión de investigación para ver cuántas han sido las responsabilidades políticas de la ocultación, como máximo, o la dejación, a lo menos, que se hubieran hecho de la presidencia de la RFEF, un organismo independiente, sí, pero de cuyas acciones depende algo tan importante para todo el país como es la marca España. Y el fútbol, sobra decirlo, es una parte muy importante de esa marca, que las instituciones están obligadas a proteger y contribuir en su desarrollo. Por descontado, el caso Rubiales ha sido un misil en toda la línea de flotación de la marca España.

Los socios de investidura del Gobierno presentaron a finales de diciembre una petición de comisión parlamentaria para ver qué tanto se había hecho mal para que la RFEF haya llegado adonde ha llegado y a la vista de todo el mundo (sic) Podemos, ERC, Bildu y BNG cuentan con el apoyo del socio Sumar del Gobierno para la comisión, pero les hace falta una mayoría simple para abrirla. ¿Qué podría llevar a PP y PSOE a rechazarla?

En su libro Machismo, mafia y corrupción en el fútbol español (Akal), el periodista Fonsi Loaiza cuenta con todo detalle los entresijos de poder en la elite del fútbol, que extiende sus tentáculos por todas partes, particularmente, por el poder político e institucional. Rubiales, destapa Loaiza, conocía bien la RFEF antes de llegar a presidente, sabía cómo moverse y sacar tajada de todo ese entramado corrupto, del nepotismo y la misoginia instalados en sus filas, que él mismo cultivó con alumno aventajado que fue de sus antecesores.

No se salva nadie, el libro lo detalla pero además, y porque probablemente, Rubiales se conocía a sus clásicos en la casa, grabó y guardó mensajes y conversaciones con altas instancias institucionales, de la RFEF, de integrantes organismos vinculados al poder del fútbol y el deporte, pero también de miembros de las más altas instituciones, incluido el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, de quien ya mostró la patita con algunos mensajes privados.

Si no se entendió (o se sospechaba) que Rubiales siguiese al frente de la Federación Española tras salir a la luz tantos escándalos de corrupción como los revelados por José María Olmo en El Confidencial; sus viajes pagados por la RFEF con presuntas amantes, las supuestas orgías con chicas, como mínimo, muy jóvenes, las comisiones de y con Gerard Piqué ... ¿Qué sabe Torrente Villarejo Rubiales que PP y PSOE no quieren que se escarbe más en una comisión y muera el cuento en los tribunales? Tal vez solo es prudencia bipartidista, histórica ya, pero desde luego, intentaremos averiguarlo.

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El poder de la palabra https://blogs.publico.es/dominiopublico/58656/el-poder-de-la-palabra/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/58656/el-poder-de-la-palabra/#respond Thu, 11 Jan 2024 19:30:48 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=58656 Continuar leyendo "El poder de la palabra"]]> Vista de la redacción de 'Público'. FOTO: JAIME GARCÍA-MORATO
Vista de la redacción de 'Público'. FOTO: JAIME GARCÍA-MORATO

En la era del "neoliberalismo mutante", nuestro mundo, atravesado por las tensiones consustanciales a la existencia de la amenaza climática, el belicismo rampante y las graves desigualdades a escala planetaria, parece asomarse a un abismo frente al que las izquierdas experimentan una mezcla de parálisis, estupor, falta de organización y confrontación interna que convendría empezar a superar.

En esta fase nuevos problemas y desafíos han dado lugar a la aparición de nuevos discursos y formas de impugnación del statu quo y de reivindicación de horizontes de justicia social. Sin embargo, muchas de estas reivindicaciones se han articulado desde las identidades y éstas, a su vez, desde el agravio y la queja más que desde la protesta organizada y desde lo que algunos han considerado el victimismo más que desde la formulación de propuestas universalizables

Las tensiones entre un sector de opinión dentro de la izquierda que pugna por superar el giro subjetivo e identitario y recuperar la perspectiva estructural y otro que, asumiendo que las identidades vinieron para quedarse, reconoce que es preciso contar con ellas para hacer políticas que mejoren las condiciones de vida de las mayorías sociales, hacen parte del momento actual.

Un momento en el que, en realidad, el principal problema de las izquierdas es la ausencia de una verdadera articulación social, de una forma de organización multinivel que, albergando la complejidad, tenga capacidad de convocatoria y acción. 

Si queremos sobreponernos y contener todo este sufrimiento y toda esta destrucción, será necesario desvirtualizar luchas, territorializar conflictos y reconducir la energía política en una nueva dirección, al margen de debates apócrifos y disputas en las que lo único que hay en juego son trampantojos propios del mundo declinante de las redes sociales y la economía de la atención.

Los feminismos han logrado activar proyectos de cambio basados en la convivencia, el equilibrio medioambiental, el respeto a los derechos humanos y la reproducción social. Y, sin embargo, sus avances están tropezando con la oposición frontal de unas elites interesadas en mantener un modelo de crecimiento excluyente, desigualitario y depredador perfectamente encajado en la cultura patriarcal. Tales elites, alimentando discursos regresivos y ultraderechistas, están propiciando el socavamiento de las democracias que conocimos y cuya existencia, a pesar de sus déficits, proporcionaban al menos espacios de relativa seguridad.

El declive de las democracias no es un futurible sino una realidad, como lo es la pérdida de confianza en la institucionalidad y la extensión de un sentimiento de abandono por parte de amplios sectores de la sociedad que abrazan el populismo ultraderechista con un entusiasmo cada vez mayor. 

Está creciendo el riesgo de que la violencia política irrumpa en la vida pública de democracias consideradas hasta hace poco estables como las de los Estados miembros de la UE o la estadounidenses. Es imposible ignorar que un expresidente acusado de instigar el asalto al Congreso de EEUU puede ser reelegido en este año que comienza. Es imposible asimismo ignorar que el lawfare y el mediafare en Europa o América Latina hace igualmente parte del quebranto democrático en el que nos empezamos a adentrar.

Lo sucedido con Podemos en España o con el Partido Laborista durante el Brexit en Reino Unido, aun tratándose de dos casos diferentes y siendo tal vez el primero de una mayor gravedad, son ejemplos que nos hablan de los límites que no se permite traspasar a las formaciones de izquierdas. Es muy importante que entendamos que el saldo final de estas experiencias tiene que ser de aprendizaje y que el conocimiento dramáticamente adquirido, en adelante, debe utilizarse menos en clave de lamento que de baza política que jugar.

El respeto al principio de separación de poderes y la neutralidad del judicial van a determinar la fortaleza de nuestras democracias en una medida tal vez mayor que los procesos electorales a resultas de los cuales, de manera creciente y preocupante, la ultraderecha está vaciando de contenido la democracia y la institucionalidad. La capacidad del poder judicial para ponerse enteramente al servicio del Estado de derecho y de los verdaderos medios de comunicación para informar, será determinante en la batalla por mantener con vida nuestras democracias.

En este último sentido, es de la mayor importancia que abramos espacios de opinión y debate, de deliberación pública, que acompañen y alienten nuevas formas de encuentro y organización social. En medio de océanos de opiniones anónimas, compradas y dirigidas a cebar informaciones falsas que trabajan al servicio de la corrosiva imaginación neoliberal, la opinión, como discurso expresado libremente y sustentado en una información veraz, es fundamental.  

Frente al uso violento de la palabra que está logrando abrirse paso en nuestras calles y en nuestros parlamentos, convertidos ya en espacios miméticos del estridente universo virtual, conviene oponer su función de intercambio de ideas y de deliberación. 

El poder, como potencial de discurso y acción, se genera según explicaba Hannah Arendt cuando la sociedad es capaz de asumir la condición de su pluralidad. No hay democracia sin deliberación ni opinión que funde y acompañe procesos de transformación social si prescinde de la interacción comunicativa, la escucha y la búsqueda de un sentido y un propósito para el mundo enraizado en la defensa de la vida y la verdad. Las izquierdas, de un modo u otro, también deberán asumir la condición de su pluralidad si quieren ocupar una posición de poder en nuestras democracias.

En esta nueva etapa, desde la sección de opinión de Público seguiremos promoviendo debates y dando espacio a perspectivas, voces y ángulos desde los que mirar y hacer inteligible la realidad política, social y cultural de nuestro tiempo. Pensamos que, ahora que nuestras democracias están cada vez más vacías de contenido deliberativo y más saturadas de impulsos destructivos, únicamente la información veraz y la opinión significativa y articulada los pueden neutralizar. Donde hay palabra hay poder y hay esperanza. Nos leemos.

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Cuerno de rinoceronte https://blogs.publico.es/dominiopublico/58632/cuerno-de-rinoceronte/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/58632/cuerno-de-rinoceronte/#respond Thu, 11 Jan 2024 05:01:18 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=58632 Continuar leyendo "Cuerno de rinoceronte"]]> Pixabay.
Pixabay.

En 1974, durante una disertación en el Instituto Tecnológico de California, el físico Richard Feynman manifestó su asombro ante la tozuda resistencia de los cultos mágicos y las pseudociencias. Existe una tradición centenaria, por ejemplo, que atribuye valores medicinales al cuerno de rinoceronte. No hay evidencia científica que sostenga semejante superchería, pero estos mamíferos de aspecto pesado y perezoso siguen padeciendo los estragos de la caza furtiva por culpa, entre otras cosas, de una leyenda sin fundamento. Parece que solo la extinción de la especie podría poner punto final a la escabechina.

En un momento feliz de la historia de las civilizaciones, dice Feynman, surgió un procedimiento que permitía descartar las teorías equivocadas, aquellas que habían sido puestas a prueba y se demostraban erróneas. ¿Quién querría tropezar dos veces en la misma piedra? Generaciones de mentes inquietas perfeccionaron el método, lo organizaron y lo ramificaron hasta consolidarlo en eso que hoy llamamos ciencia. Con la perspectiva que ofrece el tiempo, muchas veces nos preguntamos cómo pudimos haber aceptado hipótesis tan disparatadas y pócimas fabulosas que resultaban estériles e incluso contraproducentes.

Feynman explicaba que su mundo, el mundo de los años setenta, pertenecía solo en apariencia a la edad científica. De hecho, había conocido a innumerables personas que, tarde o temprano, se enzarzaban en apasionadas controversias sobre platillos volantes, astrología y otras formas de misticismo. Encontró a tanta gente instalada en creencias extraordinarias que se propuso investigar el porqué. Mera curiosidad científica. Experimentó con marihuana y ketamina en tanques de aislamiento sensorial. Concertó una cita con el ilusionista Uri Geller con el propósito —fallido— de doblar una llave mediante irradiaciones mentales. Todo le parecía al mismo tiempo fascinante e intimidatorio.

Llamó a estos fenómenos ciencia de los cultos de carga. Durante la Segunda Guerra Mundial, algunos pueblos de los Mares del Sur asistieron fascinados a la llegada de aviones foráneos cargados con mercancías de diversa índole. De esta fascinación surgieron los cultos de carga, es decir, ceremonias destinadas a invocar el retorno de los aviones y sus cargamentos. Hacían todo lo que debía hacerse: habilitaban pistas de aterrizaje y hasta construían centros de control del tráfico aéreo. No funcionaba. Aunque nuestra visión sobre estos ritos no está exenta de prejuicios coloniales, la metáfora conserva su vigor: las pseudociencias se cubren de rigores metodológicos pero resbalan en algún extremo.

"¿Qué es lo que les falta?", se pregunta Feynman. Algo que sostiene los pilares de toda ciencia, una suerte de honestidad profesional frente a uno mismo y frente al resto de investigadores. Uno debe dar cuenta de los pormenores que rodean a un experimento para que otros científicos puedan evaluar las conclusiones más allá de todo juicio íntimo. Si se omiten datos providenciales, la verdad científica acabará saliendo a la luz más pronto que tarde gracias a un trabajo milenario que no es tanto el fruto de audacias individuales como de un silencioso quehacer colectivo. La primera regla es no engañarte a ti mismo, concluye Feynman, y tú eres la persona más fácil de engañar.

Las cosas no parecen haberse enderezado desde entonces, tal vez al contrario, y muchas veces se nos llenan los whatsapps y las redes sociales de fabulaciones conspirativas, terraplanismos, negacionismos climáticos y abducciones alienígenas en horario de máxima audiencia. También el periodismo ha recalado con energía en los dominios de la ficción, y las mentiras publicadas a conciencia son ya tantas que el fact-checking se ha convertido en una disciplina autónoma y hasta en un boyante negocio. La ciencia es lenta y exige precauciones. La pseudociencia regala respuestas veloces porque ignora y desprecia el engorroso trámite de las verificaciones.

Hubo un tiempo en que las medidas económicas más impopulares se vestían de rigor científico. Así, las políticas de ajuste o las doctrinas de austeridad venían avaladas por una sospechosa apariencia de neutralidad y de consenso. Ideología disfrazada de ciencia. Los modales han cambiado y los populismos conservadores actúan ya a calzón quitado y en flagrante desprecio de la razón: el calentamiento global es una paparrucha comunista, la okupación es alarmante aunque no haya datos que lo avalen, la OMS desvaría sobre el consumo de carne y no hay desorden social que no se resuelva con un porrón de años de cárcel ("penalismo mágico", lo llama el jurista Jorge Ollero).

Todas las certezas de otro tiempo se han quebrado y cada vez es más difícil saber a qué santo rezar o a qué credo confiarse. Las viejas instituciones han perdido su credibilidad. El estado de bienestar no cumplió con sus promesas y desembocó en un reguero de crisis y protestas. Aquí resuenan los ecos del Manifiesto comunista: "Todo lo que era sólido y estable es destruido; todo lo que era sagrado es profanado". A este diagnóstico podemos responder con las palabras de Benito Pérez Galdós en Misericordia: "Lo desconocido y misterioso busca sus prosélitos en el reino de la desesperación, habitado por las almas que en ninguna parte hallan consuelo".

Hay chamanes que predican sus milagros en los caladeros del descontento. Nos abordan por la calle con tarareos de sirena y nos tientan con pociones prodigiosas, crecepelos, alivios inmediatos que se adentran allá donde la ciencia no alcanza. Son los mismos que prendieron la hoguera donde ardió Miguel Servet. Condenaron a Galileo Galilei. Sabotearon a Maria Sklodowska-Curie. Quisiéramos mirar hacia otro lado pero nos hablan con alaridos avasalladores que impiden la refutación y dificultan el diálogo. Hay que mantener la guardia frente a las charlatanerías, no sea que viajemos marcha atrás y terminemos frotándonos las heridas con cuerno de rinoceronte.

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Ayuso, la fruta y el negacionismo https://blogs.publico.es/dominiopublico/58644/ayuso-la-fruta-y-el-negacionismo/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/58644/ayuso-la-fruta-y-el-negacionismo/#respond Wed, 10 Jan 2024 19:30:34 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=58644 Continuar leyendo "Ayuso, la fruta y el negacionismo"]]> La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ofrece declaraciones a los medios después de asistir a un desayuno informativo en Madrid. EUROPA PRESS/Alberto Ortega
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ofrece declaraciones a los medios después de asistir a un desayuno informativo en Madrid. EUROPA PRESS/Alberto Ortega

Cuando escuchamos hablar a un negacionista a algunos se nos queda la boca abierta, quizá porque nos cuesta creer que se pueda tener tanta cara, estar tan engañado o, sencillamente, que él o ella puedan pensar que somos tan tontos como para tragarnos las bolas de pellet playero con las que pretenden hacernos comulgar.

El negacionista profesional puede llegar a extremos tales como negar que ha dicho lo que ha dicho y sustituir eso que ha dicho por otra frase que quizá recuerda a lo que se dijo, pero que no tiene nada que ver con lo que en realidad se dijo.

Esto, que puede parecer un trabalenguas, constituye la ceremonia de la confusión a la que asistimos a diario en el paisaje político planetario. En el gran supermercado de mentiras que es el mundo, por ejemplo, se puede llegar a plantear como necesidad de defenderse lo que es un genocidio con todas las letras o definir como un ejercicio de libertad presentarse a unas elecciones presidenciales siendo un delincuente.

Pero no es necesario abordar temas tan tremebundos para encontrar ejemplos de cinismo de libro en nuestro entorno. La amada líder Isabel Díaz Ayuso, no solo niega, por ejemplo, el cambio climático y se queda tan ancha, sino que acusa de comunistas a quienes lo denuncian.

Para ella, por lo visto, el calentamiento global tiene filiación política y constituye una ideología y no un hecho demostrado científicamente. Siguiendo sus argumentos uno llega a pensar que los científicos que hablan del cambio climático son Guardias Rojos amenazando el palacio de invierno del capitalismo ultraliberal que ella defiende con uñas y dientes.

La señora Ayuso se está convirtirtiendo en un fenómeno sociológico que será estudiado en el futuro como un ejemplo de cómo la simplicidad y la cara dura pueden convencer más que la inteligencia y la honestidad.

Va tan lejos en sus flipantes viajes negacionistas que es capaz de decir que dijo que le gusta la fruta, cuando la frase que todos sabemos que espetó -ella la primera-, fue otra muy distinta. Y nuevamente se queda tan ancha, exhibiendo eso que se empeña en hacernos creer que es una sonrisa y que no es más que una mueca de desprecio hacia los que no están de su lado.

Se argumentará que eso de la fruta está dicho desde el humor, que es una broma  y que constituye solamente un chiste. Bien, admitamos que Ayuso tiene sentido del humor; pero admitamos también que la broma le ha servido de arma arrojadiza y, sobre todo, para evitar pedir disculpas.  Su broma ha sido usada no como un elemento de distensión, sino para aumentar la tensión de la cuerda política de la que es, hay que reconocerlo, una maravillosa funambulista.

Con su exhibición humorística, Ayuso queda de nuevo investida como la graciosa oficial ante la inmensa cohorte de aduladores con la que cuenta, y que aplauden cualquier ocurrencia suya convirtiendo hasta sus estornudos en un motivo de fiesta y de celebración, ya sea en forma de camisetas, consignas en manifestaciones patrióticas o regalos de fruteros navideños.

Quien ya utilizó el "que te vote Chapote" como lema electoral o ha elevado a categoría de discurso político la consigna "libertad o comunismo", quien tiene una pizza con su nombre ("Madonna Ayuso"), un plato de huevos con patatas ("Huevos a la Ayuso") y hasta una cerveza dedicada con el nombre "La caña de España", se ha convertido en la monologuista favorita de la derecha, con los fans más furibundos y que se pirran por consumir su merchandising. ¿Alguien da más?

Ojo, no seré yo quien niegue las bondades y la necesidad del humor. Pero sí me gustaría decir que el humor no necesariamente es bueno de por sí y que en ocasiones puede resultar hasta nocivo. Hay un humor macarra y de barra de bar que suele terminar en bronca. Lo peor de ese tipo de humor no es quien lo ejerce, sino más bien, como queda dicho, quien lo jalea.

Siempre se ha hablado de buenos y malos humores. Ya Hipócrates se refería a los cuatro que nos componen: sangre, flema, bilis amarilla y bilis negra. Así como a la necesidad de buscar el equilibrio entre ellos, para conformar una personalidad estable y propicia a la convivencia.

No sé qué tipo de humor es del que abusa la presidenta, pero sería deseable algo más de flema en sus manifestaciones y un poco menos de bilis sea del color que sea, así como un cierto enfriamiento de la sangre de quien la jalea y le aplaude las gracias.

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https://blogs.publico.es/dominiopublico/58644/ayuso-la-fruta-y-el-negacionismo/feed/ 0 Pepe Viyuela
Ni a dios ni al diablo https://blogs.publico.es/dominiopublico/58623/ni-a-dios-ni-al-diablo/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/58623/ni-a-dios-ni-al-diablo/#respond Wed, 10 Jan 2024 05:59:15 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=58623 Continuar leyendo "Ni a dios ni al diablo"]]> A la hora en que se cierra este texto (23:30 h. del martes 9 de enero), el PSOE y Sumar no han alcanzado el acuerdo con Junts y Podemos que les garantice la aprobación de los tres reales-decretos ley a los que dio luz verde el Gobierno el pasado mes de diciembre, el año pasado. Para confirmar la complejidad inédita de lo que será esta legislatura, sin embargo, no es necesario saber si se aprueban los tres decretos, dos, uno o ninguno: las cartas están echadas y pintan bastos para Pedro Sánchez y Yolanda Díaz.

El Congreso (sus representantes desplazados/as al Senado por obras en la Cámara Baja) vivirá este miércoles 10 de enero una nueva jornada "histórica", que por tantas que ha habido, ya no lo será y contará, seguramente, con mucha indiferencia ciudadana, aunque políticos y periodistas nos vengamos arriba. Al fin y al cabo, la sensación que cunde estos días es que las razones por las que se jura y se perjura que se va al "todo o nada" por la mayoría de la derecha (PP, Vox y Junts) y Podemos tiene poco que ver con los intereses de la gente; incluso, en el caso de los independentistas catalanes, cuyo apoyo a los decretos del Gobierno es el más complicado de lograr.

Junts es un partido independentista catalán y su interés político se circunscribe legítima y democráticamente a Catalunya, es decir, su relación con el resto del Estado o el Ejecutivo central se define en función de aquello que garantice su éxito territorial (o eso considere Junts). Como el del PNV y Bildu en Euskadi, el del BNG en Galicia o el de ERC también en Catalunya; también Coalición Canaria u otras formaciones regionalistas: ninguno de estos partidos apoyará algo en Madrid que entiendan que perjudica a sus intereses territoriales de captar a sus votantes vascos, gallegas o catalanes. Es una obviedad y lo saben ustedes y todos los partidos del Congreso, aunque los más cínicos se rasguen ahora las vestiduras con los pactos de investidura y otros -como si el PP nunca los hubiera consumado-. En Moncloa tienen más que asumido, no obstante, que, teniendo en cuenta el popurri de intereses, de acuerdos legislativos van a ir muy justos y, ni mucho menos, va a ser esta legislatura tan productiva como la anterior.

La cuestión de estos cuatro años en adelante será poder visualizar dónde terminan los intereses políticos legítimos de cada uno de los socios de investidura y dónde empiezan los partidistas; si se es capaz de empezar una negociación en máximos -incluida la escenificación de la misma, a la que asistimos estos días- y reventarla hasta acabar en mínimos: o todo o nada, con lo que eso supone de pérdida de oportunidades para todos los ciudadanos, también las y los catalanes por los que asegura velar Junts y, por supuesto porque son muchos millones más, para los y las españolas por los que dice hacerlo Podemos.


Si una revisa los tres decretos del Gobierno parece imposible no apoyarlos pese a que no se les dé un sobresaliente y aunque sea por las medidas sociales de dos de ellos, destinados a paliar el impacto sobre el coste de la vida que nos han traído las circunstancias internacionales, particularmente la invasión rusa de Ucrania, y a mejorar las condiciones del subsidio de desempleo para mayores de 52 años, al que se opone Podemos en la parte de las cotizaciones. El tercer decreto es el llamado ómnibus, que incluye un batiburrillo de medidas sin relación entre sí más que la urgencia de aprobar algunas por imperativo de Bruselas. Junts dice oponerse a los tres, aunque ha ido variando en la argumentación para hacerlo, se supone que en función de cómo vayan las negociaciones con el Gobierno.

El partido que lidera Puigdemont pretende un negociación bilateral con el Ejecutivo para apoyar (o no) sus planes, lo cual es imposible teniendo en cuenta que la mayoría de la investidura la componen ocho partidos con los que hay que contar sí o sí y los intereses de unos y otras confluyen menos veces de las que se esperaría teniendo en cuenta lo que hay enfrente (o quizás por eso): una coalición de PP y Vox. Podemos quiere diferenciarse de Sumar, intentando demostrar que pueden sacar más chicha de izquierda al PSOE que los de Yolanda Díaz, aunque esto les suponga que los socialistas los traten con condescendencia, convencidos de que lo único que quieren es la foto con el partido principal de la coalición y que lo de "programa, programa, programa", ya tal. Como si no hubieran gobernado juntos, vamos, y llegado hasta donde se podía llegar.

La jugada de Junts y Podemos es arriesgada, sus respectivos espacios de voto (muy mermados) podrían no entender una negativa a cero, aunque también podrían distanciarse de una afirmativa a diez. Nos falta saber si el Gobierno de Pedro Sánchez actuó con una autoestima excesiva o con la torpeza del principiante al aprobar los decretos "sin encomendarse ni a dios ni al diablo", que decía mi abuela, en un escenario inédito y muy retorcido y tras una negociación de investidura generosa sin matices. Estamos a punto de verlo.


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https://blogs.publico.es/dominiopublico/58623/ni-a-dios-ni-al-diablo/feed/ 0 Ana Pardo de Vera
Europa necesita fascistas levantando el brazo https://blogs.publico.es/dominiopublico/58591/europa-necesita-fascistas-levantando-el-brazo/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/58591/europa-necesita-fascistas-levantando-el-brazo/#respond Wed, 10 Jan 2024 05:17:13 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=58591 Continuar leyendo "Europa necesita fascistas levantando el brazo"]]> Decenas de personas haciendo el saludo fascista, durante una manifestación convocada por la Falange Española de las JONS, a 18 de noviembre de 2023, en Madrid (España).- Carlos Luján / Europa Press
Decenas de personas haciendo el saludo fascista, durante una manifestación convocada por la Falange Española de las JONS, a 18 de noviembre de 2023, en Madrid (España).- Carlos Luján / Europa Press

Una escuadra de cientos de fascistas vestidos de negro, perfectamente alineada, guarda un riguroso silencio. Responden al unísono cuando alguien grita un nombre: ¡Presente! Levantan el brazo haciendo el saludo romano. Rinden homenaje a sus camaradas asesinados ante lo que fue la sede del neofascista Movimiento Sociale Italiano (MSI) en la Via Acca Larentia de Roma, en 1978. Una imagen que se repite cada año, y que esta semana se volvió viral, como si fuese una anomalía o no hubiese sucedido antes. La imagen es impactante, pero no es extraordinaria.

Hay quien culpa a Meloni de la impunidad de estas exhibiciones, pero estas ya sucedían antes de su llegada. Sin embargo, cada año, hasta el propio ayuntamiento envía una corona de flores. En este homenaje a los tres fascistas del Frente de la Juventud participaron miembros del partido del gobierno, de Fratelli d’Italia, (FDI), entre ellos, el vicepresidente de la Cámara, Fabio Rampelli. Algunos exmilitantes del MSI ostentan hoy cargos en las instituciones tras la victoria del partido posfascista en las elecciones. Y aunque hoy le quiten hierro a su participación desmarcándose del saludo romano, lo que venía siendo un acto folclórico del neofascismo italiano, es hoy casi en una conmemoración institucional de mártires de su causa. Al acto también asistieron el presidente de la Región del Lazio, Francesco Rocca, y el concejal de Cultura, Miguel Gotor. "Es nuestro deber recordar", afirmó Rocca.

Hace pocas semanas, los saludos romanos volvieron a ser noticia en Italia. Fue durante el juicio a varios miembros del partido neofascista Forza Nuova por el asalto de un grupo de fascistas a la sede del sindicato CGIL en octubre de 2021, en una de sus protestas contra las medidas adoptadas por el Gobierno en plena pandemia del Covid-19. Durante la lectura de la sentencia, que condenaba a sus líderes Robero Fiore y Giuliano Castellino a ocho años de prisión, los fascistas montaron un espectáculo en la sala repitiendo el saludo nazi y cantando.

Fiore es un viejo conocido en el mundillo fascista, con conexiones con nazis españoles y fascistas de toda Europa, pero su partido y sus seguidores siguen siendo marginales a la sombra de la todopoderosa Meloni y el resto de antiguos camaradas que supieron controlar el brazo en público y vestirse con sus mejores galas para asaltar las instituciones sin montar ningún circo y conseguir la palmadita en la espalda del establishment. Lo mismo que ha sucedido en todas partes donde la ultraderecha ha llegado al poder o está a las puertas, pues no necesitan levantar el brazo. Sin embargo, los folclóricos que se apropian del estigma fascista con honor, los que no se disfrazan, resultan más útiles que problemáticos para estas formaciones normalizadas que hoy gobiernan o son actores principales en las democracias occidentales.

La periodista catalana Alba Sidera lo viene alertando desde hace años desde Roma, y lo plasmó en su libro recién traducido al castellano, Fascismo persistente (CTXT, 2023): El proceso de reconversión del neofascismo lleva años en marcha, instalado en las instituciones, actuando con impunidad, pero sigue causando más impacto el video de un puñado de folclóricos camisas negras levantando el brazo que sus políticas hechas ley. Como nuestros fascistas ante Ferraz haciendo el ridículo o nuestros franquistas ante los monumentos que siguen en pie en nuestro país a pesar de las cacareadas leyes de memoria. Pues estas imágenes de Italia las podemos volver a ver este fin de semana en Majadahonda en el monumento a los fascistas rumanos Mota y Marin, o en unas semanas ante el mausoleo del cementerio de la Almudena a los voluntarios españoles de la División Azul que lucharon en el ejército de Hitler, donde se siguen concentrando nazis españoles cada mes de febrero.

Estas muestras de folclore nazi-fascista son útiles para las democracias europeas y para las nuevas ultraderechas. Cumplen su función espantando a los demócratas que creen que el fascismo se reduce a una pandilla de nostálgicos cuyo único peligro es encontrártelos una noche por la calle. Los mismos que hablan de "polarización" para imponer una equidistancia perversa ante las políticas reaccionarias y quienes las combaten, y quienes creen que las democracias tienen suficientes anticuerpos contra las tentaciones neofascistas de quienes hoy las gobiernan. A Meloni le va bien que esta turba de fascistas con quien creció ella políticamente hace años no abandone las calles. Por una parte, llevan a cabo su batalla en primera línea contra los indeseables que la detestan, principalmente izquierdistas y colectivos que reclaman derechos. Es su función, disciplinar a la disidencia y a los indeseables para que el sistema siga funcionando. Por otra parte, dejándoles que se apropien de la reivindicación del fascismo, se esquivan las balas. Este acto, como decíamos, viene celebrándose desde hace años bajo otros gobiernos, y el periodista de La Repubblica que ayer lo denunció de nuevo, Paolo Berizi, ya llevaba escolta por las amenazas fascistas cuando lo conocí en Nápoles hace varios años tras la publicación de su libro NazItalia: Viaggio in un paese che si è riscoperto fascista.

Ayer, la ONG Caminando Fronteras nos devolvía al presente, nos ponía frente al espejo una vez más y nos recordaba ese otro fascismo que no levanta el brazo pero que mata todavía más. En su informe Monitoreo del Derecho a la Vida 2023, documentan las más de 6.000 muertes en un año en las rutas de acceso a España a causa de las políticas de fronteras de la Unión Europea. Una media de 18 personas al día. Esto solo de camino a España. Faltan por contar miles de personas más ahogadas en el mediterráneo o muertas de frío en las fronteras del este. Todo esto avalado por esos mismos políticos de la UE que ayer se escandalizaban con las imágenes del saludo romano en Italia. Esa política migratoria común consensuada por Meloni, Pedro Sánchez y el resto de los gobernantes europeos. Y todo esto mientras nuestros gobiernos siguen patrocinando el genocidio en Palestina y una guerra en Ucrania para la que sí que sirven todas las banderas de los derechos humanos que se esconden cuando hablan de Gaza.

"La Europa de la fosa común en el Mediterráneo, la del tiroteo en El Tarajal, la de los niños refugiados durmiendo en el cementerio de Moria, la Europa de La Jungla de Calais, esa Europa necesita señalar a Meloni como su anomalía", decía anteayer mi amigo Lavín. "Y Meloni, a su vez, necesita a éstos", refiriéndose a los neofascistas de Via Acca Larentia. Porque esos brazos, como el dedo de aquél dicho, apuntan a la luna.

Pero hay que mirar a nuestro alrededor para ver que, mientras, un nuevo fascismo se ha instalado ante la resignación de los biempensantes que todavía creen que esto se cura leyendo o que es solo una anomalía circunstancial que se superará sin renunciar a nada. Europa necesita a estos fascistas levantando el brazo. No son ninguna anomalía democrática sino parte de la vieja Europa que se niega a mirarse al espejo. Mientras sigan exhibiéndose, ellos serán 'El Fascismo', y eximirán de tal estigma a quienes gobiernen a pesar de que actúen como ellos lo harían si gobernaran.

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¿Existe el rey Lear? https://blogs.publico.es/dominiopublico/58566/existe-el-rey-lear/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/58566/existe-el-rey-lear/#respond Tue, 09 Jan 2024 05:37:07 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=58566 Continuar leyendo "¿Existe el rey Lear?"]]> Una de las carrozas de la Cabalgata de los Reyes Magos en Málaga, EUROPA PRESS/Álex Zea
Una de las carrozas de la Cabalgata de los Reyes Magos en Málaga, EUROPA PRESS/Álex Zea

Cada tres o cuatro años escribo un artículo parecido a éste.

Veamos. Hay al menos tres ficciones que conviene preservar con cuidado: la de que, pese a la existencia del Mal, todos los humanos deben ser tratado como inocentes hasta que se pruebe lo contrario; la de que, pese a la existencia de abusos y malos tratos domésticos, todos los padres quieren a sus hijos; y la de que, pese a su inexistencia real, los Reyes Magos (o cualquiera de sus variantes) existen verdaderamente. Sin la presunción de inocencia, todos podríamos ser eventualmente exterminados como manifestaciones del Mal por un poder arbitrario y absoluto; sin la presunción del amor parental, todos los hijos podrían ser separados de sus padres por un Estado totalitario; sin la presunción de realidad de los Magos de Oriente, nadie creería en la existencia del mundo.

La cuestión no es si los niños deben o no creer en los Reyes Magos sino si deben creer sus padres, sin cuya participación la conjura se vendría abajo. Los niños creen en esos visitantes del desierto por la misma razón por la que, según Chesterton, creen que las abejas pican: "porque se lo ha dicho su madre". ¿En qué creen, pues, los adultos? Lo contrario de la mentira, lo he dicho otras veces, no es la verdad sino la ficción; es decir, la libertad de tomarse en serio algo que sabemos que no existe. Nuestra libertad de tomarnos en serio El corazón de las tinieblas, por ejemplo, nos sumerge en una experiencia narrativa -una práctica corporal y cognitiva- en la que luego nos involucramos de tal manera que olvidamos la libertad original que nos ha llevado hasta allí. Si el libro es malo o no tiene efectos verdaderos, esa libertad permanece tristemente viva, y ello de tal suerte que podemos ejercerla contra la obra misma en cualquier momento y decidir interrumpir la lectura. La pregunta es: ¿son los Reyes una buena ficción? ¿Pueden los adultos creer en esa historia de la que forman parte?

Los padres, obviamente, no creen en la existencia de los Reyes Magos, pero sí en la de Los Reyes Magos. Por lo demás, que los Reyes Magos son una buena ficción lo prueba el entusiasmo de los niños, personajes centrales de una escenografía que, por eso mismo, incoada desde la libertad, nos engancha después con su necesidad narrativa: no es posible no tomarse en serio la felicidad de los niños como no es posible no tomarse en serio su dolor (desde hace dos meses Israel demuestra en Gaza que no hacerlo es el máximo crimen imaginable: un crimen contra la "posibilidad" misma). Los niños nos encadenan, pues, como nos encadenan John Silver o Julien Sorel o Elizabeth Bennet o madame Bovary; o como nos compromete el destino del pequeño Jo de Casa desolada; o el de la Agnes de Hamnet. Los que consideran que los Reyes no son una ficción sino una mentira se parecen bastante a los que consideran que son una mentira las elecciones o los tribunales de justicia o, en general, la democracia. No es que el libro les parezca malo, es que no les gusta leer: consideran las novelas o el teatro o el cine, al igual que los curas antiguos, una distracción fraudulenta y corruptora que nos aleja de "la verdad" desnuda. La superioridad con la que algunos predicadores de izquierdas nos afean nuestro apego a ciertas buenas ficciones se revela enseguida ridícula si, en lugar de a los Reyes Magos, la concebimos dirigida al rey Lear o a la reina Oberon: "que te enteres, hombre, el rey Lear no existe"; "no hay que mentir, idiota, la reina Oberon no vive en un bosque de Inglaterra". ¿Tendremos que decirles a nuestros hijos que no existen Simbad el Marino o el Gato con Botas? ¿Hace falta? ¿Es su existencia la que determina nuestros afectos y nuestra adhesión narrativa? Si no creemos en los cuentos, no se los leamos a nuestros hijos; si se los leemos, no les digamos que los dragones no existen, los gatos no tienen botas o las calabazas no pueden convertirse en carrozas.

Creo que es bueno que los humanos evitemos las mentiras y sigamos eligiendo libremente, y compartiendo, las buenas ficciones. La de los Reyes Magos, esa excitante performance coral, demuestra que también son posibles, como escribí hace años, las conspiraciones del bien: resulta, sí, tan fascinante como esperanzadora la paradoja de una escenografía dadivosa en la que, ocupándose cada padre solo de la felicidad de su hijo, contribuye a la felicidad general, introduciendo de hecho, incluso por la vía del consumo, lo mismo y lo contrario de la "mano invisible" del mercado: el mundo entero se conjura para que mi hijo tenga un regalo mientras que yo participo en la conjura para que todos reciban el suyo. En un mundo mejor, esta ficción compartida se emancipará sin duda de parte de su atrezzo, pero no de la trama, una de las más sencillas, satisfactorias y eficaces de la historia de la humanidad: la de una conspiración perfecta que invierte, además, el arquetipo temible del allanamiento de morada (policía que echa la puerta abajo, ladrones insidiosos que desvalijan nuestros armarios). Aquí se confirma, al revés, la confianza: tres desconocidos buenos entran en casa para dejarnos un regalo y una carta. Los reyes magos, en fin, es una buena pieza teatral en la que cada personaje interpreta bien su papel: los reyes inexistentes hacen verdaderos regalos, los padres ocultan por una vez su protagonismo y generosidad (que atribuyen a otros) y los niños se emocionan realísimamente pensando que ahí fuera, en el mundo ancho y ajeno, hay alguien más poderoso, más desprendido y menos regañón que sus padres; alguien más grande, patrimonio común de la humanidad, que reconoce su existencia particular y se ocupa favorablemente de ella -al mismo tiempo que de la de sus vecinos del quinto. ¿No se parece un poco eso al mundo que queremos para cuando sean mayores? ¿No alienta ahí el esbozo de un verdadero contrato social? ¿Uno en el que todos somos al mismo tiempo clandestinos reyes magos y niños beneficiados por criaturas a las que no vemos (sanitarios, poetas, barrenderos, bomberos, científicos, albañiles)? El problema no es que los Reyes Magos no existan; el problema es que esa ficción verdadera solo dura un día al año.

De lo que se trata, pues, es de elegir las mejores ficciones y de tomárselas luego en serio: la división de poderes, a pesar del lawfare; el amor eterno, aunque dure dos horas; El rey Lear, aunque muera Cordelia; la felicidad infantil, aunque esté roída por los miedos nocturnos y llegue como mucho hasta los siete años. En cuanto a los que confunden las mentiras y las ficciones, se olvidan de que, si los Reyes Magos fueran realmente los padres, no habría triunfado -qué sé yo- la revolución francesa, esa poderosísima ficción inspiradora de tantas otras ficciones. Los padres en solitario no somos capaces de hacer feliz a un solo niño. Recuerdo que hace años un intelectual marxista, hoy en la derecha, se jactaba de su franqueza brutal. El 6 de enero entregaba regalos a sus hijas tras advertirles secamente: "los Reyes no existen; ha sido papá Gabriel quien os los ha comprado". ¿Puede imaginarse la soledad culpable de esas chiquillas? Mientras los otros niños recibían regalos de unos seres misteriosos que se ocupaban de todos, ellas recibían un juguete muy caro de las manos de un señor bajito que volvía del supermercado. Matar a Luis XVI puede ser una buena idea; matar a los Reyes Magos y convertirnos en los dueños absolutos de la desilusión de los hijos, es el camino más seguro hacia el neoliberalismo. Los hijos necesitan madres felices y buenas escuelas; los adultos casas dignas y buenas ficciones políticas y literarias. De todas las mentiras, "la verdad" es sin duda la más engañosa, reaccionaria y deprimente.

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'É a liberdade', estúpido https://blogs.publico.es/dominiopublico/58564/e-a-liberdade-estupido/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/58564/e-a-liberdade-estupido/#respond Mon, 08 Jan 2024 19:35:42 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=58564 Continuar leyendo "'É a liberdade', estúpido"]]> La historia de la democracia española en Galicia puede saltar de vertido en vertido en su costa, de naufragio en naufragio, con muertos las peores veces (Andros Patria en 1979 o el Casón en 1987) y porquerías venenosas siempre (los anteriores y el Urquiola en 1976 o el Toconao de 2023), que inundaron las playas, aniquilaron fauna y flora y envenenaron el mar.

La historia de Alianza Popular/Partido Popular en la democracia española también puede danzar de mentira en mentira con cadáveres calientes sobre la mesa (el hermanamiento financiero con los narcos gallegos, el accidente del Yakolev-42 o los atentados del 11-M) o con chapapote ("hilitos con aspecto de plastilina" del Prestige) o toneladas de pellets contaminantes ("bolitas de plástico" del citado Toconao) en el mar. La cuestión es que el capitán del barco PP (llámese Fraga, Aznar, Rajoy, Feijóo o Rueda), al contrario de lo que dictan las normas del Derecho Marítimo, se salve antes que nadie, se hunda o no el barco.

El modus operandi ante las tragedias, sean accidentes (un decir), atentados o vertidos contaminantes, siempre es el mismo: primero se niega la catástrofe diciendo que no hay tal cosa; si es imposible esconder sus efectos, se intentan tapar las responsabilidades que pueden afectar al capitán del barco (metiendo cadáveres mezclados en ataúdes turcos para enterrar rápido o tratando de convencer al mundo de que un brutal atentado islamista en Madrid es de autoría ETA); si nada de eso se puede conseguir, se le echa la culpa al adversario/enemigo electoral y se apela a la desmemoria y desinformación ciudadana, la cual, francamente, en España -no digamos en Galicia, gracias a las subvenciones compravotos de último momento y a unos medios de comunicación amnésicos- es característica intrínseca desde ni recuerdo.

Con el último escándalo de la Xunta, el vertido de pellets en las costas gallegas conocido el 13 de diciembre y que a 9 de enero, sigue sin ser declarado emergencia nivel 2 para no aceptar desde el Ejecutivo autonómico la ayuda del Gobierno de Pedro Sánchez (ya lo constata un dicho popular madrileño: "Antes se envenenan el mar, su fauna, su flora, a los y las gallegas, asturianos/as y otras especies autonómicas que aceptar ayuda y dar la razón al Perro"). Da lo mismo que las conversaciones grabadas hayan delatado al equipo del presidente Alfonso Rueda, que el 18 de febrero se presenta a su primera elección en urnas; no importa que científicos y ecologistas estén advirtiendo sobre la toxicidad de las "bolitas" para la naturaleza, incluida la humana; que los concellos costeros reclamen más medios después de haber curtido su historia del último medio siglo a base de fuel, plástico, muerte, contaminación, falta de recursos y vuelta a empezar, con solo la solidaridad de voluntarios/as llegadas de todo el mundo como contrapunto a tanta miseria política y moral. Y en Galicia, 20 años después del Prestige, nos tragamos el Nunca máis con arcadas, porque "é a liberdade, estúpido".


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La protesta es democrática, el odio es destructivo https://blogs.publico.es/dominiopublico/58554/la-protesta-es-democratica-el-odio-es-destructivo/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/58554/la-protesta-es-democratica-el-odio-es-destructivo/#respond Mon, 08 Jan 2024 05:20:36 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=58554 Continuar leyendo "La protesta es democrática, el odio es destructivo"]]> Concentración en contra de la amnistía frente a la sede del PSOE en la madrileña calle de Ferraz. EP
Concentración en contra de la amnistía frente a la sede del PSOE en la madrileña calle de Ferraz. EP

Según las teorías evolucionistas, lo que distingue a los seres humanos de los primates es la capacidad de pensar y expresar sus ideas. En las sociedades democráticas que nacen de la Revolución francesa, la conquista de las libertades no se explica si no es por la rebeldía de los grandes pensadores de la Ilustración frente a los poderes absolutistas. La declaración de los derechos del hombre y del ciudadano destaca en su artículo 7: El derecho a manifestar las ideas y opiniones, sea a través de la prensa, sea a través de cualquier otro medio y el derecho a reunirse pacíficamente. La Constitución de los Estados Unidos de América de 1787 no contiene una declaración específica de los derechos y libertades, por lo que se ha acudido a la técnica de las enmiendas para declararlas y reconocerlas para todos los ciudadanos. La primera enmienda protege la libertad de expresión, de prensa, de reunión y el derecho de solicitar al gobierno compensación por agravios. En una declaración complementaria proclama que la libertad de prensa es uno de los grandes baluartes de la libertad, y nunca puede ser restringida sino por gobiernos despóticos.

En nuestro país, diga lo que diga el coro atronador de voces de la derecha mediática, no existe polarización, sino las normales divergencias políticas consustanciales a una democracia. Otra cosa es el tono, el argumento y los comportamientos públicos. Es normal, y así sucede en otros países, que diversas opciones políticas tengan planteamientos diferentes en relación con aspectos que afectan a la integridad territorial, la economía, el sistema tributario, la sanidad, la enseñanza y otros derechos y libertades. Esta afirmación la corroboran las alianzas de gobierno configuradas por el PP y Vox en algunas Comunidades Autónomas, entre otras medidas retrógradas, que han desembocado en censura cultural y subvenciones a escuelas de tauromaquia en detrimento de fundaciones que aglutinaban a empresarios y trabajadores que habían conseguido la firma de muchos convenios y una satisfactoria paz social. Nos queda el derecho a la crítica y a la protesta pacífica, pero habrá que esperar al funcionamiento de las reglas democráticas para cambiar el rumbo de estas políticas regresivas y autoritarias.

Desde que se incluyó en el Código Penal el artículo 510, que castiga con penas de cárcel a quienes públicamente fomenten, promuevan o inciten directa o indirectamente al odio, hostilidad, discriminación o violencia contra variados y extensos grupos sociales, me he manifestado en contra de esta iniciativa por la inseguridad jurídica que genera. De todas estas conductas solamente la violencia se materializa en el empleo de fuerza física y la discriminación en actos o decisiones concretas, por lo que su determinación de su existencia por parte de los tribunales se puede hacer con una cierta seguridad y claridad. A todos los colectivos que pretende proteger se les defiende mejor con medidas económicas, educativas y sociales que con la amenaza del Código Penal. En todo caso siempre está abierta la vía de un posible delito de amenazas.

El odio es un sentimiento indisolublemente incrustado en la naturaleza humana. Desde Caín ha estado permanentemente unido al transcurso del devenir histórico de la humanidad. Las religiones han sido un factor desencadenante de guerras y matanzas, justificadas por sus dogmas y creencias y por el odio a los herejes. El derecho penal debe tener un elevado nivel de seguridad y certeza y no puede internarse por el territorio emocional de los sentimientos. Parodiando a Calderón de la Barca, podemos decir que el odio es patrimonio del alma y alma solo es de Dios. Los jueces terrenales, salvo que pequen de soberbia, no están legitimados para suplantar a Dios. Conviene eliminar el denominado delito de odio, es suficiente con el de amenazas, antes de que alguno de sus panegiristas, como aprendices de brujo, caigan enredados en sus telas de araña.

Se necesitarían varias paginas para recoger el catalogo de insultos, descalificaciones e incluso amenazas que desde el Partido Popular y Vox se han lanzado contra la figura del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, equiparándolo a un espíritu o genio maligno. Como era previsible, a la vista de esta campaña, repicada por sus terminales mediáticas, insólita en otras latitudes, han resurgido las ancestrales costumbres de celebrar aquelarres en los que se quemaba o apaleaba la figura de Judas o el diablo para librarse de sus males. Los partícipes en estos rituales se sentían poseídos por el mal y descargaban su furia contra el muñeco convencidos de que la maldición desaparecería como por encanto. Pienso que el PSOE, en vez de explorar las vías legales, podría sugerir que esta turba se sometiese a un exorcismo público para sanar sus almas. Por lo que leo, algunos columnistas también necesitan, por lo menos, un ejercicio de reflexión antes de apuntalar y justificar estos medievales excesos.

Los partidos políticos de la oposición, en un sistema democrático avanzado o consolidado, tienen la obligación de ofrecer alternativas a las políticas del Gobierno cuando estiman que son perjudiciales para la sociedad o se apartan de los principios con los que ellos comulgan. Cualquier otra actividad o comportamientos como los que estamos viviendo solo sirven para sembrar odio y crear un vacío político peligroso que abre las puertas a soluciones autoritarias. La amnistía puede ser discutible políticamente, pero en ningún país civilizado se puede esgrimir como la causa de la descomposición y la rotura de una nación.

Como escribía recientemente Manuel Vicent: "El odio es el arma de destrucción masiva de más largo alcance, viene del neolítico, pero muchas veces el odio se confunde con el miedo y juntos constituyen el germen del fascismo".  Hay que hacer frente a este negro futuro con las armas que proporciona en una democracia el ejercicio de los derechos y libertades de manera firme y sin complejos, a la espera de que los sembradores del odio vuelvan al terreno de la dialéctica civilizada.

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El momento Donoso https://blogs.publico.es/dominiopublico/58540/el-momento-donoso/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/58540/el-momento-donoso/#respond Fri, 05 Jan 2024 09:06:38 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=58540 Continuar leyendo "El momento Donoso"]]> Retrato de Juan Donoso Cortés, por Federico Madrazo (1849)
Retrato de Juan Donoso Cortés, por Federico Madrazo (1849)

¿Cuál es el español más importante de la historia? Televisión Española propone en un programa, presentado por Silvia Intxaurrondo, una larga y variopinta lista de ellos para votar, de Isabel la Católica a Felipe González, pasando por Ramón y Cajal, Severo Ochoa, Emilio Aragón, Dolores Ibárruri, Félix Rodríguez de la Fuente, Fernando Alonso o Mercedes Milá [sic]. Indignados por lo que deben de considerar una charlotada progre, desde el colectivo nacionalista Gestas de España proponen una nómina alternativa ("Mejor así, ¿no?"), con nombres como el de don Pelayo, Hernán Cortes, Blas de Lezo, Trajano, Juan Sebastián Elcano o Ángel Sanz Briz; un campo de nabos con cinco femeninas excepciones: Ángela Ruiz Robles, Catalina de Aragón, Clara Campoamor, Urraca I de León e Isabel la Católica. En una cosa al menos concuerdan las dos listas: ninguna otorga un puesto a Juan Donoso Cortés 

Ello es que sorprende la ausencia, en listas que pretenden designar al español más importante de la historia, del autor de Ensayo sobre el catolicismo, el liberalismo y el socialismo (1851), a quien tal vez afecte el desinterés generalizado por el Ochocientos, que fue su siglo; una centuria vastamente considerada como poco sexy, a pesar del estupendo trabajo de reivindicación de historiadores como Daniel Aquillué, Florencia Peyrou o Sergio Sánchez Collantes. Tampoco Espartero, Riego o Concepción Arenal aparecen en ninguna de las dos enumeraciones de influencers históricos. Pero, siendo honestos, de ningún hijo del XIX es tan injusto el escamoteo. Donoso bien puede ser uno de los dos o tres pensadores españoles más influyentes de la historia; uno de los pocos intelectuales que consiguieron trascender con fuerza las fronteras de su propio país y ejercer influjo entre los pensadores de otros. Todo un Carl Schmitt decía de él que había sido "uno de los pensadores políticos más grandes del siglo XIX", admirándose de su condición del "más radical de los contrarrevolucionarios, un reaccionario extremo y un conservador de fanatismo casi medieval"; mezcla peculiar de "profeta escatológico" y "ambicioso diplomático profesional". Al jurista nazi le fascinaban, escribe Enzo Traverso en Revolución:

"El estilo alegórico de Donoso Cortés, sus descripciones de la historia como un gigantesco laberinto donde los seres humanos inmorales se perdían, o como un barco piloteado por una tripulación de marineros borrachos en medio de una tempestad. También le gustaba su desdén aristocrático por los seres humanos, descriptos como una ralea de pecadores corruptos que solo se merecían que los aplastaran hasta matarlos ('el desprecio [de Donoso] por el hombre no sabe de límites'). Apreciaba esta vigorosa imaginación y sin duda estaba de acuerdo con el alegato de Donoso en favor de un liderazgo autoritario: los seres humanos necesitaban que los rigieran, ese era su destino". 

Convendremos en que esta no es una influencia de la que quepa presumir, pero no deja de ser interesante acordarse de Donoso Cortés, y leerlo, sobre todo en un momento como este. Donoso fue, sí, reaccionario, pero no un absolutista sin más, sino un hombre sagaz que en la primera mitad del siglo XIX entendía que el absolutismo no podía ser repuesto en su integridad, que alguna pera había que partir con el nuevo orden emergido de las revoluciones burguesas, sujetándolo en cualquier caso a su versión más conservadora posible. Era, en fin, un liberal doctrinario, nombre asignado en Francia al ideario de figuras como Royer-Collard, que abogaban por una monarquía constitucional con un sufragio muy restringido y facilidad para un suspenso dictatorial de las garantías legales en caso de desborde democrático. Donoso expresó esto en 1849 —tras el sofocamiento de una insurrección en Barcelona, Sevilla y Valencia y en el contexto de su espanto por el ciclo revolucionario de 1848— con una fórmula de la que hoy podemos pensar que vale, mutatis mutandis, para el minuto y resultado del neoliberalismo. Decía el pacense: "Cuando la legalidad basta para salvar la sociedad, la legalidad; cuando no basta, la dictadura".  


A nosotros también nos dicen hoy, nos lo dicen desde hace cincuenta años, que si somos buenos nos asignarán a Tony Blair; si nos ponemos tontos, a Margaret Thatcher; y si nos ponemos aún más tontos, a Augusto Pinochet. Y en lugares como Argentina transitan ya de la segunda opción a la tercera. Lo que es más inquietante para nosotros es que lo hacen para entusiasmo de las derechas de acá, empezando por la Cayetana Álvarez de Toledo, que calificó la victoria de Milei de "excelente" y "esperanzadora". Bien dice el tuitero Lavín que "la derecha española haría bien en reconocer que el único liberalismo español del que desciende espiritual y orgánicamente no es el de Riego y Torrijos, sino del doctrinarismo de Donoso Cortés, pasando por Ramiro de Maeztu y Carl Schmitt —'don Carlos', como lo llamaba Fraga—". Atravesamos, sí, un momento Donoso. Y debiéramos ser capaces de horrorizar a los Donoso Cortés del siglo XIX alzando un 1848 triunfante. 

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Un café con presos políticos https://blogs.publico.es/dominiopublico/58519/un-cafe-con-presos-politicos/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/58519/un-cafe-con-presos-politicos/#respond Thu, 04 Jan 2024 19:21:46 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=58519 Un café con presos políticos
El presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, a su llegada a una rueda de prensa en el Hotel VP de Madrid — A. Pérez Meca / Europa Press

Volvemos a lo mismo: "En política se puede hacer de todo menos el ridículo", decía el president Tarradellas, y al PP de Alberto Núñez Feijóo no le parece que haya sido lo suficientemente grotesco con lo del No gobernamos porque no queremos, que ahora nos sorprende (o no) con un plan de "disolución" (ilegalización, a efectos prácticos) de los partidos independentistas.

Lo ha hecho a través de la enmienda a la totalidad presentada por el grupo parlamentario del PP en contra de la proposición de la ley de amnistía del PSOE, respaldada por Sumar, Junts, ERC, Bildu, PNV y BNG (178 escaños), donde los de Feijóo no van a degüello pidiendo ilegalizar a estas formaciones soberanistas, pero casi, porque pretende crear un nuevo delito, la "deslealtad constitucional", que da miedo solo de pensar que pueda caer en un Gobierno de PP y Vox, o sea, de (ultra)derecha; o sea, donde puedan ser delincuentes los migrantes pobres o sin regularizar o el colectivo LGTBI o hasta las feministas, quién sabe. En principio, el Partido Popular señala a 1,6 millones de ciudadanos/as representados por ERC, Junts, PNV, Bildu o BNG, que estarían a favor de la independencia de Catalunya, Euskadi o Galicia, en los términos que consideren.

La casualidad (o el ridículo) ha querido que la enmienda a la ley de amnistía y la propuesta de inclusión en el Código Penal del delito de "deslealtad institucional" se hayan conocido al tiempo en que La Vanguardia desvelaba un encuentro entre el portavoz del PP en el ayuntamiento de Barcelona, Daniel Sirera, con representantes de Junts, previo a la investidura fallida de Feijóo que tuvo lugar en septiembre. Resultado: la cabeza del portavoz en el Congreso del PP, Miguel Tellado, explotando en directo en televisión entre contradicciones sonrojantes.

Los titulares de este miércoles, pues, quedarían así: el PP negocia/habla con Junts -"café" mediante- una posible investidura de Feijóo mientras pide su disolución/ilegalización por querer la independencia de Catalunya. Tellado niega el encuentro del PP con Junts en la televisión española, mientras Sirera lo confirma en la radio catalana. Mientras tanto, varios dirigentes del PP dispersos por los medios de comunicación -como la vicesecretaria de Organización del PP, Carmen Fúnez, en RNE- tratan de convencernos, por un lado, de lo del cacareado Feijóo no es presidente porque no quiere, cuando todo el mundo sabe que con un Vox imprescindible para esa investidura, el PP no va ni a la vuelta de la esquina con los nacionalistas, y, por otro, que su propuesta de introducir el delito de "deslealtad constitucional" es muy democrático, porque aquí no se trata de pensar lo que a una le da la gana, sino lo que le dejaron escrito los próceres del 78, o lo que la (ultra)derecha dice que dejaron escrito: la unidad de España está por encima de la democracia. Podrían haber dicho, por ejemplo, que los Derechos Humanos están por encima del resultado de los procedimientos democráticos y que esos sí son los consensos que nos hemos dado los y las demócratas, pero tampoco se trata de ofender a los socios de Vox, que son machistas, homófobos o xenófobos perdidos y nadie pide su ilegalización.

El PP justifica que la ley de amnistía va contra la igualdad de los españoles ante la ley, pero de la impunidad y el saqueo del rey emérito o de anular las medidas de gracia recogidas en nuestra legislación, nada de nada; no vaya a ser que les toque gobernar a ellos, hayan de pactar con Junts u otros nacionalistas de derechas y no puedan usarlas. Contaba la compañera Amanda García, este miércoles en Público, que "nunca antes los populares habían adoptado una postura tan dura contra las formaciones independentistas: ni lo hizo el PP de Mariano Rajoy en pleno procés en 2017 ni el de Alberto Núñez Feijóo hace poco más de un mes, cuando tumbaron en el Senado una iniciativa de Vox que pedía disolver e ilegalizar a Junts y ERC. Entonces, el senador Javier Arenas, del PP, defendió que ‘la disolución de un partido político es de las medidas más graves que pueden ser adoptadas en democracia’ y que el Tribunal Supremo lo rechazaría".

La estrategia del PP es, no obstante, simple y cristalina: adoptar las medidas de la ultraderecha para captar al votante de Vox y, cuando se ganen las elecciones absorbiendo a los de Santiago Abascal, se pacta con Junts y con quien haga falta. Y pelillos a la mar, que la memoria en España es de corto recorrido. Oigan, que razón no les falta.

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Querido hombre https://blogs.publico.es/dominiopublico/58489/querido-hombre/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/58489/querido-hombre/#respond Thu, 04 Jan 2024 05:46:44 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=58489 Continuar leyendo "Querido hombre"]]> Pixabay
Pixabay

A estas alturas casi todas conocemos de cerca a un hombre cancelado, alguno carismático, un amigo, incluso querido, incluso social o realmente muerto, con el que hayamos compartido parte de la vida y sobre el que pesa una denuncia más o menos pública por acoso sexual. De las experiencias que nos va dejando la era del MeToo, una de las más complejas es qué hacer cuando conocemos a un agresor que no se reconoce como tal, nunca en la misma medida del señalamiento; que ha cometido esta falta sin atenuantes pero, entendemos, tampoco merece la horca. Ay, si lo reconociera al menos, solo una partecita del estropicio, qué fácil sería todo, pero no. Ay, si fuéramos capaces de ver también nuestras violencias, pero no. Ay, si la cárcel no fuera solo para los pobres, pero sí.

Llego tardísimo, un año después, con la reseña de este libro pero ahí voy. La escritora francesa Virginie Despentes, la que con su Teoría King Kong nos dio toda la gasolina necesaria para quemar al patriarcado, se lame casi dos décadas después, con el mismo gesto punk, las yemas de los dedos y apaga por un momento la cerilla incendiaria para preguntarse y preguntarnos qué cojones hay entre "el violador eres tú" y el Querido capullo, como titula a su nueva y revulsiva novela. De algo estoy segura: Despentes ha escrito la comedia cruel del macho ante la última ola feminista y no ha dejado títere con cabeza –empezando por las feministas–, en su retrato y parodia del coloquio central de nuestra época.

Rebecca, olvidada actriz y referente feminista un poco involuntaria, y Óscar, escritor cínico con sobrepeso y de éxito relativo, empiezan una correspondencia cuando el segundo acaba de ser escracheado por Zoe Katana, una influencer feminista a la que "presuntamente" éste acosó en los días en que ella era la "chica de prensa" de la editorial que lo publica. Rebecca y Oscar descubren que se conocieron hace muchos años y provienen del mismo barrio, lo que descarna aún más su enredado encuentro. En pleno vendaval de la cancelación, la relación epistolar entre estos dos cincuentones desencantados, cada uno golpeado de distinta manera por el enemigo común (la existencia), pero con distintas miradas de lo que nos ha traído el feminismo contemporáneo – las masculinidades en cuestionamiento, la sororidad, la lucha contra la norma, el odio, el edadismo y otros extraños fenómenos paranormales–, va creciendo y viaja intensamente del insulto y enconado desprecio al diálogo y a las confidencias generacionales, para poco poco a internarse en la empatía y la emocionada comprensión de sí mismos.

La dinámica de las cartas que estructuran el libro de Despentes se me antoja más efectiva que cualquier hashtag, debate teórico, bronca en redes sociales o foro en el que nos hayamos enzarzado en los últimos años hablando de feminismo para exponer la diversidad de posiciones, razones, matices y contradicciones que arrastra la denuncia como una bola de nieve. Debe ser la literatura, que hace de clarividente cuando más confusas estamos.

La autora francesa consigue reflejar esa complejidad gracias a la deslenguada intimidad de sus personajes a vueltas con todo, supervivientes del alcohol y las drogas, que no temen cruzar verdades mientras nadie más los mira, mostrándose el espejo mutuamente, hasta hacer caer las nociones absolutas, las víctimas perfectas, lo políticamente incorrecto, el dedo acusador y las cadenas perpetuas. Pasajes que por sí solos podrían zanjar el debate sobre, por ejemplo, justicia punitiva o restaurativa, o cualquier otra cosa que nos tenía tiempo enrocadas, como cuando Rebecca le dice a un angustiado Oscar: "tener miedo a perder tu respetabilidad es de burgués". O Zoe Katana dirigiéndose en su mesiánico discurso final a las otras feministas a punto de cancelarla a ella: "Queridas hermanas, un esfuerzo más y ya casi somos tan estúpidas como los tíos". Hay en estas agudas sentencias nuevas posibilidades de autoconocimiento y redención. Y algún sentimiento auténticamente humano que se agazapa tras el discurso y se parece tanto a la amistad.

Despentes es la ventrílocua de todos los actores del conflicto, capaz de escarbar en la pestilencia que nos hermana y en la compasión que nos apesta. Y es igual de brillante perfilando a cada una de sus criaturas al punto de que es imposible tener claro de qué lado estar, es más, después de leerla estamos más cerca de no querer estar en ningún otro lado que no sea del lado de nuestra poca convicción en casi todo.

Y no es casual que se mencione a lo burgués como el peligro de cualquier bandera. Primero, que lo es, y segundo, Despentes vuelca en ambos personajes su propia consciencia de clase (ella misma se crió en el barrio de Rebecca y Óscar). La solución final parece estar revoloteando a la altura de la clase media baja. En una de sus últimas entrevistas contaba la escritora que en la construcción de los dos memorables personajes del libro, lejos de querer dar un mensaje de reconciliación post-metoo para hombres y mujeres a través del inesperado puente tendido entre Rebecca y Óscar, se propuso llevar a cabo una operación interseccional: si el género separa a Oscar y Rebecca, la clase les une, el barrio de mierda donde crecieron y el recorrido aspiracional que los ha llevado al mismo pero distinto punto sin retorno. Reclamar tener más en común con, por ejemplo, un hombre pobre y latino que con una mujer blanca y burguesa, es algo que vienen desde hace mucho señalando los feminismos no blancos, aunque pocos los escuchen. Desde su lugar en el mundo, Despentes recoge una parte de esta feroz crítica de las disidencias y la estrella contra un puñado de realidades y tesis del feminismo mainstream para ponerlas a girar hasta el vértigo y contra sus propias certezas.

Una siente leyendo Querido capullo como si nos hubieran dejado escuchar detrás de la puerta las conversaciones privadas de dos bandos que se desconocen mientras afuera estalla la guerra y hasta nos da un toquecito para que revisemos nuestro papel en ella. Lo que oficia Despentes no es la deposición de las armas ni el cese al fuego sino la declarada renuncia al sueño del poder para permitirnos acaso una incipiente ternura que empieza con una frase como: "Yo no soy solo eso, él/ella no es solo eso". Quizá es verdad y somos más que nuestra propia pestilencia. Esos son solo algunos de los ecos que quedan después de haber enfrentado al capullo: aprender a vivir con el dolor y la vergüenza, aprender a sortear la ola de mierda hasta la siguiente, aprender a esperar  y a mirar más allá de la estrategia y tener muy claro que sobre todo nos hermana la inevitabilidad del olvido y de la muerte.

Sirva también esta lectura para ver cómo ha evolucionado teóricamente la escritora de la que desde hace un tiempo solo nos llegan novelas llenas de sus contagiantes teorías. Con este libro, Despentes sigue sumando a su colección de voces de capullos y violadores, que empezó con las acalladas a tiros en Viólame y siguió exitosamente en la primera persona masculina que habita su trilogía Vernon Subutex. No olvidemos que la escritora fue en algún momento, como muchos y me incluyo, fan de un gran capullo: Bukowski. No se culpe a nadie por ello.

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Hijos de la censura https://blogs.publico.es/dominiopublico/58506/hijos-de-la-censura/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/58506/hijos-de-la-censura/#respond Wed, 03 Jan 2024 19:33:34 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=58506 En muchos momentos de la historia, los dirigentes políticos o espirituales han privado a la población de la cultura.
En muchos momentos de la historia, los dirigentes políticos o espirituales han privado a la población de la cultura. / Freddy Kearney / Unsplash

En la aurora de la Guerra Fría y bajo un clima de paranoia anticomunista, el novelista Dashiell Hammett ingresó en la prisión federal de Ashland acusado de desacato. Un tribunal de Nueva York investigaba las actividades izquierdistas del Congreso de Derechos Civiles. Hammett se negó a delatar a sus compañeros. Cumplió cinco meses de condena y cuando salió libre se dio cuenta de que lo habían matado en vida. Su salud se había deteriorado. La cancelación de sus obras y sus derechos radiofónicos lo estaban empujando sin enmienda hacia la bancarrota. Volver a escribir novelas de éxito era ya más una quimera que una posibilidad en los tiempos tenebrosos de la caza de brujas.

En 1953, cuando Hammett llevaba poco más de un año en libertad, el senador Joseph McCarthy lo llamó a declarar ante un pequeño comité de inquisidores. Pensó tal vez que el escritor había escarmentado, que daría su brazo a torcer con tal de no volver a limpiar los retretes de un penal de Kentucky. En el interrogatorio, McCarthy defendió la purga de las bibliotecas estatales. "Si usted estuviera a cargo de ese programa para luchar contra el comunismo, ¿compraría las obras de unos 75 autores comunistas?". Hammett, curtido en diálogos agudos, dejó un último ingenio a la posteridad. "Si yo estuviera luchando contra el comunismo, no le daría al pueblo libros de ninguna clase".

En una réplica vulgar del macartismo, el condado de Orange ha retirado de sus escuelas un total de 673 obras literarias por miedo a que vulneren la ley republicana del Congreso de Florida. En 2022, el gobernador Ron DeSantis impulsó una reforma que restringe las cuestiones de género e identidad sexual en el ámbito pedagógico bajo el pretexto del derecho parental sobre la educación de los menores. En la práctica, la doctrina del Don’t Say Gay ha terminado llevándose por delante Paraíso perdido de John Milton o Madame Bovary de Gustave Flaubert. A la hoguera con Margaret Atwood, Gabriel García Márquez y Chimamanda Ngozi Adichie. Que Federico García Lorca regrese a su cuneta.

En 1943, el escritor Tomás Borrás quiso estrenar La casa de Bernarda Alba en el Teatro Lara de Madrid, pero las autoridades franquistas no le extendieron el permiso. De nada le sirvieron a Borrás sus querencias falangistas y mucho menos su propósito de homenajear a José Antonio Primo de Rivera con una obra de Lorca. La compañía dramática de Carmen Muñoz Gar lo intentó de nuevo en 1948. Uno de los censores llenó el original de tachaduras. Otro estimó que Franco debía autorizar el teatro de Lorca en España como una forma de "arrebatar una bandera a la oposición". Ahí tenemos el viejo dilema de la censura: suprimir el discurso o esterilizar su potencial subversivo.

La casa de Bernarda Alba ha regresado a los titulares de prensa tras las purgas de Florida, pero no hace falta irse tan lejos para observar los estragos moralistas. El pasado mes de diciembre, el gobierno de PP y Vox en Quintanar de la Orden vetó una representación teatral porque la aparición de actores en ropa interior "podría escandalizar al público". La coalición ha frenado también el Orlando de Virginia Woolf en Valdemorillo. La historia del maestro republicano Antonio Benaiges no podrá representarse en Briviesca. El PP suspendió en Palma de Mallorca una obra dramática sobre los trastornos alimenticios y en Madrid la tomó contra la Santa Teresa de Paco Bezerra.

Uno debe preguntarse qué sentido tiene la censura en estos tiempos digitales donde resulta cada vez más complicado poner puertas al campo. Basta que un ayuntamiento desconocido de una localidad remota suspenda una pieza teatral para que Internet se llene de noticias y el mensaje de la obra alcance, aunque sea de forma parcial o fragmentaria, a un público más amplio del que los autores nunca imaginaron. Hay un daño económico, es cierto. Hay una intención disciplinaria, es verdad. Pero el hecho mismo de la censura ya no tiene el mismo efecto ni propósito que en los años lejanos de la imprenta. ¿Por qué se ejercen entonces esta clase de inquisiciones?

Dice J. M. Coetzee que la pasión por silenciar confunde de un modo caprichoso los pretextos políticos y los pretextos morales, de modo que el censurado queda retratado no solo como un adversario ideológico sino además como un defensor de prácticas repugnantes. Aunque la historia ha deparado cancelaciones de todo color e ideología, existe en estos días una variedad particular de furia censora que se gesta en los laboratorios neoconservadores y se dirige contra un conjunto muy localizado de colectivos políticos y sociales. El objetivo no es tanto retirar las obras de la circulación como atribuir una moral cuestionable a sus autores y a su público.

En esos mismos laboratorios reaccionarios se ha gestado una reformulación semántica del concepto de censura. Así, los censores ya no serían los gobiernos autoritarios que vetan representaciones o supervisan las imprentas sino ese mismo público de moral cuestionable que abuchea a un cómico a causa de un chiste misógino o racista. Mediante una simple cabriola argumental, la bancada conservadora pone el sambenito sobre el ejercicio de la protesta. Es verdad que las redes sociales exacerban el odio y adquieren muy a menudo un matiz lapidatorio. La libre expresión, sin embargo, consiste precisamente en el derecho a manifestar nuestras preferencias.

El senador Joseph McCarthy murió en 1957 devorado por la cirrosis y repudiado por aquellos que un día fueron sus aliados. Su nombre aún nos suena abominable. Las obras de Dashiell Hammett, por su parte, no han dejado de imprimirse. Aunque el tiempo le haya concedido una victoria moral, su carrera vital y literaria quedó aplastada por la cólera anticomunista. Quién sabe cuántas vidas y cuántas obras se extinguieron en las indagaciones de McCarthy o en los interrogatorios del Comité de Actividades Antiestadounidenses. Esa es la gran paradoja de la censura. Que apaga la obra pero estimula la imaginación.

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La muerte en Gaza y los nombres de los recién nacidos  https://blogs.publico.es/dominiopublico/58461/la-muerte-en-gaza-y-los-nombres-de-los-recien-nacidos/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/58461/la-muerte-en-gaza-y-los-nombres-de-los-recien-nacidos/#respond Wed, 03 Jan 2024 05:36:27 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=58461 Cartel contra el "genocidio" y a favor del "alto el fuego" en Gaza, el pasado 1 de enero, en Nueva York. / Sarah Yenesel (EFE)
Cartel contra el "genocidio" y a favor del "alto el fuego" en Gaza, el pasado 1 de enero, en Nueva York. / Sarah Yenesel (EFE)

Empieza el año igual que terminó, sin que eso sea nada alentador ni nos invite a pensar que ni los mejores propósitos ni los buenos deseos tengan ya algún sentido más allá de nuestro inmediato alcance. El mundo sigue igual, por mucho que nos propongamos dejar de fumar o apuntarnos al gimnasio, o deseemos muy fuerte la paz en el mundo. Centenares de vidas segadas durante las Navidades en Gaza mientras nos encontrábamos con los nuestros y nos comíamos las uvas. La inmisericorde maquinaria genocida israelí no ha dado tregua, y nos ofrenda, además, con simpáticos vídeos de sus soldados bailando, saqueando y hasta haciendo saltar por los aires edificios donde morirían sepultados varios seres humanos. Cientos, miles de heridos, niños sin padres, hambre y ningún lugar donde esconderse de las bombas ni de los francotiradores. Nuestro regalo de Navidad para los habitantes de la tierra donde nació Jesús ha sido el patrocinio y el amparo de la masacre. Porque hasta que España no rompa relaciones con Israel y mueva ficha contra su impunidad, seguiremos siendo cómplices. 

Dan igual las cifras y los datos que ofrezcamos, las imágenes de tanta crueldad y tanto dolor que insistimos en compartir para buscar un mínimo de empatía en quienes siguen defendiendo un genocidio. Nos hemos acostumbrado a ver pasar por nuestras redes sociales imágenes de un exterminio en directo, como nunca había sucedido en los conflictos recientes. Nuestra dosis diaria de vergüenza, como dicen algunos de los periodistas que se niegan a normalizarlo. Imágenes mezcladas, eso sí, con las que nos mantienen esperanzados, con esas protestas y acciones alrededor del mundo que se niegan a callar o a mirar hacia otro lado. Porque por mucho que nuestros ilustrados gobernantes sigan manteniendo el apoyo explícito o velado a la masacre, la gente corriente se resiste a perder su humanidad y chapotear en ese mismo charco de mierda pragmática y equidistante en la que viven quienes pueden tomar decisiones de alcance para frenarlo. 

Imágenes para este nuevo año que nos regalan también nuestros fachas irredentos, una vez más ante la sede del PSOE en Madrid, estirando el chicle del patetismo que envolvió el llamado Noviembre Nacional. Nazis, fascistas, fundamentalistas católicos, freaks, influencers ultras que sacan buena tajada de todo esto y Vox entre bastidores tratando de capitalizar la masa de QAnons patrios. Por no hablar de quienes convirtieron su canal de Telegram sobre las protestas en Ferraz en una tienda online de farlopa a domicilio. Hoy la comidilla de las tertulias es el muñeco apaleado de Sánchez, que junto con el resto de performances que llevamos viendo estos meses, alimentan el mito de lo que nos ahorramos evitando que el PP gobernase con Vox. 

Ya expliqué en otro artículo la instrumentalización del delito de odio que ha hecho la derecha desde hace años, condenando por hechos mucho más nimios a izquierdistas. Hoy el PSOE trata de rentabilizarlo, en vez de usar otros tipos penales donde encajaría la acción, y a pesar de las dudas sobre si eso debe tener recorrido penal, sigue manoseando el delito de odio para alejarlo de su razón de ser, que es proteger a los colectivos vulnerables. Ya le va bien al PSOE que estos esperpentos asomen el hocico y hagan el idiota mientras nos vuelven a colar a Marlaska, a Robles, las armas para Israel y hasta a una tránsfoba en el Ministerio de Igualdad. Peor sería con Vox, dicen. 

Otro clásico del inicio de cada año es la pataleta identitaria racista cada vez que nace un niño con el tono de piel más oscuro que el de Benny Hill. Es pasatiempo habitual de estos aprendices de la higiene racial buscar las fotos y los nombres de los primeros niños y niñas nacidos el uno de enero, y así volver a clamar al cielo sobre la sustitución demográfica en marcha, el gran reemplazo programado desde algún despacho que dirige las pateras por control remoto para acabar con la raza blanca o con la civilización occidental. Lo hemos visto en versión española y también en catalán, ahora que la ultraderecha también se ha hecho un hueco en el escenario post-procès y reproducen exactamente el mismo discurso que Vox, y hasta la misma gráfica para alertar de esto, pero tras otra bandera y en otra lengua. 

Este es el verdadero quebradero de cabeza de estos patriotas, los nombres de los zagales. De Alcalá de Henares y de Ripoll, da igual la ubicación y la bandera que le acompañe, porque es la misma musiquita de siempre, ayer compartida por Vox y Aliança Catalana, absolutamente idénticos. No les preguntes por los desahucios, por la precariedad ni por la crisis climática. Esos problemas no están en el guion identitario, y en todo caso, siempre habrá ocasión de meter a los migrantes en la ecuación dándole la vuelta al asunto y hablando de okupas, de relojes de medio kilo robados en el Raval o de la pelea en la discoteca. 

Deberíamos estar ya vacunados ante estos discursos simplistas y este alpiste para incautos, pero nada, aquí estamos otra vez. Nos espera un año más en el que deberemos lidiar con la misma basura que el que dejamos atrás, y puede que incluso con más, viendo como vienen de excitados los fascistas ante las próximas elecciones europeas y la infección reaccionaria que están consiguiendo. Viendo la impunidad en la que se regocija Israel y su eterno valedor y también genocida Tío Sam, que no se pierde nunca ninguna fiesta. Nada cambia en dos días, por mucho que haya fiestas de por medio y se suponga que la bondad impregna a todos. La roña no se va ni poniendo mil veces Love Actually ni escuchando villancicos. 

Pero no deberíamos empezar ya de mala leche y ahogarnos en el llanto sin hacer nada. Disculpen haber entrado hoy así, pero más debería doler la indiferencia que la advertencia. Todos estos embistes de la ultraderecha, la miseria moral y la complicidad de Occidente ante el genocidio en Palestina y la actitud cómplice o pusilánime de una parte de la izquierda debería darnos todavía más fuerza para encarar este nuevo año con más ganas de dar caña y ver el año que viene tras las mismas fiestas, si hemos sido capaces de cambiar algo. 

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La furia https://blogs.publico.es/dominiopublico/58474/furia-vox/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/58474/furia-vox/#respond Wed, 03 Jan 2024 05:13:19 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=58474  

La furiaEn una escena de la primera temporada de Furia (2021), la serie noruega emitida en Filmin, dos de los personajes principales, Ragna (Ine Marie Wilmann) y Ole (Preben Hodneland), hablan sobre la motivación de éste para hacerse de ultraderecha mientras toman té en la terraza de una cafetería en Berlín.

- Éste es el lugar donde todo empezó para mí. Mi experiencia formativa más significativa.

Ole cuenta a Ragna que estaba en Berlín estudiando y, tomando el mismo té en la misma terraza, leía a Spinoza y a Nietzsche reflexionando sobre las emociones, "sobre cómo afectan a la persona y a la cultura". Spinoza, reflexiona Ole, "era estoico pero negaba que la razón pudiera vencer a la emoción; y esto tiene grandes consecuencias, porque significa que nuestra cultura, nuestra identidad colectiva, se ha ido formando con el paso del tiempo gracias a las emociones comunes". Para Ole, esa fue la revelación primera que lo llevó a militar en la extrema derecha.


Para mayor énfasis en su descubrimiento, Ole narra cómo justo en ese momento casi místico para él, la gente empezó a arremolinarse en torno a su mesa... pero no miraban al estudiante, sino a una pantalla gigante que, dentro del local berlinés, emitía las imágenes del impacto del avión que colisionó contra la segunda de las Torres Gemelas neoyorquinas el 11 de septiembre de 2001. "Lo repetían una y otra vez, emociones, emociones y emociones (...) Entonces vi como la emoción derrotaba a la razón, me quedé impactado cuando vi a varios chicos árabes, nacidos aquí, a los que les brillaban los ojos, celebrándolo en silencio (...)".

Para este personaje radical de una serie acongojante, Spinoza y Nietzsche tenían razón, porque la "idea liberal de mezclarnos a nosotros y a ellos para construir una sociedad pacífica no es más que una mentira (...) Si queremos cambiar algo, tenemos que manipular sus emociones. Osama Bin Laden lo entendió: no es nosotros y ellos; es nosotros o ellos".

El fascismo, la intolerancia, el rechazo al diferente emplea siempre las mismas cartas y creo que esta escena de Furia es particularmente descriptiva del fin y los medios. Estoy segura de que, en este momento, se les ocurren a ustedes varias actitudes, políticas, acciones, ideologías... a las que aplicar las reflexiones de Spinoza y Nietzsche interpretadas por Ole: "No es nosotros y ellos, es o nosotros o ellos". Para el fascismo -sea español, noruego, alemán o argentino-, son ellos o nosotros, los que rechazamos tajantemente su ideología del odio y la intolerancia, quienes apostamos por la convivencia. Para los demócratas, no hay ideas que deban ser excluidas, ni siquiera las de ellos si los votos los avalan; para ellos, todas las ideas que no son las suyas deben ser excluidas, aunque sean votadas, mediante la ilegalización o la violencia política.


Para lograr sus fines está, efectivamente, la manipulación de las emociones con discursos públicos de odio empapados en fakes, deshumanización del adversario-enemigo, violencia física y retransmitida como la de Ortega-Smith contra el concejal Rubiño, convocatorias a través de Revuelta -uno de los tentáculos de Abascal- para apalear un muñeco del presidente del Gobierno frente a la sede nacional del PSOE, acoso salvaje durante meses al domicilio de un vicepresidente y una ministra del Gobierno, carteles electorales criminalizando a los migrantes... Mucha, mucha estrategia más vieja que el comer para manipular las emociones, sean miedo o frustración, pero siempre efectiva en momentos de crisis, progreso en derechos sociales o ambos. "Osama Bin Laden lo entendió". La ultraderecha española, la derecha que la normaliza y sus terminales callejeras, religiosas, mediáticas... también.

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https://blogs.publico.es/dominiopublico/58474/furia-vox/feed/ 0 Ana Pardo de Vera,Vox
El año en el que la humanidad perdió la dignidad https://blogs.publico.es/dominiopublico/58426/el-ano-en-el-que-la-humanidad-perdio-la-dignidad/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/58426/el-ano-en-el-que-la-humanidad-perdio-la-dignidad/#respond Sun, 31 Dec 2023 05:01:36 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=58426 Continuar leyendo "El año en el que la humanidad perdió la dignidad"]]> Un prisionero palestino abraza a su madre después de ser liberado a cambio de rehenes israelíes liberados por Hamás, en Ramallah, en la Cisjordania ocupada. AFP/FADEL SENNA
Un prisionero palestino abraza a su madre después de ser liberado a cambio de rehenes israelíes liberados por Hamás, en Ramallah, en la Cisjordania ocupada. AFP/FADEL SENNA

Se fue 2023, un año nefasto para el mundo y para la humanidad. En Argentina, Javier Milei sacó la motosierra y cumplió sus promesas, todo está listo para desmantelar el Estado, estrangular a los ciudadanos y reprimir la protesta. Los argentinos ni siquiera van a poder celebrar reuniones de más de tres personas, en realidad, ¿para qué?, si no hay plata ni para comprar el asado. Se pueden estar acercando tiempos oscuros, esos que ya se vivieron durante la dictadura militar.

En Palestina sigue el exterminio de un pueblo ante la mirada impasible de la comunidad internacional. Los periodistas son asesinados por docenas, a los niños y a las niñas les arrebatan la vida sin compasión. Gaza se ha convertido en algo parecido a un campo de concentración con hombres, ancianos y niños, en ropa interior, deambulando al son de los fusiles israelíes. Está todo destruido: casas, hospitales, iglesias, mezquitas, escuelas, instituciones... Gaza es inhabitable, pero ni paran los bombardeos, ni los habitantes de la Franja pueden salir de la trampa.

En Sudán hay siete millones de desplazados por la guerra, una cifra récord. Recuerdo ahora cuando Colombia e Irak se disputaban, al inicio del nuevo milenio, el primer puesto por desplazamiento forzoso, cuando sumaba cada país en torno a cinco millones de personas obligadas a abandonar sus hogares por la violencia. Pero de Sudán apenas se habla, ¿para qué?, a nadie le interesa. Pasará un tiempo y, entonces, recordaremos, cuando se acerquen a nuestras ‘cómodas’ vidas, que hubo una guerra atroz y fantasma que no se explicó. En ese momento, cerraremos las fronteras a los ‘ulises’ que habrán recorrido miles de kilómetros y sobrevivido a sus particulares odiseas, veremos cómo se ahogan en el Mediterráneo y seremos capaces de hundir los barcos con aquellos, dentro, que solo buscaban dejar atrás el sufrimiento.

En Ucrania la guerra está estancada casi dos años después de la invasión rusa. Nadie gana, todos pierden. Vladimir Putin se prepara para ser reelegido en las elecciones de marzo, sus prisioneros desaparecen de las cárceles durante semanas, alguno que otro termina apareciendo en el círculo polar, como Alekséi Navalni. Los disidentes no tienen cabida en Rusia, tampoco la democracia.

El presidente Zelenski pierde fuelle, a muchos ucranianos no les agrada que les borren sus referentes culturales, que derriben las estatuas de sus poetas, que les cambien de fecha la Navidad. Tampoco les gusta que los hombres sean obligados a ir a la guerra o a quedarse en la reserva, por supuesto con la prohibición de salir del país. Otros muchos siguen convencidos en la lucha, no aceptan la rusificación de las zonas ocupadas y están dispuestos a darlo todo para que Ucrania sea Europa. Empiezan a enfrentarse los patriotas con los que supuestamente no lo son, crecen las tensiones. Cada uno tiene sus razones. Además, EEUU y la UE ya piensan si seguir o no enviando armas. Pasé la Nochebuena con una familia ucraniana, hubo una fuerte discusión ante una mesa surtida de turrones y licores. Todo está a flor de piel y tienen sus razones. Mientras escribo este artículo, Rusia lanza sobre varias ciudades ucranianas uno de los ataques, con misiles y drones, más feroces de los últimos meses.

Estados Unidos, como siempre, contribuye a montar un conflicto y luego abandona las cenizas para irse a otra guerra. Joe Biden tiene problemas serios en casa. A su avanzada edad, se suma que su hijo, el controvertido Hunter Biden, el mismo que tenía intereses en el sector gasístico ucraniano, se ha declarado culpable de evasión fiscal y posesión de armas, siendo adicto a las drogas. La Casa Blanca, ahora, quiere recuperar su influencia en Oriente Medio y manda portaaviones para apoyar la guerra de Israel contra Palestina, busca retomar el control del mar Rojo ante la amenaza de los rebeldes hutíes de Yemen. Habrá elecciones en 2024 en EEUU, con Donald Trump planeando su regreso – si le dejan –, al igual que en Rusia, India, Pakistán, Taiwán o Indonesia, entre otros muchos países, hasta 77. Medio mundo va a votar este nuevo año. Y pinta mal porque los resultados que arrojan las urnas a veces asustan.

En Oriente Medio se refuerza el tándem política-islam. Allí, cada vez más, quieren lejos a los occidentales, entre otros motivos, por el fiasco de la invasión de Irak, donde las heridas siguen abiertas 20 años después. Irán recupera poder entre sus vecinos y es el enemigo número uno de Estados Unidos e Israel. La geopolítica regional se está reconfigurando con un sentimiento de recelo hacia los antiguos colonizadores europeos y los invasores gringos. Vamos a otro orden mundial.

Y en ese nuevo orden, la pragmática China – como siempre – avanza sigilosamente para ganar su partida, ya con una sociedad totalmente digitalizada y tecnológica. Se impone la inteligencia artificial. Durante su construcción como potencia, el gigante asiático ha logrado la confianza de amplias zonas de ese continente, pero también de África, Latinoamérica y Oriente Medio. Evitará a toda costa un conflicto bélico con Taiwán porque no compensa, mejor apostar por la guerra económica.

Salimos de un año nefasto, un año en el que la humanidad perdió la dignidad que le quedaba. No es una novedad, pero creíamos que habían pasado a los anales de la historia las arengas reaccionarias contra quienes predican la paz. Uno de los que salieron peor parados fue el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, sólo por pedir un alto el fuego en Palestina. Al presidente Pedro Sánchez le ha pasado tres cuartos de lo mismo. Le han llamado de todo. También al de Colombia, Gustavo Petro.

Esto no significa que antes sobrara moral, pero ahora ya no importa demostrar que cuidarnos y protegernos tiene sentido, cuando precisamente más se necesita. Antes se disimulaba un poco. Si la COP28, la Cumbre del Clima, estuvo presidida en Emiratos por un jeque y magnate petrolero, ¿a quien le interesa que el mundo se ahogue en calor, se abrase por el fuego o se muera de sed por falta de agua? Se ventila un acuerdo rápido y ya está, a seguir... Total, si en Madrid hay talas masivas de árboles, se construyen plazas duras de cemento y se da cancha a los especuladores; si en Castilla y León proliferan las granjas de animales donde la enfermedad y el maltrato es el pan de cada día; si en Andalucía matamos con plena conciencia la reserva de Doñana; si el mar de plástico de Almería, pese a la escasez de agua, es la huerta del sur de Europa. Pues eso, a ganar elecciones en nombre de la libertad aunque el Banco Mundial nos advierta de que para 2050 puede haber más de 200 millones de desplazados climáticos.

No les quiero amargar la Nochevieja ni que se les atraganten las uvas, pero hagamos repaso de algunas cifras: más de 700 millones de personas viven en la pobreza extrema, según el Banco Mundial (BM); hay casi 35 millones de refugiados, según ACNUR, la agencia de la ONU encargada de proteger a los desplazados por persecuciones o conflictos; unas 2.200 personas que intentaban llegar a Europa en 2023 han dejado la vida en el Mediterránea, de acuerdo a Médicos sin Fronteras (MSF), y más de 500 en la frontera entre EEUU y México. Otros 21.000 palestinos han sido asesinados, sin contar los desaparecidos, y siete millones de sudaneses están desplazados. Fuentes ucranianas calculan que unos 30.000 soldados de este país han muerto desde que comenzó la invasión. No hay certeza sobre cuántos rusos han corrido la misma suerte.

Y, en España, casi 60 mujeres víctimas de la violencia machista han sido asesinadas este año, mientras que unos 37.000 migrantes han llegado a Canarias, sumados a aquellos que se han quedado en el camino en una de las rutas más peligrosas para quienes buscan refugio.

El año 2023 pasa a la historia como el más caluroso desde que hay registros, también como el que nos mostró con imágenes desgarradoras un genocidio en directo.

Cada día encuentro a más personas hastiadas, sin ganas de ver o leer noticias, pero seguimos haciendo periodismo, seguimos contando lo que pasa a nuestro alrededor y en el mundo, también combatiendo las mentiras. El oficio es el oficio. Algunas no desistimos porque aún creemos que tiene que haber una manera de cambiar todo esto.

Brindemos por 2024, para que sea mejor, y feliz año del dragón, símbolo del poder espiritual supremo. Algo bueno debería traer.

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https://blogs.publico.es/dominiopublico/58426/el-ano-en-el-que-la-humanidad-perdio-la-dignidad/feed/ 0 Esther Rebollo
20.000 especies de retrocesos https://blogs.publico.es/dominiopublico/58437/20-000-especies-de-retrocesos/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/58437/20-000-especies-de-retrocesos/#respond Sat, 30 Dec 2023 05:59:37 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=58437 Continuar leyendo "20.000 especies de retrocesos"]]> Solo desde el desconocimiento más absoluto o la maldad más profunda se puede negar a las mujeres trans. Y eso lo hemos sabido con ellas, a su lado, escuchándolas y aprendiéndolas contra tanta marginación, tortura y muerte sufrida a lo largo de la historia. Cuando pregunté a la entonces vicepresidenta primera del Gobierno, Carmen Calvo, en el programa La Hora de la 1 de TVE si consideraba que "las mujeres trans eran mujeres" y ella me contestó un "Sí" bastante contundente, pensé que la lucha por la igualdad real del colectivo trans la había ganado éste y quienes apoyamos de la A a la Z sus reivindicaciones.

Después de esa entrevista, Calvo se abstuvo cuando se votó la ley trans del Ministerio de Igualdad, pero el resto del Grupo Parlamentario Socialista lo hizo a favor. Bien, un avance teórico más en esta lucha perpetua que es el camino lleno de obstáculos del cumplimiento de derechos humanos, pensé; ahora falta hacerlo práctica y cultura, lo más complicado, sobre todo, en medio de la ola reaccionaria en la que vivimos, donde el problema no es solo el fascismo, sino quienes lo normalizan. Y no me refiero únicamente a la llamada derecha del PP, que pacta con Vox mientras da lecciones de ética al resto; o a la de Macri en Argentina, que avala a Milei, sino que destaco a liberales como Macron, presidente francés que ha pasado de renegar de Le Pen a defender postulados de la ultraderecha; o a la aceptación de una ley como la última migratoria europea, asumida por los países miembros, España incluida. Es desolador.

Antes de las elecciones del 23-J, la dirección del PSOE ya afirmaba que el Ministerio de Igualdad volvería a manos de este partido de poderse repetir la alianza de Gobierno entre los socialistas y Sumar, algo en lo que tampoco confiaban demasiado. Había enfado y frustración por cómo se habían gestionado los efectos inesperados de la ley del solo sí es sí, sobre todo por parte de Igualdad y Podemos, con las rebajas de penas y excarcelaciones de condenados, y argumentaban integrantes del Gobierno que este asunto les estaba machacando en las encuestas, como se confirmó en las elecciones autonómicas y municipales de mayo, a favor de Feijóo y Vox. Solo un resultado contundente de Sumar, más cercano al del PSOE podía abrir esa batalla por un Ministerio decisivo para la izquierda, pero los números ya los conocen ustedes (PSOE, 122; Sumar, 31)

Debido al tema que centra de este artículo, hay críticas muy duras a Sumar desde el sector de Podemos por no haber batallado por ese Ministerio en la negociación para formar Gobierno, concretamente, para Irene Montero. Incluso, se informa desde este ámbito que a Díaz se le ofreció pero acabó rechazándolo, algo que ésta nunca ha dicho, pues Sumar siempre manifestó que había luchado por mantener Igualdad hasta el último segundo. Sea lo que sea, en estos momentos, creo que meterse en una guerra personal y de partidos resulta no sólo inútil, sino vergonzoso y una falta de respeto a las verdaderas víctimas del último nombramiento del Ministerio de Igualdad.


Reconozco que no conocía apenas a Isabel García, la nueva directora del Instituto de las Mujeres del departamento de Ana Redondo, más allá de situarla lejanamente en el círculo del poder socialista en el País Valencià. Fue cuando saltó la polémica este jueves que pude ver sus tuits y sus posicionamientos en la teoría tránsfoba del borrado de las mujeres, de la que es una líder destacada Amelia Valcárcel, que renegó alborotadamente del PSOE para hacerse votante confesa de Feijóo (PP), precisamente por su rechazo a la ley trans, entre otras afirmaciones delirantes -y conste que, como todas las feministas, supongo, he leído y seguido a Valcárcel años ha-. Cuando supe de la elección de García, buceé en su blog, en sus tuits, vi las informaciones sobre ella, escuché testimonios personales de amigos y amigas LGTBI+ ... no podía creer ese nombramiento.

El día de la concentración en la madrileña Puerta del Sol contra el recorte de derechos LGTBI+ (¿o debería decir "anulación"?) consumado por Isabel Díaz Ayuso, a la nueva ministra de Igualdad se le preguntó por la ley trans: Redondo dijo que no solo no se iba a tocar, sino que se iba a incrementar la financiación para su aplicación. Además, recomendó a la presidenta madrileña que viera la película 20.000 especies de abejas, de Estibaliz Urresola, sobre la infancia de Lucía, una niña trans de 8 años, y sobre más temas de mujeres que no quiero destripar. Solo coincido con Redondo: véanla si no lo han hecho. ¿La habrá visto García? ¿Y la propia Redondo, más allá de recomendarla? ¿Se puede ser inmune al sufrimiento, no de Lucía, que también, sino de la realidad de las mujeres trans hasta que han llegado adonde estamos, que no es en absoluto suficiente?

Entre mis lecturas favoritas de este año está La mala costumbre, de Alana S. Portero, colaboradora de Público, a la que además sigo con admiración y con la que comparto un grupo feminista maravilloso y plural. Leí esta novela dos veces seguidas, siempre por la noche, que es cuando intento leer novela para desconectar de este absorbente oficio: reía, lloraba, sufría, se me cortaba la respiración, volvía a llorar ... Y no soy la única: la novela de Portero es un éxito mundial, ha sido traducida a multitud de idiomas y es un auténtico fenómeno literario. Hace tiempo que no me entretenía tanto ni aprendía ídem; tampoco me he emocionado de esta manera con un libro desde hace mucho, mucho tiempo: no hay en esa novela nada que tenga que ver con mi infancia y adolescencia, más allá de querer atravesar techos de plomo incomparables en grosor, y sin embargo, es una novela que recomiendo y regalo a todo el mundo, como si fuera un poco mi descubrimiento. Porque yo sabía de las mujeres trans y tienen todo mi reconocimiento, solidaridad y lucha desde hace años, pero lo que sale de La mala costumbre entra por las venas y no abandona jamás a quienes supimos tarde, siempre demasiado y a quienes sabían casi al nacer. Tanto me impactó que yo creía que después de publicarse esta novela, nadie con un mínimo de empatía e inteligencia podría renegar de las mujeres trans como mujeres, apartándolas a un círculo aparte, sin serlo del todo. Yo ya estaba convencida, pero este libro nos daba la fórmula -creía- para convencer a quienes no quieren o no saben convencerse de lo que hay y es. Por eso la releí y volveré a hacerlo, para no olvidar ni una letra de esa prosa brutal ni un detalle de ese relato tierno y feroz, reflejo de lo que tenemos aquí al lado.


Creo que el nombramiento de la directora del Instituto de las Mujeres es un ataque directo contra las 20.000 especies de abejas de Urresola y contra La mala costumbre de Portero; también contra la realidad innegable que representan, cuyos derechos (humanos) no pueden retroceder ahora y de la mano de un partido que se dice progresista: no es solo García per se, es la victoria de lo que representa, incomprensible y cruel desde todas partes. Si desde el Ministerio de Igualdad, desde el PSOE, creen que el grito de denuncia que empezó el jueves es anecdótico, pasajero o cosas de partidos enfadicas que se tiran los trastos a la cabeza (otra vez), se equivocan y mucho: no va de nada de eso, va de libertades y derechos humanos, otra vez. Por favor, reflexionen con el largo y despiadado padecimiento de este colectivo en la mano, en un libro o en una película, pero abran los ojos y no nieguen, como la ultraderecha, una realidad incontestable.

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https://blogs.publico.es/dominiopublico/58437/20-000-especies-de-retrocesos/feed/ 0 Ana Pardo de Vera
"Las empresas (no) crean empleo", la imprescindible deconstrucción de un mito neoliberal https://blogs.publico.es/dominiopublico/58407/las-empresas-no-crean-empleo-la-imprescindible-deconstruccion-de-un-mito-neoliberal/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/58407/las-empresas-no-crean-empleo-la-imprescindible-deconstruccion-de-un-mito-neoliberal/#respond Fri, 29 Dec 2023 05:24:13 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=58407

Uno de los retos del gobierno para esta legislatura es afrontar la participación de los trabajadores en el gobierno de las empresas como condición para desarrollar un ecosistema productivo más innovador y democrático.

Defender una democratización de las empresas significa enfrentarse a resistencias de todo tipo, incluido un conjunto de barreras ideológicas excelentemente trabajadas, compuestas por argumentos y mensajes que han conseguido calar profundamente en las mentes de los ciudadanos de todo el mundo, hasta formar una nueva capa del sentido común de la sociedad actual. No hay que olvidar que es un paso que afecta al corazón del sistema productivo representado hoy por el poder unilateral de los primeros ejecutivos en las grandes empresas.

Esas barreras han sabido concentrar el cuerpo ideológico neoliberal a través de ideas muy sencillas que es necesario deconstruir como si fuera un mecano. Y darles la vuelta. Si la economía fue el terreno elegido para que cuajaran, el objeto era, como se encargó de aclarar Margaret Thatcher, "cambiar el corazón y el alma" de las gentes. Ahí se juega (también) la batalla del progreso

La empresa como tótem de la civilización actual

La afirmación "las empresas crean empleo", es una de esas máximas perfectamente diseñadas para un fin principal: colocar la idea de empresa no solo en el centro del pensamiento económico sino como el verdadero tótem de la civilización actual. Su misión es sustituir el consenso progresista sobre la empresa participativa, típica del Estado de Bienestar y al capitalismo integrador del siglo pasado, por otro donde el poder corporativo aparece como un espacio blindado, en el que el monopolio del poder del primer ejecutivo constituye el paradigma de organización eficiente, alejándola de toda veleidad de democratización.


Los mensajes fuertes calan mejor con ideas limpias y escuetas. La afirmación "las empresas crean empleo" es una oración con una sintaxis absolutamente simple, organizada con un sujeto, un verbo y un predicado. Y, sin embargo, se convierte en el corazón de toda una construcción ideológica muy sofisticada con múltiples derivadas.

Es claro y directo porque conecta un solo sujeto, "las empresas", con un solo predicado, el "empleo", sinónimo de bienestar de la gente común y, también, el bien supremo deseado en la economía. Esa relación unívoca entre el sujeto "empresa" y el predicado "empleo" parece indicarnos que, ningún otro actor, -el Estado, por ejemplo- o ningún otro factor o circunstancia -la demanda, por ejemplo- se consideran necesarios para completar el desarrollo del empleo.

Pero lo que hace potente el mensaje es la elección del verbo "crear" utilizado en la sentencia. Porque crear, que nunca veremos sustituido por otro verbo equivalente, como podría ser organizar, facilitar, desplegar, desarrollar... es "hacer realidad una cosa material a partir de la nada", una tarea asignada solo a los dioses. O a los pintores, escultores y artistas. De modo que ya tenemos a un sujeto único, la empresa, dotado para ejercer una función divina: la creación de empleo.


Pero, atentos, porque las derivadas del mito son diversas y amplían su efecto ideológico en sucesivas oleadas, hasta redondear la "educación" de las conciencias ciudadanas adecuándolas a un determinado formato de relaciones de producción y poder.

Las múltiples derivadas sutiles de un mensaje

La primera derivada es muy clara. Cuando se dice que las empresas crean empleo, se sobreentiende que son las empresas privadas las que crean empleo. Hay cosas que no hace falta explicitarlas, ya se saben. La empresa privada, la que pertenece a un empresario que corre riesgos, es "la empresa". Existen instituciones y empresas públicas y bancos públicos, pero es como si no "crearan" empleo. O como si no existieran.

Por eso, en cualquier EPA o estadística de ocupados, el empleo creado por actores públicos queda señalado como sospechoso o, directamente, como inconsistente o falso por la mayoría de los medios de comunicación conservadores. Recordemos que estamos en un mundo en el que actividades centrales, como la enseñanza o la sanidad, son ofrecidas indistintamente por entidades públicas o privadas, de modo, que, siguiendo el sentido común neoliberal que hemos asumido como neutral en nuestra mente, si el médico o el profesor es contratado por un ente público es un empleo sospechoso y si lo hace un ente privado es sinónimo de una creación divina.


Hay más derivadas. Se mantiene el verbo "crear" pero se sustituye el sujeto empresa por el de empresario y el predicado empleo por riqueza, para acabar concluyendo que "los empresarios son los que crean riqueza". Ni las empresas son sus dueños, ni la riqueza, que es sinónimo de valor añadido, equivale a empleo. Pero da lo mismo. De lo que se trata es de ir ampliando el campo de influencia del mensaje a base de simplismos reductores. En este paso son los trabajadores los que quedan excluidos de "la creación de riqueza" una cualidad que pasa a ser exclusiva de los empresarios, es decir, de los dueños de las empresas.

Hay otra tercera derivada implícita. Y es la sustitución de las empresas en su conjunto por las grandes empresas, consideradas el motor de la economía. El salto permite sustituir, de facto, el papel de los empresarios que arriesgan su dinero por los primeros ejecutivos, a los que se les transfiere su carácter de divinidad como sujetos del fenómeno creador, un fenómeno del que, ahora ya explícitamente, se excluye a los trabajadores. Y ahí es donde cabe la afirmación de Juan Roig, presidente de Mercadona cuando afirma que "los empresarios somos junto a los directivos los que generamos riqueza y bienestar", una afirmación que, desgraciadamente, sería aceptada hoy por mucha gente.

Obviamente, son afirmaciones con consecuencias. La primera es que si la creación de riqueza es algo exclusivo de la alta dirección su sueldo e incentivos pasan a ser intocables. La segunda, es que, en esa empresa verticalizada, obsesionada por la vigilancia y el control sobre la plantilla, el factor trabajo pasa a ser algo devaluado, una commodity más, algo indispensable pero indiferenciado, que no aporta valor especial.

El empleo en la realidad-real

Confrontar esas sentencias simples con la compleja realidad-real es desmontar su carácter de falso mito, o de bandera corsaria, que camufla una realidad para sacar provecho de ella.

La conexión de las grandes corporaciones con el desarrollo del empleo es, además hoy, altamente discutible. Mientras a las PYME se las sigue identificando, con razón, con el desarrollo del empleo, el primer papel del CEO en las grandes compañías es aumentar su valor en bolsa, algo siempre compatible con la externalización de empleo a pequeñas empresas y convertirlas en proveedores subsidiarios de servicios baratos, con trabajo precarizado.

Aún más, la realidad del último desarrollo capitalista dibuja a un sistema económico caracterizado por la acumulación por desposesión, en la que las grandes corporaciones han inaugurado un sistema que aprovecha su posición de privilegio institucional para extraer plusvalías no solo de sus trabajadores sino de cualquier ciudadano cliente, institución o PYME con la que se relacionen a los que someten a mecanismos de apropiación de utilidades y/o de socialización del riesgo.

Por todo ello, "crear empleo" no está, desgraciadamente, al alcance de los empresarios, no es el momento de hacer jaculatorias ni procesiones ante la CEOE. El empleo es la consecuencia del nivel de actividad de una economía, resultado de procesos complejos y globales en los que las instituciones y las políticas públicas son un factor clave como reguladores de la oferta, impulsores de la demanda y prescriptores determinantes de las lineas que dibujan el largo plazo de la economía. Y la creación de riqueza, es un proceso en el que los trabajadores y la inteligencia colectiva son el componente esencial de los activos intangibles que determinan la especialización productiva de las empresas.

El neoliberalismo surgió pegado a la "economía de la oferta" en oposición al keynesianismo que se había caracterizado por volcar sus esfuerzos en asegurar una demanda agregada estable. Sacralizar a las empresas es la madre de las batallas ideológicas de la religión neoliberal que inauguraba una cadena de simplificaciones que sirvieron para construir y alimentar la jerarquía adecuada de los espacios de poder y, de paso, marcar a fuego la importancia de la disciplina social a través de ajustes en el gasto público.

Democratizar la economía, facilitar la participación de los trabajadores en el gobierno empresarial requiere desmontar la batería de mitos que hemos asumido como parte de una nueva capa del sentido común de época. Cada vez que escuchemos "creación de empleo" pongámonos en guardia. Y, seguidamente, empecemos sin demora a rehacer el camino.

 

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No la paz, sino la libertad: lo que Haití enseña a Palestina https://blogs.publico.es/dominiopublico/58396/no-la-paz-sino-la-libertad-lo-que-haiti-ensena-a-palestina/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/58396/no-la-paz-sino-la-libertad-lo-que-haiti-ensena-a-palestina/#respond Fri, 29 Dec 2023 05:11:03 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=58396 Continuar leyendo "No la paz, sino la libertad: lo que Haití enseña a Palestina"]]> Ataque y toma de Crête-à-Pierrot. Ilustración original de Auguste Raffet, grabado por Ernst Hébert. (1839)
Ataque y toma de Crête-à-Pierrot. Ilustración original de Auguste Raffet, grabado por Ernst Hébert. (1839)

Pocos libros empiezan mejor que Viento común: corrientes afroamericanas en la era de la Revolución haitiana, de Julius S. Scott; una obra espléndida convertida en clásico, que se fija en los procesos de circulación intercontinental de noticias que condujeron al estallido de esa revolución que conocemos menos de lo que debiéramos, por motivos que no cuesta comprender. Es incómoda la memoria de la insurrección de Haití porque nos habla de la cara B, del reverso miserable, de las ufanas revoluciones europeas que son cimiento de legitimidad de nuestros regímenes liberales. La gesta de los jacobinos negros fue una hazaña de la ingenuidad, porque la ingenuidad puede ser revolucionaria; del tomarse al pie de la letra los textos rimbombantes de la Revolución francesa, con sus proclamas de libertad, igualdad y fraternidad de todos los hombres, y disponerse a aplicarlos en las colonias, colgando a sus amos. Y generó horror en insurrectos metropolitanos que corrieron a decir "no es esto, no es esto". 

Pocos libros empiezan mejor, decíamos, que Viento común, cuya introducción es una breve historia, una sencilla estampa, que condensa por sí sola toda la esencia de aquella revolución. Ocurrió en el verano de 1792 en el puerto de La Rochelle, del que había de partir hacia Santo Domingo una cohorte de voluntarios, enviados a sofocar, en nombre de la revolucionaria Asamblea Nacional francesa, la gran rebelión de esclavos que había estallado en la isla. El general La Salle, que partiría con ellos, se encargó primeramente de inspeccionar a las tropas, fijándose con atención especial en las consignas que habían grabado en banderas y boinas, después de una escrupulosa deliberación democrática. Se trataba en general de animaciones al ardor guerrero y mensajes de orden. La bandera de uno de los batallones decía por ejemplo "Virtud en la acción" y "Permanezco vigilante por mi país". La Salle fue aprobándolas todas hasta que se fijó en una que le pareció inadecuada, elegida por el batallón Loira. Decía: "Vivir libre o morir". 

El general no podía imponer sin más sus opiniones a una tropa en la que ardía el ideal democrático; debía persuadirlas. Lo que hizo fue explicarles los peligros que entrañaban aquellas palabras, y concretamente el adjetivo "libre", en una isla "donde toda propiedad tiene como base la esclavización de los negros, quienes, de adoptar también esa consigna, se sentirían impelidos a masacrar a sus amos y al ejército que por mar lleva la paz y la ley a la colonia". Era muy encomiable, lisonjeó La Salle, su firme compromiso con el ideal de la libertad, mas convenía encontrar otra manera de expresarlo, menos incitadora. Aunque a regañadientes, los soldados accedieron, y, tras deliberar, resolvieron coser en la bandera unos retazos de tela que taparan el explosivo lema, reemplazado ahora por otros dos: "La Nación, la Ley, el Rey" y "La Constitución Francesa". Al fin y al cabo la Constitución, debieron de pensar, era un pack del que formaba parte la libertad, que seguía de ese modo presente en el estandarte, aunque relegada de rango. Algunos de los soldados, que llevaban gorras que también decían "vivir libre o morir", prometieron también que eliminarían la consigna. La Salle seguía, sin embargo, preocupado, y cuenta Scott que, "para mayor consternación de las tropas", a la llegada al Caribe decidió imponer un cambio más: no sembrarían a su llegada un árbol de la Libertad, ritual que se había vuelto preceptivo en la revolucionaria metrópoli; era también peligroso. Plantarían un árbol de otra cosa: de la Paz. Y también llevaría la inscripción "la Nación, la Ley, el Rey". 

Lo demás es historia. El látigo que los jacobinos negros blandieron heroicamente contra sus amos blancos acabó expulsándolos y proclamando la independencia del país ahora llamado Haití (al cual Francia, a cambio de su reconocimiento, impuso una deuda draconiana en concepto de indemnización a los esclavistas, cuyo efecto de lastre para la economía del país dura hasta hoy). No habían aceptado el tocomocho de entregar la libertad a cambio de lograr la paz. Sabían lo que leemos en 2023 en una pancarta de una manifestación propalestina en Nueva York, que circuló hace unas semanas por las redes sociales: "Peace is the whiteman’s word; liberation is ours". 


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Si yo fuera Letizia https://blogs.publico.es/dominiopublico/58372/si-yo-fuera-letizia/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/58372/si-yo-fuera-letizia/#respond Thu, 28 Dec 2023 05:59:57 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=58372 Continuar leyendo "Si yo fuera Letizia"]]> Cuando te saltas las normas no escritas de una institución obsoleta y machista; cuando te conviertes en reina y esas mismas normas no escritas te obligan a ser la mujer del rey 24 horas sobre 24, a callar, a obedecer, a estar perfecta por fuera y sonreír o a parir un heredero -bueno, si son dos hijas, al menos, no está el problema constitucional de la impresentable sucesión misógina- ... pasa lo que pasa; y está pasando.

Toda la carcunda monárquica, de (ultra)derecha y juancarlista se ha echado encima de Letizia porque el rey no ha querido (no puede, que no es lo mismo) abortar la operación amnistía, la operación Pamplona, la operación Bildu, la operación Puigdemont, la operación ETA, la operación comunista, la operación romperEspaña, la operación Lucifer, ... y otros nombres similares que se le están dando al resultado de la formación democrática de un Gobierno de coalición entre PSOE y Sumar con apoyos parlamentarios nacionalistas canarios y vascos (Coalición Canaria y PNV) e independentistas catalanes (Junts y ERC) y vascos (Bildu); de izquierdas (ERC y Bildu), pero también de derechas (Junts, PNV y CC). En total, ya saben, 179 votos para la investidura de Pedro Sánchez como presidente y 178 para la amnistía (todos los citados menos CC)

Ustedes dirán: "Ya está la (ultra)derecha inventándose conspiranoias o negacionismos varios", en este caso, un pacto entre Pedro Sánchez y la reina Letizia (una plebeya, divorciada, hija de una sindicalista, nieta de un taxista ...) para acabar con la España que esos ultraconservadores quieren y que, a la vista está en el Congreso pero también en la calle, no es la real: una España de elites, de privilegiados (sobre todo, ellos), monárquica porque sí, clasista impenitente, católica, homogénea con el dominio del castellano y el centralismo madrileño por encima de todo. Y no es que lo digan ustedes, ni yo: es que lo dicen ellos estos días, sus terminales mediáticas, sus redes groseras, sus cómplices anacrónicos, los que quieren ser como ellos: sus sicarios.

A la carcunda no le gusta que el rey no haya dado un golpe sobre la mesa más allá de su discurso de Nochebuena -que es a lo máximo a lo que puede aspirar- para acabar con Pedro Sánchez y sus pactos de investidura y gobierno. Y como esa panda calcada del Medievo es cobarde hasta el tuétano y misógina hasta los calzones, la toman con Letizia gracias a la ayuda de un sujeto, un esperpento patriotero que escribe tuits más cursis que Jesús Aguirre embozado con el ducado de Alba, que intercala a Letizia y a Pedro Sánchez en sus hilos de X con menos sutileza que Javier Ortega Smith en el pleno del Ayuntamiento madrileño. ¿De verdad el único argumento que tiene la (ultra)derecha casposa para presionar al rey y que se levante contra el Gobierno -algo imposible- es meterse en la cama de Felipe y Letizia? ¿Se dan cuenta de la excentricidad y del disparate de esta institución, donde lo personal y lo profesional se mezclan hasta la ridiculez más delirante en pleno siglo 21?


A la carcunda, monárquicos, juancarlistas, aprovechados varios, ... y a los que quieren ser como todos los anteriores, les gustaba la reina Sofía, con su silencio, su sonrisa congelada, su mal castellano, su pasito por detrás de Juan Carlos, su sangre azul, su sufrimiento, sus cuernos de ankole y su humillación agazapada; "su profesionalidad", repetían hasta el sonrojo los carcas, muy satisfechos. A Letizia, aun en su discreción forzosa, le sale el mangoneo por los ojos, la chulería del poder por los brazos y eso no lo soportan los machistas; he de decir que con razón, porque es lo que se les ha dado siempre.

Las feministas lo somos para reivindicar la igualdad de derechos y oportunidades de todas las mujeres con respecto a los hombres, de todas; y por eso, si la monarquía nos resulta indefendible en cualquier contexto, en España es la representación más viva de lo que pasa cuando una institución utiliza a las mujeres como florero y como felpudo, llegado el caso. Resulta imposible apoyar a una institución que tiene el concepto de las mujeres que estamos viendo; resulta imposible siendo demócrata, pero no digamos, siendo feminista. "Ella se lo buscó", dicen en algunos foros, y con razón, pero no estamos aquí para juzgar a una mujer sino para recordar que sus derechos son los mismos que los de un hombre siempre, incluso para ser malas, interesadas, trepas, meapilas y hasta reinas. Y estamos aquí para ratificar en último término el sinsentido de una institución como la monárquica y el machismo patológico de quienes dicen defenderla y la atacan por ello.

Si yo fuera Letizia, que es imposible y por eso escribo lo que escribo con la libertad de la que ella carece, daría una patada al tablero de la forma que fuera; e intuyo que ella, que como periodista sabe que, no siendo demasiado ahora mismo, es el mejor activo que tiene la Casa Real, algo está tramando. Ojalá un referéndum para el reinado (o no) de Leonor (pero qué escribo ...)


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https://blogs.publico.es/dominiopublico/58372/si-yo-fuera-letizia/feed/ 0 Ana Pardo de Vera,felipe VI,Letizia,Pedro Sanchez
El ex de mi vida https://blogs.publico.es/dominiopublico/58390/el-ex-de-mi-vida/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/58390/el-ex-de-mi-vida/#respond Thu, 28 Dec 2023 05:33:27 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=58390 Continuar leyendo "El ex de mi vida"]]> Pixabay.
Pixabay.

Se acerca el final del año y con él la posibilidad de utilizar el comodín de la llamada, ¿Quién no ha deshojado alguna vez una margarita a finales de diciembre? "¿Le deseo Feliz Año o mejor no lo hago?", se preguntan algunos mientras entran y salen de Whatsapp. Utilizar estas fechas como excusa para volver a escribir a alguien a quien querríamos hablar fuera Nochevieja o el día de San Patricio es algo tan típico de la Navidad como los turrones. 2023 se acaba y no serán pocos los que pasen algunas de sus últimas horas en la galería de imágenes de su móvil, escudriñando qué ha significado para ellos este año. Los que en estos 365 días hayan sido visitados por el fantasma de la rupturas presentes, quizás harán este recorrido por los recuerdos con un pinchazo en el pecho. Puede que algunos de ellos se encuentren en una discoteca en la madrugada del 31 y usen una de las protocolarias salidas a fumar para regatear una última noche juntos. Al otro lado de esa conversación, con la colilla cada vez más consumida, unos sucumbirán a la petición y otros refunfuñarán reprochando que no es justo empezar el año con estas conversaciones.

Nos preguntaba Cher en Believe (una de las grandes canciones para gritar en una ruptura), si creíamos en la vida después del amor: "Do you believe in life after love?" cantaba vehemente. Yo quiero romper una lanza a favor de las rupturas plácidas, porque el fin de una pareja no tiene por qué ser siempre un suceso traumático, y no somos peores personas o amantes más insensibles por no desgarrarnos cuando nuestra relación de pareja termina. Quiero crear unas cuantas palabras para arroparnos cuando lloremos (porque se sigue llorando) cuando en una ruptura no haya ni buenos ni malos, tampoco giros de guion sangrientos e inesperados. Hay quiénes para trazar una despedida toman el amor y la lucidez como coordenadas. Porque sí creo en la vida después del amor y, sobre todo, en el amor después del amor.

El primer desafío de una ruptura no dinamitada por un navajazo imprevisto es, sencillamente, que se produzca. En la interminable lista de mis enemigos en la que se encuentran caseros, chivatos y policías, está la gente que no deja. Esa gente que se desentiende de la relación pero que no la termina. Personas (generalmente hombres, todo hay que decirlo) que acostumbradas a delegar aspectos de su vida a una suerte de inercia vital externalizan hasta su propia ruptura amorosa. Actúan diferente. Se involucran menos. Pero no hacen nada al respecto. Cuando en una ruptura se reparten los sufrimientos al dejado le toca el llanto y al que deja el cuestionamiento, ¿y qué le hacemos? A todos nos da miedo mirar al techo a las tres de la mañana preguntándonos si hicimos bien en dejar a alguien. Pero son las reglas del juego. En el amor seamos honestos: nuestra pareja no tiene que hacer arqueología de nosotros mismos.

Nadie cree tanto en el lenguaje como una pareja que debate sobre si una ruptura es o no la mejor opción para ellos. Se encomiendan al poder conciliador de La Conversación, esa Diosa que en otras ocasiones se mostró insuficiente, y deciden apostar porque en esta charla La Palabra sí sabrá retener todos los matices.

Algo huele raro cuando en estos concilios sobre si seguir o dejarlo uno de los interlocutores no plantea nada problemático, ni una sola enmienda. Parece que últimamente no nos estábamos entendiendo; pero cuando la ruptura asoma la patita, todo es acuerdo. Tan importante es saber dejar una relación, como reconocer qué pactos no pueden asumirse con tal de seguir en ella. Si no quieres esa relación abierta, no la tengas. Si no quieres vivir en esa cuidad, no vivas. Si no tienes esa libido, no la fuerces. Si no te gustan los detalles, no los prometas. Hay veces que solo es viable continuar si uno juega a negar sus expectativas y el otro a esconder sus necesidades. No es deseable estar dispuesto a cualquier escenario, cueste lo que cueste, menos al de una ruptura. Porque no, el amor todo no lo puede.

Criados en una cultura del amor romántico y del sacrificio a cada cual más asfixiante, nos resulta imposible asimilar que alguien no haga cualquier cosa con tal de mantener una relación de pareja. No contemplamos si quiera algo tan frecuente como La Incompatibilidad de proyectos y deseos. Tantas veces me he chocado con la pared de preguntar si me estaban dejando porque ya no me querían. Cuando una relación acaba no terminan con ella los mitos del amor romántico, tampoco dejamos de pensar el amor como esa fuerza abrasadora e incondicional capaz de cualquier cosa. Por amor uno debería dejarlo todo y si no lo hace es porque en realidad no ama tanto ¿no? Cuidado, porque ese es el discurso de fondo cuando decimos que por amor una soporta todo y sabemos que esa idea es falsa y peligrosa. Que dos personas se gusten no es el único motivo por el que están juntas. Aceptar sólo la explicación de la falta de amor para una ruptura es causa segura de mayor sufrimiento. A la tristeza por el fin de un proyecto de vida se suma el dolor por la pérdida de autoestima: ¿acaso es que somos peores que cuando nos conocieron? ¿si nos esforzamos por ser mejores nos volverán a amar? ¿ya no somos suficientes? Cuando una entra en esa espiral, no hay respuesta posible que cierre el bucle.

En esta atmósfera romántica de salvar el barco a toda costa donde la mayoría de rupturas son juzgadas como un capricho, a no ser que haya habido una traición, el fin de una relación es visto como un Fracaso. Comunicar una ruptura hace sentir una vergüenza similar a la de confesar que se ha suspendido un examen importante. En una sociedad que organiza las relaciones en forma de escalera ascendiente, donde se suben peldaños de éxito conforme se pasa de conocidos a amigos y de amigos a novios, el fin de la relación de pareja parece una caída en picado, y cualquier otra forma de vínculo entre esas personas es presentado como una derrota, como un quiero-y-no-puedo indeseado. Este planteamiento se me hace tan pegajoso como insoportable. Lo mejor que le puede suceder a quiénes un día fueron pareja no es siempre que vuelvan a serlo: la vida y el amor son mucho más ricos que esto.

Dos personas hacen una pareja; pero no son sólo una pareja. La risa, la lealtad, la química, la ternura, el compromiso, no es algo que brote el día exacto en el que deciden llamarse novios y tampoco es algo que tenga que morir cuando dejen de serlo. Si nunca se es únicamente novios, ¿por qué cuando una relación termina se debe ser solamente expareja?

No son pocas las veces que comprendemos una ruptura como una especie de tiempo libre, donde uno puede desentenderse y lavarse las manos. Tampoco faltan las ocasiones en las que "expareja" pasa a ser sinónimo de "desconocido". ¿Es esto más coherente? ¿Acaso más deseable? Respecto de los grupos de amigos en común, se establece la ley del más fuerte, el más rápido o cualquier mecanismo que no lleve una gestión conjunta y cuidada. No se tiene tampoco atención por qué se sube a redes, qué se comenta con el otro o qué se hace cuando se coincide en algún sitio. Frente a las llamadas que solicitan explicaciones aparece el silencio, como si la resolución de los desencuentros fuera una obligación que sólo venía con el cargo (con el de pareja, claro). Uno ya no se pregunta cómo irán los sueños con los que dejó a aquel con el compartió almohada y asume que superar una ruptura pasa por olvidar todo lo que remita a quien un día besó en su cama. Desde luego, nada de esto me parece un escenario más apetecible. Lo maravilloso de las rupturas plácidas, aquellas en las que no-pasa-nada por lo que haya que dejarlo, es que el tiempo que una no tiene que emplear en recuperarse de un revés, puede dedicarlo a imaginarse nuevas formas de intimidad conjuntas.

Las buenas exparejas contienen todo el misterio y el magnetismo de los buenos amantes. Siguen la ley no escrita por la que solo uno mismo puede meterse con su hermano y se sienten las únicas con derecho para criticar a quién fue su compañero, saltando feroces cuando otro les ataca. Puede que ya no se besen; pero su número de teléfono sigue siendo uno de los primeros que marcan cuando les sucede una buena noticia, también una mala. Se saben biógrafos de tramos de la vida del otro y luchan para seguir siéndolo desde nuevos ángulos. A veces están alejadas; pero toman el tiempo como una herramienta para que la próxima vez les duela menos el encuentro. Se acuerdan de los miedos del otro y pueden pedir su comida favorita en un restaurante. Pasado el tiempo, son capaces de observar a sus nuevos amores y saben identificar qué pudo ser lo que les hizo fijarse en ellos. No se aman como antes, pero se conocen igual que siempre. Terminan por ser el ex que el otro siempre previó que fuera. Incapaces de creer que ya no puedan quedarles cosas por hacer juntos, deciden comenzar por inventar una relación de expareja.

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Escribir después de Gaza https://blogs.publico.es/dominiopublico/58357/escribir-despues-de-gaza/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/58357/escribir-despues-de-gaza/#respond Wed, 27 Dec 2023 19:43:09 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=58357 Continuar leyendo "Escribir después de Gaza"]]> Los residentes de los campos de refugiados de Al Nusairat y Al Bureij comienzan a evacuar tras una advertencia israelí sobre el aumento de las operaciones militares en los campos de la franja de Gaza, 26 de diciembre de 2023. EFE/EPA/MOHAMMED SABLE
Los residentes de los campos de refugiados de Al Nusairat y Al Bureij comienzan a evacuar tras una advertencia israelí sobre el aumento de las operaciones militares en los campos de la franja de Gaza, 26 de diciembre de 2023. EFE/EPA/MOHAMMED SABLE

En un breve ensayo fechado en 1949, Theodor Adorno llega a la conclusión de que escribir un poema después de Auschwitz constituye un acto de barbarie. Los juicios de Núremberg eran aún un evento reciente y las imágenes de los campos de exterminio permanecían tan frescas en la memoria que era imposible evadir la mirada sin hacer examen de conciencia. No hay cultura que se sostenga al margen de la historia. De poco sirve el arte ensimismado cuando sabemos que la realidad ha sobrepasado todos los límites de lo concebible, y hasta las frases de preocupación o de denuncia corren el riesgo de convertirse en discursos vacíos.

Las palabras de Adorno resonaron en el tiempo, no tanto como un lamento sobre la ineptitud de la creación sino más bien como una fórmula solemne que resumía la gravedad del Holocausto. A partir del Tercer Reich, la historia de Europa se bifurca y echa a rodar por un camino que nadie nunca jamás debería volver a recorrer. Las crónicas de la Segunda Guerra Mundial, sin embargo, nos enseñan que las tecnologías de la muerte sobrepasan los estrechos límites de Treblinka, Majdanek o Sobibor. Tal vez la historiografía oficial haya sido benévola con los Estados Unidos, pero no hay mirada posible sobre el alcance del terror sin mencionar las masacres de Hiroshima y Nagasaki.

Tras regresar de su exilio estadounidense, el filósofo Günther Anders visitó las ruinas de Auschwitz y experimentó un escalofrío de pavor y de vergüenza al contemplar las montañas de maletas, los amasijos de gafas, los sombreros, los zapatos, el último residuo de tantas otras vidas que pudieron haber sido también la suya. En algún giro de sus cavilaciones, Anders incubó la convicción de que Auschwitz era algo más que un episodio del pasado, y todo lo que allí sucedió podría repetirse cada día, de modo que "también nosotros seguimos tal vez estando expuestos a la tentación de cooperar en la producción de lo monstruoso, o al peligro de participar en su padecimiento".

Anders intuyó con una claridad profética que la industria de la devastación seguiría su curso en el nombre de la paz y del progreso. La escalada nuclear y el derroche de armamento no solo no se detuvieron tras la capitulación nazi sino que pujaron hacia nuevas cimas de desarrollo. De hecho, Anders pudo reafirmar sus peores intuiciones después de haber viajado a Japón para conocer los estragos del Enola Gay y escuchar a los supervivientes. El despliegue atómico estadounidense es paralelo a los experimentos alemanes con uranio, así que Anders ve en Auschwitz una operación melliza de los bombardeos sobre Hiroshima y Nagasaki.


Cabe preguntarse una vez más si es posible escribir después de Auschwitz e Hiroshima, aunque en realidad la pregunta admite ya nuevos topónimos. Después de Vietnam. Después de Iraq. Después de los Balcanes. Abundan las dudas formuladas a posteriori sobre masacres lejanas cuyos números definitivos conocemos y cuyos culpables engrosan con deshonor o gloria los libros de texto de todas las escuelas. No imaginábamos, quizá, que el avance tecnológico permitiría retransmitir con tanta inmediatez un exterminio. Ya no existe el privilegio de diferir las reflexiones. Internet escupe vídeos de muerte a discreción y el genocidio a escala industrial es cosa de un aquí y de un ahora.

No hay forma de saber si escribir un poema después de Gaza constituye un acto de barbarie porque Gaza se desangra día tras día en un presente infinito. Sabemos, eso sí, que cada vez es más incómodo escribir sobre cualquier otro asunto sin que suene banal e intrascedente, palabrería hueca de un lujo vulgar y casi ofensivo. Los idiomas no bastan para explicar las estadísticas y las imágenes fluyen a tanta velocidad que no tenemos tiempo siquiera para honrar con propiedad a cada una de las víctimas. Por si fuera poco, ha cundido un sentimiento general de impotencia, como si cubrir las calles o invocar la diplomacia fueran recursos desesperados, las últimas brazadas de un ahogado.

Mientras tanto, nuestros teléfonos arden con un barullo de novedades informativas. Una excavadora abre una fosa en Rafah y transporta paladas de cadáveres envueltos en plástico. Sobre la hierba de un estadio gazatí caminan prisioneros semidesnudos con un aire de desamparo que evoca la degollina del Estadio Nacional de Chile. El ministro de Defensa de Israel proclama que ha extendido sus armas hacia Irán, Yemen, Siria, Líbano e Irak, y prolonga sus amenazas sobre todos aquellos que se atrevan a poner en cuestión su doctrina de campo quemado. Hay cónclaves internacionales que emiten declaraciones estériles y salpicadas de sangre. El contador sigue contando.


Ahora es tentador hacer apelaciones al futuro, creer que la historia juzgará con vehemencia a los criminales y a los cómplices de los criminales. Podemos aguardar la sentencia de las nuevas generaciones y mostrarles con todas sus mayúsculas los nombres imperiales de aquellos que han blindado Israel en beneficio de la codicia geopolítica. Sabemos de sobra que solo la esperanza nos sostiene, solo la protesta nos consuela en esta larga narración que no comienza ningún 7 de octubre sino que hunde sus fundamentos en más de siete décadas de limpieza étnica, desplazamientos forzados, detenciones arbitrarias, cárceles inmundas, impunidad y colonialismo.

El poeta Refaat Alareer no podrá escribir después de Gaza porque murió el pasado 6 de diciembre aplastado por las mismas bombas de Israel que mataron a otros seis miembros de su familia. Alareer no podrá escribir después de Gaza pero publicó en Gaza y desde Gaza unos versos que ahora suenan más a demanda que a epitafio. "Si tengo que morir, tú tienes que vivir para contar mi historia". Anders tenía razón: ni Auschwitz ni Hiroshima ni Gaza son meros episodios del pasado sino jalones de una aniquilación permanente, un espanto sin fin donde unos matan, otros mueren y otros viven con el deber civil de seguir contándolo.

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Un año prometedor para la ultraderecha https://blogs.publico.es/dominiopublico/58341/un-ano-prometedor-para-la-ultraderecha/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/58341/un-ano-prometedor-para-la-ultraderecha/#respond Wed, 27 Dec 2023 05:21:09 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=58341 Continuar leyendo "Un año prometedor para la ultraderecha"]]> Manifestantes de extrema derecha en Bruselas. REUTERS
Manifestantes de extrema derecha en Bruselas. REUTERS

La extrema derecha vive hoy un momento dulce a lo largo de todo el planeta. Su auge electoral en Países Bajos, Suecia, Finlandia, Hungría o Eslovaquia, así como la conquista de los gobiernos de Italia o Argentina auguran un progresivo avance en su proceso de normalización y gestión. Así lo confirman también las encuestas en otros países como Alemania, Francia o Austria, donde los ultraderechistas se sitúan en los primeros puestos.

Ya no existen los cordones sanitarios. Las ideas que antes defendían los neonazis y fascistas, que provocaban rechazo y había cierto consenso democrático para evitar su normalidad, son hoy defendidas por tipos encorbatados que hablan de libertad y ofrecen soluciones fáciles e inútiles a problemas complejos y estructurales, perpetuando las desigualdades pero mermando la capacidad de respuesta y de enfoque de la clase trabajadora ante su progresiva pauperización. Estas ideas van poco a poco penetrando en el sentido común de una parte de la población, que no encuentra respuestas en los partidos tradicionales. Se normalizan los marcos securitarios, donde los problemas derivados de las políticas del capitalismo se pretenden solucionar con más policía y más control social, con la exclusión de determinados colectivos y la merma de derechos, y la inclusión de más poder para el Estado en materia represiva. Así lo ha dejado claro Milei, eliminando una gran parte de las medidas sociales, de los servicios públicos e incrementando el aparato represivo.

Pero no hace falta irse a Argentina para verle las orejas al lobo. Que Marlaska y el anterior gobierno hayan promovido la infiltración policial en movimientos sociales, o que estén deteniendo bajo acusaciones de banda criminal a grupos ecologistas, nos recuerda a la misma jaula. Socialdemócratas, liberales y conservadores no solo se han visto impregnados de algunas de estas ideas y han adoptado sus marcos, aceptado que van a tener que lidiar con fuerzas reaccionarias, sino que ya implementan muchas de estas medidas. Eso sí, con otras palabras y con una sonrisa. La manera en la que ya afrontan esta nueva situación es diferente en cada escenario, pero el proceso de contaminación del debate público y el arrastre del eje hacia la derecha es evidente. Y parece imparable viendo cómo se pretende seguir jugando con las mismas cartas de aquellos que dicen combatir, condicionados además por unos medios de comunicación cada vez más sumidos en los sucesos, que ponen el foco en las consecuencias de un sistema fallido para eclipsar sus causas. Un menú informativo que genera una constante ansiedad en la población y para lo que siempre aparece el cowboy de turno a poner orden.

El año nuevo que está por llegar nos depara nuevos escenarios para testear hasta donde alcanzará este avance ultraderechista. Las elecciones europeas de junio van a ser un termómetro de la situación en un continente inmerso en una guerra contra Rusia y en un apoyo explícito al genocidio que está cometiendo Israel en Palestina, con los consecuentes costes económicos y políticos de ambos conflictos. También en los EEUU, donde el posible retorno de Donald Trump y el desgaste del manto progresista que se le suponía a Biden auguran una vuelta al mandato republicano, un espacio político cada vez más radicalizado en una sociedad cada vez más huérfana de opciones progresistas.

Según una encuesta de Europe Elects, cerca del 23% de los votos en las próximas elecciones europeas irían para la extrema derecha, hoy dividida en dos grupos en el Parlamento Europeo: Identidad y Democracia (ID), con Le Pen a la cabeza, y que cuenta hoy con 60 representantes, y Conservadores y Reformistas Europeos (ECR), donde se ubica Meloni, los neonazis suecos, Vox o los ultraderechistas finlandeses, entre otros. Además de los ultraderechistas húngaros de Fidesz, que abandonaron el grupo popular y se sitúan en el grupo de no inscritos. A todos ellos se le augura una importante subida obteniendo todavía más financiación y más peso en las decisiones comunitarias. Si entre todos ellos lograran alcanzar un 30%, tendrían una minoría capaz de bloquear todas las leyes importantes que se propongan en la Eurocamara, obligando al resto de grupos a pactar con ellos.

Su normalización ha significado también un alejamiento de las posiciones antieuropeístas, aunque algunos sigan llamándoles 'euroescépticos', tras ver la utilidad que las instituciones comunitarias pueden tener en su beneficio. Y es que haber impregnado al resto de actores políticos con sus discursos y sus ideas, y con un grupo popular cada vez más identitario, les permite ver hoy más útil la Unión Europea que cuando eran marginales y todavía se disfrazaban de antisistema.

Para el proyecto capitalista, la ultraderecha siempre será útil. No solo apuntala el sistema que permite a las elites conservar sus privilegios, sino que disciplina a la disidencia y convence a una parte de la clase trabajadora de que los culpables de su precariedad son otros trabajadores, ya sean migrantes o los pobres habituales, caraduras que viven de paguitas. El maridaje entre la derecha, la socialdemocracia y la ultraderecha es ya un hecho, cuando las políticas migratorias se acuerdan entre todos y se reivindican como un éxito por todas las partes, o cuando las medidas económicas son acordadas siempre por estos mismos sin deserciones.

En España, aunque el gobierno de coalición progresista y la bajada de votos de Vox, que pasa de 52 a 33 escaños, es una de las pocas excepciones en Europa, la ofensiva reaccionaria es igual a la del resto de países. Instalados ya en varios gobiernos autonómicos y municipales, los ultras van a escalar en su radicalización, tratando de impregnar todavía más las políticas con sus temas y sus remedios, ayudados, además, por los medios de comunicación y por la colonización y los algoritmos de las redes sociales. Y por extensión, por todas esas políticas represivas contra la disidencia y pusilánimes contra la derecha que ya hemos visto estos últimos cuatro años.

Y es que la desafección política que impregna a una gran parte de la izquierda, que votó el 23 de julio más por miedo que por convicción, es un caldo de cultivo ideal para que las derechas más extremas acaben por completar su ciclo de crecimiento y lleguen a tomar el mando del país. No bastará con retórica y gestos para pararlos, sino que harán falta políticas valientes y efectivas que eviten que las derechas saquen provecho de la precariedad, del miedo y de las miserias.

Pero sería engañarnos si creemos que el progresismo está dispuesto a cambiar el sistema que ha permitido el auge y la normalización de la ultraderecha. Hay que asumir que tan solo aspira a hacerlo más amable y menos indigesto, si eso es posible, y a retrasar lo que el capitalismo tiene preparado de postre. La solución no es fácil, pero señalarlo y denunciarlo al menos es honesto. Sobre todo, para evitar luego desencantos y desencuentros.

Por eso siempre hay que mirar mucho más allá de la política institucional y ver que la política se hace también en el barrio, en el colegio y en el trabajo. En la familia, en el cuidado de los amigos y en nuestra relación con nuestro entorno. Ante la ansiedad que genera la hostilidad del mundo que nos muestran cada día en los medios, hay que reivindicar lo cotidiano y la capacidad que tenemos todos de incidir en él con nuestros pequeños gestos, sin exculpar de responsabilidades a los gestores de la casa común. Es quizás en estas pequeñas plazas donde se libran las más grandes batallas, y al final nos queda cuidarnos y rodearnos de buenas personas para hacer entre todas un mundo mejor, a pesar de lo que siga cociéndose en las cocinas de Palacio. Feliz año nuevo.

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Felipe VI, en la "Nación" de sus maravillas https://blogs.publico.es/dominiopublico/58321/felipe-vi-en-la-nacion-de-sus-maravillas/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/58321/felipe-vi-en-la-nacion-de-sus-maravillas/#respond Sun, 24 Dec 2023 20:11:34 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=58321 alt --> El discurso más complicado del rey por Nochebuena se ha convertido en el discurso más reivindicativo del rey desde que asumió el trono, en junio de 2014. Reivindicativo de sí mismo, digo, pues al fin y al cabo, el de esta noche del 24 es el mismo monarca que tuvo a bien irrumpir en las … Continuar leyendo "Felipe VI, en la "Nación" de sus maravillas"]]> Felipe VI, en la "Nación" de sus maravillasEl discurso más complicado del rey por Nochebuena se ha convertido en el discurso más reivindicativo del rey desde que asumió el trono, en junio de 2014. Reivindicativo de sí mismo, digo, pues al fin y al cabo, el de esta noche del 24 es el mismo monarca que tuvo a bien irrumpir en las televisiones de España con un discurso contra el independentismo catalán el 3 de octubre de 2017 que, como mínimo, no gustó en La Moncloa -entonces de Mariano Rajoy- ni se entendió en buena parte del país. (¿El rey haciendo un discurso político? ¿Qué va a ser lo próximo; que haga negocio, se forre con su estatus privilegiado y después se vaya a un Estado offshore sin rendir cuentas ante la Justicia y a guardar bajo kandoras su fortuna?).

Este rey ha tenido que felicitarnos las fiestas seis años después del 3-O con una ley de amnistía en curso que echa por tierra, oficialmente, su diatriba sobre un golpe de Estado desde Catalunya que nunca fue, como concluyó hasta el Tribunal Supremo. Con aquel discurso ante las cámaras, claro, pasó lo que tenía que pasar cuando te metes en un conflicto político que no es de tu competencia: Felipe VI generó las falsas expectativas que ahora le hacen ser un cobarde para la ultraderecha por no intervenir contra la propuesta democrática de ley de amnistía del PSOE y seis fuerzas parlamentarias más (todas, menos PP, Vox, UPN y Coalición Canaria).

Ha sido un año duro, dice el rey, pero no porque esta Nochebuena sea la más cara de la historia para los españoles que quieren (y pueden) celebrarla, algo que a la Familia Real ni le va ni le viene; o porque se hayan incrementado de forma alarmante los casos de violencia machista, qué nos va a decir una institución tan patriarcal como la monarquía; o porque el planeta se vaya al carallo con nuestros hijos/as dentro en una espiral infame de explotación de recursos; o porque la invasión de Rusia a Ucrania amenace con cronificarse ante el agotamiento internacional; o porque mueran cientos, miles de niños en Gaza durante el genocidio en Palestina del Gobierno de Israel, que seguimos en directo, impotentes y furiosas ante la cobardía de los más poderosos. Todo esto es importante para el rey, pero no tanto, y por eso, o no se cita en el discurso real navideño (como Ucrania, Gaza o la emergencia climática) o se pasa de puntillas con un parrafito sobre el "pobrecitos chavales que no tienen vivienda" y condescendencias similares que sonrojan viniendo de quien tiene la vida resuelta para él y su familia porque ella lo vale, nunca mejor dicho si lo pagamos el resto a escote.

Hoy, en estas fechas, lo importante para el rey son la Constitución y la unidad de España, de la cual es garante la Corona y suponemos que, de ahí el rasgado de vestiduras, puesto que le va el trono en ella. La homilía de Felipe VI ha sido, sobre todo, una señal de advertencia: dónde vamos los españoles a estar mejor que en la España de la Constitución de 1978, esa "gracias" a la cual, según Felipe VI, "conseguimos superar la división, que ha sido la causa de muchos errores en nuestra historia". "Errores" es el nuevo título de la antidemocracia y los fascismos del "O gobierno yo o no gobierna ni dios" que pregonaba Franco, por ejemplo, y algunos de sus seguidores de hoy. Esa abstracción de nuestra historia previa a la Constitución, de cuyas acciones sangrientas todos somos culpables por dividirnos, no porque hubiera un criminal golpista que masacró el país durante 40 años; esa generalización laxa y torpe (o malintencionada) de los horrores de una dictadura como "errores de la historia"... me reafirman definitivamente de mi opinión sobre el lado en el que está el rey, por más que intenten hacer que modernizan y democratizan (qué risa...) la institución.


Felipe VI es hijo de su padre, que fue el sucesor de Franco y acompañó y vigiló todo el proceso de muerte del dictador, sucesión y transición al postfranquismo, Constitución incluida con él dentro, sin funciones políticas, con una impunidad sonrojante y como símbolo de una unidad de "Nación", como dice el rey, que solo puede ser la que él dice: democracia, sí, pero con unos límites constitucionales. Incontestables, rígidos, bajo la bendición de la (ultra)derecha, incuestionables e inmutables ... Qué casualidad que el rey nos cante las bondades irreformables de la Constitución, las suyas, justo cuando esta va a ser cambiada para suprimir el término "disminuidos" en referencia a las personas con discapacidad. Ya lo dijo esta semana Feijóo, el político favorito de Felipe VI: ojito, Pedro Sánchez, con colarnos otras reformas. Pero dicen que el rey no se mete en política; como su padre, el otro rey: ni en política ni en finanzas. Felices y republicanas fiestas a todas/os.

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Poesía y genocidio https://blogs.publico.es/dominiopublico/58297/poesia-y-genocidio/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/58297/poesia-y-genocidio/#respond Sat, 23 Dec 2023 05:23:42 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=58297 Continuar leyendo "Poesía y genocidio"]]> Cientos de personas se manifiestan en Zaragoza con el lema "Detened el genocidio del pueblo palestino". EFE/JAVIER BELVER
Cientos de personas se manifiestan en Zaragoza con el lema "Detened el genocidio del pueblo palestino". EFE/JAVIER BELVER

El viernes pasado participé en la presentación de Palestina estrangulada, un poemario del esperantista Jorge Camacho que reedita la editorial Cantarabia y cuya primera edición tuve el honor de prologar en 2018. La presentación de un libro suele ser una fiesta; la presentación de un libro sobre Palestina, mientras las bombas siguen cayendo sobre Gaza, es solo un humildísimo acto de luto y resistencia. Y una ocasión quizás para reflexionar sobre la poesía y sus misterios.

Son días malos para la lírica. ¿O todo lo contrario? Las grandes emociones, las grandes bellezas, las grandes tragedias nos desbordan de tal manera que intentamos atraparlas a fuerza de acumulación; creemos que nos faltan palabras y añadimos una detrás de otra, sin medida y sin satisfacción: palabras y palabras que, sin embargo, dejan atrás la experiencia nombrada tanto más deprisa cuanto más las multiplicamos. No hay vocabulario suficiente para los abismos. Por eso es mejor siempre pronunciar pocas y bien ceñidas. Eso es lo que hace la poesía, que no es, como se podría creer, una proeza de la abundancia lingüística sino un ejercicio disciplinado de inhibición fecundadora.

Una imagen vale más que mil palabras, sí, pero no que -pongamos- treinta y cinco: dos o tres palabras elementales albergan siempre en su seno más imágenes que cualquier pantalla de ordenador o de televisión. La impotencia y la propaganda, lo sabemos, son parlanchinas. La poesía, en cambio, es atinada y contenida: contiene en sus verbos contados la dimensión exacta del mundo. "De lo que no se puede hablar es mejor callarse", decía el filósofo Wittgenstein. De lo que no se puede hablar aún podemos hacer poesía, la única sustancia más expresiva que el silencio. Los que en estos días terribles hemos vuelto a leer a Mahmoud Darwish, el poeta nacional palestino, los que hemos leído el poema estremecedor de Refaat Alareer, asesinado por los israelíes, lo sabemos muy bien: "si debo morir/ debes vivir/ para contar mi historia". Esa historia nos atañe a todos.

Es la segunda vez que leo Palestina estrangulada. Las dos veces, mientras leía sus páginas, Palestina estaba siendo estrangulada. Ningún libro debería ser actual por ese motivo y aún menos anticipar un futuro de repetición ampliada, porque toda repetición del mal es precipicio y degradación. Jorge Camacho nos cuenta en pocas palabras la historia entera de un dolor de 75 años que aún no ha acabado, que se reproduce encarnizado al tiempo que escribo estas líneas, que se intensifica implacable bajo cada uno de los escombros que Israel desmigaja desde el cielo de Gaza. Un dolor todavía presente que, en cualquier caso, no es el resultado de un desastre natural, como un tsunami o un terremoto, sino que recoge y narra, para quien quiere oírla, una historia: esa historia: la historia de la Ocupación de Palestina. ¿De qué historia se trata? De la historia paradójica, terrible, incriminatoria, de la prolongación en Oriente Próximo de dos de nuestros crímenes favoritos: el antisemitismo cristiano y el colonialismo europeo. Israel, en efecto, clavó su Estado en el costado de la región después de que Europa matase o expulsase a buena parte de esos judíos que habían contribuido decisivamente a la construcción de los mejores valores del continente; lo hizo además mientras la ONU, empujada por las luchas de los pueblos, promovía la descolonización del mundo.


Israel es una transferencia y una anomalía. Tras siglos de persecuciones y pogromos, los judíos fueron finalmente integrados en Europa (incluidas las competiciones deportivas y Eurovisión) a condición de que aceptaran su expulsión de Europa y de que, como europeos subrogados o adoptivos, se convirtieran en perseguidores de otros pueblos: ese doble proyecto (de expulsión y colonización) es lo que se llama "sionismo". A los judíos sionistas se les concedió el título de europeos honoríficos a condición, es decir, de que convirtieran en "judíos" a los habitantes de Palestina, pues "judío" identifica, así lo creo, el dolor universal de la eterna víctima excluida, perseguida, despreciada, expulsada, maltratada, herida, asesinada. Israel no constituye solo un proyecto de criminal colonialismo contra el pueblo palestino; es también una traición esencial, radical, a la historia de los judíos, de sus valores culturales y de su sufrimiento secular. Como ha dicho muchas veces el escritor libanés Elias Khoury, hoy los palestinos son los "judíos" de los israelíes; como ha dicho el escritor judío e israelí Shlomo Sand, ningún Estado que haga lo que está haciendo Israel puede sobrevivir ni ética ni políticamente a su degradación moral. Como escribí en una ocasión hace muchos años: qué importa que no sean nazis si son unos asesinos.

Uno de los poemas de Jorge Camacho nos recuerda lo siguiente:

Terrorismo

es hacer estallar

en un autobús de Tel-Aviv

una bomba

pero destruir con misiles edificios enteros en Gaza,

a eso la gente culta ha de llamarlo

operación quirúrgica

en defensa propia.

Estos días hemos oído hablar mucho del "terrorismo" de Hamás y del "derecho a defenderse" de Israel. Estas nociones fraudulentas irrigan, a veces de buena fe, la mayor parte de las noticias y los discursos. No voy a defender a Hamás por la misma razón por la que no puedo defender a la brigada Azov en Ucrania: soy laico, demócrata y de izquierdas. Pero, por la misma razón, en ninguno de los dos casos puede hablarse tampoco de "terrorismo", con independencia de la sangre vertida y el dolor infligido; no es esa la palabra adecuada cuando se está defendiendo el propio territorio de la ocupación y la colonización.

Cuidado. Esto no quiere decir que, hagan lo que hagan los palestinos, todo les esté permitido como víctimas de una Ocupación militar. Eso sería asumir la lógica de Israel y apostar por un eterno Talión entre dos fuerzas que se sentirían igualmente legitimadas a cualquier desmán sangriento contra el derecho internacional y la ética elemental: empujadas a un potlach de violencia en el que, por lo demás, la fuerza más débil siempre sufriría los peores daños. No es eso. El 7 de octubre los milicianos de Hamás cometieron sin duda crímenes de guerra; y un crimen de guerra es una cosa tan atroz, desde un punto de vista jurídico y humano, como un atentado terrorista. Pero importa mucho utilizar bien las palabras allí donde son las palabras las que revelan u ocultan ese poder asimétrico y desigual cuya historia nos pide Alareer que no perdamos de vista. Cada vez que describimos a Hamás como una organización terrorista y no como una organización resistente o combatiente estamos sencillamente ocultando la historia de Ocupación en la que se inscriben los crímenes de guerra que cometió Hamás el 7 de octubre. Solo ignorando esta historia de Ocupación colonial podemos calificar de "terroristas" los ataques de Hamas; solo si calificamos de "terroristas" los ataques de Hamás -y de ahí la insistencia trilera de Israel- podemos reconocer a Israel el "derecho a defenderse". No lo tiene. Las fuerzas ocupantes solo tienen obligaciones. Un Estado tiene derecho a protegerse de terroristas nacionales o extranjeros, pero no de las poblaciones cuyos territorios ocupa por la fuerza.

En uno de sus poemas, Jorge Camacho recuerda a esos resistentes que combatieron en Europa la ocupación nazi; únicamente eran considerados "terroristas" por los nazis. Jan Kubis y Jozef Gabcik, los resistentes checos que dispararon, por ejemplo, contra Heydrich, son recordados y homenajeados como héroes. Disparar contra Heydrich nunca es un delito; disparar contra civiles siempre. Según Naciones Unidas, según la legislación internacional, allí donde hay Ocupación el derecho a la defensa solo corresponde a las víctimas de la misma. Puede ocurrir, desde luego, que las víctimas de la Ocupación cometan condenables crímenes de guerra, que deberán ser juzgados como tales. Pero sus acciones, por horrendas que nos parezcan y por mucho que empaticemos con el dolor de sus víctimas, nunca podrán ser calificadas de "terroristas". ¿Cuál es la conclusión? Que si existe la Ocupación de Palestina, como reconocen las NNUU, y solo sus víctimas tienen derecho a defenderse, entonces la única solución para todos los dolores (el dolor que la Ocupación, ahora abiertamente genocida, inflige a sus víctimas y el que sus víctimas infligen a los ocupantes) es el fin de la Ocupación.

Las palabras, como hemos visto, suelen ser engañosas. Las que menos engañan son las de la poesía. Un poemario, es verdad, no va a acabar con la Ocupación de Palestina, pero de usar una u otra palabra depende el curso mismo de la historia, como saben muy bien las que las disputan y manipulan desde el poder. "Genocidio", manoseada hasta la náusea desde la izquierda, era hasta hace poco una palabra anti-poética; hoy comienza a ser una palabra exacta; Ocupación siempre ha sido estrictamente poética.

En el prólogo de 2018 al poemario de Camacho, recordaba yo la imagen de un soldado israelí que, armado hasta los dientes, robaba la bicicleta a una niña de Al-Jalil, que huía despavorida. Las imágenes más banales son siempre las más duras. Casi me parece más difícil quitarle la bici a una niña que quitarle la vida. Las dos cosas, por lo demás, son inseparables. Cuando se es capaz de matar a ocho mil niños, se es capaz incluso de robar a una niña su bicicleta, esa metonimia feliz de todas las infancias. La guerra de Israel no es hoy una guerra contra Hamás; tampoco una guerra contra Gaza; es una guerra contra los niños, los cuales tienen peso, pelo, dientes, color, ganas de vivir, pero no nacionalidad. "El que vence a un niño no es un vencedor", escribía yo entonces, "es alguien que ha derrotado su propia humanidad".

Esto es lo que pienso y lo que vengo diciendo desde hace años. Algunos me han reprochado, con indignación razonada, que haya firmado un manifiesto, publicado el pasado viernes por El País, en el que se hablaba del "terrorismo" de Hamás y del "derecho a la defensa" de Israel. Lo firmé con desgana y no sin exponer mis objeciones en privado a los responsables de la iniciativa. Lo hice, en todo caso, con convicción porque ahora no se trata de acabar con la Ocupación. No estamos en esas. Lo único que quiero es que Israel deje de matar niños. ¿Se conseguirá con una firma? No lo creo. Ahora bien, lo que es seguro es que no se conseguirá desmarcándose de acciones colectivas - por pequeñas y simbólicas que sean- para defender nuestro prestigio izquierdista radical. En ese manifiesto mucha gente inesperada ha aceptado, junto al fraude del "terrorismo" y el "derecho a la defensa", el enorme y exacto concepto de "genocidio". En términos de presión y de conciencia, a la más humilde de las escalas, eso me parece mucho más importante que mi propia coherencia. No pierdo la esperanza, por lo demás, de que algún lector extraviado pase de ese manifiesto a este artículo y, después de aceptar el término "genocidio", acabe contando bien, como Jorge Camacho, la historia que Refaat Alareer, antes de morir, nos pidió que contáramos. En prosa, en verso y en imágenes.

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Muerte por 'licorca': Feijóo y Yolanda Díaz se la juegan en su Galicia https://blogs.publico.es/dominiopublico/58281/muerte-por-licorca-feijoo-y-yolanda-diaz-se-la-juegan-en-su-galicia/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/58281/muerte-por-licorca-feijoo-y-yolanda-diaz-se-la-juegan-en-su-galicia/#respond Sat, 23 Dec 2023 05:08:39 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=58281 La vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo en funciones, Yolanda Díaz y el presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, conversan durante la gala de entrega de los premios Parlamentarios 2023, en el Hotel Westin Palace, el pasado 20 de diciembre. / A. Pérez Meca (Europa Press)
La vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo en funciones, Yolanda Díaz y el presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, conversan durante la gala de entrega de los premios Parlamentarios 2023, en el Hotel Westin Palace, el 20 de diciembre. /
A. Pérez Meca (Europa Press)

El adelanto electoral anunciado este jueves por el presidente de la Xunta de Galicia Alfonso Rueda inyecta adrenalina a la ya de por sí frenética actualidad política española. El 18 de febrero se reabre un ciclo electoral que tan solo ha tenido un breve paréntesis otoñal. Galicia arrancará una ruta de varias etapas. No mucho más tarde Euskadi también abrirá las urnas y, luego, todo el Estado se volcará en unas elecciones europeas que serán trascendentales para la desdichada política internacional. Por último, la posibilidad de otro adelanto en Catalunya sería la guinda del pastel. Hay quien ve elecciones al Parlament en el horizonte de noviembre de 2024.

Ya se oyen los cantos de taberna, ya se sienten los pandereteiros cerca. Galicia elige su futuro y, en su tierra natal, se la juegan Alberto Núñez Feijóo y Yolanda Díaz. Y es que ambos tienen mucho que perder y no tanto que ganar en un carnaval que será atípico este año. Y es que, al igual que la mitología gallega es rica, diversa y auténtica, la política del país del noroeste tiene sus propias y genuinas peculiaridades.

Mucho cuidado que ya espera la Coca en la ría de Vigo para raptar a las muchachas más jóvenes; llega el momento del Apalpador de O'Cebreiro, que traerá esta Navidad castañas a los más pequeños; desde la Torre de Breogán todavía se divisa Irlanda; las abuelas de A Coruña ponen sal en los alféizares de las ventanas para ahuyentar al Gatipedro... Los asesores políticos de los partidos necesitarán de la sabiduría ancestral de las meigas para lograr unos buenos resultados en estas elecciones gallegas celebradas en pleno carnaval. Haberlas, haylas. A principios del próximo año, los personajes mitológicos se pondrán en modo campaña electoral.

Harán falta algunos tragos de licorca para entrar en calor durante esta invernal contienda. Feijóo y Díaz tienen mucho que perder y no tanto que ganar, decíamos, al contrario que BNG y PSdG, que tienen muchísimo que ganar, pero no tanto que perder. Las filas nacionalistas de Ana Pontón y la candidatura socialista liderada por José Ramón Gómez Besteiro sueñan con una carambola que les permita sacar a Rueda del Palacio de Monte Pío, donde residen los presidentes de la Xunta en Santiago de Compostela.

La mayoría absoluta del PP en Galicia es casi una tradición. Por ello, de repetirse no sería ninguna sorpresa. El sobresalto vendría si sucediera lo contrario. Para ello, se tendrían que dar algunos factores: que Rueda desinfle al PP; que otras opciones de derechas, como la candidatura de Jácome o Vox le arañen votos a Rueda; que el BNG de Pontón mantenga el ritmo que le llevó en 2020 a ser la primera fuerza de la oposición; que el PSdG tome algo de impulso con una implicación directa de Pedro Sánchez y del Gobierno en campaña; que la izquierda alternativa (Sumar, Podemos, EU...) deje sus cuitas personales a un lado y conformen una candidatura competitiva para obtener representación y que no se pierdan votos en el intento...

Si todo esto se diera, y además las meigas se implicaran algo en la campaña, la mayoría absoluta del PP podría correr algún peligro. Así, Feijóo se la juega en su Galicia natal y no será difícil verle estas semanas apretando el morro en una botella de licorca para soportar tanta esmorga, tanto jaleo.

Tras el fracaso del 23J, cuando la inmensa mayoría de las encuestas le pronosticaban ser el próximo presidente del Gobierno y él ya se veía habitando el Palacio de la Moncloa, mantener el gobierno conservador gallego es una prioridad. Y no solo conservar la Xunta, sino reeditar la mayoría absoluta. Sería un fracaso para Feijóo depender de los ultras de Vox también en Galicia, donde hasta ahora son invisibles.

De este modo, la supervivencia de Feijóo como presidente nacional del PP depende, en buena medida, de que Rueda se valga por sí mismo para gobernar. Mucho que perder y no tanto que ganar, pues la victoria del PP es que todo se quede como está tras las gallegas. Para ello, la televisión pública autonómica seguro que se emplea a fondo.

Delicada es también la situación para Díaz, que el equipo de la vicepresidenta no descarte aprovisionarse de litros de licorca para las próximas semanas. Con el proyecto de Sumar todavía en construcción y la herida abierta por Podemos aún sangrante, llegan estos comicios gallegos. El objetivo de esta formación es lograr una candidatura lo más amplia posible, que reúna al máximo número de actores de la izquierda alternativa. De momento, pintan bastos.

El resultado que anhelan los de Díaz tiene que ver con lograr "dos o tres representantes" en el Pazo de Hórreo y que ser llave para lograr una mayoría progresista. A tenor de los últimos resultados en 2020 y de las divisiones del espacio, parece una difícil tarea. Sumar lo fía casi todo en Galicia al tirón de Yolanda Díaz. La vicepresidenta no quiere ir a una asamblea fundacional de Sumar siendo extraparlamentaria en su tierra natal.

Se esperan atracones de licorca en las sedes de los partidos. Semanas en las que Galicia se situará en el centro del debate político.

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"No cabe en la Constitución", otra vez https://blogs.publico.es/dominiopublico/58267/no-cabe-en-la-constitucion-otra-vez/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/58267/no-cabe-en-la-constitucion-otra-vez/#respond Fri, 22 Dec 2023 05:59:23 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=58267 Continuar leyendo ""No cabe en la Constitución", otra vez"]]> "El hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra". Si es presidente del Gobierno, pueden ser varias veces. Pedro Sánchez se ha reunido este jueves con el presidente de la Generalitat de Catalunya, Pere Aragonès, en Barcelona, lo cual ilustra muy bien la importancia que el jefe del Ejecutivo da a las relaciones con los independentistas catalanes ... por la cuenta que le trae al PSOE. Hay unos presupuestos generales que cuadrar en el Congreso, otros en Catalunya que encajar y PSOE y ERC se necesitan por algo más que por hacer virtud: se necesitan para seguir gobernando.

La reunión fue como estaba previsto, pues lo más noticiable era el encuentro en sí, aunque se anunció un acuerdo para el traspaso de la gestión del Ingreso Mínimo Vital (IMV) a Catalunya y otro para ir superando el concepto inmersión lingüística, denostada por la (ultra)derecha, y alejarse definitivamente del marco engañoso del "bilingüismo" referido al castellano y al resto de lenguas españolas. A él se apela cuando nunca es tal en el mensaje político, sino el intento de imponer el castellano por encima del resto de las lenguas oficiales y dejarlas en riesgo: si no se hablan y se hacen hablar, las lenguas desaparecen; y no lo digo yo, sino la Historia misma. Sánchez y Aragonès se comprometieron a garantizar el "plurilingüismo" por ley cuando los ciudadanos/as se dirijan a la Administración, para que puedan hacerlo en la lengua oficial que les dé la gana.

Nadie esperaba una revolución respecto a los acuerdos entre Sánchez y Aragonès, y si alguien mantenía alguna esperanza sobre que se avanzara el tema del referéndum, ya le adelantó el propio presidente del Gobierno que eso, nada: se mira (se habla) y no se toca, vino a advertir. Lo hizo en una entrevista en Rac1, previa a su encuentro con el president catalán, y lo hizo, además, de forma inexplicablemente torpe si se tienen en cuenta los antecedentes del PSOE: no al pacto con Podemos, no a la amnistía, no a facilitar gobiernos de EH Bildu ... Y ahora, con ustedes, el referéndum que "no cabe en la Constitución ni resuelve el problema político".

Visto lo visto, parece que a Sánchez le gustara rectificar y mostrarse ante la opinión pública como un político en perpetua evolución hacia la virtud, ésta que lo es o no en función de los intereses electorales. Y eso, sí, se puede hacer una vez apelando a la cordialidad entre territorios y dentro de éstos; otra vez apelando a la alternativa fascista; ... El problema llega cuando las expectativas que se defraudan son las de los propios y propias una y otra vez, otra y una vez, y comienza el desgaste, porque siempre hay un tope. Convendría, por tanto, que las líneas rojas, cuando no hablamos de las consensuadas universalmente -al menos, en teoría-, no pasen del respeto a los derechos humanos y las libertades más elementales si se trata de partidos que se dicen progresistas o de izquierdas.


Que el referéndum sea constitucional o no -hay debate jurídico al respecto, aunque sea minoritario el sector que lo considera dentro del marco de la norma primera- no es un tema que deba resolverse ahora, ni mucho menos. Que los independentistas se dirijan a su platea con sus mensajes sobre la exigencia de consulta no significa nada por la más elemental de las razones -que esa platea también conoce-: no hay respaldo en Catalunya en este momento para negociar la posible convocatoria de un referéndum o como se llame (aunque la amnistía se acabó llamando "amnistía") Hay elecciones en un año en Catalunya y la mayoría de las fuerzas políticas del pacto de investidura (PSC, Sumar, ERC y Junts) competirán en las urnas en un escenario muy complicado. El partido que lidera Salvador Illa parte como favorito, pero no tanto: un año es mucho tiempo, además, y eso lo comprobamos a diario.

¿Qué pasaría si dentro de un año (improbable) o de cinco o nueve (más probable si llega a gobernar el PP con lo que quede de Vox, si queda algo) el independentismo coge fuerza y alcanza una mayoría democrática más que justificada para reclamar una consulta? El independentismo catalán no está muerto, a lo sumo, dormido y agotado por la última década política. ¿Vamos a volver a los errores del pasado, a llevar a los políticos a los tribunales? Hace mucho que oigo a dirigentes de todo pelaje, a izquierda y derecha, independentistas y no, decir que tarde o temprano habrá referéndum y será la salida más oxigenante en décadas para la política catalana, siempre tensionada con mayor o menor rigidez. Decir que no cabe en la Constitución, con razón o sin ella, es, como mínimo, sorprendente, teniendo en cuenta de dónde viene el PSOE y dónde está. La democracia tiene un camino, siempre el mismo, y es el respeto a las urnas, a los votos, a la soberanía popular. Si hay una mayoría legitimada en Catalunya, Galicia, Murcia o La Rioja que pide votar su futuro, habrá que hablarlo y dar salida a las lícitas y legales reivindicaciones populares; no someter a los territorios y sus ciudadanos/as a tensiones de las que a corto, medio y largo plazo haya que arrepentirse, un trágala complicado para dirigentes y bases que no siempre sale bien. Son ganas de complicarse la vida (más).

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https://blogs.publico.es/dominiopublico/58267/no-cabe-en-la-constitucion-otra-vez/feed/ 0 Pedro Sanchez,pere aragones
Telefónica, antes saudita que española https://blogs.publico.es/dominiopublico/58252/telefonica-antes-saudita-que-espanola/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/58252/telefonica-antes-saudita-que-espanola/#respond Thu, 21 Dec 2023 05:59:00 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=58252 Continuar leyendo "Telefónica, antes saudita que española"]]> Es poco, muy poco, lo que se ha recuperado en comparación con lo que se perdió en los 90, pero podría ser un buen comienzo de una nueva estrategia, ahora que Pedro Sánchez ha decidido ser más de izquierdas que nadie, un socialdemócrata radical "sin complejos" (expresión de Óscar Puente, que ha venido a Madrid a abrir camino con su celebrada incorrección política, que lo es, aunque no todos se lo reconozcan en público). Y aunque una cosa es que Sánchez sea tan rotundo y otra que lo parezca; o que al lado de la ultraderechización del PP, tengamos la sensación de que estamos a tope de rojerío en el Ejecutivo ... lo cierto es que hay una estrategia nítida en la compra del 10% de Telefónica por parte de la SEPI, o sea, el Gobierno, neutralizando el impacto de los siniestros saudíes. E irá a más ante amenazas que, no por conocidas -y no todas-, pueden ser eliminadas.

La privatización de Telefónica no la dejó al margen de inversiones públicas, al revés, y es lógico que si se busca la máxima excelencia para el ámbito de la seguridad y la defensa españolas, en la que tanto pinta la compañía, se siga su situación con lupa. Lo que no tiene sentido y roza lo grotesco es el rasgado de vestiduras por parte de los neoliberales que acusan de chavista o comunista al Ejecutivo por esa entrada en el accionariado de Telefónica. Me pregunto, de hecho, si para estos puristas de la propiedad privada, es mejor que una empresa estratégica española sea controlada por la dictadura saudita en lugar de por el Gobierno de su país. Somos una democracia con defectos, cierto, pero al lado de la tiranía de Riad, España es puro nirvana.

Al (ultra)PP le cuesta encontrar la coherencia en su discurso desde que compite consigo mismo en su máxima plenitud, o sea, con Vox y con mucho ruido que en otros tiempos el PP callaba mejor aunque mandara más. Encima, el de ultraderecha es un partido antidemocrático con contradicciones internas clamorosas: profundamente neoliberal en lo económico (lo que hoy se dice trumpista) y muy conservador -fascista, de hecho- en lo social, todo ello que marida de forma estrafalaria con una vena nacionalcatolicista delirante en pleno siglo XXI. No son los únicos en Europa ni en el mundo, y ése es el drama.

En esta mar encrespada, el (ultra)PP de Feijóo ha patinado en su argumentario sobre Telefónica. Lógico, no obstante, teniendo en cuenta que fue Miguel Ángel Rodríguez, el hoy MAR todopoderoso de Ayuso, quien anunció la entrega completa de Telefónica al capital privado en 1997 por cuatro duros de entonces. Lo hizo como portavoz del Gobierno Aznar, así que no sería correcto ahora enmendarle la plana desde el PP a quien todavía sobrevuela al partido diciéndole lo que tiene que hacer. Así que ese mismo PP que criticó con dureza la entrada del capital saudí en Telefónica por la dejadez que achacaban al Gobierno Sánchez ha creído coherente criticar también el exceso de celo del presidente al neutralizar vía SEPI la amenaza saudí, que lo es y grande.


En el colmo de la exaltación antipopulista, con su crítica al movimiento del Ejecutivo en Telefónica, el PP ha llamado chavistas a países tan de Simón Bolívar como Alemania, Italia o Francia, que mantienen una fiscalización mucho más férrea que la de España -que es nimia- sobre sus empresas estratégicas, y hasta alguna que era nuestra, como Endesa, hoy bajo el control de Enel, a su vez, bien sujeta por el Estado italiano. Porque al parecer, para el PP, el patriotismo no es una cuestión de interés de país, sino de otros países que pagan, o sea, como dijo Fernán Gómez que dijo Gila, aunque no consta prueba alguna: "El patriotismo es un invento de las clases poderosas para que las clases inferiores defiendan los derechos de los poderosos". Y así vamos.

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Fe de errores https://blogs.publico.es/dominiopublico/58248/fe-de-errores/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/58248/fe-de-errores/#respond Thu, 21 Dec 2023 05:31:57 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=58248 Fe de errores
La muerte de Sócrates, por Jacques-Louis David (1787).

El tipo se llamaba Aristófanes. No era el único comediógrafo de la Grecia antigua pero sus palabras han llegado a nuestros días mientras que las obras de sus contemporáneos se perdieron en el ajetreo de los siglos. Para ejercer con propiedad el oficio de la risa, el buen dramaturgo iba por las calles de Atenas al encuentro de personajes propensos a la sátira y el chiste, pues no había nada que divirtiera más al público que el desahogo mordaz contra los vicios sociales. Aristófanes, armado de nostalgias conservadoras, no dejó títere con cabeza y aprovechó los anfiteatros para saldar cuentas personales con sus adversarios.

En aquel tiempo, un anciano preguntón llamado Sócrates pululaba por las plazas dispuesto a enzarzarse en pelea filosófica con cualquiera que tuviera el valor de soportar sus controversias. Los jóvenes disfrutaban con las batallas de gallos y los no tan jóvenes se llevaban las manos a la cabeza porque las enseñanzas de Sócrates tenían algo de irreverencia o de herejía. Tampoco a Aristófanes le gustaban los bichos raros, de modo que escribió una comedia titulada Las nubes con el propósito de ridiculizar las nuevas técnicas retóricas. En una moraleja cruel, el protagonista de la obra termina pegando fuego a la escuela de Sócrates.

Sócrates tenía tantos y tan furiosos enemigos, que no tardó en verse frente al tribunal de los Quinientos con la improbable acusación de haber corrompido a la juventud y haber deshonrado a los dioses. Sus acusadores tal vez no tuvieran otro propósito que expulsarlo al exilio, quitárselo de encima para que dejara de sublevar a la chavalada con sus majaderías. Sócrates, sin embargo, forzó una condena a muerte solo por el gusto de dejar una última lección moral a sus alumnos. Su alegato es terminante: el proceso penal es el resultado de un clima hostil creado en su contra con imputaciones falsas de las que no ha podido defenderse. Se refiere, entre otros, a Aristófanes.

La semana pasada, cuando se conoció el archivo del caso Neurona contra Podemos, Risto Mejide emitió la noticia desde los platós de Todo es mentira con una retractación tan solemne como dudosa: "Nos hemos equivocado todos". La trampa se esconde debajo de ese todos, que disimula la responsabilidad particular bajo el cómodo manto de la culpa colectiva. Mal de muchos, consuelo de tontos. El problema, claro está, es que no existe ningún todos salvo que uno restrinja su campo de visión a los estrechos dominios de la prensa conservadora. Basta un par de clics para encontrar informaciones que explican desde el primer minuto por qué el caso Neurona apesta a chamusquina.

Mientras la prensa libre ejercía su derecho a dudar de las incriminaciones, Todo es mentira se despachaba a gusto con gracietas de saldo y en un clima de suficiencia y cachondeo que ha quedado para la posteridad en los archivos de la infamia. Una retractación solo es eficaz y sincera cuando sirve para restaurar el honor de los difamados y no para aliviar la conciencia de los difamadores. Hubo un tiempo en que los periódicos corregían sus deslices informativos en una breve sección de fe de errores. En tiempos de fake news, cloacas mediáticas y calumnias subvencionadas, el periodismo oficial suscita cada vez menos fe porque se regodea cada vez más en sus errores.

Algunos jueces andan soliviantados porque el acuerdo entre PSOE y Junts señala el fantasma del lawfare. Hay quien sostiene la disparatada hipótesis de que ciertos sectores de la judicatura abusan de la autoridad de sus togas con una inclinación partidista. Algunas mentes sucias desconfían porque el exportavoz del PP en el Senado, Ignacio Cosidó, prometió a sus conmilitones controlar la Sala Segunda del Supremo "desde detrás". Otros fruncen el ceño cuando conocen los pormenores de la cacería de Vicente Ríos y Vox contra Mónica Oltra. Y otros recuerdan a Carmen Lamela asumiendo una falsa denuncia de terrorismo contra los jóvenes de Altsasu.

El otro día, en las páginas de Público, David Fernàndez añadía una nota providencial a la idea del lawfare. A veces, dice el exdiputado de la CUP, no es que la Guardia Civil actúe al servicio de determinados jueces sino que determinados jueces actúan al servicio de la Guardia Civil. Un buen ejemplo de este exceso fue el cierre por las bravas del diario Egunkaria. Fernàndez sabe de qué habla porque su teléfono fue intervenido con los mismos artificios y bajo una delirante sospecha de terrorismo. Pero el lawfare dispone además de un apéndice mediático que allana el camino del abuso creando un ambiente de titulares justificativos contra cualquier forma de disidencia.

Según el profesor Orde Kittrie, el lawfare es la ley entendida como arma de guerra. Y según una vieja máxima de Carl von Clausewitz, la guerra es la continuación de la política por otros medios. Por una simple regla de tres, es fácil concluir que buena parte de nuestro hábitat mediático se ha convertido en una gigantesca fábrica de propaganda bélica y ya no importa tanto el rigor o la verdad como el afán por encauzar a los gobiernos a costa de arruinar reputaciones. Y en el fragor del combate, algunos salen a la carga con un rudimentario ciclostil que a duras penas aguanta el tipo frente al vendaval arrollador de los dueños de todas las imprentas.

Para que Sócrates compareciera ante el tribunal de los Quinientos, hubo que urdir difamaciones, cebar los mentideros con el alpiste de los rumores insensatos, generar una atmósfera de inculpaciones sin fundamento, a veces bajo el pretexto de la humorada y el carcajeo. Cuando Sócrates se quitó de en medio bebiendo un buen chupito de cicuta, cuando la ciudad de Atenas se libró para siempre de aquel sabio con vocación de mosca cojonera, los miembros del jurado tuvieron tiempo para admitir su tropelía. Hubiera bastado una brevísima fe de errores, un lacónico y fugaz pliego de descargo. Qué se le va a hacer, al fin y al cabo nos hemos equivocado todos.

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España es cómplice de un genocidio   https://blogs.publico.es/dominiopublico/58236/espana-es-complice-de-un-genocidio/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/58236/espana-es-complice-de-un-genocidio/#respond Wed, 20 Dec 2023 05:30:00 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=58236 España es cómplice de un genocidio  
Protesta en Barcelona contra el genocidio palestino. /Matthias Oesterle

Quizás pensaron que el goteo sistemático de atrocidades y muertes en Palestina acabaría por insensibilizar al indignado e invisibilizar el crimen por reiteración y aburrimiento. Cada día relatando lo mismo, cada día en un escenario distinto de ese pequeño tablero que es Palestina. Hoy en Jenin, ayer en Hebrón y todos los días en Gaza, en barrios con nombres que a los pocos segundos ya no recuerdas, y con cifras que confundes por acumulación de datos. ¿Han sido cien muertos esta vez en solo un bombardeo, o eso pasó ayer?   

Las guerras también se libran en el plano emocional, no solo contra quienes resisten bajo las bombas sino contra quienes alzan su voz desde la distancia, impotentes, como nos sentimos cuando nos resistimos a que la indolencia se instale también en nosotros ante tanta barbarie. Pero esta vez les está costando mucho erosionar ese frente, desgastar a quienes siguen protestando, pues carecer de toda humanidad o administrarla según convenga pudo hacerles creer que nos acabaríamos acostumbrando al genocidio y terminaríamos callando. Pero no somos como ellos ni queremos serlo, y por eso hoy insistimos una vez más en hablar de Palestina. 

Resulta que el comercio internacional se ha visto amenazado por un grupo de personas que ha tomado parte contra este genocidio. Los hutíes yemeníes protestan contra la matanza que está perpetrando Israel en Palestina bloqueando el paso de barcos en el estrecho de Bab al Mandeb, que conecta con el canal de Suez. El secretario de Defensa estadounidense, Lloyd Austin, sin que se le escapara la risa, calificó ayer los ataques hutíes de "imprudentes y peligrosos" y añadió que "violan el derecho internacional". Violar el derecho internacional, dice. Cuesta no continuar este párrafo sin insultar. Respiro. Seguimos.  

Josep Borrell, jefe de la diplomacia europea, se sumó a estas palabras y a esta indignación, y dice que la Unión Europea se está coordinando con sus socios ante estas amenazas contra la paz y la seguridad. El comercio antes que la vida. La paz y la seguridad es para la UE que Israel siga adelante con la limpieza étnica sin ser molestado, más allá de algún tímido reproche cuando la sangre salpica demasiado y nuestros gobernantes piden moderación a la hora de matar. Porque lo que amenaza nuestra paz es el barco bloqueado, el comercio impedido, no el genocidio en marcha con nuestros vítores y nuestras bombas. Las mercancías siempre tuvieron más derechos y menos fronteras que las personas. Las balas valen más que los cuerpos que matan, como dijo Galeano de los nadies, que son y siempre han sido para Occidente quienes no se pliegan ni son útiles para sus intereses.  

Más allá de la ética y la humanidad que algunos nos negamos a perder ante este nuevo episodio genocida, no podemos obviar las consecuencias que tendrá en un futuro en el tablero global, y por extensión, en nuestras propias vidas. La implicación de otros actores regionales y la pérdida de confianza de los propios israelíes y de sus aliados en su proyecto colonial ante los sucesivos fracasos en lo político, lo militar y lo moral es ya una realidad. Una debacle que tratan de eclipsar bajo una lluvia de plomo y fuego contra Palestina, a pesar de vender semejante destrozo como una victoria. Y el desgaste de la retórica y la propaganda occidental ante lo insostenible en un mundo cada vez más multipolar y menos dependiente de quienes hasta hoy se creían dueños.  

España está en el ajo desde el principio, desde que legitima la masacre israelí, su apartheid y su proyecto colonial, hasta hoy sumándose, aunque sea por extensión de la UE y la OTAN, a este movimiento en el Mar Rojo capitaneado una vez más por EEUU.  

Por mucha realpolitik que quieran vendernos sobre compromisos y alianzas internacionales, de nuevo somos parte del genocidio. Algunos consideraron suficientes las palabras de Pedro Sánchez para calmar la conciencia de quienes ven cada día cuerpos de palestinos desmembrados, porque a la derecha le picó y Netanyahu se enfadó. Pero en realidad solo sirvió para escenificar una queja, una miserable queja sin ninguna consecuencia, sin nada más que una cortina de humo mientras tras el telón se seguía comercializando armamento con Israel.  

España es cómplice de un genocidio. Nuestro gobierno así lo está demostrando, y quienes sostienen este gobierno, también lo son. El Gobierno aprobó ventas de armas a Israel por 9,2 millones de euros en 2022. Las mismas armas que hoy despedazan a niños palestinos, que destrozan hospitales y escuelas. Esto eclipsa cualquier declaración que pueda hacer el presidente o sus ministros sobre lo preocupados que están por la cantidad de muertos en Gaza. Da igual el adjetivo que le ponga y las sugerencias que le haga al gobierno israelí. España sigue y seguirá participando de este genocidio, y seremos arrastrados una vez más por nuestros gobernantes a cualquier escenario que nos impongan los EEUU.  

Esta es la realidad, es nuestro servilismo y nuestra complicidad que siempre se disfraza de compromisos y alianzas por un bien superior, por una democracia que se defiende y se refuerza ante la barbarie, dicen. Y es, como siempre, dejarnos arrastrar por los Estados Unidos e Israel para estar todavía más metidos en el conflicto. Díganme qué valores se defienden en esta reiterada y criminal política exterior que se disfraza de derechos humanos para proteger intereses económicos. Sean honestos y digan claro que las vidas y las muertes solo importan cuando las podemos usar en nuestro beneficio.  

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¿La perspectiva de género es adoctrinamiento? https://blogs.publico.es/dominiopublico/58227/la-perspectiva-de-genero-es-adoctrinamiento/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/58227/la-perspectiva-de-genero-es-adoctrinamiento/#respond Wed, 20 Dec 2023 05:05:13 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=58227 ¿La perspectiva de género es adoctrinamiento?

Hace unos días saltó en mi Tik Tok un vídeo donde se veía a un alumnado salir de forma precipitada de un aula universitaria. En los comentarios explicaban lo sucedido: eran estudiantes de Bachillerato en una facultad de Derecho, en una de esas visitas de puertas abiertas a la universidad. Pero, ¿por qué abandonaban el aula? Decían, textualmente, que el profesor estaba "adoctrinando" por usar lenguaje inclusivo y hablar sobre feminismo e "ideología de género". 

Con ese término ya sabemos de dónde viene ese comportamiento. Porque, ojo, no nacieron pensando así. Adultos de su entorno, padres, madres, hermanos, familiares, conocidos, influencers, tiktokers, youtubers, periodistas de tertulias donde todo vale, titulares de feminismo apocalípticos... les han llevado a pensar así. Que no nos extrañen luego las estadísticas donde cada año hay datos que avanzan... pero a peor. Como que uno de cada cuatro varones de entre 15 y 29 años piense que la violencia de género no existe y es un invento ideológico. O que ellas piensen cada vez más de la misma manera. O que la violencia de género entre la juventud se haya disparado en cuatro años, así como la violencia sexual con violaciones grupales entre menores.


Insisto. No nacieron pensando que esa violencia machista es un invento, o que es algo normal en una pareja, o que si es de poca intensidad no es un problema. Es que los adultos les han hecho pensar así. Adultos que les han quitado toda capacidad de defensa, además. Como apunta la Fundación ANAR, el 47,1% de las adolescentes no son conscientes de ser víctimas de violencia de género. Repito, el peligro de ese discurso solo les deja en riesgo máximo incluso de ser asesinadas.

Es alucinante, e irresponsable, cómo medios y partidos de ultraderecha han conseguido que esa juventud, y buena parte de la población adulta, crea eso del "adoctrinamiento". Y no solo en feminismo, sino cuando se habla de cambio climático, o de ciencia... ¿Quién le explica a esa juventud ahora la verdad cuando está convencida de lo contrario? Que no, que hablar de violencia de género no es adoctrinamiento, es hablar de derechos humanos. No es un invento. Es hablar de mujeres reales, asesinadas y maltratadas. Es hablar del derecho a vivir y a no sufrir trato denigrante como persona.

Quienes sostienen lo contrario, como ese alumnado que se fue del aula (supongo que con el beneplácito de su profesorado), no sé si saben una sentencia de junio de 2023. En ella, el Tribunal Supremo, ante un recurso por "adoctrinamiento" de una asociación de padres católicos, apoyó la perspectiva de género para los alumnos de 6 y 11 años y que no se eliminaran conceptos como "género" o "igualdad de género" del Real Decreto sobre el contenido curricular de la educación primaria. Entre otras cosas porque esa terminología coincide con las normas europeas y con nuestro artículo 14 de la Constitución, que habla de "igualdad". 


Veía el vídeo de ese alumnado que, si estaban allí, sería porque les interesa la idea de dedicarse al Derecho. Y me inquietaba pensando a futuro. Si antes de apuntarse en la universidad ya se marchaban... ¿Qué van a hacer el día de mañana? Si logran titularse, ¿qué justicia impartirán? ¿Qué dirán y harán con las mujeres o menores que pidan protección al Estado? ¿Sobre qué derechos velarán si los niegan antes de estudiar? Porque claro, después de todo esto, ¿quién les dice la verdad? Sí, la verdad absoluta. La pena de que les han hecho creer que son libres de pensamiento cuando son, ya, los primeros adoctrinados.

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Y Goebbels encontró su 'lawfare' https://blogs.publico.es/dominiopublico/58207/y-goebbels-encontro-su-viejo-lawfare/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/58207/y-goebbels-encontro-su-viejo-lawfare/#respond Tue, 19 Dec 2023 05:59:11 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=58207 Continuar leyendo "Y Goebbels encontró su 'lawfare'"]]> ¿Hasta dónde puede llegar el PP en su afán de intentar distraernos de su control ilegítimo e inconstitucional del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ)? Hasta el paroxismo, y a las pruebas me remito: un senador llamado José Antonio Monago, expresidente de Extremadura, pero más conocido por sus escapadas a Canarias para ver a su amante con el dinero de todas/os cuando era senador -porque ya lo fue por designación autonómica entre 2008 y 2011 y se lo pasó pipa, según lo que desvelamos en este mismo periódico-, ha decidido, sin más pruebas que ninguna (miente que algo queda), imputar al juez José Ricardo de Prada un lawfare que no tiene sentido ninguno; es más, que roza el ridículo, primero, por lo desproporcionado de la acusación y, segundo, porque con el señalamiento a este magistrado, Monago está llevándose por delante a los jueces del Tribunal Supremo que ratificaron el presunto lawfare de De Prada cuando sentenció la Gürtel y la caja b del PP desde la Audiencia Nacional.

De Prada ha pedido amparo al CGPJ, aunque no es la primera vez y ni puñetero caso, porque este Consejo ilegítimo tiene la piel muy fina para con una ley de amnistía sin aprobar, con las acusaciones del independentismo catalán contra algunos/as jueces ... Pero De Prada, ya se sabe: ese rojo peligroso dictó una sentencia contra el PP y su "auténtico y eficaz sistema de corrupción", como recogía esa sentencia ratificada por el Supremo (más rojos, parece) y, según Monago, fue el detonante del final del Gobierno de Rajoy inmerecidamente. No fueron los votos soberanos de una mayoría parlamentaria que respaldó una exitosa moción de censura, no, fue el juez De Prada por hacer su trabajo en un caso que se estudiará en los manuales de la perfecta corrupción política criminal.

Al PP le da igual que el Supremo le haya dicho por activa y por pasiva ya en 2020 que lo suyo con la caja b es real como la vida misma, que De Prada hizo su trabajo perfectamente y que por eso el alto Tribunal ratificó la sentencia donde la Audiencia Nacional consideraba probado que el partido tenía desde al menos 1989 una estructura "financiera y contable paralela a la oficial" que se nutrió de aportaciones de la trama corrupta. Porque el PP necesita distraer a los suyos de lo importante: su desprecio absoluto a las instituciones si no son ellos los que las ocupan (okupan, en el caso del CGPJ) Si el líder de la oposición al Gobierno se niega a reunirse con el presidente del ídem; si el partido que lidera la oposición al Ejecutivo se rebela durante cinco años (y lo que falta, me temo) contra la renovación del CGPJ que exige la Constitución, ¿qué podemos esperar sobre su argumentario político? Como decíamos en Galicia: "Enciendan el ventilador, que viene Tellado de razones cargado". Y rimaba regular, pero qué sainetes.

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En la puerta del CGPJ hay un charco y no ha llovido https://blogs.publico.es/dominiopublico/58192/en-la-puerta-del-cgpj-hay-un-charco-y-no-ha-llovido/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/58192/en-la-puerta-del-cgpj-hay-un-charco-y-no-ha-llovido/#respond Sat, 16 Dec 2023 08:35:00 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=58192 Imagen de archivo del saludo entre Ricardo Cuesta y el presidente del Supremo en la entrada del primero al Tribunal. / Europa Press
Imagen de archivo del saludo entre Ricardo Cuesta y el presidente del Supremo en la entrada del primero al Tribunal. / Europa Press

En la puerta del Consejo General del Poder Judicial, en la Calle Marqués de la Ensenada, junto a la preciosa plaza Villa de París de Madrid, presidida por el Tribunal Supremo, hay un charco y no ha llovido. "Por favor, rebajen la tensión, déjennos en paz". El presidente del caducado desde hace más de cinco años CGPJ, Vicente Guilarte, no quiere que en el Congreso de los Diputados se abran comisiones de investigación que versen sobre las actuaciones de algunos jueces. El victimismo de la cúpula judicial de las últimas semanas es de traca.

En la puerta del CGPJ hay un charco y no ha llovido, son las lágrimas de algunos jueces. El victimismo es un tipo de mentalidad que, a niveles extremos, puede ser considerado patológico, según se explica en la publicación Psicología y Mente. Tal y como se recoge en el artículo antes citado, el victimismo ha sido definido por Rahav Gabay como "el sentimiento de verse uno mismo como una víctima, generalizándose en muchos tipos de relaciones". La victimización se transforma, así, en un elemento fundamental de su identidad individual. Por tanto, si el victimismo fuera una característica de la personalidad de un grupo de personas, por ejemplo, los altos estamentos de la judicatura, ¿sería un rasgo característico, también, de una identidad colectiva?

La cúpula judicial no soporta que buena parte de la sociedad española cada vez tenga más interiorizado el término lawfare. Ejemplos de guerra judicial que eran evidentes en otros países ya se observan con precisión aquí. El caso extranjero más paradigmático es la Operación Lava Jato, que mantuvo al actual presidente brasileño, Lula da Silva, un total de 580 días en la cárcel y después fue absuelto.

Tan solo esta semana, se han evidenciado dos casos ejemplo de lawfare en el Estado español. Se archivaba el 'caso Neurona', que ha abierto, durante años, periódicos y telediarios con ataques a Podemos a base de acusaciones falsas. Por otro lado, se cerraba la causa abierta contra la exalcaldesa de Barcelona, Ada Colau, por supuestas coacciones a un fondo buitre. En el auto, la magistrada reconoce que la edil sufrió guerra judicial: la causa tenía "fines ajenos a los del procedimiento penal" porque al fondo "no le eran favorables las políticas de vivienda" que Barcelona En Comú impulsaba al frente del Ayuntamiento de la capital catalana.

Distintas investigaciones han profundizado científicamente sobre la victimización. Estos trabajos han sido mayoritariamente desarrollados en Israel. Algunas de ellas han planteado la existencia de cuatro dimensiones dentro del victimismo: búsqueda constante del reconocimiento del victimismo propio; sentido de elitismo moral; falta de empatía ante el daño y sufrimiento ajenos y constante rumiación sobre victimización en el pasado. Vaya...

Es curioso que sea una característica tan estudiada en Israel, y más cuando vemos cómo es el propio Gobierno de este país el que se presenta, en la esfera internacional, como una víctima en cuanto es criticado por el genocidio que está ejecutando contra el pueblo palestino. La cúpula judicial del Estado español, el Gobierno de Israel... y Alberto Núñez Feijóo.

El líder del PP ha diseñado buena parte de su relato y estrategia política para la oposición en llorar porque no está gobernando pese a haber sido la fuerza política más votada. Como si no supiera el expresidente de la Xunta de Galicia que no gobierna quien más papeletas reúne en las urnas, sino quien más apoyos reúne en el Congreso. Pobrecitos algunos jueces, pobrecito el Estado de Israel, pobrecito Feijóo. Muchas puertas con charcos de lágrimas dominan la actualidad informativa.

Llama la atención la estrategia de buena parte de las élites de victimizarse como forma de poner en duda la propia democracia. Primero se victimizan, después hacen creer que el adversario no es digno de gobernar o de ocupar el puesto que democráticamente ha conseguido... Más adelante, las críticas irán contra el propio sistema democrático.

Urge renovar el CGPJ que, atrincherado en sus despachos de la plaza Villa de París, sigue tomando decisiones pese a que desde hace cinco años tiene el mandato caducado. Si el PP sigue bloqueando, como parece que va a hacer, su renovación, el Gobierno tiene la obligación de buscar otra fórmula para lograr que la mayoría del gobierno judicial sea más parecida a la mayoría social y política del país. Y esta nueva forma de renovación ha de seguir la senda de profundizar en democracia, donde todo mandato debe emanar de la ciudadanía. El Poder Legislativo es elegido por el pueblo a través de las elecciones generales. El Ejecutivo, también, a también de representantes del pueblo, las y los diputados electos. El Judicial también ha de ser escogido, al menos en parte, por el Congreso. Si la derecha bloquea, las mayorías tendrán que ser otras.

En la puerta del CGPJ, hay un charco y no ha llovido, quizás son las lágrimas de algunos jueces, porque Feijóo no ha vencido.

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Todo empezó antes https://blogs.publico.es/dominiopublico/58116/todo-empezo-antes/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/58116/todo-empezo-antes/#respond Fri, 15 Dec 2023 05:29:32 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=58116 Todo empezó antes
Una joven sujeta un megáfono durante una manifestación frente al Congreso de los Diputados, a 3 de marzo de 2023. Carlos Luján / Europa Press

Recordaba hace poco Israel Merino que los jóvenes de su generación, en lugar de un 15M, habían vivido una pandemia y un confinamiento y que la protesta multitudinaria de 2011 les quedaba tan lejos -el símil es mío- como la caída de Constantinopla o el motín de Aranjuez. Añadía que los partidos surgidos de las plazas, o los que hablaron en su nombre, son percibidos hoy por sus coetáneos como fuerzas acartonadas y decrépitas, indiscernibles de aquellas contra las que irrumpieron, hace nueve años, en las instituciones. Como diría Perogrullo, todo empezó siempre antes, pero este "antes", se cuente como se cuente, del derecho o del revés, no solo no interpela a los nuevos votantes, sino que, en muchos casos, resulta abiertamente disuasorio. La mayor parte de los jóvenes que se asoman al borde de la última década y miran hacia atrás sienten el mismo rechazo y la misma desidia con la que los que llenaron las plazas hace 12 años contemplaban las glorias de la Transición. La diferencia es que la representación del futuro se ha vuelto aún más sombría, la desmovilización se ha acelerado y la esperanza de un enamoramiento colectivo (esa experiencia central que sacude y compacta a cada generación) ha desaparecido del horizonte de sus vidas. En lugar de una experiencia física compartida de intensidad iniciática, vivieron, sí, una tragedia espantosa que separó sus cuerpos en el espacio y unió sus rabias por vía telemática. Cuando salieron de nuevo a la calle, había menos mundo común, menos ganas de democracia, más sombras en las esquinas. 

El diagnóstico, en cualquier caso, no deja dudas y es desolador: dos guerras, cambio climático, desigualdades crecientes, retrocesos democráticos, pujanza global de la ultraderecha, constituyen desafíos desproporcionados para un tejido social y organizativo en harapos. En España, la audacia, el miedo y la chiripa nos salvaron del destino de Italia, Hungría o Argentina. Todo empezó antes, es verdad. ¿Pero con qué nos encontramos hoy en nuestro país? Lo mejor que puede decirse es que el PSOE se ha apoderado completamente del tablero simbólico. Lo mejor que puede decirse, ay, no es lo más excitante. ¿Qué es el PSOE de Sánchez? Todo. Es "régimen", como lo demuestra, por ejemplo, la propuesta de nombramiento de Miguel Ángel Oliver, ex secretario de Estado, como presidente de la Agencia EFE; es la derecha, como indica su política migratoria; es el centro, como refleja su política de vivienda; es la izquierda, como se expresa, al menos discursivamente, en su nueva beligerancia frente a la derecha y su defensa de los derechos civiles. La inteligencia de Sánchez es en buena parte responsable de la excepción española y del alivio que muchos sentimos el pasado 23J. Pero señala también la fragilidad y los límites de la situación. 

¿Qué queda fuera de este tablero? A la derecha de la derecha del PSOE una derecha radicalizada, ultramontana, que no cree en la democracia y gobierna algunas CCAA y muchos ayuntamientos a través de pactos entre el PP y Vox. A la izquierda de su izquierda dos fuerzas enflaquecidas y enfrentadas: una, Podemos, buscando siempre el momento de hacer estallar entre amigos la bomba que se ha atado al pecho; la otra, Sumar, centrada en el liderazgo debilitado de Yolanda Díaz y a la espera aún de un discurso propio, un proyecto político y una musculatura organizativa. Las bombas de Podemos, hasta la consunción final, serán siempre noticia, pues son muy funcionales a los intereses de la derecha mediática. Sumar, en cambio, solo tiene cinco ministros. 

Este es el contexto: grandes peligros, pequeños alivios. Hace diez años la izquierda soñaba con el sorpasso, un proceso constituyente y una república; hoy, en este mundo menguante y zapado por una derecha en desafuero, hemos pasado, siempre a la defensiva, a gobernar con el PSOE, reivindicar la constitución e incluso defender la Corona o, al menos, a la reina Letizia. Creo, ay, que no nos queda más remedio que hacerlo. Cada momento y cada coyuntura imponen sus propios criterios de radicalidad, cuyo valor se mide por las marcas que deja en la realidad, no en el cerro del aire. Nombrar la revolución, la república y el fin del capitalismo no es hoy radical, como no lo es la propia palabra "radical", si no introduce ningún efecto; si solo sirve para sacarnos del mundo y no para operar en él. Más mundo tienen hoy, por desgracia, las mentiras ultraderechistas que las verdades pugilísticas de Canal Red. 


Ahora bien, ¿tenemos que complacernos y conformarnos en este corsé? Esa sería, me parece, la forma más segura de entregar electoralmente la España difícil (la mayoritaria, poblada de muchos bichos raros y muchos abstencionistas rutinarios) a la radicalidad efectiva del PP y de Vox. Sumar forma parte de un Gobierno momentáneamente lenitivo que debería aspirar a ser algo más que "un mal menor"; un Gobierno que debería ser capaz, como he dicho otras veces, de introducir algunos "bienes pequeños" en nuestras vidas cotidianas. No será fácil: habrá que negociarlos con la dimensión "régimen" del PSOE, con la derecha conservadora del PSOE, con el centro neoliberal del PSOE y con la izquierda reformista del PSOE. ¡Y además con el partido-bomba y con Junts! Al peligro de conseguir muy poco y decepcionar a los votantes, se añadirá el de quedar opacados, sin discurso propio, entre un PSOE que se apropiará los logros del gobierno y un Podemos que, a veces con razón, los denunciará -mientras los aprueba- como entreguistas, pusilánimes, rosicuquis y paniaguados. 

Como recordaba Amador Fernández Savater en un reciente artículo, esta lucha por los "bienes pequeños" desde el Gobierno es inexcusable y decisiva, pero no suficiente. "Se pueden defender los bienes pequeños", añade, "sin identificarse con lo establecido, sin simplificar el relato sobre los orígenes de nuestra democracia, sin perder de vista la necesidad urgente de retomar la iniciativa, es decir, la capacidad de crear mundo". Ese es el verdadero desafío si se quiere disputar el tablero simbólico al PSOE y evitar, al mismo tiempo, el triunfo procrastinado de la extrema derecha. Necesitamos, dice Fernández Savater, "una estrategia anfibia: defender y reinventar". La izquierda -subrayo yo- debería usar sus ministerios para defender la democracia sin olvidarse de que nada de lo que consigan desde la bancada azul tendrá consecuencias sociales y, por lo tanto, electorales si no se logra generar ahí fuera el mundo, organizativo y discursivo, propositivo y vinculante, en el que los jóvenes coetáneos de Israel Merino puedan curarse por fin de la pandemia y encontrar el hueco para su propia experiencia intensa de enamoramiento colectivo. 

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El Tigris y el Éufrates, el Piles y el Pilón https://blogs.publico.es/dominiopublico/58159/el-tigris-y-el-eufrates-el-piles-y-el-pilon/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/58159/el-tigris-y-el-eufrates-el-piles-y-el-pilon/#respond Thu, 14 Dec 2023 20:13:41 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=58159 Continuar leyendo "El Tigris y el Éufrates, el Piles y el Pilón"]]> Varios manifestantes, con banderas de Izquierda Unida. E.P./Alberto Ortega
Varios manifestantes, con banderas de Izquierda Unida. E.P./Alberto Ortega

En 1986 se fundaba Izquierda Unida. Su nacimiento era el resultado de la política de convergencia aprobada por el PCE tres años antes, tras el amargo despeñamiento electoral del ochenta y dos, cuando la obtención de solo cuatro escaños obligó al que había sido el gran partido del antifranquismo, avasallado ahora por la apisonadora de Felipe González, a buscar alguna forma de renovación. Bajo la dirección de Gerardo Iglesias —rápidamente boicoteada por el secretario general saliente, Santiago Carrillo—, se iniciaron negociaciones con otras fuerzas de izquierda, que finalmente fructificaron en aquella primera IU. Era literalmente —hay que reconocerlo así— un «pacto de perdedores»; de una calderilla de partidos pequeños con el algo menos pequeño, pero muy empequeñecido PCE, con el objetivo de optimizar las posibilidades electorales. Pero había alguna épica pese a todo en lo largo y muy distinto de las tradiciones políticas que allá se reunían.

El PCE sumaba por entonces 64 años de heroica existencia, que abarcaban revoluciones, huelgas generales, una guerra convencional y otra de guerrillas, decenas de miles de fusilados y encarcelados, las movilizaciones del antifranquismo. A él se unía ahora el PASOC, evolución del PSOE Histórico de Rodolfo Llopis, formación de la que por tanto podía decirse que el número de sus años eran los 107 transcurridos desde la fundación del Partido Socialista Obrero Español «en una clandestina comida de fraternidad organizada», cuenta hoy la página web de la Fundación Pablo Iglesias, «en una fonda de las numerosas establecidas en la céntrica calle [madrileña] de Tetuán, [...] a la que asistieron veinticinco personas: dieciséis tipógrafos, cuatro médicos, un doctor en ciencias, dos obreros joyeros, un marmolista y un zapatero». Más de un siglo en el que también cabían todas las formas posibles de la épica obrera y democrática, aunque sus siglas las secuestrase ahora el partido no refundado, sino fundado a secas en Suresnes.

El Partido Carlista aportaba a IU una tradición aún más antigua, iniciada en 1833 y de la que este otro PC, fundado en 1971, representaba la vertiente que, durante el franquismo, había protagonizado una fascinante evolución hacia el socialismo autogestionario. El PCPE, un partido de fundación muy reciente, pero cuya escisión prosoviética del PCE eurocomunista no dejaba de tener un calado ideológico y geopolítico notable. La Federación Progresista, poco más que un instrumento al servicio de la vanidad y la ambición de Ramón Tamames, pero algo pese a todo: el acento ecologista, una sensibilidad incipiente en España, de la que allá se congregaban algunas de las mejores cabezas. Y por allí andaban también Izquierda Republicana, otra formación venerable, fundada en 1934, y el Partido Humanista, una gente extravagante que salió de IU en cuanto emergieron informaciones sobre sus conexiones sectarias, pero que encarnaba otra tradición ideológica con personalidad propia, cuyo punto de partida era La arenga de la curación del sufrimiento del filósofo Mario Rodríguez Cobos, Silo, en un paraje andino conocido como Punta de Vacas.

Partidos distintos, distantes, que se habían matado entre ellos —literalmente— en el pasado. Tenía sentido que la coalición que armasen fuera una confederación cautelosa con la autonomía de cada cual, que se exigiese que lo fuera; lo tenía que aquello pudiera acabar —y en gran parte acabó— como el rosario de la aurora. Lo tenía que, más tarde, tampoco saliera bien una fusión, llamada Izquierda Alternativa, entre los restos del MC (maoísta en origen, más tarde un partido atento ante todo a los nuevos movimientos sociales) y la trotskista Liga Comunista Revolucionaria; fusión que entró a su vez en IU bajo diversos nombres. Décadas de zanjas y enfrentamientos no se suturaban así como así y, por otro lado, y como dice un refrán asturiano, no habiendo panchón (pan), todos discutían, y todos tenían razón.

Hoy hablamos, no ya de convergencia, sino de confluencia. Vuelve la atribulada izquierda del país a buscar maneras de armar la casa común de los distintos. Pero los distintos parecen menos distintos de lo distintos que eran entonces. Y la repetición de lo vivido en 1986, en estos últimos años que han alumbrado un Unidas Podemos y luego un Sumar, entre invocaciones a la configuración de un «frente amplio», parece más farsesca que trágica. Lo que se une hoy, cuando varios partidos de izquierda se unen, es no mucho más que una colección de startups imberbes, candidaturas personalistas indistinguibles en casi todo, iznoguds que quisieran ser califa en vez de el califa, que sin embargo sacan pecho por sus insobornables identidades y exigen un delicadísimo encaje de bolillos que las preserve. César Rendueles escribía en mayo del año pasado no recordar «otro momento con tan pocas divergencias programáticas entre la izquierda. Casi todo lo que hace años empujaba a diferencias estratégicas divisivas ha desaparecido o se ha atenuado muchísimo». Se usa en cambio la palabra confluencia como si mancomunaran sus sacras y caudalosas aguas, venidas de remotas cordilleras de ensueño, el Tigris y el Éufrates. Lo que se junta es más bien, ay, el Piles con el Pilón (sendos regatos gijoneses). Y habrá que decir, pues, que si aquello acaba mal y alguna de las piezas acaba separándose, tampoco es ningún drama.

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Esa momia podría ser mi abuelita https://blogs.publico.es/dominiopublico/58170/esa-momia-podria-ser-mi-abuelita/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/58170/esa-momia-podria-ser-mi-abuelita/#respond Thu, 14 Dec 2023 05:21:04 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=58170 Esa momia podría ser mi abuelita
Museo de América / Ministerio de Cultura

Me lo debía y por fin hace unos días pude entrar como infiltrada en el Museo de América y colarme en medio de los tesoros saqueados de los territorios colonizados por España. ¿Y qué creen que me encontré? A la contra de los tibios avances respecto a la exhibición de restos humanos en museos, el de América aún expone una momia y una momia Paracas del Perú, una momia que podría ser mi abuelita.

Pero vamos por partes. Con su particular narrativa de lo ocurrido en los territorios de Abya Yala e inmutable look franquista, el Museo de América parece lejísimos de descolonizarse y de revisar su siniestra relación con un pasado de dominación y expolio.

A la entrada del museo, por ejemplo, se levanta el monumento a la Hispanidad. No sé ni por dónde empezar porque en la misma talla, que remeda un viejo tronco de encino, compiten la fealdad y la infamia a partes iguales. Del tronco brota un hombre a caballo que recoge al vuelo a una mujer en apuros de larga cabellera como la mía. El hombre simboliza a España y la cuasi desnuda y desvalida mujer simboliza a América, a las indias, las conquistadas. El caballero podría ser su salvador si no se pareciera tanto a su raptor. Según el genio que hizo esto, la escena de un hombre blanco brindando ayuda a una indígena representa la unión de nuestras culturas y nosotras, bueno, somos sus hijas espurias.

En unas letras Comic Sans horribles se pueden leer los créditos de la estatua que no tienen desperdicio: "Bajo el mandato del generalísimo Francisco Franco y siendo Príncipe de España Juan Carlos de Borbón se erigió este monumento a la Hispanidad".

Franquista y borbón, facha y monstruoso a la vez, el monumento firmado por el escultor español Agustín Herrán Matorras fue parte de alguna de las conmemoraciones de nuestra bonita historia en común. Esto que podríamos llamar violación y rapto, y que ideológicamente se tradujo como mestizaje, hoy se nombra con bastante más maquillaje como Hispanidad, una de las palabras favoritas de Ayuso y Vox. No quiero hacer spoilers pero no es casual que este monumento al encuentro amoroso entre el viril caballero y la india desvalida de la bienvenida a un museo poseedor de una gran colección de cuadros del racista sistema de castas, una de sus máximas atracciones, que demuestra cómo la obsesión española por la pureza de sangre viene de muy atrás.

El Museo de América posee más de 25.000 obras, piezas arqueológicas, artísticas y etnográficas que cubren desde el Paleolítico del continente hasta su actualidad. La mayor parte son o están relacionados con el Nuevo Mundo, o sea nosotros para la decrépita Europa. Podría ser bonito y todo si no hubieran convertido nuestro mundo en su plantación, lo "nuevo" en su mina de oro. Si no hubiéramos valido un Perú.

Hablamos de un museo cuya interpretación de la cultura y la Historia no puede desligarse de la visión de Estado de este país, en particular del gobierno de la ciudad de Madrid, de su entendimiento del pasado que se actualiza cada 12 de octubre en unas fiestas patrias que celebran el inicio del largo y violento proceso de colonización y que vienen trufadas de nostalgias imperiales.

Las sombras de un museo como éste vienen de muy lejos y su poca o nula capacidad de revisión tiene raíces estructurales, sociales y políticas. Este en particular lleva décadas alimentando el imaginario sobre el poderío español del pasado y el sueño de repetirlo en el futuro. Aviva el fuego de los ultraespañoles, ultracatólicos, ultramonárquicos, ultracapitalistas, ultramares y ultraimbéciles.

No es fácil entrar aquí habiendo nacido en ese continente cuyo pasado pretende ser exhaustivamente contado entre estas paredes y más bien resulta que sus representaciones son violentas y exotistas, que hay ventriloquía por todos lados, que en España hablando de Abya yala y nunca desde Abya Yala.

Me rodea una colección de valor incalculable. Yo veo un cuy o una llama de barro de hace cientos de años y sonrío y me conmuevo y también tengo ganas de verlos todos los días en mi salón. Así deben pensar los ricos coleccionistas que además de sentimientos tienen dinero. "El 24 de marzo, los Museos Vaticanos devolvieron a Atenas tres fragmentos de mármol del Partenón en poder de la Santa Sede desde el siglo XIX –se cuenta en un reportaje en El Salto. En 2017, el presidente francés Emmanuel Macron anunció su intención de abrir procedimientos para que cada vez que un país africano haga una demanda de restitución de una obra, Francia la acepte si no puede demostrar que no fue robada o expoliada. Desde 2021, los bronces de Benín en manos de museos alemanes —bustos y relieves de los siglos XVI y XVII saqueados por colonos británicos y vendidos a distintos países occidentales— han comenzado a ser restituidos".

Veo ante mí el Tesoro de los Quimbayas, un regalo del presidente colombiano Carlos Holguín a la reina española María Cristina a finales del siglo XIX que ya debería estar de vuelta en casa porque ya ha sido solicitado. Y ahí, como momento culminante de la visita, doy con la momia (música de The Mummy sonando), arropadita en una escenografía de enterramiento, envuelta en ricos vestidos y adornos, lleva pectoral, máscara, bigotera de oro y un collar de canutillos spondylus.

La momia está a pesar del "Compromiso sobre exhibición de restos humanos" publicado en la web del Ministerio de Cultura: "En los últimos años se ha producido un cambio en la consideración de los restos humanos en los museos. Su estatus dentro de las colecciones es único, ya que no son simples bienes culturales, son los restos de una persona fallecida y deben ser tratados con dignidad y respeto". El museo de Antropología de España (MNA) retiró este año todos los restos humanos de la visita pública.

–En el MNA, no se expondrán restos humanos cuando la comunidad de origen de los restos esté en contra de su exposición pública. Este es el caso del pueblo atacameño que se opone a la exposición de las momias de Atacama. También se tendrán en cuenta las tradiciones y creencias de la comunidad de origen a la hora de exponer los restos humanos.–Solo se expondrán restos humanos cuando sea imprescindible para entender el discurso que el museo pretende transmitir y no se pueda realizar de otra manera con la misma eficacia.–Los restos humanos siempre se expondrán contextualizados.–Los restos humanos siempre serán presentados al público con respeto.

Según la ficha completa de la momia en la web del museo de América ni siquiera es una recreación real de cómo fue enterrada. Dice: "este fardo habría sido objeto de varias intervenciones en época moderna (quizá con fines expositivos) y es probable que sólo los tejidos hayan pertenecido al conjunto original". Eso no se menciona en la exposición. Concluímos: Hay manipulación, recreación ficticia, todo lo contrario a la contextualización. Esa momia no debería estar ahí.

¿Es ético, de buen gusto, tiene sentido a estas alturas, exhibir restos humanos en un museo sea como fuera? ¿Tienen derechos las momias? ¿Tienen derecho los muertos, aunque estos sean indígenas y hayan existido mil años atrás, a la dignidad y a descansar en lugar de a un circo constante en un continente ajeno, en un museo ajeno? ¿Se escucha realmente a las comunidades que reclaman estos restos?

Por lo visto en este momento en España se exhiben todavía restos humanos porque nadie se ha quejado. Todo indica que nadie se ha quejado por esta momia Paracas del Perú. Así que ahora mismo voy a quejarme: dejen de exhibir a la momia Paracas, déjenla en paz. Podría ser mi abuelita.

La idea de un museo como el de América sigue condicionando hoy las relaciones de poder con las comunidades de las excolonias y su continuum de saqueo y explotación, de ahí la urgencia de resignificar el Museo y de admitir una parte de su responsabilidad en el relato colonial y racista. Si quieres la historia completa, vívida y sonora, de la visita, sigue este pódcast hecho desde el corazón y la rabia anticolonial.

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Antisemitas https://blogs.publico.es/dominiopublico/58155/antisemitas/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/58155/antisemitas/#respond Thu, 14 Dec 2023 05:13:06 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=58155 Benjamin Netanyahu, primer ministro de Israel, en una imagen del pasado 10 de diciembre durante una reunión de su Gabinete de guerra. - Ronen Zvulun | EFE
Benjamin Netanyahu, primer ministro de Israel, en una imagen del pasado 10 de diciembre durante una reunión de su Gabinete de guerra. - Ronen Zvulun | EFE

Hace menos de dos meses, en la ciudad de Varsovia, una estudiante noruega asistió a una marcha contra los bombardeos de Gaza con un cartel que iba a desatar una accidentada controversia. La prensa divulgó a voz en grito el rostro de una muchacha pálida y rubia que sonríe sobre un fondo ondulante de banderas palestinas. En el cartel de la discordia, apenas una cartulina blanca, un monigote pintado a rotulador arroja la bandera de Israel a una papelera. Hay un lema escrito en mayúsculas: Mantén el mundo limpio. Los periódicos contraatacaron con una incriminación, más bien un veredicto, en la negrita de todos sus titulares: antisemita.

Fue tan agria la polémica y tan feroces las acusaciones que el Gobierno polaco lamentó que no se hubiera disuelto la protesta y el presidente Andrzej Duda emitió un comunicado de condena entre apelaciones patrióticas y memorias del Holocausto. La Fiscalía tomó cartas en el asunto. La Universidad de Varsovia, por su parte, suspendió a la estudiante y despachó el enredo con una declaración solemne contra los discursos de odio. La muchacha había explicado con paciencia pedagógica que la pancarta no culpaba a la fe judía sino al Gobierno de Israel y hasta dedicó un mensaje de amor a los hebreos en un vídeo grabado durante la manifestación. Sus palabras no la salvaron de la quema.

El percance, sin embargo, quedó como una anécdota minúscula en comparación con lo que iba a suceder casi dos meses después en el Parlamento polaco. Fue el pasado martes durante la presentación del nuevo Gobierno de Donald Tusk. Grzegorz Braun, diputado de la formación ultra Konfederacja, vació un extintor sobre las velas de un gran candelabro de siete brazos que conmemoraba la Jánuca en los pasillos de la sede parlamentaria. En los vídeos del incidente, Braun avanza envuelto en una nube de humo carbónico como un cazafantasmas vestido de etiqueta y forcejea con una mujer de la comunidad judía que intenta disuadirlo y que va a terminar herida.

Aquello había sido mucho más que un happening o una mera travesura. La Cámara Baja polaca reprendió con dureza a Braun, que no solo renunció a las disculpas o al arrepentimiento, sino que además reivindicó su proeza como un acto de disconformidad contra un culto "racista, tribal, salvaje y talmúdico". Según Braun, se trata de una provechosa discusión histórica y teológica. Puesto que la Jánuca recuerda la revuelta macabea contra el Imperio seléucida, algunos sectores de la ultraderecha polaca sostienen que el judaísmo celebra la matanza de nuestros antecesores helenos. El diagnóstico mayoritario es otro: Braun es un antisemita.

La idea misma del antisemitismo no es ajena a las disputas. Si uno acude a los diccionarios, descubrirá que la RAE califica como antisemita a todo aquel que muestre "hostilidad o prejuicios hacia los judíos, su cultura o su influencia". No obstante, y con un espíritu más bien contradictorio, la academia incluye en la definición de semita tanto a los árabes como a los hebreos. Con la etimología en la mano, cuesta trabajo imaginar cómo encajaría el calificativo de antisemita en el contexto del conflicto árabe-israelí. Valdría en todo caso como una forma de reproche mutuo, pues tan antisemita sería quien toma partido contra una cultura como contra la otra.

El discurso dominante en Europa, también en Estados Unidos, presenta el antisemitismo como un juego de suma cero donde el odio racial y religioso se extiende por igual a ambos extremos del espectro político. En un lado de la balanza, se ubicaría una izquierda alineada con Palestina que denuncia la ofensiva sobre Gaza y exige respuestas diplomáticas y comerciales contra Israel. En el otro lado de la balanza, quedaría una derecha descolgada del árbol genealógico del nazismo y el supremacismo blanco. El elogio de la centralidad exige esos malabarismos: equiparar a una estudiante que apela al sentido de la humanidad con un legislador que actúa como un enajenado.

Gracias a esta sencilla operación matemática, los dueños de la opinión publicada se ubican a sí mismos en el justo fiel de la balanza, como árbitros insobornables de un tablero que no tolera los excesos. El mismísimo Benjamín Netanyahu ocuparía esos dominios centrales, ya que su altar de privilegio le permite repartir acusaciones de antisemitismo a diestro y siniestro, y no le tiembla el pulso a la hora de homologar a las autoridades palestinas con las autoridades nazis. Nadie está a salvo de la cacería, de modo que un socioliberal como António Guterres, que hace pocos años denunciaba en Jerusalén el auge del antijudaísmo, ha ido a parar también a la pica de los ajusticiados.

Mientras tanto, el Congreso de los Estados Unidos investiga a tres de las universidades más afamadas del país porque algunos diputados republicanos han deslizado acusaciones de antisemitismo. A las rectoras de Harvard, Pensilvania y Massachusetts se las acusa de haber aceptado consignas inaceptables, de haber tolerado gritos por la intifada, de haber permitido llamadas a un alto el fuego. Hay inversores que amenazan con retirar sus mecenazgos y en la lista de agravios se incluye la celebración de un festival de literatura palestina. La rectora de la Universidad de Pensilvania, que al principio había reivindicado la libre expresión, ha terminado matizando sus palabras.

No hay debate público posible allí donde la discrepancia se zanja con autos de fe llenos de sustantivos gruesos y adjetivos fulminantes cuya única misión es borrar la opción de los matices. La palabra antisemita, empleada ya a discreción y sin sentido de la mesura, cae como un sambenito contra formas legítimas de disidencia que tienen poco que ver con el odio étnico o religioso. Hay quienes llaman antisemitas a los defensores de los derechos humanos igual que llaman comunistas o terroristas a todos aquellos que no acompañan las palabrerías oficiales con aplausos de sonámbulo. Cuántos herejes para tan poca hoguera.

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Nuestra responsabilidad en Gaza https://blogs.publico.es/dominiopublico/58176/nuestra-responsabilidad-en-gaza/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/58176/nuestra-responsabilidad-en-gaza/#respond Wed, 13 Dec 2023 19:47:02 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=58176 Continuar leyendo "Nuestra responsabilidad en Gaza"]]> Un niño observa mientras ciudadanos palestinos inspeccionan los daños de los ataques israelíes contra sus viviendas, en Khan Younis, en el sur de la Franja de Gaza. REUTERS/Ibraheem Abu Mustafa
Un niño observa mientras ciudadanos palestinos inspeccionan los daños de los ataques israelíes contra sus viviendas, en Khan Younis, en el sur de la Franja de Gaza. REUTERS/Ibraheem Abu Mustafa

Mientras escribo estas líneas somos testigos de una masacre sin precedentes en el siglo XXI. La ofensiva inmisericorde desatada por el gobierno de Israel tras los ataques de Hamás ha asesinado en diez semanas a más de 18.000 palestinos, de los que dos tercios son mujeres, niños y niñas. Ha destruido el 70% de edificios en el norte de la Franja, un porcentaje superior al que causó el bombardeo de Dresde en la Segunda Guerra Mundial, hoy considerado un paradigma de los crímenes de guerra. Ha devastado las tres universidades de Gaza. También ha bombardeado de manera deliberada panaderías, escuelas y hospitales.

Ante esta campaña de castigo colectivo, 1,7 millones de gazatíes –más del 80% de la población– han sido desplazados forzosamente a la frontera con Egipto, donde las condiciones empeoran cada minuto y no hay infraestructura para acogerlos ni garantía alguna de que estén a salvo. Entre las víctimas se cuentan doctores, periodistas, personal de la ONU (101 muertos, el mayor número en la historia de la organización) y hasta poetas reconocidos, como el recientemente asesinado Refaat Alareer. Son imágenes insoportables: uno de los ejércitos más sofisticados del mundo ejerciendo metódicamente una violencia desgarradora sobre la población civil.

Nadie que mire la realidad de lo que está sucediendo con objetividad y decencia puede negar que en Gaza se está produciendo una limpieza étnica. Como han expresado reconocidos expertos en el Holocausto y el estudio histórico de los genocidios, el momento de actuar para frenar esta masacre es ahora. No podemos refugiarnos en fórmulas alambicadas ni permanecer en silencio, como hacen tantos dirigentes europeos cargados de razones ante otros conflictos, pero enmudecidos ante la comisión de flagrantes crímenes de guerra contra el pueblo palestino. Será imposible justificar ante la historia el haber mirado hacia otro lado.

Afortunadamente, España no se ha comportado así. Una amplia mayoría de nuestros compatriotas sabe compatibilizar la condena de los ataques contra civiles perpetrados por Hamás con la repulsa ante el ensañamiento israelí con el pueblo palestino. Entienden que Israel viola de manera sistemática los derechos de palestinos en la Franja y la Cisjordania ocupada; se oponen al sistema de apartheid y a los asentamientos ilegales que Israel sigue construyendo con total impunidad; y defienden el reconocimiento del Estado de Palestina como un paso encaminado hacia la resolución del conflicto.

La visita del presidente Sánchez al paso de Rafah –donde describió como inaceptable la matanza de civiles, abriendo un espacio al que se sumarían después otros dirigentes– y la posición expresada por distintos miembros del Gobierno de España – exigiendo que los responsables de estas violaciones masivas de derechos humanos rindan cuentas ante un tribunal internacional– expresan políticamente los valores de la mayoría de nuestra sociedad. Claro que no basta con expresar esas posiciones: debemos honrarlas con hechos.

Hay tres medidas que, en mi opinión, España debería adoptar de manera inmediata. La primera es respaldar públicamente a la Fiscalía de la Corte Penal Internacional (CPI) en sus esfuerzos por investigar y perseguir crímenes de guerra cometidos en la Franja de Gaza. Nuestro país se uniría así a la decisión del Gobierno de Irlanda, que ha apoyado públicamente los esfuerzos de la CPI en este conflicto dotándola de fondos para ello, como ya hizo ante la agresión rusa a Ucrania. El principio tras esta medida es claro: los responsables de cometer violaciones masivas de los derechos humanos deben rendir cuentas por ello ante un tribunal, y sus víctimas tienen derecho a que se conozca la verdad, se haga justicia, y su daño sea reparado.

La segunda medida, en consonancia con esta posición, es dar con las fórmulas efectivas para detener cualquier operación de compraventa de armas –y de cualquier otro bien o servicio relacionado con el esfuerzo de guerra y la ocupación ilegal– con un país involucrado en violaciones masivas y sistemáticas de derechos humanos. No podemos seguir actuando como si estos hechos no estuvieran sucediendo. Debemos conminar a nuestros socios a que adoptaran medidas similares con el fin de que la presión fuera múltiple y efectiva.

La tercera medida es el reconocimiento inmediato del Estado de Palestina. La presidencia del Consejo de la UE ofrece un marco idóneo para hacerlo en conjunción con otros socios europeos, empezando por Bélgica, que ostentará la siguiente presidencia y ha mostrado una gran sintonía en este ámbito, y extendiéndose a otros países que deseen adherirse a la iniciativa. Pero de no ser así, España debería proceder en todo caso antes de que termine su presidencia a finales de 2023. Es cierto que el reconocimiento por sí solo no soluciona nada, pero el mensaje que enviará esta decisión es nítido y servirá para incentivar más acciones por parte de la comunidad internacional.

Acometer estas medidas es indispensable por varios motivos. En primer lugar, porque todas ellas sirven para sustanciar la línea que España ha mantenido a lo largo de esta crisis, caracterizada por el compromiso con un alto el fuego permanente y con una solución justa al conflicto entre Israel y Palestina. Es necesario probar con hechos que nuestro país puede asumir un papel de liderazgo frente a la ola reaccionaria que recorre Europa, y ser referente fuera de ella para los millones de personas que, en un movimiento social que recorre el planeta entero, se movilizan para frenar esta barbarie. Pero también es necesario comprender que, fuera de la burbuja occidental, Europa es a menudo percibida como un sujeto hipócrita, que solo alecciona sobre los derechos humanos y el orden legal internacional cuando las crisis encajan en sus intereses. Frenar esta deriva es también urgente.

Por encima de todo, la gravedad de lo que está sucediendo en Gaza nos obliga a hacer todo lo que esté en nuestra mano para poner fin de inmediato a la masacre. Como acaba de recordar el presidente colombiano Gustavo Petro, un hilo une la barbarie en Palestina con las múltiples crisis que atraviesan nuestro mundo. Si presenciamos este exterminio con apatía, reaccionaremos de la misma manera ante las catástrofes del futuro. Utilicemos todos los medios para presionar, movilizar y detener esta masacre que nos interpela gravemente. La indiferencia es una posición inasumible.

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El 'lawfare' son los padres https://blogs.publico.es/dominiopublico/58135/el-lawfare-son-los-padres/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/58135/el-lawfare-son-los-padres/#respond Wed, 13 Dec 2023 05:59:27 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=58135 Continuar leyendo "El 'lawfare' son los padres"]]> La (ultra)derecha de este país habla del debate parlamentario sobre una propuesta de ley del PSOE, respaldada por partidos que suman hasta 178 escaños (dos más que la mayoría absoluta), de "día negro para la democracia", "aciago", "de la vergüenza", ... "El día más triste" desde el golpe de Estado del 23-F, apuntalaba el líder del PP en el Congreso. ¿Que ha habido una pandemia donde han muerto millones de personas en el mundo, decenas de miles en España, miles de ancianos/as encerrados a la fuerza y contra todo derecho en residencias de la Comunidad de Madrid ...? No cuenta. El día más triste para el PP es el debate democrático sobre una propuesta de ley que no atenta contra los derechos humanos, como las de Vox. No se confundan, no obstante: el de este martes debe de haber sido el día "más negro de la democracia" para el PP porque ni siquiera se molestó en llevar al Congreso  la participación de España en la invasión de Iraq para que Aznar pudiera poner los pinreles encima de la mesa de Bush Jr., otro gran demócrata, vidas (muchas) mediante.

Aquí lo hemos repetido hasta desgastar el teclado del ordenador, pero seguiremos haciéndolo cuanto haga falta: los conflictos políticos -discrepancias amparadas por mayorías democráticas y legítimas, o sea, su voto y el mío- se resuelven con política, nunca en los tribunales. Para eso les pagamos. Exactamente lo contrario de lo que hizo el Gobierno de Rajoy durante el procès, renegando de las funciones políticas que le encargaron, a su vez, los resultados electorales y poniendo en manos de los tribunales un asunto político puro y duro (¿Quién dijo que no hacer nada no fuera hacer algo?)

En algo estoy de acuerdo con el Partido Popular, sin embargo: ayer fue "un día negro" para una democracia imperfecta, la española, a la que tanto le cuesta avanzar en derechos y libertades fundamentales arrastrada por poderes no democráticos y reconocidos, pero no señalados lo suficiente. Ayer se confirmó que el caso Neurona contra Podemos era un lawfare de libro, como informamos en Público desde el principio: ni pruebas, ni testigos, ni indicios siquiera ... que apuntaran a un delito por parte de la cúpula de la formación morada; nada en tres años de portadas, tertulias y ataques virulentos contra personas honradas e inocentes que van mucho más allá de los dirigentes de Podemos: no por ser dirigentes y miembros del Gobierno hay carta blanca para su acoso, ni mucho menos, pero es en las bases, en los cargos intermedios, territoriales, donde el daño del lawfare, del pirañismo fascista en bloque (partidos, instituciones y medios) se hace sangre y trauma; puedo garantizarlo. Y no acaba de sanar.

Feijóo tiene la indecencia de pedir explicaciones y reclamar moralidad y ética, no solo desde la lancha de un narcotraficante responsable de tantas muertes en Galicia, sino desde la tribuna de un Congreso que tumbó al antecesor (Rajoy) de su antecesor (Casado) por corrupción rampante y por puro bochorno. ¿Que tipo de partido ve caer a un Rajoy cubierto de cochambre corrupta hasta la barba y acaba teniendo como líder, cuatro años después, CUATRO, al amigo del criminal internacional Marcial Dorado; al Feijóo que sigue cavando la fosa de la cloaca intentando convertir en Poder Ejecutivo al Poder Judicial para tumbar a un Gobierno elegido democráticamente? Y se ofenden los togados cuando hablamos de lawfare, como si tomarnos por imbéciles no fuera el peor de los insultos condescendientes: Neurona y sus muchas piezas de un Chicco diabólico, el ataque a Vicky Rosell, el caso Kitchen con Cospedal sin mácula, las cuentas fake de Pablo Iglesias en Granadinas, de Xavier Trias en Suiza, los casos contra Ada Colau o Mónica Oltra; "La Fiscalía te lo afina", "el presidente lo sabe ...", Villarejo lo arregla todo, ... Pero la amnistía a unos políticos votados mayoritariamente en Catalunya por su programa independentista legítimo y pésimamente (no) ejecutado, mal; a los asesinos franquistas, bien; a los evasores fiscales, bien también ... ¿En qué momento el PSOE creyó que podía escapar a esta avalancha antidemocrática que se le vendría encima tarde o temprano si hacía la vista gorda ante tantas aberraciones del PP, su escisión Vox y sus poderes corruptos del Estado, señalados hasta el agotamiento por los y las demócratas? En qué momento ...


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El odio impune y el victimismo de la ultraderecha https://blogs.publico.es/dominiopublico/58131/el-odio-impune-y-el-victimismo-de-la-ultraderecha/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/58131/el-odio-impune-y-el-victimismo-de-la-ultraderecha/#respond Tue, 12 Dec 2023 20:25:09 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=58131 Continuar leyendo "El odio impune y el victimismo de la ultraderecha"]]> El líder de VOX, Santiago Abascal, con el teléfono móvil durante una sesión plenaria, en el Congreso de los Diputados. EUROPA PRESS/Eduardo Parra
El líder de VOX, Santiago Abascal, con el teléfono móvil durante una sesión plenaria, en el Congreso de los Diputados. EUROPA PRESS/Eduardo Parra

Las palabras del líder de Vox en la investidura del nuevo presidente argentino, Javier Milei, no son fruto de ningún calentón ni de una tarde regada en coñac. "Habrá un momento dado que el pueblo querrá colgarlo de los pies", dijo sobre el presidente español, Pedro Sánchez. Es parte de su retórica de canallita fascista que surfea como nadie en los límites de la libertad de expresión, esa que se ensancha cuando el emisor es él y los suyos, y que se estrecha cuando un tuitero rojeras sugiere algo parecido sobre este ultraderechista o los de su calaña.

Lo que Vox perdió en las elecciones del 23J, pasando de 52 a 33 diputados, lo intenta ganar ahora en exposición mediática y callejera con sus constantes llamadas de atención pegando tiros al aire. Primero con las algaradas ante las sedes del PSOE, donde pretendió capitalizar la protesta sin atreverse a reivindicar a toda la masa una vez aparecieron las esvásticas y los cohetes contra la policía. Y lo intenta a la vez con sus discursos incendiarios, provocadores, pisando la línea de la amenaza y de la apología de la violencia, asegurándose así presencia en todos los medios y un desmarque del PP, de esa ‘derechita cobarde’ que le ha regalado varios puestos en las instituciones para que apoyen sus gobiernos.

El vómito de odio de Abascal contra Pedro Sánchez se ha convertido en un debate nacional, y hay quien dice que se han traspasado todas las líneas rojas. Esto evidencia que, hasta ahora, cuando esos odios iban dirigidos contra colectivos y personas mucho más vulnerables que el presidente, no eran tan graves, pues no hubo una crítica generalizada como hoy, y muchos de los que se rasgan ahora las vestiduras enmarcaban todo aquello en la libertad de expresión.

Vox es el bullying disfrazado de política, el abusón de colegio que busca llamar la atención denigrando a los demás y que llora y se chiva cuando alguien le mete un guantazo. Porque no son pocos los denunciados por el partido ultraderechista por supuestos delitos de odio cuando han profesado comentarios semejantes o incluso más tibios que este, o se han manifestado contra ellos. Vox se ha dedicado desde hace años a tratar de silenciar cualquier crítica señalando a quien lo expone, a victimizarse ante cualquier insulto o cualquier respuesta a su habitual discurso de odio y sus constantes provocaciones. Es el machito herido que golpea inmisericorde al más débil y se hace la víctima cuando lo ponen en su sitio.

Solo en el País Valenciano, hay varios imputados por manifestarse contra Vox. El pasado mes de abril, un activista antifascista de Castelló fue condenado a ocho meses de prisión porque la policía dice que colgó un muñeco de Abascal de un árbol, y que sus huellas estaban en un trozo de celo. No hubo más pruebas, aunque ese celo que aportó la policía como prueba pudiese haber sido arrancado de cualquier otro lugar sin que el condenado tuviese nada que ver con la confección y colocación del muñeco. Otras activistas feministas de la misma ciudad han sido juzgadas por una pintada con la cara de Abascal con un punto rojo en la frente. Les pedían más de tres años de prisión. Otros cuatro antifascistas se enfrentan a una petición de siete años de cárcel por protestar contra un acto de Vox en la universidad de Alacant. Los casos similares en el resto de territorio son incontables. Y aunque no todos acaben en condena, la mayoría de ellos son procesados como delitos de odio, y tienen como objetivo criminalizar, perseguir y desactivar a las izquierdas que plantan cara a los profesionales del odio.

Para ello ha usado y exprimido la legislación de delitos de odio, aquella que se vendió como una herramienta para proteger a los colectivos vulnerables, las habituales víctimas de estos discursos y de las agresiones motivadas por el odio. Pero los discursos racistas, LGTBIfóbicos y machistas campan impunes. Hasta ahora no había un partido que lo llevase a los grandes medios, a las tribunas políticas y a las instituciones. Eran los cuatro nazis hiperventilados en sus redes y en sus convocatorias, cuatro fachas que se venían arriba contra los más vulnerables. Se luchó para superar tanta indolencia institucional ante las víctimas de los delitos y discursos de odio, y por fin llegó esa legislación. Sin embargo, no tardó en convertirse en un instrumento más de censura de la disidencia, en un arma en manos de policías, jueces y fiscales que, amparados por las desafortunadas circulares de la Fiscalía reconociendo a los nazis como posibles víctimas de delitos de odio, y por la habitual equidistancia donde se sitúan quienes consideran racismo y antirracismo dos extremos radicales, la convirtió en un bumerán.

Son incontables las veces que la ultraderecha se ha dedicado a denunciar por delitos de odio a la izquierda. HazteOir lo intentó con un activista LGTBI que protestaba contra su autobús tránsfobo. Vox lo ha hecho con todo aquél que se le ha cruzado en su camino, y hasta conocidos neonazis se sirven de esta ley para acusar a los antifascistas de actuar contra ellos motivados por el odio a los nazis. La ley sirvió también para considerar algunas críticas o insultos a la policía como delito de odio. Se intentó con el caso de los jóvenes de Altsasu, pero no cuajó. Y se ha intentado en otros tantos casos, con nuevos inventos para el repertorio victimista de quien suele ser victimario.

El PSOE anunció que denunciará las palabras de Abascal y las protestas en Ferraz a la Fiscalía. Dudo mucho que prospere, y más aún que acabe en condena. Es más, si así fuera, Abascal ganará también. Se presentará como una víctima de la corrección política y de la dictadura de Pedro Sánchez, que no respeta la libertad de expresión y que teme a Vox. Además, sería bastante inédita una condena, pues son incontables las denuncias contra este tipo de mensajes y de actos ultraderechistas que durante años han sido archivadas, también contra Vox, amparándose siempre en la libertad de expresión. Que ahora el PSOE decida judicializar esto mientras los colectivos que son las habituales víctimas de estos discursos ven cómo contra ellos queda todo siempre impune, solo hace que contribuir a la banalización de esta figura legal. Veremos si la condición de presidente y partido de Gobierno les otorga más suerte que a los colectivos que llevan años siendo señalados y acechados por la ultraderecha.

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Sánchez, con la falda muy corta https://blogs.publico.es/dominiopublico/58098/pedro-sanchez-en-minifalda/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/58098/pedro-sanchez-en-minifalda/#respond Tue, 12 Dec 2023 05:59:03 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=58098 Continuar leyendo "Sánchez, con la falda muy corta"]]> "Mussolini y Petacci [su amante, Clara] fueron conducidos hasta una tapia para ser fusilados. En un primer intento las armas fallaron, pero tras el segundo los amantes cayeron acribillados. El 28 de abril, los cadáveres fueron trasladados a Milán en camión. Durante el trayecto no se permitió a nadie acercarse a los cuerpos, hasta que llegaron el día 29 a la plaza Loreto de la capital lombarda. Allí, el cadáver de Mussolini fue brutalmente apedreado, pateado y tiroteado, incluso algunas personas orinaron encima. Su cara quedó totalmente desfigurada y, tras la paliza, para confirmar públicamente la muerte del dictador a la población, el servicio de policía compuesto por partisanos y bomberos colgó los cadáveres de Mussolini, Petacci y otros líderes fascistas cabeza abajo en una gasolinera de la plaza".

Cabeza abajo, "por los pies", colgaron el cuerpo muerto del dictador Mussolini, su amante y sus colaboradores. Como ha dicho Santiago Abascal que acabará Pedro Sánchez. Porque "es historia" que los "dictadores" acaben así, recalcó el secretario general de Vox Ignacio Garriga. También es historia que Garriga sería parte de la aniquilación racial que llevó a cabo Mussolini justificándola con su Manifiesto de la Raza y posteriores leyes raciales, pero esa es otra cronología que la socia preferente en la UE de la ultraderecha española, Giorgia Meloni, primera ministra de Italia y criada a los pechos ideológicos del Duce, se sabe al dedillo y la contará a Abascal y a Garriga con entusiasmo.

Para Abascal, para Vox, el "dictador" es Sánchez, que tiene los votos democráticos y el apoyo parlamentario más allá de la mayoría absoluta con 179 escaños. Suena a caramelo para nano-cerebros (Sánchez es dictador porque lo digo yo), pero es así y el éxito (un escaño lo es) de la ultraderecha en el mundo se resume de esta forma, como hace, sin ir más lejos, el gran biógrafo de Mussolini, Antonio Scurati: "Los populismos actuales comparten muchas características con el fascismo: se desenvuelven en las democracias, pero siempre desacreditando el parlamentarismo y afirmando que el parlamento está corrupto, que es ineficiente... siempre actúan desde dentro".

Es obvio que en Argentina, donde Abascal se emborrachó del éxito de su colega el espiritista de perros, Javier Milei, nuevo presidente del país, las palabras del líder de Vox sobre el final de Sánchez suenan igual que el estruendo de la motosierra que ha llegado a Buenos Aires: se oyen abruptamente normales, estridentes y hasta ingeniosas. El problema lo tenemos en España, donde al Partido Popular -aunque Borja Sémper se rasgue las vestiduras en sus equilibrios imposibles entre trumpismo y derecha democrática- ha normalizado a la ultraderecha, creyendo que puede neutralizarla sin ser como ella mientras avanza peligrosamente hacia la disolubilidad en ella, y no al revés: es posible que el PP devore electoralmente a Vox, pero antes de habrá asumir su esencia; inyectarse su droga fascista. Está en ello.


Solo así puede explicarse que Alberto Núñez Feijóo, otrora el moderado u hombre de Estado, condenase (un decir) las palabras de Abascal sobre el futuro por los pies del presidente del Gobierno echando la culpa a Pedro Sánchez, que son el mismo: el líder de Vox, su socio de gobierno en varias autonomías y ayuntamientos, ha dicho lo que ha dicho en Argentina porque el PSOE le provoca, porque es "la estrategia" de los de Ferraz: "Esta es la estrategia diseñada por el PSOE y por el señor Sánchez, que parece ser, le viene bien al señor Abascal", dijo Feijóo en una entrevista a Telecinco este lunes. A las mujeres nos agreden sexualmente por ir provocando, por llevar minifalda "a los toros", que cantaba aquél. Al presidente del Gobierno lo colgarán por los pies y el PP lo llorará, pero es que lo iba pidiendo a gritos. ¿A quién se le ocurre sumar una mayoría más que absoluta en una democracia parlamentaria? Ni Mussolini llegó a tanto.

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https://blogs.publico.es/dominiopublico/58098/pedro-sanchez-en-minifalda/feed/ 0 Abascal,Ana Pardo de Vera
El Consejo General del Poder Judicial: un edificio en ruinas https://blogs.publico.es/dominiopublico/58083/el-consejo-general-del-poder-judicial-un-edificio-en-ruinas/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/58083/el-consejo-general-del-poder-judicial-un-edificio-en-ruinas/#respond Mon, 11 Dec 2023 19:35:52 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=58083 Continuar leyendo "El Consejo General del Poder Judicial: un edificio en ruinas"]]> La existencia de un Consejo del Poder Judicial para el debido funcionamiento y organización de este poder del Estado puede ser eficaz pero no indispensable.  De los 27 Estados que componen actualmente la Unión Europea, 17 tienen Consejos del Poder Judicial.  En los 10 restantes, que gozan de una buena salud democrática, el Poder Judicial tiene una alta valoración entre sus ciudadanos y no se han resentido los pilares del Estado de derecho.

La incorporación del Consejo General del Poder Judicial a nuestra Constitución como órgano de gobierno con funciones en materia de nombramientos, ascensos, inspección y régimen disciplinario, obedece a las especiales y desgraciadas circunstancias de nuestra historia política que se encarnó en una larga dictadura que termina con la muerte de Franco. En el año 1971 surge un movimiento de jueces, fiscales y secretarios judiciales con el nombre de Justicia Democrática que se une a la lucha de los que querían instaurar un régimen democrático. Redactábamos un documento anual en el que planteábamos las reformas que debían incorporarse a un texto constitucional cuando se produjese el advenimiento de la democracia. Entre ellas propugnábamos la creación de un Consejo del Poder Judicial, inspirado en el modelo italiano. Esta propuesta se plasmó en el artículo 122 de la Constitución dentro del título VI relativo al Poder Judicial.

Afortunadamente los constituyentes dejaron un resquicio para enmendar las disfunciones del Consejo al regularlo por una ley orgánica que permite reformarlo sin necesidad de tocar el texto constitucional. Su composición viene marcada por la Constitución; contará con 20 vocales, 12 de procedencia judicial, elegidos entre jueces y magistrados de todas las categorías en la forma que determine una ley orgánica y 8 elegidos entre abogados y juristas de reconocida competencia que cuenten con una mayoría de tres quintos del Congreso y el Senado.

En el año 1985 la Ley Orgánica del Poder Judicial, con el propósito de proyectar el pluralismo político sobre el estamento judicial estableció que los 12 vocales judiciales se eligen por las Cortes Generales por una mayoría de 3/5. Esa mayoría solo se puede alcanzar con unas Cámaras bipartidistas, con la consiguiente exclusión del resto del arco parlamentario. Con ello se plantó la semilla que ha germinado todos los males que han venido a continuación y que han desembocado en la crisis insólita de un Consejo que ha duplicado su duración en contra de lo previsto en el artículo 582 de la ley LOPJ que establece tajantemente que los Vocales cesarán por el trascurso de los cinco años para los que fueron nombrados. Sin embargo, el artículo 570, de farragosa redacción, permite la continuación en funciones hasta la renovación, pero no impide que esas funciones las desempeñe, por ejemplo, una Comisión gestora con la capacidad de nombramientos reducida.

Cómo he dicho en alguna ocasión creo que ha llegado el momento de conservar la fachada del edificio y demolerlo por dentro para construir otro con nuevas estructuras ajustadas a los parámetros que nos proporcionan los países de la Red Europea de Consejos Judiciales a los que pertenece España. Me permito sugerir algunas modificaciones:

1ª.- En ninguno de los Consejos de los países europeos los Vocales eligen al Presidente del Tribunal Supremo ni simultanea este cargo con la Presidencia del Consejo. Del mismo modo que los Magistrados del Tribunal Supremo eligen a cinco de los componentes de la Sala de Gobierno, podrían elegir a su Presidente. Habría que suprimir el párrafo final del artículo 123 CE que encomienda a los Vocales la elección de Presidente del Tribunal Supremo.

2ª.- Establecida esta separación, el Consejo se limitaría a realizar las funciones de gestión, supervisión, inspección y régimen disciplinario del conjunto de las personas que integran el Poder Judicial.

3ª.- Como ya he expuesto anteriormente los vocales cesarían automáticamente a los cinco años de su nombramiento y se encomendaría el tránsito hacia el nuevo Consejo a una Comisión Gestora.

4ª.- Hace ya tiempo algunos propusimos la reducción de la competencia del Consejo para designar a la mayoría de los cargos cuyo nombramiento tiene, en estos momentos, atribuidos. Me alegra que el actual Presidente en funciones Vicente Guilarte haya hecho una propuesta en el mismo sentido.

5ª.- Desde hace tiempo en las ciudades y localidades en los que existan más de diez juzgados la elección de los Decanos o Decanas corresponde, en votación abierta, a los jueces y juezas de la circunscripción sin que intervenga el Consejo.

6ª.- Siguiendo el mismo modelo los Presidentes de las Audiencias Provinciales se elegirían por los magistrados y jueces de la provincia. Nadie mejor que ellos conocen cual podría ser la persona más idónea.

7ª.- Del mismo modo la elección podría extenderse a los Presidentes de los Tribunales Superiores de Justicia por los integrantes del Poder Judicial de cada Comunidad autónoma.

8ª.-Los nombramientos en la Audiencia Nacional, al tener una especial competencia para conocer de determinados asuntos, se rigen por el sistema de rigurosa antigüedad, circunstancia que permitió al TEDH de Estrasburgo autorizarla por estimar que no vulneraba el derecho al juez predeterminado por la ley.

9ª- Quedarían en manos del Consejo del Poder Judicial los nombramientos de los magistrados y magistradas del Tribunal Supremo. Siguiendo las pautas de otros países, la competencia no sería exclusiva de los Vocales. Correspondería a un colegio paritario entre Magistrados del Supremo, Vocales del Consejo y la participación   de organismos como el Consejo General de la abogacía, las Reales Academias de Legislación y Jurisprudencia y de Ciencias Morales y Políticas y otros estamentos que tiene un reconocimiento institucional en el desempeño de las profesiones jurídicas.

10ª.- Por otro lado, solo podrían emitir informes sobre aquellas leyes que de una manera directa supongan la creación o alteración de la planta judicial.

Una vez renovado el Consejo con la actual normativa, llegaría el momento de plantearse la remodelación a fondo de esta institución cuya existencia viene impuesta por el texto constitucional.  Tendría un papel relevante en la organización eficaz del servicio público de la administración de justicia, función indispensable sin la cual no puede existir un sistema social y democrático de derecho.  Estaría legitimado para denunciar la insuficiente dotación económica en los Presupuestos del Estado. Polonia con una población de alrededor de 40 millones de habitantes tiene 9.000 jueces, nosotros solo 5.500.

En mi opinión todo lo que no sea afrontar esta profunda remodelación supone perpetuar los males que hoy estamos padeciendo. Pero que nadie se alarme en exceso; todas las mañanas se abren las sedes judiciales y los jueces y juezas disponen de la suficiente y necesaria independencia para tramitar y dictar resoluciones y sentencias. Cómo se decía en mis tiempos, a la hora de dictar sentencia tan independiente es el juez de paz el último rincón de España como un magistrado del Tribunal Supremo.

Con esta nueva estructura los dos partidos que tienen posibilidades de gobernar (PSOE y PP) no tendrían ningún interés en dominar el Consejo y se podrían buscar fórmulas para elegir a los doce Vocales judiciales. Después de muchas reflexiones he llegado a la conclusión de que el sistema actual, elecciones primarias por los jueces y votación parlamentaria inmediata, con papeletas secretas, dotaría a los elegidos de una doble legitimación, constitucional y democrática. El futuro solo puede salir de una mesa de diálogo amplia en la que se puedan plantear estas y otros alternativas. No tiene sentido empeñarse en conservar algo que ha demostrado que no funciona.

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Podemos y la fábrica de candidaturas europeas https://blogs.publico.es/dominiopublico/58065/podemos-y-la-fabrica-de-candidaturas-europeas/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/58065/podemos-y-la-fabrica-de-candidaturas-europeas/#respond Sat, 09 Dec 2023 05:55:14 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=58065 Ione Belarra (1i), Irene Montero (2i), y Gabriel Rufián (1d), conversan durante el pleno de investidura del líder del Partido Popular, en el Congreso de los Diputados, a 27 de septiembre de 2023, en Madrid (España). / Eduardo Parra (Europa Press)
Ione Belarra (1i), Irene Montero (2i), y Gabriel Rufián (1d) conversan durante el pleno de investidura de Alberto Núñez Feijóo en el Congreso de los Diputados, a 27 de septiembre de 2023, en Madrid (España). / Eduardo Parra (Europa Press)

La chimenea echa humo, señal de que en la fábrica de confección de candidaturas para las elecciones europeas se trabaja a pleno pulmón. El calendario del año que viene ansía que se les ponga fecha a, al menos, dos convocatorias electorales: las gallegas (¿febrero?) y las vascas. Ya se conoce que se abrirán los colegios el domingo 9 de junio de 2024 para votar a los representantes al Parlamento Europeo. El diseñador de candidaturas se estruja el cerebro en su despacho, en lo alto de la fábrica. Las maquinarias de los partidos políticos todavía siguen engrasadas del ciclo anterior.

Una candidatura es un rompecabezas y para confeccionarla hay que resolver un puzle de muchas piezas. Cuando se trata, además, de coaliciones de diversos partidos, se convierte todo en un enigma de difícil solución. Las izquierdas estatales y soberanistas están, como siempre, hechas una madeja. Para desenrollarla necesita, el confeccionador de listas, mucha paciencia, agudeza, precisión e imaginación. Entorna los ojos, se concentra profundamente en su labor.

Comencemos a tirar del hilo por... Catalunya, motor de la política española de los últimos años. El president de la Generalitat, Pere Aragonès, tiene la potestad de apretar el botón si quisiera un adelanto electoral de las autonómicas. ERC, de manera oficial, asegura que la legislatura catalana llegará hasta el final, es decir, hasta febrero de 2025, pero a nadie se le escapa que, entonces, la ley de amnistía podría hacer de las suyas y Carles Puigdemont optar a volver a ser reelegido president. Aunque las encuestas no son buenas para los republicanos en estos momentos en los que saldría victorioso... el PSC, en la sede del Carrer Calàbria no quieren oír hablar de enfrentarse a un Puigdemont recién llegado victorioso a Catalunya.

En esos debates internos se haya el independentismo, de los que nuestro protagonista, el hacedor de candidaturas europeas, es perfectamente consciente. Como también lo es de que Podemos acaba de romper con Sumar en el Congreso y de que para la formación que dirige Ione Belarra los comicios europeos del próximo año son trascendentales.

Todo el mundo en el espacio de la izquierda alternativa da por hecho que Irene Montero será la candidata a las europeas por este partido, aunque todavía no hay ninguna decisión formal que lo avale. De lo que hay más dudas es de si Podemos concurrirá en solitario o con otras izquierdas.

Las relaciones Sumar-Podemos no tienen pinta de mejorar en los próximos meses. Las izquierdas independentistas (ERC, EH Bildu y BNG), que en 2019 concurrieron a las europeas conjuntamente bajo la marca Ahora Repúblicas, debaten sobre cómo presentarse en junio. "¿Podría entrar Podemos en la ecuación?", se cuestiona el diseñador, en lo alto de la fábrica, haciendo números, haciendo cábalas.

En EH Bildu y BNG enfrían el debate. En los próximos meses se celebrarán elecciones vascas y gallegas y ambas formaciones parten de una buena posición para la carrera. "Cuando las cosas van bien, mejor no tocarlas mucho", reflexiona nuestro demiurgo en voz alta, para que podamos oírle.

La izquierda abertzale aspira a ser la opción más votada en Euskadi. En ese sentido, Arnaldo Otegi ha dado un paso al lado y no será candidato a lehendakari. El partido de Ana Pontón, aspira a ser la primera fuerza progresista de Galicia y que el PP pierda la mayoría absoluta, lo que le podría llevar a gobernar. A nadie se le escapa, sin embargo, que la ruptura Podemos-Sumar puede conllevar a una reestructuración del espacio progresista tanto en Euskadi como en Galicia. "¡Qué complicado todo!".

En el seno de ERC no se ha debatido todavía, de forma oficial en los órganos de dirección, la opción de concurrir conjuntamente con Podemos, pero hay voces dirigentes republicanas que expresan buenas palabras para esta opción. "Yo os aplaudo y ojalá podamos sumar pronto juntos o juntas", se refería así, Gabriel Rufián, a Montero y Belarra en el debate de investidura de Pedro Sánchez del mes pasado.

"Si ERC, EH Bildu y BNG aportan votos en sus respectivos territorios, Podemos podría hacer lo propio en el resto del Estado", piensa, calculadora en mano, el confeccionador de las coaliciones. Lo que también se estudia en las salas de máquinas de las candidaturas, que echan humo, es la hipótesis contraria: ¿hasta qué punto restaría votos a Podemos ir con los partidos independentistas en otros territorios del Estado? ¿Podemos quitaría votos soberanistas en Catalunya, Euskadi y Galicia?

Volvamos a Catalunya. Si Puigdemont, que ya ganó con diferencia las europeas en este territorio en 2019, volviera a presentarse por Junts para repetir en Bruselas, ¿podría aglutinar el voto de perfil más nacionalista e independentista? ¿Buscaría ERC un perfil de este corte para competir con el expresident? Por el contrario, ¿una posible alianza con Podemos ayudaría a ERC a asentarse en zonas como el área metropolitana de Barcelona, donde tiene dificultades, haciéndole, así, un roto a Comuns y Sumar?

Si Irene Montero lidera una candidatura de Podemos, ¿quién encabezaría la candidatura de Sumar a las europeas? "Cuanta pregunta. La izquierda, en el Estado español, es un rompezabezas. No hay quien le entienda", se desespera, en su despacho, el protagonista de esta historia.

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Como si no fuéramos todos enemigos de España https://blogs.publico.es/dominiopublico/58032/como-si-no-fueramos-todos-enemigos-de-espana/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/58032/como-si-no-fueramos-todos-enemigos-de-espana/#respond Thu, 07 Dec 2023 05:43:33 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=58032 Continuar leyendo "Como si no fuéramos todos enemigos de España"]]> Veníamos diciéndolo, que lo catalán no te quita lo racista. No es nada personal, es que a veces simplemente hay que decirlo más porque se nos olvida. Cuando escuchas aquello de que fueron los castellanos yo siempre les saco el virrey Amat y Junyent, nacido en Vacarissa, un municipio ubicado en la comarca del Vallés occidental, limítrofe con el Bages y el Bajo Llobregat. ¿De dónde creen que sacó la pasta para construirse el palacio de la Virreina, ese edificio suntuoso y rococó de las Ramblas donde primero acabó sus días la viuda y ahora se exhibe arte contemporáneo decolonial? Pues de las Indias, claro, de su virreinato en el Perú y Chile.

Entonces, cuando escuchamos atribuir de la boca de Ignasi Garcia Plata, secretario de Políticas Educativas de la Generalitat, los malos resultados del informe PISA, que sitúan al alumnado catalán muy por debajo de la media de España y de la OCDE –con caídas de más de 20 puntos en materias como las matemáticas o la comprensión lectora– a una "sobrerepresentació" d’alumnat nouvingut en els exàmens fets a Catalunya", no sorprende.

Resumen: un país obsesionado con su extranjeridad, su propia lengua y diferencia, se ve en aprietos, va y charneguea de lo lindo. Es lo que han hecho desde siempre las élites catalanas. Pregunten a Los otros catalanes. Lo hacen esta vez con migrantes, para colmo del Estado español, adolescentes de 15 años, no más. Como si no tuvieran suficiente los menores migrantes con dejar sus países, sus casa, con llegar, con la obligación de adaptarse, de asimilarse junto a sus familias y soportar la incomprensión, el desprecio, la condescendencia. Como si no bastara con tener que aprender la lengua y a veces las lenguas para existir. Ahora encima son los chivos expiatorios de la incompetencia de todo un sistema educativo, y ala, a cargar con la responsabilidad de su mala fama. Inaudito.

Estaba yo el otro día dando una charla en un evento sobre comunicación igualitaria y una profesora universitaria con un cargazo académico me hizo la pregunta delante de sus alumnos y alumnas: "¿Pero qué podemos hacer para que las personas migrantes y racializadas vengan a estudiar a la universidad? Es que hacemos todo para atraerlas a nuestras aulas y cada año el índice es bajísimo y no lo entendemos. Ya no sabemos qué hacer, se escapa de nuestras manos" Me quedé perpleja. Rodeada de alumnado casi cien por ciento blanco, le pregunté cuántas maestras de origen migrante no blancas había en esa universidad. Ninguna, me dijo. No más preguntas, su señoría.

Explotas a sus familias, las mantienes en la irregularidad y en la pobreza. Les machacas en la escuela porque no hablan bien el español, les aislas en la clase de los complejos y problemáticos porque retrasan al resto. Le convences toda su vida académica de que no sirven para la academia y de que se vayan a hacer algo técnico. No conocen en todos esos años una sola maestra negra, ni un profe asiático, ni árabe, ni latinoamericano en los que verse representados y soñar con algún día ser como ellos. Les demonizas a ellos y a sus familias en los medios, en las calles, en los discursos políticos en el Congreso. Los discriminas por su religión. Les insultas en el metro, les llamas terroristas en las plazas públicas al lado de Colón. Y cuando te toca hacer una rueda de prensa para explicar tus cagadas y salir airoso en una pruebita para europeos con complejos dices "es que los migrantes...". ¿Y a mí me lo preguntas? ¿El racismo? El racismo eres tú.

Así pues, la justificación por las malas calificaciones en PISA de Cataluña no fue un: vamos a mejorar y hacer de la inclusión educativa y diversa nuestro sello internacional, vamos a invertir más en educación pública, a contratar más docentes y a capacitarlos contra la desigualdad. Fue: Racismo, xenofobia y clasismo, porque es lo que nos sale bien. Charneguear, para que se entienda. Charnego el mestizo, el forastero no adaptado, que no habla la lengua o la habla mal. Que no lee. Aunque sabemos que fue y es un término usado despectivamente contra la población migrante de otros territorios de España en Cataluña y sus hijos, puede servir para explicar "en catalán" la realidad de quienes han recorrido mucho más que kilómetros para que les echen la culpa por PISA, la violencia de género, los robos, el desempleo, las crisis, el ascenso de la ultraderecha y el fin de la raza blanca. Porque vienen a quitarnos nuestros trabajos, nuestras mujeres y el primer puesto en el cole. Esto último mejor dejadlo a Castilla y León, son los primeros en PISA y votan a Vox. ¿De qué educación hablamos?

Además, ¡Como si no fuéramos todos enemigos de España, amigues!  A mirárselo, eh.

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Sumar y Podemos asumen la ruptura y miran al futuro con alivio https://blogs.publico.es/dominiopublico/58053/sumar-y-podemos-asumen-la-ruptura-y-miran-al-futuro-con-alivio/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/58053/sumar-y-podemos-asumen-la-ruptura-y-miran-al-futuro-con-alivio/#respond Wed, 06 Dec 2023 19:59:47 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=58053 Continuar leyendo "Sumar y Podemos asumen la ruptura y miran al futuro con alivio"]]> La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, con el resto de ministros de Sumar (arriba), y la secretaria general de Podemos, Ione Belarra, con los diputados de su partido (abajo), atienden a los medios a su llegada al acto por el Día de la Constitución, en el Congreso. EUROPA PRESS/Alberto Ortega
La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, con el resto de ministros de Sumar (arriba), y la secretaria general de Podemos, Ione Belarra, con los diputados de su partido (abajo), atienden a los medios a su llegada al acto por el Día de la Constitución, en el Congreso. EUROPA PRESS/Alberto Ortega

Las celebraciones por el Día de la Constitución en el Congreso de los Diputados han estado marcadas por un tridente de temas: los cinco años de caducidad del CGPJ; la ley de amnistía y la reacción de las derechas a la misma; y, de forma sobrevenida, la crisis entre Sumar y Podemos una vez que el partido morado ha roto con Yolanda Díaz y se ha marchado al Grupo Mixto.

Tan solo algunas horas antes, el martes por la tarde, se conocía la noticia de la ruptura. Hoy las declaraciones, primero en abierto en el Patio de Floridablanca del Congreso y después en corrillos informales con los periodistas, han despejado las dudas. La separación es una crónica de una muerte anunciada y no ha supuesto gran sorpresa en las filas de Sumar, aunque no se esperaban el momento concreto en el que esta sucedió.

La secretaria general de Podemos y diputada en el Congreso, Ione Belarra, reconocía en el atril del Congreso que la ruptura con Sumar ha sido "una decisión difícil para Podemos", aunque "imprescindible para cumplir su mandato". "Como vimos en el debate sobre Palestina", ha dicho Belarra, "lo que no dice Podemos, no lo dice nadie".

El coportavoz y también diputado en la Cámara Baja del partido morado, Javier Sánchez Serna, explicaba, por su parte, este martes que la negativa de Sumar a que pudiera intervenir Belarra en el debate sobre la situación de Palestina fue "la gota que colmó el vaso".

Yolanda Díaz ha querido mandar "un mensaje de tranquilidad y serenidad" unas horas después de la ruptura de Podemos. "Lo que hemos visto contribuye a la desafección ciudadana", lamentaba desde el patio del Congreso.

"Pedimos altura de miras. Cualquier persona que defiende el bienestar de nuestro país no se va a confundir de adversario. Las personas progresistas no comprenderían que se puedan poner en jaque las políticas públicas por intereses de partido", ha afirmado. Díaz recordaba que la ciudadanía votó el 23 de julio de manera clara para frenar a la extrema derecha y seguir avanzando en derechos. "Desde Sumar vamos a respetar a la gente que ha votado a Sumar", proseguía.

Ya en el Salón de los Pasos Perdidos, durante el cóctel por el aniversario constitucional, fuentes de Podemos aseguraban a este periódico que era "un alivio" la ruptura con Sumar. "Ahora podemos hacer política", afirman. Y es que los morados veían en las decisiones que estaba tomando Díaz una voluntad de arrinconarles y dejarles fuera de juego. En este sentido, critican que Podemos no haya contado con ningún ministerio en el nuevo Gobierno de coalición, así como que Sumar les dejara sin portavocía en el grupo parlamentario al inicio de la legislatura.

Por parte de Sumar, han asistido a los actos, además de la propia Díaz, el resto de sus ministros: Pablo Bustinduy, Mónica García, Sira Rego y Ernest Urtasun. Además, ha hecho lo propio la portavoz parlamentaria, Marta Lois, y otros diputados del grupo. La sensación que se ha querido transmitir ha sido también de "pasar página". Algunas voces del espacio que lidera Díaz resaltan que la relación con Podemos estaba muy deteriorada, por lo que les resultará más fácil trabajar con ellos fuera del grupo parlamentario. Apariencia de alivio también en esta parte del conflicto. Arranca un nuevo capítulo de la historia de la izquierda alternativa.

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Elogio del aburrimiento https://blogs.publico.es/dominiopublico/58036/elogio-del-aburrimiento/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/58036/elogio-del-aburrimiento/#respond Wed, 06 Dec 2023 19:40:37 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=58036 Continuar leyendo "Elogio del aburrimiento"]]> Elogio del aburrimiento
Un agente de Policía de Nueva Delhi bosteza durante el ensayo del desfile del día de la República.- EP

Lo he visto en las páginas de El País. Está parado en la acera de una gélida calle de Oslo con las manos hundidas en los bolsillos del gabán y un gesto de severidad en el rostro. El próximo domingo recogerá el Premio Nobel de Literatura pero su presencia en Estocolmo se limitará a la lectura de un discurso desde el atril de la Sala de Conciertos. Ni banquetes de postín, ni baños de flashes en la sala de prensa. A Jon Fosse no le entusiasman las luces públicas y se deshace de los compromisos indeseados sin necesidad de interponer grandes pretextos. Los periodistas lo persiguen con tan poca fortuna que sus palabras han terminado por volverse una preciada recompensa.

Sin embargo, por un azar insospechado, Sergio C. Fanjul ha conseguido concertar una entrevista en la cafetería Kaffistova de Oslo, de modo que sobre la mesa van rodando los temas más dispares, la literatura, la música, García Lorca, el azote del alcohol, la guerra de Ucrania. "Prefiero vivir de la manera más aburrida posible", dice Jon Fosse con una convicción lapidaria que inmediatamente se convierte en titular. Quizá esa sea la receta para escribir tanto y con tan buena acogida: una vida discreta sin entrevistas ni alharacas. Ha muerto el mito romántico del poeta maldito que aquilata su biografía con viajes trasoceánicos, amores tormentosos y agonías venéreas.

En el bisbiseo de las redes sociales, las palabras de Fosse se entremezclan con retazos de actualidad, la escabechina de Gaza, los fastos de la Constitución, el desencuentro entre Sumar y Podemos. Anda el gallinero revuelto porque España ha obtenido los peores resultados de su historia en el informe PISA y los alumnos de ESO pierden destrezas en el ámbito de las matemáticas y la comprensión lectora. Hay quien se consuela con la comprobación de que la crisis pedagógica es global y de dimensiones pavorosas, de modo que esta vez no hay reforma educativa a la que culpar ni ministros a los que crucificar. Algo ha fallado a lo largo y ancho de todo el planeta.

Busco algún recorte de prensa que aclare por qué se ha resentido tanto el desempeño educativo y todos señalan con cierto consenso a la pandemia, o mejor dicho, al aplazamiento por fuerza mayor de las clases presenciales. Es curioso que en medio de la eclosión cibernética, en el pico más alto de la inteligencia artificial y el teletrabajo, los indicadores de rendimiento escolar añoren la eficacia del cara a cara, el bullicio de las aulas, los pupitres y la pizarra. He impartido alguna lección por vía remota y he sido también alumno en plataformas de enseñanza a distancia. Las ventajas son incontestables pero siempre me queda una extraña sensación de impersonalidad y evanescencia.

Supongo que en el fondo del atolladero subyacen nuestros hábitos digitales. Las multinacionales tecnológicas, hijas de Silicon Valley, han auspiciado un modelo de negocio basado en los ingresos publicitarios y en la subasta al por mayor de nuestro tiempo de vida. Lo que hacen Facebook, Twitter, WhatsApp o TikTok no es tanto suministrar información relevante como secuestrar nuestra atención con un flujo ininterrumpido de novedades estridentes y poco nutritivas. Igual que los ratones de los experimentos conductistas, nuestro cerebro adopta conductas zombis como el scrolling, el dedo que se desliza compulsivamente sobre la pantalla en pos de no se sabe muy bien qué.

No hay nada más fácil que culpar a las nuevas generaciones de haberse enganchado a la heroína de las maquinitas. ¿Pero quién no se ha visto alguna vez con un navegador colapsado de pestañas abiertas, saltando a la deriva de una entrada de Wikipedia a un vídeo de YouTube y sin recordar muy bien qué demontres estaba consultando? ¿Quién no se ha creído alguna vez un shaolín de la multitarea trasteando con el teléfono móvil a la vez que ve la televisión y conversa con un pariente? Nos alejamos un instante de nuestros aparatos electrónicos y de pronto nos asalta una soledad sin nombre, una necesidad imperiosa de husmear en los servicios de mensajería, ojear los titulares, aliviar nuestro vacío.

La obligación social de vivir hiperconectados, siempre pendientes de las urgencias ajenas, ha hecho del aburrimiento un tabú infranqueable, una reliquia poco apetitosa del pasado, de aquellos tiempos en que todo sucedía más despacio y no llevábamos una máquina tragaperras adherida a los bolsillos. Cuenta la escritora Najat El Hachmi que se aburrió mucho en su infancia. Yo también recuerdo una niñez con largas tardes de no saber dónde echar la cabeza, entretenido de mala gana con juegos rudimentarios y sin más diversión que un papel y una caja de pinturas. No pretendo idealizar pasados poco ideales, sino comprender en qué momento empezaron a acorralarnos los estímulos.

Dice Walter Benjamin que las narraciones germinan en el campo fértil del aburrimiento. El arte de contarnos historias y crear comunidad no prospera bajo las condiciones inhóspitas de la hiperconexión sino en la distensión de la escucha atenta. El aburrimiento es una forma de relajación espiritual que nos permite retener las historias que nos cuentan para seguir contándolas nosotros mismos. Donde impera el ruido, los relatos pasan a toda velocidad y resbalan sin dejar su impronta en el alma. Cada mañana, dice Benjamin, los periódicos nos instruyen con las novedades del mundo y aún así somos pobres en historias memorables.

Benjamin escribe en 1936 pero define con clarividencia los síntomas más recientes del capitalismo tardío. Bajo el eufemismo de la flexibilidad, las herramientas digitales fomentan la disponibilidad absoluta de los trabajadores y el ámbito empresarial se inmiscuye sin clemencia en los espacios más recónditos de nuestra vida privada. Las corporaciones asedian nuestra mente. La publicidad y la propaganda colonizan nuestra memoria. Cada vez es más difícil acceder durante unos minutos al lujo de la vida contemplativa sin que aparezca en el horizonte la tiranía del consumo, la esclavitud del salario, el tintineo de las monedas en el zurrón de los mercaderes.

"Francia se aburre", decía Pierre Viensson-Ponté en Le Monde para explicar el fermento de abulia y conformismo frente al que iba a nacer el mayo del 68. Aunque parezca paradójico, ese mismo aburrimiento terminó inspirando una cierta ansia de cambio social. Tal vez porque una sociedad permanentemente entretenida cuenta con poco espacio para la imaginación. Hoy, en un mundo que premia la espectacularidad y fomenta el rendimiento sin pausa, el aburrimiento presenta los atributos más lujosos de la desconexión y del descanso. En esta guerra invisible, en esta invasión silenciosa, el derecho a aburrirse sin remordimientos es ya una de nuestras últimas trincheras.

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Bálsamos y equilibrios que justifican un genocidio https://blogs.publico.es/dominiopublico/58021/balsamos-y-equilibrios-que-justifican-un-genocidio/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/58021/balsamos-y-equilibrios-que-justifican-un-genocidio/#respond Wed, 06 Dec 2023 05:50:57 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=58021 Bálsamos y equilibrios que justifican un genocidio
Una mujer frente al cuerpo de un asesinado por Israel en Gaza, a 5 de diciembre de 2023. REUTERS/Ibraheem Abu Mustafa

Un incesante goteo de imágenes de niños envueltos en sábanas blancas o cubiertos de polvo y escombros, de cuerpos esparcidos por las aceras, padres que lloran a sus hijos, e hijos que buscan a sus padres o niegan que estén muertos mientras abrazan incrédulos sus cuerpos inertes. Se suceden las imágenes de bombas lloviendo del cielo, con certificado democrático, y las imágenes inmediatas de su impacto, del destrozo, la nube de polvo, de la muerte y el pánico de quienes no tienen donde refugiarse. Estamos asistiendo a un genocidio en directo, a un exterminio que nunca podremos decir que desconocíamos, y en el que la posición que tome cada uno quedará grabada para la historia.  

Llevamos casi dos meses recibiendo imágenes insoportables de lo que está sucediendo en Gaza, con casi 20.000 muertos, decenas de miles de heridos, mutilados y desplazados, y un territorio arrasado, inhabitable. Imágenes que llegan por los testimonios civiles y los pocos periodistas que pueden informar desde el terreno. Israel ha matado ya a medio centenar de profesionales de la información, a otros tantos médicos y trabajadores de ONG y de la misma ONU, y desde el inicio de la masacre ha prohibido a la prensa extranjera de acceder al terreno si no es empotrado en las filas de su propio ejército. Ellos te dicen dónde poner el foco.  

Mientras, algunos políticos, empiezan ya a pedir mesura, y emplazan a su aliado a no matar tanto, aunque no se despegan de la justificación de la ofensiva del derecho de Israel al exterminio. Algo tienen que decir cuando las calles, la población a la que representan, sale en masa todas las semanas denunciando el genocidio y exigiendo contundencia a sus gobernantes. Conscientes de lo injustificable, y salpicados por tanta sangre, estos políticos tratan de hacer equilibrios para decir dos cosas a la vez: que Israel tiene derecho a 'defenderse' (esto es, a masacrar a miles de civiles), pero que debería disimular un poco, que hay demasiados testigos y que luego tienen que dar explicaciones sobre sus apoyos y sus negocios con los responsables de esta masacre. Es justo lo que hizo Pedro Sánchez, a quien se le aplaudió la 'valentía' de sugerir que se estaban pasando, pero sin advertir de ninguna consecuencia si esto seguía así. Porque así lo reiteró días después: Israel es un aliado. Por eso los negocios siguen, y Defensa mantiene sus contratos millonarios con la industria armamentística israelí. Probada en combate y con garantía de efectividad. Solo hay que ver el balance de muertos.  

Cómo será el asunto para que la ministra de exteriores alemana pida ahora a Israel contención y 'respeto a los derechos humanos' en su incesante castigo a los palestinos. Otra tímida llamada de atención vacía, un 'frena un poco, Benjamín', cuando son incapaces de censurar la cantidad de evidencias del nuevo genocidio que están defendiendo. Alemania, cuya responsabilidad histórica y el supuesto sentimiento de culpa por el Holocausto la han convertido desacertadamente en el fiel valedor de cualquier atrocidad que cometa Israel. Un errático impermeable que cree evitar así a los fantasmas del antisemitismo que arrastran como penitencia del pasado, y que tan solo sirven hoy para dar continuidad a lo mismo que hizo posible aquel genocidio.  


Es imposible, o al menos eso queremos pensar, que la humanidad permanezca impasible ante tamaña ignominia, ante esta masacre televisada y la complicidad de nuestros gobiernos. Es insostenible ningún orden o equilibrio basado en la eterna impunidad de Israel y su habitual menosprecio a las mínimas reglas internacionales que se le exigen a otros bajo amenaza de guerra, bloqueo, sanción o invasión. El doble rasero de Occidente no puede estar más a la vista estos días, cuando todo lo que se pretendía vender sobre la necesidad de actuar en Ucrania, se esfuma o se alinea directamente con el agresor en el caso de Palestina. Esto no hace sino todavía más insostenible el proyecto sionista, mantenido casi en exclusiva por Occidente, pero inmerso en una eterna psicosis colectiva que, tras estos meses, será difícil de sanar.  

Como contaba Yoav Litvin, fotógrafo, escritor y doctor en psicología, judío israelí-americano, en su cuenta de la red social X, esta última operación, y el duro golpe militar y psicológico del 7 de octubre, ahondará todavía más en la paranoia y el cierre de filas de un país que sobrevive a costa de la progresiva limpieza étnica de sus nativos palestinos. Solo hay que ver las encuestas para dar fe de la práctica desaparición del pequeño porcentaje de supuesto progresismo sionista contrario a la guerra y al apartheid, que algunos exhibían para eximir al Estado israelí del mal de sus gobernantes cada vez más ultraderechistas.  

Ayer, el líder de la extrema derecha española visitó Israel y manifestó una vez más su apoyo al genocidio. Todas las extremas derechas apoyan a Israel en esta empresa y en su proyecto colonial y supremacista, pues representa su modelo de etnoestado, el apartheid soñado y reivindicado para su país. Hace muchos años ya que los herederos ideológicos del nazi-fascismo entendieron que el sionismo e Israel no eran enemigos rentables, sino parte de su proyecto global, aliados imprescindibles en su nueva cruzada contra los nuevos bárbaros una vez caído el bloque comunista. El choque de civilizaciones en el que pretenden enmarcar el mundo los imperialistas y los reaccionarios tiene a Israel como uno de sus principales escenarios, pues representa la puerta de Occidente, la civilización ante los salvajes, la blanquitud. Solo hay que ver como caracterizan los israelíes a los palestinos en sus despreciables mofas en redes sociales: se pintan la piel con tonos oscuros y se dibujan más pelos y menos dientes. Animalizan al palestino. Lo brutalizan. Como los nazis caracterizaban a los judíos, pintándolos como ratas o serpientes, como bestias salvajes, como depravados, sucios y siniestros.  


Lo explicaba Roger Suso, periodista experto en extremas derechas, hace unas semanas en la Directa, con nombres y apellidos. Partidos fundados décadas atrás por antiguos nazis, como el FPÖ austríaco, la lideresa de los mussolinianos admiradores de Hitler del MSI, Giorgia Meloni, o el hasta la heredera del Front National de Jean-Marie Le Pen, forjado por aquellos pied noirs filofascistas que consideraban el Holocausto un detalle sin importancia. Todos ellos no han sanado su incrustado e imborrable antisemitismo, sino que lo han enmascarado y lo han suplantado, al menos de momento, por su islamofobia, el elixir más rentable para la ultraderecha en Occidente estos últimos años.  

Más allá de la alianza natural del supremacismo blanco con Israel, existe un extendido mantra que repiten igualmente quienes pretenden defender el genocidio desde una supuesta posición progresista. Además del pinkwashing y purplewashing habitual con el que tratan de vendernos que al haber mujeres y personas LGTBI+ en el ejército, son inclusivos, feministas y LGTBIfriendly, no como los palestinos que son unos intolerantes. También usan el eterno comodín de Hamás para estigmatizar a toda Gaza, donde, según los propios líderes israelíes, no hay inocentes. Cuando las evidencias nos muestran que son los civiles quienes están siendo castigados, entonces son escudos humanos que pone Hamás. Esto les funciona como justificación y parece ser que como bálsamo ante tanta atrocidad.  

Lo que me inquieta es pensar si de verdad se lo creen, si esto les permite dormir bien, o si saben que es la excusa que deben poner para no decirnos abiertamente que hay genocidios que valen la pena. Que están justificados. Esta vía de escape inmediata no les servirá en un futuro cuando la historia, como ya pasó con Argelia, Vietnam, Sudáfrica o Irak, entre tantos otros escenarios de la infamia, nos ponga frente a un espejo y nos recuerde dónde estábamos entonces.  


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Oda a la constitución en su 45 aniversario https://blogs.publico.es/dominiopublico/58012/oda-a-la-constitucion-en-su-45-aniversario/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/58012/oda-a-la-constitucion-en-su-45-aniversario/#respond Tue, 05 Dec 2023 21:45:36 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=58012 Continuar leyendo "Oda a la constitución en su 45 aniversario"]]> La Constitución cumple cuarenta y cinco años y aunque no lo parezca hay mucho que celebrar, porque tenemos suerte de tener la Constitución que tenemos. Se trata, sin duda, de un éxito colectivo y su aniversario es buen momento para reivindicarla como lo que realmente supone: no solo un texto que podemos y debemos cambiar, sino una concepción democrática de la sociedad de la que no podemos prescindir.

El mayor triunfo de la Constitución de 1978 es el hecho de que su esencia esté feliz y poderosamente enraizada en la sociedad; y ésa es también su principal garantía en tiempos de zozobra. La mayor parte de la ciudadanía apenas recuerda de memoria algún artículo de la carta magna y si lo hiciera seguramente discreparía de mucho. Sin embargo, el espíritu constitucional ha impregnado de forma tan indeleble nuestra sociedad que sus valores somos ya nosotros mismos y nos impiden asomarnos al abismo.

Seguramente el ejercicio de los derechos fundamentales está incluso más asentado en España que en otros países de tradiciones constitucionales más prolongadas. Nuestra sociedad tolera mal restricciones a la libertad de expresión o de manifestación, por ejemplo, que en otros lugares se aceptan con resignación. Aquí aún causa estupor la prohibición europea de televisiones que presenten la versión rusa de la guerra de Ucrania. Y nunca toleraríamos prohibir las manifestaciones de apoyo a las víctimas palestinas de Gaza porque le vinieran mal a los intereses gubernamentales como pasa en media Europa. Y eso es así porque la idea constitucional ha triunfado en nuestro país como en pocos otros lugares. Es un fenómeno peculiar tomando en cuenta que hasta hace poco vivíamos en una dictadura autoritaria y que el texto de nuestra  Constitución está lejos de ser perfecto.

La Constitución de 1978 nació con algunos pecados originarios. No podía ser de otra manera en un documento que, por una vez, consiguió el consenso de la derecha postfranquista y la izquierda transformadora sobre cuestiones extremadamente peliagudas. Hubo acuerdo en reconocer con amplitud los más importantes derechos políticos; en instaurar un Estado social orientado a que la igualdad entre todas las personas sea efectiva; en que la monarquía no pueda ejercer ninguna parcela de poder; en que los territorios que integran España tienen derecho a autogobernarse; en que los poderes deben estar divididos. Incluso la hubo en detalles como que los impuestos deben ser progresivos para que pague más quien más tiene o que la cárcel no debe usarse para castigar sino para reinsertar en la sociedad.

El precio principal fue, sin duda, la indefinición sobre el sistema de división territorial del poder. La Constitución diseña un sistema destinado a convertirse en federal, por más que la tradición española aconsejara huir de esa palabra, tabú desde 1812. Sin embargo, los constituyentes creyeron erróneamente que sólo cuatro territorios merecían disfrutar de competencia plenas. Más allá, dejaron abiertos flecos tan esenciales como la financiación autonómica. El desarrollo constitucional español ha estado lastrado por esa indefinición. Una vez que toda España se decidió a entrar en el sistema, el empuje centralista de los poderes más tradicionales ha impedido que se aplique de manera eficaz. Sucesivos gobiernos centrales obligados a pactar con fuerzas territoriales boicotearon la implantación de un sistema justo de financiación; un Tribunal Constitucional partidario ferviente del Estado unitario ha ido reduciendo la esperanza inicial de autogobierno. Y todo junto ha provocado la reacción de territorios que, como Cataluña, ven frustradas las expectativas de integrarse en un país más amplio cómodamente y sin renunciar a sus peculiaridades. Los pecados originarios de la Constitución tienen, pues, mucho que ver con los problemas territoriales de la actualidad.

En cuarenta y cinco años de poder, la Constitución también ha adquirido nuevos vicios. Algunos son jurídicos, otros políticos o sociales. Destaca sobre todos ellos el deterioro de las instituciones de control. Su mayor exponente es la  falta de un Tribunal Constitucional independiente y prestigioso. A la vez, el sistema de cuotas tiene otras consecuencias perversas como nuestro Tribunal Supremo, politizado y elegido a dedo por un órgano partidista, o la falta de independencia de otros órganos arbitrales como la Junta Electoral Central y el Tribunal de Cuentas. Si fallan los diques contra la arbitrariedad destinados a asegurar la sujeción del poder a la ley, todo está en riesgo.

Más allá, el mayor daño que se le ha hecho a esta vetusta Constitución, inalterada en nueve lustros, ha sido su apropiación por parte de los mismos sectores que en 1978 la rechazaban. Quienes no creen en los derechos fundamentales ni en las comunidades autónomas y no dudan en boicotear las instituciones han pasado a denominarse a sí mismos constitucionalistas. Con más épica que vergüenza han creado una falsa imagen de la Constitución, inspirada en el Antiguo Régimen, y que nada tiene que ver con el esperanzador texto de 1978. Están logrando que cale en gran parte de la sociedad la inmensa mentira que identifica la Constitución con la patria y el rey, volviendo al "¡que vivan las cadenas!". Son el mayor peligro para un texto nacido para traer democracia, participación, protección de las minorías, solidaridad y federalismo. Y serán, quizás, la causa de que se vuelva imprescindible cambiarlo para recuperar su espíritu original.

Estamos pues en un momento difícil. La Constitución no ayuda a la articulación territorial de España de manera satisfactoria. Las instituciones que debían garantizar la sujeción de todos a la ley y la voluntad general se han apropiado de ella, despreciando la esencia de la democracia. Y por si fuera poco la palabra Constitución se empieza a vincular al nacionalismo español más retrógrado. Así, cada vez es más difícil que una mayoría de la sociedad se identifique con nuestra Carta Magna. La Constitución que se aprobó como llave para salir de una prisión colectiva, se ha convertido en una jaula en la que la igualdad y la libertad ya no son importantes.

Precisamente por eso es éste el momento de mirar la Constitución con perspectiva, reivindicar sus valores, y tomar conciencia de la urgencia de modificarla de una vez. Lo uno no es en absoluto incompatible con lo otro. La Constitución fue un logro incomparable en su momento pero con el tiempo se está volviendo un problema que es necesario afrontar. Sus principios sustanciales nos hicieron crecer como pueblo demócrata, pero no se hizo para detener al país en los años setenta del siglo pasado, sino para permitirle crecer en el futuro. Un pueblo joven y con esperanza no puede ser prisionero de cada palabra de ese texto convertido por los reaccionarios en la losa que nos obliga a vivir siempre a las puertas del franquismo.

La Constitución no está en riesgo porque los poderes democráticos usen expansivamente sus facultades buscando soluciones creativas a los problemas de hoy. La amenaza no es la amnistía, como no lo fue la eutanasia, el aborto o el reconocimiento de los derechos de gays, transexuales e inmigrantes. Lo que realmente amenaza a la Constitución es el empeño en verla antes como un marco legal inalterable que como un sistema de valores. Los que dañan la Constitución son quienes la usan de arma arrojadiza y se sirven de ella para cerrar cualquier rendija capaz de mostrarnos la esperanza de un futuro mejor.

Los valores de la Constitución son irrenunciables y están firmemente enraizados en los demócratas españoles. Aun así, la falta de reformas y la apropiación del concepto por los sectores más agresivamente conservadores de la sociedad han roto el consenso en torno un texto concreto, que ya no despierta ilusión. Para la renovación cotidiana del ideal democrático se hace necesaria una nueva Constitución o, al menos, una profunda reforma que resignifique la que tenemos.

La constitución ha de volver a ser, como la poesía, un arma cargada de futuro. Más allá de su fuerza democrática, lo que la legitima es su potencial de transformación. Por ahora nos sirve solo de marco de convivencia, pero ya no dibuja un horizonte luminoso al que dirigirnos como pueblo. En el día de su aniversario, más que nunca, hay que sacar pecho por el texto que tenemos y usar ese legítimo orgullo como palanca para una reforma sustancial e ilusionante que vuelva a situarla en el espacio central de nuestras vidas. Hay que impedir que nadie nos robe  la ilusión constitucional.

 

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Navidades 'thatcherianas' https://blogs.publico.es/dominiopublico/58006/navidades-thatcherianas/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/58006/navidades-thatcherianas/#respond Tue, 05 Dec 2023 05:39:11 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=58006 Continuar leyendo "Navidades 'thatcherianas'"]]> En uno de los dos bares de un pueblo de cuarenta habitantes de una olvidada comarca de la porción leonesa de la España vaciada, un cartel de la asociación de vecinos; el anuncio de un viaje organizado. Destino, el Vigo de Abel Caballero: se convoca a los paisanos a asistir a la inauguración de sus ya celebérrimas luces de Navidad. Por inconcebible que a algunos nos parezca, estas se han convertido en un fenómeno de masas; en la meca de un peregrinaje.

La Navidad goza de muy buena salud en un momento en que, sin embargo, la religión que creó la fiesta ve acelerarse su decadencia. Podrían darse estadísticas españolas, pero tal vez sean más elocuentes las polacas: en ese país de catolicismo más acendrado que ninguno, donde el papa vernáculo Juan Pablo II fue llorado masivamente, las cosas no son halagüeñas para la Iglesia desde el fallecimiento del pontífice. Un reciente estudio arrojaba algunos datos sobre la religiosidad de la juventud: si a principios de los noventa el porcentaje de practicantes ascendía al 70%, hoy no alcanza el 25%. El del conjunto de la sociedad es el 43%. Otro dato: en 2010, el porcentaje de estudiantes de secundaria que escogían la optativa de religión era el 93%. En 2016 ya había descendido al 75%; en 2018, al 70%; y en 2022 ha sido del 54%. Pero no decae la celebración de la Navidad, intensificada y extendida: las luces de Vigo comienzan a prepararse ya en verano.

La Navidad surgió en tiempos como una refacción cristiana de festejos paganos previos, principalmente el Sol Invicto y las Saturnalia. Y hoy vuelve a ocurrir lo mismo. Decae una religión pero sus fiestas sobreviven, reaprovechadas por credos nuevos que saben que se prospera más rápidamente diciéndole a la gente que siga acudiendo a los mismos santuarios, rezando a las mismas horas, santificando los mismos días, cambiando, simplemente, el nombre de sus deidades; a la diosa Deva de las aguas por la Virgen María, al dios Tutatis o el dios Belenos por Cristo Salvador. El dios adorado hoy en los altares de la Natividad es el consumo, el gasto, la hostelería, el flujo caudaloso del capital. Y las figuras de luz que se componen en nuestras ciudades ya no son pesebres de Belén, sino regalos con lazo, muñecos de nieve, formas geométricas, con los proveedores de presentes (cada vez más Papá Noel, cada vez menos los Reyes Magos) como únicas representaciones antropomórficas. La Navidad neoliberal nos incita, no ya al rezo ni a la esperanza, sino al gasto y la celebración atolondrada de lo existente. Y enaltece, en anuncios lacrimógenos de televisión, la familia, los valores familiares, pero esto no es un contrasentido. En contra de lo que denuncian fascistas y rojipardos (o sea, fascistas y fascistas), el neoliberalismo no es enemigo de la institución familiar; no quiere acabar con ella. La célebre ocasión en que Margaret Thatcher dijo que no existía la sociedad, dijo que lo que había, y eso era todo, era individuos y familias. Hayek señalaba y apreciaba su carácter adaptativo a la evolución del mercado y su capacidad pedagógica y disciplinaria. Familias que ahorran y se endeudan, que son un pequeño Estado del bienestar privado, que ahorran al Estado la misión de serlo a su vez, que insuflan a sus hijos la fascinación por las mercancías, que de una noche a otra hacen mágica aparición en torno al árbol. El libertario Rothbard (referente intelectual de Javier Milei) llegaba a defender, entre bromas y veras, el derecho de los padres a matar a sus hijos y señalaba que no había que confundir la autoridad estatal (mala) con una autoridad social absolutamente necesaria como contrapeso de la primera, conformada por iglesias, familias, empresas, etcétera.

El neoliberalismo no es antifamiliar, sino faminazi. Y es totalitario; una religión pública sin espacios laicos en los que librarse de su presencia: que se lo digan, si no, a los desesperados vecinos del centro de Toledo, que denuncian estos días el regreso de un espectáculo navideño de luz y sonido, con un bucle interminable de villancicos, que les han plantado al lado de casa, y que el año pasado ya les procuró "más de cuarenta días de sufrimiento". En Vigo también se quejan. Pero mientras se haga caja con los turistas, no habrá piedad para los locales.

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Felpudo VI ya no tiene quien le escriba https://blogs.publico.es/dominiopublico/57994/felpudo-vi-ya-no-tiene-quien-le-escriba/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/57994/felpudo-vi-ya-no-tiene-quien-le-escriba/#respond Sat, 02 Dec 2023 05:20:43 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=57994 El rey Felipe VI durante la inauguración de la Residencia Comunitaria
El rey Felipe VI durante la inauguración de la Residencia Comunitaria "Hospital del Rey", a 30 de noviembre de 2023, en Toledo, Castilla-La Mancha (España). / Alberto Ortega (Europa Press)

Felipe VI pierde su mirada a través de un ventanal de Zarzuela, apesadumbrado. El invierno golpea con fuerza el bosque de El Pardo; al fondo se divisa la silueta atávica de la Sierra de Guadarrama. Pronto todo estará teñido de blanco, como sus cabellos. El tiempo pasa inalterable y el monarca no puede esconder esa sensación que le martillea las sienes. ¿Es España ingrata con quien lo ha dado todo por ella? ¿Fue, acaso, él mismo ingrato con su propio progenitor y padre también de la huraña democracia española, Juan Carlos I?

Como el jefe del Estado no concede entrevistas, cuesta conocer sus reflexiones y análisis sobre lo que acontece. De este modo, nos obligamos a situarnos entre la imaginación y la ficción del párrafo anterior, la poca información contrastada que se conoce sobre Casa Real y la mucha rumorología que impregna las páginas de Sociedad para hacernos una idea de la salud de la monarquía y de sus posicionamientos políticos. Felipe VI mantiene, desde que terminó el verano, una actividad algo ajetreada. Y ya estamos en diciembre, tempus fugit.

Se le ha juntado el inicio del curso judicial, por un lado, con, por otro, las juras de su hija Leonor, que ya tiene dieciocho añitos (tempus fugit, otra vez). Ora el arranque oficial de la XV Legislatura en el Congreso, ora el Día de la Constitución y ya, enseguida, Nochebuena. Él, que es un rey acostumbrado a las aventuras, que llegó al trono en un momento de inestabilidad política tal que tuvo que enfrentarse, nada más y nada menos, a un bloqueo político ante la incapacidad de Mariano Rajoy de formar Gobierno; que hubo de salir el 3 de octubre de 2017 junto a Carlos III "porra" en mano a frenar al separatismo catalán... Él, ahora, está cansado. Y le asola una gran preocupación. Lo imaginamos mirando al cielo, a través del ventanal, y repitiendo: "Por favor, por favor, por favor... Que no me llamen Felpudo VI los cuñados en las cenas de Nochebuena".

Y es que a la ya de por sí exigente agenda real, se le ha juntado el acuerdo de Pedro Sánchez con los partidos independentistas, el cual incluye la omnipresente ley de amnistía. Los nacionalistas españoles han formado filas, todos a una. Pero ahí, entre las hileras de soldados, falta él, el Primero, el rey. Su función constitucional le impide tomar partido en esta disputa política, al contrario de lo que hizo en 2017 sin tapujos.

En las agitadas calles del recién expirado noviembre, en las manifestaciones impulsadas por la derecha, han aparecido rojigualdas mutiladas para hacer desaparecer de la bandera el escudo constitucional con la corona. Y los insultos a la sacrosanta Constitución de 1978, que hasta ahora eran una marca registrada de rojos e independentistas, se han escuchado también entre los ultraderechistas. Y, lo que es peor, en las asonadas de Ferraz le han bautizado como Felpudo VI. La pesadilla de Zarzuela.

Las voces periodísticas que dicen tener información sobre el jefe del Estado y la Casa Real inciden en que Felipe VI está preocupado o, incluso, enfadado. La información, como decimos, sobre la Familia del Rey se puede conocer con cuentagotas. Ni siquiera a través del CIS, que lleva casi una década sin preguntar sobre la monarquía. La única vez que el barómetro público interrogó sobre Felipe VI fue en 2015, y este suspendió: obtuvo un 4,34 sobre 10 en valoración ciudadana.

Desde entonces, algunos medios de comunicación han intentado paliar las carencias del CIS. Un ejemplo fue la encuesta realizada por un puñado de medios independientes, entre ellos Público, que mostró una realidad nada halagüeña para la Corona. El 12 de octubre de 2020, este estudio mostraba que un 40,9% de los españoles apoyaría la república en un referéndum frente a un 34,9% que votaría por la monarquía. Esta última semana, eldiario.es publicaba una propia y los resultados fueron que el 44,7% apoyaría la república y un 43,5%, la continuidad monárquica.

Ahora que también algunos nacionalistas españoles reniegan del rey, al que le critican que no se haya impuesto ante el entendimiento del Gobierno de coalición entre PSOE y Sumar con los soberanismos periféricos, y le insultan sin tapujos en los medios de comunicación y redes sociales, Felipe VI mantiene un principal bastón de apoyo: el PSOE. Ante esta extraña situación en la que la crítica a la monarquía no viene solo desde el lado izquierdo, tradicionalmente y cuantitativamente republicano en el Estado español, sino también desde el flanco derecho, llama la atención cómo el monarca volvió a homenajear a la Constitución de 1978 en su discurso de esta semana que termina, en la inauguración de la XV Legislatura en el Congreso.

"Un país que en 1978 alcanza su mejor expresión en el entendimiento mutuo sin imposiciones ni exclusiones y en la voluntad de integración que enriquece, con la diversidad y el pluralismo, nuestro proyecto común, nuestro vínculo emocional y solidario como nación". Así defendió una Constitución que no ha sido capaz de renovarse en 45 años de vida. El jefe del Estado se ve obligado a referirse a ella, como un mantra, en cada acto que protagoniza. En esta ocasión, como vemos, reivindicó, además, España como nación, cuando la realidad política, social y cultural muestra, de forma cada vez más evidente, que este es un Estado plurinacional y que limitar la idea de España a una sola nación no es más que un reduccionismo.

Como aquel coronel de la novela de Gabriel García Márquez, este rey no tiene quien le escriba. La derecha le adora por rey, es decir, por ser punta de lanza de la nación española. Pero cada vez más sectores conservadores le echan en cara que no se imponga ante un Gobierno que integra al PSOE con la izquierda alternativa y que se sustenta, parlamentariamente, en otros nacionalismos, soberanismos e independentismos. Le adoran por rey, sí, pero le aborrecen como jefe del Estado, de un Estado democrático que algunos querrían finiquitar.

No resulta complicado imaginarse al monarca, con la mirada perdida, curioseando a través del ventanal de Zarzuela. Cuestionándose si España podría ser tan ingrata como para dejarle de querer y respetar. Mirando al cielo, y como cualquier rey, repetir para sus adentros: "Por favor, por favor, por favor... Que llegue a reinar mi hija".

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Todo es lo que parece en el Poder Judicial https://blogs.publico.es/dominiopublico/57985/todo-es-lo-que-parece-en-el-poder-judicial/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/57985/todo-es-lo-que-parece-en-el-poder-judicial/#respond Fri, 01 Dec 2023 05:32:21 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=57985 Continuar leyendo "Todo es lo que parece en el Poder Judicial"]]> Fachada de la Sede del CGPJ. E.P./Carlos Luján
Fachada de la Sede del CGPJ. E.P./Carlos Luján

Lo fácil que resulta desalojar a la gente de sus casas por impago de unos cientos de euros, tenga o no donde caerse muerta; sean o no asociaciones del movimiento okupa que hacen uso de propiedades deshabitadas, y lo difícil que es echar de su sueldo de decenas de miles de euros y su poltrona a los integrantes del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ).

Este lunes se cumplen los cinco años de okupación judicial, y no quiero con este término ofender al movimiento de ese nombre, cuyo activismo y denuncia me parecen razonables en varios puntos. Este activismo anticonstitucional, ya que estamos, jaleado por el Partido Popular que nombró a la insurgencia togada, ha sido el centro de la conversación entre el ministro de Presidencia y Justicia y los responsables europeos capitaneados por el comisario de Justicia Reynders y la vicepresidenta de la comisión de Valores y Transparencia Jourová. Y no es que lo diga Félix Bolaños, que también, es que hace demasiado tiempo que la Comisión Europea nos saca los colores por no renovar el CGPJ conforme a la mayoría soberana que votamos (o no) usted y yo.

La ley de amnistía es una cuestión interna de España, nos ha dicho hasta el hartazgo Bruselas (como hizo con el procés en 2017, por cierto), pero el derecho a la justicia, un derecho ciudadano prioritario y vulnerado por el PP y su Poder Judicial, son palabras mayores en la Unión Europea. El desquiciamiento de Feijóo (ahora, pero antes Casado y aun antes, Rajoy) por gobernar España le ha llevado a fumarse las advertencias de la Comisión Europea, secuestrar el Poder Judicial y asimilarlo como su Poder Ejecutivo particular. Este jueves tuvimos dos ejemplos descarados de la impunidad con la que se mueve un CGPJ ilegítimo y anticonstitucional, ergo, ilegal: la negativa del Poder Judicial a reconocer como apto al fiscal general propuesto por el Gobierno, Álvaro García, y la del Tribunal Supremo al anular el nombramiento de Magdalena Valerio, exministra de Trabajo del PSOE, como presidenta del Consejo de Estado.

Es curioso que García le pareciera un buen nombramiento a ese mismito CGPJ okupa hace solo un año, cuando ascendió para sustituir a Dolores Delgado, a la que también ha vetado el Supremo como fiscal de Sala. Entonces, el Poder Judicial emitió un informe favorable a García, que aunque no es vinculante, ha llegado al mismo tiempo que la ofensiva del PP para secuestrar todo el poder judicial (con minúscula) al haber perdido el Poder Ejecutivo y la mayoría de los apoyos en el Poder Legislativo.

Más que controlar la Sala de lo Penal por la puerta de atrás colocando a Marchena, su presidente, de ídem del CGPJ (ahí se jodió el Perú, hace cinco años) para las cosillas de la corrupción, supongo, ahora Feijóo lo quiere todo. "O nosotros o el caos", que ya lo dijo Cospedal, la protegida amnésica de García-Castellón.

En este periódico hemos sido siempre muy críticos con las puertas giratorias, todas, pero aunque no son casos iguales los de García, Delgado y Valerio y, efectivamente, el nombramiento de Delgado como fiscal general del Estado inmediatamente después de cesar como ministra de Justicia y pese a su vinculación con José Manuel Villarejo, fue un disparate que creo que está pagando. Tampoco Valerio es jurista, por eso la rechaza el Supremo, aunque seguro que durante su paso por el Ministerio de Trabajo aprendió más leyes que José Manuel Romay Beccaría, letrado del Consejo de Estado por oposición franquista (1959), cuya dictadura, además, le dio varios cargos.

Romay Beccaría es eso que se llama un "poder fáctico" en Galicia y fuera de ella, que manejó resortes del franquismo y de la democracia poniendo y sacando peones de las instituciones. Hombre agradable, amable y risueño, nadie imaginaría a primera vista la vara de mando (de mando mucho) que guarda en su despacho: que Feijóo sea el presidente del PP no es casualidad ni solo responsabilidad de Rajoy. El presidente del principal partido de la oposición es beccarista puro, pero sin pulir. Por eso fue Manolo Cruz, el chófer de Romay, entre otros altos cargos de la Xunta, quien presentó a Marcial Dorado al hoy líder del PP; Cruz era socio y presunto testaferro del narcotraficante. Murió en un accidente ciertamente raro.

La competencia de nombrar al fiscal general del Estado y el presidente del Consejo del ídem es del Poder Ejecutivo que Feijóo no tiene y no asume. Que el Poder Judicial haga cinco años de anticonstitucionalidad el lunes 4 de diciembre es de nota antidemocrática también. El Gobierno debe pactar con Bruselas un sistema que fuerce esta renovación en proporción al poder soberano del Parlamento para pasar a emprender la reforma del sistema de elección del CGPJ y terminar con las puertas giratorias, donde una exministra no puede ser presidenta del Consejo de Estado y un exministro del PP y exalto cargo del franquismo genocida, sí. Todo coincide, incluido Marcial Dorado. Otra vez.

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Obispos en el Vaticano: "Una gozada" https://blogs.publico.es/dominiopublico/57975/obispos-en-el-vaticano-una-gozada/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/57975/obispos-en-el-vaticano-una-gozada/#respond Wed, 29 Nov 2023 05:41:35 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=57975 Continuar leyendo "Obispos en el Vaticano: "Una gozada""]]> "Durante los interrogatorios que los tres cardenales llevarían a cabo para redactar el informe que debían entregar a Benedicto XVI, se descubre la existencia dentro del Vaticano de un supuesto lobby gay que muchos expertos vaticanistas definen como un instrumento fundamental para condicionar las carreras y las decisiones que se toman en el día a día. El propio Papa Francisco hablaría de ello pocos meses después, en cuanto llegó al pontificado (...) 'Si una persona es gay y busca al Señor y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para juzgarla? El problema no es tener esta tendencia, el problema es formar lobby'". En el libro Intrigas y poder en el Vaticano, de Vicens Lozano (Roca Editorial, 2021), ya se aborda la pedofilia como una acción normalizada entre los sacerdotes, que a su vez, son homosexuales en una buena proporción.

"La pedofilia no tiene nada que ver con la homosexualidad, sino con la represión de la homosexualidad". Krzysztof Olaf Charamsa, teólogo y sacerdote, alto cargo para la Doctrina de la Fe, profesor en las universidades pontificias Gregoriana y Regina Apostolorum, en Roma, fue expulsado inmediatamente del Vaticano tras hacer pública su homosexualidad y la de una buena parte de los integrantes de la Santa Sede, sin dar sus nombres pero para denunciar su hipocresía.

Leyendo el libro de Lozano, todas las publicaciones periodísticas, la conclusión en cuanto al (falso) celibato, la homosexualidad y los millones de abusos a menores en todo el mundo por parte de representantes de la iglesia católica es bastante nítida: el abuso es una forma de poder que va mucho más allá del goce perverso y puntual del violador; es la manera de hacer rebaño, de manipular y hasta de neutralizar a miles de personas, primero, si son conscientes de este abuso; segundo, si no lo son y se creen bendecidos por una instancia superior y divina.

El mecanismo de la agresión sexual, la violación y la pedofilia en la iglesia católica es tan estructural, mimético, destructivo y continuado a lo largo de los siglos que ningún informe, ninguna investigación periodística, ningúna acto de contrición podrán aislar comportamientos y negarnos la evidencia: la violencia sexual forma parte de la religión católica, como el machismo, incluso la misoginia, o el afán de poder. No hay dios que exista y que pueda soportar nada de esto, tanto dolor y tanta opresión.


Mantener la expectativa sobre la llamada del Papa Francisco a los obispos españoles creyendo que era -como mínino- para amonestarles por el informe del Defensor del Pueblo sobre los abusos de sacerdotes a menores (el 1,13% de la población en España ha sufrido abusos en la infancia en el ámbito religioso, un porcentaje que equivale a unas 440.000 personas) nos ha demostrado, una vez más, que no hay maquinaria capaz de dinamitar esa monstruosidad desde dentro. Los miembros de la Conferencia Espiscopal Española (CEE) acudieron al Vaticano a reunirse con el Papa, decían, temerosos de llevarse un "tirón de orejas" por los resultados demoledores del informe del organismo que preside Ángel Gabilondo y el desprecio con el que fue recibido por parte de la cúpula eclesiástica. Nada de eso, se fueron de rositas y hablaron de los seminarios, segun los portavoces de la CEE y el tuit del cardenal Omella: "Una gozada" de encuentro.

Es difícil creer esta actitud del Papa con los obispos españoles después de lo que ocurrió con el precedente más próximo: obispos chilenos llamados al Vaticano en 2018 y dimitiendo en bloque horas después por el enfado sumo del Pontífice, que en un principio había negado el escándalo de las agresiones sexuales en la Iglesia chilena y el encubrimiento de los suyos y tuvo que rendirse a la evidencia. El caso Karadima aún colea con múltiples interrogantes -no más que en el caso de España- y es muy ilustrativo de las mafias abusadoras y violadoras del catolicismo y las religiones.

Que el Papa haya dejado pasar -o no, permítanme dudarlo- la oportunidad de poner firmes a los obispos españoles no debe hacer bajar la guardia a quienes vigilan a una organización oscura, machista y carente de los mínimos controles democráticos, por bien que parezca que lo hace el actual Papa, cuya capacidad de transformación estructural es, de todas formas, más que cuestionable. Seguir dando a la jerarquía eclesiástica el tratamiento de institución en España, con sus leyes propias, sus propios protocolos y su fe ciega, es, como mínimo, cómplice. Y no precisamente de crímenes menores, sino de crímenes con menores, los más aberrantes. Ya está bien.


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¿Qué ha fallado en el último crimen machista? https://blogs.publico.es/dominiopublico/57952/que-ha-fallado-en-el-ultimo-crimen-machista/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/57952/que-ha-fallado-en-el-ultimo-crimen-machista/#respond Tue, 28 Nov 2023 20:25:07 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=57952 ¿Qué ha fallado en el último crimen machista?
Decenas de personas llevan carteles con nombres de mujeres asesinadas por violencia machista, a 25 de noviembre de 2023, en Madrid. Diego Radamés / Europa Press

El mismo 25N, cuando estaba la manifestación en las calles, un hombre (español y militar) estranguló a su mujer delante de sus hijos en Vallecas. Ella ha muerto días después en el hospital, donde estaba en estado grave. El lunes, una mujer y su hija fueron asesinadas por su pareja en Carabanchel. En este caso ella había pedido ayuda. La Policía le dio riesgo alto en el sistema Viogén y un juez, meses después, absolvió a este individuo en un juicio. Él aplaudiría ante ese juez que le daba la libertad para vivir en el mismo edificio que ella, con las llaves de la casa de ella, sin ya medidas de protección. La libertad para asesinarla.

Y aquí vamos por varios puntos.

  1. Basta ya de dar alas a las mentiras. Cuando dicen que las mujeres que hablan y denuncian llevan a estos tipos a la cárcel solo con su testimonio, es falso. Ahí está Carlos Navarro, el Yoyas, con una condena y nadie lo detiene. Ahí estaba esta mujer habiendo denunciado y a él absuelto. El Estado es mucho más garantista siempre con el acusado aunque a veces eso haga que ellas queden desamparadas. Y aquí el ejemplo: él estaba libre y ella ahora muerta por él. No imagino la que le caería a esa mujer ese día cuando el juez dijo que la pruebas no eran concluyentes y que la presunción de inocencia y el in dubio pro reo le respaldaba a él. Porque todo su círculo y su entorno lo que interpretó de ahí es que ella no había dicho la verdad. Que exageraba. Lo que él le diría con ese papel en la mano mirando a ella a los ojos. Cómo la vería su familia. Y qué pensaría esa noche ella al irse a dormir, angustiada, y muy sola.
  2. Basta de fallos en la Justicia y en todo el sistema. Porque siempre hay un pero, siempre hay un algo. No puede crearse un sistema donde ellas piden ayuda, la Policía valora, la valoración del riesgo policial sea alta y luego no se tenga en cuenta ni para hacer valoraciones forenses profundas a ella y a él y se juzgue solo un hecho aislado en lugar de toda la historia de violencia y las circunstancia de esa mujer. Que esto no es un robo ni un accidente de tráfico. Y todo porque esa valoración solo ayuda si hay condena pero si no, están vendidas. Porque lo único que vale son las pruebas que salen de la investigación y la valoración policial del riesgo es previa. Aparte el equipo forense no puede hacer pruebas sin autorización del juez.
  3. Basta de valorar solo la violencia física al grado de tener que llegar destrozada para que te crean. Como ella no ratificó, dijo que no recuerda mucho de aquel día, la Policía como testigo tampoco aportó gran cosa y tenían en cuenta la versión de él, el juez miró el informe forense: "contractura cervical y hematomas en brazo derecho". No tuvo en cuenta que el no recordar puede ser derivado de la violencia, del trauma o de presiones. Y entonces dice el juez, sin mirar más: "esto no permite concluir con certeza que derivase de una agresión del acusado". Claro, porque nos pegamos nosotras mismas, falta que nos digan. Y así, salvo que llegues rota o con un parte de lesiones tremendo, te despachan pronto.
  4. Basta de no comprenderlas. Porque con esa valoración alta de Policía, cómo que un juez no se cuestiona... ¿Por qué esta mujer no ratifica? ¿Qué le frena? ¿Ser inmigrante no la está dejando en una situación de desamparo? ¿Dirá que no se acuerda por miedo? ¿Será porque no quiere revivir el trauma? ¿Será que la distorsión cognitiva o la dependencia la tienen atada? Investigando un poco se sabe que familiares le dijeron que no denunciara, y que ella tenía miedo porque temía que se llevara a su hija a Perú. Otra madre poniendo su cuerpo delante por sus hijos hasta que él ha matado a la pequeña. Y aquí sorprende, y mucho, el papel del fiscal.
  5. Basta de comunicados buenistas por el 25N y el 8M cuando el sistema NO las escucha. Decid la verdad. Que sí, que muchas veces el sistema funciona pero lo que exige es tan alto para ellas que deja ya demasiados fallos y desprotección y la violencia psicológica sin efecto. Aquí ella acaba de pedir la separación. Cuántas se separan para ver si así pueden evitar el proceso penal. Y luego el sistema no les responde, no entienden la violencia vicaria, tratan sus casos como hechos aislados, miran sin comprender, cargados de prejuicios que llevan a esos casos de la vida a la muerte. No es normal que las mujeres digan "si lo llego a saber no denuncio", o "en el juzgado X no sale ni una orden de alejamiento" o "con esta jueza no conseguirás nada". Porque eso es a diario.
  6. Basta de no asumir errores. Hemos tenido día sí y día no comunicado de asociaciones juristas ante la amnistía diciendo que España se rompía. ¿Y qué pasó el día de este crimen machista? Revisé parte de esas asociaciones. Revisé las cuentas de juezas o abogados que saltaron a la primera cuando la norma de impedir que los maltratadores vieran a sus hijos o cuando la ley del sí es sí. Pero el lunes... silencio. Nadie dando la cara. ¿Alguien va a explicarnos si esa Justicia que ha fallado va a seguir en activo, absolviendo a más maltratadores y rebajando el riesgo? Porque sí, las pruebas condicionan todo. Pero una buena justicia las encuentra, las explica y las demuestra. Porque hay que investigar más y más.
  7. Y, tras esto, es demoledora la hipocresía de estos días tras el 25N. Dos asesinadas (dos mujeres y una niña) en dos días y las tendencias en redes sociales eran Leticia Sabater, Pablo Motos y Cristinini. Luego, tenemos que escuchar que si la nueva ministra de Igualdad dijo que iba a centrarse en los derechos de las mujeres es un error o que no damos voz a todas. Esas mismas cuentas el lunes ni mencionaron a la asesinada. Consejos doy que para mí no tengo, como diría el refrán.

Y por último. Basta de decir "es que los medios hacen que estas mujeres no confíen". No. La culpa no es nuestra por contarlo, la culpa es vuestra por no impedirlo. Trabajen para ello.

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Las cacerías racistas https://blogs.publico.es/dominiopublico/57960/las-cacerias-racistas/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/57960/las-cacerias-racistas/#respond Tue, 28 Nov 2023 19:40:57 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=57960 Las cacerías racistas
Manifestaciones racistas en Dublín, a 23 de noviembre de 2023. Clodagh Kilcoyne / REUTERS

Decenas de encapuchados desfilan por las calles de un pequeño pueblo francés. Es de noche, y la calle se tiñe de rojo por el fuego de las bengalas que portan varios miembros de esta escuadra. Se dirigen a un barrio donde viven trabajadores de origen migrante. Lanzan gritos contra la inmigración, contra el islam y el lema "¡Francia es nuestra!". Algunos van armados con bates de béisbol y barras de hierro. Días atrás, en Crépol, un pequeño pueblo cercano, el joven Thomas, de dieciséis años, había sido asesinado a cuchilladas. Corrió el rumor de que uno de los agresores del chico era hijo de un inmigrante. Los padres de la víctima pidieron calma, que no se usase el caso de su hijo para fines políticos. Sin embargo, era el detonante que algunos estaban esperando. La excusa que, cada mañana, buscan en todos los medios los profesionales del odio, buceando entre sucesos, a la caza del origen o el color de piel de cualquier victimario, de cualquiera que haya cometido un delito, o haya protagonizado algún incidente. Y si no lo hay, se lo inventan. Que los bulos hoy son gratis e impunes.

Recuerdo, siendo un niño, ver por televisión los ataques racistas contra refugiados en la recién reunificada Alemania. Los cócteles molotov volaban contra un edificio de Rostock donde vivían familias trabajadoras vietnamitas, refugiados de la guerra de Bosnia, o gitanos que salieron de Rumanía con la caída de Ceaucescu. Cientos de personas vitoreando a un grupo de skinheads nazis, y la Policía, ausente. Los migrantes no habían matado a nadie. Simplemente molestaban. Ese mismo año, un grupo de neonazis liderado por un Guardia Civil asesinaba a tiros a Lucrecia Pérez en Madrid. Una mujer migrante, negra y pobre, que sobrevivía limpiando casas, y descansaba cada noche junto a otros compatriotas en las ruinas de una discoteca abandonada en Aravaca.

Fue un fatídico 1992, cuando aquí celebrábamos las olimpiadas y la Expo de Sevilla en la que Curro lucía su arcoíris en lo que parecía ser una cresta. El racismo no existía, decían. El racismo era el apartheid surafricano que se derrumbaba, o aquello de los Estados Unidos, eso del Ku Klux Klan. Lo de Aravaca, cosa de chavales. Aunque algunos medios llevaban semanas señalando a los migrantes que vivían en la zona como una especie de foco de problemas, y los fascistas habían decorado varios muros del pueblo con consignas racistas. Una semana después de asesinar a Lucrecia, a Hassan, temporero marroquí, lo mataron a golpes a pocos kilómetros del lugar donde mataron a la dominicana. Se había abierto la veda.

España estaba en el mapa con grandes eventos, y nada debía empañarlo. Habían caído ya el muro de Berlín y la Unión Soviética. Llegaba el mundo libre, dijeron, y nada podía ir a peor. Unos días después del asesinato de Lucrecia y de Hassan en Madrid, y de nuevo en Alemania, dos niñas y su abuela de origen turco eran quemadas vivas por unos neonazis en la localidad de Mölln.


Estos episodios de violencia racista eran tan solo anécdotas. Un detalle de la historia, como calificó el exlíder del Frente Nacional francés, Jean-Marie Le Pen, a las cámaras de gas de los nazis, causando un gran revuelo en aquella Europa biempensante a la que todavía le espantaba el Holocausto y los herederos de aquella ideología que lo llevó acabo. Anécdotas que se sucedían simultáneamente en varios países y que nos recordaban que el racismo seguía causando víctimas, aunque se quisiera minimizar la amenaza y reducirlo todo a un puntual brote de ira mal canalizada o a una pelea entre bandas. Cada vez que Le Pen eructaba su racismo en público era todavía mirado por encima del hombro por el resto de los políticos, conservadores y socialdemócratas, como el que tiene que aguantar a un cuñado borracho haciendo el imbécil en una comida familiar.

Las calles de Dublín se iluminaron por el fuego hace tan solo unas noches. Alguien metió un objeto ardiendo en un coche de Policía, mientras otros lanzaban piedras y algunos saqueaban comercios. Decían que protestaban por el apuñalamiento de unos niños, que habría sido perpetrado por un hombre al que señalaban como migrante. Justo el detalle que la extrema derecha necesitaba para obtener su excusa para el pogromo. Como en Francia días después. Como en la Norteamérica de los linchamientos de negros, como en El Ejido en el año 2000, o en el barrio de Ca n'Anglada de Terrassa un año antes. Una noche de disturbios, nada más, pero que sacaba ese odio racista que, cocido a fuego lento por los profesionales del odio, y por el abandono institucional de la clase trabajadora, acaba por desbordar la olla.

Y de nuevo, el chovinismo del bienestar. El no hay para todos, y hay que competir por los recursos. Nunca exigir más, ni cambiar la estructura que produce esta desigualdad, esta miseria, sino golpear por una miga de pan al que tienes al lado. Así se preocupa la extrema derecha por la clase trabajadora: dividiéndola y enfrentándola para exonerar a los responsables de su miseria. Y así no se preocupa el capitalismo por la extrema derecha: mientras la clase obrera se pelee, nadie lo va a intentar derrocar.


En Romans-sur-Isère, el intento de pogromo salió mal. Los neonazis fueron interceptados por varios vecinos, y se abortó la cacería. Uno de ellos acabó desnudo en la calle. Otro, malherido en un hospital. Otros dos, exhibidos en redes sociales junto a sus teléfonos móviles, que sus captores mostraban para demostrar que eran miembros de grupos nazis, que estaban perfectamente organizados y coordinados para la cacería. "Solo quiero irme a casa", decía uno de ellos cuando le mostraban los chats con la cara de Hitler en los que prometían una guerra racial y llamaban a matar moros.

El joven que luce un brazalete con una esvástica en esa foto que filtraron los chavales de Romans-sur-Isère de uno de los dos nazis cazados, no es más que un hijo sano de Occidente. Un chavalote que dice lo mismo que esos políticos que ganan elecciones y son ya figuras respetables. Alguien que se tomó al pie de la letra las advertencias que esas figuras mediáticas hacen todos los días en varias tertulias, en las que hablan sobre el Gran Reemplazo y la guerra racial en marcha. Lo único es que, ya se sabe, de joven lo quieres todo: genocidios, hornos crematorios y todo eso. Pero luego te haces mayor y ya no necesitas lucir el brazalete.

La ultraderecha insiste, y ya ha intentado resarcir la humillación de sus cachorros del otro día desfilando de nuevo en otras ciudades como Rennes o Lyon. Prometen guerra, mientras políticos y medios de derechas añaden leña al fuego insistiendo en la imposible convivencia y la recurrente inseguridad que justifica cualquier cosa.


Mientras, en España, las protestas de Ferraz se deshinchan y se convierten ya en barbacoas o en un escaparate de freaks. Tras casi un centenar de detenidos y un repliegue a los chats de Telegram, el autodenominado Noviembre Nacional está a punto de tropezarse con la Navidad, con el frío invernal y con el arranque de la nueva legislatura.

Pero no todo son malas noticias para ellos. Esta semana, la ultraderecha ha ganado las elecciones en los Países Bajos. Está por ver si logrará formar gobierno, pero ahí está. Igual que en muchos otros países, acariciando el poder o participando en él. Hace tiempo que, para algunos, la extrema derecha dejó de ser el cuñado borracho. Ahora, todos consumen esa mierda, todos hacen esos chistes y algunos ya lo invitan a todas las fiestas. Los gobiernos que todavía no están tomados por la extrema derecha, legislan y actúan cada vez más condicionados por los discursos de la extrema derecha. La hija de Le Pen, el de las cámaras de gas como anécdota, está a punto de tomar el poder en Francia. Y es una de las que, como en Rostock, en Mölln, en El Ejido o en Aravaca, apunta a la inmigración constantemente. Y son los chavales, los que luego se fotografían con el brazalete nazi, los que actúan en consecuencia.

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Weber, Feijóo y Tellado presentan el plan 'antisanchista' https://blogs.publico.es/dominiopublico/57937/weber-feijoo-y-tellado-presentan-el-plan-antisanchista/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/57937/weber-feijoo-y-tellado-presentan-el-plan-antisanchista/#respond Tue, 28 Nov 2023 05:59:45 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=57937 Continuar leyendo "Weber, Feijóo y Tellado presentan el plan 'antisanchista'"]]> En una entrevista en La Vanguardia, el presidente del Partido Popular Europeo (PPE), Manfred Weber, supera a Alberto Núñez Feijóo, líder del PP en España, en contradicciones, rozando inculso la catástrofe argumentativa. De todas es conocido el afán de Weber por absorber a la ultraderecha europea en el PPE, aunque para lograr ese objetivo, tenga que cogobernar con ella la derecha llamada democrática (y cristiana), pese a esa zona de sombra y confusión que suponen, por ejemplo, las actuaciones miméticas de esa derecha española y Vox. Weber se maneja por las aguas del cordón sanitario a la ultraderecha, o no, de forma bastante chusca, si tenemos en cuentas las declaraciones realizadas en la misma entrevista.

Sobre Vox, el presidente del PPE, asegura que "los extremistas de derecha nunca serán socios razonables en este proceso político". En el mismo saco que el partido de Santiago Abascal, mete a la AfD alemana, a Le Pen en Francia o a Kaczynski en Polonia porque quieren cargarse a Europa, según él. Sin embargo, Weber pega un volantazo al asegurar que en la estrategia colaboracionista del PPE sí se incluye a Giorgia Meloni, la primera ministra ultraderechista de Italia, con la que gobierna Forza Italia, partido que pertenece al PPE. Meloni es socia de Abascal, éste de Le Pen y del húngaro Orban (al que no se cita en la entrevista), pero a Weber le importa un higo, porque en realidad, dice, la ultraderecha italiana ha acatado tres principios que le hacen merecedora de colaborar con la derecha europea: nada de críticas a la UE, apoyar a Ucrania y apoyar a Israel.

Lo de la "democracia cristiana", como verán, se deja para la misa y la comunión, porque los derechos humanos, que Meloni es tan aficionada a atropellar con su machismo, su xenofobia o su homofobias fascistas, ya tal. Sobre los pactos del PP con Vox en las autonomías y ayuntamientos, Weber, también ya tal. El bávaro (original de Baviera, länder que da nombre a su partido) es muy crítico con la ley de amnistía, por supuesto, y culpa a Pedro Sánchez de no pactar con Feijóo una gran coalición que alejase a Vox (sí, insisto: Forza Italia, del PPE que Weber preside, cogobierna con Meloni)

La entrevista al presidente del Partido Popular Europeo es tan esclarecedora de lo que va a ser la línea del PP en España que ni siquiera era necesario que Feijóo eligiese a Miguel Tellado como portavoz parlamentario de su partido, poniendo a un pugilista de verbo nada florido como su representante primero en el Parlamento. Por cierto, sin convocar un Congreso del PP ni nada. En Galicia sabemos bien que el expresidente de la Xunta es especialista en embarrar, técnica muy antigua que suele dar réditos si tienes a los medios de comunicación a tu servicio. En este mismo diario, el compañero de Luzes, Luís Pardo, describe muy bien a Tellado, que no es más que la representación en bruto, sin pulir, de Feijóo. Porque supongo que la mayoría de ustedes habrán ido comprobando ya que no existe el tal líder "moderado" y "hombre de Estado" que se nos vendió en Madrid desde Galicia (a las gallegas no hacía falta, llevábamos años anunciándolo).

Después del líder, el puesto de portavoz parlamentario es el más vistoso del partido que lidera la oposición: aparece constantemente en ruedas de prensa y comparecencias parlamentarias, particularmente en la Sesión de Control del Congreso, donde Tellado confrontará directamente con la vicepresidenta Calviño o, incluso, con Bolaños. Teniendo en cuenta sus antecedentes verbales solo en la etapa de Madrid (de 2022 hasta ahora) contra el ministro de Transportes, Óscar Puente, o el propio jefe del Ejecutivo, menos una oposición constructiva, de las comparecencias de Tellado se puede esperar de todo. El portavoz del PP en la Cámara Baja también tendrá el control sobre diputados y diputadas y si se quejaban del control parlamentario y territorial del PP por parte de Teodoro García-Egea sobre sus cargos, quizás quienes no salieron con éste y Pablo Casado de la política ya se estén arrepintiendo. Weber, Feijóo y Tellado nos han dado en un mismo lunes todas las claves de la oposición al Gobierno de Sánchez; sin titubeos.

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De chistes malos y viejos tiempos https://blogs.publico.es/dominiopublico/57921/de-chistes-malos-y-viejos-tiempos/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/57921/de-chistes-malos-y-viejos-tiempos/#respond Tue, 28 Nov 2023 05:35:57 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=57921 Continuar leyendo "De chistes malos y viejos tiempos"]]> El exvicepresidente del Gobierno, Alfonso Guerra, durante la presentación de su libro 'La rosa y las espinas', en el Ateneo de Madrid, EUROPA PRESS/Jesús Hellín
El exvicepresidente del Gobierno, Alfonso Guerra, durante la presentación de su libro 'La rosa y las espinas', en el Ateneo de Madrid, EUROPA PRESS/Jesús Hellín

En los Grundrisse, Marx se burlaba con fundamento de aquellos que, para esquivar el conflicto de clase, consideraban que, por encima de nuestras diferencias económicas, "todos somos seres humanos por igual", como si eso explicara algo sobre la sociedad en la que vivimos: "Es tanto como decir", añadía, "que todos somos cuerpos", una banalidad evidente en sí misma y carente de cualquier potencia teórica.

¿Pero es realmente una banalidad? ¿Carece de valor teórico? Insistir en nuestra humanidad común, cierto, es invocar una abstracción que compromete poco. ¿Pero ocurre lo mismo con los cuerpos? No estoy seguro. Los cuerpos son de distintos tamaños y colores, cambian constantemente de volumen, textura y sonoridad y abrigan además una individualidad con la que hay que contar para medir y aliviar el dolor del mundo. Hay cuerpos niños, jóvenes y viejos; cuerpos femeninos y cuerpos masculinos; cuerpos blancos y negros; cuerpos fuertes y débiles, grandes y pequeños, sanos y enfermos. En una sociedad más justa que la nuestra algunas de estas diferencias dejarán de tener significado social y rango jerárquico, pero otras, en cambio, mantendrán su valor clasificatorio, no importa cuánto mejor sea el mundo que imaginemos. Pensemos, por ejemplo, en las relativas a la edad. No cabe concebir ningún orden alternativo, al menos deseable, en el que niños, jóvenes y viejos se comporten de la misma manera o sean tratados con igual rasero: ninguno en el que esa diferencia biológica no tenga consecuencias sociales y reclame consideraciones discriminatorias. Se podrán amortiguar, sí, los conflictos generacionales en diferentes moldes culturales, pero jamás resolver del todo. El cuerpo existe antes que el capitalismo, como lo prueba el hecho mismo de la explotación económica; pese a la robotización y la apoteosis financiera, se sigue extrayendo beneficio de los cuerpos humanos, que se defienden ostentando sus diferencias: los niños, los ancianos y los enfermos, por ejemplo, ya no van, o no deberían ir, ni a la fábrica ni a la guerra.

Así que la edad no es una cuestión baladí. La edad, claro, es una época, una familia, una clase, un país, un género, pero también un cuerpo. Los niños son redonditos y frágiles; los jóvenes enérgicos y abstractos; los viejos concretos y lentos. Los niños necesitan de otro cuerpo para sentarse; los jóvenes necesitan obstáculos contra los que chocar y mucho espacio en el que equivocarse a sus anchas; los viejos necesitan tiempo para abrocharse la camisa. En nuestras sociedades occidentales, que han acelerado y prolongado la vida, los niños son las mercancías más preciadas, junto con los coches; los jóvenes son celebrados como idea y reprimidos, sin embargo, fuera del futuro; los viejos, casi inmortales, se convierten, como Titonio, en cigarras arrugadas que hay que encerrar en una caja. Los niños quieren crecer, pero no se imaginan la vejez; los jóvenes quieren cambiar el mundo sin cambiar ellos mismos; los viejos quieren que acabe el día, pero no la vida.

Centrémonos, en todo caso, en los jóvenes y los viejos, condenados, al parecer, a no entenderse. A cierta edad uno se escucha decir a sí mismo, o escucha decir a los demás, esta locución ominosa: "en mis tiempos", "en tus tiempos". Basta declinar en plural la palabra "tiempo" para que pase a significar otra cosa: de un flujo a un segmento, de un drama metafísico a un habitáculo histórico. El tiempo es el ácido fluyente en el que se van disolviendo poco a poco los cuerpos; los tiempos, en cambio, ese recinto poroso en el que coinciden cuerpos más o menos coetáneos en torno a prácticas, modas, músicas, lecturas, acontecimientos, artefactos. El tiempo es irrestañable y vertical; viene de muy lejos y está ya muy lejos, después de atravesarnos, cuando fijamos la mente en él. Los tiempos, al contrario, son sociológicamente aprehensibles: son, si se quiere, la "epoca". ¿En qué momento, a qué edad, uno se queda fuera de los tiempos? ¿Tras qué tropiezo vital irreversible deja uno de pertenecer a su época? ¿No es esta ya "mi época"? ¿No sigo leyendo, informándome, interviniendo, viendo las últimas series, conmoviéndome con las últimas guerras? ¿No uso los gadget y aplicaciones comunes? ¿No sé pagar con bizum? No basta. Los verdaderos "tiempos" son aquellos en los que discurre nuestra juventud: nuestra juventud, quiero decir, en un sentido lato, extendida hasta eso que los antiguos griegos llamaban acmé, el momento de máxima claridad mental, que ellos situaban a los cuarenta años y que hoy podemos prolongar quizás hasta los cincuenta. Ahí acaba mi época; ahí terminan mis tiempos. Después, ya sólo hay "tiempo", esa hemorragia monótona, implacable, irrestañable, que nos deshila y vacía a todos por igual.

¿Pero es esto realmente así? ¿De quién son hoy nuestros "tiempos"? ¿De los jóvenes? ¿De qué jóvenes? Creo que los acontecimientos, las informaciones, las modas, las lecturas, los artefactos, las mercancías, las imágenes, las generaciones se han acelerado de tal modo que han acabado por sincronizarse con el flujo del tiempo mismo y ya no tienen -por eso- tiempo de cristalizar en una comunidad histórica, de rebalsar y delimitar una unidad compartida (una "época") que pueda ser vivida entre coetáneos laxos y transmitida a los descendientes -cuyo aliento sentimos una y otra vez en la nuca. Antes "los tiempos" corrían más que los viejos, que son lentos; ahora corren más que los cuerpos, por rápidos que se crean: quiero decir que nadie tiene un cuerpo lo bastante joven para seguir el paso de la "época", como ningún caballo era ya lo bastante caballo, a partir de 1830, para correr en paralelo a la locomotora. Los tiempos, por así decirlo, se han emancipado; no son de nadie; son ellos mismos. Los tiempos ya no tienen contemporáneos. Contemporáneos eran los que vivían en sus "tiempos", y eso quería decir: los que coincidían de tal manera con ellos que podían cambiarlos, o al menos arañarlos, con un gesto más o menos consciente. Ya no tenemos la sensación de que eso sea cierto. Nos movemos entre coetáneos identitarios, no entre contemporáneos activos que, como en todas las épocas, se resisten en vano a ser derrocados por los que los escuchan hablar desde el vagón de al lado. Estamos todos, me temo, igualmente fuera de los "tiempos". A todos nos han dejado atrás. ¿De quién son "los tiempos"? Son un poco más de los ricos, es verdad, pero tampoco mucho. Son un poco más de los que inventan gadget en Sillicon Valley, de acuerdo, pero no tanto. ¿De quién son? Son de las finanzas inasibles, de las máquinas, de la IA, de las bombas que caen "solas" sobre Gaza, de las imágenes celerísimas que se suceden en nuestras pantallas.

Pero quedan (¡quedan!) los cuerpos: los palos atravesados en las ruedas del tiempo. Los cuerpos rotos, los cuerpos bellos, los cuerpos torpes, los cuerpos lentos. Los cuerpos jóvenes y los cuerpos viejos. Salvo algunas excepciones (pienso en mi suegra y en Maruja Torres), todos envejecemos mal. Las tonterías de algunos jóvenes las disculpamos porque son jóvenes; incluso cuando repiten los errores de sus antepasados nos parecen modernos porque saltan y bailan y follan y sufren intensamente. Los viejos, en cambio, impacientan a un mundo impaciente que nunca corre lo bastante deprisa. Vale. Es nuestro último tributo a una biología presuntamente vencida. Ahora bien, existe una combinación que, no sin motivo, se nos antoja particularmente odiosa. Me refiero a la del cuerpo-viejo-hombre-macho que, debilitado el lóbulo frontal, se desinhibe en público sin apenas bridas. Hemos visto algunos ejemplos estos días: Tamames, González, Guerra. Pero cuidado. Antes de dejarnos llevar por el edadismo, recordemos todas las estupideces que dicen Ayuso, Negre, Vito Quiles y tantos otros ultras que están en la flor de la edad. Tamames, González, Guerra están tan fuera de juego, en realidad, como esos cientos de jóvenes que se manifiestan, brazo en alto, en Ferraz. O como los millones de jóvenes que, perdido el frontal tecnológico, se desinhiben en las redes. Son todos por igual, somos todos por igual, los viejos y los jóvenes -cerremos la paradoja-, de nuestra "época": esa que no alberga ya "tiempos" sino solo "tiempo", y que tiene quizás los minutos contados. Todos merecemos, pues, un poco de piedad. Si estos provectos mamuts nos irritan más es porque detentan aún el poder suficiente para generar efectos; y porque, siendo viejos, no se resignan, al contrario que nuestros padres y abuelos, a dejarse solo mirar, como grandes elefantes caídos o rocas trabajadas por la erosión. La vejez, ay, es a veces interesante para la mirada, casi nunca para el oído, nunca para las manos y jamás para la admiración: la podemos fotografiar pero no amar y mucho menos desearla en el propio cuerpo. Podrá parecernos injusto, pero esa es la ley de los cuerpos desgastados en el mundo sublunar, y más en condiciones antropológicas neoliberales; conviene, por tanto, que vayamos haciéndonos a esta idea los que dejamos atrás, hace una década, nuestro acmé. Así son las cosas: nos enternecen los cachorros, nos admira la energía juvenil, nos desagrada la vejez contagiosa que anticipa nuestro destino individual. Los niños siguen siendo, como siempre, maravillosos, a los jóvenes les falta hoy ese acontecimiento espacial que tuvo la generación del 15M y a los viejos les hemos prolongado tanto la vida que las tardes se les hacen demasiado largas y los años demasiado cortos. Siempre ha habido casos excepcionales, es verdad, de crepitante longevidad  natural, pero quizás conviene preguntarnos si no hemos generado unas condiciones en las que nuestra vejez es más larga que nuestra vida; en las que, en definitiva, vivimos pocos "tiempos" y demasiado tiempo. Eso lo tendrá que decidir cada uno, por supuesto, admitiendo a la vez que es muy difícil saber desde dentro cuál es el momento justo de retirarse del propio cuerpo, y ello porque los cuerpos son más antiguos que el capitalismo y porque bajo el capitalismo los cuerpos sobreviven a menudo a la conciencia y la voluntad. Pero digamos que, si estoy a favor de la eutanasia física, mucho más de la eutanasia pública y mediática: la última frase, decía Aristóteles, es la que define hacia atrás toda la existencia. Aprender a morir es prepararse esa última frase; o aprender tal vez a callársela. Casi todos erraremos el tiro, desde luego, pero en este terreno, como en otros, llevan ventaja los que no han tenido nunca ningún poder: es decir, los pequeños, los plebeyos, los silenciosos, los valientes. Si hay algún argumento decisivo contra el poder, en efecto, es este de que, si lo tienes o lo has tenido y vives lo suficiente, acabarás metiendo la pata sin remedio.

(Acabo entre paréntesis con un anticlímax provocativo. ¿Se pueden contar chistes sobre enanos y maricones? Se pueden contar chistes sobre cualquier cosa, a condición de que sean buenos. ¿Qué es un buen chiste sobre enanos y maricones? Uno del que se ríen incluso los enanos y maricones. Rectifico: también se puede contar un mal chiste sobre enanos y maricones; nada lo impide y nada debe impedirlo; pero entonces se corre el riesgo de que no se ría nadie y de que el que lo cuenta sufra el baldón mayor imaginable: el de no tener gracia y ser contemplado en la vergonzosa desnudez de sus prejuicios o de su impúdica vejez. En una sociedad en la que se respete realmente a los otros, los chistes de enanos y maricones los contarán los enanos y los maricones y nos reiremos todos, porque reírse sin discriminación, de lo profano y lo sagrado, de uno mismo y de Dios, es propio de los condenados a muerte que somos los humanos. Por el contrario, en una sociedad que no acaba de librarse de la homofobia y la crueldad, los malos chistes de enanos y maricones no pueden aspirar a la universalidad: es por eso que se cuentan en fratrías machirulas y camaretas cerradas y mohosas. No son chistes: son contraseñas de virilidad insegura, códigos de solidaridad privada entre machos clandestinos. Su propia falta de gracia los extinguirá sin remedio. Entre tanto, defendamos la libertad de expresión: porque defender la de los demás es defender la nuestra y porque a veces algunos la usan tan mal que la mejor manera de quitárnoslos de encima es precisamente dejarlos hablar).

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Salario mínimo: el hijo pródigo https://blogs.publico.es/dominiopublico/57862/salario-minimo-el-hijo-prodigo/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/57862/salario-minimo-el-hijo-prodigo/#respond Mon, 27 Nov 2023 05:25:00 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=57862 Continuar leyendo "Salario mínimo: el hijo pródigo"]]> Salario mínimo: el hijo pródigo
La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, y el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, durante el acto de presentación del Acuerdo de Diálogo Social, en la sede del Ministerio, a 23 de febrero de 2023, en Madrid. / EUROPA PRESS - Eduardo Parra

Aún resuena en nuestras cabezas el eco insaciable de las amenazas que acechaban a nuestra sociedad con las sucesivas subidas del salario mínimo interprofesional que se produjeron durante la última legislatura de 735 euros a 1.080 euros al mes. Los peligros eran descritos con tal calibre que amenazaban con destruir empleo en forma de cientos de miles de puestos de trabajo, la desaparición de empresas y la ruina de autónomos. Pues bien, nada de eso se ha demostrado cierto, muy al contrario, la evolución del trabajo en este país que, desde la investidura del 7 de enero del 2020, con pandemia y guerras incluidas, ha creado 1.299.000 empleos (datos EPA), de los cuales el 55,4% ha ido para mujeres. Es decir, las plagas bíblicas descritas constituyen un caso más de instrumentalización del miedo para hacer política, incluso por parte de operadores técnicos a los que se supone la mayor solvencia, pero que abonados a tesis conservadoras han contribuido a un debate social innecesario.

La importancia de determinar un quantum salarial mínimo para las personas que trabajan que les permita proveerse lo necesario para su supervivencia no es una cuestión propia de nuestro Estado, ni siquiera de la Unión Europea, sino que está ligado a los derechos humanos en la medida en que para una parte de la población dependen de él la salud, la educación o la vivienda. En consonancia con ello, nuestra Constitución en el artículo 35.1 garantiza sin matices la suficiencia de los salarios y el artículo 27.1 del Estatuto de los Trabajadores apodera al Gobierno para tomar las decisiones conscientes que permitan su adecuación a las necesidades de la ciudadanía. Es decir, el salario mínimo es una decisión del Gobierno, netamente política y no propia del diálogo social, pese a que sí, debe ser consultado con los agentes sociales, tanto patronales como sindicatos.

Ejecutivo tiene la mano tendida a la hora de la negociación, pero firme en la defensa de la mayoría social del trabajo

Este miércoles la CEOE reunida en asamblea dio una muestra de inteligencia política. Tras escuchar el discurso de toma de posesión de la vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, en la que afirmó que su primera actuación iba dirigida a convocar la mesa de diálogo para subir el salario mínimo, decidieron por sí mismos hacer una propuesta. Ya saben que las amenazas han devenido ecos nostálgicos sin sentido y prefieren limitar los "daños" que supuestamente la subida de los mínimos retributivos pudiera producir en su cuenta de resultados. La experiencia les ha enseñado que por un lado la subida de salarios aumenta la circulación de dinero y, por tanto la capacidad de consumo de la que son los principales beneficiarios y, por otro, que este Ejecutivo tiene la mano tendida a la hora de la negociación, pero firme en la defensa de la mayoría social del trabajo, por tanto, es mas beneficioso pactar influyendo que quejarse y no poder incidir.


Todavía no tenemos los datos que nos permitan definir cuál será el 60% del salario medio del 2023, una vez cumplido este objetivo en el año anterior siguiendo los mandatos de la Carta Social Europea. Por otro lado, su efecto sobre el resto de los salarios es también evidente. La subida es un empujón para el empleo, la economía y las personas trabajadoras por cuenta propia que son las primeras destinatarias del consumo. Esta medida combate la desigualdad y mejora el bienestar social sin duda, además no tiene impacto fiscal inmediato y es sencilla desde el punto de la vista de la acción de Gobierno.

Es obvio que las planificaciones salariales han de tenerse en cuenta en los contextos económicos y sociales concretos, más allá de los objetivos políticos de bienestar ciudadano. Es lógico que las organizaciones de empresarios defiendan los intereses de los colectivos a quienes representan, pero es más lógico y aún más productivo que lo hagan al margen de intereses políticos de terceros, con la mirada larga y con el debate suficiente con las contrapartes negociales para poder determinar sus posiciones en las mesas. La vuelta a posturas más pragmáticas y menos políticas indican el inicio de una legislatura que se prevé larga. Aun la posición de CEOE parece alejada de una decisión final que no puede quedarse en ese 3% que proponen, y que tuvo como base un pacto de rentas en un contexto de enorme inflación. Habrá que seguir trabajando, pero bienvenidos sean.

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“Sé fuerte, sé amable” https://blogs.publico.es/dominiopublico/57901/se-fuerte-se-amable/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/57901/se-fuerte-se-amable/#respond Sun, 26 Nov 2023 09:06:11 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=57901 Continuar leyendo "“Sé fuerte, sé amable”"]]>  

“Sé fuerte, sé amable”
Jacinta Ardern en una foto de archivo. EP

El título de este artículo no podía ser otro que una frase de mi admirada Jacinta Ardern, ex primera ministra de Nueva Zelanda. Estas palabras me acompañaron mientras desempeñé responsabilidades públicas, y me acompañan ahora que veo la política desde la distancia ciudadana. Cuatro sencillas palabras que resumen una forma diferente de estar en el poder, de entenderlo como servicio y de hacer de la política una herramienta humana, empática y cercana a la gente.

En el mes de noviembre, dedicado a las violencias machistas, he querido escribir este artículo sobre la violencia política por razón de género, un asunto que por desgracia aún sigue siendo muy frecuente y que refleja que los ataques machistas a mujeres que están en política o puestos de poder contribuyen de manera directa a que otras mujeres no se animen a entrar en política ni a luchar por puestos de liderazgo (sólo hay que leer algún artículo reciente de algún representante público que parece no haber entendido aún que los tiempos han cambiado).

Ser mujer y haberme dedicado a la política ha sido tan duro como apasionante, tan fascinante como desalentador, pues no todos los obstáculos ni todos los enemigos visten el uniforme de los adversarios. Asumir responsabilidades, definir estrategias y organizar equipos representa una dura lucha en la que los egos y las traiciones arrinconan la buena voluntad. Hay fuego amigo y fuego enemigo. Ambos destrozan por igual. Quien niegue esto o bien no sabe de política o sencillamente miente.

La violencia contra las mujeres en el ámbito de la política constituye una de las principales barreras para nuestro acceso y permanencia en los espacios de dirección, representación y decisión política. El hecho de que el acoso, el desprecio, las mentiras y el insulto en redes y medios de comunicación se haya normalizado nos alerta de una situación aberrante.  Personalidades como la propia presidenta Arden o la finlandesa Sanna Marin, ministras como Irene Montero o Leire Pajín, pero también concejalas como Nevenka Fernández o diputadas como Victoria Rosell, han sufrido en primera persona la crueldad extrema del vitriolo comunicativo. Hay dos cosas que no tienen límites: la estupidez y la maldad. Ambas deben ser extirpadas con el bisturí jurídico de la convivencia democrática si queremos construir una sociedad mejor.

Siempre he creído que la responsabilidad pública está sometida al imperio de la dignidad humana. Por eso tenemos la obligación moral de denunciar aquello que enturbie y envenene la participación femenina en el mundo de la política

Representar a un partido de izquierdas y representar a Podemos no ha sido fácil. La hostilidad exterior no ha concedido ningún descanso en sus emboscadas mediáticas y las infecciones internas han ido extendiéndose en lugar de sanarse. La crítica constructiva siempre es positiva, pero el descrédito falaz y la desinformación maledicente no lo son en absoluto.

Así, como botón de muestra, no resulta aceptable recibir amenazas constantes por parte de quienes pierden sistemáticamente todos los procesos internos de un partido como ha ocurrido en Podemos Rivas frente al equipo dirigente que tuve el honor de encabezar. No es aceptable que esas cinco personas se hayan dedicado a difundir comunicados falsos en prensa una y otra vez con el único fin de dañar al Podemos que no los encumbró. Tampoco es aceptable que esas mismas cinco personas que dicen guardar lealtad a un partido político se dediquen a hacer campaña abierta contra la mujer candidata a la alcaldía con falsedades despreciables, sin ningún argumento político y con la manifiesta intención de provocar daños emocionales y personales. Y no, no es aceptable acusar a alguien inquisitorialmente sin pruebas.

Las consecuencias electorales de estas actitudes no tardaron en verse, la violencia política machista que vemos en otras esferas en televisión tampoco. Pero, más allá de la demolición desde dentro de un proyecto ilusionante, ¿quién repara el daño personal, la mentira pública, las heridas emocionales y familiares de esa violencia? ¿Deberían los medios someterse a la obligación de contrastar esa información intoxicada y de reparar en su caso las noticias que han sido falsamente difundidas? Claramente yo creo que sí.

¿Alguna mujer va a querer presentarse a un puesto de liderazgo cuando ve campañas hostiles, acosos o amenazas a otras mujeres por el mero hecho de ser mujeres? Es tarea de todos denunciar el bullying político, y también ponerle fin, sea cual sea nuestra ideología, nuestro partido o nuestra línea editorial. Ante los bulos, los ataques despreciables y las noticias falsas, no cabe la equidistancia. Aquellos que se ensañan con las mujeres políticas demuestran su verdadera cara, dejan a un lado el disfraz progresista y muestran su machismo rancio.

Con este artículo pretendo que ninguna compañera tenga que sufrir ni un ataque más, porque a las compañeras de batallas nunca se les da la espalda. No hay victimismo en mi intención, hay rabia contenida ante la impunidad, frente a la inacción. Mañana te puede tocar a ti, no estarás sola. Seamos fuertes y amables, acabar con la violencia política es tarea de todas.

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Israel y la diplomacia del gobierno: 'La Corte de Invierno' https://blogs.publico.es/dominiopublico/57888/israel-y-la-diplomacia-del-gobierno-la-corte-de-invierno/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/57888/israel-y-la-diplomacia-del-gobierno-la-corte-de-invierno/#respond Sat, 25 Nov 2023 13:38:00 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=57888 Imagen del primer ministro belga, Alexander De Croo (i), el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu (c), y el primer ministro español, Pedro Sánchez (d), durante su reunión el 23 de noviembre de 2023.- Europa Press
Imagen del primer ministro belga, Alexander De Croo (i), el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu (c), y el primer ministro español, Pedro Sánchez (d), durante su reunión el 23 de noviembre de 2023.- Europa Press

La corte de invierno es un suplemento de un juego de rol muy popular: La Leyenda de los Cinco Anillos. La Leyenda de los Cinco Anillos es una recreación de las leyendas míticas del Japón y la China populares. Es, por decirlo de una forma sencilla, un juego de samuráis, emperadores, demonios y otras criaturas, donde los personajes viven aventuras. Pero La Corte de Invierno es algo distinto.

La Corte de Invierno sirve para jugar a las intrigas palaciegas que suceden en los castillos de los nobles de Rokugan (así se llama esta versión mitificada). En La corte de invierno se pactan matrimonios, se gestan futuras guerras y se gestiona la paz del conflicto imperial. Lo más divertido de jugar a La corte de invierno es que las habilidades habituales del juego sirven para muy poco. La destreza, la fuerza, las habilidades mágicas de combate o el uso de la katana son inútiles. Por el contrario, la mentira, la seducción, la persuasión, el engaño y los juegos mentales son la base del desarrollo del juego. Muchas veces una maniobra al inicio del juego sólo adquiere sentido mucho después.

Pensaba en ello estos días durante la visita de Pedro Sánchez a Israel. En el campo de la diplomacia, en el juego de La Corte de Invierno, la liturgia es una parte fundamental de lo que está en juego. Es legítimo pensar que no es buena idea ir a reunirse con el jefe de un Estado que está asesinando a decenas de miles de civiles en Palestina, pero existe la posibilidad de que la única forma de abrir un frente diplomático que contribuya al reconocimiento de Palestina como Estado, como dice el acuerdo de gobierno firmado entre el PSOE y Sumar, requiera de movimientos de ese tipo.

En ese sentido, es difícil medir los efectos materiales de los gestos diplomáticos en un primer momento.


La reivindicación de la ruptura de relaciones con Israel hasta que no haya un alto el fuego indefinido me parece perfectamente razonable, pero llegar a ella requiere de pasos previos e intermedios. Requiere seguramente de distintos puntos de presión en diferentes lugares partiendo de que, me temo, España está en una posición relativamente minoritaria en el panorama internacional y, sin duda, en el europeo. Todo eso juega. Decía ayer el periodista Hibai Arbide que había una enorme diferencia entre el pleno del Ayuntamiento de Barcelona votando a favor de romper relaciones con Israel (un ejemplo que podría replicar otras administraciones locales) que el Ayuntamiento de Madrid aprobando otorgar una medalla a Israel. Esa colección de grises necesitamos visibilizarla.

Otro ejemplo que me llama la atención es que España no haya roto en ningún momento relaciones diplomáticas con Rusia por la invasión de Ucrania. El embajador español en Rusia sigue allí. Nadie duda del compromiso del Gobierno con la causa ucraniana a pesar de ello.

En España tenemos una larga tradición de defensa de los derechos humanos y de oposición a la guerra. La Constitución de 1931 ya consagraba constitucionalmente el rechazo a la guerra como política nacional. En democracia hemos tenido el movimiento por la paz, el rechazo a la OTAN y la insumisión, quizás junto con el movimiento ecologista y el feminismo, el movimiento social más importante de la joven democracia española. En el año 2003, el movimiento contra la guerra de Irak se convirtió en un hito generacional con un apoyo social absolutamente transversal. Nuestro ADN democrático entiende perfectamente que no se combate el terrorismo matando civiles, ni invadiendo territorios, pero esa fabulosa costumbre movilizadora no ha podido evitar los conflictos. Ha sido sumamente efectiva a nivel democrático, ha educado a generaciones enteras, nos ha vacunado contra el odio, pero no ha podido evitar las masacres.


Hay algo insoportable en que estos procesos sean lentos e inciertos. La sensación de impotencia es grande, las ganas de hacer más lo es más. Ninguna maniobra en La Corte de Invierno es ajena a lo que pasa fuera de ella. Tiene sentido (más sentido que nunca) seguir movilizándonos, seguir exigiendo avances (el primero, un alto el fuego permanente). Seguir intentando que los discursos se conviertan en hechos.

Nuestro problema político es seguir siendo efectivos políticamente sin reducir la complejidad de los hechos.

Otro ejemplo: es evidente que la posición de Joe Biden con Palestina le puede separar de ciertos sectores clave de su electorado, especialmente la gente más joven, más movilizada. Cuando Israel se quejó de que Tik Tok en EEUU visibilizaba más los contenidos propalestinos, Tik Tok respondió que no, que simplemente los jóvenes eran pro palestinos. A la vez, no es menos cierto que una derrota de los demócratas en las próximas elecciones sería una noticia terrible para los Estados Unidos, para Europa y sin duda ninguna para Palestina. El problema que tenemos es que las dos cosas son verdad a la vez.


Ante esa tesitura se abren tres opciones. Una especie de consuelo acrítico, por el que los gestos simbólicos son suficientes y contribuyen más a nuestro orgullo de país que a nada que tenga que ver con el sufrimiento real de las personas reales que viven en Palestina. Otro es la separación absoluta de esa complejidad y de la idea misma de diplomacia. Digamos que La Corte de Invierno no es la política, que la política sólo está en el exterior de la Corte y que todo lo que surja de ahí será insuficiente e incompleto. La tercera es intentar navegar el doble problema de que La Corte de Invierno es a la vez útil e insuficiente, avances y poca cosa, pero que el exterior de la misma TAMBIÉN es insuficiente e incompleto y que eso no nos paralice, porque seguimos comprometidos con ello mientras siga muriendo gente inocente y el mundo este avanzando a un lugar sumamente oscuro por ello.

En tiempo de horror, toda ayuda es bienvenida.

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Si las paredes de los despachos ministeriales hablasen https://blogs.publico.es/dominiopublico/57861/si-las-paredes-de-los-despachos-ministeriales-hablasen/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/57861/si-las-paredes-de-los-despachos-ministeriales-hablasen/#respond Sat, 25 Nov 2023 06:46:35 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=57861 Joan Subirats entrega cartera ministerial a Diana Morant. / A. Pérez Meca (Europa Press)
Joan Subirats entrega cartera ministerial a Diana Morant. / A. Pérez Meca (Europa Press)
21/11/2023

Si las paredes de los ministerios hablaran, si los despachos contaran lo que ha ocurrido dentro de ellos. Ahora un conserje mueve los muebles, los devuelve a su lugar original. El nuevo ministro podrá colocarlo todo a su gusto, a su medida. El equipo que llegue tendrá que hacer de esos fríos pasillos, su hogar. Pasarán miles de horas ahí dentro.

Dos sofás en el recibidor, una mesa de cristal en el centro con alguna revista especializada. Más adelante, una sala donde se ubicaban los asesores políticos, jurídicos y de comunicación, el equipo de la anterior ministra. A la derecha, la puerta que da al gran despacho. Una zona con sofás para las reuniones. Las estanterías que estuvieron llenas de libros, ahora están vacías. La bandera de España, y la europea.

La mesa de trabajo, antes estaba repleta de dosieres y papeles perdidos, junto al ventanal. Tras él, se divisa el Museo del Prado desde el otro lado del Paseo, quizás; o el Paseo de la Castellana en Nuevos Ministerios; la calle Alcalá desde el señorial edificio de Hacienda que colinda con la Puerta del Sol...

Todos los ministerios tienen mucho en común. El aire funcionarial les da un regusto soviético. Las medidas de seguridad a la entrada dan sensación de aeropuerto. Las grandes proporciones de su arquitectura, en la mayoría de los casos, nos retrotrae al periodo franquista. Mesas de trabajo por los pasillos. Algunos uniformes pasados de moda.

La república es así, no es de nadie y es de todo el mundo. Al contrario que la monarquía, en la democracia la gente pasa por la cosa pública de forma temporal. El puesto perdura, las personas transcurren. La monarquía es una propiedad familiar, la cosa privada. La familia perdura en el puesto. "Hay ministros que se han pensado que el ministerio era suyo y que no llegaría el día en el que se tuvieran que marchar", susurrarían algunas paredes.

Si las paredes de los despachos ministeriales hablaran, nos contarían cómo se largó aquel ministro incluso antes de que terminara su mandato, cómo hacía semanas que el bufete estaba recogido y sus pertenencias aguardaban en cajas de cartón. O cómo hubo uno que una vez no tuvo tiempo ni de exponer sus novelas en las estanterías, pues duró una semana en el cargo tras destaparse un escándalo del pasado.

Una ministra socialista, cuentan las paredes, obligaba al servicio a usar cofia. Y no comprendía los chascarrillos sobre el asunto que hacían algunos de sus compañeros de Gobierno algunos martes, cuando se encontraban tomando un café en el Palacio de la Moncloa antes del Consejo de Ministros. Ay, si  las paredes hablaran más de lo que hablan ya. Una vez llegó una pandemia de coronavirus y casi todo el equipo de otra ministra recién llegada se quedó a hacer vida en el ministerio durante días. Varias de aquellas personas se contagiaron.

Una luz encendida a altas horas de la madrugada en un ministerio. Lo que podría ser una fiesta ilegal solo es una reunión en la que se deciden las listas para un congreso interno del partido. Desde un despacho oficial del Gobierno, se tachan nombres de una lista. Nombres que verían truncadas, con nocturnidad y alevosía, sus aspiraciones políticas.

Cuando los traspasos de carteras, los ministerios se visten de gala. Se cruzan quienes llegan con quienes se van: a veces del mismo partido, otras, rivales. Esta semana ha tomado posesión un nuevo Ejecutivo. Un nuevo Gobierno de coalición progresista. Ha habido traspasos para todos los gustos. Quienes se querían ir y poner fin a su carrera en la política institucional, quienes criticaron no seguir en el puesto, quienes siguen pese a las quinielas... Arranca un nuevo Consejo de Ministras y de Ministros. Pese al ruido, la democracia funciona con normalidad: los ministerios perduran, sus dirigentes cambian. Muchas despedidas esta semana. Si las paredes de los despachos ministeriales hablasen.

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Feijóo, Ayuso y la traición pasiva https://blogs.publico.es/dominiopublico/57849/feijoo-ayuso-y-la-traicion-pasiva/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/57849/feijoo-ayuso-y-la-traicion-pasiva/#respond Fri, 24 Nov 2023 05:59:51 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=57849 Continuar leyendo "Feijóo, Ayuso y la traición pasiva"]]> En este curso parlamentario que se abrirá con la presencia del rey en el Congreso la semana que viene, nada tiene más difícil Alberto Núñez Feijóo que la situación interna de su partido. Inmerso en un encaje de piezas muy complicado, el presidente del Partido Popular trabaja por abrir su tradicional desconfianza y cerrazón a un equipo más amplio y plural que el que le ha acompañado hasta ahora; esto es, el núcleo más próximo que vino con él de Galicia a Madrid para sustituir al caído-empujado Pablo Casado y su equipo, y en un segundo, tercer o cuarto plano, Cuca Gamarra, Esteban González Pons y Elías Bendodo, este que parece haberse alejado un poco más en los últimos tiempos al haber traspasado la portavocía del partido a Borja Sémper, aunque hablar, hablan todos/as, y bastante.

En este círculo de confianza conformado por órbitas en torno al líder, parte de los medios de comunicación, periodistas y analistas bien informadas han situado a Isabel Díaz Ayuso, la presidenta de la Comunidad de Madrid que acabó con su compañero y amigo (sic) Casado en cuanto éste se apresuró a denunciar -en una estrategia cargada de razón, pero bastante ingenua- que el hermano de Ayuso se estaba forrando a costa de la pandemia y el dinero público, como así se desmostró. Haya o no delito penal, lo que no hubo fue decencia alguna, ya lo dijimos aquí en su día.

Como indecencia, inhumanidad y presuntos delitos penales de marca mayor ha habido con la muerte de cerca de 7.300 mayores en residencias sin asistencia sanitaria durante la pandemia y obligados/as por los conocidos ya como "protocolos de la vergüenza", solo aprobados en la Comunidad de Madrid. Los y las familiares de estos muertos en medio de una crueldad inexplicable, que no encuentra razones siquiera en la emergencia sanitaria de las primeras semanas de covid, llevan años luchando por que la Justicia señale y condene oficialmente a culpables y responsables de una vez; y digo "oficialmente", porque a tenor de las pruebas y testimonios a todos los niveles de la Administración que ya son archiconocidos, parece evidente quiénes fueron los que dieron luz verde al siniestro protocolo.

Este jueves, la Audiencia Provincial de Madrid ha ordenado a una jueza que reabra una causa penal contra la presidenta Ayuso, en concreto, por el fallecimiento de siete mayores en una residencia del distrito madrileño Ciudad Lineal relacionado con la aplicación de los polémicos protocolos. Los incansables familiares de los mayores muertos sin auxilio confían en que, de una vez por todas, sean juzgados y condenados la jefa del Ejecutivo de la CAM y el equipo que avaló este triaje para ver a quién se derivaba a un hospital y a quién no. La impotencia ante la indiferencia de las administraciones con esta tragedia ha convertido el camino de estas víctimas para honrar a sus muertos y hacer justicia en un calvario impropio de un país que se dice democrático.


"El que quiere ser tirano y no mata a Bruto y el que quiere establecer un Estado libre y no mata a los hijos de Bruto, solo por breve tiempo conservará su obra". Es una de las citas más conocidas de Maquiavelo y habla de traiciones y traidores, que se reproducen como conejos en política y aledaños y generan otros y otras traidores a los que si no se elimina de forma drástica -políticamente hablando-, impiden conseguir objetivos. Feijóo y Ayuso se hermanaron para traicionar a Casado y su equipo en un sainete cutre y despiadado. De los traicionados no queda nadie; de los y las traidoras, bastantes y con mando en plaza, empezando por el líder del PP y la presidenta madrileña.

La noticia de la posible apertura de una causa penal contra Ayuso por la muerte de casi 7.300 personas encarceladas en residencias y sin posibilidad de ser tratadas, aliviadas o, incluso, eutanasiadas para evitarles un sufrimiento atroz, ha sido recibida esta vez con la máxima expectación en la sede nacional del PP, en la planta noble. El de los "protocolos de la vergüenza" es un tema del que no gusta hablar en el Partido Popular, siquiera para valorar la parte ética de la cuestión, que va mucho más allá de la penal y atañe a la política. Incomoda, molesta. Este jueves, en cambio, se encendió una luz en la calle Génova: Ayuso, creen, ha podido obtener una holgada mayoría absoluta sin los votos de ninguno de los familiares y allegados de las víctimas más vulnerables de la pandemia. De lo que ya no están tan seguros es de que pueda mantenerla si esa estrategia que escapaba a todo derecho humano llega a juicio y se conocen a viva voz las atrocidades cometidas, una y otra vez, y en más residencias, y en más seres humanos ... hasta 7.291.

Feijóo puede regodearse, no obstante, de quitarse de encima a una adversaria interna, a la que no dudará en traicionar llegado el caso -como Ayuso a él, como ambos a Casado, y a los antecedentes de los dos y de otros partidos me refiero-, pero es el dolor de tanta gente luchadora y tenaz en su denuncia el que merece no solo respuestas, que ya las tiene aunque los tribunales parezcan ignorarlas, sino justicia y reparación para seguir conviviendo con el agujero negro de la tragedia tan infame que les ha tocado protagonizar.


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https://blogs.publico.es/dominiopublico/57849/feijoo-ayuso-y-la-traicion-pasiva/feed/ 0 Ana Pardo de Vera,Ayuso,Feijóo
La motosierra de Milei https://blogs.publico.es/dominiopublico/57820/la-motosierra-de-milei/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/57820/la-motosierra-de-milei/#respond Fri, 24 Nov 2023 05:30:26 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=57820 La motosierra de Milei
El presidente de Argentina, Javier Milei, con una motosierra durante un mitin del 12 de septiembre de 2023. / REUTERS/Cristina Sille

El neoliberalismo —dice Quinn Slobodian— no es un sistema económico, sino una teoría del Estado. No quiere acabar con él —dice Juan Álvarez—, sino hacer de él su empleado. Reorientarlo, redefinirlo, consagrarlo al servicio puro y crudo de la propiedad. Pero nunca eliminarlo, porque el Estado presta servicios muy valiosos al mercado, a los que sería insensato que el capital renunciase: garantía del derecho de propiedad, fuerza para obligar a que se cumplan los acuerdos y los contratos, arbitraje en disputas, neutralización del disenso anticapitalista, mantenimiento de la oferta monetaria, construcción de infraestructuras, etcétera. Alguien tiene que reprimir las huelgas, a los sindicatos, y el monopolio estatal de la violencia viene de perlas para eso. El Estado, en un orden capitalista desembridado, puede incluso crecer, revigorizarse: que se lo digan si no a los chilenos que padecieron la dictadura de Augusto Pinochet. Wilhelm Röpke, uno de los padres del ordoliberalismo —exiliado del nazismo en su momento, defensor del Apartheid más tarde—, decía en una ocasión en carta al jurista Marcel van Zeeland:

Es posible que, en mi opinión del "Estado fuerte", yo sea incluso "más fascista" que usted, porque, de hecho, me gustaría que todas las decisiones de política económica se concentrasen en manos de un Estado totalmente independiente y vigoroso al que no debilite ninguna autoridad pluralista de tipo corporativista [...]. Ansío que la fuerza del Estado estribe en la intensidad de sus políticas económicas, no en su amplitud. Cómo debe diseñarse la estructura jurídica constitucional de tal Estado es una cuestión para la que no tengo una propuesta patentada que ofrecer. Coincido con usted en que las viejas fórmulas de democracia parlamentaria han demostrado ser inútiles. La gente debe acostumbrarse al hecho de que existe también una democracia presidencial, autoritaria y, sí, incluso —horribile dictum— dictatorial.

La victoria del siniestro Javier Milei en Argentina nos ofrece ya muestras descarnadas de todo esto: su motosierra se ensaña inmisericordemente con ministerios como el de Sanidad o el de Educación, pero deja intactos todas y cada una de las carteras ministeriales en cuyo interior hay una cachiporra. De los ocho ministerios que dejará en pie, tres son Seguridad, Defensa e Interior. Los otros cinco, Capital Humano, Infraestructura, Economía, Relaciones Exteriores y Justicia. Como resume Guillermo Zapata, "cuatro ministerios para infligir un dolor enorme a la sociedad y otros cuatro para intentar que no pueda defenderse del dolor que le infliges"; como dice Jónatham F. Moriche, "quitar todo lo de comer, educar y curar y soltar la correa de todo lo de apalizar, encerrar y llegado el caso matar gente".

Debemos estar atentos al desempeño de Milei, porque abre un escenario no del todo inédito, pero llamado a replicarse en otras partes en el futuro. Al de Milei o, por mejor decir, al del triunvirato que ha ganado en realidad las elecciones argentinas, formado por el propio Milei, el expresidente Mauricio Macri y Victoria Villarruel, defensora abnegada de las juntas militares, que propone derribar la antigua ESMA, centro de tortura convertido en un museo ejemplar de los horrores de la dictadura, y reclama la liberación de los tiranos encarcelados. De ella se cuenta que, tras conocerla, Pedro Mercado, otro ultraderechista defensor de la dictadura, contó que era la primera vez en su vida que se había sentido a la izquierda de alguien.

El rey medieval tenía dos cuerpos, según la célebre formulación de Kantorowicz, y el soberano posmofascista tiene tres, que en Argentina se aprecian con total nitidez: el bufón (Milei), el verdugo (Villarruel) y el ratero (Macri). El ratero saquea, el verdugo reprime a quienes se revuelven contra el saqueo, y el bufón atrae sobre sí con sus astracanadas la atención que permite que el ratero saquee. Hay diferencias entre ellos, a veces notables: a una nacionalista como Villarruel no debe de resultarle agradable la admiración entusiasta de Milei hacia Margaret Thatcher, el ogro femenino de la derrota humillante de las Malvinas. Milei no es nacionalista, sino un internacionalista del anarcocapitalismo, que ha cimentado su triunfo también en formas rudas de desprecio antinacional, denuestos de una Argentina sin remedio y por civilizar. Pero las distintas formas del odio homicida al zurdo y el servicio al capital siempre encuentran la manera de ser arrieros, y en el camino encontrarse. Leopoldo Galtieri –el general que metio a Argentina en la Guerra de las Malvinas– y Thatcher pueden darse la mano cuando se trata de aquello que así expresaba hace tiempo la cuenta crisp mattman de Twitter: "Los libertarianos se vuelven de ultraderecha en el momento en que se dan cuenta de que mantener las relaciones de propiedad actuales requerirá un genocidio".

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Periodismo selfi https://blogs.publico.es/dominiopublico/57792/periodismo-selfi/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/57792/periodismo-selfi/#respond Wed, 22 Nov 2023 20:25:29 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=57792 Detención de Vito Quiles durante una manifestación contra la amnistía frente a la sede del PSOE en Ferraz, a 20 de noviembre. - Gustavo Valiente / EUROPA PRESS
Detención de Vito Quiles durante una manifestación contra la amnistía frente a la sede del PSOE en Ferraz, a 20 de noviembre. - Gustavo Valiente / EUROPA PRESS

Hace algunos días, revisé un viejo thriller de John Frankenheimer cuyo título fue traducido en España como Plan diabólico. Reconforta comprobar que la película no ha perdido un ápice de su frescura después de casi sesenta años. El planteamiento es simple a la vez que endemoniado. Un tipo llamado Arthur Hamilton, atrapado en un matrimonio anodino, descubre una corporación secreta que ofrece a sus clientes la ocasión de renacer a una nueva vida, empezar de cero con otro nombre y otro aspecto físico, desembarazarse de toda carga del pasado. Los renacidos forman así una exclusiva cofradía de vividores entregados al placer y al desenfreno.

Lo que me fascina, sin embargo, no es tanto la originalidad de la trama como su ropaje estético, el manejo audaz de la cámara, las distorsiones, la música espectral, todo un repertorio de trucos audiovisuales que ahora pueden parecer banales y hasta trillados pero que en aquel entonces tenían una frescura arrebatadora. En las secuencias más asfixiantes del filme, Frankenheimer adhiere una cámara al cuerpo del actor protagonista de modo que vemos sus expresiones faciales en primer plano mientras el mundo gira a su alrededor como un tiovivo. Darren Aronofsky popularizó la técnica en Réquiem por un sueño con resultados tan eficaces como perturbadores.

Si nos paramos a pensarlo, esta es la genealogía del palo selfi, un dispositivo ligero que nos enfoca siempre en primer plano mientras el mundo gira a nuestro alrededor como un decorado trivial y reemplazable. Por mucho que sonriamos y hablemos a la cámara con ligereza y desenfado, la tradición de este recurso obedece sobre todo a los códigos del cine de terror y el thriller psicológico. Y no lo hace por azar. Cuando el detective Milton Arbogast cae por las escaleras en una escena de Psicosis, Hitchcock hace que la cámara lo acompañe pegada al cuerpo de un modo tan magnético que nos obliga a formar parte de su agonía.

A veces se nos olvida la novedad que encierra el concepto mismo del selfi. Hace no muchos años, cuando uno viajaba solo y quería tomarse una fotografía, tenía que pedírselo por favor a algún amable transeúnte o girar la cámara y retratarse a sí mismo casi a voleo y con cierto pudor por miedo a que los demás lo tomaran por loco. Ahora las generaciones más nuevas graban bailes de TikTok en plena calle sin que nadie se sorprenda. No lo digo por nostalgia ni por una pataleta de viejo resabiado sino como constatación de una metamorfosis que va más allá del progreso tecnológico. Ha cambiado nuestra forma de mirar a los demás y de vernos a nosotros mismos.

También el periodismo ha participado de esta mutación. Las protestas egipcias de 2011 contra Hosni Mubarak dieron fe de las nuevas posibilidades: cualquier persona con acceso a internet era un potencial reportero llamado a difundir el clamor de las muchedumbres y registrar los excesos de la policía. Pocos meses después, el 15-M entró en efervescencia con la ayuda, entre otras cosas, del poder de convocatoria que demostraban los hashtags y las redes sociales. Aún es posible consultar en YouTube algunos de los vídeos que tomaron los manifestantes con sus teléfonos móviles, imágenes trémulas y borrosas que conservan todo el vigor del testimonio.

Aquellos fueron tiempos de maduración para diversas personalidades del periodismo televisivo. Dos meses antes de la primera acampada indignada, Ana Pastor alcanzó la cima de su reconocimiento durante una entrevista con el presidente Mahmud Ahmadineyad. En las redes sociales se comentaba la contundencia de sus intervenciones mientras el hiyab que cubría su cabello se le iba desprendiendo poco a poco de la cabeza. El estilo de Pastor, incisivo hasta los límites de la insolencia, llegó a eclipsar a entrevistados tan conspicuos como Esperanza Aguirre o Alfredo Pérez Rubalcaba. En el nuevo periodismo, las preguntas gozaban de mayor atención que las respuestas.

La proyección de Jordi Évole, consolidada por entonces con la eclosión de Salvados, se había cocinado en el plató de Andreu Buenafuente a partir del personaje de El Follonero. Los programas de zapping repetían aquel momento antológico en que un joven espontáneo y provocador tomaba cariñosamente el pelo a Pau Donés. Mucho después, lo vimos entrevistar a todas las celebridades de nuestro tiempo con preguntas de apariencia amistosa pero punzantes. Dice Antonio Muñoz Molina que Évole se dedica demasiada atención a sí mismo. No me atrevo a suscribir un diagnóstico tan severo, pero los códigos del periodismo televisado no contribuyen a despejar esa percepción.

En los círculos conservadores de Madrid, Évole venía precedido de cierta fama progresista, así que Intereconomía le inventó un alter ego, un follonero de derechas que llevaría la provocación hasta sus últimas consecuencias y hostigaría a sus adversarios políticos en la vía pública bajo el pretexto del periodismo de investigación. Allí no había hueco para el intercambio civilizado de ideas sino para el acoso y derribo del contrincante. El reportero apócrifo acudía a eventos izquierdistas o independentistas con una cámara temblorosa y pegada al cuerpo que exacerbaba las tensiones verbales y simulaba forcejeos. Ya no se trataba de encontrar noticias sino de generarlas.

De esa misma escuela, y al calor de varias siglas ultraderechistas, ha surgido toda una estirpe de acosadores ambulantes que profesan una variante vulgar y mezquina del periodismo selfi, un antiperiodismo ejercido con una cámara pegada al cuerpo y en el que el protagonista ya no es la información sino el informante. Los hemos visto balbucear sus disparates en la sala de prensa del Congreso o agitar las algaradas de la calle Ferraz con llamadas al desorden. Los Gobiernos autonómicos de Vox y el PP los abastecen de buenos dineros. Viven alimentados del ruido y reclaman sin parar nuestra atención con berrinches de tamagotchi hambriento.

Los periodistas selfi, como los renacidos de Frankenheimer, gozan de una vida renovada gracias al poder adictivo de las redes sociales y a la generosidad de un algoritmo que premia la gresca y el espectáculo por encima del rigor y los escrúpulos deontológicos. No hubieran durado medio minuto en la redacción de un periódico decente, pero internet no exige demasiadas credenciales. Podríamos decir que deshonran el oficio, aunque dudo que ningún profesional los considere siquiera compañeros. Hay que reconocerles, eso sí, un mérito cinematográfico. Han devuelto el selfi a sus más puros orígenes: el género de terror y el suspense psicológico. Ahí la llevas, Frankenheimer.

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La ministra de Igualdad ya está sentenciada https://blogs.publico.es/dominiopublico/21205/la-ministra-de-igualdad-ya-esta-sentenciada/ Wed, 22 Nov 2023 07:10:46 +0000 https://www.publico.es/es/?p=21205 Salió el nombre de Ana Redondo como nueva ministra de Igualdad y, de inmediato, las redes convirtieron su nombre en Trending Topic. Y podemos concretar el análisis en cinco puntos, viendo el debate general.

  1. Sentenciada antes de empezar. Si algo tiene el ministerio de Igualdad es que esté quien esté al frente va a recibir críticas más duras o nada más empezar. Es decir, sin conocer ni siquiera la gestión. Redondo aún no tenía la cartera en mano y ya se ha dicho de ella que no será capaz. Debe ser una fortuna ser ministro en este país, por la tranquilidad de estar ajeno a críticas sexistas que se han producido desde primera hora. Estaría bien esperar, qué mínimo, al plazo de los 100 días de Gobierno para valorar. Y complicado es recuperar el equilibrio entre el feminismo cuando el punto de partida son insultos o ataques cuando ni siquiera se ha sentado en la mesa para gobernar. "Que sufra en su piel ya por lo que pasó Montero", decía ayer uno de los que suelen ir de "aliado". No lo va a tener nada fácil.
  2. ¿Un perfil bajo? Ha sido una de las frases más repetidas: decir que Redondo representa un perfil bajo. No sé yo si es lo más ajustado a quien lleva años de trayectoria política municipal y que ha sido profesora de Derecho Constitucional. A lo que hay que sumar su futuro equipo técnico. Otra cosa, es tener un perfil neutro que, en este caso, sí lo es. Todo el mundo es consciente de lo que suponía heredar un ministerio tras la figura de Montero y los conflictos entre Unidas Podemos y Sumar. Entre sillones y perfiles, Sumar ha optado por quitarse la responsabilidad de un nuevo nombramiento que le ponía entre la espada y la pared, y el PSOE coloca a alguien fiel. El resultado: menos ruido y limar asperezas. El fin: alejarse de figuras y centrarse en la institucionalidad de un Ministerio y sus políticas.
  3. "¡Peligro, se ha llevado el Ministerio el PSOE!" Leí este comentario en redes, justificado, dicen porque el PSOE es más "conservador". Quienes lo dicen no sé si son conscientes de que ese Ministerio siempre había estado en manos socialistas y que, la excepción, fue que pasara a manos de otro partido. Que el feminismo no empezó hace cuatro años. Quienes han dicho que en este tiempo que no hubo fracturas dentro del movimiento creo que poco pueden argumentar con lo que vimos en plenas elecciones: votantes feministas de Sumar, de Podemos, socialistas, feministas que llamaban traidor al Gobierno y pedían votar al PP o a otras fuerzas, o las que pedían al voto nulo. El PSOE parece haberse dado cuenta, en unas elecciones donde las mujeres han parado a la ultraderecha, que este voto no puede descuidarse sino mantener todas las sensibilidades equilibradas, pues todas suman y cuentan al final. Y que perder más votos feministas solo lleva a la debilidad del Gobierno y que la ultraderecha aplauda. Redondo no cuestionará a su partido. Ahora la comunicación en Igualdad, desde el Gobierno, queda controlada.
  4. "¿Es tránsfoba?" Por increíble que parezca este ha sido casi el único (e insisto), casi el único argumento para una buena parte de personas que se manifestaron en redes de inmediato. La frase protagonista. El único requisito para validar o no a una ministra. Lo único que importaba para su aceptación. Como si todo el peso, de nuevo, cayera en un único tema. Poca preocupación se mostraba en las redes de otros asuntos de la agenda feminista, como la violencia vicaria o, lo que es más grave: 52 mujeres asesinadas o dos menores asesinatos por violencia de género en este 2023. Parece ser que las diferencias y la caza dentro del movimiento feminista han llegado para quedarse. No hay nada mejor para dinamitar puentes que seguir poniendo el dedo en la llaga. La respuesta está en ver qué hará la nueva ministra ante ello.
  5. "Con su perfil, no hará nada". Para empezar tendrá que marcar la hoja de ruta que indica el acuerdo de gobierno entre PSOE-Sumar. Y es de mínimos. Menos ambicioso de lo esperado por una buena parte del movimiento feminista, y dando de lado asuntos clave de la agenda como la prostitución y la gestación subrogada. En esta etapa muchas víctimas, como decían las sufragistas, quieren hechos, no palabras. Redondo tendrá que afrontar los huecos que aún la justicia y las instituciones desprotegen a las víctimas. Tendrá que afrontar la respuesta de un Tribunal Constitucional  ante los recursos contra la ley de libertad sexual, del aborto y la ley trans. Y tiene el deber de conciliar posturas dentro del movimiento. Quizás digan que no ha hecho nada, pero con calmar los ánimos dentro de un movimiento tocado ya habrá hecho, antes de que acabe hundido. Lo que queda por ver si serán más los de "Que sufra lo mismo que Montero" o se dará el beneficio de la duda y la oportunidad.
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irene montero,ministerio de igualdad
Al rey solo le queda el PSOE  https://blogs.publico.es/dominiopublico/57517/al-rey-solo-le-queda-el-psoe/ Wed, 22 Nov 2023 06:25:30 +0000 https://www.publico.es/es/?p=21552 Continuar leyendo "Al rey solo le queda el PSOE "]]> La soledad del rey estos días ha quedado reflejada en las calles y en las instituciones. Felipe VI está tan solo como el Gobierno de coalición, pero a él no le ha votado nadie, aunque la Constitución se diseñara con la monarquía parlamentaria encajada en el texto, sin un referéndum previo sobre la forma de la Jefatura de Estado que querían los ciudadanos/as tras la dictadura de Franco. El sátrapa eligió a Juan Carlos I como sucesor y hasta hoy; pero esa historia ya la conocen. La hemos revisado en Público de arriba abajo. 

No debe extrañar, por tanto, el gesto serio del monarca en los encuentros que ha mantenido con el presidente Sánchez y su nuevo Consejo de Ministras, que todos los medios se han apresurado a subrayar como un rechazo a Sánchez, a su propuesta de amnistía a los independentistas implicados en el procés y al Ejecutivo de coalición con Sumar, en general. El monarca "es muy de Feijóo", argumenta un dirigente de ese Gobierno, "no del PP propiamente, sí de Feijóo", o sea, del presidente de la Xunta de Galicia o de la imagen que se fabricó allí a golpe de medios subvencionados. En todo caso, desconozco la relación personal del rey con el líder del PP, antes y ahora, que podría haber cambiado conforme a la actualidad.

"Felipe, masón, eres un cagón", "Felipe, masón, defiende tu nación" ... son algunos de los eslóganes coreados por las calles de Madrid, pidiendo al rey que interviniera para parar la ley de amnistía (y de paso, al Gobierno), que inicia ahora su trámite parlamentario por los cauces democráticos pertinentes. Los insultos sonaron fuertes, más fuertes incluso que los dedicados a Sánchez o al ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska; quizás porque a estos últimos nos hemos ido acostumbrando después de los cinco años de Gobierno PSOE-Unidas Podemos. Los hooligans de quienes se han arrogado el papel institucional de defensores únicos de la Corona, la unidad de España, la Constitución, la bandera, las Fuerzas Armadas o las ídem de seguridad del Estado decidieron que el rey no estaba haciendo el trabajo que ellos le tienen encomendado: el de jefe ejecutivo de las Fuerzas Armadas que dé un golpe de Estado cuando a los señores de la ultraderecha antidemocrática -valga la redundancia- les parezca bien. 

En toda esta jungla aparente no hay solo ignorancia, hay mucho de mala fe y Feijóo, como todas las derechas que se dicen "centradas", "moderadas", "democráticas", etc., es responsable de exaltar los ánimos de los anticonstitucionalistas, primero, saltándosela él y su partido para no renunciar a una mayoría del Poder Judicial que no le corresponde y, segundo, con sus acusaciones apocalípticas contra una decisión soberana que es la investidura del presidente del Gobierno: puedes estar en contra de una ley, pero no puedes cuestionar a la mayoría soberana que la impulsa, porque es cuestionar a la democracia misma. 

El rey no está contento. Motivos tiene, más allá de la mayoría de edad de su hija Leonor, muy bien recibida en el Congreso (y muy cínicamente, visto lo visto, por parte de la bancada de (ultra)derecha). Las republicanas celebraríamos una derecha ídem que apoyara esta forma de Estado si esto no consistiera en un grupo de dictadorzuelos dispuestos a usar las herramientas democráticas (elecciones) para entrar en todas las instituciones (también al jefe del Estado) y apoderarse de ellas. No, nosotras pedimos un referéndum; pero este será imposible mientras el PSOE respalde el pacto del 78 sobre una Constitución con una monarquía encajada a capón

Al rey Felipe le quedan los socialistas, aunque le pese, y le pesa. Como a su padre le quedaban Felipe González y Santiago Carrillo, éste sin capacidad de decisión apenas, aunque al emérito no le pesaba en absoluto: lo aprovechó de maravilla. La cuestión es cuánto podrá aguantar el PSOE una Jefatura de Estado no electa democráticamente, sobre todo, por el empuje de sus Juventudes Socialistas, que vienen pisando fuerte y pidiendo la palabra ya para la sucesión de Sánchez: un Estado federal, el que se busca, parece incompatible con una monarquía no refrendada

A Felipe VI no le quedan casi monárquicos, que la mayoría lo eran por interés de privilegio en torno a una estructura dominante, la del posfranquismo bien ordenada en el régimen del 78 en torno a la institución monárquica. Por no quedar, no le queda ni Jaime Peñafiel, que, aparte de apelar al monarca para que no deje el Estado en manos de Sánchez en un artículo en El Mundo, señala ya a la reina Letizia con unas memorias tópicas del patriarcado clasista, donde un tal Jaime del Burgo -hijo de un dirigente veterano del PP, Jaime Ignacio del Burgo- se despacha a gusto, además, advirtiendo con grabaciones, SMS y otras indiscreciones tipo Villarejo guardadas bajo llave y propias de quienes necesitan fama y reconocimiento (¿y dinero?) a costa de lo que sea. No hay ultraderecha sin la complicidad de la derecha, caiga quien caiga, y parece que esta legislatura van en serio, incluso contra el rey.

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Alberto Núñez Feijóo,Partido Popular,PSOE
La izquierda tras el circo de Ferraz y ante el nuevo Gobierno https://blogs.publico.es/dominiopublico/21382/la-izquierda-tras-el-circo-de-ferraz-y-ante-el-nuevo-gobierno/ Wed, 22 Nov 2023 06:25:29 +0000 https://www.publico.es/es/?p=21382 Continuar leyendo "La izquierda tras el circo de Ferraz y ante el nuevo Gobierno"]]> Concentración en contra de la amnistía frente a la sede del PSOE en la madrileña calle de Ferraz. EP
Concentración en contra de la amnistía frente a la sede del PSOE en la madrileña calle de Ferraz. EP

El pasado lunes, los coches circulaban ya con normalidad por la calle Ferraz de Madrid. Tan solo unos días antes se había convertido en barricada, en púlpito y en grada ultra cada noche. Ahora, tan solo unas decenas de irredentos patriotas permanecen en las aceras ante un cordón policial que les impide cortar la calle. Han bastado cuatro días desde la investidura de Pedro Sánchez y hasta la configuración de su nuevo Gobierno para que se acabe el circo y se deshinche el suflé, que se localizó, no lo olvidemos, principalmente en Madrid. Y con un 20N y un partido de la selección española de por medio. El saldo es de unos 80 detenidos, con imágenes que quedarán grabadas para siempre: fachalecos y náuticos en las barricadas, rezos y rosarios, esvásticas y pancartas acusando a Sánchez de dictador, disturbios, muñecas hinchables, diputados de ultraderecha amenazando a agentes, manifestantes incrédulos porque la Policía no les deja pasar, carga contra ellos...

Estas movilizaciones de las derechas durante varios días nos han permitido ver y analizar en directo toda la diversidad de la que están compuestas, escuchar a quienes las secundaban explicar sus motivos, sus miedos y sus odios, y sus reacciones ante la actuación normal de la Policía, algo que la gran mayoría de estos manifestantes tan sólo habían visto por la televisión contra otros. Y, por supuesto, siempre lo habían aplaudido. Hasta ahora. Pensaban que las banderas de España como capa les protegerían de los porrazos, pero no fue así. 

El relato que ha construido la derecha al respecto ha sido también otro de los grandes éxitos de esta pataleta estimulada por PP y por Vox, que, usando el infalible nacionalismo español, han conseguido recalentar a los palmeros del ¡A por ellos! Pero las movilizaciones de las derechas no acabarán aquí. El PP y Vox han prometido alargar la contienda lo que dure la legislatura, estirando el chicle todo lo que puedan, quizás lejos de Ferraz pero sin cesar en su empeño de enmarcar el nuevo gobierno en un plan, otro más, para romper España. Y no será el único tema que use la derecha para movilizar a los suyos, aunque hasta ahora ha sido el más prolífico. 

Vox consiguió alejar el foco mediático del feo asunto de sus fondos y la Fundación Disenso, de la empresa de Gabriel Ariza y Kiko Méndez-Monasterio (Tizona) y del think tank de Marion Maréchal Le Pen, así como de su batacazo en las elecciones del 23J. El partido ultraderechista se erigió estos días como la vanguardia de las protestas, tratando de eclipsar al PP. Decía la ex diputada del partido, Macarena Olona, que aquello de Ferraz era una pasarela, y que en realidad estaban buscando una imagen de cargos de Vox siendo detenidos. Martirizarse, victimizarse y presentarse como los irredentos que no se pliegan a la dictadura de Pedro Sánchez y que están en primera línea. Abascal desfilando, García-Gallardo agitando a las masas con gorra y megáfono, Ortega Smith vacilando y desobedeciendo a un mando de la UIP y sus cachorros exhibiendo su nueva criatura llamada Revuelta. Allí estaba Vox tratando de capitalizar las protestas y competir con el resto de nazis y fascistas que se situaban en las primeras filas para promocionar sus marcas y aprovechar el foco mediático. Olona insiste estos días en mirar al tema de las cuentas, más allá de las performances callejeras. Incluso les reta a un debate público sobre el tema.  

Queda también por ver si lo que dijo un mando policial a El Confidencial la pasada semana es cierto: que, tras analizar las imágenes, los próximos días procederían a identificar y detener a otros participantes en los disturbios, algunos de ellos, conocidos miembros de grupos neonazis. Y cómo piensan gestionar estos la defensa de los detenidos, porque las campañas antirrepresivas de la extrema derecha no suelen ser habituales, ni en este caso, los detenidos pertenecen a un grupo concreto. De hecho, la microfinanciación que habían iniciado y que llevaba recaudados casi 15.000 euros, desapareció de repente. 

Sobre los chats de Telegram en los que se llamaba a asesinar al presidente, se daban instrucciones para fabricar explosivos y se llamaba a la violencia abiertamente, no sabemos nada. Si hubiesen estado escritos en árabe, otro gallo cantaría. Pero estos comen jamón, y eso parece ser que les protege.

Pero más allá del circo ofrecido por las derechas estos días, la izquierda debe pensar ya cuál será su papel en esta nueva legislatura y cuánto tiempo más va a seguir siendo espectadora. Es cierto que los movimientos sociales no han parado de movilizarse estos últimos años, reclamando al Gobierno políticas de izquierdas, y algunos pagándolo caro, con detenciones, multas, infiltraciones policiales y criminalización mediática, pero es que si de verdad se quiere transformar algo durante esta nueva legislatura no se puede ni se debe confiar todo a la acción institucional. Sin presión en las calles y sin una agenda que ponga sobre la mesa los problemas a los que nos vamos a seguir enfrentando y que el Gobierno no tiene intención de solucionar más que con paños calientes, no habrá cambios. 

Estos cuatro años, o lo que dure la legislatura, no van a ser tranquilos, con una derecha que ya ha mostrado músculo en las calles y con varias autonomías gobernadas por PP y Vox que remarán contracorriente. En un contexto internacional complicado, con la guerra de Ucrania y el derroche económico en Defensa para saciar a la maquinaria bélica dirigida por Washington, y con Israel desbocado cometiendo un genocidio que solo se enfrenta a las patéticas llamadas a la moderación por parte de sus cómplices y aliados como nuestro país. También con el problema de la vivienda, cada vez más difícil de ocultar tras las campañas del miedo antiokupas y de las promesas incumplidas de los socialdemócratas, y con unos precios de los alimentos y las energías por las nubes. Y como no, la cruzada de Marlaska contra los movimientos sociales avalando las infiltraciones policiales, la guerra sucia y la infección reaccionaria de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. 

Los votos que han permitido este nuevo Gobierno progresista no pueden ser un cheque en blanco para conformarse con lo que quieran dar. Esos votos fueron en parte un muro de contención para evitar un gobierno de extrema derecha, no por fe ciega en los partidos. Ahora les toca a los políticos hacer el muro que les corresponde, que no son solo discursos brillantes sino políticas valientes que eviten esa precariedad y esa miseria de la que se aprovecha la ultraderecha para ofrecer sus soluciones envenenadas. 

Hay una larga lista de motivos para que la izquierda tome la iniciativa, para que ejerza de actor y no de espectador, y que deje de rezar en su casa para que los políticos cumplan lo prometido y reclame con valentía y determinación lo que es justo, lo que le corresponde a un gobierno que dice ser progresista. Los límites de la socialdemocracia los conocemos, pues no pretende abolir el capitalismo sino gestionarlo y presentarlo de manera más amable, si eso es posible, y es por eso por lo que la izquierda no debe conformarse nunca. Hay que defenestrar ya ese dichoso mantra de no pedir más por no molestar, no sea que venga la derecha. La derecha siempre va a estar, y siempre va a remar hacia su orilla, sean más o menos progresistas las políticas del gobierno, por lo que ni el miedo a la derecha ni delegar en los políticos es una opción. Los votos para parar a la derecha no admiten ningún paso atrás. 

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nazis
La estrategia de la tensión y la amnistía https://blogs.publico.es/dominiopublico/57508/la-estrategia-de-la-tension-y-la-amnistia/ Tue, 21 Nov 2023 06:35:15 +0000 https://www.publico.es/es/?p=20919 Continuar leyendo "La estrategia de la tensión y la amnistía"]]> Estamos viviendo momentos de tensión en nuestro país. Las elecciones del 23J dejaron un panorama incierto, una mayoría de escaños ocupados por representantes de partidos de derechas que no se pueden poner de acuerdo por dos factores, la cuestión nacional (territorial) y la necesidad de contar con la extrema derecha. En uno de esos cambalaches del destino, la izquierda (PSOE-Sumar) ha logrado revalidar un gobierno progresista tras la debacle de las elecciones autonómicas y locales, en una remontada histórica y contra las empresas demoscópicas que hacían campaña por una cómoda victoria de la derecha.

Durante la campaña, el candidato del PP, Alberto Nuñez Feijóo, utilizó el manual trumpista de campaña al poner en duda el voto por correo, tratando de ensuciar un sistema electoral que funciona de manera excelente y echar dudas sobre el proceso en caso de no ganar las elecciones. Esta jugada ya la realizó Ayuso en las elecciones autonómicas, pero dichas sospechas desaparecieron como por arte de magia con su mayoría absoluta. Como al señor Feijóo no le dieron los números para poder gobernar ha lanzado una campaña poco hábil de decir que no es presidente porque no quiere, con el objetivo de deslegitimar el inminente acuerdo entre el PSOE y Junts que suponía la aceptación de una amnistía para poner solución al conflicto abierto en 2017.

José María Aznar, líder intelectual indiscutible, tras la caída de Mariano Rajoy, del PP y de Vox, a través de la fundación FAES, dijo las siguientes palabras: "el que pueda hacer, que haga", luego interpeló al PP diciendo que "hay que pasar de las palabras a los hechos". En ese intervalo se fue organizando la Huelga Nacional Política, pero a diferencia de la del PCE en 1959, que nacía de abajo hacia arriba para derribar a la dictadura de forma pacífica, ésta se ha organizado, tal y como ha defendido el veterano periodista de La Vanguardia Enric Juliana, de arriba hacia abajo, de los poderes del Estado hacia la población. En estas semanas hemos vivido pronunciamientos de Asociaciones de Jueces, saltándose la neutralidad del Poder Judicial, Colegios Oficiales de Médicos (como el de Sevilla), una asociación de la Guardia Civil, y otros colectivos, que han movido ficha públicamente contra la amnistía. Incluso, jueces conservadores han acelerado procesos judiciales para tratar de evitar que Pedro Sánchez lograse revalidar la presidencia. El CGPJ que está en funciones, por el bloqueo inconstitucional al que le tiene sometido el PP, rompió la neutralidad del Poder Judicial al pronunciarse contra una ley que ni siquiera se había presentado. El PP ha comenzado a realizar maniobras en el Senado para entorpecer la tramitación de la ley.

Además de las presiones de los aparatos del Estado, el PP y Vox han llamado a la insurrección callejera y al acoso a las sedes del PSOE. Es otro peldaño más dentro de la estrategia de la tensión. Esta estrategia fue importada a España en los años 90 desde los EEUU, utilizada por los neoconservadores. Esta estrategia consiste en aumentar la crispación con un continuo ataque al Gobierno con todas las armas disponibles, incluso la mentira, poniendo al Gobierno progresista en jaque y a la defensiva, con escasa capacidad de reacción. Se trata de deslegitimar al Gobierno (Gobierno ilegítimo) por algún defecto de nacimiento (como la moción de censura a Rajoy, o el pacto con los independentistas y Bildu) que le invalidaría para gobernar. Se busca polarizar al país, mantener a tus votantes en continua tensión, movilizados y desmovilizar al electorado progresista más tendente a la abstención o a apartarse de la política cuando esta se ha convertido en un cenagal. Las palabras gruesas y el debate bronco, apoyado por una parte importante del Poder mediático siempre dispuesto a repartir las culpas entre agresor y agredido, crea ese escenario irrespirable.

El siguiente peldaño ha sido el señalamiento de los diputados y diputadas socialistas que han votado a favor de la amnistía. Un diputado socialista de Teruel, Herminio Sancho, ha sido agredido en los días del pleno. Un concejal andaluz del PSOE también. Cuando se anima con el señalamiento y la violencia verbal a aquellos que se supone que están "rompiendo España y perpetrando un golpe de Estado" solo resta borrarlos del mapa. Así se acaba formando el escuadrismo moderno.

Detrás de las algaradas callejeras, nos hemos encontrado manifestantes conservadores, grupos de ultraderecha, y gente variopinta. Una especie de 15M de derechas, con hijos de las clases medias conservadoras que han descubierto que las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado son los que aseguran al Estado. La deriva puede ser peligrosa, y las fuerzas de derechas están jugando con fuego. Con este "apreteu" puede acabar en una desgracia alentada por una derecha poco democrática con sabores venezolanos.

Vox intenta recuperar iniciativa en este caos en las calles, con llamamientos altisonantes y estableciendo alianzas con ultraderechistas, como el expresentador de la Fox Tucker Carlson, despedido por sus posiciones ultras de la cadena.

En España, como en la mayoría de los Estados democráticos que nos circundan, las amnistías han ocurrido en nuestra historia reciente. En España comenzaron en 1832, existiendo 18 amnistías hasta 1918, pasando por las de 1924, 1936, y la de 1977, por no hablar de la innoble amnistía fiscal del gobierno de Rajoy. En este país se han amnistiado a carlistas, liberales, revolucionarios, obreros, militares golpistas (hasta se indultó al general Sanjurjo tras el golpe de 1932), a antifranquistas y a franquistas. Cada una de estas medidas logró, en mayor o menor medida, poner punto y final a un conflicto que estaba absolutamente enquistado y pasar página para mejorar la convivencia. La ley de amnistía actual va en la misma dirección, pero con la salvedad de que afecta a delitos menores, en comparación con las anteriores amnistías mencionadas.

En Alemania e Italia se aprobaron amnistías, por ejemplo, que salvaron de la cárcel y de perder sus empleos a una parte importante de la burocracia nazi y fascista. Hasta Togliatti, Secretario General del PCI y exiliado por culpa del fascismo, la firmó. Hubo amnistías en el conflicto del Ulster, o tras la Guerra de Argelia en Francia. No es un fenómeno extraño a los países europeos.

Sin embargo, la derecha atiza con la supuesta inconstitucionalidad de la Ley de Amnistía y pregona que España se rompe. Podemos rastrear el discurso de que España se rompe a 1923, con el golpe de Primo de Rivera, que consideraba que la Mancomunidad catalana alentaba el "separatismo", idea que repitió Franco, y sus sucesores. Si España se rompe debe hacerlo a la velocidad de las placas tectónicas. Esta excitación está vinculada al concepto patrimonialista que tiene la derecha de España. Es su propiedad, y por consiguiente son ellos solos los que deben gobernar. Todos los demás somos la anti España, entre arribistas, rojos y separatistas. Cada vez que pierden el poder actúan con violencia inusitada, pregonado que el apocalipsis está cercano. Sonroja ver a aquellos que portan banderas franquistas hablar de "golpe de Estado", una banalización clara, o a aquellos que les cuesta condenar la Dictadura.

Sonroja ver los intentos de acercamiento a Junts, o las ofertas al PNV, que realizó el candidato de los populares, que es "el único español que ha renunciado a ser presidente". El señor Feijóo sabe que le interesa políticamente que la amnistía salga hacia adelante, porque logrará acabar con un conflicto para que la derecha no tiene una solución, y dependiendo de lo que pase con Vox, podrá el PP realizar acercamientos a las derechas periféricas para lograr recuperar en algún momento el Gobierno de España.

Este es el contexto donde se ha aprobado una ley de amnistía, muy bien fundamentada desde el punto de vista político y jurídico para evitar que el TC la tumbe. Esta ley pretende tratar de poner punto y final al conflicto político catalán, en unas elecciones donde se produjo una correlación de debilidades, el independentismo bajo bastante su apoyo electoral y la izquierda pactista (PSOE-Sumar) necesita a los independentistas para gobernar. Sin embargo, la amnistía aún necesita mucha explicación y debate. Hasta ahora solo se han escuchado los argumentos de la derecha en contra, y escasamente ha habido pronunciamientos a favor. Harían bien los dirigentes del PSOE y de Sumar de recorrerse el país defendiendo la política de "reconciliación nacional" que permita pasar página y construir relaciones más fraternas entre los españoles y avanzar hacia un modelo semifederal que solvente la mayor parte de los conflictos territoriales.

Recordemos las palabras de Manuel Azaña, en el último discurso que dio como Presidente de la II República: "Pero es obligación moral, sobre todo de los que padecen la guerra, cuando se acabe como nosotros queremos que se acabe, sacar de la lección y de la musa del escarmiento el mayor bien posible, y cuando la antorcha pase a otras manos, a otros hombres, a otras generaciones, que les hierva la sangre iracunda y otra vez el genio español vuelva a enfurecerse con la intolerancia y con el odio y con el apetito de destrucción, que piensen en los muertos y que escuchen su lección: la de esos hombres que han caído magníficamente por una ideal grandioso y que ahora, abrigados en la tierra materna, ya no tienen odio, ya no tienen rencor, y nos envían, con los destellos de su luz, tranquila y remota como la de una estrella, el mensaje de la patria eterna que dice a todos sus hijos: paz, piedad, perdón".

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Pedro Sanchez,PSOE
Vivienda y eso https://blogs.publico.es/dominiopublico/20872/vivienda-y-eso/ Tue, 21 Nov 2023 06:32:53 +0000 https://www.publico.es/es/?p=20872 Continuar leyendo "Vivienda y eso"]]> Guste o no, tenemos nuevo Gobierno, nuevo Consejo de Ministros y nuevas batallitas políticas que subrayar en la agenda mediática; sin embargo, el principal objetivo del team Sánchez/Díaz no puede ser otro que regular los alquileres y solucionar el problema habitacional.

En política nacional no lo sé seguro, pero en local existe una especie de cortesía periodística –afortunadamente, ya se está perdiendo, el progreso me flipa– que dice que se debe dejar 100 días a un nuevo equipo de gobierno para que le dé tiempo a aprobar sus primeras leyes y medidas.

En este caso, es más que obvio que el Consejo de Ministros, en el que se sentará gente nueva como Mónica García o Pablo Bustinduy, tendrá que aprobar sus primeras movidas de gracia durante estos cien primeros días para marcar su identidad como ejecutivo (o quizá quieran ser continuistas con la anterior legislatura, todo puede ser), sin embargo, no pueden perder de vista que el primer interés de la población es el alquiler y el problema habitacional.

Estas últimas elecciones, las del 23J, pasó una cosa entre curiosa y anecdótica: que PP y Vox no consiguieron la absoluta. En un escenario pospandémico, donde solo dos presidentes de lo que llamamos Primer Mundo (Trudeau y Macron) aguantan desde antes de 2020, Pedro Sánchez consiguió salvar los muebles y frenar a la ultraderecha y turboderecha.

Esta chilena por la escuadra en el minuto noventa, que produjo ictus y desvaríos en muchas casas encuestadoras que ya habían encargado por Aliexpress la peana para la cabeza del Perro Sanxe, se produjo por una movilización masiva de las mujeres ante las medidas mesopotámicas de Vox en las Comunidades Autónomas, pero también por los chavales.

Lo que a mí me gusta llamar Efecto Bad Bunny fue la activación del votante centenial ante las movidas que las derechas estaban montando en las autonomías tras el 28M, pero también ante el desastre de su propio futuro.

Muchos chavales entendieron por primera vez, pues aquella era la primera vez que votaban, que el rollo pureta y abstencionista está muy bien para ligar en los conciertos de Los Chikos del Maíz, pero que deben controlar un poquito el BOE de su Estado si quieren controlar un poquito su futuro.

Esta movilización, creo yo, se debió a cosas como la sensibilización con el colectivo LGTBI (que la horda de siempre amenaza constantemente) o el sentimiento general de progreso ante las tinieblas de los posmofalangistas, sin embargo, fue determinante también la cuestión de los alquileres.

No es ningún secreto, pues lo digo cada dos martes en esta columna, que una de las principales preocupaciones de los chavales es el precio de la vivienda. Básicamente, porque no podemos permitirnos un puto piso digno.

Esta situación, que cada día nos trae más de cabeza – pues cada día va a peor, abran Idealista – hizo que muchos nos movilizáramos masivamente y empezáramos a votar, entendimos, al bloque ideológico que prometía algún tipo de regulación, reforma o medida para paliar esta situación (ya no hablo ni de resolverla).

Con este contexto, somos muchos los chavales que hemos iniciado esta legislatura con la ilusión de ver cambios en los alquileres, no sé si como regulaciones profundas de los precios o ayudas masivas a los arrendatarios, pero creo que también podemos perderla si no se cumple lo dicho.  

El nuevo Gobierno debe centrar todo su poder de relato y legislación en solventar un problema que nos impide a la mayoría vivir con dignidad; un problema que no se puede resolver individualmente, sino que debe ser atajado desde arriba. No puede pasar un minuto más, ni siquiera un segundo, sin que los nuevos ministros centren todas sus capacidades en esta cuestión.

No puede haber titubeos, peros o dudas; no puede desviarse ni un milímetro la atención; no se puede retroceder ni para coger impulso. Toda la producción legislativa del Consejo de Ministros debe apuntar ya hacia el principal problema material y mental de los chavales.

Y luego, si eso, vamos a por lo demás.

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Un Gobierno para la transición https://blogs.publico.es/dominiopublico/57514/un-gobierno-para-la-transicion/ Tue, 21 Nov 2023 06:32:15 +0000 https://www.publico.es/es/?p=20949 Continuar leyendo "Un Gobierno para la transición"]]> El concepto de transición política que ha ido unido a los cambios profundos de régimen, como el que sucedió en España en el 1978, ha ido mutando hacia un significado distinto, quizás menos traumático, pero manteniendo el vigor del significante. Ahora utilizamos el vocablo para la energía, o el medioambiente, o el sistema productivo, pero enfocado más con matices de evolución de caminos ya iniciados o necesarios, que de ruptura. Cada transición es distinta, especialmente estas nuevas a las que nos referimos y la que ahora afronta nuestro país tiene un destino aún incierto pero decidido, que arrancó en la anterior legislatura y que abre ahora una puerta nueva para seguir avanzando en la misma.

Conocemos por los acuerdos previos, las declaraciones institucionales y la experiencia del pasado reciente que en el corazón del proyecto político que arranca el objetivo es profundizar en los cambios que ya se han iniciado, expresado o previsto en términos electorales, y no son menores. Es muy relevante que se hayan planteado ya las claves básicas para la nueva gestión y que en ellas estén elementos claramente transformadores. Podemos hablar del nuevo estatuto del trabajo para el siglo XXI, que habrá de acompasar los derechos de las personas que trabajan a la realidad de la época. Esto significa redefinir el concepto del trabajo y poner muros de contención frente al devenir de los cambios productivos y sociales. España está en estos momentos al frente de las novedades legislativas mundiales en este sentido, pero el proyecto trata de ir más allá y plantear un marco regulador al respecto que garantice la senda de la protección y del diálogo.

Obviamente, la modernización económica en clave de digitalización, de combate a la crisis climática con el objetivo tan soñado del pleno empleo va a exigir compromisos profundos, que vienen de instancias europeas pero que necesitan la implicación de distintos actores que deberán modificar sus comportamientos y recibir para ello todo el apoyo público, pero también la exigencia de la no dilación en acometerlo, y hacerlo sin descuidar la consolidación de la protección social pública, una de las piedras angulares del estado del bienestar, que se encuentra en un momento clave para seguir equilibrando la balanza a favor de las personas que necesitan de ese apoyo público en circunstancias como la jubilación. Recordemos que esta ha sido una legislatura muy relevante en términos de adecuación de las pensiones al IPC y de subida de las no contributivas como nunca se había hecho. La relación de este Ministerio con el de Trabajo y los demás de perfiles económicos será determinante.

Por supuesto se inicia un tránsito hacia una conformación territorial que tiene ineficiencias en tanto permite desigualdades entre ciudadanos en función de su lugar de nacimiento, y que ha producido las mayores tensiones democráticas desde la constitución del 78. La ley de amnistía y los modelos de financiación están en el frontispicio de las nuevas tareas, que no son solo de gobierno, sino de parlamentarismo.

Por supuesto, el reto de la igualdad entre mujeres y hombres y la lucha contra la violencia machista ha de ser una exigencia ciudadana, y pese a los debates producidos en los últimos años los avances han sido indudables. No puede ni debe el Gobierno que nace considerar esta cartera como un Ministerio de carácter menor ni retroceder en la consolidación de derechos para las mujeres, como debe hacerse con la ley de vivienda, la contención de precios, o con la derogación de la ley mordaza.

Para todo ello, Sánchez junto con Díaz, ha conformado un Gobierno para cohesionar a la interna el órgano ministerial y para abordar los retos descritos, rodeados ambos de perfiles altamente políticos, de confianza y con experiencia acreditada, pero que si quiere abordar estos grandes cambios habrá de ser tan dialogante como incómodo, tan generoso como firme, tan capaz de entender los retos como de no abandonarnos. Veremos.

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Pedro Sanchez,PSOE,Sumar
Unas semanas delicás https://blogs.publico.es/dominiopublico/20629/unas-semanas-delicas/ Tue, 21 Nov 2023 05:00:00 +0000 https://www.publico.es/es/?p=20629 Continuar leyendo "Unas semanas delicás"]]> Una leyenda popular que me fascina, bien conocida en la comarca valenciana de La Safor, es la de la delicá de Gandía. Cuentan que en esa localidad había hace siglos una joven tan, tan frágil que murió cuando un pétalo de jazmín le rozó la cabeza. La historia es cursi y patriarcal, lo sé, pero lo interesante está en su origen: al parecer esa chica realmente existió, y halló la muerte mientras paseaba por los alrededores de la Colegiata de Gandía con tan mala suerte que uno de los ornamentos de su rosetón se desprendió a su paso, le cayó encima y la desgració; el "pétalo" era de piedra maciza y pesaba más de 400 kg.

Ocurre constantemente: cuando la realidad nos resulta demasiado dolorosa o simplemente incómoda, la transformamos para poder digerirla mejor, dulcificándola o buscando vías que la hagan más conveniente. En definitiva, nos mentimos. Es justo decir que otras veces el proceso se sitúa en el lado opuesto: transformamos la realidad en ficción de modo que esta nos revele algún tipo de verdad oculta. Pero no quería hablar aquí de buenas canciones, sino de esas otras que parecen sonar bonitas y que al cabo resultan empalagosas, cuando no directamente detestables. Lo común a todos los casos es que lo importante no es tanto lo que cuentas sino cómo y desde dónde lo cuentas; eso que llamamos el relato o la narrativa.

Los que nacimos en los 70 crecimos escuchando relatos bastante burdos que nos vendían una España moderna y sobre todo, unida. Pero nuestro coming of age en los 90, en una tierra maltratada como Asturies, estuvo marcado por la represión de las luchas obreras, amigos insumisos en la cárcel, otros forzados a salir de su tierra para buscar trabajo y algunos que nos dedicamos a tratar de ponerle banda sonora a aquello. Y poco a poco empezó a instalarse de forma silenciosa pero devastadora una revolución neoliberal que necesitaba de nuevas narrativas, nuevas mentiras que disfrazaran el empobrecimiento de las clases populares para hacerlo pasar por prosperidad. Para cada nuevo aplastamiento surgía una nueva delicá.

La idea de la unidad de España no ha variado mucho con los años, sigue siendo algo tan forzado, endeble y casposo que no sorprende la cantidad de patrañas que precisa para esconder sus miserias. Por eso me sorprendí de hallarme sorprendido ante todo el jaleo que las últimas semanas ha generado una amnistía que de todos modos llegó tarde, mal y nunca.

De todas las narrativas posibles, lo más honesto para los detractores de la amnistía habría sido quedarse con la que soltó aquel joven en la primera de las movilizaciones: se trataba de «puto defender España»; un relato sintético a la par que enfático que explicaba muy bien tanto revuelo. Pero luego llegaron los jueces (y los fiscales, y hasta el CGPJ) mostrando su rechazo al pacto de gobierno. Aprendimos un nuevo término -lawfare- y supimos que peligraba la democracia y la separación de poderes (solo les faltó decir que había armas de destrucción masiva).

Ah, la judicatura; esa simpática casta que procesó a casi 4000 insumisos (cerca de un millar entró en prisión; cabe recordar que en 1989 el entonces Ministro de Justicia del gobierno del PSOE, Enrique Múgica, también acusó a los insumisos de «desestabilizar el Estado democrático»), autorizó y presenció torturas, cerró medios de comunicación (¿recuerdan el caso Egunkaria?), autorizó miles de desahucios o encausó a activistas, músicos, tuiteras... ¿Cómo no vamos a hacer caso a los jueces, por Dios?

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Algunas claves sobre la victoria de Milei https://blogs.publico.es/dominiopublico/57511/algunas-claves-sobre-la-victoria-de-milei/ Tue, 21 Nov 2023 00:01:00 +0000 https://www.publico.es/es/?p=20937 Continuar leyendo "Algunas claves sobre la victoria de Milei"]]>

El economista argentino con estilo rockero, Javier Milei, que saltó a la fama hace unos años desde talk shows televisivos por sus propuestas y maneras histriónicas, ha conseguido convertirse en el próximo presidente de Argentina. Un auténtico terremoto electoral que ha canalizado el voto de protesta contra el sistema de partidos que ha hegemonizado el campo político argentino en la última década, abarcando tanto al peronismo como a su contrincante agrupados en Juntos por el Cambio (JPC). Una victoria que puede tener una honda repercusión sobre el conjunto de la política del continente latinoamericano como en su día supuso la victoria de Bolsonaro en Brasil. En momentos de tribulación como este lo mejor es, como decía Spinoza, "ni reír ni llorar, sino intentar comprender" y así prepararnos para los combates que vendrán. A vuela pluma podríamos apuntar cinco lecciones o claves fundamentales de la victoria de Milei.

En primer lugar, es fundamental recordar la clásica tesis de Walter Benjamín: "Cada ascenso del fascismo da testimonio de una revolución fallida". Una afirmación que no solamente continúa siendo de actualidad, sino que quizá es más pertinente que nunca (aunque no sea de forma estrictamente literal), para comprender cómo el ascenso del neoliberalismo autoritario y la extrema derecha está estrechamente relacionado con las debilidades del ciclo progresista latinoamericano, sobre todo de sus derrotas. Argentina es un claro ejemplo.

A diferencia de lo que ocurre en Europa, el ascenso de Milei responde a un contexto particular latinoamericano de crisis del modelo de los gobiernos progresistas, en el caso concreto argentino, del peronismo-kirchnerista nacido de la misma crisis del 2001. Como apunta un informe de Jacobin América Latina sobre las protestas sociales del 2018 al 2022: "La extrema derecha latinoamericana tiene la peculiaridad de que no emerge como respuesta a una crisis de hegemonía neoliberal, como en Europa y EE. UU., sino al retroceso de un ciclo progresista que fue precisamente una contestación a la crisis del neoliberalismo de fines de los noventa".

De esta forma, Milei ha conseguido construirse una imagen popular como un provocador outsider, rentabilizando las simpatías granjeadas en la televisión para aprovechar el momento global de rabia y voto de protesta, aderezado por un contexto argentino particular de desencanto con el peronismo. "Viva la libertad carajo", esa libertad tan neoliberal como neoconservadora, se ha convertido en uno de sus gritos de guerra, una seña de identidad de una ola reaccionaria global dispuesta a privatizar para sus intereses el mismo concepto de la libertad.

Así el fenómeno de Milei representa un voto de protesta larvado desde la crisis del corralito y que ha eclosionado en forma de revival reaccionario en la figura del histriónico economista, pero no como solución a los problemas del país, sino como protesta ante el sistema político. El largo ciclo del "Que se vayan todos" abierto en 2001 vive hoy un capítulo extraordinario. La gran virtud de Milei es representar la antipolítica y al antipolítico, demostrando una vez más que las mayorías sociales ya no solo se construyen desde el centro sino fundamentalmente desde sus márgenes.

Milei capitaliza un desencanto y mensaje de protesta que ha conectado fundamentalmente con los sectores más jóvenes de la sociedad argentina, que han vivido una degradación acelerada de la economía a los niveles de la crisis del 2001 con una inflación del 142%. Al igual que una situación económica y social de la que culpan a los gobiernos de los últimos años, siendo el peronismo el que se ha mantenido en el poder dieciséis de los últimos veinte años en la historia reciente de Argentina.

Pero es fundamental no perder de vista que Milei no podría haber ganado sin el apoyo explícito de la derecha nacional tradicional (agrupada en JPC) e internacional. Más de cinco expresidentes de la derecha expresaron su apoyo a la candidatura de Milei, entre ellos el propio Mariano Rajoy. Esto demuestra una radicalización internacional de la derecha "clásica", que no solo se escora hacia la extrema derecha en sus planteamientos, sino que no tiene problema en gobernar con ella, e incluso favorecer su victoria con tal de frenar a un muy moderado progresismo.

Creo que es fundamental extraer claves de la victoria de Milei, porque, contrario a lo que se podría pensar, no es un caso aislado (Bolsonaro, Duterte, Trump, Le Pen, Meloni) sino suponen una tendencia internacional: el ascenso del Trumpismo un fenómeno que va más allá del propio Donald Trump. Un proyecto autoritario nuevo, específico y compuesto por diferentes familias reaccionarias, inestable y típico de la época neoliberal, que combina aspectos del fascismo, del bonapartismo y de la plutocracia, aunque no se puede reducir a ninguna de dichas categorías. Una nueva forma reaccionaria que está marcada por la crisis estructural del capitalismo, el impasse de la gobernanza neoliberal y la emergencia climática y que ahora tiene una nueva victoria en la que reflejarse con el gobierno de Milei.

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“A los fascistas se les para con más derechos” https://blogs.publico.es/dominiopublico/57505/a-los-fascistas-se-les-para-con-mas-derechos/ Mon, 20 Nov 2023 14:55:00 +0000 https://www.publico.es/es/?p=20589 Continuar leyendo "“A los fascistas se les para con más derechos”"]]> La mezcla compleja de pragmatismo y partido -o viceversa- que impregna las elecciones de ministros y ministras por parte de Pedro Sánchez (PSOE) y Yolanda Díaz (Sumar) señala un camino para esta investidura, que pivota sobre un pilar fundamental de corte institucional y político, muy político: el presidente del Gobierno ha fusionado los ministerios de Presidencia y Justicia y ha sentado al volante a Félix Bolaños, dirigente de confianza y de cabecera de Sánchez; del PSOE hasta las trancas y muy, muy político, pero también reconocido gestor. Más le vale llevar estas hechuras encima, porque a Bolaños le corresponde tutelar dos de los grandes quebraderos de cabeza de esta legislatura que empieza: el trámite parlamentario y la aplicación de la ley de amnistía (el superministro también tiene la competencia de Relaciones con las Cortes) y la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), secuestrado y okupado desde hace cinco años por el Partido Popular en violación flagrante de la Constitución. En la mesa de Bolaños se irán sentando los tres poderes del Estado, de su trabajo dependen, por tanto, cuestiones de base para garantizar el avance democrático y la conquista de derechos; depende lograr de una vez instituciones limpias de reaccionarios.

Es imposible separar el resultado de las elecciones argentinas y la victoria del fascista Milei de la puesta en marcha de un Gobierno muy pensado para enfrentar a la ultraderecha que campa estos días por las calles y las instituciones. Los movimientos fascistas que hemos contemplado, las amenazas, la violencia explícita e implícita, no han surgido por casualidad, ni en España ni en Argentina. En líneas generales, en realidad, una parte de esos cavernarios siempre han estado ahí, alimentados por elites nostálgicas del franquismo o, como mínimo, del "O gobierno yo o nadie", la iglesia o la Corona; la otra parte viene de la antipolítica alimentada por bulos, teorías de la conspiración de todo pelaje y un sentimiento de frustración ciudadana por la crisis económica y de desigualdad en absoluto desdeñable. La antipolítica siempre se cuela cuando la política no resuelve, una evidencia más vieja que el comer que parece que no se acaba de asimilar.

Lo más importante del movimiento reaccionario, quienes lo han activado realmente hasta darle la entidad de la que dispone estos días, es la colaboración, el amparo y el abrigo de una derecha que se decía "centrada" y "moderada", pero que ha acabado confesando con los hechos que, ante la idea de perder el poder, no hay derechos humanos y consensos democráticos alcanzados que valgan. Feijóo con Abascal, Macri con Milei ... Sin su apoyo y normalización, el fascismo no crece. Y a eso se enfrenta el nuevo Gobierno, nada más y nada menos: a neutralizar las tácticas fascistas de unos y otros y a devolver a los y las ciudadanas la confianza en la política.

"A los fascistas se les para con más derechos". La frase de Irene Montero, exministra de Igualdad, resume con contundencia el que tiene que ser el mantra de la legislatura. La percepción es la de un Ejecutivo bien armado, pero también con contradicciones lógicas cuya oportunidad iremos contando y analizando en Público; un Ejecutivo muy solo, pese a la sensación de resistencia que proyecta Sánchez, quien ni siquiera en el Legislativo contará con una hoja de ruta definitiva para lograr los citados derechos de combate antifascista, teniendo en cuenta la variedad ideológica de los socios de investidura y los intereses territoriales; éstos, no obstante, deberían suponer valor añadido para el Gobierno de coalición y no una rémora.

"A los fascistas se les para con más derechos", sí, pero en su aplicación universal está la llave para que no salgan de la caverna y, con todo, siempre hay alguien dispuesto a abrirles la puerta, también por intereses personales ("Cuanto peor, mejor"). La legislatura del Ministerio de Igualdad ha sido tan convulsa como productiva y el tiempo mostrará con perspectiva que las leyes de Montero y su equipo son más que normas: son una forma de sociedad, de civilización, de vida; son cultura de la igualdad, la solidaridad y la protección. Eso es lo que importa y así debe seguir siendo; por lo demás, ya saben: nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto.

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Siempre es la última batalla https://blogs.publico.es/dominiopublico/19928/siempre-es-la-ultima-batalla/ Mon, 20 Nov 2023 08:38:39 +0000 https://www.publico.es/es/?p=19928 Continuar leyendo "Siempre es la última batalla"]]> Hay meses en los que parece que pasan años, pero a la vez se esfuman como si se tratara de un solo día. Últimamente tengo esta extraña sensación. Como si todo prendiese de un hilo, como si los momentos importantes no pararan de arrollarme, como si siempre estuviésemos siendo testigos del fin o el inicio de una nueva era. Creo que esta no es una sensación individual, sino compartida por quienes la política va marcando el transcurso de nuestras semanas.

Desde el desengaño sufrido en la noche electoral del 28 de mayo hemos vivido una cadena de decepciones y reconversiones a la fe continuamente. Tenía todas mis esperanzas depositadas en que, una vez que Francina Armengol anunciase los 179 votos a favor de la investidura de Pedro Sánchez, se instalase en todos y todas nosotras una reconfortante sensación de calma, de tranquilidad. Pero parece que la realidad y el momento que vivimos hará prácticamente imposible que bajemos la guardia.

Llevamos semanas viendo como la ultraderecha toma las calles con banderas recortadas, pasamontañas, bengalas y el brazo bien en alto. Semanas conviviendo con la violencia y sintiendo una especie de miedo, de temor hacia lo que podría pasar. Nuestra parte racional nos dice que en un nuestro sistema de derecho no entra cualquier intento de golpe a nuestras libertades, pero el lenguaje guerracivilistico, el referirse como dictador a quien ha sido elegido en las urnas mientras entonan el "Cara el Sol" o las filtraciones de datos privados de diputados y diputadas acompañados de amenazas, no ayudan a pensar que ese grupo de violentos no pudiese cometer alguna locura.

Y sí, son pocos si los comparamos con la mayoría de españoles y españolas que sienten un rechazo total hacia ellos. Todo el mundo sabe que existen, que viven entre nosotros, pero ojos que no ven corazón que no siente. Verlos reunidos, amplificando su fuerza entre el grupo, vomitando su odio ya sea a través de canciones sin ningún tipo de rima o con muñecas hinchables, nos hace ser consciente de que hay quienes no han aceptado las reglas democráticas y no tienen ningún problema en presumir su fascismo públicamente.

El dibujo del arco parlamentario que tenemos no va a ayudar a la serenidad. Avanzar y sacar adelante políticas va a ser complicado teniendo una amalgama de dispares partidos con ideologías, en muchos puntos, discrepantes entre sí. El debate acalorado, hostigado por quienes harán todo lo posible por acortar al máximo la legislatura, provocará que sigamos teniendo la sensación de que estamos continuamente ante la decisión más relevante de los últimos tiempos. Porque cuando llega un debate nuevo, se olvida lo anterior. Porque este país tiene una memoria muy breve, y la tónica cortoplacista de la política, hará que lo pasado parezca que haya sucedido siglos atrás.

Continuarán habiendo semanas, meses, años duros. Puede que las calles se calmen durante un tiempo. Pero la derecha y ultraderecha sabe que tienen esa carta disponible para cuando la quieran utilizar. El debate y la actualidad no lo hará. Y eso cansa, desengancha y desilusiona. Porque vivir en un estado de tensión constante no es positivo para nadie y, mucho menos, para la convivencia democrática. Es por ello, que el mayor reto que va a tener este gobierno progresista va a ser tratar de bajar los decibelios de la discusión.

Por una parte, es cierto que ver cientos de energúmenos gritar proclamas fascistas reafirma la identidad de grupo y la necesidad de tener un gobierno progresista. Es entender que, si no es esto, los que se manifiestan al grito de "rojo el que no bote" serían los que estuvieran en el poder. Ayuda a asumir aquellos giros de guion que pueden no ser totalmente de tu agrado, porque entiendes que lo que hay en frente es mucho peor. Pero, por otra parte, es imposible mantener 4 años de legislatura solo a través del temor de la llegada del lobo. Hay que tener altura de miras y ser ambiciosos. Demostrar que 4 años más de gobierno progresista sirven para seguir avanzando en derecho sociales, en aliviar la vida que cada vez se hace más cuesta arriba, en poner sobre la mesa políticas innovadoras que sean vanguardia en toda Europa. Es el momento de regular la vivienda, de garantizar el cuidado de la salud mental, reducir la jornada laboral, tener una fiscalidad más justa o afrontar con valentía el cambio climático.

Demos por hecho que está todo en contra, que ninguna política va a estar libre de debate público, de ataques y desinformación. Pensemos a largo plazo, pero con la valentía de quien cree que será su última batalla. Seamos pedagógicos, expliquemos la necesidad de los avances, las consecuencias positivas. No dejemos pie a la imaginación. No puede volver a ocurrir, como en el caso de la amnistía, que la cobardía a nombrar las cosas haga que la derecha imponga su marco discursivo.

Quedan años que pasarán en meses y meses que pasarán en años. Quedan varios asaltos: elecciones europeas, vascas, gallegas. Quizás a las catalanas lleguemos desmembrados y arrastrados. Pero, al menos, intentar que la cabeza esté bien alta por haber seguido avanzando, pese a tenerlo todo en contra. El Gobierno tiene que hacer que todo el desgaste merezca la pena, que todo el esfuerzo tenga una recompensa, que todo el miedo tenga un fruto y que todo lo peleado al menos sirva para algo.

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Pedro Sanchez,PSOE
Tierra escasamente santa https://blogs.publico.es/dominiopublico/13899/tierra-escasamente-santa/ Mon, 20 Nov 2023 06:07:17 +0000 https://www.publico.es/es/?p=13899 Continuar leyendo "Tierra escasamente santa"]]> La primera noche que pasamos en Jerusalén salimos por la ciudad vieja en busca de algún lugar agradable donde cenar algo. No tardamos mucho, a través del laberinto de callejuelas estrechas y empedradas, en dar con una pequeña taberna en un patio sin salida, medio oculta por un arco. Como polillas atraídas por la luz, nos encaminamos directamente hacia allí sin mediar palabra, respondiendo a la llamada de las luces de colores intermitentes y la ristra de papá noeles colgados como pimientos a secar. Y es que en Jerusalén no abunda la decoración navideña. También es justo reconocer que nos atrajo su terraza con estufas exteriores, el edén de todo fumador. Pedí dos copas de vino y la carta a un solícito camarero, que con una gran sonrisa me preguntó:

—¿Vino israelí o palestino?

Claro que yo tenía mis inclinaciones y prejuicios para decantarme, pero en las pocas horas que llevábamos allí mi acompañante ya había tenido ocasión de amonestarme con que no le amargara el viaje con mis opiniones políticas, porque estábamos de vacaciones. Y tampoco era cuestión de desencadenar un conflicto internacional por una copa de vino. Así que durante un momento de tenso silencio que se hizo eterno, me sentí como el protagonista de una película cuando duda entre cortar el cable rojo o el azul para desactivar la bomba. ¿Acaso saben las uvas si son palestinas o israelíes? ¿Su sabor es diferente?

Tuve temprano conocimiento del conflicto palestino-israelí con ocasión de las reuniones preparatorias en Madrid para la firma de los acuerdos de Oslo de 1993. En la ikastola donde estudiaba debieron de juzgar aquel acontecimiento lo suficientemente trascendente como para hacer un alto en el currículo académico y dedicarle unas cuantas sesiones monográficas. Hicimos un concurso de murales, en los que pintamos palomas de la paz portando una rama de olivo, soles sonrientes y arcoíris, un niño israelí y otro palestino felices de la mano, esos tópicos infantiles. Mi optimismo idealista y mi ingenua ambición de entonces me hacían ver una solución evidente, que no pasaba por la creación de dos Estados (algo descartado a simple vistazo cartográfico), sino por un único Estado aconfesional y binacional, con un gobierno consociativo, semejante al del Líbano previo a la guerra o el de Bélgica. Claro que israelíes y palestinos no son flemáticos belgas, y hay una tierra considerada sagrada, poco más que un desierto, en disputa. Un espacio común y dos historias paralelas en las que se acumulan innumerables sedimentos de agravios y rencores, del mismo modo que el ángel de la historia de Walter Benjamin, al volver la vista atrás, solo hallaba montañas de cadáveres. Dos sociedades cuya identidad se erige sobre sendos traumas colectivos fundacionales: el Holocausto, la Nakba. Constituidas ambas por la herida.

Salí airosa de aquella primera noche en Israel con la elección del vino. La familia que regentaba el pequeño restaurante era palestina cristiana (de ahí tanto Papá Noel), atrapados entre dos fuegos, nos hicimos amigos y acabamos cenando allí todas las noches. De regreso de aquel viaje (al final del cual mi acompañante acabó sacando sus propias conclusiones políticas, a fuerza de cruzar check-points, muros y alambradas para ir y venir de Cisjordania, y ser testigo de quién soporta la injusticia), me obsesioné tanto que durante meses no hice sino empaparme de lecturas y hablar con todo aquel que pude para comprender mejor lo que había visto. A punto estuve de dejarlo todo porque solo quería regresar, con alguna organización internacional, como cooperante, ayudar de algún modo. Y al final la única conclusión que saqué es que cuanto mejor conoces un problema, más difícil te resulta hallar su solución.

Regresan las voces reclamando el reconocimiento de dos Estados, como si esa idea fuera nueva y no fuese a suponer más décadas de guerra solo por trazar unas fronteras. Porque un Estado necesita del control sobre un territorio, y no dos territorios menguantes e incomunicados entre sí, cuyas delimitaciones han sido establecidas unilateralmente por el otro que ni siquiera las respeta. Un Estado necesita un censo de ciudadanos, y la mayoría de los palestinos hace ya tiempo que viven fuera de Palestina. Algunos líderes internacionales me recuerdan con sus propuestas a tontas y a locas a mí cuando era una niña ilusa.

No vengo a hacer sesudos análisis geopolíticos hoy, porque nada se puede añadir tras la infinidad de ríos de tinta que ya han vertido todos los conocedores y especialistas, inanes para detener las matanzas, y cuando tanto horror te deja muda. Apenas puedo constatar mi decepción con el género humano, y los líderes psicópatas e incapaces que eligen para gobernarse. Los informativos recogen estos días frecuentes testimonios de gazatíes dispuestos a inmolarse y permanecer en sus hogares frente a las bombas. Cuando estuve allí, en cambio, sólo escuché historias de gente que soñaba con escapar como fuera de un lugar en el que sabían que no tendrían oportunidades ni futuro, en busca de una vida mejor.

He estado viendo estos días una serie documental sobre la historia de ese extraño fenómeno químico que es la vida en nuestro planeta y sus innumerables formas, maravillada, a veces aterrorizada, y confirmando lo que ya intuía: que somos unos recién llegados con ínfulas en esto de dominar la tierra, unos nuevos ricos que se creen con más derecho que nadie. Mucho antes que nosotros, durante millones de años, las medusas reinaron en el océano y el musgo en tierra firme, y quién sabe si no fue aquel un mundo mejor (al menos hasta que los artrópodos salieron del mar para colonizar los bosques, y se convirtieron en gigantescos milpiés de más de tres metros que daban bastante repelús, mucho antes de los dinosaurios). En el capítulo introductorio, la voz serena de Morgan Freeman recordaba las tres leyes fundamentales de la vida: la existencia de un entorno con las condiciones aptas para el desarrollo de la misma, la supervivencia de los mejor adaptados a ese entorno y la lucha constante por dicha supervivencia. Durante los siguientes capítulos y a través de sucesivas extinciones masivas, me harté de ver infinidad de animales fantásticos, grotescos y ya desaparecidos que evolucionaban desarrollando mejores aptitudes depredadoras, mientras sus presas iban desplegando mayores ingenios para no ser cazadas. También vi miembros terribles de la misma especie luchando a muerte entre sí por el control de territorios y recursos.

No soy amiga de las teorías biologicistas que aún hoy se empeñan en equiparar las reglas de la naturaleza con las humanas y sociales, como un Peterson que sermonea sobre langostas para negar la igualdad de género. Porque es cierto que llevamos escaso tiempo poblando el planeta, y nuestras cualidades físicas adaptativas dejan bastante que desear (sólo se me ocurre un animal más torpe que el homo sapiens: el oso panda); carecemos de poderosas garras y colmillos para atacar, o de un caparazón impenetrable que nos defienda; no nos reproducimos por esporas ni a través de miles de huevos, y sin embargo aquí estamos, como una plaga dispuesta a acabar con todo. Nuestras carencias las hemos suplido con la razón, que nos permite conocer y conocernos, dotarnos de una ética, desarrollar cultura y tecnología para escapar del imperio legislativo de la jungla, y en eso hay que reconocer que somos hasta el momento únicos.

Y sin embargo seguimos depredando hasta agotar todos los recursos y continuamos haciéndonos la guerra. Arqueólogos y forenses han datado recientemente lo que se considera ya la "primera gran guerra europea" en una fosa precisamente aquí, en territorio alavés, repleta de cientos de esqueletos con evidencias de muerte violenta de hace unos 5.000 años, mucho antes de cualquier otro indicio registrado hasta la fecha. Filósofos y pensadores políticos llevan más de 2.000 años reflexionando y escribiendo acerca de cómo ponerle fin al peor mal de la humanidad, pero está visto que aún no hemos dado con la solución. Creamos la cultura, pero con ella inventamos dioses y naciones por las que seguir matándonos más y mejor; lo sagrado con la única intención de profanarlo. Desarrollamos una impresionante tecnología para hacernos la vida más fácil, pero con ella concebimos modos de asesinarnos más eficaces, a larga distancia, de forma más masiva. Aún sigo preguntándome cómo se ha podido inventar antes el silenciador para las armas que para los martillos hidráulicos o los taladros.

Frente al Estado omnímodo garante del orden y la paz, Hobbes planteó como hipótesis un estado de naturaleza en ausencia de aquel, donde los hombres se verían obligados a luchar permanentemente entre sí como lobos compitiendo por recursos y su propia supervivencia. Aclaró que en ningún caso se trataba de un estadio histórico previo al origen de las comunidades políticas, limitándose a establecer una analogía con las relaciones internacionales de los albores de la modernidad que le tocó vivir, cuando, en ausencia de un poder arbitral superior, los Estados guerreaban permanentemente entre sí. Durante siglos innumerables pensadores cavilaron sobre la posibilidad y la forma atribuible a esa organización internacional capaz de asegurar la tan ansiada paz perpetua. Tal vez tenga razón Netanyahu al pedir la dimisión de Guterres (como si a Israel alguna vez le hubiera importado lo que diga la ONU), constatada una y otra vez la incapacidad de esa organización internacional para la paz.

El darwinismo social del último tercio del XIX revivió mucho del espíritu hobbesiano, convirtiendo un liberalismo que en sus inicios había proclamado la igualdad y la libertad de todos los individuos y sus derechos en una competición desalmada por la vida, donde solo los más fuertes sobrevivirían y cualquier injerencia del Estado en pos de la justicia social constituiría un flagrante atentado contra la ley natural. Menos mal que el anarquista Kropotkin les enmendó la plana defendiendo que la cualidad adaptativa del ser humano no era la competición y la lucha por la supervivencia, sino su capacidad para la empatía y la cooperación, el apoyo mutuo.

El género de terror en el que se han convertido los informativos de un tiempo a esta parte me lleva a pensar, sin embargo, que tal vez, después de todo, sí estemos hechos de ambas realidades contradictorias, y que somos animales bifrontes trágicamente desgarrados entre el sueño de la paz y la práctica de la guerra, entre el impulso del amor y el del odio y la violencia. Que la razón, la ética y la cultura poco puedan finalmente frente a la maleza de la selva que acaba por engullir tarde o temprano toda construcción humana, reducida a ruinas.

El sábado 7 de octubre nos despertamos con la impactante noticia del ataque de Hamás a posiciones israelíes, y la brutalidad de las primeras imágenes que iban llegando en medio de la confusión. Ese mismo día un gran terremoto en Afganistán acabó con la vida, según las primeras estimaciones, de al menos un millar de personas, suceso del que no hemos vuelto a tener noticia porque a quién le importa la vida de mil afganos ahora que Afganistán ya no le importa a nadie. Tras aquellas primeras jornadas, hacía ya tiempo que en los medios tampoco hablaban de Iván Illarramendi, el vasco desaparecido en un kibutz durante los ataques, hasta que la semana pasada confirmaron, un mes después, el peor de los desenlaces. No quise oír pero oí en alguna parte que había sido quemado vivo.

Hacía más tiempo aún que yo no pensaba en él: Iván, mi compañero de ikastola, mi vecino del barrio, mi gran amigo de adolescencia. Desde que dijeron su nombre y yo salté del sofá, he pasado un mes buscando información (¿tal vez se trataba de otro Iván?, confiaba), mirando fotografías, escarbando en lo más hondo de mi memoria para desenterrar recuerdos del tiempo que pasamos juntos, como si todos esos retazos, cuantos más mejor, sirvieran para completar el puzle de una persona y mantenerlo con vida, devolverlo a la vida.

Apenas he podido recuperar reliquias fugaces de aquel tiempo lejano y brumoso, como si hubiera sido un sueño aunque sé que no lo fue, igual que esto de ahora tampoco es una pesadilla de la que vaya a despertar. Cierro los ojos y vuelvo a ver un portal, una plaza, un sofá verde, un litro de cerveza, un autobús, un colgante en el cuello y una mancha en la piel; una hoja de cuaderno donde firmamos un pacto que nunca cumplimos. La polaroid de una mirada y una sonrisa amplia. Probablemente pinté con él alguno de esos murales infantiles para celebrar la paz entre israelíes y palestinos hace ya treinta años, qué broma macabra. Sí recuerdo bien que fue el primer chico con el que fui al cine, pero eso lo tengo grabado por la reprimenda que me esperaba esa noche al volver a casa por parte de mi muy conservadora abuela, que juzgó aquello profundamente inmoral.

He vivido las últimas semanas obsesionada con lograr recordar qué película fuimos a ver, como si de ese nimio detalle pendiera toda la esperanza. He revisado la cartelera de aquel año, confiando en una iluminación. Encuentro títulos que sé que vi con mi padre o amigas, pero detrás de ningún cartel cinematográfico se me aparece Iván, y casi siento que lo que ahora sabemos es culpa mía por no haber sido capaz de recordar. ¿Pulp Fiction, tal vez? Ojalá mi abuela siguiera viva para poder hacerle ver que no había nada de inmoral en ir con un amigo al cine; que lo absolutamente inmoral es su muerte, y con la suya, la de miles de palestinos inocentes, que en nada le resarcen y solo añaden dolor, arrojan más sombra, cavan cada vez más hondo en una tierra maldita de sangre.

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Hombre bonito es el que lucha https://blogs.publico.es/dominiopublico/19529/hombre-bonito-es-el-que-lucha/ Sun, 19 Nov 2023 12:48:30 +0000 https://www.publico.es/es/?p=19529 Continuar leyendo "Hombre bonito es el que lucha"]]> Viste un traje azul y una corbata gris de nudo desganado. Se ha afeitado con prisas —leves restos de sangre en la mandíbula—, y sus espaldas anchas y bíceps bien torneados delatan largas sesiones de gimnasio. No sabría decir su edad. Cuarenta años, quizás, pero bien podrían ser treinta mal llevados o cincuenta si usa Just for Men.

Tampoco sé en qué piensa, a qué aspira, cuánto tiene por decir, por qué de pronto ha acelerado el paso al bajar la acera, como si temiese ser atropellado en esa calle desierta. Es imposible saber nada de ese hombre que continúa su trayecto rambla arriba, excepto que hoy, 19 de noviembre, es su día.

Es probable que ese hombre sea víctima de la sinrazón que representa no poder asumir en igualdad las tareas de cuidados. Y puede que, como a tantos otros, esa tara del sistema le lleve a ganar de media cinco mil euros anuales más que a las mujeres de su entorno. Quién sabe si la preocupación que denuncian las arrugas de su frente se debe a que esa mayor presencia en el mundo del trabajo remunerado le obliga a delegar en su pareja el cuidado altruista de los hijos o de familiares enfermos o dependientes.

Me pregunto cómo actuará en un día como hoy si coincide con una compañera en el portal de la oficina. ¿Se atreverá a sujetarle la puerta y cederle el paso, con el riesgo que ello conlleva de que le tilden de machista? O, peor aún, ¿cuál será su reacción si le presentan a una mujer y se ve obligado a saludarla con dos besos?

Como cualquiera sabe, desde que las feministas andan sueltas, ese sencillo gesto podría llevarle ante el juez. Tal vez sea precavido y guarde en el bolsillo de su mochila urbana el contrato de consentimiento follatorio que todo hombre debe llevar encima para cubrirse las espaldas.

Ya es mala suerte, y a buen seguro que no es su caso, ni el del chico que me lee, formar parte del colectivo que comete la práctica totalidad de los delitos sexuales. Ojalá las mujeres, en lugar de tanto grito desbocado de "sola y borracha quiero llegar a casa", se parasen a pensar en la injusticia que eso supone: ser una persona íntegra y salir con miedo a que una chica, al oír sus zancadas, tome la precaución de cambiar de acera solo porque él es un hombre. 

Hasta es posible que el pobre tenga que sufrir a ese amigo sobón y bocachancla que se pasa tanto con las tías cada vez que salen por ahí, que no le queda más remedio que mirar hacia otro lado o largarse a dormir antes de que le ponga en un compromiso.

Ojalá este 19 de noviembre los hombres llenen nuestras plazas de sonrisas, de cánticos alegres de igualdad y de esperanza, de pancartas de colores, reclamo y exigencia de un mundo mejor, como ya sucedió cuando se movilizaron, en aquellos años oscuros en los que solo disponían de quince días por el nacimiento de un hijo, para pedir el aumento del permiso de paternidad. ¿Lo recuerdan? Yo tampoco. Nunca sucedió. Pero bueno, da igual.

Lo importante es que por fin tienen sus meses de permiso. Miremos hacia adelante. Más que nada porque si nos da por mirar atrás nos encontraremos de nuevo con la pataleta que pillaron algunos al saber que durante unas semanas les tocaría cuidar de sus hijos a tiempo completo.

El hombre que cruza la calle ha sonreído con levedad, ensimismado. Qué bella curva se dibuja con la sonrisa de un hombre. Puede que esté pensando en esa hora y pico más de tiempo libre al día que disfrutan los hombres respecto a las mujeres. Esta noche le tocará la play o el gym, o simplemente, y en justa recompensa a su jornada atroz, despanzurrarse frente a la tele con una cerveza fresquita.

Alguien comentará, como de pasada, que hoy es el día del hombre, y de repente se sentirá ofendido, furioso. ¿Por qué no me han avisado? Es más, ¿por qué nadie ha organizado una manifestación para exigir más tiempo para el cuidado, menos puestos de poder, la mitad y solo la mitad de los premios literarios, el fin de la brecha salarial?

¿Por qué cuando es el día de la mujer se anuncia a bombo y platillo y en cambio el día del hombre pasa desapercibido? Igual en ese punto consulta la prensa con aire distraído y da con esta columna, que se ha escrito el 19 de noviembre, pero se podría haber escrito cualquier otro día y mes del año. Mejor sería, pues hoy —y conste que me parece un horror y no es mi culpa—, se celebra también el día del retrete.

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feminismo,mujeres,patriarcado
¿A quién no le gusta la fruta?  https://blogs.publico.es/dominiopublico/19431/a-quien-no-le-gusta-la-fruta/ Sun, 19 Nov 2023 06:05:00 +0000 https://www.publico.es/es/?p=19431 Continuar leyendo "¿A quién no le gusta la fruta? "]]> La presidenta madrileña, el viernes pasado, en la Asamblea de Madrid, declaró:  "a mí, desde luego, me gusta la fruta". Lo hizo para justificar que llamara "hijo de puta" la tarde anterior al Presidente del Gobierno desde la tribuna del Congreso de los Diputados, durante el debate de investidura. Y es que su equipo, pocos minutos después de que el momento fuera inmortalizado por las cámaras, afirmó que se estaban malinterpretando sus palabras, que habíamos leído mal sus labios,  que lo que en realidad había dicho es que le "gusta la fruta".  

Y, claro, la pregunta que surge es: ¿A quién no le gusta la fruta? ¿O dicho con todas las palabras:  a quién no le sienta bien llamar entre dientes hijo de puta a quién le ha hecho una putada? A muchos de los mortales españoles nos sienta de puta madre y lo hacemos a menudo en serio o de guasa, en voz alta o callada, en público o en la intimidad. Apuesto a que somos más los que utilizamos esta expresión soez que los que se desahogan en momentos críticos con palabras más elevadas. Lo que pasa es que hay momentos para todo y putadas y putadas. 

¿Es una putada que el Presidente del Gobierno le recuerde al Partido Popular, en momento de máxima audiencia, su historia reciente con presidente del partido expulsado por ir contra presuntas corruptelas con presidenta madrileña como protagonista? Yo diría que sí, sobre todo para su protagonista más protagónica. Ergo, afirmo que la Presidenta Ayuso en la tribuna del Congreso estaba en su derecho como española de comerse un melón, una sandía o el sapo con piña que le debió parecer que se tragaba con todos los focos encima. Sin embargo, esto no quita que también crea que lo suyo habría sido inmediatamente pedir disculpas porque el cargo que ostenta obliga. 

Porque si no, ¿que pasaría con el consumo de fruta del resto? Por ejemplo: ¿Era una putada para socialistas, podemistas y sumadores que, cada dos por tres, fuera el debate que fuera, se les tirara a la cara los efectos perversos de la maltrecha Ley del sólo sí es sí sin venir a cuento? Sí. Ergo, ¿estaban en su derecho todos esos puteados de cagarse delante de las cámaras en las putas madres de todos los cabrones que pervertían cualquier intento de debatir sobre lo que fuera? ¿Tenían el mismo derecho que ella a la fruta? ¿Cuántas veces se hubieran mentado a sus pobres progenitoras si todos aplicaran el mismo rasero que pretende generalizar la Presidenta? 

Porque una cosa es que se te escape –que le puede pasar a cualquiera– y otra, que después pretendas justificarlo con chistes malos del peor club de la comedia, y otra más, que lo hagas en un momento particularmente tenso en el que se están atacando diariamente las sedes socialistas y a diputados de esas siglas concretas con insultos como ese a gritos, a huevazos, a lanzamiento de mobiliario urbano y lo que pillan.  

He aquí otro ejemplo de su ley del embudo, solo que esta vez afecta a algo muy sensible y megavalioso:  la convivencia.  Porque ¿si nuestros políticos se dicen esas cosas en las más altas instituciones del Estado, qué están incitando que la gente se diga en las calles, en los bares, en los ascensores, en cualquier lado?  

La ira y la rabia no son patrimonio de ninguna ideología, son parte de todos y cada uno de nosotros y su gestión no va por barrios, va por personas y por educación, porque las emociones también se educan. Y allá cada cual con eso en su esfera íntima, siempre y cuando no delinca.  

La cuestión es que fuera de esa esfera todos y cada uno somos responsables de parar a los exaltados que pueda y todos podemos más con los propios que con los ajenos. Que se mantenga este oasis social, la valiosa paz  que gozamos, que podamos seguir tranquilos disfrutando de esta democracia, depende de todos y cada uno de nosotros, pero más –por su valor ejemplarizante– de los que están en las instituciones y de los que tienen foco.  

Isabel Díaz Ayuso debería disculparse por sus proclamas frutícolas. Pero, además: ¿no debería Esperanza Aguirre disculparse también por haber asistido a manifestaciones en la puerta de Ferraz que están convirtiéndose en batallas campales, ya que no le representan?  

¿No debería Antonio Garamendi, como presidente de la  CEOE, distanciarse de los altos directivos de empresas españolas que atacaron el jueves a diputados socialistas en una cafetería cerca del Congreso al grito de "asquerosos, traidores, os tenían que matar"? ¿Y no deberían hacer lo propio las empresas para las que trabajan y la orden nobiliaria de la que uno es caballero? ¿No deberían declararse en contra de declaraciones tan guerracivilistas por el bien común?   

Así que les pido que reflexionen porque estoy segura de que si lo hacen estarán de acuerdo conmigo: lo mejor para tod@s es que cada uno se coma la fruta que quiera en su puta casa.

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Habemus Gobierno. ¿Y ahora qué? https://blogs.publico.es/dominiopublico/17991/habemus-gobierno-y-ahora-que/ Sat, 18 Nov 2023 07:00:00 +0000 https://www.publico.es/es/?p=17991 Continuar leyendo "Habemus Gobierno. ¿Y ahora qué?"]]> Al fin hay Gobierno. Después de casi cuatro meses desde la celebración de las elecciones generales, casi cuatro meses desde aquella noche del 23 de julio en la que millones de personas respiramos aliviadas, este jueves, por fin, pudimos volver a hacerlo. Siendo esto ya un hecho cierto, ahora toca que este Gobierno —nuevamente de coalición— demuestre su utilidad para las mayorías sociales de este país. Hay, aparentemente, cuatro años por delante. Sin embargo, hay emergencias que conviene atender sin dilación ni eufemismos.

Las emergencias son muchas. No voy a mencionarlas todas, aunque obviamente poner a disposición todas las herramientas para frenar el genocidio que se está perpetrando en Gaza es la más clamorosa, el establecimiento de vías legales y seguras para garantizar la vida en nuestras fronteras, las violencias machistas o la propia "emergencia climática" son algunos claros ejemplos. Pero desde luego hay otra emergencia que es -la habitacional- que debe abordarse de forma inmediata.  

El acceso a la vivienda es la principal asignatura pendiente ya no sólo para con los jóvenes de este país, sino para un 17% de familias que se quedan en situación de pobreza severa tras pagar la hipoteca o el alquiler como recoge el reciente informe de Provivienda "Prevención y atención a la exclusión residencial".

El acuerdo de coalición entre el PSOE y Sumar, que conocimos hace algunas semanas y que guiará la legislatura, contiene elementos muy positivos para continuar la senda de profundización democrática y social que necesita nuestro país. La reducción de la jornada laboral sin reducción salarial o la extensión de los permisos de maternidad y paternidad hasta las veinte semanas son algunos ejemplos de avances necesarios contemplados en el pacto.

Sin embargo, en materia de vivienda es necesario ir mucho más allá de lo que recoge el acuerdo para hacer frente al que podríamos calificar como el gran agujero negro de nuestro país. Sobre todo, teniendo en cuenta que, desde hace tiempo, el grueso de las mejoras salariales está siendo absorbido por los beneficiarios del aumento del precio de los alquileres y las hipotecas. Un drenaje extractivo del trabajo que neutraliza subidas del SMI, aumentos salariales por convenio y actualizaciones de prestaciones sociales públicas. La vivienda absorbe ya un 42% de los ingresos del 20% más pobre en España, según se desprende del informe Ingresos y gastos: una ecuación que condiciona nuestra calidad de vida de la Fundación Foessa publicado el pasado 7 de noviembre.

Las dinámicas del mercado inmobiliario actual van tres pasos por delante de los parlamentos y los gobiernos. Uno de los ejemplos más claros es la necesidad imperiosa de regular los alquileres por temporada, que sirven de "gatera" por la que se cuelan alquileres al margen de la Ley de Arrendamientos Urbanos, eliminando todo tipo de garantías para sus inquilinos. Los portales inmobiliarios, en colaboración interesada con la espiral especulativa, ofertan cada vez más anuncios de vivienda reconvertidas en pisos de temporada. Así, no es de extrañar que en grandes ciudades como Madrid el alquiler de habitaciones (ojo, de habitaciones), cuesta ya lo mismo que viviendas completas hace apenas cinco años. La falta de legislación y la eterna apelación a "la libre voluntad de las partes"- como si propietarios e inquilinos negociaran en pie de igualdad- sirven de subterfugio para evadir la Ley de Arrendamientos Urbanos así como cualquier reforma introducida por la Ley de Vivienda.

La urgencia de la situación tampoco permite mantener promesas que se prolongan en el tiempo hasta no cumplirse nunca o de forma meramente testimonial, como está ocurriendo con la "responsabilidad social corporativa" de SAREB y el parque de vivienda pública. Es imprescindible incluir obligaciones de resultado cuando hablamos de "aumentar el parque público de vivienda en alquiler asequible", señalando plazos y porcentaje de financiación destinado para ese objetivo, so pena de incurrir en un compromiso con buena voluntad pero con poca capacidad de materializarse a corto y medio plazo. Quizás la negociación de los próximos Presupuestos Generales sea un buen momento para ello.

Además, es momento de afinar para que conceptos indeterminados como "alquiler asequible" no sirvan de eufemismo para pequeñas rebajas de precio que siguen siendo inasumibles para la gran mayoría de familias y personas. Esta ausencia de objetivos tangibles contrasta con la precisión que sí encontramos medidas como avalar o subvencionar públicamente la compra de vivienda ("help to buy") a la que volvió a referirse el Presidente Sánchez en su discurso de investidura y que indirectamente alimenta el nivel de precios actual y, por lo tanto, beneficia a las lógicas especulativas que trabajan sobre la expectativa del aumento constante de precios de la vivienda.

Por otra parte, son necesarios mecanismos de aplicación de la regulación de precios de alquiler con carácter imperativo y por razones de interés general, más allá de la posición ideológica del gobierno autonómico de turno, o de lo contrario estaremos cuatro años más asistiendo de forma pasiva a la carrera especulativa que se promueve desde gobiernos autonómicos y municipales dónde el mercado inmobilario actúa, de facto, como regulador de la no-política de vivienda (Madrid rules).

En materia hipotecaria y teniendo en cuenta las subidas de los tipos de interés aplicadas por el Banco Central Europeo es de justicia que las entidades financieras asuman rebajar sus expectativas de beneficio para que las personas hipotecadas puedan hacer frente al pago de sus hipotecas y que esto no se produzca sólo a costa de alargar durante más tiempo el pago de la hipoteca o posponer el pago de intereses.

Por último, si hablamos de desahucios o de situaciones de vulneración de Derechos Humanos como la que se lleva produciendo desde hace tres años en la Cañada Real, desde que se cortara el suministro eléctrico, resulta imperioso incorporar la perspectiva de Derechos Humanos, esto es hacerse cargo de la situación -más allá- de las competencias formales y pisar el acelerador en el cumplimiento de los objetivos de la Agenda 2030 para que, como tantas veces ha señalado el Comité de Derechos Económicos Sociales y Culturales de Naciones Unidas, los estados empiecen a comprometerse con obligaciones positivas que, en el contexto del mercado inmobiliario descontrolado actual, significa pasar de las palabras a los hechos, de "promover" a "garantizar".

Una última reflexión. Los gobiernos de coalición deben ser capaces de imponer la garantía de derechos que reclama toda la sociedad para que la ley que rija no sea la del "sálvese quien tenga" y así conseguir frenar el descreimiento y la desafección sobre las que avanzan las opciones de derecha y extrema derecha aunque hayan quedado aparentemente caricaturizadas estos días. Fue posible evitarlo en julio. Es necesario consolidarlo ahora.

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Pedro Sanchez,PSOE,VIVIENDA
Sánchez, Sumar y la España de mañana por la mañana https://blogs.publico.es/dominiopublico/57502/sanchez-sumar-y-la-espana-de-manana-por-la-manana/ Sat, 18 Nov 2023 06:30:00 +0000 https://www.publico.es/es/?p=17810 Continuar leyendo "Sánchez, Sumar y la España de mañana por la mañana"]]> Hay quien se inquieta cuando todo el mundo está contento. Yo soy una de esas personas. Así que hoy, mientras 12 millones de españoles y españolas respiran aliviados y felices por haber construido una mayoría que ha logrado algo absolutamente impensable dos meses antes de la convocatoria electoral anticipada por parte de Pedro Sánchez, este servidor estaba mordiéndose la uñas angustiado pensando... ¿Y ahora qué?

Mis fuentes de preocupación son variadas. Voy a intentar describirlas.

La convocatoria anticipada de elecciones se realizó tras una fracaso sin paliativos del bloque que ha conformado esta investidura en las elecciones municipales y autonómicas previas a las generales. El Partido Popular y Vox alcanzaron gobiernos autonómicos y consolidaron mayorías absolutas en plazas tan importantes como las de Madrid. La convocatoria del 28M era una prueba de esfuerzo al gobierno PSOE–UP, pero fue fundamentalmente un plebiscito contra Sánchez "y el sanchismo".

Primera inquietud. Existe Sánchez, no existe el Sanchismo. Sólo cuando el propio Sánchez se activa como sujeto político activo y asume en primera persona los desafíos, se produce la sensación de potencia necesaria para activar el voto.

Segunda inquietud. El pueblo de la investidura opera también en claves plebiscitarias. De un momento de cambio que empezaba por los municipios se ha pasado a uno en el que todo lo que no sean las elecciones generales se ve como un asunto menor. Pero no se puede transformar el país sin comunidades autónomas y municipios y la mayor presión al Gobierno que nació el pasado jueves vendrá de esos gobiernos autonómicos y locales.

La enorme victoria de la investidura opaca, pero no cancela, esa otra realidad, que opera como la cara b de un disco al que no queremos dar la vuelta.

El golpe fue aún más duro para el espacio de Podemos, que quedó fuera de plazas clave como Madrid o València. Pensado ahora, parece imposible que Sumar levantara más de tres millones de votos viniendo de ese escenario, pero una vez ha sucedido, el enorme desafío de los próximos meses y años es que esa fuerza electoral se convierta en fuerza política y se redistribuya por el conjunto del país. El eje municipal y autonómico no puede ser un elemento anecdótico, sino precisamente eso que hace durar al acontecimiento político que inaugura esta investidura. Feijóo era un líder autonómico, lo es Ayuso, lo es Juanma Moreno. Es una prioridad absoluta para el bloque convertir esta energía electoral en movimiento.

Decir, "existe Sanchez, no existe el Sanchismo" no es un problema menor. En la ausencia del Sanchismo tenemos viejo PSOE. Un PSOE no pasado por el cedazo de la apuesta del presidente del Gobierno. Emiliano García-Page es quizás su mayor representante, pero que Collboni, precisamente una gran apuesta del propio Sánchez, esté cortando las ramas en la que se sienta (las políticas del antiguo gobierno de Ada Colau) no presagia nada bueno. Andalucía es otro escenario donde la crisis del socialismo no se ha resuelto con Sanchismo. Ese hueco no se está resolviendo. Es lo que explica las enormes dificultades del PSOE para explicar, defender y normalizar la amnistía entre sus votantes. 

Otro elemento a tener en cuenta va a ser la enorme presión del Poder Judicial sobre el Gobierno. A mi también me hizo vibrar el discurso de Sánchez cuando hablaba de la policrisis y el desafío civilizatorio, pero cuando anunció que ante ese desafío íbamos a agilizar la justicia para que fuera más accesible o que ofreceríamos más clases extraescolares para abordar la educación me quedé más inquieto. Hay un enorme desajuste entre el análisis (intachable) que desplegó Sánchez, y las políticas que sostendrán nuestro hacer en esa misma crisis civilizatoria. O se avanza en la democratización de las estructuras del Estado o se retrocede en el doble poder sobre el que operan estas estructuras, que estos días ya se han posicionado como un verdadero actor político contra la investidura.

Por último, Sumar tiene un doble desafío. En primer lugar, como decía antes, constituirse como sujeto político y superar la fase de la convocatoria electoral. Para ello tiene, al menos, dos herramientas útiles: una pata ciudadana y una alianza de organizaciones políticas que, con bastante acierto, se han puesto a cooperar en su interior. Es una experiencia nueva, y tendrá que pensarse con herramientas nuevas.

En segundo lugar, evidentemente, gobernar a favor de las mayoría sociales que sustentan el Gobierno, pero sobre todo, trabajar para aumentar esas mayorías. Esto es lo contrario a 'hacer políticas de centro'. Se trata de realizar políticas con la suficiente capacidad de transformación como para que los ejes de la discusión política cambien.

En ese sentido para mí la pregunta es la contraria a la vieja disquisición sobre "cómo relacionarse con el PSOE", sin que esa pregunta haya quedado cancelada por completo. La pregunta no es si ser más duros o más suaves, más ordenados o más díscolos, más punkis o más régimen. Esa dicotomía ya no existe –para mí ese es el principio de realidad del acontecimiento de la investidura– porque no existe una percepción absolutamente diferenciada entre el PSOE y Sumar en el interior del bloque. Los votantes dudan, se mezclan y oscilan, se profesan simpatías mutuas y preocupaciones comunes.

Ahí hay una elección. O se elige cortar en dos esa sensación compartida y distinguir entre "el pueblo de Sánchez" y "el pueblo de Sumar", o se elige entender que no es un pueblo tan diferente, o que dicho un poco a lo bruto, es el mismo pueblo. La pregunta es, por tanto, ¿cómo seguir ampliando y consolidando el bloque de investidura? Y la respuesta pasa, para mí, por dos elementos.

El primero es ampliar el sujeto "pueblo" lo más posible. En la investidura Yolanda Díaz habló del medio millón de trabajadores esenciales pendientes de una ILP para su regularización. Es un ejemplo. También lo es acercarse a las realidades del trabajo con menos poder sindical y de organización o a los jóvenes que suelen quedarse fuera del eje de la política tradicional, cuyos lenguajes e intereses son propios.

El segundo elemento es seguir dando cuerpo a la alegría que siente hoy esa mayoría de progreso. La alegría que se siente hoy, tiene que volverse más material, más fuerte, más vibrante y organizada.

Porque hoy no se ha terminado nada. Hoy empieza todo.

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Partido Popular,Pedro Sanchez,PSOE
Hacer de la necesidad virtud https://blogs.publico.es/dominiopublico/18086/hacer-de-la-necesidad-virtud/ Sat, 18 Nov 2023 06:30:00 +0000 https://www.publico.es/es/?p=18086 Continuar leyendo "Hacer de la necesidad virtud"]]> De las múltiples frases que Pedro Sánchez pronuncio en su discurso de investidura y que ya había expresado en la reunión de Comité Federal, quiero resaltar esta tradicional máxima del conocimiento popular: "Hacer de la necesidad virtud"

La necesidad venía determinada por la identificación de lo que ya había señalado el electorado en las elecciones del 23J. Aunque la derecha ha intentado cargar en la ambición personal desmesurada del ya presidente del Gobierno, la necesidad mayoritaria de la sociedad es que no hubiese un gobierno de PP y Vox. Eso movilizó al electorado hasta superar en más de un millón 300.000 votos a la opción profundamente reaccionaria encabezada por Feijóo. Esa necesidad social es la que ha guiado a todas las fuerzas políticas hacia el pacto y les ha obligado a hacer un postureo limitado (aunque hayamos asistido a muchas mise en scène para los titulares) y trabajar insistentemente en la búsqueda de los acuerdos, lo cual es un trabajo que merece la pena reconocer. Esta vez todos entendieron el carácter del "coco" que se avecinaba. Y al final respiramos.

Como señaló Demócrito, un sabio de la Grecia clásica "todo cuanto existe es fruto del azar y la necesidad". Esta afirmación permitió a otro sabio francés, Jacques Monod, Premio Nobel de Medicina, concluir sobre el hombre: "Ni su destino, ni sus obligaciones están escritas en ninguna parte". Esto viene a significar lo mismo que la frase machadiana, tan de moda en el debate, de "se hace camino al andar". Para los amantes de las certezas y de las informaciones privilegiadas este es un muy mal periodo, vivimos un tiempo donde cada paso cuenta y las seguridades de los doctos opinantes cotizan a la baja en el pensamiento.

Podríamos acabar esta reflexión señalando que se entendió bien la necesidad y que se le dio cumplida respuesta. Y ahora viene un campo mucho más amplio y complejo: la virtud.

La virtud debe ser colmada en tres campos: acción de Gobierno, acción legislativa e identificación social. Y todo ello con el ruido de un aire de fronda en las derechas, que ya está convirtiendo en irrespirable el ambiente en la calle, los barrios y las familias.

En el acuerdo de Gobierno con Sumar se proponen un conjunto de medidas, ratificadas también por Pedro Sánchez en su presentación en el Parlamento que marcan una clara hoja de ruta de mejora social y respuesta a los problemas más acuciantes de nuestro tiempo: cambio climático, violencia machista,  calidad del empleo, innovación y desarrollo, industrialización...aunque no miente algunas cuestiones centrales , o las toque muy livianamente como la migración, la reforma fiscal en profundidad, la memoria democrática en el ámbito educativo,  la reforma de la Ley Electoral  y la reforma de los sistemas y procedimientos de la Administración Pública.

La virtud debe ser identificable y palpable, identificable que la población conozca la acción de gobierno y que además en corto plazo lo sienta en sus vidas. Un ejemplo de lo que no debe hacerse es lo sucedido con el Ingreso Mínimo Vital: se anuncia a todo bombo y platillo como la gran medida de combate contra la exclusión social y se monta un sistema complicado, desigual e excluyente que genera una enorme frustración en cientos de miles de personas y que hace que muchos añoren las Rentas autonómicas de inserción. Otro ejemplo particularmente duro es el de las residencias de personas mayores, se ha preparado por parte de la Secretaria de Estado de Asuntos Sociales un excelente plan de cambio del modelo de residencias (con el talón de Aquiles de la poca inversión en residencias públicas) pero su ejecución que significa en algunos casos doblar el brazo privatizador de algunas CCAA, todavía no se siente y esto conduce a que las familias no vean que el Gobierno se ha metido en el problema con decisión y voluntad de cambio.

Y esa virtud debe trasladarse también a una esfera más complicada que es la mejora institucional. La hiperventilación contra la amnistía ha sacado a la luz pública a todos los sectores que se resisten a cualquier pérdida de privilegios y hasta donde llega el alcance social de la derecha: jueces, magistrados, policías, obispos, guardia civiles, centros de enseñanza privada y concertada, cuerpos de la administración del Estado,...es decir tenemos un sistema horadado por fuerzas corporativas que bajo mantras como el de la independencia del poder judicial o la disposición a dar hasta la última gota de su sangre, esconden su voluntad de actuar como poder autónomo (el escándalo del CGPJ, caducado y emitiendo informes contrarios a una ley que no conocían es emblemático). Las reformas de mejora institucional del plan de gobierno; RESAL, Ley de Regimen Local, Ley Mordaza no deben crear telarañas en los cajones de los ministerios...

Y estas son piezas que habrá que mover para que la virtud inunde nuestra sociedad.

A la identificación y la materialidad de la virtud se tendrá que unir la celeridad de los cambios y del cumplimiento de los acuerdos de investidura. Mantener la agenda reformadora y el liderazgo social es la gran tarea del nuevo Gobierno.

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Políticalipsis https://blogs.publico.es/dominiopublico/16367/politicalipsis/ Sat, 18 Nov 2023 05:50:00 +0000 https://www.publico.es/es/?p=16367 Continuar leyendo "Políticalipsis"]]> En la disciplina de la consultoría política, existen dos grandes categorías estratégicas a la hora de definir el discurso de un partido o de un líder y tienen que ver con el grado de agresividad en la confrontación con sus adversarios. Siendo la política de partidos un sistema eminentemente competitivo, determinar cómo va a ser la relación con esos competidores será clave a la hora de definir tu mensaje, de hacerlo diferencial y, en definitiva, más atractivo que los del resto.

En teoría, el primer elemento valorable a la hora de determinar la agresividad es si se ostenta una posición de gobierno o de oposición. La teoría nos dice que a un partido o a un líder que gobierna le interesa mostrar una imagen alejada del conflicto, más centrada en mensajes positivos que transmitan confianza, puesto que la confianza es un factor esencial para que el electorado repita voto y no haya cambio de gobierno. Por el contrario, el partido que encabeza la oposición suele mostrarse inclemente a la hora de lanzar críticas y reproches.

La confrontación es el camino más corto y rápido para minar la imagen pública del partido en el gobierno. Esto no quiere decir, forzosamente, que el partido de la oposición tenga mejores propuestas. El mero ambiente de confrontación, el ruido, la crítica constante -con o sin fundamento- generan un estado de ánimo colectivo irascible y tendente al rechazo. Es uno de los efectos de la polarización política, que eleva el estrés social hasta un punto en el que ya no son procesables los mensajes que se emiten, racionalmente hablando. Por el contrario, se conforma un clima de tensión que nos activa nuestro cerebro más primario, el más animal, el que no procesa realidades complejas, sino que busca, de manera urgente, una salida a ese estado de estrés. Esa salida puede pasar por un cambio de gobierno, aunque el partido de la oposición no haya mostrado evidencia alguna de que lo pueda hacer mejor. Eso da igual cuando nuestro cerebro nada en cortisol, la hormona del miedo y del estrés. Lo que queremos es que se acabe ya la situación que nos hace sentir así de estresados, asustados o tensos.

El Partido Popular es especialista en generar estos climas sociales. Le vienen siempre de perlas. Siendo un partido cuyo ideario principal pasa por la privatización de los servicios públicos, por una política económica y fiscal que favorece a las grandes empresas y a una pequeña élite adinerada, por reducir al máximo derechos y garantías sociales o laborales, necesita generar un estado inflamado de miedo y estrés para que el comportamiento electoral no se guíe por factores racionales. El PP necesita que se vote con la amígdala, que es la región cerebral encargada del procesamiento y almacenamiento de reacciones emocionales -no racionales-, de recibir las señales de peligro y buscar, de manera urgente, una reacción dirigida a la autoprotección.

Esta estrategia se ha empleado toda la vida. Por ejemplo, era la manera en la que la Iglesia más reaccionaria controlaba la fidelidad y la obediencia, generando un estado de miedo en torno a conductas o saberes que, inevitablemente, producirían la ira de dios y la condena eterna en el infierno. Hoy el infierno ya no causa pánico, de modo que hay que sustituirlo por otras figuras apocalípticas que produzcan la misma sensación de pánico e inseguridad: España se rompe por la amnistía, las empresas grandes se van si les subes los impuestos, el paro va a crecer si se aumenta el salario mínimo, la economía se hundirá por las políticas ecologistas, los inmigrantes nos quitarán el trabajo si se les rescata del mar, no nacerán más niños y niñas si se regulariza la interrupción voluntaria del embarazo, se acabará el mercado del alquiler si se topan los precios...

Ninguna de estas amenazas se ha materializado durante la última legislatura. Muy por el contrario, la mayoría de las medidas tomadas por el actual Ejecutivo en funciones se han mostrado eficaces. Pero, para valorar esa eficacia, es necesario pensarla en un estado de razonable tranquilidad, que permita activarse al neocórtex, la zona del cerebro que controla las capacidades cognitivas: memorización, concentración, autoreflexión, resolución de problemas, habilidad de escoger el comportamiento adecuado, etc. Ese estado de calma es todo lo contrario a lo que se respira en los debates parlamentarios, en los mítines políticos o en redes sociales como la anteriormente llamada Twitter.

Pensar, por ejemplo, el conflicto catalán desde el neocórtex implicaría analizar elementos como que los partidos soberanistas están en su nivel más bajo de apoyo de las últimas dos décadas, que las manifestaciones públicas por la independencia no congregan a la misma cantidad de personas que hace seis o siete años, que el propio apoyo social a una autodeterminación está en mínimos históricos. En definitiva, comprobar y asimilar que una política de diálogo es más adecuada que una de confrontación para la pacificación de un conflicto.

Lamentablemente, el debate público actual dista mucho de conciliar las condiciones necesarias para evaluar racionalmente los dos modelos de gobierno en liza, tras las elecciones del 23J. La inyección artificiosa de miedo, estrés y tensión alrededor de la amnistía opaca no sólo el entierro del conflicto territorial, también confunde, entre el ruido, todos los avances sociales, económicos o medioambientales que deberían funcionar como elementos clave a la hora de valorar, racionalmente, qué gobierno nos conviene.

Por cierto, no deja de ser curioso que la mayor amenaza que vivimos como civilización, el cambio climático, no logre generar las mismas reacciones primarias de supervivencia. Hemos vivido un nuevo verano tórrido, que se recordará como fresco en comparación con los que vienen. Encadenamos salvajes borrascas que provocan daños por millones de euros, que incluso cuestan vidas. Sufrimos condiciones climáticas que dificultan la producción de alimentos y que hacen escasear bienes tan básicos como el agua. Sin embargo, el foco de miedo vuelve a ser ese mantra que la derecha no deja de repetir año tras año: España se rompe.

España se ha roto ya mil veces para el PP y, sin embargo, aquí estamos, capeando mejor que la mayoría de nuestros países vecinos un contexto internacional de lo más delicado. Quizás, para que España no se rompa, es necesario abandonar el miedo irracional a que lo haga. Hacer política es ofrecer certezas y horizontes de esperanza, no sembrar miedo e indignación. Porque, en un clima de Apocalipsis, nadie piensa con claridad y, para afrontar y resolver los problemas reales a los que nos enfrentamos, lo que menos se necesita es pánico e hiperventilación. Es hora de demostrar eso de sapiens.

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Catalunya,independencia de Catalunya
Más Madrid, una organización a escala humana https://blogs.publico.es/dominiopublico/17874/mas-madrid-una-organizacion-a-escala-humana/ Sat, 18 Nov 2023 05:08:00 +0000 https://www.publico.es/es/?p=17874 Continuar leyendo "Más Madrid, una organización a escala humana"]]> ¿Por qué en un contexto de crispación y discursos de odio vociferados desde las instituciones, en el que la violencia parece estar a la orden del día, podría ser importante pensar las organizaciones? ¿Por qué, en todo caso, detenerse a reflexionar sobre modelos organizativos y modos de construir políticamente es una tarea urgente?

Bueno, tal vez sean estas mismas circunstancias las que nos dan la clave para ofrecer una respuesta. Atravesamos hace ya varios años un ciclo signado por la desafección política y un descreimiento generalizado respecto del rol social de los partidos políticos, lo que a su vez genera una baja participación democrática. Más allá de los factores estructurales que pueden contribuir a explicar estos fenómenos, hay uno sobre el que podemos reflexionar y, lo más importante, intervenir; las lógicas políticas que se reproducen en el seno de las organizaciones.

La ecuación es sencilla: si el tiempo no nos alcanza para poder conciliar el trabajo con el resto de actividades a las que quisiéramos dedicarnos, ¿por qué querríamos habitar espacios que no nos resultan amenos, en los que se nos descalifica o en los que nos sentimos permanentemente amenazados? Si bien nuestras convicciones pueden llevarnos originalmente hasta allí, permanecer acaba siendo insostenible. Se presenta así clara la necesidad de construir espacios que no nos expulsen, en los que podamos compartir tanto horizontes como prácticas. Lo que llamamos proyecto, no debe entenderse solamente como  aquello que imaginamos y deseamos para nuestro futuro, sino también como la forma que habitamos los espacios colectivos para poder conseguir esas metas.

Concebir a los partidos políticos como instrumentos para alcanzar ciertos fines es útil en algunos aspectos, pero simplifica sus implicaciones en nuestra vida cotidiana. Si los roles que asumimos son coyunturales, no podemos pensar lo mismo de los espacios en los que elegimos participar. El objetivo debe ser que esa estructura sea más amable, más porosa y más útil que cuando llegamos.

Es por eso que cuando asumimos la dirección de Más Madrid en 2020, nos planteamos no solamente consolidar y ampliar nuestro arraigo territorial para llegar a gobernar la comunidad, sino también transformar nuestra cultura organizativa para garantizar que participar responda a un deseo y no signifique un sacrificio. Para ello emprendimos un camino en el que aún nos queda mucho por recorrer, pero que ya nos permite ver algunos resultados.

En solo tres años —y habiendo iniciado el proceso en un contexto adverso como el que impuso la pandemia de la covid-19 logramos tener presencia en 58 municipios, alcanzando el 93% de la población de la Comunidad de Madrid. En las últimas elecciones municipales y autonómicas, el número de concejales de Más Madrid se ha quintuplicado, y hemos asumido el gobierno en 8 municipios en los que ya se están poniendo en marcha políticas que serán una referencia de instituciones volcadas a mejorar la vida de madrileñas y madrileños. Con el objetivo de desconcentrar, formar y cohesionar, llevamos adelante más de 75 formaciones para militantes, cargos orgánicos y públicos, constituimos 13 asambleas sectoriales y dotamos de recursos a las asambleas para que puedan desarrollar proyectos en el seno de la organización.

Si hoy somos un espacio que crece, aún en un ciclo de avance de las extremas derechas, es porque tenemos el foco puesto no solamente en la extensión territorial y en consolidar un partido que pueda disputarle el gobierno al Partido Popular en la Comunidad de Madrid, sino también en procurar que aquello que pregonamos a escala social, también tenga lugar en nuestra práctica cotidiana. Queremos unos servicios públicos más humanos, y creemos que estaremos más cerca de conseguirlos si también somos capaces de construir espacios de participación que contemplen nuestras aspiraciones, nuestras capacidades y posibilidades. En definitiva, estamos construyendo un partido político que se parezca a la sociedad plural y diversa que es el pueblo madrileño, para ir hacia el horizonte de oportunidades que deseamos.

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más madrid
Feliz Año 2016, Alberto Garzón https://blogs.publico.es/dominiopublico/18455/feliz-ano-2016-alberto-garzon/ Fri, 17 Nov 2023 17:15:42 +0000 https://www.publico.es/es/?p=18455 Continuar leyendo "Feliz Año 2016, Alberto Garzón"]]> Alberto Garzón se acostó la última noche de 2015 como coordinador federal de IU y el primer día de 2016 la organización estaba disuelta. Ni él mismo recuerda cómo sucedió. La fiesta y la resaca de aquella Nochevieja debieron de ser monumentales. "¿Qué me tomé ayer?", se preguntó el que más tarde sería ministro de Consumo cuando leyó un tuit de El País que titulaba: "Alberto Garzón pone fin a Izquierda Unida".

Casi ocho años después, finaliza su carrera política. A través de una carta a la militancia de IU (sí, la organización todavía sigue viva) hecha pública este viernes, anuncia que deja de liderar la formación y, por tanto, deja de ser coordinador federal. Ya antes de verano informaba que se retiraba de la política institucional y que no concurriría en las listas de Sumar para las generales del pasado 23 de julio.

Hace más de siete años que Garzón tomaba el relevo de Cayo Lara al frente de IU, la coalición que previamente habían dirigido Gaspar Llamazares, Julio Anguita o Gerardo Iglesias. Ahora, la organización tendrá que preparar una asamblea federal que renueve órganos de dirección y proyecto político en un momento en el que será clave la definición de la relación que IU mantendrá con Sumar y el resto de las izquierdas.

Feliz Año 2016, Alberto Garzón

Fotografía 1: Garzón megáfono en mano se dirige a una abarrotada plaza de la Paja, en el Madrid de los Austrias. Hacía frío, diciembre de 2015. En el Teatro de La Latina no cabía ni un alfiler. Y es que pocos días antes de aquella agitada Nochevieja, Garzón fue candidato a la Moncloa. La candidatura se denominaba Unidad Popular, y reunía a IU con otras formaciones de izquierdas, tales como Chunta, Batzarre o Izquierda Castellana. Casi logró el millón de votos, y eso que competía con el entonces todopoderoso Podemos de Pablo Iglesias e Íñigo Errejón. La formación morada, que en los meses previos había llegado a ir primera en las encuestas, cerró la puerta a concurrir con IU.

Fotografía 2: Iglesias y Garzón brindan con unos botellines de cerveza en el teatro Sala Mirador de Lavapiés meses después. Era el pacto de los botellines. Cuando se repitieron las elecciones en junio de 2016 ante la incapacidad de Pedro Sánchez de formar gobierno, Podemos e IU confluirían bajo la marca Unidos Podemos.

Alberto Garzón y Pablo Iglesias, en la Puerta del Sol, después de firmar el 'pacto de los botellines', en 2016.

En estas dos instantáneas se resumen aspectos esenciales de la trayectoria política de Garzón. En primer lugar, su apuesta por IU. La organización a la que se afilió en Málaga con 18 años no era bien vista por algunos sectores de "la nueva política", especialmente por la dirección de Podemos, que apostaban por integrar a miembros de IU en sus listas pero no a llegar a un acuerdo con la organización, de la que deseaban su disolución. Garzón se puso al frente de una candidatura de IU y obtuvo un resultado muy digno, lo que fue determinante para la supervivencia de este proyecto político.

Por otro lado, Garzón siempre apostó por la unidad con otras fuerzas de izquierdas, también con Podemos, al ejemplo de las candidaturas municipalistas que supusieron las victorias de los ayuntamientos del cambio en ciudades como Madrid, Barcelona, A Coruña o Santiago en las municipales de 2015. Pese a unos meses en los que Garzón tuvo que aguantar duras críticas de algunos sectores internos de IU que le acusaban de fundir IU en Podemos, pero también por parte de dirigentes de la formación morada que menospreciaban a IU, en 2016 se logró el entendimiento y la unidad. Años más tarde, con la aparición de Sumar, el proyecto liderado por Yolanda Díaz, Garzón también ha apostado por la confluencia con otras fuerzas de izquierdas como estrategia política.

Fotografía 3: "Sobre esta polémica, lo diré en términos muy personales. A mí, donde me pongan un chuletón al punto, eso es imbatible". El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ofrece declaraciones a los medios de comunicación en una visita oficial a Lituania. Es julio de 2021. Desde hace días, una disputa tensiona el Gobierno de coalición entre PSOE y Unidas Podemos. El Ministerio de Consumo, liderado por Garzón, había lanzado una campaña en favor de la reducción del consumo de carne para una alimentación más sana. El sector cárnico estalla en cólera y el ministro de Agricultura, Luis Planas, lo apoya.

Pedro
El presidente de Gobierno, Pedro Sánchez, durante la rueda de prensa ofrecida hoy tras participar en la reunión extraordinaria del Consejo Europeo en Bruselas. EFE/ Horst Wagner

Esta tercera instantánea subraya también otra de las líneas destacables de la teoría y acción política de Garzón. Si IU ha trabajado durante estos años en mantener "el hilo rojo de la historia" vivo en la organización, su líder se ha esmerado mucho en que las reclamaciones ecológicas sean también un punto central para la organización. En la carta de despedida a la militancia de este viernes, Garzón aboga por la construcción de una sociedad ecosocialista como "único freno viable y democrático ante el avance de la barbarie y la destrucción ambiental".

El 1 de enero de 2016, tras la publicación de la noticia de que disolvía IU, Garzón emitió un comunicado en el que señalaba que "IU no muere ni desaparece por mucho que lo diga un titular". Ocho años después, IU está a punto de entrar en el segundo Gobierno de coalición de la mano de Sumar. Sira Rego está a las puertas de ser ministra. Aquel año se le fastidió la felicitación a Garzón. Nunca es tarde si la dicha es buena.

Feliz Año 2016, Alberto Garzón.

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Pedro Sanchez,PSOE
‘Un amor’: Los amores perros de Sara Mesa e Isabel Coixet https://blogs.publico.es/dominiopublico/16288/un-amor-los-amores-perros-de-sara-mesa-e-isabel-coixet/ Fri, 17 Nov 2023 06:00:29 +0000 https://www.publico.es/es/?p=16288 Continuar leyendo "‘Un amor’: Los amores perros de Sara Mesa e Isabel Coixet"]]> Hay en el mejor cine de Isabel Coixet – Mi vida sin mí, La vida secreta de las palabras, Nadie quiere la noche, incluso Elegy – un hilo común que recorre sus historias. El hilo de las heridas que asoman en el cuerpo pero que nacen desde adentro, la siempre turbia naturaleza de los deseos y sus conflictos con la voluntad, la marejada incontrolable de la pasión y, claro, el lugar subordinado que las mujeres ocupan en el tablero de los pactos.  Hay pues una cierta conexión con el universo de Sara Mesa, y en particular con el de su novela Un amor, que tiene el título más paradójico y perverso que yo recuerde de los últimos años. No creo que hubiera una mejor cineasta que Coixet para poner en imágenes esa historia de soledades, de huidas y de frágil emancipación. Un relato áspero a veces, incómodo con frecuencia y que nos hace reflexionar sobre nuestros propios fangos. Los inevitables fangos del humano que somos.

La adaptación de la directora de La librería logra que visualicemos los temblores, las ansias y el miedo. Incluso por momentos pareciera que somos empapados por las goteras, asustados por el aliento del macho propietario, inquietados por las palabras envenenadas del que va de presunta "nueva masculinidad", asqueados por quienes nos ofrecen la imagen de la felicidad bilingüe. Quizás la película logra con más contundencia que la novela mostrarnos una panorámica de tipos que nos hablan muchísimo del mundo que vivimos. Y muy especialmente, como no podía ser de otra manera, de dónde y cómo estamos los hombres en este universo todavía hecho a nuestra imagen y semejanza. Este dibujo tan afilado, sin concesiones, parco y medido, es más poderoso que lo que algunos pudieran ver de censura de lo rural como arcadia con la que sueñan quienes se pueden permitir el lujo de soñarlo. Y en centro, como en la novela Nat – una vez más intensa, frágil y poderosa también Laia Costa -, en la que confluyen dolores y miedos, palabras que hieren y otras que sanan. La empeñada en buscar el término justo para describir el exilio, la frontera, la violación, la huida, la esperanza. Lo que ella hace como profesional pero que también tiene que ver con el momento vital en el que tiene que traducir lo que le recorre por dentro.

Un amor, tal vez con más rotundidad que en la novela en la que se basa, nos ofrece además una suma de interrogantes que en estos tiempos de consentimiento y leyes penales esquivamos en una cómoda huida de nuestros pechos. El marco en el que se inicia y las pautas en las que se desarrolla la relación entre Nat y "El Alemán" -hecho cuerpo, manos y oscuridad gracias a un gigante llamado Hovik Keuchkerian, una montaña-, nos inquietan porque nos hablan de lo turbio de nuestros deseos, de la dificultad de conciliar voluntad y pulsión, de lo complicado que es encajar una cierta virtud en medio de la carne, del efecto multiplicador del desvarío cuando se va colando el amor/posesión, de las inevitables fugas de nuestra sensatez y cordura. La extrema vulnerabilidad desde la que amamos. El precipicio.

Aunque alargada con un epílogo que resta emoción contenida y potencia al relato anterior, Un amor es, como buena parte del cine de Coixet, un retrato de nuestra vulnerabilidad. De esa que nos compromete y nos atosiga, pero también la que explota en líquidos y verbenas. La que, inevitablemente, en contextos desiguales, acaba siendo manipulada por el aliento del que tiene poder. Una extrema fragilidad – herida, cochambrosa, sucia – que se hace vida en Sieso, el perro que Nat acoge y cuida. La ética sanadora del cuidado. No sé si en su momento Sara Mesa, o la misma Coixet, leyeron "The companion species manifesto", el libro de Donna Haraway en el que abandona al cyborg anterior y postula "la escritura canina como una rama de la teoría feminista, o a la inversa".  Un horizonte en el que ella imagina "una naturcultura entreverada de carnes y humanos". El perro, no como el mejor amigo, sino somo el mejor hacedor de lo humano. Quizás, como vemos en Un amor, Sieso y Nat como una nueva unidad hecha de fluidez, finitud e impureza. Amor disonante en el que siempre habrá un resto de incomunicación.

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cine
Investidura (y IV): Habemus Papam, Tenemos Papa, Tenim Papa, Temos Papa, Badegu Aita Santua https://blogs.publico.es/dominiopublico/17624/investidura-y-iv-habemus-papam-tenemos-papa-tenim-papa-temos-papa-badegu-aita-santua/ Fri, 17 Nov 2023 04:35:00 +0000 https://www.publico.es/es/?p=17624 Continuar leyendo "Investidura (y IV): Habemus Papam, Tenemos Papa, Tenim Papa, Temos Papa, Badegu Aita Santua"]]> Llevo varias horas preguntando por la cita vaticana de la fumata blanca en todas las lenguas del Estado, y se me quedan fuera los dialectos, pero eso da para un doctorado: Pedro Sánchez fue investido este jueves con los votos previstos a favor, 179, del PSOE, Sumar y seis partidos más, catalanes, vascos, gallego y canario. Votaron en contra los representantes del nacionalismo español y el diputado navarro de UPN, socio electoral intermitente del PP. En definitiva, se quedaron fuera quienes no aceptan la plurinacionalidad y diversidad rotunda de esta España nuestra.

Llegará el día -porque llegará- en que el Partido Popular, consciente como es de su soledad y la cadena carcelaria de Vox que arrastra amarrada al tobillo, pactará con Junts y volverá a los brazos del PNV, partidos de derechas ambos. Desconozco si Aitor Esteban (PNV) llegará a ser ministro de Industria, o lo que quiera, visto lo visto; también, si estará Alberto Núñez Feijóo liderando este pacto como candidato a la Presidencia del Gobierno en ese futuro que intuyo, porque anda la competencia muy dura en la frutería madrileña ... pero sabemos que, un día no lejano, habrá entente del PP con nacionalistas vascos y catalanes, y sin Vox, claro está, que será nada más que un runrún fastidioso en la Plaza de Colón y little Caracas. Entonces, los de la calle Génova tendrán que tragarse sus manifestaciones, los rezos, las rojigualdas (con águila o no), las muñecas hinchables, los insultos, rasgados de vestiduras, contenedores quemados ... Y lo harán con gusto, como en Canarias, donde cogobiernan con CC, porque saben perfectamente que, con los partidos territoriales enfrente, a este Estado casi federal no lo gobierna ni dios.

Comienza una legislatura que se hará dura y larga, espesa, malencarada y grosera en la bancada parlamentaria de la (ultra)derecha españolista, pero el PP inicia a su vez una travesía en el desierto durante la que, mientras el Gobierno de coalición del PSOE y Sumar acata que no hay más camino que el andado con la plurinacionalidad, los de Aznar, Ayuso y Feijóo -por este orden- deberán concretar qué quieren ser de mayores.

"Hace mucho frío en la oposición", dicen siempre quienes la representan en el Congreso, pero hace más calor al abrigo de varios gobiernos autonómicos y municipales con siglas propias y aun con el aliño reaccionario de ultraderecha. Y éste es, sin duda, el gran desafío de PSOE y Sumar: junto a sus socios nacionalistas e independentistas gobernando Catalunya y Euskadi; junto a un BNG líder en la oposición gallega por delante del PSOE, existe una constelación de gobiernos de (ultra)derecha con mucho poder y que están arrasando con los servicios públicos, derechos humanos como la igualdad de género o libertades fundamentales como la cultura. Convencer a ciudadanos y ciudadanas de que la democracia o se ejerce en diversidad -territorial y humana- y equidad o no se ejerce es clave para recuperar poder autonómico y municipal, Castilla-La Mancha en su peculiaridad aparte.

Hay elecciones en 2024 tan decisivas como las europeas, gallegas, vascas y seguramente, catalanas. Los partidos que se asocian con el Ejecutivo en el Congreso compiten entre sí y con PSOE y Sumar en los territorios y en Europa, además, para, tras las votaciones, conformar mayorías que gobiernen en coalición Catalunya, Euskadi y es posible que Galicia, si el PSOE se decide a tomarse en serio de una vez lo de desalojar al PP de la Xunta, ahora sin Feijóo. Ningún nacionalista o independentista contempla aliarse en 2024 con la (ultra)derecha de esos pueblos imprescindibles para la gobernabilidad de España entera. Es la gran apuesta progresista de la legislatura, elecciones autonómicas incluidas: avanzar, como mínimo, hacia el federalismo. Empezando por devolver el brío a la anquilosada financiación autonómica.

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Partido Popular,Pedro Sanchez
¿Y si hubiera ganado Madina? https://blogs.publico.es/dominiopublico/16822/y-si-hubiera-ganado-madina/ Thu, 16 Nov 2023 15:10:23 +0000 https://www.publico.es/es/?p=16822 Continuar leyendo "¿Y si hubiera ganado Madina?"]]> ¿Y si, en 2014, hubiera sido Eduardo Madina quien ganara las primarias del PSOE? Los ejercicios de historia virtual son entretenidos pero tramposos: nos imaginamos una evolución de los acontecimientos idéntica en todo salvo en un aspecto concreto que nos entretenemos en modificar quirúrgicamente y su posible estela; pero, si ese aspecto hubiera sido distinto, también lo hubiera sido todo lo demás. Los acontecimientos no tienen membrana. En todo caso, tiene algún interés fabular una ucronía en la que el secretario general del PSOE durante estos años y en la actualidad fuera, no el rumboso exconcejal madrileño, sino el diputado vasco.

Madina era, recuérdese, el candidato de centroizquierda de aquellas primarias, siendo José Antonio Pérez Tapias el de la izquierda y Sánchez el de la derecha, bendecido por un aparato que asentía complacido a su reivindicación de referentes como Justin Trudeau o Matteo Renzi o, más tarde, ya ganadas las primarias, a su aparición en un mitin ante una gigantesca bandera rojigualda, acompañado de su mujer de un modo que evocaba el papel de la primera dama en Estados Unidos.

Hubo quien, entonces, arrugó la nariz ante la candidatura de Tapias, inesperadamente inundada de avales, viendo tras ella una operación apparátchik para fragmentar el voto del ala izquierda del partido, dividida así entre el portavoz sevillano de la corriente marxista y republicana Izquierda Socialista y un Madina que se presentaba abiertamente como republicano y demandaba al partido que afrontara el debate sobre la monarquía.

El rey Juan Carlos acababa de abdicar, y también se maliciaba que lo había hecho en ese preciso momento, justo antes de las primarias socialistas, para que un leal Alfredo Pérez Rubalcaba le asegurase una abdicación cómoda, que preservase su inviolabilidad, evitando la incertidumbre que vendría con una victoria de Madina u otro candidato republicano, en aquel momento de crisis de régimen y horas bajas para la institución monárquica.

Ganó el pícaro Sánchez al intelectual Madina y sabemos lo que ocurrió después; los asombrosos vaivenes que se sucedieron en estos años de infarto y que acabaron convirtiéndolo en presidente del primer Gobierno de coalición con comunistas desde la Segunda República. Ha habido muchos Sánchez y, realmente, no es del todo injusta la caricatura que hacen las derechas del oportunista amoral, sin escrúpulos, arrimado en cada momento al sol que más caliente sus posibilidades de vivir en la Moncloa. Con bastante seguridad, la trayectoria de un Madina victorioso en 2014 hubiera sido más coherente, más predecible. Más moral. Si nos tienta recordar su vengativo apoyo a Susana Díaz en las siguientes primarias, que decepcionó a muchos de quienes lo habían votado en su momento, cabe que recordemos que, en esta historia cambiada, no se hubiera producido.

Pero podemos preguntarnos también si, con Madina al frente del PSOE, estaríamos allá donde estamos hoy: ofreciéndole al mundo un ejemplo de dique antifascista cuya construcción ha sido vertiginosa y ha marcado muchos goles en el último minuto del tiempo de descuento; y que, desde luego, no solo a Sánchez se debe, pero para la cual ha sido crucial la condición de desvergonzado hombre de acción del presidente; ese desparpajo del que, como reza el chiste, si se lo deposita en pelotas y con una navaja en el Polo Norte, se le tendrá una semana después llamando a la puerta con sonrisa pícara, una piel de oso y, en la mano, un saco con un millón de dólares.

Algo recuerda la dialéctica Sánchez-Madina a cómo el vivales Suárez ganó hace cincuenta años al intelectual Fraga, biblioteca andante que nunca pudo tragar a aquel cebrereño célebremente incapaz de terminar un libro, y sin embargo daba sopas con ondas electorales al exministro de Información y Turismo. Fraga tenía el Estado en la cabeza, pero no audacia; y, por ejemplo, a la legalización del PCE por la que Suárez apostó, desdiciéndose de promesas hechas anteriormente y asumiendo el acoso ultra que durante algún tiempo sufrieron él y su familia, Fraga se opuso, no por principio (aceptaba que, con el tiempo, el partido comunista fuera legalizado), sino por miedo; por un sentido timorato de la responsabilidad.

Tiempos convulsos como estos que atravesamos requieren killers a su frente; hombres y mujeres temerarios y eficaces, que ante cada kairós no duden ni un segundo, sino que se abalancen sobre él con la voracidad del que sabe que la fortuna sonríe a los intrépidos. Y Sánchez, en eso, es como un chuletón al punto: imbatible. Bendito sea.

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Ganó el parlamento de Pedro Sánchez https://blogs.publico.es/dominiopublico/16802/gano-el-parlamento-de-pedro-sanchez/ Thu, 16 Nov 2023 14:17:21 +0000 https://www.publico.es/es/?p=16802 Continuar leyendo "Ganó el parlamento de Pedro Sánchez"]]> El presidente Pedro Sánchez hilvanó en el primer día de la investidura un discurso que causó sorpresa generalizada, algarabía entre sus seguidores que admiraron su capacidad para elevar el tono y el alcance del debate al plantearlo en términos de confrontación entre modelos políticos (progresista y reaccionario), e irritación entre sus detractores que observaban cómo Sánchez, un driblador nato, evitaba centrar su intervención en el tema de la amnistía eludiendo así vincular su investidura a la aprobación de la polémica ley.

Como fuere, el largo parlamento de Sánchez obligó a quienes atendíamos a la investidura a alzar la mirada por encima del debate sobre la ley de amnistía que, aun siendo vital, no era el único ni quizá el tema más importante. El parlamento de Pedro Sánchez nos llevó a observar con un mínimo de serenidad hacia qué horizonte de país queremos transitar quienes pensamos el mundo en términos de justicia social, derechos humanos, equilibrio ambiental y progreso.

El ciclo político pandémico ha dejado un reguero de aceite populista sobre el que la democracia española, como tantas otras en nuestro entorno, patina dando penosos tumbos que las derechas han aprovechado para tensionar la vida en común hasta el límite del insulto, la amenaza y la pública exhibición del desprecio a la convivencia democrática y pacífica. En vísperas de la investidura las derechas han intentado ganar en las calles lo que no lograron ganar en las urnas. Y en ese empeño lo que se ha evidenciado es que la democracia funciona y que el parlamento, sede de la soberanía popular y la palabra, es vital en nuestro sistema político, mal que le pese a quienes no lo saben por negligencia o prefieren hacer que lo ignoran por pura malicia.

En el parlamento se decide la formación del gobierno y su acción legislativa y no hay política institucional que pueda dirimirse fuera del parlamento. El derecho de manifestación existe para dar expresión al descontento ciudadano y permitir que se formulen reivindicaciones de las que deberían hacerse cargo o al menos tomar nota los responsables políticos. Pero no se pueden tumbar gobiernos o, para el caso, impedir que se constituyan mediante acciones continuadas de acoso a las sedes de partidos políticos a las que los convocados por las derechas acuden desde hace días en una peregrinación emocional con la que pretenden solidarizar el odio que cargan y que en una medida importante les ha sido inoculado durante el ciclo político pandémico. También para evitar que ese odio se difunda y viralice existen los parlamentos.

La palabra ordenada y articulada, la expresión lógica y el intercambio de planteamientos es lo que cabe, lo único que cabe en el parlamento. En estos dos últimos días han sobrado los insultos de la ultraderecha en la tribuna de oradores a cargo de Santiago Abascal y en la de invitados el proferido por la presidenta de la Comunidad de Madrid. Ha sobrado el silencio activo por ausencia del partido antisistema Vox. Ha resultado insuficiente, claramente deficitario, el discurso del líder de la oposición Alberto Núñez Feijóo, perdido en la descalificación personal, errático en sus referencias (Ismael Serrano celebra) y, lo que es más importante, reactivo.

Feijóo no ha propuesto alternativas, se ha enrocado en su idea de que como ganador de las pasadas elecciones le correspondía formar gobierno a pesar de haber fracasado con su intento de investidura y ha dejado que la ultraderecha pusiera de manifiesto que Isabel Díaz Ayuso no es la única que le tiene echada la soga al cuello.

Se ha impuesto el parlamento, el peso de los escaños, la aritmética de los apoyos a Pedro Sánchez y la política de la palabra con independencia de que se esté o no de acuerdo. En el uso de la misma, una vez más por cierto, sobresalieron los representantes de los partidos vascos, Mertxe Aizpurua y Aitor Esteban, y eso no es casual y conviene retenerlo. Ha ganado el parlamento. Tenemos gobierno.

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Partido Popular,Pedro Sanchez,PSOE
Los maestros que prometieron el mar https://blogs.publico.es/dominiopublico/15683/los-maestros-que-prometieron-el-mar/ Thu, 16 Nov 2023 06:20:00 +0000 https://www.publico.es/es/?p=15683 Continuar leyendo "Los maestros que prometieron el mar"]]> Durante mucho tiempo anduve en busca de un hombre, más bien un fantasma, apenas una referencia mecanografiada en cuartillas burocráticas tan gastadas y amarillas que me costó un trabajo ingente descifrarlas. Se lo había tragado la tierra. Desapareció del mundo no por una vocación ascética sino porque las autoridades franquistas lo habían señalado con una peligrosa gama de improperios y lo acusaban de ser un rojo, un masón, un traidor a todos los efectos, y por eso lo condenaron a la clandestinidad primero, a la cárcel después y finalmente al más ignominioso de todos los olvidos. Se llamaba Teodoro Cisneros y había sido el maestro de mi abuelo.

Ni siquiera sé muy bien por qué lo estaba buscando. Al fin y al cabo, siempre lo tomé por un personaje secundario en la historia de mi familia y era seguro que estaba muerto, tan muerto como mi abuelo y como casi todas las demás personas que lo habían conocido. Tardé un buen tiempo en comprender el influjo indirecto que había ejercido en mi vida. Lo supe después de haber descubierto sus métodos docentes y sus ideas renovadoras, que resultaban demasiado audaces para aquella época, en una tierra lastrada aún por el analfabetismo, los caciques rurales y la supervisión omnipotente de la Iglesia.

Allá por 1935, Teodoro Cisneros solicitó al Ministerio de Instrucción Pública que le concediera la oportunidad de visitar la escuela de Saint-Paul-de-Vence, la escuela de Célestin Freinet, cuyas técnicas pedagógicas ya estaban aplicando con diligencia algunos maestros de la Segunda República. De la mano de Cisneros y al estilo de Freinet, los alumnos de Rioseco de Karrantza publicaban un semanario con una multicopista construida en la escuela. De pronto, como por arte de magia, niños de toda clase y condición se habían convertido en editores, periodistas, ilustradores, corresponsales y humoristas que divulgaban en letras de molde las noticias más candentes de su día a día.

Los alumnos dejaron así de copiar al dictado y pasaron a exponer sus propias visiones de la realidad con el prestigio que concede la letra impresa. Al mismo tiempo, y casi sin querer, aprendieron a desmitificar las verdades oficiales de la vieja prensa, pues quedaba ya a la vista de todos que cualquiera con cierta maña y tiempo libre reunía las condiciones suficientes para difundir una noticia. En ese milagro cotidiano había toda una declaración de intenciones: la escuela no debía concebirse nunca más como una fábrica de súbditos sin voluntad ni conciencia sino como un proyecto emancipador llamado a formar ciudadanos libres.

"No he estado nunca en Francia", escribió Cisneros en su última solicitud ministerial justo antes de que la guerra hiciera estallar todo en pedazos. La escuela de Rioseco cerró y quedó desatendida porque el maestro se había enrolado en el batallón México. Durante un tiempo el frente se mantuvo estable, pero los sublevados aceleraron la ofensiva y los combatientes republicanos empezaron a morir en sangrientas escabechinas o cayeron presos o huyeron en desbandada. Cisneros se refugió en Megeces, en Valladolid, y vivió escondido durante más de diez años hasta que perdió la esperanza de que Franco cayera. Trató de huir a Francia. Lo interceptaron en la frontera.

Estos días ha llegado a la cartelera la última película de Patricia Font. El maestro que prometió el mar es la historia de un profesor republicano llamado Antoni Benaiges que fue destinado a un pueblo recóndito de Burgos llamado Bañuelos de Bureba, que aplicó los ideales de Freinet con un entusiasmo devoto y que no pudo cumplir sus ensoñaciones de libertad porque una partida de falangistas lo secuestró y lo asesinó en un rincón desconocido del monte de La Pedraja. Los alumnos de Benaiges, igual que los de Cisneros, publicaban sus propios cuadernos con una pequeña imprenta y aprendían a través de la experimentación directa, de la ciencia, de la música, de la pura vida.

No fue un camino exento de tropiezos, ni siquiera en tiempos de la República, pues Beinages siempre tuvo enfrente la oposición encarnizada de las fuerzas vivas, ese poso de reacción y oscurantismo que había reinado hasta entonces y cuya sombra se prolonga hasta nuestros días. Este pasado verano, Xavier Bobés y Alberto Conejero trataron de llevar a Briviesca la historia del maestro republicano con una obra teatral titulada El mar: visión de unos niños que no lo han visto nunca. El Ayuntamiento, en manos del PP, canceló las funciones aduciendo motivos técnicos. Briviesca es la localidad donde secuestraron a Benaiges. El agravio no solo no se repara sino que además se ratifica.

En los primeros años treinta, el maestro Cisneros llevó a sus alumnos de Rioseco a la villa de Santoña para que vieran el mar Cantábrico y conocieran los entresijos de la industria conservera. Benaiges había prometido a sus alumnos que los llevaría a ver el mar Mediterráneo y así habría sido si su vida no hubiera quedado interrumpida para siempre junto a las vidas de otras personas de las inmediaciones, vecinos que fueron sacrificados como conejos y arrojados a una fosa común de La Pedraja que tardó casi ochenta años en exhumarse. Entonces, solo entonces, salieron de las entrañas de la tierra los huesos de 135 seres humanos. No había rastro de Benaiges.

Juraría que Cisneros nunca llegó a estar en Francia. Había estudiado francés y hasta se había puesto en contacto con Freinet para contarle que la llama de la nueva pedagogía popular seguía ardiendo en una pequeña escuela vasca. Aquel sueño fue aplastado con los modales más barbáricos, con fusilamientos, celdas perpetuas, depuraciones, censura eclesiástica y fogatas de libros. Cisneros cruzó todo un purgatorio de clandestinidad, cárcel y olvido. Benaiges fue suprimido de la vida y hasta de la memoria de los archivos. Pero vivieron sus alumnos y los alumnos de sus alumnos. Y aquí seguimos en pie sosteniendo la llama de un sueño. Somos el mar que ellos nos prometieron.

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cine,cultura
País en miniatura https://blogs.publico.es/dominiopublico/57496/pais-en-miniatura/ Thu, 16 Nov 2023 06:15:00 +0000 https://www.publico.es/es/?p=15491 Continuar leyendo "País en miniatura"]]> Frente a mi ventana, en un barrio periférico de Coimbra, se extiende Portugal dos pequenitos, una especie de país en miniatura. Yo no lo sabía, tantos años de querer veranear en el Algarve y verlos haciendo el socialismo te nublan la razón, pero hasta a los portugueses les gusta celebrar sus nostalgias imperiales, aunque sean pequeñitas, con monumentos coloniales sin contexto como éste de Coimbra. A la izquierda el territorio de Mozambique, más allá Timor y Macao, al centro, no podía faltar, un edificio que emula una capilla de las misiones portuguesas, esas tan bueninas. Al lado, Guinea-Bissau, Angola, Santo Tomé y Príncipe, Cabo Verde y, por supuesto Brasil, rodeados de esculturas estilo conguitos y coronado por un gran mapa donde puede leerse el lema: "Si más mundo hubiera, llegaríamos". Mamita, qué miedo.

Todo esto en la ciudad de una de las universidades más antiguas de Europa y frecuentado cada día por cientos de niñes expuestos al lavado cerebral acerca del colonialismo como los niños españoles que pasan delante de la estatua de Colón de Madrid o escuchan vivas a Franco por la calle Ferraz. Nadie les explica a los niños y niñas que la migración de África a Europa tiene directamente que ver con la violencia que esconden esos decorados pintorescos. Si más mundo hubiera...

Qué ganas de volver a España, con sus manis fachas, sus ayusers, sus muñecas hinchables y los rosarios que quieren meter en nuestros ovarios. Mientras tanto estoy en Portugal, que no es España pero tampoco es perfecto. Se acaba de caer aquí el gobierno, aunque ellos sí dimiten y amnistían sin tanto frenesí. Así que Portugal, pese a su colonialismo liliputiense y su socialismo golpeado, me vale como observatorio político, como país a escala. De alguna manera, preventiva o acojonada, le voy haciendo pruebas de compatibilidad al mellizo peninsular como si en algún momento fuéramos a necesitar un transplante de médula. No vaya a ser que el lawfare nos pille desarregladas. No les va a quedar más que aceptar otra tanda de sanchismo y gobierno socialista, pero no vamos a librarnos del día de la marmota: seguirán engrasando el dispositivo que les permita tumbarse al gobierno, tumbarse las leyes como la LGTBQi, la constitución y lo que surja. 

Hace no demasiados años Portugal y España fueron aspirantes a europeos wannabes y hermanos de extraperlo. E Israel un pueblo oprimido. Pero la memoria es frágil. Alguien me recuerda que en los 80 los españoles solían venir hasta aquí a comprar toallas porque eran de mejor calidad que las de España. Los portugueses, por su parte, cruzaban del otro lado en busca de la muñeca soñada, Leslie, con todo su ajuar de vanidad. Me imagino a las niñas portuguesas proyectándose en esa muñeca rubia española de cuerpo tieso y sonrisa congelada. Y a los españoles secándose el culo con un buen algodón portugués afelpado. Y todos felices. Hoy no hay mucho que intercambiar, en todos lados la calidad es tirando de regulinchi a mala.

Podríamos estar hablando de toallas o de democracia, de partidos o líderes, de elecciones y promesas, y forzar otra metáfora, pero se intuye. Ya no votamos a favor de alguien, votamos contra Milei, Abascal y gente así. Los gobiernos ya no son una película entera de cuatro años de duración, ahora son series con varias temporadas y episodios cortos, cada uno dirigido por un tipo distinto. Ya no se gobierna, se intenta seguir gobernando.

En fin, que no quería en esta columna venir a filosofar sobre esta democracia de juguete ni a señalar a Portugal sino como siempre a España y a sus peligrosas muñecas Leslies Díaz Ayuso. Más bien Portugal me ha dado una idea. No soy de darme la contra a mí misma pero en este caso se me ha ocurrido que solo hay una manera en la que no me parecería tan mal que hubiera un parque temático de la España pequeñita para todos los exorcismos que nos quedan por delante. Eso sí, prescindiría de las referencias coloniales por lo cansino. Ya está bien, dejen de usarnos para sus decorados nostálgicos y pónganse a hacer su propia maqueta de país. Yo creo que en un parquecito así como el Retiro de Madrid podría funcionar, como una de esas pelotas antiestrés, algo gelatinoso para ir apretando cada vez que Sánchez gana unas elecciones. 

En esta España liliputiense ideal que propongo, Cataluña podría ser del tamaño que quisieran los fachas, con cárceles llenas de independentistas. Y donde gritarle a todo el mundo putas y maricones. En esa España siempre existiría ETA. Sería una maqueta hecha a la medida del sueño de un votante de Vox al que podrían acudir siempre que sintieran que la plurinacionalidad les aprieta y la unidad de España se les escapa para sacarse la polla. Una España a la que incluso podrían irse a vivir, les encerramos con llave y tiramos la llave.

Pronto, eso sí, tendríamos que construir otra España en miniatura, justo al frente, en la calle Ferraz. Allí hablaría cada uno en su lengua y habría las putomejores leyes progresistas. Finalmente, una curiosidad: En las dos Españas hay CIES, en las dos Españas hay vallas, deportaciones, Ley de extranjería, Ley mordaza, en ninguna hay regularización de medio millón de migrantes. En ninguna de las Españas cabemos los migrantes. Nos lo han dejado claro. Hoy ha empezado en España un nuevo viejo gobierno votado por nosotras sin nosotras. Antes de volver de Portugal, voy a comprarme un par de toallas.

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Y la ley se hizo (o casi) https://blogs.publico.es/dominiopublico/57493/y-la-ley-se-hizo-o-casi/ Thu, 16 Nov 2023 06:15:00 +0000 https://www.publico.es/es/?p=15408 Continuar leyendo "Y la ley se hizo (o casi)"]]> Pues sí, finalmente, ya conocemos el texto de la tan temida ley de amnistía, o más bien de la proposición de ley que marca el pistoletazo de salida hasta la definitiva conformación de la misma (en su caso) como un texto jurídico vigente y vinculante con todas las garantías. Como cualquier texto jurídico de este tipo, se encuentra en los albures de los primeros pasos de los muchos que le quedarán para obtener su definitiva bendición. Primero, los letrados del Congreso deberán realizar un informe de adecuación que será llevado a la Cámara. Después, habrá un debate en el pleno sobre su toma o no en consideración, que de resultar positiva iniciará un trámite de enmiendas totales o parciales que finalmente se votarán en el Congreso para su aprobación, o no, en los términos en que se concluya.

Como se conoce, a partir de ahí la norma se enviará al Senado, que no puede decidir sobre si tomarla o no en consideración, deberá votar y devolver al Congreso, previsiblemente con un veto, que levantará el Congreso en una última votación, la cual dará paso a la sanción por el Rey, la promulgación y publicación de la misma. En definitiva, un ejercicio de parlamentarismo de factura clásica, que señala cada vez la soberanía a la que representa y le otorga todas las capacidades para conformar su voluntad. En ese momento entrará en vigor y ya solo podrá ser parada por el Tribunal Constitucional, como hemos visto, tras un proceso de varios meses en el tiempo. Son muchas las posibilidades pues, para que los actores políticos modifiquen, rectifiquen o directamente no aprueben la norma.

Una vez conocido el texto concreto de la proposición de ley cuesta encontrar una crítica jurídica seria. Los grandilocuentes eslóganes relativos a la ruptura de España, o la desaparición del Estado de derecho, entran más en el apartado reservado a las emociones personales, o de los intereses partidistas que a ningún aspecto jurídico. La exposición de motivos se encarga de resolver con rigor técnico las necesarias justificaciones de tipo social, jurídico o político que motivan la aplicación de un instrumento que es excepcional y singular, pero que forma parte de nuestro acervo histórico y constitucional. La oportuna contextualización en términos de derecho comparado contribuye a clarificar la situación, y sobre todo a despejar las dudas sobre el mandato que contiene. De hecho, ya se ha pronunciado la Comisión Europea expresando que no aprecia colisión con las normas comunitarias, lo que sin duda tendrá consecuencias en caso de que se produzca una cuestión prejudicial ante el TJUE. Por ahí tampoco.

Como cada norma, esta también alberga una decisión política, que podrá ser acertada o no, pero que estará respaldada en su caso por la legitimidad del parlamento, y este a su vez por la soberanía que lo conforma. La claridad de dicha decisión y del correspondiente mandato se convierten en estrictamente necesarias para evitar interpretaciones que resulten no conformes con el espíritu de la misma y los objetivos que en ella se marcan.

Si atendemos a la finalidad expresada por el proyecto de ley este no es otro que volver a la concordia, de recuperar las palabras de Azaña sobre la paz, piedad y perdón, y el camino que lleva a ese objetivo es terminar con las consecuencias derivadas de lo que ahora todos entendemos que fue un error compartido, en distintas medidas, pero común. Es la política quien debe resolver las cuestiones políticas. Todas estas son las intenciones de la norma que en unos meses verá la luz, a cuyo imperio habremos de someternos todos y todas, incluso y especialmente los jueces y magistrados que deban aplicarla, porque lo contrario, eso sí, sería una inadmisible intromisión en un poder que no les corresponde.

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Sumar busca foco ante un Sánchez protagonista https://blogs.publico.es/dominiopublico/16199/sumar-busca-foco-ante-un-sanchez-protagonista/ Wed, 15 Nov 2023 21:22:08 +0000 https://www.publico.es/es/?p=16199 Continuar leyendo "Sumar busca foco ante un Sánchez protagonista"]]> Intensa primera jornada de la sesión de investidura de Pedro Sánchez en el Congreso. Ocho horas de debate en el hemiciclo. El candidato y presidente en funciones se sabía protagonista. Ha cogido foco, se ha adueñado del escenario y se ha lanzado con soltura en un discurso con un amplio contenido social y de marcado carácter progresista al mediodía, cuando subía a la tribuna.

Casi dos horas de monólogo del socialista, antes de dar paso a la escena con el líder de la oposición, su antagonista Alberto Núñez Feijóo; de hacerle el vacío al ultra Santiago Abascal; de coaligarse con Yolanda Díaz, su compañera de viaje para hacer frente a las derechas; de intentar poner en valor el entendimiento con ERC; y de aprender a hablar el lenguaje de Junts. Los de Carles Puigdemont han buscado su minuto de gloria escenificando un enfado y poniendo en duda sus votos favorables a la investidura de Sánchez. En un momento se ha montado un vodevil en el Congreso que pretende mantener la tensión hasta mañana, cuando se produzcan las votaciones.

Las concentraciones en las inmediaciones del Congreso convocadas por la ultraderecha han pinchado en esta primera jornada de la sesión de investidura. Pero los fascistas llevan un mes de noviembre de acoso a las sedes del PSOE, en especial en la central de la madrileña calle Ferraz, donde han generado mucha expectación mediática a lo largo de estos días. Cada cántico, cada insulto, cada grito contra Pedro Sánchez le convierten, paradójicamente, en protagonista, le sitúan más cerca del proscenio, junto al público, justo debajo de los focos, donde más alumbran.

Con este escenario tan revuelto, las izquierdas alternativas tienen mucha dificultad para coger el foco. Es el caso de Sumar, pero también de algunas izquierdas soberanistas, como ERC. La lucha contra las derechas la protagoniza, en 2023, Pedro Sánchez (quién se lo imaginaría hace unos años cuando su socio preferente era Albert Rivera).

Ante esta situación, Yolanda Díaz ha intentado confrontar programáticamente desde la tribuna con Sánchez para distanciarse de él con temas como Palestina, el Sáhara Occidental o cuestiones sociales o económicas. Sumar busca con dificultad foco ante un Sánchez acosado por las derechas y un PSOE discursivamente girado a la izquierda. Esa será otra clave de una legislatura en la que cada escaño cuenta y la izquierda alternativa está lejos de conseguir un grupo homogéneo.

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Congreso de los Diputados,Pedro Sanchez,Sumar,Yolanda Díaz
La viñeta de Eneko: 'Infancia' https://blogs.publico.es/dominiopublico/14292/la-vineta-de-eneko-infancia/ Wed, 15 Nov 2023 07:12:51 +0000 https://www.publico.es/es/?p=14292 Curso exprés de democracia para negacionistas https://blogs.publico.es/dominiopublico/13860/curso-expres-de-democracia-para-negacionistas/ Wed, 15 Nov 2023 06:20:00 +0000 https://www.publico.es/es/?p=13860 Continuar leyendo "Curso exprés de democracia para negacionistas"]]> "Dictadura", "España se rompe", "golpe de Estado", "totalitarismo"... Las declaraciones apocalípticas parecen contagiarse y es complicado mantener un debate con un punto de partida objetivo. Se llega a tal punto de degradación que, aunque da pudor a estas alturas, parece necesario un ejercicio de pedagogía básica. Y recordar algunas cuestiones que son de primero de democracia. Vayamos por conceptos definidos por la Real Academia de la Lengua, que no creo que pueda ser tildada de sospechosa.

Dictadura (RAE): "Régimen político que, por la fuerza o violencia, concentra todo el poder en una persona o en un grupo u organización y reprime los derechos humanos y las libertades individuales". Ejemplo: el franquismo. 

No es el caso de nuestros últimos 48 años en España, pues nadie ha gobernado bajo la fuerza ni violencia, ni ha monopolizado el poder. Tampoco Pedro Sánchez ahora, pues el Poder Ejecutivo y sus propuestas de leyes no saldrán de la cámara sin los votos de la mayoría del Poder Legislativo, es decir, el resto de partidos. Y las leyes, además, se pueden llevar al Tribunal Constitucional. Además, como no es una dictadura los partidos pueden expresar en el Parlamento con libertad su opinión, para bien o para mal, de cualquier ley, como la de amnistía. Pero sería adecuado, por aquello de respetar los principios básicos del sistema, hacerlo con argumentos sobre el asunto y no con descalificaciones insustanciales o manipulaciones de cómo es nuestro sistema. Al menos para saber qué otras propuestas tendrían otros partidos políticos para resolver un conflicto político, más allá de los tribunales.

Golpe de Estado (RAE): "Actuación violenta y rápida, generalmente por fuerzas militares o rebeldes, por la que un grupo determinado intenta apoderarse de los resortes del gobierno de un Estado, desplazando a las autoridades existentes". Desde el franquismo y tras el intento de golpe de Estado de Tejero en 1981, ningún presidente del Gobierno ha llegado por esta vía. Pedro Sánchez ha gobernado hasta ahora a través del sufragio, con la mayoría de la Cámara y con el resto de los grupos presentes. Y así está previsto que ocurra. Y todo esto es posible después de cumplir el artículo 99 de la Constitución donde el rey propone a un candidato a la presidencia del Gobierno. En este caso, después de que el primer candidato, Feijoó, no sumara mayoría en la investidura.

Autocracia (RAE): "Forma de gobierno en la cual la voluntad de una sola persona es la suprema ley". Tampoco es lo ocurrido en los últimos 48 años en España, donde las leyes son aprobadas y refrendadas por la Cámara Baja y Alta, donde está representada la ciudadanía a través de los partidos políticos elegidos por el pueblo. Y, por otro lado, quien tiene la última palabra sobre las leyes no es el presidente del Gobierno (no será Sánchez), sino el Tribunal Constitucional.

Totalitarismo (RAE): "Doctrina y regímenes políticos, desarrollados durante el siglo XX, en los que el Estado concentra todos los poderes en un partido único y controla coactivamente las relaciones sociales bajo una sola ideología oficial". Tampoco es nuestro caso. Todos los poderes no los tiene un único partido. El Gobierno siempre tiene el poder ejecutivo, el parlamento el legislativo y la justicia el poder judicial. Eso no ha cambiado en todos estos años. La división de poderes existe. Hay quien dice que los indultos o la amnistía rompe la división de poderes. Pero son medidas de gracia contempladas como excepciones ya aplicadas antes en nuestro país, otra cosa es que ahora se trabaje para anular estas figuras. Por otro lado, una amnistía (a diferencia del indulto) no sale solo adelante porque lo diga un Gobierno (Sánchez, en este caso), sino que lo avala la Cámara. Por esto debe salir aprobada con mayoría del parlamento. Y aún así, insisto, queda el Tribunal Constitucional. Así que tranquilidad.

Fraude electoral: Para esto nos vamos a la Ley Orgánica 5/1985, del Régimen Electoral General. Y ahí se detallan delitos electorales como abuso de oficio o falsedad, por infracción de los trámites del voto por correo, por incumplimiento de las Mesas Electorales, delitos en materia de propaganda electoral... No hay fraude electoral si se incumple un programa. No hay fraude electoral si un partido dice una cosa y luego hace la contraria; o si declaró una intención en un medio de comunicación y hace lo contrario tiempo después. Así ha ocurrido con todos los presidentes del Gobierno y así hubiese ocurrido con Feijóo si hubiese sumado todos los votos de la cámara, pues en junio de 2023 declaraba que su objetivo no era pactar con Vox y finalmente lo hubiese hecho. Y eso no era fraude, es nuestro sistema. 

Democracia (RAE): Sistema político en el cual la soberanía reside en el pueblo, que la ejerce directamente o por medio de representantes. Eso es lo que en estos 48 años se ha producido en España hasta ahora. 

En concreto, una monarquía parlamentaria donde la ciudadanía vota y ese voto debe ser respetado en la suma de las mayorías. Y las mayorías alcanzadas, si se respalda para la constitución de los parlamentos autonómicos o ayuntamientos, debe de ser también respetadas para el Gobierno de España, esté quien esté al frente. Porque lo que vale para uno, vale para todos. Y nunca los pactos entre partidos representativos de la soberanía popular son una traición, puesto que la política es eso, pactar. Y así lo hizo Adolfo Suárez, Felipe González, José María Aznar, José Luiz Rodríguez Zapatero, Mariano Rajoy y, ahora, Pedro Sánchez. Cada uno con su capítulo de indultos y pactos para sumar y gobernar.

Es inquietante que casi 50 años de democracia después, y con el pasado de una guerra civil, representantes políticos se arriesguen a manipular la base en la que se regula nuestra convivencia. Representantes que alcen la voz para definir a nuestro sistema de dictadura o de golpe de Estado. Porque hay dos opciones: o es desconocimiento o es intencionalidad. Y ninguna de las dos, les deja en buena posición. Pero ahí lo sueltan. Por si de tanto repetir una mentira, hay quien la compra como verdad. Como está ocurriendo.

Y en esto no sé si da más miedo grupos nostálgicos ganadores de una guerra que se niegan a aceptar las reglas del juego, representantes políticos que niegan la propia institucionalidad y la democracia porque no reconocen perder o que, siendo conscientes del riesgo de usar estas palabras, sean capaces de decirlas por el poder o por enfrentar, en lugar de favorecer la convivencia. Si el punto de partida es negar que seguimos en una democracia es muy complicado avanzar.

Sólo nos queda pensar que se permiten jugar con fuego porque no respetan ni las instituciones ni la democracia ni la voz de la ciudadanía que votó hace muy poco. Estos días se habla mucho de mentiras. Poco ejemplo sobre verdad pueden dar cuando se empieza por no decirla en lo más básico. Porque si mienten en algo tan evidente como el sistema parlamentario de tu país, está la duda de en qué otros asuntos no serán capaces.

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Carles Puigdemont,Partido Popular,Pedro Sanchez,PSOE,Vox
De donde viene y a donde va toda esta ultraderecha https://blogs.publico.es/dominiopublico/57490/de-donde-viene-y-a-donde-va-toda-esta-ultraderecha/ Wed, 15 Nov 2023 06:19:42 +0000 https://www.publico.es/es/?p=14433 Continuar leyendo "De donde viene y a donde va toda esta ultraderecha"]]> La agitación de estos días de las derechas en las calles, principalmente en Madrid, no es nueva. Llama la atención su violencia, su persistencia y el ruido generado todos estos días, pero no es cierto que la derecha no haya pisado las calles hasta ahora. Coincidiendo siempre con gobiernos del PSOE, la derecha siempre ha encontrado banderas que enarbolar para agitar a sus seguidores, y más todavía cuando el gobierno que sale y el que viene está sostenido por lo que llaman comunistas y separatistas.

Pasó tras el desalojo de José María Aznar de la Moncloa y ante las leyes que impulsó el gobierno de Zapatero, cuando las derechas sacaron a decenas de miles de personas contra el matrimonio homosexual. En esas manifestaciones vimos ir de la mano al PP y a la iglesia, a sus feligreses y a toda la constelación ultraderechista al margen del PP de entonces, irrelevante electoralmente y refugiada principalmente en fundaciones y organizaciones sociales de marcado carácter conservador. Los nazis y fascistas se dejaron ver, pero pasaron desapercibidos. Ni hubo violencia ni rascaron nada de todo aquello. Las redes sociales todavía no eran armas de difusión masiva, y se limitaban a recogidas de firmas y webs primerizas, además que no todo el mundo tenía acceso a internet como ahora.

Aquella revuelta neocón, que empezaría con la conspiranoia del 11M auspiciada por el PP y algunos medios de comunicación, seguiría a lo largo de toda la legislatura contra la reforma de la ley del aborto, el nuevo Estatut de Catalunya y el proceso de paz en Euskadi. Todo esto marcó el inicio del divorcio entre la derecha que se pretendía centrista y la extrema derecha que se había cobijado desde los años 80 en la casa común de todas las derechas: el PP. Empezó entonces a sonar el runrún de la ‘derechita cobarde’, de la falta de valentía del PP para derogar las leyes que aprobaba el PSOE por miedo a meterse de lleno en la batalla cultural contra los consensos en materia de derechos que parecían cada vez más progresistas. Una batalla que, a día de hoy, es el principal ariete de la extrema derecha y a la que se ha unido en gran medida el PP, tratando de recuperar la fuga de votos que se fueron a Vox.

Esta ruptura quiso abanderarla entonces Vox en 2014 cuando se presentó a las elecciones europeas y a punto estuvo de sacar un eurodiputado, Alejo Vidal-Quadras, padre de la criatura. Pero no sería hasta que se volvió a agitar la patria cuando las derechas volvieron a las calles, cuando desde Catalunya sonaban ya los tambores del referéndum, y el nacionalismo español juntó a todos los patriotas de nuevo en las calles. Esta vez, y no hay que olvidarlo, de la mano del PSOE, como nos recuerdan las fotos de las manifestaciones de Societat Civil Catalana (SCC) con Miquel Iceta (PSOE), Paco Frutos (PCE) y Javier Ortega-Smith (VOX) compartiendo pancarta por la unidad de España. Sobre esta comunión nacionalista escribió un libro el periodista Jordi Borràs, desvelando sus entrañas y la inquietante y sabida presencia de nazis y fascistas en sus filas, unidos todos para salvar unidad de España.

El referéndum y lo que vino después sirvió para que esa derecha neocón que se despegó del PP y que fue más allá de Vox tuviera, ahora sí, su oportunidad con el elemento nacionalista como catalizador y amparada por el relato oficial del ‘¡A por ellos! Esa derecha, representada principalmente por Vox, pero acompañada, como estos días, por toda la turba ultrapatriota, nazi y fascista, se hizo notar. Y en muchas ocasiones, lo hizo con violencia. Fuera de Catalunya esto se sabe poco, pero hubo más de cien ataques violentos en los tres meses posteriores al referéndum contra entidades y personas del entorno independentista, la mayoría de estos, impunes, y que seguirían cual gota malaya hasta día de hoy. Pero entonces, el foco estaba en la ilegalidad de la consulta y en el intento del Gobierno por pararla a base de palos, mientras Vox miraba ya a la siembra para recoger en breve los frutos. Como así fue, primero en Andalucía, y después en todo el país.

Es importante entender los antecedentes de la agitación callejera de las derechas a lo largo de estos años para que la foto de estos días no nos parezca indescifrable. Siempre tuvieron capacidad de organización y movilización, y cuando se trata de la unidad de España, todavía más. Era de esperar que, a las puertas de una nueva legislatura del PSOE pactada con independentistas con la amnistía mediante, se estimulase de nuevo ese patriotismo fiel que, a toque de corneta, siempre acude a putodefender España.

Lo que ha pasado esta vez es que nos hemos encontrado con un PP tratando de competir con Vox en el relato, mientras en las calles hace malabares para evitar que le salpiquen las chispas de la turba de nazis y fascistas. Vox, por su parte, trata de recuperar en las calles lo que perdió en las urnas en las pasadas elecciones, reivindicándose como principal motor de las protestas sacando toda su artillería, y hasta trayendo al rey del bulo, el trumpista Tucker Carlson, a dar un paseo por Ferraz para llamar la atención internacional. Y hay que reconocer que saben cómo hacerlo. Y saben también como moverse en la ambigüedad, de manera que se muestran en primera línea y calientan las protestas mientras los capos se van a sus casas cuando las cosas se ponen feas.

Este escenario está sirviendo para presentar toda esta constelación derechista que mucha gente desconocía. A estas convocatorias han acudido, además, todas las hordas nazis y fascistas que hace tiempo que perdieron la batalla en las calles, pero que han sobrevivido gracias a la oportunidad que les ha brindado Vox normalizando sus ideas y tejiendo puentes. Aunque estos grupos siguen siendo políticamente irrelevantes y marginales, han encontrado de nuevo, como en 2017, un amparo sin precedentes para ejercitar su músculo en las calles, promocionarse en los medios y captar nuevos miembros. Por eso sus pancartas se sitúan siempre en las primeras filas, para aprovechar el foco mediático y hacer creer que son ellos quienes sacan a miles y quienes lideran el percal. Habrá que ver si esta particular revuelta les transfiere algunos militantes y simpatizantes, o volverán a sus cuevas con las manos vacías, viendo como Vox les vuelve a comer la tostada.

El papel de las redes sociales ha sido fundamental estos días. Algunos manifestantes poco acostumbrados a la calle y al activismo se despachan sin filtro en los canales de Telegram de la ultraderecha, llamando a asesinar al presidente o alentando los disturbios. Otros aprovechan para hacer autopromoción de su personaje o negocio con el merchandising patriota, con las visitas a sus redes o con sus magufadas recicladas que ya vendían durante la pandemia y que ahora reaparecen entre tanta diversidad ultra. El proceso de fanatización e intoxicación en las redes se evidencia echando un vistazo a cualquiera de estos grupos, donde las pulsiones violentas se desatan y si estuvieran escritas en árabe ya habrían actuado sin ninguna duda la policía y la Audiencia Nacional.

Tras la investidura que arranca hoy veremos hasta donde estira el chicle la derecha. Esto va a seguir sin tregua en el ámbito institucional, mediático y judicial, y será uno de los principales asideros de la oposición durante esta legislatura y más allá. Pero las calles son otra cosa, y el suflé es muy probable que se desinfle en breve y que los patriotas se replieguen a sus cuarteles a preparar nuevas batallas, con una nueva épica que contar. O, por el contrario, puede que se acentúe la violencia, que más allá de las protestas surja un lobo solitario y cometa alguna atrocidad, y entonces aquí todos se lavaran las manos. Veremos entonces la rentabilidad que saca a todo esto cada uno de los actores presentes.

Aunque la ultraderecha que hoy muestra músculo contra el PSOE y la amnistía se eche a un lado, seguirá siendo un problema. Mientras miramos a Ferraz, hay muchos derechos y libertades siendo desmantelados o en el punto de mira de los gobiernos del PP y Vox. Sigue librándose una batalla en las redes, en los medios y en nuestros barrios que trata de instaurar un nuevo sentido común reaccionario. Todo esto que la actualidad nos hace olvidar por un instante, es ya y va a seguir siendo una batalla cotidiana mucho más importante y vital para la mayoría, y aquí es donde toda la ultraderecha va a invertir mucho más esfuerzo que en permanecer en las calles.

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Investidura III: el Tribunal Constitucional soy yo https://blogs.publico.es/dominiopublico/14426/investidura-iii-el-tribunal-constitucional-soy-yo/ Wed, 15 Nov 2023 05:45:00 +0000 https://www.publico.es/es/?p=14426 Continuar leyendo "Investidura III: el Tribunal Constitucional soy yo"]]> El Partido Popular está hasta el tejado de la sede de la calle Génova de que las cosas no le salgan bien, por eso se ha atrincherado en el Senado con su mayoría absoluta y este martes aprobó la reforma del artículo 133 del reglamento para alargar hasta el infinito y más allá, si pudieran, la aprobación de la propuesta de ley de amnistía del PSOE y sus socios parlamentarios, que según todos los portavoces consultados, tiene la mayoría absoluta asegurada y, por tanto, luz verde para su entrada en vigor.

La reforma choca frontalmente con el artículo 90.3 de la Constitución Española, de la que PP y Vox se declaran únicos-y-máximos defensores, pero, oigan, que si no han querido reformar el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) en cinco años y en contra de la Carta Magna para mantener a sus próceres en mayoría, ¿qué tontería es ésa de ese punto de nada de un reglamento de una Cámara Alta a la que nadie presta atención? Pues pelillos a la mar: lo que se tenía que aprobar en 20 días si era declarado urgente por el Gobierno o el Congreso, saldrá ahora en el tiempo que le salga de los escaños al PP diga lo que diga la Constitución: exactamente lo contrario. El PSOE ya está preparando el recurso ante este Tribunal Constitucional, que -a los hechos me remito- el PP considera Inconstitucional. Y verán que no ha tenido pudor en proclamarlo a los cuatro vientos.

A las pocas horas de producirse esta reforma en el Senado, Bruselas enviaba un mensajito a Fejóo; algo así como, "Mire, en la propuesta de ley de amnistía del PSOE y sus socios ni se habla de lawfare ni se va a perjudicar el reparto de los fondos europeos (¡¿!?), así que, aunque la estudiaremos a fondo, ocúpense ustedes de su país y no solo de su partido, que aquí tenemos mucho trabajo". Tienen la versión formal primera de mi interpretación en Europa Press. Me parece que en la Comisión Europea no están muy contentos con que el PP les engañe diciendo lo que iba a haber o no en un texto que no conocía nadie. Pero es que, comentando hoy esta plumilla los vaivenes con un alto cargo del PP, reconocía que "va a ser muy difícil encontrar fisuras en el texto propuesto de la ley de amnistía para apreciar la inconstitucionalidad".

Obviamente, mi interlocutor(a) no era Esteban González Pons, que ha tenido a bien decir que "Pedro Sánchez is the Viktor Orbán from the South" y, claro, Vox, muy ofendido por ese ataque gratuito de su socio nacional a su ídem internacional, ha explicado a través de su web de cabecera que el vicesecretario del PP "se ha hecho un lío", que Orbán es de los suyos. Esta salida a lo "a ver quién suelta la más gorda" no fue la única de Pons, que, a pelo y sin anestesia, nos ha recordado lo siguiente en un vídeo de previa para calentar el debate de investidura que comienza este miércoles: "El Tribunal Constitucional tendrá que decidir de qué lado está: del de los constitucionalistas o del de los enemigos de la Constitución".

Ya estaría, pues: el PP, que ha no ha logrado los apoyos parlamentarios para acceder al Poder Ejecutivo con Feijóo a la cabeza y la ultraderecha a su vera, se ha erigido ya como Poder Judicial y Tribunal Constitucional. Lo único que tienen legitimado por las urnas es la mayoría absoluta del Senado, así que solo les falta echar al Papa Francisco del Vaticano y poner a Luis Argüello, arzobispo de Valladolid, y ya estaría. El PP, en el país de una siniestra fantasía.

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Alberto Núñez Feijóo,ley de amnistía
Marlaska o Derechos Humanos https://blogs.publico.es/dominiopublico/13432/marlaska-o-derechos-humanos/ Tue, 14 Nov 2023 10:51:05 +0000 https://www.publico.es/es/?p=13432 Continuar leyendo "Marlaska o Derechos Humanos"]]> Estamos en una semana clave de las negociaciones entre partidos para investir al próximo Presidente del Gobierno y, por lo tanto, apoyar o no la formación de un nuevo Gobierno de coalición entre el Partido Socialista y la Plataforma Sumar.

Siendo conscientes que los vetos no facilitan el consenso, consideramos esencial trasladar a las fuerzas políticas progresistas un mensaje importante: es imposible que el Gobierno que salga de esa eventual investidura sea respetuoso con los derechos humanos si no hay un cambio al frente del Ministerio de Interior, además de un viraje en las políticas públicas que desarrolla. Sin entrar a valorar su etapa como juez instructor de la Audiencia Nacional, que daría para otro artículo, no es posible desligar la figura del Ministro Grande-Marlaska de graves vulneraciones de derechos humanos perpetradas durante su mandato que, lejos de condenar, ha defendido a ultranza.

Por si fuera poco, o quizá como consecuencia de ello, ha demostrado, además, una nula voluntad de diálogo, no solo con las principales organizaciones de derechos humanos del Estado, sino incluso con la Alta Comisionada por los Derechos Humanos del Consejo de Europa, con quien ni siquiera llegó a reunirse cuando vino en visita oficial. Su contumaz negativa a convertir la Jefatura de Vía Laietana de Barcelona, y otros espacios del horror franquista, en un sitio de memoria e interpretación de la tortura, en cumplimiento del derecho a la verdad de las víctimas y de la sociedad entera, es una muestra de esa falta de diálogo y, por qué no decirlo, de empatía. Como también lo son sus trabas a la aprobación de una reforma de la ley de seguridad ciudadana que supusiera una verdadera derogación de la ley mordaza y, especialmente, su oposición a la prohibición de las balas de goma, que tanto dolor han causado.

Desoír las obligaciones que los derechos humanos imponen no puede quedar impune, pues la lista es larga y, desafortunadamente, sobran los ejemplos. Quizá uno de los casos en que ese mal hacer se ha podido demostrar de forma más fehaciente son las devoluciones de menores en Ceuta, en agosto de 2021. Asunto judicializado en el que se investiga a la exdelegada del Gobierno en Ceuta Salvadora Mateos, así como a la exvicepresidenta y consejera de Presidencia y Relaciones Instituciones de la Ciudad Autónoma de Ceuta, María Isabel Deu, como posibles autoras de un delito de prevaricación continuada. Según Fiscalía, las actuaciones del Ministerio de Interior fueron arbitrarias, sin garantías y faltos de cualquier tipo de procedimiento. En las declaraciones judiciales, la exdelegada del Gobierno ha apuntado de forma reiterada que el proceso por el que se devolvió a los menores había sido "pactado entre Madrid y Rabat con el apoyo del gabinete de la Presidencia, coordinado por la Delegación en Ceuta y por el mismo gobierno autónomo".

A pesar de este duro reproche judicial, los atropellos en frontera continuaron. En este sentido, es necesario poner el foco en los graves hechos acontecidos el 24 de junio de 2022 en el paso fronterizo de Barrio Chino, en Melilla, en el que al menos 37 personas murieron como consecuencia de una intervención policial conjunta entre las fuerzas y cuerpos de seguridad marroquíes y españolas. De aquellos terribles eventos denunciamos no solo cómo se ejecutaron, sino también la incapacidad o voluntad de llegar a cabo investigaciones prontas, exhaustivas y diligentes. La querella interpuesta en Melilla por Coordinadora de Barrios y Caminando Fronteras, entre otras organizaciones, ha de servir para que exista una investigación real ante hechos tan graves. Porque la realidad es que casi año y medio después seguimos sin conocer con exactitud qué ocurrió el 24-J, incluso seguimos sin saber con certeza cuántas personas murieron ese día o en días posteriores como consecuencia de las heridas y de la ausencia de atención médica. Lo que sí sabemos es que el Ministro de Interior no ordenó realizar una investigación adecuada. La zona no fue consecuentemente acordonada y no se recogieron adecuadamente pruebas por las unidades de asuntos internos de la policía nacional y de la guardia civil, a pesar de las muertes producidas, ni se tiene constancia de ninguna otra investigación más allá de la realizada directamente por la Fiscalía o por el Defensor del Pueblo. El Ministro de Interior miró hacia otro lado, al igual que lo hizo ante las 470 devoluciones ilegales que tuvieron lugar denunciadas por el Defensor del Pueblo. No nos olvidamos tampoco de Arguineguín, unos meses antes, con centenares de personas privadas de libertad en condiciones que suponían un trato cruel, inhumano o degradante. O la nave de la vergüenza en Lanzarote, en el que autorizó la utilización de un garaje de autobuses para privar de libertad a personas migrantes a su llegada por vías marítimas no legales ni seguras sin condiciones en absoluto adecuadas.

Los derechos vulnerados siguieron también en otras áreas del Ministerio, como las infiltraciones de agentes policiales en movimientos sociales, especialmente el independentista, pero también el anarquista y el ecologista. En una suerte de justificación de los medios para un fin que tampoco es legal, se llegó incluso a usar las relaciones sexo-afectivas como mecanismo de entrada y consolidación en movimientos transformadores. Hasta el momento, el medio de comunicación La Directa ha destapado seis casos de infiltración, dos de los cuales ocurrieron en movimientos sociales y organizaciones de Barcelona, Valencia, Girona y Madrid.

En contexto de protesta, el Ministro también ha desatendido las numerosas quejas de organizaciones de derechos humanos ante la falta de identificación sistemática de los agentes antidisturbios, a pesar de estar obligados a llevarla de forma visible. En concreto, la Plataforma Defender a Quien Defiende, por medio de la verificación a pie de calle de sus redes de observadoras del derecho a la protesta, ha constatado que en los 6 dispositivos activados en Madrid y Granada, entre junio de 2022 y octubre de 2023, en ninguno de ellos el Cuerpo Nacional de Policía cumplía la normativa. A su vez, sólo en el año 2023, el Defensor del Pueblo acumula ya más de 11 quejas, todas ellas con copia a la Dirección General de Policía, interpuestas por distintas organizaciones de derechos humanos, que han sistematizado este incumplimiento. Además, medios de comunicación y organizaciones como Legal Sol han constatado, por medio de solicitudes al portal de Transparencia, que en los últimos años no se ha sancionado a un solo agente por el hecho de no portar el número de identificación visible.

Ante estos hechos, hay alternativa. Se puede garantizar que el Ministerio de Interior recaiga en una persona con una trayectoria de respeto y protección de los derechos humanos. Es inconcebible formar un Gobierno de coalición, que se sustente en una mayoría parlamentaria progresista y plurinacional, que no cuente con una persona al frente de dicho Ministerio alineada con un marco garantista y de progresismo jurídico. Si el futuro Gobierno ha de garantizar los derechos humanos y abordar cambios imprescindibles para modernizar los cuerpos policiales, es necesario abordar la disyuntiva: Marlaska o Derechos Humanos.

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Antiamnistía, S.L. https://blogs.publico.es/dominiopublico/12766/antiamnistia-s-l/ Tue, 14 Nov 2023 06:31:00 +0000 https://www.publico.es/es/?p=12766 Continuar leyendo "Antiamnistía, S.L."]]> Hay muchas ganas de impedir la amnistía, pero más todavía de hacer negocio.

Estos días estoy acercándome a Ferraz a cubrir las violentas (y un poco estrafalarias) manifestaciones contra la amnistía, que en verdad son también contra el resultado de las últimas elecciones, y la verdad es que estoy sorprendido por la heterogeneidad de sus asistentes.

No quiero hacerme trampas al solitario ni quiero que vosotros os las hagáis, diciendo que todos los concentrados son violentos o neonazis, pues no es así. En Ferraz, al igual que en una discoteca capitalina a las cuatro de la mañana, hay de todo. Y cuando digo de todo, es de todo.

Por supuesto, todas las noches en primera fila están los nazis, esa especie de lumpemproletariado al servicio de la bandera que tira botellas a Policía y prensa y acaba jugando al pilla-pilla por las calles de Argüelles, sin embargo, hay mucho más.

Además de los nazis y los también míticos cayetanos, quienes dedican rosarios a María y Bimba y Lola, hay una nueva tribu social, diría que es la primera vez que la vemos en la calle, a cuyos miembros me gusta llamar "horizontitos".

Los horizontitos son chavales jóvenes, muy jóvenes, que no llegan a los veinticinco años y que se caracterizan por tener una educación política bastante difusa, a caballo entre la conspiración y la sopa boba de las nuevas ultraderechas.

Estos chicos vienen marcados de la pandemia, época en la que cumplieron la mayoría de edad y que, en lugar de aprovechar saliendo de concierto a beberse sus primeros roncolas, tuvieron que invertir en ver Horizonte, de Iker Jiménez (de ahí el nombre), y en jugar a los empresarios del mundo de las criptomonedas. 

Estos pibes llevan más o menos organizados un tiempo gracias a Internet –esta es la primera vez que pisan la calle pretendiendo ser escuadristas– y tienen en común un par de cosas, como un odio bastante profundo hacia las mujeres (fue salir de la pandemia y ver que el mundo había cambiado por completo, también gracias al feminismo, y no gustarles) o una obsesión insana por la cultura del pelotazo.

El horizontito medio lleva jugando desde la pandemia a ser empresario, ya sea invirtiendo los ERTEs de mamá en criptomonedas o pretendiendo ser un lobito de Wall Street con el trading (inversión en bolsa de valores), por lo que no iba a dejar pasar la oportunidad de hacer negocio gracias a sus primeras manifestaciones.

Por ejemplo, estos días estamos viendo una descarnada pelea entre blogueros –aquí no llamamos periodistas a esa gentuza– por ver quién consigue capitalizar mejor las diferentes protestas que se están sucediendo en Madrid para cobrárselas en influencia.

Unos cortan la Gran Vía haciendo una mala suerte de periodismo gonzo en busca de situarse como los protas de la movida mientras otros montan acampadas dantescas frente al Congreso de los Diputados (y fuerzan su detención, qué loco todo) para aprovechar que los medios tradicionales cubren las protestas y así romper la barrera de lo digital. En general, se está viviendo una pelea épica en busca de atención que, si me permitís augurar, acabará con algún modelo de Onlyfans haciéndose una paja frente a la UIP con un morrión en la cabeza.

En un círculo todavía más profundo del surrealismo, pues las cosas siempre pueden ir a peor, están los horizontitos que pasan de apostar por el largo plazo de la influencia y se animan a facturar con productos físicos, sin esperarse a la fama.  

El periodista Alfredo Pascual, de El Confidencial, publicaba el otro día un reportaje en el que contaba la historia de una marca –buscadla si queréis, paso de hacerles publi– que estaba desplegando pancartas en las protestas de Ferraz para capitalizar la movida.

Esta empresa, la cual vende ropita con referencias a Jesús Gil, El Fary y demás ídolos del esmegma patrio, apareció la noche del martes con una pancarta contra el Gobierno en la que incitaba a los asistentes a seguirlos en redes sociales: efectivamente, Pascual contó también que esta empresa recibe subvenciones del Gobierno.

La cosa es hacer pasta, guita, money o chavos sin importar que estés calentando la calle y pidiendo un golpe de Estado contra tu Gobierno; el objetivo es aprovechar para posicionar tu marca, pues defender tu país (sic) está guay, pero vender media docena de pares de unas zapatillas llamadas Air Blas de Lezo (no es broma, existen) es infinitamente mejor.

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Pedro Sanchez,PSOE
Una intuición pesimista sobre la ley de amnistía https://blogs.publico.es/dominiopublico/12621/una-intuicion-pesimista-sobre-la-ley-de-amnistia/ Tue, 14 Nov 2023 06:20:00 +0000 https://www.publico.es/es/?p=12621 Continuar leyendo "Una intuición pesimista sobre la ley de amnistía"]]> Escribo estas líneas a pocos metros de la sede del PSOE en la Calle Ferraz en el madrileño barrio de Argüelles. Desde que comenzaron las concentraciones las he padecido y visto pasar. Ha habido diversidad de eslóganes y una cierta heterogeneidad social pero los concentrados cada día comparten un relato común que vendría a ser el siguiente: el enemigo número uno de España, Pedro Sánchez, pretende amnistiar al enemigo número dos, Carles Puigdemont y a sus secuaces; España se rompe. En la plaza de una capital cualquiera una señora anciana envuelta en la bandera española prorrumpe en un alarido sordo, un aullido de rabia temblorosa del estilo de los que ejecuta Angélica Liddell en sus performances teatrales. Es decir, visceral, alarmante, real, sincero. No es histeria, es ira, es cólera y a mí, que soy muy impresionable, la señora en cuestión me da miedo.

Son muchos los ciudadanos y ciudadanas que, a día de hoy, están profundamente convencidos de que la ley de amnistía es el acelerador de partículas en un proceso de fusión nuclear que amenaza con la destrucción de la nación española, con fulminar la patria y sus libertades. Desde este punto de vista es lógico que las protestas y consignas se dirijan no solo hacia una ley necesariamente controvertible sino directamente hacia sus hacedores, hacia quienes la proponen y se beneficiarán de ella. Independentistas catalanes de un lado y Pedro Sánchez del otro, bilduetarras y Yolanda Díaz buscan perpetuarse en el poder y para hacerlo van a destruir España. Nuestra preciosa Constitución y nuestra ejemplar democracia están siendo minadas, amenazadas por la acción corruptora de los malos socialistas, afirman dolidos los concentrados en Ferraz mientras rinden tributo a los tercios carlistas, celebran la dictadura de Franco, insultan a miembros del gobierno y a Felipe VI, amedrentan e impiden hacer su trabajo a los periodistas y dejan muy claro que ser español es radicalmente incompatible con ser moro o maricón, por si acaso alguien pudiera llevarse a engaño.

No nos llevemos a engaño. La cólera contra el Gobierno en funciones que preside Pedro Sánchez y el que previsiblemente surja de la investidura que está a punto de celebrarse viene de atrás. La ley de amnistía completa el relato que las derechas han sostenido durante la legislatura que termina, apalanca su estrategia de acoso y derribo, de deslegitimación del gobierno de coalición. Las derechas no han aceptado el resultado de las elecciones del 23 J, no han aceptado que Feijóo haya perdido la votación de investidura y no están dispuestas a aceptar que Sánchez lleve a cabo un acuerdo de gobierno con el apoyo de formaciones independentistas que comprometieron la integridad territorial de la España a la que aman y por la que nos dicen que están dispuestos a derramar su sangre. Rezos, llantos, amenazas, tensión y más amenazas. Ayuso dice que devolverán el golpe. Feijóo, como acostumbra, le va a la zaga.

Y entre tanto muchas ciudadanas de izquierdas observamos lo que ocurre entre el escepticismo y el espanto. El escepticismo porque nos cuesta creer que esta ley de amnistía, que precede la formación de un gobierno (lo que no es una cuestión menor), tal vez no sirva para que se consiga lo que promete, a saber, desjudicializar el conflicto catalán. A juzgar por los movimientos que venimos observando por parte de asociaciones, tribunales y miembros de la judicatura antes incluso de que se conociera el texto de la ley, no parece que vaya a desactivarse la vía judicial. La Ley de Amnistía llegará al Tribunal Constitucional y al de Justicia de la Unión Europea y el conflicto catalán seguirá judicializado porque el problema no fue la judicialización de ese conflicto en particular, que también, sino la existencia de un partido judicial en España, afín a las derechas que lo promocionan e instrumentalizan, al que la Ley de Amnistía proporciona una nueva causa, una razón más.

Espanto porque las movilizaciones contra la amnistía están siendo y serán, pues la legislatura que empieza pinta turbulenta, el caldo en el que las derechas cocerán un guiso de agravios, oprobios, violencias, exclusiones y radicalidad. La ley de amnistía, planteada del modo en que se ha hecho, puede contribuir a la fabricación de un neoespañolismo ultraderechista como la aplicación del 155 en Cataluña abonó un independentismo reactivo que esta ley un tanto ingenuamente busca ahora desactivar. Hay que creer para ver y, de momento, lo que hemos visto es unas derechas echadas al monte y un PSOE que no logra explicar las virtudes y los beneficios de una amnistía que solo garantiza la formación de un gobierno, ni siquiera la gobernabilidad. La verdad es que a mí también me dan ganas de gritar.

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El fugitivo del maletero https://blogs.publico.es/dominiopublico/12156/el-fugitivo-del-maletero/ Tue, 14 Nov 2023 06:12:00 +0000 https://www.publico.es/es/?p=12156 Continuar leyendo "El fugitivo del maletero"]]> Cuando la tensión política adquiere unos niveles de crispación absolutamente preocupantes para la estabilidad de nuestro sistema democrático, conviene refugiarse en el humor para hacer frente a la irracionalidad y visceralidad de los argumentos que se esgrimen por una derecha extrema sin parangón en la Unión Europea y una extrema derecha que sabe de dónde viene pero que no sabe dónde va.

La mayor parte de la gente de mi edad recuerda una serie que tuvo un gran éxito en televisión titulada El Fugitivo. El protagonista era un médico condenado injustamente a muerte por el asesinato de su esposa.  De camino al corredor de la muerte, el tren descarrila, lo que le permite escapar y comenzar una búsqueda del verdadero autor del asesinato. Se muda de pueblo en pueblo, siempre tratando de permanecer discreto y pasar desapercibido mientras se evade de la captura.

La oposición a la amnistía como institución constitucional en abstracto se bate en retirada, pero surgen objeciones a su aplicación en la práctica de la más variada e incluso pintoresca naturaleza. Varios medios de comunicación y muchos columnistas hacen un frente común para rechazar, en última instancia, la aplicación de la amnistía a un prófugo de la justicia   que se ha escapado de España escondido en el maletero de un coche.  Por cierto, que nadie ha tenido el detalle de reconocer que viajar en esas condiciones resulta bastante incómodo y molesto.

Ninguna de estas personas reflexiona sobre las causas que motivan el rechazo de los jueces europeos y de los organismos que integran la Unión Europea a las peticiones de detención y entrega presentadas por el juez instructor del Tribunal Supremo. Todo parte de una insólita y disparatada querella del Ministerio Fiscal que acusaba a los políticos independentistas  de un delito de rebelión, que exige el porte y en su caso el uso de armas, equiparando estas conductas a la puesta en marcha de actividades parlamentarias encaminadas a la convocatoria de una votación en la que los ciudadanos depositasen su papeleta en una urna.  Los fiscales encargados de llevar adelante el proceso, ante la crítica de una gran mayoría de la doctrina penal española, tuvieron que retorcer el derecho y sostener que se trataba de una rebelión sui generis acomodada al siglo XXI.  Como ejercicio académico puede pasar, pero no para esgrimirla ante un Tribunal de Justicia.

Me imagino que cuando traspasó los Pirineos se sentaría cómodamente en el asiento del copiloto para dirigirse a Bélgica, país que había elegido para fijar su residencia. El fugitivo Carles Puigdemont no se dedicó a esconderse, buscando refugio en bosques, cabañas o recónditos lugares donde no pudiese ser descubierto. Se instaló, a la vista de todos, en una lujosa mansión en la ciudad belga de Waterloo y se puso a disposición de los jueces europeos de los países integrados en la Decisión-marco que regula las órdenes de detención y entrega. Se encuentra en un espacio de libertad, seguridad y justicia bajo la protección de los Tratados de la Unión europea y su Carta de los derechos fundamentales. 

  Hasta el momento presente, todas las órdenes de detención y entrega por delitos de rebelión, sedición y malversación han sido rechazadas por los jueces encargados de tramitarlas, salvo el Tribunal alemán del Schleswig-Holstein que acordó entregarlo por el posible delito de malversación de caudales públicos. Sorprendentemente el Tribunal Supremo rechazó la entrega y todavía no ha dado explicaciones a los españoles del porqué de esta insólita e inexplicable decisión.

Carles Puigdemont ha tenido la posibilidad de ser elegido europarlamentario por lo que, si la historia no me corrige, debe ser el único miembro de un parlamento que es considerado por su país de origen como un fugitivo. Por supuesto nada que objetar a que las autoridades de nuestro país pongan en marcha todos los mecanismos que estimen procedentes para conseguir su entrega con arreglo a los procedimientos establecidos por las normas europeas.

En estos momentos se baraja la posibilidad de una amnistía que le permita volver a España libre de responsabilidades penales. La medida me parece justa e impecablemente constitucional y debe abarcar a todo lo acontecido desde que el Tribunal Constitucional, integrado por una mayoría reaccionaria de derechas y algún tránsfuga, "se cepilló" el Estatuto de Autonomía de Cataluña.

Como es lógico, todos los argumentos que se esgriman contra la amnistía están amparados por la libertad de expresión, pero no por ello todos me parecen razonables. La amnistía afecta a determinados hechos que han sido juzgados y obtenido sentencias condenatorias y aquellos que aparentemente tengan un contenido que pudiera encajarse en algún precepto del Código Penal. Los que han sido declarados autores de estos hechos delictivos por sentencia firme y aquellos que están pendientes de juicio pueden beneficiarse por esta medida de gracia que corresponde en exclusiva al Poder legislativo y que los jueces, sometidos al imperio de la ley, tienen que aplicar si no quieren vulnerar la ley procesal penal.  

Es difícil de explicar en el mundo jurídico internacional la posición del órgano de Gobierno de los jueces y de la Asociación mayoritaria de la judicatura contra una ley que cuando haya superado el trámite parlamentario goza de la presunción de constitucionalidad hasta que se pronuncie el Tribunal Constitucional. En una sociedad democrática no se puede sostener, sin rubor, que una amnistía pone fin al Estado de derecho y la democracia. Por si faltaba algo, un párrafo del acuerdo de investidura entre el PSOE y Junts, en el que se hace referencia a la constitución de Comisiones de investigación para determinar si se ha caído en lawfare (Indebida criminalización de la política), cuestión que, en mi opinión, ya ha sido suficientemente matizada, ha provocado la irrupción en masa de todas las asociaciones judiciales denunciado la vulneración del principio de la división de poderes. Algún Colegio de Abogados, excediéndose de sus funciones y suplantando la posición de muchos de sus afiliados, se ha unido al coro de los escandalizados. Echo de menos un pronunciamiento del Pleno de la Conferencia Episcopal o de la Liga de Futbol profesional.

Sí a ello unimos la violencia desatada en las calles, no tiene nada de extraño que lo que está sucediendo en España haya llamado la atención de los medios de comunicación más prestigiosos. The Economist opina que los críticos con Pedro Sanchez, "no se arriesgan a quedarse cortos": "Su furia es tan intensa porque la continuidad en el poder del señor Sánchez (...) parece ahora asegurada. Queda por ver si el conflicto de Cataluña se estabiliza realmente". Por su parte, el periódico británico Financial Times sí apoyó explícitamente la amnistía. "Es una política conveniente para Pedro Sánchez, pero también es la decisión correcta para Catalunya y para España". 

A lo mejor el fugitivo del maletero tenía razones para tomar esa decisión.

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Carles Puigdemont
No sabe bien qué es una democracia quien no ha vivido en una dictadura https://blogs.publico.es/dominiopublico/12064/no-sabe-bien-que-es-una-democracia-quien-no-ha-vivido-en-una-dictadura/ Tue, 14 Nov 2023 05:06:48 +0000 https://www.publico.es/es/?p=12064 Continuar leyendo "No sabe bien qué es una democracia quien no ha vivido en una dictadura"]]> El título de este artículo no es una frase de un político o intelectual relevantes, un eslogan o frase hecha, sino la expresión de una idea surgida de la experiencia de un ciudadano, que ha transitado desde una dictadura a una democracia.

Cuando asisto a las algaradas violentas de Vox contra la Constitución, nuestro ordenamiento jurídico y el más elemental espíritu cívico, viene con frecuencia a mi mente la evocación de pasajes de mi infancia y juventud, que creo que podrían ser narrados por cualquier español/a de mi quinta y años posteriores probablemente con mayor profusión de detalles. En todas las escuelas de España se enseñaba lo mismo por los maestros/as, el alumnado estudiaba el mismo libro, el famoso Álvarez, controlado por el régimen político fascista, y se practicaban los mismos testimonios de fidelidad al régimen y su Caudillo. Tengo la plena convicción de que una similar vivencia experimentarían en vivo los niños y jóvenes de hoy, si nos gobernara la ultraderecha.

Mi relato va dirigido a quienes no conocieron ni vivieron en una dictadura, por si quieren reflexionar sobre lo que nos depararía el futuro con un régimen fascista, que sin lugar a duda implantaría Vox o cualquier otro partido político de la misma naturaleza. ¡Qué no haría Vox gobernando, cuando en democracia se permite ya comportamientos que recuerdan las preliminares actuaciones de los nazis todavía en la oposición parlamentaria en Alemania en los años treinta, antes de las elecciones generales de noviembre de 1932, tras las cuales Hitler fue nombrado canciller por el presidente de la república Hindenburg!

Los relatos que transcribo a continuación no contienen nada de ficción, sino que responden a hechos verídicos. Son párrafos entresacados de mis Memorias de un ciudadano de a pie, inéditas. En España la cifra de españoles/as que no han conocido ni vivido en una dictadura es altísimo: quienes tienen menos de 45 años. Pongamos mejor 50 años, ya que en los primeros cinco años de vida una persona no percibe la presión de su entorno. A ellos y a ellas van dirigidos los siguientes relatos.

Desfilando con camisa azul y boina roja

El maestro hizo un ademán y todos nos levantamos. Entró en la sala un hombre vestido con una camisa azul y portando una boina roja en la mano. Venía desde la capital de la provincia y nos habló sobre sus propósitos: quería ayudar al maestro y explicarnos en la práctica algunas de sus enseñanzas, hacernos ver qué significaba la Patria, el Caudillo salvador de la Patria, el Movimiento Nacional, y no recuerdo qué más, pero sí que eran muchos los temas que quería explicarnos.

Las enseñanzas prácticas del instructor consistían en una plática sobre la Falange, a la que él pertenecía, y su fundador José Antonio Primo de Rivera, asesinado cobardemente por los rojos, la gran hazaña del Caudillo, elegido y guiado por Dios para salvar a nuestra patria de los sanguinarios republicanos, los rojos, que quemaban las iglesias y violaban a las monjas; y los hechos más importantes de la Cruzada.

A continuación, la instrucción militar preparatoria del servicio militar, que todos tendríamos que prestar en el futuro, desfilando por las calles de Jabugo cantando el Cara al sol, mientras los vecinos abrían las puertas de las casas para vernos desfilar. Me sentía como un aguerrido y fiel soldado a las órdenes del salvador de mi patria, el Generalísimo Franco, el hombre al que más admiraba.

El inspector de las escuelas

Un único maestro. Una única clase para todas las edades. Una única pizarra. Una única palmeta para disciplinarnos. Todos leíamos, uno tras otro el mismo libro -los Evangelios, el Quijote-, quienes comprendían mucho, poco, algo o incluso nada de lo que leían.

Llegó el inspector. Preguntó a un alumno pequeño el Padre Nuestro, a otro mediano el Credo, al mayor los ríos de España. Contrastaba nuestras flamantes camisas azules y boinas rojas -así nos habían uniformado- con los pantalones remendados y los zapatos rotos de algunos alumnos. Llegó la pregunta más difícil, que nadie supo contestar:

- ¿Por qué el Excmo. Sr. D. Francisco Franco Bahamonde recibe el merecidísimo título de Caudillo de España?

 Se hizo un silencio tenso y contenido. El inspector repetía una y otra vez la pregunta. La tensión aumentaba. Tras varios minutos, que se me hicieron larguísimos, el inspector irrumpió con voz altisonante y clara, separando y mascando las sílabas:

- El Generalísimo Franco es Cau-di-llo-de-Es-pa-ña-por-la-gracia-de-Dios.

No sé cuántas veces lo repitió con voz cada vez más estridente. Seguro que más de cinco. Entonces yo advertí mi inexcusable torpeza. ¿Cómo no me había dado cuenta? Si era muy sencilla la respuesta. Las escasas monedas que yo manejaba -las chicas, las gordas, los reales- lo ponían claramente en una de sus caras: "Francisco Franco Bahamonde Caudillo de España por la Gracia de Dios".

La enseñanza recibida en la escuela

En la escuela la doctrina del régimen franquista estaba en todas partes; desde que entrábamos hasta que salíamos de la escuela. El maestro pronunciaba la efeméride del Alzamiento Nacional en la explanada de la escuela y cantábamos el Cara al Sol, brazo en alto, antes de entrar en el aula y colocarnos en los pupitres. Una efeméride que formaba parte del calendario de venerables acontecimientos y gestas del Movimiento Nacional, que había conseguido salvar a la Patria de los enemigos de España. Era la Memoria Histórica de los victoriosos nacionales, que sería recordada año tras año, día tras día, en los medios de comunicación de la dictadura, especialmente en el Nodo -el telediario de la época-.

Pongo a continuación los apartados de mi cuaderno de la escuela, en Jabugo, año 1957. Cada título corresponde a una página. Verán la persistencia de los dos vectores esenciales del régimen de los golpistas de 1936: la religión católica y el fascismo:

Al Creador-Santo Evangelio- Formación Familiar- Formación  Política- Primer Viernes- Día de la Hispanidad- Ramiro Ledesma- La JONS- Segundo Viernes- Santo Evangelio- Nuestra Religión es la Verdadera- Onésimo Redondo- El Diluvio Universal- Jesucristo Redentor- El cuerpo humano- Proceso y Muerte de José Antonio- Testamento de José Antonio- El loro y el grillo- San Hermenegildo- El año litúrgico- Santo Evangelio- Día de la Madre- La higiene en la educación- Santo Evangelio- Los árabes- La Natividad del Señor- Fusión de la JONS y la Falange- ¿Qué es el rosario misionero?- Día del estudiante caído- Lo que significan las Vestiduras Sagradas- El Cid Campeador- Reptiles, anfibios y peces- España en los tiempos anteriores al Alzamiento- El Papa- Santo Tomás de Aquino- El Alzamiento Nacional- Las buenas compañías- Los alimentos- Gritos Nacionales- El buen pastor- Evangelización y civilización del mundo- Guerra de liberación- Diálogo de Moscardó con su hijo Luis- El Cardenal Cisneros- El ¡Presente! a los Caídos- Santo Evangelio- S. S. Pío XII Papa- El heroísmo juvenil- Venida del Espíritu Santo- Viriato- Soneto: El alma y la Eucaristía-.

No creo necesario los comentarios. Pueden fácilmente imaginar los contenidos de los títulos.

De Atalaya a Liceo en el Instituto Rábida. La Falange en la sombra

Teníamos pocos años, 15 o 16, y ya queríamos abrir el Instituto a algo más allá de lo que nos proporcionaba. Discutir más. Saber lo que pasaba. Nos dábamos cuenta del control de la información, que era siempre una y la misma. Se nos ocurrió crear la "Asociación cultural Rábida". Éramos un grupo de alumnos de Preuniversitario, de ciencias y de letras.

Publicamos varios números iniciales, con plena autonomía y a nuestro aire. Pero pronto vino a hablar con nosotros nuestro profesor de la asignatura "Formación del Espíritu Nacional", una asignatura cuyo contenido era la transcripción de la doctrina franquista en formato adecuado para el alumnado de enseñanza secundaria. Recuerdo bien el libro de la asignatura, entrelargo y de gruesas pastas, que comenzaba con el tema: "La familia, la primera célula de la sociedad". El profesor pretendía incluir en la revista determinadas páginas de contenido político acompañadas de una serie de eslóganes. Vi claro que su propósito era servirse de la revista para publicar en ella una especie de resumen de lo que se leía en el citado libro de clase.

Fue mi segundo encontronazo con la Falange, y ya me di cuenta, con 16 años, de que el pluralismo no era su norte. En la escuela me regalaron una boina roja y una camisa azul a cambio de desfilar por el pueblo cantando el Cara al Sol y otros himnos del mismo signo, para que los lugareños no olvidaran las señas del régimen franquista, que ostensiblemente pretendía perpetuar en sus hijos. Ahora en el Instituto sufragaban el coste de una revista estudiantil, Atalaya, a cambio de publicar en ella la doctrina del régimen, para que no la olvidaran el alumnado del Instituto y los lectores/as adultos de la ciudad.

Mi familia y los prolongados estragos de la guerra civil

En mi familia, como en muchas otras que habían pasado por una guerra civil y posteriormente por una dictadura excluyente y represora, había secretos de los que no se podía hablar. Ni los padres hablaban ni los hijos e hijas preguntaban. Nada supe de mi abuelo Vicente. Tampoco de mi tío Manuel. Ellos no salían en la conversación. De ellos no se hablaba, nada se decía. Yo tampoco preguntaba.

Nos reuníamos toda la familia en la finca de mis abuelos, Ramón y Esperanza, en la barriada del Higueral de la periferia de Huelva. Los abuelos, sus cuatro hijos, seis nietos. Nos acompañaba Pepito, del que pensaba yo que era un amigo de mis primos, quizás huérfano y por eso celebraba la Navidad con nosotros. Tuvo que pasar tiempo, mucho tiempo, para que mi madre, circunspecta y compungida, me contara que Pepito era mi primo, y me hizo jurar por el Señor y la Virgen que no diría nada.

Mi tío Ángel, una vez que ingresó en la policía, tuvo que abandonar Huelva y desempeñar su trabajo en lugares alejados de esta ciudad, donde residía mi primo con su madre. Murió en Alicante, a donde llevaron a mi primo para despedirse de su padre, con el que pocos ratos había compartido. Incluso allí, en el entierro, ocultaron su identidad, por temor a que pudiera dañar la reputación de mi tío.

Los rojos y sus familias seguían siendo oprimidos por Franco y sus secuaces con extrema crueldad después de la Guerra Civil. Pocas veces un dictador ha llevado a tal extremo la persecución de los vencidos con tanta saña y durante tanto tiempo tras su victoria. Pero no eran únicamente los rojos los que sufrían opresión, sino las familias, como la mía, de nacionales, que tenían a veces bastante que ocultar.                         

El obispo de Huelva y el Generalísimo Franco

Don Pedro Cantero Cuadrado, capellán del arma de artillería durante la Guerra Civil, era uno de los obispos más adictos al régimen franquista, y de ello es franca muestra sus cargos: obispo de Barbastro (Huesca), de Huelva, arzobispo de Zaragoza, procurador en Cortes, consejero del Reino. Por este último cargo tuvo en sus manos la elección de la terna de candidatos a la Presidencia del Gobierno presentada al Rey, de la que salió elegido Adolfo Suárez, primer presidente del Gobierno de la democracia española.

Tanto poder tenía Cantero Cuadrado que consiguió que el Generalísimo acudiera en abril de 1961 a la pequeña, apartada y olvidada Huelva a inaugurar su seminario diocesano, donde yo era seminarista de tercer curso de Humanidades. Llegó el día esperado. Una alfombra roja recién estrenada recorría los pasillos desde la entrada del seminario hasta la capilla principal. En los primeros bancos todas las autoridades de Huelva. Ninguna podía faltar bajo pena de excomunión política. Entró la comitiva en la capilla. Los cantos del coro acompañados por el órgano. Un canónigo portando una gran cruz de guía, el Caudillo de España bajo palio, otro canónigo detrás arrojando incienso al Caudillo, el obispo y los componentes de la Curia diocesana. El Generalísimo subió unos peldaños y se colocó bajo palio junto al lateral izquierdo del altar. El obispo, gozoso, visiblemente emocionado, emprendió su homilía en su castellano palentino y acostumbrado barroquismo, salpicado de referencias bíblicas y evangélicas. Bajito y grueso, daba saltitos para poner énfasis en algunas expresiones de su discurso. Únicamente recuerdo de él las palabras finales, quizás porque las pronunció con un gran torrente de voz y remarcando las sílabas: "Gracias por su visita, Excelentísimo Sr. D. Francisco Franco Bahamonde, Caudillo de España por la gracia de Dios, a quien debemos que haya salvado a la Patria de sus feroces enemigos".

Pasaron los años. El ya arzobispo de Zaragoza destacó por su oposición frontal a los movimientos de cristianos y curas favorables a la separación de Iglesia y Estado y a una nueva concepción del cristianismo de base y del sacerdocio. Eran los tiempos de los curas obreros. Arrojó fuera de sus parroquias a algunos sacerdotes disidentes y no pocos se secularizaron. El caso más sonoro fue el del párroco de Fabara, que junto con una decena de curas se enfrentó al autoritarismo del arzobispo, pidiéndole la apertura de la archidiócesis al espíritu del Concilio Vaticano II. Cantero no transigió.

El obispo franquista murió cuando España despertaba hacia la democracia. Alcanzó a vivir lo suficiente para conocer que la Constitución española había sido refrendada por el pueblo español el 6 de diciembre de 1978.  Pedro Cantero Cuadrado murió pocos días después, el 19 de diciembre de ese mismo mes. Al final de sus días comprobaría que el presidente Adolfo Suárez, al que él elevó a la presidencia del Gobierno, falangista exsecretario general del Movimiento Nacional, "le había salido rana" y había traído la democracia a España.  

El cuartel-residencia de La Calzada

Había en la Sevilla de los años de la segunda mitad del siglo XX dos puntos negros de amargo recuerdo para los delincuentes comunes y los combatientes contra el régimen fascista: La Gavidia de la policía y el cuartel de La Calzada de la guardia civil. En ambos se administraba la disciplina del "régimen" con tesón y esmero.

En el cuartel el lugar de encuentro era el amplio bar, al que concurríamos guardias civiles, estudiantes residentes y proveedores. Eran años difíciles -finales de los sesenta y principios de los setenta-. Tiempo de la rebeldía de las universidades contra el régimen. Del cierre de las universidades y de la huelga de los trabajadores. La situación se proyectaba en los comentarios de los guardias civiles en el bar:

- ¡No saben lo que es una guerra y el hambre!

- ¡A pan y agua los ponía yo durante meses, ya verían...!

- ¡Mano dura y vergajos, esa es la medicina que necesitan!

Eran las expresiones más moderadas y tolerantes que se oían. 

No era una filosofía cuartelera simplemente. Estaba presente esta manera de pensar en muchas dependencias, privadas y públicas, del país. Una filosofía fascista integral por su carácter social. Ellos, los que nos increpaban, tenían que dirigir nuestras vidas, y nosotros obedecerles. Éramos nosotros inmaduros, medio-hombres, y ellos tenían todo el derecho a ejercer sobre nosotros su tutela, impuesta, si fuera necesario, bajo la regla de "la letra con la sangre entra".

Cuando años después, tras la aprobación de la Constitución en 1978, se hablaba del "ruido de sables" en los cuarteles, yo sabía que no era una simple metáfora, sino un hecho real, que en cualquier momento podía efervescer, como una botella de sifón, tan presente en aquellos años en los bares y las tabernas, hoy desaparecida.

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franquismo,Vox
Diplomacia y democracia: respuesta a dos manifiestos de diplomáticos jubilados https://blogs.publico.es/dominiopublico/57487/diplomacia-y-democracia-respuesta-a-dos-manifiestos-de-diplomaticos-jubilados/ Mon, 13 Nov 2023 20:30:00 +0000 https://www.publico.es/es/?p=12645 Continuar leyendo "Diplomacia y democracia: respuesta a dos manifiestos de diplomáticos jubilados"]]> El pasado viernes se publicó en varios medios de comunicación de ideología conservadora (Periodista Digital, El Debate, Europa Sur... ) un comunicado-manifiesto firmado por 60 diplomáticos españoles jubilados bajo el rimbombante título No en mi nombre, ni en el de España: no a la amnistía, no a la autodeterminación.

El domingo 12, otro grupo de 51 diplomáticos jubilados – algunos de ellos firmantes también del texto anterior- publican otro artículo-manifiesto en el diario El Mundo bajo el título no menos ominoso de La amnistía y el descrédito internacional de España.

Quien se dispone a darles la réplica es también un diplomático español jubilado que, desde el respeto que me merecen todos los firmantes y la amistad que mantengo con algunos de ellos, se propone responder con cordialidad y con firmeza a determinadas afirmaciones y juicios de valor que considero erróneos y desafortunados.

Respecto al primero de los textos me asombra que los firmantes se arroguen la capacidad de pronunciarse nada más y nada menos que en nombre de España. Que digan "no en mi nombre" es muy legítimo, pero ningún individuo ni colectivo puede arrogarse hablar "en nombre de España". En nombre de España y de su pueblo soberano lo hacen únicamente las instituciones democráticas en el marco de sus atribuciones y competencias.

En segundo lugar, considero lamentables los calificativos que en ambos textos se dedican al presidente del Gobierno en funciones, don Pedro Sánchez Pérez-Castejón, que acaba de obtener el compromiso de 179 diputados y diputadas -la mayoría absoluta del Congreso- de votar favorablemente su investidura. Los firmantes atribuyen al presidente Sánchez casi todos los males del mundo cuando lo único que ha hecho es negociar con fuerzas políticas muy diversas, dentro de los márgenes de la Constitución, la articulación de una mayoría que respalde su investidura y la puesta en marcha de un Gobierno progresista para la legislatura.

A juicio de quien esto escribe –que no es militante del PSOE, aunque si un ciudadano de izquierdas-, el presidente Sánchez ha desarrollado un admirable ejercicio de paciencia y de visión de Estado para articular una mayoría que refleje la pluralidad lingüística, cultural y territorial de España. Sánchez ha demostrado que mantiene la capacidad y eficacia con la que condujo el Gobierno de coalición PSOE-Unidas Podemos en la pasada legislatura, afrontando crisis tan graves como la pandemia, los efectos de la guerra de Ucrania y los embates de un Partido Popular que en lugar de ser uno de los pilares del orden democrático se ha entregado a los ultras de Vox. En los territorios donde gobiernan ambas ultraderechas, como en mis Illes Balears, no han tardado nada en poner en marcha un peligroso proyecto de recorte de derechos, libertades cívicas y conquistas sociales...

Precisamente son los firmantes del artículo de El Mundo los que trazan un relato apocalíptico de lo que fue el proceso catalán, con sus desencuentros y errores cometidos por ambas partes. En lugar de tratar de calmar la situación, mis compañeros pintan un panorama dantesco de la situación cargando las tintas contra la parte catalana y silenciando todo cuanto sucedió en el terreno de la represión política, policial y judicial, y las heridas que dejaron en la sociedad catalana aquellos tristes hechos.

Y hablan de "descrédito internacional" en unos momentos en el que el prestigio de España en Europa y en el mundo ha alcanzado niveles muy notables, en contraste con la penosa situación en la que nos dejaron los gobiernos de Aznar y de Rajoy.

En ambos textos, engolados y alarmistas, se pretende descalificar un proyecto de ley de amnistía que todavía no había sido presentado en el Congreso por los grupos parlamentarios, cuyo contenido ni ellos ni yo conocíamos, llegándose a calificar a ciertos diputados y diputadas democráticamente elegidos en sus circunscripciones como "enemigos de España" (sic), y vaticinando para nuestro país toda suerte de desgracias y calamidades.

Ambos escritos salen unos días después de que un diplomático en activo del que por elegancia no daré su nombre publicase también en El Mundo un artículo titulado Amnistía y silencio diplomático, en la que se permitía criticar el hecho de que la diplomacia española, y las asociaciones de nuestra profesión no se hubiesen manifestado en contra del proyecto de amnistía que el PSOE ha pactado con sus socios de investidura. Un acto impropio de un funcionario en activo por el que entiendo ha sido debidamente sancionado.

Mucho lamento que los compañeros jubilados que han dado su firma a alguno de esas incendiarias soflamas -o a ambas- se hayan sumado a la perniciosa campaña de deslegitimación que las bicéfalas extremas derechas PP/Vox han montado con la entusiasta colaboración de los sectores más reaccionarios de los medios de comunicación, los de ciertos sectores judiciales, policiales y. por lo que veo y lamento, también de algunos diplomáticos.

No es casual que esa campaña tan feroz tenga sus secuelas en los aquelarres de energúmenos nazis y franquistas que hemos presenciado en la madrileña calle de Ferraz...

Me parece legítimo discutir sobre la constitucionalidad o no que tendría una ley de amnistía aprobada por las Cortes Generales. Mi modesta opinión es afirmativa, coincidiendo con juristas de tanto prestigio como José Antonio Martín Pallín, Javier Pérez Royo, Joaquín Urías o Nicolás Sartorius, entre otros. Otros juristas no menos prestigiosos mantienen opiniones contrarias. Y nada tengo que objetar a ello. En todo caso el Poder Legislativo corresponde a las Cortes Generales, que deberán, llegado el caso, someterse al control de lo que dictamine el Tribunal Constitucional, y que todos deberemos acatar.

Especialmente relevante es el hecho de que si se aprueba la amnistía se desjudicializaría el conflicto catalán, devolviéndolo al ámbito de la política, del que nunca debió salir.

En la última frase del comunicado-manifiesto de los 61 se formula un dramático llamamiento al Gobierno –al que ya dan por investido– para que "abandone las amistades peligrosas con los enemigos de España (sic)... y trate de llegar a acuerdos de Estado con el Partido Popular".

El problema, queridos compañeros, es que os equivocáis de enemigos. Los verdaderos "enemigos de España" , los enemigos de los españoles y las españolas, son aquellos que aborrecen la realidad de nuestro país común y diverso, con distintas comunidades nacionales, distintas lenguas, distintas creencias o no creencias religiosas, distintas orientaciones sexuales, distintas procedencias y orígenes étnicos... Son aquellos que odian la democracia, a la que utilizan únicamente para socavarla y para destruirla. Aquellos que ansían devolvernos a los negros tiempos del franquismo que destrozó vuestras juventudes y la mía; los que predican el odio al diferente, el fanatismo y el culto a la violencia.

Sois vosotros, queridos compañeros, los que deberías pedirle al Partido Popular que acepte el hecho de que ha perdido las elecciones, pues carece de mayoría para gobernar, y ,- en vuestras propias palabras, que "abandone las amistades peligrosas con los enemigos de España", cuya principal organización se llama Vox, que pretende resucitar la dictadura más odiosa y siniestra de nuestra historia.

Os aseguro que mientras yo viva y en lo que de mi dependa, NO PASARÁN. Con un abrazo y mis deseos de salud y República.

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El mundo de ayer https://blogs.publico.es/dominiopublico/57484/el-mundo-de-ayer/ Mon, 13 Nov 2023 09:00:53 +0000 https://www.publico.es/es/?p=11965 Continuar leyendo "El mundo de ayer"]]> ¿El desastre en Gaza nos coloca ante un punto de inflexión histórica mundial? ¿Son adecuadas las demandas de derecho internacional y resolución de conflictos frente a los bloques reaccionarios? Durante estos 35 días de masacre no he dejado de recordar con angustia las reflexiones del escritor Stefan Zweig en "El mundo de ayer. Memorias de un europeo". No he cesado de sentir la agitación de un nuevo tambaleo humano, ético, político, económico e internacional en esta era de policrisis. También que las exigencias lanzadas desde las grandes manifestaciones mundiales, las declaraciones desesperadas de Naciones Unidas y el puñado de acciones gubernamentales por la justicia en Palestina corresponden más a una era que está en grave riesgo de desaparecer. Así le sucedió a Zweig, que, aunque silenció las causas y efectos de la colonización europea, durante la Segunda Guerra Mundial experimentó con amargura al constatar la desaparición de la gran cultura europea que vivió personalmente y recreó a través de la historia del continente.

¿Momento crucial desde Palestina e Israel a todo el mundo?

Es un momento crucial para el pueblo palestino, porque lo que sucederá en Gaza puede cambiar el statu quo de todo el pueblo palestino y también de Israel, escribía recientemente Isabel Pérez en un reciente artículo. En su "Alegato feminista por las mujeres palestinas" recordaba que estamos ante un punto de inflexión, pero "no el punto de partida de este mal llamado conflicto". Porque más de un más después del ataque de Hamás al sur de Israel, con 1200 personas muertas y más de 200 secuestradas, las demandas para tener en cuenta décadas de ocupación, bloqueo, violencia y apartheid han sido barridas por las críticas del gobierno israelí a las voces de Naciones Unidas que han elevado esas críticas y, también, recordémoslo, por el apoyo de EEUU y de algunos países europeos.

De igual manera, la exigencia de parar diferentes crímenes internacionales (guerra, lesa humanidad, limpieza étnica, eliminacionsimo o genocidio) que se están cometiendo en toda Palestina ha sido engullida por el apoyo "al derecho a la defensa de Israel". Esta demanda ha sido elevada en diferentes foros internacionales por la misma coalición internacional en apoyo a Israel, pese a las notables críticas de países sudamericanos —como Bolivia, Chile, Colombia, Honduras— y algunos árabes. ¿Alguien compara la encendida discusión sobre la culpabilidad del primer bombardeo al hospital al-Shifa con los posteriores bombardeos y tiroteos contra más hospitales, clínicas, escuelas, más de 100 muertes de trabajadores de UNRWA, castigo mediante hambre y sed, más de 11000 muertes contabilizadas y el asesinato sistemático de periodistas? ¿Alguien recuerda más allá de organizaciones de Naciones Unidas y de la sociedad civil que los 5400 niños y niñas muertos suponen más que toda la infancia muerta en guerras desde 2019 o el desplazamiento forzado de un millón y medio de personas hacia el sur de Gaza? También ha sucedido con el debate más que semántico en EEUU y Europa sobre pausas humanitarias en vez de exigir un alto el fuego. ¿Alguien reclama el fin de la violencia contra las personas palestinas en Cisjordania y Jerusalén con hasta 400 muertos, la cifra más alta en 20 años, o las detenciones a palestinos del interior de Israel por publicar post en redes sociales u organizar manifestaciones por el alto el fuego? Este debate ni siquiera esconde un apoyo a una operación militar no sólo fuera de cualquier atisbo de derecho internacional, sino que alienta aún más las acciones del gobierno de Israel, que ahora reclama una ocupación permanente de Gaza, mientras los países vecinos, como Egipto y Jordania, rechazan acoger población para evitar una segunda expulsión masiva (Nakba), como declaró abiertamente el ministro de Agricultura de Israel.

Si las consecuencias de la suma de crímenes internacionales de Israel en Palestina son tremendas, aún más pueden serlo para todo el mundo árabo-musulmán. Las más obvias son las más preocupantes a corto plazo. La escalada de acciones militares y discursivas entre Israel y Hizbulá aumenta cada semana aún de manera medida entre ambas partes. También se han registrado acciones de otras milicias del llamado eje de la resistencia en Siria, Irak y Yemen, en este caso, contra tropas de EEUU y también contra el sur de Israel. De momento, los acuerdos de normalización de países árabes con Israel no se han roto, pero están seriamente señalados, como demuestran las declaraciones de Netanyahu pese a la tibia reacción de la Liga Árabe. Pero las consecuencias más inquietantes a medio plazo están germinando. En este sentido, la brecha colonial de la necropolítica, como definición del filósofo camerunés Achille Mbembe sobre la importancia de unas vidas frente a otras, está abriendo un abismo. No todas las vidas importan, como podríamos añadir a la exigencia de la campaña "Black Lives Matter". La oleada de ira e indignación al observar la inacción internacional en directo de la plasmación de crueles crímenes internacionales contra el pueblo palestino está golpeando como un tsunami en todos los pueblos diversos, árabes y otros del Magreb y Mashreq, desde Marruecos hasta Yemen. Los resultados de este tsunami de indignación, que crecen sobre décadas de desastre y luchas frustradas, están afectando a los regímenes árabes, sea porque volverán a ser contestados, sea porque intenten relegitimar con aún más crueldad sus autoritarismos. El desastre en Gaza también está impactando en el desarrollo de políticas basadas en el derecho internacional o derechos humanos en la zona, que pueden ser aún más barridas de lo que llevan siendo décadas y que sabemos no se detienen en una zona si avanzan en todo el mundo. Por último, la consecuencia clara es más munición a la desesperación sobre la que se alimentaron los grupos fundamentalistas que utilizaron la religión en el pasado para infundir terror, hoy erradicados solo militarmente mediante bombardeos y guerras salvajes, pero sin que haya interés internacional en resolver las profundas heridas que han dejado en Irak y Siria.

Los efectos del desastre en Gaza también pueden ser muy graves para el sistema internacional. De hecho, suceden tras un aumento de las guerras, notablemente tras el intento de ocupación rusa de Ucrania, pero también después del alza de la constante rivalidad ante el incremento económico y político de China. La competición militar, económica y por los recursos de los países achica aún más el espacio de Naciones Unidas, uno de los focos claros en la exigencia de derecho internacional, como sistema de una gobernanza desigual de algunos Estados. Pero, sobre todo, lejos de avanzar un mundo con más reglas y menos unipolar, está creciendo un mundo sin reglas en confrontación abierta entre bloques cada vez más reaccionarios.

Cuatro señales de alarma en esta era de policrisis: impunidad, autoritarismo, democracia y crisis ecosocial

De hecho, podemos identificar cuatro puntos de ruptura del autoritarismo. Primero, la zona cero de impunidad que es hoy Gaza, donde son arrasados los derechos internacionales más básicos, no ha surgido de la nada. Sólo si nos centramos en crímenes contra la humanidad, limpiezas étnicas, eliminacionismo o genocidio, deberíamos recordar la reciente limpieza étnica en Nargorno-Karabaj por parte de Azerbaiyán este 2023; las cifras desconocidas de muertos en Ucrania desde 2014 y especialmente desde 2022, que algunos cifran en más de 500.000; los más de 600.000 en Etiopía y el Tigray (2022); los 1600 civiles arrasados en la campaña internacional contra el Dáesh en Raqqa en 2017; los 25.000 rohingyas muertos y la expulsión de 700.000 personas desde Myanmar desde 2016;  los más de 200.000 muertos en Siria desde 2011, especialmente en manos del régimen; los más de 10.000 civiles muertos en Yemen y los no contados en las guerras civiles en Libia desde 2011; los entre 150.000 y 500.000 civiles muertes tras la invasión estadounidense de Irak (2003); los entre 100 y 200.000 muertos en Darfur y Sudán (2003-2005); los más de 200.000 en Afganistán desde 2001. Son sólo estadísticas, pero sirva este prolijo recuento para dar una imagen de la magnitud del agujero que hoy en Gaza. No sólo se amplifica, sino que se avala para el futuro.

En segundo lugar, el auge de bloques reaccionarios también tiene hondas raíces. Por un lado, por el cierre autoritario y con guerras devastadoras de grandes procesos de cambio social como las oleadas de revueltas árabes de la década pasada en Túnez, Egipto, Siria, Libia, Yemen, Irak, Líbano, Sudán y Argelia y en otros países con menor intensidad. Por otro lado, por el lento y constante crecimiento de movimientos ultra reaccionarios aliados en todo el mundo, desde Donald Trump, Vladimir Putin, Viktor Orban, Salvini y Meloni en Italia, Bolsonaro, Duterte en Filipinas y Bukele en El Salvador, entre otros muchos. Todos han alentado una ideología contra derechos para pelear contra los logros del movimiento feminista internacional, han utilizado a las personas de otros orígenes como chivos expiatorios intentando ampliar la zona de excepción de las fronteras al interior de los países y han alentado un capitalismo neoliberal autoritario. Hoy, la masacre en Gaza puede ser una nueva vuelta de tuerca de más recortes de derechos, también en Europa; más racismo, discriminaciones y aún más señalamiento a las poblaciones de orígenes árabes, musulmanes y judías.

En tercer punto, como señaló también Santiago Alba Rico en estas páginas, la democracia suma una nueva fisura a su cuestionamiento, cuando muchas democracias liberales avalan los crímenes de guerra en Israel. Lo han apuntado desde diferentes enfoques Olga Rodríguez, al señalar la pérdida de autoridad moral y democrática de EEUU y Europa; Nathalie Tocci al exponer el doble rasero europeo en su apoyo a Ucrania frente a Gaza; y también el máximo exponente, de ese mundo de ayer de Europa, Dominique de Villepin. El ministro de Asuntos Exteriores de Francia durante la invasión de Irak en 2003 ha afirmado que esta política de fuerza "es un callejón sin salida y nos acabará llevando a una batalla frente contra frente. Occidente contra el resto del mundo, civilización contra civilización, lo que supone una perspectiva terrorífica". Es decir, no se trata sólo de silenciar las críticas y luchas internas del proyecto occidental, sino de enfrentar bloque contra bloque. El peligro pasa por arrasar aún más no sólo las alianzas por la justicia entre personas de diferentes orígenes geográficos, también, por aumentar las represiones internas.

Y cuarto, porque, aunque parezca fuera del debate internacional hoy en día, la crisis ecosocial avanza con rapidez. Si hace años se debatía sobre superar la gobernanza climática liberal para avanzar en la reducción del cambio climático, hoy los 20 países principales productores de combustibles fósiles han anunciado que en 2030 duplicarán el máximo internacional de emisiones estipulado en el Acuerdo de París, pese a que el desastre no deja de avanzar en todo el mundo: devastadores incendios e inundaciones, incremento de días con temperaturas incompatibles con el ser humano y que rozamos el punto de no retorno que supondrá superar los 1,5 °C sobre la época preindustrial.

En estos momentos de agitación, en este laberinto de los perdidos, como ha titulado Amin Maalouf su último ensayo, creo que es más necesario que nunca poder convivir con la incertidumbre de estos tiempos a la vez que no cesar de tejer constelaciones de fragilidades y alianzas por la justicia global. Ambas son necesarias para poder cesar la barbarie y destrucción en Gaza, que aún no sabemos si será un gran punto de inflexión mundial, pero sí que conocemos sus gravísimas consecuencias.

Antes de volver a llorar por "El mundo de ayer", toca seguir actuando. Hoy, más que nunca, es necesario partir de las lecciones históricas de la coexistencia en Europa de una guerra civil interna entre clase, imperios y otros clivajes, pero también la de una guerra expansiva exterior contra otros pueblos a los que ha sometido y explotado mediante esclavitud y colonialismo, como escribió Santiago Alba Rico. Es necesario apoyar desde todos los Gobiernos posibles todas y cada una de las votaciones de la Asamblea General de Naciones Unidas que señalan un camino de respeto de normas internacionales. Sobre todo, es clave apoyar las manifestaciones por Palestina en todo el mundo. Son una base no sólo para decir "no, en mi nombre", sino para construir una frágil pero necesaria posición por la justicia internacional, basada en la memoria y el derecho. Nos van las vidas en ello. Las de Gaza y muchas más.

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Oriente Próximo,palestina
Una mayoría democrática contra lo peor de nuestra historia https://blogs.publico.es/dominiopublico/11504/una-mayoria-democratica-contra-lo-peor-de-nuestra-historia/ Mon, 13 Nov 2023 06:02:22 +0000 https://www.publico.es/es/?p=11504 Continuar leyendo "Una mayoría democrática contra lo peor de nuestra historia"]]> Las negociaciones han llegado a su fin. Después de más de tres meses y medio desde las elecciones del 23J que dieron el actual mapa político, todo parece indicar que, en la sesión de investidura convocada para este miércoles y jueves, Pedro Sánchez saldrá como presidente de un Gobierno de coalición con Sumar gracias al apoyo de las fuerzas periféricas, nacionalistas e independentistas. Feijóo, la gran apuesta del PP para extender su perímetro electoral, se queda sólo con Vox y su filial navarra, incapaz de sumar más apoyos a su candidatura.

Cabe decir que no ha faltado tensión en estos meses. El fracaso de Feijóo a finales de septiembre dejaba en bandeja a Sánchez la investidura, pero los pactos con las formaciones independentistas catalanas no han sido fáciles. Así como el nacionalismo vasco garantizó el apoyo al actual presidente del Gobierno desde un inicio, tanto ERC como Junts, han puesto las cosas más difíciles. ERC subió el listón de la negociación una vez comprobó que Junts giraba discursivamente y que también se abría a pactar con el PSOE. La eterna competición entre republicanos y posconvergentes es un factor clave para entender la política catalana en los últimos diez años y seguirá siendo así en un futuro. Ambas formaciones, no sin idas y venidas, han acordado con el PSOE una ley de amnistía para normalizar la situación social y política en Catalunya después de las consecuencias de años de judicialización del proceso independentista, medidas de fortalecimiento del autogobierno y mecanismos para seguir dialogando y buscar una salida democrática al conflicto territorial.

Sin embargo, más allá de las negociaciones y del contenido de estas, es interesante observar el tipo de coalición que conforman las fuerzas parlamentarias y políticas que investirán a Pedro Sánchez esta semana. No es una mayoría de izquierdas, como sí lo era la legislatura anterior. Al papel estabilizador que jugó el PNV la pasada legislatura se le suman los votos de Junts y de Coalición Canaria, que también ha entrado en la ecuación. Las tres formaciones se sitúan en el centroderecha y, por lo tanto, la agenda redistributiva que pudiese tener el actual gobierno de coalición podría verse frenada en su ambición. Es más, el PSOE, que siempre juega con la geometría variable, podrá equilibrar el pese de Sumar, ERC o Bildu al contar con PNV, Junts y CC dentro de esta nueva mayoría parlamentaria. Tampoco es una mayoría plurinacional al uso. Recordemos que el PSOE es un partido que apuesta por el Estado autonómico mientras que Sumar es una coalición de partidos regionalistas, autonomistas y federalistas con notables diferencias en cuanto a la articulación territorial. Como también existen diferencias entre el PNV y Bildu y el independentismo catalán. No existe un modelo territorial que sea del gusto de la mayoría de las formaciones políticas que integran esta mayoría de la investidura.

Lo que sí es esta mayoría política plural que dará apoyo a Sánchez en el Congreso de los Diputados es una mayoría democrática. Una mayoría contra la regresión democrática que España podría haber vivido después del 23 de julio y que estos días estamos viendo claramente con la actuación del PP y Vox en las calles. Desde la crisis de 2008, las democracias avanzadas viven un proceso de erosión interno del que parece difícil escapar. En multitud de ellas han ganado opciones de derecha radical que desde dentro han iniciado un proceso de demolición de derechos y libertades políticas y civiles y de desmontaje institucional para convertir los sistemas democráticos en un simple mecanismo de elección política. Han vaciado el contenido sustantivo de la democracia apoyándose en la polarización política, social, ideológica y afectiva.

Sucedió en EEUU y Brasil, también en Hungría y Polonia. Y aunque en algunos de estos países afortunadamente las fuerzas de derecha radical fueron derrotadas en las urnas, las consecuencias democráticas han sido terribles: radicalidad, violencia, inestabilidad y odio. Es lo mismo que está sucediendo en España estos días. Una vez comprobado que Sánchez tendrá mayoría para iniciar la legislatura, la derecha y la extrema derecha política, social y mediática se han lanzado en tromba y está vez recurriendo a la violencia política. Los discursos de Ayuso hablando de dictadura en España o los de Abascal llamando a la Policía Nacional a desobedecer ordenes de sus superiores y unirse a las protestas contra el PSOE en Ferraz son gasolina para la coalición de ultraderechistas, falangistas y nazis que incendian las calles en Madrid. Una gasolina que se une a la actuación de una parte de la judicatura, que se ha lanzado en tromba contra una ley de amnistía que ni siquiera ha visto a la luz, o de algunos sectores de la Guardia Civil que tienen fantasías golpistas.

Asistimos a un fortalecimiento del nacionalismo español como hacía tiempo que no se veía. Un nacionalismo excluyente, esencialista y violento que es capaz de usar la violencia política, ya sea discursiva o físicamente, y de intentar subvertir las reglas democráticas para mantener intacta su limitada visión de España. Es un nacionalismo que detesta la diversidad, especialmente la interior, la de su propio país, y que no soporta que está pueda ser políticamente reconocida. Un nacionalismo que ha pasado de gritar contra la amnistía a hacerlo contra la población LGTBI+ y contra los migrantes en poco menos de una semana. Si el nacionalismo exacerbado es siempre negativo, el español lo es más si cabe al ser profundamente reaccionario, antidemocrático y antipluralista. Un nacionalismo que aspira, en definitiva, a devolvernos a lo peor de nuestro propio pasado: a la negra noche de la reacción. Eso es lo que vemos estos días en las calles y que tienen en Vox, en el Ayusismo y en todos los influencers de extrema derecha su brazo político.

Esta nueva mayoría plural tiene que ser consciente de ello. De que el adversario no entiende de reglas democráticas y de convivencia política y social. Sólo entiende de atizar la llama de la crispación, del odio y del enfrentamiento; de activar las peores pasiones de su base y de tensionar la convivencia entre españoles; de sembrar dudas sobre el proceso político y de deslegitimar el sistema democrático. Sólo entiende, en definitiva, de conseguir ellos la victoria a toda costa, aunque esto signifique un deterior democrático sin precedentes.

Ante esto, todos los actores que la conforman deben ser ambiciosos y no retroceder en su agenda política, social, institucional y territorial. Para volver a meter al genio del nacionalismo español en la lámpara es necesario convencer a la mayoría social española de que las reformas económicas y sociales pueden coexistir con un fuerte impulso en la mejora del autogobierno y en la federalización del Estado. La izquierda y las fuerzas nacionalistas deben darse la mano y canalizar las demandas y reivindicaciones sociales y territoriales uniendo redistribución y mejora de la calidad de vida a una transformación territorial que acepte de una vez por todas que España es un país plurinacional. Del éxito de esta misión depende que España regrese a lo peor de su historia.

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ERC,Partido Popular,Pedro Sanchez,PNV,PSOE,Vox
Investidura II: enfriar el calentón por la amnistía https://blogs.publico.es/dominiopublico/11902/investidura-ii-enfriar-el-calenton-por-la-amnistia/ Mon, 13 Nov 2023 06:01:05 +0000 https://www.publico.es/es/?p=11902 Continuar leyendo "Investidura II: enfriar el calentón por la amnistía"]]> Si Pedro Sánchez consigue gobernar la legislatura entera, habrá sumado nueve años al frente del Ejecutivo, con pandemia global y dos guerras que tienen al mundo patas arriba, en sufrimiento y en un miserable doble rasero entre la actitud con Ucrania y la ídem con Palestina. Todavía está por ver cómo termina todo esto, más allá del olor a muerte infantil, inocente, y la inhumanidad supina que empapa las instituciones europeas y norteamericanas.

Mientras, en España, derecha, ultraderecha y el esperpento patrio -valga la redundancia- se han aliado en concentraciones contra una ley de amnistía para la judicialización de un procés -no nos cansaremos de repetirlo- que nunca tenía que haberse producido si la derecha hubiese hecho su trabajo en el Gobierno de Mariano Rajoy, que para eso les pagamos: política, nada más y nada menos.

Si nada se tuerce (nunca se descarta), en las próximas horas conoceremos ese oscuro objeto del deseo en que se ha convertido el texto de la propuesta de ley y es posible que, teniendo en cuenta los bulos que han surgido sobre ella sin conocerla siquiera, alcancemos esta semana cotas de surrealismo onírico en las calles, en las sedes de los partidos o en las instituciones que ocupan PP y Vox. Más allá de que el "inconstitucional" (o no) que le ha colgado la (ultra)derecha no lo conoceremos hasta que se pronuncie el Tribunal Constitucional dentro de meses por mucha prioridad que le diera, todavía hay que pasar un trámite parlamentario que se aventura largo; más, en el Senado, donde el PP dejará de respirar con todas sus fuerzas para alargar la amargura del trago socialista, sobre todo. El PSOE garantiza la constitucionalidad de la futura ley, pero yo jamás andaría tan ufana por los pagos de togas, que los carga el diablo envuelto en una rojigualda.

Es insostenible la situación de tensión y violencia azuzada por un PP que lanza la piedra con la que radicales ultraderechistas aporrean a la policía y esconde la mano; al menos, Vox va de frente con su desacomplejada antidemocracia de copa y puro pidiendo a fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado y a los militares que se levanten contra Sánchez y un Ejecutivo que será respaldado por PSOE, Sumar, ERC, EH Bildu, Junts, PNV, BNG y Coalición Canaria y rechazado por PP, Vox y UPN. No hay precedentes en 15 años de tan triste oposición, encima, con el lazo de la ultraderecha envolviendo el paquete.

Una vez conseguida la investidura de los desvelos de tanta gente, PSOE, Sumar y sus socios tienen un reto prioritario, que consiste en gobernar dejando sin argumentos a los de la ruptura de España, la "dictadura" o la dictablanda. Apelando siempre a la seducción en la política, hay dos instrumentos tan complejos como decisivos para amansar a las fieras, al menos, fuera de Madrid, que no es poco porque es el resto de España: las reformas de la financiación autonómica y la fiscal que permitan materializar la agenda social del Gobierno de coalición y a los territorios (mayoritariamente de PP y Vox) arrimar el ascua a su sardina. No escribo nada revolucionario: ambas cuestiones están en el pacto de PSOE y Sumar para la legislatura y son diáfanas. "ADMINISTRACIONES PÚBLICAS: 1. Nuevo modelo de financiación autonómica. 2. Mientras esta reforma no se produzca, en los Presupuestos se garantizará a la Generalitat Valenciana y al resto de comunidades autónomas infrafinanciadas la prestación de los servicios públicos al mismo nivel que el resto del Estado (...) IMPUESTOS: 1. Hacer más progresivo el IRPF e igualar la tributación de las rentas del capital y el trabajo. 2. Promover un Pacto de Estado contra el Fraude Fiscal. 3. Establecer una tributación mínima suficiente en el Impuesto sobre Sociedades. 4. Revisar los gravámenes sobre la banca y las empresas energéticas". 

Hay trabajo, muchas negociaciones y mucho debate del "¿Qué hay de lo mío?", "A mí me das menos", "Me tienes manía", "Todo va para Catalunya"... Muy adulto, pero si hay transparencia, pedagogía y se logra una buena reforma de la ley de financiación autonómica (la última es de 2009 sobre la de 1980), es difícil que los territorios de (ultra)derecha no la apoyen, aunque sea a regañadientes, aunque sigan con el cacareo cada vez más apagado de la amnistía. ¿Qué es lo peor que puede pasar? ¿Qué se convenza a Murcia, por ejemplo, de que no es la amnistía, sino el efecto aspirador de Madrid el que resulta insolidario y le perjudica? Hasta sería posible que, al final, fuera Díaz Ayuso la que pidiera la independencia, al tiempo.

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Ana Pardo de Vera,PSOE
Europa es moral y espiritualmente indefendible https://blogs.publico.es/dominiopublico/57481/europa-es-moral-y-espiritualmente-indefendible/ Mon, 13 Nov 2023 05:49:00 +0000 https://www.publico.es/es/?p=9997 Continuar leyendo "Europa es moral y espiritualmente indefendible"]]> "Una civilización que se muestra incapaz de resolver los problemas que suscita su funcionamiento es una civilización decadente. Una civilización que escoge cerrar los ojos ante sus problemas más cruciales es una civilización herida. Una civilización que le hace trampas a sus principios es una civilización moribunda". Así hablaba Aimé Cesaire en su Discurso sobre el colonialismo sobre la civilización occidental en los años cincuenta. Aparentemente, el triunfo sobre el nazismo y el fascismo había liberado a Europa de los regímenes que inundaron de horror el mundo, sin embargo, visto desde los pueblos colonizados, los fascismos y la guerra apenas habían desenmascarado el verdadero rostro de la civilización occidental.

Cesaire supo ver que expansión colonial y civilización occidental van de la mano; que el nazismo pudo prosperar y expandirse por la connivencia de esa civilización que veía en él un fenómeno pasajero y no la barbarie suprema que hacía tiempo se aplicaba a los pueblos no europeos. Decía que Europa antes de ser víctima del nazismo había sido cómplice, que había apoyado al nazismo antes de padecerlo, que lo había legitimado porque se aplicaba fuera de sus fronteras.

Podemos acercar esta reflexión a lo que ocurre en estos momentos en Oriente Próximo y explicar las raíces profundas de la complicidad europea en el genocidio de los palestinos.

El conflicto colonial sionista en Palestina tuvo su origen en Europa, y ni siquiera podemos decir que se inició con la autoproclamación del Estado sionista israelí en 1948. Todo empezó mucho antes. El colonialismo fue, y es, la condición necesaria del capitalismo; y fueron las potencias europeas las que al tiempo que ponían en práctica el expansionismo saqueador y el exterminio de las poblaciones de los territorios colonizados, necesitaron desarrollar una ideología que, ante sus propias poblaciones, justificara el genocidio y la barbarie.

El colonialismo de asentamiento, que es el que practica el ente sionista en Palestina, implica acabar con la población nativa mediante la expulsión o el exterminio, borrar todo resto de memoria y cultura del territorio, y no permitir que sobrevivan ni los niños y las mujeres porque está en ellos el futuro de Palestina. Para ello, paradójicamente, la Ilustración ha proporcionado los instrumentos racionalizadores capaces de justificar las violencias más atroces: la racionalización instrumental con arreglo a fines y el cálculo económico. En este caso, garantizar la hegemonía occidental en Oriente Próximo, un territorio del que necesita para subsistir el control de las rutas comerciales, de las fuentes energéticas y del mercado.

Esa comunidad internacional minoritaria que se autodenomina Occidente Global, vive en un mundo disociado. Por un lado, los principios universales que dice defender y que guían sus actos; por otro, unas prácticas antagónicas con esos principios. Aunque lo cierto es que en este mundo postmoderno en que habitamos se han normalizado los discursos esquizofrénicos en los que se sostiene una idea y su contraria casi de forma simultánea. Se dice que los palestinos tienen derecho a resistir al colonizador, al tiempo que se les recrimina por resistirse. Se afirma que el Estado sionista israelí está violando todas las convenciones y resoluciones internacionales al tiempo que se dice que tiene derecho a defenderse.

Los valores humanistas y civilizatorios que, en el tránsito del fundamentalismo cristiano medieval hacia la modernidad, se enarbolaron como principios universales, se colocan en un plano abstracto, ideal, sin que se plantee su materialización práctica y sin que los datos objetivos (la esclavitud, el saqueo, el genocidio) destruyan su credibilidad. Los fines, para esa racionalidad occidental anglosajona y europea, serán la acumulación económica, la pervivencia del Estado y la salvaguarda del modo de vida occidental. Todo lo demás: el asesinato, el exterminio de los pueblos, la demolición de casas, las detenciones arbitrarias, el expolio de los recursos naturales.... son sólo daños colaterales o consecuencias no queridas equiparables a los desastres naturales (terremotos, riadas, huracanes, etc.). Al fin de al cabo, estadísticas que serán borradas tarde o temprano de la memoria de los pueblos civilizados.

El proyecto democrático y civilizador europeo hizo necesaria la deshumanización de los pueblos nativos para sostener la gran cruzada civilizatoria, y esta deshumanización se ensartó en las corrientes supremacistas y nacionalistas que permeaban toda Europa contraponiendo la civilización europea a los "salvajes"-el jardín frente a la selva, que diría Borrell-. Había que llevar la civilización, la modernidad y el progreso a unas gentes que no eran conscientes del valor económico de la tierra en que vivían.

El sionismo estructura al Estado israelí y a su sociedad de la misma forma que el humanitarismo occidental define nuestras respuestas europeas ante la limpieza étnica y el genocidio de los palestinos. Respondemos ante el genocidio de los palestinos comenzando siempre nuestros discursos condenando el "terrorismo de Hamás", o la muerte de civiles sean del bando que sean. Y en ese principio está ya implícita nuestra posición, lo que estamos dispuestos a hacer y lo que no, están ya implícitos los límites de nuestro compromiso y nuestra solidaridad con el pueblo palestino.

El sionismo nació en el continente europeo y prosperó en un contexto filosófico que proclamaba la civilización europea frente al salvajismo de los pueblos a los que quería someter y saquear. La Declaración universal de los Derechos Humanos tuvo lugar el 10 de diciembre de 1948, el 14 de mayo de 1948 se había autoproclamado el Estado de Israel poniendo en marcha la limpieza étnica (Al-Nakba) de la población originaria palestina que continúa hasta hoy, cada vez con mayor crueldad e impunidad. El huevo de la serpiente había eclosionado en Palestina, pero fue puesto en Europa; y la declaración de Naciones Unidas se convertía así, para el caso de Palestina, en un alegato retórico tranquilizador de conciencias pusilánimes, incapaces de poner en práctica los principios que decían defender.

Hay una conexión lógica y práctica entre el nazismo, o los fascismos, y las prácticas del Estado sionista israelí. No son descabelladas estas conexiones que establecemos intuitivamente poniendo unas al lado de otras las imágenes de los campos de concentración judíos y las de Gaza, las de los niños judíos y los niños palestinos aterrorizados. Ciertamente, los fascismos no terminaron con la guerra, pero tampoco se iniciaron con Hitler ni Mussolini ni Franco. Si los definimos como regímenes supremacistas y racistas, no cabe duda de que tanto la sociedad europea como sus instituciones han dado muestras en sus prácticas y políticas, camufladas primero bajo las consignas igualdad, libertad y fraternidad, y después con la tolerancia y la multiculturalidad, de pensarse y sentirse superiores al resto de los Estados y pueblos. Decía W. Reich que «El fascismo es un fenómeno internacional, potencialmente presente en toda sociedad humana en la que exista el racismo»; pues bien, se trata de un hecho, no de una posibilidad en el caso de Europa y sin duda aplicable a Estados Unidos desde sus orígenes como Estados.

En la última década del siglo XX y lo que llevamos de siglo XXI estamos asistiendo al florecimiento de viejas y nuevas formas de fascismos, lideradas por Estados Unidos, que adquieren distintas expresiones: guerras interpuestas en África, guerras económicas, bloqueos y sanciones en América Latina, lawfare, operaciones encubiertas como las revoluciones de colores, terrorismo financiero, extorsión, intervenciones humanitarias, golpes de estado, y un largo etcétera. No se trata sólo de intereses económicos y de expansión imperialista. El racismo y la ideología supremacista son consustanciales al capitalismo como sistema económico y al liberalismo como ideología, ya que sin esta ideología no pueden sobrevivir. En todos estos procesos, Europa ha reaccionado de la misma forma, acogiéndose a los principios universales, a los derechos humanos, para tolerar la injerencia estadounidense, para consentir la destitución o asesinato de presidentes no convenientes. Tras el declinar de las potencias europeas, éstas pasan de ser ejecutores directos a cómplices necesarios del colonialismo sionista en Palestina.

Los sistemas políticos a los que llamamos democracias no se han desarrollado en oposición al fascismo, sino sirviéndose de él para legitimar su expansión y controlar a sus poblaciones atemorizándolas con un mal mayor. Lo que estamos viendo desde el 7 de octubre en territorio palestino es el espejo que refleja el ser más profundo de Europa, una civilización moribunda que sabe que lo que hacen los sionistas a los palestinos es lo que llevan haciendo los europeos y anglosajones durante siglos a todos los pueblos que han colonizado. La única diferencia está en que, tras la Segunda Guerra Mundial, ha sido Estados Unidos quien ha liderado el saqueo.

El colonialismo sionista y su barbarie no es el resultado de unas pocas mentes asesinas, o de algunos gobernantes sociópatas, como quieren hacernos creer ciertos humanistas europeos. El colonialismo, decía Sartre, es un sistema, y para que funcione como tal abarca todos los ámbitos de la vida: la economía, la psicología, la cultura, la política... y de la misma forma que ningún pueblo puede desarrollarse y sobrevivir bajo régimen de ocupación, ninguna nación sobrevivirá ni moral ni políticamente consintiendo las atrocidades que comete el colonialismo sionista en Palestina.

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Yahvé en Gaza https://blogs.publico.es/dominiopublico/10174/yahve-en-gaza/ Sun, 12 Nov 2023 08:00:00 +0000 https://www.publico.es/es/?p=10174 Continuar leyendo "Yahvé en Gaza"]]> Decía Hannah Arendt que, a diferencia del poder, que se legitima a sí mismo, la violencia necesita justificación. Es verdad, salvo que la violencia sea tan grande, tan abiertamente destructiva, tan fuera de toda escala humana, que coincida con el máximo poder imaginable: el de Dios mismo. La violencia de Dios es, en efecto, la única que, como el poder, no necesita justificarse. Hemos visto cómo este elemento teológico opera en el discurso de Netanyahu, cuyas citas bíblicas invocan al Yahvé justo y colérico que llamó, por ejemplo, al exterminio de Amalec y sus descendientes: "Borraré la memoria de Amalec de debajo del cielo" (Éxodo 17:14), "borrarás la memoria misma de Amalec de debajo del cielo" (Deuteronomio 25:17), "ahora ve y hiere a Amalec, y destruye a hombres como a mujer, a niño como a lactante, a buey y oveja, camello y asno" (Samuel 15:1).

Como sabemos, el movimiento sionista, fundado en 1897 por el húngaro Theodor Herzl, nació en círculos europeos laicos y utilizó "la promesa de Yahvé", tras barajar otras ubicaciones para el futuro Estado de Israel, en razón de su mayor poder movilizador. Ahora bien, el Gobierno de Netanyahu está compuesto de integristas religiosos que, al esencialismo sionista, añaden un fanático fervor bíblico, inseparable de su supremacismo belicoso. Cuando se compara Hamás con el Estado Islámico se olvida que sería mucho menos abusivo sostener que es el yihadismo judío el que gobierna hoy en Tel Aviv.

Dios es todopoderoso y su violencia no necesita justificación: emana de su propia sustancia como expresión espontánea de su divinidad. El discurso de Netanyahu y sus zelotes, trufado de citas bíblicas, es fundamentalista, sí, pero el poder de Dios se manifiesta sobre todo en su poder de matar desde el cielo, sin mediación humana, a través de la más alta tecnología. La horizontalidad es propia de mindundis despiadados que necesitan acercarse a otro cuerpo para acuchillarlo; a mayor poder, en cambio, mayor verticalidad, mayor distancia y, en consecuencia, mayor inocencia.

La violencia terrestre produce víctimas; la violencia aérea produce cifras. Nos horrorizan las víctimas, por pocas que sean, porque tienen rostro y nombre; nos fascinan las cifras, que se multiplican por sí mismas y piden más y más levadura. La hasbará sionista no juega solo con palabras. Sabe que sus bombardeos son inocentes porque matan a más gente; y son inocentes porque llevan la marca tecnológica de la cólera celeste. ¿No hay algo profundamente fascinante, vistosamente convincente, en las medusas de fósforo blanco cayendo sobre la ciudad? ¿No hay algo sublime en los bólidos luminosos que surcan el cielo nocturno y desatan incendios rojos entre las casas? Yahvé destruyó Sodoma pese a los ruegos de Abraham: "¿Destruirás también al justo con el impío? Quizá haya cincuenta justos dentro de la ciudad: ¿destruirás también y no perdonarás al lugar por amor a los cincuenta justos que estén dentro de él?". Yahvé, como sabemos, no encontró ni siquiera diez e "hizo llover sobre Sodoma", dice el Génesis, "azufre y fuego de parte de Jehová desde los cielos"; y "destruyó la ciudad, y toda aquella llanura, con todos sus moradores, y el fruto de la tierra".

Israel ha puesto su tecnología militar al servicio de una misión religiosa que es tanto más justa cuantos más misiles y aviones despliega en el cielo de Gaza, que es tanto más legitima cuantos más niños mueren entre sus escombros. Solo un Dios puede matar a un niño; solo un Dios muy justo, muy magnánimo, muy cargado de razón, puede matar a cuatro mil. Como he escrito otras veces, el fin nunca justifica los medios, pero los medios (de destrucción) justifican siempre todos los fines.

Más allá de cierto umbral, la violencia excesiva es omnipotencia divina. Está por encima de las leyes terrestres y sus tipos penales. La máxima violencia no tiene ni responsabilidad ni autoría: los israelíes son asesinados por mano aleve e inhumana; los palestinos mueren por una especie de inercia ecológica sobrenatural. Por eso mismo, la omnipotencia divina, que prorrumpe desde el cielo y en la distancia, como la tempestad, nos deja mudos a los que la contemplamos. Pues es  mudez, sí, la desproporción existente entre lo que puede decir el lenguaje humano, con sus hipérboles de gorrión, y el aguacero de azufre que se abate día y noche sobre Gaza. Hablamos demasiado porque caen demasiadas bombas, a modo de eco impotente, pero mientras que las "demasiadas bombas" dicen exactamente lo que tienen que decir, las "demasiadas palabras" son ya mucho más huecas que el silencio. La operación israelí contra Gaza es, ay, de una eficacia asombrosa: mata muchos amalecitas, llamados también palestinos, publicita la omnipotencia terrible de Yahvé y vuelve inaudibles todas las palabras de protesta o de dolor. Las bombas de Israel ridiculizan todas las lenguas de Babel.

A alguien podría asombrarle que los discursos religiosos convivan con la más refinada tecnología, pero la historia no es progreso sino desmoronamiento: acumula y actualiza sin parar todas las ruinas del espíritu humano. De hecho, en el caso de Israel puede decirse que la tecnología armamentística tiene una indudable dimensión teológica: hace realidad, cuatro mil años después, el poder de Yahvé de destruir ciudades desde el aire. Los misiles y las bombas convierten Gaza en un escenario bíblico que el gobierno integrista de Tel Aviv y miles de israelíes celebran como repetición y colofón de una revancha antigua en la tierra de Canaan. El Holocausto nazi ya no es el referente, salvo porque algunos israelíes condenarían a las cámaras de gas a los judíos que defienden valores universales: eso le deseaba en un vídeo reciente una mujer israelí, elegante y cargada de razón, a un compatriota que denunciaba las matanzas de su gobierno. Creo que esta transformación de la sociedad israelí no se ha valorado lo suficiente: quiero decir que muchos israelíes ya no se viven a sí mismos como las víctimas del nazismo sino como los triunfadores de la Biblia: como instrumentos, si se quiere, del Dios justo y colérico que arroja azufre sobre las ciudades. No es una casualidad que, dentro y fuera de Israel, sean aquellos judíos fieles a la memoria del Holocausto los que valientemente protestan contra los crímenes de Netanyahu: no creen que la misión del judaísmo sea invertir las tornas sino impedir cualquier forma de repetición.

En realidad Israel nunca representó al judaísmo universal que construyó la mejor Europa y sucumbió a la peor Europa. Fruto y prolongación colonial del antisemitismo europeo, hijo del mesianismo nacionalista, subroga desde hace décadas el papel de Europa en Medio Oriente mientras se "orientaliza" a través de sus raíces bíblicas. Las indumentarias, las costumbres, son engañosas. Israel siempre fue un proyecto colonial religioso y hoy lo es más que nunca. Puede que muchos palestinos hayan acabado odiando a los judíos, pero no los odian porque sean judíos sino porque les han arrebatado sus tierras, se han apoderado de sus casas, apresan y torturan a sus hombres, asesinan a sus niños. Si sus ocupantes fuesen finlandeses odiarían quizás el Kalevala; y si fuesen budistas la rueda del Dharma. Pero no son antisemitas; son víctimas de una ocupación. El antisemitismo, no lo olvidemos, ha sido un fenómeno europeo y cristiano. No hay una guerra de religiones en Palestina y mucho menos una "guerra contra los judíos". Pero la guerra colonial contra los palestinos, la realmente existente, sí se asienta en un raíl religioso. Los palestinos, como los amalecitas, están en la tierra que prometió Yahvé a los judíos y contra ellos, por tanto, todo está permitido. Los misiles, las bombas, el fósforo blanco son citas de la Biblia como las decapitaciones de Daesh son citas del Corán. Las primeras víctimas de esta radicalización religiosa son los palestinos; luego los judíos, fragilizados por la barbarie israelí; después todos los que -allí donde las democracias apoyan el integrismo sionista y no el derecho internacional- seremos arrastrados en el vórtice de la destrucción sin fuerza moral para protestar contra los que, fabricados por nuestros crímenes, respondan en el espejo con violencia desesperada y terrorismo.

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Israel,palestina
Pobres, son tan pocos https://blogs.publico.es/dominiopublico/11383/pobres-son-tan-pocos/ Sun, 12 Nov 2023 07:45:00 +0000 https://www.publico.es/es/?p=11383 Continuar leyendo "Pobres, son tan pocos"]]> Con sordina, como si estuviera dentro del agua, como si fuera un astronauta, como si ya no quisiera entender más. Así vivo este impás, estos días difusos en que se manifiestan los que no van a gobernar, los que han perdido cuando pensaban que iban a ganar, los que se creen España y, de momento, aunque sea por poco, no ganan y se ponen a romperla porque o es suya o nada.

Y sí, en algún momento me asustó que Feijoo comparara la amnistía con el 23F, que Abascal declarara solemnemente que esto solo puede acabar con "el dictador en el banquillo o los que se oponen en prisión", que Ayuso afirmara que estamos en una dictadura de la que solo nos pueden salvar el Rey y el Ejército, que FAES sacara una nota diciendo que ha llegado el momento de pasar de las palabras a los hechos sin explicar a qué hechos se refiere.

Me dio miedo porque a veces, demasiadas veces, España es más suya que del resto. ¿Cuántos no ponemos banderas republicanas en nuestras ventanas por miedo, por evitar conflictos y miradas aviesas, porque la nacional acecha nuestros balcones y nuestras calles, impregnada de monarquía y de derechas, expulsando a los que creemos en otra España más amplia tan válida, tan luchada, tan merecida?

Y más allá de que se hayan adueñado de todos los símbolos, de que constantemente nos echen de la patria, pesa el hecho incontestable

de que no sueltan el poder Judicial desde hace más de un lustro y el Estado es incapaz de terminar con ese alzamiento exitoso. ¿De verdad no hay ningún mecanismo que termine con la ocupación del Tercer Poder? ¿Será verdad que no hay nada que hacer contra los okupas que retuercen la ley? Llevamos ya cinco años cojos del trípode que sostiene a cualquier estado democrático y todo lo sostenido por tres patas se tambalea cuando una le falta. Y ya se sabe que la impunidad empuja al crimen. Si ya se han quedado con una, ¿por qué no van a ir a por el resto cuando se les han escapado por poco?

Sin embargo, entre la incredulidad y el susto, viendo en las redes sociales los vídeos de los altercados, haciéndome consciente de que la mayoría son enajenados, ridículos pidiendo a la policía que les proteja de ellos mismos, rogando su complicidad en el delito, apagué el ruido y me puse a mirar los números. Hasta ahora hubo ocho días de protestas: nunca juntaron más de 8.000 personas. 8.000. Las comparaciones son siempre odiosas pero muy clarificadoras: en la Diada de este año, una de las menos multitudinarias desde que empezó el conflicto, salieron a la calle 150.000 personas. ¿Cómo pretenden arrebatar el Gobierno a los casi once millones de votantes y a los más de doce que lo van a hacer posible en el Parlamento? ¿Por qué creen representar a los 11 millones de personas que votaron a PPVox y que simplemente no tienen la mayoría? Esos 11 millones se quedan en casa porque saben que ser demócrata consiste en acatar el resultado de las urnas y dejar que los poderes del estado hagan su trabajo: legislar, ejecutar esas leyes, controlar que sean conforme al ordenamiento jurídico y que no vulneren derechos.

Si no vas a dónde están, si les quitas el sonido, si no dejas que te agredan sus gritos, si les miras desde la distancia real, esa en la que te haces consciente de que no pueden hacerte daño, dan risa. Aunque te ríes menos cuando piensas que el Poder Judicial todavía es suyo y que tú eres una cara conocida que no les gusta mucho. Aún así, siguen siendo unos pocos que hablan como si fuesen todos. Eso, en mi barrio, solía llamarse totalitarismo.

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Vox
Los días en los que casi, pero no, desaparece el Patronato de Protección a la Mujer https://blogs.publico.es/dominiopublico/10727/los-dias-en-los-que-casi-pero-no-desaparece-el-patronato-de-proteccion-a-la-mujer/ Sat, 11 Nov 2023 11:22:07 +0000 https://www.publico.es/es/?p=10727 Continuar leyendo "Los días en los que casi, pero no, desaparece el Patronato de Protección a la Mujer"]]> El otro día, tomando un café con Consuelo García del Cid, la escritora que más ha aportado a la recuperación de la memoria de las mujeres víctimas de los reformatorios franquistas, le dije que creía que, por fin, había llegado el momento del Patronato de Protección a la Mujer: "Ya se ha puesto de moda, Consuelo". Ha llovido mucho desde que ella, en 2012, publicó Las desterradas hijas de Eva.

Últimamente, y siempre con el trabajo de García del Cid de referencia, se ha escrito mucho sobre este sistema de ‘servicios sociales’ franquista para niñas y adolescentes. Este medio, de hecho, es una de las cabeceras que más se ha ocupado del tema. García del Cid no estaba del todo de acuerdo conmigo. Se está hablando mucho del Patronato, sí, pero todavía no lo suficiente.

Resulta muy complicado entender bien cómo se organizaban los reformatorios durante la dictadura. El Patronato de Protección a la Mujer: Prostitución, Moralidad e Intervención Estatal durante el Franquismo, la tesis de la profesora Carmen Guillén Lorente, es una de las grandes referencias teóricas a la que nos asomamos todas para descubrir qué, cómo, dónde, quién y por qué se permitió que, durante tantos años,  las niñas y las adolescentes españolas pudieran estar tan desprotegidas.

Cada vez hay más información, sí, pero sigue sin ser suficiente. A veces es escasa y, otras veces, confusa. El Patronato, reformulado en 1941, no desaparece por completo hasta 1985. En palabras de Guillén, "las jóvenes que permanecieron recluidas hasta esa fecha vivieron una transición tardía y silenciosa. Tardía porque hacía casi diez años que Franco, y con él su régimen, habían muerto; y silenciosa porque la institución pasó casi inadvertida para una sociedad que ya se movía al ritmo de la democracia".

Pero, bastante antes de que se traspasaran "las funciones y servicios en materia de protección a la mujer a cada comunidad autónoma" hubo un momento en el que parecía que el fin del Patronato estaba a punto llegar. La Transición pudo traer cierto respiro a las mujeres españolas y, efectivamente, así fue en algunos ámbitos, pero los cambios que se exigían en este sentido no se ejecutaron a tiempo.

Jaime Cortezo, nombrado presidente del Patronato en 1978, llegó al cargo con ganas de cambio. El político y jurista, "demócrata cristiano de pura cepa", declaraba en una entrevista a El noticiero universal que se esforzaría para que el Patronato "se modernice, se agilice y cumpla lo mejor que pueda con su función, siendo de verdad una ayuda, sin paternalismo, para muchas mujeres".

El autor de Situación jurídica de la mujer casada contaba entonces a la prensa que las mujeres que estaban tuteladas por el organismo llegaban por tres vías: "Unas vienen por propia voluntad, suelen ser muchachas sin medios para ganarse la vida, muchas analfabetas, o abandonadas por un hombre mayor que ellas con el que han tenido un hijo al que se creen incapaces de alimentar y educar"; las que llegaban por imposición de su familia y las que eran acusadas de ejercer la prostitución. Parecía mostrar un propósito firme por cambiar la institución, pero no lo hizo. Ni siquiera logró cambios simbólicos.

La prensa recoge en varias ocasiones su intención de convertir el Patronato en el Instituto de Promoción de la Mujer. De hecho, como recogen varios medios, Cortezo presentó en el Ministerio de Justicia el borrador de un anteproyecto de Ley para derogar la anterior.

Los objetivos del presidente eran tres: estudiar las normas jurídicas discriminatorias con las mujeres, modificarlas y mejorar los establecimientos. Entonces, según declara Cortezo, contaban con 123 centros y acogían a alrededor de dos mil mujeres, todos gestionados por órdenes religiosas.

El borrador para la transformación del Patronato en el Instituto de Promoción de la Mujer no preveía la continuidad de las órdenes, pero tampoco su exclusión: "Lo que sí es claro es que la Ley prescinde de todo concepto moral religioso". Él, un "demócrata cristiano de pura cepa" se mostró muy iluso con esas declaraciones.

Durante los primeros meses de su mandato, Cortezo visitó muchos de los centros. Al parecer hizo una encuesta entre las internas: "De todo esto, han surgido una serie de problemas que hay que resolver, principalmente los relativos a la alimentación, estancia e higiene de los centros; disciplina y preparación pedagógica que se le debe dar para que salgan del Patronato con una buena preparación cultural, cívica y laboral", decía. Un análisis mucho más naif de la situación de los centros que el que hacen las internas, desde luego.

Los cambios planeaban en torno al Patronato, pero tardaron mucho en alcanzarlo. En diciembre de 1978, El Diario de Burgos informaba que, a partir del Real Decreto Ley 33/1978, de 16 de noviembre, sobre mayoría de edad, las mujeres mayores de 18 años que seguían en centros del patronato tenían la oportunidad de abandonarlos.  Al parecer, según datos ofrecidos por el propio organismo, alrededor de doscientas decidieron quedarse y 69 se marcharon aquellos días de los centros.

Llegarían algo más lejos que el borrador de la ley de Cortezo, que no llegó a ningún lado. "Parece que la delicada tesitura política del momento dificultó", según escribe Carmen Guillén Lorente, "que el proyecto fuera tramitado en la legislatura que comenzaría en 1982. Para esa fecha, la tupida red de edificios y comunidades religiosas desplegada durante la dictadura continuó, aunque atenuada, manteniendo sus funciones vitales".

La complejidad de un organismo como tal, por el que pasaron miles de mujeres con circunstancias muy distintas, es evidente, e investigar sus tentáculos es complicado. Inmaculada Valderrama tuvo que matarse en uno de los centros, en 1983, para que alguien decidiera mover ficha con convicción. Todo llega más tarde para las mujeres

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franquismo
Aznar, ese gran asesor político https://blogs.publico.es/dominiopublico/10152/aznar-ese-gran-asesor-politico/ Sat, 11 Nov 2023 08:05:00 +0000 https://www.publico.es/es/?p=10152 Continuar leyendo "Aznar, ese gran asesor político"]]> La semana se encamina a su fin con una gran paradoja. España es, en sí, un país paradójico. Su estructura económica, su clima, su paisaje, su sentido del humor, sus culturas, su historia y, sobre todo, su política son elementos, en muchas ocasiones, contradictorios. Contrastes barrocos. Los tiempos acelerados que vivimos agudizan estas tensiones entre lo que ocurre y lo que parece ocurrir. España y sus paradojas.

Esta semana, un buen ejemplo de ello. Pedro Sánchez ha conseguido sumar al Junts de Carles Puigdemont a la mayoría que está llamada a apoyar a un nuevo Gobierno de coalición tanto en su investidura como en el desarrollo de la legislatura. Con este acuerdo signado en Bruselas entre el secretario de organización socialista, Santos Cerdán, y el secretario general de Junts, Jordi Turull, dan los números que deberían garantizar estabilidad política para los próximos años. Al PSOE le sobran, incluso, diputados. Ahora mismo cuenta con 179 votos a favor (PSOE, Sumar, ERC, Junts, EH Bildu, PNV, BNG y CC) y 171 en contra (PP, Vox y UPN).

Aquí está la gran paradoja de la semana. La política sigue su normalidad institucional mientras se expande la sensación de que nos encontramos en un momento de gran desestabilización política y social. Habrá debate de investidura la próxima semana, los días 15 y 16 de noviembre, en los términos recogidos en la Constitución. Previsiblemente, Sánchez será elegido presidente por el Congreso en primera votación, el jueves, con mayoría absoluta. Se conformará Ejecutivo, se diseñará su estructura y ministerios y serán anunciadas las personas que se pondrán al frente de las distintas carteras en los próximos días. Se empezará a hablar de unos nuevos presupuestos, aunque quizás los plazos van demasiado ajustados para lograr unas cuentas nuevas para el próximo año...

El conflicto catalán queda, tras los acuerdos del PSOE tanto con Junts como antes con ERC, a expensas de encontrar una solución dentro de una hoja de ruta delimitada en la institucionalidad y encuadrada en el diálogo. El año que viene habrá elecciones vascas, gallegas y europeas y la ciudadanía podrá volver a expresarse en las urnas y plasmar sus posicionamientos políticos. Los datos económicos y de empleo son positivos en comparación con las tendencias de otros países de la UE... Y, sin embargo, ante esta estabilidad real, se expande, como decimos, la alucinación de que todo se va a pique. Pero España ni se hunde ni se rompe.  

Ya es un clásico que, ante cualquier avance hacia una resolución política del conflicto territorial entre el Estado y Catalunya, las derechas españolistas rujan y aumenten los decibelios del debate público sin que ello conlleve, automáticamente, una consecuencia palpable en la política real. Desde junio de 2018, cuando Mariano Rajoy se despidió de la Moncloa, el Gobierno del Estado se apoya en una mayoría progresista y plurinacional en el Congreso pese a las grandes broncas protagonizadas por la derecha, bien sean por el relator, ora la mesa de diálogo, ora los indultos a los dirigentes independentistas o, en estos momentos, la amnistía. Mucho ruido, pocas nueces, que diría William Shakespeare.

El PP tiene un problema y se llama Vox, lo hemos analizado en distintas ocasiones. Con el partido ultra como principal aliado, el de Alberto Núñez Feijóo tiene imposible entenderse con las derechas nacionalistas vascas y catalanas. Y sin ellas es muy compleja una aritmética para gobernar España, como se ha visto en los últimos cinco años. El nacionalismo español es incompatible y excluyente con otros nacionalismos periféricos que también se dan en el Estado español.

Este nacionalismo tiene muchos sectores diferentes en su seno, como se está evidenciando estos días en el zoo en el que se están convirtiendo algunas de las manifestaciones que se suceden en las sedes del PSOE. Algunos de estos fragmentos son más pintorescos que otros. En las algaradas nocturnas de las derechas se encuentran Cayetana Álvarez de Toledo con Santiago Abascal, Hermann Tertsch con los Ultrasur, la Falange con Esperanza Aguirre, Hogar Social con el Frente Atleti...

José María Aznar es el hombre que mejor puede representar a todos estos sectores y a los realmente influyentes en la vida política y social del país. Más allá de excentricidades, PP y Vox cuentan con amplios apoyos en el denominado deep state. Una judicatura conservadora, buena parte de los mandos militares y policiales, unos medios de comunicación de derechas con sede en la mayoría de los casos en Madrid regados con dinero público... Aznar, en coordinación con la presidenta autonómica madrileña, Isabel Díaz Ayuso, son buenos portavoces de este crisol de personas e intereses a los que les une ese nacionalismo español.   

Feijóo acepta impasible que el expresidente le marque el camino. Aznar dijo hace unos días, para hacer frente a la amnistía: "El que pueda hacer, que haga, el que pueda aportar, que aporte, el que se pueda mover, que se mueva". Y Sánchez logra 179 diputados. Aznar, ese gran asesor político. Aunque no está claro si asesora para llevar al PP al Gobierno o para señalarle cómo debe de ser la oposición que el partido de Génova realice a Sánchez. 

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Pedro Sanchez,PSOE
Traer hijos a este mundo https://blogs.publico.es/dominiopublico/9054/traer-hijos-a-este-mundo/ Sat, 11 Nov 2023 07:50:00 +0000 https://www.publico.es/es/?p=9054 Continuar leyendo "Traer hijos a este mundo"]]> Guardo en mi retina la imagen de niños temblando de miedo cubiertos de polvo, de niñas llorando desgarradas ante el cuerpo de la madre y del hermano muertos, de las incubadoras con bebés cuyas vidas se han apagado por los cortes de energía, de padres sacando los cuerpos de toda su familia de entre los escombros, de las huérfanas que son atendidas en estado de shock sin que haya nadie que les pueda cambiar un pañal sucio, de los brazos tatuados por los escolares para facilitar la identificación de su propio cadáver.

He visto en mi móvil el dolor y la infamia hacia quienes ya nunca se les caerán los dientes de leche. Y una y otra vez, me encuentro en la pantalla con una procesión de saquitos blancos del tamaño de un abrazo. Y cada uno de esos paquetes hechos de jirones que arroparon la inocencia, los ojos de los niños asustados, y los brazos sin vello que portan tatuajes fúnebres, van dejando una marca en mi memoria, una llama en mi corazón, y una culpa en mi conciencia. Durante semanas, me quedo bloqueada y me olvido de escribir. Sigo la causa palestina desde mi etapa universitaria, pero estoy muy lejos de comprenderla: la barbarie siempre es incomprensible. Hay días que necesito desconectar. Me justifico a mí misma, yo también tengo una hija y me pide que le haga caso cuando me habla de su cole.

Los niños palestinos ya no van al colegio, no pueden jugar, y soportan dolores e infecciones sin asistencia sanitaria. Los niños palestinos están sedientos y hambrientos y el consumo de agua salina les está provocando grandes problemas de salud y deshidratación severa. Sofia Samarah cuenta cómo el hambre hace mella en la población palestina que guarda cola durante horas para conseguir un día de comida. Los padres ya no comen para que puedan hacerlo sus hijos. Israel utiliza el hambre como arma de guerra, han destruido casi todas las panaderías de Gaza y no quedan reservas de productos alimenticios básicos en ninguna parte. Los camiones con suministros apenas entran y la falta de combustible hace imposible transformar el grano. El polvo, incrustado en los ojos y en la garganta de los más pequeños, las orinas y las heces por todas partes mezcladas con el olor a sangre y a muerte, perturban también a unas criaturas a las que hasta les han robado el alivio de poder dormir y descansar. El ruido de las bombas, de las alarmas antiaéreas y de los gritos es constante. En Gaza, las pesadillas los pillan siempre despiertos.

Cada día, el joven profesor palestino Muhammad Smiry deja el siguiente mensaje en su cuenta de X "todavía estoy vivo". Y cada día yo celebro ese mensaje, como si esas tres palabras aportasen algo de optimismo a un sinsentido que aparecerá definido en los libros de Historia como holocausto. En todas las redes sociales, las voces del pueblo palestino dicen lo que las bombas se empeñan en callar. Y todas y todos los que sobreviven en un infierno que solo los humanos son posibles de crear, nos piden a quienes estamos a salvo lo mismo: que no dejemos de hablar de su exterminio, que no dejemos de escuchar, que no dejemos de compartir sus testimonios. Que no nos olvidemos de Gaza. Como siempre, porque siempre olvidamos. Qué le vamos a hacer, si nosotras también tenemos que vivir.

En menos de un mes han sido asesinados más niños en Gaza que en un año de guerras en todo el mundo, 4325 hace dos días, más de 10.500 personas en total. En Gaza, muere un niño cada 15 minutos, dos en el tiempo que dura un recreo. Esos niños son iguales a los nuestros, les gusta ir al cole, los yogures, escuchar música, jugar, bailar, y ver dibujos animados. Los niños palestinos lloran si se hacen daño, echan de menos a su madre, tienen hambre, tienen sed, y también tienen miedo. Y a quienes consideran que asesinar niños está bien si es por una buena causa, solo puedo decirles que no hay castigo divino ni humano que les sea ajeno.

La deshumanización del pueblo palestino promovida por unos cuantos mandatarios occidentales y millones de lacayos en todo el mundo es tan aberrante que se me hace imposible atender ni a media justificación. Venga de quién venga. Pero este genocidio no nos es indiferente. Cada día, compruebo cómo esta masacre está haciendo mella en el ánimo de muchísimas mujeres a mi alrededor. Algunas madres profesionales no publican nada desde hace semanas. Otras me repiten lo mismo, que están bloqueadas. Mis amigas me confiesan lo que muchas pensamos "cómo pude traer hijos a este mundo". Y una chica me escribe para decirme que desde que empezó el genocidio hacia la población gazatí, ha empezado a plantearse si es buena idea tener un segundo hijo. Si algo nos revela esta barbarie es que ninguna madre puede proteger a sus hijos siempre.

En Gaza hay ahora mismo 50.000 mujeres embarazadas y 5000 de ellas darán a luz a lo largo de este mes de noviembre. Ellas tampoco tienen agua, ni comida, y muchas tendrán que ser sometidas a cesáreas sin anestesia, tal como asegura la propia ONU. La higiene es imposible y los hospitales están reutilizando materiales desechables. Tampoco hay médicos suficientes, ni matronas, y algunas mujeres paren entre los escombros. La asistencia sanitaria no llega a los recién nacidos que pasan hambre desde el mismo día de su nacimiento ya que muchas madres pierden la leche por el estrés. Preparar biberones de fórmula es casi inviable por la escasez de agua potable. Muchas de estas mujeres están ya enfermas o muy enfermas, y han visto morir a uno o a varios hijos. Algunas morirán en el parto sin conocer a sus bebés.

En un post de Instagram, la activista jurídica Noor Ammar Lamarty, aporta una lectura interesante sobre la reproducción de las mujeres palestinas como forma de resistencia a la ocupación de su pueblo, ya que mantener la población en medio de encarcelamientos, asesinatos y apartheid por sexos, ha sido clave para la causa palestina en el último medio siglo. Se calcula que esta estrategia de mantenimiento de la población empezó durante la primera intifada en los 90, cuando se produjeron más matrimonios y nacimientos que nunca. Hasta ahora, a los colonos la limpieza étnica no les había salido demasiado bien. Gaza es uno de los territorios más densamente poblados del mundo y la edad media de su población es de 17 años. Por eso, la violencia contra las madres y los niños y su aniquilación debe ser leída también como una forma ultra de violencia machista.

Durante lo más duro de la pandemia de la covid-19, nos decían que la vida siempre se abría paso en aquellos reportajes edulcorados con los que nos mantenían entretenidos para no deprimirnos en el calor de nuestras casas sin balcones. Pero hay algo más profundo en esa expresión, porque lo que se abre paso con cada nacimiento es la esperanza. Desde mi corazón de madre pienso en un futuro mejor para una población que en medio de su propia masacre, y con un enemigo mucho más poderoso, ha sabido abrirle los ojos al mundo cómo nunca antes. La causa palestina ya no le es ajena a nadie. Ellos y ellas nos han dicho, mirad a estos niños, y no hemos podido apartar la mirada. Los niños y las niñas de Gaza representan la esperanza de todo un pueblo y nosotros se la debemos a ellos. No nos cansemos de hablar de Gaza, porque el olvido y la indiferencia son las armas del opresor.

Estas son algunas de las ONG que ayudan a la infancia de Gaza y con las que podemos colaborar:

Unicef
UNRWA
Save the children
Oxfam Intermon
Médicos sin fronteras
Médicos del mundo
Acción contra el hambre
Aldeas Infantiles

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gaza,Israel,menores,palestina
Legislatura: momento Kraken https://blogs.publico.es/dominiopublico/9891/legislatura-momento-kraken/ Sat, 11 Nov 2023 06:02:00 +0000 https://www.publico.es/es/?p=9891 Continuar leyendo "Legislatura: momento Kraken"]]> La saga de películas de Piratas del Caribe, que empezó como adaptación de una atracción de Disney World y terminó creciendo hasta convertirse en sí misma en un monumento a imagen digital, presenta en su segunda entrega a un viejo conocido de la mitología marítima: el Kraken.

La criatura mitológica es controlada por el holandés errante Davy Jones (la trilogía es un pastiche de referencias convertidas en material pop y exigirle algún rigor sería obsceno) que a su vez termina por estar controlado por la armada inglesa. El Kraken pierde entonces su condición mítica y se convierte simplemente en un instrumento de orden y disciplina.

"Soltad al Kraken" quiere decir, entonces, poner orden.

Eso es lo que hemos visto en Madrid (fundamentalmente) en la última semana como escenario de operaciones y acuerdos por la investidura. Aznar pidió que cada cual aportara lo que pudiera en su particular Operación Soldados de Juguete y el bloque de la derecha, contradictorio pero funcional, se empezó a mover y a adoptar la forma de un Kraken. Sus distintos tentáculos aportaron lo que pudieron. Presión mediática (el gobierno ya no es ilegítimo, ahora es una dictadura); judicial (a través de delirantes acusaciones de terrorismo ya contestadas por la Fiscalía General del Estado) o en el plano de la movilización ciudadana.

Como vivimos en tiempo veloces, en los que la historia se presenta acelerada y fuera de medida, pasamos de las movilizaciones encabezadas por Esperanza Aguirre cortando calles a un grupos de cabezas rapadas haciendo el saludo nazi en las inmediaciones del Congreso en apenas 48 horas.

Pero, ¿qué está pasando? ¿Dónde estamos? ¿Qué significa todo esto? En momentos de ruido y excitación, conviene separarse un poco del pensamiento complejo y fijarnos en los elementos superficiales, en lo que las cosas parecen a primera vista.

El bloque del Kraken se compone de lo siguiente: Vox, el PP, grupúsculos de corte franquista, falangista y neonazis, una parte importante de una judicatura de mandato caducado y algunos medios de comunicación privados. Es también un bloque con un importante poder territorial a nivel autonómico y que intenta configurar un eje territorial de oposición al Gobierno con tres ejes: Madrid, València y Andalucía. Es un bloque, sin embargo, sin mayoría para gobernar España. Es poderoso y minoritario. Las dos cosas son ciertas.

El otro bloque se define fundamentalmente por haber sido capaz de configurar un bloque de investidura. En estos dos meses ha estado unido en la constitución de la mesa del Congreso, el rechazo a Feijóo y la semana que viene lo estará en la investidura. Es un bloque que se articula, por tanto, en torno a un gobierno progresista del PSOE y Sumar con Pedro Sánchez como presidente. Un bloque distinto al de la legislatura anterior por la incorporación de Junts Per Catalunya.

Sobre este bloque hay dos interpretaciones. Una se mueve en el eje izquierda-derecha y nos dice que es un bloque que no permitirá desarrollar políticas progresistas. La otra interpretación construye el eje en otro orden, el estrictamente democrático.

Aitor Esteban, portavoz del PNV en el parlamento lo definió perfectamente durante la fallida investidura de Feijóo cuando se dirigió a la bancada del bloque conservador y dijo lo siguiente: "Si la elección es ustedes o la amnistía: amnistía". Eso explicaría la confluencia de fuerzas conservadoras, progresistas e independentistas.

La acción desplegada por el Kraken en las calles de Madrid estos seis días ha compactado este bloque y ha explicado materialmente la legislatura a millones de votantes progresistas que tienen dudas con el proceso de amnistía y muy especialmente a la generación de la Transición. La que vivió el terror franquista, tiene hoy más clara cual es la ecuación. La alternativa a la amnistía, ese "ustedes" que mencionaba Aitor Esteban, da miedo. Por eso el PP ha corrido a intentar gobernar el Kraken exponiendo dos ideas contradictorias entre sí. La condena a la violencia y el imaginario dictatorial. Vox, desaparecido por completo en los últimos meses, capitaliza la contradicción. Nunca sabes cual de los tentáculos del Kraken será quién hegemonice al resto de la criatura.

Bajo ese paradigma, el desafío del bloque de la investidura es articular juntos una legislatura que se separe de este momento inicial y el trabajo del bloque conservador es impedirlo. Esos ingredientes son, aunque vitaminados, muy similares a los de la legislatura pasada. Por eso creo que las lecturas de la actualidad que se quedan en el eje izquierda/derecha no explican bien la potencia y los desafíos de lo que está pasando en este momento.

El trabajo del bloque de la investidura es, por tanto, definir dos elementos centrales para la vida en nuestro país: qué derechos sostienen el presente de las mayorías sociales que mantienen el bloque de investidura y que síntesis territorial se propone para abordar una nueva fase de diálogo, toda vez que el bloque reaccionario ya no tiene necesidad de proponer nada más que incendio para existir y está emancipado de la obligación de dar soluciones.

El acuerdo firmando entre Junts y el PSOE define perfectamente el perímetro de la discusión. De un lado se acepta la amnistía, del otro se acepta el marco constitucional. Esta semana, mientras Madrid se inflamaba, en el Parlament de Catalunya, los partidos de la investiduras actuaban como bloque y tumbaban la propuesta de la CUP de un nuevo referéndum.

La palabra que más se escucha estos días es la de traidor. Efectivamente, los conflictos sólo pueden resolverlos traidores a sus esencias. El lenguaje del acuerdo es el opuesto al lenguaje del Kraken.

El desafío de hoy es ser capaces de resolver esos dos ejes sin perder ninguna de las piezas que construyen la mayoría de investidura.

Porque lo único que no se nos puede olvidar es que todo lo que no es barco pirata lleno de traidores a sus patrias... es Kraken.

Y que los traidores somos más.

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Carles Puigdemont,ERC,Pedro Sanchez,PSOE
La estrategia de la hipérbole https://blogs.publico.es/dominiopublico/9856/la-estrategia-de-la-hiperbole/ Fri, 10 Nov 2023 10:21:48 +0000 https://www.publico.es/es/?p=9856 Continuar leyendo "La estrategia de la hipérbole"]]> Conforme se acerca la reedición de un gobierno de progreso para este país, y la investidura de Pedro Sánchez, el ambiente político se enrarece y polariza, por obra y gracia del PP, que pretende hacerlo irrespirable mediante la estrategia de la hipérbole. Como todos sabemos, la hipérbole es un recurso retórico y estilístico mediante el cual exageramos hechos o cosas hasta límites inverosímiles con el fin de llamar la atención del auditorio sobre la importancia del asunto, y lograr de esta forma impresionar al mismo.

Así, asistimos estos días a grandes broncas auspiciadas por todas las facciones de las derechas, que no soportan la idea de seguir cuatro años más en la oposición porque España les pertenece. Los ataques a las sedes del Partido Socialista en toda España son un claro ejemplo del problema que la derecha española tiene con la democracia que se resume en "o ellos, o el caos".

Alguien sin memoria de la siempre machacona estrategia del PP, podría asustarse ante los graves "riesgos" que corre nuestro país a punto de hundirse y romperse. Sin embargo, todo contra lo que esta derecha brama con cinismo, ya lo hemos visto en nuestro país cuando Aznar hablaba catalán en la intimidad y cedía ante la antigua CIU, hoy Junts, el mayor nivel de transferencias nunca vivido: la gestión del 30% del IRPF, la desaparición de los gobiernos civiles, las competencias de tráfico o el indulto de 1.400 condenados, algunos por terrorismo.

La diferencia radica en que entonces aquello que se hacía era dar estabilidad al país, y hoy es vender España. La hipocresía de siempre, redecorada y amplificada ahora por el PP y sus satélites mediáticos.

El PP hace mucho tiempo que perdió el pulso y la conexión con la España real, y su único proyecto es hacernos creer a todos que Pedro Sánchez es un malhechor que pretende acabar con la Constitución. De ahí que sea necesario sacar a las huestes a las calles y recorrer España hiperventilando y fabricando fake news sobre el futuro de la nación, al mismo ritmo que suben las pulsaciones de quienes les creen. Nada que no haya inventado ya el peor trumpismo a lo largo y ancho del mundo.

Los discursos de la derecha patria se trufan ahora de términos como "erosión planificada de la democracia", "traición", "golpe de Estado", "autocracia", "ruptura del Estado" y el último añadido por el propio Feijoó : "Corrupción".

Resulta que el líder de la oposición acusa ahora a Sánchez de "corrupción" por "cambiar votos por impunidad" con la amnistía, obviando que lo que trata de hacer el presidente del Gobierno es resolver el entuerto catalán que el PP contribuyó a crear, como colaborador necesario, al azuzar durante años la catalanofobia.

A Feijoó hay que recordarle lo que es la corrupción. Corrupción es tener 12 exministros de Aznar y 3 de Rajoy imputados, investigados o condenados. Corrupción es tener hasta 9 expresidentes autonómicos del PP imputados o condenados. Corrupción es la acumulación de más de 900 cargos públicos incluyendo presidentes de diputación, diputados, senadores, consejeros autonómicos y alcaldes imputados o condenados como ha llegado a tener el PP. Corrupción es que tu partido haya sido condenado como responsable a título lucrativo por la Audiencia Nacional en la Gürtel. Corrupción es mantener el Poder Judicial secuestrado durante cinco años. Y corrupción en también retorcer y manipular las instituciones al antojo de los intereses partidistas del Partido Popular como hoy hacen con el Senado, o como en su día hicieron con el Ministerio del Interior. Que el propio Jorge Fernández Díaz, pida que el PP sea acusado en el juicio de la Kitchen, pone negro sobre blanco sobre cómo el Partido Popular usó a la policía para neutralizar información comprometida para el PP por su corrupción.

El clima que nuestras derechas están generando ya lo hemos vivido. Para acabar con González no dudaron en poner en riesgo la estabilidad del Estado llevando al límite la cultura de la crispación. Y con Zapatero la situación fue muy similar. Y es que nuestra derecha tiene un serio problema con la digestión democrática cuando las urnas se empeñan en que no gobierne, y utiliza cualquier método, incluidas las perores crisis como la pandemia, la crisis financiera internacional o la guerra de Ucrania, para llegar al poder. Es su particular sentido del patriotismo.

Y ahora, cuando se anuncia el acuerdo entre el PSOE y Junts para hacer posible la investidura y arrancar la legislatura, en un nuevo alarde de mimetización con el discurso de Abascal, Feijoó compara un pacto plenamente democrático con el golpe del 23 F y los asesinatos de ETA. "Cosas veredes, amigo Sancho, que farán fablar las piedras"

En democracia es lícito estar o no de acuerdo con las cosas. Se puede no estar de acuerdo con la amnistía, pero no por eso la hipérbole es más cierta: ni hay un golpe de Estado, ni España se rompe. Se rompe el PP. Feijoó sabe que al día siguiente de ser investido Pedro Sánchez, el reloj de su tiempo en Génova se pone en marcha igual que se puso en su día el de la democracia para la investidura o la repetición electoral. Hay barones y baronesas que ya le esperan. Veremos.

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PSOE
Politizar la vivienda https://blogs.publico.es/dominiopublico/9162/politizar-la-vivienda/ Fri, 10 Nov 2023 06:08:39 +0000 https://www.publico.es/es/?p=9162 Continuar leyendo "Politizar la vivienda"]]> Cuando se habla de vivienda suele ponerse el acento en la cantidad, es decir, en cuánta vivienda hace falta en relación con cuánta gente demanda vivienda. Así pues, el precio de la vivienda se deduce de la relación entre la vivienda que se oferta y la vivienda que se demanda: si hay poca vivienda ofertada y mucha vivienda demandada el precio será alto y, al contrario, si hay mucha oferta en relación con la demanda entonces el precio será bajo. Parece simple e intuitivo, pero lo cierto es que el mercado de la vivienda no funciona así.

Puede darse el caso donde haya mucha oferta de vivienda y el precio crezca, como en la burbuja inmobiliaria, porque su precio funciona bajo la lógica de un activo financiero con expectativas a un futuro que siempre vaticina subidas. Puede darse que se dope a la demanda desde los poderes públicos (desgravaciones fiscales, avales a la compra, gasto público para vivienda protegida con el fin de privatizarla) o por los agentes financieros facilitando hipotecas a quienes no tienen la capacidad para asumirlas. También hay un límite natural a la oferta, que es la disponibilidad de suelo y su localización, normalmente vinculado al lugar donde se ubican los centros de trabajo (o determinado por los límites físicos, como en una isla), lo que ayuda a garantizar la ganancia del rentista.

Igualmente puede existir una demanda que no busca comprar para vivir sino comprar para especular o el alquiler turístico, lo cual sube los precios. En cualquier caso, el objetivo político de todas estas medidas es siempre el mismo: garantizar el margen de rentabilidad en la venta de viviendas. Lejos de buscar el acceso a la vivienda, lo que se busca son las fórmulas necesarias para facilitar el endeudamiento ciudadano que sostenga los precios. El Estado interviene los precios, pero para mantenerlos altos convirtiendo en solvente a la demanda insolvente.

Sin embargo, este modelo ya no funciona. No funciona porque es inviable seguir despilfarrando dinero público para dopar la demanda y es inviable porque ya no se ofrecen créditos masivos a familias sin solvencia para acceder a viviendas inasumibles. ¿Y ahora qué? Ahora lo que tenemos, como resultado de décadas de una política enfocada a subir los precios de la vivienda, es un inexistente parque público de vivienda y un inexistente parque de vivienda asequible en alquiler. Según datos ofrecidos por Fotocasa, hace 10 años destinando el 30% del salario se alquilaba una vivienda de 70 m² y ahora se reduce hasta los 39 m² en Madrid y para el 70% de los inquilinos que han conseguido alquilar una vivienda en los últimos doce meses los elevados precios han supuesto la principal dificultad a la hora de encontrar una vivienda en arrendamiento.

Lo que mayoritariamente se ofrece es oferta de mercado ligado a un subdesarrollo en las políticas de bienestar asociadas a la vivienda. ¿Qué sucede cuando en un país que ha puesto tantos recursos públicos en fomentar la propiedad y elevar precios de la vivienda (lo que significa que no lo ha invertido en otros sectores productivos) se encuentra con una imposibilidad estructural para seguir reproduciendo ese esquema? Lo que tenemos es lo que ya vemos: oleada de desahucios, emancipación hundida (en la comunidad más rica de España, Madrid, solo 15 de cada 100 jóvenes menores de 30 años pueden salir de casa de sus padres), estrés financiero asociado al pago de la vivienda (mayoritario entre los inquilinos, pero creciente entre los hipotecados). ¿Y cuál es la receta que se ofrece desde el PP de Madrid para afrontar esta situación? La misma de siempre. Desde el terraplanismo inmobiliario siempre se repite el mismo mantra: hay que liberalizar el suelo para que aumente la oferta y así bajen los precios. Esa secuencia no ha funcionado nunca en ninguna parte del mundo, tampoco aquí con la burbuja inmobiliaria donde la vivienda de mercado no dejó de aumentar a pesar de introducir millones de viviendas. Pero, incluso en el supuesto hipotético de que eso fuera factible, ¿dejaríamos en manos del mercado las dotaciones, lo provisión de servicios (comunicaciones, transporte y servicios públicos) o, como es lógico, deben ser los poderes públicos quienes lideren el diseño urbanístico, sobre todo en un momento de necesaria adaptación a los límites ecológicos? El modelo urbano, al igual que la salud pública, no puede quedar en manos de poderes privados.

Desde el PP de Madrid, se califica como un "modelo de éxito" conseguir que seamos la comunidad con los precios de compra y de alquiler más altos de España, colocarnos a la cola de Europa en vivienda pública, hundir la tasa de emancipación y destinar el dinero de los madrileños para atraer inversiones especulativas que suben los precios de la vivienda. Este modelo de vivienda atenta contra el bolsillo de los madrileños, contra su libertad de elección y contra la salud. Saquea el bolsillo de los madrileños porque les obliga a dejarse una gran parte de su dinero en mantener una economía rentista e improductiva. Acaba con la libertad de elección porque impide a la gente tener autonomía y decidir cómo quiere vivir: se impone la obligación de tener que elegir entre los precios inaccesibles de mercado o vivir en casa de sus padres. Es nocivo para salud porque cuando solo se ofrece la inseguridad del mercado la gente envejece antes por culpa del estrés, cosa que no ocurre cuando se trata de inquilinos que viven en vivienda pública cuando están bien gestionadas.

Para garantizar la libertad de elección, la salud y el dinero en el bolsillo es fundamental ampliar la diversidad de opciones a elegir, garantizar la tranquilidad y seguridad residencial, así como unos precios asequibles a lo largo del tiempo. Solo incorporando al actor público y al actor social como los proveedores de vivienda a una amplia mayoría de la población es posible ofrecer alternativas, seguridad, salud y precios asumibles. Hay que politizar la cuestión de la vivienda. Politizar como sinónimo de cuestionar algo que se asume como lo normal y natural: ¿por qué el mercado tiene que ser el principal proveedor de vivienda? ¿Por qué el actor público y el actor social, a precios regulados, no lo son cuando es una realidad en otras partes de Europa?

Está claro que algo tan serio como la vivienda no se puede dejar en manos del mercado y mucho menos dedicarse a poner los recursos del Estado a sostener los precios de mercado. Son las instituciones, en colaboración con otros actores, las que tienen que proveer de vivienda pública y asequible a la mayoría de la población. Después quien quiera y pueda que compre; es así como funciona un modelo de éxito. Su modelo no funciona y el que Madrid -y España- necesita es el modelo que ya funciona desde hace tiempo en otros países europeos.

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La UE ante la encrucijada de la ampliación https://blogs.publico.es/dominiopublico/9671/la-ue-ante-la-encrucijada-de-la-ampliacion/ Fri, 10 Nov 2023 06:08:04 +0000 https://www.publico.es/es/?p=9671 Continuar leyendo "La UE ante la encrucijada de la ampliación"]]> Las previsiones se van cumpliendo, al menos aparentemente. Esta semana se publicaron los informes anuales sobre la ampliación. En estos documentos la Comisión da buena cuenta de las reformas que se han realizado en cada uno de los Estados candidatos. No se tratan, por tanto, de un elemento nuevo, sino que han sido históricamente utilizados como termómetro de los avances anuales y en ellos los candidatos, fundamentalmente, los países de Balcanes occidentales han visto como sus expectativas y esperanza se han ido diluyendo con los años, al tiempo que crecía su desconfianza en las promesas procedentes de Bruselas.

Sin embargo, el proceso por el que se transita en la actualidad poco tiene que ver con el inmovilismo lastrado por la fatiga de la ampliación y la ausencia de interés político por parte de Bruselas hacia este instrumento de la política exterior de la UE que es la política de ampliación.  La explícita aproximación geopolítica a esta nueva ola de incorporación de nuevos Estados al proyecto europeo desde luego introduce cuestiones sobre los que sería necesario detenerse.

La adhesión en función del mérito y del cumplimiento de los criterios exigidos por la Comisión queda supeditada al interés geopolítico y geoeconómico de manera mucho más clara que en procesos anteriores. En otros momentos no muy lejanos, como el vivido en 2019 en plena presidencia francesa del Consejo se modificaron sobre la marcha los criterios de adhesión, el argumento para la demora en los procedimientos y en el avance se situó sobre cuestiones "técnicas". Fue un jarro de agua fría para Albania y Macedonia del Norte que vieron como sus esfuerzos habían sido en balde. Luego vino la pandemia, y con la invasión rusa en Ucrania Bruselas decidió apostar por la Europa geopolítica. Una de las piezas clave para hacerlo fue la recuperación de la política de ampliación, esa política que dormía en un cajón y que había sido sistemáticamente despreciada durante años. Con ellos además de cambiar su discurso, mostraba que, en realidad, todas y cada una de las ampliaciones, pero especialmente las de 2004 y 2007 habían tenido un carácter geopolítico, basado en intereses, no en valores. Esto, desde luego, ha quedado demostrado a la luz de las derivas iliberales de algunos de los Estados de esas ampliaciones. Entonces no se verbalizó como ahora, pero la intención era similar, fortalecer la Europa geopolítica.

En esta ocasión el cambio de metodología y el proceso abierto en este momento prioriza unos criterios para el comienzo de las negociaciones que apuestan de manera abierta por la opción geopolítica sostenida sobre criterios de seguridad. Así, además de los clásicos criterios sostenidos en la lucha contra la corrupción y la independencia del poder judicial, se refuerza la vinculación del cumplimiento del Estado de Derecho y los valores del art. 2 TUE a la condicionalidad financiera, si no se cumple no se cobra. También se refuerza el pivote de la política exterior y los valores; en situaciones anteriores se exigió la adhesión a la OTAN, en esta ocasión se pide alineamiento en la totalidad de la política exterior de la UE... y todo ello a pesar de la incoherencia demostrada en la misma en relación con conflictos como el que acontece en estas horas en Gaza.

Pero además, derivado directamente de esta supeditación del mérito, es la discriminación a otros candidatos. Los informes que han sido publicados en estos días han pasado de puntillas por Balcanes Occidentales, con la honrosa excepción de Bosnia-Herzegovina a la que le abren una pequeña ventana de oportunidad, pero las buenas palabras se han centrado en Ucrania, Moldavia y Georgia. La idea, al menos sobre el papel, es que el ofrecimiento de un horizonte concreto de adhesión favorece el proceso de reformas y transformador de los candidatos. Una teoría que todavía está por demostrar. Así, la Comisión con estos informes muestra sus preferencias hacia los nuevos Estados de la ampliación discriminando al resto.

Es cierto que Moldavia y Ucrania han avanzado de manera muy rápida a lo largo del último año especialmente en la lucha contra la corrupción y la independencia judicial, si bien todavía a ambos les queda un largo camino por recorrer. Moldavia, por ejemplo, debe garantizar un proceso de nombramiento transparente y basado en el mérito de las principales autoridades judiciales y fiscales, incluido el nombramiento de un nuevo fiscal general y sus instituciones anticorrupción no terminan de funcionar adecuadamente. Y esto son dos de las áreas en las que la Comisión les ha puntuado alto.

En todo caso, estos informes son simplemente una guía para los Estados miembros que tendrán la última palabra en el Consejo Europeo de diciembre. Será entonces cuando tenga que votarse por unanimidad la apertura de negociaciones. Y si esto sucede, será entonces cuando comenzará realmente todo el proceso, un proceso político que será largo y del que, de materializarse, transformará por completo a la UE tal y como la conocemos.

Cuanto más rápida sea la ampliación, el proyecto europeo estará más sostenido en criterios de seguridad geopolíticos y menos en el proceso de integración; habrá desde luego menos Europa basada en valores, y donde no se profundizará en la democracia interna. Cuanto más lento, será porque los Estados miembros optarán por poner en marcha profundas reformas institucionales y eso repercutirá en los candidatos donde el desasosiego crecerá y su confianza en la UE disminuirá.

La UE se encuentra pues ante una difícil encrucijada, entre apostar por sus intereses geopolíticos o priorizar sus valores. Por el momento, los primeros ganan a los segundos. La ausencia de coherencia en su política exterior así lo ha dejado claro.

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Machitos en las calles https://blogs.publico.es/dominiopublico/9488/machitos-en-las-calles/ Fri, 10 Nov 2023 06:07:18 +0000 https://www.publico.es/es/?p=9488 Continuar leyendo "Machitos en las calles"]]> Hace días que miro las imágenes de las protestas en Ferraz dividida entre la fascinación y el miedo. Fascinación en el sentido literal de sus dos principales acepciones: "alucinación" y "atracción irresistible" por el absoluto desconcierto que me provocan. No es habitual ver manifestantes de (extrema)derecha pelearse con la policía, arrojarles objetos, insultarles y arriesgarse a recibir porrazos, no al menos en movilizaciones de semejante envergadura.

Observo los vídeos con curiosidad etnográfica. Si no fueran quienes son, un atajo de racistas, homófobos, machistas, violentos y enamorados del totalitarismo, casi que empatizaría con lo mal que lo deben de estar pasando (miento, en realidad no hay nada más placentero que unas buenas lágrimas de facha). Debe de ser durísimo presenciar cómo todas las certezas con las que te criaste y construiste como sujeto se tambalean. Primero, la derecha pierde un poder institucional que siempre ha considerado naturalmente suyo. Para ellos, las instituciones solo tienen legitimidad y razón de ser cuando están controladas por los suyos, por lo que esa pérdida es siempre coyuntural y fácilmente reversible. No alcanzo a imaginar el tremendo golpe que debió de suponer el resultado de las elecciones de julio y la posterior investidura fallida de Feijoó. ¿Cómo entender que el Estado no es como ellos daban por hecho que era? ¿Cómo pueden aquellos que buscan "romper España" haber acumulado más apoyos en las urnas que quienes defienden su indisociabilidad férreamente? La democracia (con la que tampoco es que estuvieran a topísimo) les dio la espalda, pero aún les quedaban dos garantías de que todo se arreglaría, dos pilares de su sistema que jamás les traicionarían: la monarquía y las fuerzas del orden.

Y entonces Felipe propuso a Pedro Sánchez para ser investido. Seguro que si en ese momento hubiéramos aguzado el oído habríamos podido escuchar miles de corazoncitos de derechas haciéndose añicos de dolor. El despecho por la traición del monarca se palpaba esta semana a las puertas de Ferraz: "Felipe, masón, defiende tu nación".

Qué cansada debe de ser la vida del pobre clásico hombre patriota, blanco y hetero. Y qué frustrante ahora mismo

Nagua Alba

Pero los héroes de la derecha no se amedrentan cuando se trata de recuperar lo que consideran suyo, no tienen pudor en utilizar todo aquello que esté en su mano (les dio instrucciones claras su caudillo José María), ya sea el poder judicial, las instituciones europeas o los disturbios callejeros. Cosa cansada esta última para quienes movilizarse es un agradable ritual dominical que engloba misa, mani y vermú. Tener que trasnochar para arrojar adoquines por las calles de Madrid y que encima te lleves un porrazo por ello debe de ser un tostón (lo sacrificado que es esto de putodefender España). Y aquí llega la tercera traición. Miro en bucle esa escena en la que un antidisturbios responde a la declaración de amor de un manifestante envuelto en la bandera eso de "si sois tan fieles y os decimos que os vayáis, os vais ¡cojones!". Más corazoncitos rotos, más desengaños. Yo que me crié en Euskadi, numerosísimas veces he escuchado a manifestantes espetar un "txakurrak!" a un grupo de policías, jamás pensé que vería a un señor enarbolando una bandera franquista gritar "¡perro!" a un agente de la UIP.

Hay mucho de fascismo en lo que ha pasado estas semanas, pero también tiene todos los elementos de la masculinidad tóxica (tampoco es que una cosa y la otra sean especialmente incompatibles, más bien van de la mano): 1) una pésima gestión del despecho. Quien no tiene capacidad para digerir un rechazo se frustra y puede acabar rompiendo cosas (o algo bastante peor). 2) Necesidad de reafirmarse en lo machos que son en contraposición a todo aquel que les lleva la contraria y es por tanto marica (ay, la homofobia, ese reconfortante refugio de la masculinidad frágil). 3) Proteger a su hembra (léase España en este caso) aunque sea contra la voluntad de la misma, porque no sabe lo que le conviene. Qué cansada debe de ser la vida del pobre clásico hombre patriota, blanco y hetero. Y qué frustrante ahora mismo.

Porque lo más irónico de todo es que, finalmente, los ímprobos esfuerzos de estos sufridos manifestantes podrían haber acabado siendo el empujón final que le faltaba a una negociación de investidura que se estaba atascando, me parece precioso pensar que la chispa que ha propiciado finalmente el acuerdo entre PSOE y Junts haya sido la constatación de que la alternativa al Gobierno de coalición era tan patética como aterradora. Lo siento chicos, id comprando paquetes de clínex, porque parece que tocan cuatro años más.

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PSOE
La izquierda se prepara para la investidura y la derecha para la crispación https://blogs.publico.es/dominiopublico/8776/la-izquierda-se-prepara-para-la-investidura-y-la-derecha-para-la-crispacion/ Thu, 09 Nov 2023 10:52:02 +0000 https://www.publico.es/es/?p=8776 Continuar leyendo "La izquierda se prepara para la investidura y la derecha para la crispación"]]> La inminente investidura de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno sirve de pretexto a la derecha española para iniciar una nueva ola de crispación. El resultado electoral del 23 de julio mostró la incapacidad del bloque reaccionario —conformado por PP y Vox— para alcanzar la mayoría absoluta y, por lo tanto, el Gobierno de España. Por el contrario, dejó al bloque progresista con la necesidad de articular una mayoría parlamentaria que contase con los apoyos de las diversas formaciones de ámbito no estatal que conforman nacionalistas e independentistas catalanes, vascos y gallegos.

PSOE y Sumar han llevado a cabo las negociaciones pertinentes con las formaciones periféricas, con una discreción absoluta por ambas partes que ha servido para allanar el camino. A esto se suma el respaldo mayoritario —87% de los afiliados/63,4% del censo— que la militancia socialista ha proporcionado a la hoja de ruta aprobada por el Comité Federal y que silencia los discursos interesados de apelación a dos almas del partido que no existen. El apoyo a los pactos de investidura ha ganado en todas las federaciones de forma mayoritaria y ni en territorios cuyos barones son más «díscolos», como Castilla-La Mancha, se atisba la existencia de sectores críticos.
Antes que optar por unas nuevas elecciones que estuviesen marcadas por una tensión competitiva en aumento y sin precedentes, PSOE y Sumar han sabido buscar los acuerdos necesarios para mantener el Gobierno de coalición. El bloque progresista ha afinado la estrategia para lograr el objetivo inicial marcado por la correlación de fuerzas parlamentarias.

En contraposición aparece una derecha caracterizada por la falta de estrategia de Alberto Núñez Feijóo, cuyo liderazgo amenaza con ser transitorio, y por una ultraderecha que busca agitar los fantasmas de los "enemigos de España" ante la pérdida de respaldo en las urnas que le han convertido de facto en un actor subalterno dentro de su propio bloque. Ante el PSOE se contrapone un PP que ve en la articulación de una nueva ola de crispación la salida factible al desnorte provocado por no haber cumplido sus altas expectativas en las elecciones generales.
El ensayo de esta forma de oposición ya se está llevando a cabo con concentraciones convocadas a través de redes sociales frente a las sedes socialistas en las que se escuchan acusaciones de traición o peticiones de prisión para el presidente del Gobierno, además de proclamas anticonstitucionales de corte franquista. Son pocos, pero algunos medios amplifican el sonido de los gritos ultraderechistas.

Esta pretensión de crear un clima atroz de desgaste y deslegitimación no es nuevo. La derecha ya lo ha practicado en reiteradas ocasiones en España. Durante la última legislatura de Felipe González al frente del ejecutivo (1993-1996) las disputas giraron en torno a la corrupción política o el caso GAL con la que los populares desgastaron al entonces presidente tras el fracaso electoral de 1993. También durante el primer mandato de José Luis Rodriguez Zapatero (2004-2008), el cual se inició después del atentando yihadista del 11M. Ya entonces se rompía España cuando el PP colocó como temas centrales de la agenda política —también con la ayuda de los medios de comunicación afines— la estrategia en la lucha terrorista contra ETA y la organización territorial del Estado a cuenta del entonces nuevo Estatuto de Autonomía de Cataluña. Por último, en 2020, en plena crisis sanitaria provocada por la Covid-19, un PP condicionado por el discurso de Vox derivó en una retórica exaltada que deslegitimaba nuevamente al Gobierno —al que se llegó a calificar como ilegítimo y golpista— y al presidente.

La intensidad del ruido crecerá en las próximas semanas

Eduardo Bayón

La crispación en las calles por parte de la derecha pretende canalizar un descontento con el Gobierno progresista que se presenta como limitado y que corre el riesgo de desactivar a los votantes más moderados del PP o los que este podría atraer procedentes de las filas socialistas, como ya ocurrió en las pasadas elecciones generales. A esta crispación se suman los intentos de acción política llevados a cabo por órganos como el Consejo General del Poder Judicial, donde el sector conservador ha buscado una resolución en contra de una ley de amnistía de la que todavía no se conoce su contenido ni los términos en los que se redactará. De la misma forma, la Audiencia Nacional entró en escena acelerando los plazos de una nueva investigación sobre Tsunami Democràtic que apuntan a Marta Rovira (ERC) y Carles Puigdemont como cabecillas y que ha terminado con la imputación de ambos, junto a otras diez personas, por parte del juez Manuel García Castellón.

La intensidad del ruido crecerá en las próximas semanas. La derecha insistirá en su marco mientras que la izquierda tiene la necesidad de remarcar que es la alternativa necesaria para seguir desarrollando políticas progresistas desde el poder, pese a que la amnistía se presente como una cesión en unas negociaciones complejas. Así, la normalización política de Cataluña y una derecha crispada pueden ser elementos necesarios para un nuevo éxito político de Sánchez.

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Dos mil euros y una felación https://blogs.publico.es/dominiopublico/8781/dos-mil-euros-y-una-felacion/ Thu, 09 Nov 2023 10:51:15 +0000 https://www.publico.es/es/?p=8781 Continuar leyendo "Dos mil euros y una felación"]]> El nivel de la (ultra)derecha para sortear una condena explícita de la violencia que se ha vivido en Madrid estos días, en un intento antidemocrático de abortar la posibilidad de que se reedite la coalición de Gobierno progresista -que éste y no otro es el motivo de los violentos y sus instigadores: saltarse las normas básicas del parlamentarismo porque solo pueden gobernar los suyos, PP y Vox- ha alcanzado cotas clamorosas de humor surrealista.

El "yo condeno, pero..." de los dirigentes del partido de Alberto Núñez Feijóo, él incluido, nos lleva estos días a la mítica frase de Tarradellas: "En política es pot fer tot, menys el ridícul", ya saben, "En política se puede hacer de todo menos el ridículo". Efectivamente, tras los tuits del presidente del PP y de su equipo culpando al protagonista contra el que iban las concentraciones, Pedro Sánchez, de ser violento consigo mismo (en idioma machirulo, como lo de "llevabas la falda tan corta que te violaron"), la presidenta de la Comunidad de Madrid llegó y mandó callar con una condena contundente en la Asamblea a los altercados y una crítica igualmente dura contra separatistas-etarras-bolivarianos- socialcomunistas-satánicos. Isabel Díaz Ayuso, no sabemos -aunque sospechamos- si por fastidiar a Feijóo o porque realmente estaba preocupada, dejó a su líder y su séquito del "condenamos, pero..." a la altura del ridícul

Faltaban, no obstante, los prebostes del despropósito para culminar unas jornadas lamentables para la democracia, que han sacado de sus cavernas a los neandertales franquistas, nazis y otras especies nauseabundas, liderados y espoleados por Vox y, escondido detrás de Abascal, también por el PP. El alcalde de Madrid, que en su "condeno, pero..." quiso meter otro clásico, el "y tú más", se hizo las neuronas un lío y propuso comparar los altercados en Madrid con los de Barcelona ocurridos tras dictar el Supremo la sentencia contra el procés. A Almeida solo se le ocurrió decir esto: "En Madrid somos (¡!) bastante más civilizados que eso que pasó en Barcelona en 2019, mientras cuantificaba los destrozos de los ultras en tres contenedores y cinco cubos de basura. "Son 2.000 euros y serán repuestos hoy". ¿Qué pensarán los agentes heridos, los civiles ídem, los dueños y dueñas de motos carbonizadas, de coches apaleados...? ¿Habrán votado a Almeida en mayo? ¿Lo seguirán haciendo? Mi curiosidad respecto a esto es tan infinita como mi ignorancia sobre qué puede pasar por la cabeza del alcalde cuando se le ocurren estas cosas. 

Dejo para el final la parte zafia del asunto, que viene de Vox, por supuesto, porque siempre se superan: cuando creemos que ya no pueden ser más miserables, vuelven con otra peor que la anterior. El vicepresidente de la Junta de Castilla y León, un habitual de estas páginas, tuvo a bien insultar a dos procuradoras de las Cortes del PSOE autonómico haciéndoles el gesto de una felación mientras hablaban. Juan García-Gallardo dice que hacía el gesto de llorar, porque los del PSOE "son unos llorones" y porque todo el mundo sabe que la forma en que se simula una mamada es la misma que aquella con la que se retrata al llanto de los ojos. Poco lloran, desde luego, los socialistas por tener que debatir a diario con semejante insulto a la inteligencia de todas. Mi admiración la tienen, qué paciencia...

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Partido Popular,Vox
Maurín, 50 años después https://blogs.publico.es/dominiopublico/8290/maurin-50-anos-despues/ Thu, 09 Nov 2023 06:45:00 +0000 https://www.publico.es/es/?p=8290 Continuar leyendo "Maurín, 50 años después"]]> Una de las consecuencias que el olvido, la anulación o la persecución de la recuperación de la memoria histórica en estos 46 años ha tenido, ha sido la postergación e incluso la muerte civil de miles personalidades históricas que fueron decisivas en la construcción de nuestro país. Un caso cercano y emblemático ha sido la vandalización de las figuras de Largo Caballero e Indalecio Prieto, así como la destrucción del memorial del cementerio de la Almudena, en Madrid, por parte de la troika conformada por Almeida-Villacís- Ortega Smith. La derecha y la ultraderecha no es que quieran cerrar heridas es que quieren sepultar una vez más la historia de este país.

Cuando paseamos por cualquier ciudad europea nos sigue chocando ver calles, estaciones de metro, plazas con nombres de personas que en nuestro país estarían proscritos. Ver en Francia los nombres de Jean Jaures, Jules Guesde, León Blum o Louise Michel es tan natural como reconocer en Berlín los nombres de Rosa Luxemburg, Karl Lieknecht,  August Bebel o Karl Marx. Sin embargo, en casi toda España es una batalla dura y continua, no sólo por eliminar del callejero a los golpistas y criminales de guerra, sino sobre todo por reivindicar aquellas figuras que dieron lo mejor de sí mismo por la igualdad, las libertades y la democracia.

Pues una de esas figuras sepultadas en el silencio es Joaquín Maurín (1896-1973). El 5 de noviembre de 1973 fallecía en New York. Desde mi punto de vista, Maurín es una de las 4 o 5 personalidades de la segunda oleada (después de los fundadores Pablo Iglesias y Anselmo Lorenzo) más importantes del movimiento obrero español. Su nombre se sitúa al nivel de los Salvador Seguí, Ángel Pestaña, Virginia González y Andreu Nin.

Recientemente se han realizado en Aragón unas Jornadas bajo el titulo de Maurín, una historia del Siglo XX, que ha consistido en una sucesión de actos en Zaragoza, Robres, Huesca y Bonansa (su pueblo natal). El próximo 13 de noviembre en el Salón de Actos del Ateneo (donde el maestro de Bonansa dio una conferencia el 8 de junio de 1931) se realizará un homenaje.

Tres características me gustaría resaltar de la personalidad de Maurín:

En primer lugar, Maurín fue un profundo conocedor y estudioso de la historia de su país, simplemente su sintética introducción a la edición de 1965 de Ruedo Ibérico de su obra Revolución y Contrarrevolución en España (ahora reeditada con motivo del 50 aniversario de su fallecimiento por la Fundación Andreu Nin) es un muestra palmaria del conocimiento de las fuerzas sociales, económicas, políticas y culturales que se encontraban en la arena de 1936, pero también en sus posteriores análisis sobre la evolución del franquismo y las tareas democráticas: "Tres veces las fuerzas históricamente progresivas españolas fracasaron por su incapacidad política: en 1820-23, en 1868-74 , y en 1931-1936; las dos primeras veces, la incapacidad fue de la burguesía liberal; la tercera la culpa la tuvo la clase trabajadora".

El segundo aspecto a resaltar es que Maurín no solo era un lúcido analista sino un constructor y un extraordinario organizador y propagandista del movimiento obrero desde Talión al POUM, pasando por la CNT, los Comités Sindicalistas Revolucionarios, el PCE, la Federación Comunista Catalano Balear, el Bloque Obrero y Campesino. Siempre su pensamiento y su acción estuvo ligada a la organización de las fuerzas de la clase trabajadora. La proyección de su pensamiento se realizaba de forma inequívoca vinculada a esta capacidad de organización y de propaganda.

En tercer lugar, su formación marxista no le lleva a escudarse bajo los textos "sagrados". Alguien con una matriz ideológica diferente como Francisco Fernandez Buey lo reconoce como "uno de los más lúcidos analistas que haya dado el comunismo hispano". Maurín dedicó todo su conocimiento, formación y capacidad intelectual a la tarea de analizar la realidad sin anteojeras previa. Y así se lo decía a sus compañeros del POUM a un nota preliminar a Revolución y Contrarrevolución en España: "En treinta años ha cambiado todo: la situación, los encuadramientos, la filosofía política, las ideologías sociales, las fronteras morales, los enfoques, las perspectivas... Y además naturalmente he cambiado yo".

Conocer a Maurín, como conocer a tantos otros olvidados, es conocer mucho mejor nuestro país y a la vez rescatar los valores y principios que aún hoy siguen vigentes y nos pueden ayudar a orientarnos en nuestro convulso (como en otros tiempos) presente.

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Vivir el fin de la historia https://blogs.publico.es/dominiopublico/7866/vivir-el-fin-de-la-historia/ Thu, 09 Nov 2023 06:05:00 +0000 https://www.publico.es/es/?p=7866 Continuar leyendo "Vivir el fin de la historia"]]> ¿Cómo colapsan las civilizaciones? Enfrentados a esta pregunta, acudimos típicamente a ejemplos de la historia antigua; a la caída de Roma, a la de Bizancio. Pero una civilización completa cayó hace un tiempo que basta con tener cuarenta y cinco años para haberlo vivido con uso de razón. La caída de la URSS y del bloque del Este, de cuyo momento más emblemático —el derrumbe del Muro de Berlín— se cumple este jueves el aniversario, fue, sí, la de una civilización; El fin del homo sovieticus en el cual indagara la Premio Nobel bielorrusa Svetlana Alexiévich.

Un libro reciente de memorias, publicado en español por Anagrama, relata la perspectiva de una adolescente que tenía trece años cuando se terminó la Albania comunista. Su autora es la profesora universitaria de teoría política —especializada en marxismo— Lea Ypi, de origen albanés pero residente en Londres; el libro se titula Libre: el desafío de crecer en el fin de la historia, y contiene unos párrafos que condensan como ninguno que este columnista haya leído cómo es eso, qué significa eso: el fin, no ya de un régimen, sino de una civilización; de un sistema radicalmente singular de organizar, material y superestructuralmente, la existencia humana.

Cuenta Ypi que en el verano de 1990, año anterior a las elecciones pluralistas que pusieron fin al hoxhaísmo, acudió a un campamento de jóvenes pioneros, seleccionada por su colegio por sus buenas notas. Duró dos semanas durante las cuales —evoca—la actividad principal era la competición.

"Competíamos a ver quién hacía mejor la cama, quién terminaba antes de comer, quién nadaba más lejos, quién sabía más capitales del mundo, quién había leído más novelas, quién podía resolver ecuaciones complejas y quién sabía tocar más instrumentos musicales. [...] Al término de esas dos semanas casi no había niño que no volviera a casa con, al menos, una estrella roja, una banderita, un diploma o una medalla, obtenida individualmente o como parte de un equipo. Yo volvía con uno de cada".

No sabía aquella joven que aquellos quince días en el campamento de pioneros eran las últimas de su historia. Pocos meses después, se derrumbó el comunismo y con él su malla semiótica, todas las expectativas que había instilado en la cabeza de sus habitantes. Al modo de la Cenicienta cuando la medianoche malogra su hechizo, todo lo que en él había sido oro se convirtió en basura. "La bufanda roja de pionera, que tanto me costó ganar y que llevaba todos los días con orgullo al colegio, pronto se convertiría en un trapo con el que limpiábamos el polvo de las estanterías", escribe Ypi. "Las estrellas, las medallas, los diplomas y hasta el mismísimo título de pionera pronto se volverían reliquias de museo, recuerdos de una época distinta, fragmentos de una vida pasada que alguien había vivido en algún lugar", prosigue.

¿Vivimos, hoy, una época similar, salvando las distancias correspondientes? ¿No nos afanamos también nosotros en obtener bufandas y medallas hoy valiosos, pero que pronto no valdrán nada? Cierta viñeta que circula mucho por Internet nos presenta a un hombre encorbatado con el traje lleno de rotos, que en torno a una hoguera cuenta a tres niños: «Sí, el planeta fue destruido. Pero por un bello momento, creamos un montón de valor para los accionistas». Cierta otra nos muestra un diagrama de Venn en el que intersectan dos círculos de los que uno dice «apocalipsis», y el otro, «seguir trabajando el lunes». Somos hámsteres que corren en una rueda en trance de salirse de su eje; pioneros que despliegan esfuerzos estajanovistas en pos de unas medallas codiciadas que muy pronto abarrotarán los estantes del rastro. Y es interesante leer estos libros que nos cuentan cómo vivieron un fin de la historia hombres y mujeres como nosotros, que asistieron al desmoronamiento de su mundo desde su normalidad de seres humanos que se esforzaban por habitar una vida digna y que no supieron ser oportunistas como este del que traza semblanza la autora:

«Una tarde, Bashkim Spahia, un médico local y exmiembro del Partido reconvertido en candidato de la oposición, llamó a nuestra puerta visiblemente alterado. Llevaba una chaqueta gris marengo con un corte estilo Leonid Brézhnev y debajo una camiseta morada con letras de color rosa en el centro. El pantalón también era de color morado. La camiseta decía en inglés: SWEET DREAMS, MY LOVELY FRIENDS.

Bashkim preguntó si mi padre no tendría un par de calcetines grises para prestarle durante unos meses. Dijo que había llamado a todas las puertas. Nos explicó que el Departamento de Estado de Estados Unidos había distribuido unos folletos con importantes consejos sobre cómo debían vestir durante la campaña electoral aquellos que aspirasen a ser miembros del parlamento.

—Por lo visto, solo son aceptables los calcetines oscuros, grises o negros, pero mejor grises —añadió con tono contrariado—. Yo solo tengo calcetines blancos. También dicen que necesito un sponsour para mi campaña. ¿Qué es ese sponsour que piden? ¡Si yo ni siquiera tengo calcetines! —exclamó desesperado.

[...] La noche en que se anunció su victoria lo vimos en un debate en televisión llevando los gruesos calcetines de lana gris que mi abuela le había tejido a mi padre. Mi familia estaba particularmente orgullosa de haber contribuido a la victoria de Bashkim. No le guardaban ningún rencor; no tuvieron inconveniente en pasar por alto que su mujer, Vera, se hubiera quejado una vez ante el Consejo del Partido de que mis padres se mostraban poco dispuestos a limpiar la calle los domingos. Tampoco le reprocharon a Bashkim que nunca le devolviera los calcetines a mi padre. Tras un corto período de tiempo, nuestro médico local no solo se convirtió en un político carismático, sino también en un empresario muy prestigioso. Cambió la camiseta de SWEET DREAMS por un reloj Rolex y la chaqueta tipo Brézhnev por una de Hugo Boss. Apuesto a que tamsbién empezó a usar calcetines de seda. Casi nunca lo volvimos a ver y las pocas veces que lo atisbamos fue desde lejos, mientras cerraba de un golpe la puerta de su oscuro y reluciente Mercedes Benz, rodeado de imponentes guardaespaldas. Habría sido imprudente, además de inverosímil, acercarnos a él y acusarle de haberse apropiado indebidamente de los calcetines de mi padre».

Al final de su libro, Ypi copia algunos pasajes del diario que escribía en los noventa, referentes a la oleada levantamientos populares de 1997. Una gigantesca estafa piramidal pergeñada al calor de las atolondradas privatizaciones del poscomunismo había complicado, con promesas irrealizables de intereses muy altos, a un tercio de la población albanesa, que cuando todo cayó se precipitó en la miseria de la noche a la mañana; y se desataron iras que aproximaron a la nación balcánica a la guerra civil. La adolescente Ypi consigna lo que ve de un modo que hiela un poco el corazón, porque no cuesta imaginarse un futuro que nos rodee de parecidas catástrofes, y en el que sin embargo sigamos esforzándonos por hacer las cosas que nos gustan:

«20 de marzo.

Anoche no pude escribir. Tuvimos un apagón a las cinco de la tarde y la luz no ha vuelto hasta esta mañana. Luego se ha ido otra vez, pero acabo de encontrar una vela. Ayer no había nadie por la calle. El puerto está lleno de gente que se quiere ir. Había muchísimo viento, parecía que la casa iba a salir volando. No sé adónde pretendía ir toda esa gente con el viento que hacía. Terminé Guerra y paz. Parece ser que Turguénev escribió que contenia cosas insoportables y otras maravillosas, pero que predominaban las maravillosas. Yo no he encontrado nada que fuera insoportable. Cuando estaba cerca del final no podía soltar el libro. Babi dice que, si mami vuelve algún día, la llevará ante los tribunales. Dice que nunca la perdonará. Todavía hay disturbios en la calle. Me explota la cabeza. Es como si tuviera algo dentro, pero no sé qué es. Noto mucho ruido dentro de la cabeza. Hay mucho ruido fuera. No hay gente por las calles, pero hay un ruido insoportable. Los disparos no cesan jamás».

Nosotros escuchamos ya soplar el viento endiablado de una época de disturbios; casi ya sonar los primeros disparos.

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capitalismo,comunismo
¿Por qué es importante la manifestación del 11 de noviembre a favor del Sáhara? https://blogs.publico.es/dominiopublico/8340/por-que-es-importante-la-manifestacion-del-11-de-noviembre-a-favor-del-sahara/ Thu, 09 Nov 2023 04:42:00 +0000 https://www.publico.es/es/?p=8340 Continuar leyendo "¿Por qué es importante la manifestación del 11 de noviembre a favor del Sáhara?"]]> Por humanidad, por responsabilidad moral e histórica, por solidaridad internacional, por condenar el colonialismo y por prevención de nuevas tragedias.

Corren días de terror, barbarie e impotencia. Entre ellos asoman muestras de solidaridad que son de lo poco que vislumbra algo de esperanza entre tanto fuego. Uno de estos indicios de resistencia se materializa, un año más, en la principal manifestación anual en apoyo al Sahara Occidental. La cita busca abrirse camino, entre el olvido y la represión, este sábado 11 de noviembre en Madrid.

En el contexto de una movilización de solidaridad con Palestina que llora y clama por todo el mundo, Madrid y España han mostrado su capacidad de movilización ciudadana (y vergüenza política) frente a los crímenes acometidos por el estado colonial de Israel durante el último mes, y los últimos 75 años.

Sin embargo, bien sabemos que estas movilizaciones y muestras de solidaridad no devuelven la vida a los casi cuatro mil niños y niñas asesinados durante las últimas semanas, no recogen bombas lanzadas ni devuelven las lágrimas al ojo. Pero aún tenemos la oportunidad de que ese horror no encuentre nuevos escenarios, pasar de la cultura de la reacción a la de la anticipación: exigiendo que se construya la paz incluso allí donde se dice haber "estabilizado" el conflicto.

Si algo nos están enseñando estas semanas devastadoras, es que 75 (50) años de colonización y represión de Palestina (Sáhara Occidental) por parte de un estado nacionalista y expansionista como el de Israel (Marruecos) sólo pueden acabar estallando como un conflicto altamente violento y con un costo de vidas intolerable.

No podemos permitirnos que una situación como la que se vive hoy en Oriente Medio llegue, de nuevo, al Norte de África. Es importante salir a las calles el 11 de noviembre para decirle basta a la ocupación, exigir la libertad de los pueblos y dejar claro que ni en Gaza ni en el Aaiún nos alineamos con colonos. Es importante porque hay que exigirle al Estado Español que deje de rehuir la legalidad internacional, y que tal y como se comprometió, asuma su responsabilidad en la celebración de un referéndum de autodeterminación. Es importante porque ninguno somos libres, hasta que todos lo seamos.

Este año la manifestación parte con el lema: "el derecho internacional es el camino". Quizás en el contexto actual de violaciones sistémicas del mismo, esta puede parecer una alusión ingenua. No obstante, no hace sino reafirmar la legítima lucha encabezada por el Frente POLISARIO y su impecable apuesta por el derecho internacional como el arma más valiosa para conseguir la liberación del pueblo saharaui.

Aunque vivamos en la era del escándalo y la exaltación, este sábado es una buena oportunidad para decir basta. Una buena oportunidad para dejar claro que no nos hace falta que estén volando cosas por los aires, que no nos hacen falta imágenes de bebés ni masacres en directo para movilizarnos. Este sábado es una buena oportunidad para dejar claro que justo eso es lo que no queremos.

El lema de la manifestación concluye afirmando: "La independencia es el destino". Por eso es importante la manifestación del 11 de noviembre, porque queremos un Sahara libre. Basta decir que con manifestarse este sábado no valdrá, y que el compromiso es constante e incondicional. Hasta tener una Palestina libre del río al mar y un Sáhara independiente del Aaiún a Cabo Blanco.

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Sahara Occidental
Putodefender España https://blogs.publico.es/dominiopublico/8238/putodefender-espana/ Wed, 08 Nov 2023 20:32:46 +0000 https://www.publico.es/es/?p=8238 Continuar leyendo "Putodefender España"]]> Los hemos visto envueltos en banderas, coreando cánticos de fondo sur, apretados contra las vallas policiales o campando a sus anchas por las avenidas de Madrid con un ardor guerrero y un espíritu levantisco que ya hubieran deseado para sí las tribus bárbaras que saquearon Europa en los tiempos de Maricastaña. Si cerramos bien los ojos casi podemos escuchar la marabunta legendaria de los suevos, las correrías de los vándalos, y hasta suena como un eco lejano el relincho del caballo de Atila, cuyos avances eran tan devastadores que allí donde pisaba no volvía a crecer la hierba. Los atilas de nuestros días han perfeccionado la técnica: allí donde pisan no vuelve a crecer la democracia.

Es difícil trazar una radiografía exacta de los manifestantes, pues la animadversión contra el Gobierno de Sánchez ha reunido a una fauna ruidosa y variopinta que escapa a cualquier taxonomía. En esa macedonia de personajes salidos de La escopeta nacional, uno cree encontrar cayetanos de pulsera rojigualda y club de campo, falangistas, beatos de misa diaria, lectores nostálgicos de Roca Barea, fanáticos de Taburete, pijos de fachaleco y montería, seminaristas benedictinos, cabezas rapadas, el teniente Peláez de paisano, marqueses venidos a menos, patriotas pobres de solemnidad y señoritos endomingados con más pasta que el buffet libre de un restaurante italiano.

Nuestra mente racional, inclinada a los paralelismos, ha visto en las protestas de Ferraz un retrato inverso de otras protestas no tan lejanas, Rodea el Congreso, las Marchas de la Dignidad, las filas abarrotadas del 15-M con sus pancartas escritas a rotulador y su paisaje de tiendas de campaña. Era la edad de oro de las tertulias fachas. En aquellos días de vino y rosas, Intereconomía llegó a colarse en una acampada para emitir una entrevista guionizada en la que un muchacho repeinado con el jersey sobre los hombros se quejaba del olor a porro. Jiménez Losantos se sumó al alborozo desde esRadio describiendo a los indignados como una cofradía de mendigos, etarras y franciscanos.

Esperanza Aguirre, que había bendecido a Intereconomía y a esRadio con deliciosas subvenciones públicas, llegó a sugerir a los acampados que se presentaran a las elecciones. La derecha sostenía con jactancia que es en los gobiernos y no en las plazas donde deben dirimirse los asuntos de la vida pública. Hoy Aguirre levanta el puño de la insurrección y llama a interrumpir el tráfico en las inmediaciones de Ferraz, queriendo ganar en las calles lo que su partido ha perdido en las urnas. En el fondo subyace una idea totalitaria de la propiedad. Algunos creen, por derecho natural, que las calles les pertenecen tanto como creen que les pertenecen los gobiernos.

Allá por 1976, ante el raudal de revueltas obreras, la revista Triunfo reprodujo una conversación telefónica entre Fraga y Tamames en la que se atribuía al ministro de la Gobernación la consigna lapidaria de "la calle es mía". Algunas voces conservadoras lo toman por una leyenda urbana, pero el propio Fraga le explicó a Enrique Beotas que se refería a la ocupación violenta del espacio público. Lo cierto es que aquel año, el año en que la Policía Armada de Fraga mató a cinco trabajadores en Gasteiz, el ejecutivo de Arias Navarro prohibía y disolvía con porras y cargas lacrimógenas las peticiones pacíficas de amnistía. Los dueños del gobierno y de la calle no estaban dispuestos a regalar ni el gobierno ni la calle.

Manel Armengol era entonces un fotoperiodista en prácticas que capturó en el passeig de Sant Joan de Barcelona algunas de las imágenes más elocuentes de la Transición. Sobre un decorado de humo y árboles desplumados, los grises se abalanzan sin compasión encima de una masa inerme de ciudadanos que se protegen de los porrazos con las manos en la cabeza. La sensación de solemnidad histórica contrasta con el estrafalario caudal de imágenes que fluyen estos días por las arterias de las redes sociales, con esa estética de charlotada que recorre las sublevaciones neofascistas de medio mundo, desde el asalto al Capitolio hasta las asonadas bolsonaristas.

Pero ese esperpento televisado, ese chascarrillo febril de comedia chusquera, se vuelve menos risible cuando uno comprende su sincronía con el Estado profundo, un albañal irrespirable que se apodera de la superficie en cuanto salta la liebre. Mientras el público se entretiene con las extravagancias subversivas de la hinchada ultra, el juez Manuel García Castellón irrumpe como un mamut borracho en la cacharrería de la investidura y se saca de la toga una causa oportunista que confunde manifestación con terrorismo, Puigdemont con Otegi, e incluso se ensaña con Jesús Rodríguez, uno de los periodistas que desenmascaró la infiltración de la Policía Nacional en los movimientos civiles.

Tal vez nunca habríamos llegado a estos extremos si el PP no hubiera firmado en 2015 una reforma del Código Penal al calor del pacto antiyihadista. Se trataba de aprovechar la conmoción del atentado contra Charlie Hebdo para consolidar una definición tan elástica del concepto de terrorismo que bien podía servir para juzgar a titiriteros, encarcelar a raperos o perseguir chistes sobre Carrero Blanco. Había que enfriar el descontento de las calles y acallar las redes sociales. Había que hacer caso omiso a las amonestaciones de la ONU para mantener a raya a los jóvenes de Altsasu y contener al independentismo catalán con falsas imputaciones terroristas.

A nadie le extraña que Esperanza Aguirre termine convertida en carne de mofa por espolear a sus feligreses para que corten la calle Ferraz. Sin embargo, es difícil no pensar ahora en los CDR represaliados por obstruir las vías del tren en Girona o en los dos centenares de personas procesadas por plantarse en medio de la AP-7 en La Jonquera. Por no hablar de Tamara Carrasco, condenada a un confinamiento preventivo de un año, o de Adrià Carrasco, empujado a más de mil días de exilio, ambos hostigados por fantasiosas acusaciones de terrorismo en un sumario que apuntaba a un corte de carreteras. Si Aguirre se permite el lujo de invadir la calzada es porque se sabe amnistiada de antemano. Todo por putodefender España.

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Pedro Sanchez,PSOE
El terror y la mirada inocente https://blogs.publico.es/dominiopublico/6944/el-terror-y-la-mirada-inocente/ Wed, 08 Nov 2023 08:05:00 +0000 https://www.publico.es/es/?p=6944 Continuar leyendo "El terror y la mirada inocente"]]> Las atrocidades que están teniendo lugar estas semanas en la Franja de Gaza a cargo del Ejército Israelí, así como el ataque perpetrado previamente por Hamás el 7 de octubre pasado, son hechos tan bárbaros, brutales y despreciables que deberían ser absolutamente imposibles de aceptar y digerir. Quiero aclarar que esto que digo no es tanto una opinión o una tesis de carácter intelectual, sino una náusea que nace del terror, el asco y la repugnancia que provoca tanta muerte y tanta crueldad.

Tengo la impresión de que no llegamos a ser conscientes de lo que significa lo que está ocurriendo, de que la dimensión alcanzada por los crímenes y la pasividad con la que lo afrontan los gobiernos y las instituciones internacionales, está poniendo en peligro las bases de la convivencia en el mundo. Si unas víctimas son más víctimas que otras, si establecemos rangos en la empatía, si unos merecen más respeto y ayuda, los cimientos que deben regir nuestras relaciones se resquebrajan en favor exclusiva de la ley del más fuerte.

A estas alturas, después de un mes de guerra que se ha cobrado más de 10.000 muertos en ambos bandos, de ellos más de 4.000 niños y niñas, nuestra inacción y nuestra pasividad nos puede estar convirtiendo en cómplices de un genocidio. Una sociedad que no responde al imperio del terror está condenándose a sí misma a ser víctima de la deshumanización y de la sustitución de la empatía por otros vínculos, más ligados a intereses económicos y geoestratégicos que solidarios.

La respuesta de Israel al ataque sufrido está siendo tan desmesurada y tan brutal, que resulta difícil soportar tanto dolor incluso para nosotros, privilegiados occidentales que asistimos al crimen parapetados tras la pantalla de nuestro dispositivo inteligente.

Una cosa es el derecho a defenderse y otra muy distinta multiplicar por mil la Ley del talión y ejecutar a inocentes, sin importar siquiera que sean niñas y niños. Con esta respuesta Israel sencillamente se sitúa al mismo nivel o quizá en alguno superior al que ocupan los terroristas de Hamás.

No se pone en duda el derecho del pueblo judío a contar con un Estado y un territorio propio. Las dudas aparecen en el momento en el que el desarrollo de ese estado y la ocupación de dicho territorio entran en colisión con los derechos y la supervivencia del pueblo palestino.

La resolución 181 de Naciones Unidas que establece el nacimiento del Estado de Israel, habla también de la coexistencia de dos estados. Esta es la parte que Israel ha obviado siempre y es, precisamente, el origen de la violencia con la que han tenido lugar sus relaciones de con el mundo árabe.

Es por eso que las declaraciones del Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, condenando el ataque de Hamás del 7 de octubre, pero afirmando que dicho ataque no surge de la nada, tienen todo el sentido y resulta profundamente abyecto escandalizarse y afirmar que suponen una agresión a los judíos y a su estado.

Israel practica constantemente el "conmigo o contra mí", sin atender a los grises de todo conflicto, que son el fundamento para que una negociación sea posible y se creen las circunstancias para la búsqueda de soluciones pacíficas. Las posiciones maximalistas impiden los acuerdos y arruinan el entendimiento, y el estado de Israel no solo no ha cedido nunca en nada, sino que no ha hecho más que avanzar en el hostigamiento a través de la implementación de políticas y prácticas de apartheid.

El terrorismo, según la definición de nuestro diccionario, consiste en la "dominación por el terror" o, en su segunda acepción, en una "sucesión de actos de violencia ejecutados para infundir terror." Admitiendo, sin ningún género de duda, que Hamás llevó a cabo una despreciable y monstruosa acción terrorista el 7 de octubre, hay que manifestar sin rubor que también el estado de Israel está llevando a cabo practicas terroristas en Gaza desde entonces.

El objetivo de estos ataques, afirman, es acabar con los terroristas de Hamás, pero no se repara para alcanzarlo en la integridad de la población civil gazatí ni en la de los niños y niñas de la franja.

Cada uno de esos niños tiene nombre, historia, padres, hermanos y abuelos si es que no han sido ya exterminados. Dejemos de contemplarlos como piezas de un tablero, como efectos colaterales de un conflicto o como indeseadas consecuencias de lo inevitable. Los niños no son terroristas, señor Netanjahu, pero están sufriendo el terror impuesto por usted a través de un ejército que no se detiene ante su mirada inocente.

La ceguera del Estado de Israel está arrastrándonos a todos hacia la ceguera global ante los derechos humanos, hacia un apagón ético y moral de una sociedad polarizada y rota que va perdiendo la empatía y se refugia en el "no es asunto mío" o en el "qué voy a hacer yo".

Debemos escapar de esa sensación de imposibilidad de hacer nada, rebelarnos contra quienes quieren convencernos de que la brutalidad indiscriminada es necesaria para conseguir los fines perseguidos.

Cualquier objetivo que pase por encima de la vida de inocentes está pervertido y condenado de antemano. El derecho a defenderse de Israel debería acabar desde el momento en el que el número de niños y niñas muertos no deja de crecer. ¿No se ha derramado ya suficiente sangre de inocentes? ¿Cuántos más han morir para que callen las bombas?

Las acciones de los colectivos humanos están comandadas por personas concretas, y esta tragedia está dictada por alguien tan concreto, definido y localizado como Benjamin Netanjahu.

Él es quien desde hace años está conduciendo el conflicto palestino-israelí, a través de una espiral perversa de intransigencia y violencia extrema, a un lugar de cada vez más difícil solución.

Netanjahu debe ser juzgado como criminal de guerra, al margen de que los asesinos de Hamás también sean juzgados y condenados.

Cuando el destino de un pueblo se decide por terroristas del signo que sea, se hace necesario aplicar el derecho internacional, que dejen de hablar las bombas y empiece a ser tenida en cuenta, como valor fundamental, la mirada inocente de las niñas y los niños.

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El fascismo y la amnistía como excusa https://blogs.publico.es/dominiopublico/57478/el-fascismo-y-la-amnistia-como-excusa/ Wed, 08 Nov 2023 07:05:00 +0000 https://www.publico.es/es/?p=7134 Continuar leyendo "El fascismo y la amnistía como excusa"]]> La convocatoria de las derechas ante la sede del PSOE estos últimos días para protestar contra la amnistía nos ha regalado imágenes y piruetas retóricas inéditas, pero también nos ha lanzado un aviso que no debemos ignorar, por mucho que nos haga gracia lo esperpéntico de la foto. La Policía cargó contra la protesta la noche del pasado lunes cuando varios de los presentes trataron de romper el cordón policial y atacaron a los agentes que estaban en primera línea. Los videos del momento muestran las bengalas, los palos y los insultos de quienes encabezaban la protesta, incrédulos porque los antidisturbios no les dejaban asaltar la sede del PSOE.

Y es que de verdad se creen que tienen derecho a hacerlo. Que están salvando España y que la Policía está a su servicio, pues ellos nunca han cuestionado una acción policial, y siempre han defendido a los uniformados cuando han repartido leña. Menos esta vez, claro está, que son ellos quienes han recibido un pequeño aperitivo, nada comparable a lo que se suele recibir cuando los convocantes son otros. Entonces, la simpatía por las fuerzas del orden duró poco: "maricones", "piolines, os tendrían que haber lanzado al mar", "cobardes" y otros insultos y deseos de muerte contra tan hasta entonces aplaudidos y admirados funcionarios. Del ‘a por ellos’, al ‘qué coño hacéis si somos nosotros’.

Al día siguiente, la Policía justificó dicha actuación por la supuesta ‘infiltración de ultras’ en las protestas, a quienes dice haber incautado barras de hierro y palos extensibles. Infiltración de ‘ultras’, como si quienes llevaban días convocando no lo fueran, como si la Policía no supiese que todos los canales neonazis y fascistas habían llamado a acudir en masa, y como si, encima, sus líderes fuesen desconocidos o se escondieran. Allí estaban todos, sacando pecho y exhibiendo sus banderas y sus pancartas, reivindicando su presencia, lo contrario a infiltrarse, que sería esconderse para pasar desapercibido. Vox y PP silbaron, y todos los nazis y fascistas acudieron. Repito: solo hay que revisar los canales y las redes para comprobarlo.

Detrás de toda esta algarada, del teatro organizado de la derecha ante la supuesta rotura de España, se esconde su amarga verdad: La derecha perdió las elecciones. La amnistía es solo una excusa, y las manifestaciones ante las sedes del PSOE son su asalto al Capitolio. Es el mismo guion que siguieron Trump y después Bolsonaro cuando perdieron, cuando no reconocieron el resultado del plebiscito y cuando pretendieron revocar por todos los medios la voluntad popular que los desalojó del poder.

La amnistía, en caso de aplicarse, no cambiará nada de la vida de estos que hoy dicen dar su vida por España. No es como intervenir el mercado de la vivienda, el precio de las energías o la redistribución de la riqueza. Es por algo simbólico, por una pulsión nacionalista, patriotera, que exige cabezas colgadas en una pica como ejemplo para quienes se sientan tentados de no amar a España como ellos, que son capaces de fusilar a la mitad de su población para salvarla. Protestar contra la amnistía les cura el alma ante la mala deriva que consideran que lleva España, pero nada más. Su vida seguirá igual, haya amnistía o no. No tiene ningún efecto práctico en su día a día. Es puro postureo, puro orgullo patrio herido y puro complejo de inferioridad.

Y ante estos complejos, la derecha que gestiona, la que le va el sueldo en ello, aprieta y enciende la calle. Porque la derecha en este país no solo no es democrática, como se ha visto cada vez que pierde unas elecciones, sino que es un peligro para la democracia. Al día siguiente de los disturbios, ni siquiera tuvo la decencia de condenarlos. Es más, culpó al Gobierno de ordenar las cargas policiales sin motivo. Este relato fue refrendado irresponsablemente por los ultras que anidan en las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado a través de algunos de sus sindicatos, que, en vez de defender a sus propios compañeros, defienden la algarada. Era de esperar que, siguiendo la evolución de estas organizaciones y el germen de estos relatos en su seno sin que haya existido filtro alguno, terminaran por situar a una parte de estos funcionarios del lado de los que pretenden su particular asalto al Capitolio.

Lo de estos días es un aviso, insisto. Queda por delante no solo una investidura con la amnistía y el ruido de fondo, sino toda una legislatura, donde la ultraderecha, que perdió una buena parte de su representación en el Congreso, va a tratar de ganar más protagonismo en la calle. Y por todos los medios, como hemos visto estos días.

Durante esta última legislatura, el Gobierno ha castigado con dureza toda movilización social. Ni siquiera ha derogado la Ley Mordaza como había prometido, y ni siquiera ayer la aplicó a los fascistas en su algarada. Este gobierno ha reprimido a quienes se han demandado una vida digna para la clase trabajadora y quienes se han lanzado a las calles a parar desahucios. También a quienes se han enfrentado a los fascistas, a los mismos que ayer trataron de asaltar su sede, y ha pretendido reducir el antifascismo a una tribu urbana o a una papeleta cada cuatro años, menospreciando la amenaza que hoy se planta ante sus narices.

El camino está sembrado desde hace tiempo, no solo por su normalización una vez instalados en las instituciones, sino por quienes vieron en ellos una opción respetable en democracia, a pesar de pretender vaciarla de contenido. Unos aliados para gobernar o un instrumento para desgastar a su oponente. Todos ellos, quienes nos hicieron creer que el fascismo murió con Franco, y que sus restos eran los cuatro decrépitos que levantan el brazo cada 20N, son también responsables de haber escondido bajo la alfombra el monstruo que ahora amenaza con devorarlos a ellos también, y a todo aquél que se ponga por delante, por mucho aval democrático que nos creamos que valga.  

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Pedro Sanchez,PSOE
Pisotear el Derecho para acercarnos al precipicio https://blogs.publico.es/dominiopublico/6873/pisotear-el-derecho-para-acercarnos-al-precipicio/ Wed, 08 Nov 2023 06:15:00 +0000 https://www.publico.es/es/?p=6873 Continuar leyendo "Pisotear el Derecho para acercarnos al precipicio"]]> Se supone que desde aquello que se llamaba Siglo de las Luces quedó clara la importancia de la Ciencia y del Derecho para el avance social. La pandemia o el cambio climático fueron el culmen del negacionismo científico y hoy día estamos en el negacionismo del derecho. O, mejor, de ignorarlo o hacer lo que venga en gana con él. 

Muchas veces nos han dicho que la justicia hace lo que indica la ley. Pero hoy vemos con pasmosa claridad que el derecho tiene, y mucho, de interpretación. Eso sí, lo grave es usar el derecho para enfrentar. Y lo grave es también que esa interpretación sea buena o mala según quién la emita y según quién la reciba. 

Dice el preámbulo de nuestra Constitución que su voluntad es la de "garantizar la convivencia democrática". Por lo tanto, este debería de ser el marco para resolver conflictos políticos. Hay quien dice que el problema máximo de España ha sido Cataluña. Yo creo que fue el terrorismo etarra, porque había personas asesinadas. Y aún así, hubo indultos en todos los gobiernos. Ya advertía Aznar hace años, ante una pregunta de Isabel San Sebastián sobre ETA y el incumplimiento de las penas, que estas cuestiones no se pueden plantear en "términos dramáticos" y que cumpliendo la ley, el espíritu debía ser siempre abierto y generoso por la paz.

La amnistía puede gustar más o menos pero es una propuesta en la búsqueda de convivencia. En cambio, sin haber ni siquiera salido publicada, hemos visto las grietas en la justicia con enfrentamientos entre asociaciones e instituciones, como el CGPJ, que ha pretendido decirle al parlamento qué debe hacer. Decían en Jueces y Juezas para la Democracia lo terrible de un Consejo que entra en la lucha partidista, aparte de qué legitimidad tienen unos vocales que llevan cinco años con el mandato caducado.  

A veces, con tanto ruido, en vez de escuchar a los de aquí, conviene salir a ver qué dicen fuera. Financial Times comenta, a pesar de varios peros, que la amnistía "vale la pena". Y dice también que "es un callejón sin salida para el PP si solo coincide con la extrema derecha". Recordemos que Cataluña fue la gasolina para Vox. 

Al final da la sensación de que quienes han vivido solo de ETA y de Cataluña, porque no tiene más que aportar en la política, se encuentran que con estos dos focos apagados, no tiene nada más que hacer ni ofrecer. Y ese es el problema, que se les acaba el chiringuito. Será el Tribunal Constitucional el que se pronuncie al final. El resto tendrá que asumir lo que diga pero ya ha quedado manchada, de nuevo, una parte de la justicia que se ha mostrado de todo menos independiente y que da escalofríos.

El mismo miedo da lo que vemos con Israel. Porque aquí también se ha politizado, cuando el derecho internacional debería de ser la pauta para todo el mundo. Se enfadan cuando hablamos de genocidio, cuando el propio el exfiscal de la Corte Penal Internacional habla en esos términos, y cuando la Corte Penal Internacional habla de crímenes de guerra. No es problema de quienes lo recordamos de que exista el derecho internacional humanitario. Supongo que todo, como tantas veces, radica en conceptualizar mal y en que esto viene de lejos. Porque Israel acumula resoluciones sin cumplir una tras otra. 

Y frente a quienes dicen que Palestina es una tierra autónoma habrá que ponerles a leer la resolución 242, la 1860 o la 2334 donde la ONU pedía "la retirada de las fuerzas armadas israelíes de los territorios ocupados", "que la franja de Gaza es territorio ocupado desde 1967" o que "Israel es potencia ocupante". No nos lo inventamos, está escrito. Y forma parte de ese derecho del que algunos se creen que son los únicos guardianes, mientras lo ocultan y desprecian cuando les interesa. Israel es impune ante los ojos de todos no desde ahora, desde hace décadas. 

Mal vamos cuando volvemos a escuchar gritos de Viva Franco, que no se caracterizaba precisamente por el buen derecho, o se aplaude o reconoce a un Israel que mata a población civil en contra del derecho internacional. Vamos mal cuando el derecho se diluye en el partidismo, cuando resulta lo contrario de lo que se debería o cuando se ignora. Porque, entonces, todo está permitido. Y la justicia marca la calidad de una democracia.

Hablaba antes del Siglo de las Luces. Ahora parece que, de aquellas "luces", quedan pocas. Que algunos están usando, despreciando, negando y pisoteando el derecho para ponernos al borde del precipicio. Justo porque era lo único que les impedía hacer lo que les da la gana y por eso quieren mancharlo y destruirlo. Para arrastrarnos a un futuro que se parezca más a un pasado y que, frente a la luz, es bastante oscuro.

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Eliminacionismo en Gaza https://blogs.publico.es/dominiopublico/57463/eliminacionismo-en-gaza/ Wed, 08 Nov 2023 05:55:00 +0000 https://www.publico.es/es/?p=5500 Continuar leyendo "Eliminacionismo en Gaza"]]> El ataque israelí contra la franja de Gaza ha vuelto a poner el foco sobre la cuestión del genocidio. Se trata de uno de esos términos que, por uso excesivo, acaban por perder tanto valor heurístico como capacidad movilizadora. Por eso resulta necesario buscar descriptores que nos permitan entender lo que sucede de forma más precisa y desapasionada. Eliminacionismo es uno de ellos.

Lo acuñó Daniel Goldhagen, historiador estadounidense hijo de superviviente del Holocausto, para referirse a formas de violencia política sistémica contra determinados grupos que incluyen el genocidio, pero no se limitan a él. Podemos definir el eliminacionismo como el despliegue de estrategias para neutralizar a una comunidad (étnica, cultural, religiosa, política) a la que se considera enemiga o bien su capacidad de infligir daño, sea este real o supuesto.

Al contrario que el genocidio, el eliminacionismo no consiste en el exterminio total o casi total de un determinado grupo, aunque los efectos prácticos a veces sean similares. Según Goldhagen, para neutralizar a la comunidad enemiga, los programas eliminacionistas pueden recurrir a cinco estrategias distintas, aunque no necesariamente a todas ellas: 1) la transformación cultural, que incluye el borrado de una determinada identidad cultural o la conversión forzosa; 2) la represión, que comprende formas de violencia cotidiana y la segregación racial, social y cultural; 3) la expulsión (mediante deportaciones o forzando la huida del grupo enemigo); 4) la prevención de la reproducción (mediante la esterilización forzosa, el robo de niños o las violaciones masivas) y 5) el exterminio propiamente dicho.

El exterminio puede ser total y en tal caso hablamos de genocidio; parcial, cuando solo se elimina a un porcentaje de la población, o selectivo, cuando se aniquila a determinadas categorías clave dentro de la comunidad enemiga para neutralizar la identidad o la capacidad de acción del grupo –por ejemplo, el asesinato masivo de intelectuales, maestros, periodistas, políticos o sacerdotes, según el caso. Cuando Goldhagen habla de tácticas exterminadoras, se refiere a los asesinatos en masa, que define como la muerte de al menos un millar de personas. Es importante recalcar que para el historiador no es criterio de inclusión en el eliminacionismo "la intención explícita de eliminar, por no hablar de asesinar, a un grupo". No se juzgan intenciones, sino resultados.

Volvamos ahora a Palestina. ¿Podemos hablar de eliminacionismo? A excepción de la prevención de la reproducción, lo cierto es que Israel ya ha puesto en marcha todas las estrategias eliminacionistas que define Goldhagen, algunas desde hace tiempo y con mayor o menor intensidad -y la prevención de la reproducción también, de hecho, con las mujeres judías de origen etíope.

Empecemos por la transformación cultural. Israel no ha tratado obviamente de convertir a los musulmanes al judaísmo, pero sí de eliminar las trazas de la historia y la cultura palestina en los territorios que ocupa. De hecho, como demostró la antropóloga Nadia Abu El Haj, la arqueología, aliada al nacionalismo y colonialismo israelíes, ha sido clave en ese borrado de identidad en el paisaje y la construcción de una historia depurada de palestinos.

Sobre la represión no cabe duda posible: Israel es, de facto, un estado segregacionista que margina y castiga a los palestinos de todas las formas inimaginables. Físicamente, a través del muro de nueve metros de alto que rodea Cisjordania, y jurídicamente: en este mismo territorio, los colonos israelíes están sometidos a la ley civil israelí, mientras que los palestinos lo están a la ley militar.

Por lo que respecta a la expulsión, solo en 1948 huyeron o fueron expulsados cerca de 700.000 palestinos. En 2019, el número de exiliados llegaba a 5,6 millones, lo que quiere decir que hay un millón más de palestinos viviendo fuera de sus fronteras que dentro. El ataque contra Gaza está provocando una nueva oleada de refugiados. Cada exilio en masa, además, supone un nuevo avance de la colonización israelí e imposibilita el retorno de los que se han ido. La expulsión se logra de diversas maneras. Una de ellas es hacer la vida de los palestinos invivible, a través de la segregación que he mencionado o destruyendo sus bases de subsistencia: arrasando cultivos y cegando pozos. Desde 1967, los soldados y colonos israelíes han destruido 800.000 olivos y cientos de miles de frutales en campos de Palestina. Es una forma de forzar la migración, pero también de destruir la memoria y la identidad cultural de un pueblo.

Y finalmente, el punto más controvertido: el exterminio. Israel no ha perseguido hasta la fecha una política abierta e intencionalmente genocida contra el pueblo palestino, sin embargo, sí ha cometido asesinatos en masa. Lo hizo en la guerra de 1947-1949 y lo está volviendo a hacer en el asalto a la franja de Gaza. En un mes, las fuerzas israelíes han matado a cerca de 10.000 personas. En el mejor de los casos lo ha hecho con una absoluta falta de respeto por la vida de los civiles, lo cual es, en sí mismo, susceptible de ser considerado crimen de guerra.

En conclusión: el Estado de Israel ha practicado ya cuatro de cinco estrategias eliminacionistas, mientras sus líderes utilizan abiertamente el lenguaje del genocidio y la limpieza étnica. A estas alturas, la cuestión no debería ser cómo llamamos a lo que están haciendo, sino cuándo lo paramos.

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Bomberas https://blogs.publico.es/dominiopublico/57472/bomberas/ Tue, 07 Nov 2023 06:39:00 +0000 https://www.publico.es/es/?p=5609 Continuar leyendo "Bomberas"]]> La profesión de bombero o bombera es una de las más estereotipadas del mercado laboral. En España, sólo contamos con un 1% de mujeres en total de plantilla en el curso 2021, y en la Comunidad de Madrid la media es menor, dejándonos en un 0.7%.

Pero es que además las pruebas físicas de acceso están sobrevaloradas, de tal forma que la puntuación de los y las aspirantes depende directamente de las marcas que realicen. No es que se exijan unos mínimos lógicos en una profesión que requiere una preparación excelente para hacer frente a situaciones de emergencia, es que sé sobre puntúa a las personas que obtienen mejores marcas, como si estuviéramos seleccionando atletas para las Olimpiadas. Esto, obviamente, favorece sobremanera a los hombres, más fuertes por lo general, y discrimina claramente a las mujeres.

No es casualidad, por tanto, que se presenten tan pocas mujeres a las pruebas para entrar en el cuerpo de bomberos de la Comunidad de Madrid. Si en 2019 se presentaron 56 mujeres de más de 2.000 aspirantes y sólo accedieron 2 (menos del 0,1%), en las de 2022 solo se han presentado 31. En la actualidad de 1.527 profesionales tan sólo 50 son mujeres y, de ellas, solo 10 ocupan puestos de bombera o bombera conductora.

La autoexclusión a presentarse a las pruebas es consecuencia de dos circunstancias que se retroalimentan. Por un lado, en los roles o estereotipos de género y la falta de referentes femeninos, y, por otro, en la dificultad de las pruebas físicas, tanto por su diseño como por su puntuación.

Tenemos que tener muy claro que cuando una mujer no puede acceder a un puesto de trabajo por el hecho de ser mujer se esta produciendo una discriminación machista. En este caso, escondida bajo el falso debate de la seguridad o la excelencia.

Leíamos en redes, múltiples mensajes a nuestra propuesta de igualdad de trato en las pruebas de acceso al Cuerpo, que manifestaban, no de manera muy educada precisamente, que, en caso de estar en peligro, querían ser salvados por los mejores y que les daba igual si esos mejores eran hombres o mujeres. Pues bien, aquí radica otro de los problemas, la concepción de quienes son los mejores también está construida a través de un sesgo machista. 

Si en unas pruebas de acceso, como es el caso de la Comunidad de Madrid, las pruebas físicas están pensadas para que los mejores sean aquellos que tienen más fuerza en los miembros superiores, las mujeres nunca podremos adquirir esa calificación pues existe la constatación empírica de que la diferencia de fuerza entre hombres y mujeres en la parte superior del cuerpo es notable, tanto que las mujeres suelen tener entre un 40% y un 50% menos de fuerza en esta parte del cuerpo.

Sin embargo, y para quien nos pudiera decir que es imprescindible la fuerza para formar parte del cuerpo de bomberos, hay que recordarles que si pudiera ser así a finales del siglo XIX cuando se crearon los primeros cuerpos de bomberos modernos, ya no lo es en la actualidad. Las necesidades y demandas de la sociedad han cambiado mucho y las necesidades del cuerpo de bomberos ya no son solo apagar incendios, sino participar en muchas situaciones de emergencia, como pueden ser inundaciones, caídas de árboles, accidentes de tráfico, etc., etc., siendo además la prevención de riesgos un apartado que ocupa una posición muy relevante en las funciones del cuerpo.

Además debemos recordar, que los retenes y brigadas deben estar formados por personas con distintas habilidades y características, porque cuando se atienden emergencias no se necesita solamente la fuerza. Por ejemplo, puede ser igual de importante reptar por un hueco estrecho, manejar una escala o conducir un camión, que levantar mucho peso en el press de banca.

Por todo ello, lo que pedimos no es que se suavicen las pruebas de acceso, sino que se tengan en cuenta la diversidad de necesidades dentro del cuerpo de bomberos y también la diversidad de nuestros cuerpos. De esta manera estaremos abriendo la mirada y actualizándola al siglo XXI consiguiendo algo tan importante como no dejarnos cualidades y talento femenino por el camino.

Desde Más Madrid tenemos muy claro que si no se actualiza la manera de entrar al cuerpo de bomberos, y por el contrario se endurecen aún más las pruebas físicas como parecen tener en mente en la Consejería, vamos a usar todos los medios a nuestro alcance, incluidos los tribunales, para denunciar al Gobierno de Ayuso. Entendemos que se está vulnerando la Ley de Igualdad entre hombres y mujeres para la regulación del acceso a un empleo público, así como el objetivo de igualdad de garantizar el derecho a la libre elección de profesión que consagra el artículo 35 de la Constitución.

Consideramos que las administraciones públicas aún no están tomando medidas significativas para evidenciar esta desventaja de las mujeres en el acceso a este tipo de empleos y aplicar medidas correctoras efectivas que anulen esta situación discriminatoria. Y por ello, y porque no es la primera vez que tenemos que levantar la voz para superar un obstáculo machista que señala a las mujeres como menos capaces que a los hombres, vamos a apostar por cambiar esta mirada según la cuál solo los hombres pueden acceder a determinados trabajos, como es el caso del cuerpo de bomberos.

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La libertad de expresión, la censura y la cancelación https://blogs.publico.es/dominiopublico/57457/la-libertad-de-expresion-la-censura-y-la-cancelacion/ Tue, 07 Nov 2023 06:20:30 +0000 https://www.publico.es/es/?p=4967 Continuar leyendo "La libertad de expresión, la censura y la cancelación"]]> Escenario 1º

Salman Rushdie en una de sus escasas comparecencias ha inaugurado telemáticamente el viernes, 25 de octubre, la XII edición de Kosmópolis en Barcelona. Ha informado en el acto que publicará sus memorias en abril próximo, porque "a quien le han intentado cortar el cuello tiene derecho a ello". El escritor ha sido objeto de trágicos sucesos personales luctuosos y vergonzantes. Primero fue la condena en una fatwa del ayatolá y líder supremo iraní Jomeini, condenándole en 1989 a muerte debido a la publicación de su obra Versos satánicos (1988). La fatwa tiene la cualidad de que la condena puede ser ejecutada por cualquier musulmán. El escritor, eterno candidato a Premio Nobel de Literatura, ha estado a punto de perder la vida por el intento de asesinato el 12 de agosto de 2022 en Nueva York por un fanático, que a cambio ganaría el paraíso y una sustanciosa cantidad de dólares. El régimen iraní manifestó por medio del ministro de Asuntos Exteriores, Kananí, que únicamente el escritor y sus seguidores son culpables de lo sucedido, ya que "Salman Rushdie provocó la ira pública al insultar al sagrado Corán y a 1.500 millones de musulmanes".

Escenario 2º

En España, en la semana del 23 al 29 de octubre de 2023, se ha prodigado una serie de declaraciones de líderes del partido político Vox contra los inmigrantes africanos que recalan en maltrechas pateras en las costas de Canarias. Juan García Gallardo, vicepresidente de la Junta de Castilla y León el 25 de octubre afirmaba en Medina del Campo (Valladolid): "Traen aquí a 183 jóvenes, varones, en edad militar, que generan tanta sensación de inseguridad en el pueblo". Pepa Millán, portavoz de Vox en el Congreso de los Diputados, decía el 26 de octubre en el Congreso de los Diputados: "Existe una vinculación clara entre la inmigración ilegal y la delincuencia... una inmigración masiva que está poniendo en riesgo la seguridad de los barrios de las ciudades". Ignacio Garriga, secretario general de Vox, expresaba el 27 de octubre en el programa La Hora, de TVE: "Vienen personas que pueden cometer delitos de robo, ocupaciones, atentados terroristas".

Afirmaciones de líderes de Vox que han sido desmentidas por personas que tienen responsabilidad respecto a la inmigración. Pero que calan, a pesar de sus falsedades, en las mentes de tantas personas crédulas de nuestro país. Palabras semejantes a las que los acólitos de Hitler, estando en la oposición parlamentaria, lanzaban contra los judíos en los años treinta, calando igualmente en la sociedad alemana.

El atentado contra Rushdie y las declaraciones de los líderes de Vox permiten plantearnos las posiciones teóricas sobre la libertad de expresión: la censura, la cancelación y la admisión.

Censura, cancelación y admisión en torno a la libertad de expresión

La censura es la prohibición jurídica de la libertad de expresión, absoluta o relativa (sometida a condiciones), que es practicada por los regímenes tiránicos y dictatoriales. Los primeros la prohíben totalmente. Los segundos la someten a condiciones y entre ellas la condición previa de la autorización del poder político. Hemos padecido en España durante el régimen franquista este tipo de censura del ejercicio de todos los derechos fundamentales y singularmente de la libertad de expresión. Los derechos fundamentales eran sometidos al control previo administrativo de la autorización; sin ésta no era posible ejercitarlos. En la democracia española tras la aprobación de la Constitución de 1978 la autorización previa ha quedado suprimida y únicamente se exige la previa comunicación a la Administración del ejercicio de algunos derechos fundamentales, como la manifestación pública, para que aquélla vele por el buen desarrollo de la manifestación y además ésta no vulnere la práctica de otros derechos, como la libre circulación.

La cancelación no tiene el apoyo de una norma de derecho prohibitiva. Puede ser entendida en un sentido fáctico y puntual, la oposición a la celebración de un acto del cancelado, o en un sentido potencial, el intento de que el acto no se celebre. Nos interesa la dimensión potencial, que es la que tiene un relevante alcance social: la cancelación como la incitación desde instancias de cualquier tipo ­-de una institución pública, de una organización, de un colectivo, de un particular- al aislamiento social de una persona, grupo u organización por múltiples razones de orden político, económico y social. La cancelación responde a diversas motivaciones. Abarca un amplio abanico de posibles cancelados: desde los Estados a las personas concretas, apelando a la gente para que no los contrate, asista a sus espectáculos, compre sus productos y obras, difunda su publicidad, les preste sus servicios, etc. Asistimos al reclamo a la cancelación dirigido contra Rusia y sus productos debido a su guerra contra Ucrania, en la que Rusia incumple la legalidad internacional y todos los tratados, pactos y declaraciones en torno a los derechos humanos. ¿Asistimos ahora a una llamada a la cancelación de la misma naturaleza contra Israel, que está masacrando a los inocentes civiles palestinos, incluyendo a mujeres, niños y ancianos? Evidentemente, no. La doble vara de medir de los Estados y de la comunidad internacional se manifiesta con la discriminación en la práctica de la cancelación.

El debate crece cuando la apelación informal se convierte en objeto de recurso jurídico, dando lugar al debate en el interior de los tribunales sobre si el cancelador ha ejercitado la libertad de expresión en un sentido fuerte y justificado o, por el contrario, ha incurrido en el delito de discriminación, que suele estar reconocido en los códigos penales de las democracias avanzadas.  Si les gusta las disquisiciones jurídicas ahí tienen un material estimable en los fundamentos de las sentencias resolutorias de los recursos de los tribunales estatales y del Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH). Las respuestas de los tribunales difieren en función del uso de diversos criterios para sostener si se trata de libertad de expresión o discriminación: la relevancia pública de la persona que hace el reclamo, el alcance del mismo, el daño producido, la intencionalidad, etc. Los no juristas suelen desconocer que los criterios interpretativos del derecho no son rígidos ni están jerarquizados, sino que el juzgador debe buscar la solución justa del caso ponderando la diversidad de estos criterios: literarios, históricos, lógicos, sistemáticos, teleológicos y sociológicos. Lo que explica -y tanto sorprende a la población en general- que las sentencias sean tan diversas ante hechos que se consideran similares. Cuenta mucho en la resolución la selección que un juez o tribunal hacen de los criterios, cómo los pondera y conjuga y cómo los prioriza. Solía decir a mis alumnos de primero de Derecho, alentando su espíritu crítico, que en el Derecho dos más dos no siempre son cuatro, sino cinco o tres. En el último curso de la carrera ya estaban preparados para entender la dependencia de la pretendida ciencia jurídica de la oscilante política jurídica.

La admisión es el tratamiento favorable a la libertad de expresión en las democracias parlamentarias avanzadas. No confundir con la tolerancia, que expresa la idea de la concesión desde una instancia superior siempre sujeta a la voluntad del concesor, que igual que la admite la puede retirar a su libre albedrío. Como la tolerancia de algunas religiones practicada por algunos monarcas absolutos, que solo concedían el carácter oficial a una determinada y única religión, la religión oficial del Estado, tolerando otras religiones (más bien la profesión de fe que la práctica de culto). Antes hemos precisado que la libertad de expresión puede ser vulnerada por la censura o la cancelación. Ahora la admisión de la libertad de expresión presenta límites en su ejercicio ocasionados por la colisión con el ejercicio de otros derechos. No hay censura que la prohíba. Lo que no quiere decir que pueda practicarse sin control, pues las constituciones establecen límites, frecuentemente el daño que la expresión pueda producir a otros derechos fundamentales, como el derecho al honor, a la intimidad y a la propia imagen.

La falta de compartimentos estancos entre censura y cancelación

La censura y la cancelación no actúan separadas y en distintos ámbitos. La censura es más fuerte medida que la cancelación en principio. Se impone de suyo y se ejecuta, porque está amparada por la norma de derecho. La cancelación es una convocatoria a los destinatarios para que actúen de una determinada manera con ciertos sujetos o colectivos, lo que puede no llevarse a cabo. Pero desde una perspectiva evolutiva hay que tener en cuenta que censura y cancelación pueden caminar en una dirección de refuerzo lineal: la cancelación, cuando se extiende y consigue apoyo social, puede terminar en censura y ésta, al imponerse, también puede provocar una cancelación. La cancelación puede ser más grave que la censura en función de sus objetivos y daño producido. No es posible establecer entre ellas una jerarquía en atención al criterio de la gravedad de las consecuencias.  La cancelación, cuando se reitera y encuentra un gran respaldo social, puede transformarse en censura, de la misma manera que ésta puede perder fuerza obligatoria y caer en desuso, cuando el poder deja de imponerla. La censura, por su parte, puede ser absoluta, es decir, incondicionada, o relativa, si es sometida a límites.

La calificación de los escenarios anteriores: ¿censura? ¿cancelación? ¿ambas cosas?

El caso de Salman Rushdie responde a una censura absoluta impuesta por un régimen teocrático tiránico y por boca de su Dictador religioso, el ayatolá Jomeini. El Dictador político-religioso se salta todas las garantías jurisdiccionales de la persona presentes en el Estado de Derecho, que en nuestra Constitución están reconocidas en los arts. 24 y 25. Utiliza un instrumento, la fatwa, de carácter religioso, que está por encima del ordenamiento jurídico. En el caso confluyen un Estado absoluto, en el que todos los poderes están concentrados en una persona sagrada e inviolable, y un Estado teocrático en el que las normas religiosas son las primeras fuentes materiales del ordenamiento jurídico.

Ahora bien, a la censura acompaña la cancelación del escritor, la incitación a su aislamiento e incluso a su asesinato por cualquier musulmán. Si examinamos los caracteres de la fatwa, vemos que concilia en un todo la censura y la cancelación: a) no admite disculpa ni arrepentimiento (para nada sirvió la declaración firmada y pública de disculpa de Rushdie en Londres en 1990), b) se ceba en personas o colectivos aislados y no militantes en organizaciones combatientes, c) aplica la más alta sanción de la condena a muerte, y d) puede ser ejecutada por un sujeto castigador universal: cualquier creyente musulmán.

¿Cómo podemos calificar los casos, cada vez más habituales, de cargos de Vox contra la libertad de expresión? ¿Cómo valorar las declaraciones de los líderes transcritas anteriormente? Considero que entran en la calificación de la cancelación, en la medida en que no están sustentadas en normas de derecho de aplicación obligatoria. Pero en otros casos, cada vez más frecuentes conforme Vox toca poder político, se trata de censura pura y dura, cuando ya no es una declaración, sino una acción de gobierno dimanante de una concejalía o de una consejería, teniendo competencia normativa para ejecutarla (con independencia de que la competencia sea recurrible por contravenir una norma jerárquicamente superior). Por ejemplo, los casos constantes de prohibición de actos culturales por razones ideológicas. Recuerdo que una responsable de Vox prohibió uno de estos actos arguyendo que "no entraban en la ideología de su partido". ¡Qué disparate! Si Vox alcanzara más fuerza electoral y consiguiente presencia gubernamental, la censura crecería y probablemente también las consecuencias de la cancelación promovida por las bases sociales de este partido político. Ése es el riesgo que corre nuestro país. Afortunadamente, en la fecha de firma de este artículo, se ha alejado la posibilidad de un Gobierno de coalición en el Estado español del PP y Vox. Es evidente que hemos estado muy cerca de que nos gobierne un vicepresidente y varios ministros del Gobierno español pertenecientes a Vox. Con ello la censura a la libertad de expresión se hubiera extendido y la cancelación hubiera tenido un efecto exponencial difícil de predecir.

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libertad de expresión,Vox
¿Quién está a favor de Palestina? https://blogs.publico.es/dominiopublico/57469/quien-esta-a-favor-de-palestina/ Tue, 07 Nov 2023 06:20:00 +0000 https://www.publico.es/es/?p=5589 Continuar leyendo "¿Quién está a favor de Palestina?"]]> Hace unos días escribía yo un tuit con el contenido siguiente: "Cuando a las democracias no les importa el bombardeo de civiles y a los que denuncian el bombardeo de civiles no les importa la democracia, la democracia está acabada. Israel ha iluminado ese abismo abierto entre Occidente y el resto del mundo. Por él caeremos todos".

La concisión del formato reclama quizás algunas explicaciones. Vivimos en un mundo fragilísimo en el que los regímenes democráticos liberales (a los que uno se aferra ya como gato panza arriba y contra el propio ideario transformador) están en retroceso y en el que, como causa y como efecto, la confianza en las instituciones democráticas deriva en picado hacia el precipicio. Fruto de su pasado colonial y de su impulso imperialista, Europa y EEUU han tenido siempre muchas dificultades para convencer al resto del planeta de las bondades de sus principios y sus reglas, como lo demostró la respuesta del sur global a la criminal invasión rusa de Ucrania, interpretada en muchos casos como una respuesta natural a la arrogancia intrusiva de los occidentales.

Europa, he dicho otras veces, es una buena idea y un mal ejemplo. En Ucrania respondió por una vez a los valores en los que dice fundarse; lo hizo, desde luego, contra las cuerdas y guiada por razonamientos estratégicos e intereses espurios, pero tanto los ucranianos como los defensores del derecho internacional no pudimos dejar de felicitarnos de una postura que impidió la anexión imperialista de Ucrania a Rusia. Como quiera que Europa ha sido casi siempre un mal ejemplo, buena parte del sur global desconfió de las intenciones; e incluso en el propio continente tanto la ultraderecha rampante como la vieja izquierda estalibana justificaron de algún modo el golpe de Putin.

Es en este contexto global de fragilidad democrática en el que se produce la brutal operación miliciana de Hamás y la respuesta genocida de Israel, cuyos bombardeos han asesinado en las tres últimas semanas a 10.000 palestinos, la mitad de ellos niños. Si no por convicción, al menos por interés estratégico, Europa y EEUU, tras condenar los crímenes de guerra de Hamás, tenían que haberle parado los pies a Israel en nombre de la misma legalidad internacional cacareada en Ucrania. Que las democracias liberales, en un momento de contracción inquietante, hayan hecho exactamente lo contrario abre aún más la fosa que separa a nuestros gobiernos de los gobiernos y ciudadanos del resto del mundo, cada vez menos dispuestos a dejarse regir por los dobles raseros de Occidente. Las democracias han abandonado a la Palestina ocupada a su suerte mientras que la defienden y apoyan regímenes autoritarios -incluido el ruso- y poblaciones a las que importan cada vez menos, y con razón, las luchas democráticas. Incluso si no nos sentimos concernidos por los niños muertos, incluso si se consigue evitar la extensión del conflicto, las consecuencias de esta hipocresía brutal son ya devastadoras para la democracia y para el derecho internacional.

Es muy probable que Biden pierda las elecciones por su apoyo incondicional a Israel; es seguro que aumentará el antisemitismo europeo; es inevitable que la violencia sufrida por los palestinos se traslade a nuestras ciudades, donde la islamofobia contribuye a criminalizar a las víctimas. ¿Y con qué fuerza moral denunciaremos a partir de ahora las dictaduras, los atropellos de China o de Rusia, los atentados terroristas?

La pregunta es: ¿no hay nadie a quien le importe al mismo tiempo el bombardeo de hospitales y la democracia? A algunos sí, pero esos ya perdieron la batalla. ¿Nos acordamos de Siria? Los sirios que se levantaron en 2011 contra la dictadura de Al-Asad, que se organizaron en coordinadoras locales democráticas, que durante más de un año rechazaron tanto la internacionalización como la militarización de la revolución, fueron abandonados por las democracias occidentales, pero también por la izquierda global, que apoyó los crímenes de la tiranía, la intervención de Irán y los bombardeos masivos (¡contra hospitales y panaderías!) de Rusia. El régimen sirio, hoy de nuevo rehabilitado e hipócritamente pro-palestino, es responsable de al menos doscientas mil muertes violentas, entre ellas las de trece mil presos ahorcados en la cárcel de Saydnaya.

Lo podemos exponer así: la causa ucraniana ha sido maldecida por el favor de las democracias occidentales; la causa palestina por el favor de regímenes autoritarios e izquierdas "anti-imperialistas" hipócritas y simplistas. Israel ilumina, por desgracia, todos los dobles raseros. Tras los bombardeos de Gaza, aplaudidos o permitidos por la UE y por EEUU, los ucranianos, obligados a votar contra Palestina (y contra Cuba) en la Asamblea General de la ONU, se quedan definitivamente solos. Tras los bombardeos de Gaza, los palestinos, que estaban más solos que nunca, vuelven a depender, para una supervivencia insegura, de las dictaduras árabes, de Irán y de la propia violencia organizada. Nadie se lo puede reprochar, pero todos lo lamentaremos.

Porque no puede olvidarse una cuestión central. Cualquiera que defienda las políticas genocidas de Israel, cuya existencia no está amenazada, defiende el supremacismo colonial y la Ocupación ilegal de Palestina. Sabemos de qué lado está y lo reprobamos con ética indignación. No es tan fácil, en cambio, con los que se dicen pro-palestinos. ¿Sabemos lo que dice el que dice que está a favor de Palestina? ¿Que está a favor de la justicia, la legalidad internacional y los DDHH? No siempre. No se puede ser hoy pro-israelí y estar a favor de la legalidad internacional y los derechos humanos. Eso es imposible. Pero se puede ser pro-palestino y ser, al mismo tiempo, antisemita. Se puede ser pro-palestino y ser al mismo tiempo prorruso. Se puede ser pro-palestino y apoyar a Bachar Al-Asad. Se puede ser pro-palestino y estar a favor de Irán, el Estado Islámico y la dictadura de Sisi. Se puede ser pro-palestino y abandonar a los sirios, los ucranianos y los saharauis.

Una amiga tunecina muy querida, atea y de izquierdas, me defendía el otro día la violencia de Hamas en la medida en que había dado visibilidad a la causa palestina, olvidada por las juventudes árabes, pero enseguida manifestaba su preocupación por las dificultades que encontraba a la hora de explicar a sus compañeros de trabajo, muy afectados por los bombardeos, la diferencia entre israelíes, sionistas y judíos y de evitar la glorificación de Hamás como única alternativa a la Ocupación de Palestina. En un contexto de frustración regional, de polarización global y de cinismo colonial, la conciencia del sufrimiento palestino no te convierte automáticamente en defensor de la Humanidad.

Es ahí donde se juega el destino del mundo. No tanto en la lucha contra Israel como en las diferencias políticas entre los defensores de los palestinos. Los bombardeos de Israel, como decía, han iluminado todos los dobles raseros, también los de una izquierda que abandonó a los sirios y ha sido cicatera con los ucranianos. Los bombardeos impunes de Israel, y la hipocresía criminal de los occidentales, hacen difícil a veces ser pro-palestino y estar a favor de la democracia, la legalidad internacional y los acuerdos pacíficos entre los pueblos. El proyecto colonial de Israel, lo sabemos, se alimenta de esa dificultad que ella misma alimenta sin parar: necesita que los propalestinos seamos antisemitas, fanáticos religiosos y amigos de dictaduras. La supervivencia misma de la humanidad, en cambio, depende de romper esa maldición. Ese es el verdadero desafío al que debemos responder los defensores de la justicia en Palestina y en todo el mundo. 

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El desafío de la nueva legislatura: convertir los cuidados en política de Estado https://blogs.publico.es/dominiopublico/57466/el-desafio-de-la-nueva-legislatura-convertir-los-cuidados-en-politica-de-estado/ Tue, 07 Nov 2023 06:17:00 +0000 https://www.publico.es/es/?p=5526 Continuar leyendo "El desafío de la nueva legislatura: convertir los cuidados en política de Estado"]]> El desafío de la nueva legislatura: convertir los cuidados en política de Estado

"Situar los cuidados en el centro de las políticas públicas", "poner en valor y reconocer el trabajo de cuidados", forma parte del discurso político progresista cotidiano. Sin embargo, al significante hay que dotarlo de contenido. Se suele entender por "cuidados" el conjunto de tareas que producen bienes y servicios que procuran las atenciones necesarias para generar y garantizar el bienestar físico y emocional de las personas. Estas tareas se sitúan, generalmente, como aquellas que se producen cotidianamente en el marco íntimo y del hogar, y que recaen, fundamentalmente, en nosotras. Así, cuando se habla de políticas públicas de cuidados, se busca desplegar dos ejes que se complementan y refuerzan, el de la visibilidad y el reconocimiento de estas tareas por la sociedad, otorgándoles un valor, y desarrollar el potencial profundamente emancipador que supone que lo público asuma la responsabilidad y el compromiso con estas tareas desde una concepción comunitaria, desnaturalizando su feminización y alejándonos de esencialismos que acaban por reproducir lógicas normativas patriarcales.

La crisis social y sanitaria de la covid-19 puso sobre la mesa la necesidad de hablar, repensar y articular los cuidados como una política pública. Sin embargo, cómo afrontar la organización de los cuidados desde las políticas sociales bajo nuevos estándares de redistribución e igualdad desde un enfoque comunitario, transversal e integral, es un importante reto que no debería quedar reducido a un solo ámbito sectorial, o a un aislado refuerzo presupuestario. Tenemos la oportunidad de poner en marcha un nuevo modelo que responda al cambio de paradigma que supone vertebrar un sistema de cuidados que coordine e integre la intervención de todos los sectores de las políticas que tienen que ver con la calidad de vida. Se trata, de generar un marco que aúne las estrategias de intervención en los ámbitos social, laboral, urbanístico, económico y medioambiental desde la perspectiva de derechos e interseccional. Se trata de dibujar un horizonte. Sin embargo, para llevar a cabo una hoja de ruta realista se deben abordar cuestiones concretas y urgentes a través de reformas estructurales que materialicen la transformación del modelo social de los cuidados. Un buen ejemplo es afrontar la transformación de los cuidados de larga duración.

Desde la pandemia se han dado pasos notables en España: en 2021 se aprobó el Plan de Choque en Dependencia que sentaba las bases para la recuperación del sistema español de cuidados de larga duración. Las principales medidas del Plan se centraron en una cuantiosa financiación, la mejora de las prestaciones, el empleo y la gestión y acreditación de los centros residenciales. 

En 2022 se aprobó el Acuerdo del Consejo Territorial de Servicios Sociales y del Sistema para la Autonomía y Atención a la Dependencia, sobre criterios comunes de acreditación y calidad de los centros y servicios del Sistema para la Autonomía y Atención a la Dependencia. Este, además de establecer unos criterios mínimos de calidad en toda la estructura de servicios, incluye medidas que regulan el número y la dotación de profesionales, la cualificación y formación de las y los trabajadores, así como aspectos relacionados con la contratación. A estas medidas se suma, la modificación, este mismo año, de las prestaciones en la conocida popularmente como Ley de Dependencia. No obstante, existe una vulnerabilidad: estos avances están fuertemente condicionados a la disponibilidad presupuestaria de la Administración Central, al diseño de modelos de coordinación socio-sanitaria en todos los niveles territoriales, al diálogo social y a la propia dinámica multinivel.

Consolidar un sistema de cuidados requiere de la elaboración de una norma con vocación multidimensional que establezca medidas concretas, a todos los niveles de actuación, que facilite la coordinación institucional necesaria para dar respuestas holísticas a la organización social de los cuidados

Esta estructuración comporta una ley de servicios sociales para todo el Estado que armonice la actual heterogeneidad territorial, fije el carácter universal de los servicios sociales y su configuración como derecho subjetivo junto, como mínimo, con una reforma ambiciosa de la Ley de Autonomía Personal y Atención a la Dependencia, que vaya más allá de lo quirúrgico, que despliegue la orientación preventiva, supere la actual visión asistencial y desdeñe el estancamiento en un sistema aislado, de apoyos puntuales a modo de remiendos.

Ante la crisis de sostenibilidad de la vida, la próxima legislatura abre una oportunidad para otorgar un carácter endocéntrico en la agenda de políticas pública a la organización de los cuidados y, así, responder con la construcción de una sociedad más igualitaria que apueste por la equidad económica y social. Los cuidados deben ser ley, que no solo no se carguen en nosotras ni sea una cuestión de reparto, que el Estado los abrace y los recoja.

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El horror como fetiche https://blogs.publico.es/dominiopublico/57460/el-horror-como-fetiche/ Tue, 07 Nov 2023 05:50:00 +0000 https://www.publico.es/es/?p=5475 Continuar leyendo "El horror como fetiche"]]> Existe, como con todo lo que se deshumaniza, una suerte de fetichismo estético de lo judío. No pocas veces nos encontramos con personas que afirman tener un antepasado o una línea genealógica sefardí o askenazi, en una buena parte de los casos bastante difusa, que les compete para enarbolar el dolor milenario de un pueblo entero, como si pudieran sentir en las plantas de sus pies el ardor inclemente de la arena del desierto. La sobreactuación conlleva transitar los caminos de la frivolidad y esta acaba por desencadenar escenarios de vergüenza ajena, elevando la voz de los judíos de temporá -que me perdone mi amiga Silvia Agüero por usar una frase tan gitana- sobre las de familias a las que la Shoah les arrebató todo.

Este texto lo escribe una mujer cuyo segundo nombre es Shulamit, nombre elegido y abrazado en honor a una genealogía íntima, femenina y de algún modo sagrada, que queda para mí y para mi círculo cercano, de dónde yo venga o deje de venir, no me legitima para casi nada en lo tocante a representar o ser la voz del dolor de los pueblos, pero tengo presente a Rebeca, que dio de beber a Eliezer y sus camellos a pesar de lo limitado del agua y los trabajos necesarios para sacarla del pozo. Si me asiste alguna autoridad espiritual o ética, tiene que ver con esto, con los recursos compartidos y el respeto al otro, cosa que no he practicado tanto como debería.

Después de la Shoah, los judíos europeos no tenían dónde ir, siglos de mal trato, expulsión, robos, crueldad, antisemitismo y persecución no cicatrizan con facilidad, más de seis millones de asesinados en apenas seis años y la voluntad de borrar a un pueblo entero de la faz de la tierra suponen una herida que no puede cerrarse. Es lógico comprender la necesidad de buscar un lugar apartado del infierno, quienes pretendieron quedarse en Europa no fueron precisamente bien recibidos, no hace falta remontarse a los reyes católicos, en España, por no irse lejos, se hablaba de "cruzada judeomasónica" cuando algunas de nosotras ya habíamos nacido. Había razones políticas, estratégicas y de fe para elegir volver al Sinaí y deben entenderse sin cinismo, después de siglos intentando sortear la erradicación cómo no vas a encomendarte a lo sagrado para seguir viviendo.

No creo que el Estado de Israel, en una parte de su concepción, fuese un Estado ilegítimo, pero hay que hacer un esfuerzo deliberado para olvidar la herencia imperialista del mismo y la necesidad de Estados Unidos de extender su presencia en medio oriente, pero la convivencia hubiera sido posible si se hubiera hecho un esfuerzo por la emancipación (no han faltado voces israelitas apoyando esta posibilidad), creo que la ilegitimidad Israel se la ha ganado a pulso a fuerza de crueldad, crímenes, colonización y una política de limpieza étnica que ha sido impulsada por la ultraderecha caníbal, que se encargó de quitarse de en medio a figuras como Shulamit Aloni, bendita sea: "Debemos hacer del Estado de Israel una oportunidad para los judíos del mundo, no un Vaticano. No queremos que Israel sea un gueto o un estado teocrático ortodoxo", o el propio Rabin, convencido sionista durante gran parte de su vida y hombre de armas implacable que, sin dejar de ver a Arafat como el enemigo, terminó sus días entendiendo que la paz era el único camino y lo pagó con su vida: "La violencia corrompe la base de la democracia israelí".

El proyecto sionista es fundamental en esta ecuación pero creo que se resta importancia a cómo la derecha, clásica, la de siempre, ha acelerado las cosas y las ha ensangrentado. Usa el sionismo porque es lo que funciona en su contexto, como otras derechas del mundo apelan al nacionalcatolicismo o al islam de las fatuas que claman muerte. Como mínimo no debe sacarse de la ecuación lo ideológico manipulando lo teológico.

Las voces que hablan desde lo judío pero no por los judíos, porque eso no puede hacerlo nadie, obligan estos días a reconocer la violencia infame de Hamás antes de seguir hablando del la masacre de Gaza, pero tal requisito nada tiene que ver con una búsqueda de la paz, se pide como salvaguarda, como justificación a lo que ha venido después, como limpieza de manos ante la barbarie y, por tanto, es una manipulación repugnante de los mil asesinados del día 7 de octubre. Y lo más importante, ¿quién habla por los palestinos?

Por reconocer y condenar el horror, estoy dispuesta a remontarme hasta donde haga falta, desde el horror de la matanza de Hebrón del 29 hasta los asesinatos de hace un mes y todo lo sucedido entre uno y otro desastre, tal reconocimiento no resta un ápice de oposición frontal a los crímenes del estado de Israel desde casi su fundación misma, que ha asesinado, robado, colonizado, aplicado políticas racistas y humillado con total impunidad al pueblo palestino, sepultando bajo la arena del desierto, década tras década, cualquier esperanza de entendimiento del proyecto de patria judía.

Poner muertos sobre la mesa, compararlos, siempre es un ejercicio de miseria que suelen proponer quienes tienen interés en alimentar los conflictos, pero si tenemos que entrar en ese juego, la desproporción de la supuesta defensa del Estado de Israel habla por sí misma, hospitales destruidos, diez mil personas -y seguimos contando- asesinadas en un mes, una generación entera de niños masacrada, acceso al agua cortado, arrinconamiento para bombardear con más efectividad y comodidad, arengas teocráticas desde los estrados de la democracia, deshumanización, horror tras horror que confirma la idea de que estas acciones criminales estaban esperando un desencadenante para llevarse a cabo así, sin paños calientes, delante de todo el mundo, un ataque camuflado bajo una acción defensiva mirando a Estados Unidos y mostrándole el derramamiento de sangre como un alumno avieso muestra a su presa muerta ante el maestro. La comunidad internacional, cómplice y despiadada, aplaude la maniobra.

Tengo la sensación de que estos días habla todo el mundo pero solamente escuchamos a quienes tienen el poder de hacerse escuchar. El uso de la retórica del holocausto para ilustrar los crímenes del Estado de Israel es otra sobreactuación que nada tiene que ver con la paz y sí con el ego de quien la emplea. Cuando se habla de comportamiento nazi, no se mancha la imagen de Netanyahu y sus perros de la guerra, se está pisoteando la memoria de millones de muertos y de sus descendientes, que han pedido en vano que por favor no se cuente la realidad del horror desde una simplificación semejante e injusta con el dolor de un pueblo.

La violencia monstruosa que se emplea contra Palestina no necesita de efectos especiales, es obvia, la tenemos delante, la hemos visto desarrollarse a lo largo de nuestras vidas y tiene su propia historia que merece, como mínimo, términos ajustados a ella, no frases hechas. Hay demasiado ruido interesado y la frivolidad con la que se narra el presente es horrible. La dignidad estos días, además de en quienes están allí, en Gaza, soportando la oscuridad, está en las calles de medio mundo, que se ha movilizado en masa haciendo frente a la narrativa de "lo estamos permitiendo", otro ramalazo reaccionario que apaga brasas de paz en lugar de avivarlas, otra frase hecha. Somos mucho mejores de lo que nos cuentan que somos.

Si en algún momento de la historia pudo ser compatible una Palestina libre y soberana con un Estado de Israel en los mismos términos, hoy ya no es posible. Tanta sangre no puede ser limpiada, ni del suelo de las casas de sus perpetradores, ni de la memoria de los que la han derramado. Esto no va a olvidarse nunca.

Mi solidaridad, apoyo y dolor con el pueblo palestino. Que dios conceda inteligencia a nuestros corazones para distinguir el día de la noche.

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Aquí manda el 'Baticano' https://blogs.publico.es/dominiopublico/57475/aqui-manda-el-baticano/ Mon, 06 Nov 2023 20:32:27 +0000 https://www.publico.es/es/?p=5650 Continuar leyendo "Aquí manda el 'Baticano'"]]> Tras ponerle los cuernos a mi novia, he decidido hacer las paces con Dios tatuándome una cruz en el pecho y opositando a la judicatura.

En verdad, esto no es del todo así. Primero, porque técnicamente no le he puesto los cuernos a nadie, pues mi novia y yo tenemos una relación abierta; segundo, porque la culpa nacionalcatólica no me sobrevino tras el acto en sí, sino un par de días después, mientras leía Retrato del artista adolescente, de James Joyce.

Recuerdo que era casi de noche y que por las ventanas de mi casa, al igual que en una epifanía postindustrial, entraba la tenue luz naranja de las farolas mientras leía una escena del libro en la que Stephen Dedalus, protagonista de la novela, recibía una imponente lección sobre la magnitud del castigo infernal y los pecados.

Estaba yo leyendo esa escena, flipando con el magma interior que se estaba gestando en Dedalus al recordar todos los pecados que había cometido (entre ellos, la lujuria), cuando la angustia del prota se contagió de su sangre a la mía: ¡oh, Dios mío, había pecado! ¡había mancillado tu nombre y había ensuciado tu corazón pervirtiendo ese pulcro templo que debe ser mi cuerpo! ¡te había deshonrado! Iría al infierno, sí, Dios mío, iría al infierno porque la no ofensa a mi novia es indiferente, lo importante es la ofensa a ti y a tu moral católica. ¡Por favor, perdóname!

De todo aquello saqué, además de una cita con el estudio de tatuaje, una conclusión bastante clara: no importa nada que sea ateo, pues nunca terminaré de desprenderme del todo de mi absurda moral católica. Y eso también te afecta a ti, lector/a.

Vengo de una familia cristiana, de las de misa los domingos y adoración nocturna, y me he criado con sus valores. Esos que a veces son buenos, como los de no matar y ser buena persona, pero otras muchas veces son medievales, como el tema del arrepentimiento y la flagelación.

De todos esos dogmas anticuados intento desprenderme a diario como en una lucha contra las ratas, a escobazos morales y existencialistas, pero no siempre puedo. En demasiadas ocasiones, el nacionalcatólico que llevo dentro se agarra a mi estómago y me recita versos de culpa al oído.

La cosa es que este problema que tengo no solo me pasa a mí, sino a mucha más gente. En Baticano (escrito así, con b), Bad Bunny cuenta que siente la misma culpa cuando se besa con Villano o con Tokischa y que no debería sentirla, pues si es verdad que existe Dios, ningún ministro en la tierra tiene derecho a usar una moral desfasada en su nombre para juzgar a los hombres y mujeres

En este país de tradiciones nacionalcatólicas, por mucho que ya perreemos y nos besemos en la pista del progresismo, seguimos manteniendo unos resquicios chungos que se ven día tras día. Por ejemplo, con la reacción social hacia los abusos sexuales de la Iglesia o las decisiones de nuestra judicatura.

A pesar de saberse que ha habido más de 400.000 casos de agresiones sexuales de curas contra niños, la derecha nacionalcatólica, la que precisamente no se atormenta por tener esa moralina rancia en su cuerpo, no ha dicho ni pío, pero sí ha puesto el grito en el cielo por todo el asunto de la Amnistía: porque tu Iglesia puede joderle la vida a miles de personas que no pasará nada, pero ni media broma con perdonarle los pecados a un señor con flequillo.

Estos días me pregunto qué hubiese pasado, y esto es solo un ejemplo, si se hubiesen detectado esos 400.000 casos de pederastia en una organización laica como la red de bibliotecas públicas.

En las calles de Madrid, tendríamos manifestaciones multitudinarias de la Sociedad Católica pidiendo justicia y el cierre de esta red por pervertir a menores, pero como el escándalo ha sido en el seno de la Santa Madre Iglesia, es mejor mirar para otro lado. Porque abusar de niños es inmoral y un pecado, pero no es tan grave como ir contra el Ministerio de Dios.

Estos resquicios de moral católica, como decía, no solo se están viendo con el tema de los abusos, sino también con las decisiones que está tomando la judicatura, la cual parece que prefiere actuar como el Tribunal del Santo Oficio antes que como el tercer poder de una democracia occidental.

La decisión de la Audiencia Nacional, que ha imputado por terrorismo a Carles Puigdemont en el caso de Tsunami Democratic justo cuando se están cerrando las negociaciones con los independentistas para la investidura de Pedro Sánchez, toma ya qué casualidad, puede hacer pensar a los impíos, a los que tenemos ya una plaza eterna reservada en el Hotel Pandemonium, que no viene motivada por un amor al oficio judicial, sino a su moral. Pareciera que la democracia acaba donde entra en juego la moral nacionalcatólica de una, grande y etcétera.

Si ya es grave que yo, pobre chaval, esté gobernado por una especie de Baticano interior que me la lía de vez en cuando, me parece todavía mucho más chungo que nuestros jueces actúen de la misma forma, dejándose llevar por pulsiones que, más que a los tiempos judiciales y a la mera interpretación de la ley, pareciera que responden a sus más oscuros deseos: ver a Puigdemont en el infierno y a Sánchez en el calvario.  

Arrepentíos, oh, impuros; tatuaos cruces en vuestros pechos y doblad vuestras corvas ante los representantes de Cristo en la tierra: los jueces españoles.

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Investidura: ya no hay marcha atrás https://blogs.publico.es/dominiopublico/57454/investidura-ya-no-hay-marcha-atras/ Mon, 06 Nov 2023 09:53:53 +0000 https://www.publico.es/es/?p=4786 Continuar leyendo "Investidura: ya no hay marcha atrás"]]> "El acuerdo entre PSOE y Junts está hecho, otra cosa es el detalle y la puesta en escena". Un destacado integrante del Gobierno en funciones, conocedor de cada segundo de la negociación sobre la investidura de Pedro Sánchez, hablaba en estos términos a última hora del viernes pasado, cuando se conoció el frenazo de la negociación entre los socialistas y el partido de Puigdemont. La parada a repostar los últimos pormenores dio al traste con las pretensiones del líder socialista de tener los acuerdos listos con Junts y ERC la semana pasada, aunque "negociar al límite", como está haciendo Junts y como avisaban quienes conocen bien a Junts, es exactamente esto, y todavía no se descarta que este mismo lunes, la presidenta del Congreso, Francina Armengol, anuncie las fechas de la investidura (las fechas posibles irían del 8 al 11 incluido) esté cerrado el documento de la proposición de ley, o no. Un texto, por cierto, que ni requiere el visto bueno del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) ni éste está legitimado para dar visto bueno o malo alguno con sus cinco años de inconstitucionalidad a cuestas. La democracia es esa proposición de ley de la amnistía con su respaldo parlamentario y no, la ocupación del CGPJ por cinco años, sin el apoyo de las Cortes y cobrando de nuestros impuestos.

Ni PSOE ni Sumar contemplan en absoluto la voladura de las negociaciones. Los independentistas catalanes, tampoco. El texto de la propuesta de ley de amnistía ha sido trabajado meticulosamente hasta la última letra, hasta la más irrelevante coma, y su importancia directa para una parte sustancial de la población catalana, que depositó en sus partidos y líderes políticos la confianza y el riesgo de emprender un proceso de independencia de Catalunya avalado por las urnas, es de tal magnitud que hace imposible que Junts rechazara su salida adelante. No es una norma elitista, como se esfuerza en vender la (ultra)derecha desatada, sino un texto que abarca a todos los estamentos políticos y sociales que se vieron implicados en el procés desde 2013 y que pretende poner a cero el contador de las relaciones entre Catalunya y el Estado y dentro mismo de Catalunya.

Junts, ERC, PSOE y Sumar, con el respaldo del resto de socios de investidura (Bildu, PNV, BNG y quién sabe si Coalición Canaria), saben lo que tienen enfrente: una (ultra)derecha frustrada por la lógica más aplastante que les echan en cara sus bases, "Si es delito, si es ilegal, si es inconstitucional, ¿por qué se va a poder hacer la amnistía y por qué Sánchez y Díaz gobernarán otra vez?". La respuesta es obvia: porque es mentira lo que PP, Vox y la parte más reaccionaria de la elite (esa sí) de la judicatura están diciendo, junto a otros sectores autoritarios de la sociedad. La propuesta de ley, la investidura de Sánchez, el voto de los independentistas, la aprobación parlamentaria de la amnistía -incluso, con el retraso en el que trabaja el PP, con mayoría absoluta en el Senado- y su recurso (seguro) ante el Tribunal Constitucional son perfectamente legítimos y legales. El redactado de la ley debe ser casi perfecto, si admitimos que la perfección no existe por el componente de interpretación humana de las leyes; su aprobación parlamentaria, impecable, dilatada por el PP o no. Y que después se pronuncie el TC ninguneado por sus compañeros del Poder Judicial.

El Gobierno en funciones, Junts y ERC se enfrentan a jueces que han hecho ostentación pública de su rechazo a una ley, primero, que ni conocen y, segundo, cuya competencia para evaluarla implica solo al Constitucional. Saben los socios de investidura que se enfrentan a muchos y muchas magistradas que ampliarán todo lo posible el decreto de la amnistía a muchas y muchos catalanes, solo por ideología, cuando no intenten tumbarla. Por eso es imprescindible todo pespunteado de refuerzo. Así ocurrió con la ley del solo sí es sí, donde hubo magistrados con más ganas de rebajar penas a criminales sexuales por ir contra el Gobierno que aquéllos/as que las aplicaron consecuentemente por un error técnico o falta de precaución del Ejecutivo incontestables. Es el resultado de dar a jueces y juezas potestades que no les corresponden, como las políticas durante el procés.

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Carles Puigdemont,Pedro Sanchez
‘Nada’: Un retrato amable de la insoportable vejez masculina https://blogs.publico.es/dominiopublico/57439/nada-un-retrato-amable-de-la-insoportable-vejez-masculina/ Mon, 06 Nov 2023 05:45:19 +0000 https://www.publico.es/es/?p=3065 Continuar leyendo "‘Nada’: Un retrato amable de la insoportable vejez masculina"]]> Los mandatos de la masculinidad, al tiempo que nos han otorgado, y nos siguen otorgando, poder y privilegios, nos hacen vivir una serie de fantasías de las que tal vez muchos hombres no sean conscientes. La primera de ellas nos ha llevado a creernos seres heroicos y omnipotentes, invulnerables, capaces de enfrentarnos a todos los peligros y desafíos. La segunda nos ha hecho creer que somos independientes cuando la realidad es que siempre hemos dependido de otros y sobre todo de otras: las mujeres que nos han cuidado. Sin ellas, sin sus trabajos, sin sus tiempos volcados en ser "para otros", difícilmente habríamos triunfado en lo público. Vivir en ese mundo de fantasías nos ha llevado a despreciar lo relacional y todo lo vinculado con las mujeres y lo femenino. De ahí las enormes carencias que seguimos mostrando en todas esas dimensiones que nuestras compañeras, habitualmente no reconocidas y con frecuencia explotadas, han desplegado no por una disposición natural, sino como resultado de una cultura que las educó para satisfacer nuestras necesidades y estar permanentemente disponibles. Puro y duro machismo.

Los hombres hemos ido acumulando una serie de discapacidades, en gran medida como consecuencia de nuestro permanente escaqueo de los trabajos de cuidado, de los vínculos afectivos y, en general, de la mayoría de las actividades esenciales para mantenernos con unos niveles mínimamente aceptables de bienestar físico, mental y emocional. Estas carencias se hacen especialmente visibles cuando llegamos a esa etapa de la vida en la que nuestra vulnerabilidad se acrecienta –aunque en cualquier momento de ella la fragilidad sea la más fiel y humana compañera-, y en la que no nos queda más remedio que admitir, aunque algunos lo hagan a regañadientes, que somos animales interdependientes. La vejez, ese tiempo, que más bien es un proceso, que se alarga cada vez más, y que parece tan incompatible con las exigencias de productividad y éxito social, acaba siendo la última oportunidad para desmontar la virilidad que nos hizo creernos héroes. Aunque tal vez sea demasiado tarde para aprender y sobre todo para desaprender las lecciones de una masculinidad tan puñetera. Solo desde esta perspectiva podemos explicar, por ejemplo, por qué tantos viudos buscan en seguida retomar una vida en pareja, algo que hacen no solo para paliar su soledad sino también, y me temo que, sobre todo, porque necesitan a su lado más una criada que una compañera. Nada que ver, por lo general, con lo que viven las mujeres, mucho más dispuestas a vivir esa etapa liberadas al fin, salvo que las conviertan en sacrificadas abuelas, de su rol de eternas cuidadoras. A nosotros, además, nos toca aceptar que nuestro brillo público empieza a languidecer, que nuestra potencia sexual languidece y que ya no podemos subir con tanta facilidad los escalones de los púlpitos que nos hicieron creer que éramos los importantes.

La esplendida serie Nada, obra de los habitualmente brillantes Mariano Cohn y Gastón Duprat, además de regalarnos un paseo hermosísimo por una maravillosa Buenos Aires, nos ofrece un retrato perfecto de esas masculinidades viejas que se enfrentan inevitablemente al reconocimiento de una vulnerabilidad que nunca reconocieron en el espejo. La impecable interpretación de Luis Brandoni (Manuel), con el que es fácil empatizar pese a sus excesos de genio cascarrabias, nos lleva de la mano por una especie de fábula, sencilla y tierna, de esas que al parecer no le gustan mucho a Sergio del Molino, en la que la cuestión de fondo es cómo la vejez nos enfrenta a la soledad, a la pérdida de autonomía y a la dificultad de mantener un estatus de privilegio. Las dos mujeres que en la serie sostienen a Manuel, tres si contamos a la exmujer que siempre está disponible para continuar siendo sostén, son un magnífico ejemplo de cómo ese contrato cruel que llamamos patriarcado las ha condenado al lugar de la precariedad, la emocionalidad y los trabajos no valorados. Las eternamente disponibles, a ser posible con una sonrisa y con la ternura como "mano izquierda", siempre dispuestas a agradar y a servirnos. Un pilar esencial para que mientras tanto nosotros podamos seguir ocupados en nuestras labores de "genio". Menos mal que en un giro final del guion, Marina (Ariadna Artuzzi), la chica joven de la serie da un paso que la sitúa en la senda de la autonomía. Esa de la que no disfrutó su predecesora, Celsa (María Rosa Fugazot), a la que bien podemos identificar con la estereotipia que se ceba con las mujeres de edad avanzada, es decir, con la abuelita entrañable de tantos relatos, con la vecina viejita a las que hablamos con diminutivos o con esa esposa fiel y paciente que, con los años, pareciera que deja por imposibles las torpezas domésticas del marido.

Nada, que puede verse como un largometraje, y que cuenta además con la presencia secundaria de Robert de Niro, en un rol que nos avisa también de lo complicado que nos resulta a los hombres mantener amistades íntimas y duraderas, debería servirnos de espejo a muchos hombres que ya estamos en ese pliegue que nos avisa de la segunda parte. El protagonista, un crítico gastronómico convertido en un dios, es un magnífico ejemplo de esa masculinidad narcisista, emocionalmente tan incapacitada y necesitada de llevar siempre el timón, además de por supuesto de tener un aval público y un aplauso que confirme su genialidad. Una virilidad que asumimos como si no fuéramos seres encarnados, habitantes de cuerpos frágiles que enferman y se tambalean. Todo ello la serie nos lo cuenta sin acritud, sin bilis, con la intención, al menos así lo interpreto yo, de que lo emocional nos permita asumir un relato que puede funcionar como un espejo muy cruel. Para muchas y sobre todo para muchos. Que sus creadores opten por esta narrativa no me parece motivo de negación de valor. Ni tampoco me sirve el argumento de que la serie responde a los esquemas buenistas de la plataforma que la emite – Disney –, como tampoco estoy de acuerdo, como hace unos días escribía Sergio del Molino, con que el producto se regodee en los buenos sentimientos y adolezca de tensiones, mala leche y lenguas afiladas. Quizás no esté tan mal que en estos tiempos tan guerrilleros lo audiovisual sea capaz de ofrecernos alternativas a la acritud. Que vindique la amabilidad, el humor y el arte de hacer habitable lo cotidiano. A mí al menos me sería imposible sobrevivir en un mundo tipo Succession, por ejemplo. Yo, que soy un hombre de más de 50, y que arrastra las incapacidades de un machista en revisión, necesito historias que, desde la capacidad de empatizar y de emocionar, me hablen de quién soy y de quién no debería ser. Entre otras cosas porque no quiero llegar a viejo con el cuerpo cargado de bilis y mi pecho nada entrenado en el arte de sentir y cuidar.

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Buenos tipos con buenas intenciones https://blogs.publico.es/dominiopublico/57445/buenos-tipos-con-buenas-intenciones/ Sun, 05 Nov 2023 06:44:00 +0000 https://www.publico.es/es/?p=3628 Continuar leyendo "Buenos tipos con buenas intenciones"]]> El otro día, en un debate público televisivo, se me recriminó por afirmar que el machismo se construye a base de buenos tipos cargados de buenas intenciones. Me resultó llamativo que la alusión al viejo refrán castellano relativo a que el infierno está empedrado de buenas intenciones no se entienda con la misma claridad cuando es trasladado al peculiar infierno que sufrimos las mujeres. Habrá pues, que insistir sobre ello para afirmar que las estructuras machistas se sostienen sobre una constante repetición de distintos gestos y actitudes llevadas a cabo por personas queridas, ejecutadas a menudo bajo una intachable intención. Son buenos tipos, son nuestros amigos, hijos, yernos, vecinos, maridos, hermanos, compañeros y hasta desconocidos, que en su natural comportamiento cotidiano contribuyen como hormiguitas laboriosas a la sedimentación de un constructo social que se resume en el poder de la mitad de la población sobre la otra mitad, las mujeres.

Mas allá de los criminales feminicidios, de las agresiones sexuales y de los maltratos físicos, que sin duda constituyen su cara más cruel, el patriarcado es una estructura de dominación compleja, una conformación cultural, social y política que data de siglos, se extiende en nuestros modos de vida sin muchas excepciones y trasversalmente adopta una forma sutil y silenciosa que va creando las condiciones para todas las terminales donde se expresa el machismo: la comunidad, la casa, el trabajo, la amistad, la relación social o el amor.

Cuando las feministas en el discurso público nos atrevemos a impugnar esta realidad en una sociedad que ha evolucionado, pero que sigue muy contaminada de machismo, se nos ridiculiza como si formásemos parte de una secta de personas trastornadas, sedientas de venganza y preñadas de frustración por cuestiones, desde luego, estrictamente personales. Para ellos (y algunas ellas) vivimos en una sociedad de oportunidades igualitarias sin distinción, sin sesgo sexista, pura meritocracia de géneros. La cuestión que denunciamos se reduce, por consiguiente, a la existencia de un grupo muy minoritario de maltratadores, siendo todos los demás hombres seres igualitarios de luz, todos feministas. Buenos tipos, en definitiva.

Desgraciadamente, el problema es mucho más complicado, se ha ido construyendo lenta y soterradamente mediante comportamientos individuales que pasan a ser colectivos, de ahí a la costumbre, la cultura, y finalmente a leyes no escritas. Por supuesto que hubo una decisión social de reparto de roles y de ejercicio de dominio conformada poco a poco, que se ha ido heredando y transmitiendo de forma semiinconsciente, de tal manera que las posiciones relevantes que siguen teniendo los hombres no se reconocen como privilegios sino simplemente como derechos, consecuencias de una función natural que no existe.

Así, para el discurso normativo histórico y actual, no es que a las mujeres se nos haya impedido acceder a puestos de responsabilidad, es que nuestro (este sí) privilegio de la maternidad conlleva de manera prácticamente inevitable nuestra decisión espontánea y entusiasta de protagonizar casi en exclusiva los cuidados, lo que excluye otras funciones sociales relevantes. Naturalmente, esas tareas que son del todo invisibles nos han de aportar la felicidad plena como consecuencia de una condición colectiva que todas compartimos. Tenemos bajo esta óptica las mismas oportunidades que los varones de ser talentosas, brillantes, líderesas, si no lo somos quizás es que no lo merezcamos. En definitiva, los hombres son naturalmente los jefes, porque así lo hemos todas y todos decidido, y colectivamente mantenido, como consecuencia de una superioridad intelectual y moral evidente. Ellos merecen detentar la autoridad y el poder. Ellos, los destinatarios del prestigio social. Un pacto pacífico y sin fisuras.

Por este eje central del relato del machismo y por esta construcción cultural de estereotipos es por lo que seguimos sustentando una sociedad no igualitaria. Así, sin querer y con cariño, teniendo hijas, madres, hermanas y amigas, es como se hacen bromas sobre peluquerías para ridiculizar a mujeres políticas, se desprecia el deporte femenino, se manda callar a una compañera, o se puede llegar al contacto físico sin autorización. Todo con la mejor intención y, encima, soportando la duda insalvable de cuando se puede dar un beso o no, o de cuándo se pueden mantener relaciones sexuales si no hay un contrato por medio. Todo ello es herencia, memoria y recuerdo, no reflexión.

La cuestión clave, a mi juicio, para la transformación que necesitamos, es el análisis que deben hacer los buenos tipos sobre su comportamiento cotidiano, sobre la necesidad de tratar al otro, a las otras, como seres completos, como absolutamente iguales, directamente como personas, sin condescendencia, con respeto. Ser conscientes con objetividad de la conducta propia y la del resto sin sentirse atacados y, por tanto, sin auto justificarse, porque de no hacerlo, nos alejamos de una sociedad efectivamente igualitaria. Ojalá los buenos tipos empiecen a entender que también es suya la responsabilidad del combate colectivo contra un infierno empedrado de machismo.

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feminismo
Vender lo prohibido https://blogs.publico.es/dominiopublico/57451/vender-lo-prohibido/ Sun, 05 Nov 2023 05:33:00 +0000 https://www.publico.es/es/?p=4372 Continuar leyendo "Vender lo prohibido"]]> La semana pasada, poco antes de que un ataque informático dejara esta columna y este digital en el limbo, una noticia disparó en mi cabeza una metralleta de preguntas: ¿Qué es lo prohibido en el mundo del arte en pleno siglo XXI? ¿Qué no se puede exhibir por censurado, cancelado o atacado? ¿Quién lo decide? ¿Por qué? ¿Han cambiado los tabús y los censores o son los mismos? ¿Cuáles son los tipos de censura: política, religiosa, comercial, militar, social...? ¿En qué orden operan? ¿Quién prohíbe más? ¿Dónde va lo prohibido?

La novedad era que había abierto sus puertas un museo único en el mundo: el Museo del Arte Prohibido y en sus galerías podría haber algunas respuestas.

Está en Barcelona, en un edificio singular, bien de interés cultural desde 1980: la casa Garriga Nogués, obra del arquitecto Enric Sagnier i Villavecchia de 1904. Por ahora expone 42 obras de las 200 que atesora Tatxo Benet, su propietario y próspero periodista venido a mega empresario, con un patrimonio estimado de 240 millones de euros.

Benet empezó esta colección en 2018, cuando retiraron de Arco la obra "Presos políticos en la España contemporánea" de Santiago Sierra, unas horas después de que él la hubiera adquirido.

De repente era dueño de una obra prohibida y empezó a preguntarse por la suerte y el paradero de otras con historias parecidas. Encontró la National Coalition Against Censorship (NCAC), una ONG estadounidense que trabaja contra la censura de todos los tipos, y el libro, su biblia oficiosa, Censor Art Today (El Arte Censurado Hoy) del periodista y escritor británico Gareth Harris, pero ninguna colección como ésta; ningún museo como el suyo.

Y no se trata de una recopilación de arte escandaloso, como aclaró a los medios en su presentación, ni ideológico: "Censura tanto la derecha como la izquierda", afirmó. Se trata de reunir y exponer las obras que quienes las retiran no quieren que sean vistas. Su valor artístico y su cotización son muy dispares. Hay Goyas y hay dibujos realizados por presos de Guantánamo. Lo importante es la historia de persecución de la obra. Eso es lo que la hace susceptible de pertenecer a este nuevo selecto club, según su dueño.

Repasando las obras expuestas al estreno queda claro que el poder sigue siendo el Censor Número Uno. La conclusión es muy simplona: censura el que puede y siguen pudiendo más los reyes, los dictadores, los Gobiernos, las religiones y ahora también empiezan a poder las corrientes sociales movilizadas con ansias canceladoras. La censura es, sin duda, síntoma de fuerza pero también de inseguridad y de intolerancia.

Juan Carlos I sodomizado por la activista y líder bolivariana Domitila Barrios de Chúngara, Franco –siempre a mano– en una nevera de Coca–cola, crucifijos de mil maneras: en pis, con el payaso de Macdonald´s haciendo de

Cristo, con avión militar como cruz, etc; versión de retrato de virgen de Murillo sexualizada con la tela rajada por ataque con objeto punzante, veinte alfombras de rezo extendidas con una pareja de tacones de aguja sobre cada una, imagen de Emiliano Zapata con piernas de mujer y tacones altos montando a caballo desnudo, retrato de la vuelta al ruedo del torero Juan José Padilla después de perder un ojo, las fotos sado de Robert Mapplethorpe, los Caprichos de Goya, un desnudo de Klimt, un Banksy de un policía...

Las desventuras de estas piezas entrañan la historia del poder y de la intransigencia y de los intentos más o menos infructuosos de limitar el pensamiento, de manipular a la masa, de imponer un statu quo y un relato, de ejercer el control más omnímodo, el que pretende aniquilar las ideas distintas, el principio de cualquier cambio, atentando contra la pluralidad, la convivencia y la libertad más básica en el presunto mundo libre, la de nuestras cabezas.

Este museo demuestra que cada vez será más difícil e incongruente poner puertas a ese campo, que no habrá diques efectivos para esos manantiales rebeldes e infinitos que nos trajeron hasta aquí y que podrían llevarnos mucho más lejos, porque la democracia es imperfecta pero ha avanzado mucho y puede seguirse perfeccionando desde dentro. Contiene rendijas por las que destruirla y también por las que irla agrandando. De cuál de esas dos maneras de modificarla gane, depende el porvenir: que el mundo, entendido como la vida de las personas y del planeta, mejore y sea más justo o siga empequeñeciendo.

Y dicho esto, como el mundo del arte y sus paradojas es infinito, también hay que decir que estas obras probablemente se revalorizarán tras pasar por este espacio, instalado con gusto y dinero en uno de los epicentros mundiales del turismo artístico. Y que es posible que aparezcan artistas que creen planificando su censura y la posterior compra por parte de este nuevo coleccionista, que podría promover la aparición del arte pre–prohibido.

Y, por no dejarme nada, también destaco que la entrada general cuesta 14 euros en la taquilla, 12 online y solo tiene un pequeño descuento de dos euros para estudiantes y jubilados. Los niños no pagan pero no entran solos y el merchandising también está ya a la venta y tampoco es barato.

Así que ¿lo prohibido en este caso además es negocio? ¿No es solo denuncia y/o activismo, sino también oportunismo y lucro, como mucho arte, como casi todo lo que se comercializa, como mucho de lo que se vende como mejoras para el mundo? ¿En el control de beneficios está el futuro? Ganar sí, pero ¿cuánto?

Y espero que no me censuren por señalar todo esto y, si así fuera, que expongan este articulito en algún rinconcillo oscuro.

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arte
Una huelga con olor a galleta https://blogs.publico.es/dominiopublico/57430/una-huelga-con-olor-a-galleta/ Sat, 04 Nov 2023 05:50:00 +0000 https://www.publico.es/es/?p=2381 Continuar leyendo "Una huelga con olor a galleta"]]> El movimiento feminista de Euskal Herria lleva un par de años trabajando en un proceso que, el próximo 30 de noviembre, se materializará en una huelga general. Una huelga general feminista para forzar a las instituciones vascas a negociar un sistema público de cuidados, pero, sobre todo, una huelga que busca demostrar cómo se ha ido transformando la principal herramienta de protesta de la clase trabajadora.

Mientras se caldea el ambiente, mientras los comités se organizan, se preparan los materiales y se pone todo a punto, es inevitable pensar en otras huelgas en las que las mujeres han tenido un papel protagonista. Mi favorita, la huelga de prostitutas que protestaron en 1977 por la muerte de María Isabel Gutierrez Velasco, pero, por supuesto, hay muchas más. Algunas, más conocidas que otras.

En 1962, el papel de las mujeres fue imprescindible para sostener, en palabras de Patricia Simón, "el mayor desafío político al que tuvo que enfrentarse el franquismo desde la finalización de la Guerra Civil" y, en 1973, tal y como cuenta Mª Ángeles Fernández, un grupo de mujeres costureras de la provincia de Córdoba que trabajan en casa paró la producción para exigir mejor remuneración por su trabajo. No son, ni mucho menos, las únicas que, de una u otra manera, han defendido su dignidad con uñas y dientes.

Resulta que, en los años ochenta, la familia Artiach decidió vender la fábrica de galletas que tenían en Bilbao a una empresa americana: Nabisco Brands. La marca de galletas, fundada a principios del XX en la capital de Bizkaia, estuvo primero en el centro de la ciudad. En 1920 sufrió un incendió y trasladaron las instalaciones a la zona de Zorrotzaurre, lugar en el que estuvo hasta que, ya con otros dueños, fue trasladada a la localidad de Orozko. Los tejemanejes entre la familia y los nuevos propietarios, al parecer, se hicieron dando la espalda a los y las trabajadoras de fábrica. La mayoría, mujeres. Y, claro, se declararon en huelga.

En el número 399 de la revista Punta y Hora de Euskal Herria, de agosto de 1985, cuentan que decidieron dejar de trabajar cuando vieron cómo empezaban a llegar camiones para preparar el traslado de la fábrica: "Ellas no lo podían permitir porque todavía no han negociado las condiciones del traslado". Se organizaron en turnos para llevar a cabo protestas en la fábrica, pero también ante las instalaciones del Gobierno Vasco.  

Entre sus principales reivindicaciones, cobrar lo mismo que los hombres, que llegaban a ganar más de 140.000 pesetas más que ellas al año. ¿La excusa? La de siempre. Llamar "producción" al trabajo de los hombres y "envasado" al de la mujeres: "Los hombres empiezan la cadena de producción y las mujeres siguen. Somos un mismo eslabón de la cadena y queremos batallar por conseguir igual salario en ese colectivo. Ya sabemos que los mecánicos y la gente de laboratorios y oficinas gana más, pero queremos que la gente que hace la masa y la gente que la empaqueta gane lo mismo".

Las críticas no se centraban en sus condiciones de trabajo sino que aprovecharon el poco foco mediático que tuvieron para denunciar cómo la venta de la empresa al capital americano había supuesto también un cambio radical en las dinámicas de producción. Preocupadas por ellas, sí, pero también por la manera en la que se producía entonces –y se produce ahora–. No solo eso: a pesar de haber sido mayoría en la fábrica, la nueva política de la empresa parecía querer expulsarlas del ámbito laboral. Denunciaban que la empresa seguía "una política de expulsión de mujeres. Primero, comenzaron ofreciendo dotes para que las mujeres se casaran y dejaran el puesto"; luego, según denunciaban ellas, con la excusa de que no hacía falta más personal, empezaron a no permitir que las mujeres que estaban de permiso de maternidad volvieran a su puesto de trabajo.

Apenas hay referencias de esta huelga, aunque Artiach, la fábrica de las famosas galletas de Chiquilín, cuenta en su historial con grandes huelgas. Muchas de ellas, promovidas y protagonizadas por mujeres. Las protestas más conocidas son las de 1917 y 1922. La última, en 2022. En 1917, las protestas fueron de un gran calado. En Las galleteras de Deusto. Mujer y trabajo en el Bilbao industrial cuentan que «las galleteras huelguistas [...] manifestaron, con gran donaire, que estaban hasta la punta de los pelos de sufrir la explotación de que se les hacía víctimas por parte del Sr. Artiach, quien abonaba a las empaquetadoras, por una jornada de once horas, una peseta». Hablan de una agresión al propietario y de un sorprendente disparo: "El Sr. Artiach fue insultado y estuvo a punto de ser agredido; pero pudo refugiarse en la fábrica. Como arreciase la pelea y la puerta del escritorio estuviese a punto de ceder, el Sr. Artiach la entreabrió y sacando por ella el brazo derecho hizo un disparo de revólver al aire". Ese día detuvieron a una trabajadora que fue liberada, gracias a la presión de sus compañeras, pocas horas después.

En 1992, una empaquetadora de la fábrica, María Díaz, denunció haber sido agredida por Agustín Llerobi, un maestro del taller. En el libro Mujeres en zorrotzaurre y olabeaga (pasado, presente y futuro) cuentan que, a partir de la agresión, las trabajadoras hicieron una lista de exigencias: jornadas de ocho horas, aumento de una peseta en los salarios, desaparición del sistema de multas internas, instalación de una campana en la puerta para marcar la señal de entrada y de salida; la admisión de trabajadoras despedidas en la huelga y que dejaran de despedir a quienes no iban a trabajar los días festivos. Sí, alcanzaron algunos de sus objetivos. "A todas horas sabe bien la galleta Chiquilín", decía uno de sus lemas. Hay otra cosa que sabe fenomenal: pelear.

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‘Ava’: la cruel realidad de las niñas con discapacidad prostituidas en España https://blogs.publico.es/dominiopublico/57442/ava-la-cruel-realidad-de-las-ninas-con-discapacidad-prostituidas-en-espana/ Sat, 04 Nov 2023 05:46:37 +0000 https://www.publico.es/es/?p=3131 Continuar leyendo "‘Ava’: la cruel realidad de las niñas con discapacidad prostituidas en España"]]> Una vez más, la reconocida y premiada cineasta Mabel Lozano pisa fuerte y mira de frente al sistema prostitucional, interpelándonos a toda la sociedad mientras denuncia una terrible realidad con la que convivimos: la explotación sexual de mujeres y niñas con discapacidad intelectual. 

He visionado el corto documental tres veces, las tres con el corazón en un puño, sintiendo y pensando. Porque sí, yo he recuperado la capacidad de sentir y de pensar después de muchos años de estar fuera de la prostitución y con la ayuda y el acompañamiento de muchas personas extraordinarias, porque los traumas creados por los seres humanos solo se reparan a través de vínculos con otros seres humanos.

El hilo conductor del relato de este impactante documental está narrado por María, la madre adoptiva de Ava. Cuando la adoptó era una niña de seis años "espontánea y cariñosa" que pedía con desespero aquello que todas las personas necesitamos: amor, atención y cuidados. Lo pedía y era capaz de expresar sus necesidades básicas a pesar de que la vida había sido absolutamente despiadada con ella desde que vino a este mundo. Una historia de vida con trauma heredado, ya que un mismo hombre maltrataba y torturaba a Ava, a su madre y a su abuela mientras explotaba sexualmente a las dos últimas. María, la madre adoptiva, dio una nueva oportunidad a la pequeña, pero las heridas emocionales y psíquicas no tardaron en salir a flote.

Con un diagnóstico de trastorno emocional causado por un estado traumático del desarrollo y con un grave daño neurológico causado probablemente por un parto violento, Ava se convirtió en una de esas niñas que el propio sistema destruye primero para después considerarlas insignificantes y merecedoras del mayor horror. De lo peor porque siendo tan solo una adolescente fue captada en Madrid, y trasladada y acogida en Palencia con el fin de ser explotada sexualmente -hechos en sí constituyentes del delito de trata- y además llegó a ser explotada sexualmente por un proxeneta y prostituida por más de veinte hombres al día mientras estaba siendo continuamente drogada y recibía una única comida al dia.

Claro que puedo sentir el horror de esa niña y empatizar con ella, con su indefensión aprendida y con su "no sentir nada" que causa la disociación y la despersonalización que sufrimos en esos campos de concentración que son los prostíbulos. De alguna manera pienso y creo que la prostitución nos limita la inteligencia a todas porque estar en modo supervivencia ya representa un desgaste brutal.

Las dinámicas en la prostitución en general tienen que ver con que nos mostremos más inofensivas, sumisas y desvalidas de lo que ya estamos para que el ejercicio de poder y dominio sobre nosotras sea absoluto.  Esta práctica misógina de superioridad se convierte en suprema cuando los puteros tienen acceso a las mujeres y niñas con discapacidad intelectual. Los puteros más perversos, crueles y sádicos son sus principales demandantes, puesto que su capacidad de defenderse es incluso menor que en el caso de las demás mujeres prostituidas. Los puteros -esos 4 de cada 10 hombres con los que convivimos en este país- demandan esclavas sexuales.

Sin embargo, en el documental Mabel Lozano da voz a otras demandas, las demandas de profesionales que luchan contra la prostitución y atienden diaria y directamente a las víctimas. Todas esas demandas están presentes entre las que las activistas feministas como yo exigimos al poder político de este país en el marco de una Ley Integral Abolicionista del Sistema Prostitucional para prevenir, proteger y reparar a las víctimas, y perseguir y castigar a los responsables de causar daño, a los proxenetas y a los puteros. Necesitamos eso y también mucha investigación y formación, no solo a profesionales sino también a todo el conjunto de la sociedad. 

María y Ava viven ahora mismo apartadas por la propia sociedad que permite (por acción u omisión) que esto ocurra. Intentan sobreponerse y sobrevivir a las terribles consecuencias causadas por la deshumanización más atroz. Ellas somos cualquiera de nosotras. No se nos puede olvidar que los seres humanos nacemos vulnerables. Ese no es el problema, sino parte de nuestra realidad intrínseca. El auténtico problema es el acto de abusar de esa situación de vulnerabilidad de otro ser humano -multiplicada por miles de factores sociopolíticos y culturales- con el fin de dominar y ejercer violencia. El teórico anarquista Piotr Kropotkin ya demostró en su trabajo ‘El apoyo mutuo: Un factor de evolución’ que los seres humanos hemos sobrevivido como especie gracias al apoyo mutuo y la cooperación. No porque seamos seres bondadosos, sino porque somos seres inteligentes, capaces de saber que estas dos cuestiones nos garantizan la posibilidad de alcanzar nuestras metas y el bienestar colectivo e individual, nutriendo la dignidad humana. Y tú, ¿puedes presumir de tu propia dignidad humana?

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prostitución
Lentejas Leonor https://blogs.publico.es/dominiopublico/57448/lentejas-leonor/ Fri, 03 Nov 2023 20:51:34 +0000 https://www.publico.es/es/?p=3768 Continuar leyendo "Lentejas Leonor"]]> Pedro Sánchez es un personaje político paradójico. La historia más reciente de este país así lo demuestra. La paradoja Sánchez se ha acentuado esta semana. Si este martes el presidente del Gobierno se convertía en el máximo defensor de un futuro reinado de la princesa Leonor, los días siguientes hemos observado cómo avanzan las negociaciones para su investidura con un crisol de formaciones republicanas.

Sánchez gobernará gracias a los diputados que dejaron plantada a Leonor en el Congreso. Un presidente aupado por un impulso republicano se desvive por garantizar un futuro monárquico para el país.

Tiene la cuestión algo de disonante, como cuando dos instrumentos musicales son tocados al mismo tiempo, pero se mantienen en armonías diferenciadas. Esa combinación de republicanismo utilitarista y de folklore monárquico que se gasta el PSOE debería tender a romperse por algún lado, pero el partido de Ferraz es capaz de hacer de ella una seña de identidad. Sánchez y su capacidad de convertir la necesidad en virtud. Tiempos modernos, gastronomía sofisticada esta que combina el amargo con el dulce, el salado con la suavidad, el postre dulzón con el licor de cítricos...

Sánchez, si fuera un chef de moda en vez de presidente del Gobierno, no solo jugaría con el contraste de sabores, sino que no dejaría ningún menú cerrado. Desoiría las recomendaciones que señalan que el menú degustación es el más apropiado, pues ofrece las preferencias del cocinero. Él sería más de un menú abierto, como el menú del día, de esos en los que la clientela puede elegir entre dos o más opciones. Dos o más entrantes, dos o más primeros, dos o más segundos, bien carne o pescado, diferentes postres y cafés...

Han sido reiterativas estos meses las apelaciones por parte de los medios de comunicación de las derechas sobre los cambios de posicionamiento del hoy presidente en funciones en torno a la cuestión de Catalunya. Si en un primer momento el líder socialista negaba cualquier posibilidad de aprobación de una ley de amnistía que deje sin cargos a las personas encausadas por los acontecimientos del Procés, hoy la ley está redactada y solo faltan por cerrar algunos flecos con Carles Puigdemont en Bruselas para que la propuesta de norma esté, también, registrada en el Congreso de los Diputados para su tramitación.

"De entrantes, tienen una ley de amnistía, pero si no les gusta, pueden negarse a ella", parece decir el metre, ataviado con uniforme elegante y apretando la libreta para apuntar las comandas de las mesas. Al fin y al cabo, el propio Sánchez ha podido elegir entre amnistía o no, indultos o no, relator o no... según el apetito social del momento.

Siempre, ante todos los pasos dados hacia la desinflamación del conflicto en Catalunya, se ha generado una fuerte resistencia por parte del nacionalismo español incrustado en la derecha política, mediática, funcionarial y judicial española.

Sin embargo, la tormenta contra la amnistía tiene pinta de ser mayor. Este viernes, y con pocas horas de diferencia, la Guardia Civil aceleraba el informe final de Tsunami Democràtic mientras que la Audiencia Nacional enviaba a juicio por terrorismo a los integrantes de los CDR encausados. Este entrante de cocina catalana es denso y copioso.

De segundo, el chef Sánchez ofrece política internacional. "Condena a una invasión extranjera o aplauso al ocupante, según les apetezca", explica nuestro amigo el metre, que tras tres platos ya ha cogido confianza con la mesa. "Si les gusta, les sugiero la solución de los dos Estados para Palestina e Israel, tal y como reconocen las resoluciones de Naciones Unidas; si prefieren ir en contra de las mismas, escojan el plan de autonomía marroquí para el Sáhara, ustedes mismos", añade el reputado camarero, subrayando, sin darse cuenta, la incongruencia del PSOE en política exterior, según se hable del conflicto de Palestina, del Sáhara o de Ucrania.

¿Se han dado cuenta? Hemos pasado de los entrantes a los segundos, pero no hemos mencionado los primeros. ¿Cómo un mesero tan experimentado ha podido cometer ese error? "Pues es que curiosamente en el primero no hay elección. ¡Lentejas!", responde el metre. Y es que el primer plato está reservado para la forma de Estado. Y en cuestiones de monarquía, el PSOE sigue sin abrir la mano, pese a aventurarse a una nueva legislatura con una mayoría parlamentaria de carácter republicano.

La Jefatura del Estado heredada son lentejas para el bistró de Ferraz, que si quieres las tomas y si no las dejas.

"Lentejas Leonor, las tomas tanto si te gustan como si no", repite el jefe de sala, emocionado.

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Pedro Sanchez
Qué tienen en común Leonor de Borbón y la amnistía https://blogs.publico.es/dominiopublico/57436/que-tienen-en-comun-leonor-de-borbon-y-la-amnistia/ Fri, 03 Nov 2023 06:53:53 +0000 https://www.publico.es/es/?p=2923 Continuar leyendo "Qué tienen en común Leonor de Borbón y la amnistía"]]> La nación es el espacio colectivo privilegiado del que emana la legitimidad del Estado, la democracia y la ciudadanía. Es, a su vez, y precisamente por su importancia, un proyecto siempre inacabado, contradictorio y en disputa en cuyo seno conviven siempre posiciones que, de entrada, parecerían antagónicas. Es por este motivo que esta semana pudimos asistir, casi de forma simultánea, a la jura de la Constitución de Leonor, símbolo de la permanencia de la España indivisible, mientras, paralelamente, se ultimaban los detalles de la amnistía a quién puso en jaque esa misma noción de indivisibilidad.

Del rito para la mayoría de edad de Leonor de Borbón se ha dicho que estábamos asistiendo a una representación del nacionalismo banal, un término acuñado por Michael Billig que pone el foco en los mecanismos cotidianos de la reproducción de los símbolos e ideas nacionales especialmente fuertes en las naciones con Estado consolidadas. No obstante, la jura de Leonor fue de todo menos un acto inscrito en la cotidianidad. Fue, de hecho, una exaltación exagerada del nacionalismo español, con pasteles incluídos, que incluso contó con el sonrojante aplauso de más de tres minutos por parte de nuestros representantes electos a quiénes sólo les faltó hincar la rodilla para no parecer sospechosos ante los ojos de la proclamada heredera del trono y su familia.

La sabiduría popular tiene una expresión muy sabia para este tipo de actuaciones: dime de qué presumes y te diré de qué careces, porque lo que planeaba el ambiente de dicha exaltación eran las sonrisas nerviosas de quién ese mismo lunes se había reunido con Carles Puigdemont en Bruselas bajo la fotografía a gran escala de los manifestantes del 1 de octubre. Recordemos que, sólo dos días después de que dicha imagen fuera tomada, el padre de la nueva princesa del pop llamó a todas las instituciones del Estado a actuar con toda la contundencia posible contra esos mismos manifestantes e interlocutores de la reunión.

Como decía, las tensiones son inherentes a cualquier proyecto nacional, sin embargo, tiranteces de esta magnitud corren el riesgo de romper el finísimo hilo por el que hoy transita haciendo equilibrismos el Presidente y su Gobierno. La buena noticia es que después de años sin poder ver claramente cuál era el proyecto de España de Pedro Sánchez, hoy no queda ninguna duda de que el único denominador común que permite que la cuerda nacional no se acabe de romper es una renovada apuesta del PSOE por la recuperación del llamado patriotismo constitucional. Algo reflejado, por lo que sabemos, de forma extremadamente insistente en el preámbulo de la amnistía como lo fue también en el discurso del Presidente del Gobierno el pasado jueves dónde éste llegó a asegurar que la jura de Leonor de Borbón daba "más futuro" a la Constitución.

La idea del patriotismo constitucional no es nueva en las filas socialistas. Por el contrario, esta fórmula importada de la Alemania post muro de Berlín que afirmaba la necesidad de sustituir el nacionalismo histórico, étnico o identitario por la racionalidad de la ley, fue la fórmula que encontró Felipe González en los años 90 para articular una España política e identitariamente convulsa. Convengamos, por un momento, que fuese posible pensar la política de forma diferenciada a las pasiones, algo, de por sí, profundamente problemático. El hecho es que, aún asumiendo ese principio liberal, ya entonces, convivieron dos formas de aproximarse a la Constitución: la primera, liderada por Pascual Maragall quién reclamaba el carácter abierto de la misma; y la segunda, la del Partido Popular, que presentaba la Carta Magna como intocable.

Es muy discutible que la Constitución del 78 goce hoy de buena salud

María Corrales

Releyendo la historia, cualquier observador atento podrá percibir una analogía de la amnistía con la primera concepción, mientras que la puesta de largo de la princesa como futura heredera indiscutible es una perfecta expresión de la segunda. ¿Existe, entonces, la posibilidad de impulsar una nueva concepción de España desde este patriotismo constitucional reciclado? Como habrán notado, quién escribe estas líneas se muestra escéptica al respecto.

En primer lugar, porque es muy discutible que la Constitución del 78 goce hoy de buena salud. Guste más o guste menos, venimos de una década de profundo cuestionamiento a nuestro pacto social que sigue sin haberse refundado. Lejos de ello, de hecho, el debate sobre la amnistía se reduce hoy a corregir la actuación desproporcionada de los jueces contra el procés obviando las causas políticas que llevaron a Catalunya y al Estado a dicho choque. A diferencia de lo que sí sucedió con la amnistía del 77, hoy esta reclamación no va acompañada de elementos políticos que nos permitan pensar en la posibilidad de abrir o refundar el régimen político vigente.

En segundo lugar, porque a pesar de que existiese la posibilidad de darle una nueva vida a la Constitución, ésta necesitaría de una nueva fuente de legitimidad reformista que choca frontalmente con la visión de las derechas, la Monarquía y el Poder Judicial. Al otro lado, estaría el PSOE en solitario, quién no puede contar en esta misión con sus principales aliados independentistas para quiénes la Carta Magna es un resquicio del pasado que impide el desarrollo de sus propuestas políticas. Veremos cómo hace Pedro Sánchez para dar continuidad a este relato a partir de la nueva legislatura que ya parece inminente y si existe alguna posibilidad de que este nuevo patriotismo constitucional no acabe derivando en un elemento más de los símbolos de piedra que hoy adornan la inamovible supuesta esencia de la nación española siempre al acecho del enemigo interior.

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El fin de la 'pax' norteamericana https://blogs.publico.es/dominiopublico/57427/el-fin-de-la-pax-norteamericana/ Fri, 03 Nov 2023 06:01:00 +0000 https://www.publico.es/es/?p=1985 Continuar leyendo "El fin de la 'pax' norteamericana"]]> Para Meir Margalit y el movimiento pacifista israelita

 

Netanyahu no es el Estado de Israel; Hamás no es el pueblo palestino. Ambos problemas están relacionados, pero no son lo mismo. Matizar tiene su importancia para entender bien los conflictos y, sobre todo, encontrar soluciones operativas. El encontronazo entre el Secretario General de la Naciones Unidas y el gobierno israelí explica mucho. Una cosa es intentar comprender las razones de fondo que están detrás del conflicto y otra legitimar las acciones del movimiento Hamás; para el Gobierno de Israel, desde siempre, cualquier intento de situar la centralidad de la cuestión palestina equivale a cuestionar al Estado de Israel y, sin sutilezas, devenir antisemitas. Los discursos implican acciones y las dramáticas escenas que estamos viendo en la franja de Gaza y, cada vez más, en Cisjordania tienen que ver con esto.

Para intentar comprender lo que está pasando hay que partir de tres grandes cuestiones relacionadas entre sí y que sitúan la escalada en el Próximo Oriente como una salida cada vez más probable:

a) los cambios geopolíticos globales y su incidencia en el Oriente Próximo

b) la evolución de la sociedad y de la política en Israel y en lo que va quedando de las zonas de asentamiento del pueblo palestino

c) el bloqueo consciente y planificado de cualquier salida al conflicto que no implique el fin del pueblo palestino como sujeto político.

Las tres cuestiones están relacionadas estrechamente. Todos los frentes abiertos (Europa/Ucrania; Mar de China Meridional/ Taiwán; Sahel/ África) amenazan con escaladas y denotan que el enfrentamiento es ya global. Es el signo de los tiempos: el viejo orden se defiende con todo lo que tiene y el nuevo que emerge lo hace entre antagonismos y combates cada vez más duros con la guerra, la grande, siempre en el horizonte. Tan viejo como el mundo.

La primera cuestión tiene que ver con el fin de la Pax Americana; es decir, la crisis de un orden político, económico, ideológico y político-militar que había organizado el mundo en función de los intereses norteamericanos después de la desintegración de la URSS y la disolución del Pacto de Varsovia. La gran transición geopolítica que estamos viviendo es percibida por los actores del Sur Global (y el pueblo palestino lo es) como una ventana de oportunidad para intentar resolver viejos problemas reprimidos y nunca resueltos que implicaban enormes sufrimientos para las poblaciones. El Estado de Israel no es solo un aliado de EE. UU., es un actor interno en la política norteamericana, como analizaron con mucha agudeza Mearsheimer y Walt hace ya algunos años. Nadie puede ganar unas elecciones en ese país sin el apoyo de este enorme lobby. Es más, la alianza entre el citado lobby y los cristianos fundamentalistas del sur es cada vez más determinante en la política interna norteamericana. Ahora vemos algo más: el Gobierno de Israel es para el Occidente colectivo una identidad, un programa que hace factible que tropas de Alemania, Francia o Italia estén dispuestas a intervenir en su ayuda; eso sí, conducidos por el todopoderoso amigo norteamericano.

La segunda cuestión queda siempre ocultada: la evolución política y social de la población israelí, de un lado, y del pueblo palestino, de otro. Quien está gobernando hoy el Estado de Israel es una fuerza política de la derecha más dura en alianza con la extrema derecha fundamentalista con un objetivo claro, diáfano: poner fin a la presencia de los palestinos en el Gran Israel. En septiembre de este año Netanyahu lo explicó con mucha claridad y prepotencia en la Asamblea de las Naciones Unidas: Israel está reorganizando un nuevo Oriente Medio basado en el mutuo reconocimiento entre judíos y árabes (la paz de Abraham) cuya culminación sería el establecimiento de relaciones con Arabia Saudita. Los palestinos no aparecían en la ecuación ni como problema; simplemente no existían. Que el Estado de Israel vive una crisis política de grandes dimensiones no lo duda ya casi nadie; que seguramente es la más grave en sus 75 años de existencia, es muy posible. El futuro democrático de Israel está relacionado, guste o no, con la solución también democrática del problema palestino. La degradación de la vida pública israelí, la ruptura de su sociedad civil y el predominio de fuerzas fundamentalistas cada vez más autoritarias tiene mucho que ver con dilemas existenciales relacionados con esta cuestión decisiva.

El otro lado del problema tiene que ver con la dramática situación del pueblo palestino. Las condiciones económicas, sociales y sanitarias son muy conocidas. Gaza, con más de dos millones de personas hacinadas en un territorio de 365 km cuadrados donde más de la mitad son menores de 16 años, vive un bloqueo por tierra, mar y aire controlado férreamente por el gobierno israelita. De él depende que llegue el agua, la energía, los alimentos, las medicinas...; es decir, es un gueto con altísimas tasas de desempleo, de pobreza, de vulnerabilidad alimentaria. El 70% son descendientes de los refugiados del 48. La situación de Cisjordania no es mejor. La Autoridad Nacional Palestina apenas sí controla un tercio del territorio. La colonización ha ido haciendo imposible cualquier idea de autonomía sobre el territorio; los asentamientos judíos en la zona han crecido mucho: de 200.000 en los noventa, hoy alcanzan los 700.000, muchos de ellos armados como lo estamos viendo estos días en Cisjordania.

Un joven que tuviera 5 o 6 años en 2007 (inicio del bloqueo) habría vivido como "normalidad" un bloqueo permanente y como "anormalidad" cinco grandes catástrofes resueltas manu militari por las fuerzas de ocupación israelitas. ¿Cuál es el futuro de estos jóvenes? ¿Tienen futuro? Lo que sabemos es que para una parte cada vez más significativa de la población palestina, la Autoridad Nacional sirve para poco o nada, son percibidos como débiles, corruptos e incapaces de resolver los problemas existenciales de su pueblo. No les queda más salida que la emigración o la resistencia.

En estos años de prepotencia y de giro aún más hacia la derecha del gobierno israelita se ha ido imponiendo la cultura de la impunidad. El Estado de Israel puede hacer lo que considere oportuno para defender sus intereses dentro o fuera de su país. Tiene licencia para intervenir en Siria, en Irán o en cualquier otro país en los que considere que su espacio vital esté en peligro. Nunca son sancionados y los acuerdos de la ONU son rechazados en la medida que no concuerden con sus prioridades políticas. Ni siquiera cumplen los acuerdos ?como los de Oslo? que ellos firmaron. Su soberanía es posible porque tienen la garantía de EE. UU. y de un Occidente que lo considera su representante en una zona estratégica fundamental.

Desde hace años el pueblo palestino carece de una alternativa viable, posible. Netanyahu y sus aliados de extrema derecha no dejan ninguna salida, ni dos Estados ni un Estado único laico y multicultural. Y mientras, el mundo cambia aceleradamente. El Gobierno de Israel no ha entendido, no ha querido entender, las mutaciones que se están produciendo. El 1 de enero ingresarán en los BRICS Egipto, Irán, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos y Etiopía. De los acuerdos de Abraham no queda mucho y después de esta guerra quedará menos. La presencia militar enorme de los EE. UU. en la zona no puede ocultar sus grandes dificultades. China maniobra con prudencia e intenta evitar la escalada. Biden está advirtiendo a Irán y a Hezbolá que, si intervienen, serán duramente reprimidos. Este Irán no es el de antes, tiene alianzas estratégicas con Rusia y China, su poderío tecnológico y militar ha crecido mucho, hasta el punto de que ha terminado siendo el ganador de otro de los muchos conflictos creados y mal resueltos por los EE. UU.

El 7 de octubre marca un antes y un después. El ataque de Hamás sorprendió a todo el mundo y especialmente a los todopoderosos servicios secretos de Israel. Netanyahu intentará sacarle partido a la situación buscando recomponer la unidad del pueblo judío, "resolver" de una vez por todas el problema palestino y ajustar cuentas con Irán y sus aliados en la zona. No hablo de oídas. Recientemente ha aparecido un "libro blanco" elaborado por el Instituto para la Seguridad Nacional y la Estrategia Sionista ligado al Likud, en el que se propone la expulsión de los palestinos de Gaza y su integración en Egipto. El plan es muy detallado y recoge elaboraciones que, desde hace mucho tiempo, los demógrafos y estrategas próximos al partido de Netanyahu vienen defendiendo.

La tragedia la estamos viviendo en tiempo real. Las voces críticas son pocas y, los que se atreven, hablan de respuesta desproporcionada. Es algo más que eso, mucho más que eso. El Gobierno de Israel, sus ministros, hablan abiertamente de venganza. Las dimensiones son tan enormes que no hacen creíble que el objetivo sea poner fin a Hamás. El presidente del país lo ha dicho con meridiana claridad: el pueblo palestino, los gazatíes son también responsables. Pensar que la unidad de Israel y la paz en la zona se puede construir sobre la aniquilación del pueblo palestino es no conocer la historia. En primer lugar, la historia de los judíos y, sobre todo, no tener en cuenta que el viejo mundo unipolar está en crisis en todas partes y que el omnipresente apoyo de los EE. UU. y de la Unión Europea ya no bastará.

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Israel,palestina
Miguel Hernández en Gaza https://blogs.publico.es/dominiopublico/57433/miguel-hernandez-en-gaza/ Fri, 03 Nov 2023 05:55:00 +0000 https://www.publico.es/es/?p=2425 Continuar leyendo "Miguel Hernández en Gaza"]]> Las cosas ocurrieron más o menos así. En la primera semana del mes de octubre, la Biblioteca Nacional emprendió un viaje en el tiempo y llenó sus vitrinas de reliquias que recuerdan las últimas agonías carcelarias de Miguel Hernández. La exposición, titulada El poeta que hacía juguetes, exhibe entre otras cosas varios versos manuscritos y algunas de las cartas remitidas a su esposa Josefina. Al otro lado del cristal, una caligrafía esmerada y angulosa se extiende sobre un pedazo de papel higiénico. Es "El potro oscuro", uno de los cuatro cuentos que Miguel Hernández escribió en el penal de Alicante para su hijo Manolillo.

Las cámaras de TVE se adentraron en la exposición para rememorar la posguerra del poeta, su itinerario por las celdas más siniestras de la dictadura, Huelva, Sevilla, Torrijos, Palencia, Yeserías, Ocaña, la vieja estrategia franquista de desarraigar a los prisioneros con eso que la historiografía llama turismo penitenciario. Con el propósito de ilustrar su reportaje, la televisión pública revolvió el fondo de armario del archivo histórico y rescató algunos fotogramas tomados en el Congreso de Escritores Antifascistas celebrado en 1937 en València, un evento que atrajo a nombres como Octavio Paz, Elena Garro, André Malraux o Tristan Tzara.

El caso es que un espectador llamado Bernardo López Mínguez creyó advertir un plano fugaz de Miguel Hernández entre la marabunta de personalidades. En principio, esta opción solo podía ser un milagro o una alucinación, puesto que no disponíamos de ningún registro videográfico del escritor y solo conocíamos su voz gracias a Alejo Carpentier, que lo grabó en París recitando la "Canción del esposo soldado". López Mínguez, avispado y audaz, remitió un burofax a las oficinas de TVE para que cotejaran las imágenes del vídeo con las fotografías que tomó Walter Reuter durante el congreso y que permanecieron inéditas durante ochenta años hasta el pasado mes de marzo.

Imagino que los trabajadores de la televisión pública tardaron un buen rato en dar crédito a la hipótesis, pero las pruebas se han impuesto con un peso aplastante: la misma indumentaria, los mismos gestos, la misma distribución de los asistentes en un celuloide desgastado que siempre tuvimos delante de nuestras narices y no supimos observar. En un plano general, Miguel Hernández se sube los pantalones y se sienta en un escalón de la sala de sesiones del Ayuntamiento de València mientras el público aplaude en pie. Después, en otro plano más cerrado que TVE no llegó a emitir, lo vemos sentado sobre el mismo escalón con la barbilla apoyada en la palma de la mano.

Es una sensación extraña. Durante los últimos años, la tecnología ha cabalgado a tanta velocidad que nos resulta cada vez más excepcional emocionarnos con una imagen. Consumimos cada día una cantidad vertiginosa de píxeles que nos condenan a la desatención y al empacho. No tenemos tiempo para reposar los ojos y ya nada nos parece imposible porque la inteligencia artificial es capaz de recrear con una inmediatez eléctrica cualquier representación que nos venga en mente. Hace pocos años, una aplicación digital empezó a animar las viejas fotografías de nuestros familiares y las redes se llenaron de abuelas y padres difuntos que movían los ojos y los labios con una verosimilitud turbadora.

La figura de Miguel Hernández aún ejerce sobre nosotros toda la fuerza de su atracción. Es difícil resistirse al mito, construido a posteriori, del poeta cabrero que escapa de la pobreza de provincias para hacerse un nombre literario en Madrid, que festeja las libertades de la República a la sombra discreta de los gigantes del 27, que admira sin suerte a García Lorca, que crece en la amistad de Pablo Neruda, y que finalmente marcha a combatir en el frente con un amor incondicional por la gente sencilla y un íntimo desprecio hacia los remilgos de los intelectuales. La enfermedad y el frío de las cárceles franquistas terminaron por sellar la leyenda.

De todas las estampas que ilustran una vida, sin embargo, me quedo tal vez con el purgatorio de la retaguardia. En una de las fotografías que tomó Walter Reuter durante el Congreso de València, distingo a cinco jóvenes vestidos con trajes de baño que corren hacia la playa de la Malvarrosa. Está el poeta Luis Cernuda. Está la actriz María del Carmen García Lasgoity. La escena desprende ya cierto aroma de derrota pero ofrece asímismo una melancólica alegría, las últimas sonrisas de una generación que aún intentaba aferrarse a la vida, mujeres y hombres que habían incubado sueños de progreso, cultura y democracia, y que de pronto sintieron el temblor de un desmoronamiento.

Ahora, tantos años después, nos llega como un eco el estruendo de otras guerras y nos llegan también las mismas noticias homicidas. Leo que han matado a la poeta Heba Abu Nada en la ciudad de Khan Yunis, al sur de la Franja de Gaza. La veo en una fotografía con la mirada clavada sobre las páginas de un libro abierto, abismada en una historia o simplemente posando para la cámara, no lo sé, pero completamente inconsciente del futuro que la aguardaba. Tenía treinta y dos años y era la descendiente más brillante de una familia de refugiados de la Nakba, como si su propia desgracia hubiera sido el resultado inevitable de un maldición hereditaria.

Veo en la pantalla de mi ordenador portátil una nube de píxeles que, por un intrincado código informático, se transforman en una fotografía legible tomada en 1937. Miguel Hernández abandona el Ayuntamiento de València con una expresión de severidad en los ojos, sin saber aún que la guerra está perdida de antemano, sin sospechar siquiera que la muerte ronda de cerca, que le aguarda un porvenir de cautividades, que terminará escribiendo sobre papel higiénico relatos de esperanza para su hijo Manolillo. En la misma pantalla despliego el Cancionero y romancero de ausencias y leo unos versos ya moribundos que nos hablan de la guerra. "Alarga la llama el odio y el amor cierra las puertas".

Estos días los periódicos han difundido los últimos versos de Heba Abu Nada, escritos cuando Israel caía a plomo sobre Gaza y morir era ya una posibilidad cercana, casi un destino insoslayable. "La noche en la ciudad es oscura, excepto por el brillo de los misiles". Quiero pensar que existe un gran poema hilado con retazos de autores que se acercan a la muerte en diferentes lugares del mundo y en distintos puntos de la historia. Sería un lienzo desalmado de la humanidad. El más inclemente de todos los autorretratos.

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Invasión zombi en el Poder Judicial https://blogs.publico.es/dominiopublico/57424/invasion-zombi-en-el-poder-judicial/ Thu, 02 Nov 2023 07:10:35 +0000 https://www.publico.es/es/?p=1836 Continuar leyendo "Invasión zombi en el Poder Judicial"]]> Según la Real Academia Española (RAE), "zombi" tiene dos acepciones: la primera, sustantivo, "persona que se supone muerta y reanimada por arte de brujería con el fin de dominar su voluntad", y la segunda, adjetivo, "atontado, que se comporta como un autómata". Sin ánimo de ofender -mucho menos a los zombis-, me ha generado dudas qué metáfora de las dos debía de aplicar aquí a los ocho jueces del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) que pretenden vetar decisiones políticas avaladas por las urnas, estando como estamos en fechas tan señaladas para estos muertos vivientes (los zombis y los vocales okupas del CGPJ).

Desde pequeña me enseñaron muy bien que la noche de todos los santos (Halloween en EEUU) no es de origen americano, sino celta; otra cosa es que los irlandeses, por ejemplo, se la llevaran a América y los de allí supieran manejarla con el indiscutible éxito que conocemos, sobre todo, comercial. Como celta, el ritual conocido como Samaín (Samhain, "fin del verano") llegó a Galicia hace siglos, por lo que recuerdo celebrar allí siempre -y antes de tener siquiera algo de idea de inglés- la noche de los muertos, la noche de difuntos, a noite das meigas, etc. en la madrugada del 31 de octubre al 1 de noviembre, incluido el consumo compulsivo frente al fuego de El monte de las ánimas, la leyenda de Bécquer ("A ser otro día no dejara yo de concluir con ese rebaño de lobos que las nieves del Moncayo han arrojado de sus madrigueras; pero hoy es imposible. Dentro de poco sonará la oración en los Templarios, y las ánimas de los difuntos comenzarán a tañer su campana en la capilla del monte").

Cerca de dos siglos después de esta hipnótica leyenda de muertos, en Madrid, también "las ánimas" del PP sitas en el Poder Judicial desde hace una década, con cinco años de inconstitucionalidad, han puesto su campana a tañer el mismo 1 de noviembre. Con idéntica osadía con la que se mantienen cobrando su salario público en un puesto caducado hace un lustro, los ocho vocales reaccionarios (llamarles "conservadores" es un insulto a los/as conservadores decentes) pretenden decir la política que tienen que hacer a los poderes Ejecutivo y Legislativo: un bloque parlamentario para investir al presidente del Gobierno, que, si todo sale según lo previsto por Pedro Sánchez, registrará de forma inminente una propuesta de ley de amnistía que ponga el contador a cero en Catalunya y acabe con la "judicialización" de un procés independentista plagado de pifias, sí, pero político en todo caso y con el apoyo democrático de las urnas; un procés en absoluto susceptible de llegar a los tribunales, si no fuera por la dejación política -muy consciente- del Gobierno de Mariano Rajoy. Esto hay que repetirlo cuantas veces haga falta.

El comunicado de estos ocho okupas del Consejo no tiene desperdicio, pero la parte más hilarante está en argumentaciones calcadas de las empleadas por el líder de la oposición y del PP, Alberto Núñez Feijóo. Es tan burda la utilización política de este sector zombi del CGPJ (RAE, 2. "Atontado, que se comporta como un autómata") que ni se molestan en crear un argumentario propio, siquiera por un mínimo de pudor institucional, ya que alardean de "independencia". Por ejemplo, este mismo lunes, Feijóo repitió hasta la saciedad en un mitin que la amnistía no se aprobaría por "el interés de España [como había dicho Sánchez en otro acto], sino contra España" y en "interés" del propio líder del PSOE. Y reza el comunicado conocido este miércoles de Todos los Santos: "Confundir el 'interés de España' con el interés del presidente del Gobierno en funciones para evitar la hipotética formación de gobiernos de partidos de una ideología diferente a la suya es algo manifiestamente incompatible con la alternancia política [¡¿?!], ínsita en el principio básico de pluralismo político que, según el artículo 1 de nuestra Constitución, es un valor superior de nuestro ordenamiento jurídico". Así, a pelo, sin sonrojarse siquiera desde su atalaya de inconstitucionalidad flagrante.

La desocupación del CGPJ se ha convertido en uno de los deberes primeros de nuestro poder soberano, que reside en el Parlamento, en cuanto el nuevo Gobierno eche a andar y conforme a la distribución correspondiente. Hay fórmulas y debe de haber asideros en los que apoyarse, como los requerimientos de Bruselas, pero mientras tanto, y volviendo a la cúpula zombi del Poder Judicial, que ésta mantenga en su mente, por dignidad y en silencio, la fórmula de La muerte os sienta tan bien (Robert Zemeckis, 1992): "No pienso seguir hablando contigo hasta que no te coloques la cabeza".

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Ana Pardo de Vera,CGPJ
La deshumanización de los niños, una puerta abierta al infierno https://blogs.publico.es/dominiopublico/57418/la-deshumanizacion-de-los-ninos-una-puerta-abierta-al-infierno/ Thu, 02 Nov 2023 06:39:00 +0000 https://www.publico.es/es/?p=1381 Continuar leyendo "La deshumanización de los niños, una puerta abierta al infierno"]]> Son blandos y suaves como una nube de azúcar, y tan bajitos que hay que agacharse para comunicarse con ellos. Esa comunicación es imprescindible, aunque a veces no te entiendan, te desprecien o estén pensando en sus asuntos. En sus primeras etapas, al ser la cabeza demasiado grande en relación al resto del organismo, tienden a caerse de morros y a darse coscorrones, preferentemente contra el suelo. Si levantan los brazos, las puntas de los dedos no les pasan de la coronilla, característica que les impide efectuar proezas tales como la voltereta o el pino. Con los años se van alargando, pero lo hacen de forma desigual, es decir, primero las extremidades superiores y después las inferiores, o viceversa, y esta confusión corpórea les lleva a seguir dándose de topetazos con cualquier superficie, vértice, arista o semejante con el que se crucen. Su escasa fuerza física los convierte en seres muy vulnerables. La voz es su mejor arma de defensa, y no por su elocuencia discursiva, sino porque la intensidad, tono y timbre de su llanto es insoportable para el oído humano. Cuando un niño llora, toda la tribu se pone en marcha con un solo propósito: que pare.

Cada uno de ellos se sabe especial por un motivo u otro, como uno chiquitín que se cruza conmigo de vez en cuando y que insiste en mostrarme su habilidad para guiñar en primer lugar el ojo izquierdo y luego el derecho, o como la nena que creció convencida de que tenía superpoderes porque era zurda, al igual que Beethoven o Marie Curie. Algunos se angustian por lo que desconocen; es el caso de aquel que llegó un lunes al colegio aterrorizado por culpa de un «movivo», un ser grande y redondo que vivía en la pared de su habitación, se movía muy lentamente y era, al parecer, invencible, pues sus padres habían fracasado en sus intentos de aniquilarlo de las más diversas formas. No nos supo explicar si se trataba de un animal o de una planta; solo sabía que el bicho les hacía enfermar, a él y a sus hermanos. Su madre por fin nos sacó de dudas: era moho vivo, o sea, una mancha de humedad.

Muchos hacen gracia sin querer, como los que preguntan a la maestra, sin poder contener la curiosidad, que de qué trabaja, o los que se confunden y nos llaman  «mamá», alguna vez  «papá» y, últimamente,  «abuela». O el que en una visita de la inspectora interrumpió la actividad para preguntarle si era la madre de la directora, una mujer diez años mayor. En otra ocasión, en una clase sobre frases hechas relacionadas con partes del cuerpo -pies para qué os quiero, hablar por los codos- un alumno aportó una expresión que solía escuchar de su padre, dirigida a su madre: «Que no me entere yo que este culito pasa hambre». O como la nena que había llegado pocos meses antes desde China y que me regaló una tarjeta decorada para felicitar mi cumpleaños con el título «Compreanos de Oti».

Por norma general, mienten menos que los adultos, saben bien qué es la lealtad, no les interesa demasiado el futuro, les asusta la oscuridad y lo inesperado, y sus prioridades son el juego al aire libre, el agua y la comida. Tienen mucho trabajo por delante, pues deben aprender a controlar los esfínteres, a sonarse, a bañarse y a vestirse, a atarse los cordones de los zapatos, a ir por el mundo sin avasallar, a medir el tiempo y organizar el espacio, a relacionarse con los demás de manera saludable.

Sabemos que ni la miseria, ni las guerras, ni el terrorismo se apiadan de la infancia. Lo demostraron los miembros de Hamás cuando mataron a niños y bebés a sangre fría o los tomaron como rehenes. El asedio de Israel sobre Palestina nos abre las puertas a un infierno nuevo, al horror sobre el horror. El gobierno israelí mantiene a los niños sin electricidad y sin apenas agua, les niega la ayuda humanitaria que necesitan y les bombardea sin descanso. Frente a las imágenes en las que se muestran esos cuerpos blandos, suaves y bajitos, ya sin vida, se han dejado caer las caretas y se ha superado el discurso de los daños colaterales. Ya no son solo los miles de niños palestinos asesinados; también es la negación de su inocencia, el reconocimiento de esos niños como objetivo militar, su deshumanización y la consiguiente justificación de sus asesinatos. Hemos dado una nueva vuelta de tuerca a nuestra capacidad para generar terror y solo nos resta preguntarnos qué será de nosotros en un mundo en el que se oficializa el menosprecio hacia la candidez, la esperanza, la ilusión y la ternura más genuina de los niños.

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Israel,palestina
¡Por fin migración en la coalición! https://blogs.publico.es/dominiopublico/57412/por-fin-migracion-en-la-coalicion/ Thu, 02 Nov 2023 06:30:00 +0000 https://www.publico.es/es/?p=1311 Continuar leyendo "¡Por fin migración en la coalición!"]]> Por fin Yolanda Díaz y Pedro Sánchez firmaron su esperado acuerdo para la segunda temporada del gobierno de coalición. Un documento de 48 páginas, casi la mitad de ellas dedicada a los temas de migración, asilo y a las medidas para enfrentar el racismo en el territorio español. Es la primera vez que no tengo que voltear el legajo y sacudirlo de cabeza a ver si cae algo. Qué reparadoras estas páginas para las personas migrantes acostumbradas al silencio sobre sus vidas. Qué inédito tener el mismo peso que la agenda verde o el feminismo.

Deben estar muy impactados los y las del PSOE y Sumar para dar esta muestra de resuelta voluntad política y músculo democrático. No me extraña, después de la primavera y el verano de naufragios que tuvimos. Cómo seguir igual tras las imágenes insoportables de barcos llenos de migrantes cuyos cuerpos se perdieron por cientos en las honduras del Mediterráneo.

Aunque yo creo que igual lo que ocurre en la franja de Gaza les tiene sensibles y dispuestos. No hay manera de entender lo que pasa ahí sin pensar en lo que pasa aquí y lo que pasa hace cientos de años entre Europa y África. Cómo las fronteras son armas necropolíticas y cómo en España tenían los días contados las políticas de extranjería que rezuman colonialidad activa. ¡Si no íbamos a acabar con campos de refugiados en Andalucía! Ahora ya hasta dudo de si hay...

Entre las medidas que incorpora el documento me alegró especialmente ver la que atañe a la denuncia, sanción y reparación por lo ocurrido en Melilla el año pasado. Esta es la verdadera mano dura europea. La mención al fin del baile de sillas y a la necesidad de que el ministro Marlaska asuma su responsabilidad en esta masacre de vidas negras pone a España como líder europeo en la senda del verdadero progreso para seguir avanzando hacia una sociedad sin impunidad, más justa y respetuosa de algo tan simple como los derechos humanos. Lo primero que hice fue llamar a mi amiga Adilia, una de las abogadas de las víctimas de Melilla, para compartir la increíble noticia. ¡Y yo que pensaba que nuestras vidas no les parecían importantes!

"Cuatro años más de izquierda", uno de los slogans que puede leerse en el documento, no podían ser tales sin que por fin vaya a aprobarse por decreto urgente la regularización de los 500 mil migrantes en situación de vulnerabilidad y que ya aportan con su trabajo al desarrollo de este país. Una alegría del tamaño del esfuerzo que supuso para ReguYa conseguir 700 mil firmas y que, temimos, cayera en el saco roto de la indolencia estatal. Es que me gustaría ahora mismo ver las caritas de Vox.

En la larga lista de medidas cabe mencionar la esperada derogación de la Ley de Extranjería y la de la Ley Mordaza. Han sido valientes, sí señor. Para cualquier individuo que quiera poder expresarse libremente es una buena noticia, pero para las organizaciones migrantes se parece mucho a tocar la meta tras una eternidad de luchas siempre ignoradas por cada elección, por cada campaña, por cada gobierno, por cada funcionaria, por cada ministerio que le pasa la pelota al otro ministerio y nos quedamos otra vez sin ley. Por cierto, ya sabía yo que no se podía quedar así lo de la Ley contra el Racismo que en la legislatura anterior se fue por la cuneta. No se logró ni con ministerio de igualdad, ni con representación afro. Ahora sí pues, habemus ley. ¡Cómo se nota la presencia más la presencia de personas racializadas en los partidos!

Si tuviera que destacar cada paso de gigante que se ha dado en este acuerdo respecto a las vidas migrantes no acabaría nunca, el espacio es cruel hasta en Internet y mi editor me va a tirar de la oreja. No quiero terminar sin aplaudir la decisión de cerrar definitivamente los CIES en todo el territorio. Y me gusta que ocurra en tiempos en que por nuestros mares europeos se paseaba hace poco un barco-cárcel de migrantes como una extraña muestra de humor inglés.

En mi opinión, este acuerdo y su especial interés en abordar el tema de la migración hace más creíble aquello del "diálogo social", un concepto que se repite en todo el documento. Menos mal que no insistieron en alinearse con los pactos europeos porque son infames. Para mí, un gobierno socialista es el que no se deja intimidar por las fuerzas reaccionarias y antiderechos que demandan medidas contra la actual oleada de pateras y cayucos en las costas españolas, es el que les planta cara y asume orgulloso su papel histórico para sumar a una España socialista, diversa y plural, con más derechos y más libertades. ¡Olé España! ¡Olé Gobierno de coalición!

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PSOE,Sumar
Sahra Wagenknecht piensa en diagonal https://blogs.publico.es/dominiopublico/57415/sahra-wagenknecht-piensa-en-diagonal/ Thu, 02 Nov 2023 05:51:00 +0000 https://www.publico.es/es/?p=1342 Continuar leyendo "Sahra Wagenknecht piensa en diagonal"]]> Sahra Wagenknecht, la hasta ahora diputada en el parlamento alemán por el partido de izquierda radical Die Linke, acaba de fundar una plataforma política personal. Otra. La primera, Aufstehen ("en pie"), la promovió en 2018. Su sucesora, anunciada el 23 de octubre, se llama Alianza Sahra Wagenknecht por la Razón y la Justicia (BSW en alemán). El propósito de ambas es similar: amalgamar propuestas económicas de izquierda con una agenda social reaccionaria. En el pasado este híbrido no cuajó. BSW, sin embargo, puede prosperar.

Para muestra, las primeras encuestas realizadas tras el anuncio de Wagenknecht. BSW obtendría hasta un 14% del voto, con un desempeño notable en los Länder de la antigua República Democrática Alemana (en torno al 25%). Puede absorber más de la mitad del voto de Die Linke y hasta un tercio de Alternativa para Alemania (AfD), el partido de derecha radical fundado en 2013. En unas elecciones federales, BSW estaría en condiciones de afianzarse como cuarto partido más votado, tan solo un punto detrás del partido que actualmente dirige el gobierno, el socialdemócrata SPD.

Todo esto confiere interés a Wagenknecht. Aunque su propuesta se dirige a inquietudes típicamente alemanas, también refleja problemas compartidos con el resto de la Unión Europea. Si BSW prospera, no tardará en desarrollar imitadores a lo ancho y largo de la UE.

Para entender por qué esto es así conviene empezar por Aufstehen. La estrategia de Wagenknecht en 2018 consistió en mantener propuestas económicas de izquierdas y apelar a votantes de derecha mediante un discurso anti-inmigración, crítico con la entonces canciller Angela Merkel por su política de acogida de refugiados. Pero Die Linke –un partido formado por antiguos comunistas de la RDA y socialdemócratas desencantados con los gobiernos de Gerhard Schröder (1998-2005)– rechazó esta hoja de ruta.

Eso no impidió a Wagenknecht ahondar en su línea. En un best-seller publicado en 2021, cargaba contra las políticas identitarias y los "liberales de izquierdas" (una categoría que abarca desde el ala izquierda del partido liberal FDP a Die Linke, pasando por el SPD y Los Verdes), responsables del abandono de la "gente común" en aras de una "clientela académica". Wagenknecht también encontró un filón en la pandemia de la covid-19, durante la cual mantuvo un discurso escéptico con las campañas de vacunación. En Alemania, como en otros países occidentales –aunque no así España–, las protestas contra los confinamientos y las vacunas reunieron a un público extenso y transversal, que iba de la derecha radical a referentes izquierdistas.

Nos encontramos ante lo que los académicos Quinn Slobodian y William Callison, inspirándose en el término alemán Querdenken, denominan "diagonalismo" o "pensamiento diagonal". Una forma de ver el mundo en la que las fuerzas que lo mueven son conspiraciones: geopolíticas, bio-sanitarias, de reemplazo poblacional, etc. Por lo general este conspiracionismo se asocia a la derecha radical. Con la pandemia, no obstante, ha adquirido un carácter más transversal. Sirva como ejemplo el caso de Estados Unidos, donde las influencers de salud –yoga, wellness, fitness, reiki, etc.–, cuyo público tiende a ser progresista y de clase media, se convirtieron durante la pandemia en un foco de conspiracionismo desbocado.

Querdenken denota una voluntad de pensar fuera de lo convencional. Una actitud antisistema al tiempo que banal: basta con ver la insistencia con que nuestra cultura de consumo promueve el mismo tipo de inconformismo individualista. No es casual que, antes de emplearse en su acepción actual, el término Querdenken formase parte de la jerga empresarial alemana, donde significa algo así como "disrupción". Tampoco lo es que remita a Querfront, término que durante la República de Weimar se empleaba para definir las alianzas puntuales entre movimientos de extrema izquierda y derecha. Un concepto que en España se conoce como rojipardismo. En lo que a esto respecta, hace un año Wagenknecht copaba la portada de la revista ultraderechista Compact con un título esclarecedor: "La mejor canciller: una candidata para la izquierda y la derecha".

En resumen, la pandemia ha servido para aglutinar elementos de derecha e izquierda radicales, incluyendo sectores importantes de las clases medias, en torno a una visión del mundo anclada en la sospecha. Pero como señalan Slobodian y Callison, el término "conspiracionista" –igual que "populista" o "rojipardo"– a menudo se emplea para denostar una posición política en vez de valorarla en profundidad. Es importante evitar este reflejo perezoso con Wagenknecth. Su estrategia es inteligente, al menos en el plano electoral. Eso se debe a factores tanto estructurales como de carácter personal.

A nivel estructural, la diferencia clave entre 2018 y 2023 es la crisis del modelo de crecimiento alemán. En la década anterior Alemania, con sus exportaciones industriales de alto valor añadido y la austeridad de su gestión económica doméstica, se consolidó como el modelo a imitar para el resto de la UE. Pero en la década actual empieza a parecer el enfermo de Europa. La invasión de Ucrania no solo ha terminado con Rusia como proveedor energético de referencia, sino que amenaza el papel de China como destino preferente de las exportaciones alemanas. Un retorno de Donald Trump a la Casa Blanca también pondría en entredicho las garantías de seguridad estadounidenses.

Además de criticar los confinamientos y campañas de vacunación, la BSW se opone al apoyo a Ucrania tras la invasión rusa de 2022. Wagenknecht alega –no sin razón– que renunciar a las importaciones de gas ruso supone una amenaza de primer orden para el modelo industrial alemán. También es crítica con la lucha contra el cambio climático, señalando que la transformación del modelo energético amenaza con empobrecer a millones de trabajadores. De nuevo, una amenaza real para los gigantes automovilísticos alemanes, cuya transición al vehículo eléctrico marcha por detrás de las de sus competidores en China y Estados Unidos.

Esta acumulación de crisis pasa factura a Alemania. El país entró en recesión a mediados de 2023 y apenas ha recobrado su PIB prepandemia. Esto contrasta con las recuperaciones de Francia, Italia o incluso España, por no hablar de EEUU. El marasmo económico erosiona a la coalición de gobierno, que obtuvo el 52% del voto hace dos años y en las encuestas actuales roza tan solo un tercio. Esto agrava la descoordinación entre los partidos que la componen. Los socialdemócratas no terminan de creerse sus propias promesas de Zeitenwende o cambio de época; Los Verdes combinan una mayor ambición en política industrial con una política exterior histriónica; y los liberales del FDP, que retienen el ministerio de Finanzas, se han refugiado en las ortodoxias fiscales del pasado para intentar retener a un electorado que les abandona. El resultado es un ejecutivo cacofónico.

Como señala Eurointelligence, la apuesta de BSW por volver a vincular la industria alemana con el gas ruso –o incluso fuentes de energía más sucias, como el carbón– es "una política que no tendría posibilidades de éxito si se llevase a cabo (...) Pero el objetivo no es que funcione en la práctica. Tiene que funcionar políticamente. La añoranza por un retorno a la época dorada industrial de Alemania encuentra mucho apoyo". De este modo, el partido de Wagenknecht puede disputarle el voto no solo a la izquierda y derecha radicales, sino también a votantes del centro-izquierda o centro-derecha nostálgicos de un pasado cercano y plácido. Las encuestas sugieren que eso es lo que está sucediendo.

A título personal, Wagenknecht es la política más conocida de Die Linke, con valoraciones positivas entre el público general. Cuenta con un doctorado en economía y el apoyo del sociólogo Wolfgang Streeck, últimamente más centrado en epatar que en escribir análisis lúcidos, pero con un historial imponente a sus espaldas. Wagenknecht está casada con Oskar Lafontaine, el veterano socialdemócrata que abandonó su partido para fundar Die Linke. En septiembre Lafontaine se reconcilió públicamente con el excanciller Schröder, su rival en el SPD a finales de los 90. Les une su oposición al apoyo que está brindando a Ucrania el actual canciller Olaf Scholz, también socialdemócrata.

Faltan dos años para las siguientes elecciones federales. BSW no se estrenará hasta las elecciones europeas, a mediados de 2024. Aunque sea pronto para determinar si Wagenknecht tendrá éxito, nadie debería subestimarla.

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Sola no puedes, con amigas sí https://blogs.publico.es/dominiopublico/1193/sola-no-puedes-con-amigas-si/ Thu, 02 Nov 2023 05:50:00 +0000 https://www.publico.es/es/?p=1193 Continuar leyendo "Sola no puedes, con amigas sí"]]> La vida se abre camino. Ajena a nuestros deseos, impone siempre sus propios acontecimientos. A mí, por ejemplo, me coloca cada cierto tiempo en un mismo escenario: en un sofá, mojada en lágrimas y rodeada de amigas. La muerte o la enfermedad suceden, cometo un error igual al que cometí el mes pasado, quien parecía el amor de mi vida resulta no serlo... y ahí vuelvo: al sofá y a las amigas. Montamos un comité de sabias. Acuden rápido con ofrendas a nuestro particular portal de Belén. "Menos mal que sois mis amigas" es mi epifanía más recurrente. La vida se abre camino, no sin recordarme periódicamente que tengo amigas y que es ese, -junto a que no soy rica-, el principio explicativo de mi cotidianidad.

Las amigas no son el antídoto contra el mundo injusto en el que vivimos; tampoco un paraíso desprovisto de dolor. Sobra decir que tener un grupo de amigas no es un acto revolucionario. Nuestras amigas son mujeres parecidas a nosotras: misma clase social, gustos semejantes, nivel educativo análogo; incluso físicos similares e igual país de origen. Los grupos de amigas, generalmente, no dejan de reproducir cierta segregación social. Pero además, las redes de cuidados que se tejen entre las amigas son insuficientes si no van más allá de grupos personales realizados en base a intereses individuales.

Por otro lado, no todas las amigas son buenas. Existen amigas que anulan, amigas que chantajean, amigas que dañan. La amistad es un vinculo que, como cualquier otro, es susceptible de engendrar violencia. Finalmente, tener o no amigas no es algo libre de estigma. No somos pocas las que hemos sentido presión y culpa por "no tener un grupo". Además, en la amistad también campan los clichés: idealizamos el hecho de mantener las amigas de la infancia o asumimos que la verdadera amistad es aquella incondicional. Sin embargo, y a pesar de que todo esto sea cierto, las amigas también nos colorean y apaciguan la vida con otros muchos detalles hermosos. Este es un artículo sobre todo lo bello que puede brotar de las amigas.

Íbamos mis amigas y yo de viaje en coche cuando nuestra colega Rebeca dijo que acerca de los sentimientos no había aprendido leyendo; sino observándolos y viviéndolos. Seguimos conduciendo y Rebe rellenó los kilómetros hablándonos sobre la relación a distancia que tenía su amiga Julia. Yo no conozco a Julia y tampoco tengo una relación a distancia; pero pude imaginar cómo se sentía ella y cómo se ama desde ciudades diferentes. Mis amigas y yo acostumbramos a narrarnos las vidas -la propia y la de las demás- con todo lujo de detalles. Esto nos ha servido de escuela emocional. Lo que para unos es frívolo y denostado cotilleo, para nosotras han sido clases de buceo interpersonal. Nos hemos vuelto submarinistas en los conflictos, en los enamoramientos, en las inseguridades. En definitiva, en los sentimientos.

Hemos hecho una cata paladeándolos al relatar anécdotas. Mis amigas y yo nos ayudamos a redactar whatsapps, hacemos escuchas conjuntas de audios y realizamos comentarios de texto a los mensajes que nos llegan. A mis amigas les estoy eternamente agradecida por su generosidad: me han hecho partícipe de los detalles y con ello me han convertido en maestra en la sutileza. También me han preparado para futuros escenarios. Casi ningún suceso me resulta del todo desconocido: cuando algo nuevo me ocurre tengo las pistas y orientaciones de las amigas que vivieron una situación parecida antes. Sé hacer algo tan valioso como ponerle nombre a las cosas: las charlas con mis chicas me han instruido para diseccionar lo profundo.

Mis amigas no sólo han educado mi sensibilidad; sino que también han cincelado mis estándares. Ver cómo ellas me cuidan me ha hecho consciente de las cantidades de amor de las que soy merecedora. Ellas son mi gran vara de medir. Me han descubierto cuánta felicidad, estabilidad y admiración puedo sentir al relacionarme con los otros. Mis amigas me han brindado el mayor mecanismo de protección que puede tener una ante la negligencia y el daño: gracias a ellas me saltan las alarmas cuando alguien me trata mal, porque eso No Es a lo que estoy acostumbrada.

Junto a esto, también me han regalado uno de los mejores datos sobre mí misma. Estar junto a mí significa poder tener una puertecita que lleva a la sociedad secreta más interesante, honrada y divertida que se haya descubierto jamás: una sobremesa con mi grupo de amigas. Esto es, sin duda, de lo más valioso que ofrezco a los otros. Ni mi físico, ni mi inteligencia, ni mi dinero, ni mi rendimiento laboral, ni mi sexualidad... mi entorno es mi gran atractivo. Mi capacidad de ser amiga, mi mayor virtud. Las mujeres que me han escogido, mi verdadero correlato. A veces cuando estoy perdida miro a mis amigas vivir y me digo: "Si soy amiga de estas mujeres increíbles debe ser porque yo también soy una tía maravillosa". Entonces sonrío y continúo el día más sosegada. Saberse cerca de alguien extraordinario abre la puerta a considerar que una misma también lo sea.

No obstante, el agradecimiento más fuerte es para aquellas amigas que discuten conmigo. Ninguna amiga me ama de forma más comprometida e involucrada que aquella que me pone frente a un espejo. Hay mucho cuidado en decirle a alguien que se está equivocando. No hablo de citar a la otra para espetarle un reproche personal, el asunto no es que a una le hayan hecho algo. Se trata de querer a alguien tanto como para poner tu incomodidad encima de una mesa, comprar todas las papeletas para resultar irritante y decir a la otra algo que ni siquiera a ti te toca, solo porque crees que debe escucharlo. Explicarle a una amiga que sientes que se está columpiando con cómo está tratando a su ex, que ha descuidado la relación con sus otras colegas o que crees que lleva un tiempo autoboicoteándose.

No hay nada más doloroso y desconcertante que despertarse una mañana y ver cómo una se ha metido un castañazo que a nadie le ha pillado por sorpresa. "¿Dónde estuvieron mis amigas todo este tiempo?", se pregunta. "Nadie me advirtió nunca", murmura mientras anda en muletas. Hay mucho amor detrás de un "te lo dije", porque no todo el mundo puede decir que se lo advirtieron. A veces una dice una idea absurda y encuentra un auditorio con ganas de rebatirle. En otras ocasiones el entorno solo arquea una ceja y continua como si nada, como si a nadie le fuera la vida en tener tus mismas fotografías del mundo. El gesto más potente de mis amigas por no dejarme sola ha sido su incapacidad para escucharme como quien oye llover. Su rechazo a decir "ya está Leo con sus cosas", mientras que esas cosas se volvían cada vez más y más mías porque nadie venía a cuestionármelas, tampoco a remodelarlas junto a mí.

Sin embargo, aunque adoro la vida con amigas, resulta cada vez más difícil. Crecer supone transformar los encuentros con amigas en un micrófono abierto de monólogos donde cada una reproduce lo que le ha ido sucediendo en anteriores capítulos de su vida. Episodios que la otra se ha tenido que perder. Ha faltado porque es imposible cuadrar las agendas. También porque hace tiempo que nuestra prioridad dejó de ser vivirnos mutuamente y pasamos a contentarnos con actualizaros acerca de cómo existimos. Un chequeo rutinario de Nuestras Propia Vidas Independientes.

Aún recuerdo cuando mis amigas y yo fantaseábamos con que nos tocara la lotería para comprar un edificio donde vivir todas juntas. Sé que es un sueño compartido en los grupos de amigas. Aunque no hayamos hablado entre nosotras, nuestros deseos tiernos y dulces se solapan como cuando miles de niños piden el mismo juguete en la carta a los Reyes. El sistema en el que vivimos irrumpe con una bola demoledora ante ese bloque de pisos de la amistad. El sistema capitalista, patriarcal y monógamo empuja a vivir la amistad como si fuéramos la Cenicienta: el viernes por la noche podemos coincidir, pero a las doce desaparecerá la carroza y cada una deberá volver a Su Vida. El desafío de la amistad madura es negarse a que las amigas se conviertan en un complemento negociable de la vida. La dificultad de ser amiga adulta reside en mantener la amistad como la piedra angular entorno a la cual organizar los horarios, los ahorros, las mudanzas, los trabajos, las familias... los sueños.

¿Quién sabe qué es la intimidad? Es algo tan apasionante como misterioso. Quizás sea lo que sobrevuela el ambiente cuando la pantalla de mi móvil se ilumina y leo: "¿A quién le presté mi libro de Gente normal? Que no le encuentro y sé que fue a alguna del grupo". O puede que consista en la seguridad de poseer un faro; en saber que una cuenta con el criterio de otras mujeres a las que admira y del que puede echar mano cuando no sabe qué piensa sobre el mundo. La intimidad también debe ser aquello que aparece cuando le estoy contando algo a una amiga y ella me interrumpe para pedirme que la acompañe porque tiene que hacer pipí.

Entonces la sigo y continúo hablando mientras observo cómo se baja las bragas y se sienta en la taza del wáter. Puede que la intimidad sea aquello que ha anidado entre nosotras y que permite que cuando alguna habla de El Basuras todas pensemos en el mismo rostro. La intimidad tiene que vivir también en las fotos que tenemos juntas y que sin consultaros sé que no os gustan, porque ya conozco qué muecas de vuestra cara son vuestras favoritas y cuáles, si son inmortalizadas, me pedís que borre al instante. La intimidad debe de ser algo muy parecido a tener amigas. Os amo chicas.

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¿Una China desorientada entre Palestina e Israel? https://blogs.publico.es/dominiopublico/57409/una-china-desorientada-entre-palestina-e-israel/ Wed, 01 Nov 2023 06:28:00 +0000 https://www.publico.es/es/?p=1156 Continuar leyendo "¿Una China desorientada entre Palestina e Israel?"]]> La crítica a la actitud de China en el nuevo conflicto en Medio Oriente no falta en cuanto se desmarca de Occidente. La crítica suele ofrecer dos direcciones principales. La primera, su relación con Irán. China es el principal socio comercial de Teherán y la dependencia económica de Irán de China es sustancial. A su vez, Irán proporciona ayuda financiera, armas, entrenamiento y apoyo tecnológico a Hamás. Mutatis mutandis, el ataque de Hamás a Israel se ha realizado con apoyo financiero indirecto vinculado al Partido Comunista de China.

La segunda alude a lo que llaman "tibieza" con la que China ha criticado a Hamás. Así, la pretendida neutralidad disimularía una postura de abierto apoyo a las milicias. Ello se debería otra vez a que como Irán apoya a Hamás, Beijing no quiere poner en peligro sus intereses económicos, energéticos y de otro tipo con Teherán. Después de todo, China tiene casi 400 mil millones de dólares en inversiones planificadas en Irán en las próximas décadas.

China no ha ocultado nunca su estrecha relación política con Palestina. Beijing ha simpatizado históricamente con la causa palestina y ha apoyado constantemente a la OLP desde la década de 1960. Reconoció el Estado palestino en 1988 y la OLP mantiene una embajada en Beijing, mientras que China tiene una oficina de representación en los territorios palestinos. China ha defendido constantemente la causa palestina en foros globales como la ONU, abogando por el establecimiento de un Estado palestino independiente con Jerusalén Este como su capital. A principios de este año, China y Palestina solidificaron sus relaciones mediante un acuerdo de asociación estratégica. Desde 2019 hasta el año pasado, el comercio bilateral aumentó un 57% a 6.410 millones de dólares.

Deducir que el apoyo de China a Palestina obedece al propósito de posicionarse como un aliado del mundo árabe, fomentando así una coalición contra Israel, carece de fundamento. China reconoció finalmente el Estado de Israel en 1992 y desde entonces ha construido con Tel Aviv una relación con creciente contenido, con especial interés en su tecnología. La inversión extranjera directa de China y las exportaciones a Israel alcanzaron su punto máximo en 2018. Beijing es el tercer socio comercial más grande de Israel detrás de la Unión Europea y Estados Unidos y las negociaciones para un TLC están muy avanzadas.

¿Mediar o apaciguar?

En las últimas semanas, China ha intensificado su diplomacia en la región, pero no se ha ofrecido expresamente para mediar entre las partes. Por el contrario, sí ha insistido en la necesidad de contención. Trata de evitar que se vean afectados sus intereses económicos, pero es también consciente de sus severas limitaciones en cuanto potencia pacificadora en Medio Oriente. La máxima prioridad es el cese al fuego y detener la guerra lo antes posible. El acercamiento entre Teherán y Riad orquestado bajo los auspicios de China podría verse comprometido mientras exista riesgo de conflagración regional.

Su discurso ha insistido, no obstante, en que las acciones de Israel sobrepasan con trágica holgura el ámbito de la autodefensa, instando a Tel Aviv a cesar en su castigo colectivo a todo el pueblo de Gaza. Muy lejos se halla, por tanto, de la posición de EEUU, que ha escenificado una vez más su firme alianza con Israel, a quien le brinda una asistencia militar crucial y un apoyo político "sin límites".

Además, China ha optado por reconocer y apoyar el protagonismo de actores locales como Egipto, secundando expresamente sus esfuerzos para abrir corredores humanitarios. Las relaciones entre China y Egipto han mejorado en los últimos tiempos y el próximo año El Cairo se convertirá en miembro oficial del recientemente ampliado grupo BRICS.  

En los últimos días, el ministro de exteriores Wang Yi ha mantenido conversaciones telefónicas con el titular palestino Riyad Al-Maliki, y también con su homólogo israelí, Eli Cohen. Igualmente, su enviado Zhai Jun ha estado en permanente contacto con Arabia Saudí y Turquía para instar mancomunadamente esa "pausa humanitaria" que EEUU vetó en el Consejo de Seguridad de la ONU. 

En lo inmediato, la posición china reclama para Palestina seguridad, alimentos y medicinas, etc. A más largo plazo, la implementación de la solución de los dos Estados prevista en los acuerdos de Oslo de la década de 1990. 

Y Taiwán, por supuesto

¿Influiría un agravamiento de la situación en Oriente Medio en la evaluación de una posible reacción del Ejército Popular de Liberación en Taiwán? No faltan analistas que sugieren que Hamás fue alentado por el supuesto eje Rusia-Irán-China a lanzar un ataque para desviar la atención y los recursos estadounidenses de Ucrania y la región del Indo-Pacífico. Así, Beijing podría intentar utilizar la atención de Estados Unidos en Medio Oriente como una oportunidad para intensificar su implicación militar en el estrecho de Taiwán a poco más de dos meses de unas elecciones cruciales. En esos términos se alardeó del tránsito de seis buques de guerra de su Armada en Oriente Medio, obligando al desmentido de la embajada de China en Estados Unidos a que hubieran llegado a la zona debido al conflicto palestino-israelí. Quienes sí habían arribado por tal causa fueron los grupos navales de ataque de EEUU.

¿Es mera apariencia el afán chino en desempeñar el papel de actor neutral para poner fin al conflicto? China no necesita una guerra en la región para incrementar una influencia que ha ampliado de forma sostenida a través del comercio y las inversiones, muy destacadamente, elevando el nivel de sintonía política con las capitales de la región. No necesita tampoco acordar una estrategia con las no democracias de la zona, más amigas tradicionalmente de Occidente, para debilitar a Estados Unidos. Ni sumarse a cualquier eje del mal para desestabilizar la región.

El compromiso con la estabilidad regional y mundial, necesaria para seguir priorizando los objetivos asociados a la modernización, convierte en mera falacia esa pretensión de que los acontecimientos en Ucrania y Medio Oriente podrían envalentonar a China en la medida en que los compromisos de Estados Unidos con Israel y Ucrania le impedirían apoyar a sus aliados en Asia. Porque también el apoyo global liderado por Estados Unidos –y no pocos países europeos- a Israel puede interpretarse como un gran elemento disuasorio para Beijing en su contencioso con Taipéi.

Por cierto, que en el mismo año 2018 en que Israel trasladó oficialmente su capital a Jerusalén, rápidamente reconocida por Donald Trump, a miles de kilómetros de distancia, en Taipéi, Washington trasladaba de manera similar el Instituto Americano en Taiwán, en la práctica la embajada de facto, transformada en un impresionante complejo de oficinas de 6,5 hectáreas y valorado en 250 millones de dólares. La medida envió una señal clara a China de que Washington estaba ampliando su apoyo a Taiwán.

A la raíz del problema

A China se le acusa de querer subvertir el orden internacional, pero ante la crisis en Palestina ha pedido encontrar una solución en el marco del Consejo de Seguridad y hoy se acredita como una de las potencias más comprometidas con las resoluciones históricas de la ONU en esta materia.

La cuestión palestina es el núcleo de la tensión en Oriente Medio. Reclamar el cese el fuego, garantía de las condiciones básicas de vida para la población de Gaza, el levantamiento del bloqueo, el repudio de una legítima defensa que exceda el derecho internacional humanitario, la implementación de la solución de los dos Estados, cumplimiento de las resoluciones del Consejo de Seguridad... se antojan puntos de clara convergencia que la propia UE podría - ¡debería! - suscribir.

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China,Israel,Oriente Medio,palestina
Del "que te vote Txapote" a que te llamen “antisemita” https://blogs.publico.es/dominiopublico/57403/del-que-te-vote-txapote-a-que-te-llamen-antisemita/ Wed, 01 Nov 2023 06:01:00 +0000 https://www.publico.es/es/?p=1067 Continuar leyendo "Del "que te vote Txapote" a que te llamen “antisemita”"]]> Del "Que te vote Txapote" a que te llamen "antisemita"

"Antisemita", si dices que el ataque de Israel va contra el derecho internacional. "Que te vote Txapote", para reírse y atacar a un rival político o a sus votantes. "Asesina", a las mujeres que abortan y localizan por redes sociales. "Feminazi", si denuncias que hay que guardar minutos de silencio por las víctimas de violencia de género. "Invasores", si llega un cayuco o una patera con personas a nuestras costas. Y así ya... demasiados años y demasiadas veces.

Parece que nada tiene conexión pero sí. Hay una línea entre lo que leemos en redes y escuchamos en tertulias estos días de ataque a Gaza y lo que llevamos viviendo estos últimos meses y años. Son tres cosas que deberían hacer sonar las alarmas. Porque cuando ocurre esto, no hay vuelta atrás.

1. La deshumanización. Todo lo que he relatado demuestra algo muy claro. Ya no solo una falta de respeto a las víctimas sino la deshumanización completa de las víctimas. Como indica la palabra, es arrancar cualquier componente humano de una persona. Si ya no es humana, es una cosa. Y con una cosa se puede hacer de todo. Entre ello, convertir a los verdugos de las víctimas en eslóganes electorales. Por eso da igual que asesinen mujeres una tras otra frente a los "hombres acosados" o que una prostituta sea apaleada, porque creen que es solo un trozo de carne. Por eso les da igual mencionar a Txapote, a pesar de que familiares de sus víctimas pidan que no se haga. Por eso, hay quien aplaude a Israel cuando dice que los palestinos son "animales".

Y la deshumanización lleva a situaciones surrealistas como estos días. Escuchar, en boca de periodistas, frases como "los palestinos son otra cosa". O ver reportajes donde, de forma muy necesaria, hemos conocido detalles de la vida completa de los rehenes israelíes, pero ni un solo reportaje donde se humanice, con nombre y apellidos, a alguna de las más de 8000 víctimas palestinas. O esa moda en las entrevistas de que, después de que un gazatí o familiar diga que alguno de los suyos ha muerto por las bombas de Israel, le pregunten: "¿Pero qué piensas de Hamas"? Obviando el dolor, el trauma y el duelo. Porque buscan el titular y el eslogan antes que escuchar lo que cuentan. 

2. La ruptura de los valores democráticos y del derecho internacional. Cuando hay deshumanización, no hay capacidad de empatía. No te imaginas ni siquiera el dolor por el que alguien pasa. Y cuando eso ocurre se instala la política de odio. Esto, además, se suele acompañar de mensajes patrióticos de defensa o bien de acusaciones falsas de gobiernos ilegítimos. Y, entonces, tienes en bandeja el siguiente paso: te saltas la democracia y el derecho internacional. Si hay algún derecho es para ti y no para el resto. Y por eso deshumanizas a los inmigrantes llamándolos "invasores". Y por eso te muestras de acuerdo con arrasar Gaza o crees que es antisemita señalar crímenes de guerra y actos de terror de un estado.

3. El silencio. Y es que esto no puede hacerse sin muchos silencios. El silencio ante el que deshumaniza. El silencio de la comunidad internacional. El silencio de los que ganan dinero a costa de cercenar derechos. El silencio de los que se llaman provida, menos cuando mueren 3000 niños y niñas en Gaza. El silencio de los que se llenan aquí la boca con la palabra libertad, pero no para un pueblo sometido que no la tiene. El silencio de los que se dan golpes en el pecho con la propiedad privada, pero callan cuando la casa de los palestinos son ocupadas...

Y estos días, donde tantos inteligentes pregonan arrasar con Gaza de forma desproporcionada y se pasan el derecho internacional por el arco del triunfo, no dejo de pensar qué pasaría con ellos. Si es que se piensan seres especiales. Porque tú, el que tuiteas sin pudor ni vergüenza ante el dolor, eres población civil. Tú eres uno más de los que le podría caer un día una bomba. A todos estos habría que verlos si ahora mismo entrara alguien en su casa, lo echara a patadas de ella, no pudieran dormir en la calle porque tienen que huir de las bombas. A estos, sin agua, sin luz, sin Internet. Los mismos que se quejaban solo por un confinamiento o porque suene una alerta en su móvil ante tormentas. Están como para dar ejemplo. Y como para que luego exijan lo que ellos mismos les niegan a otros.

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feminismo,Israel,palestina
Yigal Amir estaría orgulloso https://blogs.publico.es/dominiopublico/57406/yigal-amir-estaria-orgulloso/ Wed, 01 Nov 2023 05:45:00 +0000 https://www.publico.es/es/?p=1108 Continuar leyendo "Yigal Amir estaría orgulloso"]]> De pocos países puede fijarse con tanta precisión como de Israel en qué momento se jodió el Perú, célebre pregunta que inicia la Conversación en la catedral de Vargas Llosa. Pronto será el vigésimo octavo aniversario. El 4 de noviembre de 1995, Yigal Amir descerrajó dos tiros a Isaac Rabin en la calle Solomon Ibn Gabirol de Tel Aviv; el primer ministro falleció desangrado en la mesa de operaciones cuarenta minutos después. Su asesino, prendido rápidamente, permanece en la cárcel desde entonces, condenado a cadena perpetua.

Un año después, Benjamin Netanyahu ganaba las elecciones por primera vez, y preguntaron a Amir qué le parecía aquella victoria. Amir había matado a Rabin por los Acuerdos de Oslo; Netanyahu había hecho campaña contra los Acuerdos de Oslo, que sancionaban la futura independencia palestina. Su Likud había bramado que retirarse de cualquier tierra «judía» era herejía y había organizado manifestaciones en las que se meneaban representaciones de Rabin en uniforme de las SS o la mira de un arma, al grito «Rabin asesino» y «Rabin traidor». El propio Netanyahu había acusado al Gobierno del laborista Rabin de estar «alejado de la tradición judía y de los valores judíos» y había dirigido la representación de una procesión fúnebre, con un ataúd y una soga, durante la cual se había gritado «muerte a Rabin». También se había alertado a Netanyahu de un complot sobre la vida de Rabin y se le pidió que moderara la retórica de las protestas, lo que se negó a hacer. Había, pues, motivos para intuir una simpatía del asesino ultraderechista de Rabin hacia el nuevo primer ministro, y quien la intuyó no se equivocaba. A través de su abogado, Yigal Amir hizo saber que estaba muy satisfecho. Por su crimen, que aseguró haber cometido siguiendo «órdenes de Dios», nunca ha mostrado el menor arrepentimiento.

No consta que se le haya preguntado a Amir por los acontecimientos actualmente en curso, pero cuesta imaginarse que no siga satisfecho; que no lo haya ido estando, de hecho, más y más a lo largo de los años, a la vista de un proceso que alcanza ahora el paroxismo. Netanyahu, ya completamente yigalamirizado, clama hoy por el cumplimiento de la profecía de Isaías por los Hijos de la Luz en guerra contra los Hijos de las Tinieblas, que el isaíaco vaticinio dejó dicho que serían extirpados algún día de Tierra Santa.

Corren tiempos de arqueofuturismo, nombre del sueño teorizado por el neofascista francés Guillaume Faye: retórica de caudillos veterotestamentarios, pero con arsenales, no de arcos y flechas, sino de ojivas nucleares. Netanyahu se suma a Putin, otro rétor de los agravios antediluvianos y las profecías convenientes, en la nómina de líderes ultranacionalistas que amenazan seriamente la paz del globo. El Israel actual es, sí, un país del que un terrorista condenado a cadena perpetua se sentiría orgulloso. El silogismo se hace solo: un Estado terrorista. 

Terrorismo —cabe recordar— es una palabra cuyo origen etimológico hace referencia, no a las acciones de grupos paramilitares, sino al terror de Estado, con la Terreur jacobina en el recuerdo. Pero en la práctica cotidiana del lenguaje pergeñado por el poder, terrorista no es quien comete actos de terror, sino aquel que no ha conseguido los objetivos de su comisión. En Jerusalén, una placa recuerda hoy el terrible atentado del Hotel Rey David, donde la organización terrorista Irgún, combatiente por la independencia israelí, masacró a 92 seres humanos el 22 de julio de 1946. Pero lo recuerda así: «Luchadores del Irgún a las órdenes del Movimiento de Resistencia Hebrea colocaron explosivos en el sótano. Se hicieron llamadas telefónicas de advertencia al despacho del hotel, al Palestine Post y al consulado de Francia, instando a los ocupantes del hotel a abandonarlo inmediatamente, pero no fue evacuado, y, después de 25 minutos, las bombas explotaron. Toda el ala occidental fue destruida y, para desolación del Irgún, 92 personas murieron». Como si, en el Hipercor de Barcelona, hubiera una placa con el anagrama de ETA, donde se explicara que, «to ETA’s regret», 21 personas fallecieron allí a pesar de que se había avisado a la Guardia Urbana, al propio Hipercor y al diario Avui.

Así se escribe la historia; al modo como bromea una viñeta que circula mucho por Internet y en la que dos reinos rivales contraponen «nuestro líder glorioso» a «su déspota malvado», «nuestra gran religión» a «su primitiva superchería», «nuestro noble pueblo» a «sus reaccionarios salvajes» y «nuestros heroicos aventureros» a «sus brutos invasores». Son procesos antropológicamente normales, más o menos inevitables, pero quienes miran el enfrentamiento desde fuera deberían —si no apoyar al objetivamente débil, a las víctimas de un apartheid que ya va para ochenta años—, no dejar de identificar a Netanyahu como lo que es: un fundamentalista siniestro, un mulá Omar sionista, al que es urgencia civilizatoria pararle los pies.

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Israel,palestina
¿Y tú a quién has votado, a Leonor o a Puigdemont? https://blogs.publico.es/dominiopublico/57421/y-tu-a-quien-has-votado-a-leonor-o-a-puigdemont/ Wed, 01 Nov 2023 05:32:00 +0000 https://www.publico.es/es/?p=1526 Continuar leyendo "¿Y tú a quién has votado, a Leonor o a Puigdemont?"]]> A las y los republicanos nos lo ponen en bandeja. Mientras la princesa de Asturias juraba la Constitución este martes en el Congreso, a todo trapo de pompa y boato medieval, en el centro de Madrid ocurrían dos cosas: por un lado, quienes no trabajaban comían los pasteles rojigualdos de Ayuso ("Qu’ils mangent de la brioche!" ...) Sé que no lo dijo la francesa María Antonieta, aunque se le siga atribuyendo, pero a la presidenta madrileña le va que ni pintada la cita en su Madrid líder en desigualdad. Por otro lado, quienes trabajaban se desesperaban con la ciudad cortada y colapsada. ¿Quiénes son los responsables de la imagen de la Casa Real a los que no se les ocurrió darnos el día festivo, a imagen y semejanza de la institución monárquica?

No somos como ellos, las dos Españas, la del privilegio y la que no, en todo su apogeo. Leonor, perfecta, encogía el corazón con sus 18 años y rodeada de ese rancio abolengo, aduladores; gente que le dobla, triplica y cuadriplica la edad haciendo que la trata como a una adulta; machistas vitoreándola, aunque en su fondo hipócrita querían un niño de Letizia... Es difícil empatizar con la heredera de Felipe VI por todo lo que representa, que es, exactamente, tenerlo todo solo por arte de alcoba. En este tiempo de frivolidad y culto a la imagen y el dinero, sin embargo, la España en la que Tamara Falcó es un referente, Leonor supone -claro- un lujo para el marketing de la Casa Real: tiene un físico impresionante y le va a sobrar preparación, que para eso se la pagamos. ¿Qué puede fallar? La democracia.

Prensa salivando monarquía en sus portadas hasta el sonrojo, políticos/as de PSOE y PP aspirando poder en el besamanos como yonquis, pero en el Congreso y la comida posterior, nadie hablaba de Leonor, tampoco de su padre. ¿Qué iban a decir? ¿Qué guapa/o que son y qué bien hablan? En los corrillos y en la comida se hablaba de investidura "inminente" (cobra fuerza la fecha del 7-8 de noviembre, la semana que viene, en votación única) y del rehabilitado "president Puigdemont" en la nota de prensa del PSOE de este lunes. Derecha y ultraderecha (no solo de PP y Vox, que allí andaba toda henchida de soberbia hasta la representación ilegítima del Poder Judicial), echando pestes contra la amnistía (o como se llame) y la foto de Santos Cerdán, número tres del PSOE, con Puigdemont y una urna gigante al fondo. Ya hay que tener cuajo para criticar una urna en una foto mientras ovacionas a una heredera al trono de una institución que nadie ha votado. Resulta fascinante la capacidad de desdoblamiento de ciertos sectores patrios.

Las urnas fueron silenciadas este martes en el Congreso. Por suerte, hablarán este mes para investir a un presidente del Gobierno tachado de "traidor" e "ilegítimo" por la oposición. ¿A quién se le ocurre sumar diputados y diputadas para ser elegido, o sea, para ejercer la democracia? ¿A Felipe VI, a Leonor? No, al perro. En la perfección inmaculada de Leonor no hubo ni urnas ni democracia, apenas una petición de confianza al Parlamento. Solo tiene que convocar un referéndum para intentar ganársela: algunas creemos que los ejercicios de fe con las instituciones solo llevan a la corrupción. Que se lo digan al emérito escondido, que no ausente. Porque ni eso.

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Carles Puigdemont,monarquía
Llueven cadáveres https://blogs.publico.es/dominiopublico/57388/llueven-cadaveres/ Tue, 31 Oct 2023 06:15:53 +0000 https://www.publico.es/es/?p=313 Continuar leyendo "Llueven cadáveres"]]> Una de las tradiciones más propias de este país es acompañar el desayuno con una buena dosis de truculencia. Al parecer, una sabrosa tostada con mantequilla y mermelada casa tan bien con un café con leche como con un buen cadáver. Desde hace años, son innumerables los casos que nos han acompañado en nuestros programas matinales de mujeres asesinadas por sus maridos o de niños que un día desaparecieron y que fueron encontrados sin vida.

Este tipo de televisión se ha librado de la etiqueta de "telebasura" que se reserva solamente a los programas del corazón. Como si contar los pormenores morbosos y hasta el mínimo detalle de un asesinato, fuese algo más ético que contar con quién se acuesta el marido de Tamara Falcó. Tal vez, el hecho que plataformas tan modernas como Netflix tengan una enorme oferta de documentales de true crime que consumimos a dos carrillos, hace que resulte más cool entretenerse con la disección de una víctima que con los chismes de toda la vida.

En este sentido, mientras octubre ha sido un mes rácano en lluvias, ha sido extremadamente generoso en muertes. Cuando parecía que el caso Daniel Sancho estaba dando sus últimos coletazos de interés y que podíamos quedarnos huérfanos de nuestro cursillo acelerado de criminología diario, Hamás tuvo el detalle de cometer un atentado terrorista atroz en su incursión en tierra israelí. Con este acto, Hamás demostró que es una extraña síntesis de nuestro tiempo. Combina perfectamente la barbarie medieval de sus acciones con un brillante uso de la tecnología digital. Saben que la importancia de ser salvaje en este siglo no sólo reside en acabar con la vida de seres humanos inocentes, sino en llegar a todo el mundo grabando la masacre. Han entendido que la mejor manera de vehicular el terror es a través de nuestros telediarios.

Desde la comodidad de nuestro sofá, llevamos días consumiendo horas y horas de horror. Hemos visto, por orden de aparición, israelíes ejecutados a sangre fría en sus casas, cuerpos de mujeres inertes encima de una camioneta y que, a su vez, eran escupidas por guerrilleros de Hamás, niños palestinos con las caras ensangrentadas por las bombas de Israel, adultos palestinos aplastados debajo de escombros y cuerpos de bebés palestinos en bolsas de plástico.

Y la pregunta que cabe hacerse en este punto es: ¿hasta cuando debemos seguir viendo estas imágenes, aunque se sigan produciendo? ¿Seguir viendo cadáveres cada día en nuestros telediarios nos sensibiliza más o, al contrario, hace que nuestro ojo se acostumbre al horror? ¿Nos hace mejores personas ver esas imágenes o nos convierte en simples consumidores del sufrimiento de los demás? Si los representantes políticos, que son los que tienen la posibilidad de frenar este desastre, no actúan, nosotros, como simples ciudadanos, ¿qué se supone que debemos hacer tras ver estas imágenes día tras día?

De momento, para lo que está sirviendo esta lluvia de cadáveres televisada es para alimentar a una opinión pública polarizada que se indigna, a corriente alterna, dependiendo de la nacionalidad del niño fallecido. Una opinión pública que, una vez más, aunque esta vez en formato internacional, vuelve a dibujarnos como un país ferozmente rígido con el de enfrente y extraordinariamente indulgente con los propios.

Nuestra exposición diaria al dolor como espectadores, ha generado tal capacidad de asimilar y tolerar la muerte ajena que, para crear marcos mentales nuevos que puedan mover conciencias en la opinión pública, no vale ya cualquier muerte. Hay que subir la apuesta. Hace unos días asistimos a la noticia, y a los sucesivos desmentidos, que el ejército israelí había encontrado a niños que habían sido decapitados por Hamás. Al parecer, para ganar la batalla de la opinión pública ya no basta un niño muerto por una bala o por la desnutrición fruto de un asedio, es necesario construir una idea que sea lo suficientemente terrorífica para que se instale en nuestro imaginario.

Debemos solidarizarnos con las víctimas, pero, también, criticar el uso pornográfico de las imágenes que estamos viendo estos días. Las dos cosas no deberían ser incompatibles. ¿Debemos esconder el horror? No. Debemos ser informados. Pero la dimensión de un conflicto histórico como el que estamos viendo, no puede ser servido al espectador como un suceso, sino que debe tener un tratamiento y una dimensión política.  A la acumulación de imágenes de cadáveres que desatan sentimientos de ira y rabia, debemos arrojar también racionalidad. Las imágenes son reales, los muertos son reales, pero también son gasolina. Y, para establecer un diálogo constructivo que pueda llegar a una solución que frene la matanza, lo primero que habrá que hacer, será olvidarse de los muertos. Como sociedad debemos exigir soluciones, no venganza. 

Sorprendentemente, esta facilidad que tenemos a la hora de consumir el drama de Gaza, ha tenido, este mismo mes de octubre, una curiosa excepción. Cuando a un redactor y a su cámara de la televisión pública se les ocurrió enfocar unas piernas suspendidas en el aire entre dos vagones en la estación de trenes de Sevilla, España expresó una fuerte indignación. Mientras consumimos repetitivamente, y sin quejarnos, imágenes de centenares de cadáveres palestinos, la simple visión de un plano en la estación de Sevilla del cuerpo de Álvaro Prieto llevó al ente público a pedir disculpas ante las quejas generalizadas.

Esto debería hacernos reflexionar sobre dos cosas. La primera, que los muertos israelíes y palestinos no nos ofenden porque, en realidad, no alcanzan la dimensión humana que sí alcanzó el caso de Álvaro por su proximidad. Y la segunda, que los muertos palestinos e israelíes tienen una dimensión política que Álvaro no tenía y que esa dimensión política hace que esos cadáveres, más que seres humanos, sean argumentos políticos con los que atacar al adversario. El constante goteo de esas imágenes no alimenta nuestra humanidad, sino que alimenta nuestra posición política en el conflicto.

La imagen del cadáver de Aylan, el niño de tres años que murió ahogado en una playa turca, supuso una gran conmoción para todo el mundo y puso de manifiesto la crisis humanitaria siria. De alguna manera, esa imagen se convirtió en un icono que llevó, durante un breve tiempo, el drama de los refugiados a la primera línea de la actualidad mundial. Pero, tristemente, esa imagen se convirtió sólo en un producto de consumo que, al final, no modificó la realidad.

Corremos el riesgo que vuelva a ocurrir. Que estas imágenes que vemos estos días pasen a la historia como un simple contenido televisivo que consumimos unas semanas y que no produjeron una solución. Y es que, tanto con la guerra de Ucrania como con el conflicto entre israelíes y palestinos, el tiempo pasa, los muertos se acumulan y nadie parece interesado en hablar de un plan de paz. Las fuerzas destructivas se imponen mientras la política brilla por su ausencia. A veces, uno acaba pensando que, si la vida de un niño cotizara en bolsa, si la muerte de cada niño desencadenase una crisis económica o pusiese en riesgo el sistema bancario, entonces la política intervendría con más determinación para encontrar soluciones.

Hace unos días el ministro de Defensa de Israel, Yoav Gallant, tachó a Hamás de "animales". Si bien es cierto que resulta imposible encontrar un rasgo de humanidad en el ataque terrorista del siete de octubre, lo que el alto mando israelí olvida es que nosotros, Occidente, somos los dueños del zoo y nos estamos acostumbrando al dolor que generan las condiciones infrahumanas en las que vive toda la población palestina. Y, si no cambian esas condiciones, ese dolor seguirá produciendo más "animales".

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Palestina, los otros y la defensa de la humanidad https://blogs.publico.es/dominiopublico/57397/palestina-los-otros-y-la-defensa-de-la-humanidad/ Tue, 31 Oct 2023 06:03:00 +0000 https://www.publico.es/es/?p=596 Continuar leyendo "Palestina, los otros y la defensa de la humanidad"]]> En su discurso en la reunión de emergencia de la ONU sobre Gaza el 26 de octubre, al embajador israelí no le tembló el pulso al pedir un minuto de silencio exclusivamente "por las víctimas de Hamás" mientras Israel bombardeaba la franja causando miles de víctimas, más de la mitad niños y niñas. Al igual que el resto de representantes políticos y militares israelíes que se propagan por canales de todo el mundo en estos días, afirmó su "derecho a defenderse" negando el derecho a la defensa de los otros. Los otros no existen y, si existen, no son humanos.

Un sistema internacional resquebrajado

En estos días de impunidad sin freno, es difícil no pensar en el resto de poblaciones de Oriente Medio y el norte de África, una región que se ha convertido en uno de los grandes barómetros de la impunidad. Para quienes seguimos de cerca estos países y vivimos con esperanza ese despertar de la conciencia que supusieron los levantamientos populares de 2011, la deshumanización que sufre la población palestina entronca con la que sufren el resto de poblaciones árabes y del sur del mediterráneo. Esos "otros" a los que se refería Edward Said, que deben morir por miles para ocupar portadas, son hoy más otros que nunca.

Mueren por miles en Yemen, a manos de Arabia Saudí y Estados Unidos, sin que esas víctimas sean noticia. Murieron por miles en la «lucha contra el terror» que encabezó George W. Bush en Irak y que causó la destrucción del país, sin que nadie haya sido juzgado por ello.

En palabras del periodista Javier Espinosa, "la invasión ilegal de Irak resquebrajó el sistema internacional erigido tras la II Guerra Mundial, y la brutal ofensiva de Israel contra Gaza apoyada por Occidente ha terminado por hundirlo. A partir de ahora es la ley de la jungla".

El papel de Rusia y sus aliados

Esa ley de la jungla que se instala como la «nueva normalidad», y en la que Estados Unidos e Israel han desempeñado un papel protagonista, no puede entenderse tampoco sin el papel de Rusia y sus aliados en la región, particularmente en Siria. Hasta tal punto es inabarcable la destrucción del país que el sistema internacional reconoció hace ya tiempo ser incapaz de darle seguimiento. Solo en la última semana, fuerzas de Asad y Rusia bombardearon con artillería pesada los pueblos de Makalbis y Al-Habata, en la provincia de Alepo, y lanzaron bombas de racimo sobre la región de Idlib, al tiempo que aviones de Erdogán continuaban con su "campaña antikurda". "No se olviden de Siria", gritaba el periodista Fared Al-Mahlool, pese a que hace mucho que los asesinatos de civiles sirios no provocan impacto alguno.

"El régimen sirio y sus aliados iraní y ruso han elevado el umbral de las monstruosidades posibles contra la población civil de un modo que ha beneficiado al régimen genocida de Israel", afirma el reconocido intelectual sirio Yassin Haj Saleh, que pasó buena parte de su vida en cárceles sirias y cuya esposa, Samira Khalil, continúa desaparecida desde que fue secuestrada en Duma a finales de 2013. "Los criminales aprenden y crean posibilidades los unos para los otros", añade.

En un artículo publicado en Al-Jumhuriya, la autora Anna Curiel ahonda en esta idea. "El pacto faustiano de normalización de los regímenes sirio e israelí es síntoma de un orden capitalista y neocolonial igualmente disfuncional", afirma. "La mayoría absoluta del mundo sabe que el orden regional, sus fronteras y poderes son disfuncionales, corruptos y criminales, y que estamos ante el fracaso del sistema internacional".

El reino de la desinformación

En este contexto de normalización e impunidad, la desinformación es la reina. Desdibujar a los otros, criminalizar a las víctimas, presentar toda forma de resistencia en un contexto de ocupación como extremismo y terrorismo que merece ser destruido requiere de altavoces mediáticos para consolidarse. Si en Irak la gran mentira de las «armas de destrucción masiva» se propagó por canales de todo el mundo, en el caso del régimen sirio y su aliado ruso la fabricación de bulos llegó a niveles grotescos.

Canales como Syrian Arab News Agency o Russia Today llegaron a difundir que las víctimas sirias de bombardeos formaban parte de decorados escenificados en Qatar, un tipo de propaganda que medios rusos utilizaron también durante la invasión de Ucrania y que no tiene nada que envidiar al despliegue israelí de estos días. Investigaciones recientes como las que ofrece el libro Unfaking News, del profesor de periodismo Raúl Magallón Rosa, desgranan que el objetivo de la desinformación en contextos de conflicto no es tanto convencer como confundir. Dificultar el acceso a una información fiable, crear un escenario tan caótico y embarrado que dificulte dar seguimiento o tratar de comprender lo que les sucede a los otros.

Pero la desinformación que va de la mano de la deshumanización de los otros no es patrimonio de los estados que han hecho añicos el umbral de la impunidad y de este sistema internacional fallido. En esos mismos patrones incurren también quienes, desde lecturas del mundo en clave de ejes geopolíticos irreconciliables, deciden qué pueblos merecen solidaridad y cuáles no, quiénes tienen derecho a la libertad y a la resistencia y quiénes no.

No pueden dar lecciones quienes se solidarizan con el pueblo palestino mientras niegan al pueblo sirio cualquier posibilidad de agencia ante las opresiones que lo afligen. Tampoco quienes defienden la resistencia siria mientras niegan los derechos de los palestinos. Forman parte de esa misma lógica deshumanizadora, de ese mismo sistema fallido, quienes distinguen entre pueblos merecedores de derechos y otros susceptibles de aniquiliación, entre víctimas legítimas e ilegítimas.

La defensa de la vida y de la libertad pasa hoy por la superación de esas visiones del mundo en dos bloques y por la humanización de las víctimas, de todas ellas. Son precisamente esos sistemas maniqueos los que los agresores activan para criminalizar a las víctimas y eximir a los responsables, son esos sistemas los que es necesario desactivar para defender esta humanidad cada vez más amenazada.

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Israel,palestina
Un cuerpo de miedo https://blogs.publico.es/dominiopublico/57391/un-cuerpo-de-miedo/ Tue, 31 Oct 2023 06:01:30 +0000 https://www.publico.es/es/?p=352 Continuar leyendo "Un cuerpo de miedo"]]> Culmina la spooky season, o para quien no pilote tanto en el idioma Gen-Z, esa temporada otoñal y mística que atraviesa Halloween y el Día de Todos Los Santos como momentos centrales. En estas circunstancias, una no puede evitar pensar en lo que implica desear vestirse, esconderse tras la máscara, interpretar un papel, jugar con las apariencias... y bueno, también acordarse de cuando no solo se disfrazaba de huesitos en esta fiesta, sino que quería serlo todos los días del año. Estas celebraciones que giran en torno a la visceralidad de los cuerpos, los monstruos, el horror, el miedo y los disfraces pueden evocar a una realidad que no ocurre exclusivamente en estas festividades, sino en la vida de la mayoría de las personas, en diferente intensidad, llevándome a pensar hoy en la presión que se ejerce sobre nuestros cuerpos.

Corría el año 2014, sonaba Lana del Rey en el CD (sí, aún usábamos eso) y una joven tiraba su armario entero encima del colchón, sudada, aunque acababa de salir de la ducha, con solo una media subida en la rodilla y un ataque de ansiedad mientras sabía que llegaba -de momento- veinte minutos tarde a la quedada con sus amigas, a pesar de haberse empezado a arreglar dos horas antes. Quizá haber pasado horas y horas en Tumblr en las últimas semanas, en las profundidades de las comunidades "ProAna" y "ProMía" (difusoras de la Anorexia y la Bulimia, sí, eso existió) tenía algo que ver.

Nunca eran suficientes horas de ayuno, conteo de calorías, filtros y edición en las selfies, comprobación y control para conseguir el "thigh gap" perfecto (quizá porque su existencia dependía de una estructura ósea determinada o un estado de infrapeso fatídico). Eran tiempos en los que no había apenas límites a mensajes masivos que incitaban a la autodestrucción y romantizaban los trastornos mentales (algo que hoy, aun insuficientemente, parece que empieza a denunciarse). Si aún sigues leyendo y no has reconocido las referencias, puedes considerarte afortunado: esa joven, por ser, no solo fui yo, sino que podrían haber sido más conocidas y cercanos de los que me gustarían, antes y después de esa época, entonces y ahora, aunque ya no haga falta saberse más de tres canciones de Nirvana para ser guay y la música suene en cualquier plataforma de streaming.

En caso de que aún alguien no se haya enterado, como si cualquier esquina de internet no llevara meses advirtiéndolo -¿quizá también dirigiendo la atención hacia ello?-, las famosas se han quitado los implantes que las hacían parecer curvy y las XS han vuelto de nuevo. Ha pasado una década desde que ese modelo delgado se cuestionó hacia un movimiento body-positive (siempre con el beneplácito de la rentabilidad comercial, sin superar los márgenes del pinkwashing), donde cuerpos distintos podrían verse, para acabar en una nueva recaída que apunta hacia figuras más esbeltas, blancas y frágiles. Que si la bichectomía, que si estar slim-thick, que si los 10.000 pasos, los anuncios de tés que adelgazan cuando en realidad contienen laxantes por aquí, la cultura de la dieta por allá, aun siendo ahora fit, keto o real, que sigue apuntando a una hipervigilancia sobre lo que entra en nuestro cuerpo. Se advierte el abuso masivo de medicamentos indicados para la diabetes por parte de famosos para adelgazar rápido, hasta el punto de afectar a la oferta y dejar a enfermos sin suministros. Hay quien lo llama vuelta de la década de los 2010, porque parece que no quedan más épocas a las que volver nostálgica y frenéticamente en vez de ocupar un presente. En mi for you page de TikTok veo a adolescentes replicar trends con exactamente las mismas lógicas que promovían trastornos alimentarios cuando yo habitaba Tumblr. Algunas simplemente señalan que la delgadez jamás dejó de estar de moda, solamente se proyectaron otros estándares -igual de difíciles de alcanzar- según pasaba el tiempo.

Sea como fuere, esto se siente como Sísifo contra la piedra. El verdadero espanto es que, de facto, es halloween todos los días en el mundo de los mortales, cada vez más, sin haber nada de divertido en ello. De hecho, hay una industria entera beneficiándose de proyectar estándares irreales para que nos sintamos inseguras y gastemos tiempo y dinero en controles y apariencias que mañana seguirán sin estar a la altura -porque en eso consiste, en acumular nuestra desesperación-. Rutinariamente nos disfrazamos, contenemos, aparentamos, luchamos contra la muerte (o más bien, la vejez) y buscamos el truco para conseguir el trato con los demás. Vemos nuestro reflejo y rápidamente nos horrorizamos, calificamos como asqueroso y tétrico lo que solo es lo que somos, lo que habitamos. No importa cuántas modelos plus-size, campañas que visibilicen otros cuerpos se patrocinen, que hoy millones de personas se levantan y se acuestan odiando el cuerpo en el que les ha tocado vivir, de hecho, si se me permite romper el dualismo: el cuerpo que simplemente son. Para sorpresa de nadie, el mercado de la belleza, por mucho que se "abra", no nos salvará esta vez.

Sin connotaciones religiosas, es prácticamente un milagro que hayamos llegado a estar aquí. Solamente el hecho de poder haber llegado a existir, de ser algo encarnado, debería resultar alucinante. Sin embargo, la vida estos días para muchas parece ser un recordatorio constante de lo culpables que debemos sentirnos por ello. Me aterra pensar que históricamente a ciertos cuerpos (la mayoría de nuestros cuerpos, de hecho) se nos ha tratado de controlar y hacer más pequeños, para que molestemos lo menos posible, seamos más dirigibles (ahora nos auto dirijamos, de hecho). Hablando claro: molesta que ocupemos un espacio, que entonemos una voz potente, que tengamos una fuerza física que utilizar. Como no se nos puede apartar, según nos acerquemos más o menos a la normatividad, pareceremos el monstruo o se nos enseñará a convertirnos en un bien más de mercado, un consumidor que es consumido, que en todo eso se consume.

Yo no quiero ocultarme tras la máscara otros días que no sean este, porque tengo la misma cara que mis padres, mis tías y mis abuelos que tanto me quieren y mi reflejo me recuerda gestos de todo el amor que han volcado en mí y conmigo. No me quiero hacer más pequeña, ya tengo un corazón y una pasión que no me caben, que algunos días se me salen del pecho. No soy capaz de achicarme, cada vez que lo he intentado me he acabado desbordando por los lados. Tampoco deseo tener una hiperfijación con ciertas partes de mi cuerpo, para bien o para mal, porque no soy un Frankenstein, que coge y quita y pone a su monstruo lo que desea. Lucho permanentemente contra el absoluto, me niego a pensar mi cuerpo como lo contrario a lo que claramente es: algo que cambia en el tiempo y es afectado por otros cuerpos. Reducirme, mutilar mi cuerpo, implica necesariamente hacer que me pierda la vida: limitar mi experiencia, borrar mi huella y la de otros en mí, condicionar mi asombro, nublar mi visión, colmar mi paciencia, odiar mi amor, temer lo que puedo llegar a conocer. No deseo un cuerpo de miedo. Escribo esto hoy para evitar el terror de verme por primera vez en el espejo en 40 años y ver todo lo que me he perdido.

Aun así, si mi cuerpo, nuestro cuerpo, debe horrorizar, espero que sea la herramienta que asuste, de una vez por todas, al enemigo correcto.

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Jure y cállese, Leonor https://blogs.publico.es/dominiopublico/57400/jure-y-callese-leonor/ Tue, 31 Oct 2023 05:51:00 +0000 https://www.publico.es/es/?p=683 Continuar leyendo "Jure y cállese, Leonor"]]> Estamos metidos de lleno en los fastos organizados con motivo de la jura de la Constitución por la princesa Leonor. El evento se ha organizado como una puesta de largo de la princesa de Asturias ante todo el país, a la antigua. El alcalde de la capital, los directores de los periódicos madrileños y todos los aspirantes a cortesanos nos llaman a ejercer de buenos súbditos y salir a la calle a aclamar a la princesa, como si fuera Sissi emperatriz paseando en su carroza rosa.

Sin embargo, técnicamente no debería ser así. Constitucionalmente, la jura de la Constitución es un acto de sumisión del poder tradicional al poder popular democrático. Frente al imperio absoluto de la monarquía histórica, hoy la princesa acude al Parlamento a hincar la rodilla ante a los representantes del pueblo y jurar lealtad a un texto que le quita toda capacidad de decisión pública. No se trata de humillar a nadie, pero sí de que la futura reina de España renuncie públicamente a ejercer ningún poder público y se comprometa a obedecer a las autoridades democráticamente elegidas.

El Gobierno ha permitido, sin embargo, que lo que debe ser un acto de supremacía parlamentaria se celebre como una pequeña coronación, invirtiendo el sentido institucional del evento. El protocolo aprobado incluye paseo en coche escoltado por la guardia real, un desfile militar en homenaje a la princesa y un banquete en el Palacio Real desde donde dirigirá un discurso a los presentes y, se supone, que a la Nación. El Ayuntamiento de Madrid, en manos nacionalistas, ha corrido a llenar la ciudad de banderolas con su efigie. En las tiendas de souvenirs venden tazones con su rostro como si de una boda real se tratara. Y señoras de medio pelo corren a gritar que vivan las cadenas.

Todo ello tiene sentido para reforzar una institución en franca crisis reputacional. El acercamiento del actual monarca a las fuerzas políticas más derechistas, acentuado tras el desgraciado discurso del 3 de octubre de 2017, está intensificando su rechazo por gran parte de la sociedad. Quizás sea pronto para recordar las consecuencias de la connivencia entre su bisabuelo y la dictadura de Primo de Rivera, pero no hay dudas de que la corona pasa por horas bajas. Cada vez le es más difícil cumplir con su papel como símbolo de todo el país y es comprensible que reaccione utilizando cualquier ocasión para sacar pecho. Lavar la imagen es necesario. Pero hacerlo minusvalorando a la soberanía nacional es un grave error.

No hay dudas de que la corona pasa por horas bajas

No es ya que la imagen que nos intentan vender de una reina militarista, ostentosa y vendida a los halagos de los cortesanos más babosos solo servirá para ahondar en la imagen de una monarquía de VOX. Es que, además, ese deseo de los nuevos borbones de despreciar a las Cortes no ayuda nada a su consolidación como poder neutro y democrático.

El protagonista de la jura debe ser el Parlamento que, en nombre del pueblo, le toma juramento a una princesa que renuncia así, en público, a sus privilegios y poderes tradicionales. En ese momento ella, por supuesto, no tiene nada que decir, aparte de que se somete a la Constitución democrática española. Tras eso, el único discurso posible sería el de la Presidenta de las Cortes aceptándole el juramento y destacando una vez más el triunfo de la democracia sobre el antiguo absolutismo.

Del acto van a ausentarse los representantes de la mayoría de partidos de izquierda, vascos y catalanes y los medios conservadores están presentando esta ausencia como una traición a la corona. Sin embargo, lo cierto es que ante el acto de exaltación y devoción a la corona que se ha montado tenían difícil hacer otra cosa. No tengo la menor duda de que muchos de ellos estarían presentes en una celebración fiel al sentido constitucional de lo que realmente se celebra. Si en vez de ser una ceremonia pastiche para el lucimiento de la heredera en las páginas de los medios (convertidos todos por un día en amable prensa rosa) fuera un gesto humilde de reafirmación democrática de la Corona, sería más fácil atraer a quienes no somos fanes irreductibles del Antiguo Régimen.

Los dos grandes retos actuales de la monarquía española son alejarse de la corrupción y de la derecha política. Si Juan Carlos era feliz rodeado de jeques, empresarios y puteros, parece que su hijo ha decidido refugiarse entre casposos militantes de ultraderecha. Leonor, que ya es legalmente adulta, tendrá que decidir qué tipo de reina quiere ser. Si opta, como su padre, por anclarse en la melancolía de ese pasado épico en el que los reyes mandaban algo auguro que nunca terminará su reinado, si es que logra empezarlo. En cambio, si quiere durar, más le vale que abrace de una vez la Constitución y se resigne al papel simbólico y neutral que ésta le otorga. En democracia lo que le corresponde al Rey o la Reina es callar y obedecer a quienes tienen mandato popular. El día de su jura está perdiendo una preciosa oportunidad de practicar lo de someterse al poder democrático, y callar.

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Congreso de los Diputados,Constitución Española,monarquía
Urkullu, 'the King of Reality' https://blogs.publico.es/dominiopublico/57394/urkullu-the-king-of-reality/ Mon, 30 Oct 2023 13:13:23 +0000 https://www.publico.es/es/?p=371 Continuar leyendo "Urkullu, 'the King of Reality'"]]> Esta es la historia de un Rey que mediante sus juglares publicó hace unos días el articulo Euskadi: Realidad versus Populismo. En él le dice a su pueblo, a sus trabajadores, a sus lacayos y prácticamente a toda la academia, que mienten. Él no dice ""mentir", lo llama "populismo", pero tranquilas, también tiene lío con el concepto "democracia". El King of Reality dice que nuestro relato y nuestros datos acerca de cómo está el país son absolutamente falsos porque ni las mujeres aportan un 30% del PIB con su trabajo no pagado ni es cierto que una de cuatro mujeres tenga contrato parcial ni que casi la mitad de los trabajadores del sector público sean provisionales ni por supuesto que la tasa de gente "sin bienestar" sea superior al 22%, 482 mil personas en concreto y con una subida de 6 puntos desde 2008.

¿Sabéis lo mejor? Que son sus datos. Datos del Gobierno Vasco.

Entiendo que como Barbi en Barbiland, the King of Reality no tiene que levantarse a diario a limpiarle el culo al 15% de la población, ni al limpiar la casa de otro 15%, no tiene que elegir entre comprarse unos zapatos de lluvia o pagar el dentista. Como Barbi en Barbiland, el King de Realityland ni come ni cojea ni llora ni defeca. En Realityland la Realidad es hermosa, familiar, fluida y hogareña, el sol se refleja en los blancos dientes de las madres que agradecidas por su dicha ofrecen a sus hijos, futuros súbditos, grandes sonrisas en los parques ecosistémicos mientras saludan cariñosamente a los pilotos que surcan el cielo azul con aviones de algodón azucarado. Todo el mundo tiene casa, cuidado y trabajo desde que the King of Reality, acompañado por Patxi y Manolo, llegó a esta región española que antes no era más que un desierto lleno de cabras y salvajes y que ahora, con mucho esfuerzo y eficacia, han convertido en un oasis de bienestar en este mundo global y cruel donde según Naciones Unidas, Eurostat y cualquier instituto de estadística de cualquier país, los ricos son cada vez mas ricos y los pobres más pobres...excepto en Realityland. Aquí los frondosos árboles dan sombra a las callejuelas que rodean el Guggenheim y la torre Iberdrola, expositores del poder global pero benevolente. Los pelos rubios bailotean tenuemente con la brisa de la ría de Bilbao y los toldos de la Concha los acompañan en esta grácil danza de La La Land, mientras los medianos empresarios tocan la flauta mágica echa de coco autóctono y los manteros ondean sus bolsos de imitación al son de los juglares y los pequeños empresarios de la corte. Saludan entusiasmados a Garamendi, ministra de la cosa pública, que, al unísono con el King, nos dice que hay que hacer análisis rigurosos, que todas esas médicas que sueltan inclementes chismorreos sobre cómo la privatización incrementa la mortalidad y las enfermedades de la población, son demagogia. La enojada ministra de lo público insistía que la calidad de la cosa pública no se logra protestando públicamente, con huelgas y demás antiguallas, porque no hay relación entre protesta organizada y mejora de condiciones de vida. Es decir, entre lucha organizada por mejorar y mejora.

Pedimos seriedad y nos mandan bufones.

El King de Reality, junto a su cortejo, nos está diciendo que todas las investigaciones basadas en los datos del Eurostat, el INE y el Eurostat, los datos de los organismos internacionales, institutos, departamentos y facultades de las universidades, así como todos los estudios científicos que demuestran que hay un proceso de privatizaciones, de acumulación de riqueza y expansión de la pobreza en toda Europa ¿son falsos? ¿Está el King insinuando que esos datos no son de Reality, que son de otro lugar, quizá de Populistland?

Entendemos su nerviosismo, porque el otro día intentaron asaltar el Palacio del King. Parece ser que unos bandidos rodearon el ala oeste del palacio, donde los guardianes de Reality comen y duermen, no por turnos, sino por méritos. Se pusieron tensos al vislumbrar objetos no identificados enviados por malvados catastrofistas entre los que creen haber divisado a la mayoría sindical vasca, que por cierto debió romper los muros del palacio a la altura del salario mínimo, y también se avistó a la academia, antiguamente sede del orgullo nacional y la excelencia, reducida ahora a una masa de indigentes populistas expertos en el horóscopo que se dedican a engañar a la ciudadanía con sus cornetas diciendo que el King no solo no va desnudo sino que se viste de Armani y lleva tangas de Versace.

Estas hordas mentirosas de antigua nobleza industrial venida a menos y compuestas mayoritariamente por los del metal son, junto con las profesoras de secundaria, de administración, las trabajadoras de las residencias y del sector textil, una amenaza a Reality, ha dicho el King ¿Cómo osan disputarme Realidad? ¡Yo soy el King of Reality, esta es mi tierra, yo la parí y la amamanté!

Ante este desatino, el King de Reality ha decidido que en el próximo Basque Center of Innovation va a construir the Robot of Reality. Se trata de un Robot que podría gobernar mediante un algoritmo, no mediante políticos. Codificarán toda la Reality en algoritmos de forma que ya no necesitaremos especialistas en bioquímica, ni profesionales de la medicina ni sindicatos ni universidades dando su opinión, porque el Robot of Reality te dirá todo el rato cual es el problema más importante de la Realidad y la técnica más eficaz para resolverlo en cada momento y como el King tiene toda la Reality aquí metida, entre el pecho y el escroto, pues la codifica toda, la mete en el Robot, y hala, a gobernar la realidad eficazmente.

Es más ¿qué sentido tiene la democracia si la Reality pertenece al King of Reality que obviamente tiene toda la sabiduría y experiencia para gobernar la Reality, a diferencia del demos, que no tiene ni puta idea y se dedica a engañar y a emborracharse?

Yo, como parte del bufoneo que hace populismo junto a sindicatos, organizaciones y movimientos sociales de toda estirpe menos la de Verdad, junto a hosteleras, trabajadoras domésticas y de residencias y de la mano de eso que llaman academia, donde tenemos investigadoras produciendo ciencia de calidad entre las tres y las tres y media en la parada del autobús para luego poder operar a su excelencia y que no muera de una enfermedad tratable, no al menos antes de encontrar un digno sucesor para Realityland, opino que el traje de seda de autoritarismo benevolente que lleva su vuecencia le marca demasiado el paquete. Y si quiere datos, se los doy.

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Cómo Picasso pintó el desprecio a sus parejas https://blogs.publico.es/dominiopublico/56100/como-picasso-pinto-el-desprecio-a-sus-parejas/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/56100/como-picasso-pinto-el-desprecio-a-sus-parejas/#respond Wed, 25 Oct 2023 05:20:07 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=56100 Continuar leyendo "Cómo Picasso pintó el desprecio a sus parejas"]]>
Cómo Picasso pintó el desprecio a sus parejas
Una de las obras durante la presentación del proyecto 'Pica$$o' del Premio Nacional de Artes Plásticas 2022 Rogelio López Cuenca, en el Museo del Traje, a 19 de octubre de 2023, en Madrid (España). Gabriel Luengas / Europa Press

Ya no volverás a ver igual algunos cuadros de Picasso. Esta semana se celebra el nacimiento del pintor. Nadie pone en duda su aportación en el arte, pero es imposible interpretar sus obras sin su lado más personal. Sobre todo cuando gran parte de su obra son ellas: sus parejas. Nadie puede negar que fue un genio artístico y nadie puede negar hoy que Picasso ejerció manipulación emocional y maltrató a sus parejas, generando además una gran dependencia. Y lo sabemos tanto por lo que ellas o testigos contaron, como por él mismo. Y es que fue él quien dejó plasmado cómo las trataba y consideraba en sus cuadros. Por eso, más allá de su compromiso político y con el arte, es tan importante conocer lo bueno y lo malo, para interpretar su obra como debe ser.

El resumen: el Picasso íntimo era un macho alfa, que encandilaba siempre con el mismo ritual. Hacer a cada una de ellas muchos retratos, luego, cuando se formalizaba la relación en el tiempo ellas ejercían para él de amantes, madres abnegadas, cuidadoras, modelos, secretarias, asistentas, vendedoras de sus cuadros...Y, de pronto, llegaba la infidelidad y la búsqueda de otra pareja. Su propia nieta lo contaba así: "Las sometía a su sexualidad animal, las domesticaba, las hechizaba, las devoraba y las aplastaba en sus lienzos. Después de pasar muchas noches extrayendo su esencia, una vez desangradas, se deshacía de ellas". El tiempo medio de sus relaciones: diez años, más o menos.

Y vamos por el principio. Por ejemplo, con el caso de Amélie Lang. Fue casada por la fuerza con un hombre que la maltrataba y violaba, hasta que ella lo abandonó y cambió su nombre a Fernande Olivier. Conoce a Picasso y estará con él 8 años. Ojos almendrados y pelo negro, le inspira en su periodo rosa y en sus inicios cubistas. Celoso, la dejaba encerrada bajo llave en su estudio para que no trabajara ni hablara con otros. A partir de ahí, conoce a Eva Gouel, será una relación corta porque ella fallece poco después por enfermedad.

Se dice que se deprimió por su muerte hasta la bailarina Olga Jojlova. Fue su primera esposa. Tiene un hijo con él, Paulo. Picasso la representa como la maternidad. Es dibujada en armonía, pensativa, con formas redondeadas. Así hasta que ella descubrió que Picasso tenía una amante embarazada: Marie-Thérèse Walter y su hija Maya. La diferencia de edad, 28 años. Marie-Thérèse solo tenía 17 cuando se conocieron. Ahora será Marie Therese la dibujada con formas dulces y Olga empieza a ser deformada, con pechos dispares y gesto desgarrador, casi monstruosa, como en Gran desnudo en sillón rojo o en Mujer con daga. Una pareja posterior, Gilot, contaba que Picasso le había narrado cómo a Olga la arrastraba por el suelo tirándola del pelo. 

Él sigue con Walter. También tendrá sus años dulces, dibujada con trazos suaves, armónicos y piel lila, y composiciones muy sexuales. La pinta mirándose en el espejo o acostada, como símbolo de la calma que le produce, como en El Sueño o en Bañista y Cabaña. Ella fue su válvula de escape mientras la sociedad veía aún como un hombre casado con Olga. Marie-Thérèse recordaba años después  las prácticas sadomasoquistas del artista y sus castigos si no obedecía, como apagar en su piel cigarrillos. 

Pero aparece en su vida Dora Maar, fotógrafa que cautiva a Picasso muy pronto. Se cuenta que Marie-Thérèse Walter se presentó en el estudio de Picasso y la vió. Le dijo que eligiera a una o a la otra, y en lugar de mediar, las enfrentó para que se pelearan. A Picasso le encantaba provocar esos encuentros y decía disfrutar con ello. Como mujer nueva que se incorpora a su vida, aparecen formas más angulosas y colores más fuertes y sólidos. Ella le hacía sombra en lo creativo. Fue testigo fotográfico de la creación de El Guernica. En plena ocupación nazi, escuchó cómo su madre moría mientras hablaban por teléfono, sabía de las infidelidades y testigos apuntan a que Picasso la maltrataba físicamente, entrando en una etapa de ansiedad. Era la época de guerras y decían que acabó por dibujarla en colores morados y verdes, en imágenes desgarradoras de gritos y la punta de sus dedos como navajas, por ese motivo. Es la etapa de retratos de La mujer que llora. En cambio, otras autoras sostienen que era el reflejo de una mujer que lloraba y gritaba por ser maltratada, tras el desprecio que él ejercía sobre ella. En aquella época, y con un hombre respetado y admirado, los médicos pronto la consideraron loca y la ingresan en un psiquiátrico para administrarle electrochoques, cuando la causa de sus males tenía el nombre del pintor.

Dora Maar sufrió ante la llegada de otra nueva amante: Françoise Gilot, artista. De nuevo, 10 años con ella. Él tenía 61 años, ella solo 21. Tuvieron como hijos a Claude y Paloma. Hay una etapa en la que él está aún con Dora, con Gilot y con Marie-Thérèse con la excusa de visitar a su hija Maya. ¿Y cómo representa a esta nueva mujer tras un periodo oscuro? Pues convierte a Gilot en flor, con un cabello rodeado de pétalos o, en ocasiones, voluminoso y frondoso. La propia Gilot desveló en varias entrevistas cómo era él: 

"Pablo pintó una serie de caballeros medievales con armadura. Era yo. Se quejaba de que yo nunca me quitaba mi armadura. ¡Sí, porque no quería resultar muerta! La idea del amor de Picasso era principalmente física y posesiva, nada que ver con dar. Fue el amor más grande de mi vida, pero había que tomar medidas para protegerse. Yo lo hice: me fui antes de terminar destruida. Las otras no lo hicieron y pagaron un precio muy alto".

O hay más: "Tu labor consiste en permanecer a mi lado, en cuidar de mí y de los niños. Me tiene sin cuidado que eso te haga feliz o desgraciada".

Gilot rehizo su vida con otra pareja. ¿Y cómo reaccionó él, el hombre que por primera vez había sido abandonado? Ejerciendo violencia vicaria. Cuando Gilot estaba de luna de miel, se negó a llevar al médico a su hija Paloma, enferma de apendicitis y la amenazó diciendo que su carrera como artista está "acabada". Con Marie-Therese la relación se mantenía, ¿y hasta cuándo mantuvieron correspondencia? Hasta que en 1970 la ley francesa le obligó a pasarle una pensión por la pequeña Maya. 

Y aparece la última mujer Jacqueline Roque. Ella tenía 26 años y él 72. Fue la que más ejerció de cuidadora de Picasso, hasta el final de sus días. El fallecimiento del pintor la dejó hundida en una tremenda depresión. En octubre de 1977, cuatro años después de la muerte de Picasso, Marie-Thérèse Walter se ahorcó en el garaje de su casa. Jacqueline Roque acaba con su vida de un disparo en la cabeza en 1986. Antes, eso sí, el que quiso enfrentar a las mujeres, no lo consiguió. Jacqueline, en sus últimos años, se encargó de que en la tumba de Olga no faltaran flores frescas.

 

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La foto fija de Palestina https://blogs.publico.es/dominiopublico/56117/la-foto-fija-de-palestina/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/56117/la-foto-fija-de-palestina/#respond Wed, 25 Oct 2023 05:15:37 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=56117 Continuar leyendo "La foto fija de Palestina"]]>
La foto fija de Palestina
21 de octubre de 2023, Territorios Palestinos, Al Zahra: Vista aérea de los edificios destruidos en Madinat Al-Zahra, cerca de Khan Yunis.- EUROPA PRESS

La reacción en Occidente ante lo que está ocurriendo en Palestina estas últimas semanas está siendo muy reveladora. Digo en Occidente a conciencia, porque el resto del planeta, la mayoría de los países del mundo, están cada vez más alejados de nuestros marcos, de nuestros hipócritas baremos de lo bueno y lo malo, y de nuestra divina misión de administrar justicia por el mundo. Es revelador, decía, por el doble rasero con el que se ha visto retratado estos días, cuando lo que decía ayer sobre Rusia y la invasión de Ucrania no sirve hoy para Israel, su colonización y su masacre en Palestina.

La interpretación que se está haciendo de la situación en la mayoría de los medios occidentales pasa por tratar de instalar los sucesos del 7 de octubre como el inicio o la causa de todo, y enmarcarlo en lo que han decidido llamar ‘guerra entre Israel y Hamás’. Lo explicaba así también el judío israelí Ariel Feldman en Jacobin: "Este movimiento, que toma la parte por el todo, produce a su vez el aislamiento de un hecho atroz y condenable de sus condiciones históricas, materiales y políticas de existencia". Se trata pues, de una foto fija que sirve para justificar cualquier respuesta de Israel invocando su ‘derecho a defenderse’, pero que omite los antecedentes, las causas y el origen de todo, que no es más que la ocupación, el apartheid y la limpieza étnica que practica el estado de Israel desde su creación, pasándose por el forro la legalidad internacional, decenas de resoluciones de las Naciones Unidas, sin que tenga ninguna consecuencia.

Todo análisis que no explique esto es instrumental a la política israelí, y sitúa siempre su acción como respuesta a algo, es decir, como defensa. Todo llamamiento a la paz que no haga hincapié en el reiterado incumplimiento de la legalidad internacional por parte de Israel, y exija su cumplimiento, es otro aval para la impunidad. Una exigencia que desde Occidente se suele olvidar mientras se reitera lo inaceptable de los ataques en suelo israelí, y se trata de equiparar las acciones de grupos armados de los colonizados, con las políticas del Estado colonizador, el único responsable de garantizar derechos a la población del territorio que administra, también la palestina.

No puede haber paz si no hay justicia, y esto lo saben los pocos israelíes que critican no pocas veces a sus propios gobiernos, también ahora, exigiendo que la venganza no sea la respuesta, y que lo inmediato debe ser procurar por la vida de los prisioneros. Aunque es cierto que no son tantos: la última encuesta del Israel Democracy Institute publicada por el Jerusalem Post mostraba un 87% de apoyo al ejército en la masacre contra Gaza. Otro dato es ese 80% que critica al gobierno de Netanyahu. Sin embargo, son los judíos que no residen en Israel los que han capitaneado algunas de las protestas más numerosas, sobre todo en los Estados Unidos.

El Jewish Electorate Institute, liderado por judíos demócratas estadounidenses, revelaba en julio de 2021 los resultados de una encuesta entre los votantes judíos del país. Los resultados explican en gran medida la posición de una gran parte de los jóvenes judíos estadounidenses que estas semanas han llevado a cabo sonoras acciones de protesta contra la intervención de Israel en Gaza: un 34% de judíos norteamericanos asemejaba el trato a los palestinos por parte de Israel al racismo estructural estadounidense. El 35% considera a Israel un estado de apartheid, y otro 25% que este está cometiendo un genocidio contra la población nativa palestina. No son pocos los analistas que insisten en la cada vez más distancia que toma la sociedad estadounidense con Israel, a pesar de la férrea defensa y complicidad de sus gobiernos en toda agresión contra Palestina, como publicaba recientemente, en julio de 2023, la revista Time.

Lo que llama la atención en Occidente, por otra parte, es la posición extrema de quienes siempre defienden a Israel en sus no pocas acciones militares contra Gaza, sin ni siquiera ser israelitas ni judíos, pero usando la baza del antisemitismo para silenciar cualquier crítica. Nada nuevo, aunque esta acusación se vierta incluso sobre judíos críticos con Israel o hasta sobre supervivientes o familiares de supervivientes del Holocausto. Esto, conjugado con el espantajo de defender el terrorismo si no empiezas cada frase condenando a Hamás, se ha convertido en el obligado inicio de toda crítica. Y ni aun así les sirve, pues todo lo que no sea cerrar filas con Israel es ser cómplice del terrorismo.

Esto ocurre de manera obscena en todo el espectro político occidental, también en la izquierda que presume de apoyar a Palestina, pero de manera más flagrante en países como Alemania y Austria, cuya responsabilidad histórica por el Holocausto ha servido como inhibidor de cualquier posición crítica con este Estado, por miedo a ser acusados de antisemitas. Esto se advierte en la visible distancia que separa el discurso de las izquierdas mediterráneas con las germanas, que no solo no han liderado ni tan solo secundado las muestras de solidaridad con Palestina, sino que han tomado parte en sentido contrario, defendiendo a Israel e invocando su derecho a defenderse. Mientras el Estado lleva días prohibiendo las protestas por Palestina, incluso las organizadas por judíos, censurando a escritoras palestinas en ferias literarias como la de Frankfurt, o prohibiendo los pañuelos palestinos en los institutos.

Escribía la periodista israelí Amira Hass en el periódico israelí Haaretz al respecto, acusando a Alemania de traicionar su responsabilidad surgida del Holocausto: "Lo traicionaron con su apoyo sin reservas a un Israel que ocupa, coloniza, priva a la gente de agua, roba tierras, encarcela a dos millones de habitantes de Gaza en una jaula llena de gente, de demolición, expulsa a comunidades enteras de sus hogares y alienta la violencia entre los colonos"

Esta nueva agresión israelí contra Palestina ha hecho supurar unos miedos, unos odios y unos complejos que llevan siglos instalados en nuestro ADN, enraizados en las construcciones políticas, geopolíticas e identitarias de Occidente, cuya hegemonía está hoy amenazada. Y Palestina es tan solo una pequeña muestra de ello, abriendo el foco más allá de Occidente. En esta construcción identitaria occidental, histórica y profundamente islamófoba y antisemita, reside también ese progresismo acomplejado que llora por los muertos en Palestina pero ‘entiende’ que Israel ‘debe defenderse’. Reitera así las condenas a Hamás, para que nadie lo acuse de simpatizar con terroristas, y mantenerse en una posición cómoda, que no es más que un llamamiento a los israelíes para que afinen la puntería con esas bombas contra Gaza, muchas de ellas con código de barras español, y a los palestinos a que resistan sin devolver nunca el golpe, a que sigan instalados en el eterno papel de buena víctima que pone la otra mejilla, y a que confíen en que todo irá bien. Como hasta ahora.

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Pila odio https://blogs.publico.es/dominiopublico/56085/pila-odio/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/56085/pila-odio/#respond Tue, 24 Oct 2023 18:45:40 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=56085 Continuar leyendo "Pila odio"]]>
Imagen de foupax en Pixabay
Imagen de foupax en Pixabay

Estaba sentado al mediodía en una terraza del antiguo barrio pescador de Xixón, uno de esos lugares de Cimavilla en los que, a la hora del vermú, puedes encontrarte tanto a gente que lleva más de medio siglo viviendo en el barrio como a jóvenes surferos, tatuadoras o pescadores furtivos que te intentarán vender un pulpo a 10€ el kilo.

Yo esperaba por un amigo y mientras tanto me dedicaba a la sana y frecuentemente reveladora costumbre de escuchar disimuladamente conversaciones ajenas. Puse el foco en una mesa cercana ocupada por tres adolescentes, dos chicos y una chica que debían de tener unos 18 o 19 años. Hablaban de las noticias recientes sobre Palestina e Israel y la cosa fue más o menos así: «Bua, chaval, pila odio hay allí», decía uno de los chicos. El otro replicó: «Sí, chaval, mu jarto todo. Es que claro, en Israel son... musulmanes, ¿no? Y...». La chica, que parecía la más espabilada de los tres, le interrumpió. «No, gilipollas. Esos son los débiles, los de Palestina. En Israel son judíos y odian a los musulmanes». «Ah, vale. Y eso es pila lejos, ¿no? Más que Ucrania». Los otros asintieron con dudas. «Es mu jarto, chaval, es que matan a los hijos delante de los padres... Pero eso no sé si eran unos o los otros...». La chica siguió: «Mi padre dice que los mataría a todos. Pero no solo matarlos. Haría algo para que sufrieran pila». «Es que es mu loco todo, chaval». «Pila jarto, bua».

Después de la brutalidad con la que se ha activado la propaganda sionista en las últimas semanas, he de decir que el análisis de estos chavales no ha sido el peor de cuantos he escuchado o leído en los medios generalistas desde la ofensiva de Hamás del 7 de octubre. Esa propaganda ha sido como una mancha de aceite apestoso que se coló no solo en los medios y en las declaraciones institucionales sino que acabó pringando también a algunas voces de la cultura que hasta ahora no se habían posicionado con respecto al conflicto y que repentinamente se sintieron horrorizadas.

Una sola publicación mía en redes sociales provocó una serie de respuestas airadas (alguien me informó de que iba a quemar todos mis discos; otra persona me hacía saber que en Gaza me matarían por bisexual), la mayoría exigiéndome que condenara los ataques de Hamás o insultándome por no haberlo hecho. Quiero dejar algo claro: quienes defendemos la causa propalestina también nos sentimos horrorizados ante la muerte indiscriminada. Pero si me niego a contestar una pregunta (¿condenas los ataques de Hamas?) que exige una respuesta binaria (sí/no) es porque estas siempre encierran una premisa tramposa. Para empezar tu interlocutor pretende poner en tu boca una de las dos frases que quiere escuchar, negándote la posibilidad de expresar tu opinión con tus propias palabras. Por otro lado, no recuerdo que a ninguna voz pública sionista se le haya preguntado si condena los crímenes de guerra del ejército de Israel. Tampoco a voces autotizadas de su gobierno, que es el responsable directo de la peor clase de terrorismo que existe: el terrorismo de Estado. Así que no, no quise contestar la dichosa pregunta. No dejaré que nadie me arrebate el derecho a expresarme sobre el horror de la manera que me parezca apropiada.

Finalmente, ha ocurrido lo que se veía venir. Tanto las movilizaciones exigiendo el fin del genocidio al pueblo palestino que han recorrido numerosas ciudades de todo el Estado español la pasada semana como, sobre todo y por desgracia, la escalada de terror de las fuerzas sionistas que ya han conseguido que el número de civiles asesinados en Gaza multiplique el de civiles israelíes -por no hablar del bloqueo inhumano que afecta a toda la población gazatí- han conseguido que algunas voces se fueran silenciando y que entre la cultura ya solo se escuche a los Quim Monzó o Andrés Calamaro de este mundo soltando sus vómitos sionistas a quien se quiera revolcar en ellos.

En 2014 el Gobierno de Israel pagó un irrisoria cantidad de dinero al Festival Internacional de Cine de Xixón (FICX) para que programara una serie de largometrajes que, por supuesto, estaban ambientados en un país poco menos que idílico. Pocos meses atrás y en respuesta a cuatro cohetes lanzados por Hamas, el Ejército israelí había llevado a cabo su Operación Acantilado Poderoso matando a más de dos mil palestinos, la gran mayoría civiles, familias enteras. Recuerdo leer en el periódico del FICX una entrevista con uno de esos realizadores israelíes que participaban en el festival. Desde luego, ni una sola palabra sobre el conflicto. Pero una frase me dejó de piedra: «Me siento orgulloso de vivir en Israel, una de las socialdemocracias más perfectas del mundo». Guau guau y toma una chuche.

Menciono esto para señalar que la propaganda no solo se hace a gran escala; antes bien, se encuentra en los pequeños detalles, en cientos de ellos que van sembrando la idea de que la violencia nunca parte del lado israelí. Y también porque recuerdo que entonces, en 2014, alguien se preguntaba: ¿qué pasará con todos esos huérfanos que han dejado los bombardeos de Israel? ¿Entre cuánto odio crecerán esos niños? La respuesta ya la sabemos. Muchos de esos niños, que tuvieron que comprender de alguna manera que alguien había asesinado a sus familias, alguien que seguía asfixiando a sus vecinos hasta abocarlos a vivir prácticamente en la miseria, es probable que hoy, nueve años después, sean jóvenes que formen parte de Hamás, porque es la única respuesta desesperada que conocen cuando se les ha obligado a vivir sabiendo lo que es el odio de la peor de las maneras. Y eso es lo que perciben algunos adolescentes que viven en otros países, acaso cómplices, pero alejados de esa clase de violencia: pila odio. Solo hay una forma de tratar de paliar algo así: justicia. Y a falta de ella, que se cumpla la legalidad internacional.

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El pueblo palestino, silenciado por la desinformación https://blogs.publico.es/dominiopublico/56052/el-pueblo-palestino-silenciado-por-la-desinformacion/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/56052/el-pueblo-palestino-silenciado-por-la-desinformacion/#respond Mon, 23 Oct 2023 21:01:41 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=56052 Continuar leyendo "El pueblo palestino, silenciado por la desinformación"]]>
El pueblo palestino, silenciado por la desinformación
Se instalan tiendas de campaña para los palestinos que buscan refugio en los terrenos del centro del Organismo de Obras Públicas y Socorro de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina (OOPS) en Khan Yunis, en el sur de la Franja de Gaza. Foto: Mohammed Talatene/dpa

El pasado 7 de octubre Hamás perpetró el ataque más planificado de su historia contra Israel y a todas se nos encogió el corazón viendo las terroríficas imágenes de las víctimas y capturados. Desde ese momento, y utilizando torticeramente el dolor que sentía toda la ciudadanía española, se activó en la derecha política y mediática una ofensiva contra las formaciones progresistas en un intento de tener un nuevo ariete con el que golpear en la disputa política nacional. Una ofensiva según la cual cualquier persona que no defendiera a Israel, en su trayectoria de los últimos años y en el genocidio que se disponía a perpetrar en la Franja de Gaza, estaba automáticamente con Hamás.

Yo misma he sido víctima de esa caza mediática, siendo una diputada novel, de origen saharaui y seguidora de la lucha del pueblo palestino desde mi infancia. Mi mensaje en X, anteriormente Twitter, desató una gran polémica generada y aupada por esta derecha.  Decía así: "Con los pueblos y su derecho a la libre determinación. Hoy y siempre con Palestina. Habrá mucha manipulación mediática, tweets de 24h, pero muchas sabemos que las y los palestinos son asesinados día y noche y NADIE condena eso". Este tuit se extendió como la pólvora y llegó a más de cuatro millones de personas en pocas horas, lo que provocó un goteo incesante de llamadas durante todo el fin de semana. Los ataques fueron muchos y muy crueles; y yo no comprendía muy bien por qué mis palabras habían sido malinterpretadas y cómo podía ser que varios medios, supuestamente serios, me acusaran, nada menos que en sus titulares, de apoyar a Hamás.

Pero hoy sé que hice lo correcto y que no hace falta esperar a que haya más víctimas palestinas sobre la mesa para condenar lo que ya sabemos de Israel y su gobierno ultraderechista. Tampoco hacen falta más víctimas para saber qué posición adoptarán las derechas de este país, que han demostrado ser capaces de utilizar cualquier tragedia, sin escrúpulos, para atacar a las formaciones progresistas.

Si lo que importase fuese el número o tipo de víctimas, la humanidad debería llevar décadas horrorizada y sin dejar de condenar las atrocidades con las que tristemente parece que a veces nos acostumbramos a ver por televisión. Porque ahora es este genocidio, pero antes fueron los crímenes de la invasión estadounidense de Irak o Afganistán. O, en nuestro país, estaríamos liderando medidas para descolonizar el Sahara Occidental. Pero el mundo no funciona así. Ahora, más que nunca, cuando estamos viviendo una reorganización del orden mundial nos queda cada vez más claro que el Derecho Internacional sólo se aplica para algunos y que las Naciones Unidas son incapaces de actuar, incluso en un drama humanitario como el que se vive en Gaza en estos momentos, contra los países que ostentan el poder. Occidente ha construido sobre papel mojado el Derecho Internacional para mantener sometidos a muchos pueblos y, así, poder señalarlos desde la mirada supremacista y colonial cuando no actúan según sus intereses.

En esta línea, seguimos viendo cómo muchos países europeos continúan haciendo un seguidismo ciego de Estados Unidos y apoyan, sin condiciones, a Israel, aunque para ello se vean justificando un genocidio del pueblo palestino como "legítima defensa propia" ante Hamás. Como si Hamás estuviera al mismo nivel que un Estado armado hasta los dientes como Israel. Y como si Hamás fuera todo el pueblo palestino, el de Gaza y el de Cisjordania. Lo están apoyando siendo conscientes de que este apoyo no representa los grandilocuentes valores de un verdadero demócrata, pero, ¿qué sabrán los pueblos oprimidos de democracia?

Parte de mi post predecía lo que ya ocurrió y sigue sucediendo: el odio, la desinformación y los bulos campan a sus anchas. Probablemente, lo que me más me asustaba el primer día no eran esos titulares o la tergiversación de mis palabras, porque como ingeniera estaba muy acostumbrada a los bots; pero me asustaba más el poder que tienen estas redes sociales para actuar e intimidar a las voces progresistas. Lo que está claro es que, como en cualquier guerra, la víctima siempre es la verdad. Y la falta actual de corresponsales de guerra españoles dificulta a la ciudadanía tener una información contrastada y veraz. Por eso debemos trabajar, desde el periodismo y las instituciones, para construir una sociedad más crítica, una sociedad que cuestione la información que le llega. Es la única manera de tener una democracia sana.

Estos días han participado, en muchas entrevistas, reconocidos periodistas y analistas, pero siempre faltan, en estos debates, voces palestinas sobre el terreno y en la diáspora. Y hemos visto cómo, cuando se les ha dado voz, lo primero que se les ha preguntado es: "¿Condenas a Hamas? ¿Sí o no?" No importa lo que pueda contar acerca de la angustia que están pasando, la respuesta a esa pregunta deja muchas conciencias tranquilas y, entonces, dan por finalizado su trabajo.

Recuerdo vivir esto mismo a finales de 2020, cuando se reabrió el conflicto armado entre mi pueblo y Marruecos. Muy pocos medios nos daban voz a la población civil. Es triste ver cómo, desde el propio periodismo, se replica -de manera consciente o inconsciente- la supremacía de Occidente sobre los pueblos oprimidos: nunca se legitimará su derecho de defensa -recogido en el derecho internacional.

Aunque el escenario es desesperanzador, el pueblo palestino no está solo. Las marchas alrededor del mundo alzan la voz y dicen "basta". Miles de judíos estadounidenses dicen que no quieren que este genocidio se cometa en su nombre. Los pueblos siempre  una lección de humildad. Porque aunque muchos lo utilicen de forma electoralista el pueblo palestino seguirá luchando por su legítimo derecho a vivir en su país soberano y en paz.

Ahora tenemos que estar a la altura y saber que esto no se trata de nosotras; que la propaganda y las promesas electorales solo despistan del objetivo real de las víctimas, porque, ahora mismo, a quien tenemos que escuchar es al pueblo palestino. Tenemos que comprender que, como políticas y políticos, solo somos el nexo entre la institución y la ciudadanía.

¡Pongámonos a ello!

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¿Vamos a elecciones? https://blogs.publico.es/dominiopublico/56067/vamos-elecciones/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/56067/vamos-elecciones/#respond Mon, 23 Oct 2023 18:40:16 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=56067 Tras varias conversaciones y análisis, si me preguntan en estos momentos si creo que vamos a una repetición electoral, les contesto que no: "Creo que habrá Gobierno de coalición PSOE-Sumar". ¿Con amnistía, o como se llame? Con amnistía, o como se llame la figura que constituye el gran obstáculo (no el único) de la negociación con el resto de apoyos necesarios para investir a Pedro Sánchez presidente, aparte del de Yolanda Díaz y sus diputados/as. "Estamos en ese momento en que el río va a desembocar al mar, el cauce se estrecha y se acumula todo tipo de porquería [mi interlocutor dijo "mierda", en realidad], provocando un atasco que suele resolverse por el empuje natural del agua". Un atasco, pienso yo, cuyos componentes de todo tipo van a parar al mar. Pero eso no lo digo; al fin y al cabo, la legislatura es otra historia y la metáfora del dirigente socialista que respondía a mi pregunta estrictamente sobre las negociaciones me pareció bastante acertada.

Es verdad que tanto al PSOE como a los nacionalistas catalanes y vascos les interesa un pacto de largo recorrido, un pacto que vaya más allá de la reelección del actual jefe del Ejecutivo, y si están todos de acuerdo, pudiera parecer más sencilla (nunca fácil) esta opción. De todas formas, resulta complicado, incluso con la mejor de las intenciones, pensar en un acuerdo de gobernabilidad cuando en 2024 se celebran elecciones europeas, en Euskadi y Galicia, y en Catalunya seguramente (en 2025, en todo caso); y no son unas elecciones cualquiera.

El PNV afronta por primera vez la posibilidad de perder la primera posición ante Bildu. Como la mayoría absoluta de alguno de los dos parece improbable,  eso sí, serían los socialistas en Euskadi los que podría inclinar la balanza del Gobierno a uno u otro lado. Casi nada: tres partidos que sellarían un acuerdo de investidura en las próximas semanas (¿primera quincena de noviembre?) para el Gobierno de España, metidos en este berenjenal en Euskadi.

Por no hablar de Catalunya: tras los resultados de municipales y generales, en mayo y julio, el PSC tiene "el empuje del agua" a su favor, como hace mucho que no ocurría, para ganar las autonómicas; hay quien le otorga incluso la mayoría absoluta, pero, aun en ese caso, el panorama de presidir la Generalitat y el Gobierno central con el apoyo de Sumar, los independentistas, ERC y Junts, que son competencia directa y entregada al territorio, se antoja el "más difícil todavía", que siempre creemos que no puede llegar y en España siempre llega.

¿Y en Galicia? Es la primera vez que se plantea una posibilidad en años de derrotar al PP de Alfonso Rueda, precisamente, porque ya no lo es de Alberto Núñez Feijóo, cuya personalísima gestión ha dejado demasiada impronta (y alargada sombra) en el PP gallego. El liderazgo de la oposición lo ostenta el BNG de Ana Pontón, que necesitaría seguramente al PSdG del resucitado José Ramón Gómez Besteiro y/o a Sumar, si se presenta y según con qué resultados. Otra vez los mismos, para que luego digan que los nacionalismos no tienen implicaciones en la gobernabilidad del Estado, en presencia o en ausencia si gobierna la (ultra)derecha.

Con este futuro electoral y enrevesado, más incluso que el presente, si cabe, llevar a los/as españolas a unas nuevas elecciones sería imperdonable, para propios (partidos nacionales) y extraños (ídem territoriales). Por más que el PP y Vox se esfuercen en trasladar la ilegitimidad -y hasta la ilegalidad-, de nacionalistas e independentistas; por más que estos se esfuercen en desentenderse de la política española, lo cierto es que sin esta realidad territorial y en este momento, la izquierda española no basta para librarnos de los Milei patrios y sus valedores. Este debe ser "el empuje del agua", por ejemplo, junto a los 12,3 millones de personas en riesgo de pobreza y exclusión que se confirman en España. Urge un Gobierno de progreso.

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Genocidio y psicosis: deconstruir el discurso de la violencia https://blogs.publico.es/dominiopublico/56040/genocidio-y-psicosis-deconstruir-el-discurso-de-la-violencia/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/56040/genocidio-y-psicosis-deconstruir-el-discurso-de-la-violencia/#respond Sat, 21 Oct 2023 05:20:17 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=56040
El humo se eleva sobre la Franja de Gaza durante el bombardeo israelí mientras continúan los combates entre tropas israelíes y militantes islamistas de Hamás. Foto: Ilia Yefimovich/dpaFecha: 19/10/2023.
El humo se eleva sobre la Franja de Gaza durante el bombardeo israelí mientras continúan los combates entre tropas israelíes y militantes islamistas de Hamás. Foto: Ilia Yefimovich/dpa/europapress

 "Se entiende por genocidio cualquiera de los actos perpetrados con la intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso, como tal", entre los que se encuentran el "Sometimiento intencional del grupo a condiciones de existencia que hayan de acarrear su destrucción física, total o parcial".

Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio de las Naciones Unidas

9 de diciembre de 1948

Ando desanimada, triste por las muertes, pero también enfadada por las palabras y desolada por un futuro en el que los verbos más horribles de nuestras lenguas se conjuguen con normalidad: matar, asediar, bombardear, exterminar, genocidio. Así que voy a intentar recuperar algunas o, al menos, disputar su significado.

Todos los palestinos no son terroristas y la venganza no es un derecho. Si lo leído le parecen obviedades, repítanlas en voz alta a quien pueda oírlas porque negarlas, su reverso (la venganza es un derecho y todos los palestinos son terroristas) es la argumentación justificativa de una barbarie.

El argumento para el genocidio que se está cometiendo en Gaza es el de respuesta a los espantosos ataques de Hamás y ahí empieza mi desesperación, al ver cómo se naturalizan las represalias colectivas como si fueran un derecho, y no lo son. Las muertes por represalias son un delito; los castigos colectivos, un crimen de guerra; y el asesinato indiscriminado de población civil de una nacionalidad, un genocidio. Nadie tiene derecho a hacerlo, es decir, niego la mayor, con el derecho internacional en la mano, Israel no tiene ningún derecho a hacer lo que está haciendo.

Me escandaliza la facilidad con la que intencionadamente se pretende confundir el derecho a la defensa (la única violencia legal) con matar de hambre, sed, falta de medicinas y bombardeos masivos. Importa esta perversión de las palabras porque tras ella se está negando incluso la ayuda humanitaria. ¿Nos hemos vuelto locos?

Detecto psicosis, porque solo de forma patológica se puede entender el hilo argumental que nos viene a decir que todos palestinos son terroristas (ergo merecen morir), los amigos de los palestinos son terroristas (ergo merecen castigo) y, es más, todos los que no comulguen ciegamente con las directrices del gobierno de extrema derecha de Israel, somos sospechosos. Pura psicosis.

Deshumanizar al otro

Todo el planeta ha pedido mandar ayuda humanitaria a la franja de Gaza ante la emergencia de su población bajo las bombas y el asedio, todos menos uno, Estados Unidos, y me pregunto por qué. ¿Cómo es posible negar ayuda humanitaria? Y la única respuesta que encuentro para explicarme algo tan inexplicable, es la deshumanización.

Los palestinos no son personas, son animales, según el ministro de defensa del Gobierno de extrema derecha de Israel. Su primer ministro sugería que la vida de los niños palestino vale menos, con un tuit que tuvo que borrar, pero que se atrevió a escribir, señalándolos como niños de la oscuridad. Deshumanizar al "otro" es parte de toda guerra y nos lleva, inexorablemente, a una visión xenófoba del mundo en la que el otro, el que es distinto a mí, es percibido como una amenaza. Ya lo ha propuesto Santiago Abascal: para la extrema derecha española hay que negar asilo y refugio a cualquier persona árabe hasta que no demuestre que no es un terrorista. Nuevamente la retórica de la guerra, impulsada por la guerra en Ucrania, que anima al odio al otro, el enemigo, a aquel cuya muerte no es llorable.

Un odio que no solo afecta al Otro, sino también al Nosotros porque para la histeria reinante ese "nosotros" exige que todos seamos iguales a quien lo enuncia, por lo que la disidencia es castigada, hasta llegar, incluso, a prohibir manifestaciones de solidaridad con el pueblo palestino. La extrema derecha está de enhorabuena.

El mundo no saldrá indemne de tanta deshumanización. Si se queda quieto e incluso aplaude un genocidio: ¿qué camino se está abriendo? Solo soy capaz de vislumbrar uno cenagoso, ya que no puedo menos que concluir que si todo el mundo insiste en que la violencia funciona, entonces, la persona o el país más violento se convertirán en la encarnación de la justicia.

Esa es la descomunal irresponsabilidad de la comunidad internacional, no defender con uñas dientes los derechos humanos y el derecho internacional construido después de la Segunda Guerra Mundial para prevenir más atrocidades, para que los derechos prevalezcan. La mayoría de los gobiernos europeos son hoy incapaces de pronunciar la palabra paz y trabajar por ella. Europa se está convirtiendo, con su insoportable doble vara de medir, en un palacio de hielo donde la empatía solo entra si tienes la piel clara. Lo veremos cuando, si no lo remediamos, busquen asilo o refugio cientos de miles de palestinos expulsados de su tierra.

Por eso solo veo luz, en este túnel de tristeza, en las millones de voces que gritan "No en mi nombre", en las miles de manifestaciones en el planeta que exigen parar los bombardeos en Gaza y esa es mi esperanza: estar con la gente que entiende y defiende que la seguridad no va de muros y pistolas, sino de garantizar libertades y derechos, que sabe que seguridad es tener cubiertas las necesidades básicas y que tu vecino también las tenga, que las bombas no solucionan problemas y que cada vida importa.

Defendamos la paz, detener la ocupación de Gaza, el cese el fuego inmediato, la ayuda humanitaria, el derecho internacional que sanciona crímenes de guerra y establece, con 23 resoluciones de las Naciones Unidas sobre Palestina e Israel, los posibles caminos hacia una paz justa y duradera. Y que no nos digan que es imposible, que anda una ya muy harta de que solo las bombas y quienes las defienden puedan hablar.

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La Liga, Europa y el peligro de prohibir banderas palestinas https://blogs.publico.es/dominiopublico/56015/la-liga-y-el-peligro-de-prohibir-banderas-palestinas/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/56015/la-liga-y-el-peligro-de-prohibir-banderas-palestinas/#respond Fri, 20 Oct 2023 05:12:19 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=56015
La Liga, Europa y el peligro de prohibir banderas palestinas
Paul Pogba y Amad Diallo sostienen la bandera de Palestina tras jugar un partido con el Manchester United en la Premier League inglesa en mayo de 2021.- Laurence Griffiths/PA Wire/dpa

Por la Europa de la democracia y las libertades avanza el fantasma de la censura. Cada vez más, con ocasión de los grandes conflictos de nuestro tiempo los países supuestamente democráticos cercenan la difusión de opiniones disidentes. Es algo que lleva sucediendo hace tiempo; primero a través de ese invento llamado delitos de odio, convertido en auténtico caballo de Troya de la censura y últimamente bajo el ambiguo paraguas de la lucha contra la desinformación. En los momentos de crisis se acentúa. Medidas que hace unos años nos parecían imposibles, como la prohibición ideológica de medios de comunicación, de manifestaciones o hasta de novelas son una realidad que hemos incorporado a nuestra vida cotidiana, sobre todo tras la guerra de Ucrania. Un buen ejemplo de esta tendencia es también todo lo relativo a la exhibición de banderas palestinas a raíz del conflicto armado en Gaza e Israel.

Formalmente en ningún lugar de Europa está prohibido exhibir una bandera palestina aunque nuestros Gobiernos hayan tomado parte a favor de Israel. No podría estarlo, porque ese tipo de restricciones basadas en la imposición de una única visión es ajena a la idea misma de derechos fundamentales. No se puede proscribir la discusión pública de ningún tema ni silenciar a nadie porque su opinión sea minoritaria o diferente de la de quienes mandan. Igual que la libertad religiosa garantiza el derecho a profesar unas creencias distintas de las de la mayoría o de la del poder, la libertad de expresión asegura que el discrepante pueda manifestarse como tal.

Sin embargo, incluso sin prohibiciones formales, los gobiernos supuestamente democráticos están encontrando resquicios que -en la práctica- les permiten imponer tal uniformidad de pensamiento. En el Reino Unido, una circular de la Policía dice que la bandera palestina puede ser utilizada para incitar al odio o atacar. Efectivamente, cualquier bandera o signo, en determinados contextos, no se usa para reivindicar una idea sino para hacer daño a otras personas. Puede hacerse lo mismo con una bandera de fútbol que con la del Estado de Israel. Por eso la circular policial, al usar específicamente ese ejemplo, sirve de cobertura para que en cualquier ocasión, cualquier agente policial pueda decir que en esa situación concreta se usó agresivamente y pueda sancionarla. Eso generaliza las sanciones y desalienta a quien la quiera mostrar, con lo que en la práctica deja de poderse exhibir ese símbolo.

Algo parecido ha sucedido en Alemania y Francia con las manifestaciones de apoyo a las víctimas civiles palestinas de los ataques israelíes. En Berlín y otras ciudades alemana la Policía ha prohibido una a una todas las manifestaciones convocadas en protesta por los bombardeos indiscriminados israelíes porque casualmente en todas ellas encontraron indicios de que podían producirse desórdenes. En Francia, aunque el Consejo de Estado dictaminó que sólo se podrían prohibir examinando las pruebas y circunstancias de cada caso, el ministro del Interior ha dictado una orden exigiendo a sus funcionaros que las prohíban todas. No estamos ante una protección frente a la violencia, sino ante un intento de los gobiernos europeos de que su sociedad civil no manifieste públicamente críticas a las masacres israelíes que puedan empañar la posición oficial de que sólo los ataques terroristas de Hamás merecen repulsa pública. Otra manifestación de este silenciamiento de opiniones críticas con las acciones del ejército israelí sería la prohibición al eurodiputado español Manu Pineda de dirigirse a la asamblea parlamentaria de la Unión con un pañuelo palestino al cuello; o el aplazamiento de la entrega del permio de la feria del libro de Frankfurt a la escritora palestina Adania Shibli para impedirle que haga un discurso crítico con el ataque de Israel sobre la población civil de Gaza.

El caso de La Liga

En nuestro país hemos tenido ya algunos casos de algo muy parecido. El otro día, en un partido de fútbol, en Eibar, la Policía sancionó a un espectador por intentar ondear una bandera palestina. Desde el punto de vista jurídico la cuestión es bastante llamativa.

La Liga es una entidad privada que en sus actividades puede imponer sus propias normas. Puede incluso restringir la libertad de expresión en ellas si lo hace de manera razonada y no discriminatoria. Del mismo modo que un club taurino puede imponer que en sus reuniones sus miembros no hagan proclamas animalistas, también la Liga puede decidir que en sus partidos no se hable de política. De hecho hace un par de años mandaron una circular a los clubes indicándoles que se prohibían las banderas y los símbolos políticos o religiosos. Sin embargo, con motivo de la guerra de Ucrania La Liga misma decidió exhibir en los partidos de fútbol la bandera ucraniana en homenaje a las víctimas de los ataques rusos. Después de eso no es jurídicamente admisible que la entidad prohíba las banderas palestinas en homenaje a las víctimas de Gaza: o prohíbe todas las banderas equivalentes o las admite, pero discriminar ideológicamente cuáles sí y cuáles no sí sin más criterio que la afinidad política de La Liga constituiría una vulneración de las libertades ideológica y de expresión. Así que La Liga no puede prohibir las banderas palestinas.

Pero queda acudir a la excepción. La ley del Deporte prohíbe y sanciona introducir a los campos de juego banderas que inciten a la violencia o sean amenazantes, insultantes o vejatorias. Parece entonces que la Policía vasca ha decidido que en estos momentos la bandera palestina incita a la violencia contra Israel y va a multar por desobediencia al aficionado comprometido que insistió en ondearla. Se trata de un error tan jurídico tan burdo como el de aquel policía murciano que quiso multar a una cantante por mostrar sus pechos. Si la policía considera que la bandera palestina exhibida en solidaridad con las víctimas de una masacre incita a la violencia es por motivos ideológicos. Detrás de esa sanción está el convencimiento de que las únicas víctimas respetables son las judías y de que apoyar a Palestina es apoyar al terrorismo. Aun así, también aquí se multiplican los gestos de censura y la prohibición de símbolos o banderas palestinas, en una oleada represora sorprendente.

El poder del Estado está imponiendo en España una visión ideológica única. Tal y como han hecho en el Reino Unido, Alemania o Francia, también aquí se aplican ilegalmente las normas habituales sobre abuso de derecho para silenciar una perspectiva ideológica por el mero hecho de que no se comparte desde el poder.

Las consecuencias sobre nuestro sistema político pueden ser fatales. La libertad de expresión es esencial para la democracia. La ciudadanía solo puede ejercer la democracia con plenitud en un ambiente en el que haya una opinión pública libre con libre circulación de hechos e ideas, pues la única forma de formarse un criterio propio sobre las cosas es oyendo y expresando ideas divergentes. El acceso a una versión disidente de los hechos publicados y de las opiniones dominantes favorece el interés colectivo en la búsqueda y recepción de la verdad.

Las dictaduras imponen una única versión del mundo y solo toleran su propia opinión. Durante el franquismo no había democracia porque no se pudiera hablar, sino porque sólo se podía hablar a favor de Franco. Esperemos que no pase lo mismo en democracia.

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Cartas desde Polonia https://blogs.publico.es/dominiopublico/55917/cartas-desde-polonia/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/55917/cartas-desde-polonia/#respond Thu, 19 Oct 2023 05:30:23 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=55917
Cartas desde Polonia
El líder de la Coalición Cívica, Donald Tusk (centro), habla durante la noche electoral tras el anuncio de los primeros resultados de las elecciones parlamentarias polacas de 2023.- Attila Husejnow / SOPA Images via / DPA

Corría el año 1996. Un veterano programa musical de la televisión pública polaca emitió un especial navideño e invitó a un joven político de tendencias liberales. El joven en cuestión se llamaba Donald Tusk y tuvo que interpretar uno de esos villancicos tradicionales de pastorcillos que salen corriendo hacia Belén para rendir sus respetos al hijo de Dios. El vídeo aún puede encontrarse en internet y a veces regresa a las páginas de política con una mezcla de nostalgia y cachondeo. En el plató hay luces con forma de estrella y una pequeña conífera cargada de bolas brillantes. La cara del muchacho es un poema. Nadie podía saber aún que Tusk llegaría a ser primer ministro.

Fue un mandato de siete años, una pequeña isla liberal en medio de una época marcada por las inercias ultraconservadoras. Desde que la SLD (Alianza de la Izquierda Democrática) se descalabró en 2005, dos grandes formaciones se han repartido a turnos el pastel parlamentario. De un lado, el PiS (Ley y Justicia), de querencias católicas, nacionalistas y regresistas. Del otro lado, la Platforma Obywatelska (Plataforma Cívica) de Tusk, que ha tratado de reclamar el centro con una mano tendida al votante progresista. Querer comprender esta pugna desde las coordenadas occidentales solo puede llevarnos a la perplejidad y al desconcierto.

La perplejidad y el desconcierto crecerán aún más si examinamos el mapa de alianzas internacionales. El PiS se integra en los conservadores europeos de ECR, presididos por Giorgia Meloni y vicepresididos por Jorge Buxadé y por el diputado polaco Rados?aw Fogiel. En 2019, Santiago Abascal se desplazó a Varsovia para reunirse con sus socios en la cancillería del Gobierno polaco. En un comunicado que critica la deriva de la UE, Vox aplaudía "las coincidencias en los valores entre los dos partidos políticos". Por entonces, Polonia acababa de retirar un proyecto de ley que pretendía despenalizar la violencia doméstica cuando afectara a casos puntuales.

La Platforma Obywatelska, por su parte, nutre las filas del Partido Popular Europeo, cuyo presidente fue precisamente Donald Tusk entre 2019 y 2022. En aquella época, el PP español celebró su XX Congreso Nacional en Sevilla y Tusk dirigió un mensaje de aliento a Alberto Núñez Feijóo, el líder llamado a cerrar las heridas de la pugna entre Isabel Díaz Ayuso y Pablo Casado. "Vuelve el mejor PP", dijo el dirigente polaco en un vídeo que pudo interpretarse como una loa a la centralidad y a la moderación. "Sé que habéis pasado por momentos de dificultad, pero el PP se une ante las dificultades y nos hacemos más fuertes", añadió.

Apenas unas semanas antes, el PP y Vox habían cerrado su primer acuerdo de gobierno autonómico en Castilla y León. Preguntado sobre la cuestión, Tusk se expresó en contra de los "coqueteos con los radicales, con movimientos de extrema derecha como Vox". "Espero que esto sea un accidente y no una tendencia en la política española". Su gozo acabó en un pozo cuando el matrimonio entre Feijóo y Abascal se materializó en cada institución donde los números lo permitieron. Esta clase de coaliciones, dice Tusk, pueden parecer sólidas pero en última instancia "significan una capitulación".

El pasado domingo, Polonia abrió las urnas de las elecciones legislativas tras una campaña electoral marcada por los vientos de cambio y por el liderazgo de Tusk frente al gobierno ultraconservador de Mateusz Morawiecki. Apenas dos semanas antes, la Platforma Obywatelska, asociada en la Koalicja Obywatelska, había llenado las calles de Varsovia con un discurso europeísta de respuesta cívica frente al PiS. El cambió se verificó. La noche electoral, con los resultados del exit poll, Tusk se felicitó por el nuevo mapa parlamentario. El PiS es aún la lista más votada, pero la Platforma Obywatelska sumaría mayoría junto a Trzecia Droga (Tercera Vía) y Lewica (La Izquierda).

La victoria de Tusk, laboriosa y un tanto agónica, presenta cierto regusto a cambio de época. Sus apelaciones a la memoria de Solidarnosc (Solidaridad), el sindicato de Lech Wa??sa, no eran gratuitas. En 1989, tras las primeras elecciones multipartidistas, la actriz Joanna Szczepkowska aprovechó una entrevista televisiva para proclamar los nuevos tiempos con una frase que iba a volverse icónica: "Señoras y señores, el 4 de junio de 1989 terminó el comunismo en Polonia". Szczepkowska se ha parafraseado a sí misma tras los comicios del pasado domingo: "Señoras y señores, el 15 de octubre de 2023 se acabó el poder del PiS".

El trabalenguas polaco ha dejado descolocados a los líderes del Partido Popular español. En una rueda de prensa, Borja Sémper ha celebrado que Donald Tusk pueda conformar gobierno a pesar de que Koalicja Obywatelska no es la lista más votada. A diferencia de Sánchez, dice el PP, Tusk solo quiere "preservar la Constitución". Para colmo de paralelismos, el presidente Andrzej Duda podría encargar a Morawiecki que trate de formar gobierno igual que el rey Felipe VI se lo encargó a Núñez Feijóo. Es decir, para perder. Morawiecki, no obstante, sugiere que debe liderar este proceso porque así lo dicen "las reglas de la democracia".

¿Qué vela tiene el PP español en este entierro cuando resulta que Tusk ha concentrado todo su programa político en un antagonismo encarnizado con la ultraderecha? ¿Cómo encaja la alianza inexpugnable de Feijóo y Abascal frente a un nuevo gobierno polaco que debería contar al menos con el apoyo periférico de la izquierda? ¿Cómo casa la derechización del PP español con un Tusk que ha viralizado durante la campaña electoral mensajes de simpatía —sincera o no— hacia los colectivos LGTBI, el movimiento feminista o el activismo climático?

Si todo transcurre de acuerdo al guion, el PiS quedará fuera del Gobierno de Polonia lo mismo que Vox quedará fuera del gobierno de España. Ahora Koalicja Obywatelska se enfrenta a una confusa ensalada de asuntos pendientes: la inflación, el derecho al aborto, la guerra de Ucrania, las políticas migratorias y la frontera con Bielorrusia. Ha llegado la hora de la verdad. Ha llegado el momento de comprobar si Tusk atina con sus promesas de vuelo rápido o si desafina igual que desafinó hace veintisiete años cantando en todas las pantallas una jovial pero chirriante tonadilla navideña.

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Salvar a Israel https://blogs.publico.es/dominiopublico/55992/salvar-a-israel/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/55992/salvar-a-israel/#respond Thu, 19 Oct 2023 04:01:49 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=55992 Continuar leyendo "Salvar a Israel"]]>
Un hombre con una bandera de Israel en una manifestación contra el gobierno de Benjamin Netanyahu, en abril pasado, en Tel Avid. E.P./Ilia Yefimovich/dpa
Un hombre con una bandera de Israel en una manifestación contra el gobierno de Benjamin Netanyahu, en abril pasado, en Tel Avid. E.P./Ilia Yefimovich/dpa

Voy a medir bien mis palabras. Empezaré pidiendo a la izquierda propalestina que no tenga la menor vacilación ni muestre la menor reserva a la hora de condenar los crímenes de guerra de Hamas, porque son condenables en sí mismos, porque mediante ellos los palestinos se equiparan moralmente al ocupante y porque es nuestro deber denunciar toda violación del derecho internacional allí donde se produzca. Los dobles raseros de la izquierda no son más legítimos que los de la derecha; los dobles raseros son siempre de derechas. No nos engañemos: Hamas es hoy un problema para los palestinos como Netanyahu lo es para los israelíes. Y la violencia equivalente, con su actualidad cegadora y su hidra multiplicadora, borra la diferencia fundamental que debemos mantener siempre a la vista: la que separa a los ocupantes de los ocupados. Que la de los ocupados nos parezca humanamente más comprensible no la hace ni más legítima ni más bonita ni más eficaz.

Quiero recordar asimismo que la justicia y el derecho internacional raramente coinciden, pero que aspirar a una justicia materialmente imposible lleva a menudo a situarse fuera del marco del derecho, donde siempre ganan los más fuertes. En 2008, Shlomo Sand, historiador israelí y profesor en la universidad de Tel Aviv, escribió un libro polémico, La invención del pueblo judío, donde demostraba que no había ninguna continuidad histórica, y mucho menos genética, entre los judíos que vivían en Palestina cuando Tito destruyó el templo y los que fueron llegando a la región a finales del siglo XIX; aún más, según Sand, los descendientes de aquellos judíos que se levantaron contra las legiones romanas en el año 70 son precisamente los palestinos de Gaza y Cisjordania, convertidos al islam en el siglo VIII.

El trabajo del historiador israelí no pretendía cuestionar la existencia de su país sino el mito a su juicio muy peligroso de la raza-nación judía, mito explotado por el nazismo y, en general, por el antisemitismo europeo; y límite esencialista para cualquier desarrollo democrático de Israel. Sand escribió el libro -dice en una entrevista- pensando en su hijo, israelí como él, expuesto a los excesos de una ideología, el sionismo, incompatible con las hechuras de un Estado de Derecho y con la supervivencia última de Israel. "Yo no niego la existencia de Israel", dice respondiendo a la violencia de algunas críticas. "Es cierto que su creación ha sido un tipo de colonización que había que legitimar por medio de una visión del retorno. Pero hay que tener en cuenta dos cosas: la presencia de este Estado, que no se puede eliminar por la fuerza, y la presencia de los palestinos. No se puede dar marcha atrás, sólo se puede ir hacia adelante. Y debe entrar en la conciencia de cada israelí el hecho de que el nacimiento de Israel ha acarreado una tragedia".

Hago mía esta posición: con independencia de la justicia, humana o divina, debe entrar en la conciencia de cada israelí que el nacimiento de Israel ha acarreado una tragedia; y debe entrar en la conciencia de cada palestino, y de cada uno de los que apoyamos su causa, que ese nacimiento no es ya reversible, y mucho menos por la fuerza. Para que entre en la conciencia de los israelíes la existencia misma de los palestinos es fundamental, desde fuera, obligarles a considerar la legalidad internacional por encima de sus mitos nacionales esencialistas y, desde dentro, a cuestionar estos mitos fundacionales, como hace Sand (u otros historiadores judíos, como Pappé o Finkelstein), en aras de la reconstitución de un Israel poblado de israelíes, no de judíos con certificado de sangre.

Por otro lado, para que entre en la conciencia de los palestinos la imposibilidad material de la justicia original bastaría, me parece, con que Israel acabase con la Ocupación y reconociese un Estado palestino, incluso con fronteras muy disminuidas respecto del plan de partición de 1947. No es esta, desde luego, una conclusión optimista: no es más fácil imponer la legalidad internacional que hacer justicia. Menos aún si ello depende de un Estado cada vez más dominado por el supremacismo religioso y de unos aliados incondicionales (Europa y EEUU) que consideran la legalidad internacional un destornillador cuyo nombre hay que pronunciar todo el rato pero que solo debe sacarse de la caja de herramientas cuando no hay otra forma más expeditiva de ajustarle las tuercas al geoenemigo global.

Un protocolo rutinario

Me detengo un momento aquí. Estaba escribiendo el martes estas líneas cuando me interrumpió la noticia del bombardeo del hospital Al-Ahly en Gaza y la muerte de (otros) quinientos palestinos. Un minuto antes había leído (y traducido del hebreo con la aplicación de google) un twitt de Netanyahu que él mismo borró después: "Esta es una lucha entre los hijos de la luz y los hijos de las tinieblas, entre la humanidad y la animalidad", decía. El Tsahal, lo sabemos, ha querido sembrar dudas sobre el origen del misil asesino, lo que, ateniéndonos a manipulaciones precedentes, solo indica que (incluso si se hubiese tratado finalmente de un cohete de la Yihad) es virtualmente seguro que ha sido Israel; quiero decir que de Israel se espera que mate niños y que además, al menos provisionalmente, lo niegue. Es un protocolo rutinario, como el de sus bombardeos sobre población civil.

En este caso, su versión contiene, por lo demás, una cínica credibilidad que aumenta su utilidad. ¿Por qué un gobierno que anuncia el asedio medieval de la Franja, que deja sin agua ni luz ni combustible a dos millones de personas, que se jacta de estar llevando a cabo una guerra "no contra Hamas sino contra la población civil", un gobierno que ha pedido públicamente la evacuación de los hospitales y ha matado ya a tres mil personas, entre ellas más de mil niños, por qué ese gobierno -digo- habría de ocultar este nuevo crimen? Digamos que la versión del cohete yihadista tiene dos ventajas adicionales sobre la reivindicación bravucona. A Israel le da lo mismo quién mate a los palestinos con tal de que desaparezcan, pero si se logra hacer creer que ha sido Hamas o la Yihad (pues no se sabe realmente a quién señalan) con ello se consigue además degradar burlonamente al enemigo, incapaz de dirigir certeramente sus propios proyectiles, y neutralizar la tímida protesta de los occidentales (recordemos que Biden, en esos momentos de visita en Tel Aviv, ha apoyado la versión israelí). A esto hay que añadir que la polémica ha hecho olvidar no solo a las víctimas; ha hecho olvidar los otros crímenes ya cometidos por Israel, ha alejado la atención de los que sigue cometiendo y ha generado una ilusión de inocencia general: si descontamos esos quinientos muertos del haber del Tsahal, quizás Israel no es tan malo como lo pintan los palestinos. ¡Quizás hay que descontar más muertos! ¡Quizás no ha matado a nadie!

Ahora bien, yo quería comentar la frase de Netanyahu porque encaja, como anillo en dedo, como bala en recámara, en la ideología supremacista radical denunciada por Shlomo Sand. En una entrevista con Carlos Fernández Liria, trataba de fijar yo hace unos días los dos rasgos comunes de todos los "nazismos", y ello con independencia del nombre que les demos. El primero es, en efecto, el supremacismo racial, religioso o nacional que lleva a un grupo cerradamente etnocéntrico a autorizarse cualquier medida inmoral, en nombre de la superioridad moral, contra cualquier otro que, a sus ojos, menoscabe su existencia. El segundo rasgo, inseparable del primero, es el de concebir a ese otro como un estorbo ontológico colectivo; quiero decir que lo que encontraban intolerable y amenazador los nazis no era el comportamiento individual de algunos judíos: era su existencia misma como comunidad y, en este caso, como "raza" o "nación", que por eso mismo había que hacer desaparecer. Ahora bien, esta concepción implica, a su vez, dos mecanismos espantosos. En guerra permanente contra ese otro cuya existencia amenaza la mía, el "nazismo" (uno) no puede aceptar esas diferencias "civilizadas" que, incluso en la más incivilizada de las guerras, permite establecer o al menos invocar algún límite en la destrucción: me refiero a la diferencia entre civiles y militares y -más importante- la diferencia entre niños y adultos: el supremacismo no ve en el niño un niño sino un "judío" o un "negro" o un "indígena" o un "cristiano" o un "palestino": una amenaza, en definitiva, que conviene destruir en embrión (incluso, como decía Brenton Tarrant, el autor de los atentados de 2019 en Nueva Zelanda, "para ahorrarle ese trabajo a nuestros hijos").

Al mismo tiempo esta "indistinción" se basa en una diferencia metafísica absoluta (nosotros/ ellos; la luz/ las tinieblas; la humanidad/ la animalidad), lo que presupone (segundo mecanismo) un trabajo meticuloso de deshumanización del otro, al que hay que describir y tratar como a un "perro", un "piojo" o una "célula cancerosa"; al que hay que despojar hasta del nombre, sustituido por un número o un genérico. Nadie ha explicado mejor este trabajo de deshumanización que Primo Levi en Si esto es un hombre, esa obra indispensable y atroz que muchos israelíes parecen no haber leído.

Un sufrimiento secular

Es importante, pues, recordar esta lección sencilla a Netanyahu y a los supremacistas que lo apoyan: la diferencia "nazi"/"judío" no es una diferencia racial; no es una diferencia ontológica sino -si se quiere- "lógica": tiene que ver con la diferencia victimario/víctima: el victimario que concibe la existencia misma del otro como una amenaza siempre es un "nazi", la víctima tratada como un perro o un piojo o una célula cancerosa siempre un "judío". "Judío" no puede ser una "raza" o una "nación" sin que el judaísmo se vuelva de nuevo vulnerable. "Judío" es, sí, la medida universal del sufrimiento de cualquier colectivo expuesto al exterminio o a la expulsión. Yo no sufro pensando en los judíos de Auschwitz porque fueran judíos (porque fueran, digamos, de mi tribu); es su sufrimiento secular, y ese sufrimiento concentrado insoportable de los lager, el que de algún modo los volvió "judíos" para siempre, entendiendo por "judío" el sufrimiento cósmico, absoluto, que ningún ser humano debe jamás volver a soportar. Según este criterio, hoy los israelíes son mucho menos "judíos" que los palestinos. Por eso mismo, cada vez que los israelíes desplazan poblaciones, arrasan aldeas, bombardean niños indefensos desde el aire o dejan sin agua y sin comida a millones de palestinos, no solo están violando la legalidad: están (mucho peor en términos morales) faltando el respeto a los judíos: violando, si se quiere, la memoria del Holocausto. Esto lo han entendido muy bien esos pocos israelíes que protestan contra su gobierno y esos muchos judíos, fuera de Israel, que no aceptan que se cometa un genocidio (tipo penal forjado en 1948 por Raphael Lemkin, judío de Lviv) en nombre del pasado sufrimiento de los judíos.

Vuelvo al principio. No voy a pensar en los palestinos, por mucho que me duela su situación. Voy a pensar de manera egoísta. Voy a pensar en Europa, que no puede permitirse externalizar en Israel su antisemitismo ancestral, ahora proyectado sobre otros pueblos. Y voy a pensar en Israel, fruto y prolongación del antisemitismo europeo cuya existencia, en cualquier caso, no se puede negar ni revertir y que, aún más, debemos todos proteger. Hay que proteger a Israel, sí, de sí misma. Israel debe ser desionizada como el mundo musulmán debe ser desyihadizado. Esto es precisamente lo que sugiere Shlomo Sand cuando teme por el futuro de su hijo. Dice Sand: "Yo no soy sionista, creo que Israel debe pertenecer a todos sus ciudadanos, de diferentes orígenes, aunque puede mantener relaciones con los judíos de todas partes". Y añade ominoso: "Si no, Israel no va a existir en Oriente Próximo. Va a desaparecer como el reino franco de Jerusalén en tiempos de las Cruzadas".

Si eso ocurriera (cuidado con las fantasías justicieras) el mundo no sería mejor. Todo lo contrario.

Pensando también en su propia supervivencia, Europa no puede abandonar a Israel, la criatura que desprendió su antisemitismo: debe impedir que reproduzca, ahora contra otros "judíos", lo peor de sí misma.

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¿Dónde estás tú? https://blogs.publico.es/dominiopublico/55979/donde-estas-tu/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/55979/donde-estas-tu/#respond Wed, 18 Oct 2023 18:45:15 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=55979
¿Dónde estás tú?
Territorios Palestinos, Khan Yunis: El humo se eleva después de los ataques aéreos israelíes contra la ciudad de Khan Yunis en el sur de la Franja de Gaza.- Abed Rahim Khatib/dpa

No sé dónde estaban ustedes en los 80 pero yo sí sé dónde estaba yo. En mi cuarto de pre-adolescente en el que mi hermanita y yo teníamos colgado de la pared un cuadro con la bandera Palestina y esa extraña palabra "intifada". Mi mamá y mi papá estaban en el salón sentados escuchando una canción de ese señor que les gustaba escuchar, Alberto Cortés, que decía: ¿A dónde estabas tú, con tu arrogancia, poderoso señor que en la mochila/llevas todo el cadáver de la infancia de Sabra y Chatila?". El ángel del horror, años después, ha seguido su marcha inexorable.

Por suerte mis padres nos enseñaron a indignarnos por lo que pasaba dentro, cerca, pero también por los horrores humanos que ocurrían fuera, muy lejos de nuestro pequeño y también infame país. Cuando salíamos a protestar por las masacres al pueblo palestino llevábamos nuestro cuadrito de la bandera y los agitábamos entre pañuelos bicolor. No sé si una niña es capaz de comprender la complejidad del conflicto en la Franja de Gaza pero estoy segura de que comprende lo suficiente, lo que todos deberíamos estar comprendiendo ahora mismo: la diferencia entre la guerra y el genocidio, la diferencia entre la guerra y la paz.

¿Dónde estar, dónde ponernos, mientras caen las bombas sobre los hospitales y abren zanjas con los cuerpos de los niños que lo último que aprendieron en su paso por este mundo es a no tener ya miedo a nada, ni a la muerte? Esos niños viejos de los que hablaba César Vallejo cuando escribía de los niños españoles muertos en la Guerra Civil: ¡Qué pronto en vuestro pecho el ruido anciano, qué viejo vuestro dos en el cuaderno!". Dónde ponernos, dígamelo por favor, para no tener que ver a los líderes del mundo libre haciendo piruetas verbales para no condenar lo condenable, para no respirar lo irrespirable, para no llorar a todas horas. Para no decirle cohetes errantes a los misiles alevosos. Cuántos bebés más temblando como tiembla la misma tierra bombardeada tendremos que subir a las redes sociales y no habrá bastado para el cese al fuego.

¿Cómo demonios mirarnos al espejo sin dar un grito, si fuimos niñas, niños y dejamos de serlo creciendo y no muriendo? Duele ver a los ojos a la infancia palestina clausurada. ¿Cómo seguir a nuestros hijos por la calle Embajadores de Madrid, verlos, no sé, reír con otros niños, coger una manzana, morderla y no salir corriendo? Otra generación más en Palestina que habrá pensado que la vida era la guerra, que la guerra era la vida. Que una casa es lo que te usurpan y lo que te quitan. Que una madre es un recuerdo. Que un padre, un soldado muerto. Que la verdad es lo que nos ocultan. No sé dónde estás tú pero si el tirano de Israel dice que ellos son los hijos de la luz y de la humanidad, yo me siento más que nunca hija de las tinieblas y de las bestias. Y de ese lugar al que han querido someternos, volveremos como esas florecillas que siguen de pie después de haber sido pisoteadas por la bota. Una flor que podría llamarse Intifada.

Es verdad, en esos campos que nunca han sido refugio de nada ni de nadie, ¿dónde se fue el sol, Dios, el señor que lee el periódico, la ONU, los jueces, Bruselas, la justicia, la razón, el periodismo, tu consciencia, la ley, dónde están todos? Yo no sé dónde están ustedes, pero hoy, 18 de octubre de 2023, un día después de que bombardearan un hospital lleno de inocentes palestinos y el presidente de Estados Unidos, ni siquiera un republicano, llegara a Israel para abrazar a Netanyahu, yo estoy en mi habitación de pre-menopáusica queriendo que las paredes me traguen por escribir esto que tampoco va a servir para nada.

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Los amigos de mis amigos https://blogs.publico.es/dominiopublico/55941/los-amigos-de-mis-amigos/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/55941/los-amigos-de-mis-amigos/#respond Wed, 18 Oct 2023 04:59:08 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=55941 Continuar leyendo "Los amigos de mis amigos"]]> "Hay que abatirles, sí, a todos los desalmados que traen odio, dolor y muerte. Y a ser posible hay que abatirles antes de que maten a un solo inocente. En Barcelona, en Bruselas o en Israel. Pero antes hay que impedirles entrar, y hay que hacer responsables a quienes les han abierto las puertas". El líder de Vox nos deleitaba este martes con un tuit que reivindica la ejecución para los extranjeros que matan, aunque sean españoles, o sea, migrantes, y antes de que maten. Santiago Abascal lanzaba este mensaje en X tras conocerse que un terrorista que se vinculaba al Estado Islámico había asesinado a dos personas en Bruselas y la policía belga lo había abatido posteriormente. El asesino del ISIS había gritado en las redes sociales proclamas del tipo "Vivimos por nuestra religión, morimos por nuestra religión, gracias a dios", pero del fanatismo de las religiones nunca dice nada Abascal, por lo que sea o porque su socio autonómico y municipal, Alberto Núñez Feijóo, ya dijo hace tiempo que católicos y cristianos como ellos no matan. Tal vez si empezáramos por aquí ... pero esa es otra historia (u otra Historia).

Imaginen al líder de la ultraderecha vicepresidiendo un Gobierno de coalición con el PP: migrante sin papeles y potencial asesino -porque lo diría Vox-, a la tumba. Está bien que los partidos no se anden con chiquitas; yo también llevo muy mal las dobleces y lo políticamente correcto, aunque yo no soy integrante de un partido que es la tercera fuerza política del Congreso. Otra cosa, claro, es que un político que preside ese partido tercero haga apología de la xenofobia sangrienta, con pena de muerte preventiva, y se fume los derechos humanos con semejante exhibición de crueldad.

En las últimas horas hemos asistido a muchas noticias preocupantes, más allá de los grandes conflictos abiertos en Israel y Palestina o en Ucrania, que estos días anda arrinconada en los informativos, salvo para tratar de vincular, como sea, a Vladimir Putin con el grupo terrorista de Hamás (craso error) y sus atentados en Israel, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid y así se puede vincular a Podemos con Hamás y con Putin a la vez, el cual, en realidad, mantiene una excelente relación con Beniamin Netanyahu, también por lo que sea que tienen en común.

Todo funciona así por la (ultra)derecha y sus entornos amigos, muy activos estos últimos días. Lean esta maravilla: mandar a "todos los no blancos de vuelta a África, Asia, Arabia, vivos o en bolsas para cadáveres". Es una de las premisas de Combat 18, el grupo nenonazi desarticulado también este martes en Catalunya, con ramificaciones en varias ciudades; por lo menos, Abascal, que recibió a estos amigos suyos del saludo con tres dedos en varios de sus mítines, argumenta un poco más las razones de por qué se ha de matar a migrantes de forma preventiva ("antes de que maten"), según las leyes de la ultraderecha.

Hay más; más amigos de Vox que son noticia estos días por su xenofobia y/o su racismo; debe de estar muy desesperada la ultraderecha con su caída en apoyos electorales y muy ansiosa por aprovechar todos los conflictos que en el mundo son (siempre demasiados) para arrimar el ascua a su sardina, esto es, el fascismo más cruel. "Cogen peso las pruebas del posible homicidio de Álvaro Prieto a manos de un grupo de gitanos", aseguraban en redes varios seres innombrables que fabrican bulos a las órdenes de la ultraderecha. Lo hacían esta vez sobre la investigación sobre la tragedia del chico cordobés, que apareció muerto, electrocutado, tras desaparecer cuatro días. Neonazis, fascistas, racistas, xenófobos ... Qué maravilla, estoy deseando escuchar las palabras de Feijóo sobre su socio Abascal y el asesinato preventivo a migrantes. Los amigos de mis amigos son mis amigos y por eso gobernamos juntos ... y más que lo haríamos.

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La amenaza del terrorismo de extrema derecha https://blogs.publico.es/dominiopublico/55952/la-amenaza-del-terrorismo-de-extrema-derecha/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/55952/la-amenaza-del-terrorismo-de-extrema-derecha/#respond Wed, 18 Oct 2023 04:04:59 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=55952 Continuar leyendo "La amenaza del terrorismo de extrema derecha"]]>
Foto de archivo de armas y propaganda incautadas por la policía alemana al grupo neonazi Combat 18. REUTERS/Christian Charisius
Foto de archivo de armas y propaganda incautadas por la policía alemana al grupo neonazi Combat 18. REUTERS/Christian Charisius

Los Mossos d'Esquadra y la Policía Nacional desarticularon ayer la supuesta rama española del grupo neonazi Combat 18, que llevaba tiempo reclutando nuevos miembros, recogiendo dinero por la venta de merchandising, intentando obtener armas prohibidas y planificar ataques violentos contra migrantes, minorías étnicas y personas de izquierdas o LGTBI. Este grupo nazi no es desconocido a nivel internacional, ya que en otros países ya fue declarado organización terrorista y consecuentemente ilegalizado. Combat 18 surgió en Reino Unido a principios de los años 90, cuando se multiplicaron los grupos neonazis en todo el mundo y su violencia sembró de cadáveres y heridos aquellos años, también en nuestro país, con varios crímenes de odio que marcaron a toda una generación.

Combat 18 es el brazo armado de la organización Blood & Honour, ilegalizada también en varios países, y cuya rama española fue desarticulada en 2005 en la conocida como Operación Espada de la Guardia Civil. Aquel año, los grupos neonazis españoles sufrieron varios golpes por parte de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. También cayó la sección española de la organización neonazi Hammerskin, y el grupo nazi valenciano Frente Antisistema (FAS), el único de los tres cuyos miembros resultaron absueltos al considerar el juez que la venta de armas por internet no era motivo suficiente para pincharles los teléfonos. Al invalidar las escuchas, todo lo demás se vino abajo, a pesar de haberse incautado un arsenal de armas (entre ellas un lanzagranadas del ejército español), y haberse confesado en las conversaciones telefónicas agresiones y planes para cometer otros delitos. La vergüenza del conocido como Caso Panzer ha sido ampliamente documentada por quienes seguimos el caso desde su inicio, y forma ya parte de una de las mayores vergüenzas de la impunidad de la extrema derecha en España.

A pesar de que las dos principales organizaciones nazis internacionales que operaban en España (Blood & Honour y Hammerskin) fueron desarticuladas, muchos de sus miembros siguieron activos en otras organizaciones nacionales o locales con otros nombres o con marcas fugaces, en las gradas ultras, en las inmediaciones de los estadios, en empresas de seguridad o en partidos políticos de extrema derecha. Bien lo sabemos al ver cómo muchos de los viejos conocidos por sus algaradas callejeras visten hoy de traje y cobran un sueldo de diputado, de concejal o de asesor de determinado partido político.

Esta reciente operación, centrada principalmente en Catalunya, pero con detenidos también en Castilla, Galicia y en Andalucía, se suma a otras detenciones recientes de neonazis y fascistas que poseían armas y que habían manifestado su intención de cometer algún ataque violento. En 2020, también los Mossos d'Esquadra en colaboración con la Guardia Civil detuvieron a dos neonazis en un pueblo de Lleida que estaban intentando conseguir armas para cometer un atentado y que, además, pretendían drogar y violar a una mujer. Habían creado varios foros en internet donde se elogiaba a terroristas neofascistas como Brenton Tarrant, que asesinó a más de 50 personas en una mezquita de Nueva Zelanda, y a Anders Breivik, el noruego que mató a 69 adolescentes socialistas en la isla de Utoya.

El pasado mes de junio se juzgó a los neonazis almerienses de Antas Klan, a quienes se les acusaba de realizar patrullas racistas y se les relacionaba con los grupos ultras de la ciudad. A principios de septiembre, los Mossos detenían en Lloret de Mar a otro neofascista que publicaba en sus redes armas de fuego e instrucciones para fabricarlas con impresoras de 3D, así como abundante discurso de odio racista y homófobo.

Estos casos nunca son juzgados en la Audiencia Nacional como terrorismo. En 2022, documentamos en un informe la banalización de esta amenaza, recogiendo varios casos citados en este articulo y otros en los que neonazis armados se libraban de ser acusados de terrorismo, incluso el francotirador que pretendía asesinar al presidente del Gobierno.

Imagen de archivo de una manifestación neonazi en Barcelona, el día 12 de octubre, en la que se está prendiendo fuego a una bandera estelada. E.P./Marti Segura Ramoneda
Imagen de archivo de una manifestación neonazi en Barcelona, el día 12 de octubre, en la que se está prendiendo fuego a una bandera estelada. E.P./Marti Segura Ramoneda

En 2021, TV3 entrevistó analistas del Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado (CITCO), los cuales aseguraron que esta amenaza, ni era preocupante ni requería una especial atención, al contrario de lo que dicen desde hace años servicios secretos y cuerpos policiales de todo el mundo. Sin embargo, los Mossos d'Esquadra llevaban tiempo alertando de que se podía cometer un atentado de extrema derecha en España, algo que, en la nota de prensa remitida tras la desarticulación de Combat 18, han querido recalcar que "este extremismo, de carácter transnacional y muy violento, (...) ha protagonizado históricamente acciones terroristas, muchas de ellas con un elevado número de víctimas mortales".

Quienes siguen de cerca a estas organizaciones y los procesos de radicalización saben que no se necesita una gran estructura, ni siquiera una organización, para cometer un atentado, sino que suele llevarse a cabo por sujetos a título individual, los llamados ‘lobos solitarios’. Lo advertía reciente y reiteradamente Europol, la agencia europea de cooperación policial, que situaba el extremismo de derechas como una de las principales amenazas para la UE. Por esto, la desarticulación de una banda neonazi siempre es una buena noticia, pero no lo es la banalización que se hace del problema, y mucho menos la normalización de los discursos de odio que los alimentan. Estos discursos, que son el combustible de estos fanáticos, son hoy opiniones respetables que se escuchan cada día en platós de televisión, tribunas políticas y redes sociales, y llegan a todos los públicos. Y cuyos propagandistas gestionan hoy varias instituciones en España.

En un momento de grandes tensiones geopolíticas, de auge de la extrema derecha en todo el mundo, y con varias guerras y conflictos armados en marcha, sería poco prudente no preocuparse por la amenaza del terrorismo neofascista. La guerra en Ucrania nos dará que hablar en un futuro no muy lejano, cuando muchas de esas armas, como ocurrió en los Balcanes, acaben circulando por Europa, y en muchos casos, en manos de ultraderechistas. Esto lo saben los analistas, como bien saben quiénes son los voluntarios que han ido o están allí combatiendo. Que los medios o determinadas fuerzas policiales no les presten la atención que corresponde, ni quieran hablar de ello en estos momentos por las razones que sean, no implica que no exista tal amenaza.

La detención de los miembros de Combat 18 vuelve a poner sobre la mesa una verdad incómoda que advierten de nuevo los Mossos: hay ultraderechistas armados dispuestos a cometer atentados. Una realidad que muchos estados no tienen inconveniente en reconocer, pero que en España sigue quedándose en la anécdota. Mientras las agresiones de la extrema derecha sean contra sus oponentes políticos o contra determinados colectivos, se podrá seguir ubicando en el banal y equidistante terreno de los excesos de determinados individuos o de lo que llaman tribus urbanas, donde algunos se empeñan en seguir enmarcando, como en los 90, un problema que nunca quisieron reconocer. El día que haya un atentado como los que ayer citaban los Mossos en su nota de prensa, y que sumaban más de medio millar de muertes, tendremos muchas preguntas para las que estamos intentando dar ya algunas respuestas. Esperemos que eso no pase nunca, pero que no digan que no les avisamos.

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Lo que deberíamos aprender de Carvajal https://blogs.publico.es/dominiopublico/55928/lo-que-deberiamos-de-aprender-de-carvajal/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/55928/lo-que-deberiamos-de-aprender-de-carvajal/#respond Tue, 17 Oct 2023 18:45:36 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=55928 Continuar leyendo "Lo que deberíamos aprender de Carvajal"]]>
Daniel Carvajal asiste a su rueda de prensa durante la concentración de la Selección Española en la Ciudad del Fútbol el 6 de septiembre de 2023, en Las Rozas, Madrid, España.- Oscar J. Barroso / Afp7 / Europa Press
Daniel Carvajal asiste a su rueda de prensa durante la concentración de la Selección Española en la Ciudad del Fútbol el 6 de septiembre de 2023, en Las Rozas, Madrid, España.- Oscar J. Barroso / Afp7 / Europa Press

"No sé, la verdad que no sé a qué se puede referir de apoyar más o no apoyar. Al final ha pasado lo que ha pasado, ellas están reestructurando lo que ellas creen o no se sienten cómodas dentro de su entorno en la Federación. Y nosotros pues bueno, nos centramos en lo que nos toca, en ganar y en seguir a lo nuestro". 

Esto respondió el jugador Dani Carvajal tras la declaración de su compañera de selección, Aitana Bonmatí, cuando confesó en una entrevista en Salvados que no esperaba mayor apoyo de la selección masculina. De aquí se aprenden muchas cosas. La primera, que está todo mal y no es ejemplo a seguir. La segunda, que reproduce lo que ha ocurrido, hasta ahora, con la Federación. Es decir, que siempre se puede hacer peor. La tercera es que, con cada declaración, al final, solo se refuerza la palabra de las jugadoras.

En este tiempo hay personas que han preguntado: ¿por qué tanta repercusión a estas jugadoras y no a otras víctimas? Acostumbrados a ver cómo se mata o se agrede a las mujeres, parece que si no sufres eso, todo lo que esté fuera de la agresión física no es violencia. Siempre interesa, a quienes no lo viven, crear un estatus de víctima, de primera o de segunda. Recuerdo que, en otra declaración anterior, Carvajal sugería que en el caso de Hermoso y Rubiales no se sabía quién era la víctima porque, además, ella "no había denunciado". Y al final es lo de siempre. Si no hablamos, "haber hablado antes". Si hablamos, "lo que debes hacer es denunciar". Y aún denunciando... siempre está la opción de encogerse de hombros y pasar del tema para no dar la cara, como si todo fuera sólo un problema de mujeres.

Precisamente, si tanta repercusión ha merecido este caso es porque las mujeres que han vivido el ninguneo, el acoso y la discriminación en sus trabajos saben que esta es oportunidad para concienciar entre la opinión pública. Porque, a diferencia de otros casos, esto era fútbol, un tema de "ellos" y que generaría más atención. De ahí que tantas usaran el #SeAcabó, narrando lo vivido en sus empresas. Lo hemos investigado en un artículo que hemos publicado en The Lancet. Y que, al igual que en la Federación, todas esas mujeres de nuestra investigación han sido infantilizadas, desautorizadas, instrumentalizadas, intimidadas, coaccionadas o invisibilizadas. El abuso de poder que las jugadoras vivieron en Federación, lo han vivido otras tantas, ya fuera su empresa de mayor o menor importancia. 

Carvajal no es solo Carvajal. ¿Cuántos hay como él en la vida? De sus palabras se desprenden demasiados patrones: subestimar las palabras de ellas, falta de reconocimiento de su situación y falta de empatía. De ahí el "no sé a qué se puede referir", como si mirar a otro lado hiciera que dejara de existir el problema. Y de ahí el "nos centramos en lo que nos toca, en ganar, y en seguir con lo nuestro". Como si ellas reaccionaran por capricho y no ganando un Mundial y partidos, a pesar de la falta de apoyo de sus compañeros. En parte, lo que es seguro es que Carvajal sí que desconoce a qué se refiere porque él no lo ha vivido en su piel. Él y sus compañeros, por no ser mujeres, nunca han jugado tocados mentalmente por esa presión. 

Lo importante siempre es la red de complicidad entre los hombres. De nuevo, lo hemos visto con la actitud de los jugadores pero también en opiniones en tertulias de radios. Comentarios de ex futbolistas como David Albelda o Santi Cañizares en la sección de El Tertulión, del programa de Cope de Juanma Castaño. Decían que los jugadores no tienen obligación de manifestarse y que ellas quieren que ellos hablen, pero que digan lo que ellas quieren. Siguen sin ver que esto es una oportunidad para ellos, para sumar o para retratarse. Y aquí, obvio, está muy vinculado al pensamiento político y social, a ser educado o no en igualdad más allá de que nos digan "soy feminista porque tengo madre". La pregunta que deberían hacerse estos que se unen en complicidad es por qué otros hombres se desligan de esas palabras y apoyan a ellas. 

Para todos ellos, estaría muy bien ampliar la vista. Más allá de títulos y partidos, mirar el panorama: Rubiales, la Federación, Dani Alves, Santi Mina, la manada de Arandina, Enrich y Luna, los canteranos del Real Madrid... ¿Demasiados casos en el mismo deporte, no? Quien realmente ama el fútbol, sus valores colectivos y la referencia que suponen entre la infancia y la adolescencia, no puede sentirse orgullosos de estos hombres que manchan este deporte. Y ante eso hay dos opciones. O hacerse el sueco o, si realmente amas el fútbol, hacer lo que ellas han hecho con todo en contra. Levantar la alfombra, agitarla y que toda la basura salga a la luz para construir algo decente para todas las generaciones. De mujeres y de hombres. Esto vale para el fútbol y para cualquier empresa. Cada uno que se mire y se aplique el parche. 

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Horror en streaming https://blogs.publico.es/dominiopublico/55868/horror-en-streaming/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/55868/horror-en-streaming/#respond Tue, 17 Oct 2023 04:58:40 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=55868 Continuar leyendo "Horror en streaming"]]>
Un soldado israelí patrulla la zona del Kibbutz Be'eri, cerca de la frontera entre Israel y Gaza. Foto: Ilia Yefimovich/dpa
Un soldado israelí patrulla la zona del Kibbutz Be'eri, cerca de la frontera entre Israel y Gaza. Foto: Ilia Yefimovich/dpa

Hace poco se publicaba la noticia de que el 20% de los moderadores de Facebook están de baja por problemas psicológicos consecuencia del contenido brutal que tienen que revisar en la red social  cada día. Los trabajadores y trabajadoras de la subcontrata que ofrece el servicio de moderación a Meta explicaban en una aterradora entrevista en La Vanguardia que, tras tener que visionar cientos de vídeos al día con contenidos espantosos presentaban cuadros de ansiedad, estrés postraumático, insomnio, depresión e incluso intentos de suicidio. Y es que el poder de las imágenes para impactarnos en lo más hondo es incomparable al de cualquier otro formato. De hecho, hace días que lo comprobamos de manera masiva en carne propia.

Desde el pasado 7 de octubre entrar en cualquier red social, abrir un periódico o encender la televisión se ha convertido o bien en una heroicidad, o casi en un ejercicio de puro masoquismo. Las imágenes del horror de Gaza inundan nuestras pantallas, somos testigos de asesinato, del dolor extremo y del sufrimiento más crudo en tiempo real. No son pocas las personas que me han dicho estos días que no pueden soportarlo más y han decidido apagar su móvil y cerrar los ojos a la infamia. No puedo más que comprenderlo, las imágenes de niños y niñas palestinos ensangrentados, los testimonios en vídeo de quienes se saben ya condenadas a muerte, las fotografías de ciudades arrasadas o de fosas comunes generan un malestar tan insoportable como desesperante. Dosificar se vuelve una tarea imposible, solo tenemos dos opciones: o consumimos incesantemente contenidos espeluznantes o cerramos los ojos. Es todo o nada.

El flujo constante de imágenes es inevitable, pero también necesario: el mundo no puede permanecer sordo y ciego mientras se comete un genocidio, darle la espalda no es una opción. Pero al mismo tiempo parece generar en quienes somos testigo de ello una sensación increíblemente angustiosa, la de que las atrocidades ocurren ante nuestros ojos y solo podemos ser espectadores de un horror imposible de detener.

Aunque esto no es del todo cierto y tiene mucho que ver con cómo se narra lo que está pasando. Denunciaba en X el fotoperiodista y gran conocedor de la realidad Palestina, Bruno Thevenin, cómo algunos medios retransmiten la masacre en directo como si de un partido de fútbol se tratara y no podría estar más de acuerdo. Contar es una forma de posicionarse, de ofrecer una mirada concreta a la realidad, y hay muchas maneras de hacerlo. Algunos medios de comunicación y periodistas han elegido la más perversa de todas, la espectacularización.

Esta espectacularización (de la que por cierto hemos sido testigo también en el caso de la muerte de Álvaro Prieto, el lamentable tratamiento en directo de TVE y la posterior difusión por parte de otros muchos medios de las imágenes) nos arrebata la humanidad, la empatía y genera un efecto que Susan Sontag describe en Ante el dolor de los demás de la siguiente manera: "En un mundo no ya saturado, sino ultrasaturado de imágenes, las que más deberían importar tienen un efecto cada vez menor: nos volvemos insensibles. En última instancia tales imágenes sólo nos incapacitan un poco más para sentir, para que nos remuerda la conciencia."

Pero Sontag defiende posteriormente la potencia movilizadora que puede tener una fotografía, porque hay otras formas de mostrar la realidad, desde una mirada crítica, que contextualiza el horror y se posiciona en su contra. Estas miradas, aunque igualmente crudas, no generan en el espectador apatía o desesperanza, sino indignación ante la injusticia y voluntad de cambiar esa circunstancia insoportable. Porque también eran imágenes de atrocidades las que hicieron que miles de personas se echaran a la calle este fin de semana en numerosas capitales de Europa, las que hacen que se acentúe la brecha entre el discurso oficial de la UE y sus habitantes. Son esas imágenes las que constatan que eso del "derecho a defenderse" de Israel es una falacia que solo busca legitimar la brutalidad.

No sé cómo hacer para que esta avalancha de horror no nos arrastre, probablemente sea imposible. Pero sí sé que la única salida a este malestar tiene que ver con que no cerremos los ojos, con que miremos a la realidad a la cara y volquemos todo ese dolor en movilizarnos para dejar claro que "no en nuestro nombre"; con que los medios se comprometan a alejarse de la espectacularización que solo genera consumidores cínicos y desesperanzados; y con que los gobiernos se pongan de una maldita vez del lado de los derechos humanos y la legislación internacional y detengan esta masacre.

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El legado judío https://blogs.publico.es/dominiopublico/55898/el-legado-judio/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/55898/el-legado-judio/#respond Mon, 16 Oct 2023 20:33:22 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=55898 Continuar leyendo "El legado judío"]]>
Un creyente cubierto con un chal de oración participa en la bendición sacerdotal durante la festividad judía de Sucot en el Muro de las Lamentaciones, el lugar de oración más sagrado del judaísmo, en la Ciudad Vieja de Jerusalén. REUTERS/Ammar Awad
Un creyente cubierto con un chal de oración participa en la bendición sacerdotal durante la festividad judía de Sucot en el Muro de las Lamentaciones, el lugar de oración más sagrado del judaísmo, en la Ciudad Vieja de Jerusalén. REUTERS/Ammar Awad

¿Qué es Occidente? Occidente es muchas cosas. Son por ejemplo los zoos humanos, con niños negros enjaulados, que aún se organizaban en Bruselas a la altura del año 1958. Recordarlos nos bastaría para prevenir que Occidente se convierta en una palabra mágica, un abracadabra cuya pronunciación conceda por sí sola legitimidad para una acción cualquiera; que nos haga alinearnos por defecto, por ejemplo, con el lado occidental de una guerra. Pero Occidente también significa algunas cosas más edificantes. A veces se resumen en una elegante fórmula tripartita: sería Occidente, ese Occidente bueno, la mezcla de tres hallazgos civilizatorios efectuados en otras tantas ciudades emblemáticas: Atenas, Roma y Jerusalén. De la primera, la filosofía. De la segunda, el derecho. Y de la tercera, el humanismo judeocristiano. La mejor Europa alzó los tres estandartes, pero fue ante todo su cruce, su mutua contaminación, la convicción de que las bondades de unas debían prevenir los horrores hacia los cuales pueden despeñarse las otras si se las deja solas. Algo así como lo que sucede con el trilema republicano «libertad, igualdad, fraternidad»: la libertad sin igualdad y fraternidad es barbarie socialdarwinista; la igualdad sin libertad son los campos de la muerte de Pol Pot, etcétera. La tríada romano-ateniense-jerosolimitana, cuando se cree honestamente en ella, significa, por ejemplo, que la ley que los romanos nos enseñaron a venerar no se convierta en una tiranía deshumanizada, porque el humanismo judeocristiano corra a recordarnos que no se hizo el hombre para el sábado, sino el sábado para el hombre.

Judeocristiano: judío y cristiano. La palabra se pronuncia a veces haciendo el énfasis en cristiano, entendiéndose lo judeo como una prefiguración meritoria pero torpe, insuficiente, de ese humanismo serio y definitivo que sería el cristianismo. Pero lo judío siguió siendo importante en la configuración de eso que hoy llamamos Occidente siglos después de la victoria del cristianismo; un renovador permanente de la vocación de justicia que pretendemos que sea su definición. Mucho de lo más excelso de nuestra cultura, de Baruch Spinoza a Walter Benjamin y de Rosa Luxemburgo a Hannah Arendt, tiene origen judío. Pueblo maltratado, forzado al nomadeo y al desarraigo, privado de la patria de la que siempre acababa echándoseles, los judíos se dedicaron durante siglos a pensar en lo universal, prolongando una tradición que se inicia cuando el rabino Yohanan Ben Zakai idea la manera de superar la destrucción romana del Templo: convertir la Torá, los libros, en un Templo portátil, multiplicable, reproducible; un texto de justicia no vinculado a un solar, a un terruño, sino al mundo entero, legible en el desierto y en la selva, la montaña y el llano. El mito de la conspiración judeo-masónico-comunista hizo fortuna en Europa porque, como todo bulo exitoso, partía de algún que otro elemento de realidad; y en este caso, el de que la presencia de los judíos en el movimiento socialista y comunista era alta. Tenía toda la lógica que lo fuera: los eternos marginados, los eternos privados de nacionalidad, las víctimas eternas de salvajes pogromos, no podían no entusiasmarse con las ideologías de la hermandad universal, y en ellas se implicaron con pasión militante inigualable, manteniendo del trasfondo cultural del que provenían la convicción de que cada segundo era la pequeña puerta por la que podía entrar el Mesías, ahora llamado Revolución.

La historia judía es triste y emocionante. No hay muchas canciones que lo sean más —tristes y emocionantes— que En tierras ajenas, un texto sefardí musicado por el imprescindible Joaquín Díaz; tal vez no haya ninguna: «En Jerusalén está mi contento, allí está mi bien, allí mi tormento». Quien se acerca a esa historia, en los libros de Simon Schama o Paul Jonhson, no puede no hacerse judeófilo, salvo que carezca de entrañas, porque no puede no emocionarse con quienes, junto a los ríos de Babilonia, se sentaban a llorar con nostalgia de Sion, y en los sauces de sus orillas colgaban sus cítaras; con aquella Sefarad errante que en sus casas de Estambul o de Tesalónica seguía guardando las llaves de las de sus ancestros en Cáceres o Toledo; con quienes se sintieron electrizados por el sismo mesiánico de Shabtai Tzvi; con el horror prefascista del affaire Dreyfus, del pogromo de Chisináu; con el inconcebible infierno de la Shoá, tan bien contado en el Memorial Yad Vashem de Jerusalén. Con el suicidio de Benjamin o la Todesfüge de Paul Celan: «cavamos una tumba en el aire allí no se yace estrechamente». Con el levantamiento del gueto de Varsovia, donde hombres y mujeres valerosos decidieron saber cómo iban a morir. Con ese superviviente del Holocausto que, en el documental Shoah, de Lanzmann, cuenta que al volver al pueblo alemán que había sido su casa se encontró a sus vecinos alegrándose de su vuelta, pero también justificando el Holocausto delante de él.

Jorge Bustos tuiteaba hace unos días que había que ver Shoah o leer a Primo Levi antes de atreverse a condenar al Estado de Israel, y tal vez tenga razón, pero quizás él no lo haya hecho, y por eso no condene los crímenes de Israel. Primo Levi dejó dicho: «Ocurrió. Por ende, puede volver a ocurrir». Y hay que padecer una forma severa de invidencia para no percibir que las cosas que el Yad Vashem nos cuenta que condujeron al Holocausto —la deshumanización, la guetización, las justificaciones del exterminio— las están sufriendo ahora los palestinos; para no dar la razón a Zizek cuando dice que la utilización, por Israel, de la memoria del Holocausto para excusar sus acciones no deja de decirnos que las acciones de Israel son tan aberrantes que solo el Holocausto puede excusarlas. Los experimentos de la historia virtual hay que hacerlos con gaseosa, pero cabe poca duda del espanto que Spinoza, Benjamin, Luxemburgo, Arendt o Levi sentirían ante el fósforo blanco empleado contra hospitales infantiles; ante las caricaturas de cucarachas con cara de musulmán estereotipado siendo pisadas por una bota militar del IDF; ante los halcones israelíes que llaman a borrar Gaza de la faz de la tierra, y por lo que sea no despiertan la misma indignación de los biempensantes occidentales que cuando los ayatolás iraníes —gentes igual de infames— llaman a arrasar Israel y echar a sus habitantes al mar.

Puede hacer estallar algunas cabezas, pero el legado humanista judío que es el mejor tuétano de Occidente nos obliga hoy a la solidaridad con Palestina. Quien se emociona con la melancolía del exilio sefardí no puede no emocionarse, hoy que los judíos que la quieran sí tienen una patria, con la nostalgia de los expulsos de la Nakba, con los refugiados palestinos que cuelgan sus cítaras en sauces de otros países y a la vera de sus canales se sientan a llorar con nostalgia de las casas de las que los desahuciaron en 1948 y años subsiguientes. Quien tiembla de indignación con cada tuit del Auschwitz Memorial sobre los hombres, mujeres, niños y niñas enviados a morir a las cámaras de gas, no puede no temblar ante las imágenes de niños gazatíes polvorientos y ensangrentados, que en hospitales destartalados lloran desconsolados la muerte de sus padres, consecuencia de esta orden de que Yoav Galant, ministro de Defensa israelí: «No habrá electricidad, ni alimentos, ni combustible, todo está cerrado. Estamos luchando contra animales humanos y actuaremos en consecuencia».

Hay judíos e israelíes concernidos por este llamado, que alzan la voz en su país (he ahí la honestidad del diario Haaretz, un rayo de luz en medio de una densa tiniebla de malismo) contra los crímenes que su Estado perpetra en su nombre. Saben, o actúan como si lo supieran, que en 1967 Emil Fackenheim formuló un «614.º mandamiento» para los judíos, añadido a las 613 reglas tradicionales de culto y comportamiento del canon ortodoxo, que decía así: «Se prohíbe a los judíos conceder victorias póstumas a Hitler». Y que hay una victoria póstuma de Hitler en ser discípulos aplicados de su manera de estar en el mundo; en masacrar a otro pueblo para obtener espacio vital.

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La 'balcanización' de España y el Imperio Feijóo-Abascal https://blogs.publico.es/dominiopublico/55880/la-balcanizacion-de-espana-y-el-imperio-feijoo-abascal/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/55880/la-balcanizacion-de-espana-y-el-imperio-feijoo-abascal/#respond Mon, 16 Oct 2023 19:30:17 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=55880 Continuar leyendo "La 'balcanización' de España y el Imperio Feijóo-Abascal"]]> Al Partido Popular le gustan los símiles bélicos y sangrientos para identificar las políticas del principal partido del Gobierno en funciones: ETA y Txapote para el apoyo de Bildu, el terrorismo de Hamás y su presunta amistad con los socios del PSOE, aquella conspiranoia infame con los atentados islamistas del 11-M y la victoria de Zapatero ... Hay una larga lista, pero por razones que se me escapan, en su ingenio macabro y recurrente, el PP no encuentra una buena comparación entre el PSOE y Franco, pese a los 40 largos años de dictadura. Y mira que hubo sangre ahí, sobre todo, inocente.

Ahora, aunque la semilla la puso José María Aznar en México y ya en 2005 contra el Gobierno de Zapatero, por lo que ni original es el planteamiento, Alberto Núñez Feijóo ha llevado el conflicto político de Catalunya y la negociación de Pedro Sánchez con los potenciales socios de Junts y ERC a los Balcanes, augurando para España el mismo resultado que tuvo la antigua Yugoslavia o, yéndonos a principios del siglo 20, el antiguo Imperio Otomano; en total, cientos de miles de muertos. No importa: Feijóo, como Aznar, se refería a la guerra de finales de los 90, con sus limpiezas étnicas o sus carniceros Mladic y Karadzic que ordenaban quemar los cerebros (sic) de croatas y bosnios musulmanes. El líder del PP omitió, naturalmente, cómo la OTAN impuso la paz con sus bombas en 1999, por cierto, con un español al frente, Javier Solana, en absoluto independentista. De Israel y su genocidio palestino, tampoco ni palabra, por cierto. Rarísimo.

Todo es así en las predicciones del PP, todo muy sangriento y macabro si lo propone un partido que no son ni él ni Vox, porque lo que quiere la ultraderecha -no digamos sus admirados antecesores- es el imperio español de las maravillas, con su machismo, su xenofobia, su explotación del planeta (más), su nacionalismo basado en la "Una, grande y libre" que le recordó una militante al coordinador general del PP, Elías Bendodo, en un mitin ...

Feijóo sigue, como sus antecesores durante décadas, predicando y pronosticando esos escenarios apocalípticos cuando está en la oposición al Gobierno del Estado, escenarios que, por supuesto, se difuminan en cuanto el PP agarra La Moncloa; o eso dicen, porque la consulta y el referéndum celebrados en Catalunya el 9 de noviembre de 2014 y el 1 de octubre de 2017 tuvieron lugar ante las narices de Mariano Rajoy, que prefirió colocar el muñeco de semejante lío a unos jueces entusiastas (¿Quién dijo que no hacer nada no es también una estrategia en política?).

Va a haber amnistía, no sabemos en qué términos, pero todo apunta en este momento a que la habrá, y por tanto, va a haber un Gobierno del PSOE y Sumar presidido por Sánchez y cuya investidura apoyen, posiblemente, PNV, ERC, Bildu, BNG, Junts y quién sabe si Coalición Canaria. Todas estas formaciones, salvo CC, tienen elecciones próximamente en sus territorios y todas ellas aspiran a gobernar, en todos los casos salvo el de Junts (aunque nunca digas nunca jamás ...), con el apoyo socialista, porque los gobiernos monocolor se han acabado prácticamente. También el PSC aspira a ganar la Generalitat en Catalunya en 2024, aunque tiene difícil la mayoría absoluta y, por tanto, necesita socios.

No, no hay Imperio Feijóo-Abascal que valga, al menos, no en el corto ni en el medio plazo. La diversidad territorial y sus diferencias son, precisamente, las que nos salvan de ese nacionalismo español rancio e irreal. Toquemos madera.

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12-O: aquí no se salva ni el rey https://blogs.publico.es/dominiopublico/55854/12-o-aqui-no-se-salva-ni-el-rey/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/55854/12-o-aqui-no-se-salva-ni-el-rey/#respond Thu, 12 Oct 2023 04:32:51 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=55854 Continuar leyendo "12-O: aquí no se salva ni el rey"]]> Estaba convencida de que nunca llegaría a escribir esto, pero aquí estamos, venga: "Felipe VI, antiespañol para la (ultra)derecha". Y no, ni como convencida republicana me hace especial ilusión la frase, porque mi concepto de lo "español" no tiene nada que ver con el de quienes acusan a Felpudo VI -perdón, al jefe del Estado- de saltarse la Constitución y hasta el Código Penal si le afectase en algo al inmune.

El centro de Madrid se ha convertido en una little Caracas o una little Miami, o como quieran llamarla quienes ven en ella una mezcla del nacionalismo español más rancio y clasista -si Galdós levantara la cabeza y pudiera deleitarnos con sus descripciones...- y el colorismo (un decir) de las ventajas fiscales para el latinoamericano pudiente, muy pudiente, que huye del diablo rojo de su país, el cual, corrompido o no por el tiempo y el poder, empezó buscando la redistribución de la riqueza y el alivio de una desigualdad asesina empujada por EEUU el siglo pasado.

Ese Madrid, que no representa ni mucho menos a toda la Comunidad (siempre hay esperanza), ni siquiera sumando a los fieles evangélicos de todo pelaje, ha decidido que él y quienes le apoyan sin matices, pero nadie más, son España, la pura España, la única España. Ese Madrid estará este 12 de octubre gritando contra el presidente del Gobierno, sus ministros/as y contra el rey por dar éste a Pedro Sánchez la posibilidad de presentarse a una investidura para continuar en La Moncloa con el apoyo de nacionalistas e independentistas catalanes y vascos, que ni son españoles ni se les quiere, dicen. Felipe VI, hereje también.

Algo me dice, no obstante -no estaré en Madrid para verlo, porque hay mucha más España-, que una cosa es abuchear al presidente y su equipo y otra muy distinta hacerlo con el jefe de las Fuerzas Armadas en pleno desfile de las tales; pues aunque se les llena la boca de bilis, estos gritones del Barrio de Salamanca suelen ser muy cobardicas a la hora de la verdad, y no vaya a ser que a Felipe se le caliente la corona y les mande a la legión a casa, con cabra y todo.

"La calle es nuestra", dijo este miércoles Elías Bendodo (PP) emulando a su añorado presidente honorífico y exministro de Franco, Manuel Fraga, para defender los abucheos e improperios que, sin ninguna duda, este 12-O caerán encima a Sánchez, sus ministros/as y quién sabe si al rey. Lo cierto es que a nada que se pinche, a la derechona le sale el pelo de la dehesa. Pero no; lo cierto también es que la calle es de todas/os, y la prueba serán, una vez más, los gritos groseros de madrileños/as con rojigualda (menudo negocio para los bazares y tamaña porquería plástica para las aceras) A más berrinche, mejor las cosas para España. Para la España de verdad, digo, esa en la que caben hasta los del pataleo centralista, aunque nosotras no quepamos en la de ellos, que ni existe.

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Colón se siente pequeño https://blogs.publico.es/dominiopublico/55863/colon-se-siente-pequeno/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/55863/colon-se-siente-pequeno/#respond Wed, 11 Oct 2023 20:48:23 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=55863 Continuar leyendo "Colón se siente pequeño"]]>
Colón se siente pequeño
Gabriela Wiener escalando la estatua a Colón en Nueva York. /MARÍA SÁNCHEZ DÍEZ

No sé cómo, no se le puede llamar casualidad, tampoco vine porque quise, pero acabé bajándome en Columbus Circle y al salir de la estación tuve la impresión de haber emergido en plena Plaza de Colón en Madrid. Las plazas dedicadas al colonialismo tienen ese no sé qué. Se parecen tanto en la estratégica inalcanzabilidad de sus estatuas, en el caos circular de sus avenidas llenas de coches que podrían matarte –esa es la idea– si te distraes mucho tiempo viendo la cegadora altitud del descubridor abrirse paso entre las nubes y el sol. Colón es el personaje que más estatuas tiene en el mundo, más de 500. El comienzo de la colonización todavía sigue siendo motivo de fiesta nacional, monumento y orgullo mundial. Desde hace semanas los aviones de caza ensayan en el cielo de Carabanchel, no lo hacen en el del barrio de Salamanca. El facismo quiere que seamos el patio de sus piruetas. Cada vez que pasan sobre nuestras cabezas mi hijo y yo gritamos "¡¡Bastaaaa, nada que celebrar!!", pero no nos oyen.

El día que irrumpí en una plaza mental entre Madrid y Nueva York, me dio por imaginar que las estatuas de Colón de todas las plazas del mundo podrían estar comunicadas por puertas y caminos secretos por los que discurren los fachas, los tiranos, los nostálgicos imperiales y que algunos ya han pasado y los vemos moverse por nuestras ciudades con impunidad, son pasillos subterráneos en los que se encuentran Trump con Ayuso y Meloni. Quién diría que NY con su Día (12 de octubre) de la resistencia indígena mantuviera aún su estatua pero sí, dicen que es por culpa de los italianos que le han cogido cariño. Habría en paralelo otro circuito oculto por el que nos movemos lxs otrxs, como ratas neoyorkinas que ya están a pocos años de organizarse, tomar el control de la ciudad y dominarnos a todxs.

Comencé a trepar porque a veces siento ganas y porque creo que los superpoderes del tigre y el dragón solo van a aparecer sobre la marcha. Aunque viendo las fotos que me hicieron trepando el monumento estoy más cerca de una spiderwoman en situación de calle o de una britney spears anticolonial con pelo. Lo cierto es que se me despertó una ferocidad y agilidad inesperadas. Subí tanto que me perdí de vista.

Hace tres años exactamente, tras meses de dolorosa pandemia, los colectivos madrileños de migrantes de las excolonias españolas hicimos una inolvidable performance en Colón sin un solo destrozo. Mientras los de Vox se desgañitaban a tuits creidísimos de que habíamos vandalizado, quemado, grafitteado, travestido y destruido a Colón, engañados por nuestra campaña en redes y el poder del photoshop, entrábamos a la plaza cabalgando una llama (que no caballo) de Troya, ensangrentando el agua de la fuente con colorante de pollo tandoori y colgando un cartel donde podía leerse "Fuego al orden colonial". Fue atrevido y fue tierno. Abascal pidió que nos deportaran (emoticón de cara de payaso).

Cada señalado 12 de octubre le hacen la misma pregunta a la organización de Nada que celebrar en España y a los colectivos y personas migrantes y racializadas que estamos hartas de ser tan pacíficas, tan elegantes y tan creativas. ¿Por qué queremos que ardan, que caigan al suelo las estatuas de Colón, que no sigan ahí sobrevolándonos, bien arriba, mientras las demás andamos bien abajo? Lo explicamos: Porque esa figura y esa fecha simbolizan el inicio del proceso colonial global y porque sin el relato de la esclavitud, la explotación y el genocidio de los pueblos originarios a lo que se suma el terricidio no hay identidad ni orgullo español, ni europeo, ni gringo.

La colonización no es un proceso desvinculado del presente, sino que ha sostenido la construcción de una jerarquización social mundial basada en la idea de raza y en el extractivismo, sistemas, ambos, de muerte. Las peores guerras y genocidios como los que vemos en la franja de Gaza tiene que ver con el ego monumental de Estados que ocupan militarmente territorios y vidas, construyen fronteras, y se comportan como los esclavistas de hoy y de siempre. A eso se le llama colonizar.

Cuando vemos que en los territorios de los yacimientos de litio, como Puno y Jujuy, la vida de los aymaras y collas vale tan poco como la vida de los palestinos o de los migrantes en Melilla o en las fosas del Mediterráneo, o en las calles de Lavapiés, cuando vemos esos cuerpos perseguidos, caídos, destrozados, hundidos en las mayores profundidades marinas entonces recordamos esa estatua ahí, entre mullidas nubes, tan absurdamente elevada e intacta como el poder militar y económico de este mundo. No se puede emprender un proceso de Memoria Histórica sin derribar, primero, las herramientas cotidianas y simbólicas que normalizan la violencia.

Entonces, en nuestros sueños más reparadores, un sistema arácnido brota de las palmas de nuestras manos y pies y ascendemos por el cuerpo frío y monumental del colono. Cristóbal Colón está ahí para hacernos sentir pequeñas, súbditas. Pero nosotrxs estamos aquí para que te sientas pequeño tú, que aún necesitas banderas y estatuas XXXL para no perder la costumbre. Solo sé que esta vez trepamos, sin mirar atrás.

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Terroristas https://blogs.publico.es/dominiopublico/55836/terroristas/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/55836/terroristas/#respond Wed, 11 Oct 2023 18:40:14 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=55836
España e Israel celebraron en 2016 treinta años de amistades diplomáticas con un sello conmemorativo
España e Israel celebraron en 2016 treinta años de amistades diplomáticas con un sello conmemorativo

Podría parecer un simple sello, con su contorno de sierra, su anverso de colores y su reverso engomado, apenas una baratija para los coleccionistas y casi una antigualla para cualquier ciudadano de a pie. En enero de 2006, España e Israel celebraron veinte años de amistades diplomáticas y anunciaron un intenso calendario de efemérides con ceremonias de diversa índole, música a todo gas, delicias gastronómicas y un agitado tobogán de exposiciones pictóricas y saraos culturales. Los servicios filatélicos de ambos países, dijeron los periódicos, iban a sumarse a la chufla con un sello conmemorativo.

Aquella fue una época convulsa para España. En 2005, Rodríguez Zapatero había anunciado su voluntad de negociar el fin de ETA y el PP se aferró a sus asociaciones de víctimas para sacudir las calles con pancartas, banderas y acusaciones de felonía. El consenso del pacto antiterrorista saltó por los aires. Después, todo sucedió muy rápidamente: el alto el fuego, el apoyo del papa Benedicto XVI al proceso de paz, la mediación de Kofi Annan, las conversaciones del Gobierno con ETA en Ginebra y Oslo, el estancamiento de los compromisos y, finalmente, el atentado de la T4 en Madrid, que terminó por dar al traste con todas nuestras esperanzas.

Mientras las vías policiales se consolidaban y la vieja doctrina antiterrorista regresaba con fuerza a España, nuestros diplomáticos ultimaban un acuerdo de cooperación con Israel con el propósito de atajar la delincuencia "en sus diversas manifestaciones". Los pormenores del pacto, publicados en 2008 en el BOE, ponen el acento en la delincuencia organizada y mencionan especialmente el terrorismo. Por su puesto, no adjuntan una definición exhaustiva del concepto de terrorismo, de modo que todo queda al criterio particular de los firmantes. En cualquier caso, ambas partes se comprometen a intercambiar información y prestarse auxilio.

Aquel mismo año, el año en que España e Israel ratificaron su compromiso mutuo, comenzó en la Franja de Gaza la Operación Plomo Fundido. La Fuerza Aérea israelí bombardeó los territorios palestinos durante tres semanas de sangre y ceniza. Dijeron que los misiles apuntaban con certeza contra "infraestructura terrorista", pero en las primeras horas de fuego las agencias nos mostraron los cadáveres de cinco niñas en Jabalia. El ministro de Defensa israelí, Ehud Barak, dirigió a Estados Unidos un mensaje categórico contra toda opción de paz. "Pedirnos un alto el fuego con Hamás es como pedirles a ustedes que hagan un alto el fuego con Al Qaeda".

Barak había tocado la tecla justa. Desde los atentados del 11 de septiembre contra el World Trade Center de Nueva York, los países del llamado "mundo libre" librábamos una suerte de guerra santa contra nuestros enemigos. George W. Bush lo llamó Guerra contra el Terror y no solo permitió restringir los derechos civiles dentro de nuestras fronteras, sino que además sirvió para devastar y colonizar territorios ajenos, apetecibles por sus pozos petrolíferos o por sus ubicaciones estratégicas. En los atentados del 11-S murieron cerca de 3.000 personas. La invasión de Iraq nos ha dejado alrededor de 300.000 cadáveres y un rastro infame de fosas comunes.

Ya en 2014, las voces más preclaras del mundo libre nos llamaban a luchar contra el terrorismo del Estado Islámico sin que casi nadie se molestara en explicar cuáles eran los orígenes de tal engendro. Un informe de la fundación FAES, sin embargo, reconoce que en plena guerra de Iraq surgió un embrión fanático de lo que iba a ser el Daesh "con el objetivo de luchar contra los infieles invasores". Podría decirse que el Estado Islámico nunca habría existido si una coalición de países occidentales no hubiera regado de vísceras todo el Oriente Medio. Muy a menudo, el integrismo nace de la desesperación e invoca el derecho a la legítima defensa.

Estos días, los árbitros del mundo libre nos reclaman una adhesión sin condiciones contra el terrorismo de Hamás, y cualquiera que se atreva a ofrecer un discurso disonante deberá ser condenado a la hoguera de los desleales. Está prohibido decir que Hamás nunca habría existido si Israel no hubiera vulnerado durante largas décadas todas las normas elementales del derecho internacional y las resoluciones de las Naciones Unidas. Prohibido mencionar la expansión colonial, las políticas de apartheid, el bloqueo, la limpieza étnica, las redadas cotidianas, la tortura, los asentamientos ilegales, los check-points diarios donde los trabajadores palestinos son tratados como ganado.

¿Por qué denominamos terrorismo a los atentados de Al-Qaeda pero no a los bombardeos ilegales de Estados Unidos sobre Iraq? ¿Por qué denominamos terrorismo a la incursión de Hamás en territorio israelí pero no a las masacres rutinarias de aquellos que han convertido la Franja de Gaza en una escombrera? No hay un solo argumento razonable que permita sostener semejante asimetría, como no sea el deseo de denigrar al enemigo mientras reservamos para nuestros crímenes los más exquisitos eufemismos. "Operación Libertad Duradera". "Operación Acantilado Poderoso".

En 2016, España e Israel celebraron treinta años de amistades diplomáticas y los servicios filatélicos de ambos países emitieron un nuevo sello conmemorativo. Diez años entre sello y sello. En España desaparecieron los atentados de ETA y el concepto de terrorismo quedó reservado para los CDR, los jóvenes de Altsasu, los tuiteros de la Operación Araña, los raperos y los chistes de Carrero Blanco. Israel, por su parte, continuó su cruzada contra el terror sembrando el terror allí donde sus aliados internacionales se lo permitieron. Sus aliados internacionales somos nosotros y se lo permitimos todo.

Porque estamos en el lado correcto de la historia. Nuestros gobernantes elogian la paz mientras invocan el derecho a defenderse de los otros, las hordas bárbaras, estadística sin nombre ni apellidos, animales que representan el mal en su forma más repulsiva. Nosotros, la civilización. Ellos, los terroristas. Las palabras son importantes y se clavan como balas. Solo quienes se adueñen de las palabras podrán adueñarse también del mundo. El argumento, por supuesto, es de ida y vuelta. Solo los dueños del mundo tienen el dinero suficiente para comprar todos los abecedarios.

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Palestina arde y nuestra opinión da igual https://blogs.publico.es/dominiopublico/55760/palestina-arde-y-nuestra-opinion-da-igual/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/55760/palestina-arde-y-nuestra-opinion-da-igual/#respond Wed, 11 Oct 2023 05:25:50 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=55760
Humo y llamas se elevan después de que las fuerzas israelíes atacaran una torre de gran altura en la ciudad de Gaza.- EUROPA PRESS/ Hashem Zimmo / Zuma Press
Humo y llamas se elevan después de que las fuerzas israelíes atacaran una torre de gran altura en la ciudad de Gaza.- EUROPA PRESS/ Hashem Zimmo / Zuma Press

Han pasado varios días desde que se volvió a incendiar Palestina. Se incendió y sigue ardiendo, literalmente, porque no cesan los bombardeos sobre Gaza ni los disparos ni las bombas, desde Rafah hasta la frontera con el Líbano. Aunque la historia termine con Gaza todavía más arrasada si cabe y miles de muertos más, el fracaso de Israel, de su maquinaria militar, y de su política, es evidente. Ya no por la acción militar de los nativos palestinos contra el Estado todopoderoso, sino por la cada vez más insostenible legitimidad de su propia existencia en los términos y en las condiciones en las que pretende permanecer.

No quisiera reescribir análisis históricos ya escritos que expliquen el origen del conflicto y su desarrollo a lo largo de todos estos años, ni enumerar las infinitas violaciones de la legalidad internacional que comete Israel desde su nacimiento. Hoy me llama la atención la cada vez más descarada defensa de lo indefendible en la que se han embarcado quienes creen que esta situación se puede mantener a base de seguir sometiendo a la población palestina a base de apartheid y bombas. Y la difícil digestión de los ataques de Hamás contra la población israelí por parte de quienes apoyamos desde Occidente el derecho a la resistencia de Palestina. La existencia de las redes nos permite acudir a medios internacionales y periodistas independientes, nativos o sobre el terreno, algo que no pasaba en las guerras y conflictos de décadas pasadas. Y es uno de los escenarios donde se libran hoy las batallas por el relato.

Decía un tuitero ayer que "la izquierda blanca demuestra una vez más que, contaminada por el discurso humanitario ONG y pacifista vacuo, no está preparada para aceptar un debate político serio sobre el precio de la descolonización, y articular una posición política de igual a igual con el sujeto colonizado". A los palestinos ya no les importa lo que pensemos de ellos en Occidente. Llevan años siendo la pobre víctima de la que se apiadan los buenos corazones que empatizan con su causa y con su dolor, viendo como son masacrados sin cesar. Pero fíjense en una cosa: no hay fisuras estos días entre los palestinos en la defensa de las acciones de las milicias palestinas, que son más de una decena, también laicas o izquierdistas como el Frente Popular, contra objetivos israelíes, sean los que sean. Nuestra opinión ni aporta ni cambia nada. Ni lo hará ahora ni lo lleva haciendo a lo largo de todos estos años en los que los palestinos resisten 'bien', sin casi víctimas en el bando israelí, sin armar mucho jaleo. Obviando constantemente que se trata de una guerra. Que hay una población encerrada, sometida y masacrada, y que todo conflicto político, todo proceso de descolonización y toda guerra es así de fea, por muy noble que sea su causa, y por mucho que nos espanten determinadas cosas.

Y por mucho que Hamás sea un actor que refuerce el relato israelí para Occidente y que lo haya reforzado para debilitar a la Autoridad Nacional Palestina, el pueblo palestino tiene entidad y experiencia propia para gestionar su propia política y reconocer o no a determinados actores. Por mucho que duela que sea una organización como Hamás quien haya ganado en Gaza. Es más fácil para nuestra conciencia pensar lo contrario y atribuir lo feo de la guerra a un demonio en concreto que asumir que las resistencias no son perfectas, algo que, por el contrario, parece haber asumido con enorme facilidad el bienpensante occidental con las milicias neonazis que operan en Ucrania y a las que armamos sin ninguna mala conciencia.

Por otra parte, cada vez más proisraelíes esgrimen sin esconderse, el argumento de que el apartheid, los constantes crímenes de guerra y la limpieza étnica es la única solución para mantener a Israel. Es la posición más honesta, sin duda. Es honesto reconocerlo, pero pocos se atreven. Tan solo hasta ahora los más ultras, en cuya sinceridad no hay ahorro para el racismo y el supremacismo, pero cada vez más acólitos de la causa ante la cada vez menos disimulada retórica de los mandatarios israelíes.

Una de las estrategias históricas de toda potencia colonial o de toda limpieza étnica ha sido siempre la barbarización del nativo, del colectivo a exterminar, casi despojándolo de humanidad para justificar así la propia colonización, el apartheid o el exterminio. La esclavitud de seres humanos negros que entonces decían que no tenían alma, o la imposible convivencia con los nativos americanos en su propia tierra, aficionados estos a cortar cabelleras o a sacrificar a su propia gente para ofrendarla a sus dioses. La necesidad de ser gobernados por los blancos porque ellos no saben gobernarse solos, como pasaba en Sudáfrica durante el apartheid y en el resto de colonias durante siglos. Y Occidente tiene, además de en las colonias, una más reciente y macabra muestra de lo que es deshumanizar a un colectivo, encerrarlo, despojarlo de todo derecho y exterminarlo de manera industrial: el Holocausto.

El supremacismo, ese germen que subyace en todo apartheid y en todo genocidio, se reproduce de forma más sutil en el relato general de los medios occidentales y su forma de abordar el conflicto. Cómo la violencia se convierte más fácilmente en noticia cuando la víctima es israelí. O cómo nos dan a conocer sus rostros, sus vidas y sus sueños de quienes han sido asesinados, mientras los palestinos mueren y sus historias pocas veces trascienden. Son cifras, y son demasiado habituales como para dedicarle a cada víctima un obituario. Y como, a pesar de la esporádica supuesta empatía por los palestinos y la comprensión a sus demandas (que no son más que se cumpla la legalidad internacional), se les exige que sean moralmente intachables. Algo que, por otra parte, los mandatarios israelíes nunca han pretendido ni siquiera aparentar, pues se saben impunes y respaldados por las potencias occidentales hagan lo que hagan.

En el año 2009 tuve la ocasión de visitar los territorios ocupados en Palestina. Los campos de refugiados, los checkpoints, las colonias israelíes y los escenarios del terror como Jenin o Hebrón. Recorrimos Cisjordania y nos reunimos con activistas palestinos e internacionales que trabajaban sobre el terreno documentando los abusos del ejército y de los colonos israelíes, así como los constantes incumplimientos de los acuerdos y de la legalidad internacional. Nos encontramos en Jerusalén a un grupo de activistas israelíes contrarios a la ocupación, y tratamos de conocer el conflicto desde dentro, también a través de ellos, a quienes una gran parte de la sociedad tacha de traidores.

Hace seis años, en 2017 entrevisté a Sara y a Tamara, dos jóvenes norteamericanas que formaban parte de If Not Now, un colectivo de judíos contrarios a la ocupación de Palestina. Habían protagonizado recientemente una acción de protesta contra AIPAC, el mayor lobby proisraelí de Estados Unidos. Esta nueva generación de jóvenes judíos había crecido mayoritariamente en el seno de familias sionistas, pero hace años que se había producido una fractura entre la comunidad. Algunos de estos jóvenes lo tuvieron claro tras visitar los territorios ocupados y ver con sus propios ojos lo que allí estaba pasando, y lo que hacían, además, en su nombre.

Estos días he visto que en sus redes han explicado que hay varias personas de su entorno que han sido asesinadas en los ataques de los milicianos palestinos. Igual que los ex militares de Breaking The Silence, que denuncian sobre el terreno las atrocidades del ejército y de los colonos. Todos ellos tenían conocidos entre las víctimas. Aun así, no han cambiado sus reivindicaciones. Tampoco la de varios periodistas y personalidades israelíes, que, ante tanto ruido y tanto dolor, siguen señalando las causas y a los culpables de todo esto más allá de quienes apretaron el gatillo.

Entender, interpretar, y señalar sus causas nunca es justificar. Condenar una acción y lamentarse puede curar un poco el alma, pero no soluciona el conflicto. Y a quienes nos importan todas las vidas, condenaremos cualquier muerte de un ser humano, pero continuaremos señalando las causas y a los responsables del conflicto y aportando soluciones no solo para que no vuelva a morir nadie más, sino para que los pueblos puedan ser también libres.

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"¿Dónde están las feministas españolas?" https://blogs.publico.es/dominiopublico/55782/donde-estan-las-feministas-espanolas/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/55782/donde-estan-las-feministas-espanolas/#respond Wed, 11 Oct 2023 05:10:10 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=55782 Continuar leyendo ""¿Dónde están las feministas españolas?""]]>
"¿Dónde están las feministas españolas?"
Una mujer con kufiya marcha en el 75 Aniversario de la Nakba coincidiendo con la escalada de violencia en la franja de Gaza, a 14 de mayo de 2023, en Madrid (España).
Matias Chiofalo / Europa Press

En cuanto saltó la noticia del ataque de Hamás a Israel, y el de Israel sobre Gaza, la ultraderecha  aprovechó la ocasión, en redes, columnas y tertulias, para señalar al feminismo. Junto al cartel de israelíes secuestradas por Hamás escribían: "Las falsas feministas que callan ante los terroristas y violadores", "¿dónde están las organizaciones feministas?", "las del #MeToo y gilipolleces como el #8M miran a otro lado", "el silencio de las feministas españolas que jalean secuestradores". 

Para empezar, a las que deben escuchar son a las feministas israelíes y palestinas. Ellas, las que lo padecen, son las llevan años hablando y ellos...pasando. Buscáis enfrentar a las mujeres cuando israelíes y palestinas se manifestaban juntas el pasado cinco de octubre para pedir el fin del conflicto. ¿Ese día hablasteis de ellas o no os interesaba?

Empatizamos con todas. Sean palestinas o israelíes. Porque en cualquier conflicto el cuerpo de las mujeres siempre es campo de tortura y violación. No hay espacio para narrar tanto horror tantos años. A diferencia de vosotros, a ellas las leemos y escuchamos. A todas. No solo a las palestinas. Hoy mujeres israelíes como Amira Hass o Orly Noy recuerdan, de forma expresa, que "lo que los palestinos nos hacen ahora, nosotros se lo hemos hecho a ellos durante años: quemar sus casas, disparar, tomar rehenes civiles, niños asesinados, miedo..." Y eso no significa apoyar asesinatos y atentados sino reflexionar sobre el origen.

Sabemos de derecho internacional. De cómo Israel ha incumplido las resoluciones de la ONU. De cómo, igual que EE.UU alimentó a los muyahidines y la posterior Al Qaeda, Israel alimentó a Hamás, como desvelan ex responsables de los servicios secretos israelíes y ex soldados. Aniquilar solo genera odio y ojo por ojo. Hamás tuvo donde aprender grupos paramilitares israelíes actuaban por 1947 como terroristas en su proceso de ocupación. 

Sabemos que ser israelí no es ser sionista, ni ser palestino ser de Hamás. Sabemos y condenamos a un grupo terrorista. Y exigimos lo que se le supone a un estado democrático, que no es ni terrorismo de Estado ni un apartheid. Sabemos que políticamente Gaza no es Cisjordania, ni Hamás es Fatah ni la OLP. Sabemos que entre las mujeres de Hamás están las que promueven ideales conservadores extremistas, lejos de valores feministas y lejos de la aconfesionalidad de otras fuerzas. O las israelíes que reclaman aún rezar como los hombres en el Muro de las Lamentaciones, haciendo frente a las ortodoxas. Y, a pesar de las diferencias religiosas, pensamos en ellas porque cuando tienes que vivir bajo las bombas, dejas de pensar en tu violencia como mujer para sobrevivir. 

Cuando, como dice Unicef y la ONU, vives en una Gaza donde el 96% del agua no es apta para beber, has tenido unas 13 horas de electricidad, y destruyen la escuela de tu hijo o hija, ¿cómo vas a pensar en ti como mujer, si tu cabeza solo da vueltas a si volverá tu hijo vivo o en qué comer esta noche? ¿Cómo ser libre cuando en Gaza hay unas cifras desorbitadas de paro e impide a las palestinas ser independientes?  

¿Queréis hablar de ellas, machotes? Hablad sobre por qué algunas necesitan ser libres en mitad de la guerra. Porque igual que aquí está el machismo lo está allí. Porque hay palestinas dependientes de ese 40% de parejas o familiares que las maltratan o violan o golpean. Hablad los asesinatos machistas de palestinas, que superan los 120-150 al año. Hablad de que no tienen leyes de protección ni atención. Hablad de los matrimonios forzados y de que el aborto está prohibido. Hablad de los abusos o violaciones a palestinas de los soldados israelíes en los checkpoints. Hablad de que si tienes un cáncer ginecológico, y debes desplazarte de Gaza a Cisjordania para tu tratamiento, habrá días en que no podrás cruzar ni el país o morirás. Mujeres con derechos limitados por la pobreza, el desempleo, el patriarcado social, religiones y guerras. Muchas han envejecido viendo, desde niñas, solo muerte y destrucción. ¿Dónde han estado los machistas estos 75 años? Riéndose e ignorando a las mujeres que denunciaban todo esto.

Vendéis que os preocupan ellas, cuando sois los mismos que despreciáis a las mujeres inmigrantes y sus familias. No cuela. Os vais a preocupar por las israelíes, palestinas, afganas o iraníes, cuando no os preocupan ni las de aquí. Otro paso más en vuestra instrumentalización de las mujeres para salvar vuestro pellejo. Es asqueroso. Usar a las víctimas de una guerra no para defender sus derechos sino para hacer política reaccionaria. Es la miseria infinita y sin escrúpulos del machismo español. Lecciones, de vosotros, ni una.

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Objetivo Gaza https://blogs.publico.es/dominiopublico/55772/objetivo-gaza/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/55772/objetivo-gaza/#respond Wed, 11 Oct 2023 04:45:41 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=55772
Objetivo Gaza
Una vista aérea de los edificios dañados y demolidos tras los ataques aéreos israelíes. Foto: Mohammed Talatene/dpa

Tras el lanzamiento de la operación Inundación del Aqsa por parte de Hamas contra Israel, Gaza está sufriendo la mayor oleada de bombardeos de su historia reciente. La franja mediterránea que alberga a casi dos millones y medio de personas y que lleva más de quince años bajo un férreo bloqueo por tierra, mar y aire se ha convertido en el principal objeto de la ira israelí tras el asesinato de, al menos, 900 personas el pasado fin de semana. El ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, ha ordenado "un completo asedio de la Franja de Gaza: no habrá electricidad, ni alimentos ni combustible porque estamos luchando contra bárbaros y actuaremos en consecuencia".

Es bien sabido que la deshumanización del enemigo es uno de los recursos predilectos de los colonizadores para tratar de justificar su violencia desproporcionada contra los colonizados. Otro recurso recurrente son los castigos colectivos, destinados a castigar al conjunto de la sociedad por las acciones de una de sus partes. De ahí que Israel cerrase a cal y canto la Franja de Gaza pocos meses después de las elecciones legislativas palestinas de 2006 como castigo a la victoria electoral de la fuerza islamista en unas elecciones desarrolladas con libertad y transparencia, tal y como constataron los observadores internacionales desplegados sobre el terreno para verificar la limpieza del proceso.

En este punto cabe recordar que el artículo 33 de la IVª Convención de Ginebra señala expresamente que "no se castigará a ninguna persona protegida por infracciones que no haya cometido. Están prohibidos los castigos colectivos, así como toda medida de intimidación o de terrorismo. Están prohibidas las medidas de represalia contra las personas protegidas y sus bienes". A pesar de ello, los diferentes gobiernos israelíes, con independencia de su signo, llevan castigando colectivamente a la población palestina ante la indiferencia de la comunidad internacional y, de manera particular, de Estados Unidos y la Unión Europea, que con su deliberado silencio parecen justificar estas medidas punitivas que el Derecho Internacional considera, lisa y llanamente, un crimen de guerra.

En los últimos años, numerosos analistas hemos advertido que la combinación de pobreza, abandono y desesperación representaba una bomba de relojería que, tarde o temprano, estallaría de la manera más imprevisible posible, tal y como ha sucedido ahora. Desde que la Franja de Gaza fuera considerada "entidad hostil" en 2007, Israel ha lanzado numerosas campañas militares contra ella: Plomo Fundido en 2008, Pilar Defensivo en 2012, Margen Protector en 2014 y Guardián de los Muros en 2021. En todos los casos, el objetivo siempre fue descabezar a Hamas y destruir a su brazo armado: las Brigadas de Izz al-Din al-Qassam, que cuenta con unos 30.000 efectivos. A pesar de esta continua presión, la organización islamista sigue gozando de buena salud, como ha demostrado la reciente incursión sobre terreno israelí que ha tomado por sorpresa tanto al Shin Bet, el todopoderoso servicio de inteligencia, como a las Fuerzas de Defensa Israelíes, la institución más valorada por la sociedad.

Benjamin Netanyahu, que fue elegido por primera vez primer ministro en 1996 con el objeto declarado de destruir los Acuerdos de Oslo y torpedear las negociaciones israelo-palestinas, se ha apresurado a señalar que el ejército israelí "actuará con toda su fuerza" y que los palestinos "pagarán un elevado precio". Tal amenaza no sólo es grotesca, sino que además ignora que los palestinos llevan pagando un elevado precio desde hace demasiado tiempo como demuestra el hecho de que la Franja de Gaza se encontraba ya en una situación de emergencia humanitaria antes del reciente ataque. Las cifras hablan por sí solas. Según datos de la Oficina de Asuntos Humanitarios de la ONU, el 81,5% de la población de la franja depende de la ayuda humanitaria internacional, un 65% vive bajo el umbral de la pobreza y casi un 50% están desempleados, todo ello fruto de una estrategia deliberada de la potencia ocupante: Israel.

De ahí que exista un fuerte escepticismo de que una amplia operación militar vaya a ahora derrotar a Hamas y acabar con su aparato militar. No está de más recordar que la Franja de Gaza es uno de los lugares más densamente poblados del planeta y que, por lo tanto, los bombardeos intensivos que está sufriendo están provocando cientos de muertos entre la población, así como la destrucción de la infraestructura civil. Precisamente este el objetivo de la Doctrina Dahiya destinada a causar un daño completamente desproporcionado a los enemigos de Israel y a los lugares desde donde operen. Cuando fue empleada por primera vez en 2006 se saldó con la destrucción del barrio de Dahiya, al sur de Beirut, uno de los feudos de Hezbollah. Como señaló en su día Gadi Eisenkot, exjefe del Estado Mayor israelí y su creador: "Lo que ocurrió en el barrio de Dahiya en 2006 ocurrirá en todos los pueblos desde los que se dispare a Israel. Aplicaremos sobre ella una fuerza desproporcionada y causaremos allí grandes daños y destrucción. Desde nuestro punto de vista, no se trata de aldeas civiles, sino de bases militares. Esto no es una recomendación: es un plan".

Parece evidente que la aplicación de la Doctrina Dahiya a la Franja de Gaza es inevitable, pero la ofensiva militar no va a poner fin a la existencia de Hamas como tampoco la ocupación israelí de Beirut en 1982 acabó con la Organización para la Liberación de Palestina. Más bien conseguirá lo contrario, ya que polarizará aún más a la sociedad palestina y a sus formaciones políticas, que abandonarán toda esperanza a una solución pacífica del conflicto con Israel.

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Guerra, paz y periodismo https://blogs.publico.es/dominiopublico/55799/guerra-paz-y-periodismo/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/55799/guerra-paz-y-periodismo/#respond Tue, 10 Oct 2023 18:40:09 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=55799 Continuar leyendo "Guerra, paz y periodismo"]]>
Guerra, paz y periodismo
Mural de la periodista Sherine Abu Aqleh en Nablus, Cisjordania.- NASSER ISHTAYEH / ZUMA PRESS / CONTACTOPHOTO (Foto de ARCHIVO)

Este artículo corresponde a la ponencia de la autora para la mesa sobre Paz y multilateralismo organizada por el grupo parlamentario europeo The Left en Madrid.

Vivimos en medio de un consenso político, mediático e intelectual casi sin fisuras en lo que respecta a la guerra de Ucrania. Es un momento en el que quien no comulga con el relato fijado por Gobiernos y otras instituciones, se mueve en los márgenes y resulta estigmatizado, apartado o castigado.

"Ninguna guerra es justa. Cuando no se hallan maneras de resolver políticamente los desacuerdos, la guerra no es otra cosa que la demostración de la ineficiencia diplomática o, peor, su inoperancia frente a los grandes intereses".

Estas dos frases son las más duras de un artículo de Chantal Maillard, poeta y filósofa española nacida en Bélgica, Premio Nacional de Poesía y Premio de la Crítica, que fue rechazado por los medios en los que habitualmente colabora.

Este rechazo ilustra muy bien el momento en el que estamos, una ola belicista en la que quien renuncia a surfearla, queda automáticamente arrinconado.

No es algo nuevo.

Ahora que el desigual conflicto entre Israel y Palestina vuelve a la palestra, no está de más recordar el apoyo cerrado a Israel de los principales Gobiernos occidentales. Apoyo que es recogido en los medios de comunicación sin aportar prácticamente contexto y sin una perspectiva periodística de derechos humanos.

Pero déjenme que les hable del libro La guerra es la salud del Estado (Ediciones El Salmón). Los dos breves ensayos que contiene fueron escritos por Randolph Bourne en 1917 y1918. Bourne mantuvo desde 1914 una postura antibelicista que lo enfrentó a casi toda la izquierda estadounidense. Acabó marginado y expulsado de los medios en los que escribía.

Según él, los Estados se sirven de la guerra para extender su dominio más allá de sus fronteras y aplastar cualquier disidencia interna con leyes de excepción.

En el primero de los ensayos (La guerra y los intelectuales), Bourne escribe:

"Una clase intelectual totalmente racional habría llamado insistentemente a la paz y no a la guerra. Durante meses, la necesidad apremiante ha sido la de una paz negociada, para evitar la ruina de un callejón sin salida. Esta misma habilidad política, empleada con determinación en aras del intervencionismo militar, ¿no habría podido asegurar una paz que no hubiera supuesto el sometimiento de ninguno de los dos bandos?".

Y en páginas anteriores:

"Los intelectuales se han identificado con las fuerzas menos democráticas de nuestra sociedad. Han asumido el liderazgo para la guerra de esas mismas clases contra las que viene luchando la democracia estadounidense desde tiempos inmemoriales; sólo en un mundo en el que no quedara rastro de la ironía podría una clase intelectual entrar en guerra a la cabeza de semejantes cohortes antiliberales en la causa declarada del liberalismo y la democracia mundial. No ha quedado nadie para señalar la naturaleza antidemocrática de este liberalismo de guerra: en tiempos de fe, el escepticismo es el más intolerable de los insultos".

Un siglo después, en lo que respecta a la guerra de Ucrania, estamos prácticamente igual. Asistimos a un malabarismo intelectual y dialéctico en el que la paz y la guerra se vuelven equivalentes: Ucrania puede ganar aun cuando pierda, y Rusia pueda perder aun cuando parezca ganar.

"Si quieres la paz, prepárate para la guerra", decía Vegetius, un alto aristócrata romano conocido por su belicismo radical y por haber inspirado a los ideólogos del fascismo italiano.

Y eso es precisamente de lo que nos intentan convencer: de que a la paz se llega con la guerra y, en este caso, con el aplastamiento de los rusos. Un discurso que han mantenido, por ejemplo, Los Verdes alemanes.

En esa línea argumental, nadie agrede, todos se defienden. Pero entonces, ¿a qué llamamos paz? ¿A la no violencia o a la defensa de un statu quo?

En ese marco, el discurso de guerra justa y la justificación del envío de armas han sido aceptados mayoritariamente por la ciudadanía, sin mayores reparos. Entre otros motivos, porque los medios de comunicación así lo reflejaron y lo siguen reflejando.

¿Y esto por qué sucede? Por distintos motivos.

1. En sociedades acostumbradas a consumir información en forma de píldoras y en las que todo se simplifica al máximo, cuando toca analizar una realidad compleja se da una necesidad de identificar a un malo y a un bueno. Recordemos que la película siempre comienza cuando alguien se siente agredido y se tiene que defender.

Es mucho más fácil y eficiente (en términos de impacto en las audiencias) moverse en blancos y negros en lugar de bucear entre los grises. Porque los grises generan dudas, preguntas, incertidumbres, reflexiones y necesitan de tiempo, ese bien en peligro de extinción. Y en esos matices la figura del bueno y del malo quedan diluidas.

Como todas las guerras, la de Ucrania podría haberse evitado si los Estados implicados hubieran actuado sobre las causas que motivaron la invasión. Esto señala de igual manera a Ucrania, Rusia, Estados Unidos, a los países de la OTAN y a la UE. Algo que es compatible con la condena sin paliativos de la invasión de Rusia.

Pero es mucho más fácil visualizar la dicotomía malo-bueno que analizar la situación en profundidad y enfrentarnos a reflexiones que pueden hacer aflorar nuestras propias contradicciones.

Y también es mucho más rentable. En términos de repercusión, de no significación (siempre es más agradecido ir con la masa que romper moldes) y por supuesto en términos económicos. Vamos a ver por qué.

2. En los últimos 20 años hemos visto cómo la revolución tecnológica ha impactado de lleno en los medios de comunicación. Una de las consecuencias de las incesantes reducciones de costes en los medios ha sido el desmantelamiento de las secciones de Internacional.

Apenas quedan ya corresponsales y las redacciones se han vaciado de periodistas muy preparados, que tenían un gran conocimiento de cuestiones cruciales para todos. Porque no olvidemos que todo lo que sucede en la otra punta del mundo, terminará teniendo consecuencias allá donde estemos.

Esto implica que, en el mejor de los casos, la información internacional acaba quedando en manos de las grandes agencias de noticias (Reuters, Associated Press). Y que por tanto miramos la realidad desde prácticamente el mismo lugar y con una perspectiva limitada.

Ese lugar común es muy occidental, muy blanco y muy masculino. Y responde a la unipolaridad que hoy rige el mundo: EEUU es principal poder militar, económico, cultural, científico y energético. Es indiscutible que la agenda mundial viene hoy marcada por EEUU. Y que los medios así lo reflejan.

A esto hay que sumar la paulatina transformación de la información en una mercancía. Los medios de comunicación, muchos de ellos en una situación económica muy precaria, generan más ingresos cuanto más leídas sean sus informaciones.

La información internacional no es la que concita precisamente más lectores. Por tanto, las empresas periodísticas suelen darle menos peso y cuando ocurre una circunstancia como la guerra de Ucrania, no tienen periodistas suficientemente formados ni recursos económicos para abordarlas.

3. Hablaba de esa perspectiva occidental, blanca y masculina. Y quiero incidir en lo masculino y en el color de la piel.

La mayoría de los medios de comunicación están dirigidos por varones, que suelen copar también las jefaturas intermedias. En los 30 años que llevo dedicada a este oficio, la única redacción dirigida por mujeres que he conocido es la de Público. Y en todo este tiempo he sido testigo de cómo en las reuniones de redacción, los jefes hablaban alegremente de la necesidad de enviar los tanques a tales o cuales lugares, incluso dentro de España. Por ejemplo, con el conflicto catalán, sin ir más lejos.

Esto se traduce luego en las maneras de contar y acaba derivando en una narrativa belicista que resulta muy difícil de romper precisamente por lo arraigada que está.

Si a esta masculinidad un poco neandertal le añadimos la occidentalización, nos encontramos con que fabricar explosivos para resistir una invasión puede llegar a ser algo defendible cuando quien lo hace es europeo y blanco.

Y a partir de ahí saquen sus propias conclusiones sobre las diferencias de tratamiento para los ciudadanos palestinos en comparación con los ucranianos, por poner un ejemplo.

En circunstancias como estas, lo esperable y deseable sería que los medios de comunicación analizaran las implicaciones éticas del envío de armas por parte de países occidentales a Ucrania y la hipocresía y el trasfondo racista en el tratamiento ‘institucional’ y mediático de las víctimas de unos conflictos o de otros.

Pero esto no solo no sucede, sino que quienes intentamos hacerlo, somos condenados al ostracismo en el mejor de los casos. Es decir, intentar abrir el foco, tener una mirada más amplia, inclusiva con los derechos humanos y enfocada a la paz supone hoy un estigma. Y así llegamos al punto en que no existen apenas espacios para un debate público que aborde este asunto.

Al final, ese discurso dominante que incide en la guerra como el camino para la paz lo que hace es perpetuar la falta de cultura democrática.

4. La sociedad ha asumido el marco discursivo de la extrema derecha. Y los medios de comunicación también, algunos de ellos incluso en el prime time. 

Resulta complicado no hacerlo cuando la propia política migratoria de la UE rezuma exclusión y miedo: se prefiere financiar a Turquía o Libia para que frenen en sus fronteras a quienes quieren desplazarse a países de la Unión Europea antes que invertir en programas inclusivos; mejor levantar muros y vallas, enriqueciendo de paso a la industria del control migratorio (que en gran parte es la industria armamentística), que trabajar de forma global y articulada en soluciones de integración.

En este escenario desaparecen, también en la mayoría de los medios de comunicación, factores como la emergencia climática, los conflictos armados o la depredación occidental de determinados países, que están detrás de la mayor parte de movimientos migratorios. O se narran de manera desarticulada, dando la sensación con demasiada frecuencia de que estos hechos y las migraciones no están conectados.

La consecuencia de todo esto la expresó muy bien Averroes hace 900 años: "La ignorancia lleva al miedo, el miedo lleva al odio y el odio lleva a la violencia. Esa es la ecuación".

5. La desinformación campa y ha campado a sus anchas. En el caso de la guerra de Ucrania, los bulos y manipulaciones que circulan por Occidente están diseñados para provocar la simpatía por Ucrania y la hostilidad hacia Rusia. Y no en pocas ocasiones acaban en las páginas de los medios de comunicación.

Por ejemplo, la Casa Blanca tuvo que desmentir a la CNN cuando la cadena anunció que Biden había asegurado a Zelenski que la invasión tendría lugar "en cuanto se congelase el terreno".

También se divulgaron de forma masiva, y como si fueran reales, imágenes de un videojuego en las que se ve cómo un 'heroico’ piloto de combate ucraniano intenta derribar desde tierra aviones de combate.

Otro ejemplo: los medios occidentales informaron de forma generalizada de que las tropas rusas habían masacrado a 13 soldados ucranianos en el Mar Negro. Pero en aquella ocasión, los medios rusos decían la verdad: había 82 soldados ucranianos y se habían rendido. Todos estaban sanos y salvos.

Aún no se había prohibido en Europa la difusión de medios estatales rusos en una decisión sin precedentes y que también ha sido aplaudida casi sin fisuras.

Los medios deben, más que nadie, distinguir la realidad de la propaganda, la verdad de un bulo. Pero también los lectores y espectadores. Y es ahí donde se entra en un extraño frenesí en el que algunos se convierten en una especie de policías del purismo periodístico e ideológico, cuya misión es salir a la caza de todo aquello que consideran que incumple sus parámetros.

Es una de las consecuencias del consumo de información en píldoras: ya no se lee un medio en su conjunto, sino por piezas, por lo que el lector se pierde el conjunto de la línea editorial. Y se acaba haciendo una lectura de prensa de trinchera, no para conformarse una visión global, sino para reafirmarse en las posturas propias, sean estas las que sean.

***

Por todo esto, el papel de los medios en una guerra es más relevante que nunca. Y precisamente por ello, «la primera víctima cuando llega la guerra es la verdad».

Esta frase, atribuida al senador estadounidense Hiram Johnson en 1917, fue pronunciada hace casi cien años durante la Primera Guerra Mundial. Y, como un boomerang, nos devuelve al inicio de esta ponencia, a Randolph Bourne, a su conocido aforismo "La guerra es la salud del Estado" y a concluir que esa salud de los Estados debe de estar en uno de sus mejores momentos, a la vista del panorama internacional.

La historia se repite y nos devuelve, desgraciadamente, a caminos ya transitados en los que volvemos a estrellarnos. Sí, también en el periodismo y en los medios de comunicación.

 

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La inhumana vida en Gaza y las violaciones de Israel del Derecho Internacional https://blogs.publico.es/dominiopublico/55752/la-inhumana-vida-en-gaza-y-las-violaciones-de-israel-del-derecho-internacional/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/55752/la-inhumana-vida-en-gaza-y-las-violaciones-de-israel-del-derecho-internacional/#respond Tue, 10 Oct 2023 10:05:48 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=55752 Continuar leyendo "La inhumana vida en Gaza y las violaciones de Israel del Derecho Internacional"]]>
La inhumana vida en Gaza y las violaciones de Israel del Derecho Internacional
Palestinos caminan entre los escombros de un edificio destruido, tras un ataque aéreo israelí contra Khan Yunis.- Abed Rahim Khatib/dpa

Una persona medianamente informada a través de los medios sobre el llamado conflicto palestino-israelí aceptará la idea de que lo que está ocurriendo en Oriente Medio ha comenzado con el ataque de Hamás a Israel del pasado sábado. Nada más lejos de la realidad. Pero tampoco empezó tras el Holocausto, en contra de quienes puedan pensarlo. 

Todo comenzó a finales del siglo XIX y no en Palestina, sino en el corazón de la Europa colonial, con Theodor Herzl. Este intelectual austrohúngaro de origen judío fue el fundador de la Organización Sionista, que promovió el traslado y retorno de la diáspora judía a Palestina, cuando este territorio aún pertenecía al Imperio Otomano. Su sueño era crear el Estado de Israel y murió sin verlo. Nadie sabe lo que hoy pensaría Herzl. 

Del Imperio Otomano al control del Imperio Británico, para luego frustrar los anhelos de los habitantes palestinos, el Estado y las tierras no serían para ellos. Décadas de guerra, de confrontación, para que el ataque de Hamás del pasado sábado haya tomado por sorpresa a casi todo el mundo, incluido al Gobierno de Benjamin Netanyahu, inmerso en una crisis interna con su propia población dividida como nunca. También sorprendente es el desconcierto dentro de los servicios secretos israelíes, el Mossad.

Las respuestas, como eran de esperar: la Unión Europea y Estados Unidos alegan el derecho de Israel a defenderse, por eso la Franja de Gaza está siendo bombardeada, con todos sus habitantes dentro. En este contexto, que Netanyahu emplace a la población de Gaza a huir de sus hogares y a dejar su terruño no termina de sorprender a la mayoría de las personas que escuchan y leen las noticias, pero sí a quienes conocemos de cerca este lugar bañado por el Mediterráneo. ¿Huir?,  ¿a dónde? No hay escapatoria para la población de Gaza, lo más que puede hacer es refugiarse en las escuelas de la UNRWA, en un intento para evitar ser bombardeados directamente. Pero esto ya se ha visto, anteriormente, que es inútil porque Israel ha bombardeado esas escuelas aborrotadas de gazatíes inocentes en busca de un lugar seguro, o al menos eso creían.

En 2007, año en el que Hamás ganó las elecciones en la Franja, Israel impuso un férreo e inhumano bloqueo: cerró el paso, por tierra, mar y aire, a las personas y también a las mercancías, aislando literalmente a los más de dos millones de seres humanos que habitan Gaza, un castigo colectivo contrario al Derecho Internacional y que viola la IV Convención de Ginebra. Desde entonces, la población es atacada a diario, con tres operaciones de bombardeos masivos ocurridos en 2008-2009, 2012 y 2014. 

En 2012, Naciones Unidas publicó un informe alertando de la situación de crisis humanitaria que sufría Gaza como consecuencia del bloqueo y alertaba de que en 2020 este lugar sería inhabitable, pero el mundo miró a otro lado y el bloqueo se mantuvo.

Más de la mitad de la población de Gaza es menor de edad, a quienes se niega el derecho a un futuro digno y en paz. Cerca del 60% vive en la pobreza, el 97% del agua no es apta para el consumo, el 80% depende de la ayuda internacional para subsistir, el desempleo alcanza al 70%... y se puede seguir con un largo etcétera de datos inhumanos. Sin olvidar que el 70% de la población es refugiada o desplazada desde 1948, incluidos sus descendientes, a quienes Naciones Unidas reconoce su derecho al retorno a las tierras de las que fueron expulsados por los israelíes y a la devolución o restitución de sus propiedades.

Los agricultores y los pescadores son atacados a diario mientras realizan sus labores. La Franja sufre cortes de luz. La única central eléctrica fue bombardeada en 2014, por lo que las restricciones son continuas y suponen tan solo entre dos y cuatro horas de electricidad diarias. Esto contribuye al colapso hospitalario y del sistema de salud que afecta a las unidades de neonatos, quirófanos, diálisis... Hospitales que carecen desde hace años de material médico básico como gasas, analgésicos o antibióticos. Las aguas residuales no pueden ser depuradas por esa misma falta de suministro eléctrico y son vertidas directamente al mar sin tratamiento alguno. A ese Mediterráneo donde buscan alimento los pescadores en una millas náuticas limitadas, también por el bloqueo. 

Cuando en 2018 se organizaron las Marchas del Retorno, manifestaciones pacíficas frente a la valla que encierra a Gaza por el norte, Israel apostó tiradores de élite que disparaban contra la población civil indefensa. En el primer año de esas marchas, que se celebraban cada viernes, hubo un saldo de 195 personas palestinas asesinadas, 41 de ellas menores, y cerca de 29.000 heridas. Esta es la población que ahora, una vez más, vive bajo el terror de las bombas en Gaza.

En Cisjordania, la otra parte del territorio dividido de Palestina, la población vive bajo un régimen de apartheid. Asesinatos a diario por disparos del Ejército de ocupación israelí, sobre todo jóvenes por tiros en la cabeza, incursiones militares en campos de refugiados que siembran de horror y muerte localidades como Yenín o Nablus, detenciones arbitrarias, cientos de personas encarceladas, menores y mujeres incluidas. Cisjordania está cercada por un muro de más 700 kilómetros que cicatriza el territorio, pese a haber sido declarado ilegal en 2004 por el Tribunal de la Haya, por lo que obligó a desmantelarlo.

Asentamientos declarados ilegales por Naciones Unidas donde viven alrededor de 750.000 colonos, que atacan a la población palestina, sus propiedades, cosechas y rebaños, aumentan cada día envalentonados por el Gobierno de Netanyahu, ahora aliado con la extrema derecha, y ante la inacción internacional. Puestos de control, cierre de territorio, habituales restricciones al movimiento de la población, una incesante destrucción de viviendas. Provocaciones como el paseo triunfal de Ariel Sharon por la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén en 2010, una fanfarronada renovada en abril de este año por el extremista Utar Ben Gvir. Las violaciones de los derechos humanos no tienen fin.

Tras años de arduo trabajo por parte del Centro Palestino de Derechos Humanos (PCHR), la Corte Penal Internacional (CPI) anunció en 2021 la apertura de una investigación por crímenes de guerra cometidos en Palestina desde 2014. Fue un halo de esperanza bajo la creencia de que por fin comenzaría a hacerse justicia, pero ha caído en un interesado olvido. Los palestinos y palestinas de Cisjordania viven bajo ocupación desde 1967, tras la Guerra de los Seis Días, algo que parece no está en la memoria colectiva de nuestros gobiernos. 

De la ocupación, el bloqueo y la limpieza étnica que comenzó en 1947, meses antes de la creación del Estado de Israel, la Nakba, vienen estos lodos. Y aquí están las verdaderas raíces de la injusticia que sufre Palestina.

Mientras nuestros gobiernos sigan repitiendo el mantra del derecho de Israel a defenderse, un insulto a la dignidad del pueblo palestino y gasolina para el ocupante, se seguirán ignorando los crímenes y la vulneración de los derechos humanos a diario por parte de Israel. 

Mientras nuestros gobiernos sigan concediendo total impunidad a los crímenes de Israel, mientras nuestros gobiernos sigan respaldando con su inacción y silencio cómplice del sistema de apartheid, Palestina seguirá resistiendo.

Mientras no se reviertan las tremendas injusticias cometidas contra el pueblo palestino desde 1948, mientras la mentalidad colonial no sea desterrada, no habrá paz. Así que ¿por qué algunos se llevan ahora las manos a la cabeza?

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El mono soy yo: arte y salud mental https://blogs.publico.es/dominiopublico/55739/el-mono-soy-yo-arte-y-salud-mental/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/55739/el-mono-soy-yo-arte-y-salud-mental/#respond Tue, 10 Oct 2023 09:41:08 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=55739 Continuar leyendo "El mono soy yo: arte y salud mental"]]>
El mono soy yo: arte y salud mental
Imagen de Elisabeth Rudolf en Pixabay

Hace apenas una semana, mi hija de siete años me despertó en mitad de la noche. Estaba agitada y me dijo que había tenido una pesadilla. Le pedí qué me contara qué pasaba en su sueño y me relató cómo un mono, pequeñito, casi bebé, trepaba a la alto de un árbol, caía y, ¡pum!, moría. "Pobre, y te ha dado pena el monito, ¿no?" le pregunté. Casi ofendida por tener que verbalizar algo tan obvio, me contestó: "Mamá, el mono era yo". La abracé, la tumbé a mi lado y le acaricié el pelo hasta que se durmió de nuevo.

A mí me costó más volver a coger el sueño. Al principio sentí algo de desasosiego. Mi hija se está haciendo mayor y cada vez tiene más espacios propios en los que yo no puedo entrar, al menos a voluntad, como en ese sueño. Porque yo habría querido estar allí, impedir que el mono subiera al árbol, o cogerlo en el aire y que no golpeara el suelo. Pero es ella quien manda en sus aventuras oníricas y en esa no había contado conmigo. Los límites de una madre, que no puede con todo, se volvían a hacer carne. Pero ese sueño me hablaba de algo más. A mi hija el miedo a la muerte ya la golpea, con todo su horror, pero ha sabido convertirlo en metáfora mientras duerme y reconocerla al despertar. Le pone lenguaje, el del cuento, y lo analiza, y con eso de alguna forma se hace consciente y dueña de esos miedos.

Es algo manido que con la edad las certezas se difuminan, pero algo que a mí se me hace más evidente cuantos más años cumplo es que ha sido en la metáfora, en la propia y en la ajena, donde he encontrado la salvación a la locura. He sufrido ansiedad desbocada en no pocas ocasiones, y mi asidero han sido siempre los cuentos, los que yo he escrito y los que he leído, el encontrarme en otras formas y lugares, en espejos que me reflejan con otro aspecto. Hoy es el Día por la Salud Mental y se hablara mucho de la necesidad de horas de terapia y blísters de fármacos, pero nada o muy poquito de esta otra medicina que es el arte y que no es tan accesible para todo el mundo como podríamos pensar.

Soy una mujer obsesiva, hasta el extremo, y por eso llevo semanas revisando cientos de estudios científicos sobre los beneficios de la cultura en la salud mental. He pasado por la política y sé bien que a los que legislan y pactan presupuestos no les vale con que les cuente el sueño de mi hija (aunque lo haya intentado, lo confieso). Ellos quieren porcentajes, que se puedan tocar, acerca de por qué la cultura e invertir en ella es imprescindible para acabar con esta especie de pandemia de depresión, ansiedad y otras dolencias psíquicas que nos asolan. Y he dado con algunos preciosos. Como ese que demuestra que la música puede con casi todo, incluso con los miedos y las hormonas desbocadas de una madre recién estrenada: según un estudio de la Universidad de Düsseldorf, las madres que le cantan a sus hijos consiguen en mayor medida evitar la tan temida y estigmatizada depresión posparto. Otro parece haber dado con la solución a uno de los mayores males del ser humano, la soledad no deseada: según diversos académicos del Imperial College of London, la participación en actividades artísticas mitiga este sentimiento en alto grado. La biblioterapia, es decir, recetar libros para tratar dolencias psíquicas, cura la depresión a largo plazo y es capaz de sustituir en algunos casos el consumo de fármacos que se había cronificado, afirma un estudio de la Facultad de Medicina de la Universidad de Turín. Mi preferido, el más hiperbólico de todos, demuestra que leer te hace vivir más años: en concreto, la Universidad de Yale dice haber descubierto que las personas que leen de forma habitual reducen en un 20% su mortalidad frente a las que no. Leer no te hace inmortal, pero te acerca, al menos por comparación.

Quizás no he puesto los ejemplos más contundentes o fiables de los cientos de estudios disponibles, pero todos demuestran que el acceso a la cultura y la participación en ella, su democratización, es un potente condicionante para un buen estado de salud mental. Sería muy inocente pensar que hay un solo factor que influye en nuestras dolencias psíquicas: los hay probablemente biológicos, y seguro que sociales y biográficos. Por la misma razón, tampoco hay un único medio para acabar con ellas: ni miles de horas de psicoterapia, ni todos los fármacos del mundo, ni siquiera acabar con todas las injusticias sociales. Y yo quiero reivindicar hoy uno de los que menos se cita: ese que no se vende en farmacias ni se dispensa en ningún centro de salud, ese preparado de metáforas que es la cultura, que nos despertó a mi hija y a mí en medio de la noche y nos permitió volver a dormir con la conciencia de que, gracias a ella, lidiamos a nuestra manera con nuestros miedos y espantamos un poco la locura.

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Y después de condenar, ¿qué? https://blogs.publico.es/dominiopublico/55730/y-despues-de-condenar-que/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/55730/y-despues-de-condenar-que/#respond Tue, 10 Oct 2023 04:01:00 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=55730 Continuar leyendo "Y después de condenar, ¿qué?"]]>
Banderas palestinas en la concentración contra
Banderas palestinas en la concentración contra "un nuevo acto de terrorismo israelí", en la madrileña Puerta del Sol. E.P./Diego Radamés

Lo confieso: he intentado rebelarme contra la unanimidad institucional; me irrita mucho que la hipocresía me dicte, so pena de ostracismo, qué debo condenar y qué no. Pero sucumbo ética y políticamente; y visceralmente. Sin la menor duda o vacilación condeno los asesinatos de civiles, a veces acompañados de ensañamiento y crueldad inhumanos, cometidos por los combatientes de Hamas en la operación llamada, en un eco elocuente de las nomenclaturas israelíes, "Diluvio de Al-Aqsa". Esos asesinatos deben ser condenados por principios (porque condenamos, precisamente, los crímenes de Israel) y enseguida también porque ponen a la población de Gaza, asediada y hambreada desde hace años, a merced de una venganza militar paroxística. Hay, al mismo tiempo, una tercera razón. Hace algunos años, el filósofo francés Etienne Balibar explicaba que a los palestinos se les exige siempre una moral ejemplar y superior, como víctimas que son de la Ocupación y de la musculada propaganda sionista. La asimetría no es únicamente militar. También es, si se quiere, ética: porque ocurre que una respuesta equivalente al terror del victimario convierte a la víctima no en un criminal igual sino en un criminal mayor. Los palestinos sufren, pues, esta doble injusticia: la de vivir bajo una ocupación ilegal y la de tener que ser más justos que sus enemigos y ello en condiciones de presión y humillación constantes: la injusticia, es decir, de no poder ser tan criminales como sus verdugos. No pueden. No deben. Todas las ventajas semióticas (o geoestratégicas) que crean poderse adquirir mediante este tipo de violencia quedan inmediatamente anuladas por la violencia misma, que degrada al que la comete, que oculta la historia de resistencia en la que se inscribe la acción y que justifica a Israel, ahora purificada de sus crímenes y autorizada a cometer otros mayores.

Ahora bien, cuando dirigentes de Israel reaccionan evocando el atentado contra las Torres Gemelas ("es nuestro 11-S"), estamos obligados a denunciar una argucia propagandística fraudulenta. Primero, porque con esa referencia se está buscando la empatía más primaria de la población occidental; porque (segundo) esa ecuación anuncia ya medidas militares desproporcionadas e ilegales que a todos deberían preocuparnos (el ministro de Defensa israelí Yoav Galant anunció ayer: "He ordenado un asedio total sobre la Franja de Gaza. No hay electricidad, ni alimentos, ni gas, todo está cerrado. Estamos luchando contra animales humanos y actuamos en consecuencia"); pero sobre todo porque (tercero) identifica la operación "Diluvio de Al-Aqsa" con una acción terrorista, el procedimiento más eficaz para extraerla de todo contexto histórico y, por lo tanto, para eximir a Israel de cualquier forma de responsabilidad. Los atentados del 11S fueron un atentado terrorista; los asesinatos de civiles israelíes por parte de Hamas se producen, en cambio, en el marco de una operación militar contra una fuerza ocupante. Netanyahu, tras conocerse la incursión miliciana en Sderot, habló enseguida de "estado de guerra", "estado" que fue luego declarado formalmente por el Gabinete de Seguridad Interior. Israel, sí, está en guerra contra Palestina desde su fundación, hace ahora setenta y cinco años. Los horrendos crímenes de Hamas contra civiles israelíes constituyen, por tanto, "crímenes de guerra". La diferencia entre un crimen de guerra y una acción terrorista no es cuantitativa y, desde luego, no jerarquiza el dolor de las víctimas y sus familias. Pero la diferencia es importante, porque hablar de "terrorismo" en este caso tiene el efecto de ocultar la guerra desigual entre Israel y Palestina, una guerra asimétrica en la que una potencia Ocupante con recursos militares superiores a los de España, vanguardia de la tecnología armamentística, se enfrenta a grupos armados de fuerza muy limitada, cuando no -como hemos visto en sucesivas Intifadas- a poblaciones enteramente desarmadas. Esta asimetría, por lo demás, se revela en la proporción de víctimas de un lado y de otro en la última década: un muerto israelí por cada veinte palestinos.

¿La solución estaría en reducir esta proporción? Es decir, ¿en aumentar el número de muertos israelíes? Aunque fuera posible, creo que la respuesta es no. Pero es que, además, es imposible. Lo explicaba muy bien Isaac Rosa en un reciente artículo: la asimetría es tan grande, y el carácter mafioso vengativo del Estado israelí tan implacable, que el aumento de las víctimas israelíes no hará sino centuplicar el de las víctimas palestinas. ¿Será la solución, al revés, aumentar la desproporción: cero contra veinte, cero contra cien, cero contra mil? Los palestinos lo han intentado todo en las últimas décadas, incluso convertirse en las víctimas ideales, entregando más territorio en Oslo, pactando la seguridad interior de la Autoridad Palestina, buscando formas alternativas, pacíficas y hasta pacifistas, de resistencia. Nada ha servido. Se les ha respondido siempre con nuevos bombardeos, nuevas colonias, nuevos muros y nuevas anexiones, estrategia premeditada orientada a radicalizar a un enemigo con el que, de ese modo, no habría posibilidad de negociar. Fue Israel quien facilitó el crecimiento de Hamas en los años 80 del siglo pasado para no tener que negociar con Arafat. Netanyahu necesita, como Bashar el-Asad, violencia, terrorismo, yihadismo. La estrategia funciona pero es suicida. No olvidemos la advertencia lúcida este mismo viernes de Ami Ayalon, héroe de guerra y ex-director del Shin Bet, el servicio secreto interior israelí: "tendremos seguridad cuando los palestinos tengan esperanza". Israel ha perdido la batalla de la seguridad porque los palestinos han perdido toda esperanza de alcanzar un acuerdo pacífico con Israel que les permita construir, al menos, un pequeño Estado independiente, incluso sobre una peña, incluso sobre una sábana o un pañuelo, incluso sobre la punta de un alfiler. Es esa radical falta de esperanza la que explota Hamas frente a una Autoridad Palestina irrelevante y represiva que no puede ofrecer ni democracia ni liberación territorial.

Así que Hamas toma la iniciativa en un marco de desesperación geopolítica radical. Cuando el gobierno ultraderechista de Netanyahu emprende políticas de recolonización de Cisjordania que apuntan a una posible anexión territorial, cuando Arabia Saudí, tras Bahrein, Emiratos, Marruecos y Sudán, está a punto de establecer relaciones diplomáticas con Israel, aislando aún más a los palestinos de su contexto natural, y cuando la radicalización de las políticas sionistas no se ha traducido en un distanciamiento por parte de EEUU y la UE, Hamas decide emprender una acción inesperada y espectacular en la que los muertos fungen como "mensajes" simbólicos y psicológicos al margen de una "opinión pública internacional" de la que ningún palestino espera ya nada.  Al iluminar repentinamente la vulnerabilidad de ese enemigo que se creía, y al que todo el mundo creía, omnipotente, Hamas se sacude el aislamiento interpelando a las poblaciones árabes que disienten de las políticas de "normalización" de sus gobiernos y sacude de un modo terrible la desesperanza de los palestinos, que ven de pronto posible infligir una derrota militar a Israel, aunque sea provisional y contraproducente. Es lo que tiene la desesperanza. Los palestinos sobran; les sobran a todo el mundo. Decía Luz García Gómez en un excelente artículo que la acción bélica de Hamas iba a unir a los israelíes, y es verdad; pero también va a unir, al menos un momento, a los palestinos, a los que no se deja más patria común que la muerte. Recuerdo imágenes de los vecinos israelíes de Sderot sacando sus sillas a la calle, con un gin-tonic en la mano, al pie de la frontera, para contemplar arrebatados de felicidad esos bombardeos nocturnos de Gaza de 2014 en los que murieron 2.200 palestinos, 1.563 civiles, 532 niños. ¿Se podrá comprender que, privados de esperanza, los palestinos celebren hoy la repentina vulnerabilidad de su enemigo? Entre la alegría nihilista de un supremacista y la alegría nihilista de un perdedor maltratado sigue habiendo una diferencia, pero este nihilismo, consecuencia de la violencia desigual, es al mismo tiempo un obstáculo para cualquier paz futura. La victoria sobre el nihilismo común no será posible sin la victoria sobre la Ocupación de Israel; y esa victoria depende menos de los palestinos que de los israelíes y sus aliados.

La acción de Hamas, en efecto, unirá a los israelíes, ahora políticamente enfrentados, contra los palestinos. Miles de demócratas israelíes llevan meses manifestándose contra la reforma judicial, puñalada al Estado de Derecho asestada por el gobierno ultraderechista de Netanyahu. Pero la mayor parte de esos demócratas no se han cuestionado nunca ni la Ocupación ni sus políticas y mucho menos lo harán en estos momentos; más bien olvidarán sus litigios para sumarse a las medidas militares más radicales de ese mismo gobierno que describen como "fascista". Lo siento, pero no se puede ser demócrata en Tel Aviv y supremacista colonial en Gaza y Cisjordania. Respecto de la UE y los EEUU cabe un razonamiento similar: lo siento, pero no se puede defender a la víctima en Ucrania y al ocupante en Palestina. No se puede defender el derecho de los ucranianos a combatir la invasión rusa y pasar por alto desde hace décadas la Ocupación israelí, la extensión de las colonias en territorio ocupado, los ataques deliberados a civiles, el asedio inhumano de Gaza. Mientras los israelíes no se vuelvan realmente demócratas y los europeos y estadounidenses no defiendan de verdad los derechos humanos que pomposamente enuncian y las resoluciones de la ONU que ellos mismos firman, mucha gente en el sur global acabará refugiándose en regímenes monstruosos, organizaciones terroristas y alegrías violentas y reaccionarias. Hay que condenar los crímenes de guerra de Hamas, sin vacilación alguna, y con el alma estremecida, pero la misma alma estremecida nos reclama desde hace décadas un poco de empatía con los palestinos y un poco de presión a nuestros gobernantes (que ahora retiran la ayuda humanitaria a esa franja de Gaza sin agua, luz ni pan). Porque nuestra hipocresía, como la barbarie israelí, está alimentando de hecho a Hamas y la Yihad frente a otras alternativas y alejando toda posible solución territorial negociada y democrática. Recomiendo vivamente esta entrevista de la CNN al médico y activista pacifista Mustafa Bargouti, secretario general de Iniciativa Nacional Palestina, el partido que él mismo fundó en 2002 junto al gran intelectual palestino-estadounidense Edward Said. Nadie puede confundir las posiciones de este hombre con las de Hamas, pero por eso mismo nadie debería dejar de escuchar lo que dice sobre la Ocupación israelí y la fatal complicidad occidental. Entre todos estamos construyendo la Palestina desesperada que Israel quiere destruir.

Termino. Dice el periodista israelí Haggai Matar: "El terror que sienten hoy los israelíes, incluido yo mismo, es el mismo que llevan sintiendo los palestinos durante ya demasiado tiempo". Condenemos y persigamos todos los crímenes de guerra, pero no condenemos a los palestinos al olvido, la violencia y la aniquilación, a los israelíes a la repetición del terror del sábado pasado y al mundo a una guerra sin fin en la que la UE y los EEUU solo pueden salir perdiendo. Ya es hora de que comprendamos que ni nuestros valores ni nuestros intereses coinciden en estos momentos con los del Estado sionista de Israel. Y que de nada sirve condenar ahora a Hamas si no condenamos ayer, y hoy, y mañana, la ocupación israelí y todos sus crímenes.

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El Senado, una trinchera y varias cacicadas https://blogs.publico.es/dominiopublico/55715/el-senado-una-trinchera-y-varias-cacicadas/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/55715/el-senado-una-trinchera-y-varias-cacicadas/#respond Mon, 09 Oct 2023 04:59:10 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=55715 alt --> Pese a los buenos resultados del PP en las elecciones generales del 23 de julio (137 diputados en el Congreso) con respecto a las anteriores de 2019 (89 escaños), la democracia parlamentaria que rige la formación de Gobierno ha negado a Alberto Núñez Feijóo una suma suficiente con Vox, Coalición Canaria y UPN para poder … Continuar leyendo "El Senado, una trinchera y varias cacicadas"]]> Pese a los buenos resultados del PP en las elecciones generales del 23 de julio (137 diputados en el Congreso) con respecto a las anteriores de 2019 (89 escaños), la democracia parlamentaria que rige la formación de Gobierno ha negado a Alberto Núñez Feijóo una suma suficiente con Vox, Coalición Canaria y UPN para poder entrar en La Moncloa. Además, por su necesidad de pactar con la ultraderecha, el Partido Popular se ha convertido en un repelente de formaciones antifascistas, nacionalistas o independentistas.

Unos metros más allá de donde se encuentra en Madrid la Cámara Baja, sin embargo, el Senado ofrece al PP un panorama diferente, en el que sentirse cómodo con una holgada mayoría de 120 senadores electos más los 23 de los que dispone gracias a la designación autonómica, es decir, 143 de un total de 265 escaños. El PSOE, sin embargo, que todo apunta a que repetirá en el Poder Ejecutivo con el Gobierno de coalición solo ha conseguido 73 senadores el 23-J, a los que suma 19 por designación autonómica y que convierten a su grupo parlamentario en el líder de la oposición del Senado con 92 escaños, con 51 de diferencia con respecto al ganador.

Total, dicen por ahí, "para lo que sirve el Senado ...". Y es verdad que la Cámara Alta, más allá de dilatar plazos del Congreso, la aprobación del techo de gasto o la aplicación del 155 de la Constitución (no deberíamos mentar a la bicha ahora), carece de influencia decisiva en el Poder Legislativo y para el Ejecutivo, aunque como pretende el PP, puede convertirse en un arma de oposición masiva para el Gobierno. En eso, precisamente, trabaja el PP antes de que haya una investidura presidencial: en cavar una trinchera lo suficientemente honda y en absoluto legitimada para torpedear el trabajo de Pedro Sánchez en caso de que al presidente en funciones le salgan bien sus planes para noviembre.

Que el PP no necesita grandes motivaciones para ejercer el rodillo cuando tiene mayoría absoluta lo sabemos porque la historia de sus mandatos está ahí y la hemeroteca llena de despropósitos tan dramáticos como la participación de España en esa mentira universal que fue la invasión de Irak en 2003. Ahora, a la chita callando y con decisiones menos traumáticas que la de apoyar a George Bush Jr. en su delirio bélico, el Partido Popular va sembrando de minas el Senado -ya que estamos en modo war- para entorpecer o boicotear, si es posible, la actividad de la oposición socialista en esta Cámara. Y no llevamos ni dos meses desde que se constituyó la Mesa del Senado, presidida por Pedro Rollán; vamos, que ni Gobierno pleno tenemos.

El PP ha decidido por su santa mayoría, en primer lugar, que no se respete la proporcionalidad de la representación parlamentaria recogida en el artículo 51 del Reglamento del Senado y ha dejado al PSOE sin dos de los diez senadores que les corresponden en las comisiones, donde se acordó que habría 3o parlamentarios a repartir -insisto- proporcionalmente entre todos los grupos. Es más, al partido de Feijóo no le ha parecido mal dar un senador más al grupo independentista de ERC y Bildu, que pasa de uno a dos, pero al PSOE le quitan dos porque el PP se lo guisa y el PP se lo come. Los socialistas, naturalmente, ya han reclamado el cumplimiento del reglamento, pero aún no han recibido respuesta del partido mayoritario.

Lo más ilustrativo, no obstante y al margen del daño que el recorte de representantes en las comisiones pueda a hacer al grupo socialista que dirige Eva Granados (PSC), ha sido la cacicada del reparto de escaños que ha tenido a bien hacer el PP en el hemiciclo donde se celebran los plenos del Senado y la sesiones de control al Gobierno. Les prometo que si no hubiese visto la imagen de esa distribución, no lo habría creído. Y aquí se la dejo, fíjense bien.

El Senado, una trinchera y varias cacicadas

Es conocido el momento comunicativo que vivimos, donde las imágenes vuelan a la velocidad de la luz y provocan mayor impacto que las palabras en la mayoría de las ocasiones, incluso, sin que nos demos cuenta de este efecto. Hay que reconocer tanta habilidad como mala baba a quien fuera que se le ocurrió sentar, justo en el tiro de cámara del presidente del Gobierno cuando responde desde su escaño a los y las senadores, al grupo de ERC y Bildu detrás en lugar de a la dirección del grupo socialista, a senadores del PSOE respaldando a su líder, como se ha hecho toda la vida. El resultado de la imagen final del hemiciclo canta tanto sobre las malas artes del PP que deja muda a Bianca Castafiore, toda vez que la decisión la tomaron los de Feijóo con su mayoría absoluta y sin encomendarse a ni a dios ni al diablo.

Y ya que vamos de cómics y hemos citado a un personaje de Tintín no queda menos que compadecer al PSOE del Senado, pues si el PP empieza así, ¿qué será lo siguiente? Eva Granados, en el papel de un Asterix que llega bien curtido del Parlament del procés, tendrá trabajo esta XV legislatura contra "esos malditos romanos" del PP si se confirma el Gobierno PSOE-Sumar. Y falta por conocer a el/la sustituta de Javier Arenas al frente del grupo mayoritario, pues dicen que el exministro de Trabajo con Aznar no es lo suficientemente duro en trincheras y fortines como los que está montando Feijóo contra Sánchez. Agárrense que vienen curvas.

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Historia de la prensa económica como herramienta ideológica https://blogs.publico.es/dominiopublico/55676/historia-de-la-prensa-economica-como-herramienta-ideologica/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/55676/historia-de-la-prensa-economica-como-herramienta-ideologica/#respond Sun, 08 Oct 2023 19:23:04 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=55676 Continuar leyendo "Historia de la prensa económica como herramienta ideológica"]]>
Historia de la prensa económica como herramienta ideológica
Fragmento de la portada de 'Pescar el salmón (Capitán Swing)

Este artículo es el inicio del capítulo 2 del libro 'Pescar el salmón' (Capitán Swing), de Yago Álvarez Barba

El nacimiento y desarrollo de la prensa ha ido siempre de la mano del desarrollo económico capitalista de los últimos siglos. Comunicar los hechos económicos ha sido  una pata fundamental de la evolución de los mismos. Los periódicos fueron durante mucho tiempo la principal herramienta de difusión de noticias, pero también han sido el campo de batalla de las guerras ideológicas y culturales que pretendían influir en la opinión pública en busca de la hegemonía política y económica, concediendo un mayor poder e influencia a aquellos que las ganaban. Todos los debates, el del trabajo contra el capital, el del librecambismo frente al mercantilismo, el del  keynesianismo frente al liberalismo, el de la desregulación frente al intervencionismo estatal, el de la austeridad contra la política expansiva o el de la privatización frente al estado de bienestar público, se han librado en y mediante los medios de comunicación.

El resultado de dichas batallas ha configurado la forma de pensar, el imaginario social, la organización socioeconómica, las relaciones de poder y, por ende, el mundo tal y como lo conocemos. Esa gran capacidad para moldear la sociedad convierte a los medios de comunicación en actores principales del poder. Ni ahora ni nunca han sido meros espectadores encargados de trasladar los hechos de forma acrítica a la sociedad. Al contrario, han sido los encargados de inclinar la balanza de la opinión pública hacia un lado u otro. En este contexto, donde las batallas políticas, económicas e ideológicas están totalmente ligadas, los medios que tratan temas económicos se convierten en una de las herramientas más influyentes sobre la sociedad, incluso mucho antes de que la prensa económica propiamente dicha existiera.

El nacimiento del periódico, entendido como prensa escrita publicada de forma periódica, siempre fue de la mano de las noticias de índole económico. El historiador francés Georges Weill señala en su libro El periódico. Orígenes, evolución y función de la prensa periódica, publicado en 1934, recogido en la obra Prensa económica. De la Lloyd's list al wsj.com, que el nacimiento de este tipo de prensa estuvo ligado a unas hojas informativas llamadas Price currents (precios actuales) de finales del siglo xvi y comienzos del xvii. Estos boletines impresos contenían información sobre los precios de las mercancías que se comerciaban en los puertos, principalmente  británicos y holandeses. La necesidad de conocer esos precios con la mayor actualidad posible para poder calcular ventas, compras e inversiones sin caer en trampas  especulativas o precios inflados, o para tener información privilegiada ante tu cliente o proveedor y ganar así poder de negociación, hizo que estos informes impresos se desarrollaran y multiplicaran hasta acabar convirtiéndose en el embrión de la prensa periódica. El creciente capitalismo comercial y colonial se valió de la imprenta inventada por Johannes Gutenberg más de un siglo antes para engrasar la maquinaria comercial y dar a luz a los periódicos y a lo que, tras otro par de siglos de  evolución, se acabaría convirtiendo en la prensa económica especializada.

Otro factor que dio un nuevo empujón a esas impresiones periódicas centradas en los datos económicos fueron los hechos noticiables en torno a esta materia. Algunos autores, como Robert J. Shiller, señalan que la aparición de las burbujas especulativas fue uno de los factores principales para dar el pistoletazo de salida a los periódicos. En su libro Exuberancia irracional, donde el economista analiza las euforias de los mercados bursátiles a lo largo de la historia, afirma que aquellas hojas impresas con listas de precios informaron sobre la primera burbuja especulativa conocida, la de los tulipanes holandeses en los años treinta del siglo xvii. Es decir, un fenómeno que ha sido considerado como el arranque de las crisis del sistema capitalista fue también uno de los principales impulsores de la prensa diaria, cuyo objetivo era informar a los propios capitalistas. En los siglos posteriores, tanto las crisis como las épocas de euforia y las burbujas siguieron impulsando el crecimiento de este tipo de prensa.

Tras aquellos papeles con tablas de datos que reflejaban precios sin ningún tipo de opinión, explicación o contexto, pronto apareció una prensa partidista en la que se debatían y confrontaban diferentes formas de entender la economía, apuntalando las distintas ideologías políticas que las atravesaban, si bien en aquel entonces, al igual que ocurre hoy en día con la insistencia de presentar la economía como algo desligado de la política, no se consideraban como tales. A principios del siglo xviii, principalmente en Inglaterra, nacieron varios medios de divulgación y opinión que enfrentaron la corriente del libre cambio con la del mercantilismo, anticipando así el posterior debate entre el libre comercio y el proteccionismo. Tan solo es necesario abrir cualquier gran medio económico actual para descubrir cuál de esos dos bloques
acabó ganando la batalla.

A mediados del siglo xvii aparecen las corrientes de la fisiocracia francesa, el laissez-faire, y en cuestión de un cuarto de siglo sus defensores consiguen desplazar las ideas proteccionistas del mercantilismo en favor del libre cambio. Estos nuevos pensadores creían que habían descubierto una nueva ciencia, a la que llamaban filosofía económica o fisiocracia (el gobierno de la naturaleza). Con la intención de otorgarle ese valor de nueva ciencia, desarrollaron su propia jerga y sus propias publicaciones, como el Journal de l’Agriculture. Nacía así el nuevo lenguaje económico, que todavía hoy predomina, y empezaban a engrasarse las herramientas de su transmisión.

Poco tardaron en aparecer revistas especializadas en economía que, como herramientas de batalla cultural y doctrinal, defendían los postulados hegemónicos liberales actuales. En 1843 nace en Londres una de las publicaciones que hoy sigue siendo uno de los principales tótems de la prensa económica internacional: la publicación semanal The Economist, con una marcada línea editorial en defensa del librecambismo y una clara tendencia a influir en los asuntos políticos. Los defensores del libre comercio ya tenían su hoja parroquial de referencia.

Aunque este tipo de revistas especializadas se replicaron por todos los países avanzados de la época (Francia, Alemania, Japón o incluso España), no fue hasta unas décadas después cuando aparecieron los primeros diarios. El comienzo de la globalización financiera, el crecimiento o perfeccionamiento del capitalismo colonial, los avances tecnológicos en la comunicación, las mejoras en los transportes y la calma entre guerras fueron algunos de los factores que echaron carbón a la maquinaria económica y financiera mundial y, con ello, a los medios que informaban sobre ella.

En esos años nacen dos de los periódicos que hoy en día siguen siendo referentes: en 1888, en la City londinense, The Financial Times, y un año más tarde, The Wall Street Journal, en la cuna financiera estadounidense que le da su nombre.

Fue a principios del siglo xx cuando se empezó a popularizar el «periodismo financiero» frente a la simple publicación de los hechos y los datos del mercado. Con el nacimiento de esta nueva era de periódicos que diariamente llenaban hojas enteras de datos, información y análisis del mundo financiero y de la empresa, también se hizo popular «saber de economía». En estos cambios subyace uno de los principales problemas de la prensa económica que se tratará a lo largo de este libro: los periodistas y los medios donde escribían empezaron a entremezclar los supuestos análisis expertos con los propios intereses de los socios capitalistas del periódico, ensalzando a empresas de dudosa sostenibilidad y alentando arriesgados procesos especulativos que atraían a ese nuevo público de masas hacia el juego de los mercados bursátiles y la especulación. Prueba de ello fue el trato que se le dio a la información económica en el periodo que va desde el final de la Gran Guerra hasta uno de los episodios más negros de la economía mundial, el crac del 29. La estrepitosa caída de los mercados financieros y la Gran Depresión que le siguió en los años treinta en Estados Unidos fueron un punto de inflexión para la prensa económica.

Perdieron la confianza de mucha gente y las ventas de ejemplares cayeron, al igual que lo hicieron los ingresos publicitarios. Tras ese hundimiento financiero, la  intervención de los Estados en la economía se popularizó de la mano de uno de los economistas más influyentes de la historia, John Maynard Keynes. El enfoque macroeconómico y las propuestas de políticas públicas de intervencionismo y gasto del economista británico tomaron fuerza durante los años treinta y se consolidaron tras la Segunda Guerra Mundial. La prensa salmón dejó de ser meramente información financiera para convertirse en lo que es ahora, incluyendo temáticas como las políticas y finanzas públicas, la fiscalidad y los análisis con un enfoque keynesiano. Las principales cabeceras del mundo, que avanzaron y se desarrollaron más en Estados Unidos, adelantando incluso a la hasta entonces hegemónica Gran Bretaña al tiempo que el centro de poder cruzaba también el charco, se adaptaron a estos nuevos tiempos y ampliaron su visión de la economía.

Pero, aunque daban cabida a determinados análisis y perspectivas, la mayoría de ellos siguieron defendiendo el libre mercado y un Estado cuanto más pequeño mejor.  El New Deal de Roosevelt y la doctrina de la Middle Way en Reino Unido, que ya apuntaban a las ideas keynesianas, coparon los medios en los años posteriores al crac del 29, y, tras la Segunda Guerra Mundial, esos mismos medios no tuvieron más remedio que ceder ante la realidad de que las principales potencias mundiales,  siguiendo los postulados de Keynes, se embarcaran en políticas económicas expansivas, planificadas e intervencionistas que dieron como fruto lo que hoy se denomina los estados de bienestar y los mayores años de crecimiento económico desde que se tienen datos. Las políticas de demanda keynesianas, al abrir la puerta a la gestión macroeconómica, crearon un nuevo nicho de mercado para la información periodística.

Aquellos medios siguieron creciendo y expandiéndose, al tiempo que las noticias económicas se popularizaban y en todas las economías avanzadas de la época aparecían nuevos periódicos especializados. Emergen así los primeros grandes grupos mediáticos con varias cabeceras y ramificaciones en diferentes países o estados norteamericanos. En esa misma época, los medios generalistas, que hasta entonces prácticamente habían ignorado la información económica, comenzaron a desarrollar sus propias secciones dedicadas a ella dentro de sus ejemplares. Crecieron y se desarrollaron en esa época keynesiana e incluyeron las nuevas temáticas en  sus páginas, pero manteniendo muchos de ellos el mismo corte liberal a la espera de una nueva eclosión de la prensa salmón y de la ideología que defendían. Mientras, siguieron introduciendo ideas y firmas que acabarían tomando el relevo al keynesianismo, con el monetarismo de Milton Friedman como principal punta de lanza. En los años setenta, llegó su momento.

Fue una década convulsa en el plano ideológico y, por tanto, también en el económico. En 1971 se rompe el sistema monetario internacional, el «patrón dólar-oro» de Bretton Woods, que se había fijado tras la Segunda Guerra Mundial. La puntilla fue la crisis del petróleo de 1973, que afectó a la mayoría de los países desarrollados y acabó con treinta años de crecimiento económico constante. La economía y sus problemas volvían a estar de moda, y la prensa salmón vivió un nuevo boom. Diarios como The Wall Street Journal o Financial Times y revistas como The Economist, Fortune o Business Week se expandieron por todo el globo dando inicio al proceso de globalización de la prensa salmón anglosajona.

En 1974, una figura renacía para unirse a los ataques del monetarismo de Friedman contra el keynesianismo: Friedrich Hayek. Desde ese momento, se forjó un nuevo consenso por parte de los medios de información económica y gran parte de la prensa generalista para crear un clima de opinión que empujara a la sociedad hacia las nuevas teorías liberales. Nacía así la nueva prensa neoliberal, que poco ha cambiado desde entonces hasta nuestros días. El ascenso de Margaret Thatcher como líder del Partido Conservador en 1975 y su victoria en las elecciones de 1979 fueron la puntilla del viraje. En el otro lado del charco, al monetarismo se le unía «la economía de la oferta», defendida a ultranza por los periódicos norteamericanos y que cristalizó con la victoria de Ronald Reagan en 1981 y la popularización de las políticas del libre mercado y de la reducción del peso del Estado y de los impuestos. Se crearon potentes think tanks encargados de diseminar estas ideas a lo largo del mundo, como la Sociedad Mont Pelerin, que nutrió de dirigentes e ideas a diferentes gobiernos, como el de Thatcher.

Tras una nueva crisis del petróleo, vino la época de la globalización, de la desregulación de los mercados y de la economía financiarizada desacoplada de la real. Desde 1983, de la mano del eje Thatcher-Reagan, el auge de las finanzas supuso el impulso final y más grande para los medios de información economía. El capitalismo se hizo popular y las historias de jóvenes inversores que se hacían millonarios en Wall Street llenaron las páginas salmón. El auge financiero, que acabó como siempre convirtiéndose en una burbuja, creaba narrativas de éxito que hacían que vez más gente quisiera participar de esa nueva fuente de riqueza aparentemente inacabable.

Los medios de información económica fueron esenciales en ese desarrollo, en su popularización y, sobre todo, en la creación de unas narrativas que volvían a considerar el libre mercado como la única forma de organización social válida. Esta idea tomaría más fuerza todavía con la caída del Muro de Berlín en 1989. La importancia de los medios también fue perfectamente captada por ideólogos de la época como Milton Friedman, que creó su propia serie de televisión, Free to choose. En ella se utilizaban sugerentes narrativas para apuntalar la idea de un gobierno represor frente a la libertad del individuo garantizada por los mercados.

Desde entonces, la hegemonía neoliberal ha reinado en la prensa salmón de todo el planeta. Los periódicos se convirtieron en la principal herramienta de los   economistas y empresarios para hacer llegar sus ideas a favor del libre comercio a la opinión pública e influir en las políticas públicas de los gobiernos. El debate ideológico que se había dado en la prensa un siglo antes fue prácticamente eliminado, al menos en las grandes cabeceras. Las opiniones o ideologías opuestas al libre mercado fueron apartadas e infantilizadas. Ni la crisis de 1987, ni la de los países asiáticos en 1997 (considerada la primera gran crisis de la era de la globalización), ni el estallido de la burbuja de las puntocom, ni la enorme crisis financiera de 2008, provocada por décadas de desregulación financiera y por el aumento de la economía financiera de casino, han conseguido que los medios de información económica vuelvan a virar hacia otro tipo de ideologías, como sí ocurrió en cierto modo tras el crac del 29. El poder empresarial y financiero se ha extendido cada vez más entre los grupos mediáticos, hasta controlarlos por completo, y las estrategias para generar
consenso y opinión entre la población no han cambiado mucho, ni siquiera tras el fracaso de las políticas de austeridad impuestas a los países del sur a raíz de la crisis. La prensa salmón sigue haciendo exactamente lo mismo que lleva haciendo desde los años setenta, tan solo ha refinado las estrategias.

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Aportaciones innecesarias al debate sobre la amnistía https://blogs.publico.es/dominiopublico/55695/aportaciones-innecesarias-al-debate-sobre-la-amnistia/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/55695/aportaciones-innecesarias-al-debate-sobre-la-amnistia/#respond Sat, 07 Oct 2023 04:45:52 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=55695
Aportaciones innecesarias al debate sobre la amnistía
El presidente de la CEOE, Antonio Garamendi. Alejandro Martínez Vélez / Europa Press

La amnistía, como era de esperar, ha suscitado un encendido debate en el seno de la sociedad española que en mi opinión debería ceñirse a los ciudadanos, los medios de comunicación, los constitucionalistas, los politólogos, los juristas y fundamentalmente a los partidos políticos que, según la Constitución, expresan el pluralismo político y concurren a la formación y manifestación de la voluntad popular y son instrumento fundamental para la participación política.  

No sin cierta preocupación, podemos observar cómo instituciones que tienen reconocimiento constitucional se pronuncian colectivamente y al margen de cada uno de sus miembros, sobre esta cuestión. Me voy a referir concretamente a tres de estos actores. La Iglesia católica, la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) y la Asociación de Fiscales de derechas que algún sector de la prensa califica como conservadores, sin saber muy bien lo que significa ser conservador en las democracias que nos han precedido, en muchos años, en el disfrute de la de los derechos y libertades cívicas.  

El secretario general y portavoz de la Conferencia Episcopal, seguramente experto en constitucionalismo, considera que no procede la amnistía porque no estamos ante una situación histórica excepcional sino de plena normalidad. La Asamblea de obispos ha mantenido un sepulcral silencio y solamente los obispos catalanes se han desmarcado de tan insólita afirmación. A pesar de la "aconfesionalidad" de nuestro Estado, la Constitución distingue entre la Iglesia Católica y las demás confesiones religiosas. Según los Instrumentos sobre Asuntos Jurídicos firmado el 3 de enero de 1979 en la Ciudad del Vaticano, el Estado español reconoce a la Iglesia Católica el derecho de ejercer su misión apostólica y le garantiza el libre y público ejercicio de las actividades que le son propias y en especial las de culto, jurisdicción y magisterio. No encuentro ninguna referencia a que pueda inmiscuirse en asuntos estrictamente políticos. Las demás confesiones religiosas, la islámica, hebraica, evangélicos, budistas e incluso mormones no se han pronunciado todavía sobre este tema.   

También ha irrumpido en escena la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) que según sus Estatutos, es una organización empresarial con cobertura constitucional, independiente, sin ánimo de lucro, de carácter confederal e intersectorial, de ámbito nacional, constituida para la coordinación, representación, gestión, fomento y defensa de los intereses empresariales, generales y comunes, que está dotada de personalidad jurídica y plena capacidad de obrar para el cumplimiento de sus fines. Se rige, con criterios democráticos, por representantes libremente elegidos. Según su artículo 8, la Asamblea General, reunida en Pleno, es el órgano supremo de gobierno y decisión de la Confederación. Que se conozca no se ha convocado ninguna Asamblea para rechazar la amnistía y no alcanzo a comprender en que afecta negativamente a los intereses empresariales.  

El presidente de la patronal, Antonio Garamendi, al salir de una entrevista en la sede del Partido Popular con el candidato a la investidura en aquellos momentos, Núñez Feijóo, haciendo un alarde de independencia y neutralidad, manifestó rotundamente su rechazo a la amnistía a los políticos independentistas catalanes. Recalcitrante en sus convicciones personales ha insistido en su frontal rechazo en un Foro económico celebrado en Madrid. Se supone que, a título personal, suplantando la posición de la CEOE y sobre todo de los empresarios catalanes. Más en su papel advierte, ante la posibilidad de que revalide el actual Ejecutivo en funciones, de la necesidad de frenar la escalada tributaria y de incremento de costes para las empresas, ya que podría dañar aún más la maltrecha competitividad del tejido productivo español. Nunca debió salirse de ese guion.  

Para que no falte ningún ingrediente, la Asociación de Fiscales de tendencia y marcado sesgo derechista salta a la palestra con un escrito que si no lo hubiera refrendado en persona su presidenta parecería salido de un gabinete dedicado a confeccionar guiones para un programa de humor. Rompiendo sus obligaciones constitucionales se han posicionado sobre una cuestión cuya competencia corresponde exclusivamente a sede de la soberanía nacional que ellos no ostentan. Su contenido seguramente causará asombro en los organismos internacionales a los que va dirigido.    

Han llegado a sostener sin rubor que la concesión de una amnistía nos situaría al mismo nivel que Polonia y Hungría en cuanto a la protección de la independencia judicial y del Estado de derecho. Con notorio desconocimiento del principio de legalidad les dicen a los comisarios europeos que los independentistas han sido condenados por delitos contra la Constitución. Esta afirmación, sostenida por personas que tienen entre sus funciones la defensa del principio de legalidad resulta preocupante. Deberían saber que solo fueron condenados por un delito contra el orden público (sedición) posteriormente derogado y por otro de malversación contra las Administraciones Públicas.  

Pero lo que me parece una deslealtad intolerable y me preocupa la impasibilidad de los órganos estatutarios del Ministerio fiscal, con todo respeto al principio de la libertad de expresión, que se permitan solicitar en un rasgo de patriotismo que les define, la retirada de los fondos comunitarios a España, es decir a todos los españoles incluidos ellos mismos. El presente Reglamento establece las disposiciones necesarias para la protección del presupuesto de la Unión en caso de vulneración de los principios del Estado de Derecho en los Estados miembros. La Asociación de Fiscales urge a los comisarios europeos a instar a España a que "se abstenga de promover una ley de amnistía como la pretendida, al entender que pone en situación de grave riesgo el Estado de Derecho en España por ser contraria a los principios de separación de poderes y de independencia judicial y, por lo tanto, por quebrantar algunos de los valores esenciales de la Unión Europea". ¿A qué valores se refieren? 

Lo único que comparto con la presidenta es que con actuaciones como la suya está en peligro el estado de derecho, pero por la falta de racionalidad y el sentido común de su comunicado. Espero que, si les contestan, nos comuniquen su respuesta.  

También podrían sumarse a la fiesta las federaciones deportivas, las asociaciones de vecinos, los amigos del vino tinto, las cofradías penitenciales de Semana Santa y otros colectivos con desenfado suficiente para participar en el aquelarre. Es el momento de recordar un refrán español muy arraigado ¡Cada mochuelo a su olivo! 

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Aitana, que te quiten lo 'bailao' https://blogs.publico.es/dominiopublico/55649/aitana-que-te-quiten-lo-bailao/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/55649/aitana-que-te-quiten-lo-bailao/#respond Fri, 06 Oct 2023 05:10:09 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=55649 Continuar leyendo "Aitana, que te quiten lo 'bailao'"]]>
Aitana, que te quiten lo 'bailao'
Aitana durante un momento de su último concierto

Hay un momento en la vida de toda feminista que jamás se olvida. Es ese instante revelador en el que una se pone, como lo denomina Gemma Lienas, las gafas violeta. De repente, los síntomas cotidianos de la desigualdad de género se vuelven visibles, el machismo está por todas partes y lo que hasta el momento era normal se hace intolerable y terriblemente injusto. Es un instante precioso, pero también durísimo.

Quienes me lean y hayan vivido este proceso seguro que recordarán (de hecho, me atrevería a decir que nunca se nos acaba de pasar) ese estado ciclotímico de esperanza y empoderamiento alternados casi instantáneamente con la rabia y la frustración. Al fin hay un horizonte por el que merece la pena pelear, pero al mismo tiempo, nos hacemos conscientes de todos los golpes que sufrimos a diario.

A mí, las gafas violeta me costaron una ruptura (bendito día) y unos cuantos meses de malhumor. Pero no todo es enfado y energía, cuando una empieza a integrar en su identidad la etiqueta "feminista", también atraviesa una etapa de profunda confusión: ¿será esto que hago feminista? ¿será esto que he dicho feminista? ¿estaré siendo una buena feminista? En ese momento de desorientación, yo me topé con uno de los textos a los que más agradecida me siento en la vida. Era un artículo de June Fernández en su blog, posteriormente publicado en Pikara Magazine (con un comentario previo muy acertado) y titulado Si no puedo perrear, no es mi revolución. En el escrito, Fernández defiende su derecho a ser feminista y a la vez disfrutar "restregando voluntariamente su culo contra el paquete del maromo de turno". A veces lo releo cuando me siento culpable por algo, solo para recordarme que lo de ser feminista tiene mucho que ver con la libertad para hacer lo que a una le salga de los o varios sin miedo a ser juzgada.

Volví a pensar en ese texto esta semana al ver cómo las redes y las televisiones se llenaban de críticas a la cantante Aitana tras la publicación de unos vídeos de su último concierto donde la coreografía se alejaba de su estilo habitual hacia lo que algunos medios han calificado de "sensual", "provocativo" y hasta "polémico". En un debate similar al que se desató cuando Miley Cyrus abandonó a Hanna Montana y grabó el videoclip de Wrecking ball, padres y madres han mostrado su indignación por el ejemplo que la cantante estaba dando a sus retoños. Incluso la periodista Patricia Pardo declaró en Telecinco que sus hijas habían estado en el concierto y no le gustaría que reprodujeran el baile "en la alfombra de casa", ligándolo nada sutilmente con la hipersexualización de la infancia y la pornografía. Aitana, como ya lo hicieron otras muchas antes (mi muestra de sororidad favorita en esta historia ha sido la aparición estelar de Leticia Savater hablándole desde su propia experiencia), ha transitado para cierto sector de niña buena a pecadora.

Esta polémica nos habla de dos problemas que aún hoy no superamos como sociedad. El primero de ellos lo menciona ya June Fernández en el citado artículo cuando dice: "Si hay un reparo ante el reguetón que me gusta rebatir es el de que es un baile machista porque la mujer se mueve para darle placer al hombre". Fernández defiende que las mujeres podamos obtener placer moviéndonos al ritmo de la música, un placer que no tiene por qué ser sexual (y si lo es, pues tampoco pasa nada), y que tiene que ver con "compartir bailando". Y es que Aitana tiene todo el derecho a elegir cómo expresarse en un escenario y disfrutar de ello. Y si esto genera incomodidad o escándalo en algunas personas, pues que no miren. Pero sobre todo, cuando una coreografía se acaba equiparando a la pornografía y lleva a ciertos sectores a la conclusión de que puede conducir a traumas irreversibles en las criaturas, tenemos un problema. Porque eso nos aboca al camino de la censura y la represión, cuando como sociedad deberíamos estar invirtiendo todos nuestros esfuerzos en el fomento de una educación afectivosexual que genere espectadores y espectadoras críticas, con criterio para entender lo que están viendo, sintiendo y viviendo.

El segundo problema, que ya conoce bien el feminismo, es que en realidad da exactamente igual lo que haga una mujer, porque siempre estará mal: si Aitana apareciera quieta en el escenario y vestida a lo Billie Eilish en sus primeras etapas, con ropa ancha, se la habría criticado por ser demasiado sosa, masculina o mojigata. Si se pone ropa ajustada y se restriega contra el suelo es impúdica y se está hipersexualizando. Como cantaba La Otra en su primer disco: "Adelgaza, súbete ese escote, quítate los pelos del bigote/ Pero si a donde vas es al centro social/ No te arregles que eso queda muy patriarcal". Independientemente de lo que hagamos, ninguna de nosotras estará nunca a la altura del ideal de mujer, porque el hecho de que sea inalcanzable es exactamente lo que lo convierte en el mecanismo de control perfecto. Así que, dos consejos: a quienes se sonrojan con una buena coreografía, que se lo hagan mirar. Y a ti, Aitana, querida: que te quiten lo bailao.

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Octubre de 2023: Felipe VI 'delega' en Ayuso https://blogs.publico.es/dominiopublico/55665/octubre-de-2023-felipe-vi-delega-en-ayuso/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/55665/octubre-de-2023-felipe-vi-delega-en-ayuso/#respond Fri, 06 Oct 2023 04:59:11 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=55665 Continuar leyendo "Octubre de 2023: Felipe VI 'delega' en Ayuso"]]> Este domingo, 8 de octubre, la derecha patria de PP y Vox -y quienes se sientan concernidos- se van a Barcelona a manifestarse contra la amnistía sin nombre ni proyecto para los independentistas catalanes con causas ante la Justicia, o así, porque, en realidad, ni hay amnistía ni sabremos si la habrá. Todo apunta, no obstante, a que se culminará una desjudicialización del conflicto político en Catalunya a principios de noviembre con la investidura de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno y el compromiso de que los tribunales que entraron en tromba en el procés por indicación de Mariano Rajoy y su Ejecutivo serán llamados a retirada; es decir, a abandonar las competencias que las togas nunca deberían haber tomado: las políticas.

La presidenta de la Comunidad de Madrid ha decidido erigirse en defensora de esa presunta mayoría silenciosa a la que ya apeló el rey Felipe VI hace seis años: ciudadanos y ciudadanas de Catalunya presos del gobierno de una "minoría rabiosa" a la que, según Isabel Díaz Ayuso y el rey (o viceversa por orden de protocolo), ni votaron ni nada, apareciendo por generación espontánea. Ayuso, como Felipe VI en su día, olvidan (un decir) que la mejor expresión de la voluntad popular está en las urnas y que el independentismo se ha mostrado más fuerte que la Corona y los gobiernos del PP ganando la mayoría parlamentaria, la más sagrada en democracia, una y otra vez, pese a sus embestidas.

De hecho, es ahora, cuando se aprobaron los indultos de los presos del procés, se reformaron precipitadamenre los delitos de sedición y malversación y se anunció la desjudicialización plena de ese desgraciado proceso electoral que llevó al 1 de octubre de 2017, que el independentismo está en sus horas más bajas desde el Govern de Artur Mas. Esto no es ni bueno ni malo si obedece a la voluntad de las urnas, a la democracia, pero como Felipe VI hace seis años, Ayuso trata de convencernos de que los independentistas que gobiernan Catalunya y trabajan por apoyar la investidura de Sánchez en unas semanas a cambio de varias condiciones por concretar, como se ha hecho toda la vida, son ilegítimos y una especie de aliens que han invadido España desde el territorio catalán sin consultar a sus habitantes siquiera, colonizándolos sin compasión.

El vídeo en redes de la presidenta de madrileña, como el discurso del 3-O del rey, no tiene desperdicio y deja a Alberto Núñez Feijóo, por descontado, convertido en una marioneta desnortada de Ayuso, autoerigida en líder nacional del PP y presidenta de Tabarnia, ese territorio que habitan quienes imaginan que Catalunya tiene una mayoría silenciosa -o silenciada- que se empeña en no votar por miedo y acaba dando siempre las victorias electorales al independentismo o, como mínimo, a sus socios satánicos del PSC, unos esclavos, amigos, siervos ... del soberanismo. 

Estoy deseando, como Ayuso y el jefe del Estado, ver salir de debajo de las piedras a esas personas que nunca hablan, que nunca se pronuncian, que no votan ni levantan la cabeza siquiera, que ni se ven pero que son los héroes del PP y, según sus dirigentes, la mayoría absoluta que debería gobernar el territorio. "Porque España sí es una nación y no puede quedar en manos de minorías rabiosas que la odian  (...) Los catalanes que sufren a los separatistas cada día no están solos, son ciudadanos que han de soportar a sus políticos incapaces de gestionar para todos", interpela Ayuso en un vídeo colgado este jueves en su cuenta de X.

"Sé muy bien que en Cataluña también hay mucha preocupación y gran inquietud con la conducta de las autoridades autonómicas. A quienes así lo sienten, les digo que no están solos, ni lo estarán; que tienen todo el apoyo y la solidaridad del resto de los españoles, y la garantía absoluta de nuestro Estado de Derecho en la defensa de su libertad y de sus derechos", clamaba Felipe VI en su discurso de 2017. Y ahí siguen, insequibles al desaliento con sus vaticinios del apocalipsis patrio, perdiendo las elecciones catalanas ... sobre todo, el rey.

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It's science, bitch! https://blogs.publico.es/dominiopublico/55610/its-science-bitch/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/55610/its-science-bitch/#respond Thu, 05 Oct 2023 07:03:35 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=55610 Continuar leyendo "It's science, bitch!"]]>
La secretaria de Estado de Igualdad y contra la Violencia de Género, Ángela Rodríguez, atiende a los medios de comunicación tras la reunión de la Conferencia Sectorial de Igualdad (Foto de Archivo). -EDUARDO PARRA / Europa Press
La secretaria de Estado de Igualdad y contra la Violencia de Género, Ángela Rodríguez, atiende a los medios de comunicación tras la reunión de la Conferencia Sectorial de Igualdad (Foto de Archivo). -EDUARDO PARRA / Europa Press

Hace pocos días, Emilio Delgado, portavoz en Móstoles de Más Madrid y diputado de la formación en la Asamblea, sacaba de contexto unas declaraciones realizadas por la secretaria de Estado de igualdad en un acto con mujeres víctimas de violencia obstétrica. En ellas, Ángela Rodríguez Pam vindicaba el derecho de las mujeres que no se ajustan a la normatividad a no transitar por algunos de los caminos que propone la medicina por estar plagados de misoginia, gordofobia y mala atención. Delgado calificaba las declaraciones de Pam como "despropósito" y dejaba implícito que la medicina, en tanto que ciencia, es una disciplina justa con todo el mundo por igual y que elevar una queja contra sus sesgos o revelarse contra postulados que se han vivido en la propia carne, venía a ser una forma de promover hábitos poco saludables.

Si yo misma en esta columna digo que una parte de la industria del fitness, wellness y la nutrición hace negocio dando consejos que hace 20 años se daban en foros de mujeres que padecían anorexia, solamente estoy constatando una verdad que otras compañeras han dicho antes que yo, me ajusto a la realidad, pido una revisión del lugar al que estamos yendo a toda velocidad y no por ello niego los incontestables beneficios de hacer ejercicio y comer saludable.

Es fácil ver el mundo desde la normatividad y aún más fácil deshumanizar a quien no alcanza los estándares que se pueden marcar desde ahí. Como nadie es reaccionario en una sola parcela de su vida, lo que empieza siendo soberbia de gimnasio termina negando o haciendo luz de gas, que es una forma de emplear una violencia sostenida, silenciosa e invisible, a alguien que dice algo tan pertinente y obvio como que la ciencia tiene sesgos, que las estructuras patriarcales llegan a todas partes, que hay que rebelarse contra el trato degradante y que cada profesional es un mundo.

Escribo desde la gordofobia interiorizada de alguien que prácticamente ha doblado su peso en 10 años, alguien que participaba en medias maratones por placer, sin que esto supusiese un esfuerzo titánico, pero que llegaba a salir a correr dos veces al día sin faltar ni uno, más de una hora cada sesión, para no perder la línea. Mis rodillas miran a ese lugar y después me miran a mí con cara de interrogación.

En aquel pasado, durante las visitas al médico de Atención Primaria o cuando necesitaba ir a Urgencias, a menudo se me presuponía una vida de excesos sexuales y riesgos químicos por tener la apariencia de un joven gay afeminado; sin mucho pudor, en hospitales y centros de salud, me dejaban claro que a sus ojos era una especie de maricón sediento incapaz de controlar sus impulsos, un peligro público latente único responsable de cualquier problema de salud que pudiera tener en el presente o en el futuro. Lo cierto es que mi vida sexual era intensa y calmaba mi sed cada vez que me daba la gana, tan cierto como que los mismos supuestos no se aplicaban a hombres y mujeres cis y heterosexuales mientras mantuviesen un perfil bajo, a ellas les duraba este privilegio hasta que acudían a solicitar un análisis de ETS sin tener pareja fija o a pedir una receta de píldora del día después, al hacerlo entraban de cabeza en el saco de las rameras de Babilonia y otras abyecciones.

Esto es un sesgo vivido en primera persona. Los que se me aplican en la actualidad, los de una mujer trans con un más que importante sobrepeso, gorda sin paliativos, son los de achacar cualquier problema de salud, por este orden, a: mi tratamiento hormonal -pautado por otros médicos, perfectamente seguro, por más que la reacción transexcluyente insista en venderlo como un envenenamiento, controlado con análisis anuales y que me ha salvado la vida-, pesar como un sillón tirando a macizo, de ebanistería, o vuelta a la presunción de puterío (qué más quisiera). Ninguna de estas situaciones pertenece al ámbito de la anécdota, es un comportamiento recurrente y sostenido en el tiempo que cumple con las características de lo estructural.

También me he encontrado con médicos y médicas amables, comprensivos y eficientes que me han escuchado y atendido con dignidad, tratando el problema real por el que acudía a ellos, sin dejar de lado que debería bajar de peso, proponiéndome estrategias para hacerlo y, esto es lo más importante, reconociendo sus limitaciones.

Nada de lo que las estructuras normativas y machistas que afectan a la práctica de la medicina, de la nutrición o la dietoterapia me digan respecto a mi peso, con cuidado o de la peor manera, es nuevo para mí, ya me lo he dicho yo antes, por eso reconozco cuando operan las inercias de la normatividad, el odio, el desdén o la pereza en los juicios, porque nadie ha dirigido contra mí más desprecio y con mayor crueldad que yo misma.

Los cuerpos están sujetos a condiciones genéticas, ambientales, educacionales, socioeconómicas, son el primer vertedero de la salud mental y dependen de ella directamente para lo bueno y para lo malo, incluyendo los que caben en la definición de belleza y armonía clásicas. Medirse el porcentaje de grasa fuera de la profesionalidad, restringir grupos enteros de alimentos o destrozarse las articulaciones empeñándose en correr triatlones no es mucho más sano que otras supuestas barbaridades y obsesiones que se nos achacan a las gordas, las promiscuas y otras arpías. Que el estado de los cuerpos es una cuestión multifactorial es lo verdaderamente científico y las presunciones son propias de ignorantes que depositan su fe en el primer sesgo de confirmación que les convierte en héroes y darse permiso para acabar siendo tiranos.

A día de hoy sigo con la guerra declarada a mi cuerpo gordo, o la paz, depende de cómo se mire, pero aprendiendo a tratarlo con generosidad y cariño, sin caer en el error terapéutico y personal de ver estos cuidados -supervisados por profesionales- como una huida de la propia carne o como una situación transitoria a corregir. Reaccionará a los cuidados o no, pero los merece igualmente, sin apostillas, sin lecciones morales a pie de página y sin presunciones de abandono.

Elegir a quién señalamos por su discurso es uno de los actos más políticos que hay, nos posiciona de inmediato y descubre nuestras prioridades, hacerlo con una mujer que tiene que soportar uno de los acosos en redes más constante, violento y gratuito que he visto nunca y además, por decir algo que el feminismo ha demostrado una evidencia histórica, es situarse en el espacio de la perpetuación de la violencia y un gesto feísimo.

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Caperucita y María Feroz https://blogs.publico.es/dominiopublico/55638/caperucita-y-maria-feroz/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/55638/caperucita-y-maria-feroz/#respond Thu, 05 Oct 2023 05:10:04 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=55638 Continuar leyendo "Caperucita y María Feroz"]]>
María Guerra, presidenta de la Asociación de Informadores de Cine de España (AICE), en una imagen de archivo. EFE/Javier Cebollada
María Guerra, presidenta de la Asociación de Informadores de Cine de España (AICE), en una imagen de archivo. EFE/Javier Cebollada

Quienes me conocen saben que me gustaría retirarme en las páginas de algún suplemento cultural, una revista de cine o uno de esos magacines gafapastas con reportajes a doble página sobre literatura guatemalteca o sobre el batería de una banda emergente de Ponferrada que nadie ha escuchado nunca. Hubiera sido una delicia cubrir la rueda de prensa de Víctor Erice tras la entrega del Premio Donostia o entrevistar a Irene Vallejo para preguntarle por La leyenda de las mareas mansas, un libro nuevo que promete pedagogía infantil y mitología griega a partes iguales. Es verdad que no vivimos en el volcán social de los ochenta pero hay una efervescencia creativa nada desdeñable.

Con las inercias informativas es muy fácil atorarse en las páginas de política, en la sección de sucesos o en las locuciones deportivas. Después de todo, nuestros periódicos se quedarían en los huesos si les quitáramos el fútbol, las reyertas parlamentarias y la crónica negra. El bueno de Galder Perez, que además de ser un actor formidable presenta Kultura.eus en Radio Euskadi, me preguntó una vez si me sentía más cómodo en su programa o en el programa de actualidad de las mañanas. Las comparaciones son odiosas, pero el periodismo cultural está llamado a hablar de ideas que perduran mientras que las rutinas de la política suelen ser poco provechosas y más bien inanes.

El otro día, sin embargo, tuve que reformular mis propios prejuicios. La periodista María Guerra intervino en la entrega del Feroz Zinemaldia con un discurso tan realista como apocalíptico en el que habló de la precariedad y la ausencia de horizontes en el periodismo cultural. Los medios de comunicación, dice Guerra, tratan muchísimo mejor a los periodistas de política y de deporte que a los de cultura. "Hay que apuntar a las grandes cabeceras, a las televisiones y a las radios". Según Guerra, los directores de los medios hegemónicos pagan a sus emisarios culturales con pases especiales y con fiestas. "El periodismo se paga con dinero".

La reflexión era necesaria y el público no escatimó en aplausos. Al fin y al cabo, ¿quién podría negar a un periodista su derecho a ganarse el pan con su trabajo? ¿Quién se atrevería a defender la racanería salarial de los jóvenes informadores aunque, según Guerra, cada vez es más difícil encontrar periodistas culturales menores de treinta años porque la mayoría ha terminado arrojando la toalla? No obstante, esta preocupación es de un modo u otro extrapolable a las páginas de política y de deporte porque afecta a la propia deriva del periodismo y a los nuevos modelos de negocio del ecosistema digital.

La web 2.0, con su bosque de redes sociales y creadores de contenido, ha prosperado sobre la base de una aparente gratuidad. Pagamos por la banda ancha y esperamos a cambio una oferta innumerable de servicios, información en tiempo real, proveedores de streaming, la receta de un pastel de tofu o el vídeo muy gracioso de un chimpancé vestido de pirata. Hemos cumplido, en apariencia, el sueño enciclopédico de los ilustrados franceses aunque la democratización de la cultura haya acarreado un reverso lúgubre. Se trata de un modelo que precariza a los informadores y artistas mientras un selecto olimpo de empresarios se monta en el dólar gracias a los ingresos publicitarios.

Lo hemos repetido una y mil veces hasta que ha dejado de impactarnos: cuando no pagamos por un producto, el producto somos nosotros. Dado que accedemos a servicios gratuitos, entregamos a cambio nuestra alma al diablo en forma de hábitos de navegación, privacidad, publicidad cada vez más segmentada e invasiva. Por si quedara alguna duda, ahora sabemos que Meta contempla crear cuentas de pago para Facebook e Instagram de modo que los usuarios abonados sorteen el rastreo publicitario. Poco cabe añadir a la implantación de la modalidad premium de Twitter, que garantiza a sus clientes una visibilidad mayor a cambio de un módico desembolso mensual.

"Desde que Twitter empezó a priorizar a quien paga, mi actividad laboral ha caído bastante", escribe la periodista Azahara Palomeque. Si el algoritmo de la red social ya fomentaba una esclavitud de los sentidos, el escándalo efímero y los argumentos jibarizados, el nuevo sistema de pago penaliza aún más a los profesionales y los sumerge en un bucle infinito: si eres invisible no trabajas y si no trabajas eres invisible. La visibilidad del periodista, por cierto, acarrea aluviones más o menos frecuentes de insultos cibernéticos. Aspirábamos a ser Ryszard Kapucinski y hemos terminado condenados a administrar nuestras redes sociales como si fueran un servicio de atención al cliente.

¿Qué hacer cuando las televisiones privadas se enlodan en el amarillismo para informar sobre el incendio de dos discotecas sin licencia en Murcia? ¿Cómo actuar cuando los digitales se refugian en el clickbait porque ese es el modelo informativo que hemos elegido, es decir, el titular llamativo, el retuit automático y los banners publicitarios? Uno se siente tentado a concluir que las instituciones están llamadas a salvaguardar el periodismo ante una ciudadanía que se siente indefensa en este océano de ruido y noticias falsas. En cambio, seguimos viendo gobiernos que utilizan los medios públicos como arietes políticos o que subvencionan a tocateja la gresca violenta de los digitales ultras.

A menudo recuerdo a una estudiante de periodismo que me preguntó en una ocasión qué futuro nos espera. Ahora me la imagino como esa Caperucita Roja que tiene un sueño, compartir una redacción, escribir crónica social, cubrir una guerra, llegar a casa de la abuelita antes de que el lobo feroz de la realidad se interponga en su camino. Entonces sabrá que no hay sueños que valgan y conocerá la precariedad, la incertidumbre de un futuro sin futuro, y sonará una vocecita en su cabeza que le pedirá que se resigne y se busque un trabajo de verdad, que deje las teclas, que arroje la toalla. Necesito matizar la denuncia de María Guerra. No es que esté muriendo el periodismo de la cultura, sino que está muriendo la cultura del periodismo.

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La investidura que querría la monarquía https://blogs.publico.es/dominiopublico/55623/la-investidura-que-querria-la-monarquia/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/55623/la-investidura-que-querria-la-monarquia/#respond Wed, 04 Oct 2023 08:35:01 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=55623 Continuar leyendo "La investidura que querría la monarquía"]]>
La investidura que querría la monarquía
El rey Felipe VI recibe al líder del PP, Alberto Núñez Feijóo. EFE

Por difícil que parezca, son muchos los monárquicos, conservadores y progresistas, que se escandalizan con este tipo de afirmaciones. Que no contemplan que la monarquía pueda perseguir fines políticos propios. Que la consideran una institución meramente simbólica, por encima de cualquier interés de clase, casi aséptica en sus actuaciones. Y, sin embargo, como se ha vuelto a constatar antes y después de las elecciones del 23 de julio, las inclinaciones ideológicas de la Corona, sus simpatías en materia económica, están ahí. Y si se intentan barrer disimuladamente bajo los muebles, en algún rincón, aunque no tardan en arremolinarse y salir a la superficie al primer golpe de viento.

El uso del artículo 99 al servicio de una investidura de ‘orden’

La primera propuesta de investidura de Felipe VI es un claro ejemplo de cómo una monarquía que la Constitución define como parlamentaria, sigue atribuyéndose márgenes de actuación que el propio ordenamiento jurídico no le reconoce. En este caso, es innegable que el PP presionó para que su candidato, Alberto Núñez Feijóo, fuera propuesto a como diera lugar. Pero no lo hubiera conseguido sin el concurso del monarca. De hecho, cuando comenzaron las consultas a los partidos, el portavoz del Partido Nacionalista Vasco, Aitor Esteban, advirtió al Rey de algo que era evidente: que no existían las condiciones para proponer un candidato a la investidura. No sólo eso: le sugirió abrir un tiempo para explorar con calma la posibilidad de una mayoría parlamentaria. Felipe VI hizo caso omiso. A pesar de que no había ningún indicio de que el candidato del PP pudiera recabar apoyos suficientes, el monarca lo propuso como candidato a la presidencia. Y lo hizo sin apenas consultarlo con la recién elegida presidenta del Congreso, Francina Armengol, algo que el propio artículo 99.1 de la Constitución prevé.

He aquí, pues, una primera muestra de "inclinación ideológica" de la Corona confirmada por lo que se constató de inmediato. Que la dependencia de Feijóo de los 33 diputados de Vox era un obstáculo insalvable para conseguir la mayoría parlamentaria. Y que sin esa mayoría, lo único que le quedaba al candidato del PP era hacer un uso fraudulento del artículo 99 de la Constitución, para desgastar al candidato del PSOE, Pedro Sánchez, e intentar que José María Aznar e Isabel Díaz Ayuso le concedieran algo más de vida política como líder de la oposición.

En su discurso en el Congreso, Feijóo se quejó de que algunos hubieran descalificado "la coherente propuesta de Su Majestad el Rey". Tirando de ironía gallega, sostuvo que nadie podía pretender que el monarca justificara su decisión amparándose en "las publicaciones en redes sociales de los partidos que se negaron a acudir a Zarzuela, como establece la Constitución". Lo cierto es que no hacía falta indagar en los arcanos digitales para saber que la dependencia de Feijóo de los votos de Vox eran un impedimento claro para ir más allá de sus apoyos iniciales. Era evidente. Pero el candidato optó por burlar el precepto constitucional y contó para ello con el inestimable apoyo del Rey.

El Rey como coartada anti-Sánchez del PP

En devolución del favor recibido, Feijóo utilizó a la Corona para justificar la peculiar moción de censura anti-Sánchez que ensayó desde la tribuna del Congreso. No era difícil hacerlo. El candidato del PP tenía muy presente que uno de los momentos constituyentes del reinado de Felipe VI fue su discurso del 3 de octubre de 2017. En él, el monarca dio por buenas las cargas policiales ordenadas por el gobierno del PP contra miles de personas que dos días antes habían votado pacíficamente en Catalunya, en un referéndum sin efectos legales. Que el Rey validara esas actuaciones, auto atribuyéndose un papel exorbitante de Rey-soldado, antes que de "moderador" o "árbitro" (artículo 56.1 de la Constitución) nunca pasó inadvertido para el PP. No sorprende, de hecho, que el propio Feijóo advirtiera a Sánchez de que amnistiar a quienes facilitaron esas votaciones o a quienes protestaron por la represión era inadmisible porque equivalía a "discutir la intervención del Rey en 2017".

Sea como fuere, lo cierto es que fue la querencia de Felipe VI por una "investidura de orden" lo más conservadora posible, lo que lo llevó a plegarse al fraude constitucional de Feijóo. Y no lo hizo con disimulo. Exhibió la misma complicidad que, ya en la legislatura anterior, exhibió aproximándose a los sectores del Poder Judicial más cercanos al PP y a Vox. Por ejemplo, cuando llamó al presidente del Consejo General del Poder Judicial y ex alto cargo durante el gobierno de Aznar, Carlos Lesmes, para decirle que "le hubiera gustado" asistir a la apertura del año judicial, a pesar de que el Gobierno que refrenda sus actos (artículo 64 de la Constitución) se lo había desaconsejado.

El apoyo de Felipe VI a un pacto restaurador del viejo orden

Esta disposición del Rey a actuar de manera menos deferente con la mayoría parlamentaria cuando esta no es de derechas no supone una excepción. Es verdad que durante el Gobierno de coalición entre el PSOE y Unidas Podemos el monarca se cuidó de no llevar la tensión al límite. Así, cuando varios actores de orden, como el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, dieron su apoyo a los indultos a dirigentes del Procés, el Rey se avino también a "dejarlos pasar" y prestó su aval a pesar de la rabiosa presión de la ultraderecha para que no lo hiciera.

Ninguno de estos gestos, sin embargo, puede darse por descontados. De momento, por ejemplo, la Casa Real ha evitado gesto alguno que pueda indicar un apoyo a la amnistía para los encausados por los hechos acaecidos en los últimos años en Catalunya. Ha dado, eso sí, algunas pistas. No inequívocas, pero reveladoras, una vez más, de sus "inclinaciones ideológicas".

El 19 de septiembre, una semana antes de la investidura fallida de Feijóo, Felipe VI acudió a una velada convocada por el diario La Vanguardia. Con José María Aznar o Isabel Díaz Ayuso como invitados, la Casa Real consintió un gesto relevante. Al acabar la cena, el monarca se acercó junto a su mujer, Letizia Ortiz, a saludar "simpáticamente" a Jordi Pujol, defenestrado unos años antes por acusaciones de corrupción.

Este saludo a alguien tan polémico como el ex presidente de la Generalitat de Catalunya decía muchas cosas. Era un acercamiento, no tanto a Junts, como a la vieja Convergència i Unió. Era un saludo al partido nacionalista conservador, de orden, con el que Felipe González, Aznar y el propio Juan Carlos I de Borbón habían trabado relaciones privilegiadas durante la edad de oro del imperfecto bipartidismo monárquico español.

Uno de los casos más de esas relaciones privilegiadas salió a la luz en enero 2017, cuando fuentes vinculadas a los servicios de inteligencia españoles informaron que se estaban negociando tratos judiciales de favor a Pujol y a sus hijos a cambio de que el primero no desvelara información sensible sobre Juan Carlos de Borbón. Concretamente, que este tenía dinero en la cuenta suiza Soleado, en la que también ocultaba dinero el cabecilla de la trama Gürtel, Francisco Correa, estrechamente vinculado al PP.

Con la foto pública de reconciliación entre Felipe VI y Pujol, la Casa Real enviaba un mensaje político sutil pero nítido: que su eventual apoyo a una amnistía o a una nueva fase de diálogo con Catalunya no era indiferente al tipo de escenario resultante de ellas. Que pasaba por la restauración de un viejo orden caracterizado por vínculos políticos, y sobre todo económicos, previos al Procés. El apoyo a una ‘investidura de orden’ que sirviera para rehabilitar las políticas de la antigua Convergència estaría al alcance tanto de Feijóo como de Sánchez. Pero el mensaje era claro. Si sus respectivos partidos la aceptaban, Felipe VI podía dejar atrás al fiero Rey-soldado del 3 de octubre de 2017 y dar paso al amable Rey-moderador que, ya en una visita a Barcelona en 1990, en pleno entendimiento entre Pujol y su padre Juan Carlos I, se consideraba "tan heredero de Jaime el Conquistador como de Carlos V o de Felipe V, lo que me obliga a asumir el pasado como totalidad, sin buenos ni malos ni separaciones entre los unos y los otros".

La construcción de Leonor como heredera

Todos estos movimientos de la Corona durante la investidura han transcurrido sobre un telón de fondo no menor: el de la construcción de Leonor de Borbón como futura heredera al trono. Al alcanzar la mayoría de edad, la princesa de Asturias debería jurar la Constitución ante las Cortes el próximo 31 de octubre. Su juramento es relevante, ya que simboliza la continuidad de la monarquía en la familia Borbón. A partir de él, si Felipe VI muriera, abdicase o se declarase incapacitado, Leonor asumiría automáticamente la Jefatura de Estado, sin necesidad de una regencia.

La agenda previa al juramento de la princesa también ha venido cargada de una simbología que la Casa Real no ha descuidado. La más relevante de todas, dejar claro que la heredera al trono ejercerá, ante todo, la jefatura de las Fuerzas Armadas. Este mensaje ha aparecido reforzado por el ingreso de Leonor de Borbón en la Academia General Militar, para llevar a cabo una formación de tres años. Desde entonces, la Casa Real ha ido facilitando a los medios de comunicación todo tipo de fotografías dirigidas a construir la imagen de la Reina-soldado: la dama cadete Borbón Ortiz reptando bajo una alambrada; sobreviviendo en una piscina con el agua al cuello y cargada con equipo de combate; preparándose para disparar un fusil o recibiendo el sable de oficial de manos de un veterano.

Tan intensa ha llegado a ser la presencia mediática de la instrucción militar de la heredera al trono, que hizo acto de presencia incluso en la fallida investidura de Feijóo. Durante una de las sesiones, el diputado de ERC Gabriel Rufián espetó al líder de Vox, Santiago Abascal, que Leonor de Borbón tenía "más mili" que el líder ultra. Mientras tanto, la agenda militar de la princesa ha experimentado un vertiginoso in crescendo. 6 de octubre, participación en una ofrenda a la Virgen del Pilar, junto a otros cadetes de la academia militar. 7 de octubre, juramento a la bandera, un hito relevante de la formación militar que se consuma con un beso a la enseña como símbolo del compromiso de la heredera al trono de defender a España. 12 de octubre, más que posible participación en el desfile militar presidido por sus padres en ocasión de la llamada "Fiesta Nacional". 31 de octubre, juramento de su cargo ante las Cortes y posterior reencuentro, en una reunión familiar, en el Palacio de El Pardo, con su abuelo Juan Carlos I, ya con residencia fiscal en Abu Dabi, donde sigue adquiriendo bienes con dinero de origen dudoso, y cada vez más presente en la vida española con la excusa de su participación en las regatas del Real Club Náutica de Sanxenxo.

Obviamente, ninguno de estos hitos con los que se intenta preparar el acceso al trono de Leonor de Borbón configura una institución simbólica, imparcial, por encima de intereses sociales o religiosos. Más bien lo contrario: configura a la monarquía como una institución conservadora, estrechamente ligada al Ejército, a la Iglesia Católica y a un nacionalismo de Estado poco disimulado.

Por una investidura plurinacional, ecosocial, feminista y republicana  

Toda esta operación, vastamente publicitada, contrasta con la idea de que Leonor vendría a modernizar la Corona y a adaptarla a los nuevos tiempos. Por el contrario, reafirma la idea de que las monarquías hereditarias son instituciones vetustas, que frenan, en lugar de propiciar, avances democráticos impostergables en el siglo XXI.

La prueba más acabada de esto último fue la relación de la Casa Real con el papel de la selección española en el mundial femenino de fútbol en Australia. La Reina Leticia Ortiz y la infanta Sofía de Borbón se saltaron todos los protocolos para celebrar el triunfo de las jugadoras de la selección. No obstante, tras el escándalo producido por el beso no consentido y por la arrogante actitud del ahora ex presidente de la "Real" Federación Española de Fútbol, Luis Rubiales, tomaron distancia absoluta, sin ofrecer ningún apoyo público a Jenni Hermoso y al resto de las futbolistas.

Esta actuación de los miembros de la Familia Real echa por tierra la idea de que un eventual reinado de Leonor de Borbón implicaría una modernización "feminista" de la institución. Antes bien, corrobora su carácter fundamentalmente patriarcal en la que la posición de las mujeres siempre aparece condicionada por una moral conservadora y represiva.

Habrá que ver cuál es el papel de Felipe VI en la eventual investidura de Sánchez como nuevo presidente de Gobierno. Lo cierto es que la Corona no llega a este momento como una institución neutral, sin inclinaciones ideológicas, y homologable a cualquier otra monarquía parlamentaria europea. Lo hace buscando imponer sus intereses y valores, siempre más cercanos a los de la derecha política y los grandes grupos económicos, y sin atreverse a renegar públicamente, cuarenta y cinco años después de la Constitución del 78’, de su oscuro vínculo con el franquismo.

En este contexto, las fuerzas democráticas capaces de habilitar una investidura plurinacional, con un mínimo sentido ecosocial y feminista, deberían mantener el republicanismo como una exigencia programática irrenunciable. Primero, porque a estas alturas resulta intolerable que la monarquía siga beneficiándose de espacios de opacidad y de privilegio que hieren de manera frontal el principio de igualdad ante la ley. Pero sobre todo, porque esta opacidad y estos privilegios están en la base de un modelo económico que, al hacer imposible la satisfacción de "las cosas del comer" para el conjunto de la población, es una fuente constante de desprestigio de la democracia y de desafección política.

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La catenaria de Ayuso y Almeida (investidura 2) https://blogs.publico.es/dominiopublico/55590/la-catenaria-de-ayuso-y-almeida-investidura-2/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/55590/la-catenaria-de-ayuso-y-almeida-investidura-2/#respond Wed, 04 Oct 2023 04:59:23 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=55590 Continuar leyendo "La catenaria de Ayuso y Almeida (investidura 2)"]]> No es que la presidenta de la Comunidad de Madrid y el alcalde de la capital recibieran la propuesta del rey para un intento de investidura de Pedro Sánchez con alegría -no esperábamos tal cosa-; es que este martes estuvieron a sendos cubatas de quemar La Zarzuela, incluso de antes de que Felipe VI se pronunciara al respecto tras la consulta al presidente del Gobierno en funciones.

Las reacciones de Isabel Díaz Ayuso y José Luis Martínez Almeida tras conocerse las averías ferroviarias que provocaron retrasos en el AVE y en los cercanías madrileños han sido la muestra perfecta de lo que espera a Sánchez y al PSOE, también a sus potenciales socios de investidura, en este mes aproximado de negociaciones para llegar al Congreso con un acuerdo que mantenga al líder socialista en La Moncloa una legislatura más.

"Madrid, otra vez sumido en el caos por culpa de Sánchez, que castiga a nuestra región sin inversiones esenciales. Los madrileños, rehenes de las averías y retrasos de Renfe", tuiteaba Ayuso por la mañana. Al mismo tiempo, Almeida se despachaba a gusto en los medios contra el independentismo satánico que se lleva todas las inversiones del Estado como pago al chantaje al que someten al Gobierno de coalición, o así (madrileñas y madrileños "castigados por las cesiones frente al independentismo", dijo literalmente). Por supuesto, la campaña más virulenta contra las negociaciones de Sánchez para ser (re)investido presidente empezó en Madrid -y no en la calle Génova- y antes de que el rey se pronunciara; va de suyo.

Nos esperan días, semanas incluso, con un clima político irrespirable, sobre todo por territorio madrileño, donde el nacionalismo español gana por goleada en su versión Madrid-Miami. Los pasajeros y pasajeras afectadas por las averías del ferrocarril madrileño, desde luego, merecen toda la consideración y solidaridad, ¿quién no ha sufrido (sic) algún percance de este tipo alguna vez en un tren, autobús o metro? Pero es un delirio mezclar las catenarias fallidas (o no) de los trenes con las inversiones en Catalunya, salvo que una presidenta autonómica o un alcalde consideren que los/as ciudadanos para los que gobiernan se lo creen todo, son unos desinformados o, literalmente, ignorantes de toda solemnidad.

Un apunte, pues, para todos ellos/as, antes de que se pronuncien o les pongan un cantón de limpieza delante de su casa: en casi 30 años, Madrid se ha llevado prácticamente la mitad del dinero público destinado al servicio ferroviario más usado por los españoles. Además, el plan actual de mejora de Cercanías de la Comunidad contempla una inversión de 6.500 millones de euros, 1.500 millones más que lo que prometió el Gobierno de Mariano Rajoy. Todos los datos son públicos, los tiene el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana; también la Comunidad de Madrid y los recogió muy bien este mismo martes Carlos Márquez en El periódico. Periodismo, que nos va a hacer mucha falta (como la paciencia).

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Felipe el cancelado https://blogs.publico.es/dominiopublico/55578/felipe-el-cancelado/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/55578/felipe-el-cancelado/#respond Tue, 03 Oct 2023 18:40:52 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=55578
Felipe el cancelado
Ricardo Rubio / Europa Press

Varios hombres desnudos comparten una larga mesa en el salón de un piso. Cada uno atiende a su ordenador. Las cortinas están cerradas, no entra luz natural ni hay ventanas abiertas. Son jóvenes españoles, jugadores de póker online en un lúgubre apartamento de Malta, donde, explica el artículo de Alberto Muñoz, han huido para pagar menos impuestos. Estos, como los youtubers que acabaron en Andorra huyendo de sus obligaciones con el fisco, forman parte de esos llamados nómadas digitales empujados al exilio por las altas retribuciones a la hacienda pública a las que los someten en nuestro país. Son nuestros jóvenes talentos teniendo que emigrar.

Al incesante drama de la emigración de estos nuestros talentos hay que sumar el de la persecución a la disidencia interna, a las voces discordantes, a los rebeldes e inconformistas como Felipe González. Por fin, y no sin dificultades, González ha logrado romper el silencio al que está condenado, ha sorteado la censura y ha logrado que su voz se escuche. Desterrado por ser un verso libre, también hizo hincapié en su condición de víctima de delito de odio por edadismo: "Ahora cuando se tiene mi edad, no te permiten hablar", dijo. Por suerte, en ese momento había varias cámaras y micrófonos de los principales medios de este país, y sus declaraciones están hoy en todos los medios.

Esto es solo una muestra del insistente cinismo que nos regalan algunos autoconsiderados mártires del pensamiento único, de la responsabilidad colectiva y de la corrección política. Una fuente inagotable de ironías y vergüenzas que dan para un artículo cada semana. El reiterado victimismo desde la atalaya, del que se siente silenciado y habla ante ochenta micros, y cuyas declaraciones aparecen al día siguiente en todos los medios. El que gana millones sentado ante una pantalla y se queja de tributar más que quien se desloma en la obra. La obscenidad de los privilegiados es infinita, porque, aunque sea de forma inconsciente, creerse víctima forma parte de su batalla por el relato, de la defensa de su posición en el mundo. ¿Cuántas veces hemos oído lo difícil y angustioso que es para un rico gestionar bien su dinero? Con los megalómanos y ególatras pasa algo parecido, sean políticos, artistas o periodistas. Nadie los invita a la fiesta pero alguien los trae y aparecen con su vuvuzela a dar por saco y buscando casito.

Felipe González sabe que cada vez que quiera decir algo va a tener decenas de micros delante. Más todavía si, como viene haciendo desde hace años, pretende atizar a sus compañeros de partido o a cualquiera a su izquierda. De hecho, es un recurso habitual de la derecha para advertir y tratar de disciplinar al PSOE actual: "hasta los más grandes de los suyos se lo dicen", y aquí cabe González, Guerra, Leguina o cualquier otro escopetero según encaje para la ocasión.

Una cosa en la que no reparamos es que hemos visto muchas más veces hablar a esos antiguos dirigentes que a los jóvenes diputados, concejales o alcaldes de este partido. Le dan más cancha para hablar de actualidad y de su propio partido a quienes han acabado en consejos de administración o asesores de empresas tras ocupar carteras ministeriales, que a quienes están gestionando actualmente. Esto es en gran medida responsabilidad de los medios de comunicación, que prefieren el gancho que pueda tener el expresidente antes que un diputado en activo. Pero que en el pasado hayan sido importantes o hayan ocupado cargos importantes no significa que su opinión o su experiencia sea útil para gestionar los problemas y los retos de hoy. Menos todavía cuando se empeñan en convencer con arrogancia que todo tiempo pasado y todo mando anterior fue mejor. ¿Gerontofobia o gerontocracia?

El problema es la importancia que le damos los periodistas a estos personajes y a sus mensajes, y del uso que pretenden hacer quienes se encargan de difundirlos y promocionarlos. Hay una obvia intención de atacar al PSOE sacando a su apolillada vieja guardia, igual que hay una clara intención de atacar al Estado por su política fiscal contra los ricos sacando a ricos y famosos exiliados para no pagar impuestos. Y produce mucho más debate ese exilio económico para sortear sus responsabilidades, que la migración de decenas de miles de personas por falta de oportunidades en este país, algo de lo que no se habla tanto y sigue ocurriendo. Aunque nos lo disfracen de aventureros y emprendedores de españoles por el mundo.

A mí personalmente me importa una mierda la última pataleta de González. Su tiempo pasó y ahora es solo un juguete roto, un muñeco de la derecha que se niega a reconocer su propia irrelevancia. Pero reconozco que hay cierto disfrute viendo cómo, poco a poco, el personaje va pudriéndose a voluntad. Yo nunca lo cancelaría. Al contrario, le daría voz siempre, a él y a tantos otros empeñados en ir de víctimas y de cancelados, a quienes el presente les viene grande, porque siempre puede superarse. Y por si todavía quedaba algún votante o exvotante de esos de la generación de mis padres, que creyó que el menda y que todos los de su banda, eran o son de izquierdas.

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Monseñor, consulte antes con el espíritu santo https://blogs.publico.es/dominiopublico/55560/monsenor-consulte-antes-con-el-espiritu-santo/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/55560/monsenor-consulte-antes-con-el-espiritu-santo/#respond Tue, 03 Oct 2023 05:06:57 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=55560 Continuar leyendo "Monseñor, consulte antes con el espíritu santo"]]>
Monseñor, consulte antes con el espíritu santo
El presidente de la CEE, cardenal Juan José Omella (i), y el secretario General de la CEE, Francisco César García Magán (d), durante la celebración del encuentro final de preparación de los trabajos para la Asamblea continental del Sínodo, en la sede de la Conferencia Episcopal (CEE), a 28 de enero de 2023, en Madrid (España).-
Alejandro Martínez Vélez / Europa Press

En plena sesión de investidura y con un debate encendido en el terreno político y jurídico sobre la posibilidad de otorgar amnistías en el marco de la Constitución ha  irrumpido de forma absolutamente innecesaria e impertinente, el Secretario General de la Conferencia Episcopal,  Francisco César García Magán, sin que la cúpula de la Iglesia católica española se haya pronunciado, de una forma expresa y formal, sobre su posición en relación con una posible amnistía para todos los hechos considerados delictivos que se sucedieron durante los procesos hacia la independencia en Cataluña. A estas alturas el silencio me parece clamoroso.

Ante la sorpresa generada por sus palabras el colegio episcopal ha realizado un habilidoso regate, en la más pura línea de la doctrina escolástica, puntualizando que no son declaraciones sino una "respuesta del secretario general a preguntas de los periodistas" y que no tiene el mismo peso que una nota o comunicado escrito de la Conferencia. De acuerdo, pero a la vista de la incuestionable trascendencia de esa respuesta y toma de postura por su portavoz debían ser conscientes de que ocasiona un perturbador efecto político y debían cuanto antes en esa nota comunicado al que ustedes aluden, aclarar cuál es la postura de la Conferencia Episcopal sobre una medida de gracia y clemencia como es la amnistía que la Iglesia católica de España ha tolerado y compartido a lo largo de los siglos sin caer en la tentación de inmiscuirse en una cuestión que va a ser unos de los temas estrella del debate de investidura de Pedro Sanchez.

Quizá sin proponérselo ha dividido usted sus feligreses en españoles y catalanes. Habrá leído o incluso comentado con sus hermanos, la posición de los obispos de las diócesis catalanas que han rechazado tajantemente sus declaraciones. Los obispos catalanes han criticado mediante un comunicado las palabras del secretario general y portavoz de la Conferencia Episcopal Española (CEE), César Garcia Magán, ante la posibilidad de que el acuerdo de investidura de Pedro Sánchez incluya la aprobación de una medida de ese tipo para los encausados en torno al 'procés'. Los obispos catalanes consideran que las declaraciones o valoraciones jurídicas hechas por García Magán no reflejan la posición institucional de la Iglesia. Es más, la Conferencia Episcopal no tiene nada que decir sobre este tema.

Monseñor permítame que le diga modestamente que no tuvo un buen día. Debió recordar que la Ilesia, a la que usted representa en las comparecencias públicas, ya se había pronunciado a favor de los indultos secundando una petición de la Conferencia Episcopal tarraconense en la que manifestaron: "Nosotros estamos por el diálogo y el perdón, como los obispos catalanes", sentenció en aquel momento el que fuera entonces dirigente de los obispos, Luis Argüello. Esta usted a tiempo de rectificar. Consulte con el Espíritu Santo y léase el Libro de la Sabiduría de la Biblia que, según la traducción española, en su Fascículo Primero nos recuerda que la sabiduría es un espíritu amador del hombre.

Son ustedes los inventores de la indulgencia plenaria que según el código de derecho canónico es la remisión total ante Dios de la pena temporal por los pecados, ya perdonados en cuanto a la culpa, que un fiel dispuesto y cumpliendo determinadas condiciones, consigue por mediación de la Iglesia, la cual, como administradora de la redención, distribuye y aplica con autoridad el tesoro de las satisfacciones de Cristo y de los Santos. Aprenda usted de su maestro Jesucristo al que los fariseos quisieron comprometer ante la autoridad terrenal.  Le preguntaron si era lícito pagar impuestos al César. Cogió la moneda que mostraba la efigie del emperador y sentenció con sabia finura dialéctica: "Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios". Se lo traduzco a un lenguaje actual.  La doctrina de la Iglesia no puede suplantar la soberanía popular que encarna un parlamento democrático.

Según la Conferencia Episcopal no fue una manifestación propia pero no le han desautorizado, no han precisado cuál es su posicionamiento. En todo caso a partir de ese desliz creo que debe usted meditar seriamente sobre sobre su capacidad y preparación para ejercer el cargo que hasta el momento ostenta.  Por favor abandone sus funciones cuanto antes o rectifique de manera clara y contundente, sus manifestaciones que contradicen los principios fundamentales de la religión católica apoyada en el perdón y la conciliación.

En el debate sobre la investidura con toda seguridad se utilizarán sus palabras como argumento para atacar la decisión política de conceder una amnistía a todas las personas involucradas en los sucesos acontecidos con ocasión de las decisiones políticas que se tomaron para llegar a una independencia que como he dicho reiteradamente no puede admitir decisiones unilaterales contrarias a nuestra Constitución.

Monseñor, como sabe usted mejor que yo, las sesiones plenarias de la Conferencia Episcopal española comienzan invocando al Espíritu Santo con el cántico Veni Creator Spiritus en uno de cuyos pasajes se puede leer: "Ilumina nuestros sentidos, infunde tu amor en nuestros corazones y con tu perpetuo auxilio fortalece la debilidad de nuestro cuerpo".  O el Espíritu Santo andaba desorientado o en otras preocupaciones más propias de la Santísima Trinidad o usted se olvidó de invocarlo antes de responder como lo hizo a las preguntas de los periodistas. Pero no se preocupe no va estar usted solo, el ataque no ha hecho más que empezar.

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El "efecto llamada" de Mazón y la realidad https://blogs.publico.es/dominiopublico/55542/el-efecto-llamada-de-mazon-y-la-realidad/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/55542/el-efecto-llamada-de-mazon-y-la-realidad/#respond Mon, 02 Oct 2023 04:59:21 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=55542 alt --> Una de tres, o muy ignorante o muy hipócrita o ambas cosas: el presidente de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón, que cogobierna con Vox, el partido negacionista de la violencia machista y de la educación sexual, entre otras aberraciones, ha sugerido que una violación grupal de menores a una niña de 13 años en Crevillent … Continuar leyendo "El "efecto llamada" de Mazón y la realidad"]]> Una de tres, o muy ignorante o muy hipócrita o ambas cosas: el presidente de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón, que cogobierna con Vox, el partido negacionista de la violencia machista y de la educación sexual, entre otras aberraciones, ha sugerido que una violación grupal de menores a una niña de 13 años en Crevillent (Alicante) podría ser un "efecto llamada" de las resoluciones judiciales que han decidido rebajar algunas penas a agresores sexuales por culpa de la aplicación de la llamada ley del solo sí es sí.

Concretamente, Mazón se ha referido hace unos días a la rebaja de un año de la pena de cárcel de Ángel Boza, uno de los miembros de La Manada de Pamplona, cuya violación grupal a una menor en julio de 2016 fue el detonante de la citada norma que se centra en la protección de las víctimas de agresión sexual, además de en la condena de los agresores. Esta rebaja ha sido la confirmación de las distintas y muy controvertidas interpretaciones que los jueces están dando a la ley orgánica 10/2022 de garantía integral de la libertad sexual, según las explicaciones que dio en Público Esther Erice, la magistrada discrepante en la citada rebaja del Tribunal Superior de Justicia de Navarra (TSJN).

Las palabras de todo un presidente autonómico a la hora de condenar una violación grupal de menores a una niña provocan, a la vez, indignación y angustia por la frivolidad con la que se está tratando el incremento de la violencia sexual ejecutada por niños y sufrida por niñas, acciones que no dejan de ser la continuación de un legado cultural violento y machista, incrustado en la sociedad desde hace siglos, y que ahora se ve agravado con una revolución digital de cuya gravedad e incidencia en nuestras vida no hemos sido conscientes y que se nos ha ido de las manos, sin educación, sin prevención, sin vigilancia,... sin nada.

Hay mucho daño hecho ya, pero este mal solo viene a subrayar el de la historia de la humanidad; el que permanece en un subsuelo de la realidad, en un sótano oscuro al que nos negamos a entrar. Con esta sensación salí la semana pasada del estreno en Madrid de Ava, el corto de Mabel Lozano, guionizado también por Isabel Peña (As Bestas), en donde se condensa uno de los máximos exponentes de la brutalidad de los hombres contra las mujeres ante la indiferencia del resto del mundo: la trata de mujeres con discapacidad. Más sumisas, más calladas ... Lo que quieren muchos hombres.

El corto es tan bestia, tan sutilmente terrorífico, tan real y doloroso que corta la respiración. Recomiendo al presidente valenciano que lo vea, apenas le quitará tiempo y le hará llegar ese "olor" peor que el de un animal encerrado que solo ha sufrido maltrato, en palabras de la narradora de la historia. Ava es una niña con discapacidad captada por proxenetas, torturada por puteros -de esos con esposa e hijos, con trabajos respetables, que pululan por nuestros barrios, sonríen y dan los "Buenos días"; que van a los templos a rezar ...- y hundida durante años en un negocio cuyo fondo de crueldad nunca acabamos de ver, la trata de seres humanos con fines de explotación sexual.

La cultura del putero, normalizada en España y en el mundo, sí es una auténtica expresión del "efecto llamada" real del sometimiento de las mujeres a los hombres, que las tratan como trozos de madera a su disposición. La responsabilidad de que esta lacra se prolongue por los siglos de los siglos, se potencie con las tecnologías, se embuta en el cerebro de nuestros hijos e hijas como si fuera parte de un comportamiento normal, también es del presidente Mazón: primero, por utilizar la violencia sexual de forma partidista; segundo, por formar parte de unas instituciones que callan y se niegan a ir al corazón de la bestia para acabar con la trata y abolir la prostitución que la reclama, y tercero, por gobernar y dar la razón a la ultraderecha que busca anular para siempre la educación sexual en las escuelas, negando asimismo a las mujeres su derecho a estar informadas y su oportunidad de ser libres. Entren en el subsuelo y vean Ava. 

El "efecto llamada" de Mazón y la realidad

  • El documental Ava ha sido seleccionado en más de 27 festivales nacionales e internacionales y ha recibido cerca de una decena de premios, entre ellos, los de Mejor Documental de Derechos Humanos en el Festival de Cine Independiente de Elche y Mejor Corto Documental en español en el Cerdanya Film Festival.
  • Ava está preseleccionado para los premios Goya 2024.
  • La directora, Mabel Lozano, ganó el Goya al Mejor Cortometraje Documental con Biografía del Cadáver de una Mujer, y ha contado en Ava con la guionista Isabel Peña, ganadora de dos premios Goya y un Premio Feroz, entre otros.
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https://blogs.publico.es/dominiopublico/55542/el-efecto-llamada-de-mazon-y-la-realidad/feed/ 0 Ana Pardo de Vera
El fracaso de Feijóo a vuelapluma https://blogs.publico.es/dominiopublico/55530/el-fracaso-de-feijoo-a-vuelapluma/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/55530/el-fracaso-de-feijoo-a-vuelapluma/#respond Fri, 29 Sep 2023 13:54:31 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=55530
El líder del PP y candidato a la Presidencia del Gobierno, Alberto Núñez Feijóo, saluda a su salida del Congreso a los simpatizantes. / Eduardo Parra (Europa Press)
El líder del PP y candidato a la Presidencia del Gobierno, Alberto Núñez Feijóo, saluda a su salida del Congreso a los simpatizantes. / Eduardo Parra (Europa Press)

Termina el debate de investidura con el fracaso de Alberto Núñez Feijóo (pese al error de un diputado de Junts que, finalmente, ha votado nulo). Como era previsible, el presidente del PP no ha conseguido ni un voto más de los que ya tenía apalabrados: los propios, los de Vox, el de UPN y el de CC. Las sesiones parlamentarias han servido, sin embargo, para vislumbrar las estrategias de los partidos en este enrevesado momento político.

PP: El partido de Feijóo ha salido derrotado del Congreso y ha demostrado que tiene un problemón llamado Vox. Con Vox no podrá contar con los apoyos de la derecha nacionalista vasca o catalana y con los soberanismos en contra es muy difícil gobernar España. Sin embargo, el PP sale más unido en torno a la figura de su líder, que ha hecho unos discursos muy duros para contentar a su parroquia. El liderazgo de Feijóo generaba dudas tras los numerosos vaivenes de las últimas semanas en las que José María Aznar e Isabel Díaz Ayuso le iban marcando el paso. Ahora, tras las palabras de Esperanza Aguirre pidiéndole que ceda votos a Pedro Sánchez para que este no dependa del independentismo volverá a medirse su capacidad de mando en la calle Génova.

PSOE: El PSOE va camino a reeditar gobierno de Sánchez, si no hay un traspiés en Catalunya inesperado. Ha usado el debate de investidura para trolear a Feijóo, poniéndole a Óscar Puente a darle las réplicas. Este ha hecho un discurso también para contentar a los suyos, marcando clara distancia con el PP. Seguramente, PP y PSOE nunca han estado tan distanciados políticamente en la historia. PP y PSOE hablando para sus potenciales votantes, esto parece una campaña electoral.

Vox: Los ultras han quedado desdibujados durante estas semanas en las que el foco se lo ha llevado el PP y Feijóo, primero con el acto del pasado domingo en el barrio de Salamanca de Madrid y después con la investidura fallida. El PP sabe que tiene un problema con Vox y va a por él. Un poco tarde, teniendo en cuenta que comparte gobierno en un puñado de comunidades autónomas y decenas y decenas de ayuntamientos con la ultraderecha.

Sumar: La coalición liderada por Yolanda Díaz ha quedado relegada a un segundo plano por la intervención de Puente, que usaba un tono más "radical" y espectacular que el utilizado por la portavoz Marta Lois en su discurso. La portavoz de Sumar hizo una intervención bastante completa en el contenido pero aburrida en las formas. Y el Congreso es un plató. Por otro lado, se evidencia el problema interno con respecto a Podemos. La interna de las izquierdas sigue haciendo demasiado ruido y absorbe la presencia mediática.

ERC: Gabriel Rufián volvió a brillar y a mostrarse como el gran parlamentario que es. Los republicanos son la pata necesaria y fiel de la futura investidura de Sánchez. Se aproximan fechas de alto voltaje político en Catalunya (aniversario del 1-O y del 3-O, manifestación de Societat Civil Catalana el 8 de octubre...). En el independentismo sigue habiendo mucho miedo al insulto botifler. ERC ha acabado firmando una iniciativa en el Parlament para presionar a Sánchez en la negociación con el referéndum de la que en el grupo parlamentario de Madrid se quieren distanciar.

Junts: La retórica de Junts en el Congreso es difícil de entender, todo el mundo mira a Waterloo. Y más que va a mirar en los próximos días. Es tiempo de Sánchez y Carles Puigdemont está a punto de apuntarse el tanto de la amnistía. Pánico en carrer Calàbria, donde está la sede de ERC en Barcelona. Teatro en Junts, como en ERC, que no quiere otra reprimenda de la ANC en los actos del domingo por tibios en la negociación con el Estado.

EH Bildu: Feijóo ha resucitado el terrorismo en el Congreso 12 años después de la disolución de ETA. El candidato fracasado usó un lenguaje muy duro con los diputados abertzales que mantuvieron las formas. "Me vienen a hablar de trabajadores, ¿a cuántos se cargaron?". Buenas intervenciones de Mertxe Aizpurua y Oskar Matute, sosegadas ante la crispación de las derechas. A Bildu le viene bien la confrontación con el PP en su intento de ganar las próximas elecciones autonómicas en Euskadi.

PNV: Cabreo con el PP por el protagonismo dado a EH Bildu. Ambiente prelectoral en Euskadi. Cada vez se ve más incómodo a Aitor Esteban en la mayoría progresista y plurinacional que sostiene a Sánchez en Moncloa. Pese al encontronazo con Feijóo desde la tribuna, pronto se vio a los dos diputados, Feijóo y Esteban, departiendo y riendo juntos. Las derechas, si en algún momento se soluciona la cuestión nacional y territorial, están condenadas a entenderse. Y bajanturbias las aguas económicas desde Europa.

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https://blogs.publico.es/dominiopublico/55530/el-fracaso-de-feijoo-a-vuelapluma/feed/ 0 Alberto Núñez Feijóo,Pedro Sanchez,Sato Díaz
Vehemencia https://blogs.publico.es/dominiopublico/55524/vehemencia/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/55524/vehemencia/#respond Thu, 28 Sep 2023 18:45:34 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=55524 Continuar leyendo "Vehemencia"]]>
A la izquierda Oskar Matute, diputado de EH Bildu; a la derecha, José Luis Rodríguez Zapatero, expresidente del Gobierno. Las dos imágenes son de Europa Press
A la izquierda Oskar Matute, diputado de EH Bildu; a la derecha, José Luis Rodríguez Zapatero, expresidente del Gobierno. Las dos imágenes son de Europa Press

Las últimas elecciones generales se le atragantaron a la derecha por muchos motivos, pero hubo dos personas, dos líderes políticos, especialmente decisivas para ese atragantamiento. Una se llama Oskar Matute; la otra, José Luis Rodríguez Zapatero. Figuras muy distintas, coyunturalmente unidas en un improvisado y no explícito frente popular, frente a las huestes posmofascistas. Ambos contribuyeron más que ningún otro, incluidos Yolanda Díaz y Pedro Sánchez, a dar la vuelta al temperamento fatalista que las últimas autonómicas y municipales habían instilado en eso que alguien llamara el pueblo de la coalición: un ancho segmento ciudadano no identificado estrechamente con uno u otro de los partidos dispuestos a impedir un Abascal vicepresidente o un torero franquista ministro de Cultura, sino con el bloque completo; con el Gobierno y con sus apoyos parlamentarios.

El bando republicano de una guerra civil (todavía) desarmada; de una resistencia nueva de la España ilustrada a la España fernandina, militancia mixta en un progresismo confederal presto a aplaudir a quienquiera que en cualquiera de esos partidos haga las cosas bien, tanto como a imprecar a quien las haga mal por más que pertenezca a la formación propia. Simpatizantes de Adriana Lastra, de Oskar Matute, de Pablo Bustinduy, de Tomás Guitarte; hostiles a Felipe González o Pablo Echenique; a todos aquellos que alzan pasiones mezquinas en horas que demandan magnificencia y nobleza. Matute y Zapatero demostraron pertenecer al primer grupo: ambos hombres muy de sus partidos, pero sabiendo serlo de formas no gratuitamente ofensivas para los otros; articular, a su modo, ese discurso confederal, esfuerzo de realce de los factores de unión en lugar de los de fricción, no precisamente escasos. Es una cuestión de contenido, pero también de tono, e impone una virtud que el expresidente y el diputado de EH Bildu poseen por igual, y esgrimieron en campaña: la vehemencia.

Vehemente es el poseedor, nos dice el diccionario, de «una fuerza impetuosa», «ardiente y lleno de pasión». De vuelta de un ciclo de esperanzas frustradas, de asaltos celestiales que no se produjeron y redundaron en sucias guerras intestinas, de un avance de los malos que ha llegado a parecer inexorable, es ciertamente difícil ser impetuoso o apasionado; pero a veces basta con ver ímpetu en otros para recuperar el que se ha perdido. Las victorias políticas, como las deportivas, se fabrican también con estos intangibles: el pesimismo de la razón apagado por el optimismo de la voluntad; la enloquecida fuerza del desaliento. Matute y Zapatero fueron impetuosos y contagiaron su ímpetu; un ímpetu que podía tomar la forma seria de un repaso a Espinosa de los Monteros o a García Ferreras o la forma bufa del viral «añañay» del expresidente en un mitin de Gijón, burla del Feijóo que acudía a Bruselas a cabildear contra su país. Hay una tradición en la izquierda de tomar del cristianismo milenarista que no deja de ser su origen el amor por el ascetismo, por los ceños fruncidos, por la renuncia a la diversión mientras no se produzca la Segunda Venida, pero los mejores gladiadores de la arena de la política saben que no se ganan batallas sin el arma de la risa, sin el bálsamo del humor.

Hay un dicho que dice que doctores tiene la Iglesia; y en España, nada se parece tanto a la Iglesia, fuera de la propia Iglesia, como el PSOE, partido longevo de historia procelosa, repleta de etapas poco edificantes, también de alguna loable, 140 años, en todo caso, que conforman un rico acervo experiencial, vademécum de adaptación a circunstancias cambiantes para ser en cada momento, como allá les gusta decir, «el partido que más se parece a España». Hoy comprende el PSOE que —como tuitea Tristán de Usera— hay tiempos para el minué y tiempos para el Sarri, Sarri, y estos son tiempos de Sarri, Sarri. Tiempos de vehemencia; de la vehemencia del bien frente a la vehemencia del mal. En la última semana, hemos asistido a dos momentos vehementes protagonizados por políticos del bloque de coalición. Uno serio, el otro bufo, ambos soberbios. El primero, la negativa de Patxi López a responder preguntas de un intoxicador ultraderechista; el segundo, el espléndido desempeño de Óscar Puente en la sesión de investidura, inspirado rafahernandismo socialista, esa procacidad disfrutona y dispuesta a bajar al barro que también hace falta, bien administrada, en un partido versátil y ganador. Ambos son políticos del PSOE. Y a quienes no somos del PSOE comienza a preocuparnos la falta de costumbre de que sean los nuestros quienes le proporcionen al procomún de la coalición esos momentos vehementes y estimulantes.

A la izquierda, no es que no se den momentos de vehemencia. Irene Montero ha protagonizado algunos excelsos; Enrique Santiago también fue meritoriamente vehemente en la sesión de investidura, aunque estaba limitado por el escaso tiempo disponible, etcétera. Pero el panorama general no es alentador a este respecto, ya se mire en dirección a la anodinia retórica de Sumar, casi un contraejemplo de total ausencia de vehemencia, de una desvehemencia deliberada, o a la vehemencia alevosa de un Podemos serio a machamartillo, pero nunca bufo, y que —como tuitea Jónatham F. Moriche—, da la vuelta al binarismo correcto: Habermas con los de casa, Schmitt con los de enfrente.

Vehemencia, no hay otra ciencia.

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Año 24, después del 'tamayazo' https://blogs.publico.es/dominiopublico/55497/ano-24-despues-del-tamayazo/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/55497/ano-24-despues-del-tamayazo/#respond Thu, 28 Sep 2023 04:35:38 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=55497
Año 24, después del 'tamayazo'
REUTERS/Susana Vera

Este viernes 29 de septiembre de 2023, en unas horas, Alberto Núñez Feijóo se someterá a la segunda votación de intento de investidura en el Congreso. Fallida como la primera ronda, previsiblemente, el presidente del PP se irá a dormir a su casa más tranquilo que el lunes 25, un día antes de someterse al Pleno de investidura para ser presidente del Gobierno... con 172 diputados (PP, Vox, Coalición Canaria y UPN), a cuatro de los necesarios para obtener la mayoría absoluta (176) y, por tanto, La Moncloa.

En el PP, pese a la derrota asumida, cunde algo más de ánimo, al menos, en el entorno del candidato Feijóo: la segunda jornada del intento de investidura fue mucho mejor que la primera, cuando Pedro Sánchez, presidente en funciones y líder del PSOE, mandó de portavoz al exalcalde de Valladolid, Óscar Puente, una de las figuras más polémicas y eficaces del entorno de Sánchez, precisamente, por su manía de no atarse a lo políticamente correcto que tanto gusta en jornadas políticas in extremis. Fajarse en Valladolid, tierra complicada y feudo del PP por excelencia hasta el 2015 que gobernó Puente, curte y endurece. Lo curioso es que el exalcalde dio y batió a Feijóo con la propia medicina del expresidente gallego y, claro, al candidato a La Moncloa se le revolvieron las tripas todas.

El PP, o su parte directiva nacional sita en la calle Génova, respiran tranquilos ahora, como digo, porque creen que Feijóo seguirá siendo líder del PP por un tiempo: lo intentará hasta 2027, cuando ganará las generales, afirman rotundos. La presidenta de Madrid, aburridísima sin disimulo en la parte de la sesión de investidura a la que acudió en el Congreso, aún no se ha pronunciado, pero no lo hará tampoco en el corto plazo. Isabel Díaz Ayuso está ahora en otra cosa, nos confirman, y reflexionando sobre su futuro, pero no pierde de vista al gallego: su relación con él es mucho mejor de lo que se quiere hacer creer, pero la política es la política. Ojo con ella, porque sin ser necesariamente aspirante a la presidencia nacional del PP, puede dar un vuelco al partido.

El expresidente de la Xunta ya no cree que haya sido un error salir de los algodones gallegos para aspirar a La Moncloa, como sí le ocurrió la noche del 23-J, pero ha marcado su futuro político para siempre con una decisión que todavía no le ha pasado la factura que merece: el intento de que cuatro diputados/as del PSOE se rindiesen al transfuguismo tras escuchar los cantos de sirena de Feijóo ("España se rompe", "ETA gobierna", "Puigdemont preside el Consejo de Ministros", "La gran coalición", ...) Nada nuevo y, como era previsible, nada efectivo.

El presidente del PP y su equipo han intentado -los medios por los que lo han hecho son todavía confusos, pero se conocerán en breve- que diputados/as del PSOE en el Congreso votaran a favor de la candidatura de Feijóo y en contra, por ende, de la previsible futura de su secretario general. Ese llamamiento, en medio de la vorágine informativa actual, desde el éxodo armenio hasta la aparición de Óscar Puente, ha sido prácticamente normalizada. Al PP, el transfuguismo, como pactar con el fascismo, le parece normal; y pretende que al resto nos lo parezca. Como cuando Feijóo habla con lágrimas en los ojos (un decir) de su compromiso de erradicar la violencia machista en la Cámara Alta y sella acuerdos con los negacionistas de la ídem en Aragón, Comunitat Valenciana, Región de Murcia o Extremadura. Como cuando -salvando las distancias, pero para que me entiendan- Hitler protegía a Eduard Bloch, el judío noble de Linz y médico de su madre, pero encerraba al resto en Auschwitz u otros campos de concentración. La contradicción llevada a su máxima cruel expresión, porque las mujeres también son asesinadas por hombres solo por ser judí ... perdón, mujeres.

El tamayazo contra Pedro Sánchez, que no será pero que se buscó (o sea, no por falta de ganas), es como el delito frustrado y habrá de ser juzgado con el tiempo. Normalizarlo sería un peligro, como al fascismo. Como la amistad con un contrabandista, después narcotraficante. Hay límites que no se pueden traspasar, y, desde luego, uno no es la independencia de un territorio, sino la violación de derechos humanos.

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https://blogs.publico.es/dominiopublico/55497/ano-24-despues-del-tamayazo/feed/ 0 Alberto Núñez Feijóo,Ana Pardo de Vera,gobierno,tamayazo
El gusto de irse al carajo https://blogs.publico.es/dominiopublico/55476/el-gusto-de-irse-al-carajo/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/55476/el-gusto-de-irse-al-carajo/#respond Thu, 28 Sep 2023 04:08:12 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=55476
El gusto de irse al carajo
Juanma Castaño en El Partidazo de Cope.- COPE

Ocurrió en 2007 en Palma de Mallorca, en el Congreso Nacional de la Empresa Familiar, un evento que había reunido a 600 personas y que contaba con el presidente José Luis Rodríguez Zapatero. Sin embargo, la gran guinda del pastel era Al Gore, ex vicepresidente de los Estados Unidos, cuyas inquietudes ambientalistas le habían procurado el Premio Nobel de la Paz apenas unos días antes. La Academia Sueca galardonó también al grupo de expertos de la ONU que trabaja para contener el cambio climático. Fue uno de los años más cálidos de la historia y el calentamiento global acaparó controversias y titulares.

El día en que se inauguraba el congreso mallorquín, el mismo día en que intervenía también Al Gore, subió al estrado Mariano Rajoy, que por entonces era el jefe de filas de la oposición y ya soñaba con conquistar la Moncloa en los comicios de 2008. "Voy a hablar de un primo mío que es catedrático de Física en la Universidad de Sevilla", arrancó Rajoy entre las risillas del público. "Preguntado por este asunto, dijo: ‘He traído aquí a diez de los más importantes científicos del mundo y ninguno me ha garantizado el tiempo que va a hacer mañana en Sevilla. ¿Cómo alguien puede decir lo que va a pasar en el mundo dentro de trescientos años?’".

En 2015, con la Moncloa ya en manos del Partido Popular, Rajoy acudió a la Cumbre del Clima de París para manifestar su compromiso con la transición hacia una economía baja en carbono. "El cambio climático es el mayor reto medioambiental al que nos enfrentamos", declaraba el presidente en un aparte de la cumbre, justo cuando Barack Obama había terminado un discurso en el que comparaba el calentamiento global con los estragos del terrorismo: "Ciudades abandonadas, campos que no pueden volver a crecer, disrupciones políticas, conflictos, gente desesperada buscando refugio en países que no son el suyo".

El negacionismo climático, no obstante, siempre estuvo incrustado en el ADN discursivo de la derecha tradicional y se ha exacerbado aún más si cabe gracias a los nuevos partidos populistas, que lo integran en un mismo paquete ideológico junto al nacionalismo, la islamofobia, la homofobia o el masculinismo. No es extraño que el desprecio hacia los ecologistas venga acompañado de carcajadas fanfarronas, puñetazos en el pecho y una virilidad australopiteca que parece autoirónica en nuestro siglo. Es difícil ahora no pensar en el ex boxeador Andrew Tate presumiendo frente a Greta Thunberg de vehículos de gran cilindrada y abundantes emisiones venenosas.

De las hemerotecas de Génova salen a borbotones algunos exabruptos negacionistas que no desentonarían en los foros más oscurantistas de la Alt-Right estadounidense. En 2008, en un acto de la Fundación FAES, José María Aznar arremetió contra la "nueva religión" del cambio climático, que no solamente sería una teoría de ciencia inexacta sino que además estaría abanderada por los "enemigos de la libertad". Era la presentación del libro Planeta Azul (No Verde), escrito por el entonces presidente checo Václav Klaus, que ha llamado a salvar el planeta no de la polución ni del aumento de las temperaturas sino del pérfido movimiento ecologista.

El otro día, en un acto de Sumar, Yolanda Díaz se hacía eco de una investigación del profesor estadounidense Douglas Rushkoff, que en su libro La supervivencia de los más ricos habla de las élites tecnológicas y sus ansiedades frente a un hipotético cataclismo climático. En estas mismas páginas hemos abordado esta obra, donde desfila todo un submundo de búnkeres blindados, seguridad privada, viajes espaciales y una fe incondicional en el libre mercado y las ciencias digitales. Rushkoff ha concedido estos días varias entrevistas a los medios españoles, de modo que cualquier lector de la prensa diaria estaba en condiciones de captar la alusión de la vicepresidenta.

El caso es que la intervención de Díaz se propagó por las redes sociales. "Nos vamos al carajo, y como nos vamos al carajo, ellos y ellas lo que están haciendo es diseñar un plan B basado en huir del mundo para protegerse ellos y ellas solas". El nudoso trabalenguas y la ausencia de contexto contribuyeron a que todo se sacara de quicio, como si la vicepresidenta hubiera caído en una suerte de delirio psicotrópico y hubiera reemplazado las inspecciones de trabajo por la literatura de ciencia-ficción, los cohetes espaciales, los metaversos y las mansiones-fortaleza de millonarios en Nueva Zelanda.

Hasta cierto punto, uno puede comprender que estas polémicas de fogueo queden acotadas a un entorno digital gobernado por la rapidez, los rencores partidistas, la chanza sarcástica y los cánones de la viralidad. Lo que ocurre, en cambio, es que el periodismo tradicional se ha contaminado de los mismos actos reflejos que operan en las redes. Después de todo, los linchamientos virtuales y las controversias efímeras son ya la viga maestra que sostiene la confusa industria de los clics, los banners publicitarios y los índices de audiencia. Y si por el camino emplumamos a un adversario político, mejor que mejor.

Así, en las páginas de El Mundo hacían sangre con las palabras de Díaz apenas una semana después de haber publicado una entrevista donde Douglas Rushkoff habla de búnkeres, colapso climático y cohetes interplanetarios. En su programa de la tarde, Ana Rosa Quintana emitió el vídeo de marras frente a la expresión de perplejidad de sus invitados: "Pensé que era un deepfake". En honor a la verdad, algunos medios como El País o Eldiario.es se han tomado la molestia de contextualizar las palabras de Díaz. Sin contexto no hay texto, explicaba el lingüista Teun van Dijk mucho antes de que el contexto agonizara  sin remedio en las ciénagas fragmentarias de internet.

"No voy a perder ni un segundo en discutir sobre el cambio climático", dijo Feijóo el otro día en la tribuna del Congreso. No hay lugar, añadía, ni para "visiones apocalípticas" ni para una "dictadura activista". Casi a la par, en El Partidazo de la COPE, Juanma Castaño abandonaba los sagrados dominios del fútbol para solazarse con el vídeo de Yolanda Díaz. Las carcajadas de los contertulios convocaron sin querer a toda una legión de fantasmas del negacionismo, el primo de Mariano Rajoy, José María Aznar, Václav Klaus, Andrew Tate. Lo resumía un viejo adagio cuyo autor desconozco: España es como el Titanic pero con los pasajeros aplaudiendo. Así da gusto irse al carajo.

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Para conciencia de clase, la de Feijóo https://blogs.publico.es/dominiopublico/55505/para-conciencia-de-clase-la-de-feijoo/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/55505/para-conciencia-de-clase-la-de-feijoo/#respond Wed, 27 Sep 2023 20:11:01 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=55505
Para conciencia de clase, la de Feijóo
Alberto Núñez Feijóo, líder del PP, y Aitor Esteban, portavoz del PNV en el Congreso, en el Congreso, durante la segunda jornada del debate de investidura fracasada del primero. / Alberto Ortega (Europa Press)

"Señores del PNV y de Junts. A mí no me han votado para entregarles la autodeterminación o la amnistía. ¿Les han votado a ustedes para que apliquen la política económica de Podemos?". Esta es una de las frases que mejor representa el debate de investidura que se ha dado en el Congreso este martes y miércoles, el fracaso de Alberto Núñez Feijóo como candidato a presidente del Gobierno. Para conciencia de clase, la de Feijóo. En solo una frase sintetizaba, el líder del PP, la debilidad del propio PP. No es capaz de hablarse ni con los suyos.

Feijóo tiene un grave problema y se llama Vox. El PP depende de la ultraderecha nacionalista española para gobernar en un puñado de comunidades autónomas y decenas y decenas de ayuntamientos, pero esto le dificulta sobremanera la gobernabilidad en el Estado. El nacionalismo español es excluyente con otros nacionalismos. La derecha nacionalista vasca (PNV), pero también la catalana (espacio posconvergente ahora liderado por Junts), no pueden llegar a acuerdos con un PP que compite y se coaliga con Vox. La aritmética es tozuda, gobernar España sin los soberanismos periféricos es difícil.

El líder del PP lo sabe y, desde que llegó a la zona noble de la sede de Génova hace ya un año y medio tras la defenestración de Pablo Casado por parte de Isabel Díaz Ayuso, ha intentado sin éxito desmadrileñizar el partido y dotarle de tonos menos estridentes, más sosegados, a su discurso. Sin embargo, cada vez que ha dado un paso en este sentido (acercamiento al PNV, uso por parte de Borja Sémper del euskera en el Congreso, etc.) el ala dura del partido, capitaneada por José María Aznar y Ayuso y aupada por buena parte de los medios conservadores con sede en Madrid, han frenado en seco el intento del gallego.

Tras un duro cara a cara entre Aitor Esteban, portavoz del PNV, y Feijóo este miércoles, el gallego se ha acercado al escaño del vasco y han estado departiendo entre risas. Conciencia de clase. En algún momento PP y PNV pueden volver a estar en la misma órbita si la cuestión territorial baja de voltaje. Previamente, el candidato fracasado había recordado a Esteban el retroceso de su partido en Euskadi, al que EH Bildu le está comiendo la tostada electoral.

Contra el PNV, Feijóo ha usado argumentos económicos, lo que más contradicciones genera en el seno de la formación jetzale: "Hay un votante de PNV moderado a quien le causa desazón que PNV vote con Bildu, que sigue apoyando que tengan capacidad de influencia en la política del Estado y están convencidos de que la mejor fórmula en este momento es un gobierno en solitario del PP , frente a uno del PSOE donde son un satélite más en esa galaxia".

Más ejemplo: "Nosotros le decimos a los vascos que apostamos por la ‘Y’, y que si ustedes no nos hubiesen echado del gobierno probablemente lo estarían disfrutando". "¿Cuál es el proyecto compartido que los lleva a los dos -con respecto a PNV y Bildu- a ser puntales en una mayoría eventual de Sánchez? ¿Comparten proyecto económico? ¿Van de la mano de la política fiscal? ¿Le dirán a la industria vasca que su modelo es el mismo que el de Sánchez? ¿Comparten ideario en materia de vivienda?", añadía el expresidente de la Xunta.

Con Junts, la distancia es abismal en estos momentos. Al fin y al cabo, el PNV mantuvo al PP de Mariano Rajoy en el Gobierno hasta junio de 2018, cuando protagonizó un giro de 180 grados y pasó de apoyar los presupuestos de Cristóbal Montoro a apoyar la moción de censura de Sánchez contra Rajoy y sumarse a la mayoría progresista y plurinacional que hasta hoy sustenta la gobernabilidad en el Estado. Y pese a que la distancia es abismal con los de Carles Puigdemont, el PP ha tocado a su puerta estas semanas (también a la del PNV) y les ha tanteado de cara a esta legislatura antes de que José María Aznar reventara en ira.

A la derecha nacionalista catalana, Feijóo le ha recordado que la tercera fuerza en las elecciones del 23J en Catalunya fue el PP, por encima de ERC y, también, del espacio heredero de CiU. Una parte de la burguesía catalana quiere "tranquilidad" después de unos años convulsos. "Esta matraca de que vamos bien, ¿en qué?", preguntaba el candidato del PP desde la tribuna. "¿Está la economía catalana mejor que antes? No", sentenciaba.

La legislatura que viene, si Sánchez consigue ser investido presidente, puede tener un marcado carácter territorial, donde la cuestión nacional adquiera un papel protagonista. Pero las aguas bajan turbias de Europa y la economía pasa por momentos complicados derivados de la crisis energética e inflacionista como consecuencia de la guerra de Ucrania.

"¡Es la economía, estúpido!", parecía querer decirles Feijóo a los diputados de Junts y el PNV en el Congreso. Para conciencia de clase, la de Feijóo. Pero claro, el PP tiene como socio prioritario a un partido, Vox, que, cada vez que puede, amenaza con ilegalizar a los soberanistas. El problema de Feijóo se llama Vox.

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https://blogs.publico.es/dominiopublico/55505/para-conciencia-de-clase-la-de-feijoo/feed/ 0 Sato Díaz
Estrategias bunkerianas de los milmillonarios https://blogs.publico.es/dominiopublico/55421/la-ecuacion-aislacionista-estrategias-bunkerianas-de-los-milmillonarios/ https://blogs.publico.es/dominiopublico/55421/la-ecuacion-aislacionista-estrategias-bunkerianas-de-los-milmillonarios/#respond Wed, 27 Sep 2023 05:10:08 +0000 https://blogs.publico.es/dominiopublico/?p=55421 Este artículo corresponde al capítulo 1 del libro La supervivencia de los más ricos: Fantasía escapista de los milmillonarios tecnológicos (Capitán Swing)

Portada de la obra 'La supervivencia de los más ricos'
Portada de la obra 'La supervivencia de los más ricos'57436

Cuando embarqué en mi vuelo de regreso a Nueva York, me daba vueltas la cabeza pensando en lo que implicaba eso que he dado en llamar la Mentalidad. ¿De dónde había surgido? ¿Qué la había causado? ¿Cuáles eran sus postulados básicos? ¿Quiénes eran sus verdaderos acólitos? ¿Qué podíamos hacer para resistirnos a ella, si es que se podía hacer algo? Antes de aterrizar, publiqué en línea un artículo sobre mi extraño encuentro, y el efecto resultó sorprendente.

Casi de inmediato, empecé a recibir consultas de empresas especializadas en atender las necesidades de survivalistas milmillonarios, todas con la esperanza de que yo pudiera publicitar sus productos a los cinco hombres sobre los que había escrito. Así, supe de un agente inmobiliario con un catálogo especializado en propiedades a prueba de catástrofes, de una constructora que aceptaba reservas para su tercer proyecto de viviendas subterráneas, y de una empresa de seguridad que ofrecía diversas formas de «gestión de riesgos».

Pero el mensaje que más me llamó la atención fue el que recibí de un expresidente de la Cámara de Comercio de Estados Unidos en Letonia llamado J. C. Cole. Este había presenciado la caída del Imperio soviético y constatado lo que entrañaba reconstruir una sociedad capaz de funcionar casi desde cero. También había sido administrador de las  embajadas de Estados Unidos y la Unión Europea en su país y había aprendido mucho sobre sistemas de seguridad y planes de evacuación. «Sin duda ha agitado usted un avispero —empezaba diciendo el primer correo electrónico que me envió—. Me parece bastante acertado: los ricos que se escondan en sus búnkeres tendrán un problema con sus equipos de seguridad... Creo que tiene razón al aconsejarles "tratar muy bien a esa gente aquí y ahora", pero el concepto también puede ampliarse, y creo que hay un sistema mejor que daría mucho mejores resultados».

Luego procedía a exponer los hechos. Él estaba convencido de que el «evento» —ya fuera un «cisne gris» (un suceso posible aunque improbable), una catástrofe previsible provocada por un enemigo o por la madre naturaleza, o simplemente un hecho accidental— era inevitable. Había realizado un «análisis FODA» de la situación (por las siglas de «fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas») y había llegado a la conclusión de que prepararse para una calamidad requiere tomar las mismas medidas que adoptaríamos para tratar de evitarla. «Casualmente —me explicó— estoy montando una serie de granjas refugio en la zona de Nueva York. Están diseñadas para gestionar mejor un "evento" y también para beneficiar a la sociedad como granjas semiecológicas. Ambas se encuentran a menos de tres horas en coche de la ciudad, lo bastante cerca para poder llegar allí cuando suceda».

No pude resistirme. No solo tenía ante mí a lo que habitualmente se conoce como un «preparacionista» o survivalista», sino que además este contaba con acreditación de seguridad, experiencia de campo y conocimientos de sostenibilidad alimentaria. Él creía que la mejor manera de hacer frente a la inminente catástrofe era cambiar aquí y ahora nuestra forma de tratarnos unos a otros, así como de gestionar la economía y el planeta, y a la vez desarrollaba una red de comunidades agrícolas residenciales secretas y totalmente autosuficientes para millonarios, vigiladas por SEAL de la Marina estadounidense armados hasta los dientes.

Actualmente, J. C. está construyendo dos granjas dentro de su proyecto de refugios seguros. La granja 1, ubicada en las afueras de Princeton, es su granja piloto, y «funciona bien siempre que lo haga la "delgada línea azul"». La segunda, situada en algún lugar de las montañas Pocono, en Pensilvania, tiene que seguir siendo un secreto. «Cuanta menos gente conozca las ubicaciones, mejor», me dijo, añadiendo un enlace a un episodio de La dimensión desconocida en el que unos vecinos aterrorizados irrumpen en el refugio antiatómico de una familia en un momento de pánico nuclear. «El principal valor de un refugio seguro es la seguridad operativa, lo que los militares llaman OpSec. Cuando la cadena de suministro se rompa —si lo hace—, la gente no tendrá comida. La covid-19 nos dio un toque de atención cuando la gente empezó a pelearse por el papel higiénico. Cuando haya escasez de alimentos, la cosa se pondrá fea. Por eso los que sean lo bastante inteligentes para invertir deben ser sigilosos».

J. C. se ofreció a venir a Nueva York para enseñarme su propuesta, pero yo quería ver la instalación en persona. Se mostró encantado y me invitó a ir a verlo a Nueva Jersey. «Lleve botas —me aconsejó—. El suelo todavía está húmedo». Luego me preguntó: «¿Sabe disparar?». Además de criar cabras y pollos, la propia granja servía como centro ecuestre y de entrenamiento táctico. J. C. me enseñó a sujetar y disparar una Glock contra una serie de blancos situados al aire libre que reproducían la silueta de unos «tipos malos», mientras refunfuñaba sobre la forma en que la senadora Dianne Feinstein había limitado arbitrariamente el número de balas que se podían meter legalmente en el cargador de la pistola. J. C. sabía de qué hablaba. Le pregunté acerca de varios posibles escenarios de combate. ¿Cómo te defiendes contra toda una banda de matones que invaden tu finca? «No lo haces —me dijo—. La clave del preparacionismo está en saber escapar».

Obviamente, si tienes un complejo como el que estaba construyendo J. C., las cosas son un poco distintas. «La única manera de proteger a tu familia es con un grupo», me aseguró. Ese es realmente el objetivo de su proyecto: reunir un equipo capaz de permanecer refugiado en el lugar durante un año o más y al mismo tiempo defenderse de quienes no han sido tan precavidos. «Aquí estuvo de visita el equipo SWAT de la policía de una ciudad. Todos dijeron que vendrían a la primera señal de problemas». J. C. también espera formar a jóvenes granjeros en agricultura sostenible y conseguir al menos un médico y un dentista para cada emplazamiento.

Tuvimos que terminar de disparar antes de que apareciera una adolescente que venía a practicar saltos con su caballo. De vuelta al edificio principal, J. C. me mostró los protocolos de «seguridad por capas» que había aprendido diseñando las instalaciones de las embajadas: una valla alrededor de todo el recinto, señales de prohibido el paso, perros  guardianes, cámaras de vigilancia..., todos ellos elementos disuasorios para evitar una confrontación violenta. Se detuvo un minuto mientras observaba el camino. «Sinceramente, me preocupan menos las bandas armadas que la mujer que aparece en el camino de entrada con un bebé en brazos y pidiendo comida. —Hizo una pausa, y dio un suspiro—. No quiero encontrarme en ese dilema moral».

Justamente por eso, la auténtica pasión de J. C. no es construir unas pocas instalaciones de retiro aisladas y  militarizadas para millonarios, sino crear un prototipo de granjas sostenibles de propiedad local que puedan servir de modelo a otras y, en última instancia, ayudar a restaurar la seguridad alimentaria regional en Estados Unidos. El sistema de entrega «justo a tiempo» preferido por los conglomerados agrícolas hace a la mayor parte de la nación  vulnerable a crisis de tan poca envergadura como un corte de energía o una interrupción en el transporte. Al mismo tiempo, la centralización de la industria agrícola ha dejado a la mayoría de las granjas completamente dependientes de las mismas extensas cadenas de suministro que los consumidores urbanos. «La mayoría de los productores de huevos ni siquiera pueden criar pollos —me explicó J. C. mientras me mostraba sus gallineros—. Compran pollitos. Yo tengo gallos».

J. C. no es precisamente un ecologista jipi de izquierdas. Nunca se refiere a Hillary Clinton por su nombre —solo la llama «ella»— y publica artículos en internet sobre las desventuras del estado profundo estadounidense y las inminentes guerras del petróleo.

Pero su modelo de negocio se basa en el mismo espíritu comunitario que yo intenté transmitir a los milmillonarios: la forma de evitar que las hordas hambrientas derriben tus puertas es conseguirles seguridad alimentaria aquí y ahora. Así que por tres millones de dólares los inversores no solo obtienen un complejo de máxima seguridad en el que capear la próxima plaga, tormenta solar o colapso de la red eléctrica; también obtienen una participación en una red potencialmente rentable de franquicias de granjas locales que podrían reducir de entrada la probabilidad de un evento catastrófico.

Su negocio haría todo lo posible para garantizar que haya el menor número de niños hambrientos en la puerta cuando llegue elmomento de cerrar.

Hasta ahora, J. C. Cole no ha podido convencer a nadie de queinvierta en su proyecto, American Heritage Farms. Eso no implica que no haya nadie invirtiendo en este tipo de planes; solo que los que atraen más atención y dinero no suelen tener esos componentes cooperativos: son más apropiados para gente que quiere ir por su cuenta. La mayoría de los preparacionistas milmillonarios no quieren tener que aprender a llevarse bien con una comunidad de granjeros o, lo que es peor, gastar sus ganancias en financiar un programa nacional de resiliencia alimentaria. Al tipo de mentalidad que requiere refugios seguros no le interesa tanto prevenir posibles dilemas morales como limitarse simplemente a mantenerlos fuera de su vista.

Muchos de quienes buscan en serio un refugio seguro se limitan a contratar a una de las varias empresas de construcciones preparacionistas que existen para que entierren un búnker prefabricado revestido de acero en alguna de sus propiedades. Rising S Company, de Texas, construye e instala búnkeres y refugios contra tornados cuya gama va desde solo 40.000 dólares por un escondite de emergencia de 2,5 por 3,5 metros hasta la lujosa serie Aristocrat, que, por 8,3 millones de dólares, cuenta hasta con piscina y pista de bolos. Aunque en su página web tienen fotos de los modelos más baratos ya construidos, los de mayor tamaño se muestran únicamente en recorridos virtuales,  probablemente porque en la práctica no deben de haber fabricado muchos de esa escala (si es que han llegado a fabricar alguno). En cualquier caso, se trata de instalaciones bastante espartanas, más parecidas a contenedores de transporte reutilizados que a guaridas fantásticas estilo James Bond. Originalmente la empresa abastecía a familias que buscaban refugios temporales contra tormentas, antes de entrar en el negocio del apocalipsis a largo plazo. El logotipo de la empresa, que incluye tres crucifijos, hace pensar que sus servicios se dirigen más a los preparacionistas cristianos evangélicos de los estados republicanos estadounidenses que a los tecnofrikis milmillonarios entregados a sus fantasías de ciencia ficción.

Hay un elemento mucho más caprichoso en las instalaciones en las que la mayoría de los milmillonarios —o, más exactamente, los aspirantes a serlo— invierten realmente. Una empresa llamada Vivos vende lujosos apartamentos subterráneos construidos en antiguas instalaciones de los tiempos de la Guerra Fría, ahora reconvertidas, como  almacenes de municiones, silos de misiles y otros recintos fortificados repartidos por todo el mundo. Como si fueran versiones en miniatura de los complejos turísticos del Club Med, ofrecen suites privadas para individuos o familias y zonas comunes más amplias con piscinas, juegos, películas y restaurantes. Otros refugios de carácter ultraelitista, como los que propone la empresa checa Oppidum, se proclaman destinados a la clase milmillonaria y prestan más atención a la salud psíquica de sus residentes a largo plazo.

Ofrecen simulaciones de luz natural (por ejemplo, una piscina con una zona ajardinada que parece iluminada por el sol), además de bodega y otras comodidades para que los ricos se sientan como en casa. Sin embargo, si se analiza detenidamente, la probabilidad de que un búnker fortificado proteja de veras a sus ocupantes de la realidad de..., bueno, de la realidad, es muy reducida. Para empezar, los ecosistemas cerrados de las instalaciones subterráneas resultan ridículamente frágiles. La diversidad que caracteriza los biomas genuinos del mundo real protege a estos y a sus habitantes de las catástrofes. En la naturaleza, una enfermedad, una sequía o un invasor puede amenazar a una especie, pero verse mitigado con éxito por otra. Un jardín hidropónico cerrado es vulnerable a la contaminación. Las granjas verticales con sensores de humedad y sistemas de riego controlados por ordenador quedan muy bien en los planes de negocio y en las azoteas de las empresas emergentes de la Bahía de San Francisco; cuando una paleta de tierra vegetal o una hilera de plantas se echa a perder, basta con arrancarla y sustituirla. La «sala de cultivo» herméticamente sellada del apocalipsis, en cambio, no permite esa posibilidad.

Las incógnitas conocidas bastan por sí solas para desbaratar cualquier esperanza razonable de supervivencia. Pero eso no parece disuadir a los preparacionistas adinerados de intentarlo. Durante la pandemia de covid-19, el New York Times informaba de que los agentes inmobiliarios especializados en islas privadas se veían desbordados de consultas.

Los potenciales clientes preguntaban incluso si había suficiente terreno para realizar cierta actividad agrícola, además de instalar una plataforma de aterrizaje para helicópteros. Pero, aunque una isla privada pueda ser un buen sitio donde aguardar a que pase una plaga transitoria, convertirla en una fortaleza oceánica autosuficiente y defendible resulta más difícil de lo que parece. Las islas de pequeño tamaño dependen por completo del abastecimiento aéreo y marítimo de
los productos básicos; asimismo, los equipamientos tales como los paneles solares y los sistemas de filtración de agua deben revisarse y reemplazarse a intervalos regulares. De modo que los milmillonarios que residen en estos lugares acaban dependiendo de una serie de complejas cadenas de suministro más, y no menos, que aquellos de nosotros que estamos plenamente integrados en la civilización industrial.

En cualquier caso, tampoco es que pueda sellarse herméticamente el entorno. Al final todo llega a todas partes. Las nubes tóxicas, la peste y la radiación tienen formas de propagarse y filtrarse a través de las barricadas mejor concebidas. Los filtros HEPA deben reemplazarse regularmente, y a veces aun así fallan. Actualmente, la polución atmosférica de las fábricas de China y los incendios forestales de Europa y California ya alcanza continentes lejanos, contaminando de forma mensurable el Everest y Katmandú. Hoy los microplásticos cancerígenos son tan abundantes en los hielos polares como en una típica ciudad europea.

Según un estudio del Fondo Mundial para la Naturaleza, el estadounidense medio ingiere cada mes el plástico equivalente a una tarjeta de crédito. Basta con leer las noticias. No hay escapatoria. Sin duda los milmillonarios que me pidieron consejo sobre sus estrategias de huida eran conscientes de esas limitaciones. ¿Podría haber sido todo una  especie de juego? ¿Cinco hombres sentados alrededor de una mesa de póquer, apostando cada uno de ellos a que su plan de escape era el mejor? ¿Se suponía que yo tenía que desempeñar el papel del crupier neutral, o el de director de un juego de rol de tipo fantástico, emitiendo un juicio sobre cada uno de los escenarios que describían?

Pero aquí también había involucrado algo más. Si hacían eso solo por diversión, no me habrían invitado a mí: habrían mandado llamar al autor de algún cómic sobre apocalipsis zombi. Y si lo que querían era poner a prueba sus planes bunkerianos, habrían contratado a un experto en seguridad de Blackwater o del Pentágono.

No. Parecían pretender algo más. Su lenguaje trascendía con mucho las cuestiones habituales del preparacionismo para posibles catástrofes y rozaba la política y la filosofía, en cuanto hacían uso de términos como individualidad, soberanía, gobierno y autonomía.

El motivo era que lo que querían que yo evaluara en realidad no eran tanto sus estrategias bunkerianas materiales como la base filosófica y matemática que utilizaban para justificar su devoción escapista. Estaban elaborando lo que he dado en llamar la ecuación aislacionista: ¿podrían ganar suficiente dinero para aislarse de la realidad que estaban creando ellos mismos al ganar dinero como lo hacían? ¿Había alguna justificación válida para esforzarse en tener el éxito necesario para dejarnos atrás al resto, con apocalipsis o sin él?

Como dignos representantes de la Mentalidad, han rechazado constantemente la gobernanza colectiva y suscrito la presuntuosa idea de que con suficiente dinero y tecnología, se puede rediseñar el mundo según las especificaciones personales de cada uno. Sus diversas iniciativas de escape basadas en una presunta autosoberanía equivalen a la misma fantasía tecnolibertaria10 de construcción de mundos imaginarios ejemplificada por la competencia de los ultramilmillonarios para colonizar Marte, pero en este caso diseñada para su implementación aquí, en la tierra. Sea como fuere, solo los billonarios podrán acceder al espacio para terraformar otros planetas. Los integrantes del grupo que solicitó mi apocalíptico asesoramiento admitieron de buen grado que eran «milmillonarios de bajo nivel», que, a lo sumo, podrían darse una vuelta con Elon Musk, Richard Branson o Jeff Bezos, quienes, a su vez, todavía se encuentran a unas cuantas generaciones de distancia de poder colonizar nada.

Ofreciendo una fantasía escapista tecnoutópica un poco más razonable, el movimiento conocido como seasteading (o «colonización del mar»), publicitado en una serie de artículos de revistas hace unos años, promete una solución sostenible a un mundo caracterizado por la catástrofe climática, el caos social y el colapso económico. En el futuro que imaginan sus aquapreneurs (o «emprendedores acuáticos»), una mezcla de Minecraft y Waterworld, los ricos vivirán en ciudades-Estado flotantes independientes, gigantescos conglomerados de balsas de alta tecnología que utilizarán energía térmica oceánica limpia y renovable para autoabastecerse y escapar así de una civilización de moradores terrestres dependientes de las perforaciones petrolíferas.11 Puede que el revuelo publicitario suscitado por estas iniciativas se haya apagado un tanto, pero varios milmillonarios, e incluso algunas organizaciones legítimas como las Naciones Unidas y el MIT, siguen trabajando intensamente para que la humanidad retorne al mar.

Los defensores del seasteading parecen empezar todas las conversaciones con la promesa de la sostenibilidad, el ecologismo o el aislamiento frente a riesgos como la covid o el caos climático (¿por qué temer la subida del nivel de los mares si ya vives en el mar?). A la larga, no obstante, siempre acaban aduciendo motivaciones de cariz más ideológico para abandonar la tierra firme. La declaración de intenciones del Instituto Seasteading lo explica claramente: «Establecer comunidades oceánicas permanentes y autónomas que permitan experimentar e innovar con diversos sistemas sociales, políticos y jurídicos». Los empresarios tecnológicos que invierten en estos planes oceánicos pretenden recuperar la anarquía del salvaje Oeste asociada a los inicios de internet. Su proyecto tiene poco que ver con
el agua y mucho —todo— con la autonomía política: con la libertad de vivir rigiéndose únicamente por la Mentalidad.

Libres de las restricciones y regulaciones del pensamiento retrógrado de los estados-nación, los aquapreneurs podrán reinventar la civilización como un experimento ultralibertario. Crearán rápidamente prototipos de nuevas formas de gobierno y determinarán en todo caso qué guiños es necesario hacer —si hay que hacer alguno— al civismo o al colectivismo. Como explica el sitio web del Instituto Seasteading, «hemos tenido la revolución agraria, la comercial y
la industrial, pero ¿por qué no una revolución de la gobernanza? Adéntrese en el mar». El océano será el medio para lograr un fin: una forma de redefinir la propia soberanía desde abajo, donde la persona gobierna siempre absolutamente su propia lealtad, la expresión de sus valores y sus obligaciones para con la ley.

Es una visión de algo así como una desconferencia global, en la que cada individuo o familia construye o compra su propia villa flotante de alta tecnología, o «nanonación», y luego navega hacia el conglomerado-nación modular que le ofrezca el mejor sistema de gobierno. Si deja de gustarte el funcionamiento del gobierno, simplemente te desconectas y te propulsas hacia otro conglomerado, en otra parte del océano. En un libre mercado anárquico, las sociedades emergentes competirán por sus habitantes del mismo modo que hoy las redes sociales compiten por los usuarios o los campamentos de verano compiten por los visitantes. Además, al estar libres de cualesquiera regulaciones nacionales, los emprendedores acuáticos podrán desarrollar tecnologías y realizar avances científicos que serían imposibles en países que impongan restricciones legales o morales a, por ejemplo, la ingeniería genética, la clonación o la nanotecnología.

Envueltas en la urgencia del ecologismo y el optimismo de la innovación tecnológica, este tipo de fantasías de  autosoberanía delatan el deseo subyacente entre la élite tecnolibertaria de dejar de someterse a las investigaciones parlamentarias, las regulaciones antimonopolio o la tecnofobia regresiva; de coger su pelota e irse a jugar a otra parte.

Ya sea en la tierra, en el mar o en el espacio exterior, esta búsqueda de autosoberanía reviste menos importancia como ejemplo de preparacionismo para el apocalipsis que como revelación de las fantasías subyacentes estilo Ayn Rand de la élite tecnológica: los más racionales y productivos de entre nosotros escapan para perseguir sus propios intereses,  empoderados para construir su propia economía independiente y libres de las consecuencias morales de sus actos.

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