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Con la gran recesión… la gran fractura

Fernando Luengo
Miembro de EconoNuestra

En caso de confirmarse las previsiones ofrecidas por Bruselas y las agencias internacionales, 2013 será el sexto año consecutivo de decrecimiento de la actividad económica en Grecia; Portugal acreditará cinco ejercicios en esa misma situación (2008-2009 y 2011-2013) y España cuatro (2009-2010 y 2012-2013). Tomando como año base 2007, el nivel de producción de Grecia cuando concluya 2013 se habrá reducido en una quinta parte; los retrocesos de Portugal y de España son menores, pero, en cualquiera caso, significativos: 8% y 6%, respectivamente.

La evolución seguida por el indicador que mide la formación bruta de capital fijo (como proporción del producto interior bruto, PIB) es asimismo muy reveladora. Uno de los impactos más rotundos y de mayor calado de la crisis económica ha sido el brusco retroceso de la actividad inversora en Grecia, Portugal y España, del 13%, 6% y 12% en cada caso, lo que supone una importante y persistente descapitalización de las estructuras productivas de estos países.

En cuanto al PIB por habitante, el de Grecia será en 2013 un 18% inferior al que tenía en 2007, y el de España y Portugal se situará un 3% por debajo de ese umbral. Con esta evolución, la distancia entre la economía alemana y las meridionales no ha dejado de ensancharse; con respecto a Portugal y Grecia el gap ha crecido  en 7 y 18 puntos porcentuales, respectivamente; en España la brecha en 2013 aumentó en 10 puntos en relación al año de referencia.

No hay duda: las economías productivamente más débiles están experimentando un prolongado y posiblemente irrecuperable deterioro de sus capacidades productivas. Unos cimientos económicos muy frágiles, con los desequilibrios productivos y sociales agravándose, con las instituciones capturadas y pervertidas por las élites, no aseguran un aumento del PIB suficiente ni sostenido, el cual quedará sometido a frecuentes vaivenes, propio de dinámicas del tipo "stop and go", que no abrirán la puerta a una recuperación suficiente y prolongada.

En economías que ya presentaban una importante brecha productiva con respecto a las más avanzadas del continente europeo y que han conocido un prolongado proceso de desindustrialización , sobre todo desde que tomó carta de naturaleza la moneda única, esta deriva (perdida de crecimiento potencial), lejos de abrir un horizonte de salida de la crisis, cierra esa posibilidad.

Muy bien podemos afirmar que la "gran recesión" y las políticas aplicadas en estos últimos años están dando lugar a la "gran fractura".  El discurrir del tiempo, perseverar en el actual tándem austeridad más reformas estructurales y las torpes y cínicas llamadas a la paciencia por parte del presidente de gobierno sólo pueden agravar la crisis.

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