EconoNuestra

El desempleo perjudica a la salud

José María Mella 
Miembro del Colectivo EconoNuestra y catedrático de la Universidad Autónoma de Madrid

La intuición o el sentido común, cuando no la información recibida de nuestro entorno social, nos hace pensar que las elevadas tasas de desempleo -padecidas por la sociedad española- están perjudicando a la salud de los ciudadanos. Pues bien, la estrecha relación existente entre desempleo y salud no sólo es cuestión de intuición o de impresiones más o menos afortunadas, sino objeto de análisis científico.

En efecto, en un reciente artículo, publicado en la revista Estudios de Economía Aplicada por las excelentes economistas Rosa Urbanos-Garrido y Beatriz González López-Valcárcel, se estudia la repercusión del desempleo en la salud de los españoles, en el actual contexto de crisis económica, apoyándose en datos procedentes de la Encuesta de Condiciones de Vida y de la Encuesta Nacional de Salud de España.

Los resultados son elocuentes. El desempleo influye negativamente sobre la salud general de las personas y, más concretamente, sobre la salud mental. Se aprecia también que el impacto sobre la salud es tanto más negativo cuanto mayor es la duración del desempleo, especialmente a partir de un año.

Asimismo, se comprueba que una buena situación familiar influye positivamente sobre la salud mental y que el apoyo social recibido (de parte de amigos y familiares) y la práctica del ejercicio físico contribuyen eficazmente al nivel de salud, tanto general como mental; al contrario que el consumo de tabaco. Sucede también que un mayor nivel educativo favorece al estado de salud (física y mental) y la clase social (basada en el nivel de cualificación de la ocupación) influye beneficiosamente sobre la salud general.

Las autoras del trabajo recomiendan, muy sensatamente, que las políticas públicas incluyan entre sus prioridades la prevención general, ante el deterioro de la salud en los grupos más vulnerables  a los efectos del desempleo, y la prevención específica, ante los riesgos relativos a los trastornos psicológicos (ansiedad y depresión) sobre todo en condiciones tan adversas como las actuales de creciente desigualdad social, recortes en los servicios sanitarios públicos y disminución de las rentas de los hogares.

Sin embargo, lamentablemente, me temo que sea una prédica en el desierto. El gobierno acaba de responder con un proyecto de presupuestos depresivo, en el que las políticas activas de empleo son manifiestamente insuficientes, que reduce drásticamente el gasto en sanidad y en el que la partida de la inversión pública experimenta una  merma muy considerable.

De nuevo, el movimiento 15M tiene razón cuando insiste en que "no nos representan". Esta es otra forma más del distanciamiento creciente entre la ciudadanía y el gobierno.

En conclusión, es urgente una alternativa de salida de la crisis económica con equidad social, que evite la desigualdad ante la protección de la salud y promueva la generación de puestos de trabajo decentes y bien remunerados.

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