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El Salvador: un resultado electoral imprevisible

Ruth Ferrero-Turrión
Investigadora Senior ICEI-UCM

Terminó la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en El Salvador con una imagen y discurso más propios de los cruentos ochenta centroamericanos que de un país que quiere dar un paso hacia adelante en sus procesos modernizadores.

La cerrada igualdad de los resultados electorales sorprendió a casi todo el mundo. Los resultados obtenidos en la primera vuelta, el dos de febrero, donde el FMLN obtuvo una ventaja de más de 10 puntos sobre el partido de la derecha oligárquica ARENA y las encuestas de opinión publicadas en el país otorgaban al partido de Sánchez Cerén 14 puntos de diferencia sobre el candidato Norman Quijano. A priori, por tanto, nada hacía presagiar una distancia de dos décimas (50,11% frente al 49,89%) y 6.634 votos de diferencia entre ambos partidos.  Y, mucho menos una situación de limbo político, paralización institucional y de clara alarma social ante el futuro del país.

Sin embargo, hay varios factores que podrían ayudar a explicar el porqué del ascenso en más de cuatrocientos mil votos de ARENA en tan sólo cinco semanas, las que van del dos de febrero al 9 de marzo.

Podríamos establecer varias causas que nos ayudarían a comprender las razones de esta reducción de la diferencia inicial en tan corto periodo de tiempo.

En primer lugar es importante destacar el contexto regional en el que se ha desarrollado esta segunda vuelta electoral. A partir del 12 de febrero comenzó una escalada de violencia en Venezuela que todavía persiste. Esta situación ha sido utilizada por el partido de la derecha ARENA para animar el voto del miedo con la distribución de videos de las juventudes areneras en los que se pedía el voto para evitar que El Salvador se convirtiera en una nueva Venezuela. Este panorama también era alentado desde diversos medios de comunicación apelando al voto del miedo y con la intención de evitar la configuración de otro "narco-estado" en América Latina.

El segundo e importante factor, ha sido la importante movilización que ha conseguido el partido ARENA en esta segunda vuelta. A comienzos del proceso electoral este partido se encontraba sumido en una importante fractura interna, en pleno proceso de renovación y rejuvenecimiento de sus elites y, por tanto, acudía muy debilitado a la contienda electoral. Esto, junto con el convencimiento de que el FMLN ganaría en la primera vuelta por mayoría, desmovilizó a parte de su electorado. En la segunda vuelta todo cambió. Tanto el partido, como sus partidarios, como, por supuesto, sus fuentes de financiación, fundamentalmente la clase empresarial, salieron a ganar la segunda vuelta. Enfrente contaban con un partido muy seguro de sí mismo y de la ventaja que había adquirido en la primera vuelta y que, por lo tanto se confió y no movilizó suficientemente a su electorado.

El tercer factor que debemos considerar en este punto ha sido la cuestión de la tregua que sellaron las principales maras del país en el año 2012, con la aprobación del gobierno. Esta tregua ha conseguido reducir considerablemente el número de homicidios en el país desde su puesta en marcha. Sólo el FMLN ha apoyado este proceso alegando que tras la puesta en marcha de los programas de Mano Dura y Supermanodura no se consiguió reducir la criminalidad provocada por estas pandillas. El resto de fuerzas políticas se han posicionado en contra alegando que el acompañamiento a una negociación de bandas criminales otorgaba legitimidad al proceso, un proceso que sólo beneficiaba a las propias maras, puesto que la sociedad continuaba presa de las extorsiones llevadas a cabo por estas. Sin duda la gestión de este problema estará en puestos destacados de la agenda política del próximo gobierno.

Estos tres factores serían los que, por tanto, habrían hecho posible llegar a la situación con la que finalizó el proceso: un empate técnico en votos histórico. Pocos procesos electorales han terminado con tan poca diferencia de votos. Esta situación, por supuesto, da lugar a la especulación y las acusaciones de fraude y manipulación del voto por parte de los perdedores de la contienda que habría sido el partido ARENA.

Los posibles escenarios que se abren a partir de ahora y tras la resolución en firme del Tribunal Supremo Electoral serían fundamentalmente dos, uno más deseable que otro. El primero de ellos sería la total impugnación de los resultados electorales y por tanto el conteo voto a voto de todas las papeletas, aunque parece que esta opción sería poco probable a la luz de las últimas declaraciones de los representantes del partido ARENA. El segundo sería un escenario de no reconocimiento del resultado al estilo López Obrador en México, o el más reciente caso hondureño que podría llevar a un escenario de movilización en las calles por parte de ARENA, y la consiguiente erosión de legitimidad del nuevo Presidente, ya que resulta del todo improbable un gobierno de concentración a la luz de la radicalidad de las posiciones en los último días.

Muy probablemente podremos observar durante los próximos meses una situación de crispación puesto que tanto el FMLN como ARENA se encuentran ya inmersos en la siguiente campaña electoral, la de las elecciones municipales y legislativas del próximo mes de febrero. La polarización de las posiciones, junto con la precariedad económica en la que se encuentra el país podría llevar a El Salvador y los salvadoreños a una situación de movilización en las calles, promovida por el partido opositor de la derecha, ARENA, algo que nos podría llegar a recordar a la situación venezolana.

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