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El PSOE y el velo de la ignorancia

Beatriz Gimeno
Miembro de econoNuestra

El velo de la ignorancia es un concepto que utiliza el filósofo John Rawls para explicar su teoría de la justicia. Pero es una expresión demasiado descriptiva y útil como para no darle nuevos significados. Yo podría decir que el velo de la ignorancia cubría hasta hace muy poco a gran parte de la ciudadanía, que pudiendo saber no sabía. La razón de que pudiendo saber no quisiéramos saber, o no del todo, tiene que ver con la parálisis que hasta la irrupción de Podemos hemos vivido en la política española. No queríamos saber del todo debido al cansancio, a la impotencia, a la sensación de inutilidad y también de cierta perplejidad. El velo de la ignorancia, translúcido a la medida de cada cual, nos permitía saber lo que queríamos e ignorar lo que preferíamos ignorar.

La irrupción de Podemos en la política nacional ha venido a descorrer, esperemos que definitivamente, ese velo de la ignorancia respecto a la realidad política pero yo diría que especialmente respecto al PSOE, un partido que se dice de izquierdas, cuya militancia es de izquierdas pero que hace políticas claramente de derechas. El discurso de Pablo Iglesias en el Parlamento Europeo nos ha permitido ver cómo funciona este proceso en el que ahora vemos más que antes. El efecto de Podemos es doble en ese sentido. Por una parte, tiene un discurso en el que dice cosas. Por la otra, esas mismas palabras, sirven para iluminar a los demás partidos, para poner sobre ellos un foco de luz.

Para empezar, Pablo Iglesias leyó su discurso y escuchamos "verdad", lo cual ya es mucho. No quiero decir con esto que su discurso tenga que ser compartido absolutamente, ni mucho menos "creído" como si se tratase de una verdad revelada; ni siquiera que diga "la" verdad, porque está claro que ésta no es unívoca. Cuando digo que dijo "verdad", quiero decir simplemente que la política se encarnó hablando de la verdad de nuestras vidas, de cuestiones que son las que deberían constituir el grueso de la política y que, sin embargo, desde hace mucho están ausentes de los lugares en los que se supone que se hace política; lugares en los que los discursos suelen estar construidos por palabras vacías y sin significado alguno para la gente. Matteo Renzi hizo dos días después el típico discurso de este tipo: un discurso lleno de Europa pero sin europeos: "Europa está aburrida", dijo. Y daban ganas de cogerle por las solapas y decirle que millones de personas en Europa no tienen casa, ni trabajo, ni sanidad y muchas tienen hambre. No estamos aburridos, estamos indignados, indignadas, y necesitados de justicia.

Pero más allá del significado concreto de las palabras, la presencia de Podemos en el Parlamento Europeo ha funcionado también como un foco de luz que ha venido a iluminar lo que hace el PSOE, y lo que ha hecho, allí donde hasta hace muy poco se creía fuera del alcance de nuestra vista. Y ciertamente lo estaba; estaba oculto por ese velo que no nos dejaba ver que esa gran coalición que aquí negaba enfáticamente que fuera a existir, hace tiempo que es una realidad en Europa. Y que ha sido esa coalición la que ha creado y aplicado las políticas que ahora sufrimos. La irrupción de Podemos ha venido a dejar en evidencia que las políticas que nos han robado y empobrecido han sido consensuadas por los dos grandes partidos, populares y socialistas. Mientras los socialistas españoles negaban enfáticamente la posibilidad de una gran coalición en España, llevan años gobernando con la derecha en Europa sin que se haya escuchado una sola voz discordante en este tiempo.

Poco se habló de esa gran coalición en campaña y en una de las pocas veces en las que se le preguntó a Elena Valenciano la razón de que los socialistas españoles votaran cinco años antes por Barroso, su respuesta fue que no lo recordaba, que ella no estaba allí y que, visto lo visto, había sido un error. Como si tal coalición no existiera trajeron al socialdemócrata Schulz que también dijo que no la habría... pocos días antes de que la hubiera y aunque ya llevaban años en ella. Antes de que Podemos irrumpiera y lo trastocara todo esta cuestión apenas aparecía como tal en la prensa en papel ni en los informativos de la televisión. Los socialistas podían mantener aquí un discurso de oposición al PP y otro, completamente distinto, en Europa, en donde podían repartirse tranquilamente el poder y apoyar, también tranquilamente, las políticas neoliberales.

Pero la llegada de Podemos y el descorrimiento de ese velo hace que las cosas no puedan ya ser igual. Ahora, el PSOE, con el foco de luz sobre él se ha visto obligado a decir algo y, por primera vez hay voces críticas en contra de esa gran coalición. Aún no está claro si van a votar a Juncker o no le van a votar, pero lo que no se les ha pasado por la cabeza es votar con el grupo de la izquierda europea, el único que se opone a la Troika. Si son de izquierdas, ¿por qué no votan a la izquierda? Si dicen que aquí pactarían con IU, ¿por qué no en Europa? Elena Valenciano lo ha explicado: "porque el Parlamento Europeo funciona de otra manera". Gran explicación. En realidad, lo que quiere decir es que aunque no voten a Juncker porque ahora les estamos mirando y les vemos, lo que no van a hacer es apoyar políticas de izquierdas ni salirse del grupo que sí vota a la derecha. Eso no.

Ahora que el foco ilumina al PSOE, ahora que les estamos viendo, tendrá que explicar en todo momento por qué apoya a la Troika, con voto a Juncker o sin él. Y tendrá que posicionarse claramente a favor o en contra del golpe de Estado electoral que pretende el PP para perpetuarse en el poder municipal, y tendrá que volver a explicarnos si apoya o no el artículo 135 y qué piensa que hagamos con la deuda, porque sin eso no hay futuro de izquierdas posible. Creo que una de las cosas más importantes del futuro político es ver qué hace el PSOE consigo mismo. Porque los votantes del PSOE son millones de personas de izquierdas encerrados en un partido que es más bien el dique de contención que evita que todos esos votantes voten a la izquierda real y muchos se están dando cuenta. Habrá que ver qué pasa en las primarias. Pérez Tapias parece el único candidato de izquierdas, tan de izquierdas, que su discurso no parece del PSOE, por eso, seguramente, no ganará. Todo lo demás son fuegos artificiales que se apagarán enseguida. El PSOE se rompe por sus costuras.

Pablo Iglesias dijo verdades como puños, pero tan importante como lo que dijo fue lo que con su sola presencia contribuyó a mostrar. Al día siguiente los medios decían que era ETA, pero esta vez la gente, todos y todas, nos reíamos de esa acusación. Hace cinco años, cuando todos los diputados y diputadas del PSOE apoyaron con sus votos las políticas que nos han dejado sin trabajo, sin médicos, sin educación o con hambre, los principales medios españoles hablaron de otra cosa. Pues esta vez no les va a ser tan sencillo porque el foco les ilumina y les estamos viendo. Se ha caído el velo de la ignorancia, o de la desidia, o de la impotencia y a muchos les ha cogido completamente desnudos.

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