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¿Por qué interesan las energías renovables? 

Ignacio Mártil
Catedrático de Electrónica de la Universidad Complutense de Madrid y miembro de la Real Sociedad Española de Física 

La pregunta que abre este artículo admite multitud de respuestas, según el punto de vista desde el que se analice: económico, medioambiental, industrial, científico... Pretendo enfocar la respuesta del modo más amplio posible, sin olvidar ninguno de sus aspectos.

Lo primero que hay que indicar para situar al lector es que España tiene instalada una enorme cantidad de potencia de generación de energía eléctrica, a finales de 2013, en números redondos, 108.000 millones de vatios (MW) [1]. Una parte muy significativa de la misma es de origen renovable: 49.500 MW desglosados como sigue: 19.500 MW de energía hidroeléctrica, 23.000 MW de energía eólica y 7.000 MW de energía solar en sus principales variantes, fotovoltaica (4.500 MW) y térmica (2.500 MW). Es decir, cerca del 50% de la potencia instalada proviene de alguna de las principales fuentes renovables, lo que hace a España un país singular en el entorno europeo. De hecho, el pasado año 2013, el 42% de la energía eléctrica generada fue de origen renovable. Hay otras fuentes renovables –biomasa, energía geotérmica...– pero a día de hoy sus contribuciones son muy poco significativas, por lo que no las tendré en consideración.

En los momentos del día de mayor demanda, que coinciden con las horas de la comida y la cena, las necesidades de potencia oscilan en un margen comprendido entre 35.000 y 40.000 MW, dependiendo de la estación del año y el día de la semana. Es decir que hay instalada más del doble de la potencia necesaria en los momentos de mayor demanda. Por lo tanto, y a la vista de la capacidad renovable existente, ¿nos podríamos abastecer sólo con esta clase de energías? Sin duda no, pues a veces esta nublado, a veces no llueve, a veces no sopla el viento, a veces una central se avería... y a veces las grandes empresas del sector impiden el funcionamiento de algunas de dichas centrales, principalmente hidroeléctricas, al objeto de que el precio de la luz suba, como se sospecha que ha ocurrido en algunos momentos del comienzo del actual verano. No olvidemos que los "combustibles" renovables (agua, viento, sol) son gratuitos, al contrario que los de origen fósil (gas, petróleo, carbón) y nuclear, que no lo son, como sabe muy bien nuestra sufrida economía.

Pero no sólo en la gratuidad del combustible residen las ventajas de las energías renovables, hay muchas otras, unas obvias y bien conocidas, otras no tan evidentes y apenas conocidas. Las desgrano a continuación:

1. Ahorran importaciones de gas y petróleo. La factura de los combustibles fósiles depende en exceso de aspectos tales como el cambio euro-dólar, el precio del barril de petróleo, factores de índole geo-político, etc. El año pasado España se gastó una descomunal cifra por encima de los 50.000 millones de euros en ese concepto, alrededor del 5% del PIB. Un uso masivo de las fuentes de energía renovable limitaría la fuerte dependencia exterior de esos productos, que además, se importan en su mayoría desde países políticamente inestables. La actual crisis de Ucrania parece que no nos afecta, pero ¿se imaginan que pasaría si en Argelia, nuestro principal suministrador de gas (el 35% del total), triunfase una revolución de corte islamista radical o llegase al poder un partido de esas características? No, no es ciencia ficción, pasó hace algunos años, cuando un partido de estas características estuvo a punto de ganar unas elecciones (F.I.S.) cuyo resultado no respetaron los militares, al estilo de lo que ha ocurrido más recientemente en Egipto.

Con todo, debe quedar claro que aunque toda la electricidad que consumimos se generara mediante fuentes renovables, seguiríamos necesitando importar petróleo. La generación de electricidad representa poco más del 20% de la energía total que consumimos, ya que en invierno hay que encender las calefacciones y durante todo el año hacer que se muevan los automóviles, los aviones y buena parte de los trenes.

2. Son energías limpias, al serlo tanto los combustibles que utilizan como su método de operación, por lo que evitan emisiones de CO2 a la atmósfera. En el siguiente cuadro se indican los kg. de CO2 que se emiten a la atmósfera por cada kWh de energía generado con fuentes de energía no renovables:

cuadro-detalle

 Fuente: elaboración propia a partir de los datos publicados periódicamente por el I.D.A.E. Ministerio de Industria, Energía y Turismo 

Por lo tanto, cada kWh generado con fuentes renovables ahorra a la atmósfera las cantidades de CO2 indicadas en este cuadro.

3. Crean empleos de calidad en toda la cadena de valor, desde la I+D hasta la instalación de una central solar o eólica. Una central eólica de tamaño medio-grande (250 MW) genera más de 1.000 empleos a lo largo de la vida del proyecto.

España dispone de centros de investigación que son referencia mundial en su campo (Instituto de Energía Solar, Universidad Politécnica de Madrid) y muchos otros que realizan aportaciones muy significativas a la ciencia y tecnología de estas fuentes de energía. Además, el sector industrial asociado a estas energías es uno de los pocos que posee empresas punteras con patentes y productos propios.

Una empresa española, surgida como "spin off" del mencionado Instituto, Isofotón, fue durante los primeros años de éste siglo uno de los diez primeros fabricantes del mundo de células solares. Hoy en día, hay empresas españolas que son líderes mundiales en energía solar térmica, otras que lo son en fabricación de aerogeneradores, etc.; en fuerte contraste con el sector industrial por excelencia del país, la fabricación de automóviles, donde se da la paradoja de ser España el segundo fabricante de la Unión Europea y décimo segundo del mundo, pero no posee ni una sola industria propia.

En el año 2007, justo antes del comienzo de la crisis, el sector de las energías renovables llegó a emplear en España a 190.000 personas. Incluso el año pasado, tras los enormes recortes que ha sufrido el sector, sigue dando empleo a más de 100.000 personas [2]. Como dato comparativo, la fabricación de automóviles empleó directamente a 300.000 personas el pasado año.

4. Son energías que de modo natural permiten la instalación de centrales de tamaño reducido en todo el territorio, evitando o limitando los costes de transporte desde el lugar de generación hasta el de consumo.

Pero todos estos beneficios tienen que recibir necesariamente incentivos ¿por qué? porque aunque las ideas para aprovechar el viento y el sol para generar energía no son nuevas, las tecnologías que lo hacen posible si lo son, pues carecen de un grado de desarrollo comparable al de las centrales térmicas convencionales, de manera que para ser viables y poder competir con éstas, necesitan unos incentivos que con el paso del tiempo irán desapareciendo. Con controversias y alguna que otra burbuja por medio, la instalación de estas centrales fue favorecida por los gobiernos del PSOE de las dos legislaturas anteriores a la actual del PP. En el presente, el gobierno popular ha decidido cortar de raíz estos incentivos con la excusa de que no suba el recibo de la luz. Si se mira la evolución de tal recibo, se verá lo "eficaz" de tal medida. Como consecuencia derivada, desde 2011 no se ha vuelto a instalar apenas potencia de origen renovable. Se acude al exceso de capacidad instalada y al elevado costo inmediato de tales instalaciones para justificarlo, pero se olvidan, interesadamente, de los beneficios que a medio y largo plazo conllevarían. A lo que parece, tales argumentos no se utilizan cuando se tratan de justificar las ayudas a otros sectores. Seguro que el lector está harto de escuchar y leer las excelencias que han supuesto para nuestra economía las ayudas a la banca en general y las cajas de ahorros en particular.

Ahora bien, ¿las energías renovables solo aportan ventajas? Desde luego que no; no vivimos ni viviremos en el mejor de los mundos posibles, también presentan inconvenientes:

1. El más evidente de todos, la disponibilidad de la materia prima (agua, viento, sol) no está asegurada en ninguna época del año, aunque esto se mitiga hasta casi desaparecer en nuestro país en el caso del sol.

2. El fuerte impacto medioambiental que algunas de dichas energías acarrean. En el caso de las centrales hidroeléctricas, los daños ambientales (inundaciones de cuencas, daños severos al ecosistema de la zona, etc.) son más que evidentes. De hecho, desde hace décadas no se construyen grandes centrales de este tipo en los países occidentales. El caso de la presa de las tres gargantas en el río Yang-Tse en China, y sus devastadoras consecuencias ecológicas aún resuenan.

De otra parte, cualquiera que haya viajado recientemente por las carreteras de alguna de las dos Castillas habrá podido comprobar como han modificado el paisaje los molinos de viento, por no hablar de las consecuencias que tienen para la población de aves de la zona donde se instala un parque eólico.

3. El elevado coste de instalación de las mismas y como consecuencia, primas para hacerlas competitivas. Este es el principal argumento que invocan los detractores de estas energías, pero olvidan que es una inversión de futuro. Toda nueva fuente de energía sufre de estos problemas cuando llega al mercado, pero solo realizando una política sensata de incentivos se puede lograr su consolidación, aprovechando más tarde sus beneficios. En su momento, las nucleares e hidroeléctricas también recibieron subvenciones. Incluso hoy en día, las centrales térmicas alimentadas por carbón también están subvencionadas.

Por último, hay que recordar que el coste de las renovables sólo se hace en el momento de la instalación. Los costes de mantenimiento de estas centrales son mínimos y como ya se ha dicho, el combustible necesario para producir electricidad es gratuito, por lo que desde ese punto de vista, son las energías más baratas del mundo.

¿Merece la pena la apuesta? Para responder a esa pregunta, haré una comparativa histórica sobre como ha evolucionado la potencia instalada de las dos fuentes renovables con mayor potencial de crecimiento (eólica y solar) en dos países con similar y gran dependencia exterior de energía: España (71%) y Alemania (80%), que están gobernados por partidos de igual signo político, conservador en ambos casos. Hago esta precisión debido a que, según acabo de explicar en los párrafos precedentes, parece que a los gobiernos conservadores no parecen gustarle demasiado las energías renovables ¿o no?

En el año 2000, en España había instalados 2.000 MW eólicos y apenas 20 MW solares. En ese mismo año, en Alemania había 6.000 MW eólicos y poco más de 100 MW solares [3]. Es decir, partíamos de cifras muy similares, a pesar de las grandes diferencias de tamaño entre ambas economías. Las cifras de hoy en día para España las he desglosado al comienzo de este artículo. En Alemania había instalados, a finales de 2013, 34.500 MW eólicos y 36.000 MW solares y algo más del 25% de la energía eléctrica generada en ese país tuvo un origen renovable [3]. Durante los últimos años, casi la mitad de los paneles solares instalados en todo el mundo lo han sido en Alemania. Y lo principal y al contrario de lo que ha sucedido en nuestro país, el crecimiento de las instalaciones de esta clase de energías ha sido continuo y sostenido incluso en los años de crisis, sin altibajos ni en la potencia instalada de un año a otro ni en las normas regulatorias que incentivan a esta clase de energías. Porque Alemania también retribuye la instalación de estas energías para facilitar su competitividad y crecimiento. El sector de las renovables de ese país proporciona 370.000 empleos [2].

Más datos para la reflexión. En Estados Unidos, la potencia renovable instalada es todavía modesta, habida cuenta del tamaño del país, aún a pesar del impulso dado a estas energías por la administración actual: 60.000 MW eólicos y 6.200 MW solares; la generación de electricidad a partir de estas fuentes renovables representó apenas el 6% del total en 2013. Sin embargo, la industria de las energías eólica y solar de ese país esta experimentando un crecimiento enorme: la energía eólica da trabajo a 80.000 personas [2] y la energía solar a 143.000 [2], con un crecimiento vertiginoso desde comienzos de la década (93.000 en 2010). Uno de los principales fabricantes del mundo de células solares, First Solar, es estadounidense y hace la competencia a los grandes productores chinos, dominadores del sector, gracias a su política de fuerte inversión en I+D.

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Los números y los datos hablan por si solos. El futuro será renovable o no será... futuro.

(1)  "El sistema eléctrico español 2013". Red Eléctrica de España, 2014. (Se puede descargar desde el siguiente enlace: http://www.ree.es/es/publicaciones/sistema-electrico-espanol/informe-anual/informe-del-sistema-electrico-espanol-2013)

(2) "Renewable energy and Jobs". International Renewable Energy Agency, 2014. (En inglés. Se puede descargar desde el siguiente enlace: http://www.irena.org/rejobs/)

(3) "Development of renewable energy sources in Germany 2013". Grupo de trabajo en Energías Renovables. Ministerio de Economía y Energía de la República Federal Alemana, 2014. (En inglés. Se puede descargar desde el siguiente enlace:

http://www.bmwi.de/DE/Themen/Energie/Energiedaten-und-analysen/arbeitsgruppe-erneuerbare-energien-statistik,did=629806.html)

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