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Aprovechar el momento o dilapidar otra oportunidad

Beatriz Gimeno
Escritora, activista y Diputada de PODEMOS en la Asamblea de Madrid

La victoria de Syriza ha sido la primera victoria de la izquierda real en Europa desde hace décadas. Digo izquierda real porque es la primera vez que gana las elecciones un partido opuesto al poder, verdaderamente opuesto al poder económico y que, por si fuera poco ha ganado contra una campaña brutal e intimidatoria por parte de ese mismo poder. Ha ganado ampliamente la consulta no sólo con una tremenda campaña en contra sino en medio de un corralito financiero y con la gente jugándose, de verdad, el pan. Syriza ha ganado el referéndum y, termine como termine la negociación, ha demostrado que es verdad que se puede. El resultado de la negociación va a depender de muchas cosas pero acabe como acabe, siempre será mejor que la situación actual y, en todo caso, se ha sentado un precedente, el de consultar a la gente, y se ha demostrado también que la gente puede organizarse y resistir a la presión política y mediática incluso en condiciones muy difíciles.

Pero esta victoria y la campaña previa ha servido también para poner de manifiesto quién está al otro lado. Por mucho que lo repitamos a mucha gente le sigue costando creer que los partidos socialdemócratas europeos son en este momento la alternativa necesaria y cómplice pactada por ese mismo poder financiero para que todo siga igual. A mucha gente le sigue costando enfrentarse a la realidad porque estos partidos consiguen ocultar su verdadera faz en sus respectivos países. Es fácil parecer izquierdista contra el PP o en una competición de dos cuando el adversario es la extrema derecha. Y cuando se gobierna, es también relativamente fácil parecer más compasivo y empático que esa derecha brutal y autoritaria a la que el Partido Popular nos tiene acostumbrados.

Cuando después hay que hacer las mismas políticas económicas y servir a los mismos amos, aun es posible engañar a los votantes con el argumento de que por muy mal que vayan las cosas, con la derecha irán aun peor. Es fácil convencer a la gente de eso porque es verdad. Cuando finalmente los partidos socialistas pierden las elecciones y llega la derecha, entonces les es todavía más fácil recuperar un discurso que de sobra deberíamos saber que no van a intentar siquiera poner en práctica. En la oposición, el PSOE parece de izquierdas...excepto cuando tiene que demostrarlo.

Pero todos estas estrategias se convierten en inútiles cuando estos partidos socialdemócratas se tienen que retratar en Europa (por esta razón es por la que la actividad del Parlamento Europeo es tan opaca; para, entre otras cosas, procurar que la realidad quede bien oculta). La sustitución del eje izquierda-derecha por arriba-abajo a mí me pareció un acierto y una lectura correcta de la realidad. Porque es verdad que los significantes izquierda/derecha tienen componentes culturales y simbólicos con los que mucha gente no se puede identificar y no va a votar. Las opciones económicas en este momento en Europa son dos: continuar con la austeridad o combatirla. Y es cierto que contra la austeridad puede estar mucha gente que en algún momento de su vida ha votado a la derecha o que se ha visto a sí misma como de derechas. La destrucción que han provocado estas políticas no hacen distingos ideológicos. Es su postura frente a las políticas de austeridad –y de defensa de los derechos humanos- lo que constituye el núcleo ideológico de Syriza y ahí se puede encontrar mucha más gente de la que vota tradicionalmente a la izquierda. Contra la austeridad pueden posicionarse claramente desde un premio nobel norteamericano de Economía, en absoluto revolucionario, hasta la extrema izquierda tradicional; desde un votante moderado del Partido Popular hasta un antisistema.

Los poderes financieros en bloque y todos sus partidos (socialistas y populares europeos), en cambio, defienden políticas cuyo objetivo es mantener la austeridad el mayor tiempo posible y no importa nada que para ello haya que sacrificar a todo un pueblo; antes las instituciones económicas que la gente. La austeridad no ha fracasado en realidad, ya que su objetivo era exactamente el que ha conseguido, provocar una masiva transferencia de rentas a manos privadas, empobrecer a la gente y, sobre todo, hacer a los trabajadores y trabajadoras mucho más vulnerables de manera que ahora tengan que aceptar las condiciones de trabajo que se les ofrezcan, sean las que sean. Es ahí donde se retrata la Gran Alianza: en apoyar sin medias tintas estas políticas. Y este apoyo ha quedado perfectamente explicitado en la campaña griega donde un Martin Schulz al borde de la histeria (el que fue el candidato socialista, el que vino a un mitin con Pedro Sánchez) ha llegado a producir vergüenza incluso a sus propios compañeros. ¿Qué partido socialista o qué líder ha apoyado el No en Grecia?, ¿qué partido socialista o qué líder ha alabado el valor y la determinación de no rendirse sin luchar que ha mostrado Tsipras? Ninguno. ¿Qué partido o líder ha reconocido que el problema no es Syriza sino la austeridad? ¿Cuál de ellos ha aprovechado para, siquiera, criticar mínimamente a la Troika o a sus políticas? Ninguno. ¿Qué partido socialista está en Europa pidiendo soluciones justas para Grecia? Ninguno. Esta unanimidad no sólo se ha hecho evidente en el caso griego sino también en el apoyo sin fisuras al tratado que están negociando a espaldas de la ciudadanía y que pretende que Europa avance hacia el neoliberalismo puro y retroceda aun más en derechos sociales y democracia, el TTIP.

Pero algo se está moviendo en Europa. Alguna vez tiene que comenzar a cambiar el ciclo político que comenzó con Thatcher y que se llevó por delante cualquier vestigio de oposición al capitalismo. Syriza ha conseguido una victoria épica, pero en España hemos conseguido desalojar al PP de mucho de su poder y, aunque no lo parezca, el PSOE ha obtenido menos votos que nunca. El bipartidismo parece herido de muerte y es posible empezar a pensar en convertir al PSOE en un partido que no sea decisivo. Que tenga 100 años no quiere decir que tenga que durar 100 años más. En Italia, se están produciendo movilizaciones sociales muy importantes contra Renzi que aquí, por supuesto, se ignoran, y movimientos políticos también para tratar de crear un partido que pueda aglutinar el descontento contra los recortes y ofrecer opciones fuera de los partidos clásicos, en la actualidad todos ellos apelotonados en el centro (es decir, en la derecha. Menos la extrema derecha, claro) Lo mismo ocurre en Francia con Melenchon, aunque el partido socialista francés siempre tiene gente que mantiene la dignidad y eso le hace resistir un poco mejor que aquí. En el país vecino los intentos de rendición incondicional ante la Troika siempre le suponen al Presidente o al primer ministro pequeñas revueltas internas, aunque no vayan muy lejos; en España, desgraciadamente, la sumisión del PSOE es total.

En todo caso, este ciclo de sumisión a las políticas neoliberales tiene que acabarse y se está acabando. Syriza ha abierto el camino y Podemos debe seguirle. La responsabilidad de que este camino nos conduzca a alguna parte la tiene Podemos, que es quien ha conseguido poner en pie una alternativa real. Por eso no tenemos derecho a equivocarnos. Si nos equivocamos, si no somos capaces de leer ahora lo que la gente nos está pidiendo ahora, entonces poco importa que supiéramos leer muy bien hace un año y medio; vamos a pagarlo muy caro. Si nos enrocamos en lecturas que pueden haber sido superadas por la realidad y por los acontecimientos, si no ilusionamos lo bastante, si alejamos a gente que estaba cerca, si no escuchamos, si no nos abrimos a otras voces necesaria , entonces no podremos echarle la culpa nada más que a nuestros propios errores, porque lo tenemos muy cerca. Tiene que ser ahora o nos encontraremos ante otra oportunidad perdida, otra más.

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