EconoNuestra

Todavía queda lucidez en Europa

José María Mella
Catedrático de Economía de la Universidad Autónoma de Madrid y miembro de econoNuestra

Acabo de leer un artículo de Joschka Fischer, exministro alemán de Asuntos Exteriores, sobre la necesidad de re-europeizar Alemania y también la noticia de que Francia busca una "refundación" de la eurozona tras la crisis UE-Grecia del pasado 13 de julio con una sólida alianza franco-alemana.

A mi modo de ver, ambas tomas de posición son sin duda lucidas e inteligentes. Porque es evidente que la UE no puede seguir así. El desenlace de las negociaciones con Grecia se saldó de muy mala manera.

En efecto, se saldó con una UE deslegitimada, con una pérdida de confianza hacia Alemania sin precedentes próximos, con la imposición de una "Europa alemana" sobre una "Alemania europea" y con la subordinación de Europa a los intereses nacionales alemanes.

Pero los resultados de esas negociaciones van más allá. Hay que incluir asimismo la falacia económica de Schäuble (Ministro de Finanzas alemán) de que Grecia sólo puede pagar la deuda fuera del euro, un tercer rescate a Grecia tan frágil como los anteriores, y en fin con menos Europa en vez de con más Europa. Pues bien, con esos mimbres no se puede construir una UE próspera y solidaria. Todos perdemos, incluida Alemania.

Una UE con futuro debería avanzar hacia la Unión Política, con la creación de un gobierno económico democráticamente elegido. Y eso implica la creación de un presupuesto mucho más potente que el actual, la armonización de impuestos, la disciplina fiscal, la cohesión social, la emisión de eurobonos por el Banco Central Europeo para financiar parcialmente las deudas de los países deficitarios, y la unión bancaria con los correspondientes mecanismos de regulación financiera.

Aspectos a los que hay que añadir, por un lado, un programa de inversiones europeo para el crecimiento y el empleo. Y, por otro, la creación de las condiciones para superar los desequilibrios comerciales entre los países con superávit (Alemania y los países centrales deberían consumir e invertir más para disminuir su excedente) y los países deficitarios (los de la periferia, deberían aumentar su productividad y desarrollar su capacidad exportadora para controlar su déficit).

Esta es la gestión cooperativa que necesita Europa-y no la que plantea el comité de asesores del gobierno alemán que están ocupados en diseñar la salida del euro para los países llamados "no cooperativos" con los intereses germanos-. Es la cooperación para que las balanzas de pagos de los países de la eurozona no se desequilibren. Equilibrio que debería lograrse, no por transferencias financieras sin fin o ajustes del tipo de cambio, sino por las inversiones de los países con superávit en los países con déficit. Son cuestiones todas ellas que exigen un debate público. Debate tanto más necesario cuanto que la UE, después del acuerdo humillante impuesto a Grecia, está en su estado presente en evidente declive.

Una Unión Monetaria no puede funcionar sin Unión Económica y Política, sin transferir más competencias a la UE, sin considerar los países como socios de un proyecto común en vez de como acreedores y deudores, sin responsabilidad y solidaridad en vez de la enemistad y el rencor actualmente vigentes.

Es necesario que desde los países centrales de la UE surjan fuerzas políticas que pongan en cuestión el discurso dominante sobre la política de austeridad y promuevan una nueva política industrial europea que permita la transformación de las estructuras productivas de los países periféricos para dotarlas de más contenido tecnológico y mayor competitividad.

Solamente la alianza entre esas fuerzas políticas de cambio del centro de Europa y de la periferia permitiría avanzar y dejar atrás el callejón sin salida en el que han sumido a la UE las fuerzas conservadoras hoy dominantes.

Por ahí irá muy seguramente el futuro de la UE. Veremos.

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