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Sistema mediático español, un panorama desolador

Alejandro Rodriguez Robles
Politólogo y jurista

Hace unos días se publicaba un barómetro del CIS en el que se mostraba la progresión en varios años de los canales elegidos por la audiencia para el seguimiento informativo de los temas políticos (entendido desde el escenario institucional). Más allá del autobombo que se ha dado la Sexta, dado progresivo crecimiento y actual liderato, creo necesario analizar algunas cuestiones que no son tan evidentes.

grafico-seguimiento-informativo

En primer término, este gráfico evidencia la incompetencia de los "expertos"  comunicativos del Partido Popular, que queriendo jugar a ser Goebbels no llegan a Hermann Tertsch. Mariano Rajoy, cuando llega al poder en 2011 acomete una importante remodelación del Estatuto de RTVE de 2006. La lógica que llevaba la normativa del ente público hasta entonces (entre otros muchos fines), era el de mantener la enorme confianza que la audiencia tenía en la cadena pública para el seguimiento de los asuntos políticos, tal y como se muestra en la gráfica. Para quien no lo sepa, el telediario y demás programas de actualidad son  el pulmón de todo canal televisivo de grandes audiencia (excepto Tele 5 que hace de la prensa rosa su bandera). Así, el Partido Popular, en su lógico acerbo por hacer de TVE un instrumento de propaganda política, decide hacer un evidente y burdo cambio de apariencia y línea discursiva que le está llevando a ser la versión pública de 13TV, perdiendo así de manera progresiva la confianza de la audiencia y su apariencia de "neutralidad". De esta forma, se desprecia la enorme legitimidad y amplitud que poseía TVE para hacer llegar propaganda con apariencia de objetividad, en pro de que el canal público desempeñe una función que ya despeñaba la mitad del surtido de canales de la TDT. La enorme falta de tacto que tiene ahora mismo TVE, en concreto TV1, a la hora de tratar los asuntos políticos, sumado a la abundancia de canales de visión conservadora y liberal, hace que la Sexta se situé líder en esta materia.

Hecha esta primera consideración, avanzo a donde quiero llegar, el peligroso estado en el que se encuentran en la actualidad los grandes medios audiovisuales del Estado Español. Sé que muchas pensaran que los medios de comunicación de amplio alcance siempre han estado en manos del capital y de fondos financieros y, por tanto, nada de lo que pase ahora les parece llamativo. Si bien, estando de acuerdo en la primera parte de la afirmación, hay diferentes grados de control de los medios, y las oportunidades que éstos dejan para que agentes alternativos se inserten en la agenda pública son variables. Como evidencia de esta variabilidad, durante la mayor parte de la "transición" existía una batalla mediática encarnizada entre aliados de un lado y  otro bipartidismo. Por un lado estaba el llamado "sindicato del crimen", donde se ubicaban los medios que eran defensores en mayor o menor medida del Partido Popular (el Mundo, La Razón, Antena 3...). Por el otro lado los amiguitos del PSOE, donde estaba el grupo Prisa y llegó a estar Cuatro y la Sexta. Este bipartidismo, a diferencia del institucional, se encontraba en disputa real por licencias, subvenciones y permisos de adquisición, que propiciaba que el control de los medios estuviera fraccionado, imposibilitando desarrollar estrategias coordinadas entre todos los canales, permitiendo entrar a nuevos actores en este escenario en disputa.

Ahora la situación es bien diferente, la crisis económica y política está devorando al PSOE, y su ministro de propaganda, Polanco, está fuera de juego. La socialdemocracia ha muerto en España, y con ella los medios que la recreaban.  Ya no hay medios que el PSOE pueda sacar de paseo, todos los canales son cercanos en mayor o menor medida al PP, se reparten cotas de audiencia y pertenecen a muy pocos grupos mediáticos (A3Media y Mediaset principalmente). Hay un escenario mediático que puede coordinarse con fines políticos a la perfección, funcionar como una maquina engrasada al servicio del régimen, con pocas fracturas y pocas oportunidades para cualquier agente contra-hegemónico. Si bien, dado el contexto, la audiencia de izquierdas sigue aumentando, y los grupos mediáticos siguen siendo empresas que quieren maximizar sus cuotas de audiencia. Aquí entra en escena la Sexta, un canal con contenidos que satisfacen a esta audiencia, pero que pertenece a uno de los grupos mediáticos que se reparten todo (A3Media), y que no dudará en imponer criterios políticos a la cadena cuando la circunstancia lo requiera.

En conclusión, nuestro sistema mediático de masas presenta característica que son difíciles de ver incluso dentro del marco del capitalismo, es realmente peligroso, y pueden poner al servicio del sistema mecanismos realmente efectivos y despiadados. Se configura una batalla de altura ante una izquierda institucional que ya ha demostrado saber cómo moverse en estas arenas, pero que se enfrenta un escenario lleno de trampas.

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