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Sobre Apple y el Coste de Oportunidad

Hiscio Belluga Molina
Estudiante del Máster de Economía Internacional y Desarrollo de la UCM

Una de las primeras nociones que se aprenden cuando se introduce uno a la Economía, más concretamente a la Economía Capitalista que es la que predomina en nuestro mundo globalizado, es el concepto de coste de oportunidad. El coste de oportunidad, explicado de forma clásica se entiende cómo la pérdida potencial de beneficios por haber tomado una decisión en detrimento de la otra. El clásico ejemplo que se usa en los libros de texto de las facultades de Ciencias Económicas y en los libros de principios de Economía en las aulas de Bachillerato de toda España, es la decisión de empezar a trabajar y dejar de estudiar, o seguir estudiando.

Un chico o chica de dieciséis años en un mundo ideal donde puede adquirir un trabajo que tenga un salario digno que le permita vivir puede llegar a tomar esta decisión en la vida real, pero eso es tema para otra opinión. Supongamos que las circunstancias y las coyunturas económicas permiten esa situación idílica en la que nuestro o nuestra adolescente puede llegar a tomar esa decisión de ponerse a trabajar o seguir estudiando. Sea cual fuera la decisión, el coste de oportunidad vendría definido por la decisión descartada. Es decir, que si el adolescente en el que nos estamos fijando decide seguir estudiando, su coste de oportunidad sería el salario que ha decidido descartar para poder estudiar, acceder a la universidad y en un futuro amortizar ese esfuerzo e inversión en su capital humano con un puesto de trabajo mejor cualificado y por consiguiente, mejor remunerado. En caso de ponerse a trabajar, el coste de oportunidad serían los futuros ingresos de un trabajo cualificado que presumiblemente serían más abundantes de lo que jamás podría llegar a ganar un trabajador no cualificado.

Esta es una de las premisas por las que se rigen las empresas hoy en día, por mucho que no nos guste, no estemos de acuerdo o nos parezcan puntos de vista demasiado reduccionistas o alejados de la realidad, las reglas del juego y la forma de pensar de las multinacionales muchas veces se adapta a las situaciones que les dan sus sesudos cálculos macroeconómicos y toman las decisiones más beneficiosas rindiéndose a las leyes de rentabilidad, eficiencia y coste de oportunidad. Apple, como cualquier otra gran empresa también tiene esto muy en cuenta cuando toma decisiones sobre su actuación en el mercado.

Cuando la compañía de la manzana asentó su "cuartel general" europeo en Irlanda en los años 80, sus estrategas financieros tenían muy en mente el concepto de gasto de oportunidad, es más, tan estudiado estaba que no sólo se fundó una empresa en Irlanda, sino dos: Apple Sales International y Apple Operations Europe. Con este sistema de encadenado de dos empresas dependientes obviamente de la gran matriz Apple Inc. se dieron cuenta de que podían llegar a pagar un 0,005% de tipo impositivo respecto a sus beneficios, lo cuál les colocaba en una posición muy ventajosa.

Pero como todos sabemos, el año pasado la Unión Europea intervino en esta situación por diversos motivos. Por un lado se alegó que Irlanda le estaba dando un trato de favor a Apple que no daba a otras empresas de menor tamaño o impacto mundial. Cabe reseñar que esta ventaja fiscal no sólo ha beneficiado a Apple, sino que Google y otras multinacionales se vieron beneficiadas por lo mismo.

Ya bajo investigación, Apple movió Roma con Santiago para intentar salir de ese "marrón" jurídico y fiscal en el que se había metido buscando ciegamente la máxima rentabilidad, objetivo que siempre ha estado claramente marcado en los manuales de economía más utilizados en los MBA más prestigiosos del mundo. La Casa Blanca llegó a intervenir en estos asuntos, pero la Comisión Europea fue inquebrantable y al final el fallo judicial obligó a Apple a pagar 13.000 millones de Euros mas intereses por ese beneficio fiscal considerado ilegítimo entre 2003y 2014.

Ahora que esto ha ocurrido, Apple ha lanzado su órdago de retirarse de Europa. La primera reacción de muchas personas de pensamiento económico de corte liberal se llevaron las manos al cielo y se rasgaron las vestiduras clamando de forma bastante sonora que si esto ocurría significaría un desastre económico de magnitudes enormes, una marcha atrás en el mercado europeo y lo que es peor, ¡no podríamos tener iPhones! La lógica de esta gente y la amenaza con la que juega Apple es bastante clara, si los costes de vender en Europa superan los beneficios, Apple se ve obligado a desmantelar sus operaciones europeas, coger su maleta y volverse a casa.

Pero utilizando esta misma lógica, si tenemos en cuenta unos cuantos datos rápidos, se puede ver claramente, que 13.000 millones de euros y una subida moderada del tipo impositivo, puede que no termine de ser algo tan inasumible como el gigante Californiano nos quiere hacer creer. La Unión Europea representa un mercado con 508 millones de habitantes, cuya renta per cápita es de aproximadamente unos 32.000 millones de euros, haciéndolo uno de los mercados con una población bastante grande y un poder adquisitivo enorme. Ahora lanzo mi pregunta ¿Qué le pesa más a Apple? ¿pagar la multa que le han impuesto? ¿o perder el mercado potencial que le ofrece la Unión Europea? Desde mi humilde concepción del coste de oportunidad, sin llegar a florituras admirables de econometría creo que la respuesta es bastante obvia, si yo fuese Apple paga y seguía pagando hasta que venderle mis gadgets a esos 508 millones de personas no me fuese rentable, lo cual significa más que 13.000 millones de euros.

Con este último pensamiento me surge el siguiente, ya que sabemos que tenemos un mercado potente, con compradores con una capacidad adquisitiva considerable, a lo mejor en vez de subirnos los impuestos a nosotros los consumidores, sería interesante estudiar cuantos impuestos estarían dispuestos a pagar las grandes empresas que tienen los ojos puestos en el viejo continente por participar en nuestros mercados y poner un tipo impositivo consecuente con sus beneficios.

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