El azar y la necesidad

Un señor muy viejo con unas alas enormes

Gabriel García Márquez escribió en el año 1968 un cuento fantástico, sobre la caída de un hombre muy viejo con alas en un lodazal, en un pueblo de la isla caribeña de la Martinica. El hombre alado, o ángel según algunos, anduvo recluido en el gallinero a la espera que alguien dictaminara su naturaleza, sirviendo de atracción para los lugareños y proporcionando pingues beneficios para la pareja que le había acogido. El hombre alado soportaba estoicamente en el gallinero las infamias del hijo de la pareja "con una mansedumbre de perro sin ilusiones". Un día al hombre alado le surgieron unas plumas fuertes y vigorosas con las cuales, tras unos primeros intentos fallidos, consiguió volar y perderse en el horizonte. A los catalanes nos han aparecido unas plumas vigorosas pero aun no nos hemos percatado del hecho de que ya podemos volar.

Esta ignorancia sobre la nueva forma de su cuerpo es lo que en parte explica que la mesa del Parlamento catalán haya recibido un aluvión de cinco propuestas en relación al futuro del país que se debatirán en el pleno del próximo miércoles día 23. Cuatro de ellas hacen referencia al derecho a decidir y una, presentada por el PP, a una propuesta de mejora del sistema de financiación. El PP catalán, que siempre ha negado la mayor, opta ahora por reconocer problemas en la financiación de Catalunya.  A la espera de saber si las cinco formaciones que acudieron a las últimas elecciones con el mandato explícito de hacer efectivo el derecho a decidir del pueblo catalán, llegan finalmente a un acuerdo, sorprende sobremanera la posición del PSC. El PSC quiere que la consulta sea legal y que contemple al menos tres opciones de voto: independencia, federalismo, autonomía. De las tres opciones que proponen los socialistas, preguntar a los catalanes si quieren un estado federal es la más subversiva de todas, porqué la estructura federal de España no es un asunto que concierna únicamente a los catalanes: no se invoca el derecho a decidir del pueblo de Catalunya para convertir España en un estado federal, porqué eso depende de España, no de Catalunya.  Si el pueblo de Catalunya tiene derecho a decidir, puede optar por continuar en España, que es una forma explícita de renunciar en el futuro al ejercicio de ese derecho, o a declararse independiente, no hay más vías. El pueblo de Catalunya puede mañana ser independiente si así lo decide su parlamento o los ciudadanos en un referéndum, entendiendo la proclamación de independencia como un acto de rebeldía y de ruptura  con el estado, pero lo que no puede hacer ni el parlamento ni sus ciudadanos es decidir cuál debe ser el andamiaje institucional de España, si ha de ser un estado federal o confederal.  El PSC se sitúa en una posición ambigua, se ha quedado sin espacio para defender sus posiciones. El caso de Iniciativa per Catalunya es distinto pero guarda alguna similitud con la del PSC. Primero el PSUC, y ahora Iniciativa, ha defendido siempre el derecho a la autodeterminación del pueblo catalán, pero la coalición ecosocialista también quiere incorporar más de una opción en un posible referéndum. Iniciativa quiere llegar impoluta a la consulta, sin tener que definirse ni por una opción ni por otra.

La cuestión es mucho más simple de lo que quieren hacernos creer las distintas opciones políticas presentes en el Parlamento. Los partidos o coaliciones que se presentaron a las elecciones del pasado noviembre  reivindicando el derecho a decidir obtuvieron el 74% de los votos y el 80% de los escaños. Los catalanes nos atribuimos con nuestros votos el derecho a decidir, decidimos ser independientes del resto del estado para decidir nuestro futuro, aunque esa decisión sea para algunos continuar en España.  Hay, pues, un mandato muy claro de la ciudadanía catalana, que debe ser atendido por el gobierno catalán y por el del estado. En el parlamento Escocés, que esta semana ha obtenido el permiso del parlamento británico para realizar la consulta para la independencia en el 2014, los escaños soberanistas del Partido Nacionalista Escocés(SNP)  representan un 44% de los sufragios, menos que en el parlamento catalán. La diferencia entre Escocia y Catalunya es que los partidos catalanes, a diferencia del SNP aun no se han dado cuenta de que ya tienen la fuerza suficiente para emprender el camino.

Gracias a sus propios votos, los ciudadanos de Catalunya han amanecido con plumas vigorosas, las mismas que le crecieron al hombre alado del cuento de García Márquez. Ahora sólo hace falta esperar que los partidos políticos que los representan se den cuenta del hallazgo, dejen de discutir para qué sirven esas extremidades plumíferas, y echen a volar.

 

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