El azar y la necesidad

El mañana nunca muere para el PP

Uno de los signos que nos caracterizaba como habitantes de nuestro tiempo era una sólida y religiosa fe en el futuro. El futuro era un solar de alto standing,  lleno de prosperidad y bienestar, con aumentos de sueldo, robots limpiadores, televisores de pantalla súper plana, inodoros silenciosos y pensiones de jubilación dignas. Atrás quedaban tiempos oscuros, cuando los humanos vivíamos acongojados por los males que el  transcurrir  podía traernos: la llegada del Anticristo, las plagas, las guerras, las pestes... Tras la presente crisis, la percepción del futuro ha cambiado para la mayoría de la población. El futuro ya no es un espacio donde solazarse, lleno de divertidos ingenios, el futuro, como en la Edad Media, vuelve a ser ese lugar lleno de tinieblas en el que uno puede perder el trabajo o ser desahuciado del domicilio, el mañana es un rincón mugriento en el que se envejecerá con una pensión ridícula y en la que se recibirá una asistencia sanitaria escuálida.

Pero no todos ven el devenir de la misma forma, aunque pueda parecer extraño, hay quien aún vislumbra en el mañana un espacio de redención, de bálsamo para los males del presente. Se trata del gobierno, del gobierno del PP, que se erige como un bastión inamovible en la creencia en el progreso, ante el derrotismo generalizado de los ciudadanos. Por ejemplo, hoy mismo el Ministro de Energía, Industria y Turismo, José Manuel Soria, afirmaba en unas declaraciones que las prospecciones de petróleo en las Islas Canarias estimularán el turismo de manera parecida a lo que ha ocurrido en los países del Golfo. El ministro es un hombre de una fe altísima, que intenta convencer a los habitantes un tanto escépticos de las islas, antaño afortunadas. Y no es el único ejemplo. Ahí está la ministra Fátima Báñez, que confía en llenar su buzón de delaciones fiscales con el apoyo decidido de la ciudadanía. O el ministro de Guindos, que espera que el próximo semestre la economía española remonte. O el presidente Rajoy, que vislumbra un porvenir en el que la justicia condenará a su ex tesorero  Bárcenas, un mañana radiante con su honorabilidad impoluta, libre de toda sospecha.

El Gobierno del PP apuesta decididamente por el futuro, pero por un futuro lejano,  porqué el presente está hecho unos ciscos y porqué ya llegan hedores de podredumbre del mañana más próximo. Hay alguien que pueda pensar con razón, que un gobierno por definición  ha de tener fe en el futuro. Pero la fe del PP en el mañana  no responde a una actitud de rigor y confianza, si no de alergia y horror al presente. La confianza del PP en el futuro,  es una forma de eludir la responsabilidad de sus acciones de gobierno en el hoy. El mañana nunca llega, eso lo saben los miembros del gobierno,   porqué el futuro se aplaza a cada infinitésimo, a golpe de péndulo de reloj.  Por eso es tan importante para el Gobierno  que el mañana nunca muera.

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