El azar y la necesidad

El deshielo de la Antártida no tiene freno.

Los glaciares del oeste de l'Antártida  se está fundiendo de forma irreversible, han llegado a un punto de no retorno. Estas conclusiones aparecen  en un estudio publicado en la revista Geophysical Research Letters el pasado lunes 12 de mayo. El estudio se apoya en datos recogidos en los últimos cuarenta años.  El agua dulce que contienen los seis principales glaciares de esta región, Pine Island, Thwaites, Haynes, Smith, Pope y Kohler, haría subir el nivel de los océanos en 1,2 metros, y el estudio demuestra que se están fundiendo a un ritmo más rápido del que se creía hasta la fecha. Este proceso acelerado de deshielo, además, desestabiliza los glaciares.  A causa de este deshielo el espesor de la masa del glaciar disminuye en todo su extensión, tanto en la parte que se encuentra sobre el océano como la que se encuentra sobre suelo rocoso, incrementándose la velocidad de deslizamiento desde la parte continental a la oceánica, un efecto que se retroalimenta asimismo. En este proceso el glaciar Thwaites pierde  un par de metros de espesor y 0,8 kilómetros en longitud anuales.  La topografía del glaciar que ha permitido comprobar el ritmo de deshielo,  ha sido realizada por el programa Icebridge de la NASA, mediante observaciones por satélite.

El deshielo, dada la magnitud de la masa de glaciares de la Antártida, durará mucho tiempo, entre doscientos y quinientos años, pero los efectos sobre el nivel del mar serán continuos y, previsiblemente, supondrán un incremento de un metro a final de este siglo, sólo por la aportación de los glaciares de esta zona de la Antártida.

El motor de este deshielo es el paulatino aumento de la temperatura de los océanos, que acelera el deshielo de las masas glaciares que se sustentan sobre ellos. Y la causa primera, el incremento en la atmósfera de los gases de efecto invernadero. Las consecuencias de la subida del nivel del mar son enormes, contando que cerca del 50 % de la población mundial vive en la costa o cerca de ella,  en zonas  fácilmente inundables.

A mi modo de ver, lo más dramático de la noticia no radica en la magnitud del proceso y sus consecuencias que ya eran conocidas, sino en su irreversibilidad, saber a ciencia cierta que el proceso de deshielo de los glaciares del oeste de la Antártida ha llegado a un punto de no retorno. Aunque se tomaran medidas serias de reducción de las emisiones de los GEI, que no se tomarán, el proceso de deshielo y de subida del nivel del mar ya no se puede frenar y la humanidad ha de empezar a plantearse cómo afrontará de forma global este problema.

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