El dedo en la llaga

Una ley muy maleable

El fiscal dice tener pruebas de que ANV sufragó diversos actos de Batasuna durante 2007 y el juez Garzón se ha basado en ello para imputar al partido abertzale un delito de colaboración con ETA.

Sin embargo, los actos de referencia –que no fueron mítines, sino encuentros con la prensa y conferencias de muy limitado aforo– no fueron convocados en nombre de Batasuna y, allí hasta donde la memoria me alcanza, Otegi, Permach y compañía nunca hablaron en nombre de Batasuna, sino de "la izquierda abertzale", en general.

Este aspecto, que a muchos seguramente les parecerá formal, tiene su trascendencia, porque el propio Baltasar Garzón manejó durante meses la teoría de que una cosa era actuar como Batasuna, partido ilegalizado, y otra hacerlo como izquierda abertzale, corriente ideológico-política informal y, por ende, no ilegalizada. Ahora vuelve sus pasos y decide que en realidad actuaban en nombre de Batasuna, lo proclamaran o no.

¿Qué es lo que ha cambiado de entonces a ahora? No la ley, sino la coyuntura política.

Otro ejemplo. El 6 de julio de 2006 se reunieron en un hotel de San Sebastián, con luz y taquígrafos, una delegación del Partido Socialista de Euskadi, encabezada por Patxi López, y otra de Batasuna, a cuyo frente estuvo Arnaldo Otegi. El juez Garzón autorizó el encuentro, rechazando las demandas en contra, argumentando que lo había convocado el PSE, partido legal. Pero tampoco hizo nada cuando, tras la reunión, Batasuna ofreció una conferencia de prensa, obviamente no convocada por el PSE. 19 meses después, un acto organizado en Pamplona sin mención expresa a Batasuna lleva al mismo juez a ordenar la inmediata detención y encarcelamiento de quienes tomaron la palabra en él.

Cada cual es muy dueño de pensar que fue entonces cuando se equivocó y que ahora acierta. O al revés. No hablo de eso. Sobre lo que llamo la atención es sobre la evidencia de que tenemos una legislación (la Ley de Partidos Políticos, en este caso) tan difusa, tan surtida de generalidades, que los jueces pueden ampararse en ella para justificar cualquier resolución y quedarse tan anchos. Y eso es precisamente lo que algunos están haciendo.

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