El detonador

Christina Rosenvinge, canción a canción

El año 2011 traerá muchos y muy esperados discos en la escena nacional. El día 25 de enero se publica 'La joven Dolores', lo nuevo de Christina Rosenvinge, continuador del emocionante 'Tu labio superior'. Dueña de un estilo propio construido a partir de muchos viajes de ida y vuelta en el mundo del rock independiente, Christina regresa con un disco menos eléctrico y agresivo que el anterior, pero donde la tensión se encauza por otros canales. He aquí un repaso a sus once canciones:

01. Canción del eco. Por duración, seis minutos y medio, y por ese inicio de arpegio de guitarra acústica, recuerda a las canciones-río Nacho Vegas. Todo se pega. Balada pastoril y otoñal, un delicioso baño en melancolía que, sin embargo, te atraviesa con una letra afilada: un ajuste de cuentas en toda regla con alguien al que identifica con Narciso y que está enfermo de eso, de narcisismo. Susurros cortantes y los coros de Georgia Hubley (Yo La Tengo).

02. Eva enamorada. Medio tiempo acunado por cuerdas y pianos. Sexo, amor y pena. De nuevo, Christina le pone música a la adolescencia que se pega a la vida adulta como una lapa. Sensualidad a raudales y rimas deslizantes. La canción más cálida del disco, junto a 'Jorge y yo'.

03. Mi vida bajo el agua. Primer single del disco y probablemente el tema más intenso y conseguido de 'La joven Dolores'. El inicio recuerda mucho a PJ Harvey, es decir, mete miedo. Estribillo acuoso y susurrante, pero adictivo y pegadizo. Un solo de guitarra ruidoso y caótico. Mejor la escucháis:

04. Jorge y yo. Más guitarras acústicas y menos eléctricas. Autobiográfica. Pocos artistas se atreven a contar sus recuerdos de infancia junto a su hermano de una forma tan simple y abierta. "No conozco a nadie como él", canta. Y logra que te lo creas. La necesidad de huir de lo que te ha tocado vivir, contado y cantado con una luminosidad casi de Beatles. Una delicia.

05. Tu sombra. Inicio al más puro estilo Nick Cave, con una acústica negra como el ébano y una guitarra eléctrica que se parte en distorsión. Balada americana nocturna con sombras, puñales y labios partidos. Masoquismo y amor violento. Nos lleva a esos territorios siniestros donde habita gran parte del repertorio de Christina. Y cuesta imaginar qué le ha llevado a ellos.

06. Weekend. Otro ajuste de cuentas sentimental: "Dentro de ti no cabe nadie más que tú". Típica melodía de Rosenvinge: luminosa y gélida a la vez. Parece la típica canción pop-rock, pero ella siempre la rompe con un acorde inesperado o una melodía de voz impredecible. Apunta a segundo single.

07. La idiota en Mi (Mayor). Ya conocida, publicada con motivo del Día de la Música en junio. Participa a los coros el francés Benjamin Biolay. Es esta:

http://www.youtube.com/watch?v=dlzszb0oX_o

08. Nuestra casa. Delicado medio tiempo sin aderezos. Guitarra, bajo, batería, un órgano lejano y coros. El tema menos llamativo del álbum (al menos en las primeras escuchas). Vuelve a hablar de la juventud: "Una extraña enfermedad".

09. La noche del incendio. Otro registro conocido de Christina, melodía infantil sostenida por coros fantasmales y un piano hipnótico. La armonía del contraste. Canción, curioso, sin casi guitarras.

10. Desierto. Más baladas desnudas de tono confesional. La mejor interpretación vocal del disco. La letra presenta  una serie de imágenes, algunas apocalípticas (ciudades quemadas y noches de perdición), que se sumergen en las contradicciones de la vida adulta. "No siento el alma, siento la piel". Espectral.

11. Debut. Después de bordear (o atravesar) territorios peligrosos, final saltarín y juguetón. Tiene un final inesperado, con varias voces repitiendo coros sin parar, superponiéndose unas sobre otras, que llevan la canción a una especie de clímax. Recuerda, algo, a 'King Size'.

Más Noticias