El detonador

Rapidshare, ¿los días contados?

rapidshare-tools-for-free-premium-u.jpgEl nuevo dolor de cabeza de Teddy Bautista tiene nombre y un grave problema: se llama Rapidshare y los días de vacas gordas se le están acabando. Al parecer, la compañía se ha visto obligada a entregar "a discográficas datos de usuarios acusados de compartir, a través del sitio, álbumes antes del lanzamiento de los mismos". La sombra de Teddy es alargada y le puede cubrir a cualquiera en cualquier momento.

Y ya estaba tardando. Desde hace tiempo, la mejor forma de conseguir música en Internet eran páginas como Rapidshare o Megaupload.

¿Por qué? En primer lugar, por la rapidez. Si en Emule, Soulseek o las tradicionales redes de P2P la descarga de un disco tarda, siendo afortunado, un cuarto de hora, en Rapidshare el proceso se reduce a tres minutos. Además, con las canciones el usuario suele colgar también la portada del disco.

La comodidad de este servicio añade otro factor: no te tienes que descargar un programa al ordenador. Con teclear en Google el nombre del disco y la palabra Rapidshare, rápidamente aparecen numerosos enlaces desde donde descargar el álbum. Para la gente que se conecta a Internet desde el trabajo esto es fundamental, ya que en sus ordenadores de empresa no pueden descargarse programas informáticos, pero sí navegar por la Red.

¿Inconvenientes? Que el servicio gratuito de Rapidshare sólo te permite descargar los discos de uno en uno. Para descargar un segundo álbum es necesario esperar, hasta hora y media y dos horas, en ocasiones.

Así que usuarios de Rapidshare, cuidad vuestros movimientos que después de Emule vais vosotros.

Por otro lado, no sé hasta qué punto es legal, como dice la información de Aliado Digital, que Rapidshare entregue información de sus usuarios a las discográficas. Vamos, estoy seguro de que es totalmente ilegal (e inmoral, añadiría). Veremos en qué termina el asunto.

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