El detonador

Padre, yo confieso que me gusta Chenoa

La música tiene esa extraña capacidad para gustarte aunque todas las razones objetivas y conscientes que te puedas dar apunten en la dirección contraria. La música es totalmente irracional. Es ilógico que un estribillo que dice "Dibujo todo con color y siento un la, la, la, la en mi corazón, ¡qué bueno es sentirse bien!" me guste... pero me gusta.

Este placer es culpable no porque me dé vergüenza reconocer que me gusta una canción de Chenoa, que también, pero sobre todo por la incapacidad de argumentarlo. La razón, siempre limitada, te dice una cosa y tú sientes otra. ¿Qué le vas a hacer? En el amor ocurre algo parecido.

No es el único caso donde uno tiene la tentación de morderse la lengua. Están los artistas mal vistos, cabezas de turco cuyo nombre se asocia casi de forma automática con algo cutre y malo, algo con lo que no es bueno que te identifiquen. Sin ir más lejos, decir que te gustan muchas canciones de Joaquín Sabina en determinados círculos (indies integristas, paladines de lo antisistema...) puede asegurarte una buena camada de collejas.

Con el paso del tiempo, estas cosas un poco adolescentes dejan de importar. En todo caso, aquí van cinco canciones que me gustan, pero que me han costado varias humillaciones en reuniones de amigos. Que la humillación sea pública.

'Qué puedo pedir' La Oreja de Van Gogh

La letra da un poco de vergüenza de lo inane que es  y comprobamos cómo Amaia Montero todavía no había aprendido a disimular su voz cazallera, pero esta canción, sexto single del primer disco de La Oreja de Van Gogh, siempre me gustó. El órgano del principio es muy chulo y el estribillo engancha (pagarían por uno así hoy en día). Por cierto, nunca entendí qué decía exactamente el estribillo en la parte del "su", "su". Hoy lo he comprobado: no dice nada. Aún así, me mola.

'Me llamas' José Luis Perales

Palabras mayores, esta canción. El tono de curilla confesor de Perales echa un poco para atrás y la producción, aunque currada (esa sección de cuerda, molona), tiene ese punto cutre de los ochenta donde todo parece estar ejecutado con manual, pero aún así, es un temazo que te encoge el corazón. La melodía es fantástica, la interpretacióin entrañable y su capacidad para evocar nostalgia es altamente efectiva. La letra, por si fuera poco, cuenta con habilidad, sencillez y credibilidad una pequeña batalla amorosa en la cuarentena (porque Perales siempre tuvo 40 años, ¿o no?).  Esta canción la escuché hasta la saciedad (voy con un tópico, pero real) en el coche de mis padres cuando íbamos al pueblo, cada domingo. Pequeña decepción: al escucharla ahora, me doy cuenta de que el protagonista (el hombre infiel y futbolero), no es Perales, que aquí ejerce, volvemos al principio, de curilla confesor. El recuerdo era demasiado bueno para ser todo verdad.

'Valió la pena' Marc Anthony

Esta de placer culpable tiene más bien poco, pero si la pongo es porque un día, no hace mucho además, fui objeto de unas buenas risotadas por decir que 'Valió la pena' es un temazo antológico. No hay discusión. Tiene un letrón, aunque no lo parezca, es difícil escucharla sin que los pies se te muevan de forma automática y la interpretación de Marc Anthony, con ese timbre narcótico y un tono agudo con un punto perverso, es magistral. De mis canciones favoritas de todos los tiempos. ¡Arriba! Ojo al final vacilón, gigante.

'Old before I die' Robbie Williams

Cuando a Robbie Williams le dio por imitar a Oasis le salió esta fenomenal canción. Intensa, resultona y con un estribillo de altura. En el estribillo final sube el tono, técnica efervescente donde las haya, y te sorprendes dando botes.

'Volverá' El Canto del Loco

Cursi y dulzona y de letra simplona, sin embargo no es la típica canción de grupo superventas español. La melodía es adictiva, la producción enérgica y muy seria y tiene arreglos bastante apañados (ojo a la guitarra que suena por detrás en la segunda estrofa). Un auténtico pepino adolescente que mantiene su efectividad con el paso del tiempo. Muy comprensible que sus efectos en la horquilla de 12 a 18 años fueran bestiales, sobre todo con frases pijo-chulescas como "estoy acojonándome sin ti".

Ahora tú, humíllate conmigo y dime que hay una canción de Andy & Lucas que no está tan mal...

Durante esta semana, varios músicos nos confesarán sus 'guilty pleasures'.

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