Elisa Serna

HIJXS DE LA TIERRA

 

Pacifismo/anti-militarismo

 

Belleza del otoño en el Lago del Palacio de Cristal. Retiro, Madrid

Madrid, 30.9.09, 20:30 h

 

Es tal la belleza de los paisajes que nos regala la Naturaleza, tan cambiante a cada estación y tan efímera, frágil y pasajera, que nos estremece el espíritu captar pausadamente sus momentos mas álgidos. Necesitamos ese temblor para sabernos hijos de la Tierra. Bién sabemos que nuestra vida es igualmente efímera, frágil y pasajera como los pétalos blancos, nieve vegetal de primavera que aparecen en los cerezos, o los apabullantes y distintos tonos de verdes, ocres, rojizos o azules índigo que reflejan en el Lago de la foto, el cielo y la arboleda de cipreses japoneses, cedros, pinos o encinas que se mira en sus aguas, rodeándolo.

Nuestra vida está sometida a la misma finitud. "Ley de vida" solemos exclamar para conformarnos, cuando alguien querido de nuestro entorno, consigue dejarnos habiendo completado el ciclo entero de nuestra expectativa razonable de vida.

Son obra de provocadores, no obstante, las amenazas que acosan a la Tierra y a sus virus más tóxicos y asesinos, los humanos, bueno, una parte de los humanos. El CO2, el Agujero de Ozono, los Tsunámis, las inundaciones de gota fría, los incendios de bosques son, a menudo obra de los mismos neocons que nos dejan a las puertas de las fábricas, con tres palmos de narices. ¿Tenemos capacidad para detener la depredación prematura de la Naturaleza y la dignidad de nuestras humanas vidas?

El incumplimiento del protocolo de Kyoto y la existencia del suficiente arsenal nuclear en nuestro planeta, para arrasarlo cinco veces, nos interroga sobre el sano juicio de esas codiciosas 120 familias del mundo, que según la revista Forbes, acumulan a la fuerza – guerras de ocupación mediando – el 80% de las riquezas del mundo y como diría el gran Wyoming, caiga-quien-caiga.

 

Ojiva nuclear, con la trampilla abierta.

 

Saludamos ¿como nó? La Resolución de la ONU de la semana pasada, sobre la no proliferación ni fabricación de más armamento nuclear. Lamentablemente, existe en el mundo el suficiente arsenal radioactivo, para volar la Tierra cinco veces, según Ecologistas en Acción.

¿Como podremos deshacernos de él? El núcleo de Chernovil sigue humeando, a pesar de las muchas toneladas de hormigón que las autoridades rusas han vertido sobre él. Las trabajadoras y trabajadores de la central, la población asentada a sus alrededores, ha metabolizado mucha, mucha radio-actividad y está sufriendo de diferentes tipos de cánceres, de piel, de sangre, de vísceras.

Respecto al Tsunami de ayer, de 8 grados en la escala de Richter, los falsimedias han manipulado la información, al menos la han recortado, porque muy próxima a la isla de Samoa, se encuentra la mayor fosa abisal del oceano Pacífico, la Falla de San Andrés.

A sus ínferos insondables han ido arrojando las grandes potencias, el G-8 y el G-20, toneladas de barriles conteniendo basura radioactiva procedente de las Centrales Nucleares del territorio de cada una, con una irresponsabilidad similar a la que ha llevado a los magnates españoles al cierre prematuro de sus fabricas en nuestro país, a la declaración injustificada de Eres en cascada.

El agua de la vertical ascendente a esos barriles, hacía tiempo que burbujeaba, que se calentaba el agua del mar.

Mantengámosnos atentos a los informes de la revista Nature, de los grupos ecologistas de nuestro país, de Greenpeace, o los Verdes. Porque es muy probable que tengamos que entrar en acción, como el voluntariado que siguió, la auténtica marea humana que se solidarizó con los gallegos, embutidos en aquellos monos blancos, al derrame de crudo frente a las costas gallegas...solo eran hilillos ¿no?, Sr. Rajoy.

 

 

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