El mapa del mundo

Lieja, Liège, Lüttich, Luik

Un amigo argentino, en su primer viaje a Europa, se llevó una gran decepción al comprobar que los históricos lugares de Aquisgrán, Aachen y Aix-la-Chapelle, que quería visitar, eran, en realidad, la misma ciudad.

Viajar por el Benelux puede resultar desconcertante. Saliendo de Bruselas por la autopista a Lieja, un cartel indica que hay unos 90 kilómetros hasta Liège. Un cuarto de hora más tarde, ya no te diriges hacia Liège, sino a un sitio que se llama Luik. El nombre de la ciudad va cambiando según la autopista pasa por el Brabante valón o el Brabante flamenco. Es imposible perderse porque ambos Brabantes colocan grandes escudos en el paisaje cada vez que se cruza la frontera.

En un tramo de apenas cinco kilómetros por el Brabante flamenco, la Administración aprovecha para colocar otro enorme cartel que insiste en que vas efectivamente a Luik, a pesar de que hace sólo unos segundos te recordaron que faltaban 54 km a Liège. Apenas se ve el paisaje por tantos carteles. Y, viniendo desde Alemania, conviene saber que el sitio que buscas se llama Lüttich.

Las carreteras belgas son en su mayoría monolingües. "Es un desmadre. Deberíamos aceptar que para los carteles de carretera se unifiquen los nombres según en qué parte están; o sea, Liège para todos", dice un empresario flamenco. La variedad de idiomas y culturas en el corazón de Europa es una riqueza que debería ser estimulante para todos. Pero la guerra de carteles en la autopista entre Bruselas y Liège parece simplemente infantil.

Thilo Schäfer

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