El mapa del mundo

Judíos mesiánicos

            La policía israelí está investigando la explosión de un paquete bomba en un domicilio de la colonia judía de Ariel, en la Cisjordania ocupada. El paquete parecía un regalo de Purim, la festividad que acaban de celebrar los judíos, y lo abrió un muchacho de quince años, Ami, que resultó herido de gravedad en todo el cuerpo y está ingresado en un hospital, aunque su vida ya no corre peligro. Ami pertenecía a una familia de judíos mesiánicos o judíos por Jesús, un pequeño grupo de judíos que creen que Jesús es el mesías y que el Nuevo Testamento es la culminación de la Biblia. Los judíos mesiánicos están perseguidos por muchos judíos que los consideran cristianos y denuncian que hacen proselitismo. La vida de los judíos mesiánicos en Israel es muy dura y tienen que ocultar sus creencias para no ser maltratados por otros judíos, especialmente por miembros de la organización Yad leAhim, un grupo que los persigue sin tregua y que con frecuencia organiza manifestaciones delante de sus casas sin que la policía intervenga.

            David Oritz, padre de Ami, ha explicado las heridas que tiene su hijo: "En el cuello tiene un corte profundo de veinte centímetros, como si alguien lo hubiera cortado la garganta. Un pulmón le ha reventado. Tiene quemaduras de segundo grado en el pecho y los brazos, y se ha quedado sin carne en los muslos. Le han amputado dos dedos y los médicos están trabajando para que no pierda los brazos y las piernas. En todo el cuerpo tiene metralla".

            "Cuando vinimos a vivir a Ariel, nos visitó un rabino y nos dijo que no se me permitiría hablar de Jesús fuera de mi apartamento", ha contado David Oritz, quien asegura que en Ariel viven cincuenta familias de judíos mesiánicos. Se estima que en Israel hay unos 15.000 miembros de esa comunidad. "Pusieron carteles por toda la ciudad advirtiendo a la gente que se mantuviera alejada de nosotros y pidiendo que nos excomulgaran. También se organizó una manifestación delante de nuestra casa".

            Viendo cosas así uno no puede pensar cuánta razón tiene el escritor inglés Martin Amis cuando dice: "Si Dios existiera y se preocupara de los hombres, no habría creado la religión".

Eugenio García Gascón / Jerusalén

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