Lisboa// En teoría, la imagen debería inspirar ternura, pero inspira más bien terror. Mejor, pues, no toparse con este aparador mientras uno recorre de madrugada las galerías polvorientas del lugar con una vela temblorosa porque la tormenta dejado sin luz el edificio. Este mueble que aquí se ve es un vestigio de un Hospital de Muñecas fundado en Lisboa en 1830. Así han quedado las muñecas de antaño: inquilinas decapitadas e inmóviles de un tiempo atrapado en un armario. ANTONIO AVENDAÑO
Estás leyendo: Muñecas de antaño
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