el pingue

Saber o no saber de pienso

Hace 29 años yo estaba en la escuela, en la EGB, trasteando entre cromos, entre cacos y tanga de granito -las dos caras de las cajas pequeñas de cerillas- y las canicas. Hace 29 años lo único en lo que yo pensaba era en que llegara el verano de una vez y largarme al pueblo de mis abuelos, para dar rienda suelta al deliencuente en potencia que todos los zagales llevamos dentro. A mí no me interesaba nada más que a la hora de la merienda, hubiera una rebanada de pan con nocilla, o con un chorro de vino y azúcar o una carabina para ir a cazar pájaros.

En aquellos días sólo pensábamos en controlar los horarios de los agricultores con huerta para dar cuenta de las tiernas zanahorias, o de las giganteas, como se llaman a los girasoles grandes cuyas pipas se destinan al trisque en la sombra. Después, guerra con los trozos vacíos de pipas, a dar, a dejar roja la pierna, la cara, los brazos. Y nada de pensar. De vez en cuando sí hacíamos algo productivo como ir a cambiar tubos de riego o a echar pienso y grano a las gallinas de alguno de los compinches. Incluso a tocar campanas: primeras, segundas, terceras. ¡Qué tiempos!

Hace 29 años Fernando Savater escribió en Triunfo un fabuloso artículo titulado "Los pensadores del pienso". La pista me la dio José María Pisa, editor y librero que me hace el honor de comentar y de referenciar lecturas. ¡Cuánto me queda por leer!.

¿Hace tantos años ya existían los pensadores del pienso?¿Seremos nosotros pensadores del pienso como los que lamenta citar Savater? ¿Tan poco ha cambiado el panorama en estos años?

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Animo a leer el artículo de Savater y la magnífica entrevista que la periodista y bloguera Mar Calpena hizo hace unos años a dos referentes de la gastronomía y del pensamiento: Adrià y Manuel Vázquez Montalbán. En aquellos meses éste había publicado el libro, "Saber o No saber". Hace unos días lo compré sin desprecintar por 6€ en una librería de viejo. Imprescindible.

Ambas lecturas, creo,  son un antídoto ante lo cansino que supone estar dando siempre explicaciones sobre los gustos de cada cual. Una vacuna contra los dogmatismos, contra los que pretenden ser gurús, contra todos nosotros que alguna vez pretendemos marcar tendencia. Saber o no saber. ¿Hay que saber para escribir sobre gastronomía?¿Qué hay qué saber?¿Hay que tener memoria?¿Se puede saber sin tener memoria?¿Se puede escribir con prejuicios?¿Somos los nuevos teólogos del pienso?

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