Hace unos días alguien me preguntó por un "placer egoísta". Yo respondí que comer a escondidas la primera lasca de un ibérico o la primera cuña de un queso. Y así ha sido con este nº 100 Etiqueta negra de Quesos Aranburu que me han enviado por ganar el mejor concurso al que me he presentado, y al único. Dentro de una caja negra de cartón, con dos cintas rojas de satén anudadas en el asa, se esconde el pecado, la gula y una verdad: pasión. Si no es así es imposible facturar un queso como éste.
Se supone que la sugestión hace su labor y que el queso te ha ganado antes de probarlo. En este caso las expectativas han sido rebasadas y una adicción más se ha apoderado de mí. He sacado el queso de la bolsa retractilada y ha salido todo el aroma a fresco, a sano y a limpio que se le pide a un queso curado.
La primera impresión es que va a estar algo seco, añejo, con potencia desmedida pero al cortar te das cuenta que ese queso tiene "humedad". El espacio que deja la cuña hace de tester y hueles, comes, cortas, no paras, y recuerdas. Recuerdo la primera vez que mi padre trajo una cuña de Idiazabal, toda una aventura en aquellos entonces en que no había tradición más allá del espléndido queso de la comarca de la Esgueva y el Cerrato. Aún recuerdo comerlo a escondidas e incluso haber dejado el papel en el frigorífico sin el queso dentro. Solía hacer estas cosas y aún hoy me divierte hacerlo e ir rumiando hasta el salón, sonriente, con los labios brillantes y buscar los ojos cómplices de mi santa que puesta en jarras y riendo siempre me dice lo mismo: "ya que estás, haz un pica-pica". Y ese es el momento en el que disfruto tostando pan, frotando tomate y, en su caso, abriendo un par de cervezas o una botella de vino.
Quesos Aranburu, sus ovejas, las manos que rellenan los moldes con cuajada cortada y voltean la pasta prensada, nos han regalado un momento de felicidad, de gozo y de asombro. Gracias a ellos y a Delifunart se entiende, una vez más, que toda marca ha de tener un producto excelso, "sólo para tus ojos", y eso más pasión harán no bajar la guardia e intentar siempre mantener la máxima calidad posible. A partir de ahora, en la alforja de los recuerdos pretéritos e imborrables, aparecerá este queso. Sin ninguna duda.
Comentarios
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