el pingue

Gran Elías Mora, de Victoria Benavides.

La mañana del 24 se presentaba de órdago. Yo tenía que preparar cena y, además, tenía visitas a bodegas de la D.O Toro. La niebla bajaba y, a las 11 de la mañana, la temperatura era de un grado bajo cero, a pesar de lo cual el día era magnífio para darnos un buen homenaje.

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Visitamos una bodega, Elías Mora, que rebosa sencillez y sentido común. Quien la dirige, Victoria Benavides, enganchó al vino -más aún- a todos los que estábamos allí pues, a pesar de estar y hablar de su bodega, expresó su compromiso por controlar todos los procesos y tiempos.

"Yo no me puedo permitir el lujo de no recolectar un año uva porque no me da un 10 sobre 10 de calidad pero sí puedo hacer con esa uva lo máximo. Y si fuera un 10 sobre 10 haría una selección porque no todas las barricas son iguales, ni todos los años, ni los pequeños pagos en los que recolecto uva".

Así de claro lo tiene. Abrir sus botellas fue todo una espectáculo. Eera como si una de entre esas miles fuera su tesoro. Me llamó la atención lo que hablaba de su gente, de sus proveedores y de lo fiel que era a sus pequeños agricultores.

"Qué queréis que os diga pero mis vinos creo que son distintos y pienso que es, entre otras cosas, porque no refresco, no uso prensas neumáticas y optimizo los recursos técnicos, aunque lo mismo es una apreciación mía....."

Nos habló de sus crianzas, los más "afortunados" pues muchas veces son casi vinos para Gran Elías Mora pero por décimas se quedan en excepcionales crianzas.

A la hora de la cata nos sacó toda la gama, roble, crianza y Gran Elías, su preferido, la niña de sus ojos. ¡Y la mía! La que probamos era del 2004. En estos momentos me gustaría ser un "diseccionador" y relatar punto por punto a qué sabe, a qué huele y qué queda después de tomarlo. Elegancia, complejidad, ............¡Quiero más! Y eso es lo que a mí me vale. Un vino de tinta de Toro, domado a base de barricas americanas y francesas, reposado en botella y que al descorchar deslumbra, pues está en su punto óptimo, como Carlos Gallego argumentó y, humildemente, creo que es cierto

Recuerdo la fruta, la buena madera pulida y creo que también un poco de tierra donde crecen esta cepas, tierras llenas de morrillos de gran tamaño, una de las mejores zonas de la DO.

Sin duda alguna quien encuentre una caja del Gran Elías Mora 2004 que la compre y la guarde. Tendrá todo en uno: un vino, una bodega y la pasión de una bodeguera. ¡De "pireta" total!

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