el pingue

Casa Avelino

El gps del coche nos llevó a un sembrado. Luego nos quiso tirar al río, así que la solución fue apagar y dejar descansar a la persona que va dentro y ordena girar o ir todo recto. Al llegar a la puerta del restaurante Casa Avelino, me di cuenta que ese sitio estaba marcado con una cruz por muchos y era por algo: no podía acercarme a la barra del bar porque estaba repleto de gente, tomando vinos, tapas, cervezas,...... Empezábamos bien.

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Al abrir la carta, los recuerdos, la memoria gustativa se hizo presente y el delirio se apoderó de nosotros: Ensalada de pimientos asados y bacalao, alcachofas con jamón, perdiz estofada, manos de cerdo con pisto y huevo escalfado.  Absolutamente delicioso, de toma pan y moja. Tanto es así que el camarero ni preguntó:"no le digo si estaba bueno porque veo que ha comido usted muy bien la perdiz". Mi plato -discupas por la ordinariez- era un osario. El de ella un cuadro de Tapies en borrador. Los ojos chiribita y la cartera bien cuidada.

Comida memorable, monumento de cocina, manos bien curtidas en el oficio. Salón muy agradable y servicio discreto pero cercano. Como dirían "los más" : un must. En Burgos, además de una catedral, hay templos que visitar. Uno de ellos,  Casa Avelino.

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Casa Avelino

c/Emperador, 58 

Burgos

tlf: 947 206 192

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