el pingue

Aurelia y su mundo

En esto de la gastronomía, la última moda es dividir entre buenos y malos, tecnoemocionales y neotradicionales, como si fuera una división racional, sencilla, accesible y que nos da el derecho , allí donde estemos, a ser los sheriffs. Sin embargo, yo creo que el mundo de la gastronomía no se diferencia en nada del mundo real más allá del quicio de la entrada al restaurante, es más unos y otros deberíamos aprender a convivir, como las torrenteras y corrientes gastronómicas.

Mi división está basada en con quién o quiénes me sentaría a comer. Me parece más humana y sincera. Hoy, por cierto, Aurelia, la mamma, nos tiene a su mesa. Ha preparado todo un festín de fabes con chacinas secas de Villarcayo, Mencías del Bierzo, pan candeal y una buena botella de cava Privat para rematar. Además, la Esther, nos traerá una bandeja de hojuelas y no faltarán unas berenjenas de Almagro para las cañas.

Ayer, mientras me ofrecía a ayudar en el banquete como cada año, ella me recordaba que hace unos años, no tantos, hubo alguien que le dio el día. Bueno, se lo dio a ella y a muchos otros que contemplaban como había gente que vivía y hacía vivir a los ciudadanos, bajo patrones siniestros.

Cada año, y ya van "sesenta y", una lágrima le asoma recordando aquel día. Por eso y porque así lo vivo cada día, mi mundo se divide entre quienes serían mis invitados o yo el suyo, y quienes no.

Por lo que parece, en Público, me han invitado a su mesa, cuando hace un año yo, en mi versión Pingüe Gourmet, desayunaba con el primer ejemplar del otro lado de la pantalla, leyendo a BopPop. Así, que pasen 100 años... Y el mundo sea la versión de Aurelia.

Más Noticias