el pingue

Un concurso. Una oportunidad. "Cocinero del año"

Antes de nada quiero dejar claro que los concursos no me gustan y tampoco creo que se premie lo mejor, "universalmente" hablando. Si  son concursos de cocina la cosa se complica, pues todo es a criterio, gusto y oficio del individuo-jurado. En cualquier caso, todo resultado será subjetivo y terreno abonado para recelos y adhesiones.

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La semifinal de Castilla y León del concurso Cocinero del Año tuvo como ganador a José Ignacio Rojo, del restaurante La Galería de Quintanadueñas, Burgos. Me llamó la atención nada más entrar en la habitación, donde estaban expuestos todos los platos, lo arriesgado de la propuesta: "Hay una vieira en la luna". No puedo hablar del sabor ya que no lo probé pero si fue éste y los otros dos platos los que compusieron el menú ganador, es porque a criterio del jurado lo merecían.

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Sin embargo, tengo la sensación de que los concursos cada vez premian más lo que impacta que lo que importa. ¿Lo que importa a quién? A mí, sin lugar a dudas. Creo que este tipo de evento ha de existir, es una manera más de negocio y como tal es muy interesante que perdure en el tiempo. Además está francamente bien organizado. Pero a lo que me refiero es a si no tendría que existir una variante dedicada a los "cimientos". ¿Cimientos?

Estoy con ganas de ver un concurso en el que lo que se juzque sea el oficio, la base de cocina, los fondos, los puntos de cocción, la procedencia, cría, características de los productos, estacionalidad, entorno, .... Es decir, que se premie todo el conjunto. Resuenan en este momento las palabras de Adrià pidiendo a los jóvenes "paciencia"....

Con esto no quiero decir que los que allí fueron y se batieron el cobre no fueran grandes cocineros y cocineras, no,  es más, había platos notables y con un aspecto más que apetecible, incluído el segundo del ganador, "Otoño en la sierra". Quiero decir que un cocinero no es sólo el que monta platos con mayor o menor gracia, no es quien ha aprendido una técnica y la aplica "a todo lo que se mueve", ..... Creo que hay que exigir estilo propio.

Cada día, y lo veo en las clases, es más necesario asentar cimientos. Para esto es muy importante la labor docente y el ansia de conocimiento exigible a todo cocinero. Si esto no se logra los cocineros pasaremos a ser meros ensambladores de piezas a lo Ikea, sin preguntarnos de dónde, cómo y por qué. De todas formas es mi opinión y es posible que equivocada.

Muchísima suerte a José Ignacio Rojo en la final. Suerte también a los que se presentan a la 6º semifinal de San Sebastián. Y gracias  a la organización por invitarme.

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