El run run

Raúl, más duro que Fidel con los presos

Nacido en La Habana hace 57 años, el diputado del PP Teófilo de Luis estimula periódicamente el celo del ministro Miguel Ángel Moratinos ante las penurias de los presos políticos cubanos. De Luis le da nombres de presos enfermos: Ariel Sigler Amaya, del movimiento Opción Alternativa; Alfredo Noa Estupiñán, Alfredo Domínguez Batista, José Daniel Ferrer García, Rolando Jiménez y otros del Movimiento Cristiano de Liberación de Oswaldo Payá. Ni en estos ni en otros casos logra sorprender al ministro, pues el embajador Manuel Cacho conoce su situación e intercede por ellos en el marco del diálogo bilateral abierto en 2007 y extendido a finales de 2008 a la Unión Europea. "En numerosas ocasiones –explica Moratinos– se ha solicitado a las autoridades cubanas la concesión de Licencias Extrapenales (LEP) para presos de conciencia en mal estado de salud, pero la política de concesión de LEP se ha vuelto muy restrictiva en los últimos años, lo que el Gobierno lamenta". Para hacerse idea de cómo las gasta Raúl Castro, Exteriores señala que "ni siquiera permite a los sanitarios de la Cruz Roja visitar a los presos". Los que peor lo están pasando son los 75 detenidos en la "primavera negra" de 2003, que fueron condenados a 20 años prisión. Si la ruptura del diálogo con el régimen cubano durante la etapa de José María Aznar les ayudó nada, la jefatura de Raúl, menos.

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