El tablero global

Vuelve el fascismo, promovido desde el PP

A nuestro ministro del Interior le parece que "no hay que generar alarma social" ni cuando los neonazis atacan la delegación de la Generalitat en Madrid y causan cinco heridos. Pero un escalofrío está recorriendo la espina dorsal de Europa porque, una vez más, y otra vez en medio de una gravísima crisis económica y de valores, la ultraderecha escala desenfrenada hacia el poder político... incluso en Francia, donde algunas encuestas ya colocan en primer lugar para las próximas elecciones europeas al Frente Nacional de Marine Le Pen.

En cambio, Jorge Fernández Díaz sostuvo tras el asalto al Centro Cultural Blanquerna que ese auge neofascista "no responde a la realidad". Como es costumbre con las declaraciones de los ministros del PP (que parecen vivir en una realidad aparte) inmediatamente después (incluso antes) los hechos han desmentido rotundamente sus afirmaciones... quizá fundadas en una cierta incapacidad para distinguir el fascismo de la política neoliberal de su propio partido.

Previamente, en agosto, el líder de las juventudes del PP de Xátiva, Xesco Sáez, apareció haciendo el saludo fascista en su perfil de Facebook y no sólo no fue sancionado sino que incluso recibió el respaldo de las Nuevas Generaciones de otras localidades. Así que poco puede extrañar que la nueva campaña en vídeo lanzada ahora por los conservadores #SomValencians incluya un vídeo en el que aparecen militantes de los ultraderechistas España 2000 y Grup d´Acció Valencianista.

Nada más comenzar los calores del verano, el Gobierno de Rajoy empezó a retratarse: primero, la televisión pública de todos los españoles, RTVE, utilizó el apelativo "caudillo" para referirse al dictador fascista; y después del interregno de agosto, el Ejecutivo avaló que se siga llamando "Generalísimo" a Francisco Franco, como se hace en el Museo del Ejército del Alcázar de Toledo, por "estrictos criterios museográficos". Todo ello para mantener las tesis del politólogo franquista Juan Linz al servicio de la Guerra Fría, como explicaba magistralmente en Público hace poco el profesor Vicenç Navarro.

Infunde espanto que todo esto ocurra en nuestro país –no sólo impunemente para los promotores de la ideología fascista, sino bajo el amparo del partido en el poder– mientras el resto del mundo civilizado trata de contener el resurgir de ese ideario tan querido por los actuales dirigentes del Partido Popular. Cuando la Justicia argentina dicta orden internacional de arresto contra torturadores del franquismo por crímenes de lesa humanidad, la Fiscalía española se niega a cumplir los compromisos jurídicos internacionales de España, aduciendo el indefendible argumento de que "hace mucho tiempo" que ocurrieron esas monstruosidades imprescriptibles. Cuando la mismísima ONU exige a España que acabe con la "impunidad en los casos de desapariciones forzadas ocurridas durante la Guerra Civil y la dictadura", nuestro ministro de Exteriores responde que "estudiará con cuidado" el asunto, y vuelve a enterrar esa aberración en un cajón, como si 130.000 desaparecidos y decenas de miles de niños robados fueran peccata minuta. Igual que el Gobierno español ha hecho cada vez que la comunidad internacional le ha exigido que repudie la barbarie fascista del franquismo.

No hay interlocutor alemán, francés, británico, estadounidense, italiano, nórdico... que no muestre su horror e incredulidad cuando se entera de que España es el único país del mundo donde se niega toda reparación, cualquier tipo de justicia, incluso el mero consuelo de dar entierro digno a sus familiares fusilados o torturados hasta la muerte por una dictadura filonazi, a las víctimas de esa monstruosidad franquista que hoy sigue defendiendo el PP. Las instituciones jurídicas continuadoras de ese régimen dictatorial, mal llamadas hoy "Administración de Justicia", cercenan todo intento de hacer verdadera justicia e incluso inhabilitan a los jueces que se rebelan ante tamaña injusticia, insensibles e indiferentes al escándalo internacional que eso provoca. Como bien dijo Baltasar Garzón a la jueza argentina María Servini, "en España no hay ninguna posibilidad de investigar el franquismo".

No sólo eso, sino que las autoridades del PP están exaltando hasta el propio nazismo, como han hecho en un mercadillo amparado por el ayuntamiento en el colegio público Príncipes de Asturias de Quijorna (comunidad de Madrid), justificando que "la exposición no está pensada para fijarse en las cruces gamadas, sino en símbolos militares". Es decir, los miembros del Partido Popular equiparan a todo Ejército con el significado de la parafernalia hitleriana. Lo asombroso es que Alemania –más todavía Israel– se sientan a gusto colaborando con semejante Gobierno negacionista del fascismo franquista y colaboracionista con los neonazis españoles.

Por todo ello, la Historia condenará a este PP neofascista, pero también a los gobernantes de otros países que le son cómplices.

 

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