A contracorriente

La gran polarización de la era neoliberal

Nuevamente se enfrentan en Brasil el Partido de los Trabajadores (PT) y el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB). Se trata de una repetición burocrática del pasado. ¿Refleja una falta de renovación en la política? ¿O es la misma realidad que permanece y plantea a Brasil —y a América Latina— las mismas alternativas?

El Gobierno de Cardoso y los gobiernos del PT han polarizado la vida política brasileña de los últimos 20 años, ya que se corresponden con las alternativas centrales de nuestro tiempo: neoliberalismo frente a antineoliberalismo. El primero ha representado, de forma ortodoxa, un programa neoliberal que logró contener la inflación, pero al precio de un acentuado proceso de exclusión social que acabó volviendo a ella y con el país en una profunda y prolongada recesión.

Los gobiernos del PT se han constituido en base a las siguientes premisas antineoliberales:

a) Modelo de desarrollo económico con distribución de renta en lugar de la prioridad del ajuste fiscal.
b) Prioridad de la integración regional y los intercambios Sur-Sur, con el rechazo a los Tratados de Libre Comercio con EEUU.

c) Rol activo del Estado como inductor del crecimiento económico y garantía de los derechos sociales, en contra de la centralidad del mercado.

Desde entonces las alternativas de Brasil han girado alrededor de ese eje: neoliberalismo o antineoliberalismo. La derecha no ha encontrado alternativa, aunque haya esbozado un camino distinto con José Serra, en la campaña de 2010, para volver al mismo cauce del Gobierno de Cardoso. Eduardo Campos llevó al Partido Socialista Brasileño (PSB) a romper con el PT, pero tanto él como Marina Silva recayeron en alianzas estratégicas con el PSDB alrededor de propuestas de neto corte neoliberal.

La izquierda radical tampoco ha logrado formular un proyecto alternativo al del PT, que le permita aglutinar fuerzas propias, permaneciendo —como se ha confirmado en estas elecciones— como partidos sin capacidad de constituir una fuerza propia y así romper la polarización fundamental del campo político. Éste sigue reflejando la gran polarización del período histórico actual, entre neoliberalismo y posneoliberalismo.

Por esas razones, parece redundante la oposición entre PT y PSDB, porque corresponde a la era neoliberal, todavía hegemónica a escala mundial y en América Latina. Teóricamente se puede divagar sobre el problema, pero la realidad es implacable y determina los proyectos que corresponden a la situación concreta del período histórico actual. El resto queda en el papel.

Los gobiernos progresistas latinoamericanos, con sus particularidades, corresponden a esa polarización. Por ello perduran en el tiempo. Hugo Chávez y las fuerzas que lo suceden en Venezuela. Evo Morales en Bolivia. El kirchnerismo en Argentina. El Frente Amplio en Uruguay. Rafael Correa en Ecuador. El PT de Lula y Dilma en Brasil.

Porque son gobiernos que contestan al desafío más grande de nuestra época: la superación del neoliberalismo y la construcción de alternativas a ese proyecto de radicalización del capitalismo. La polarización de hoy actualiza la contradicción fundamental de Brasil y América Latina contemporáneos, entre neoliberalismo y posneoliberalismo.

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